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Björk sale del abismo y entra en el MoMA Este será el gran año de la cautivadora artista islandesa: nuevo disco dominado por la superación del dolor, una exposición multisensorial, regreso a los escenarios, 50 cumpleaños... TEXTO HELENA CELDRÁN Y JOSÉ ÁNGEL GONZÁLEZ
É
rase una vez una niña llamada Björk Guðmundsdóttir (Islandia, 1965). Aunque sus padres, un electricista sindicalista y una militante ambientalista contra la maldad del progreso, no eran especiales –o sí lo eran, porque todos los padres merecen la singularidad–, el cuerpo de la niña estaba regado por sangre que reunía las opuestas cualidades de ser helada y candente. Algunos decían, reiterando proféticas sagas, que estaba llamada a ser una reencarnación de los escaldos, guerreros y poetas a la vez. El tatuaje en el antebrazo izquierdo de Björk, a la misma altura y en el mismo meridiano anatómico del corazón, es un vegvísir (del islandés vegur, senda, y visir, guía), un compás rúnico, un símbolo de ocho líneas cruzadas en forma de estrella y rematadas por picos multiformes. Extraído de un viejo manuscrito de la fértil mitología nórdica, se le atribuye el poder de garan-
dad. Los más recientes –Medúlla (2004), Volta (2007) y Biophilia (2011)– eran fríos y espectrales, como si la maquinaria del compás rúnico estuviese mareada. La senda de quien ha sido llamada «la ciudadana más famosa de Islandia desde Leif Eriksson», tal vez el primer descubridor de América, desemboca en 2015 en el año Björk, o eso parece dada la inundación que se avecina: exposición integral en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), disco de estreno –Vulnicura, recién editado tras una filtración masiva en internet–, regreso a los escenarios, alianza con nuevos ‘socios’ musicales y celebración del 50 cumpleaños de la cantante a la que alguna vez creímos capaz de ser eternamente niña. Al tiempo y por primera vez, Björk sufre tras una dolorosa ruptura sentimental. «Como dicen en Islandia, ahora mismo en mi vida no hay descuentos, ninguna salida fácil», ha declarado.
La muestra del MoMa, desde el 8 de marzo
Tiene una voz de robusto soprano con la que cubre un registro de tres octavas tizar una travesía segura aunque las peores tormentas ataquen sin aviso previo. La niña erró por el mundo desde muy pronto. Grabó su primer canto en 1977, a los 12 años: una versión de la canción de música disco I Love to Love (But My Baby Loves to Dance). La expresión «voz celestial» fue pronunciada la primera de un sinnúmero de veces. Los términos «desenfado», «garbo», «prodigio» e «inventiva» también se unieron al espiral coro de halagos. No es discutible que caminó con paso seguro. Estaba convencida de lo que hacía y, administrando un magnetismo arrebatador, se convirtió en vendedora de éxitos: más de 20 millones de copias de sus discos han sido despachadas en el mundo. Conviene apuntar que el más popular, con casi cinco millones de ejemplares, es el lejano y primario Debut (1993), que presentó a Björk como reina de la electrónica inteligente y anunció la llegada, según nos dijo a grito pelado (su voz de robusto soprano cubre un registro de tres octavas) y con ritmo electro, de tiempos de gran sensuali-
al 7 de junio, será una crónica de la andanzas por el mundo de la artista. Con producción del museo y financiación especial de la fábrica de automóviles Volkswagen, la pinacoteca, confirmando que el pop asesinó a las estrellas del lienzo, fusila el modelo de la exposición de más éxito de los últimos años, David Bowie is... El público es invitado a una de esas experiencias que ahora llaman «inmersivas», es decir, bisensoriales (vista y oído), con sonido, películas, instrumentos, trajes y fotos firmados por los muchísimos prima donnas seducidos por Björk. «Es una artista extraordinariamente innovadora cuyas contribuciones a la música contemporánea, el vídeo, el cine, la moda y el arte han causado un enorme impacto mundial sobre su generación», dice el comisario, el alemán Klaus Biesenbach, dos años más joven que la diva y director del MoMA PS1, el apéndice donde el museo neoyorquino aloja lo más-moderno-todavía. Anuncia que estrenarán un audiovisual en 3D del realizador y animador californiano Andrew Thomas Huang, director del videoclip Mutual Core (2012), donde Börk se funde con las placas tectónicas de su patria volcánica; y una pieza narrativa de ficción-realidad escrita por la cantante y su viejo amigo Sjón, poeta y novelista del que se puede leer en español El zorro ártico (Nórdica Libros).