ESCUELA DE PADRES Y MADRES
CÓMO ESTABLECER HÁBITOS SALUDABLES DE ALIMENTACIÓN DESDE INFANTIL
Una
alimentación variada y equilibrada es fundamental para el
crecimiento y desarrollo de nuestr@s hij@s; además les permite tener energía todo el día y les previene de enfermedades. Debemos saber que desde la etapa de infantil se asientan las bases para que en un futuro nuestros hijos coman de forma saludable. Cada niño es diferente y tiene gustos y necesidades alimenticias distintas, siendo que pasan una etapa entre el primer año y los cinco años donde pierden interés por la comida y donde no requieren tanta energía porque su ritmo de crecimiento se vuelve más lento; es por ello muy habitual que en estos años los padres podamos percibir que nuestro hij@ come poco o menos de lo que comía antes. Para que el niño adquiera unos buenos hábitos de alimentación, es importante: Comer en familia, pues los niños aprenden las normas de la mesa imitando a sus padres a lo largo de la etapa de infantil (pedimos las cosas por favor, damos las gracias, transmitimos la importancia de comer de forma saludable ofreciendo un amplio abanico de alimentos- lo que implica una Colegio Plurilingüe Divino Maestro Ourense
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compra
de alimentos
saludables-,…),
se relacionan en
un tiempo
de
tranquilidad, sin preocupaciones y sin prisas. Cuando existe un ambiente hostil, de indiferencia entre los miembros,… el niño puede manifestar su malestar mediante comportamientos de rebeldía para comer, consiguiendo así llamar la atención de sus padres. Fomentar la autonomía de nuestr@ hij@, dejando que realice todo lo que pueda hacer, aunque esto sea más costoso en tiempo y esfuerzo (comer, poner y recoger sus útiles, colaborar en la elaboración de la comida, lavarse las manos siempre antes de comer y cepillarse los dientes después de cada comida). Establecer y respetar el lugar, la forma y las horas para comer ayuda a que las conductas se conviertan en buenos hábitos para el niñ@. Hacer de 4 a 5 comidas al día. Mientras se está comiendo permanecemos sentados; en ocasiones es conveniente obligarle a estar sentado; sentamos al niñ@ cuando la comida está lista y si se levanta no le llevamos la comida; le avisamos de que la comida se enfría, que el tiempo de comida se va a terminar y se quita la mesa. Le animamos a que coma pero si no lo hace se le retira la comida sin transmitirle nuestra preocupación o ansiedad; no picará hasta la próxima comida. Si come le reforzamos la conducta prestando atención, elogiando,... Evitaremos que la comida esté condicionada al castigo cuando no la termine, pues debe asociar los alimentos con una necesidad agradable y positiva para nosotros.
Consumiremos preferentemente alimentos como frutas, verduras o legumbres y pescado, agua y zumos naturales, utilizando aceite de oliva virgen; evitaremos el consumo de fritos y rebozados, embutidos, comida rápida, bollería, dulces y chucherías, bebidas azucaradas y aperitivos
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Dedicarle tiempo al desayuno; es la comida más importante del día y debe ser variado y completo (zumo o fruta, leche, cereales o pan), proporcionando al niñ@ la energía necesaria para llevar a cabo sus tareas (mejora su capacidad de atención-concentración y facilitará la adquisición de los aprendizajes). Darle la posibilidad de que degusten alimentos nuevos desde pequeños en pequeñas dosis para que su paladar se acostumbre a nuevos sabores; si los forzamos a probar algo, obtendremos su rechazo. No debemos ceder ante las primeras negativas hacia una comida, pudiendo negociar con él/ella la cantidad mínima de esos alimentos e ir ampliándola con el tiempo o intentarlo pasados unos días elaborando platos atractivos para ellos; el niño puede rechazar un alimento porque hay otros que le apetecen más y/o porque sabe que sus padres le pueden llegar a satisfacer sus pretensiones (consienten que el niño sea quien domine la situación, se vuelva consentido y sobreprotegido, pudiendo trasladar estas conductas a otros ámbitos de su vida social). Es importante que el niñ@ conozca el menú y que respetemos el orden de presentación.
El modelo de conducta que asuma el niño en cuanto a hábitos de alimentación será el que le ofrece la familia; la actitud del hij@ depende, en buena parte, de la actitud que adopten los padres
Debemos tener confianza en la capacidad de autorregulación de nuestro hij@; él es el único que sabe si tiene o no hambre o si se siente o no “lleno”; si no desean comer cuando le corresponde, se le vuelve a ofrecer en el próximo tiempo de comida; los niños no se mantienen “llenos” durante mucho
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tiempo y necesitan comer cada pocas horas (su estómago es pequeño, su nivel de energía alto y su crecimiento rápido), por lo que es probable que se sientan hambrientos a menudo. No debemos forzar a que coma todo lo que tiene en el plato para conseguir que no pida comida al poco tiempo, pues debe aprender a percibir las señales de “estar lleno” para evitar problemas con la comida más adelante y además es preferible que si no le llega, pida repetir; debemos buscar más la calidad y no tanto la cantidad. En algunos casos, el hecho de que un niñ@ quiera comer todo el tiempo, podría ser manifiesto de que la comida fuese una forma de alivio a emociones negativas como ansiedad, aburrimiento, necesidad de que le prestemos atención, vida sedentaria, etc. Por lo que sería bueno llevar un registro de cuándo nos pide comida, analizar los posibles motivos y plantear alternativas. Si prohibimos algo, generalmente provocamos un mayor deseo por ello, por lo que puede llegar a comer a escondidas o negarnos que lo haya hecho. No
debemos
caer
en
el
error
de
pensar
que
aquellos
niños
sobrealimentados y gruesos son más sanos y fuertes que los que están físicamente delgados.
Los padres debemos ser el elemento primordial y
estímulo para que
nuestros hijos adquieran un estilo de vida saludable, siendo siempre ejemplo a seguir por ellos.
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