INFORME DE ANÁLISIS LÍTICO DEL SITIO CEMENTERIO TUTUQUÉN, COMUNA DE CURICÓ, PROVINCIA DE CURICÓ, VII REGIÓN DEL MAULE.Responsable de análisis: Antonia Escudero Martínez Arqueóloga, Universidad de Chile 30 de Junio de 2014
2 . Matriz o forma base: Clasificación nominal con las categorías a) Derivado de talla, considera tanto desechos de talla, como instrumentos manufacturados sobre lascas y láminas; b) Núcleo, que incluye además instrumentos elaborados en base a éstos; c) Guijarro, si claramente fueron elaboradas desde un
1 . Fractura: Clasificación nominal con las categorías completa, porción proximal, porción medial, porción distal.
INTRODUCCIÓN
2 . Definir las etapas de producción representados en las cadenas operativas en el asentamiento.
Cementerio Tutuquén (34°58’24 S/71°16’15 W) se ubica 2 km al oeste de Curicó, en la confluencia de los ríos Teno y Lontué. El sitio fue reconocido debido a las excavaciones generadas en medio de la construcción de un retén de Carabineros de Chile en el 2005. Fueron realizadas actividades de salvataje y rescate en dos campañas de excavación, las cuales revelaron la presencia de 42 individuos, que se estudiaron desde perspectivas bioantropológicas y estratigráficas. Los resultados de estos estudios proponen la existencia de al menos dos grupos, uno de temporalidad Arcaica y otro alfarero; estos últimos se encuentran en modo de enterramiento denominado como fosa, las que intervienen los entierros previos. Según los antecedentes cronológicos, las fechas obtenidas desde los restos óseos directamente denotan una larga ocupación del sitio desde los 10.600 años hasta el 1000 AP; esta última correspondiente a los individuos de temporalidad alfarera Se reconocieron en total 19 entierros pertenecientes al Arcaico (8 femeninos y 11 masculinos) y 10 alfareros (5 femeninos y 5 masculinos), mientras que 13 son subadultos de temporalidad y sexo indefinido.
1 Clasificar los conjuntos líticos por medio de las distintas variables de procedencia, tecnológica y morfo funcionales consideradas para el análisis.
El objetivo general de este trabajo de análisis es caracterizar el conjunto de material lítico recuperado de este contexto, con la finalidad de interpretar aspectos de la organización tecnológica lítica de las sociedades que generaron este contexto (Nelson, 1991). A partir de este objetivo general se plantean los siguientes objetivos específicos:
METODOLOGÍA
3 . Definir función de sitio.
El análisis del conjunto lítico se llevó a cabo a partir de una división metodológica considerando, por una parte, los subproductos de talla, definidos como los desechos pétreos resultado del desbaste de núcleo y/o manufactura de instrumentos marginales o bifaciales. Por otro lado, tenemos los instrumentos, entendidos como todo aquel elemento que posee retoque, el que le entrega una forma y ángulo en pos del cumplimiento de alguna función (Piel Desruisseaux 1989). Se ejecutó, por lo tanto, un análisis morfo funcional del conjunto lítico (Piel Desruisseaux, 1989), el cual permitió definir categorías genéricas tanto de instrumentos como de sub productos del proceso de talla, con el fin de caracterizar las labores realizadas en estos contextos.
Tanto los desechos líticos como los elementos formatizados fueron ingresados en una base de datos, la cual fue elaborada considerando las siguientes variables de análisis.
El análisis del material lítico proveniente del sitio Cementerio Tutuquén, ubicado en la VII Región del Maule, da cuenta de un conjunto que sumó un total de 2542 piezas de las cuales se analizó el 100%. Se identificaron principalmente desechos del proceso de talla, categorías formales e informales talladas, además del conjunto pulido piqueteado (molienda, percutores, piedras horadadas, sobadores, yunques y Elotros).
3 . Materia prima: tipo de roca considerando aspectos macroscópicos como color, traslucidez, textura, granulometría (Aragón y Franco 1997), con la clasificación general de obsidiana, cristal de roca, cuarzo, calcedonia, sílice, basalto y andesita.
7 . Técnica de extracción: Categorías nominales que incluyen percusión dura, percusión blanda y presión.
8 . Dimensiones: Categorías de medida métrica máxima, a través de círculos graduados cada 5 mm según la propuesta de Andrefsky (1998), sólo para piezas completas.
13 . Técnica astillamiento: Clasificación nominal que incluye las categorías percusión dura, percusión blanda, presión, percusión dura y blanda, percusión blanda y presión, y por uso 14 . Coordenadas polares de astillamiento: Define la cantidad de bordes con astillamiento de un instrumento (Andrefsky 1994).
11 Tipología: Clasificación tecnológica (Shott 1996) según las categorías nominales de desecho de retoque, desecho desbaste marginal, desecho de desbaste bifacial, derivado de núcleo, punta de proyectil, preforma, bifaz, raspador, raedera, cuchillo, cepillo, muesca, denticulado, tajador, núcleo, derivado con modificaciones, instrumento agrícola En relación a los instrumentos, se consideran además las variables
15 . Extensión del astillamiento: Clasificación nominal que incluye las categorías marginal simple, marginal doble, bimarginal simple, bimarginal simple opuesto, bimarginal doble, facial, facial marginal simple, facial bimarginal, bifacial, atípico
5 .Talón o superficie de percusión: Clasificación nominal con las categorías a) Natural, que conservan en su superficie la corteza de la matriz original y se generan en los procesos de talla primarios (De Souza, 2003). b) Plano, no muestran corteza ni huellas de facetados previos, son representativos de la formalización de instrumentos no bifaciales y se generan en la reducción de núcleos posterior a las fases más iniciales y en la talla unifacial de derivados de núcleo, (De Souza, 2003). c) Puntiforme, plataforma pequeña y puntual del derivado, sin facetas. Son representativos de aquella percusión blanda y específica, para el retoque o reactivado de filos (Rivera, 2006). d) Facetados, que evidencian facetados previos en su superficie y son representativos de la reducción multidireccional de núcleos o matrices bifaciales (De Souza, 2003). e) Seudofacetados, que muestran facetas y poseen una notoria inclinación hacia la cara dorsal de la pieza, siendo representativos de la reducción multidireccional de núcleos o matrices de técnica bifacial, especialmente en sus fases intermedias y finales (De Souza, 2003). f) Rebajados, presentan las mismas características de facetados pero más regulares en una cara (anverso) de la pieza (Rivera, 2006).
clasto ovoidal de río y quebradas; d) Clasto indefinido, corresponden a las piezas que no pueden ser clasificadas claramente en ninguna de las categorías anteriores.
12 . Sección y sectra: Clasificación nominal que incluye las categorías plano/plano, trapezoidal, plano/convexo, cóncavo/convexo, elipsoidal, biconvexo, subtriangular e irregular
16 . Formalidad: criterios nominales que incluye las categorías de formal e informal (Andrefsky 1994), el cual se basa en el grado de inversión de trabajo comprometido en la elaboración de los instrumentos.
A partir de todas las variables descritas previamente, se elaboraron tablas y gráficos que permitan describir el conjunto analizado, tanto en frecuencias absolutas (N) y relativas (%), como las asociaciones establecidas entre las mismas. Una vez que se determinaron las frecuencias de todos los atributos mencionados para estos materiales, se realizó un análisis estadístico descriptivo en donde se sistematizó la información obtenida, permitiendo explorar la relación entre las variables tecnológicas y espaciales.
g) Indeterminados, no se puede definir debido al estado de conservación o por el nivel de talla avanzado que presenta la pieza (instrumentos). h) Ausentes, inexistentes debido a la fractura de la pieza.
6 . Corteza anverso: Categorías ordinales de 0% (ausencia total); 50% (presencia baja), 50% (presencia media); +50% (presencia alta), 100% (presencia total)
4 . Calidad para la talla: Categorías nominales que incluyen muy buena, buena, regular, mala. Esto, en el entendido que las poblaciones prehispánicas hacían uso de los recursos líticos de acuerdo a requerimientos cualitativos de desempeño, y no a partir de una taxonomía petrológica (Méndez 2007).
Para este fin, se realizó una separación entre el soporte de molienda y las manos de moler, en donde se considera al primero como la base en donde se deposita y muele elementos varios (p. ej. granos, pigmentos y vegetales), mientras que el segundo, es el instrumento aprehensible y móvil con el cual se ejecuta la acción de moler. Además, se consideraron sobadores, piedras horadadas, yunques, piedras horadadas y una categoría específica de molienda como son los micromorteros. Esta última categoría se define como guijarros que poseen una o dos pequeñas horadaciones iniciales que se encuentran en ambas caras del artefacto que no se encuentra formatizado y que, generalmente, se asocia a la presencia de pigmento rojo. Un aspecto en la identificación de tales piezas es la conservación, para lo cual se definieron porcentajes de completitud de los elementes considerando las categorías 25%, 50%, 75% y 100% (completa). Se reconocieron atributos métricos de las piezas (largo, ancho y espesor), los cuales sólo fueron registrados para los elementos completos, o en aquellos en que su estado de fragmentación permitiera obtener algunas de estas medidas. Dentro de esta caracterización general se incorpora también la descripción del tipo de roca (granito, basalto, andesita, etc.).
En cuanto a las variables morfológicas de análisis se evaluó la forma general, considerando las categorías esférica, ovoidal, rectangular, alargada e irregular. Una segunda variable fue la morfología de la sección de la pieza, que consiste en la observación del perfil de los instrumentos, identificando las categorías biconvexa, plano convexa, cóncavo convexa, plano cóncavo, biplana e irregular. En caso de que el nivel de fragmentación de las piezas sea muy elevado, se utilizó la categoría “no observable” para ambas Referentevariables.
Relacionado con lo anterior, se caracterizó la intensidad de uso de los instrumentos definida según las siguientes categorías: inicial, intermedia, avanzada y agotada. Tales categorizaciones se definieron a partir del adelgazamiento de la sección factible de ser usada. Todas estas variables de análisis fueron procesadas a partir de tablas que permitan la caracterización general cualitativa del conjunto pulido.
El análisis de los implementos de molienda y otros guijarros pulidos consideró una evaluación de variables morfológicas y tecnológicas, lo que permitió una adecuada caracterización de tales instrumentos.
a los aspectos tecnológicos del conjunto, se tomó en consideración la formatización de los instrumentos (presencia/ausencia). Esto fue identificado a partir de la presencia de piqueteo y/o desgaste perimetral, lo que corresponde a evidencias de la modelación efectuada durante la manufactura de estas piezas. Tal regularización de sus contornos tuvo como objetivo otorgarle una morfología óptima para su manipulación. Además, se identificó la cantidad de caras de uso (una, dos o más) de los instrumentos, ya que esta es una variable muy significativa para evaluar la intensidad de uso y la reutilización de estas piezas. En sus superficies se reconoció el tipo de huella de uso que presentan, las cuales se definieron según atributos como: pulimento, desgaste, piqueteo, trituramiento, estrías y lascados. Asimismo, se consideró la ausencia de las mismas.
Por otra parte, el conjunto de lítica pulida/piqueteada considera los instrumentos de molienda, herramientas de trabajo de talla (percutores/yunques), adornos pulidos, u otras piezas elaboradas mediante el desgaste de su superficie.
Otra de las variables tecnológicas evaluadas fue la de reactivado (presencia/ausencia). Esto se reconoció desde la presencia de piqueteo y, como ya se señaló, con el nivel de desgaste de la(s) cara(s) de uso.
En la muestra existe otro grupo de piezas que corresponden a instrumentos asociados a la talla lítica, los denominados percutores. Para tal conjunto, también se trabajó sobre una base de datos, la cual incluyó aspectos generales de caracterización y variables de uso de los mismos.
Con el objeto de realizar una descripción general de estos instrumentos, se evaluó la conservación a partir de la definición de porcentajes de completitud de las piezas, considerando las categorías 25%, 50%, 75% y 100% (completa). Otro aspecto de caracterización general fue el tipo de roca (granito, basalto, andesita, Asimismo,etc.).
Los inicios del poblamiento americano (alrededor de los 13.000 a.p.) se caracteriza por la presencia de grupos de cazadores recolectores de alta movilidad, cuyo modo de subsistencia sería la caza de fauna finipleistocénica (p. ej. mastodonte) y la recolección de recursos vegetales. Tradicionalmente este periodo se ha denominado como Paleoindio, no obstante, hoy en día el modo tradicional en que se ha observados estas sociedades ha variado un poco, otorgándole mayor importancia a las prácticas de recolección e incluyendo otras perspectivas acerca de la adquisición de las presas de megafauna (p. ej. carroñeo).
Por último, las piezas que no pueden ser asociadas a estas dos grandes categorías antes descritas, como bienes suntuarios o de difícil asignación funcional, fueron descritas morfológicamente.
RESULTADOS Bibliográficos Antecedentes generales para la zona de estudio (Chile Central)
A pesar de que el conjunto lítico se considera como una unidad en sí misma, que es caracterizada como se explicitó en el párrafo anterior, los elementos formatizados tallados y pulidos se describen en un acápite aparte. Por otra parte, se procedió a fotografiar tales elementos del conjunto lítico, con la finalidad de apreciar visualmente las características descritas en el presente informe.
Se incluyó una variable de intensidad se uso de estos elementos, precisada desde las categorías baja, media y alta. Asimismo, y relacionado con lo anterior, se identificó la densidad de estos elementos, con el objeto de asociar el peso y tamaño de la pieza con el tipo de derivado lítico obtenido en el proceso de talla. Se reconocen densidades bajas, medias y altas.
se evaluaron otras variables, relacionadas con el uso de estos instrumentos. Observamos de esta manera, la superficie utilizada del percutor, a partir de la definición de la proporción del contorno de la pieza que manifiesta huellas de uso. Tales huellas de uso fueron reconocidas por la presencia de atributos como trituramiento, desgaste y/o extracción por percusión.
Para este periodo en Chile Central se ha registrado un hallazgo arqueológico llamado Tagua Tagua, ubicado en las orillas de la laguna homónima emplazada en la VI Región (Núñez et al. 1994). En este sitio se han encontrado antecedentes de la convivencia de seres humanos con fauna finiplestocénica como el mastodonte y caballo americano. Se excavaron dos sectores, denominados como Tagua Tagua 1 I (9.800 8.400 a.p.) y Tagua Tagua II (10.400 9.400 a.p.), en los cuales se obtuvieron fechas entre los 10.000 y 8.000 años a.p.. En tales sitios se registró la presencia de puntas de proyectil de morfología cola de pescado (lanceolada con pedunculada divergente) elaborado sobre cristal de roca. Asimismo, y aunque estos materiales líticos no se encuentran directamente asociados a los restos faunísticos, se han detectado huellas de corte y fracturas en los huesos que denotan el faenamiento y consumo de los mismos. Posteriormente, el periodo arcaico se ha planteado tradicionalmente como el momento de la prehistoria en que los grupos de cazadores recolectores de alta movilidad consumen fauna moderna, debido a la extinción de la megafauna producida por cambios climáticos a fines del Pleistoceno. El modo de vida de estas sociedades no difiere del descrito para los primeros pobladores, aunque este periodo es de mayor longitud temporal y posee mayores evidencias arqueológicas. Por esto mismo, se han registrado una mayor diversidad de restos materiales que han ampliado las interpretaciones del modo de vida,
El periodo Alfarero Temprano, también conocido como PAT, se caracteriza por la innovación tecnológica e incorporación de la cerámica. En los primeros momentos de la investigación se asumió que, con la utilización de la cerámica, estas sociedades se transformaron radicalmente adquiriendo también las prácticas agrícolas, con el consecuente sedentarismo de los grupos. Sin embargo, aunque se han registrado indicadores de los cambios tecnológicos y de subsistencia de estas sociedades, no existen evidencias claras sobre prácticas agrícolas, y se registran distintos modos de vida con diversos niveles de movilidad. En este periodo se han identificado los grupos Bato y Llolleo. Los primeros se asientan principalmente en zonas costeras, aunque también se han encontrado sitios en el valle y precordillera. A partir de esto, se hipotetiza que estas sociedades, si bien disminuyen el nivel de movilidad de los grupos arcaicos, obtienen recursos de distintas zonas a partir de un régimen de movilidad que genera yacimientos de carácter semipermanente.
La periodificación de este extenso momento se ha definido de distintas formas. En la zona de valle, se identifican sitios como Cuchipuy, cercano a San Vicente de Tagua Tagua, que presenta una prolongada secuencia ocupacional que parte en 8070 + 100 a.p., hasta un nivel con ocupación alfarera en 1320 + 80 a.p. (8.639 9.269 cal a.p. y 1060 1370 cal a.p. respectivamente).
En el área cordillerana se ha realizado una periodificación a partir de la excavación de dos aleros rocosos, llamado Manzano 1 y Caverna Piuquenes. La cronología de estos yacimientos se ha organizado en 4 momentos, denominados Arcaico I, II, III y IV. Tales periodos se diferencian principalmente a partir de la tecnología lítica en donde es posible percibir la presencia de ganchos de estólica y puntas de proyectil de grandes dimensiones en los primeros momentos, distinguiéndose posteriormente una disminución de los tamaños de tales artefactos. Durante el Arcaico I se registra la ocupación de El Manzano I, caracterizado por ser un asentamiento de carácter multifuncional. Ya en el Arcaico II se registran mayor cantidad de sitios arqueológicos (p. ej. La Batea 1 y Los Queltehues), presentándose además del campamento multifuncional, aquellos orientados a tareas específicas (Cornejo et al. 2000). Durante el Arcaico III y IV, se registra un aumento en la ocupación del espacio cordillerano, con la ocupación de otros yacimientos como Las Morrenas 1, La Paloma, Las Cortaderas 2, Las Cortaderas 3 y Condominio 1. Aquí se genera un asentamiento en diferentes pisos altitudinales superando la cota de los 1000 msnm de El Manzano 1, alcanzando los 2500 msnm (Cornejo et al. 2000).
La gran cantidad de inhumaciones encontradas en los 4 niveles del sitio dio pie para que estos fueran caracterizados como “cementerios”. Sin embargo, la presencia de otro tipo de restos artefactuales da cuenta de una posible función residencial del sitio, como los desechos de talla lítica y la abundancia de artefactos de molienda (Kaltwasser et. al. 1984, 1986). En estos tres periodos se identifican restos óseos y líticos, los cuales presentan diferencias desde las que se ha hipotetizado acerca de los modos de vida y las transformaciones del patrón de asentamiento y movilidad de estas sociedades.
La cerámica característica corresponde a vasijas de formas simples sin asas, reconociéndose formas zoo y fitomorfas, con decoración inciso lineal punteado. Para tales sociedades también se evidencia el uso del tembetá. Se han detectado numerosos hallazgos mortuorios, definidas como áreas de entierros que se ubican en la periferia o bajo de los campamentos habitacionales, en donde se observan mínimamente las ofrendas mortuorias (González 2008).
observándose la heterogeneidad de especies animales y vegetales explotadas, además del acceso a recursos líticos y patrón de asentamiento.
Por otro lado tenemos a los grupos Llolleo, los que se ubicaron principalmente en los valles, cercanos a cursos de agua. Los yacimientos de estas sociedades serían de ocupación un poco más estable que las de los Bato descritos previamente, aunque también tendrían algún régimen de movilidad. Este modo de subsistencia perduraría hasta momentos más tardíos que las sociedades Bato, asentándose más densamente en la cuenca del Cachapoal, donde se han registrado tales dataciones. La cerámica de estos grupos correspondería a vasijas de mayores dimensiones elaborados con turba, y recipientes más pequeños,
Antecedentes específicos de la zona de estudio (VII Región del Maule) La VII Región posee escasos estudios sistemáticos recientes, a pesar de que se tienen numerosos y diversos antecedentes de la zona, lo cuales son más bien dispersos. Se tiene conocimiento de algunos proyectos de investigación FONDECYT que han arrojado algunos antecedentes de interés para comprender la prehistoria del lugar. Uno de estos proyectos fue el FONDECYT 91/055 encabezado por Nelson Gaete y Rodrigo Sánchez, el cual generó una periodificación para la costa con la sistematización en distintos patrones. Para el Arcaico
El periodo Intermedio Tardío, conocido también como PIT, se desarrolla con posterioridad al año 1.000 d.C. y se hacen presentes en la región instalándose en las terrazas fluviales y rinconadas de la zona por diversos grupos humanos, generado asentamientos espacialmente disperso y discontinuo. El sustrato poblacional que mejor se conoce para este periodo, corresponde al denominado Complejo Cultural Aconcagua, que precede una fuerte heterogeneidad en cuanto a la cultura material y las prácticas mortuorias para la zona central. Estos grupos presentan una estructura basada en el parentesco, que se encontraba encabezada por el padre de familia (sin estructura sociopolítica centralizada). Se cree que la adopción de nuevas ideas y tecnologías, además de como una economía centrada en la agricultura y posiblemente en un incipiente manejo de camélidos silvestres, fueron claves para el desarrollo de su subsistencia. Algunos motivos decorativos más característicos de este sustrato social en la alfarería es “trinacrio”, manufacturado en la cerámica de tipo Aconcagua Salmon. También se tiene constancia de instrumentos líticos destinados a la caza faenamiento de animales, evidenciado por pequeñas puntas de proyectil que indican la introducción del arco y flecha. De igual manera, los instrumentos relacionados con las actividades agrícolas y la molienda, son constatados en palas líticas, morteros y manos de moler. También existen antecedentes del trabajo metalúrgico a través del mineral martillado y posible fundición (Pavlovic et al. 2003). Estos grupos humanos generaban particulares entierros, señalados a través de la construcción de túmulos funerarios. Por último, se sabe de amplios circuitos de movilidad e interacciones sociales con otros valles adyacentes, así como también, con grupos humanos de la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes (Pavlovic 2007). Por último, el Periodo Tardío o PT (1.400 d.C.) se hace presente con la manifestación de diversos grupos culturales, de los cuales se destacan principalmente aquellos incluidos en la esferas de influencias del Estado Incaico, los cuales se hicieron representar también en diversos sectores de la zona central de nuestro país. La presencia del Tawantinsuyo ha quedado atestiguada en sitios defensivos o pukaras, sitios habitacionales, cementerios y santuarios de altura en la cordillera Andina. De estos últimos sitios rituales, se pueden mencionar los del Cerro Aconcagua y Cerro El Plomo, ambas montañas evidencian Capacochas, que corresponden a espacios ceremoniales en donde se realizaban rituales cuyas ofrendas eran en algunas ocasiones sacrificios humanos (p. ej. El niño del Cerro El Plomo). Todas estas instalaciones atestiguan la importante presencia del estado del Tawantinsuyo en esta región y en su extremo más al sur desde su centro administrativo de mayor relevancia: Cuzco, Perú. Algunos sitios arqueológicos representativos del incanato para el PT son: El Tartaro 1, El Tigre, Cerro La Cruz, Pukara de Chena, el sitios arqueoastronómico Pukara de Chada y Pukara del Cerro Grande de la Compañía, entre otros. Estos enclaves se consideraban como núcleos que determinaban el establecimiento de diferentes formas de relacionarse con los grupos locales, presentando variaciones para las distintas regiones que se incorporaban a la esfera de la expansión del imperio incaico (Sánchez 2004).
algunos con formas antropo y zoomorfas, con decoración inciso reticular, ubicados principalmente por el exterior de los cuellos. La zona de entierros humanos no está segregada de los espacios habitacionales, y se observa un patrón de entierro de posición flectada, mientras que los infantes se inhuman en urnas cerámicas. A diferencia de las sociedades Bato, las ofrendas mortuorias aquí son más frecuentes y diversas distinguiéndose vasijas cerámicas, collares de cuentas y piedras horadadas (González 2008).
identificaron tres momentos; alrededor de los 9000 6000 años a.p. se definió el patrón Loanco característico de grupos de cazadores recolectores pescadores que elaboraron puntas lanceoladas pedunculadas de diversos tamaños (Gaete y Sanchez 1995). El siguiente patrón (Cerro Las Conchas) se distingue en torno a los 5000 años a.p., y son sociedades de cazadores recolectores pescadores que se asentaron en ambientes de dunas, vegas y acantilados costeros. Se continúa con la tecnología de puntas lanceoladas ya descrita, identificándose también raspadores, raederas, manos de moler y piedras horadadas. Finalmente, el patrón Reloca, alrededor de los 4000 años a.p., corresponde a sociedades de semejante modo de vida que los patrones anteriores que se instalaron en ambientes de dunas, las que utilizan puntas de morfología triangular (Gaete y Sánchez 1995). Paralelamente, Rees et al. (1993) identificó un yacimiento con fechas en torno a los 4000 a.p. en la Cueva Quivolgo en las orillas de la desembocadura del Río Maule. Siguiendo con la costa, se ha reconocido también un periodo alfarero. Entre los 630 y 880 d.C se definió el patrón Santos del Mar que se caracteriza por la presencia de cerámica monocroma alisada, con escaso tratamiento de pulido y engobe rojo, junto a puntas de morfología triangular de base recta o cóncava (Gaete y Sánchez 1995). El patrón Pelluhue (975 1390 d C ) corresponde a grupos que se instalaron en la costa de Rahue, Pelluhue, Curanipe, Cardonal, Quilicura, tanto en la playa como en aleros y cuevas. Presenta cerámica monocroma alisada, con menor incidencia de pulidos y engobe rojo y/o blanco. Se observan manos de moler. Finalmente, el patrón Chanco (1220 1770 d C ) evidencia dos momentos, el prehispánico con asentamientos en las lomas costeras, y el posthispánico con el uso de los lomajes más altos. En ambos se presenta, como es común en toda la secuencia alfarera, cerámica monocroma y algo de engobe rojo. La tecnología lítica se caracteriza por puntas triangulares de base cóncava Los antecedentes para el valle son menores y más fragmentarios. Sitios de tecnología lítica similar a las descritas para el Arcaico han sido registrados en las proximidades del río Claro localidad de Molina, en el sitio Ta 2E 7, con fechas entre 2100 y 650 a.p. Medina (1952 [1882]) menciona fragmentos de cerámica monocroma cerca de Curicó, correspondientes a vasijas de cuerpos globulares, bocas anchas y restringidas, y bases planas. Por otra parte, en la misma zona, Latcham (1928) encuentra fragmentería asociada a jarros, platos y ollas con decorados de diseños geométricos negro sobre blanco. Investigaciones que incorporan asentamientos de la costa, valle y cordillera proponen una sistematización del periodo alfarero. El Período Temprano se identificó en ocupaciones humanas cercanas a la zona de Quivolgo (lagunas estacionales, vegas al, dunas y cuevas) hacia el 295 +/ 230 d.C. Presenta cerámica alisada correspondiente a vasijas no restringidas, restringidas simples y, menormente, globulares. Durante el Período Intermedio (600 d.C.) se utilizan los ecotonos descritos previamente y se le suman yacimientos en la desembocadura del Río Maule, además de la cordillera (Altos de Vilches). Se registran pastas rojizas con formas similares al periodo anterior, y engobe rojo, tanto al interior como al exterior de las piezas. A los espacios utilizados anteriormente, durante el período Intermedio Tardío (1000 a 1300 d.C.) se amplía el uso de zonas precordilleranas y cordilleranas. La cerámica se caracteriza por piezas semejantes a los otros periodos pero no se observan las globulares, utilizándose igualmente el engobe rojo interior y/o exterior, además de una amplia diversidad de decoraciones con engobes blanco, café, gris y negro. Finalmente, el periodo tardío (1300 y 1700 d.C.) se caracteriza por piezas de morfología diversa con un uso profuso de engobe rojo, negro y café, además de pintura blanca, y decoraciones incisas.
El sector cordillerano de la VII Región también evidencia una importante diversidad de ocupación. Dentro de los datos conocidos y publicados tenemos el arte rupestre característico de esta zona, denominado como estilo Guaiquivilo. Niemeyer y Weisner (1971) lo circunscriben geográficamente desde el sur del río Cachapoal hasta el sur de la Región del Maule, en conjunto con el área Argentina de Neuquén. Está definido, principalmente, a partir del Cajón de Calabozos y Valdes VI en donde se encuentran una gran cantidad de bloques rocosos con una diversidad de motivos que incluyen pies y manos humanas, patas de felino, antropomorfos, zoomorfos, fitomorfos, líneas paralelas, escalerados, círculos concéntricos con
apéndices. Estos bloques de arte rupestre se encuentran bastante retirados, generalmente en rutas de paso cordilleranas, las cuales se liberan de hielos en épocas estivales. Esto se relacionaría con que estos grupos estarían accediendo a estos lugares en el verano con distintas finalidades, como el acceso a recursos bióticos o abióticos, además del desplazamiento y comunicación desde y hacia ambos lados de la Otrocordillera.antecedente conocido de la cordillera de la VII Región es el trabajo llevado a cabo en el Radal 7 tazas. Esta zona posee fechas desde los 6500 años a.p., obtenidas del sitio 2E 7 ubicado en el curso superior del Río Claro a 1100 msnm (Massone et al. 1994). Allí se encontraron puntas triangulares, cuchillos, raspadores y muescas de materias primas andesíticas y obsidiana. Estas fechas son coincidentes con un sitio ubicado en territorio argentino, Cueva El Manzano, que posee materialidad y fechas semejantes (en torno a los 7000 a.p.). En sitios a cielo abierto, evidenciados desde el sector Fundo El Guanaco, se presenta una situación material similar. El conjunto ergológico se mantiene semejante a lo largo del tiempo en un rango temporal que va desde los 4000 a.p. hasta el 1280 d.C. Hacia los 700 d.C se detecta la presencia de cerámica en el sitio 2E 8 ubicado a 600 msnm, que se caracteriza por ser monocroma pulida y algunas engobadas en rojo. Esto estaría denotando que grupos de cazadores recolectores incorporan esta tecnología en las zonas altas del Radal (Massone et al. 1994) Finalmente, tenemos unos datos acerca del recurso lítico denominado obsidiana, del cual se han detectado algunas fuentes en la zona. Seelenfreud et al (1995) realiza un catastro de las fuentes de obsidiana y describe cuatro zonas de aprovisionamientos para la VII Región, el Radal 7 tazas, La Plata (Cajón El Melado), Pretil Laguna del Maule y Las Coloradas, estas dos últimas ubicadas en el norte y sur del la laguna respectivamente. En torno a esta misma área, Sanhueza et al. (2000) registraron la presencia de 19 sitios ubicados tanto en aleros como cuevas de la precordillera y cordillera de la zona, algunos asociados con la extracción de la obsidiana. En la precordillera tenemos sitos como Alero Melado 1,2, 3 y 4, Alero Perdido y Alero de las Rocas, en los cuales se detecta material principalmente en superficie donde se identifican generalmente derivados de talla en rocas andesíticas y basálticas, con vasijas cerámicas abiertas de paredes medianas y gruesas (Sanhueza et al. 2000). En la cordillera se presentan sitos como Cueva de la Laguna, Cueva del Salto de Bobadilla, Cueva de la Mariela y Cueva del Campamento a 2000 msnm (Sanhueza et al. (2000). El material se encuentra en superficie hasta los 20 cm generalmente, primando los trozos angulares y desechos de retoque en obsidiana. A partir de esto se evidenciaría que los sitios de la cordillera corresponderían a sitios transitorios relacionados con el acceso a materias primas, mientras que los asentamientos de la precordillera, que no evidencian el tratamiento primario de la obsidiana, no se asociarían con el acceso a esta materia prima, identificándose una estancia más prolongada y una mayor diversidad de actividades.
Análisis Se analizó un total de 505 piezas líticas detalladas en la Tabla Nº 1. Con este total del conjunto lítico se procedió a establecer algunas asociaciones entre variables que nos señalaron tendencias generales dentro del sitio. Se describirá el conjunto tallado, realizándose un acápite aparte con los núcleos y categorías formatizadas, para seguir con el conjunto pulido y piqueteado.
Se compone de 2278 piezas; los derivados corresponden al 89,6% del conjunto, seguido de categorías formatizadas (3,5%) y núcleos (3,1%). En general, el estado de conservación es regular a malo, ya que solo el 32% del conjunto está completo. Este porcentaje de fragmentación estaría asociado a procesos post depositacionales, generando fracturas principalmente en los derivados líticos de menor espesor, junto con las actividades de remoción del suelo efectuadas durante los entierros prehispánicos. No se observan tendencias claras de concentración de materiales en ciertas unidades de excavación, probablemente debido a las labores mortuorias que genera mezcla de sedimentos y materiales. Esto fue causante también del desconocimiento de la procedencia estratigráfica de cerca de un tercio del conjunto. A pesar de este sesgo reconocemos que el depósito cultural alcanza los 120 cm de profundidad y los materiales se concentran entre los 60 y 80 cm de profundidad, segmento estratigráfico en donde se comienzan a evidenciar la mayoría de los individuos enterrados.
Las tendencias que caracterizan a los restos líticos analizados se resumen en la Tabla Nº 2 con las principales variables de análisis. Acá podemos destacar la predominancia de materias primas de calidad buena, lo cual hace alusión a un proceso de selección de las rocas con características petrográficas positivas, probablemente en pos de la elaboración de instrumentos específicos. La técnica de extracción predominante es la dura, asociada a procesos intermedios de talla, aunque se evidencia percusión blanda, denotando la existencia de segmentos de talla bifacial de instrumentos, lo cual se vincula, tanto con las materias primas de buena calidad de talla, como con los elementos a formatizar y el estado de desbaste de las rocas procesados en el sitio. De tal forma, la mayor parte de las piezas líticas poseen ausencia total de corteza, por lo cual se identificaron escasas matrices y, en consecuencia, la probable procedencia de las rocas, reconociéndose principalmente derivados de talla. Sin embargo, encontramos matrices asociadas a guijarros, provenientes de lechos de río además de clastos, los cuales se desconoce su emplazamiento de aprovisionamiento tentativo. Tales derivados corresponderían, por lo tanto, a segmentos de desbaste lítico secundarios y/o avanzados, en donde priman los relacionados a la talla marginal (planos), seguido de aquellos ligados al desbaste bifacial (seudofacetado, facetados, puntiformes y rebajados), en detrimento del cortical, vinculado con la talla primaria o desbaste de núcleo.
Categoría F.A. (N) F.R. (%) Derivados 2278 89,61% Inst. Tallados 90 3,54% Núcleos 21 3,15% Manos de moler 80 0,20% Molino 11 0,43% Micromortero 5 0,83% Percutores 11 0,63% Sobadores 19 0,43% Piedras horadadas 8 0,31% Yunque 3 0,75% Otros 16 0,12% TOTAL 2542 100,00% Tabla Nº 1. Resumen categorías del conjunto lítico Conjunto lítico tallado
MATRIZ F.A. (N) F.R. (%) TALÓN F.A. (N) F.R. (%) Derivado de talla 2033 85,10% Natural 96 4,02% Núcleo 2 0,08% Plano 478 20,01% Guijarro 298 12,47% Facetado 90 3,77% Clasto indefinido 56 2,34% Seudofacetado 109 4,56% TOTAL 2389 100,00% Puntiforme 137 5,73% TECNICA DE EXTRACCION F. A (N) F.R. (%) Rebajado 65 2,72% Percusión dura 1565 65,51% Indeterminable 84 3,52% Percusión blanda 823 34,45% Ausente 1330 55,67% Presión 1 0,04% TOTAL 2389 100,00% TOTAL 2389 100,00% CORTEX F.A. (N) F.R. (%) CALIDAD TALLA F. A (N) F.R. (%) Ausencia total (0%) 569 23,82% Muy buena 443 18,54% Presencia baja (25%) 127 5,32% Buena 1100 46,04% Presencia media (50%) 22 0,92% Regular 844 35,33% Presencia alta (75%) 39 1,63% Mala 2 0,08% Presencia total (100%) 17 0,71% TOTAL 2389 100,00% Indeterminable 1615 67,60% TOTAL 2389 100,00%
Tabla Nº 2: Resumen general Dentro de las materias primas identificadas tenemos una alta diversidad que abarca obsidiana (16,3%), cristal de roca (3%), cuarzo, basalto (57,7%), sílice (14,8%), andesita (6,2%), madera petrificada (0,8%), riolita (0,6%) y toba (0,08%). El predominio lo alcanza el basalto, seguido de sílices y rocas foráneas como la obsidiana. La calidad muy buena está restringida a obsidiana y cristal de roca, aunque menormente a sílices y riolitas también; las rocas buenas se distribuyen entre cuarzo, sílices, basaltos, madera, toba y riolita, mientras que las andesitas son de calidad regular (Fig. Nº 1). Según esto, en este sitio se aprecia una buena selectividad de materias primas, en donde se privilegia la calidad de las rocas como una opción tecnológica, que tendría que ver con aspectos como la disponibilidad de las mismas en el paisaje lítico, su transporte y la manufactura de instrumentos bifaciales. Sin embargo, la representación de materiales pétreos regulares hace mención a la explotación de recursos rocosos inmediatamente disponibles con escasa selección, probablemente destinados a la manufactura de piezas informales. La alta predominancia y selectividad de basaltos se relaciona probablemente con su carácter local y la calidad optima de talla. Cabe destacar que los porcentajes de obsidiana y sílice son similares, a pesar de la mayor distancia de aprovisionamiento de la primera y su mejor calidad de talla. En consecuencia, se infiere que se privilegia la alta calidad de la obsidiana por sobre la disponibilidad de rocas como sílices de buena calidad.
En la Tabla Nº 3 vemos que la materia prima mejor representadas numéricamente corresponde al basalto, evidenciándose las actividades de talla secundaria, de elaboración de categorías informales además de la fomatización de instrumentos bifaciales. Esto es coherente con que sobre este tipo de roca se elabora la mayoría de tipos artefactuales reconocidos en el sitio. La presencia de núcleos y la representación de derivados de núcleos indican que estas materias primas habrían sido procesadas primariamente allí, pero los bajos porcentajes de córtex indican su transporte al sitio con algún grado de procesamiento, ya sea lascas espesas o bifaces, matrices desde las cuales se produjo el astillamiento bifacial. Caso similar es el del cristal de roca. Las andesitas únicamente denotan segmentos asociados al procesamiento de núcleos y talla marginal, lo cual se corrobora artefactualmente, vinculado a su regular calidad de talla. Obsidiana y sílices están representadas desde las primeras fases de talla, aunque no se evidencian núcleos y escasos derivados de núcleos, con un énfasis de talla secundaria. Mientras que en las sílices hay una tendencia hacia la talla marginal, la obsidiana se utiliza mayormente en la manufactura bifacial, corroborado por la presencia de derivados correspondientes y artefactos formales. Todos estos materiales pétreos, a excepción de la obsidiana, serían locales. Las andesitas y basaltos regulares se habrían recolectados en las inmediaciones del sitio, mientras que basaltos de buena calidad y sílices, debido a su menor presencia de corteza, nos indica un rango de aprovisionamiento, si bien local, algo más alejado del contexto, es decir no inmediatamente disponible y probablemente asociado a las zonas de lecho de río o fuentes secundarias de extracción. La presencia de cristal de roca y cuarzo se vincularía con zonas de aprovisionamiento más restringidas espacialmente, no obstante, no se tiene conocimiento de canteras de tal tipo de roca. Materias primas más escasas y de buena calidad como la madera petrificada, riolita y toba se encuentran presentes en fases secundarias de astillamiento, denotando el ingreso de las mismas con un mayor grado de procesamiento incluso en comparación con las obsidianas, las cuales son la rocas de mayor distancia de aprovisionamiento.
Fig. N°2. Frecuencia de calidad para la talla por materia prima.
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MATERIA PRIMA CategoríafuncionalMorfo Obsidiana Cuarzo Cristal Silex Basalto Andesita MP Rio Toba otra F.A. F.R.(%) D. Retoque 47 2 21 39 109 4,56% D. talla marginal 42 1 38 213 879 88 16 2 1 1280 53,58% D. desbaste bifacial 286 24 100 263 1 3 14 1 692 28,97% D. núcleo 3 8 13 133 40 197 8,25% Punta proyectil 3 3 1 6 13 0,54% Preforma 1 2 1 4 0,17% Bifaz 1 1 0,04% Raspador 1 1 1 3 0,13% Raedera 5 5 0,21% Cuchillo 1 1 0,04% Cepillo 1 10 4 15 0,63% Muesca 1 1 0,04% Núcleo 1 14 5 1 21 0,88% D. modificado 4 1 20 8 33 1,38% Núcleo cepillo 1 1 2 0,08% Tajador D.modif. 2 2 0,08% Punta cuchillo 1 2 3 0,13% Preforma raspador 1 1 0,04% Bifaz preforma 1 1 0,04% Raspador cuchillo 1 1 0,04% Raedera cuchillo 1 1 0,04% Cuña 1 1 2 0,08% Perforador 1 1 0,04% TOTAL 391 4 72 354 1380 149 20 16 2 1 2389 100,00% Tabla N° 3. Frecuencia de categoría morfo funcional por materia prima. En cuanto a las dimensiones del conjunto lítico observamos en la Fig. Nº2 que hay un predominio de tamaños medianos y pequeños entre los rangos 3 y 8. Esto hace mención a los ya mencionados procesos de talla secundaria, formatización y finalización (retoque) de instrumentos. Tales dimensiones estarían representando los derivados de talla, desbaste bifacial y retoque, los cuales se distinguen sobre todo en las rocas de buena de talla, mientras que las muy buenas se concentran en dimensiones más pequeñas. Ambos tipos de rocas son utilizadas frecuentemente para la manufactura de instrumentos bifaciales y marginales.
En el caso de aquellas materias primas de calidad regular, están menormente representadas y se relacionarían más con el astillamiento/elaboración de artefactos marginales, además del proceso de talla primaria y desbaste de núcleo, evidenciándose por las mayores dimensiones de este conjunto.
Fig. Nº 2. Dispersión de Calidad para la Talla por Dimensiones.
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Siguiendo con la idea anterior, reconocemos una alta frecuencia de talones planos agrupados en tamaños medianos, alcanzando incluso las mayores dimensiones del conjunto. Estas plataformas, aunque se asocian a los procesos de talla marginal, también se pueden reconocer en el desbaste bifacial, coherente con las dimensiones de los desechos. Los talones tradicionalmente asociados a la talla bifacial se encuentran en dimensiones mediana y pequeñas, vinculada con los de debaste bifacial y retoque (Fig. Nº 3). Los talones corticales se distinguen en variadas dimensiones, hecho que denotaría una variedad en los tamaños de los nódulos aprovisonados. Esto es coherente con los nódulos pequeños distinguidos durante el análisis, generalmente vinculados a sílices, y otros de tamaños mucho mayores (andesitas) coherente con su mayor disponibilidad inmediata al contexto. La amplia distribución de talones indeterminados en los distintos rangos de dimensiones, está relacionado con la gran cantidad de categorías formatizadas reconocidas en el sitio. En términos generales, el hecho de que la mayoría de las piezas sean de tamaños medianas está asociado con la preponderancia de la percusión dura como técnica de extracción, aunque se reconoce una incidencia de la percusión blanda derivadas de la talla bifacial.
Fig. Nº 3. Dispersión de Talón por Dimensiones. Coincidente con lo anterior, y haciendo referencia a las materias primas en específico, los basaltos, cristales y sílices poseen frecuencias similares de los distintos tipos de talones, con una alta incidencia de aquellos asociados con la talla marginal, astillamiento bifacial e indeterminable. Esto se vincula con las cadenas operativas mencionadas y la formatización de instrumentos, principalmnete bifaciales, como lo denota la frecuencia de plataformas asociadas a este astillamiento (Fig. Nº 4). Sin embargo, la presencia de talones corticales señala su procedencia más bien local y cadenas operativas, aunque secundarias, con algo de talla primaria de núcleos. En el caso de andesitas se reconoce la prevalencia de talones corticales asociada las fases primarias de desbaste, ademas de la talla marginal de instrumentos En el caso de la obsidiana casi no distinguimos talones corticales , mientras que se encuentran muy bien representados los talones asociados a la talla bifacial. Otras rocas como riolita, toba y madera petrificada solo se asocian a plataformas de talla secundaria y, menormente vinculada al desbaste bifacial. En conclusión, las obsidianas poseen una mayor distancia de aprovisionamiento por la ubicación de las fuentes de materias en zonas cordillerana El siguiente grado de distancia de aprovisionamiento lo denotaría rocas menos representadas como la madera y riolita, probablemente por sus zonas de obtención más circunscritas. Los basaltos serían más bien locales, mientras que sílices y cristales, aunque también se encontrarían dentro del rango de la localidad, tendrían zonas de obtención de menor amplitud espacial y relativamente más lejanos que basaltos. Finalmente, los talones naturales se vinculan a la andesita de calidad regular de talla,
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Por otra parte, si consideramos la matriz de procedencia de los distintos tipos de piezas recuperadas del sitio (Fig. N° 6), vemos que la mayor variedad de elementos tallados provienen de derivados. Esto tiene relación con los porcentajes menores de córtex identificados, lo cual imposibilita definir la matriz original de la roca y, en consecuencia, determinar su probable zona de aprovisionamiento (p.ej. lecho de río o
roca que sería más frecuente en las inmediaciones del contexto, por lo cual es más factible la presencia de las fases iniciales del proceso de talla.
Fig. Nº 5. Frecuencia de Córtex en Anverso, por Calidad para la Talla.
Fig. Nº 4. Frecuencia de Tipo de Talón, por Materia Prima.
Con respecto a la presencia de corteza en el anverso, en la Fig. Nº 5 se distingue que la mayoría de las piezas muestra ausencia total de córtex. Existe un predominio de ausencia total de córtex en las calidades de talla buena y muy buena, mientras que para las regulares (andesitas) domina la presencia baja de corteza y se observa hasta la presencia total. En consecuencia, en el sitio se estarían viendo representadas sobre todo las etapas secundarias del proceso de talla.
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21 núcleos, los cuales son principalmente de andesita regular y basaltos buenos y regulares, a excepción de uno de sílice y otro de madera petrificada. La mayor parte de los núcleos son informales, asociado a su astillamiento mutidireccional y a la utilización de plataformas naturales para el desbaste de los mismos; en consecuencia solo existen 4 bidireccionales y dos preparados. En general, presentan una baja presencia de córtex (25%), aunque se observan unos con ausencia total y otros con presencia media, asociado a los distintos estados de desbaste, desde los iniciales hasta los agotados. En relación con esto, distinguimos que los núcleos de andesita y basalto de calidad regular se encuentran en estado inicial o intermedio de desbaste, mientras que otros de rocas de calidad buena son avanzados e incluso agotados (madera petrificada y sílices), denotando su mayor distancia de aprovisionamiento. En general, son de dimensiones grandes medianas a grandes, sin embargo, aquellos agotados son más pequeños, asociados a rocas, si bien locales, de mayor distancia de aprovisionamiento que andesitas y basaltos regulares.
quebrada).
De tal forma, las rocas ingresan con un grado de formatización que posibilita hallar muchos derivados de talla e instrumentos bifaciales, que justamente se elaboraron sobre estas matrices. No obstante, se distingue una heterogeniedad de instrumentos con matriz de guijarro y clastos, haciendo mención a la localidad de la mayoría de las rocas trabajadas en este sitio, además de derivados de talla y núcleo, los cuales nuevamente nos remite a la talla primaria y secundaria de estas materias primas en el asentamiento.
Fig. N° 6. Frecuencia Tipología de piezas, por Matriz. SeNúcleosregistraron
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Imagen 1: Núcleo, Unidad J14, Capa 3a, Nivel 80 90 Imagen 2: Núcleo, unidad I13 14
puntas de proyectil, preformas de instrumentos, bifaces, cuchillos, raederas, raspadores, cuñas y perforadores. Son piezas con una mayor conservación e inversión de trabajo en su elaboración Puntas de proyectil Del total de puntas de proyectil, 4 están asociadas a individuos arcaicos (1 femenino y 3 masculino), y 1 a un subadulto. Se encuentran mayormente completas, aunque 6 presentan algún tipo de fractura. Las dimensiones de estas categorías es de medianas a grandes (grupos 4 a 14), probablemente asociado a su manufactura sobre bifaces de tamaños mayores. Los bordes de uso se concentran en ángulos agudos de 45º o 55º, obteniéndose una heterogeneidad debido principalmente a tareas de reactivado, que algunas veces generan lomos cercanos a los bordes y engrosan la sección de la pieza. La mayoría fueron elaboradas sobre bifaces, utilizando rocas de buena y muy buena calidad para la talla (basalto, obsidiana cristal de roca y sílices, Imagen 3 5), en las cuales se observa sobre todo la ausencia total de corteza. Las puntas tienden a ser lanceoladas (N: 12) de sección biconvexa, aunque la morfología triangular (N: 3) le entrega algo de variabilidad importante al conjunto. Otra fuente de variabilidad morfológica la otorgan las bases de las puntas, identificándose rectas, convexas y pedunculadas variadas (Tabla Nº 4), predominando estas últimas (Imagen 6 7 11 14). Con respecto a la zona proximal cabe señalar que una pieza evidencia restos de pigmento rojo muy escaso (Imagen 11), probablemente debido a las actividades de lavado, que removió este sedimento vinculado al enmangue. Fueron elaboradas por medio de la percusión blanda y presión, generando un astillamiento que se encuentra por todos sus bordes (coordenadas polares 8) y caras (bifacial), siendo por lo tanto un instrumento de carácter formal. Dos puntas de proyectil presentan evidencia de haber poseído bordes denticulados y/o aserrados, pero debido a las actividades de reactivado son menos regulares (Imagen 8 y 9). Se destaca las labores de reciclaje, distinguiéndose la prevalencia del reactivado, relacionado con la conservación de las piezas y su elaboración sobre bifaces que les alarga la vida útil. Es importante destacar que el reactivado es usado profusamente, llegando a generar lomos espesos en los bordes de las puntas, un alto engrosamiento de las secciones e incluso provocando el agotamiento de una pieza. Asimismo, se reconoce el reutilizado de estas categorías con la finalidad de ser
EstaInstrumentosFormalescategoríaabarca
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de
móviles. BASE F.A. (N) F.R. (%) MATERIA PRIMA F.A. (N) F.R. (%) Recta 3 18,75% Obsidiana 4 25,00% Convexa 1 6,25% Cuarzo 3 18,75% Ped. Convergente aleta 2 12,50% Sílex 1 6,25% Ped. Convergente 3 18,75% Basalto 8 50,00% Ped. Recto 1 6,25% TOTAL 16 100,00% ND 6 37,50% ANGULO BORDE F.A. (N) F.R. (%) TOTAL 16 100,00% 40 3 18,75% RECICLAJE F.A. (N) F.R. (%) 45 4 25,00% Reactivado 11 68,75% 50 2 12,50% Reactivado Reutilizado 1 6,25% 55 5 31,25% Reactivado Retomado 2 12,50% 60 1 6,25% TOTAL 16 100,00% 65 1 6,25% TOTAL 16 100,00% Tabla Nº 4: Resumen general Puntas de proyectil Imagen 3: PP silícea. Unidad J14, Capa 3, Nivel 70 80 Imagen 4: Obsidiana. Unidad J14, Capa 3a, Nivel 80 90 Imagen 5: Borde biselado. Cúmulo 3 Imagen 6: pedunculada.LanceoladaUnidadJ13, Capa 2.
Esta clase de herramientas tienden a ser asociadas a actividades de caza o procesamiento de fauna silvestre, labores que realizaban frecuentemente las sociedades prehispánicas. Aunque este tipo de actividades son transversales a los distintos grupos sociales, podemos plantear tentativamente que estos elementos hallados en el sitio podrían corresponder a sociedades cazadoras recolectoras del Arcaico, y menormente al PAT, ya que su morfología y tecnología de elaboración (bifaces) característica grupos
es más
usados como raederas y cuchillos (Imagen 10), además del retomado de una punta en pos de generar un enmangue posterior de la herramienta (Imagen 4).
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Imagen 7: Pedunculada con aletas. Unidad H13, Capa 3 Imagen 8: Borde aserrado Unidad G14, Nivel 30 40 Imagen 9: Agotada. Unidad J13, Capa 3ab, Ind. 5 Imagen 10: Punta cuchillo. Unidad F11, Capa 2, Ind. 11 Imagen 11: Lanceolada pedunculada. Unidad F10, Capa 2 Imagen 12: Punta raedera Unidad G11, Capa 2 Imagen 13: Unidad I13 14, Capa 2.3, Ind. 26 Imagen 14: Pedúnculo con aletas. Unidad J14, Capa 2, Nivel 70 80 Bifaz Preformas
Dentro de este grupo se incluyen los instrumentos bifaciales (o que tienden a este astillamiento), considerados como bifaces (Imagen 15 y 16) y preformas de instrumentos bifaciales (Imagen 17 y 18); sólo dos se asocian a individuos, 1 subadulto y un femenino arcaico. Estas categorías se encuentran mayormente completas, aunque una presenta fracturas. Las dimensiones de estas categorías son de medianas a grandes entre los grupos 4 a 18, probablemente asociado a los tamaños mayores de los bifaces. Mientras, los bordes de uso se concentran en ángulos agudos de 45º y oblicuos de 75º, reconociéndose mayor heterogeneidad debido principalmente a tareas de astillamiento generadas sobre los bifaces y la menor formatización de las preformas. Estos elementos fueron elaborados sobre basalto y obsidiana de buena y muy buena calidad para la talla, en las cuales se observa, sobre todo, la ausencia total de corteza, situación similar a las puntas de proyectil. Las piezas tienden a ser lanceoladas aunque hay morfologías irregulares (Tabla Nº 5) vinculadas a la menor formatización de estas en comparación con las puntas de proyectil. Fueron elaboradas por medio de la percusión blanda, mientras que en algunas preformas se le adicionó la presión, generando un astillamiento que se encuentra por todos sus bordes (coordenadas
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que bifaces
son matrices versátiles y
SECCION F.A. (N) F.R. (%) SECTRA F.A. (N) F.R. (%) Plano convexo 3 42,86% Subtriangular 1 14,29% Biconvexo 3 42,86% Irregular 1 14,29% ND 1 14,29% Lanceolada 4 57,14% TOTAL 7 100,00% ND 1 14,29% EXT. ASTILLAMIENTO F.A. (N) F.R. (%) TOTAL 7 100,00% Bimarginal doble 1 14,29% TEC. ASTILLAMIENTO F.A. (N) F.R. (%) Facial bimarginal 1 14,29% Percusión dura 1 14,29% Bifacial 5 71,43% Percusion blanda 5 71,43% TOTAL 7 100,00% Percusión blanda presióm 1 14,29% MATERIA PRIMA F.A. (N) F.R. (%) TOTAL 7 100,00% Obsidiana 2 28,57% ANGULO BORDE F.A. (N) F.R. (%) Basalto 3 42,86% 35 1 14,29% Andesita 1 14,29% 45 2 28,57% TOBA 1 14,29% 55 1 14,29% TOTAL 7 100,00% 65 2 28,57% ND 1 14,29% TOTAL 7 100,00% Tabla Nº 5: Resumen general bifaces y preformas Imagen 15: Bifaz toba. Unidad J14, Capa 2, Nivel 40 50 Imagen 16: Bifaz Preforma. Unidad J13, Capa 2, Nivel 60 80 Imagen 17: Preforma. Unidad J14, Capa 3, Nivel 60 70 Imagen 18: Preforma raspador. Unidad F11, Capa 2, Ind. 11 Otros Las categorías a las que haremos mención corresponden a cuchillos (Imagen 19; N: 1), raederas (Imagen 20; N: 5), raspadores (N: 3), cuñas (Imagen 21; N: 2), perforadores (Imagen 22; N: 1) y categorías reutilizadas (N: 3). Del total, 8 se encentran asociados a individuos: 3 femeninos arcaicos, 2 masculinos arcaicos, 1 masculino alfarero, y 2 subadultos. Estos elementos presentan diversidad en las distintas variables de análisis debido a que son instrumentos de menor formalidad que puntas de proyectil y bifaces. Es así como observamos secciones plano convexas, irregulares, biconvexas y sectras subtriangulares, alargadas, irregulares y lanceoladas. Estas categorías se encuentran completas y sus dimensiones son
polares 8) y caras (bifacial), siendo por lo tanto instrumentos de carácter formal. Las distintas variaciones en cuanto a extensión de astillamiento y ángulos de borde de uso se debe a los distintos grados de elaboración de las mismas, su finalización, actividades de reciclaje y reutilización. En cuanto a esto último se distingue la presencia de reactivado en una sola pieza, debido a que son elementos que conservan parte importante de su vida útil en relación a su menor estado de elaboración. Por otra parte, se observa el reutilizado de estas categorías con la finalidad de ser usados como raspadores, asociado con y preformas bifaciales multifuncionales.
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Imagen 19: Cuchillo. Unidad G14, Capa 2, Nivel 30-40 Imagen 20: Raedera. Unidad H13, Capa 2.3, Ind. 25 Imagen 21: Cuña. Unidad G14, Capa 1, Nivel 0-10 Imagen 22: Perforador. Unidad J13, Ind. 5 Informales Este grupo contiene categorías como cepillos (Imagen 23 y 24; N: 17), muesca (Imagen 25; N: 1) y derivados con modificaciones (N: 35), los cuales son informales debido a su menor inversión de trabajo en su manufactura (expeditiva), siendo descartados con mayor rapidez. Los cepillos están elaborados sobre andesita y basalto de calidad regular; generalmente son de sectra y sección irregular. Poseen retoque marginal simple elaborado por medio de la percusión dura, abarcando una menor porción del total de la pieza (2/8 a 6/8), conformando bordes levemente convexo con ángulos abruptos que varían entre los 70º y 90º. Dos de ellos se encuentran elaborados sobre núcleos o cantos astillados de procesamiento inicial o intermedio La muesca está manufacturada sobre basalto de buena calidad, es de sectra y sección irregular.
Posee retoque marginal simple elaborado por medio de la percusión dura, abarcando 3/8 del total de la pieza, conformando un borde cóncavo de ángulo abrupto 75º. Los derivados con modificaciones están manufacturados sobre basaltos y andesitas de calidad buena o regular, y solo existe un espécimen de sílice y otro de obsidiana; principalmente son de sectra y sección irregular. Poseen retoque marginal simple o doble (hay uno facial, otros bimarginal simple opuesto y bimarginal doble) elaborado por medio de la percusión dura y blanda, abarcando diversas porciones del total de la pieza (2/8 a 6/8), conformando bordes con ángulos agudos y abruptos que varían entre los 45º y 85º. Todas están categorías no presentan actividades de reciclaje y poseen cobertura cortical por sobre la presencia media (50%). Los usos tentativos de estas categorías son variados y se destacan aquellos vinculados a cepillos, raederas y raspadores, además de uno utilizado como tajador; esto es coherente con las coordenadas de astillamiento y los ángulos de bordes de uso.
principalmente medianas entre los grupos 5 a 12, mientras que los bordes de uso son heterogéneos distinguiéndose desde los 35º hasta los 75º, debido a los diversos usos de tales instrumentos. Estos elementos fueron elaborados sobre basaltos y, menormente, en obsidiana y sílice, todos ellos de buena o muy buena calidad para la talla, en las cual se reconoce sobre todo la ausencia total de corteza. Fueron manufacturadas por medio de la toda la gama de técnicas de astillamiento mencionadas (dura, blanda y presión) como consecuencia de sus diversos estados de elaboración, formalidad y uso. Asimismo los bordes de uso abarcaron diferentes porciones de la pieza (1/8, 3/8, 4/8 y 8/8), y la extensión del astillamiento alcanzó los tipos variados de marginales, faciales y bifaciales. La heterogeneidad en cuanto a extensión de astillamiento y coordenadas polares se debe a los distintos grados de elaboración de las mismas, su finalización y actividades de reciclaje. En cuanto a esto último, se aprecia la existencia de reactivado en muy pocas piezas, debido a que son elementos que se conservan en menor grado que puntas y bifaces, siendo más rápidamente descartados. Cabe señalar la diversidad de categorías representadas, lo cual se corresponde con distintas labores realizadas en el asentamiento.
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Conjunto lítico pulido piqueteado MoliendaLa muestra de estudio de esta categoría corresponde a 78 manos de moler, 11 soportes de molienda y 5 micromorteros, además de una mano utilizada como molino y otra como sobador. La distribución espacial de los instrumentos de molienda del sitio (N: 96) se extiende por la mayoría de las unidades de excavación siendo un elemento más bien ubicuo. De la totalidad de especímenes 47 se encuentran asociados a los individuos rescatados, 16 a femeninos arcaicos, 8 a femeninos alfareros, 11 a masculinos arcaicos, 1 alfarero masculino y 11 subadultos. Se observa una leve tendencia de asociación de estos implementos al Arcaico y a individuos femeninos Muchos de los especímenes no posee procedencia estratigráfica de profundidad debido, probablemente, a su asociación a los individuos descrita previamente, pero se puede señalar que el instrumental de molienda se distribuye desde los 20 cm hasta los 120 cm de profundidad. El hecho que gran parte de la muestra provenga de la excavación y su asociación a los individuos es importante, ya que estos especímenes se encuentran sujetos en menor medida a factores post depositacionales que si estuvieran en superficie Mano 6: Frecuencia de categoría de instrumento de molienda por estado de conservación
Imagen 23: Cepillo. Unidad G14, Capa 1, Nivel 0 10 Imagen 24: Cepillo. Unidad J14, Capa 2, Ind. 32 Imagen 25: Muesca. Unidad G11, Capa 2.
Conservación
de moler Molino Micromortero Mano Molino Mano-Sobador F.a. (N) F.r. (%) 100% 56 3 1 60 62,50% 75% 7 1 8 8,33% 50% 2 1 1 4 4,17% 25% 13 10 1 24 25,00% Total 78 11 5 1 1 96 100,00% Tabla
La conservación de las manos de moler (Tabla 6) es buena, ya que el 62% la muestra se encuentra completa, mientras que el 25% conserva menos de ¼ de la totalidad de la pieza. Todo lo anterior es válido tanto, para las distintas categorías de instrumentos, como para su procedencia, ya sea de superficie o de estratigrafía. Tal situación nos plantea que esta fragmentación del material de molienda puede estar asociada a procesos de formación de sitio (factores post depositaciones) y/o actividades sociales de abandono matado del instrumental, esto último a modo de hipótesis.
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En cuanto a las variables morfológicas, en general, en manos de moler (Tabla 8) fue factible identificar tanto la forma general como la sección de las mismas. Para la primera variable, distinguimos que la mayor parte corresponden a formas elipsoidales (Imagen 26), seguidas de esféricas (Imagen 27), mientras que sólo se observa escasos especímenes alargados, irregulares y no determinados (debido a la fragmentación).
En cuanto a materias primas (Tabla 7), en general se escogen rocas graníticas y andesíticas para las distintas categorías de molienda. Esto se relacionaría con una selección de materias primas porosas, como el granito, para potenciar el proceso abrasivo de la molienda. En el caso de las manos de moler prima el granito seguido de andesita, mientras que las 2 restantes son rocas volcánicas. Para los soportes de molienda se distribuye equitativamente entre granitos y andesitas.
En el caso de la sección, muchas de las manos de moler tienden a tener alguna de sus caras planas debido a que se presentan aquellas plano convexas (Imagen 31), mientras que las restantes piezas poseen caras (bi Por otra parte, y de acuerdo a su específica de molienda, la mayor parte de las secciones de estos instrumentos poseen una cara cóncava, la cual es la superficie de uso, distinguiéndose secciones plano cóncavas (Imagen 28) y cóncavo convexa (Imagen 29). Solamente en un caso no se pudo reconocer la sección del soporte de molienda, debido a su bajo estado de conservación. Finalmente, los micromorteros (Imagen 30), a pesar de ser soporte de molienda pequeños son de morfología y sección similar a las manos, ya que las caras de uso que poseen son tan incipientes que no generan la concavidad características de los molinos
Tabla 7: Frecuencia de categoría de instrumento de molienda por materia prima
función
Materia Prima Mano de moler Molino Micromortero Mano Molino Mano Sobador F.a. (N) F.r. (%) Granito 47 5 52 54,17% Andesita 29 6 5 1 1 42 43,75% R. Volcánica 2 2 2,08% Total 78 11 5 1 1 96 100,00%
convexas
convexa). Forma general Mano de moler Molino Micromortero Mano Molino Mano Sobador F.a. (N) F.r. (%) Esférica 30 3 1 34 35,42% Elipsoidal 41 1 2 1 45 46,88% Alargada 1 1 1,04% Irregular 4 1 5 5,21% ND 2 9 11 11,46% Total 78 11 5 1 1 96 100,00% Sección Mano de moler Molino Micromortero Mano Molino Mano Sobador F.a. (N) F.r. (%) Bi convexa 33 3 1 37 38,54% Plano convexa 37 1 38 39,58% Cóncavo convexo 6 1 7 7,29% Plano cóncavo 3 3 3,13% Bi plana 6 1 7 7,29% Irregular 2 1 3 3,13% ND 1 1 1,04% Total 78 11 5 1 1 96 100,00% Tabla 8: Frecuencia de categoría de instrumento de molienda por forma general y de sección Por su parte, los soportes de molienda, debido a su escasa formatización y menor regularización que las manos, poseen principalmente formas irregulares y, únicamente, pocas piezas tienen morfologías definidas, habiendo una elipsoidal (Tabla 8).
Imagen 28: Molino Plano cóncavo (J14, capa 3a, Nivel 100 110) Imagen 29: Molino cóncavo convexo (J10, Capa 1)
Imagen 30: Micromortero (G H14, Capa 3a, Ind. 23) Imagen 31: Mano Molino (J10, Capa 2, Fogón 1)
Se registraron 31 manos de moler que se encuentran formatizadas (Imagen 32 33), mientras que 47 no presentan evidencias de esta modificación perimetral. La presencia de este rasgo es relevante, ya que se relaciona con la intencionalidad de regularizar el contorno del instrumento en pos de otorgarle una morfología determinada (tendiente a ovoidal o esférica), probablemente debido a su carácter aprehensible y, por lo tanto, adaptable a las extremidades humanas. En las otras categorías como los molinos, la
Imagen 26: Mano de moler elipsoidal (G10, Capa 2) Imagen 27: Mano de esférica(J14, Capa 3a, Nivel 90 100)
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Total general
Caras de uso Mano Molino Micromortero Mano Molino
formatización
molienda
formatización es menos frecuente debido a que estos soportes no necesitan de un mayor formatización en pos de su óptimo uso (Tabla 9) Formatización Mano Molino Micromortero Mano Molino Mano Sobador F.a. (N) F.r.(%) Ausente 47 7 3 1 58 60,42% Presente 31 2 2 1 36 37,50% ND 2 2 2,08% Total 78 11 5 1 1 96 100,00%
categoría
Tabla 9: Frecuencia de de de por
10: Frecuencia de categoría de instrumento de molienda por caras de uso Aquellas caras
(Tabla 11).
Mano Sobador F.a. (N) F.r.(%) 1 40 10 1 51 53,13% 2 36 1 4 1 42 43,75% ND 2 1 3 3,13%
Imagen 32: Mano de moler formatizada (H13, Ind. 22) Imagen 33: Mano de moler formatizada Sin procedencia
En cuanto a las caras de uso de estos instrumentos, vemos que existen diferencias entre manos de moler y soportes de molienda. Así, en los primeros se observa una similitud entre los porcentajes de una y dos caras de uso. Esto podría asociarse con su carácter móvil, lo cual hace factible el cambio o turno de caras de uso durante el proceso de molienda, conforme con el desgaste que se va produciendo en ambas superficies. En contraste, y como es de esperarse, la mayoría de los soportes de molienda presenta únicamente una cara de uso. Esto es coherente con su carácter menos móvil y con el desgaste que se produce en la cara de uso durante el proceso de molienda, que genera una concavidad funcional a este tipo de procesamiento. En el caso de los micromorteros llama la atención que se usen las dos caras de los guijarros generando pequeñas concavidades situadas generalmente en el centro de ambas superficies sin llegar a generar profundidades mayores (Tabla 10).
Tabla de molienda, se reconocieron en la muestra de estudio En el caso de las manos de moler, lo más frecuente es hallar pulimento y desgaste en la(s) superficie(s) de uso, esto se relacionaría con su utilización en la molienda de productos que generan este tipo de huella por la fricción y a su intensidad de uso. Otra huella de uso es el trituramiento, el cual puede estar relacionado con otras acciones (p. ej. machacamiento), ejecutadas durante el procesamiento de los productos. El piqueteo igualmente se
toda
uso definidas para estos instrumentos de
poseen diversos tipos de huellas de uso, las cuales
instrumento
78 11 5 1 1 96 100,00%
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huellas de uso se presentan se presentan en frecuencias similares en molinos y micromerteros,. Se identifica las huellas de pulimento y desgaste relacionado con la intensidad de uso de estos elementos y con la fricción producida durante el proceso de molienda. Al igual que en caso de las manos, la presencia de piqueteo se asocia tanto, con el reactivado de estas piezas, como con la necesidad de potenciar la molienda de los productos a partir de la generación de caras de uso menos pulimentadas.
Huellas de uso menos frecuentes como estrías se observan menormente en todas las categorías, probablemente asociado a la utilización menos intensiva de este instrumental, que no genera el uso necesario para provocar tales señales. Cabe destacar que muchas manos de moler y casi la totalidad de molinos y micromorteros presentan restos de pigmento rojo (Imagen 34 a 36), lo cual estaría asociado a la importancia de la molienda lo anterior es coherente la mayoría de manos y la de soportes de de reactivado pos de la de la
molienda presenten signos
totalidad
prolongación
que
distingue con relativa frecuencia, pudiendo asociarse a los procesos de reactivado de la(s) superficie(s), esto con la finalidad de disminuir el pulimento, creando una cara más porosa que provoque mayor fricción entre ambas superficies, potenciando así el proceso de molienda. Categorías menos representadas como las estrías también se relacionan con el roce generado entre el soporte y la mano, mediado por el elemento a Todasmoler.estas
vida útil de los mismos (Tabla 12).
en
de minerales. Tipo de huellas Mano de moler Molino Micromortero Mano-Molino Mano-Sobador Pulimento 69 10 1 1 ND Desgaste 70 11 5 1 ND Piqueteo 37 11 5 1 ND Trituramiento 28 0 4 0 ND Estrías 3 1 0 0 ND Lascados 4 0 0 0 ND Pigmento 32 11 4 0 ND Tabla 11: Tipo de huellas que manifiestan las categorías de instrumento de molienda Imagen 34: Mano de moler (I J13, Ind. 32 Imagen 35: Molino (G10, Capa 3) Imagen 36: Micromortero (G10 11, Ind. 9) En este sentido y en relación con
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F.a. (N) F.r. (%) Inicial 14 1 3 18 18,75% Intermedia 58 9 2 1 70 72,92% Avanzada 5 1 1 7 7,29% Agotada 1 1 1,04% Total 78 11 5 1 1 96 100,00% Tabla 13:
Intensidad de uso Mano de moler Molino
Reactivado Mano de moler Molino Micromortero Mano Molino Mano Sobador F.a. (N) F.r.(%) Presente 66 11 4 1 1 83 86,46% Ausente 12 1 13 13,54% Total 78 11 5 1 1 96 100,00% Tabla 12: Frecuencia de categoría de instrumento de molienda por forma general y de sección
En coherencia con lo anterior, en manos de moler y soportes de molienda observamos distintas tendencias en la intensidad de uso de las mismas, lo cual se asocia con los diferentes momentos en que son descartados a lo largo de su vida útil. En el caso de las primeras, se distinguen especímenes en los distintos niveles de intensidad de uso y, aunque se presenta una pieza en estado agotado (1), la mayoría de las manos son descartadas en un momento intermedio de utilización (Imagen 38). Asimismo, se reconocen bastantes en estado inicial. Esta situación, probablemente, se correlaciona con que la mano de moler es un instrumento aprehensible y móvil, lo cual hace poco factible su utilización cuando la sección se adelgaza
Enconsiderablemente.lossoportesdemolienda no observamos ninguno agotado (Tabla 13) y la mayoría de los elementos se descartan en un estado intermedio de uso (Imagen 37). En este tipo de instrumentos, el descarte se realizaría mayormente en este momento de intensidad de uso debido a su carácter no aprehensible. Además, la concavidad generada durante el proceso de molienda es bastante funcional para esta actividad, que se realiza sobre un soporte que en su origen era plano. De esta manera, es coherente que sólo se halle 1 elemento en estado inicial y 1 en estado avanzado de intensidad de uso, ya que se estaría prolongando al máximo su vida útil. Finalmente, y como se ha señalado anteriormente, los micromorteros presentan huellas de uso que solo revelan un estado inicial o intermedio de uso, relacionado con la menor profundidad y extensión de la concavidad en donde se presenta el uso de los mismo. Esto se asociaría a su relación con la molienda inicial de pigmento rojo, residuo muy frecuente en estos instrumentos. Los micromorteros, por lo tanto, se utilizarían en el trituramiento primario del mineral para generar trozos más pequeños que después serán óptimamente molidos en soportes de molienda mayores. Micromortero Mano-Molino Mano-Sobador Frecuencia de categoría de instrumento de molienda por intensidad de uso En el caso de manos de moler, las medidas de largo van entre los 6 y 13 cm, concentrándose los valores en torno a los 10 cm, situación similar a lo que ocurre con el ancho, debido a la prevalencia de morfologías esféricas y elipsoidales. En cuanto al espesor, se observan cifras en torno a los 3 y 6 cm, agrupándose alrededor de los 5 cm. Esto probablemente se asocie con la tendencia al descarte de estos elementos en un estado intermedio de uso. Para los soportes de molienda, la medida más recurrente fue el alto que, aunque presenta datos métricos más variables que el espesor de las manos de moler, se encuentran mayormente entre los 4 y 7 cm, sin embargo los datos son escasos debido a la fragmentación del conjunto. En este caso, los valores se podrían corresponder con la elección de bloques graníticos que permitan una vida útil relativamente extensa, ya que el espesor del mismo va disminuyendo debido a la concavidad que se genera en el proceso de molienda.
Cabe destacar que 11 de estos especímenes presentan residuos de pigmento rojo (Imagen 44), que se presenta muy profusamente en la mayoría de los especímenes abarcando una o ambas caras, bordes y perímetro del instrumento.
SeSobadoresregistraron 19 sobadores (Imagen 39 44), de los cuales 9 se asocian a individuos (3 femeninos alfareros, 2 femeninos arcaicos, 2 masculinos arcaicos y 2 subadultos). Generalmente se encuentran completos y fueron manufacturados sobre roca andesíticas, a excepción de uno de granito y otro de basalto (Tabla Nº14). Los sobadores son esféricos y elipsoidales, mientras la sección es variable observándose biconvexa (12) y plano convexo (5). La mayoría de los elementos no se encuentran formatizados, probablemente debido a que son guijarros de río medianamente redondeados por la corriente del agua, que le proporciona superficies más regulares. Los sobadores poseen generalmente una (10) y dos (9) caras de uso, en las cuales se evidencia sobre todo el pulimento y desgaste como regla general, adicionándole menormente otras variables como las estrías, trituramiento y piqueteo Es coherente, por lo tanto, que se distingan caras muy pulimentadas debido al roce que se genera entre la(s) cara(s) de los sobadores con los cueros. Estas categorías se encontrarían en estado intermedio de uso, y no se distingue ninguna agotada.
Imagen 37: Molino de intensidad de uso intermedia. Sin procedencia Imagen 38: Mano de moler de intensidad de uso avanzada (J14, 3ª, 100 110)
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Tabla 14: Resumen general Imagen 39: Sobador (G10 11, Ind. 9) Imagen 40: Sobador (H112 13, rasgo 1, Ind. 41) Imagen 41: Sobador (F11, Capa 2, Ind. 11) CONSERVACIÓN F.A. (N) F.R. (%) SECCCIÓN F.A. (N) F.R. (%) Completa 16 84,21% Biconvexa 12 63,16% 50% 1 5,26% Plano convexa 5 26,32% 25% 2 10,53% Biplana 1 5,26% TOTAL 19 100,00% Irregular 1 5,26% SECTRA F.A. (N) F.R. (%) TOTAL 19 100,00% Esperfica 8 42,11% CARAS DE USO F.A. (N) F.R. (%) Elpisoidal 10 52,63% 1 10 52,63% ND 1 5,26% 2 9 47,37% TOTAL 19 100,00% TOTAL 19 100,00% HUELLAS DE USO F.A. (N) F.R. (%) PIGMENTO F.A. (N) F.R. (%) Pulimento 3 15,79% Ausente 8 23,82% Pulimento Desgaste 12 63,16% Presente 11 5,32% P D Piqueteo 1 5,26% TOTAL 19 100,00% P D Pi Trituramiento 1 5,26% P D T 1 5,26% P D T Estrías 1 5,26% TOTAL 19 100,00%
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Imagen 42: Sobador (G13) Imagen 43: Sobador (G910, Ind. 9) Imagen 44: Sobador (J13 14) Piedras horadadas
Imagen 45: Piedra horadada (Cumulo 3) Imagen 46: Cilíndrica (F16, Ind 40) Imagen 47: Piedra horadada. Sin procedencia
Se registraron 8 piedras horadas (Imagen 45 a 47), de las cuales 3 se asocian a individuos arcaicos masculinos y a un subadulto. Se encuentran en categorías de preformas (1) y finalizadas, tanto completas (3) como fragmentadas en porciones de 25% (3), 50% (1) y 75% (1). Presentan morfologías esférica (6), alargada (1) y no observable (debido a la fragmentación), mientras que la sección generalmente es biconvexa (6). En todas ellas se evidencia huellas de manufactura como el pulimento y desgaste como regla general, además del piqueteo, para la formatización del perímetro e inicio de la horadación central, y trituramiento ubicado en el perímetro. La morfología de la horadación es variada, observándose bicónica (3), cilíndricas (1) y no observable. Las materias primas también son diversas evidenciándose rocas graníticas (2), andesíticas (3) talcosa clara (1) y volcánica (1), al igual que las dimensiones reconociéndose algunas pequeñas en torno a los 6 cm y otras de 16 cm de diámetro La escasa estandarización, en este caso de sectra, sección, perfil, materias primas, horadación y dimensiones, nos habla de una menor especialización de manufactura así como de una heterogeneidad de ejecutores de estas piezas.
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3 yunques (Imagen 48 y 49), uno de los cuales se encuentra asociado a un individuo masculino alfarero. Se encuentran completos (1) o fragmentados en porciones de 50% (1) y 75% (1). Presentan morfologías elipsoidal (1), irregular (1) y no observable (debido a la fragmentación), mientras que la sección generalmente es biconvexa (1), irregular (1) y no observable. En todas ellas se evidencia huellas de uso como el piqueteo y trituramiento como regla general, sumando a la presencia de lascados en un espécimen, coherente con las actividades de percusión. Todos los elementos tienen indicios de haber sido utilizados en más de una ocasión, detectándose estados de utilización intermedios. Las materias primas también son variadas evidenciándose rocas graníticas (1) y andesíticas (2), mientras que las dimensiones no son observables debido al estado de fragmentación. La presencia de estas piezas en conjunto con los percutores denota que las actividades de talla de instrumentos es local, coherente con lo antes señalado para los derivados de talla y la mayoría de las categorías artefactuales.
SeYunquesregistraron
11 percutores (Imagen 50 a 52), de los cuales dos están asociados a individuos (1 subadulto y un femenino arcaico). Generalmente están completos y poseen entre 25% (6) y 50% (5) de su superficie total con huellas de uso producidas durante la acción de desbaste lítico reconocidas por el trituramiento de los bordes (11) y las extracciones por percusión (9) La mayoría son de andesita (10) y solo uno es de granito. Son de densidad media (5) y baja (6), mientras que su intensidad de uso también es media (8) y baja (3). La presencia de estos elementos en el contexto denota la elaboración de actividades de talla, lo cual es coherente con la importante presencia de derivados de talla y, menormente, de núcleos hallados en el sitio, lo cual ampliaría la funcionalidad de sitio más allá de un cementerio.
SePercutoresregistran
Imagen 48: Yunque (I11, Ind. 15) Imagen 49: Yunque (I12, Capa 3)
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Imagen 50: Percutor densidad media (I12, Capa 3, Ind. 18) Imagen 51: Percutor densidad baja (J10, Fogón 1, Capa 2) Imagen 52: Percutor densidad baja (J13, Capa 3a, Ind. 5)
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3 Trozo de roca talcosa blanca de sección irregular y forma subtriangular; no es de clara factura arqueológica pero pudo ser usada como pigmento (Imagen 54)
6
5 3 guijarros esféricos de andesita oscura que presenta un leve pulimento que podría ser natural. Pueden ser usados como proyectil de honda (Imagen 57 y 58). Diámetros variables de 28 mm, 32 mm y 33 mm
8
SeOtrosdistingue un artefacto reconocido como tortera (Imagen 53; asociado a individuo masculino arcaico), del que se conserva solo un 50% y está elaborado sobre roca talcosa beige oscuro. Es de sectra circular y sección biplana y presenta huellas de manufactura de pulimento y desgaste en ambas caras y en la horadación central, la cual es bicónica. Mide 5 cm de diámetro, 5 mm de espesor y la horadación es de 4mm. Esta pieza es bastante liviana, lo cual pone en duda su función de tortera, pudiendo ser un elemento de carácter ornamental. Se presenta un listado de artefactos de función no definida: 1 Guijarro de río de andesita de sectra y sección irregular (Imagen 56). Presenta pigmento rojo impregnado por toda su superficie, distinguiéndose pequeñas concreciones de este pigmento en algunos sectores. Adicionalmente, se observan círculos de pigmento rojo más oscuro que la superficie del guijarro, los cuales habrían sido trazados con pincel, sin embargo, no son tan claros y están mal conservados (se diferencian aproximadamente 16 de estos círculos). Posteriormente, se habrían trazado líneas curvas y rectas de pigmento café, los cuales se conservan de mejor manera y, en algunos casos, se superponen a los círculos. Estos trazos son más claros y habrían sido efectuados con un pincel.
4
Fragmento de guijarro pulido de roca basáltica oscura de morfología triangular que presenta huellas de pulido en la superficie que puede ser natural, sin embargo, en el extremo distal tiene piqueteo, probablemente generado por uso. Es un instrumento aguzado utilizado posiblemente como horadador o perforador (Imagen 55)
2 Canto astillado de obsidiana que posee un 50% de corteza, sobre el cual no se evidencian extracciones claras de origen antrópico
Guijarro de andesita con algunos sectores de pulimento. No es de clara factura arqueológica y está muy 7fracturado.Rocavolcánica de sección y sectra irregular que no presenta huellas de factura antrópica pero que si evidencia restos de pigmento rojo . 3 guijarros completos o fragmentados de andesita que no presentan pulimento antrópico, pero que si evidencian restos de pigmento rojo . Roca anaranjada muy fragmentada con huellas que parecen ser de factura antrópica, las cuales son marcas paralelas muy juntas de escasa profundidad ubicadas en una de las caras. Mientras, por la otra
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Las actividades de desbaste lítico realizadas en el sitio son de carácter secundario, específicamente de manufactura de instrumentos, lo cual se infiere a partir de la baja existencia de corteza y los talones identificados, en donde priman los planos, seguidos de facetados, seudofacetados, puntiformes y
Los materiales líticos que se describieron previamente, tanto tallados como pulidos piqueteados, se encuentran asociados en un 40% aproximadamente a los individuos y/o entierros presentes en el sitio de Tutuquén. El porcentaje de fractura de los derivados líticos y la presencia de un alto número de entierros en el asentamiento nos dicen, al menos, que hay una importante remoción de sedimento y materiales culturales que podrían haber transitado, sobre todo los más pequeños, desde otros sectores del sitio. A pesar de esta inferencia de remoción, indudablemente muchos artefactos líticos se dispusieron intencionalmente como ofrenda a los individuos enterrados. En general, el sitio Tutuquén se constituye como un contexto diverso, en el cual no solo se hallan elementos relacionados con los entierros humanos.
cara, tiene líneas paralelas y transversales que parecen ser huellas de pulido, además de pequeñas manchitas rojas que podrían ser de pigmento rojo. 10 . Guijarro de andesita esférico de sección biconvexa, con bordes más pulimentados y regulares en comparación con las caras que evidencian pulimento de origen natural. Las primeras podrían corresponder a huellas de factura antrópica. Imagen 53: Tortera? (J13, Indiv. 5) Imagen 54: J13, Capa 1.2, Nivel 40 60 Imagen 55: G14, Capa 2, Nivel 10 20 Imagen 56: I12, Capa 1 Imagen 57: Sin procedencia Imagen 58: F16, 0 90 SINTESIS Y CONCLUSIONES
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rebajados, representativos de la talla marginal y bifacial respectivamente. La menor presencia de talones corticales nos indica que, aunque existen momentos de talla primaria de núcleos asociada con materias primas de calidad regular y de aprovisionamiento inmediato, estas actividades no prevalen en el sitio. La incidencia de la percusión dura nos habla de procesos de talla secundaría, asociada a la manufactura de instrumentos marginales; aunque la percusión blanda también se manifiesta, en relación con la elaboración de instrumentos bifaciales. Esto es coherente con el tamaño mediano pequeño de los derivados y la escasez de corteza en las piezas talladas. De esta forma, encontramos desde derivados muy pequeños asociados al desbaste bifacial avanzado y retoque, hasta subproductos/artefactos de dimensiones muy grandes, aunque predominan las dimensiones medianas En conclusión, los procesos de talla observados en el contexto son sobre todo secundarios, tanto de talla marginal y bifacial, desde el desbaste primario de bifaces hasta la finalización de instrumentos de ambos tipos de astillamiento. Es por esto, que solo podemos hipotetizar acerca de las distancias de aprovisionamiento de las rocas que procesaron en Tutuquén, ya que la matriz predominante es el derivado de talla, aunque también se identifican guijarros y clastos. Las materias primas reconocidas durante el análisis son diversas, siendo mayoritarios los basaltos, seguidos de sílices y obsidiana, y menormente de cristal de roca, cuarzo, andesitas, madera petrificada, riolita y toba. La mayor parte de estas rocas son de calidades de talla buenas o muy buenas, en detrimento de las regulares. Si bien no tenemos certeza de la procedencia de las rocas desbastadas en el asentamiento, podemos hipotetizar que el rango de aprovisionamiento de las andesitas y basaltos es local, debido a la relativa ubicuidad que este tipo de rocas tienen en el paisaje lítico. La presencia de clastos vinculados a rocas regulares, si bien, no es diagnóstica de su zona de aprovisionamiento, la existencia de córtex es coherente con su ubicación en las inmediaciones del sitio. Por otra parte, la identificación de guijarros asociados a sílice y basaltos buenos, hace referencia a su extracción desde zonas cercanas a lechos de ríos, siendo una roca local, aunque no de disponibilidad inmediata, ya que se distinguen menores porcentajes de córtex lo que sería indicativo de que en las zonas de aprovisionamiento se produjo el procesamiento inicial y la elaboración de matrices óptimas de transportar en respuesta a las necesidades tecnológicas de movilidad y producción de instrumentos, en este caso bifaciales. En el caso del cristal de roca, posiblemente exista una zona de aprovisionamiento más restringida espacialmente, situada en el ámbito local pero más lejano. Situación similar se infiere para la madera petrificada, aunque tampoco se han detectado zonas específicas de aprovisionamiento donde se encuentre esta materia prima. Caso aparte es la obsidiana que sería claramente foránea, propia de espacios cordilleranos que, en el caso de la Región del Maule se encuentra frecuentemente en áreas cercanas a la Laguna del Maule. A pesar de que esta roca es la que presenta mayor distancia de aprovisionamiento, igual es factible detectar porcentajes de corteza, no obstante, la mayoría de los derivados se asocian con la talla bifacial vinculada a la elaboración de matrices de este astillamiento en las zonas de obtención para su posterior procesamiento.
Debemos resaltar la tecnología de talla bifacial (derivados correspondientes, puntas, bifaces, preformas y otras categorías formales). La elaboración de estas categorías, si bien no alcanzan la mayor representatividad en el sitio, sería una actividad altamente frecuente tanto desde la tipología de derivados como por la presencia de talones rebajados, seudofacetados y puntiformes, la ausencia de corteza, la percusión blanda y la selección de rocas de buena calidad. Debido a la presencia de derivados de desbaste bifacial y retoque suponemos que muchas de las puntas de proyectil fueron elaboradas en el sitio, principalmente las de basalto y obsidiana, debido a que las cadenas operativas se encuentran bien representadas. En cambio, otras materias primas, que aunque evidencian derivados de desbaste bifacial y/o retoque (sílices, madera, riolita), no es factible reconocer los instrumentos correspondientes por lo que se infiere el traslado de los mismos fuera del contexto. Por otra parte, la presencia de bifaces nos remite al transporte de materia prima hacia el sitio en forma de matrices con escasa o nula corteza, mientras que las preformas nos hablan de estadios de manufactura de las puntas de proyectil.
Las puntas de proyectil comparten modos de manufactura (elaboradas a partir de bifaces y con percusión blanda presión), extensión del astillamiento y coordenadas polares, sin embargo, son diversas en cuanto a dimensiones, sectra y morfología de la base. Aunque no existen numerosas evidencias de que esta heterogeneidad sería producto y/o reflejo de la diversidad social/grupal y diferencias cronológicas, se señala lo siguiente: a . La heterogeneidad, no solo está estrictamente relacionada con procesos de reciclaje; b . Asimismo, no se vincularía con las materias primas, ya que existe una regularidad en su selección (calidad buena o muy buena, más allá de sus características macroscópicas). En este sentido, existiría una intencionalidad en su manufactura que genera estas variaciones, que puede deberse a diferencias en las técnicas de los distintos grupos que enterraron allí a sus individuos y también a aspectos cronológicos, en donde, las puntas de proyectil tienden a ser de dimensiones mayores en momentos del Enarcaico.general, las cadenas operativas que se ven representadas en el contexto hacen referencia a la talla marginal y bifacial, existiendo una tendencia a la utilización de rocas regulares para la manufactura de categorías informales (cepillos, muesca y derivados con modificaciones) y de materias primas buenas o muy buenas para instrumentos bifaciales o tendientes e este astillamiento. De todos estos materiales pétreos observamos que se encuentran representadas las fases secundarias de astillamiento además de su finalización (talla marginal, adelgazamiento bifacial y retoque). Considerando la presencia de núcleos de andesita, podemos señalar que las cadenas operativas de esta roca se encuentran completamente representadas desde las fases primarias (núcleos, derivados de núcleos), hasta la manufactura de instrumentos marginales, su uso y descarte. Sin embargo, la menor presencia o ausencia de núcleos y la menor existencia de corteza en materias primas como basalto de buena calidad, sílice, obsidiana y cristal de roca, nos permite inferir mayormente momentos intermedios y avanzados de elaboración instrumentos marginales y bifaciales. Teniendo en cuenta que las cadenas operativas de los elementos formales son más bien largas, podemos interpretar que los momentos iniciales de la manufactura se efectuaron en otro lugar, probablemente más cercano a la zona de obtención, en donde se habría procesado la materia prima, eliminando la corteza y generando matrices óptimas de ser transportadas como son los bifaces o preformas bifaciales. Sin embargo, muchas de estas puntas de proyectil pueden haber ingresado en estado avanzado de manufactura (obsidiana) o finalizadas, produciéndose sólo el descarte en el asentamiento. En el caso de rocas más escasas como riolita o madera petrificada solo tenemos representadas las etapas finales de manufactura bifacial, y no observamos instrumentos correspondientes, por lo que se infiere el posible traslado de los mismos fuera del contexto. Muchas de las puntas de proyectil y preformas bifaciales pueden haber sido descartadas en asociación a los individuos allí enterrados, a modo de ofrenda, mientras que otras se encuentran fracturadas, siendo ese el motivo de su abandono.
El sitio se caracteriza por una organización tecnológica lítica curada representada tanto por los segmentos de cadenas operativas e instrumentos formales de astillamiento bifacial, en donde, además de predecir la existencia de materias primas de buena calidad, hay una anticipación a las necesidades tecnológicas con el transporte de matrices de rocas con buna fractura (obsidiana). De esta manera, se manufacturan artefactos en donde hay una preocupación en su mantención y reparación, prolongando de esta forma su vida útil con la fabricación de matrices bifaciales de mayor tamaño que son más versátiles y flexibles, como son los bifaces (Nelson 1991). Los instrumentos formales fueron elaborados en el contexto a partir de matrices que fueron transportados, ya que en el contexto se detectaron evidencias de las fases primarias y medias de elaboración bifacial. El carácter curado de la tecnología lítica se evidencia también por las actividades de reciclaje como la reutilización de puntas de proyectil (raspadores, raederas y cuchillos), además del reactivado de piezas formales, que incluso llego a generar secciones espesas y lomos cercanos a los bordes denotando el estado agotado de algunas puntas de proyectil. La estrategia curada convive con la expeditiva, que también se observa frecuentemente en el sitio, caracterizada por una planificación en torno a la predicción de existencia de rocas locales, en pos de la elaboración de categorías informales como cepillos y derivados con modificaciones. Estas categorías son de rápida elaboración y alta tasa de descarte
En cuanto al conjunto pulido piqueteado, podemos distinguir una amplia variedad instrumental que diversifican la funcionalidad del contexto, incluyéndose la presencia de un artefacto que podría ser una tortera o, en su defecto, un adorno. Las materias primas utilizadas para cada tipo de artefactos es adecuada y coherente con la funcionalidad de cada categoría. En este sentido, los instrumentos de molienda se elaboraron sobre rocas graníticas de mala calidad de talla, pero con muy buenas características para moler, tanto restos vegetales como minerales. Los percutores y yunques, en cambio, son primordialmente de andesita dura, para generar los golpes de talla primaria y secundaria, mientras que los sobadores son guijarros de río redondeados de andesita y basalto óptimos para efectuar el sobado de cueros. Rocas graníticas, andesíticas y basálticas serían del ámbito local, como se identificó para el conjunto tallado, por lo cual habrían sido manufacturados usados y descartados en el contexto, y probablemente permanecería en el sitio luego de su abandono, para ser utilizados en visitas futuras al asentamiento. En el caso de piedras horadadas, las materias primas serían locales y, considerando que existe una preforma y un posible horadador se podría pensar en su manufactura in situ, sin embargo, la diversidad de materias primas, rasgos tecnológicos como la sectra y tipo de horadación, nos remiten a distintas formas de manufactura lo que sería un indicio de su traslado desde otros contextos, generando su descarte en el sitio en relación a los individuos allí enterrados La hipotética tortera podría ser un artefacto de carácter ornamental, ya que no tendría el peso indicado para las funciones de hilado. En este sentido, algunos instrumentos no fueron movilizados en pos de sus dimensiones y peso (molienda, percutor, yunques, sobadores), mientras que otros si formarían parte del kit movilizado como alguna de las piedras horadas o adornos. Todo esto diversifica el panorama funcional y se asocian a una de las facetas del asentamiento como cementerio, ya que ingresan en forma de ofrenda o ajuar.
a pesar de que poseen vida útil remanente; así también, no se distinguen actividades de reciclaje ni el transporte de los mismos fuera del asentamiento.
A partir de los datos radiocarbónicos, estratigrafía y materialidad se ha reconocido al menos dos ocupaciones en este sitio una alfarera y otra del periodo Arcaico. La ocupación alfarera sería algo menos profusa que la previa porque se detectaron 10 entierros en comparación con los 19 arcaicos. Los individuos alfareros se reconocen por la presencia de cerámica, rasgos craneométricos y, principalmente, por el entierro en fosas, las cuales se distinguen claramente en estratigrafía interviniendo algunos enterratorios del Arcaico. El Arcaico está representado por 19 individuos, siendo el componente cultural más frecuente del asentamiento, sin embargo, no debemos olvidar que este periodo es muy largo temporalmente y, según las fechas, está siendo utilizado por las sociedades cazadoras recolectoras desde el 10.000 AP hasta el periodo alfarero (1000 AP), dejando una amplia ventana de ocupación. Si observamos el conjunto lítico en general, existe una tendencia hacia lo Arcaico, debido a rasgos tecnológicos del conjunto tallado. Esto se apoya a partir del análisis realizado, en donde se identifica que la tecnología lítica de manufactura de puntas de proyectil es en base a bifaces en detrimento de las matrices de lasca, propia de momentos más tardíos. Otra línea de evidencia son las materias primas, con una amplia diversidad de sílices y una alta selectividad de rocas, ya que se reconoce que las sociedades del PAT utilizan proporcionalmente más materiales pétreos andesíticos o basálticos regulares y, aunque no abandonan las rocas de buena y muy buena calidad de talla, las usan menos profusamente que los grupos arcaicos. Por otro lado, la orientación tecnológica conservada y la presencia de instrumentos formales también nos remiten al Arcaico, aunque existen numerosos artefactos informales propios de ambos periodos. A nivel más específico, dentro del conjunto de pulido piqueteado no se observan diferencias claras en cuanto a asociación a individuos alfareros y arcacios, ya que se presentan en proporciones similares, pero cabe señalar que las piedras horadadas se evidencian solo en los arcaicos. Situación similar ocurre dentro del conjunto artefactual tallado, la única excepción la constituye las herramientas bifaciales las cuales se vinculan a individuos pertenecientes al Arcaico. Esto es coherente con lo descrito previamente para los grupos de cazadores recolectores que se caracterizan por la elaboración de instrumentos bifaciales desde bifaces. Más allá de la cronología del asentamiento, podemos reconocer que
el asentamiento posee una diversidad de elementos que se asocian directa o indirectamente a los entierros, sin embargo, debemos discutir la funcionalidad del mismo. Más allá de esta diferencia cronocultural, podemos señalar que los instrumentos tallados y pulidos que se encuentran asociados a los individuos alcanzan un 40% de representatividad. En este sentido, muchas de estas categorías se habrían dispuesto a modo de ofrenda, no obstante, el resto del conjunto lítico presente en el sitio ingresaría debido a actividades de carácter residencial, realizadas probablemente en la zona misma y/o aledaña. En este sentido, los restos líticos nos señalan que la funcionalidad del sitio no se limita a un mero cementerio, ya que la existencia de una amplia diversidad artefactual de uso cotidiano, la cadenas operativas bien representadas de la mayoría de las materias primas presentes en el asentamiento, además de la importante presencia de derivados de talla nos permite inferir un uso residencial del sitio. En este sentido, podemos señalar que algunas de las categorías formales, informales, derivados y artefactos sobre guijarros manufacturados in situ, pueden haber ingresado a la zona de los entierros como parte de la excavación y sellado de los mismos, con el traslado de sedimento desde las áreas de carácter más residencial. Se ha reconocido que numerosas sociedades de cazadores recolectores no hacen una clara distinción entre espacios domésticos y residenciales, por lo cual, siguen realizado actividades cotidianas en los lugares en donde han enterrado a los individuos. Desde momentos del Arcaico Temprano observamos tal situación con sitios del Complejo Huentelauquén en el Norte Semiárido, como el contexto homónimo, La Chimba 13 y La Fundición, aspecto que se prolonga, al menos, hasta el Arcaico Tardío como lo evidencia el sitio de Punta Teatinos. El hecho de que existan numerosos entierros se vincularía con que aparte de cementerio, este contexto que podría ser un espacio en donde confluyen diversos grupos de cazadores recolectores. Esta línea argumentativa se sustentaría en aspectos como la diversidad de materias primas, que incluye la presencia de cristal de roca y riolita, proveniente de espacios interiores aunque vinculados a la costa, y sobre todo obsidiana propia de la cordillera. Esto denota rangos de movilidad muy amplios y/o contactos entre grupos móviles los cuales acceden a ecotonos diversos. Existen indicadores que nos permite hipotetizar acerca de la confluencia de grupos en el sitio de Tutuquén, como la alta frecuencia de instrumentos de molienda con vida remanente útil, que indicaría una serie de visitas en el asentamiento con historias de abandono y reutilización. Esto, sumado a la diversidad de materias primas, algunas de ellas ligadas a la costa y a la cordillera, nos indica, al menos, sistemas de movilidad o conocimientos amplios y heterogéneos del paisaje. Sin embargo, no debemos olvidar el factor cronológico que pudo contribuir a la heterogeneidad antes descrita. El acceso a zonas diversas en cuanto a recursos bióticos y abióticos no sólo amplia el acceso a los mismos, sino también, al conocimiento espacial que permite la reproducción material y social de las sociedades de cazadores recolectores. Existen evidencias líticas tanto tecnológicas (cadenas operativas, producción de bifaces, estrategia curada), la morfología del instrumental (dimensiones mayores, secciones espesas) y las fechas nos remitiría a un componente cultural mayormente Arcaico. Sin embargo, la ocupación PAT, que a pesar de mostrarse menormente representada en cuanto a individuos, también deben haber generado variaciones en cuanto a la heterogeneidad instrumental de las actividades residencial y mortuorias del asentamiento.
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