En camisa de once varas

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J OSÉ M ª G ONZÁLEZ -S ERNA S ÁNCHEZ

EN CAMISA DE ONCE VARAS PUBLICACIONES DE AULA DE LETRAS SEVILLA, 2012


lasletrasylascosas.wordpress.com


J OSÉ M ª G ONZÁLEZ -S ERNA S ÁNCHEZ

EN CAMISA DE ONCE VARAS DIEZ AÑOS OPINANDO SIN CRITERIO EN LAS LETRAS Y LAS COSAS

PUBLICACIONES DE AULA DE LETRAS SEVILLA, 2011


Textos: José Mª González-Serna Sánchez, 2012. Licencia Creative Commons.- Se permite el uso comercial de la obra y de las posibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original.


Í ndice ¿Qué hay en este libro?................................................................

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Año 2003...................................................................................... 11 Año 2004...................................................................................... 33 Año 2005...................................................................................... 39 Año 2006...................................................................................... 71 Año 2007...................................................................................... 93 Año 2008...................................................................................... 109 Año 2009...................................................................................... 125 Año 2010...................................................................................... 147 Año 2011...................................................................................... 157 Año 2012...................................................................................... 163



¿ Q ué hay e n e st e lib r o ? A preguntas directas, respuestas claras: en este libro encontrará algunas entradas de opinión publicadas en Las letras y las cosas entre 2003 y 2012. Diez años de vida blog y diez años, también, de posición personal. En este tiempo he valorado, con más o menos criterio, diferentes asuntos. Sin embargo, en estas páginas se recopilan solamente aquellos textos que abordan la actualidad, la educación, sucesos cotidianos, costumbres y algunos comportamientos en Internet, dejando las cuestiones literarias y cinematográficas para ser recogidas en otro volumen. Además de los escritos valorativos, en Las letras y las cosas se encuentran textos de diversa naturaleza; desde la ficción al enlace compartido, del manual de uso de una determinada aplicación a la broma puramente coyuntural. Sin embargo, para conmemorar la primera década de azarosa e irregular existencia del blog he querido rescatar aquellos posts en los que la postura personal se hace más evidente. La razón no es otra que mi visión de la escritura de bitácoras como “páginas escritas en primera persona”. En mi particular concepto del blog todo -o casi todo- es opinión. Hay quienes no lo creen y defienden la aparente imparcialidad de sus bitácoras, esconden al autor y sus ideas bajo una manta de anonimato e impersonalidad. Esos blogs pueden ser sumamente interesantes, sin duda; pero quiero creer que el lector de estas páginas busca algo diferente a lo que cualquier web pueda ofrecer: 7


una posición o una idea propia, una visión individualizada de un hecho. La información desnuda y el análisis objetivo pueden -y, quizás, deben- encontrarse en otros lugares, aunque la facilidad de acceso a la publicación que los sistemas de alojamiento de blogs garantizan los hayan convertido en los últimos tiempos en medios idóneos para tales fines. Los blogs nacieron para compartir información dispersa en una web imposible de estructurar; se transformaron después en espacios de conversación al tiempo que la mejora del rendimiento de los buscadores hacía innecesaria esa función; la explosión de las redes sociales ha eliminado también esa finalidad. El resultado es que los blogs, hoy, son todo y nada a la vez; simplemente un canal de comunicación en el que caben diferentes orientaciones, asuntos, propuestas, utilidades. Han desaparecido de ellos esas peculiaridades que durante un breve tiempo tuvieron y los hicieron perfectamente reconocibles en el maremagnum de la Red de redes. Y una de esas notas distintivas era la opinión. No quiero extenderme más sobre estas cuestiones, pues ya les dediqué en 2008 un opúsculo -Tres ideas (y poco más) sobre los blogs- donde se recopilan un buen conjunto de entradas que abordaban diferentes aristas de la actividad bitacoril. Sirva los párrafos anterior simplemente para justificar el por qué de la selección exclusiva de textos valorativos que conforman este libro. Como escribí al principio de este prologuillo, los textos que se recolectan abordan temas variados. El número de posts que dedico a cada uno de ellos y su distribución cronológica creo que puede tener cierto interés, aunque sólo sea para que el lector potencial sepa a qué atenerse antes de adentrarse en él. Actualidad: veintisiete entradas. Educación: quince entradas. Internet: cinco entradas. Miscelánea: veintisiete entradas. 8


Es el año 2003 el que arroja un mayor número de textos valorativos publicados -treinta y dos-; repartiéndose el número de publicaciones de manera homogénea entre el cine, la literatura y un nutrido conjunto misceláneo en el que se abordan cuestiones cotidianas, televisión o política. El siguiente año, sin embargo, los textos de opinión explícita descienden a cinco; aumentando en 2005 a dieciséis, casi todos ellos vinculados a la actualidad de un año complejo (guerra de Irak, cambio de gobierno, cónclave papal). Aparece con fuerza en este último curso un asunto -la educación- al que no había dedicado con anterioridad ni una sóla línea, pese a tratarse de mi actividad profesional. En los siguientes años, la enseñanza y sus miserias se convertirán en tema recurrente del blog, aunque más como sustancia de otro tipo de entradas diferentes a las recolectadas en estas páginas. Si bien la actualidad y la educación son los asuntos más tratados durante 2006, la literatura es el tema primordial durante el año 2007, con doce de las veintiuna opiniones publicadas, y en 2010, con seis de las doce. En los restantes años, ningún tema ha vuelto a ocupar una posición de privilegio. Para finalizar esta presentación creo que debo hacerme una pregunta: ¿qué interés puede despertar una antología como esta? La respuesta ha de ser clara y rotunda: poca. No se encontrarán aquí grandes ideas ni perspectivas esclarecedoras sobre los asuntos tratados; el autor no es nadie que merezca una mirada revisadora de su obra; algunos de los textos pueden tacharse de obsoletos; muchos de ellos muestran una posición excesivamente simplista, incluso näif, en algún caso. Sin embargo, siempre he defendido que lo verdaderamente interesante de escribir un blog es hacerlo para otros y así conocernos mejor a nosotros mismos. Antonio Muñoz Molina expuso hace algún tiempo, La literatura nos enseña a mirar dentro de nosotros y mucho más lejos del alcance de nuestra mirada y de nuestra experiencia. Es una ventana y tam-

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bién es un espejo. Quiero decir: es necesaria. Algunos la consideran un lujo. En todo caso, es un lujo de primera necesidad. (En “La disciplina de la imaginación”, 1998) Creo que estas palabras pueden ser perfectamente aplicables a la escritura de blogs. Durante estos diez años, Las letras y las cosas ha sido mi ventana y mi espejo. De vez en cuando, aunque sea cada década, es conveniente limpiar los cristales.

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Raz one s p or las que al Ca b o cl o no le gust an las gu er r a s Primera razón (y, quizás, segunda también).- Se muere la gente, y se muere de verdad, groseramente casi se podría decir. No hay belleza en la muerte real, no es emotivo un cadáver calcinado al borde del camino, no hay gloria en perecer anónimamente porque una supuesta bomba inteligente se equivocó de destino. Las guerras de verdad no se parecen a las de las películas, aunque los de la TV se empeñen en hacérnoslo creer. A mí me gustan algunas batallas del cine y de la literatura, no sé, el final de Custer en Murieron con las botas puestas, aferrado a la bandera del séptimo regimiento de Michigan mientras disparaba su revolver contra un enemigo imposible; también me gusta La carga de la Brigada Ligera y esa gran cabalgada contra la artillería turca en Balaklava. Pero esas no son batallas de verdad, ahí la gente no nos insulta con su muerte, sino que se dejan caer heroica y espectacularmente de sus caballos o le fallan las últimas fuerzas que guardaban en lo más recóndito de su cuerpo mientras pronuncian alguna maravillosa frase, y cuando el director da por terminada la grabación de la secuencia, los muertes resucitan -milagro entre los milagros- y se comen un bocadillo de mortadela para reponer fuerzas porque -todo el mundo lo sabe, creo- morirse cansa mucho. En cambio, las batallas que se nos avecinan no terminarán con bocadillos de mortadela y botellín de cerveza, 13


todo lo mรกs tendrรกn el triste y deprimente final de las filas de personas esperando su turno de agua y rancho en los campos de refugiados, mientras capitostes del mundo mundial hablan de reconstrucciรณn, de ganar la paz, de libertad y democracia y de lo bueno que ha sido para el mundo la expulsiรณn del tirano. En fin, tengo mรกs razones, pero creo que con estas basta por hoy.

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M i g e ne r ac i ón Leo una historia en Blogalia que lleva por título “My generation”. Su autor parece que anda un poco molesto por el hecho de pertenecer a lo que algún listo de por ahí ha llamado la "Generación X". Creo que no le falta cierta razón, que es necesario que reivindique -que reivindiquéis-, la entidad del grupo nacido entre los años 70 y 77 (así segmenta el autor del blog al que me refiero) y que no hay que permitir los comentarios unas veces críticos y otras conmiserativos que vacas sagradas del análisis de la cultura (o algo así) vierten sobre la juventud (¡Ah, esta juventud!). Comprendo y comparto la postura de quien escribió el texto. Estoy plenamente de acuerdo con el hecho de que Yeltsin tocándole una teta a su secretaria es un hecho capital en la historia de la humanidad. Hombre, lo de que esta generación (¿X?) hizo la guerra de los Balcanes me parece un poco excesivo: ¿las fuerzas militares españolas no estaban allí realizando misiones de paz? Creo que el tono irónico que adquiere el texto al que me estoy refiriendo acaba convirtiéndolo en anecdótico, aunque en su esencia dice verdades como puños. Verdades que pueden perfectamente hacerse extensivas a otros grupos generacionales anteriores, como es el de los nacidos en la década de los 60. Nosotros -sí, yo con ellos- tampoco vivimos la guerra, no estuvimos en Woodstock oyendo a Bob Dylan y Joan Baez, el hecho histórico capital de nuestra infancia es la muerte de Franco que, para muchos, no fue 15


más que unos días de vacaciones. Un buen día, mientras hacíamos gimnasia -no educación física, como ahora- vimos correr a los curas un tanto atropelladamente; después nos enteramos de que un tal Tejero se había liado a tiros en el Congreso, pero, la verdad, no nos importó demasiado porque a finales de ese febrero era ya más importante el pecho entrevisto de nuestra compañera de clase. Votamos por el cambio, pero llegó el referendum de la OTAN y nos dimos cuenta de que en realidad nadie quería cambiar nada. Hoy miramos nuestro pasado y nos damos cuenta de que no hemos hecho nada, ni hemos corrido delante de los grises, ni nos hemos liberado sexualmente; no hemos cambiado el mundo porque la generación inmediatemente anterior a nosotros se empeñó en hacer el cambio ella sola, no hemos cambiado el mundo porque, a la hora de la verdad, el mundo nos interesa ya muy poco. Vivimos, trabajamos en lo que podemos, vamos al psiquiatra porque el cortocircuito cerebral alcanza ya unos niveles insoportables, estamos llenos de traumas pero no podemos quejarnos porque nos hemos hecho adultos en democracia, libertad y en el estado del bienestar. Como véis, casi todo el mundo tiene algo de qué quejarse.

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L a c r ue ldad r e fi n a d a El horror parece que no terminará nunca. Esta mañana mientras desayunaba en el bar leí en El Correo de Andalucía una noticia que me heló la sangre: al parecer, los presos iraquíes son sometidos a audiciones de Metallica y de canciones de Barrio Sésamo por parte de sus carceleros norteamericanos para torturarles hasta la extenuación. Creo que sobran las palabras a la hora de valorar los métodos empleados por el imperio para conseguir información relevante. ¿Dónde pararán? ¿Qué será lo próximo? Igual les da por leerles pasajes de Bukowski o de Cernuda hasta hacerles reventar y que digan dónde están las malditas armas de destucción masiva. Por cierto, el próximo domingo me dicen por aquí que hay elecciones municipales y autonómicas. Hay que ver qué pronto pasa el tiempo. Hace casi nada estábamos viendo los bombardeos por la tele y yendo a manifestaciones... ¿Ya se nos habrá olvidado el niño Alí? ¿Y la niña sin pies? ¿Y la foto de las Azores? ¿Y las palabras de la ministra Palacios?

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¡ J o, t í a, qué fue r t e! -¿Y te vas a hacer el tatuaje esta tarde? -Eso quiero, tía, pero tengo que llevar un permiso de mi madre porque no tengo 18. -Pues yo iré con la mía. -Qué suerte, ¿no? -No sé, tía, ella dice que también se hace uno. -Pues está muy bien eso, tía ¿no quieres? -Jo, tía, no sé, es mi madre, tía, es muy fuerte. Preguntas: ¿unirá el tatuador a dos generaciones enfrentadas? ¿serán las tendencias que entienden el cuerpo como soporte artístico la solución a la tradicional crisis generacional? ¿tendrá este Caboclo que tatuarse algo dentro de unos años?

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V i v o hor r or i z ánd o m e Enciendo la tele y me quedo absolutamente pasmado: Karina canta El baúl de los recuerdos, Micky aparece poco después, completamente calvo y con cara de Coto Matamoros sesentón, para espetarme algo así como No sé nadar, éxito apabullante de 1964. Publicidad. Diez minutos después Juan Bau, Alma -la de los tres sudamericanos sin sudamericanos-, Braulio. No puedo soportarlo y apago la tele. Telecinco sigue intentando explotar la gallina de los huevos de oro tras el éxito del Hotel Glam(our) encerrando a ocho voces-ecos del pasado durante todo el verano, supongo. Alta cultura, morbo, bronca, ordinariez, cutrez, patetismo (¡Ay, ese Juan Bau con tan buena voz que tenía!). "El ganador grabará un disco que relanzará su carrera musical", dice la web del programa. Si no teníamos bastante con los de Operación Triunfo y las Belle Pop encima habremos de tragarnos ahora las estantiguas de los sesenta.

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6 de agost o El 6 de agosto de 1945, EE.UU. arrojó sus bombas atómicas sobre suelo japonés. Como todos los años, aquí en Rota hubo una marcha silenciosa hasta la puerta de la Base Naval, ahora conjunta, pero siempre americana. Máscaras fosforescentes, silencio, velas encendidas y un puñado de personas caminando ante las miradas de turistas y personal autóctono. Después de la manifestación, hablaba con un comerciante de aquí y me decía que él no entendía que se hiciera nada contra los americanos, que al menos él no entendía que se hiciera nada aquí en Rota. -Mire -me decía-, la Base es la única empresa fuerte de la localidad y la mayoría de la gente del pueblo le debemos algo. Yo sé que los tíos estos de vez en cuando se van por el mundo a desconejar, pero aquí vivimos de ellos y si nos los quitan no sé de qué vamos a comer. Y yo me quedé con cara de acelga, porque el hombre tenía su parte de razón. Por un lado me pide el cuerpo gritar "bases fuera", pero por otra me costaría mucho trabajo asumir que 35.000 personas se quedaran sin futuro económico. No sé qué pensar, bueno, sí que lo sé: "Bases fuera" e inversiones en la zona. Vida, para todos.

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D e c ole c c i ón Pues llevaba casi un mes sin ver la tele, pero con esto del Mundial de Atletismo he vuelto por mis fueros y me paso algún que otro rato delante de la pantallita viendo cómo sudan los "supermanes" y "superwomanes". Claro que el ver la tele trae consigo ver anuncios. A mi me gustan los anuncios de finales de agosto y principios de septiembre porque están llenos de buenas intenciones para el curso que comienza, con sus cursos de idiomas, sus vueltas al cole en diferentes centros comerciales y sus colecciones. Este año me parece que el coleccionismo se ha disparado. Enumero. Dedales de colección, relojes de colección, soldados de plomo de las guerras del siglo XX, construye tu coche radiocontrol, fotografía digital, sonido digital, muebles para la casa de muñecas, las insignias de la liga de fútbol bañadas en oro. Quizás falten algunas colecciones, no sé, la de las plumas, por ejemplo, o alguna de libros clásicos, porque siempre es necesario llenar unos metros de estantería con libros en bonita encuadernación. Autopreguntas al respecto: ¿Por qué se colecciona tanto? ¿Hay alguna razón social no aparente que justifique la demanda de los productos coleccionables? ¿Es más bien un intento de las empresas por crear un comprador fiel, regular y sometido? ¿Alguien termina alguna colección? ¿Por qué no colecciono yo? ¿Los dedales serían una buena opción? 21


P aqui t o c hoc olater o ¿Qué tendrá el pasodoble que saca la parte oscura de nuestra personalidad? Señoras sesentonas muy bien trajeadas, adolescentes monísimas, jovencitos peinados a la gomina encrestada, maduritos de traje oscuro, la novia con su cola de tres metros y el novio con cara de borracho. Suena la música y todos se transforman, como por arte de magia rojaygualda, como si fueran otros paquitos que sueñan con el paseíllo del domingo desde el puesto de la fábrica. Todos a la pista, agarrándose los brazos y moviendo la pelvis en un vaivén obsceno. ¿Era este el movimiento que soñaba Paquito el chocolatero? Un espectáculo único de ver, sobre todo si soy capaz de escaparme de mi cuerpo y verme a mí mismo chocolateando por la pista. La fiesta no, no puede parar, y el ritmo de Paquito nos hará perder la cabeza. Esta es España, ¿o no?.

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L as c osas de l fum a d o r Los que fumamos somos un poco idiotas, la verdad. Y no me refiero al simple hecho de fumar, que es una idiotez en sí misma -por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa-, sino a nuestra actitud. Me explico. Esta mañana la Cabocla fue a comprar tabaco y le dieron un paquete de esos nuevos que llevan como una especie de esquela mortuoria -¡hay que tener mala leche!- en el que decía: EL TABACO PUEDE MATAR Como nos parece lógico a los que conocemos a la Cabocla, le dijo al estanquero que si podía cambiarle el paquete. Y se lo cambió. Ahora ponía... FUMAR PROVOCA ENFERMEDADES PULMONARES DE CARÁCTER MORTAL Tampoco lo quiso. Nuevo cambio. Así estuvo hasta que le salió el de "Fumar molesta a los que le rodean", que parece algo más suave, sobre todo si, como dice la Cabocla, una fuma en la ventana y echa el humo para donde no hay nadie. El caso es que, como los fumadores somos como somos, con esta nueva norma de las esquelas no van a conseguir que dejemos de fumar -y además, ¿le interesa al gobierno que dejemos de fumar todos?-, pero sí que se formen colas en los estancos hasta que nos salga la estampìta 23


que menos nos moleste. Claro que es muy posible que vuelvan a ponerse de moda las pitilleras y asĂ­ solamente hay que ver las esquelitas mortuorias un momento y despuĂŠs te fumas los cigarrillos la mar de a gusto hasta que acabemos echando los pulmones por la boca.

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L a p at r i a Tengo un dolor aquí, del lado de la patria. Así comienza Estado de exilio, de Cristina Peri Rossi. Es este un libro de poemas escrito a consecuencia del exilio de la autora uruguaya en 1972 y que ha publicado por primera vez en este año 2003. Hay en él poemas tremendos (el número XXIII, por ejemplo), y otros que no lo son tanto, hecho que explica el que no haya visto la luz hasta hoy, supongo. Pero esta noche lo he recordado porque a mi no me duele el lado de la patria. Cada vez me siento más como el que no se quiso levantar de la cama el día de la fiesta nacional (Brassens dixit); y no estoy hablando de grandes cuestiones, no creáis, en realidad estoy hablando de fútbol porque mientras veía el partido España-Portugal deseaba que ganase Portugal. De hecho, desde hace ya varios años me viene sucediendo lo mismo. ¿Será algo grave? ¿Me habrá desaparecido el lado de la patria? ¿Por qué no me duele España? Es más, ¿por qué no me duele ningún país, ninguna patria? La realidad es que cada vez me importan menos los países reales. Me duelen, sin embargo, los imaginados, mis mitos geográfico-emocionales, por ponerles una etiqueta: Santiago de Chile, Buenos Aires, México, 25


Lisboa en tiempos de Pessoa o de Pereira, ese que tantas cosas sostenía, y tantos otros. Esas ciudades sí que me duelen, pero no son las ciudades de hoy las que me importan, sino las ciudades y los países que he leído y con los que puedo soñar y verme caminado por el Chiado al atardecer, por ejemplo, y al volver una esquina cualquiera divisar al fondo de una plaza el Palacio de la Moneda o la Casa Rosada o la mole de la Universidad Autónoma de México. Las casas a veces son de piedra oscura, y en otras ocasiones están pintadas de colores, rosa, celeste, amarillo, como me imagino que están pintadas las casas junto al Río de de la Plata, aunque también en Cádiz -Baluarte de los Mártires-, a la orilla del mar. Y después del paseo despierto y veo en la televisión fiestas de banderas rojigualdas o del color que sea, himnos nacionales, manos en el corazón, miradas fijas que quieren honrar las enseñas nacionales y a mi no me parecen más que telas o sonidos o gestos con los que no termino de identificarme porque he perdido el lado de la patria.

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Solidar i dad y banc os d e m ier d a ¿Por qué se empeñan las grandes empresas en captar clientes mediante la estrategia solidaria? Ejemplo: El último spot de TV del Banco de Santander utiliza una estética ONG del tipo Intermon con imágenes del tercer mundo para captar nuevas domiciliaciones de nóminas. Si domicilia usted su nómina en nuestro banco, nosotros, que somos la mar de generosos y buenas personas, daremos una miseria de dinero para que los miserables negritos del Congo o de donde sea puedan comer. Ahora bien, si usted no domicilia su nómina.... ¿seré culpable acaso de la muerte de los pobres negritos del Congo? La verdad es que me parece indecente. Me parece indecente que tengan que existir ONGs que cubran las responsabilidades que los estados no quieren asumir; me parece indecente que un banco de mierda utilice a los pobres negritos del Congo como reclamo; me parece indecente que ese banco de mierda me haga sentir culpable, que utilice mi sentimiento de culpa. Puestos a sentirme responsable, prefiero que me provoque la culpabilidad Intermon, Greenpeace o Anesvad, pero no una panda de millonarios que quieren ser todavía más ricos valiéndose de cualquier recurso, sea moral o no.

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De calie nt ap ollas y m oro s d emier d a Como el dentista -o cirujano maxilo-facial, como quieran ustedes- me destrozó la boca este martes pasado, me encuentro recluido en aqueste mi hogar entre dolores, boca reseca, y molestias de diferente grado. Entre esas molestias está la de tener tiempo libre para ver la televisión por la mañana, grave error donde los haya, y por encima de todo, asistir atónito al bochornoso espectáculo del programa de Mª Teresa Campos. Ayer miércoles, a eso de las once y media de la mañana, un grupo de renombrados analistas de la cultura, la sociedad y la problemática humana -¿es necesario que de sus nombres?- discutían sobre los últimos acontecimientos en la casa de Gran Hermano. Estas exquisitas personas se permitieron el lujo de llamar a una de las concursantes, siempre en tono cariñoso, "calientapollas"; en legítima defensa la indignada madre de la concursante se puso en contacto telefónico con el programa. La mujer, la verdad, no estuvo mal en su defensa apasionada de la hija, pero al final perdió un poco los papeles y acabó llamando "morodemierda" a otro de los participantes en el concurso que, según parece, no se lleva del todo bien con su hija. Ahí se lió. Los analistas de la cultura popular y baluartes de modos democráticos se arrojaron sobre la madre afeándole por turnos rigurosos el uso de la expresión. Ya nadie se acordaba de que apenas unos minutos antes habían llamado a la niña "calientapollas". Ejercicio de hipocresía mediática de libro. Tremenda la Campos. 28


Mis m at r i m oni os son r ea l es Titulaba El Mundo esta mañana que toda la sociedad española aprobaba el futuro matrimonio del ciudadano Borbón y Grecia. Intuyo que debe haber un problema de información porque, una de tres, o miente el periódico o se les ha pasado preguntarme o es que yo no soy miembro de la "sociedad española", que todo puede pasar. Alguno podrá pensar que por qué narices me parece mal el bodorrio real, que total, no es más que un ciudadano más, que si me importa, que mire el evento como uno de tantos. Claro que yo pienso que en asuntos de monarquías lo de las bodas es importante porque es la manera en que se reproducen y eternizan las dinastías. La verdad es que tenía la secreta esperanza de que la nuestra se agotara por falta de descendencia, o que, llegado el caso, al ciudadano Borbón y Grecia le diera un “pa’llá” de locura y se casase con la dama retratada en la imagen superior, que no me negarán que es buena moza y encima ya viene vestida de blanco y todo. Pero no, el hombre ha decidido matrimoniar con mujer plebeya -¡qué popular es esta monarquía nuestra! ¡qué sencillos que son!-, aunque eso sí, con una zeta en el nombre de pila, porque no podía llamarse "Leticia" como cualquier hija de vecina, ¡qué iban a pensar las generaciones futuras de tamaña osadía!

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Re sp onsable s ¿Quiénes son los responsables de las siete muertes en Irak? - Los terroristas iraquíes. -Me dicen algunos mientras se llenan la boca de patria. Sin embargo, algunos pensamos que la responsabilidad está en quien los mandó allí, a tierras que no eran las nuestras. También pensamos, entonces, que si los responsables de las muertes son los iraquíes, igual Agustina de Aragón también era una terrorista, pero ¿no era una heroína? Así al menos la presentaba el libro de Historia que me hicieron estudiar. A mí esto de que me cambien las reglas a mitad de la partida me pone muy, pero que muy, nervioso. Mientras escribo estas palabras me acuerdo de las noticias de Antena 3 de anoche en las que decían algo así como que los agentes muertos habían caído salvaguardando la integridad de la Patria. ¿De mi Patria? ¿allá en Mesopotamia? Yo creía que España limitaba al norte con Francia, al Oeste con Portugal, al Sur con Marruecos y al Este con el Mar Mediterráneo. Claro, que igual es que seguimos siendo -o queremos volver a ser- una potencia colonial y yo no me he enterado. En fin, para qué seguir escribiendo sobre el tema. Descansen en paz los muertos, pero ardan las conciencias de los responsables verdaderos de sus muertes. Esas conciencias que están tan tranquilas, como ya dijo en 30


su momento nuestro líder indiscutible, sabio rector de los designios de España, José Mª Aznar, a quien Dios guarde muchos años. P.S. Esta madrugada murieron 45 iraquíes ¿serían terroristas? Si es así, están mejor muertos, supongo que pensarán. Otro dato, el sábado, creo, las fuerzas norteamericanas dispararon contra dos niñas... ¿también eran terroristas? - No hombre, no. Eso fueron daños colaterales. -me dicen.

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D e m ar a m ar "De mar a mar, y entre los dos, la guerra", escribió Antonio Machado al final de sus días, pero para mí esa guerra no es hoy la de las bombas y las mentiras mediáticas. No hablo de esa ahora, sino de la guerra de cada día, la de vivir y la de ver vivir. Porque hay bandos irreconciliables, porque la neutralidad no es posible. La guerra de amar y dejar de amar. La guerra del "se acabó" y del "no acepto que se haya acabado", la de la angustia y la locura cotidiana. Batallas cada día, en cada momento, escaramuzas, emboscadas del corazón, pálpito de sienes, bombeo de sangre. Explosiones. De mar a mar, y entre los dos, la guerra, y entre los dos, personas convertidas en armas, kamikazes incoscientes. Víctimas. Futuros contendientes.

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A 単o 2 004



¿ Qui é n e s M anue l J . H u r t a d o ? Lo que yo sé: - Escribe en Libertad Digital, lo que ya puede dar alguna pista. - Publica hoy un artículo en el que habla de Golpe de Estado, pero del que, según él, dieron entre el viernes y el sábado, el PSOE, el Grupo Prisa y todos los malos juntos que hay en el mundo. - Compara las actuaciones de Rubalcaba con las del KGB y la Stasi. - Denomina al PP como el primer partido de España (¿no sacó el PSOE más votos el domingo?) El artículo no tiene desperdicio. Aunque puedo entender que en algunos sectores del país exista una sensación de "cabreo" motivada por los resultados del 14 M, a mí me empieza a "cabrear" que se justifique la derrota negando la victoria, que se pìense en los votantes como en seres descerebrados que hacen lo que dice la Cadena Ser, como si la mayoría de nuestro país no se informara a través de los telediarios de TVE (que alguien les enseñe el Estudio General de Medios). ¡Dios mío! ¿Qué está pasando? Yo simplemente creía que el PSOE había ganado unas elecciones y que las había ganado por diferentes motivos que explotaron todos juntos el 14-M, entre los cuales, por supuesto, los atentados de Madrid fueron determinantes. La gente votó en conse35


cuencia, fue a los colegios electorales en un porcentaje muy superior a elecciones anteriores, y votรณ mayoritariamente al PSOE, de manera consciente, de manera respetable, de manera democrรกtica. Y punto. Y ya estรก bien.

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G ale r í a de los hor r o r es Vía Bitacoras.org he llegado a un par de weblogs dignos, a mi modo de ver, de formar parte de un museo de los horrores bitacoril, si ello existiese. Sin duda me podrán acusar ustedes de elitista, de excluyente o de lo que les de la real gana, pero lo cierto es que no entiendo cómo alguien puede mantener un sitio cuyo único objetivo es el insulto en lenguaje directo o cómo es posible que otros dediquen parte de su tiempo a colgar imágenes en las que se describe paso por paso la manera de hacerse un te con un tampax, por ejemplo. Estoy completamente seguro de que sus autores se sentirán provocadores, rompedores, puntas de lanza de colectivos emergentes que chocan contra la línea de flotación de esta cibersociedad tan aburrida y pagada de sí misma; estoy seguro de que se sentirán felices porque quizás crean que escandalizan al salirse de la norma. Lo cierto es que, personalmente, me parece una solemne idiotez ocupar espacio en la red para estas cosas, aunque bien es cierto que cada cual puede hacer lo que le venga en gana, siempre y cuando quede muy claro que es porque les viene en gana, y no porque quieran darme (darnos) una lección de modernidad y ruptura radical.

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Ja im e C ap m any y su p u ch er a z o Esta tarde he acompañado a mis caboclitas a clase de música y, mientras esperaba que terminase la clase, me he acercado a un bar a tomar una manzanillita, que uno ya está para infusiones y poco más. Para mi desgracia, en el bar de la condenada manzanilla tenía el ABC en su edición sevillana -casi ná- y el aquí presente, que es de la tierra, no ha podido resistir la tentación de leerlo un rato por el aquel de las noticias provincianas, las esquelas mortuorias -gran tradición por estos lares- y otras informaciones absolutamente indispensables para poder sobrevivir. Lo cierto es que hace unos años mi médico de cabecera me prohibió terminantemente semejantes lecturas porque mi tensión arterial podría no soportar ciertas cosas escritas de cierta manera... Bueno, mejor decir, escritas a la manera del ABC, que es una manera muy concreta y conservadora -en formol- de escribir. Hoy me he saltado la recomendación médica y todo iba relativamente bien mientras leía la postura del periódico sobre el informe de los expertos esos que han escrito sobre cómo arreglar lo de la tele. Una palpitación -horror- me vino al cuello al leer la postura editorial en relación al referendum del domingo. Definitivamente me puse enfermo de necesidad al enfrentarme a la columna de Jaime Capmany. Merece párrafo aparte, válgame Dios.

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"El pucherazo", la ha titulado. En ella, el venerable ¿periodista? sugiere -más bien afirma- que en las votaciones del otro día se produjo un auténtico pucherazo por parte del gobierno para maquillar la escasa participación y hacerla rebasar la cota psicológica del 40 por ciento. Y se queda el tío tan ancho. No da un argumento, ni una prueba, solamente su palabra ¿de dios? Lo dice Capmany, es ley verdadera. Lo dramático de esto es que muchas personas que conozco bien porque me son muy allegadas, me dirán que ciertamente el Gobierno ha falseado los datos de participación para esconder su fracaso. Y me lo dirán y argumentarán basándose en que lo han leído en "la prensa", aunque dicha prensa no demuestre ni aporte el más mínimo dato que justifique las afirmaciones. Esta es la ley del "aquí vale todo" para conseguir determinados fines. Esta es la ley de los que tienen la posibilidad de hacer llegar sus palabras y sus opiniones a un buen número de ciudadanos. Lo digo porque puedo decirlo, no porque tenga la más mínima razón para escribirlo, debió pensar el colaborador de ABC. Periodismo del bueno, sí señor. Como habrán comprobado, mi médico tenía razón: debo seleccionar más y mejor mis lecturas. Y también debo no volver a leer a Jaime Capmany. Prometido.


Se m ana S ant a y Gue r r a Civil Tengo que reconocer que me apasiona la Semana Santa de Sevilla y que he leído algo sobre ella, en especial sobre la historia de las distintas hermandades, sus procesos de fundación y la posible significación de los mismos. Aunque existen bastantes libros, como el de Isidoro Moreno, que abordan el espectáculo desde un punto de vista antropológico o puramente histórico, lo cierto es que la mayoría de la literatura que existe sobre el tema se deja caer en un folklorismo provinciano evidente o un sentimentalismo religioso de lo más rancio. Bueno, el caso es que quería comentar alguna cosilla sobre la relación entre la Guerra Civil y la Semana Santa. En Sevilla existe una hermandad, la de La Paz, que fue fundada en 1939 por excombatientes. Los nombres que recibieron sus titulares fueron los de María Santísima de la Paz y Nuestro Padre Jesús de la Victoria, lo que hace evidente que la fundación de esta hermandad no tuvo nada que ver con un deseo de reconciliación entre bandos, sino más bien con el ejercicio orgulloso del bando vencedor contra las hordas rojas y ateas, y que esa Paz a la que alude el nombre de la Virgen no fue sino una paz impuesta, una paz del vencedor. Algo similar me consta que sucedió en otros lugares de España, lo cual, por otra parte, parece explicable. También la Hermandad de la Estrella tiene alguna relación, si no con la Guerra Civil, sí con los años inmediatamente anteriores y posterio43


res. El caso es que durante la II República, según cuenta en su libro sobre la Semana Santa sevillana Isidoro Moreno, se produjo un plante de las hermandades sevillanas contra el gobierno repúblicano y estas se negaron a realizar sus salidas procesionales. Todas menos la Estrella; motivo por el cual, durante un tiempo, se conoció a esta cofradía como La republicana. Al terminar la Guerra, lógicamente, los nuevos tiempos que corrían por acá impidieron seguir utilizando ese sobrenombre, por lo que comenzó a llamársela La valiente; pero también se hizo necesario justificar nuevamente el sobrenombre, de manera que se instauró el nuevo mito de ser una hermandad que se arriesgaba a salir a la calle incluso en días de lluvia. La historia fue reescrita porque la nueva sociedad dominante salida de la Guerra no podía tolerar la vinculación de una de sus cofradías con algo que se consideraba demoníaco y contrario a todos los principios religiosos defendidos por el nacional-catolicismo. Despues de más de 60 años las memorias se van borrando, como es el caso del sobrenombre de La Estrella, y cuando no se puede, porque el nombre de los títulares -caso de La Paz- sigue aporreando las conciencias, se intenta justificar, reescribiendo nuevamente la historia: el pasado Domingo de Ramos escuché en la radio una reseña histórica de la Hermandad de La Paz en la que se decía que fue fundada al término de la Guerra incivil "por excombatientes de ambos bandos en un perfecto y grandioso ejemplo de cómo el sentir cofrade puede ser capaz de unir bandos aparentemente irreconciliables". Otro ejemplo de reescritura histórica que busca acallar conciencias, supongo.

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C óc lav e a la v i s t a Qué bien que hayamos vuelto ahora que se nos acerca el Cónclave. Apasionante, oye: los papables, las casas de apuestas, los yo no quiero pero si me nombráis, los yo sí quiero, yo sí quiero, venga ya qué trabajo os cuesta si, total, ya soy viejito. Y es que debe ser la leche ser Papa. Como se dice por ahí que cualquier bautizado puede ser nombrado Papa, yo, -no es que me haga ilusiones ¡eh!- he estado preparando mentalmente la posibilidad de ser elegido, pero no sé si en realidad me apetece demasiado. Se lo he comentado a la Cabocla: - Oye tú, que igual me nombran Papa de Roma. - ¡Vaya! Entonces no podremos ir este año de vacaciones a la playa con las niñas. Y tiene razón la tía: se me joden las vacaciones. También veo otro problemilla además del de las vacaciones: ¿qué hago con las caboclitas? La verdad es que no me las imagino correteando por la Sixtina y la pequeña es capaz de pintarrajear en cualquier fresco (de los pintados, me refiero, que la niña es muy respetuosa con las personas). Otra duda que me corroe es que si me nombran Papa, ¿cuándo me avisan? ¿Antes de meterle el cerillo a la fumata o después? Yo supongo 45


que debe ser antes porque creo recordar que cuando sale la columna de humo blanco, en muy poco tiempo sale el elegido al balcón. Sí, seguro que me llaman antes al móvil o me mandan un correo electrónico avisándome, y mientras llego y no se dedican a seguir votando, pero ya en plan de broma y como riéndose. En fin, supongo que habrá que esperar para ver cómo se desarrolla todo el procedimiento. Por cierto, no os quepa duda que si al final resulto elegido pienso escribir un post contándolo todo, aunque con nombre supuesto, claro está. Después igual dejo de escribir por aquí porque no me parece del todo bien ser Papa y andar por esos mundos de Dios contando cosas que igual no deben contarse, secretos vaticanos y demás, me refiero.

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Libe r t ad D i gi t al y C o n t r a Z P Desde luego que cada uno es libre de emplear su tiempo y esfuerzos en hacer lo que le salga de las narices. Más o menos, claro. A través de Libertad Digital (no pongo el enlace porque yo también soy libre de hacer lo que quiera) me entero de que la gente de El ZaPatazo (tampoco pongo enlace, ea) ha sacado un servicio de alojamiento de bitácoras. Buena noticia: más gente escribiendo en español y haciendo grande la blogocosa hispana. Lo que menos me gusta de la iniciativa es que se trata de una comunidad temática, ya que las bitácoras alojadas deben versar sobre ataques-ridiculizaciones-acusaciones o lo que sea, siempre y cuando vayan contra el gobierno actual de esta España nuestra de todos los demonios. Contra ZP se llama el servicio (y tampoco he puesto enlace, caramba; los puristas de esta cosa de los weblogs me van a crucificar). No sé, pero estas iniciativas te hacen pensar un poco en la actitud de unos y en la de otros. Que yo sepa no se lanzó ningún alojamiento Contra Aznar, aunque bien es cierto, tengo que reconocerlo, que buena parte de la blogosfera española de aquellos tiempos (coño, si solamente hace un año) destilaba un noseque que no debía gustar mucho en los círculos peperos. Esta actitud de la derecha española, sin duda alguna, es reflejo de un victimismo visceral transformado en pataleta que solamente traerá como consecuencia más enfrentamientos, por ahora, y gracias a Dios, verbales en su mayoría. 47


Alguien me dirá, siguiendo con el razonamiento planteado por el PP, que no es más que un mecanismo de defensa de la derecha democrática (sí, esa que dice que retirar estatuas de dictadores es una humillación gratuita de una parte de la población española) frente a la presión mediática del PSOE; pero esa presión mediática que dicen sufrir las gentes de orden no debe ser muy diferente de la que sufrimos las de desorden (que digo yo que de vez en cuando me dejo los calzoncillos tirados por el suelo, pero que no es para que se me llame así en público, me parece): El Mundo, COPE, Libertad Digital, ABC, Antena 3, etcétera. Por no hablar de la presión diaria de una parte de nuestras familias: ¿qué me dices ahora de la ministra de tal y cual? ¿y con lo de los pisos de 30 metros qué? En fin, la verdad es que vivimos en un país fracturado en dos Españas (Machado siempre tuvo razón) en el que la cosa no va a mayores porque, a la hora de la verdad, supongo que nos paramos a pensar y nos damos cuenta de que tampoco es para tanto, que hay mucho más ruido que nueces en el cesto.

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Pulse r a 1 00% c at ó l ico Leyendo una historia en Cambalache he llegado a la edición digital del Semanario Alba y al verlo he recordado que hace unos días mi cuñado recomendaba a mi hermana, que se me está haciendo kika, que lo comprara cada semana porque era una lectura muy interesante para los católicos convencidos. Oye, me ha picado la curiosidad y me he puesto a leerlo. Tres cosas me tienen preso....., perdón, que me he liado; quiero decir que tres cosas quisiera comentar del semanario: Primera cosa.- La fantástica promoción de la pulsera 100 % católico. Amarillo vaticano para dar ejemplo de cristianismo allá por donde se vaya. Supongo que en el futuro sacarán nuevas promociones para abarcar a más posibles compradores: ¡¡¡Primicia mundial: la pulsera 50 % católico, porque no todos somos héroes!!! Es posible, quiero suponer, que te la puedan personalizar: - Oiga, mire, que si me pueden vender una pulsera 36'57 % cristiano ecuménico. ................. - Pues yo quisiera una 150 % católico de los de verdad y, encima, de Sevilla ¡arsa, toma ya! Segunda cosa.- La ideología de fondo. Cuando hablaba mi cuñado de esta publicación yo me la imaginaba como el típico periódico en el que 49


se abordan cuestiones espirituales, la acción social de la Iglesia, entrevistas con personajes importantes dentro del catolicismo, buenos sentimientos, en fin, lo que ofrecen muchas revistas, y que está muy bien, caramba, que no todo el mundo es descreído y ser católico no es malo, hombre. Pero me puse a leer un texto titulado Agit-Prop y me he dado cuenta de que lo que hay en Alba no es catolicismo, sino nacional-catolicismo. No es un periódico cristiano, es un periódico de derechas que dice que habla de cristianismo, pero, por lo que he podido ver, solamente de aquellas cuestiones "cristianas" que tienen que ver con la política. Vamos, que se usa el sentimiento religioso de mucha gente para arrojarlo contra el gobierno del PSOE. Tercera cosa.- Visto como iba el asunto, no me quedó más remedio que intentar averiguar quiénes estaban detrás del Semanario. Os transcribo algunos item de la declaración de intenciones: ALBA es un periódico de información semanal de perspectiva católica. ALBA es un medio dirigido a la familia. ALBA es un medio claro y combativo que va a contar la verdad sin complejos. En ALBA creemos que existe una realidad suficientemente importante y noticiosa que no aparece en los medios de comunicación o muchas veces es tergiversada o manipulada. ALBA viene a cubrir esa demanda de información de una forma valiente y decidida. Y sigo brujuleando y en la base de la página veo que Alba pertenece al Grupo Intereconomía y, claro, me permitirán que haga un poco de demagogia: ¿no se decía en el Evangelio no sé qué de que era más difícil que entrara un rico en el Reino de los Cielos que pasara un camello por el ojo de una aguja? No deja de ser curioso que pertenezcan a un mismo grupo una publicación sobre Bolsa, inversiones, dinero y otra sobre espíritu religioso, ¿o es que alguien lo ve como parte de la misma realidad? Quizás sea eso. 50


E x t r a om ne s Pues vaya lunes que tenemos: jornada de liga, victoria de Rafa Nadal en Montecarlo, elecciones vascas... y el comienzo del Cónclave. ¡Uff ! Permitanme que yo hable del Cónclave. Siempre que llega una elección de Papa, mucha gente se dedica a repasar las profecías de Malaquías, de Nostradamus, de Fátima y de sabe Dios quién más. Parece que si a los señores de la púrpura les da por elegir al Cardenal Arize, por ejemplo, el resto de la humanidad la habrá cagado, literalmente, porque como todos sabemos ya a estas alturas, según no sé qué profeta, toca ahora un Papa negro y después el fin del mundo. Tengo que reconocer que ando un poco asustadillo, sobre todo después de leer en el 20 minutos que existe una posibilidad de que en el 2034 un asteroide choque con la Tierra y acabe con todos nosotros. El verdadero problema no es la amenaza del asteroide, sino que para entonces Bruce Willis no estará ya en condiciones de lanzarse al espacio con su equipo de prospectores para salvarnos a todos de una muerte cierta. Desde luego es que esta gente de la prensa gratuita tienen muy poco sentido de la oportunidad. En cualquier caso, no pienso permitir que miedos futuros me impidan disfrutar del Cónclave que empieza hoy con toda su batería de ritos absolutamente maravillosos y, sobre todo, con la incertidumbre de quién saldrá elegido. Por supuesto, yo también tengo mi favorito o, al

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menos, su perfil. Claro está que solamente conozco a aquellos que han salido en los distintos medios, pero podría haber un tapado. De entre ellos me gusta Claudio Hummes, de Sao Paulo, por varios motivos. En primer lugar porque es franciscano, y no me negarán que el fundador y la historia de la Orden tiene un puntazo revolucionario (para su época) tremendo. Se me antoja que podría ser muy bueno para la Iglesia, y para los que no son Iglesia, un Papa sensible hacia la pobreza, tolerante con los cambios del mundo y sus pecados, flexible. También me gusta de Hummes sus coqueteos pasados con la Teología de la Liberación, que supongo que habrá dejado algo de poso en su pensamiento, aunque últimamente no lo haya expresado tanto como quisiéramos algunos. ¿Más nombres? Pues otros que van en línea similar: Madariaga, Amigo Vallejo, Martini, algún desconocido del tipo del que salía en Las sandalias del pescador (por cierto, que todos los días zapeo un rato para ver si la programan en la tele y no hay manera) En fin, que comienza el Cónclave con sus fumatas, aunque, siendo realista, me temo que nada cambie y que el señor que dentro de unos días salga al balcón de San Pedro siga haciendo las cosas como hasta ahora y la jerarquía eclesiástica desperdicie una nueva oportunidad de situarse acorde con los tiempos que corren, tanto en el Tercer Mundo, como en el Primero.

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L luv i a de i de a s Ratzinger, papa. Benedicto XVI. Paladín de la ortodoxia. Mano derecha de Juan Pablo II. Todos los cardenales, excepto dos, fueron nombrados por Juan Pablo II. Doctrina. Continuismo. Europa, tierra de misión. Primer mundo. Más del 40 % de los católicos son latinoamericanos. Miembros de la alta jerarquía de la Iglesia dicen que el Tercer Mundo no está preparado para aportar un Papa. Eurocentrismo. El Norte vence al Sur hasta en lo religioso. Enemigo de la Teología de la Liberación. Oportunidad perdida. Ni hablar de los retos del siglo XXI. ¿Quién será el que aborde la situación de la mujer en la Iglesia?. Control de la natalidad. Sida. Pobreza. Desajustes globalizadores. Vida digna. Vida, valle de lágrimas. En algunas parroquias, me comentan, la elección de ayer se vio como un fracaso más. ¿Es tan malo el relativismo? Papa de transición. ¿Se puede abogar por la transición en cuestiones tan importantes? No todos somos tan pétreos como Ratzinger. ¿La Paloma se posó en Ratzinger? Ratzinger, Papa. Ratzinger, héroe de la doctrina. Ratzinger, curia romana. Ratzinger: no esperemos sorpresas. Ratzinger Z.

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Ha y v e c e s e n que no d eb er ía e nt r ar e n la blog o co s a Y es una verdad como un templo. Las causas. Arranco mi Firefox y abro la flamante extensión que me permite navegar a través de mis feeds. Leo un rato por aquí y por allí y acabo llegando a casa de Akin, y de ahí, pulsando sobre su enlace, a La conjura de los necios. Me gusta lo que leo y pulso sobre el vínculo que incluye para ir a visitar al enemigo. ¡Maldición, el enemigo tiene foros! Mi masoquismo no me permite resistir y peco. El desarrollo. Leo varios hilos. ¡Uff, qué mal me está sentando esta excursión! Aparte de lo que se escribe, no hay que perderse los iconitos con los que firman: las banderas vaticanas y fotos del Papa Ratzinger son abundantísimas, supongo que a causa de la tendencia actual en moda conservadora para la temporada de primavera-verano. Aterrizo en el hilo sobre los matrimonios homosexuales porque la verdad es que me va la marcha, quiero decir que me gusta saber cómo piensan y se expresan los otros. Transcribo algunas frases:

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"La alternativa de los partidos de la oposición era una forma de unión civil, parecida a lo que hicieron en Francia. Lo cual es también una profunda desnaturalización de la institución del matrimonio." Evidentemente del matrimonio católico, claro, pero lo civil digo yo que abarca a los católicos y a los no católicos. "¿Cuando nos mobilizamos para salir y defender nuestros derechos?" ¿Cuáles serán esos derechos? (por cierto, nótese la falta de ortografía en la palabra 'movilizarse', que digo yo que los conservadores debieran conservar, por lo menos, las normas básicas del castellano) "Seamos fieles a nuestras promesas de nuestro bautismo..." ¿Alguno de vosotros prometió algo cuando se bautizó? Y si lo hizo, ¿decía en algún lugar algo sobre los matrimonios gays? "¡No tengamos miedo!" ¿Y de qué van a tener miedo estas personas? ¿De que se los enculen en una esquina oscura a la vuelta de la manifestación de la que hablan? Bueno, tengo que reconocer que no me he portado del todo bien, porque he tomado solamente un comentario y he extraído frases descontextualizadas. Sí, lo reconozco; pero creedme que lo he hecho para no ser muy ácido, ya que era lo más suave, el inicio del tema, después llegaron los desbarres del personal que pasaba por allí. ¡Venga, os pongo un ejemplo!: "No me resigno a ver morir las raíces cristianas de España y el sentido común (también laico)." Sniff, sniff, y yo que creía que no era para tanto la cosa. Igual va a ser que la puñetera ley no es que permita los matrimonios homosexuales, es que nos obliga a ello. En fin, no hay mal que por bien no venga: un compañero de trabajo tiene un bigote retorcido de lo más interesante... 55


"¿Hay un nexo entre políticas sociales tan "experimentales" como las de ZP, falta de confianza en el futuro y crisis económica?" Las consecuencias. La voz de mi conciencia, es decir, mi santa Cabocla, me remacha: - ¡Que te tengo dicho que no leas cosas raras, coño ya! Después no hay quien te aguante hasta que se te olvida.

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P ac t ar c on e l D i a b l o Llevo un par de días pensando qué escribir sobre la manifestación del sábado. Llevo desde el domingo leyendo y oyendo cosas. No sé por qué, considero que debo decir algo, aunque la realidad es que no creo que importe a nadie lo que pueda escribir en estas páginas; además no sé en qué tono hacerlo porque no quiero ofender a nadie. Es complicado. Comprendo que algunas víctimas del terrorismo se sientan traicionadas por un gobierno que abre una posibilidad al diálogo con ETA si se dan unas condiciones mínimas. Las entiendo. Probablemente si yo hubiera sufrido el drama de la pérdida de un ser querido también estaría indignado. Ahora y antes, en 1998. Pero..., pero no creo que exista más alternativa para acabar con el terrorismo que sentarse en una mesa a dialogar. La vía policial es la que se ha seguido siempre y, gracias a ella, se detienen terroristas. Bien. Pero sigue habiendo más. Sinceramente, creo que hay que dar una oportunidad a la paz aunque cueste, aunque apeste. Hoy escuchaba a un político -perdonadme la inconsistencia de la cita, pero no recuerdo quién era- decir algo así como que la política la hacen los vivos y no los muertos. Es una afirmación fuerte. Lo sé. También creo que es una declaración a la que no le falta razón, aunque cueste 57


trabajo aceptarlo. Quizás sea necesario pensar en acabar con el terrorismo en un futuro cercano y hacer todo lo posible por llegar a dicho objetivo, y probar todos los caminos para llegar a ese fin. Ya sé que suena a Maquiavelo, pero la mínima posibilidad de que estalle la paz lo merece, de manera que no existan nuevas víctimas del terrorismo. La manifestación del sábado me ha hecho pensar que no soy una buena persona porque creo que hay que contar con las víctimas, sí, pero hasta cierto límite: hasta el momento en que haya que decirles que sentimos en lo más hondo su tragedia, que su tragedia es la nuestra, que su tragedia es nuestro fracaso, si queréis, pero que todos tenemos que pensar en cómo acabar con el terrorismo. Cueste lo que cueste. Ya sé que es mucho pedir. Ya sé que es una opinión. Ya sé que no soy víctima del terrorismo. Ya sé que escribo desde la relativa comodidad del Sur. Sé todas esas cosas, pero es que no veo más salida que pactar con el Diablo.

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Co nv i v e nc i a e n las a u l a s Vía Burguillos-Educa he llegado a una noticia publicada en la edición sevillana de ABC en la que se relata el caso de una agresión sufrida por una profesora del IES Ramón Carande de Sevilla. Bueno, otro caso más, pensará alguno. El problema es que empiezan a ser demasiados los casos, y no me refiero exclusivamente a las agresiones hacia docentes, sino al clima de convivencia inestable que se está instaurando en los centros de secundaria, principalmente, en los que una mínima chispa puede hacer saltar un auténtico polvorín. El problema verdadero es que no existe, o al menos yo no conozco, una respuesta de la organización educativa ante el problema. ¿Qué hacer ante los conflictos? Mediar y, llegado el caso, sancionar. Y las sanciones, como sabemos, se reducen en la práctica a la expulsión temporal del aula, el cambio de grupo, la realización de tareas o, en el caso de las muy graves, el cambio de centro. Personalmente, la solución "Cambio de centro" no me parece la más oportuna, ya que no resuelve el problema, sino que lo traslada. Es evidente que a veces es necesario proponer dicho cambio, sobre todo cuando se han agotado otras correcciones o cuando el conflicto afecta directamente a miembros de la comunidad educativa con grave daño de los mismos, como parece ser la situación actual en el IES Ramón Carande. Pero quitando esas situaciones, muy a menudo se recurre a 59


dicha corrección porque la organización de los centros no permite otra alternativa. Se me ocurre que los conflictos escolares habría que abordarlos de manera decidida por todos los sectores implicados, desde las Delegaciones Provinciales a los Servicios Sociales de los Ayuntamientos, pasando, como es lógico, por el propio centro y el entorno familiar del alumno en cuestión. ¿No sería posible, por ejemplo, que existiese la figura del monitor escolar que atendiese al alumno mientras está expulsado del aula? De esta manera no siempre sería necesario enviar al alumno a su casa, con los problemas que eso podría generar, sino que permanecería en el propio centro realizando las tareas académicas que garantizase el seguimiento del curso. Porque no nos engañemos, la expulsión no es nada más que un mecanismo para quitarnos al alumno de encima, pero el alumno acaba volviendo y, entonces, ¿qué hacemos con él? Yo creo que los alumnos no debieran ser expulsados de los centros salvo como último recurso, aunque entiendo que puede ser necesario "sacarlos del aula", para lo cual haría falta que existiesen profesionales que se encargaran de él; y esos profesionales no tendrían, ni deberían, ser los propios docentes del instituto.

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Exilio, t om at e y m e di os de co mu n ica ció n Allá por el final de la década de los 70, Aviador DRO y sus obreros especializados cantaban un tema llamado "La televisión es nutritiva". Entonces todavía no existía Aquí hay tomate y sus presentadores debían andar aprendiendo a relacionarse con los demás de la manera en que lo hacen. Hoy he estado viendo un rato del programa que presentan Carmen Alcayde y J.J. Vázquez y me he dado cuenta de que realmente Telecinco hace con dicho programa periodismo de investigación del bueno. ¡Qué lástima que en España no se reconozca el trabajo del equipo del Tomate con algún que otro Premio Ondas! o, ¿por qué no decirlo?, con un Príncipe de Asturias de la Comunicación… o de la Concordia, ya puestos. El caso es que llevan varios días anunciando unas estremecedoras y violentas imágenes en las que Julián Muñoz es apedreado por la multitud. Así, repito, vienen anunciándolo al menos desde el viernes pasado y a lo largo de todo el programa de hoy, lógicamente con la intención de captar la atención de los espectadores. Aproximadamente en mitad del programa, pinchan por fin las imágenes y resulta que las mismas no son actuales, sino que datan de 1996. De hecho, la protesta popular no era contra el propio Julián Muñoz, sino contra el Alcalde de Marbella

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-Jesús Gil en aquel año- y el partido que lo sustentaba en entonces y al que sí pertenecía el Sr. Muñoz. A mi esta forma de actuar me parece absolutamente indecente por lo que supone de insulto a la inteligencia de los espectadores del programa. No debería permitirse que un medio jugara de esta forma con las fechas, la información, que descontextualizara de esta manera para perseguir no sé qué objetivos. Se podrá objetar que el Tomate es un programa de clara intención burlesca, pero no por ello parece justificado jugar de esa manera con las personas: las protagonistas de la historia y los espectadores actuales del programa. No se puede frivolizar con todo. Pero no es la única perla de hoy. En otro momento han estado hablando de un abogado, Emilio Rodríguez Menéndez, al que presentan como exiliado en Argentina. Lógicamente me preocupo, porque creía vivir en una nación en la que se respetaban las libertades individuales hasta el punto de no ser necesario el exilio. Resulta que el tal abogado ciertamente se encuentra en Argentina huido de la justicia española. No me puedo creer que los responsables del programa jueguen con el idioma de esta manera, así que me voy al Diccionario de la Real Academia: exiliado, da. 1. adj. Expatriado, generalmente por motivos políticos. U.t c s. Esto es lo que dice nuestro DRAE. La verdad es que la causa política de la expatriación solamente es el sentido habitual de la palabra, pero está tan extendido que no creo que existan muchos hablantes de español que no identifiquen exilio con persecución política. ¿Por qué se hace esto? Creo que es evidente que los responsables del programa no piensan en las motivaciones políticas de la huida del personaje; de hecho, estoy seguro que la utilización del término "exilio" se hace con intención burlesca, ya que el sujeto en cuestión, al parecer, 62


defiende la idea de que es un "perseguido político" (creo recordar que tenía algo que ver con video de Pedro J. Ramírez o algo así), pero en cualquier caso pienso que no se puede jugar con las expresiones de esa manera y que no se puede frivolizar con algo tan importante. Es posible que ellos tengan muy clara su intención caricaturesca pero ¿la tienen igual de clara los televidentes, la totalidad de los espectadores? Me cabe la duda.

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R oc í o y las e di t or ia l es ¿Les he hablado alguna vez de Rocío? Creo que no. Es una alumna de mi Centro que padece algo parecido a una parálisis cerebral que le impide moverse y comunicarse. Rocío solamente puede ver, oír, sentir y mover su brazo derecho muy, muy lentamente. Está en 2º de Bachillerato. Sobre Rocío puede hablarse mucho. Algunas personas más de mi centro -muy pocas, a decir verdad- llevamos ya demasiados años hablando mucho con instituciones, compañeros, más instituciones. La hemos paseado, ha salido en un cartel de unas jornadas sobre educación y discapacidad. Algunos técnicos que vinieron un día a evaluarla en un ratillo, decidieron cuál era el hardware que se adaptaba a su minusvalía, aunque los que trabajábamos con ella a diario nos cansábamos de decir que esa no era la solución, que la solución pasaba por un mecanismo que permitiera que Rocía controlara el cursor con lo único que puede mover: sus ojos. Ese hardware existe, pero no para Rocío, parece. Otro día igual sigo escribiendo sobre lo anterior, sobre las frustraciones, sobre el cansancio de la alumna. Hoy no. Hoy me quiero centrar en el día a día de mi alumna de Lengua de 2º de Bachillerato. Para compensar su minusvalía, Rocío cuenta en la actualidad con las siguientes herramientas: 64


- Un ordenador en un aula que compró para ella nuestro instituto; no la Delegación de Educación de Sevilla, ni la Consejería de Educación, ni el EOE, ni el Ayuntamiento de La Rinconada ni nadie. Lo compró el instituto cuando los que trabajábamos con ella nos dimos cuenta que no podíamos esperar gran cosa de ninguna institución (¿os podéis imaginar la enorme cantidad de peticiones escritas, proyectos, memoranda, papelotes que hemos movido?). - Un ordenador en su casa. - Un teclado numérico externo que se conecta por USB y que se supone es el hardware idóneo para que una persona que mueve únicamente su brazo derecho muy, muy lentamente y sin poder afinar el movimiento se comunique con el mundo y aprenda. Eso nos dijeron… Bueno, también nos dijeron off the record que otras soluciones eran muy caras: !¡¡Andalucía, imparable!!! - Software: un disco con una recopilación de software casi obsoleto, inadecuado a la edad mental de Rocío y a su desarrollo intelectual y, a todas luces, inútil. - Como recursos humano de apoyo, contamos con una cuidadora que se ocupa de llevarla de un lugar a otro, asearla, etcétera. Ya me dirán cómo aprende Rocío en estas condiciones. Con lo que tenemos, algunos profesores -muy pocos- hemos intentado enseñarle algo, adaptando el curriculum a un soporte que ella pudiese manejar, con la consecuente inversión de un enorme tiempo extra por parte del profesorado. Por supuesto, los que hemos hecho esto no hemos recibido jamás ni una mala reducción horaria, es más, no hemos recibido ni las gracias, no ya de la Administración educativa, ni tan siquiera de los propios compañeros del Centro. Así son las cosas y yo las acepto, porque no soy profesor de Rocío para que me reduzcan horas. Lo que ya acepto menos es la actitud de algunas editoriales, y perdónenme el salto de contenido. Se me ocurrió que la editorial del libro de 65


texto que tenemos puesto en 2º de Bachillerato (29 euros el pelotazo, por cierto) podría facilitarme una versión del mismo en formato PDF o similar, de manera que Rocío pudiese consultar los contenidos y no quedarse exclusivamente con los esquemas que yo le voy facilitando. A día de hoy no he conseguido todavía el libro. Me han dado mil excusas: que si lo tienen en formato Mac (¿y qué?, pienso), que si van a sacar una versión nueva el curso próximo que llevará un CD con el libro para su uso en centros TIC…. Lo que será muy interesante el año que viene, pero Rocío tiene que estudiar este año. Total que no hay manera. Supongo que los indocumentadois de la editorial pensarán que me voy a dedicar al tráfico ilegal con su apestoso libro de texto; apestoso libro con el que, por cierto, han ganado en mi centro unos 2175 euros, por no mencionar lo que gana cada año la misma empresa en 1º y 2º de ESO con casi 300 alumnos. Lo peor de toda esta historia ha sido la desfachatez con la que se despidió la comercial de la empresa en cuestión después de una larga charla, después de que le sugiriera -bueno, más bien garantizara- que no volvería a recomendar su libro en 2º de Bachillerato y que ya veríamos que pasaba el próximo curso con los de Secundaria, después de todo esto, la comercial, con su mejor sonrisa dibujada en los labios abrió su maletín y sacó unas novelas juveniles y me las entregó diciendo: - Mirad si ponéis alguna lectura en Secundaria de nuestro catálogo, hombre, que no conseguimos tirar pa’lante. - Lo tendré en cuenta -le dije.

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T r abaj ar c on Ro cío Creo que ya he escrito en alguna ocasión sobre Rocío, alumna discapacitada de mi Centro. Probablemente debiera escribir más sobre ella y sus circunstancias escolares, que son para salir corriendo. Algún día quisiera escribir de largo sobre cómo las instituciones educativas (de las Consejerías a los Institutos o, incluso, los departamentos didácticos) atienden a este tipo de alumnos valiéndose de la buena voluntad de las personas (familia, alumnos, profesores, ordenanzas…) y de esa manera acaban afirmando que se produce una completa y total integración del alumnado discapacitado. La buena voluntad de las personas es la herramienta predilecta de la Administración; jugar con los sentimientos que provoca el trato con personas que han sufrido un mazazo brutal en sus vidas. Hoy han venido a verme al Instituto unos compañeros de otra localidad que tiene este curso un alumno en condiciones similares a las de Rocío. Un inspector de la provincia les ha puesto en contacto conmigo, sí, "con ese chico que dicen que ha trabajado con la paralítica cerebral". Han llegado a las doce de la mañana, cuando ya había terminado mis clases de hoy (4), y se han sentado a escucharme muy atentamente. Ellos y el inspector y alguien de no sé dónde más. Vamos, que lo que iba a ser una charla informal se ha convertido en una mini-conferencia. Menos mal que me lo veía venir y estos días pasados he estado 67


preparando la intervención con toda la parefernalia de presentación en pantalla, ejemplos de aplicaciones, sugerencias, bibliografía, baterías de recursos. Todo lo he preparado en mi tiempo libre. Y también he dado mi mini-charla en mi tiempo libre. Al final me lo han agradecido mucho, cosa de la que me alegro. También me lo ha agradecido el señor inspector. Entendedme bien. No me importa ayudar a unos compañeros que se encuentran con un problema por el que ya he pasado. Lo que sí me importa algo más es que el contacto entre esos compañeros y yo se haya producido a través de la inspección educativa, de las instituciones educativas, y la respuesta final de estas sea un simple gracias. Me parece que, cuando menos, debiera certificarse el acto, ¿no os parece? No sé, me han presentado como "experto" y yo creo que con los "expertos" se trata de manera diferente. Supongo que os parecerá una nimiedad lo que estoy contando; hasta es probable que os parezca un ser con un punto de mezquindad, pero os ruego que os pongáis en mi lugar. Llevo seis años trabajando con esta chica, tengo que pelearme cada día por que su ordenador esté en funcionamiento, invierto cada tarde una media de una hora en la preparación de materiales escolares, solamente otros dos compañeros se han dedicado a ella en estos años, cuando en mi Centro se habla de Rocío se hace refiriéndose a ella como un problema. El aprendizaje de esta cría se está produciendo gracias a la buena voluntad, a la caridad -¿por qué no llamarlo así?-, de ciertas personas sin el más mínimo reconocimiento profesional de su tarea. Y el señor inspector supongo que quedaría completamente satisfecho con su actuación educativa de hoy. Ha matado dos pájaros de un tiro: agradece a un profesor su trabajo y da a otros unas pautas para que se busquen la vida con su alumno discapacitado "siguiendo el método de trabajo del chico este". Asunto resuelto. Lo de hoy me ha parecido un ejemplo más de cómo las Instituciones hacen dejación de sus responsabilidades apoyándose en la buena volun68


tad de las personas. Y en casos como el de Roc铆o o el de tantos otros no creo que deba hablarse de caridad, sino de justicia y de derecho a la educaci贸n. Derecho a la ense帽anza que esta alumna necesita. Eso es integraci贸n, y no el simple almacenaje de alumnos entre cuatro paredes.

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M e p r e gunt o ¿Puede un padre de las 3000 Viviendas elegir el centro escolar en el que estudiarán sus hijos? ¿Cuántos centros escolares concertados existen en las 3000 Viviendas, por ejemplo? ¿En qué barrios se localizan la mayoría de los centros concertados? ¿Puede ese mismo padre negarse a que de sus impuestos se subvencione la enseñanza concertada a la que no puede acceder porque no cubre su demarcación? Como habrá gente que lea esto que no sea de Sevilla diré que las 3000 es uno de los barrios más pobres y abandonados de la ciudad; diré también que la mayoría de centros concertados se localizan en barrios como Nervión, Los Remedios y Casco Antiguo; diré que en estos barrios la extracción socioeconómica es media-alta y que en ellos suele triunfar el PP en las elecciones. Supongo que todas estas personas que llevan a sus hijos a estos centros concertados para que reciban clases de profesores pagados por "papá estado" se habrán desplazado a Madrid este fin de semana -en AVE, por supuesto- a gritar por lo que ellos creen es un atentado contra la libertad de los padres a elegir centro escolar. Asumo que me podáis acusar de demagogo, pero como es mi blog… 70


A 単o 2 006



L o ge e k Es que uno no sirve ni para ser geek. Hasta hace nada de tiempo estaba completamente decidido a cambiar mi portátil, ya algo anciano, renqueante y aquejado de problemas de energía. Quería algo pequeño y ligero, rápido, con una batería que me garantizase al menos tres horas continuadas de trabajo. He estado mirando marcas y modelos: Sony, Samsung, HP, Apple. Casi estba decidido ya por cruzar otra frontera y pasarme a la marca de la manzana mordisqueada, que siempre he sentido un no sé qué por esos aparatos desde aquellos modelos mandarina. Sí, me había decido por uno de los nuevos y blanquitos MacBook, tan monos y tan pijos; tan diferentes. Pero no fui a comprarlo. Pensé en esperar hasta las vacaciones, por el aquel de que rodase el nuevo modelo, porque leía por ahí que se calentaban; en fin, porque sí. Y en la espera he seguido pensando y pensando. He visto otras cosas, me he despojado de las orejeras informáticas y he encontrado La casa de las estilográficas. Hoy me doy cuenta de que si quiero portabilidad y diseño, monerías y pijadas, no hay nada mejor que una buena Visconti, por ejemplo, y un cuadernito tamaño cuartilla de páginas blancas y pastas duras. En esta semana sin falta iré a alguna de esas papelerías del centro con mostradores de madera y vitrinas de cristal, hablaré con el dependiente, me 73


enseñará diferentes modelos, dudaré entre uno u otro y acabaré saliendo de la tienda con un breve paquetito que contendrá portabilidad, diseño, tradición, exclusividad. Me pasearé por mi mundo con una estilográfica en el bolsillo de la camisa y un cuadernito en las manos. Y no necesitaré más batería que la necesaria para cargar mi cuerpo cada mañana.

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A vue lt as c on e l r e la t ivis m o Parece que desde la llegada de Benedicto XVI la palabra "relativismo" es la estrella fulgente del discurso católico o, mejor, ultracatólico. El cardenal Cañizares expresa su descontento con la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía porque plantea, a su juicio, "un relativismo moral y una relación instrumental entre los hombres". La verdad es que desconozco que contenidos se impartirán en esta asignatura nueva, pero supongo que incluirá cuestiones que tengan que ver con la educación vial, educación para la salud, derechos humanos, coeducación, tratamiento de inmigrantes, formación en valores democráticos y otros contenidos que las leyes educativas anteriores incluía como "contenidos transversales" que debieran abordarse desde todas las asignaturas pero que raramente se acababan tratando en el aula. No sé, la verdad, en qué consistirá ese relativismo al que se refiere el señor, monseñor, Cañizares. También los obispos andaluces -¡Ay, mis obispos!- se reunieron el otro día para tomar unas cañas y hablar de sus cosas. Al final de la reunión se dejaron caer con un folleto que distribuirán gratuitamente -¿de dónde sale el dinero, por cierto? Ah, sí, de la declaración de la renta y del Concordato ese- en las respectivas diócesis en el que expresan su preocupación por el nuevo Estatuto de Autonomía de Andalucía porque "relativiza la unidad de España como nación". Que digo yo que esa 75


parte de los Evangelios donde se dice algo así como dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios no se la han leído estos señores, monseñores. O sí, pero han "relativizado" su significado, pienso.

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Re fr e ndum Ayer hubo referendum en Cataluña. - ¿No me digas, tío? Pues sí, fíjate lo que son las cosas, que casi no nos enteramos en el resto del país, estado, península o cosa, como llamemos a esto, con lo del fútbol. - ¡Oye, habla por ti! Pues eso hago, hablar por mí. El caso es que anoche, entre partido y partido, estuve escuchando un rato la radio, que estaba aburridilla, por cierto, con eso del referendum. Así y todo me hizo gracia escuchar a uno de nuestros Padres de la Patria haciendo malabares con los porcentajes de participación y de noes. Para el susodicho, resulta que el 51 % de abstención debe sumarse al veintinosecuantos de noes y así terminar diciendo que el setenta y tantos por ciento de síes, prácticamente, no tiene valor. En fin, un delirio, creo. Con lo anterior no quiero que nadie piense que estoy de acuerdo con unos o con otros, porque lo triste de esto es que me da igual. Probablemente sea un gravísimo error por mi parte, pero no puedo evitar pensar que esto del estatuto de Cataluña no es tan importante ni supone la disolución del estado ni la entrada en un proceso de balcanización que nos lleve a sabe Dios qué. Y es que soy una mente cándida. 77


L o j ust o A veces, el viento trae la certeza de que no hay una brizna de justicia en este mundo. Se trata de una impresión explosiva, una especie de flash que ilumina la percepción de lo que nos rodea convirtiéndonos, por un momento, en videntes de la verdad. Son pequeñas pistas las que nos hacen pensar así: un plato que de repente estalla contra el suelo, un frenazo, el reventar de un globo y el llanto de un niño, una cría de gorrión caída en el suelo. Pequeños detalles, en suma. Claro que esto de la justicia es muy relativo, depende de cómo lea la situación cada cual y de cómo se valore lo aportado y lo recogido. La fábula de la cigarra y la hormiga me ha resultado siempre muy ilustradora a este respecto, porque es tremendamente injusto que la cigarra se alimente a costa del trabajo incansable de la hormiga, pero también lo es, sin lugar a dudas, que el pobre animal acabe muriendo de hambre mientras la puñetera hormiga envejece un invierno más entre sus abundancias. Una situación difícil que nos obliga a tomar partido a sabiendas de que todos somos cigarras y hormigas dependiendo de las circunstancias, aunque se nos olvide a menudo que un día fuimos cigarra o fuimos hormiga y nos permitamos juzgar al otro según el rol que desempeñemos en ese momento. Un asunto difícil, reitero, esto de la justicia o no de las situaciones, de las acciones personales, del mundo. Tan complejo y cambiante en nues78


tras apreciaciones que necesitamos buscar una explicación trascendente: los justos serán premiados. Y, entonces, aparecen las construcciones verbales en futuro que apaciguan el desasosiego. Pero más adelante siempre acabamos planteándonos la misma idea de futuro. El porvenir se nos escapa entre los dedos, como un puñado de fina arena que quisiéramos mantener en las manos, que apretamos y, mientras más lo hacemos, mayor es la fuga. Llegamos a pensar, al igual que aquellos “punk” de los ochenta, que no hay futuro y, por ende, que no hay justicia, y volvemos a ser cigarras u hormigas según sople el viento del momento, horrorizándonos por ser cigarras, indignándonos por ser hormigas. Volando de una a otra postura, viviendo como quien navega por un temporal que arroja nuestros cuerpos vehementemente contra las márgenes de la vida. En esto se nos va el tiempo, dejándonos a la mayoría, a la medianía, insatisfechos con casi todo lo que hemos protagonizado, pendientes de cosas tan vagas como la trascendencia, la memoria o el saber estar; aspirando, en muchas ocasiones, a ser pagados con un epitafio en el que se diga, sucintamente, “Supo estar. Navegó y no se hundió”.

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Q ue t r at a de E sp a ñ a Uno creía que aquellos a quienes se les llena la boca de España serían los primeros en volcarse ante los problemas de la patria, pero parece que no es así. O también pede ser que la llegada de cayucos no sea un problema digno de ser atajado desde cada uno de los rincones del país. Algo debe fallar en mi apreciación porque si no es así no se entiende que Comunidades Autónomas tan "españolas", o de gobiernos tan "españoles", como La Rioja se nieguen a aceptar la atención de inmigrantes o acepten números tan elevados como 5, que es lo que acogerá Castilla y León, según parece. Me resulta muy curioso que un partido que habla constantemente de la ruptura de la patria no se vuelque en las situaciones que afectan a la totalidad de la nación, que afectan a la humanidad, con mayúscula y sin ella. ¡Ay, España, mi España!

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¡Qu é poco t r abaj am os algun o s pr o f es o r es ! Andaba hoy en el Aula de Informática con un curso de 4º de ESO la mar de relajadito. Los estudiantes trabajaban en un ejercicio de comprensión de textos sobre un poema de Joaquín Sabina que les había planteado en el Moodle que utilizamos como plataforma de clase y todo iba como la seda: silencio, trabajo, preguntas y respuestas relajadas. Ideal. En esas estábamos cuando un compañero viene a hacerme una pregunta y se queda admirado de cómo está funcionando la clase y me prgunta si él podría hacer algo similar. - Pues faltaría más -le contesto-. Cuando quieras te explico cómo hacerlo. Me dice que ese puede ser un buen momento, ya que mis alumnos están trabajando de forma autónoma y él tiene un huequecillo de horario. Nos ponemos a la tarea y le explico sucintamente cómo he preparado la actividad del día: he buscado el texto de la canción y lo he pegado en el ejercicio, he buscado un video para que los chavales puedan oir el tema y ver a Sabina, he buscado una caricatura del cantante para ilustrar el asunto, he planteado una serie de cuestiones, algunas de comprensión y otras que exigen buscar información a través de una serie de pistas, de manera que se practiquen también algunos rudimen81


tos de búsqueda en Internet que, en la misma clase, he explicado verbalmente. Después, en pocos casos, he creado una tarea en Moodle para que los alumnos contesten mediante el editor en línea. Ya está. - ¡Pero eso tiene un curro tremendo! -me dice-. Así no sé qué es lo que consigues. Menos mal que sonó la campana de fin de la clase y no tuve que contestarle.

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De fi ni r se de sde e l c o mien z o Lo que tiene el estar casado con un colega es que se amplía dramáticamente la experiencia docente con los vientos que llegan de otros Centros. De esta manera uno valora las cuestiones educativas en función de su propia experiencia y de la de quien le es cercano. Eso me ha pasado a mí. Como sabéis, el curso ha comenzado esta semana de manera regular en Secundaria. - Pues mira, no me había dado cuenta, que ya me parecía raro que hubiera tanto adolescente suelto por el Instituto. - Claro, claro, tú eres de los que piensa que los Institutos son unos maravillosos lugares de trabajo hasta que entran los nenes. - Pues mismamente. - ¡Ea! El caso es que a mi amada esposa, como es nueva en el Centro, le encasquetaron el primer día de clases una tarjetita con su nombre, de esas que llevan las criaturas de infantil para que no se pierdan las primeras semanas entre los vericuetos de los colegios. Es una buena idea, no me digáis que no, porque así te ahorras presentarte a los compañeros nuevos y no tienes que repetir tu nombre constantemente en cada clase y cada cinco minutos. 83


- Maestro, ¿cómo dijo usted que se llamaba? - Mira niño, me lo has preguntado cinco veces en lo que llevamos de clase. ¡Llámame como quieras! ¡O mejor, no me llames! Y es que los primeros días en el aula son duros. Como digo, la idea me parece buena, aunque quien esto suscribe no creo que fuera capaz de colgarse la tarjetita de marras por ese miedo a parecer ridículo que ha definido su vida desde la más tierna infancia. Pero es buena la idea, de verdad, me gusta. Sobre todo porque la Tarjeta Identificadora del Profesorado (en adelante TIP) era un monstruo de dos caras, un ente híbrido que reflejaba el tacto con el que sus autores se mueven entre sus compañeros y subordinados: por un lado podía leerse el nombre del docente, mientras que en el otro aparecía también el nombre del susodicho con el don o el doña, según correspondiera. ¿Qué situación? ¿Por qué opción decantarse? La elección del lado de la TIP que muestres define tu actitud ante la enseñanza. No es por eso una decisión que tomar a la ligera, así, a las primeras de cambio.

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S obr e e l ac oso e sc o l a r Al parecer, el estudio Violencia y Acoso Escolar en España, dirigido por Araceli Oñate e Iñaki Piñuel está levantando ampollas en una sociedad como la nuestra que solamente se ocupa de cuestiones educativas en circunstancias extremas. Los datos, sin duda, son dramáticos y los que nos intentamos ganar la vida honradamente trabajando en la enseñanza bien que lo sabemos. Precisamente por eso, es posible que estemos más atentos a signos violentos en nuestro alrededor. Cuento una anécdota. Este mes de julio pasado bajamos por la tarde a la piscina de mi urbanización -siento ser tan previsiblemente burgués- como cada día. Allí nos bañamos, mis hijas jugaron con sus amigas, lo normal de las vacaciones. Esa tarde me dio por ponerme contemplativo y me dediqué a observar a los demás grupos que por allí estaban: las señoras que hacían punto, los jovencitos que escuchaban música, los grupos de hombres de mediana edad charlando a voces después de jugar un partidillo de paddle, los críos más pequeños que jugaban con muñequillos variados. Lo normal, supongo. Se estaba muy a gusto, a qué negarlo. No sé muy bien por qué me fijé en un grupito de nenes de unos 6 o 7 años que, al poco rato, empezaron a elevar sus voces, a reñir entre ellos y, uno de ellos, a llamar a su padre (que estaba en el grupo de los jugadores de paddle): se le había perdido un muñeco. El padre llegó y se 85


puso a buscar el juguetito por entre las toallas, en los maceteros, interrogó a los otros compañeros de juegos de su hijo, pero todo si éxito. En esas estaba cuando su hijo vio que otro niño jugaba tranquilamente en su toalla con un muñeco, con su muñeco. Hacia él se dirigió, se lo arrebató de las manos sin cruzar palabra y volvió, ya con la figurita, a donde el padre seguía buscando. Padre e hijo marcharon a la otra esquina de la piscina con la intención de guardar el puñetero juguete, supongo, y al pasar junto al niño que lo había cogido, el dueño del obscuro objeto del deseo dijo: - Como vuelvas a coger mi muñeco te voy a matar. El padre no dijo nada a su hijo, no afeó su conducta, simplemente continuó con su niño de su alma hacia delante, cogidito de la mano, protegido de aquellos que toman muñecos abandonados del suelo y cometen la tremenda felonía de ponerse a jugar con ellos. No lo olvidéis: es el rey de su casa, el niño de su alma. Quisiera creer que no, pero ese crío, con ese padre que no es capaz de educar en los más mínimos principios, me parece que presenta un perfil acosador. El problema no es de la LOGSE, ni de la escuela, ni de la Enseñanza Secundaria, ni del profesorado. El problema es de nuestro país, de una sociedad en la que algunas personas confunden habitualmente el tocino con la velocidad; de una sociedad en la que esas mismas personas, ante una noticia de este tipo, son capaces de escribir un primer comentario como "¡Díos, qué fea", como podéis leer en la noticia publicada en 20 Minutos, o "Gracias a los papas y mamas sociolistos que impusieron su logse y luego su loe Fracaso para fracasados", en otra noticia sobre el mismo asunto. Lo cierto es que el papá de la historia que os he contado no era precisamente socialista, si es que su filiación política tiene alguna importancia, que yo no lo creo.

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Elo g i o de la de si nfor ma ció n Entre provocador y demagógico, me gustaría hacer hoy un elogio del hombre (y la mujer, claro está) desinformado. Parafraseando a García Márquez, me quisiera referirme a mi persona como "feliz y desinformada". Soy hombre desinformado porque… - No veo las noticias de la TV, ya que coinciden con la hora del almuerzo y la cena y prefiero que mis hijas no asistan a la constatación diaria de la desgracia. - No escucho la radio matinal porque estoy en clase. - No escucho la radio vespertina, porque estoy preparando las clases, navegando por la Red, jugando con las crías o haciendo cualquier otra cosa. - No escucho la radio nocturna porque… Bueno, porque no escucho la radio nocturna. - No leo la prensa convencional, y si lo hago, me quedo en los titulares. - Leo la prensa electrónica, pero rara vez paso de titulares y algún texto de opinión con la intención de utilizarlo después en clase. Creo que queda claro con lo anterior que soy un ser perfectamente desinformado. 87


Sin embargo, ayer leí un periódico y escuché un rato la radio. En este último medio me enteré de la desgracia de la patera aparecida en aguas andaluzas con solamente cuatro supervivientes. Hoy e he enterado que desde el día anterior, se preveía tal calamidad. A pesar de la importancia de la catástrofe (¿o no lo es?), la primera plana del disrio El País de anteayer, ayer y hoy no hace la mínima referencia al hecho, prefiriendo, por ejemplo, titular a gran formato el intento de OPA del grupo empresarial alemán ese sobre Endesa. No negaré la importancia de la cuestión económica y lo determinante que es para nuestras vidas quién sea el accionista mayoritario de aquello que nos da luz a nuestro camino (el autor de estas letras se pone estupendo), pero, la verdad, considero que la vida y la muerte, el drama cotidiano de seres humanos como nosotros debiera tener algo más de peso en las portadas de los diarios. Por eso soy -y seré- un hombre conscientemente desinformado mientras "niño muerde perro" sea más noticioso que "perro muerde niño". Y que no se me cabreen los ecologistas, que no tengo nada en contra de los animales.

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Ladr an, lue go c abal g a mo s El pasado miércoles, Antonio Burgos dedicó su Recuadro del ABC a los blogs. - ¡Oye, qué moderno este hombre! Déjame terminar, caramba, que no sólo es importante que hablen de las bitácoras, sino cómo se hable de las mismas. Os pego unas citas del artículo para que nos vayamos entendiendo: ¿Qué significa blog? Bitácora, creo. Se cuelga en Internet. Un blog es lo menos que se despacha en web. Un señor lo coloca para poner lo que se le ocurre, y para que, a su vez, los que lo lean añadan sus comentarios a calzón quitado. - Vamos, como las paredes de los retretes antiguos de la estación de Utrera, pero en Internet… Más o menos. Pero las pintarraqueadas paredes de los excusados de la estación de Utrera eran un manual de respeto y cortesía al lado de los blogs. Nunca se me habría ocurrido comparar un weblog con las paredes de un retrete, pero es que la capacidad para el tropo de ciertos periodistas me sorprende casi a diario. Supongo que la razón de ser de la comparación reside en los retretes o blogs que uno frecuente, claro, y sobre 89


todo en convertir en máxima general aquello que uno frecuenta, negando la existencia de otros retretes/blogs. No sé, se me ocurre que quizás don Antonio (Burgos) debiera revisar su carpeta de marcadores, por el aquel de la pintadas escatológicas, digo. Ahora entras en los blogs y no sabes lo que te puedes encontrar. Pueden robarle a cualquiera la fama, el honor, la credibilidad. La verdad mismo, es desvalijada a cada momento. Nadie sabe con qué intenciones. Se pone apocalíptica la cosa. Los blogs son para Burgos algo similar a la sierra bandoril, territorio del todo vale. No digo que no le falte parte de razón, porque todos sabemos de los peligros que acechan tras la pantalla de nuestros ordenadores, pero no creo que dichos peligros sean exclusivos de la comunicación electrónica. Pensemos, por ejemplo, en Mein kampf, o en cierto tipo de cine, de televisión, de videojuegos, de literatura… de personas, en definitiva. Antonio Burgos, en su texto, identifica, sin ningún espacio para la diferencia, las bitácoras con valores que podríamos llamar antisociales y eso nos deja a los que pensamos que la comunicación electrónica puede ser una útil herramienta educativa, formativa, en una situación poco airosa. Ahora, no sólo tendremos que explicar qué es un bog, sino convencer a nuestra audiencia de que no todos pintamos en los retretes. En el fondo, creo que bajo el artículo de Antonio Burgos subyace una especie de miedo a la expresión libre, un deseo de controlarlo todo, de que nada se salga de un provisional y artificial remanso de paz: ojos que no ven, corazón que no siente. El problema, entiendo, no es tanto que se pinte en los retretes, sino, por encima de eso, que exista el deseo de hacerlo. El problema, también, es darse cuenta de que, aunque haya quien pinte en esos retretes virtuales, no por eso todo el que coja un tren en la estación tiene que dedicarse al graffitti.

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Ma los t i e m p os p ar a l a l ír ica , para l a é p i c a y p ar a la f o t o g r a f ía En el Ciberpaís de esta semana se anuncia que Nikon dejará de fabricar cámaras analógicas en 2006 para centrarse en las digitales. La noticia me tiene consternado. No seré yo quien niegue que mi Pentax Optio S digital ha mejorado mis constumbres fotográficas. Gracias a ella ahora tomo más instantáneas, juego con ellas, las edito y envío a los amigos, las utilizo como apoyo en clase e, incluso, las publico por ahí, y todo con una tremenda comodidad. Pero creo que si disfruto tanto con mi Pentax es porque sé que, silenciosa y humilde, mi Nikon me aguarda en su bolsa a la espera de un día en que la tome, acaricie su objetivo, sienta el metal en mis dedos y manipule el foco, el diafragma y la velocidad de obturación para tomar fotografías reposadamente, sin urgencias, como quien hace algo importante o, al contrario, como quien hace algo sin la menor importancia y se dedica a emplear su tiempo en lo que la mayoría de las personas de este mundo consideran que no debe emplearse porque existen otras formas de llegar a un lugar equivalente. No sé, para mí es como decidir viajar por autovía o por carreteras secundarias; habitualmente me sirvo de las primeras, pero siempre soy consciente de que el

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placer me espera en las segundas para cuando esté preparado. Como tantas cosas en la vida. Entiéndanme bien: no estoy hablando de hacer fotografía "artística", porque ni soy artista ni siquiera un aceptable fotógrafo. Estoy hablando de cómo tomarse la vida. Sé que para muchos de los que puedan leerme, la fotografía digital es tan válida como la química para comunicar una idea, un sentimiento o una técnica. Sé que puede manipularse la cámara igual que la otra. Sé que solamente cambia el soporte y que eso es algo que pudiéramos considerar accesorio… Pero aquel que haya visto aflorar una imagen en su cubeta, cómo de la nada blanca del papel surge el momento que quisimos reflejar, mejor o peor, sabrá comprenderme. Tendrá que comprenderme. No sé, ¿ya no recuerdan el temblor que recorría nuestro cuerpo cuando esperábamos los positivos de aquel primer carrete que tiramos con la cámara que nos regalaron en la Primera Comunión? ¿No recuerdan la emoción, la espera, la incertudumbre dilatada de los días hasta que llegaba el momento? El resultado era lo de menos porque habíamos disfrutado cada momento desde que abrimos la caja y apretamos por primera vez el disparador. Ahora Nikon abandona el barco -otros lo han hecho antes y más lo harán después- y nos deja huérfanos. Ya sólo nos queda sacar la bolsa del armario en el que dormitaba, colgarla del hombro, salir a la calle, extraer la cámara, colocar el 50 mm y la película, pensar, mirar, seleccionar el motivo y situarnos en la posición y distancia necesaria, ajustar diafragma y velocidad, enfocar y disparar. Y disparar una y otra vez, aquí y allá, y darnos cuenta de que no hay prisa, de que tenemos todo el tiempo del mundo para sacar una instantánea. Y esperar.

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A 単o 2 007



De l cale ndar i o c om o t r a d ició n Cada año nos apresuramos a buscar el calendario que colgaremos en la cocina, en la habitación de estudio o en cualquier otro lugar en el que pasemos el tiempo suficiente como para necesitar uno. El calendario tradicional español de toda la vida es una verdadera institución me atrevería a clasificar en tres grupos: Los de motivos religiosos, vendidos habitualmente -en Sevilla, al menos- por las Hermanitas de la Cruz a un precio realmente abusivo. En estos calendarios religiosos las estrellas son el Sagrado Corazón, San Francisco Javier (sobre todo en los de sobremesa) y las Vírgenes cofrades. Estos calendarios suelen colgarse en la cocina. Los de motivos paisajísticos -fotográficos o pictóricos- asociados con cada uno de los meses. Desde mi punto de vista se trata de los calendarios más aburridos, ya que habitualmente esos escenarios naturales no me dicen gran cosa y, además, acabo tomándoles cierta manía. El lugar adecuado para este calendario es, sin lugar a dudas, la habitación de estudio por sus virtudes relajantes nunca suficientemente glosadas. El tercer tipo, y la gran estrella del mundo laboral masculino, es el calendario erótico. Dentro de este grupo, caracterizado por su gran variedad y complejidad, podrían destacarse dos propuestas diferentes. Por un lado, aquellos calendarios que bajo excusa pictórico-cultural nos ofrecían reales mozas ligeras de ropajes, como es el caso del muy de95


seado y recordado calendario de Explosivos Riotinto. El segundo tipo nació cuando la hipocresía dejó de ser una necesidad y la excusa cultural no era ya necesaria para mostrar algo de carne sugerente que alegrase el trabajo a lo largo del año. Grandes mitos de este subgrupo son los que cada año publicaban, y siguen publicando, los fabricantes de neumáticos, dirigidos eminentemente al mundo del taller mecánico y la carlinga del camión. Hoy en día, el panorama del calendario continúa prácticamente igual, aunque son dignas de reseñar algunas peculiaridades. En primer lugar quisiera destacar la irrupción del modelo amateur que se desnuda por una buena causa o por propio interés. Se trata de iniciativas que siguen el camino que marcó el filme Las chicas del calendario en 2003 y que tanto dan que hablar anualmente en nuestro país: madres que se desnudan para vestir a sus hijos, estudiantes universitarios, bomberos y policías. Una verdadera avalancha de iniciativas gracias a las cuales se alegra nuestra vista cada mes de diciembre. Claro que, entre tanto desnudo solidario, de vez en cuando se choca con algunos de difícil justificación, como es el caso de una funeraria italiana que ha publicado un calendario promocional en el que se combinan chicas ligeras de ropa y objetos propios de la empresa. También se ha discutido mucho este año sobre el calendario vaticano, que muestra unos curitas jóvenes que están de dulce, aunque parece que ni son sacerdotes ni nada por el estilo; y el calendario de Ryan Air, que muestra los encantos de la compañía a lo largo de doce meses y que para algunas personas supone un uso abusivo del cuerpo aéreo de las trabajadoras de la empresa. Aunque si quieren que les diga la verdad, para uso del cuerpo, el del cuerpo de policía. Arma letal, lo llama mi santa esposa. Pero de todos los calendarios que he visto este año el que más me ha gustado es el de Campari, protagonizado por Eva Mendes y dedicado al mundo de los cuentos. De alguna manera, la propuesta de Campari va en la linea de la tradicional de Explosivos Riotinto: bajo un velo cultural, mostrar los encantos de una real dama y sugerir lecturas adultas de los cuentos tradicionales. 96


¿ Q ué p ar t i do e st á j u g a n d o e l di ar i o E l M un d o ? Me gusta pasarme de vez en cuando por el Kiosko para comparar portadas de periódicos. Es una manía como otra cualquiera que, de vez en cuando, me provoca alguna que otra sorpresa. Después de los acontecimientos de ayer, con la muerte del segundo guardia civil herido en Francia y la detención de dos terroristas, no esperaba que la prensa del día ofreciera grandes diferencias en sus primeras planas. Estaba equivocado, sin embargo. De las cinco publicaciones de ámbito nacional que ofrece Kiosko (ABC, El Mundo, El País, La Razón y Público), cuatro de ellas coinciden en los temas principales de portada salvo El Mundo, que no hace la más mínima mención ni a la muerte del guardia civil ni, por supuesto, a la detención de los etarras. Para el diario de Pedro J. Ramírez la noticia del día fue el supuesto protagonismo de Rajoy en la protesta contra ETA y la supuesta desidia del gobierno. En este país de todos los demonios no somos capaces de ponernos de acuerdo ni siquiera cuando hay muertos por medio. Todo se politiza, no se desperdicia la más mínima oportunidad de clavar un alfiler en el ojo del contrario. Por lo menos hoy, creo, los redactores de El Mundo podrían haberse olvidado de la campaña electoral -que ya está durando 97


demasiado- y de la búsqueda de la sorpresa informativa y dedicarse a informar de la detención y de la muerte del segundo herido en el atentado. Caramba. podrían haber puesto una fotografía del guardia civil en vez de la espectacular imagen de Rajoy rodeado de micrófonos; podrían haber convertido a la víctima en centro de atención y no al político aspirante a presidente del gobierno. ¡Carajo, podrían ser algo más humanos y menos racionales!

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Te n go dos p r e g unt as p a r a u s t ed No sé si será algo común, pero a medida que pasan los años me parece que sé menos y los que me rodean más. Ayer, en la reunión anual sobre las Pruebas de Acceso a la Universidad volví a sentir lo mismo. El asunto que desencadenó la sensación fue el interesante modelo de Prueba de Acceso de Lengua con que desde hace ya demasiado tiempo tenemos que enfrentarnos el alumnado de 2º de Bachillerato y el profesorado que tiene la ¿suerte? de impartir el nivel. Ya sé que hemos hablado muchísimas veces sobre la cuestión, sin embargo cada año mi indignación se renueva por estas fechas. Estoy convencido de que esta indignación cíclica no se debe a la Prueba en sí, sino a la dramática pérdida de conocimientos lingüísticos que padezco y que me hace dudar, óiganme bien, sobre el concepto mismo de la expresión “comentario crítico”. ¿Qué narices es eso? Yo no lo sé. Es posible que sea capaz de redactarlos, pero, desde luego, soy un negado para la transmisión del concepto a mis alumnos. El problema lo tenía más o menos controlado -dentro de la gravedadhasta ayer mismo, día en que choqué con algunos compañeros de mi quinta que parecían tener clarísimo lo que es y lo que no es. Hoy estoy hundido, así que no tendré más remedio que emplear unas horas en reciclarme -¡Gracias, Alfonso Sancho!- para recuperar la poca autoestima que me queda. Así y todo, presiento que no llegaré a buen puerto, 99


ya que el principal problema con que me encuentro es con el hecho de no comprender, por más que lo intente, el desajuste bestial entre lo que la Prueba de marras pide y los contenidos curriculares de la asignatura de Lengua y Literatura Española. Ese desajuste es el que me obliga a pedir a mis alumnos que muestren en sus comentarios algo más, que demuestren que conocen aquellos aspectos de la materia relacionados con el texto. Lo hago por ellos, de verdad, para que vean que los contenidos lingüísticos y literarios que tanto trabajo les cuesta asimilar son útiles también en el examen de Selectividad, ya que si de mi interés se tratase podría dedicar el curso completo a leer textos periodísticos de opinión para que se ejerciten en la madurez sin fundamento que la Prueba parece solicitar (¡Uf, igual me estoy pasando!): - Niño, sé maduro, que si no no podrás ir a la Universidad. - Maestro, ¿eso de ser maduro qué es? - Anda, calla, calla y no me líes. Céntrate en el texto y escribe con argumentos válidos tu valoración personal e intransferible de las ideas que Alberti expone en “Se equivocó la paloma“. - ¿…? Y, ahora, vienen las preguntas: ¿Sería tan irracional que la Selectividad de Lengua preguntase sobre los contenidos del curso al igual que sucede en el resto de las asignaturas? ¿Alguien podría ponerse en el lugar de un estudiante de 17 años de 2º de Bachillerato y confeccionar el resumen, tema, organización de ideas y comentario crítico de “Se equivocó la paloma“, por ejemplo?

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C ar t a de m ar e a r ¡Pues qué complicado está todo! Ayer dimitió el secretario general de los socialistas valencianos culpando a un grupo mediático de ser el responsable de una campaña de acoso y derribo. Las voces de los tertulianos radiofónicos de uno u otro signo valoran el hecho y aducen razones de todo tipo: ruptura dentro del PSOE, castigo a quien consideran responsable de las derrotas electorales en Valencia, hacer sitio -y eliminar sospechas- a la Vicepresidenta del Gobierno que, al parecer, se presentará a las Elecciones Generales por la circunscripción de Valencia. El caso es que desde hace algún tiempo, el diario El País parece ser más crítico con las decisiones del gobierno y del PSOE. Vivir para ver. En la otra acera las cosas no parecen estar más tranquilas. Punto Radio, que pertenece al grupo Vocento (ABC y demás), ha dedicado esta semana duras palabras a la COPE en general, la Conferencia Episcopal y Jiménez Losantos en particular. La cuestión polémica en este caso han sido las declaraciones del insigne comunicador defendiendo la abdicación del Rey y las peticiones de rogativas episcopales por el Monarca, así como el tonillo republicanote del periodista (¿?). Otro frente abierto es el futbolístico -y su correspondiente pasta-, que enfrenta a Mediapro (La Sexta, Público) con Sogecable (Grupo 101


PRISA). Ideológicamente son grupos mediáticos cercanos, aunque cada uno parece vinculado a una corriente socialista: los de ahora y los de siempre, los de Cataluña y los del resto. En fin, que esto es un berenjenal informativo no apto para mentes simples e inocentes como la mía, que se quedó en las dos Españas de Machado y, de pronto, se encuentra con que, al menos, hay cuatro: Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. una de las dos cuatro Españas ha de helarte el corazón. Ya me diréis qué puedo hacer ahora con el Duelo a garrotazos de Goya, que se me ha quedado obsoleto. Menos mal que existen los editores de imágenes y algún diseñador hábil podrá retocarlo para añadir cuantas figuras sean necesarias. ¿Veis? Esta es otra muestra más de la utilidad de las nuevas tecnologías: los clásicos siempre pueden actualizarse para que sigan siendo útiles a nuevas generaciones. Bueno, a Nuevas Generaciones o a Juventudes Socialistas, que hay que pensar en todos por igual. ¡Cachorros!

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U n suc e di do Esta mañana corregía unos ejercicios de léxico con un grupo de 4º de ESO. En uno de ellos, los autores del libro de texto -a quienes Dios confunda- proponían una serie de palabras castellanas para que los estudiantes, con ayuda de un diccionario, indicasen de qué lengua peninsular provenían. Una de ellas era ‘lehendakari’. Después de un rato, algunos alumnos me comentaron que esa palabra no venía en el mamotreto, aunque sí aparecía ‘lendakari’. Aproveché la circunstancia para hablar sobre los mecanismos de incorporación de préstamos en las lenguas y cómo en este caso se ha producido una simplificación eliminando algunos fonemas. Al cabo del rato se me ocurrió preguntar si, puesto que todos sabíamos lo que era un lendakari, si también conocíamos el nombre del actual lendakari vasco. Para mi sorpresa, que me temía lo peor, mayoritariamente los alumnos me dieron el nombre de Juan José Ibarreche, cosa que parece esperable a tenor de la presencia que en los medios tienen el personaje, tanto con ‘ch’ como con ‘tx’. Sin embargo, quise seguir profundizando en el conocimiento de la actualidad política del país que pudieran tener mis alumnos y pregunté si sabían quién era la presidenta de la Comunidad de Madrid. Solamente una persona fue capaz de decirme que sí, que era una mujer rubia. 103


También pregunté por el presidente de la Generalitat catalana. Ninguno tenía la más remota idea. Por rizar el rizo, me aventuré, aunque sabía que me iba a doler, y sugerí tímidamente que me dijeran el nombre del presidente de la Junta de Andalucía, nuestra comunidad. Únicamente la misma alumna que se aventuró a hablar de la señora rubia que manda en Madrid levantó su mano y dijo “¡Arenas! Bueno, creo que no, ¿Chaves? ¿Hugo Chaves?”. El resto solamente era silencio culpable, salvo por la risa que no pude contener entre mis labios. Todos estamos sufriendo un terrible bombardeo de información por parte de los medios, de la familia, del profesorado, de las charlas de unos y otros. Montañas de palabras y discursos, de alegatos, de imágenes, y ni un triste y humilde hilo que nos permita sobrevivir en el laberinto salvo nuestros propios y limitados recursos.

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Cuando e r a fe li z y de si n f o r ma d o Antes -ya, casi, fábula de fuentes, que diría Guillén- yo era una persona bien informada: compraba el periódico y lo leía, asistía al nunca suficientemente bien valorado espectáculo de la información televisiva y radiofónica, discutía con unos y otros sobre lo leído y no llegábamos a ninguan conclusión digna de ser recordada. Después sumé a las costumbres anteriores la consulta de determinadas webs con la intención de multiplicar los puntos de vista sobre la actualidad. Ahí no quedó la cosa, ya que la explosión de la blogosfera me afectó en el año 2003 y a la información convencional sumé la que provenía de las perspectivas individuales que leía en un buen número de bitácoras. La sobredosis informativa alcanzó niveles preocupantes en el momento en que descubrí Bloglines y, más tarde, Google Reader: las fuentes ya aludidas se multiplicaron de manera delirante. Como consecuencia, me faltaban horas en el día para charlar con quien pillaba sobre tal o cual noticia y, además, me apareció un curioso tic en el ojo izquierdo bastante más molesto para quienes me miraban que para mí mismo. No podía mantener el ritmo de lectura, charlas de pasillo y escritura de blogs así que tomé una drástica decisión: eliminé la lectura de periódicos -que, por cierto, habían aumentado tanto su grosor y peso que me provocaban unas tremendas agujetas en los brazos-, me conjuré a no pulsar el interruptor de la televisión y la radio, reduje dramáticamente las fuentes de 105


mi Reader, abandoné las conversaciones sobre cuestiones de actualidad que llegaban a ningún puerto conocido y limité la escritura regular a un par de blogs. Mi vida mejoró sustancialmente. ¡Hasta mi esposa notó el cambio! - Te noto más imaginativo. -me comentó en una ocasión. Y es que había recobrado la felicidad del ignorante. Sin embargo, la semana pasada todos mis esfuerzos comenzaron a irse al garete. Apareció Público y me lancé a por él, como si de una llamada ancestral se tratase. He encontrado en la nueva publicación aspectos que me agradan -se lee en una hora u hora y media, pesa poco, ciertas colaboraciones, cierta ideología expresada de manera directa- y otros que no tanto -un viso amarillista en el formato, un exceso de radicalismo en algunos colaboradores, un dejarte a medias en ciertos temas-, aunque no quiero dedicar esta entrada a opinar sobre el nuevo periódico, sino a expresar mi desazón al comprobar que su aparición ha supuesto una regresión en mi cruzada por la desintoxicación informativa que padezco. - Hola, me llamo José Mª y… soy un adicto (explosión de lágrimas al darme de bruces con mi propia realidad). De buenas a primeras me encuentro con un debate en torno a la monarquía o la república, con el referendum propuesto por ese señor que vive en el norte, con que no sé quién de la jerarquía eclesiástica protesta porque se conceda más dinero a las madres solteras, con el debate sobre la Ciudadanía y los libros de texto que de ella se ocupan, con el posible cisma del PSOE, por la actitud de la oposición, con el debate entre si sería deseable un gobierno para los ciudadanos en vez de un gobierno para los territorios y con más y más temas candentes que mi cerebro es incapaz de retener y procesar. Y aquí ando en este momento, escribiendo sobre estas cuestiones leídas en un medio, contrastadas con otros de signo diferente, pulsadas con 106


amigos y compañeros por la mañana. Fijaos hasta qué punto ha llegado mi recaida que esta misma mañana seleccioné el dial de la COPE para ver cuál era la postura de Jiménez Losantos. Y mientras todo esto sucede en mi interior, la mujer con quien comparto la vida me dice: -¿Qué te pasa? Te noto raro. ¡No voy a estar raro! ¡Si es que hay una conjura nacional para acabar con mi frágil felicidad!

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A 単o 2 008



M e di c e n Esta entrada va dirigida a quienes no creen. A quienes se les llena la boca de homo hominis lupus est, y a quienes en silencio otorgan. Es difícil creer con la que está cayendo, con la que siempre ha caído. Pero aquí estamos. Sobreviviendo, avanzando, con regresiones, con problemas, con escollos. Porque hay quienes piensan que no todo está perdido y que el ser humano, en ocasiones, vale la pena. O quizás no la valga, pero no se detienen a comprobarlo. Cuando caminan cabalgan a lomos de mula vieja… Cuando caminan, cabalgan a lomos de mula vieja, y no conocen la prisa ni aun en los días de fiesta. Donde hay vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca. Son buenas gentes que viven, laboran, posan, sueñan, y en un día como tantos descansan bajo la tierra. (A. Machado) 111


¿Es competencia nuestra valorar la bondad del hombre, la idoneidad y el fruto de nuestras acciones? ¿No sería bastante con tener una opinión de nosotros mismos? ¿No es suficiente con hacer lo que se cree apropiado sin preocuparse del resultado concreto de la acción? Lo cierto es que yo no me preocupo demasiado del efecto práctico de mis actos y la culpa la tiene Blas de Otero, salvando las distancias del contexto, obviamente: Creo en el hombre.He visto espaldas astilladas a trallazos, almas cegadas avanzando a brincos (españas a caballo del dolor y del hambre). Y he creído. Creo en la paz. He visto altas estrellas, llameantes ámbitos amanecientes, incendiando ríos hondos, caudal humano hacia otra luz: he visto y he creído. Creo en ti, patria. Digo lo que he visto: relámpagos de rabia, amor en frío, y un cuchillo chillando, haciéndose pedazos de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto y he creído. Sin embargo, a mi alrededor cada vez encuentro más gentes que no creen en el hombre. Ni en sus obras. Que solamente tienen fe en los “trallazos” y los “incendios”. Gentes que ven y no creen. Que no creen y no hacen, porque de nada sirve. Pero se equivocan, aunque es difícil encontrar argumentos, se equivocan, se equivocan.

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S ost i e ne M uño z Pereira es un periodista que se da de bruces con la realidad portuguesa de 1938. En el diálogo con su amigo Silva expone sus dudas sobre la profesión. Uno lee esto y después se sienta ante la televisión para encontrarse con un montón de supuestos periodistas que habitan en la puerta de famosos y famosillos, reporteros de tres al cuarto a los que no se les cae de la boca palabras como información, ética, trabajo, respeto a las fuentes, derecho a saber, etcétera. Esta noche se anuncia la entrevista definitiva a Julián Muñoz. Alto periodismo, sin duda, casi igual que el de Pereira. Claro que ahora no hay guerra ni problemas sociales ni nada que justifique el periodismo de investigación. Ahora el gran problema es el mundo del famoseo, si a la madre de uno la echan de la casa, si tal se acuesta con la hermana de cual, si me autosecuestro para ganar cuatro o cinco minutos de atención. Pereira, sin lugar a dudas, tendría claro en estos tiempos que su función en el mundo habría de ser la de asistir a debates vociferantes con profusión de venas hinchadas en los cuellos o seguir de cerca al hijo de alguna folklórica venida a menos para comprobar de primera mano si toca el culo de la muchacha que lo acompaña. Pereira sería, quizás por la experiencia atesorada, moderador de algún reality o experto en casas reales austrohúngaras o analista de pasarela textil, y vestiría corbatas imposibles, haría alardes humorísticos sobre asuntos sin puñetera gracia o, es probable, sería entrevista113


dor de guardia en temas serios, como las relaciones afectivas entre un torero y la hija de don Juan Alba, esa que dicen que quiere meterse a monja. Pereira sería algo así, y Tabucchi no habría escrito su declaración, y yo no estaría escribiendo esta entrada, y todos estaríamos esperando con entusiasmo la revelación de los misterios económicos y de alcoba que el tal Julián Muñoz hará esta noche, en prime time, a eso de las diez. No se lo pierdan. El periodismo de investigación, la sensación informativa se cuela en sus hogares a través de la tele. Y gratis, sin codificar ni nada. ¿Qué es todo esto?, preguntó Silva. Pues todo esto, dijo Pereira, lo que está sucediendo en Europa. Oh, no te preocupes, replicó Silva, aquí no estamos en Europa, estamos en Portugal. Pereira sostiene que insistió: Sí, añadió, pero tú lees los periódicos y escuchas la radio, sabes bien lo que está pasando en Alemania y en Italia, son unos fanáticos, quieren ahogar el mundo a sangre y fuego. No te preocupes, respondió Silva, están lejos. De acuerdo, continuó Pereira, pero España no está tan lejos, está a dos pasos, y tú ya sabes lo que está pasando en España, es una carnicería, y sin embargo había un gobierno constitucional, todo por culpa de un general mojigato. España también está lejos, dijo Silva, aquí estamos en Portugal. Será así, dijo Pereira, pero aquí tampoco van bien las cosas, la policía campa por sus respetos, mata a la gente, hay registros, censuras, éste es un estado autoritario, la gente no cuenta para nada, la opinión pública no cuenta para nada. Silva le miró y dejó el tenedor. Escúchame con atención, Pereira, dijo Silva, ¿tú crees en la opinión pública?, pues bien, la opinión pública es un truco que han inventado los anglosajones, los ingleses y los americanos, son ellos los que nos están llenando de mierda, perdona la expresión, con esa idea de la opinión pública, nosotros no hemos tenido nunca su sistema político, no tenemos sus tradiciones, no sabemos qué son los trade unions, nosotros somos gente del Sur, Pereira, y obedecemos a quien grita más, a quien manda. Nosotros no somos gente del Sur, objetó Pereira, tenemos sangre celta. Pero vivimos en el Sur, dijo Silva, el clima no favorece nuestras ideas políticas. [...] Yo enseño literatura y de literatura entiendo bastante, estoy haciendo 114


una edición crítica de nuestros trovadores, las canciones de amigo, no sé si te acuerdas de cuando la universidad, pues bien, los jóvenes partían para la guerra y las mujeres se quedaban en casa llorando, y los trovadores recogían sus lamentos, mandaba el rey, ¿comprendes?, mandaba el jefe, y nosotros siempre hemos tenido necesidad de un jefe, todavía hoy necesitamos un jefe. Pero yo soy un periodista, replicó Pereira. ¿Y qué?, dijo Silva. Que tengo que ser libre, dijo Pereira, e informar a la gente de manera correcta. Antonio Tabucchi, Sostiene Pereira.

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¿ H ac e m os algo o lo de j am os p asar c omo s iem pr e? Después de leer la entrada de Joselu me siento mucho más triste. No porque se trate de algo que no conocía, sino porque me he dado cuenta de pronto de la magnitud. Ha / Han / Hemos matado la enseñanza de la literatura en Secundaria y Bachillerato. Es mucho más cómodo explicar gramática, que se resuelve con esquemas, algunos conceptos y actividades. La clase es cómoda. Los alumnos no aprenden, pero el rato que tenemos que estar allí se está relativamente tranquilo, incluso podemos hacer bromas. Hablar de literatura, sin embargo, es más complicado: leer, hacer que lean, comprender, hacer que comprendan, universalizar, hacer que universalicen. Las actividades del libro de texto ya no tienen una única solución. Está repleta de autores, obras, frases que se salen del esquema. Además hay que enfrentarse a los molinos de viento, saltar las murallas con las que el mundo actual pretende aislar la creación literaria. ¿Lo está conseguiendo? Sí, yo quiero más horas exclusivamente para explicar literatura. ¿Seré capaz de aprovecharlas? ¿Quizás las emplearé en abordarla como una sucesión de nombres inconexos? Pero sí, quiero más horas. Y también quiero que alguien que sepa de esto publique un decreto o una orden o unas instrucciones en las que se prohíba convertir el hecho literario en 116


un catálogo de nombres y de características que el alumno no entiende y, a veces sucede, el profesor tampoco. Lo que quiero es interés del legislador por la materia, que se de cuenta de que el estudiante que finaliza sus estudios de Secundaria o Bachillerato debe conocer y ser capaz de enfrentarse al texto literario. Por supuesto no exclusivamente español, que también hay literatura por ahí fuera. Miren, a lo mejor si la asignatura común de Primero de Bachillerato -¡qué ensueño!- se llamase Literatura, a secas, y abordarse los fundamentos del arte y su discurrir a lo largo del tiempo y de las culturas las opciones nacionalistas de este país nuestro de todos los demonios pondrían menos reparos a su existencia. (Pedonen la desorganización de esta entrada, pero lo del ensueño de antes me lleva a seguir soñando. ¿Se imaginan lo que sería que en las asignaturas de idiomas también se estudiase literatura? ¡Uf, qué maravilla!) En fin, nada sucederá. Lengua y Literatura seguirán formando parte de la misma asignatura, cada vez con menos horas. Las pruebas de Selectividad seguirán ninguneando la literatura como tal y, en consecuencia, el profesorado, o una parte de él, empleará la mayor parte del Bachillerato en que los alumnos (y alumnas, claro) escriban resúmenes y comentarios críticos (¡Dios, qué será eso!), porque es lo práctico, lo que da resultado. Claro que, como se sugiere en la entrada de Joselu, también podemos protestar, plantarnos, hacer ruido, demostrar que en realidad nos importa, pactar con unos y con otros, convencer a los profesores no convencidos de nuestra área y de las de enfrente, hacer viva la literatura en nuestros centros, creernos aquello que dijo Celaya: Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos. Pero nada de esto será, ¿verdad? 117


A í da N í z ar , Int e r n et y la e st ult i c i a nac io n a l Por si no lo saben, Aída Nízar ha publicado y, supongo, escrito un libro. En sí mismo esto ya es una tragedia, porque es lógico pensar que se habrán tenido que talar unos pocos árboles para que la obra en cuestión se venda en librerías. Pero no es la única.La tragedia continúa con las declaraciones de la autora, algunas de las cuales pueden leerse en el blog EzCultura. Allí podemos comprobar como el personaje -porque, sinceramente, creo que debe ser un personaje y no una persona- se sitúa a sí misma al nivel de otros escritores de éxito del panorama actual (que ya sé que ninguno es para tirar cohetes, pero tienen otra cosita, hombre): Estoy en la Feria del Libro el día en que firman los grandes: Boris Izaguirre, Zafón, Julia Navarro, Rosa Montero… Sé que hay muchos escritores noveles que no tienen la suerte que tengo yo de ser llamados por prensa, radio. Pero los emplazo a que llamen a mi editorial para ser publicados. Luchando todo se consigue. Sin embargo no voy a referirme a su libro, puesto que no he tenido la fortuna de leerlo y no quisiera ser acreedor de su intolerancia: no tolero que nadie diga nada negativo de mi libro si no lo ha leído.

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Prefiero centrarme en algo que he leído algo más arriba: Mi página web es una de las más leídas del Google. Al encontrarme con esta frase no pude controlar mi mano derecha y ésta acabó llevándome a la web de la autora. La verdad, mucha lectura no es que haya, aunque algo puede encontrarse, pero no lo que cabe imaginar de una escritora de éxito. A mí me han interesado los consejillos de una luchadora, que me temo deben ser la columna vertebral de su libro. Estos aparecen organizados en torno a cuatro bloques objetivamente indispensables: trabajo, no deprimirse, belleza y la tele. Gran capacidad de síntesis, sin duda. Por ejemplo, en materia de trabajo es imposible renunciar a compartir con vosotros algo de lo que nos dice: La segunda clave es: llevar una ropa que complemente tu personalidad buscando la armonía en tus complementos. Y no seré yo, por supuesto, quien niegue la importancia que tiene la armonía de los complementos, auque sí podría decir algo del estilo de su prosa, pero no es el momento ni el lugar. Pero ya me he salido del tema, que es lo que tiene el escribir llevado por el sentimiento. En esta entrada simplemente deseaba resaltar la confusión que la autora parece tener entre Internet y Google y que está tan generalizada. Me refiero a lo de que su web sea de las más leídas de Google. Dramático lo de la confusión, que no lo de la web ni el libro ni el personaje ni el mundo en que vivimos.

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¿ L e e r e n Int e r n et ? N o, g r ac i as El último informe de Jakob Nielsen destapa una realidad inquietante: los usuarios de Internet tan sólo leemos el veinte por ciento del texto de las páginas que visitamos. En la Red, pues, parece que se ha instaurado definitivamente la cultura de la prisa, de la búsqueda de información rápida y satisfactoria, no en un lugar para el deleite lector, aunque esta Red de redes se encuentre repleta de literatura convencional, de esa que ofrece al lector textos largos y elaborados destinados a provocar placeres o sinsabores tranquilos y solitarios. En Internet triunfa lo breve: el nanoblogging, la poesía, el microcuento, las historias fragmentadas, los textos sentenciosos, la cita sintetizadora, el extracto, la sugerencia, el rumor, este post, por ejemplo.

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U na op or t uni dad p e r d id a No puedo negar que desde hace ya algún tiempo me enfrento a una pequeña crisis de fe en las TIC que se manifiesta, entre otras cosas, en la escasez de entradas en este blog. El caso es que no puedo dejar de pensar en que esto de la Red de redes se nos ha ido definitivamente de las manos y lo que fue una gran promesa se ha conertido en un espacio invadido por enemigos a los que es prácticamente imposible, no ya vencer o reconducir, sino ni siquiera enfrentarse. La Red se ha multiplicado, democratizado, ha dado entrada a gentes variopintas con intereses variopintos. Eso es bueno, desde luego, ya que ha ampliado los contenidos hasta convertir Internet -al menos para míen una fuente de documentación insustituible y en un lugar para la interacción. Pero con los nuevos habitantes del ciberespacio también han llegado la publicidad desmedida, el comercio, la baja calidad, la repetición, la falta de ideas y el papanatismo. Ya sé que nada de lo que he escrito hasta este momento es nuevo, que repito lo que lleva tiempo escribiendo un sector de la blogosfera al que se ha tachado de elitista. Sin embargo, una serie de lecturas y acontecimientos de los últimos días me ha hecho volver a la cuestión. La primera llamada de atención la encontré en Sólo otro blog infame en donde Hugo, su autor, comentaba cómo había conseguido que cerrasen su cuenta Flickr. Tras la lectura de la entrada me dio por pensar en qué 121


triste es lo que ha sucedido con esta herramienta web en la que multitud de personas cuelgan sus fotografías para sentirse dentro de una comunidad de intereses que, a la postre, puede estar completamente vacía de significado, dada la costumbre extendida de comentar por comentar o, en el peor de los casos, comentar para que me comenten, para que me visiten, para ser alguien y ganar esos quince minutos de fama por los que al parecer somos capaces de casi cualquier cosa. Me anticipo a vuestras opinones y admito que hay grupos en Flickr que funcionan espléndidamente, pero creo que no se puede negar la existencia de esa búsqueda casi enfermiza de la reciprocidad. La segunda llamada de atención me la encuentro en Iguales en las Tres Mil, donde aparece publicada una entrada-denuncia sobre el maltrato de nuestro idioma que ha levantado un río de comentarios tanto en el blog como en Menéame. Y, claro, me da por conectar dicha nota manuscrita con lo que nuestra lengua está sufriendo a causa de la mensajería instantánea y su extensión al mundo de la web y los blogs. Uno se harta de decir que los blogs son una estupenda herramienta para desarrollar la escritura y, en cuanto se da la espalda, aquellos a quienes se les dice dedican su tiempo a mantener blogs con ortografías delirantes, combinaciones de colores hirientes y fotografías de las que mejor no hablar. La sensación es la de estar clamando en el desierto. La tercera llamada de atención la recibí ayer mismo. Google se puso en contacto conmigo para informarme de que este blog sería retirado durante un mes del buscador, ya que habían detectado un texto oculto en el mismo que chocaba con su política de contenidos. Me puse a investigar y encuentro que alguien o algo había entrado en mi alojamiento y sembrado el index del blog de enlaces a páginas pornográficas. Si a esta intrusión le sumamos el hecho de que a diario debo eliminar unos cincuenta comentarios automatizados comprenderán que esté hasta las mismísimas narices del blog, de Internet y de la estulticia de la gente que no me deja en paz. Hace cinco años abrí esta bitácora para escribir sobre mis intereses y de un tiempo a esta parte me dedico, casi exclusi122


vamente, a mantener un cierto decoro en la misma. Por ese motivo, creo que acabaré tomando la decisión de cerrar los comentarios, aunque siempre he tenido la idea de que un blog sin comentarios no es un blog. El caso es que no puedo dejar de pensar en lo que pudo haber sido Internet y en lo que ahora es. Sé que es un planteamiento nostálgico-conservador-elitista, pero los que ya llevamos algunos años en esto de la web conocimos una Internet sin excesos publicitarios, en la que primaban los contenidos, la corrección y la colaboración. Ahora sigue existiendo, pero hay que buscarla y, a veces, la pereza y el hastío me llevan a no encender la máquina de los truenos para no tener que bregar con ventanitas de todo tipo, patadas idiomáticas, vacuidades, agresiones, publicidad implícita, violencia, imbecilidad.

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A 単o 2 009



D e sv ali do Al llegar de trabajar, una antigua vecina me ha entregado un sobre que habían dejado en el buzón de mi anterior domicilio. En el membrete del mismo figuraba el nombre de una empresa, Corporación Legal, que no conocía con anterioridad y suponía que me ofrecería sus servicios de asesoramiento, seguros o cabe Dios qué. Nada más lejos de la realidad. Al abrir la carta bomba encuentro unos números de referencia y, bajo ellos, mi nombre, antigua dirección y una fecha: 13 de noviembre de 2009. Comienzo a leer: Salvo noticias inmediatas del pago de los recibos que quedaron pendientes por abonar en el momento de tramitar la baja con Sogecable, S.A. – Canal +, los cuales ascienden a 74,91 euros, la próxima semana iniciaremos las actuaciones legales correspondientes en defensa de los derechos de nuestro cliente Fenix Cartera – CL Holding, el cual, como ya se le informó, adquirió el crédito sobre dicha deuda. Solicitaremos el embargo de todo tipo de bienes y derechos (sueldos, pensiones, vehículos, vivienda, fincas, derechos hereditarios, etc.) y su inclusión en los correspondientes listados de morosos, lo cual generará innumerables contratiempos a la hora de solicitar cualquier tipo de préstamo bancario o financiación. Y me enciendo.

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Hace diez años que dejé de ser cliente de Sogecable – Canal +. Durante el tiempo que disfruté de los servicios de esta empresa -a quien Dios confunda-, pagué religiosamente las mensualidades. Cuando decidí dejar de contar con su producto, firmé todo lo que me hicieron firmar sin que nadie me dijese que les debía dinero: ¿me hubiesen dejado darme de baja sin haber pagado la totalidad de los recibos? Me cabe la duda, la verdad. Desde entonces hasta esta tarde no he tenido noticias de Sogecable – Canal +, aunque, al parecer, ellos sí han pensado en mi y han pasado mi supuesta deuda a otra empresa, Fenix Cartera – CL Holding, que, a su vez, la ha reenviado a esta Corporación Legal. Todo a mis espaldas, sin el menor conocimiento de la situación. Al hablar con la Corporación Legal se me informa de que me fue remitida una carta en el pasado mes de julio informándome de la situación. Lógicamente debió remitirse a mi antiguo domicilio y no tuve constancia de ella. Pienso yo que estas informaciones debieran hacerse, al menos, por correo certificado, de manera que existiese una verdadera constancia de que la amenaza ha llegado al destinatario adecuado. Pero no ha sido así. Simple correo convencional. En la conversación que hace unos minutos he mantenido con Corporación Legal me niegan que exista un tono amenazador en la carta y se me dice que ese tono amenazador, de existir, lo pone quien lee, pues aquel que escribe se limita a “citar la Constitución española” (sic). Consigo, no sin esfuerzo, que se me reconozca el hecho de que la Constitución no se ocupa de estas cosas y que, más bien, figurarán estas palabras en otro tipo de textos legales. Una victoria moral, al menos. Sin embargo, no consigo que mi interlocutor admita que existe amenaza en el final del párrafo: Solicitaremos el embargo de todo tipo de bienes y derechos (sueldos, pensiones, vehículos, vivienda, fincas, derechos hereditarios, etc.) y su inclusión en los correspondientes listados de morosos, lo cual generará innumerables contratiempos a la hora de solicitar cualquier tipo de préstamo bancario o financiación. 128


Una derrota efectiva. Tras un buen rato de tenso diálogo sobre el concepto de amenaza y su puesta en práctica, solicito a la persona que me atiende por teléfono que me faciliten los supuestos recibos devueltos. Niega esa posibilidad, pues mi expediente sólo se me mostrará en el caso de que el litigio llegue ante el juez. De hecho me da a entender que lo que debo hacer es pagar y callar y, en todo caso, intentar demostrar con posterioridad mi inocencia a través de la OCU mediante la aportación de la documentación pertinente. Insiste en que ese es el procedimiento legal. De manera que lo “legal” es acusar de moroso a alguien sin aportar las pruebas de su morosidad; lo “legal” es pretender cobrar un dinero sin una contrapartida claramente establecida. Al parecer es el acusado quien debe demostrar su inocencia. Yo no soy abogado, pero he visto muchas películas de juicios (modo ironía) y en todas es la acusación la que debe probar “más allá de toda duda razonable”. ¿Soy culpable del impago? Lo cierto es que no lo sé. En cualquier caso, estoy seguro de que de haberse producido ha sido por algo no achacable a mi voluntad: un banco que devuelve recibos sin conocimiento del cliente, unos recibos emitidos fuera de fecha, una duplicación de recibos emitidos… Caramba, hace diez años de toda esta historia y no me acuerdo; ni siquiera trabajo ya con el mismo banco ni tengo el mismo domicilio. El caso es que me siento ahora mismo como Joseph K, acusado sin saber de qué, obligado a pasar por el aro de una deuda que no sé si he contraído, sin garantías ni apoyos, amenazado, por mucho que me nieguen esa condición. Soy un juguete en manos de unas empresas a las que nada parece obligar. Es su palabra contra la mía; y la mía, por desgracia, no vale nada. Lo único que me queda es el pataleo virtual, agachar la cabeza y pagar, si es que no quiero que me nieguen la financiación de la lavadora, que la de ahora anda funcionando regular.

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El m undo e s una mier d a , o d e la m e z c la de c hur r a s y m er in a s El domingo, mañana de prensa. Lluvia de noticias. Las peores no están en las portadas, sino ocultas en el mar interior de palabras que es el periódico. Son breves, apenas una nota suelta, como si no tuvieran mayor sentido que completar el número de páginas de la edición. Una de esas diminutas informaciones me llama la atención. Se refiere a la futura comparecencia en el juzgado de una mujer acusada de insultos y amenazas telefónicas a la familia de Marta del Castillo. Vio los carteles que empapelaron esta Sevilla nuestra con la fotografía de la muchacha y un número debajo. Llamó: “no volveréis a verla”, dicen que dijo. Ahora la mujer reconoce los hechos y se intenta excusar. Lo hizo porque se aburría y quería entretenerse. Se enfrenta a una posible multa. No me cabe duda de que le saldrá barata la diversión, pero ¿cuánto vale la falta de humanidad? ¿cuál es el precio de la disociación entre realidad y ficción? Lo dramático es que no se trata de un caso aislado: fueron muchos los que se aburrieron en aquellos días. Probablemente siguen aburriéndose mientras esperan una ocasión propicia al entretenimiento. En otro lugar leo que la película Saw VI ha recibido la calificación X. Se trata de un filme de violencia desmedida en el que un asesino obliga 130


a sus víctimas a automutilarse. Me temo que la sala explotará en ese momento llena de emoción y griterío ante el gran espectáculo. “Es un chute de adrenalina”, escribe alguien por ahí. Otra forma de combatir el aburrimiento, pienso, menos dañina y preocupante, aparentemente. Pero sólo aparentemente. Los expertos, que siempre los hay, se debaten entre dos posturas: la de quienes creen que la ultraviolencia ficticia influye en la construcción de modelos sociales y la de aquellos que consideran al ser humano perfectamente capacitado para discernir lo ficticio de lo real. Ambas son razonables, y también debe serlo la imposición de un límite. Sigo leyendo aquí y allí. Me ocupo también de un gran asunto informativo: el revuelo formado por el globo sonda del ministro Gabilondo. Enseñanza obligatoria hasta los 18 años, así, sin concretar en qué pueda consistir. Sin ser capaz de controlar las relaciones mentales, no puedo evitar pensar en los coches-discoteca que cada mañana de viernes aparcan cerca de la puerta del Instituto. La verja del Centro parece entonces una especie de frontera que separe dos mundos. Dentro, la escuela; fuera, nada y abulia. Quizás en unos años todos estarán dentro y ya no habrá límites visibles. Aunque sé bien que esa separación es ficticia, porque de puertas adentro hoy también hay nada y abulia y una gran necesidad de entretenimiento.

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D e li r i o (Del lat. delirĭum). 1. m. Acción y efecto de delirar. 2. m. Despropósito, disparate. 3. m. Psicol. Confusión mental caracterizada por alucinaciones, reiteración de pensamientos absurdos e incoherencia. Diccionario de la Real Academia. Soy culpable de no prestar demasiada atención ni de mostrar el interés que se me supone por ciertas cuestiones educativas. Precisamente esos defectos me llevaron no ha mucho a darme de bruces, otra vez, con la discusión sobre el Programa de calidad y mejora de los rendimientos escolares en los centros docentes públicos andaluces. Pero no se me asusten, que no vengo a dar la matraca con la defensa de mi postura; entre otras razones porque no creo tenerla. Y es que es muy difícil a estas edades contrariarse a uno mismo y convertirse en hombre claro y radical en sus principios. Si el discreto lector busca esa claridad, con total seguridad la encontrará en esta Red de todas las opiniones, en una línea y en su contraria. Lo mío, en cambio, es mirar el toro desde la barrera, no mojarme, si es posible, y evitar de ese modo un resfriado que con tanta gripe extraña puede complicarse.

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Y con esas intenciones me planté en la reunión anual para votar la adhesión o no de mi Instituto al programa en cuestión. Fue interesante, qué duda cabe, porque ahora que la discusión y el debate han desaparecido de los claustros, son muy pocos los asuntos que enervan al personal y hacen brotar una chispa vital que parecía irremisiblemente perdida. Llamadme cínico si gustáis -aunque preferiría que me llamaseis Ismael, evidentemente-, pero nada más que por este efecto creo que debe ser bienvenido cada año el debate sobre la cuestión. Entre los partidarios de una u otra postura creo ver actitudes cercanas al delirio, y cada año que pasa me parece percibir que se agudiza el disparate. El primero de esos delirios, sin lugar a dudas, es el hecho de que cada año deba votarse la adhesión al programa, caso de que no se haya aprobado en el pasado. Una y otra vez los claustros que se han negado a participar tienen que responder con un sí o un no. ¿Hasta cuándo? La repetición digna de Sísifo no me parecería incorrecta si se produjese también en el caso de respuesta afirmativa, pero no es así. Una vez alcanzado el sí, ya se puede descansar. Se dice que la razón de la votación anual se debe a que los claustros cambian, las personas evolucionan en sus ideas y todo fluye, en definitiva. Ese argumento es precisamente el que podría aplicarse en el caso de un centro que se hubiese acogido al Programa de marras y cuyos integrantes no estuviesen satisfechos con los resultados o con la marcha del proyecto. Sería estupendo que la Administración, tan atenta a la evolución de las conciencias, dejase una puerta abierta al arrepentimiento. Un segundo delirio es el que se manifiesta en las condiciones de la votación. El Programa debe aprobarse por mayoría de dos tercios del total, como es obligado en un compromiso de tanta envergadura y calado. El problema se plantea después, ya que sólo participará el profesorado que se comprometa individualmente con el proyecto. Si es, por tanto, una decisión e implicación personal, ¿por qué se pide opinión a quienes pueden no estar interesados en su participación? ¿Por qué una minoría no dispuesta impone su opinión, en algún caso, a una mayoría? 133


Sinceramente, no me parece lógico, por mucho que se argumente que un proyecto de tal enjundia pondrá de manifiesto las diferencias entre el profesorado de los centros. Ya somos mayorcitos para asumir las consecuencias de nuestras decisiones y no negarse a algo porque pondría en evidencia nuestra actitud. La tercera situación delirante no es achacable a esta Orden, sino a la ley que rige las actuaciones del funcionariado: no está permitida la abstención ni el voto en blanco ni, evidentemente, el nulo; existe la obligatoriedad de tomar partido, hecho que me incomoda sobremanera. Parece como si el Legislador hubiera interiorizado de tal manera la obra lírica de Gabriel Celaya que quisiese traer a las aulas su terrible maldición… Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Y la obligación de votar a favor o en contra lleva irremisiblemente a la fractura. Por un lado quienes se autoproclamaron en su día defensores de la dignidad docente y por otro los que, al parecer, son indignos profesores y profesoras por pensar que el Programa de Calidad podía o puede ser una opción tan válida como cualquier otra. ¿Es o no un delirio que alguien se sitúen en una posición de superioridad moral? Lo cierto es que me siento incapaz de valorar las razones de unos y otros, quizás a causa de la educación religiosa que uno lleva en su mochila: no juzguéis y no seréis juzgados. Lo mío es lo del escribiente Bartleby: preferiría no hacerlo. Preferiría no votar; preferiría no opinar; preferiría que cada cual obrase según sus ideas y no según las que imponga la Administración o la Contra-Administración; preferiría no escuchar a nadie calificándose como más digno que otro. Sin embargo, no parece posible.

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La culp a e s de M ar c o A u r el io Fue Marco Aurelio un personaje curioso: emperador poderoso, filósofo estoico, vencedor de sármatas, partos y demás pueblos belicosos de allende los limes. Y también culpable. No le culpo de crueldades propias del gobierno del Imperio, ni de haber masacrado a los cristianos en Lyon, ni de que sus legiones llevasen la peste a Italia y diezmasen la población, ni siquiera del engendramiento de Cómodo, pues este hijo suyo nos ha permitido, siglos después, asistir a feroces y épicos combates sobre la arena del Coliseo romano. Le culpo por ser el sustento intelectual de quienes atacan con fiereza la enseñanza pública. - Me dejas muerta, bloguero. Pues sí, Comentarista Implícito, sí. En el Libro I de sus Meditaciones, Marco Aurelio nos ha dejado una relación de agradecimientos a sus antepasados familiares e intelectuales. Al referirse a su abuelo materno, Catilio Severo, dice lo siguiente: De mi bisabuelo: el no haber frecuentado las escuelas públicas y haberme servido de buenos maestros en casa, y el haber comprendido que, para tales fines, es preciso gastar con largueza.

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Después de leer estas palabras no me sorprende que, llevados por un deseo de imitación del emperador estoico, muchas personas cada año hagan lo necesario para que sus retoños (y retoñas) escapen de la perniciosa enseñanza pública. Es comprensible el deseo de que tus descendientes compartan la bonhomía, el aprendizaje de la virtus, el respeto a la propia singularidad, la huida de los excesos, el valor de la humanidad. Ya se sabe que la excelencia reside en la ligereza de equipaje y, por tanto, mientras más se aligere el bolsillo más cerca se estará de ella. Sí, definitivamente, Marco Aurelio es el inductor intelectual, el soporte filosófico de quienes defienden lo privado por encima de lo público; gentes estas conocedoras de la obra del romano, seguidoras de sus principios. - Pues yo me sigo quedando muertaaaaaa. Bueno, tampoco te alteres mucho, mi Comentarista Implícito, que igual he exagerado un poco con la descontextualización.

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Digi t ali z ac i ón de c on t en id o s Los habituales de este blog es seguro que ya estarán informados de los planes gubernamentales. Por lo que yo sé, no se sabe casi nada, y lo que se conoce es a través del redactor de turno de El País, que sabe Dios de qué se habrá enterado. En fin, podemos elucubrar con que se van a repartir portátiles o con que la digitalización consistirá en trasplantar los libros de texto existentes a formato electrónico. Es posible, desde luego. También es probable que aparezcan ciertos portales-repositorios, perfectamente patrocinados por marcas e instituciones, plagados de espléndidas actividades que no pueden emplearse en el aula porque no se adaptan a las circunstancias de tu alumnado. En última instancia, la clave residirá en la competencia del profesorado para buscar, seleccionar, adaptar y crear. Vamos, igual que en el mundo educativo pre-digital. Porque, la verdad, no creo que existan diferencias entre trabajar con las bibliotecas y textos actuales y hacerlo con el gran libro de texto que es Internet. El docente innovador lo es en lo analógico y en lo digital, aprovecha aquello que se le pone a tiro para hacer su trabajo. El problema se plantea con aquel profesorado que se limita a lo que todos sabemos. Para ese tipo de profesional casi no existirá cambio: ahora sigue un libro en papel con su propuesta de actividades; en el futuro seguirá unos "libros digitales" o unos repositorios bien categorizados. 137


En última instancia se trata de seguir una receta. Y es indispensable que, de una manera u otra, aparezcan buenas recetas. El seguimiento de la receta no me parece malo en sí mismo, si se acomete con honradez y criterio. No se puede exigir a todo el colectivo que se sitúe en la vanguardia, que se forme en su tiempo de ocio para ser experto en tecnologías de la información y la comunicación, que invierta horas y horas en la preparación de una sesión de trabajo. No hay derecho a exigir comportamientos heroicos. La administración educativa está obligada a facilitar materiales de trabajo bien diseñados, actualizados y adaptados a la realidad educativa del país, sea en el formato que sea. Es evidente que Internet y las aplicaciones informáticas deben ocupar un lugar importante en los nuevos tiempos, aunque sin olvidar otras realidades. Es fantástico asistir virtualmente al proceso de transpiración de una planta, pero lo es más ser testigo real de su ciclo vital en un pequeño huerto escolar, por ejemplo. En fin, que al parecer las autoridades pretenden digitalizar la educación -sea eso lo que sea- y a mi me da algo de susto, no vaya a ser que el coste de la digitalización (?) suponga la ausencia de financiación para otras actuaciones: libros, huertos, excursiones, actividades culturales, recursos humanos, profesorado, yo qué sé, la enseñanza.

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De las z ap at i llas y el t iem po No dejan de sorprender las tendencias en moda. Ni soy experto en el asunto ni lo pretendo ni me interesa en exceso, que lo del "torpe aliño indumentario" aplicado a mi persona resuena en las cercanías del halago. Pese a todo, esta mañana me he sorprendido mirando los pies de un buen número de personas de mi entorno cercano y, sin querer, una idea llevando a otra, he acabado meditando un buen rato sobre el calzado deportivo y llegando a la conclusión de que dos son las prioridades en este tipo de prendas: comodidad y seguridad. Sin embargo, resulta llamativo el uso que de las zapatillas deportivas hacen ciertas personas en aras de la consecución de un estilo casual perfectamente medido, casi aritmético. Resulta inquietante. Antes que nada quisiera anotar como con paso firme han regresado a la primera línea de la moda diaria las zapatillas de lona con cordones. Parecen haber robado el protagonismo a inventos tan increíbles como el velcro, a materiales tan nobles como el cuero y tan vanguardistas como los sintéticos, con o sin cámara de aire. Sea por lo que fuere, muchas personas han vuelto a enfundar sus pies en humildes bambas o en botas tobilleras de esas que tanto nos gustaban cuando éramos felices, indocumentados y estábamos corroídos por una envidia cochina nacida de un desajuste social todavía no superado a finales de la década de los sesenta. Recuerdo aún con lágrimas en los ojos cuánto deseé en aque139


llos días calzar unas botas John Smith, así como la frustración y vergüenza que me inundaba al mirar mis pies envueltos en baratas imitaciones hispanas, restos de un país autárquico. A causa de estos recuerdos, me gusta el regreso de la lona. Me tienta hoy volver a flotar sobre el suelo de manera similar a como un día lo deseé. Llámenme rencoroso si quieren, pero lo entiendo como un pequeño ajuste de cuentas con el pasado. No obstante, creo que al final no me decidiré a sumergirme en esta marea de moda por no quedar marcado con rotulador indeleble por quienes me rodean. Y es que no me veo capacitado para anudar las zapatillas como al parecer hay que hacerlo, si es que se quiere seguir los dictados de la tendencia. Observando con atención a los nuevos usuarios percibirán con claridad que no puede en ningún caso ocuparse con los cordones la totalidad de los agujeros de la prenda en cuestión. De hecho, no sería correcto superar la mitad de los mismos, permitiendo así que la solapa protectora del pie adquiera una suave curvatura y muestre a quien observe con paciencia el envés de la pieza. Convendrán conmigo que esta obligatoriedad dota de apariencia informal a quien usa el zapato, pero resta funcionalidad al mismo. Las propiedades que señalé al comienzo de estas líneas se ven seriamente comprometidas. El pie no queda sujeto firmemente y oscila de babor a estribor en movimiento acompasado que es consecuencia del andar. Queda expuesto a torceduras y también al extravío del propio calzado, con todo lo negativo que de ello pudiera derivarse. Por otro lado, la comodidad, uno de los principales atractivos de estos borceguíes contemporáneos, prácticamente desaparece. No es posible calzar casi recién levantado de la cama, tirar de los extremos de los cordones, ajustar la solapilla para evitar incómodos roces y simplemente anudar. Se hace necesario medir, regularizar la porción de cordón que ha de mostrarse, ocultar la lazada y contrariar la naturaleza de la solapa para que se muestre ante el ojo curioso e indiscreto en su justa 140


dimensión. Tanto cálculo exige tiempo, dedicación y unas gotas de arte. Además obliga a realizar tareas de mantenimiento, pues cada cierto número de pasos habrá de recomponerse la relación entre las piezas móviles de la zapatilla y el pantalón que sobre ellas recae. Creo que estas esclavitudes impedirán a buen seguro la generalización de la tendencia, reservándola exclusivamente para aquellas personas decidida y filosóficamente comprometidas con una apariencia descuidada, aunque sutilmente calculada. Los menos atentos a estos clientelismos, en cambio, seguiremos anudando visiblemente, ocupando la totalidad de los orificios y vegetando en las fronteras de la moda. Llega un tiempo en la vida en que no se puede ya torcer el camino y se impone la perseverancia en las direcciones vitales escogidas. En mi caso, he de aceptar que las zapatillas de lona pertenecen ya a una infancia de deseos insatisfechos. No tiene sentido recuperarlas como símbolo de lo que desapareció, sobre todo si es a costa de la comodidad y seguridad ganadas con tanto esfuerzo.

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D e aque os, t r oy a n o s , ord e nador e s y c onfu s io n es ¿A quién se le ocurriría llamar ‘troyano’ a ese software que se aloja en los ordenadores con la intención de extraer información y, en definitiva, vencernos en nuestro propio hogar? Evidentemente se trata de un error. En inglés, el nombre que recibe el incómodo visitante es Trojan Horse, es decir, caballo de Troya; lo que es más lógico y coherente con el episodio mítico. Sin embargo, aquí, en nuestra tierra, nos dio por ahorrar esfuerzos y tomar solamente la primera palabra. Consecuencia: se le ha dado la vuelta a la historia. ¡Por si era poca la desgracia de los pobres troyanos, encima los hacemos culpables de su propia destrucción y, de paso, de la nuestra! Me llamaréis tiquismiquis, pero estas cosas me dan mucho coraje. No cuesta demasiado trabajo tener algo de cuidado con el uso que damos a las palabras, me parece. Supongo que Cabanillas y la gente de Chirón se subirán por las paredes cada vez que sus antivirus informan de la llegada de troyanos. Alguno, incluso, es posible que pensase la primera vez que Héctor había revivido para mostrarle al usuario el verdadero camino de la heroicidad: enfrentarse con la tecnología y con la maldad de quienes se refugian en ella con aviesas intenciones. Sin embargo, pronto se darían cuenta de que la realidad era mucho más cruel. No eran más que aqueos ignorantes camuflados bajo un disfraz que la inercia lingüística ha consolidado. Timeo Danaos et dona ferentes. 142


Econom í a, p e nsam i e n t o n ä if y y o m i sm o Hace ya algún tiempo que una compañera me dijo que yo tenía cierta tendencia al pensamiento naïf. La denominación me hizo gracia, y durante algunos días abrigué la posibilidad de desarrollar la idea, pero la inconstancia que me caracteriza arruinó el proyecto. Sin embargo, de vez en cuando, creo atisbar ciertas manifestaciones de lo naïf a mi alrededor. Así ha sucedido con las palabras de José Luis Sampedro en la presentación de un libro -Economía humanista. Algo más que cifrasque recoge ensayos sobre economía escritos por el autor en los últimos cuarenta años. No estoy diciendo que el señor Sampedro sea naïf -Dios me libre-, sino que algunas de sus afirmaciones pueden considerarse tesis programáticas del pensamiento naïf en cuestiones económicas, precisamente porque se me antojan verdades universales que parecemos no querer comprender. Como muestra, dejo un botón: Hay unos economistas que se dedican a hacer más ricos a los ricos, y otros, a hacer menos pobres a los pobres. Yo he defendido siempre la necesidad de controlar el mercado.

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Creo que se trata de una afirmación transparente, obvia, potente, mamporrera, verdadera. No obstante, habrá quienes la nieguen precisamente por su simplicidad, por su estilo naïf. El propio Sampedro desenmascara el pensamiento naïf existente en los discursos económicos contrarios al suyo. Otra frase que se me antoja demoledora: La economía actual se basa en el axioma de que el mercado, con su famosa mano invisible, consigue que la suma de los egoísmos lleve al bien común. ¡Mentira! ¿Qué es más naïf, pensar en hacer menos pobres a los pobres o que la suma de los intereses de algunos individuos traerá el bien a toda la comunidad? Yo me quedo con la primera tesis que, al menos, no ha sido probada. La segunda ya sabemos qué se puede esperar de ella: crisis, paro, violencia, insatisfacción, destrucción del medio ambiente, brecha económica, cultural, social, política… ¿Sigo enumerando? Es evidente que el Capitalismo ha traído a nuestro mundo un importante nivel de progreso y bienestar, pero es que de otra manera no hubiese pervivido. ¿Se habría permitido un enriquecimiento brutal de unos pocos sin una mejora sensible en las condiciones vitales de muchos? ¿Obliga esta situación a seguir cantando las virtudes del sistema capitalista? Para José Luis Sampedro no. Para mi tampoco, pero yo no tengo ni idea de economía.

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H ac e p e nsar Según parece, el 2009 será el año del microblogging. Rapidez, inmediatez, tengo prisa, te cuento lo que hago, ¿te interesa?, te pongo una foto, un enlace de algo que he visto mientras navegaba rápidamente de un sitio a otro. Frenético. He leído un largo artículo, pero antes de terminarlo escribo mi opinión sobre él. Esto es la nueva Internet, quien lo probó lo sabe. Yo tengo un muro. Y yo ciento cuarenta ladrillos para construirlo. Pínchame una canción, Dj, que te hago Blip, Blip, Blip. Sólo amigos o los amigos de mis amigos y, después, quizás, los amigos de los amigos de mis amigos. Al final, todos. Un muro para conectar el mundo, ladrillos para unirlos a todos, un muro para aislarse de otros muros. ¿Tiene sentido seguir manteniendo un blog? ¿Quién los lee? ¿Quién comenta? ¿Está muriendo el blog tal y como lo entendíamos antes? No parece, sin embargo… Tanta red social -todo es red social, caramba-, ¿deja tiempo para navegar fuera de ellas? A mí me hace pensar.

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¿ Qu é p i nt o y o aquí ? o M a n o l et e, s i no s a be s t or e ar p ar a q u é t e met es Ya acabó el Evento Blog España 2010. Habrá que ir pensando en el del próximo año. No me voy a dedicar a glosar las intervenciones, porque casi nada nuevo o interesante oí por allí. En cualquier caso, las etiquetas que en Twitter identificaban cada una de ellas es un buen camino para hacerse una idea de lo expuesto: #ebe10, #barrabesebe, #vidalebe, #blogsymedios, #intebe, #fumeroebe son algunas de las que transité entre la sorpresa y la sonroja, a veces. Si la revolución no será tuiteada, está claro que el Evento Blog sí lo ha sido y, por tanto, se encuentra bastante alejado de lo revolucionario. Como casi siempre, voy a escribir sobre mí mismo, que es el núcleo temático donde me siento más cómodo. Fui al EBE porque me apasiona esa cosa de los blogs y la Red; pero nada más cruzar las puertas me di cuenta de que no era mi lugar. No me estoy refiriendo a una cuestión de edad, como los lectores malpensados podrían imaginar. Curiosamente, mi estatus de cuarentón no desentonaba demasiado en un lugar en el que, si bien dominaba el veinteañerismo 2.0, no era raro darse de bruces con canosos en camiseta y pañuelos al cuello. Ese no era el problema, aunque es posible que me hubiera sentido más integrado si no 149


tuviera esta maldita alergia a los cuellos redondos y los tejidos decorados con lemas impactantes. Mi verdadero problema es la limitación genética ante la actitud emprendedora. Y casi todo el encuentro ha girado en torno al ombliguismo emprendedor y la posibilidad de rentabilizar el esfuerzo dospuntocerista. Economía, empresa, gestión, dinero, éxito, mercado. Posiblemente soy un romántico que suspira por la cultura bloguera y, quizás, su poder para transformar la sociedad de una forma no transitada. Evidentemente estoy equivocado. Algunas cuestiones planteadas en la reunión, ciertamente, han versado sobre esos asuntos; pero si tuviese que resumir lo que me ha quedado del EBE10 lo haría con una única palabra: emprendedor. Y yo no lo soy; al menos no de esta manera. La suprema expresión de esta disociación entre los que ponen su vida en el emprendimiento y los que, al parecer, nos dejamos llevar la encontré en la charla-show de Antonio Fumero. Su atractivo y nostálgico título -”La soledad del bloguero de fondo”- acabó siendo un despropósito sin sentido, una oportunidad perdida en unas formas provocativas que nada provocaron. Al hilo del discurso de Fumero, alguien del público pidió la palabra para aludir a la “superioridad moral del emprendedor sobre el funcionario”. Las dos Españas en versión #EBE10. Llámenme paranoico, pero creí apreciar la aquiesciencia del auditorio tras la brillante reducción al absurdo. Después vino la Foto de Familia como broche final de la jornada, pero para entonces ya me había marchado. Esa ya no es mi familia y nada pintaba entre tanto emprendedor abnegado, baluarte de un mundo futuro, sin duda, más justo, igualitario y fraternal.

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La t ar de e n S an Be r n a r d o Hay lugares con los que no existe ninguna vinculación efectiva y, sin embargo, se encuentran firmemente asentados en la memoria profunda. Las relaciones con ese espacio de quienes nos han sido cercanos acaban por contaminarnos, hasta el punto de convertirlos en propios. Se diría que los miramos con ojos prestados, aunque no por ello los sentimos menos nuestros. Nunca viví en el barrio sevillano de San Bernardo. Creo que puedo contar con los dedos de la mano las veces que he pisado sus calles estrechas y oído el retumbar de mis pasos enganchándose en las paredes de cal y albero. No obstante, es un barrio que siento como propio y me llama con voz poderosa desde mi pasado familiar. Del San Bernardo de la memoria queda la planta urbana, la reducidísima cuadrícula de calles, alguna casa con balcones que revientan en sus flores, resistiendo año tras año la transformación del entorno. Sigue viva en él, claro está, la iglesia enorme que ocupa su mismo centro y la anciana Fábrica de Artillería, cuyas chimeneas y cúpulas compiten en el cielo con la torre del campanario, alternando el protagonismo los poderes militar y eclesiástico, lo humano y lo divino, la carne y el espíritu en absurdo equilibrio. El resto de lo que allí puede encontrarse hoy no es más que imitación artificial de lo que un día fue, una especie de parque temático del tipismo que permite a gentes de posibles darse un baño populista. Esa 151


es la impresión que me dejó el barrio después de una incursión reciente. Hacía años que no me adentraba en las fauces del lugar y, aunque sabía de su remozado brutal, mantenía la secreta esperanza de que algo o alguien quedase del barrio de mis recuerdos. Pero nada es como fue. Es probable que me digan que ahora es mucho mejor, más limpio, sin amenaza de ruina, sin abandono, con fachadas relucientes y adoquinado uniforme. Pero encontré menos vida, pese a que más gentes vivan en espléndidos y funcionales apartamentos, en áticos rebosantes de macetas a los que se accede a través de puertas cerradas a cal y canto, señaladas por modernos videoporteros como emblema de los nuevos tiempos. Hay más gente, sí, pero no es ya la gente del barrio. La ciudad ha recuperado el lugar, sí, pero el de hoy solamente tiene un parecido superficial con el barrio popular de mi pasado. Los habitantes del San Bernardo de mi memoria ya no viven allí, en el arrabal, sino en lugares lejanos, en Torreblanca, en el Cerro del Águila, en Pino Montano, en Los pájaros. Se han visto obligados a cambiar la cal y el albero por el cemento y el hierro oxidado; la cercanía al suelo de sus casas de dos plantas por las colmenas de ladrillo visto donde sueñan, en su lejanía, que vivieron un día a orillas de la muralla almohade, que el silbido de los ferrocarriles los arrullaba en las noches de verano. Tan sólo las chimeneas de la Fábrica – Porta Coeli, Puerta del Cielo, reza el letrero que da nombre a una calle-, las paredes desconchadas que la circundan y los ventanales agrietados mantienen vivo mi recuerdo. Allí ya no me queda nada. Me han robado todo un barrio y con él, el deseo de pisar sus calles, hoy tan limpias, tan ordenadas, tan falsas.

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A l fi nal, y o t am bi é n vo y No pensaba hacer huelga mañana. Porque no me siento representado por los sindicatos; porque me estaba pareciendo un paripé mal disimulado; porque soy demasiado individualista y poco comprometido; porque no quería perder el dinerito del día; porque no me gusta faltar al trabajo; porque no creo que un jornada de huelga vaya a resolver los problemas del país; por muchas otras razones que me da pereza pararme a pensar y a exponer aquí. Sin embargo, después de leer el artículo de Salvador Sostres en su blog de El Mundo, donde reduce la situación a un enfrentamiento entre el Bien y el Mal, me he decido y he cambiado de opinión. El periodista me abre los ojos al escribir que las gentes decentes serán las que mañana vayan al trabajo y tengan que apechugar con la violencia general orquestada por los sindicatos demoníacos. La lectura de su texto me hace reflexionar: ¿soy gente decente? Como no me siento capaz de afirmar mi decencia más allá de toda duda razonable, cambio de opinión y me quedaré en casa. Eso sí, aplicaré mi día de huelga por mis intenciones, que es una cosa buena que tienen las huelgas, los analgésicos y las misas de toda la vida. “Me voy a tomar esta pastillita porque me duele la pierna”, y el dolor se va; “voy a misa por mi tatarabuela, que en gloria esté”, y la susodi153


cha recibe mi recuerdo y oración; “hago huelga para manifestar mi individual desacuerdo con la situación económica actual, los gestos gubernamentales, sindicales, patronales y de los mercados, así como por el circo mediático y político en que han convertido esta España nuestra”.

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M e gust a e st a E sp a ñ a No sé si seremos muchos o pocos, pero no me cabe la menor duda de que habrá quienes compartan conmigo el placer de sentirse parte de esta nueva España. No hay en ella uniformes, por mucho que desde los medios de comunicación se nos incite a una especie de pensamiento único en torno a una “Roja” con la que llevan martilleando más de un mes. A mi me gusta más una España sin vestimenta única o, mejor, con diversas indumentarias; me gusta una España en la que conviven gentes que en la tardes de fútbol grande salen a la calle luciendo zamarras celestes, albicelestes, canarinhas, a franjas rojas y blancas, tricolores o, incluso, esa otra “Roja” muy anterior en su denominación a la que ahora dicen que nos identifica en una especie de unidad de destino en lo universal reloaded. Estos días de Mundial disfruto tomando café en un bar sobre cuya barra penden tres banderas que representan las tres nacionalidades de origen de sus empleados, porque quiero creer que vivo en un país en el que cabemos todos sin que haya que perder completamente la referencia de los orígenes personales. Es esa una España más rica y hermosa, menos previsible.

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En este país de todos, las tardes de fútbol grande son más divertidas, se celebran más goles sin tener que esperar a que suene la flauta de otros marcelinos y zarras. Esta España de la que hablo es la de mi entorno, un país feliz estos días gracias al deporte. Casi todo mi mundo ha celebrado algo, aunque la suprema expresión del gozo se manifiesta en los brasileños, argentinos, uruguayos, paraguayos y los españoles que nacimos aquí por estar ya en cuartos de final de la competición. Por desgracia para todos -pero es que todos no cabemos-, algunas de las piezas del rompecabezas de mi España han sufrido ya la decepción de la eliminación. ¡Qué lástima de portugueses, mexicanos y chilenos! ¡Ay, esa Corea del chino que regenta el bazar del barrio! Pero hay que ser positivos. No importa que algunos elementos se hayan quedado en el camino porque otros llegarán a donde deben, y en el éxito de uno -¡sólo puede quedar uno!- estará el del conjunto. Sin embargo, sé que mi España no es un lugar completamente ideal. Hay también en ella muchos estúpidos de corta mirada y seco corazón que ven como una agresión en toda regla la alegría por un gol que consideran ajeno. Estas gentes limitadas en sus afectos sufren de terribles envidias en las tardes de fútbol, preguntan con descortesía el por qué de unas banderas que desconocen, se quejan a sus iguales de la invasión extranjera e insultan con la mirada a quienes, orgullosos, lucen camisetas que no cuadran con la imagen autárquica de una España que ya no existe. Y es que el fútbol es, le pese a quien le pese, mucho más que un deporte. En estas tardes de verano se ha convertido para muchos de nosotros en una tabla a la que aferrarse en la marejada. Son tablas de grosores y maderas diferentes con las que algún día debiéramos construir una nave estable que surcase los siete mares.

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E s la m or al, e st ú pid o De apreturas venimos; hacia estrecheces caminamos. Hay que asumir los ajustes económicos, el sufrimiento, la pérdida de ciertas garantías sociales: “Es la economía, estúpido”. Son tan oscuros los tiempos que los espesos nubarrones impiden ver más allá del recorte, la subida de impuestos, el crecimiento del paro, la deuda soberana y los mercados, sean éstos quienes sean. Hemos de asumir, parece, las circunstancias si no queremos caer en posiciones tachadas de ridículas, “buenistas”, peticiones de lunas y demás imposibles. Hemos de aceptar, nos dicen, el tijeretazo porque no hay más salida. Pero, ¿para qué? ¿qué se pretende lograr más allá del indispensable tratamiento de nuestro maltrecho sistema económico y el incremento de los índices de empleo? Es evidente que alcanzar los anteriores objetivos es válido por sí mismo, que con ellos se recuperaría una parte de la felicidad perdida y el país se acercaría de nuevo a ese bienestar que se nos escapa entre los dedos. Sin embargo, mientras se logran tales finalidades, y aceptando como axioma que el camino de la ascesis es el único posible, solamente se ofrecen al ciudadano el sacrificio como consuelo y la economía como herramienta. Yo quiero creer que la legislatura que ahora comienza podría servir para más. Concentrar esfuerzos en la terapia económica no tiene por qué suponer una renuncia a otros aspectos relacionados con la regene159


ración del país: mayor vertebración social y geográfica, mayor igualdad entre habitantes, mayor control de los comportamientos desviados, mayor independencia de los poderes; quizás un proyecto común, un sueño que sea España, una ilusión más allá de la materialidad necesaria y terrible. Me da la impresión de que tanto recurso a la dificultad económica puede acabar por convertirse en una excusa utilizada para no afrontar otras problemáticas nacionales que una y otra vez se retrasan. ¿Seguimos con el mismo modelo de estado o pueden introducirse ciertos cambios en él? ¿Buscamos una maopr igualdad entre los habitantes de todos los territorios? ¿Garantizamos unos mínimos estratégicos para todos los ciudadanos? ¿Deben alterarse algunas reglas para adaptarlas al juego de nuestro tiempo? Es seguro que sonará a ciencia ficción, pero, a veces, pienso que esta crisis podría aprovecharse para una regeneración ilusionante. Como si de un ave fénix se tratase, sueño con una España que renazca de sus cenizas económicas con un proyecto compartido que incite a soportar las estrecheces que nos aguardan. Quizás esté desvariando, no obstante, quiero creer que muchos españoles se involucrarían en un proyecto doloroso si el resultado final perseguido fuese una nación más justa, transparente, igualitaria y sensata. Ya que deben acometerse cambios de calado, ¿por qué no hacerlo para alcanzar una sociedad mejor que la anterior? Pero ya sé que estas ideas no son más que política-ficción, posiblemente.

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E l c hoc olat e de l l o r o Dan por la radio una noticia peculiar: esta mañana se ha producido en La Línea de la Concepción una cuestación popular con la que se pretende paliar la situación de la policía municipal. Por si no lo saben, llevan ya seis meses sin cobrar, creo. Me dirán que hay muchas personas en similar situación o, incluso, peor. Evidentemente es así, pero no por ello deben cerrarse los ojos ante lo dramático de la situación: trabajas, sí, pero sin cobrar; haces guardias, intentas que se cumpla la ley, sí, pero sin cobrar. Otros están en paro, es verdad; pero no por eso hay que olvidar que estos servidores públicos también tienen la mala costumbre -¡Ay, esta gente!- de comer a diario. Igual hasta tienen que pagar hipotecas; igual hasta terminan perdiendo la casa. Todo puede pasar. Mientras tanto, hace unos días, los Padres de la Patria se han incorporado a sus escaños. La representación sacrosanta del pueblo español democráticamente elegida en las urnas ha recibido su acta de diputado, y su kit tecnológico para “bienlegislarnos”. También habrán cobrado sus sueldos, supongo, y lo harán los próximos meses. Son servidores públicos y se merecen eso y más. Porque ellos lo valen, algunos recibirán más de una nómina, o de dos o de tres. Sí, se merecen eso y más. Su dedicación al ciudadano (yo conozco a la perfección a quienes han sido elegidos en mi circunscripción, ¿ustedes no?) debe encontrar un refrendo económico: la democracia hay que sostenerla entre todos, 161


aunque sea a costa de los ingresos del sector público, aunque sea a costa de renunciar a ciertos logros sociales, aunque sea a costa de ciertas garantías laborales. No quisiera que se entendieran estas palabras como una negación del derecho del político a recibir un salario. No es eso, no. Deben cobrar un buen sueldo, por supuesto. Sin embargo, con la que está cayendo y la que parece que va a caer, ¿no sería momento de que el ciudadano de a pie viese ciertos gestos? Una renuncia al kit tecnológico, por ejemplo, o a algunas dietas, desplazamientos, complementos, gabelas varias. Es más, ¿sería mucho pedir que no se pudiesen acumular sueldos? Lo digo por aquello de la solidaridad y lo del Debe y el Haber: ¿cuántas nóminas de policías municipales de La Línea podrían abonarse suprimiendo algunas de las cosillas que sus señorías ingresan? Ya sé que medidas así serían “el chocolate del loro”; pero tal y como está la cosa es hora de que el loro también note que no hay chocolate para todos. Si hay que ser austeros, seámoslo todos. Como dijo Fernando VII, más o menos: “Marchemos todos, y yo el primero, por la senda de la austeridad”. Pero vayamos todos, todos. Hasta el loro.

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L o p e or y a ha lle g a d o Lo peor de la comparecencia de ayer del Presidente del Gobierno no creo que sean las medidas en sí mismas, que son terribles. Tampoco la situación económica que nos dicen por activa y por pasiva que las justifican. No es lo más grave la herencia recibida, aunque se empeñen en repetirlo una y otra vez desde todos los medios posibles, ni la desfachatez de que se acusa a la oposición desde las filas (prietas) del partido en el poder. Lo terrible no es la pérdida de soberanía nacional ni el oscuro futuro que nos espera, según los apocalípticos. Lo peor es la tristeza, el abatimiento de unos ciudadanos en los que ha calado profundamente el discurso de la culpabilidad. Desde que el Partido Popular ganó las elecciones se ha ido extendiendo la idea de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Los recortes se nos presentan como la única medida que puede paliar una situación económica provocada por la insana costumbre de gastar más de lo que se ingresa, y probablemente sea así. Yo soy filólogo y padre de familia. Algo sé de humanidades, de lengua y de literatura, de gestionar los ingresos de mi familia y casi nada de economía. He vivido y vivo de acuerdo con mis posibilidades económicas. Yo no estoy dispuesto a autoinculparme, no estoy dispuesto a aceptar la estrategia orquestada por el partido gobernante y sus palmeros de compartir la responsabilidad de una situación que no he creado. Yo soy un hombre honrado, al igual 165


que la inmensa mayoría de las personas que conozco, sean de la opción ideológica que sean. Exíjame esfuerzos, es su derecho y su obligación; pero no intente convencerme de que son consecuencia de mis acciones. Después de la intervención del Presidente en el Congreso de los Diputados, los medios de comunicación y las redes sociales se llenaron de mensajes de toda índole. Muchos de ellos repletos de indignación, mientras que en otros se justificaban las medidas; pero en casi todos se adivinaba un estado de abatimiento social generalizado. Desesperanza, creo yo, provocada por un complejo de culpa generalizado que se alimenta desde los órganos de decisión. Repito que los ciudadanos no somos culpables. Lo son quienes nos rigen y quienes nos han regido, tanto en lo político como en lo económico. Si por la razón que sea no puede actuarse contra los responsables o no conviene hacerlo para huir de un mal mayor, bien está. Pero, por favor, dejen de lanzar basura sobre los ciudadanos, dejen de promover la mala conciencia social como estrategia de salvación. Ustedes, los que ahora gobiernan y sus palmeros, tienen la responsabilidad que la voluntad popular les entregó. Ejérzanla honradamente, sin promover la fractura de la maltrecha sociedad española. No den a entender, por ejemplo, que las personas que han perdido el empleo no quieren buscar trabajo y por ese motivo se reduce la prestación desde el sexto mes, para incentivar así la búsqueda activa de empleo. No hablen constantemente de un sector público sobredimensionado e improductivo sin matizar, metiendo en el mismo saco la legión de asesorías y puestos duplicados junto a los trabajadores de hospitales, de seguridad, de enseñanza o de ventanilla, por ejemplo, que cumplen con su función a diario con sueldos muy ajustados. Sinceramente, me parecen argumentos miserables, impropios de gobernantes honrados. ¿No se dan cuenta de que la quiebra moral es tan peligrosa como la económica? ¿No se dan cuenta de que es mejor una ciudadanía unida que fracturada?

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Hay caminos en política que son relativamente fáciles de transitar. Uno de ellos es el del “divide y vencerás”, avalado por siglos de tradición; otro es el del “no soy yo, eres tú”. Ante la gravedad de los tiempos actuales, los encargados de sacar la nación adelante parecen haber tomado ambos caminos. Los dos conducen al mismo destino. Y en ese destino no hay nada para el ciudadano, salvo dolor, abatimiento y desesperanza. ¿Es esta la España que queremos?

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I nt e rn e t en la i nv e st i g ac i ó n g en ea l ó g ica : L as r e de s soc i al es Casi cualquier tratado de genealogía sostiene que el arranque de la investigación debe partir de la memoria colectiva familiar. El intercambio de recuerdos permite disponer de los primeros datos sobre los que trabajar; datos que, posteriormente, habrán de ser valorados, organizados, documentados, en resumidas cuentas. Antes de la irrupción en nuestras vidas de la Red de redes, esta tarea previa debía por fuerza limitarse al círculo más cercano al investigador. Sin embargo, la posibilidad de mantener contacto directo e inmediato con personas alejadas del círculo familiar más estrecho permite que la primera “tormenta de datos” pueda ampliarse hasta límites insospechados. Es evidente que la amplitud de la información recolectada por este procedimiento multiplica también los posibles errores nacidos de la inconsistencia de la memoria humana, de las ideas preconcebidas, de los clichés y “esquemas de deseo” de una determinada familia. Por esta razón, debe tenerse en cuenta que el mosaico de datos obtenido mediante la ampliación del círculo familiar que las redes sociales puede suponer amplía también el volumen de errores potenciales y, en consecuencia, el trabajo documentador del genealogista.

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En el caso concreto de la investigación que me ocupa, el uso de Facebook ha sido determinante por varias razones. La primera de ellas, sin duda, por lo limitado del número de familiares cercanos que dispusieran de información válida más allá de la generación de nuestros abuelos. Además, mi círculo cercano se reducía a una única rama familiar en la que los mayores, por desgracia, ya habían desaparecido y, con ellos, la memoria de la familia. El azar de la red provocó no hace mucho que entrasemos en contacto algunas personas que compartíamos un mismo apellido y el desconocimiento mutuo. Llevados por el deseo de saber más, de conectarnos más allá del presente que compartimos, surgió la idea de crear una página privada en Facebook en la que vivir virtualmente durante un tiempo. A la creación de la misma sucedió una verdadera cacería de aquellos que tuvieran nuestro apellido en el perfil de la red social o que estuvieran conectados por algún grado de parentesco. El resultado ha sido un espacio bastante poblado y dinámico duarante un tiempo, repleto de contenidos, anécdotas, viejas fotografías, sugerencias e hipótesis de trabajo. Como no podía ser de otra manera, el ímpetu de los primeros meses se ha ido atemperando a medida que la incógnitas se han resuelto y hemos podido componer una foto familiar bastante completa en lo que toca a las generaciones más próximas. Gracias al diálogo extendido que permiten las redes sociales hemos sido capaces de reconstruir la fotografía del presente de una familia compuesta por cuatro grandes ramas establecidas en Sevilla desde mediados del siglo XIX y que habían llegado a desconocerse por completo. El espacio virtual compartido ha servido, en definitiva, para ponernos cara, y no solamente una etiqueta en un árbol genealógico. Pero más allá de la conexión presente entre los miembros del clan, la red social nos ha servido a algunos como estímulo en la investigación. A medida que las referencias de unos y otros completaban el puzzle sur169


gían también dudas y pequeños misterios que necesitaban ser resueltos, que se convertían en los mimbres con los que intentar tejer una historia que fuese más allá de la memoria. La red social, las gentes que la pueblan, en consecuencia, ha cumplido una función motivadora de primer orden: un espacio virtual del que partir y al que volver, de cuando en cuando, a rendir cuentas.

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¡ Q ué p e r e z a! Compareció el Ministro. Expuso algunas líneas sobre las que pretende el gobierno reformar la educación en España. Concretó poco, y cuando lo hizo simplificó demasiado. Los medios se volcaron por unas horas sobre los problemas educativos. Miento: nadie se centró en problemas educativos. Resultado de cuarenta y ocho horas en que la enseñanza ascendió al olimpo de las primeras planas: lástima. Así, telegráfico, para que se entienda cómo me encuentro. Resulta que el principal problema de la educación en España es una asignatura que se imparte durante un único curso en Secundaria con la impresionante carga lectiva de una hora semanal. Resulta que lo terrible de dicha materia es una parte de la misma, susceptible de servir para “adoctrinar”. Resulta que lo más terrible de todo es un libro -hay bastantes más, por si no lo saben- en el que se vierten ciertas ideas opinables. Resulta que dicha obra no es ni tan siquiera un libro de texto homologado, sino un ensayo sobre la materia. Resulta que medio país está entusiasmado con el supuesto cambio que se avecina en la formación de los adolescentes, mientras que otro mitad está indignada. Resulta que en foros y tertulias ciudadanos perfectamente desinformados, carentes de espíritu crítico y con escaso alcance de miras dejan escapar su verborrea repleta de incorrecciones gramaticales y de contenido para opinar sobre lo que no conocen. Resulta que para muchos la asignatura de marras es un ins171


trumento avieso mediante el cual el anterior gobierno ha querido alterar las tiernas mentes de los futuros votantes (por cierto, no les ha ido demasiado bien, la verdad), reclutando entre las filas del comunismo más extremo (Pol Pot era una hermana de la caridad) el profesorado encargado de impartir tamaño dislate. Resulta que yo ya no puedo soportar el ojoplatismo. Poca gente parece haberse fijado en ese 3 + 3 de Secundaria y Bachillerato que deja un año de escolarización obligatoria colgando de la nada. Poca gente parece haberse dado cuenta de que el Ministro habla de dignificar la Formación Profesional, aunque plantea a las familias una doble alternativa: la que conduce a la Universidad y la que, en principio, no lo hace; la de los buenos estudiantes y la de los no tan buenos. Poca gente se para a pensar en que una reforma así planteada evidentemente puede reducir el número de personas que llegan al final de la escolarización obligatoria sin obtener título alguno; pero en absoluto demuestra que los que obtenga ese título un año antes sepan más. Poca gente reflexiona sobre el dinero necesario para reformar. Muchos menos se detienen en la posible influencia de la reforma estructural del sistema sobre los conciertos educativos de los centros privados. Poca gente piensa en algo, salvo en aplaudir a los suyos y silbar a los otros. Al final, después de cuarenta y ocho horas de educación en el alero, resulta que el que manda, en realidad, no ha dicho nada. Los que escuchan, en cambio, hablan, hablan y hablan sobre la nada. Y a mí me da pereza seguir escribiendo. Buen trabajo, sí señor.

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L a i z qui e r da e s ‘c o o l ’ En La información, Julio Vallejo comenta La conquista de lo ‘cool’, último libro de Thomas Frank. El comentarista titula su reseña con la afirmación “El movimiento ‘hippy’ lo creo la publicidad”, aunque creo que hubiese sido más correcto incidir en el hecho de que es el mundo de la empresa quien se apropia de los iconos del movimiento juvenil más característico de los sesenta y setenta. Cierto es que desde nuestra perspectiva actual la contracultura de esos años nos es conocida mediante imágenes y sonidos transmitidos gracias a la publicidad, pero el orden de los acontecimientos fue inverso, como el mismo Vallejo expone en su texto. De hecho, la apropiación que la publicidad hace de diferentes acontecimientos, símbolos o personajes es una constante. Si miramos con una cierta atención nos sorprenderemos ante la cantidad de muñecas que se adornan con banderas cubanas, por ejemplo, sin que los cerebros que las controlan sepan casi nada de Sierra Maestra ni de los barbudos ni de Batista ni de la Bahía de Cochinos ni de balseros ni de Fresa y chocolate ni de Reinaldo Arenas ni tan siquiera de la caña de azúcar. Para esos cerebros que guían unas muñecas tan patrióticas la bandera se asocia a una bebida -el ron Legendario- y la frivolidad de una concentración juvenil cuyo centro es el simple hecho de beber. Algo parecido sucede con ese complemento de moda en que han convertido el pañolón que 173


identifica al pueblo palestino y que casa tan bien con una indumentaria casual y desenfadada; un look juvenil, algo progre, aunque rigurosamente medido; o con la imagen de Ernesto Guevara, que comparte protagonismo torácico con Snoopy, la gatita Kitty o el mismísimo Mickey Mouse; o, por qué no, con la iconografía soviética que pervive en siglas, emblemas y escudos dorados sobre fondo rojo. Lo curioso de esta apropiación que la mercadotecnia hace de diferentes sucesos, símbolos y personalidades es que en la mayoría de las ocasiones se dirige hacia iconos de la cultura “progre” o izquierdista. No soy experto en tendencias de moda, pero no recuerdo haber visto camisetas con el rostro de Milton Friedman y sus Chicago Boys, por ejemplo, o del Trío de las Azores. Podría pensarse que las grandes corporaciones pretenden con esta estrategia darse un baño de progresía al convertir a los dioses de la colectividad en imágenes de la exclusividad. Otra explicación no le encuentro a la grandiosa parafernalia de la presentación de los últimos modelos de la gama Mercedes Benz:

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También es posible -en el caso de la apuesta de Mercedes- que los hippies de antaño ahora vistan trajes de Ermenegildo Zegna, aunque en lo más recóndito de su ser siga perviviendo una afinidad existencial con unos valores que la pragmática cotidiana ha sepultado bajo toneladas de páginas color salmón. Y, por supuesto, es probable que esas ideas se hayan proyectado hacia sus hijos, los que compran camisetas del Che o adornan sus muñecas con la bandera de Cuba, la pobre Cuba.

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Al pa n, p an; y al v i no, g a s eo s a Intelijencia, dame el nombre esacto de las cosas! Que mi palabra sea la cosa misma, creada por mi alma nuevamente. Juan Ramón Jiménez, Eternidades . Posiblemente sea una exageración, pero siempre he creído que el lenguaje modela la realidad. La historia -sobre todo la más reciente- aporta numerosos ejemplos de gobernantes que retuercen el idioma para aludir a realidades no del todo satisfactorias o para orientar la percepción del público en la dirección deseada. Recuerden, por ejemplo, la antológica pirueta que supuso el sintagma “democracia orgánica” en tiempos de Franco o el ”OTAN, de entrada no”, juego de palabras sin igual empleado por el PSOE de los años ochenta. Más recientemente hemos asistido a la entronización de eufemismos como “daño colateral” e “incursiones aéreas” con los que se pretendía suavizar la cruel realidad de los bombardeos sobre Irak. Y no podrá negarse la brillantez lingüística de la expresión “desaceleración económica” en la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero, así como la esperanza que aquellos

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“brotes verdes” hacían presagiar y que, al fin, quedaron en “en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada”. Hace unos días parecía que la danza lingüística tocaba a su fin. El flamante presidente Mariano Rajoy anunciaba a bombo y platillo en el debate de investidura su apuesta por llamar “al pan, pan; y al vino, vino”. No obstante, escasas jornadas después el Gobierno se ha descolgado con un paquete de medidas entre las cuales se cuenta la subida del IRPF, al que se alude con la espléndida construcción “gravamen de solidaridad”. No sé si se habrá meditado mucho la expresión, pero hay que reconocer su brillantez. Por una parte oculta la realidad de una subida de impuestos, que suena a política socialdemócrata -¡Satanás!- y, además, el Partido Popular había negado que fuera algo planteable por el nuevo ejecutivo. Sin embargo lo más interesante reside en el juego de connotaciones que duermen bajo el sustantivo “solidaridad”: proyecto nacional, todos a una, compartir el sufrimiento, arrimar el hombre, mirar al prójimo, junto podemos, a por ellos. Y además es Navidad, cosa que no debe olvidarse. La única pega es que desde el principio el pan ha dejado de llamarse pan para denominarse “complemento nutricional rico en hidratos de carbono”, mientras que el vino ha pasado a ser un “fluido moderadamente alcohólico”. Cosas del lenguaje.

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J OSÉ M ª G ONZÁLEZ -S ERNA S ÁNCHEZ

EN CAMISA DE ONCE VARAS PUBLICACIONES DE AULA DE LETRAS PP


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