El llano es una palabra Nº 16

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El Llano es una Palabra Edición y Cuidado a Cargo de : Daciel Pérez y Miguel Pérez http://lapoesiaylosdias.blogspot.com

Una cálida sed de inocencia ante imposibles trópicos

(Vicente Gerbasi)

Mi padre, el Inmigrante (Fragmentos)

Te amo, infancia

I Venimos de la noche y hacia la noche vamos. Atrás queda la tierra envuelta en sus vapores, donde vive el almendro, el niño y el leopardo. Atrás quedan los días, con lagos, nieves, renos, con volcanes adustos, con selvas hechizadas donde moran las sombras azules del espanto. Atrás quedan las tumbas al pie de los cipreses, solos en la tristeza de lejanas estrellas. Atrás quedan las glorias como antorchas que apagan ráfagas seculares. Atrás quedan las puertas quejándose en el viento. Atrás queda la angustia con espejos celestes. Atrás el tiempo queda como drama en el hombre: engendrador de vida, engendrador de muerte. El tiempo que levanta y desgasta columnas, y murmura en las olas milenarias del mar. Atrás queda la luz bañando las montañas, los parques de los niños y los blancos altares. Pero también la noche con ciudades dolientes, la noche cotidiana, la que no es noche aún, sino descanso breve que tiembla en las luciérnagas o pasa por las almas con golpes de agonía. La noche que desciende de nuevo hacia la luz, despertando las flores en valles taciturnos, refrescando el regazo del agua en las montañas, lanzando los caballos hacia azules riberas, mientras la eternidad, entre luces de oro, avanza silenciosa por prados siderales.

Te amo, infancia, te amo, porque aún me guardas un césped con cabras, tardes con cielos de cometas y racimos de frutos en los pasados ramajes.

V A veces caigo en mí, como viniendo de ti, y me recojo en una tristeza inmóvil, como una bandera que ha olvidado el viento. Por mis sentidos pasan ángeles del crepúsculo y lentos me aprisionan los círculos nocturnos. Venimos de la noche y hacia la noche vamos. Escucha. Yo te llamo desde un reloj de piedra, donde caen las sombras, donde el silencio cae. X ¿Qué fuego de tiniebla, qué círculo de trueno, cayó sobre tu frente cuando viste esta tierra? Pasaron costas negras, arbustos inflamados, barcas con piña, coco, bananas, chirimoyas, sobre un mar tenebroso con medusas y anémonas. Y pararon caminos, zamuros, caseríos, y un niño sin parientes pasar por la llanura, y un vaquero llamando la sombra del ganado. Una puerta caliente se abrió para tu vida. Te llamaron las aguas con sus lenguas oscuras, los pájaros con gritos, y animales dolientes que lloran largamente en el alto follaje. Y llegaste a la puerta de la casa del brujo, de cuyo techo cuelgan gruesas hojas moradas, semillas venenosas, corazones de pájaros. Y viste la melaza correr en los trapiches. Y el toro que en la tarde avanza hacia la muerte, atado a dos caballos, Y viste la serpiente de agua retorcida, que en la penumbra ahoga a la vaca sedienta. Y anduviste de noche entre las mariposas de luto, que visitan los ranchos tenebrosos, donde habita la fiebre de labios amarillos. Y viste danzar llamas, las llamas del Tirano, seguido por el canto del aguaitacamino, que avanza, misterioso, junto al paso del hombre. Y dormiste entre hormigas, arañas y escorpiones. Y grandes flores lilas, con brillos siderales, se abrieron en tu sueño de encendidos diamantes.

Sobre Vicente Gerbasi: “... su poesía encierra un valor intrínseco nada desdeñable, cuyo grado no debe medirse únicamente por un cartabón nacional— lo cual seria bastante poco exigente—, sino también en relación con los más elevados representantes de la poesía latinoamericana, Neruda incluido” Alexis Márquez Rodríguez

Te amo, infancia, te amo porque me regalas la lluvia que hace crecer los riachuelos de mi aldea, porque le diste a mis ojos un arcoiris sobre las colinas. ¿Aún existen los naranjos que plantó mi padre en el patio de la casa, el horno donde mi madre hacía el pan y doradas roscas con azúcar y canela? ¿Recuerdas nuestro perro que jugando me mordía las piernas y las manos? Nacían puntos de sangre, un pequeño dolor, pero todo pasaba pronto con el sabor de las guayabas, Te amo, infancia, te amo porque eras pobre como un juguete campesino, porque traías los Reyes Magos por la ventana. Un día llevaste a la puerta de mi casa un hombre de barba que hacía bailar un oso a golpes de tambor, y otro día le dijiste a mi padre que me regalara un asno negro. ¿Recuerdas que tú y yo lo bañábamos en el río? ¿Recuerdas que había una penumbra de bambú y helecho? Te amo, infancia, te amo porque me ponías triste cuando estaba enfermo, cuando mi madre me hablaba de su tierra lejana. ¿Recuerdas? Una vez me mostraste un eclipse a las diez de la mañana y las aves volvieron a dormir. ¿Existe aún aquel niño sin parientes que un día bajó de la montaña y me pidió el pan que yo comía en la plaza de la aldea? Te amo, infancia, te amo porque me regalaste mi aldea con su torre, y sus días de fiesta con toros y jinetes y cintas y globos de papel y guitarras campesinas que encendían las primeras estrellas más allá de los árboles. Te amo, infancia, te amo porque te recuerdo a cada instante, en el comienzo del día y en la caída de la noche, en el sabor del pan, en el juego de mis hijos, en las horas duras de mis pasos, en la lejanía de mi madre que está hecha a tu imagen y semejanza en la proximidad de mis huesos

“..a pesar de que se trate del esplendor tropical y barroco de Canoabo o de la selva Canaima, el poeta procede de un curioso modo expresionista , al estilo de un Courbet o, sobre todo, de un Aduanero Rousseau. Es decir, que detrás de la mirada del poeta auténticamente venezolano y tropical, está la mirada del hombre que se ha formado en Europa y que tiene sangre italiana.” Ludovico Silva “Para este hombre el mundo gira en círculos y mezcla muchas veces su corazón a la danza del mundo, pero prefiere la actitud contemplativa, dominado por una mágica hermandad con las cosas y los seres que pasan a su lado un poco descarnados y susurrantes y prontos al hechizo. Es un mundo con velos el de Gerbasi, con vapores densos, un mundo pálido y pensativo, hijo de la música romántica.” Humberto Díaz Casanueva “Magia o arte secreta capaz de comunicar a nuestras palabras de todos los días cierta vibración distinta, más grata a la memoria. y junto a esa magia la inocencia, que nos lo representa como el guardabosque de su aldea mítica, siempre bajo una luz atemporal y estática” Eugenio Montejo

Los Oriundos del Paraiso (Obra póstuma) Los oriundos del Paraíso inventaron las orquídeas que mueven el silencio de las horas. Los oriundos del Paraíso hicieron de un rubí el ave que nos acostumbra a la tristeza del Orinoco sombrío. Los oriundos del Paraíso lanzaron las más bellas mariposas que vuelan entre las ramas de los viejos cafetales de Canoabo. ¿y qué es Canoabo? ¿Quiénes lo hicieron? Lo hicieron los oriundos del Paraíso. Allá donde toda la vastedad suena en los montes.

“... la realidad que se encuentra tan cerca de nuestros ojos y de nuestra zozobra, esconde su esencia!. También ella vive en su misterio, asechándonos” (Vicente Gerbasi)

México D.F. 1937. Vicente Gerbasi con Nicolás Guillén, Rolando Anzola y Oscar Rojas Jiménez/Foto tomada del Archivo de vicentegerbasi.net


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