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DOMINGO 24 DE AGOSTO DE 2014 / CIUDAD COJEDES

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BOLÍVAR: TRAVESÍA DE COJEDES (y V) MIGUEL PÉREZ ¿Qué lección nos da Taguanes? ¿Cuál mensaje? ¿A qué nos obliga Taguanes? El mensaje y la lección que nos da Taguanes no puede ser más contundente: cuando se trata de defender a la Patria, el norte tiene que ser la derrota segura del enemigo, por muy fuerte y poderoso que sea, porque de alguna manera siempre la razón estará de parte de los justos; y la astucia, la inteligencia, el valor, no es exclusividad de los opresores. Esa su lección:

comprometiendo la victoria, apareció el recurso táctico de último momento: montar 200 infantes a la grupa de tres escuadrones de caballería, con la orden de adelantar a la realista, tocando tierra antes de que escaparan por las montañas. Ante la astucia del opresor; astucia del oprimido. Taguanes lo confirma y mantiene iluminadas nuestras conciencias. La batalla tuvo una duración de seis horas, con saldo favorable para los patriotas. Aún se discute la cifra de los bandos enfrentados: El presbí-

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DOMINGO

RAZÓN BELLEZA y REVOLUCIÓN

tero José Félix Blanco en su Bosquejo Histórico de la Revolución eleva a 3.000 hombres la cifra del ejército realista. Rafael María Baralt y Ramón Díaz, en el Resumen de Historia de Venezuela, así como Feliciano Montenegro y Colón en la Historia de Venezuela, le suman a los realistas 2.800 hombres y 2.500 para los patriotas. José Manuel Restrepo en Historia de Colombia, registra para ambas fuerzas: “apenas sobrepasaban los mil hombres”. Vicente Lecuna en Crónica Razonada de las Guerras de Bolívar le adjudica 1.200 a los realistas y 1.500 a los patriotas. Historiadores posteriores como Daniel del Río y don Lino Iribarren Celis comparten el criterio anterior. Los autores de Ruta Libertadora prefieren las cifras del Gral. Rafael Urdaneta expresadas en sus Memorias: hacia San Carlos marchó contra los realistas la División que ocupaba Araure de una columna de 100 infantes y 50 caba-

llos, las cuales sumadas a las fuerzas de Atanasio Girardot alcanzaban aproximadamente unos 1.500 patriotas, mientras que las fuerzas de Izquierdo apenas llegaban a 1.200. Guillermo Morón trata a la batalla de Taguanes “de combate sobresaliente… en tercer lugar, después de Niquitao y Los Horcones”. Dice Morón en referencia a las acciones de la Campaña Admirable: (…) 3) Taguanes, entre San Carlos y Valencia, el 31 de julio, donde Bolívar vence al coronel Julián Izquierdo… (1998:185) Sin pretender restarle crédito al juicio de Morón, la frase del Oficio de Domingo Monteverde, dirigido después de Taguanes al brigadier Fierro, Gobernador de Caracas, obliga a determinar y reconsiderar el significado de Taguanes, tanto para aquella jornada de Bolívar que los historiadores califican de admirable, como para nuestra historia regional: —Yo estoy como V. No se puede figurar y Dios sabe si sobreviviré a tanta des-

gracia; dice el jefe realista. (Citado en Ruta Libertadora…). Justamente con Taguanes finaliza militarmente esa campaña de Bolívar: Tiene VS. terminada la campaña, pues no creo que en los pocos lugares que nos quedan por liberar, se nos presente una acción campal. En Caracas no hay más fuerza que la muy necesaria para contener a los patriotas de aquella benemérita ciudad, y ésta no podrá salir de allí, sin que en el momento rompan sus cadenas los dignos hijos de la capital. (Carta enviada al Jefe Militar del Supremo Congreso de Nueva Granada, Valencia, 2 de agosto de 1813).

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La Batalla de Taguanes, la más importante de toda la Campaña, fue el golpe de gracia a toda la resistencia organizada del enemigo” Taguanes, digámoslo de una vez, es nuestra Epopeya regional. Eduardo Blanco en su Venezuela Heróica (2000) la menciona así: Aterra a sus contrarios en Trujillo, insurrecciona a Mérida y Barinas, y avanza sobre la capital llevando en sus banderas los laureles de tres reñidas y gloriosas victorias. Una más, y decisiva, arrebata a los realistas en Taguanes. Monteverde, acobardado, se refugia en la fortaleza de Puerto Cabello. Cede a Bolívar la posesión de casi todas las provincias

de Venezuela. El héroe triunfador entra a Caracas, es proclamado “Libertador de la Patria” y reorganiza el gobierno republicano. (pp. 21-22). El historiador Daniel del Río, no desmiente a Eduardo Blanco: “La Batalla de Taguanes, la más importante de toda la Campaña, fue el golpe de gracia a toda la resistencia organizada del enemigo”. (Citado en Ruta Libertadora…). Y Tomás Montilla, Secretario de Estado y del Despacho Universal de Guerra, en la sucinta exposición de los sucesos militares del año de 1813 que le presenta a S. E. el Libertador, con fecha 31 de diciembre de 1813, 3º de la Independencia y 1º de la guerra a muerte (Montilla, 1983a1983b), tampoco desmiente a ambos: la más infausta de las derrotas del ejército realista: (…) y los mercenarios Españoles que habían sufrido ya tantos reveses, debían experimentar el más funesto en la Sabana de Taguanes. Concentradas allí las fuerzas enemigas al mando del Español Izquierdo, y apurados todos los recursos para desconcertar los planes de V. E., conoció el tirano muy en breve que es sumamente des-

NOTAS: 1

En su Historia de Cojedes (1982), Pedreáñez señala, un año antes: En Trujillo, Bolívar había reconocido la valerosa resistencia de las mujeres de San Carlos que se opusieron a los desmanes de las hordas de Monteverde cuando éste entró a la ciudad el 25 de abril de 1812, y también a las masas de pardos que antes habían saqueado y quemado las mejores casas de la villa, a los gritos de “¡Viva el Rey!”. (p. 121).

2 El enfrentamiento con Julián Izquierdo se dio el 31 de julio de 1813. En su Historia… Pedreáñez anota: Bolívar había reunido en San Carlos todas sus tropas y en su marcha hacia el centro se tropezó con Izquierdo que tal vez ignorante del grueso de su ejército, le esperó, primero en Los Pegones, de donde fueron dispersados; y, luego, Los Taguanes: al comprender el jefe realista que las posiciones favorecían a los patriotas, trató de evadir el combate buscando la zona montañosa y seguir hacia Valencia, rechazando valientemente la infantería patriota. / Los jefes patriotas de la caballería acudieron a montar los infantes en las ancas de sus caballos, y tratar de alcanzar a las tropas de Izquierdo que ya estaban a punto de ganar el monte, y así desordenaron y destruyeron el ejército realista que, entonces, quedó totalmente a merced de los patriotas. Izquierdo, malherido, fue traslado a San Carlos, donde poco tiempo después falleció. Sólo escapó un oficial a caballo, el cual llevó a Monteverde la noticia de aquel desastre. (p. 122). 3 Agüero: Presencia de Bolívar en Cojedes. 4 Nos proporcionó Argenis Agüero, la copia digital de la nota “Recuerdos Históricos” inserta

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igual la lucha de esclavos con hombres libres. Sin haber escapado Oficial alguno, apenas se salvaron diez ó doce individuos de los batallones Españoles, que trayendo á Valencia la imperfecta noticia de aquella celebre derrota, difundieron la consternación entre los prosélitos de la tiranía. (Montilla, 1983a). Hay algo más… como lo expresa nuestro coterráneo Héctor Pedreáñez Trejo: Taguanes es… “donde por primera vez el Libertador dio una batalla con todas sus tropas concentradas contra los realistas, conquistando así la entrada hacia el centro”... (1983: 18), como ya apuntamos. Taguanes es un eslabón de primer orden de esa jornada, la campaña del 13, cuya sola existencia, sin contar las demás, proveía “inmensa gloria” a Bolívar… Ninguna más memorable que ella: Vicente Lecuna nos los enseña así: Otras campañas brillantes con ejércitos mucho más numerosos presenta la historia, pero ninguna más gloriosa desde el punto de vista moral e intelectual. La posteridad le ha dado el nombre de la Campaña Admirable. (t. I, 1960: 72).

en El Pensamiento (Órgano de intereses generales; Nº 2; San Carlos, 9 de diciembre de 1893), que corrobra lo antes expresado (la creencia tiene asidero desde el siglo XIX) y que por lo interesante que contiene presentamos respetando la ortografía de la época: Nada hay tan satisfactorio para los que vivimos en un lugar regado con sangre de mártires, que poseer algo que perpetúe la memoria de cruentos sacrificios, de desvelos incesantes, de luchas sangrientas. Cada causa tiene sus apóstoles que más ó menos han contribuido a su desarroyo; pero ha habido algunos entre ellos que se han elevado por sobre casi todos sus conmilitantes, así como guiados por una mano misteriosa. Entre estos descuella hoy en nuestra patria un héroe que ha merecido el justo agradecimiento de sus conciudadanos: el inmortal Zamora. En esta ciudad existe (ya en muy mal estado) la casa que le sirvió de albegue, ó mejor dicho de tumba, porque fué en ella donde velaron á el Gral. Zamora. Dicha casa es propiedad de la viuda del Dr. Trinidad Acuña, quien se encuentra en un estado de pobreza tal, que le es imposible refaccionarla. Por esta razón creemos que el Gobierno Nacional debiera en parte proteger á esta señora comprándole la mencionada casa, llevando á una vez dos fines: practicar una obra de caridad, y conservar un monumento digno de la memoria del mártir de la Federación. Otro monumento digno de que se reedifique, es la casa en que estuvo alojado el LIBERTADOR á su paso por esta ciudad, y que según creemos pertenece en parte al municipio. A propuesta del senador por Zamora Gral. José Leandro Martínez en el Congreso de 1.892 dio este Soberano Cuerpo un decreto poniéndolo á

La casa del coronel Teodoro Figueredo luce, como lo afirma Argenis Agüero, “el La más hermoso portal barroco”... Foto Manuel Abrizo

disposición de una junta que nombrase al efecto, la suma de 40.000 bolívares para la reconstrucción de dicho edificio. Como este fue un acto nulo, igual á otros muchos de ese Congreso, no extrañamos que no se haya llevado á efecto; pero sería muy de justicia que se llevara á cabo por el Congreso próximo, tanto por el recuerdo histórico que encierra, como porque así tendría la municipalidad de San Carlos una casa propia además de la cárcel que es un edificio notable y de construcción bastante fuerte para el objeto, y que hace hoy las veces que pudiera estar haciéndola á que nos referimos. Todo esto lo tendremos en cuenta para la próxima reunión del Congreso, á quien lo recordaremos oportunamente. Si comparamos con el presente, en relación con ciertas autoridades municipales, y ciertos alcaldes, concluimos que no siempre fuimos indolentes y que siempre han existido los preocupados por el patrimonio histórico de Cojedes. Tremenda lección…

5 Lecuna es de la opinión: Según sus informes el general La Torre desde el 4 de junio se hallaba en la sabana de Carabobo… (t. III, 1960: 44). El testimonio de Páez apunta en esta misma dirección.

6 En realidad fue en un sitio cercano según se desprende del testimonio de Bolívar: …Aquella noche acampé en el sitio llamado El Hoyo, de donde continué las marchas el día primero hasta Tocuyito (comunicación enviada a la Comisión político-militar del Congreso de la Nueva Granada; Valencia, 2 de agosto de 1813). Se desconoce si ese sitio está ubicado dentro del territorio cojedeño o fuera de él, aunque pudiera pensarse que debería estar muy cerca de Taguanes (tal vez a orillas del río Chirgua), acota Argenis Agüero en Presencia de Bolívar en Cojedes.

UN VIEJO DESEO Nuestro buen amigo, ya despedido de este mundo, el cronista y poeta Ramón Villegas Izquiel, en una nota publicada en El Nacional (20-8-1988), bajo el letrero de “Taguanes merece más”, expresó …un viejo deseo cojedeño, cual es la erección en dicha planicie (sabana de taguanes) de un monumento que presida la estatua del Libertador, acompañada por las de sus oficiales en aquella jornada. Pudiera colocarse también, como justiciero símbolo del anónimo combatiente, el infante a la grupa del soldado de caballería, singularidad de tan memorable hecho de armas. (p. A-4). Nosotros desde estas páginas nos unimos a ese ruego.

••• De esta forma cruzó el suelo de Cojedes cargado más de presente que pasado. Desde el porvenir nos convoca… ¿A la construcción de patriecitas sobreviviendo a las turbulencia de las olas encrespadas de la política internacional? Nos convoca a la Patria que fuera capaz de regular ese oleaje encrespado que él denominó el equilibrio del mundo.


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BIBLIOGR AFÍA Agüero, Argenis. Presencia de Bolívar en Cojedes: n. pub. Agüero, Argenis. Las mujeres sancarleñas en la independencia: de las heroínas anónimas de 1813 a las mártires de 1814: n. pub. Agüero, Argenis. Bolívar no estuvo en La Blanquera: n. pub. Agüero, A.; Bolívar, W. y González S., A. Ruta Libertadora (Campaña Admirable. Su paso por los estados Portuguesa, Lara y Cojedes): n. pub. Austria, José de. (1960). Bosquejo de la historia militar de Venezuela. Academia Nacional de la Historia. Madrid. Benet, F. (1933). Guía general de Venezuela. Madrid. Blanco, Eduardo. (2000). Venezuela heróica. Educen. Caracas. Bolívar, Simón. (1969). Escritos del Libertador. Sociedad Bolivariana de Venezuela. Caracas. Carrillo Moreno, José. (1961). Biografía de la casa blanquera. Caracas. Carrillo Moreno, José. (1967). Bolívar, pastor de profecías. Ediciones Edime. Madrid. Carrillo Moreno, José. (1969). Huellas de Bolívar en tierras de Cojedes. GOBESCO. Caracas. Carrillo Moreno, José. (1971a). Bolívar desde Cojedes hasta Carabobo. GOBESCO. San CarlosCojedes. Carrillo Moreno, José. (1971b). Bolívar, maestro del pueblo. Congreso Nacional de la República. Caracas. Carrillo Moreno, José. (1973a). Bolívar y el concepto de pueblo. Academia Nacional de la Historia. Caracas. González, Eloy Guillermo. (1908). La ración del boa. Empresa El Cojo. Caracas. González Guinán, Francisco. (1954). Historia contemporánea de Venezuela. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas.

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Arco de Taguanes. La gráfica es de los años 30 del siglo XX

Participación de la familia Figueredo en la guerra de Independencia Presentamos un párrafo del alegato del coronel Fernando Figueredo, escrito un año antes de su muerte, con motivo del litigio personal sostenido contra la familia de su esposa Natividad Herrera, y en donde hay referencias concretas de la participación de su familia en la guerra de Independencia. “Supone el Dr. Herrera (Juan José Herrera) en el folleto que estoy contestando, que el patriotismo de los Figueredo es al revés; esta idea es la más clara que puede darnos este abogado de marras de su malignidad y torpeza. ¡Los Figueredos patriotas al revés, o godos que quiere decir los mismo! Imputación es ésta que no excita sino la risa del desprecio. ¿No sabe Venezuela que la familia de los Figueredos de San Carlos ha dado a la patria 22 oficiales desde alférez hasta generales: que declararon libres muchos es-

clavos desde el principio de la revolución para que defendiesen esa misma patria; que costearon un puerto de caballería de sesenta hombres montados, armados, uniformados y equipados de todo punto, sostenido por su peculio y expensas y con la cual pelearon personalmente para destruir los enemigos de los independencia? ¿No sabe Venezuela que de los oficiales Figueredos murieron doce con las armas en la mano en los campos de batalla, y los cuales fueron los comandantes José María y José de Jesús, el teniente coronel José Manuel, los capitanes Faustino, Francisco, Juan Florencio y Juan Ignacio, los tenientes Lorenzo, Nicolás y Alejandro y los alféreces Evangelista y Tomás Antonio? ¿Y no sabe también Venezuela que los Herrera que no emigraron con los españoles son patriotas modernos y cu-

ya existencia y estado actual deben a sus libertadores? No he hecho este breve compendio del patriotismo de los Figueredos por hacer alarde de sus meritos, porque ellos creen que como americanos y hombres libres era su deber pelear y morir en defensa de la patria; sino únicamente para dar a conocer hasta qué grado llega la osadía del Dr. Herrera punzado seguramente del más necio orgullo al verse colocado en un puesto que ensucia y degrada, en una silla presidencial de justicia”. (Coronel Fernando Figueredo. Contestación. Al Dr. Juan José Herrera de su folleto titulado: “Al amigo del coronel Figueredo disfrazado con el nombre de un republicano”. Valencia, 14 de febrero de 1840). Tomado de: Vida Cultural de Cojedes (1976), de Héctor Pedreáñez Trejo; pp. 214-215.

COJEDEÑOS EN EL EJÉRCITO DE BOLIVAR En todos los campos de batalla, en todas las comarcas por donde se extiende, en el triunfo o el fracaso, la acción de Bolívar, siempre hay uno o más nativos del departamento de San Carlos, hoy Esta-

do Cojedes, en situación relevante: Teodoro Figueredo, va como Comandante del Escuadrón de Caballería de la Guardia de Honor de Bolívar; Manrique anda en el Estado Mayor; Fernando Figuere-

do, junto con Olmedilla organiza en los llanos de Casanare y Apure la resistencia patriota. Y en las Antillas, en Saint Thomas, Teodoro y Tomás Figueredo y José Antonio Yanes esperan regresar para pro-

seguir en la lid. Yanes sufre allá una fuerte crisis emocional que le imposibilita en lo sucesivo para las campañas guerreras. Miguel Antonio Figueredo alcanza al generalato, sobre todo en los

países del sur… Tomado de: Contexto de la acción del Libertador en la ciudad de San Carlos de Austria y en su jurisdicción 1983), de Héctor Pedreáñez Trejo; p. 55


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BOLÍVAR Y SILVA Es José Laurencio Silva (17911873), el más difundido de los próceres cojedeños. José Carrillo Moreno resume en una frase los servicios prestados a la patria: “No hay un episodio importante de la Guerra de Independencia donde Silva no estuviera presente”. Estuvo bajo el mando de Miranda, Bolívar, Páez y Sucre. Héroe de Taguanes, de El Yagual, de Mucuritas, de Las Queseras del Medio, Bomboná, Pichincha, Junín y Ayacucho, entre otras. Acumuló en su cuerpo 18 heridas recibidas en campos de batallas. Acompañó a Bolívar hasta el último momento: proporcionó la camisa con que lo enterraron. Hay dos gestos del general Bolívar hacia Silva por demás indicadores del grado de afecto existente entre ambos: lo nombró albacea testamentario y lo reivindicó de una descortesía de “las potosinas”. Una anécdota recogida por Asdrúbal González así lo detalla:

“¡Paren la orquesta!” Su Excelencia está ahora en el centro de la sala, “¡que deje de sonar la orquesta!” ordena el General Bolívar; éste se ha dado cuenta de la descortesía hacia el General José Laurencio Silva; sería por el color moreno oscuro de la piel, por su cabello negro ensortijado, por su condición de llanero, las potosinas no aceptan por pareja al colombiano, Su Excelencia está ahora solo en medio de la sala, levanta la voz, hace una reverencia exageradamente cortesana y dice: “Señor José Laurencio Silva, general venezolano, ilustre prócer de la independencia sudamericana, héroe de Junín y Ayacucho, cuyo nombre figura en el canto de Olmedo, tan conocido por sus célebres hazañas, y a quien Bolivia debe inmenso amor, Colombia admiración, Perú gratitud eterna, sabed que el Libertador Simón Bolívar quiere honrarse en bailar un vals

con tan distinguido personaje”. Y dirigiéndose a la orquesta ordenó: “¡tocad un vals!”. Y caminando hacia donde estaba asombrado José Laurencio Silva, le reverenció: “¿Me concede el honor, mi general?”. Y salieron al centro de la sala y del murmullo unísono, y valsaron encantados como buenos amigos, recordando quizás las veces que lo hicieron en los campamentos del Apure, en el reposo de las campañas guerreras al son de arpa y maracas, y valsaron hasta que los aplausos de la numerosa concurrencia opacaron la orquesta y las hermosas Luisa La Puente y Rosa Villacián hicieron el desquite, y desde entonces hubo José Laurencio para todos y el comentario, de que efectivamente Su Excelencia era amigo de aquellos sus amigos. Tomado de: Bolívar viaja al eje de la esfera (1999). de Asdrúbal Gonzáles; pp. 205-206.

UN POEMA DE ISAÍAS MEDINA LÓPEZ Yo el que para la guerra nació en el año de gracia de 1791 En la ilustre Villa de Nuestra Señora del Rosario de Tinaco santo y seña de las llanuras del río Cojedes Bautizado por la iglesia que bendijo a mis padres según el rito y ceremonial de estilo De oficio domador de caballos y accidental guerrero durante cuarenta y cuatro años Declaro hoy en la madrugada del 27 de febrero de 1873 en la ciudad de Valencia absolutamente convencido de la proximidad de morir siempre fiel a al señor Dios todopoderoso y al buen general Simón Bolívar que jamás provoqué muerte por causa de odio ni tomé por recompensa nada que fuera de la guerra me resultare ajeno Por tanto suscribo este oratorio memorial de fe a los afectos de expiar mi alma ruego que así sea José

Casa del doctor Francisco Hernández. Foto: Eudhen Perdomo Fernández Hoy en portada: Bolívar de Richard Oviedo (Mixta sobre papel, 16 cm x 23 cm). Dirección: Miguel Pérez / Coordinación Editorial: Daciel Pérez/ Diseño y Diagramación: Luis Daboe Correo electrónico: mediodiadeldomingo@gmail.com / Facebook: Medíodía del Domingo/ Twitter: @Mdíadeldomingo

Tomado de: Oratorio de José, obra ganadora del Concurso Nacional de Poesía “Homenaje al Bicentenario del Natalicio del General en Jefe José Laurencio Silva” (1991).


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