Caperucita huertana unido 2

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EL PAISAJE: LA HUERTA MURCIANA


EL PAISAJE: DEL BOSQUE A LA HUERTA

Murcia no se entiende sin su Huerta: la Huerta y el río Segura son los principales referentes que caracterizan el paisaje, la historia y la cultura de nuestro entorno. La "Huerta de Murcia" se extiende a lo largo de la llanura por donde discurre el río Segura y su afluente, el Guadalentín (comúnmente llamado, a su paso por Murcia, "El Reguerón"). A lo largo y ancho de esta llanura fluvial se distribuyen las pedanías y el casco urbano de la capital, llamada por don Miguel de Unamuno "la Ciudad más huertana de España". Murcia es una ciudad fundada en el año 829 por AbdAl-Rahman II en un enclave privilegiado, en el centro del Valle del río Segura. Hace unos 1.100 años, los árabes decidieron aprovechar la enorme riqueza de estos suelos, haciéndolos de regadío y creando, con ello, la Huerta. Para ello concibieron un sistema de riegos completo y transformaron

en regadío estas fértiles tierras de la llanura. La Contraparada, de origen romano y perfeccionada por los árabes, es un dique de contención donde las aguas vivas del río se partían en multitud de acequias que se ramifican para introducirse en la Vega y poder


llegar hasta puntos muy distantes del río, propiciando el cultivo de frutales, cítricos y hortalizas. En el siglo XVI los moriscos granadinos introdujeron la morera en la Huerta de Murcia. Este árbol era usado en la construcción de barracas, en el mobiliario, y como alimento para el gusano de seda. La morera se convirtió en la gran fuente de riqueza de Murcia hasta bien entrado el siglo XIX. Los huertanos emplearon este producto como complemento para su economía y supieron armonizar su producción con la del cultivo de hortalizas y cereales. Pero, poco a poco, la morera sería desplazada por un cultivo apenas valorado hasta entonces: el naranjo.

La vida tradicional en la Huerta de Murcia era apacible y laboriosa. La modesta familia huertana trabajaba afanosamente en la cría del gusano de seda y en las parcelas de cultivo circundantes, cuajadas de frutales y hortalizas. Los pequeños animales como gallinas, conejos y cerdos, les servían para completar su alimentación. Los productos obtenidos de su trabajo los dedicaban a su autoconsumo y los excedentes los vendían en los mercados. La familia convivía en un modesto espacio interior de unas barracas que constituían las casas rurales huertanas. La familia se repartía las tareas: la mujer y los hijos pequeños se


dedicaban a las tareas domésticas, la producción de seda y el cuidado de los animales pequeños; el padre y los hijos mayores cuidaban los cultivos, la huerta y se encargaban de los intercambios comerciales. Finalmente, el hijo pequeño era el que solía cuidar de sus padres, pues la hija se casaba y los hermanos mayores debían alquilar sus propias tierras o marcharse a buscar trabajo.


LA CASITA: NUESTRA BARRACA


LA CASITA: NUESTRA BARRACA En la huerta de Murcia nuestra casa rural más típica es la barraca. Era rectangular y estaba construida con materiales muy pobres, como barro, cañas, esparto y cañas de árboles casi siempre frutales. Su cubierta, a dos aguas, tenía una fuerte pendiente para que el agua de la lluvia resbalase con mayor facilidad por su revestimiento hecho de elementos vegetales. El interior de la Barraca era sencillo y funcional, con dos o tres estancias como mucho, que quedaban diferenciadas por ligeros tabiques muchas veces hechos a base de cañas. También era frecuente separar los dormitorios a través de cortinas o sábanas colgadas. Ello se usaba sobre todo para separar las zonas en que se dormía, de ese otro espacio único que servía de cocina, comedor, sala de estar y lugar en el que se hacían distintas labores, sobre todo en invierno, ya que durante el resto del año la benignidad del clima permitía


realizar el quehacer doméstico y las tertulias al aire libre, delante de la puerta, bajo su emparrado o a la sombra de cualquier higuera próxima. Como los productos que da la huerta son muy perecederos, no era habitual que las barracas tuvieran amplios espacios destinados al almacenaje de estos frutos. Algunas contaban con una zona superior, que se realizaba normalmente sobre la alcoba, aprovechando el espacio existente hasta la altura de la cubierta, en la que se guardaban algunas herramientas necesarias para la cría del gusano de seda. Junto a la barraca se emplazaba la barraqueta, que era gallinero y cuadra en una pieza. En las inmediaciones solía alzarse el horno moruno.


EL VESTIDO: EL TRAJE DE HUERTANA


EL TRAJE DE HUERTANA

Si hay algo que define el traje popular de la mujer en Murcia es la falda, llamada comúnmente Refajo. En las zonas frías de la Región de Murcia la mujer solía vestir refajos de lana. En cambio en las zonas cálidas el material con el que se realizaba esta prenda era algodón. Murcia es una tierra de contraste de colores. Los colores del refajo no son menos. Y los hay de distintos tipos: el refajo de listas es un refajo a rayas verticales de aproximadamente 3 cm de anchura. Se trata del refajo de diario, de trabajo, de ahí que no esté decorado con bordados. Era elaborado en telares caseros y en invierno resultaba muy útil, ya que podía colocarse sobre otro vestido. Dada la sencillez de la prenda, era el que utilizaban niñas y adolescentes. El refajo de lana estaba confeccionado con este material y bordado con ornamentos florales. Es uno de los más alegres, y también de los que mejor se adaptan al frío. Sobre la falda se lleva el delantal, una prenda parecida a la actual, anudado a la cintura de la mujer con un gran lazo. Abundaban los de seda, aunque dependía de la calidad del traje. Debajo de la falda se llevaban las enaguas, una falda interior blanca. En la parte baja disponen de una tira bordada ancha y fruncida con pasacintas y cinta de seda de color. Para conseguir que quedaran ahuecadas se solían almidonar. La chambra o camisa era una prenda que en su origen era tratada como vestuario íntimo. El blanco era el color natural de la fibra de la camisa, que a veces estaba bordada. En un principio estaban elaboradas en manga corta, sobre el codo. Durante el verano, en zonas


calurosas, se llevaban sin corpiño. Se realizaron también de manga larga, con puños terminados en puntillas. Sobre la camisa se ponía el corpiño, especie de corsé. Su equivalencia es el cuerpo del vestido. No lleva mangas, y se coloca sobre la blusa. El cierre se consigue mediante un cordón cruzado que pasa a través de unos ojales en la parte delantera. Encima, se llevaba un manto o pico, un triángulo o medio pañuelo que se puede cruzar en la parte delantera. Servía en un principio para protegerse del frío, pero terminó siendo una prenda de adorno, decorativa, que incluso podía diferenciar las clases sociales.

El vestuario se completa con el pelo recogido, con la frente despejada, que es un clásico dentro de la variedad de peinados de la Región de Murcia. Por la parte frontal se hace la raya en medio o lateral con las clásicas y preciosas hondas murcianas. Las mujeres adornan el moño con uno o dos ramilletes de flores del tiempo. También puede adornarse con una peineta acompañada de agujones de plata y horquillas. Como joyas, llevan hermosos pendientes llamados arracadas,


un broche y collares y gargantillas (algo que ha llegado hasta nuestros dĂ­as, y que ha tenido diversas modas es la cinta de terciopelo negro con un adorno colgante). El calzado en el traje de todos los dĂ­as, unas esparteĂąas hechas de esparto, tal como las llevaban las personas humildes en nuestro pasado.

delantal prendido de rosas

refajo de lana

moĂąo tomatero

cruz

cucos broche cruz

manto o pico

arracadas

enaguas


LA CESTITA: LA COCINA MURCIANA - ZARANGOLLO - ARROZ CON CONEJO - PAPARAJOTES - CORDIALES


ZARANGOLLO

El zarangollo es un plato típico de la región murciana. Consiste en un revuelto de huevo, calabacín, cebolla y, en algunas ocasiones, y aunque los más puristas dicen de este ingrediente no forma parte de la receta original, también se le añade patata. El zarangollo es uno de los platos más típicos de la gastronomía murciana, y ocupa un lugar privilegiado en los fogones regionales. Si por algo se caracteriza nuestra cocina es por el "buen manejo" de los productos que da la tierra, del magnífico uso de las verduras y aquí tenemos un nuevo plato que confirma lo que les comento. Con muy pocos ingredientes (pero criados con cariño), mucha creatividad y bastante hambre, el huertano de antaño supo sacar el máximo partido a su cosecha. Si quiere saborear la esencia de Murcia le animamos a que elabore esta receta sencilla de zarangollo en la que encontrará eso... el extraordinario sabor de esta tierra. INGREDIENTES [Para 2-3 personas]: 

Aceite de oliva - 6 cucharadas

Aceite de girasol - Para freír

Patatas - 2 medianas

Calabacín - 1 grande

Cebolla - 1 mediana

Huevos - 2

Sal - Al gusto


ELABORACIÓN * Pelamos y cortamos en juliana la cebolla, cortamos en rodajas el calabacín (sin pelar) y pelamos y cortamos en láminas la patata. El grosor idóneo del corte para las patatas y el calabacín es de unos 3 milímetros. * En una sartén, ponemos a calentar abundante aceite de girasol. Freímos las patatas por tandas. A medida que las vamos sacando de la sartén, las ponemos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite. Es importante freír las patatas solo lo necesario para que se ablanden, pero sin llegar a dorarlas, ya que en ese caso quedarían demasiado secas. * En otra sartén, ponemos a calentar el aceite de oliva. Añadimos la cebolla y comenzamos a pocharla. * Una vez que la cebolla se ablande un poco, añadimos a la sartén las rodajas de calabacín. * Cuando la cebolla y el calabacín están tiernos, añadimos las patatas fritas. * Sazonamos y removemos con cuidado para no romper demasiado las patatas. * En un plato, batimos los huevos muy ligeramente y dejaremos en hacerlo es echar directamente los que prefiere hacerlo así, ya que diferenciadas.

ligeramente y los añadimos a el fuego hasta que el huevo huevos a la sartén y remover en el plato quedan zonas con

* Probar y volver a sazonar si fuese necesario. * Dejar enfriar y consumir templado o totalmente frío.

la sartén. Mezclaremos cuaje. Otra forma de ligeramente. Hay gente clara y con yema bien


ARROZ Y CONEJO

Dentro de la variada gama de arroces que se pueden consumir en Murcia, el arroz y conejo es uno de los más típicos y tradicionales. Con una historia de siglos, el arroz es el producto por excelencia de Calasparra y su calidad ha sido reconocida en el mundo entero. De este modo, si se pretende degustar un plato como el arroz y conejo u otro cualquiera de la amplia gama de arroces que se preparan en nuestra región, lo más aconsejable es elaborarlo con arroz de Calasparra, el primero en el mundo con denominación de origen. Ingredientes para cuatro comensales 1 conejo 400g de arroz de Calasparra 1 tomate mediano maduro 1 vaso grande de aceite Perejil, azafrán y sal 1 pimiento rojo Aceite, limón y agua


Modo de elaboración Paso 1: Preparación de la paellera En una sartén o paellera, se cubre el fondo con abundante aceite de oliva. Paso 2: Se fríe el conejo Se calienta y se fríe a fuego lento el conejo, previamente troceado, sazonado con sal, hasta su cocción. Paso 3: Añadimos el pimiento y el tomate Una vez la carne esté dorada, se le añade el pimiento despepitado y cortado en tiras y se deja freír 1 minuto más, con cuidando que no se queme. A continuación, en la misma sartén, se sofríe el tomate rallado. Paso 4: Añadir el arroz Después se le añade el arroz y se sofríe ligeramente, agregando el agua a continuación (3 de agua por 1 de arroz). Paso 5: Añadir el resto de ingradientes Cuando rompe a hervir se le añade azafrán, perejil y sal, manteniendo el fuego vivo durante 10 minutos, para posteriormente ir bajando por etapas hasta apagarlo pasados unos 10 minutos. Paso 6: Dejar reposar Una vez apagado, se deja reposar cubierto unos 5 minutos.


PAPARAJOTES

El paparajote es un postre típico y genuino de la huerta murciana. Los habitantes de Murcia sienten un especial cariño por este dulce que envuelve una hoja de limonero. Hasta el punto de que es un emblema de la repostería de la ciudad. La sencillez del paparajote es un argumento más en su favor, junto a su fácil elaboración, los ingredientes tan saludables y el bajo precio. El paparajote presenta un aspecto rústico, propio del medio en que nació, pero lo compensa con su inmenso sabor y un jugoso tacto al paladar. Ingredientes para 4 comensales 2 huevos 1/2 litro de leche 1/2 sobre de levadura 500 g de harina 100 g de azúcar Aceite de oliva Azúcar glas y canela en polvo para espolvorear Una pizca de sal Hojas de limonero Modo de elaboración Paso 1. Realizar la masa En un recipiente amplio, batir los huevos y agregar la pizca de sal, la levadura y la leche. Añadir la raspadura de limón, dos cucharadas grandes de azúcar y, poco a poco, la harina que admita, hasta conseguir una masa no muy espesa. La masa debe ser consistente como para adherirse a la hoja.


Paso 2. Untar las hojas Las hojas de limonero se impregnan en la masa hasta quedar completamente rebozadas por ambas caras. Para ello previamente es necesario lavarlas a conciencia. Luego se sumergen en el bol con la masa y de ahí directamente a la sartén. Paso 3. Freír Con el aceite caliente se van colocando uno a uno los buñuelos que forman la hoja rebozada en el interior de la sartén. Se deben voltear con cuidado para no desprender la masa de la hoja o bien poner aceite suficiente para que se doren por ambas caras. Una vez que el paparajote está bien doradito se retira de la sartén y se coloca sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite. Paso 4. Espolvorear Finalmente se espolvorean por ambas caras con una mezcla de azúcar glas y canela en polvo.


CORDIALES

Los cordiales son un magnífico postre navideño, típico de las tierras levantinas. Sus ingredientes principales son la almendra y el cabello de ángel, por tanto es un postre con ingredientes muy naturales. La llegada de los cordiales a las casas es síntoma de que se acerca la navidad. Este dulce pastelito es el vocero de tiempos felices. Los cordiales como tantos otros dulces tradicionales se inventaron dentro de los muros de un convento. Pero su popularidad se ha extendido a todo el territorio nacional. INGREDIENTES: - 1kg de almendras - 9 huevos - 800 g de azúcar - 1 kg de cabello de ángel - Raspadura de un limón - Obleas ELABORACIÓN: * Escaldar las almendras con agua muy caliente para poder pelarlas mejor. Cuando estén todas limpias, las picamos y las dejamos secar. * Añadir el azúcar, las almendras, la raspadura de limón y los huevos. Trabajar hasta formar una masa homogénea.


* Colocar en una bandeja de hornear las obleas. Coger pequeñas cantidades de la masa de almendra y colocar en el centro un poco de cabello de ángel. Cerrar con los dedos para que no se salga el cabello. Deberá quedar con forma de cono. * Ir poniéndolos encima de las obleas sin que lleguen a tocarse unos con otros. Introducir en el horno previamente calentado a temperatura de 180º unos 25 minutos. * Los dejamos enfriar y listos para tomar.

ALUMNOS DE 2º A DE ESO IES JOSÉ PLANES 2014/15


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