LA LUZ EN EL ARTE IES JOSÉ PLANES
LUCIANO SÁNCHEZ CAÑIZARES Proyecto “Cómo decirte, cómo contarte…”
LAS SOMBRAS Y LAS LUCES EN EL ARTE Para el arte, la luz lo es todo. Desde el mismo momento en el que la luz es la fuente que nos posibilita la visión de las cosas, se convierte en el elemento fundamental a tener en cuenta en cualquier obra artística. Para la percepción, la luz es lo más importante Es capaz de transmitir emociones, de dramatizar las escenas, de conferir credibilidad a lo pintado, de crear ilusiones, etc.
Desde los primeros indicios de la prehistoria en la antigüedad hasta los espectáculos contemporáneos el dominio de la luz y la sombra ha catalizado mucho saber y magia.
El simbolismo y el dominio, tanto de la luz natural como de la luz artificial, ha sido una cuestión central de las artes: la pintura, la escultura, la arquitectura, la danza, el cine, la fotografía…) como vemos en esta imagen de la película Nosferatu donde se crea una atmósfera inquietante fruto del contraste de la luz.
Desde los tiempos antiguos de la humanidad las sombras aparecían a los hombres como algo mágico. En la Edad Media los espíritus de los muertos eran llamados sombras y el infierno recibía el nombre del reino de las sombras.
La importancia de la luz en el Antiguo Egipto se observa en los espacios sucesivos del templo, como en éste de Abul Simbel, pues en la penetración hacia el santuario se pasa, escalonadamente, de un espacio lleno de luz a una zona en penumbra iluminada por una lámpara de aceite. La orientación de la entrada hace que los rayos del sol iluminen la figura del faraón, en la cámara del fondo, dos veces al año, el 22 de octubre y el 22 de febrero, fechas de su nacimiento y ascensión al trono. Hay pues una gradación simbólica de la luz, para impresionar a los fieles, para transmitir poder; se pasa de mayor a menor luz, de menor a mayor misterio. Amenofis IV, también conocido como Akenatón, fue el décimo faraón de la dinastía XVIII de Egipto. Su reinado está datado en torno a 1353-1336 a. C. y pertenece al periodo denominado Imperio Nuevo. Hacia el cuarto año de su reinado, cambió su nombre a Akenatón. Dentro de la historia del Antiguo Egipto, su reinado es célebre por convertir al dios Atón en la única deidad del culto oficial del Estado. El dios Atón era representado como el disco solar, del cual salían brazos que acababan en manos con el signo Ank de la vida.
En el templo griego de Partenón, encontramos en sus columnas un ejemplo de la utilización de la sombra, que sirve para remarcar el volumen de estas haciéndolas más ágiles y estilizadas, lo cual es acentuado mediante las aristas vivas longitudinales.
En Roma, el interior del Panteón o templo de todos los dioseses una gran estancia circular, y en lo alto de su cúpula hay un óculo o abertura circular a través de la cual se ve el cielo de manera que todo el recinto recibe amplia iluminación desde arriba. La enorme cúpula parece desplegarse con naturalidad sobre el visitante como una repetición de la bóveda celeste. La luz que penetra por el óculo y el reflejo que ésta tendría en la decoración contribuiría a crear un ambiente sagrado. La cúpula evocaría la forma esférica del universo y la iluminación, la luz enviada por los dioses.
En el arte medieval el simbolismo de la luz llega a su cénit y está estrechamente ligado a la religión, representándose brillos y resplandores que significan lo espiritual, lo del “más allá”. Hay una interpretación simbólica de “la luz como fuente de vida”, asociada a la pureza, lo bueno, lo divino… Por el contrario, la ausencia de luz se asocia a la oscuridad, a todas las cualidades contrarias. Este fresco de San Clemente de Tahull es un ejemplo de como el cristianismo también utiliza la luz como símbolo de la divinidad, pues representa a Cristo sujetando un libro que reza “Ego sum lux mundi” (Yo soy la luz del Mundo).
En esta iglesia románica de San Martín de Frómista, observamos como las naves del templo simbolizan el espaciocamino que el cristiano debe seguir hasta llegar a Dios, “la luz”, simbolizada aquí por el foco de luz en el ábside.
Aunque los orígenes de la vidrieras se remontan a la antigüedad, es en el Gótico cuando alcanzan su culminación. Como podemos observar en el interior de la Catedral de León, el gótico con la creación de amplios ventanales, creará en el claristirio un lugar desconocido hasta entonces para transmitir mensajes religiosos. La vidriera es una manifestación artística que tiene mucho de mágico porque además de la creatividad y el dominio de la técnica presente en todas las disciplinas artísticas, hay algo que va a formar parte imprescindible en la vidriera y que va a hacer que ésta tome vida: la luz. La función de la ventana románica, como foco de luz, ha desaparecido. Aparece, ahora, la vidriera como creadora de ambiente. En el Renacimiento se afirma que lo bello se reconoce por la proporción y armonía que muestren los objetos. En la Fachada de Santa María Novella de Florencia, se manifiesta el concepto de la luz como belleza y que todo lo que ella toca es bello. La luz incide en la superficie de la fachada del templo, en su mayoría plana, y se conjuga con la materialidad pulcra y reflectante del
mármol para generar una luz que resalta el cuerpo y un contorno que remarca la figura.
La escultura barroca va dirigida a los sentidos, ya que debe conmover al espectador y hacerle partícipe de sus propios sentimientos (dolor, éxtasis…). Bernini en la obra “El éxtasis de Santa Teresa”, une arquitectura, escultura y pintura para formar un espacio escenográfico. Realizado en mármol y bronce dorado, representa a Santa Teresa suspendida en el espacio, desfallecida sobre un lecho de nubes horizontales y superficies rugosas que, al contacto con la superficie pulida de los ropajes adquieren calidad vaporosa. Observamos, pues, el juego de luces y sombras típico del Barroco. Ilumina la escena una ventana con un vidrio amarillo que aporta una luz mágica y teatral que contribuye a crear la ilusión de que el Sol se materializa en el haz de rayos dorados que envuelven a los personajes.
Los artistas del barroco intentarán romper la barrera que existe entre la obra de arte y el espectador creando un espacio con sus temas en el que el espectador no se sienta ajeno, sino que el mensaje le llegue de una manera más cercana. En pintura utilizan la luz para dar más expresividad y dramatismo a las escenas de sus obras como vemos en este cuadro tenebrista de Caravaggio “La vocación de San Mateo” en el cual el autor deja una zona en penumbra, resaltando el grupo de personas que se encuentran en un espacio oscuro, logrando mayor expresividad. Es una luz que no se sabe de donde proviene. Por tanto, el tema bíblico es reforzado mediante la intervención de la luz. A través de esa luz se insinúa la presencia de lo sobrenatural, aunque no podamos ver ningún ser divino. La luz de forma simbólica, la luz divina que ciega y al mismo tiempo abre los ojos a la fe, o la del que no puede ver ninguna luz. El tema de la luz triunfadora sobre la oscuridad.
En las tres siguientes imágenes de la obra de Goya, la utilización expresivo. En su obra de juventud, contemplamos un paisaje de fondo momento encantador, de disfrute de la vida. La luz se convierte en la protagonista. El colorido es luminoso y hay un predominio de tonos vivos: amarillos, rojos, blancos, rosas, azules. Es el Goya vitalista y luminoso de su primera etapa.
vamos a analizar, a través de la luz como recurso “La gallina ciega” (1787) luminoso, reflejo de un
Este óleo de “Los fusilamientos del tres de mayo”, pintado en 1814, es una pintura nocturna en la que Goya elige uno de los momentos heroicos de la lucha contra los franceses durante la Guerra de Independencia: los fusilamientos tras el levantamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808. En cuanto a la composición, la escena se desarrolla de noche, al fondo, la ciudad, de la que procede una procesión de condenados. La luz procede de un enorme farol situado en el centro. Junto a él un grupo de españoles contempla la escena: uno se tapa la cara, otro cae de rodillas, otro más se muerde los nudillos… es decir, distintas actitudes ante la muerte. En primer plano se
amontonan los muertos, que manchan el suelo con su sangre. La luz concentra la atención del espectador sobre las figuras que van a ser fusiladas y especialmente, sobre el hombre de camisa blanca y con los brazos en alto es una imagen de mártir. Destaca el color blanco de la camisa sobre la que se refleja la luz del farol que es el recurso que utiliza Goya para iluminar la escena. El farol ilumina a los patriotas y deja en semioscuridad a los soldados franceses.Los soldados franceses son representados como una anónima máquina de matar (de espaldas), permanecen en la oscuridad, Goya no quiso pintarles los rostros para dar la sensación de un horror más inhumano e impersonal. La contraposición de luz-oscuridad y de individuo-masa anónima, refuerzan el dramatismo. Goya reduce su gama cromática al ocre, negro, blanco de la camisa, rojo de la sangre…
Analizamos ahora “Saturno devorando a un hijo” una obra de la última etapa de la pintura de Goya, que se caracteriza por las “Pinturas Negras”, en las que vemos como la paleta del pintor y su temática se ensombrecen. Es un Goya pesimista, lejano de los temas alegres, despreocupados, luminosos y coloristas de su etapa de juventud. Estas Pinturas Negras, las creó como decoración de los muros de su casa, llamada la Quinta del Sordo, que había adquirido en1819. La obra representa el momento en que Saturno o Chronos, el dios del tiempo, desgarra el cuerpo de su hijo para que no pudiera destronarle. El dramatismo y crueldad de la escena se acentúa porque apenas es
dibujo, sino una simple mancha que sale de la nada oscura. Sobre un fondo oscuro, un hombre, con la ropa hecha jirones, devora a una criatura. El horror de su propia acción se refleja en los ojos saltones y atormentados, locos de ira, y en las manos crispadas con que aferra a su víctima. Este Saturno no tiene nada de dios. Es una magnífica representación de como el tiempo lo devora todo, una de las obsesiones del pintor en sus últimos años; la vida nos quita lo mismo que nos dio: el tiempo. Se interpreta también como una metáfora: “España devorando a los suyos”. O quizás, lo que realmente quiere representar Goya es “el miedo de las personas a perder su poder y de lo que son capaces de hacer para conservarlo” La obra está realizada, principalmente, en tonos oscuros que aumentan la incertidumbre. Sobre un fondo oscuro, quedan iluminados los ojos y el cuerpo del hijo en el que se emplea el único color llamativo del cuadro: la sangre, de un rojo muy intenso. Desaparece totalmente el dibujo y predomina la mancha. Emplea el “no-color”: negros, marrones, ocres… enlazando con por ello con el expresionismo. La tridimensionalidad propia de la escultura hace que la iluminación sea particularmente importante en su contemplación, y que se considere la ubicación de las esculturas en su entorno en función de ello. En algunos casos, la luz es vital para la escultura. Los pintores… ven en la luz un potencial enorme para dar vida a sus colores.
LA LUZ EN EL ARTE LUCIANO SÁNCHEZ CAÑIZARES IES JOSÉ PLANES
Proyecto “Cómo decirte, cómo contarte…”