CONCURSO DE MICRORRELATOS IES JOSÉ PLANES
No a la violencia de género
ESO
Eran las seis de la mañana, mi padre despertándome con petardos y yo escuchando el llanto de mi madre.
Pablo Aránega. 1º C
Era una madre, un padre y su hijo. El padre maltrataba a su hijo y la madre se metía y él le pegaba también a ella. Un día el niño se hartó y se fue de casa y la madre se enfadó mucho con el padre. Carmen Fernández. 1º C. El otro día en el parque vi a una pareja joven queydiscutían haciendo muchos gestos. Al rato, Cuando el niño volvió, denunció a su padre mi mirada no podía apartarse de aquella joven vivieron felices él y su madre. que se quedó sola llorando. Me impresionó mucho verla tan triste y una señora mayor que también vio lo ocurrido, se acercó a ella y le dijo: -Hija, no lo permitas, no dejes que te pise. Y ella le dijo: -Muchas gracias, necesitaba que alguien me abriera los ojos de una vez. Juntas se fueron andando. Julia Gracia. 1ºC
Un día, una chica observó que un hombre se fijaba mucho en ella. A ella a simple vista no le gustó mucho. El hombre era tan detallista y cariñoso que al final ella acabó enamorándose de él. Nada más casarse, el hombre empezó a cambiar su carácter. Tuvieron un par de niños y en la casa solo se respiraban gritos e insultos. La mujer no podía salir a la calle, y mucho menos pintarse. Un buen día el padre fue detenido. El hijo mayor le dijo a su madre: mamá desde que se fue papá estás mucho más guapa, incluso te maquillas”. Ana Palacios. 1ºC
Recuerdo aquella noche en esa habitación oscura, cuando aquel hombre se acercó a mí, empezó a insultarme mientras que cocinaba y mi padre insultando a aquella mujer, empezó a pegarle en la cara, la mujer comenzó a llorar, el hombre aquella noche le pegó una paliza. María Guillén. 1ºC
Me desperté por la mañana, bajé a por el desayuno y escuché los golpes de mi padre pegándole a mi madre mientras se me escapaban las lágrimas. Alba García. 1ºC
Una mujer siempre estaba llena de moratones por su marido. Él era fumador y drogadicto. Los vecinos estaban siempre escuchando los gritos hasta que llamaron a la policía y metieron al hombre a la cárcel. María Contreras.1ºC
Un niño no paraba de ver como su padre maltrataba a su madre y el niño no podía más. Le dijo: Papá para. Y su padre no paraba. El niño no podía dormir escuchando los gritos, un día se metió en la pelea y su padre le pegó también y el niño se puso a llorar. Un día los vecinos llamaron a la policía y al padre le metieron en la cárcel. María García Benitez. 1ºC
María José era una mujer maltratada por un exmarine que en el armario tenía una pistola. La amenazaba continuamente diciéndole: Un día te voy a matar. La mujer un día tuvo valor y fue al armario, cogió la pistola y cuando volvió su marido le disparó. Cristian Alegría.1ºC
La ansiedad del día a día, la frustración de no poder hacer nada por tu madre, de aguantar los gritos, las peleas y los llantos. Hasta que un día tienes el valor de denunciar, de quitarle la venda de los ojos a los que creen
Un hijo fue maltratado por su padre, pero el niño un día decidió decírselo a su madre. El hijo llamado Juan hizo que su padre le pegara, su madre escondida salió y los separó. Luego empezó a maltratar a la madre, ella
que mi familia es perfecta y que
se suicidó.
mi padre es el mejor. No todo es
Sara García. 1º C
lo que parece. Nerea Cerezo. 1ºC
Era por la tarde cuando paseaba por el puente, vi como un hombre maltrataba a su mujer con su cinturón. Me sentó fatal porque veía como su hijo lloraba, tenía ganas y fui para pegarle. Mireya Molina. 1ºC
Un matrimonio de hace cinco años decidió tener un hijo mientras que el hijo iba creciendo, el padre más lo maltrataba y le hizo la vida imposible. Minerva. 1ºC
Un día un niño hizo un examen y le salió muy mal. Al día siguiente le dieron la nota y sacó un 0,75 y cuando se lo dijo a su padre le metió una galleta. José Lucas Iniesta.1ºC.
Había una vez una princesa atrapada en una torre amurallada. Las pocas ventanas que había en la estancia tenían barrotes para que nadie pudiera entrar y salir de ahí. Sin embargo, un malvado ogro entraba a su antojo, aprovechándose de ser el cuidador de la princesa. Ella lo despreciaba pues solía golpearla y tratarla mal pero el monstruo chantajeaba con que él era el que le daba comida y techo y la protegía del mundo exterior, tan oscuro y cruel. Finalmente, ningún príncipe azul rescató a la princesa , y ella quedó presa del ogro para siempre. Afortunadamente, esto es solo un cuento. Tú, mujer, no eres una princesa indefensa. Levántate, corta los barrotes con una sierra y sal afuera, el mundo es tuyo.
HOMBRES QUE… “DEJAN HUELLA” Desde luego, jamás imaginé que esto pudiera sucederme. Aunque supongo que una no imagina que le ocurrirá. Primero insistía mucho en leerme los mensajes del teléfono y siempre que salía, me preguntaba a donde iba. Pensé que se preocupaba por mí. Pero poco a poco fue a más. Hasta que llegó el primer golpe. Y el siguiente, y el siguiente… Tardé bastante en decidirme. Lo hice una mañana mientras me duchaba y veía como las gotas de agua resbalaban por mi piel amoratada. Pero aquí estoy, a punto de ponerme en pie, a punto de declarar contra el hombre que un día fue mi marido. No sé si lograré que la voz me salga del cuerpo, pero lo intentaré… No sé si lograré que la voz me salga del cuerpo, pero lo intentaré…
“MI MAMÁ” Mis amigos dicen que mi mamá es rara, y lo es: Nunca sonríe, no me acompaña al colegio, no juega conmigo y siempre huele igual que el abuelo cuando viene de tomarse el carajillo. Además es muy torpe y lo hace todo muy mal, por eso papá la castiga y entonces es cuando me escondo debajo de la cama y me tapo los oídos. No recuerdo cuál fue la última vez que me arropó antes de dormir o que me dijo que me quería, fue hace tanto tiempo... Últimamente está peor, anda vagando por la casa y no me contesta cuando le hablo. Quiero decirle que tengo miedo a perderla, que la necesito, pero no me escucha. No puedo contárselo a papá, se reiría de mí, como hace siempre... Mi mamá llora, llora mucho. A veces yo también lloro por ella. Patricia Villa 2ºA
UNAS ÚLTIMAS PALABRAS ¿Por qué permitía que sucediera? ¿Por amor a él? No lo sé, y creo que nunca llegaré a saberlo. Debería haberle puesto fin inmediatamente y no dejar que ocurriera. Ahora me doy cuenta del gran error que cometí: permitir que él se adueñara de mí, y de mi vida. Pero ya es demasiado tarde para enmendar mi error. Aún recuerdo aquel tiempo en el que nada de esto había sucedido, en el que me sentía libre. Pero entonces, entró él en mi vida y se adueño de ella. Día tras día me pegaba, insultaba y amenazaba. Era una batalla constante que me iba dejando heridas incurables, pero no solo físicas, también psicológicas. Por suerte, o por desgracia, todo ha acabado. Al igual que mi vida. La que me arrebató durante un forcejeo, en el que lo último que recuerdo es mi cabeza aproximándose al suelo.