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Fotos cedidas por la Escola Tècnica Professional del Clot (ETPC).
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a alta demanda de carreras técnicas, como mecánica o carpintería, comporta que las empresas contraten alumnos de formación profesional que no han concluido sus estudios. Sin embargo, las escuelas de FP pugnan por lograr acuerdos con las industrias para evitar, de ese modo, la deserción de sus mejores alumnos.
Así como el paro es una constante preocupación para los titulados universitarios, en algunas carreras del sector de la Formación Profesional es a la inversa: es tan alta la demanda de trabajo, que hay sectores en los que los estudiantes son contratados por las empresas antes de que hayan finalizado sus estudios de ciclo superior. En sectores como actividades agrarias, la ocupación es del 99%, seguido por el sector de la madera y mueblería (93%), mantenimiento y servicios a la producción (90%), actividades marítimo-pesqueras (85,8%), industrias alimentarias (85,7%) y servicios socioculturales para la comunidad (85,3%). 8
“La fuerte presión de las empresas para contratar alumnos, y los elevados sueldos que suelen ofrecer, son las principales causas que explican el fracaso de la F.P”
En Barcelona, donde hay una fuerte tradición industrial, se confirma esta tendencia. Xavier Verden, coordinador de Formación Profesional de la Escola del Treball (que aglutina a
2.500 alumnos), indica que “al gestionar una bolsa de trabajo, se percibe una fuerte presión por parte de las empresas” para contratar alumnos, sobre todo en las áreas de las industrias relacionadas con el metal, las aleaciones, la automoción y el sector de la mecánica. “Hay empresas grandes como Seat o General Motors que nos hacen ofertas de 30 o 40 puestos de trabajo y que nosotros no podemos abastecer”, describe. Para evitar el problema de la deserción de los cursos, añade Verden, “paralizamos la bolsa de trabajo hasta que termine el ciclo, pues de lo contrario los alumnos se van tenemos un nivel de abandono de alumnos que por un sueldo de 1.500 euros”. En la Escola Tècnica Professional de El Clot, también en Barcelona, su director de programas Formación-Trabajo, Eduard Pujol-Xicoy señala que “desde hace unos años estamos recibiendo muchas más solicitudes de empresas que piden alumnos para hacer sus
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Para Maite Ruiz, a cargo de los proyectos Escuela-Empresa del Consejo de la Formación Profesional de Bilbao: “hay tanta necesidad de mano de obra en el sector de la mecánica que no pueden ni terminar la formación profesional. Si todos los alumnos de la ciudad estudiaran mecánica, todos encontrarían trabajo”, agrega.
Evitar la deserción
prácticas que las que realmente podemos cubrir”. Así, durante el último período educativo, recibieron 107 ofertas para mecánica, de las cuales sólo pudieron cubrir ocho. Este panorama también sucede en Andalucía. Según Rosario Gil, jefe de servicios de la Dirección General de Formación Profesional de esta comunidad autónoma, la contratación antes de que finalicen los estudios se produce en los sectores de mantenimiento, servicios para la producción, fabricación mecánica y obra civil. “En los institutos hay alumnos que comienzan la universidad y que luego se pasan a la formación profesional. Cuando les preguntamos el porqué de su cambio, responden estamos seguros que así vamos a encontrar trabajo”, reseña Gil.
“Para evitar la imperante evasión que se ha producido en los últimos años, industrias e institutos han acordado que los alumnos finalicen sus estudios antes de ingresar en la plantilla de las empresas”
Sin embargo, tanto empresarios como directivos de centros docentes, saben que la titulación es esencial para desarrollarse en el mercado laboral. Incluso los convenios establecen la necesidad de que el alumno finalice sus estudios antes de incorporarse a la plantilla como empleado. “Nosotros les pedimos a las empresas que puedan respetar los horarios de estudio, y una de las ventajas de nuestra escuela es que pueden asistir por las tardes, para poder trabajar por las mañanas”, dice Pujol-Xicoy, de la escuela de El Clot, en Barcelona. Para Joan-Lluís Espinós, subdirector general de Planificación y Organización de la Formación Profesional de la Generalitat de Catalunya, “las tutorías son la principal herramienta para luchar contra el absentismo. Una de las tareas del profesor es hacer las tutorías para llevar a cabo un seguimiento del alumnado, y para que si hay algún problema poderlo resolver lo antes posible”. El paso de las prácticas profesionales al contrato, en muchos casos, es inmediato. De esta forma, el alumno tiene su título y la empresa el empleado deseado. En la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia, la responsable de Recursos Humanos y encargada de Formación y Orientación Laboral, Yolanda Agra, destaca que “en las ramas del metal relacionadas ya no existen antiguos alumnos en paro. Podríamos hablar de que un 92 % de alumnos ya se insertan laboralmente de forma directa a partir de ciclos formativos, es decir, realizan sus prácticas propias del módulo formativo en empresas y cuando terminan sus estudios ya tienen su contrato”.
EL RESURGIMIENTO DE LA FP Durante muchos años, la Formación Profesional fue la Cenicienta de las ramas educativas. Hasta 1990, la estudiaban aquellos que no obtenían la graduación escolar. Conclusión: sus aulas estaban colmadas de alumnos con problemas de aprendizaje o que directamente no mostraban interés por el estudio. Con el cambio de la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), se exigió aprobar 4° de la E.S.O. para poder ingresar al ciclo medio de la F.P. Actualmente, hay 450.000 jóvenes estudiando Formación Profesional con respecto a 1,5 millones de universitarios. Sin embargo, su tasa de empleo está muy por encima: 7 de cada 10 estudiantes de F.P. encuentran trabajo antes de los seis meses. La oferta académica de F.P es de 139 titulaciones oficiales, agrupadas en una veintena de “familias profesionales”; cada una de ellas con tres o cuatro titulaciones de grado medio y otras tantas de grado superior. No sólo se trata de carreras “técnicas”, sino que también hay estudios de administración, marketing, comunicación e imagen y sanidad. Sin embargo, la tasa de ocupación de estas ramas apenas supera el 50%.
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