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Al viento de Teo Revilla
from Edición 69
La construcción de una novela es una aventura muy azarosa, llena de complejos entramados y arduas dificultades de las que es difícil salir airosos. No obstante, escribir es una aventura maravillosa para quien se decide a recorrerla con ilusión y empeño. Para ello han de darse unas circunstancias, nada baladís y llenas de fuertes reclamos, que han de ir sucediéndose a medida que el desarrollo cobra realidad en la mente enaltecida del escritor. Éste ha de dejarse inundar de sensaciones novedosas a veces completamente desconocidas, pues no se trata de hurgar en un tema concreto al que se le ha de poner palabras para explicarlo, ya que para ello tenemos la modalidad del ensayo. La novela necesita de una complicidad con la libertad individual que llevamos dentro, desde donde hay que dejarse llevar -a veces yendo un poco a ciegas- ya que escribir es un acto creativo de soledad y misterio, algo siempre romántico desde donde se va perfilando, hora a hora, día a día, un cuento, una fábula, una novela, un poema. Hasta tener la certeza de que funciona. Esta certeza nos hará caer en la cuenta de que tenemos un primer escrito, un borrador o esquema, como base para ir mejorando poco a poco la obra, quizás habiéndolo mostrado antes a un amigo o persona de confianza que lo avale con entusiasmo animándonos a profundizar en tal o cual interesante parte de la misma, o a ahondar más en algunos perfiles de los diversos personajes que la pueblan.
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Al hablar de crear una novela hablamos de un trabajo, en principio misterioso, al que nos ponemos entusiastas a darle continuidad sin saber cómo proseguirá la escritura al día siguiente, labor que retomaremos con la misma incertidumbre que el día anterior, frontera que hay que atravesar momento a momento para hallar algo que indique continuidad. Algo por otro lado con lo que quizás ni se con- ©Teo REVILLA BRAVO taba, pero que puede animarnos a seguir con fe de lograr Pintor, Escritor y Poeta
conseguir algo importante, o quizás a impulsarnos a abandonarlo por considerarlo un despropósito, esto nunca se sabe ya que hay momentos de grandes desánimos. En ambos casos -ánimo, desánimo- quiere decir que estamos metidos de verdad en la labor, ya que los distintos avatares que se producen forman parte esencial Caricatura de Juan Carlos Onetti (Montevideo, 1 de julio de 1909-Madrid, 30 de mayo de 1994) según Loredano de la construcción de una novela. A medida que reunimos y juntamos materiales, vamos creando conjeturas y conclusiones, vamos iniciando algo que antes no existía. En ese inicio de la creación, debemos ser conscientes de que casi todo forma parte de la situación que vivimos o hemos vivido, que la imaginación está compuesta de retazos de propio entorno, que comenzamos a armar una historia que en muchos aspectos mamamos de la realidad. A medida que nos documentamos y escribimos vamos formando, a través de los discursos de sus conciencias, unos personajes característicos, retratos que se irán figurando y armonizando poco a poco a medida que se forma un contexto más amplio y claro; si éste es histórico, habrá que investigar al personaje o personajes a través de los hechos relevantes que ocurrieron en sus vidas. El juego o trabajo del escritor, es encajar puzles y piezas del gran rompecabezas con el que se enfrenta para que vayan ligando una trama que acabe resolviendo, con suficiente transparencia y accesibilidad, el problema inicialmente planteado. Barcelona. Junio de 2016.