7 minute read
Entrevista a Rafael Pardo. Sacerdote
from Edición 69
Rafael Pardo
Sacerdote
Advertisement
Dice que es una persona cualquiera, pero no lo advertimos así. Con contundencia afirma su creencia en Dios. Alguien podría señalar que es lo normal, puesto que es sacerdote, pero lo cierto es que no tiene una formación espiritual y cultural común. Busca, y entendemos que halla, sentido en los valores humanos. Además, no confunde la felicidad con la alegría. Coloca los pies en el suelo para constatar lo bello y lo bueno. Ha escrito y compartido mucho sobre sus pensamientos, a caballo entre la psicología y la religión. Es testigo de su tiempo, en una etapa de incertidumbres y de consumismos excesivos, que nos quitan profundidad y añaden, según nos confiesa, ansiedad. Gusta de indagar, de interpretar y de conocerse a sí mismo. Ha cosechado bastantes reconocimientos. Se aleja, y mucho, de las redes sociales, y cuando sigan esta entrevista conocerán el porqué.
Rafael Pardo
Sacerdote
ice que es una persona cualquiera, pero no lo advertimos así. Con contundencia afirma su creencia en Dios. Alguien podría señalar que es lo normal, puesto que es sacerdote, pero lo cierto es que no tiene una formación espiritual y cultural común. Busca, y entendemos que halla, sentido en los valores humanos. Además, no confunde la felicidad con la alegría. Coloca los pies en el suelo para constatar lo bello y lo bueno. Ha escrito y compartido mucho sobre sus pensamientos, a caballo
Es testigo de su tiempo, en una etapa de incertidumbres y de consumismos excesivos, que nos quitan profundidad y añaden, según nos confiesa, ansiedad. Gusta de indagar, de interpretar y de conocerse a sí mismo. Ha cosechado bastantes reconocimientos. Se aleja, y mucho, de las redes sociales, y cuando sigan esta entrevista
- ¿Cómo se define?
Soy una persona como otra cualquiera, en mi caso particular siempre me he interesado por los temas psicológicos, filosóficos, históricos y de cultura en general.
- ¿Un sacerdote es un sicólogo?
Un sacerdote es alguien que se siente llamado por Alguien y responde a esa llamada. No es una profesión, pero sí… se ejerce mucho de “psicología natural” a base de escuchar y de atender a mucha gente que acude desde lo profundo de su interior. Y, por cierto, no cobramos a 100 euros la hora.
- ¿Cuál es el papel del sacerdote hoy en día?
Tiene el mismo papel que hace 500 o 1000 años: ser testigo de Alguien en medio de la sociedad.
- ¿Qué nos pasa como sociedad? Nos pasa que hemos perdido no sólo el norte, sino el sur, el este y el oeste. Por un lado, hay una infantilización tremenda del pensamiento, de las emociones y de la conducta en occidente. He tratado a muchísima gente de otras culturas (africanas, asiáticas, latinoamericanas) y nos perciben a los europeos como niños mimados y malcriados. Por otro lado, hay un miedo tremendo a lo que se salga de lo políticamente correcto. La nueva Inquisición ya no es eclesial: es de Google, Gobiernos y medios de comunicación. Prueba a abrir un canal en Youtube sobre temática religiosa, y a ver cuánto tardan en cerrártelo.
- ¿Hay una exaltación en exceso del positivismo, de la felicidad?
Los clásicos jamás tratan el tema de la felicidad de manera tan banal como hoy en día. Cuando Séneca, Confucio, Tolstoi o Turgenev tratan sobre la felicidad en sus obras, jamás la vinculan al “tener éxito”, “sentirte bien”, “autorrealización”, sino que la vinculan a cuestiones más profundas. Ana Karenina descubrió que “sentirte bien” a cualquier precio tiene sus consecuencias. Para un inca del s. XVI o para un griego del s. IV a.C. hubiera sido una tremenda vergüenza usar ese lenguaje basura sin la más mínima referencia a la familia, al colectivo social, a los marginados y desheredados. Hay mucha gente en “la puerta de atrás” de la sociedad porque no basta un eslogan para sentirte bien.
- ¿Existe la felicidad? ¿Cómo se llega a ella?
En Psicología se considera que sólo hay cinco emociones básicas: ira, tristeza, miedo, asco y alegría. Se consideran básicas porque tienen un sustrato físico y medible (presión sanguínea, dilatación de pupilas, contracción de ojos, …); y también porque son universales tanto en el ser humano como en los animales. Un perro del s. XXI muestra miedo de igual manera que un chino del s. XII; una mujer finlandesa del s. XVI muestra tristeza de igual manera que una princesa sioux del s. XVII. La “felicidad” no es lo mismo que “alegría” y no es una emoción básica, sino “secundaria” en el sentido de que es un producto cultural y subjetivo. Cada uno la siente y la muestra a su manera. Para un griego o romano de la época clásica, o para un azteca del s. XVI, la máxima felicidad era el servicio al Estado entendido como colectivo social. Para un norteamericano del s. XX, la máxima felicidad es hacer “La vida es un regalo y un dinero y restregárselo al vecino.
gozo si sabes descubrir su -Ha escrito mucho sobre cómo ser uno mismo, acerca de cómo sentido profundo” alcanzar la paz y la dicha. ¿Es tan fácil o tan complicado como parece?
Llegar al centro de tu ser y estar en paz contigo mismo y con los demás no se logra con un eslogan simpático de taza de desayuno. Es una tarea trabajosa, y así la ha considerado el pensamiento clásico. No hay más que ver el número de antidepresivos y ansiolíticos que se recetan para sospechar que no debe ser tan fácil sentirse bien. Explotar esta vulnerabilidad es como el famoso “crece-pelos” que se vendía hace décadas en forma de tónico: una manipulación de la baja autoestima para venderte humo. Una de las tesis perversas de la Psicología Positiva es que es muy breve el camino para ser feliz: basta con darte auto-instrucciones positivas, vestirte de colores y hacer 10 minutos de mindfulness para lograrlo. Si comparas este pensamiento con el de la novela “Ana Karenina”, verás la diferencia entre la basura y lo auténtico. Hay una deportista famosa española cuyo lema es “pienso porque pienso que puedo”. Resulta que ha tenido una grave lesión de rodilla y no puede participar en los Juegos Olímpicos. Así que ya no puede… por mucho que piense que puede: el ser humano no domina su genética ni su cuerpo con el mero pensamiento.
-Supongo que es consciente de que en muchos países europeos los más jóvenes están creciendo sin una idea de Dios, o incluso sin creer en él. ¿A dónde nos lleva eso?
Tú mismo lo puedes ver mirando a tu alrededor. Habla con los ancianos que conocieron otro mundo, mira la calidad de su vida y de sus valores, y luego compárala con la de un youtuber, a ver si percibes alguna diferencia notable.
Pág. 45
- ¿Cuáles son sus virtudes fundamentales?
Ninguna de mis virtudes es mía, me las transmitieron mis padres y otras figuras de referencia. Me gusta respetar a los ancianos y aprender de ellos.
- ¿Cómo se corrigen los errores?
Siendo humilde. Los mantras de la Psicología Positiva no ayudan a ello: “que nadie te detenga”, “eres mucho más de lo que crees ser”, “lo mejor está por venir” … ya se encargará la vida de enseñar que conviene ser humilde y escuchar a otros para aprender, especialmente a los ancianos.
-El perdón es básico, ¿no?
Es básico en la cultura cristiana. Mira cómo es la sociedad no cristiana y te darás cuenta de que no se perdona ni una: hay caza de brujas en redes para alguien que ha hecho un comentario desafortunado, hay un odio cada vez más visceral entre partidos políticos, entre grupos culturales, identidades nacionales, etc.
- ¿Dónde alberga más dudas?
Una mente curiosa siempre está dudando. Pero mil dudas no forman una dificultad.
- ¿En qué territorio cognitivo o espiritual está laborando hoy en día?
Trabajo los temas de crecimiento personal relacionados con la espiritualidad y con problemas muy reales, como el de la depresión. A la Psicología Positiva y su Felicidad Tóxica no le parece bien la gente deprimida: los considera perdedores, gente que no sabe gestionarse, con lo fácil que es ser feliz…
-También es teólogo. ¿Qué es exactamente, cuál sería su papel?
Para Platón y Aristóteles, la teología es la contemplación de la Belleza, de lo Bueno, de lo Verdadero. Ojalá entraras en una exposición de arte contemporáneo hoy en día (yo acudo a muchas, con frecuencia semanal) y te encontraras algo bello, bueno o verdadero.