La
Leyenda del lobo Y la
luna
Daniel Soto Gasca
Hace mucho tiempo cuando los dioses nos crearon separaron el mundo de los espíritus del mundo de los hombres, a ellos les construyeron la bóveda celeste, donde habitaban todos libremente, jugueteando unos con otros y desde la tierra nosotros sólo podemos notar su brillo. El más grande y más hermoso de todos era el espíritu de la luna, tímida y noble. También estaban allí el espíritu del lobo, y el espíritu del conejo. Ambos se habían enamorado de la luna, pero el único amor correspondido era el del lobo.
-Oh amada mía, me encanta estar contigo, tu asombroso brillo y tu forma de sonreír; estaremos juntos por siempre. -Si lobo, te lo prometo, te amo con todo mi ser.
La luna y el lobo se reunían cada noche, pero el conejo estaba muy celoso. -No puedo creer que lo haya preferido a él, ¿Qué tiene él que no tenga yo? Debo hacer algo para que la Luna deje a ese tonto y se quede conmigo…
El conejo era muy astuto así que ideó un plan rápidamente. -Engañaré al lobo para que baje a la tierra y luego le diré a la Luna que él la abandonó.
Al día siguiente el lobo se encontraba jugueteando cuando se acercó el conejo para hablar con él. -¡Eh! Conejo, ¿Cómo estás? ¿Quieres jugar? -Hola Lobo, veo que estás muy contento. -Así es Conejo, esta noche veré a la luna, no puedo esperar, la quiero mucho ¿sabes? -Mmmmm si bueno, justo de eso quería hablar, porqué al parecer a la luna no le ha quedado claro -¿De qué hablas Conejo?
-La luna no está muy segura de que tú la ames de verdad. -Pero eso no es cierto Conejo, yo la amo bastante. -Lo sé, pero ella lo duda. -Ayúdame Conejo, ¿Qué hago para demostrarle a la Luna que la amo de verdad?
-Pues mira, ella me ha dicho que si tú le llevaras una flor, la más hermosa de los campos de los hombres, entonces ella ya no dudaría de tu amor. -Tienes razón, esa será una gran prueba de que la amo.
El lobo muy contento se dirigió a los limites celestes y bajo al mundo de los hombres, busco la flor más hermosa y cuando la encontró… -Esta, esta es perfecta, tan hermosa como ella, seguro le va a gustar y por fin sabrá cuanto la amo. El lobo estaba dispuesto a volver junto a su amada pero no sabía cómo, saltó hacia el cielo, subió a lo más alto de una montaña, hizo tanto como pudo, pero no logro nada, cansado se acercó a la orilla de una laguna y muy triste se quedó dormido, al caer la noche la Luna volvió a salir, se quedó posada sobre un campo
de flores cerca de una hermosa laguna esperando que llegara el lobo pero en su lugar apareció el conejo quien se acercó gritando. -¡Luna! ¡Luna! Tengo algo que decirte, he visto al lobo bajar a la tierra y seguir a una mujer, también lo he oído decir que estaba harto de ti y que no te quería volver a ver, que necesitaba un amor de verdad. La luna desconsolada se soltó a llorar y el conejo muy abusivo aprovechándose de la situación la abrazo y le dijo: -Yo estaré siempre a tu lado y no te abandonaré como hizo ese lobo artero.
Mientras tanto en la tierra el lobo despertó y en el reflejo del agua miró a la luna, entonces volteo la cara hacia el cielo y empezó a aullarle a su amor distante, esperando que lo escuchara, aunque sabía que nunca más podría estar con ella.
Es por eso que hoy en día podemos ver la figura de un conejo aferrado a la luna, y escuchar el aullar de los lobos, que recuerdan el amor perdido de su antiguo hermano.