EN LOS RELATOS de «El pronombre de tus labios» la palabra, por su contenido poético, se desnuda en su cotidianidad. Es una existencia de movimientos serenos y sutiles con protagonistas cargados de imágenes pertenecientes a un microcosmos en el cual no se juzgan, solo coexisten en las sombras de una avenida, un salón de clases, un museo o en cualquier espacio que sirva de excusa con el firme propósito de doblegarse ante los retazos de sus vidas hasta rasgar los arrebatos de unos cuerpos silentes como desbordados en su sensualidad. Personajes que siempre van a estar expuestos a una agitación que a su vez se conjuga con la subjetividad e incertidumbre de sus afectos. Es la proyección de emociones que se acompañan con el mundo exterior. Personajes que se topan con las historias de otros personajes, luego éstas se funden con algunas cartas dirigidas a poetas o seres inexistentes, en tanto son variaciones para decir aquello cercano a la confesión. [...] (Fragmento del libro).