COMPARTIENDO Amor, Fe, Esperanza, Caridad
AÑO SACERDOTAL “Gracias por este regalo para tu iglesia y para el mundo” Revista de la Parroquia “Natividad del Señor” | Año VIII | N° 206 | Agosto, 2009 | (2000) Rosario | Argentina | Valor en Todo el País $2,00.-
Sumario
1 EDITORIAL La Fe va más allá de cualquier análisis humano. 3 FECHAS CONMEMORATIVAS 10 de Agosto, “Día del Diácono: San Lorenzo Mártir” 15 de Agosto, “Reina Elevada al Cielo” 7 SANTO DEL MES 4 de Agosto, “Pbro. San Juan María Vianney” 9 NOTA DEL MES ¡Feliz Aniversario Padre Ignacio! ¡Feliz Día del Párroco! 12 LA MÚSICA DE DIOS La música de la fiesta más grande de los católicos: La Misa. 14 CORREO, MAIL Y TESTIMONIOS 18 SUCEDIÓ EN NUESTRA PARROQUIA Padre Ignacio Peries: 30 años de Misionero. 23 NUESTRAS ESCUELAS Rezo del Rosario por los niños. 24 ALGO PARA PENSAR El Arca de Noé, Una historia para recordar y aprender. 28 FECHAS CONMEMORATIVAS 17 de Agosto, “Aniversario de muerte del General José de San Martín” 30 CATHOLIC HERALD La Santa Hindú que trazó su propio sendero. 31 NUESTRAS ESCUELAS Festejo Día de la Bandera. Integración: Palabra que nos compromete. 32 FECHAS CONMEMORATIVAS 6 de Agosto, “La transfiguración del Señor” 34 AL CIERRE Con un corazón sincero. 36 INTENCIONES DEL SANTO PADRE
Sección: Editorial
1
LA FE va más allá
de cualquier análisis humano. Amigos: Siempre es hermoso meditar sobre la Eucaristía; el pan del cielo que cada día nos alimenta. Todos sabemos que la vida es un largo camino en donde necesitamos fuerzas (físicas y psíquicas) para poder sobrevivir. Hace mucho tiempo un hombre llamado Elías, quien se había entregado a Dios, vivía su fe, rezaba día y noche esperando que el Señor lo cuidara siempre. En un determinado momento de su vida se encontró en medio del desierto amenazado por el hambre, por la muerte. Fue entonces que, agradeciendo a Dios, dijo: “Señor, ya no tengo más fuerzas, ya no puedo más; te entrego mi vida sin quejas, acepto tu voluntad”. Y sintiendo que estaba a punto de morir, decidió recostarse debajo de un árbol y así, entregar su vida al Señor. ¿Qué ocurrió? Apareció un Ángel que le dio pan y agua y le dijo: “Levántate y come porque el camino es largo; el Señor nunca te abandona, aquí tienes para que recuperes tus fuerzas y puedas seguir caminando”. Y es así: Dios no sólo nos cuida en lo espiritual sino también en lo material. Pero… ¿Quiénes descubren esta protección, esta providencia divina? Aquellos que creen, que viven y se entregan más allá de la condición humana.
2
Sección: Editorial
Cuando uno tiene fe, esta fe obra, y lo hace hoy, mañana y siempre. Jesús vino a nosotros para asegurar que los hombres tengamos pan material y espiritual para vivir dignamente. Nunca olviden, cuando Jesús nos enseñó a rezar nos dijo que lo hiciéramos de esta manera: “Danos hoy nuestro pan de cada día”... Entonces, no tengan miedo de pedir también el pan material porque Dios lo dará. Pidan y Él les dará. Si le piden al Padre, jamás les va a negar nada. Pidan con fe; ya que “si piden pan no les dará una piedra” y “si piden un pescado no les dará una serpiente”. Los hombres, seres humanos llenos de defectos, jamás darían una piedra a un hijo que pida pan. ¡Cuánto más cuidará de nosotros, Dios Padre, si le pedimos con confianza y amor! Pero, a pesar de saber esto nosotros siempre esperamos grandes milagros, no alcanzamos a comprender que el milagro es que Dios nos da pan todos los días, simplemente, porque nos ama. “Las aves del cielo no siembran ni cosechan pero nunca les falta alimento. ¡Cuánto más cuidará el Padre de ustedes!”. Sin embargo, nos cuesta muchísimo tener fe y esperanza en el Señor y entonces... ¡dudamos! Los hombres siempre hemos dudado. En aquel tiempo cuando Jesús habló así a los que le rodeaban, estos murmuraron: “¡Es el hijo del carpintero, uno que vive en medio de nosotros! ¡Está hablando de dar pan a todos! Y además dice: “¡Yo soy el pan bajado del cielo!”. (“Todos” dudaron y murmuraron)”. Los hombres no nos damos cuenta que Dios obra de una manera maravillosa, simple y sencilla, y que lo hace cotidianamente en nuestra vida. Cuando nació en un pesebre también dijeron: “¡¿Cómo?! ¡El Mesías no puede nacer en un pesebre, tiene que nacer en un palacio!” Y el Señor siguió obrando de la manera más simple y sencilla pero... como nosotros esperamos grandes cosas... solemos perder de vista sus bendiciones, ya que Él se hace presente en las cosas más pequeñas. Yo tengo mucha, mucha fe en Jesús, en la Eucaristía; y esto es gracias a mis padres que me inculcaron esa fe. Cada vez que escucho el Evangelio recuerdo cuando tenía catorce años: Mi padre quedó sin trabajo y estuvo así por tres años (fue suspendido en la fábrica donde trabajaba). Mis padres siempre decían que teníamos que rezar y ¡nunca dejamos de hacerlo! Durante mucho tiempo comimos una sola vez por día. Les aseguro que, a veces, no había un peso en la casa, pero la comida nunca nos faltó. (¡Es increíble! ¡Es el Señor que obra!). Quizás no comíamos manjares, pero nos dio el pan de cada día, todos los días. Siempre pasaba algo: nos hacían un regalo o llegaba un pariente con un montón de cosas. Siempre teníamos un signo que nos manifestaba la presencia de Dios. Cuando llegué a Argentina, también me pasó (¡y varias veces!). En más de una ocasión, cuando volvía a mi hogar, luego de haber atendido a la gente o de haber bendecido alguna casa, y me daba cuenta de que no tenía nada para comer, yo decía: “¡No importa! Hasta que abran los negocios, tomo un té y duermo”. Un día en que tenía mucha hambre y nada para comer, golpearon a mi puerta: “Padre, recién lo vimos pasar y, como estamos comiendo un asadito, acá tiene” (asado, ensalada y ¡torta!). ¡El Señor es así! Recuerdo que, en mi infancia, un montón de veces, sucedieron cosas como estas. ¡Jamás faltó el pan de cada día! Por supuesto que nosotros tenemos que poner de nuestra parte y hacer todo lo posible. Yo sé que a veces estamos muy “apretados” y ansiosos, pero recordemos, Jesús nos dice: “No me busquen sólo para saciar el hambre material, sino también para buscar la gracia de Dios”.
Esto es algo que muchos no entienden. La mayoría de las veces no buscamos la gracia de Dios, pero… el que busca sólo lo material pierde; porque la ansiedad, la desesperación y muchas otras cosas, le impiden, humanamente, confiar ciegamente en Dios. Recuerdo un día en que estaba confesando a adultos que esa noche recibían su Primera Comunión. Entre ellos, había varias personas entre cincuenta y ochenta años que me decían: “Padre, ¡cuánto hemos perdido en la vida por no conocer el alcance de la fe!”. Es que la fe transforma y, aunque pueda pasar que no comamos un día, nos da fuerzas para sobrevivir. La fe en la Eucaristía nos da Vida, Vida verdadera. Hay muchos testimonios de sanaciones imploradas a Jesús frente al Santísimo y muchas también son las personas que han sanado, aquí, en la Parroquia: ¡los ha sanado Jesús, su fuerza! Jesús Eucaristía; pan vivo bajado del Cielo. Él nos dice que si nos alimentamos de su presencia, encontraremos su gracia y su misericordia. La gracia de Dios nos asegura la Vida y la vida no depende del pan sino de la Gracia. Es fácil predicar, es fácil escuchar pero… cuando uno llega a su casa y encuentra los bolsillos vacíos ¡nos olvidamos de todo! ¿No? Y es que no es sencillo tener fe y perseverar en ella; los proyectos, las ideas, nos confunden y no nos dejan ver la realidad: “La fe va más allá de cualquier análisis humano”. Jesús nos dice que Dios nos cuida, en lo material y en lo espiritual, si nosotros también nos cuidamos y luchamos para buscar, con su ayuda, nuestro pan de cada día. Esto no significa sentarnos a esperar que el pan baje del cielo sino que el Señor obra de forma increíble con nuestros talentos y nuestras capacidades: cuando nosotros damos dos pasos, Él da diez para asegurar que obtengamos lo necesario para ese día. Tengamos fe, esa fe que mueve montañas; fe para creer y entregar nuestro ser hasta encontrar Vida en abundancia. Una vez más queridos amigos ¡Gracias! por todo lo que brindan, que Nuestro Señor los recompense con abundante salud, trabajo y paz. Padre Ignacio Peries
10 de Agosto
Día del Diácono:
Sección: Fechas Conmemorativas
3
San Lorenzo Mártir
Lorenzo era uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontífice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres. En el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la Santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador. Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo. La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: “Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?” y San Sixto le respondió: “Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás”. Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gracia de Dios. Entonces Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todos los dineros y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los cálices de oro, copones y candeleros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas. El alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a Lorenzo y le dijo: “Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candeleros muy valiosos. Vaya, recoja todos los tesoros de la Iglesia y me los trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a empezar”. Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al alcalde diciéndole: “Ya tengo reunidos todos los tesoros de la Iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador”. Llegó el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le dijo: “¿Por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la Iglesia de Cristo!”. El alcalde lleno de rabia le dijo: “Pues ahora lo mando matar, pero no crea que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir, lo martirizaré horriblemente”. Y encendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura. Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísimo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni sentían nada de eso. Después de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez: “Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo”. El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: “La carne ya está lista, pueden comer”. Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258. El poeta Prudencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese
día la idolatría empezó a disminuir en la ciudad. San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo. El Santo Padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, la Basílica de San Lorenzo. MISIÓN DEL DIÁCONO Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo. El sacramento del Orden los marcó con un sello (carácter) que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo “diácono”, es decir, el servidor de todos. Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad. Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia latina ha restablecido el diaconado como “un grado particular dentro de la jerarquía”, mientras que las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre. Este diaconado permanente, que puede ser conferido a hombres casados, constituye un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia. En efecto, es apropiado y útil que hombres que realizan en la Iglesia un ministerio verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y pastoral, ya en las obras sociales y caritativas, “se fortalezcan por la imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia sacramental del diaconado".
OREMOS Dios nuestro, que inflamaste con el fuego de Tu amor a San Lorenzo, para que brillara por la fidelidad a su servicio diaconal y por la gloria de un heroico martirio, haz que nosotros te amemos siempre como él Te amó y practiquemos lo que él enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo.
4
15 de Agosto
Sección: Fechas Conmemorativas
Reina elevada al Cielo La Asunción de María, madre de Dios y madre nuestra, es para nosotros motivo de esperanza y de alegría porque, pobres y necesitados como somos, vemos que la Virgen sube al cielo para abogar por nosotros ante el trono de Dios más de cerca y con mayor eficacia. La contemplación de este misterio tiene que acrecentar nuestra devoción y confianza cuando dirigimos a Dios nuestras plegarias invocando la intercesión de la Virgen, como hacen tantas oraciones litúrgicas. Dogma de Fe El día 1 de noviembre de 1950, el Papa Pío XII declaró Dogma de Fe la Asunción de la Virgen María a los cielos. Decía el Papa en tan solemne acto: “Después que una y otra vez hemos elevado a Dios nuestras preces suplicantes e invocado la luz del Espíritu de Verdad, para gloria de Dios omnipotente que otorgó su particular benevolencia a la Virgen María, para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”. Pío XII, en la misma Constitución en que declaró el Dogma, exponía que “los argumentos y razones de los Santos Padres y de los teólogos a favor del hecho de la Asunción de la Virgen se apoyan, como en su fundamento último, en las Sagradas Letras, las cuales, ciertamente, nos presentan ante los ojos a la augusta Madre de Dios en estrechísima unión
con su divino Hijo y participando siempre de su suerte. Por ello parece como imposible imaginar a aquella que concibió a Cristo, le dio a luz, le alimentó con su leche, le tuvo entre sus brazos y le estrechó contra su pecho, separada de Él después de esta vida terrena, si no con el alma, sí al menos con el cuerpo. Siendo nuestro Redentor hijo de María, como observador fidelísimo de la ley divina, ciertamente no podía menos de honrar, además de su Padre eterno, a su Madre queridísima. Por consiguiente, pudiendo adornarla de tan grande honor como el de preservarla inmune de la corrupción del sepulcro, debe creerse que realmente lo hizo”. Añadía el Papa: “A la manera que la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y último trofeo de su más absoluta victoria sobre la muerte y el pecado, así la lucha de la bienaventurada Virgen, común con su Hijo, había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal... Por eso, la augusta Madre de Dios, misteriosamente unida a Jesucristo desde toda la eternidad, “por un solo y mismo decreto” de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, generosamente asociada al Redentor divino, que alcanzó pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, consiguió, al fin, como corona suprema de sus privilegios, ser conservada inmune de la corrupción del sepulcro y, del mismo modo que antes su Hijo, vencida la muerte, ser levantada en cuerpo y alma a la suprema gloria del cielo, donde brillaría como Reina a la derecha de su propio Hijo, Rey inmortal de los siglos”. En agradecimiento
a “Natividad En agradecimiento a Natividad del Señor y al Padre Ignacio por todas las gracias recibidas y bendiciones a través de las benditas manos que Dios le dio.
del Señor” y al Padre Ignacio por todo lo recibido. Susana
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4 de Agosto
Sección: Santo del Mes
7
Pbro. San Juan María Vianney Conocido y amado como “el cura de Ars”, un pueblito francés al norte de Lyon en donde ejerció su ministerio sacerdotal, Juan María Vianney (1786-1859) es uno de esos hombres a quienes se aplican muy bien las palabras de San Pablo: “Dios ha escogido a los más insignificantes para confundir a los grandes”. Este campesino de mente rústica, que nació en Dardilly, cuarto de seis hijos, había pasado por la borrasca revolucionaria y la exaltante epopeya napoleónica sin casi darse cuenta. O mejor, durante algún tiempo tuvo que permanecer escondido por haber desertado del ejército napoleónico cuando se dirigía hacia España, sin comprender la gravedad de su gesto: sólo porque no lograba marchar a tiempo con su batallón. En el seminario le fue más difícil seguir a sus compañeros de estudio por la confusión mental que tenía ante cualquier paginita de filosofía o teología, hasta el punto que sus profesores, desanimados, desistieron de preguntarle. Uno de ellos le dijo al Vicario general: “¡Lástima!, porque es un modelo de piedad”. “¿Un modelo de piedad? Pues bien, yo lo llamo y la gracia de Dios hará el resto”. En 1815 recibió las Órdenes Sagradas, pero no la facultad de confesar porque no lo consideraron idóneo para dirigir las conciencias. ¿Quién se iba a imaginar que Juan Vianney llegaría a ser uno de los más famosos confesores que la historia recuerde? Después de tres años de “aprendizaje” en Ecully, bajo la guía del Párroco Balley, que tuvo el mérito de vislumbrar en él los ocultos carismas de la santidad, Juan Vianney pasó a Ars como Vicario Capellán y después como Párroco. Ars tenía doscientos treinta habitantes, que vivían en casas de paja. Los únicos centros de animación eran las cuatro tiendas con salas de baile, contra las cuales el joven Párroco comenzó a tronar desde el púlpito. Tanta severidad hubiera debido acarrearle la enemistad de la gente. En cambio, a los diez años Ars estaba completamente transformada. Tiendas desiertas e iglesia repleta. Porque la severidad del Párroco iba acompañada de una inmensa bondad y generosidad. No tenía sino la sotana que se ponía todos los días. Era capaz de quitarse por el camino los zapatos y las medias si encontraba a un pobre, con el que cambiaba hasta los pantalones, si los del mendigo eran peores que los suyos. Murió a los 63 años de edad, el 4 de agosto de 1859. Aun antes que Pío XI lo inscribiera en la lista de los santos, ya Ars era meta de peregrinaciones. ¡Su cuerpo se conserva incorrupto! Gracias y milagros a través de este humilde sacerdote Sólo un prodigio sobrenatural podía permitir al Santo subsistir físicamente, mal alimentado, escaso de sueños, privado del aire y del sol, sometido a una tarea tan agotadora como es la del confesionario. Dios bendecía manifiestamente su actividad. Él, que a duras penas había hecho sus estudios, se desenvolvía con maravillosa firmeza en el púlpito; sin tiempo para prepararse, resolvía delicadísimos problemas de conciencia en el confesionario. Es más: después de su muerte, hubo testimonios, abundantes hasta lo increíble, de su don de discernimiento de conciencias. Con sencillez, casi como si se tratara de corazonadas o de ocurrencias, el Santo mostraba estar en íntimo contacto con Dios y ser iluminado con frecuencia por Él. Los dos ejes de su vida y ministerio sacerdotal: la Eucaristía y la Confesión.
Frases del Santo Cura de Ars: “Si uno tuviera suficiente fe, vería a Dios escondido en el sacerdote como una luz tras su fanal, como un vino mezclado con el agua. Hay que mirar al sacerdote, cuando está en el altar o en el púlpito, como si de Dios mismo se tratara.” “Cuando vamos a confesarnos, debemos entender lo que estamos haciendo. Se podría decir que desclavamos a Nuestro Señor de la cruz. Cuando el sacerdote da la absolución, no hay que pensar más que en una cosa: que la sangre del Buen Dios corre por nuestra alma lavándola y volviéndola bella como era después del bautismo.” “¡Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría… Dios le obedece: pronuncia dos palabras y Nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña hostia…” “¡Después de Dios, el sacerdote lo es todo!...
8
“El Santo Padre propuso y proclamó Patrono de todos los Sacerdotes, no ya sólo de los Párrocos, al Santo Cura de Ars” En un mensaje a los sacerdotes con motivo del Año Sacerdotal, convocado por el Papa Benedicto XVI a partir del 19 de junio, con motivo del 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo cura de Ars, el prefecto de la Congregación para el Clero, cardenal Claudio Hummes, señaló que será “un año positivo y propositivo en el que la Iglesia quiere decir, sobre todo a los sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los medios de comunicación globales, que está orgullosa de sus sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida”. “La inmensa mayoría de los sacerdotes son personas dignísimas, dedicadas al ministerio, hombres de oración y de caridad pastoral, que consumen su total existencia en actuar la propia vocación y misión y, en tantas ocasiones, con grandes sacrificios personales, pero siempre con un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo; solidarios con los pobres y con quienes sufren”. “Es por eso que la Iglesia se muestra orgullosa de sus sacerdotes esparcidos por el mundo”. Por este motivo, debe ser, ante todo, “un año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros”. Oración del Papa Benedicto XVI para el Año Sacerdotal Señor Jesús: En San Juan María Vianney Tú has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una personificación de tu caridad pastoral. Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo en este Año Sacerdotal. Haz que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía; aprender cómo es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es tierno el amor con el cual acoges a los pecadores arrepentidos, cómo es consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre Inmaculada, cómo es necesario luchar con fuerza contra el Maligno. Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que escuchan tu llamada. Haz también que nuestras comunidades (como en aquel entonces la de Ars) sucedan aquellas maravillas de gracia, que Tú haces que sobrevengan cuando un sacerdote sabe “poner amor en su Parroquia”. Haz que nuestras familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa (donde puedan encontrar siempre a tus ministros) y sepan convertir su casa así de bonita como una Iglesia. Haz que la caridad de nuestros Pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados. Pero sobre todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de que podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las mismas palabras que usaba San Juan María Vianney:
“Te amo, mi Dios, y mi solo deseo es amarte hasta el último respiro de mi vida. Te amo, oh Dios infinitamente amable, y prefiero morir amándote antes que vivir un solo instante sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es aquella de amarte eternamente. Dios mío, si mi lengua no pudiera decir que te amo en cada instante, quiero que mi corazón te lo repita tantas veces cuantas respiro. Te amo, oh mi Dios Salvador, porque has sido crucificado por mí, y me tienes acá crucificado por Tí. Dios mío, dame la gracia de morir amándote y sabiendo que te amo”. Amén
Daniela Taormina Pellegrino ESCRIBANA • REG. NOTARIAL N˚ 870
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Sección: Nota del Mes
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¡¡¡ Feliz Aniversario Padre Ignacio !!! ¡¡¡ Feliz Día del Párroco !!! “…En tus manos se encuentra calor sacerdotal…” “…Por tus ganas de dar a los demás, Dios te está llamando para que, como sacerdote, seas instrumento suyo…” En la vida cruzamos muchos puentes… el día que nacemos, el primer día del colegio, el día en que elegimos la carrera o profesión a seguir, el día en que nos graduamos, el día en que cambiamos de estado civil, o no… Y después de haber cruzado estos puentes, la antigua manera de vivir desaparece y nunca volvemos a ser exactamente los mismos. ¡De estas decisiones depende nuestro porvenir! ¡Y hoy celebramos el puente que cruzó el Padre Ignacio hace 30 años! Esa decisión consciente que tomó en su adolescencia y que modificó el camino que transitaría en la vida, y que cada día no deja de asombrarlo, al darse cuenta de la forma en que Dios ha utilizado su historia, historia de compromiso y de amor. ¡Fue en el momento en que conoció a Jesús… y Jesús entró en su corazón!… le ayudó a identificarse y a reconocer sus propias capacidades, y le hizo estremecerse cuando en su indecisión le suplicó que lo “mirara como lo miró a Pedro luego de la resurrección” y que le repitiera otra vez su bendito “SÍGUEME”… y ¡escuchó su voz!
Entonces, su respuesta fue rotunda: “Ser fecundo para su gloria”, y su promesa fiel: “Dejar las redes de la comodidad y dudas, lanzarse mar adentro y navegar como misionero bajo el impulso del Espíritu y el reconfortante aliento de su presencia”… ¡Y SE SINTIÓ FELIZ! Con el tiempo e iluminado por la Santísima Virgen descubrió que su fisonomía estaba marcada por esa sublime misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar y liberar a los enfermos y dar afecto y cariño a los demás. ¡Y SE SINTIÓ FELIZ! El 7 de octubre de 1989 Monseñor Jorge Manuel López declaró Parroquia a “Natividad del Señor” y Párroco al Padre Ignacio Peries. Desde ese entonces camina a nuestro lado, haciendo el bien a todos, leal en el servicio a la Iglesia, celoso de su vocación. ¡Somos testigos de la alegría que siente por el don recibido! ¡¡¡GRACIAS PADRE IGNACIO!!! Con mucho cariño: Consejo Pastoral, Grupos y Asociaciones Parroquiales y Comunidad 29-07-09 / 04-08-09
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Sección: La Música de Dios
La música de la Fiesta más grande de los católicos: “LA MISA” Muchos cristianos van a Misa por obligación o por necesidad de relación vertical con Dios. Es necesario insistir que la Eucaristía es una celebración del Pueblo de Dios. La música ayuda a sensibilizar a los creyentes y hacerles vivir cada Eucaristía como una verdadera fiesta. O a caso necesitaremos un letrero con la frase: “Fiesta: celebración de la vida” o “Celebrar a Dios es nuestra fuerza”, o bien, “Este día está dedicado al Señor. No estén tristes. La alegría de Yahvé es nuestro amparo” (Neh. 8, 10).
¿Qué son las fiestas? Las fiestas son y han sido momentos importantes en los que cada familia, población o cultura, expresan el gozo de vivir, de ser, de pertenecer. Y hay un motivo que les une a las otras personas, con las cuales quieren unir su gozo y expresarlo en un festejo, como un éxtasis de la vida. También es importante clarificar que hay diferentes tipos de fiestas y la experiencia que tenemos en ellas. Por ejemplo, en una fiesta de matrimonio participan muchas personas y cada una de ellas lo vive de manera diferente, según lo que le significa. Por ejemplo los papás de los novios sienten dolor por la separación de su hijo o hija, quizás preocupación por el futuro de ellos o la angustia de la soledad al partir un miembro de su hogar. Por otra parte, los invitados son tan diferentes… No todos viven igual esta celebración, aunque todos hayan sido invitados a ella. Unos van como amigos; unos íntimos y otros superficiales. Otros van por ser familiares o conocidos. Y así cada participante tiene una experiencia diferente. Y sin embargo, es un sólo motivo: participar en esa fiesta. Nos queda claro que cada persona participa y vive la fiesta según el motivo que le une a ella. La Eucaristía es nuestro acto de culto por excelencia. Eucaristía es una palabra tomada del griego, que significa: “Acción de gracias”. La Santa Misa es el gran culto de alabanza de la Iglesia. Una acción de gracias es una alabanza gozosa, espontánea y participada. No es lo que ,muchas veces, se aprecia en muchas misas dominicales, en las que no predomina la oración gozosa de la asamblea , que acude, por obligación, y no por la necesidad sentida de ir a la casa del Señor para albarlo en compañía de toda la comunidad agradecida. El origen de estas fallas, frecuentes en muchas eucaristías, tiene su razón en el pasado en que se llegó a ritualizar demasiado la Eucaristía, hasta el punto de mecanizarla y vaciarla de su sentido comunitario y de una oración gozosa de alabanza. Antiguamente se decía: “Voy a oír misa”, y era verdad: el feligrés era un simple “oyente”. No participaba; tenía que contentarse con ver y oír lo que allá, a lo lejos, estaba haciendo el sacerdote, de espaldas a la asamblea, en una lengua extraña, el latín. También se comentaba que el sacerdote “decía la misa”. Y era también verdad. El sacerdote, en el rito antiguo, era un solitario en el altar, que repetía un rito que los fieles veían de lejos, mientras se “entretenían” con prácticas piadosas de tipo personal (rosarios, novenas, oraciones de toda índole).
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Toda esta situación pesa, en la actualidad, sobre las comunidades a las que les ha costado mucho aprender que a la misa no se va a “oír”, sino a “participar”; que el sacerdote no “dice la misa”, sino que la “celebra” con toda la comunidad. Fue el Concilio Vaticano II el que recogió el clamor de toda la cristiandad para que hubiera un viraje obligado en la manera de participar en la Eucaristía. El Concilio dio normas precisas para una renovación inmediata del acto de culto por excelencia de la Iglesia, la santa misa. Ahora se habla de “celebrar la Eucaristía” y de “participar en la santa misa”. Fue el Papa Juan XXIII el que, en nombre de toda la cristiandad, pidió un “nuevo Pentecostés” para la Iglesia. El Señor escuchó el clamor de toda la cristiandad y, gracias a Dios, nuestras eucaristías han sido tocadas por un avivamiento, provocado por el Espíritu santo. Acción de gracias El nombre mismo de la misa, Eucaristía, indica que toda misa es una grandiosa “Acción de gracias”. Toda misa es una gozosa “alabanza”, una agradecida acción de gracias. Es la “celebración” de la muerte y resurrección del Señor. Es la alegre “Cena del Señor” en la que participan con gozo los cristianos. Dos maneras distintas de celebración En algunas parroquias se dice que se celebra la resurrección de Jesús, pero el ambiente es más de velorio que de resurrección. En otras parroquias la gente ya le ha encontrado sabor a la celebración comunitaria. Se percibe un ambiente de fiesta. Es una verdadera Eucaristía, un auténtico culto de alabanza. “No hay que acudir a cambios radicales sólo para ser contemporáneos, sino que las iglesias deben redescubrir la originalidad y espontaneidad que caracterizó a la Iglesia primitiva. Una liturgia anquilosada no aporta ninguna vida al pueblo.” Lc. 14,15- 24 (El banquete - los invitados que se excusan).
En este tema veremos que la Misa es la fiesta más grande de los cristianos. ¿Por qué será? Jesucristo es quien nos revela el amor de Dios. Es Dios hecho hombre y ha venido a hacer a los hombres hijos de Dios. Todo lo que Él es y hace por nosotros, se hace presente en cada Misa: su vida, sus palabras, su entrega permanente, su muerte en la Cruz, su resurrección. Por eso es urgente que tomemos conciencia de la grandeza de esta fiesta de amor, fiesta de salvación, y veamos cómo estamos participando en ella. ¿Somos invitados?, ¿Somos familiares o participamos del motivo del Pueblo que celebra y vivifica su fe? Hemos visto que las fiestas son momentos importantísimos de la vida y del regocijo de un pueblo, de una familia. Por esto es bueno que nos cuestionemos: ¿Son nuestras Eucaristías un momento de fe viva y gozosa? ¿Son el momento privilegiado de encuentro, comunicación y fortalecimiento de nuestra vida como hijos de Dios? La Misa requiere una participación activa y alegre, pues estamos en una fiesta. La Misa es en realidad una fiesta. Hay signos externos que nos ayudan a estar en ambiente de fiesta. Encontramos flores, cantos, asientos preparados para que quien asista se encuentre bien recibido. Hay una mesa de la que participamos todos los invitados al banquete. Ya está todo dispuesto. El Señor que nos invita nos espera para el encuentro. Y la mejor manera de ser fieles que aceptan la invitación de su Señor, es la participación. Se requiere para esto una doble actitud. A la vez una disposición pasiva de quien sabe escuchar, acoger, estar en espera, y por otra parte la respuesta dinámica de quien responde, dialoga, se alegra, canta. Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 1136: “Quienes celebran esta acción... participan ya de la Liturgia del Cielo, allí donde la celebración es enteramente comunión y fiesta”
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Sección: Correo, Mail y Testimonios
Rosario, 16 de Mayo de 2009 Tomás es un niño prematuro, nació con 900g. un 6 de abril del año 2003 y padece de Cuadriparecia. Mientras estuvo internado en Neonatología durante 3 meses, una enfermera me preguntó si yo tenía Fe, le contesté: “Sí, creo mucho en Dios”. Ella me respondió: “Que suerte, porque anoche estuvo toda la noche el Padre Ignacio con los bebés en Neo, especialmente con tu hijo”. Desde ese momento sentí algo muy especial dentro de mí. Después de un tiempo que Tomás salió del sanatorio, lo llevamos a la Parroquia “Natividad del Señor”, sentimos una emoción tan grande que es muy difícil explicar con palabras, y desde ese momento hasta el día de hoy seguimos yendo. Hoy Tomás tiene 6 añitos, es un niño lleno de amor, y cuando va a Natividad su felicidad es tan grande que no se puede explicar. Principios de abril de este mismo año, nos dirigimos con mi marido y Tomás a su Pediatra: “El Dr. Gerardo De Vita”, a quien quiero mucho. En esa consulta el Dr. nos dice que Tomás tiene un testículo en ascenso. Por ese motivo nos manda al Urólogo para hacer una consulta más compleja, y a raíz de eso nos confirma qué tiene, el testículo en ascenso. Y que hay que hacer probablemente una cirugía. De inmediato nos fuimos a ver al Padre Ignacio; cuando nos acercamos a él, lo miró al nene y le dijo: “¿Qué te pasó ahora?” (le comenté todo), y me dijo: “Con la previa va a estar todo bien” (refiriéndose al tratamiento previo de la cirugía). Y agregó: “Olvidate”. - ¡Pero Padre! (le dije) y no dejándome terminar de hablar, aclaró: “No va a haber cirugía”. Lo abracé, y sentí mucho amor. Siguiendo todos los pasos que me indicó el Padre Ignacio, después de un mes volvimos a Natividad. Cuando lo vio a Tomás, lo abrazó y nos dijo: “Ya está, ya volvió a su lugar”. Nuestra alegría fue tan grande que no me alcanzan las palabras para describir ese momento. La gran sorpresa fue cuando a los pocos días nos dirigimos al Dr. quien nos confirmó que todo había vuelto a su lugar y que Tomás no necesitaría ninguna cirugía. Quiero agradecer al Padre Ignacio todo lo que hizo y hace por mi hijito, y también aprovechando este momento le agradezco habernos ayudado a conseguir un “Centro Educativo” para Tomy quien hoy día asiste con mucho amor y alegría. Dios siga bendiciendo a Natividad y a todos los que colaboran para recibir y asistir las necesidades de muchas personas.
Los queremos mucho. Familia de Tomy Mariela Raposo
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Sección: Sucedió en Nuestra Parroquia: “Padre Ignacio Peries: 30 Años de Misionero”
30 Años de Sacerdocio y... un nuevo altar. Como reconocimiento a la tarea del Padre Ignacio a lo largo de sus 30 años de misión sacerdotal, la comunidad de la Parroquia Natividad del Señor entregó a su sacerdote un maravilloso regalo: un nuevo altar en donde compartir la Eucaristía.
¿Qué es un altar? “Es el lugar sagrado de encuentro, en la relación entre Dios y el pueblo redimido por la Sangre de Cristo” “Es la mesa del sacrificio donde el Sacerdote celebra la Santa Misa. Altar, sacerdote y sacrificio van al unísono, como lo decía San Juan Crisóstomo: Nadie puede ser sacerdote sin sacrificio” “El altar, en que se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales, es también la mesa del Señor para participar; en torno a ella el pueblo de Dios se congrega en su nombre” “Puesto que la Eucaristía es el centro de la vida de la iglesia y de su culto, el altar es un signo de la Iglesia y cumple su doble función de: culto a Dios y santificación de la humanidad”
Un sueño…una realidad En la construcción del nuevo altar participaron: Eduardo Maenza quien realizó el trabajo de carpintería Alicia Ojeda de Fiorenza quien puso color a las imágenes que se encuentran en los bordes superiores de sus bases. Gabriel Sarich, artesano tallador, quien talló todas las inscripciones y las manos de nuestro párroco. Finalmente, el día 29 de julio, durante la Santa Misa celebrada en conmemoración de su trigésimo aniversario sacerdotal, el padre Ignacio bendijo este nuevo altar confeccionado en cedro boliviano, cuya tiempo de conservación se extiende, aproximadamente, hasta 90 años. Como todo cimiento debe ser fuerte, sus bases simulan cuatro patas de elefante, memoria de la tierra que vio nacer a nuestro párroco: Sri Lanka y todo un símbolo de fuerza, sacrificio y entrega para con un pueblo, (el suyo y el nuestro). En cada una de sus bases, sobre la parte superior, se encuentran pintadas, con gran ternura y dedicación, las imágenes de: la Virgen de Natividad del Señor y el rostro de Jesús, símbolos de misericordia y oración. Sobre la mesa del altar se han tallado (sobre el lado izquierdo) palabras de agradecimiento de toda la comunidad. El texto dice: “De todos los que alguna vez pasamos por tus manos” Sobre el lado derecho, también grabados, se puede leer: lugar y fecha de nacimiento del padre Ignacio, lugar y fecha de su ordenación sacerdotal, recordatorio de sus treinta años de sacerdocio, cumplidos el 29 de julio de 2009 en Rosario, Argentina. Justo en el centro, con amorosa dedicación y exactitud, fueron talladas sus manos, como siempre, extendidas para dar y abiertas para recibir la gracia de Dios que abunda en su vida. Manos en las que el Señor ha puesto el don de sanar, de interceder y amar a cada ser humano que necesita comunicarse con Jesús. Debajo de ellas se encuentra un trozo de mármol con una pequeña cruz que lleva en su interior reliquias de un santo como expresión máxima de dar la vida por el Evangelio.
¿Por qué los sacerdotes besan el altar? El altar es el centro de nuestro encuentro con Dios Padre, en y a través de Jesús; representa a Jesús mismo quien se hizo, por nosotros, sacerdote, altar y cordero del sacrificio. Por esta razón, la iglesia considera al altar como el punto central de la Santa Misa. De ahí la tradición de que: obispos, sacerdotes y diáconos veneren el altar besándolo. En él debe conservarse la antigua tradición de colocar bajo el altar reliquias de Mártires o de otros santos, según las normas litúrgicas. El sacerdote, al besar el altar, besa a Cristo y con él a todos los santos que forman su cuerpo místico. ¡Oh Jesús, confío a tu cuidado a todos los sacerdotes y especialmente a los que me son más queridos: el que me bautizó, el que perdonó mis faltas, el que me entrega tu Cuerpo y Tu Sangre en cada Eucaristía, el que me ayudó a crecer, me impulsó a vivir, me orientó y lo sigue haciendo, sobre los que tengo una inmensa deuda de gratitud! ¡Oh Jesús, guárdalos cerca de Tu corazón y llévalos donde vayan en las palmas de Tus manos! Padre Ignacio, todo es poco, ante la magnitud incondicional de su entrega. ¡Gracias! Su comunidad
Sección: Nuestras Escuelas
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Rezo del Rosario por los niños Por iniciativa de las Legionarias de María de la Parroquia Natividad del Señor todos los días en el 90.1 del dial por Ecoradio o en www.ecoradiofm901.blogspot.com, de 8 a 9hs podemos seguir el rezo del Santo Rosario. Todos los sábados podemos acompañar a las niñas y niños de las Escuelas Natividad del señor y Nuestra Señora de la Esperanza, ahora también las chicas y los chicos del Grupo Pre-Juvenil de la Parroquia Sagrada Familia del barrio Nuevo Alberdi, acompañados por su cura párroco el Padre Leo y la catequista a cargo Viviana Tourn. ¿Por qué formar parte de un grupo juvenil de la parroquia? Este grupo pre-juvenil, “el PreJu” como lo llaman, se formó por iniciativa del Diácono Abelardo en el año 2002 con niñas y niños de entre 9 y 13 años que concurrían a misa a esa parroquia. ¿Cuál era la preocupación de aquel diácono? “Que los chicos no estuvieran tanto tiempo en la calle y desocupados…” recuerda Vivi - “… y de paso, para que acerquen más a Dios y tengan una formación religiosa” Así de sencillo, así de fácil. Así de complicado… ¡Qué sencillo es propiciar un espacio de encuentro, para favorecer el intercambio con otros, aprender a compartir… el espacio, la merienda, los juegos, “ocuparlos” con lo que propone la Palabra…! ¡Qué complicado resulta, a veces, solamente… convocarlos! Que escuchen esta propuesta, interesarlos Llevar de boca en boca las enseñanzas de Jesús, vivirlas, transmitirlas en gestos cotidianos y concretos: una campaña solidaria, visitar a un amigo que hace mucho que no veo, compartir lo que tengo con mi compañera que hoy no tiene, ¡incluso respetar las reglas de los juegos! Anticipar las lecturas de la misa para una mejor interpretación, llevarlas al ejercicio de la vida cotidiana con mis hermanos, mis amigos, mis padres, mis abuelos, mis vecinos. ¡Rezar juntos, compartir el rezo del Rosario por la radio! Campamentos, picnics y tantas actividades más… En esta etapa de la vida, en que las chicas y los chicos ya no son ni tan niñas ni tan niños, que intentan “despegarse” de mamá y papá para ir encontrando otros grupos sociales a los que pertenecer… qué bueno es encontrar aun estos grupos que
tienden a contener y formar, acompañar a los adolescentes en la búsqueda del Sentido de la Vida… ¡Qué bueno es contar con sacerdotes y agentes de pastoral que dedican su tiempo, sus ganas y lo “invierten” en nuestros hijos, acompañando así a las familias, a los padres en la formación personal de los chicos, ¡teniendo en cuenta que no sólo de pan vive el hombre! Sino también del Pan de Vida. Una formación que tienda a ser integral no descuida ningún aspecto del desarrollo: físico, intelectual, afectivo, moral, social… y espiritual. ¡Al alma también hay que propiciarle espacios de formación para que se explaye, se despliegue en un canto a la Vida! En el encuentro con Dios que está en mi hermano. Qué interesante resulta por ello que los padres, tomemos conciencia del uso que los chicos hacen del tiempo en que no están en la escuela estudiando, en el club practicando deportes, con los familiares o amigos fomentando relaciones personales que lo apuntalen… ¿Dónde están? ¿Qué hacen? ¿Con quién? ¿Qué hacemos nosotros-familia para acompañarlos en la formación constante y continua una vez que recibieron los sacramentos? Compartir en familia la misa dominical, bendecir la mesa, encomendarlos a la Virgen cuando se van a la escuela, al club, a la casa de la abuela, de un compañero, al cine, etc. Acompañarlos y propiciarles la oportunidad de pertenecer a un grupo parroquial es también una forma de educarlos. Los sábados por la mañana, de 10 a 12hs, en Paunero y Matheu, se encuentra el “PreJu” para compartir la lectura del Evangelio y meditarlo junto a juegos y la merienda. ¡Averiguá en tu parroquia más cercana cuándo se encuentra el grupo Infantil o Juvenil! ¡Participá… y probá lo bueno que el Señor tiene para vos!
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Sección: Nota del Mes
EL ARCA DE NOÉ Una historia para recordar y aprender Según el Antiguo Testamento, el Arca de Noé fue una enorme embarcación construida por orden de Yahvé para la salvación de Noé, su familia y ciertos grupos de animales para preservarlos del diluvio universal y luego repoblar la Tierra con ellos. Seguramente muchos de nosotros hemos leído o escuchado ese relato bíblico que menciona esta historia. En esta oportunidad te invito a recordarla para que de este modo podamos también extraer de la misma algunas enseñanzas. La historia del Arca de Noé, según los capítulos 6 al 9 del libro del Génesis, comienza de este modo: “Ángeles del séquito de Yahvéh Elohim observan que las hijas de los hombres se están multiplicando sobre la faz de la Tierra y comienzan a sentir atracción por ellas, así bajan del Cielo, las seducen y tienen relaciones con ellas, fruto de las cuales nacen seres extraordinariamente grandes conocidos como los Nefilim (que en idioma hebreo significa “los caídos”, obviamente llamados así en alusión a sus padres), DIOS se entera de esto, se enoja y expulsa a los ángeles”.... “Sin embargo, encontró a un buen hombre que halló gracia ante sus ojos, Noé. Un hombre justo y cabal entre la gente de su tiempo, y decidió que a él le correspondería mantener el linaje de los hombres...” “Yahvéh dijo a Noé que construyera un arca, y que llevara con él a su esposa, a sus hijos Sem, Cam y Jafet, y a las esposas de éstos. Adicionalmente, tenía que llevar de todos los animales: de los puros debía tomar siete parejas y de los impuros una sola pareja (un macho y una hembra), y para suministrarles alimentos, le dijo que tomara y almacenara la comida necesaria”. “Cuando Noé completó el arca, entraron él, su familia y todos los animales. Aquél día fueron rotas todas las fuentes, y las cataratas del cielo se abrieron, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. El diluvio cubrió hasta las montañas más altas. Y todas las criaturas de la Tierra murieron; sólo Noé y los que estaban con él en el arca sobrevivieron”. “Finalmente, después de muchos días, el arca se asentó en el monte Ararat, y las aguas retrocedieron por algunos días hasta que emergieron las cimas de las montañas.”
“...Noé esperó siete días más y envió a la paloma una vez más, y esta vez el ave no regresó. Pero tuvo que esperar unos días más, entonces él, su familia y los animales salieron del Arca, y Noé ofreció un sacrificio a Yahvéh, y éste decidió que nunca volvería a maldecir a la Tierra debido al hombre, y que no volvería a destruir toda la vida en ella...” Para recordar esta promesa, Yahvéh puso un arco iris en las nubes y dijo, “Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, de todo tipo sobre la Tierra”. Lo expresado es una síntesis de esa maravillosa historia, ahora es momento de reflexionar estas palabras y descubrir que nos enseñan hoy, después de miles de años. Según las circunstancias que estemos atravesando, nuestras experiencias y pensamientos, una vez más la Palabra de Dios nos viene a impactar y nos deja una guía para nuestro caminar en la vida. Para finalizar les dejo aprendizajes del Arca de Noé... Uno: No pierdas el barco. Dos: Recuerda que todos estamos en el mismo barco. Tres: Planea por adelantado. No estaba lloviendo cuando Noé construyó el Arca. Cuatro: Mantenéte en buena salud. Cuando tengas 600 años, alguien puede pedirte que hagas algo muy grande. Cinco: No escuches a los críticos; simplemente sigue con el trabajo que necesita ser hecho. Seis: Construye tu futuro en tierra alta. Siete: Por razones de seguridad, siempre viaja en pareja. Ocho: La velocidad no siempre es una ventaja. Los caracoles estaban a bordo junto con los chitas. Nueve: Cuando estés estresado, flota un rato. Diez: Recuerda, el Arca fue construida por aficionados guiados por la mano de Dios; el Titanic por profesionales. Once: No importa la tormenta, cuando estas con Dios, siempre hay un arco iris esperándote.
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Sección: Fechas Conmemorativas
17 de Agosto
Aniversario de muerte del General José de San Martín José de San Martín fue el prócer máximo argentino y libertador de la Argentina, Chile y Perú. Nació en Yapeyú, Corrientes, el 25 de febrero de 1778. En Buenos Aires organizó el famoso regimiento de Granaderos a Caballo que recibió su bautismo de fuego en 1813, en el combate de San Lorenzo contra los realistas, en el cual San Martín estuvo a punto de perder la vida. Nombrado jefe del Ejército del Norte, propugnó su plan de libertar a Chile y utilizar la vía del Pacífico para llegar al Perú, base del poder realista. Nombrado gobernador de Cuyo, organizó el Ejército de los Andes en El Plumerillo (a 7 kilómetros de Mendoza), con el cual cruzó la cordillera en una operación de precisión matemática que le permitió dar una victoriosa batalla en la cuesta de Chacabuco, en el año 1817. El cruce duró 21 días, alrededor de 5400 hombres guiados por baquianos atravesaron alturas superiores a los 4000 metros, llevando caballos y mulas. Las fuerzas patriotas, una vez reorganizadas, derrotaron de manera rotunda al ejército realista cerca del río Maipú el 5 de abril de 1818. En ese momento, se aseguró la libertad chilena. El 12 de febrero de 1818, luego de una consulta popular, fue declarada la Independencia de Chile. El 11 de febrero de 1824 el Libertador se embarcó a Europa para asegurarle una buena educación a su hija. Allí, siguió trabajando para asegurar la Independencia. El 4 de mayo se embarcó con su hija a Inglaterra. Poco después se radicó en Bruselas. En 1825 escribió las famosas Máximas para su hija. Fue una lista de consejos para Merceditas:
• Humanizar el carácter y hacerlo sensible, aún con los insectos que nos perjudican. • Inspirar amor a la verdad y odio a la mentira. • Inspirar gran confianza y amistad, pero uniendo el respeto. • Estimular la caridad a los pobres. • Respeto sobre la propiedad ajena. • Acostumbrar guardar un secreto. • Inspirar sentimiento de respeto hacia todas las religiones. • Dulzura con los criados, pobres y viejos. • Hablar poco y lo preciso. • Amor al aseo y desprecio al lujo. Retirado a la vida privada, regresó a Buenos Aires y en 1824 se embarcó para Europa, exiliado voluntariamente. Más adelante, se estableció definitivamente en la ciudad de Boulogne-sur Mer (Francia). Viejo y enfermo, falleció el 17 de agosto de 1850, en su casa de esa ciudad, rodeado de sus seres queridos. Sus restos fueron repatriados en 1880 y, actualmente, descansan en un mausoleo construido dentro de la Catedral porteña.
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Sección: Catholic Herald
La Santa Hindú que trazó su propio sendero Santa Alfonsa es conocida como la “Santa Teresa de la India”, dice Jacob Ignacio, pero a pesar de las similitudes ofrece rasgos espirituales distintivos. En la punta suroeste de la India se encuentra el estado de Kerala, una hermosa tierra tropical, con abundantes cocoteros, arrozales, playas pintorescas y una red de canales, lagos y estuarios. Allí, el cristianismo tomó raíces poco después de su nacimiento en el primer siglo, incluso antes de su llegada a Europa. Hoy en día, Kerala es un destino turístico popular, pero siempre ha atraído a visitantes a sus costas mucho antes de los tiempos modernos. Se cree que Santo Tomás, el apóstol de Jesús, que dudaba de su resurrección, había llegado a Kerala en el 52 d.C. en bote. El 19% de la población de Kerala es cristiana, actualmente. La población es de 31,8 millones de personas, siendo el resto una mezcla de hindúes y musulmanes. El año 2008 fue un momento preocupante para la minoría cristiana de la India debido a la violencia anti-cristiana, en particular en los estados de Orissa y Karanataka, que son gobernados por los gobiernos estatales nacionalistas hindúes. Contra el telón de fondo de este tipo de violencia, el 12 de octubre, el Papa Benedicto XVI anunció la canonización de la Hermana Alfonsa en una ceremonia en la Plaza de San Pedro, diciendo: “Como los fieles cristianos de India dan gracias a Dios por su primera hija nativa que se presentará para veneración pública, quiero asegurarles mis oraciones durante estos momentos difíciles”. Alfonsa se convirtió así en la primera mujer hindú santa en la Iglesia Católica, que llevó a los cristianos hindúes alegría, en los momentos difíciles de la historia de la Iglesia en la India. Nacida el 10 de agosto de 1910 en la pequeña aldea de Kudumalur, Kerala, fue bautizada Alfonsa Anna. Ella era llamada Annakutty (literalmente “hija de Anna” en malayalam) por amigos y familiares. Ella perdió a su madre cuando tenía apenas un mes de vida, y sus primeros años oscilaron entre las casas de su padre, su abuela paterna y su tía materna. Bajo la influencia de su benevolente y piadosa abuela, Annakutty desarrolló la práctica de la oración y una profunda compasión por los pobres, creyó, incluso desde la temprana edad de siete años, que Cristo la llamaba a llevar una vida dedicada a él. En aquellos días, en Kerala, era común que las niñas, se casaran a temprana edad, pero ella se resistió a los repetidos intentos de su tía, al punto de causarse lesiones autoinfligidas. Ésta fue una gran conmoción en su familia y una clara señal de su sinceridad acerca de su vocación religiosa, y entonces decidieron permitir su deseo de ser monja. Se incorporó a la Congregación de las Franciscanas Clarisas en Bharananganam, Kerala, comenzando su postulación el 2 de agosto de 1928, tomando el nombre de Alfonsa de la Inmaculada Concepción en honor a San Alfonso María de Ligorio. Más tarde, cuando fue a Kerala, por sus estudios superiores, la hermana a cargo de las postulantes, pensó que Alfonsa era propensa a la mala salud, y trató de hablar con ella, persuadiéndola para que no trate de convertirse en una monja. Oró incansablemente, resistiendo los nuevos intentos de su tía por casarla, y con el apoyo de algunos sacerdotes y monjas pudo continuar con su postulado. El día que finalmente se convirtió en monja, el 12 de agosto de 1936, fue una inmensa alegría para Alfonsa, ya que había logrado alcanzar su ambición, a pesar de todos los obstáculos a lo largo de su camino. Alfonsa enseñó en la escuela adjunta al convento, pero estaba plagada de enfermedades frecuentes incluyendo hemorragias, heridas purulentas, fiebre tifoidea y la neumonía. Fue apenas un día porque siempre estaba enferma. Algunas de las Hermanas más cínicas pensaron que podía haber estado fingiendo enfermedades, y que su hu-
Un tapiz que representa Santa Alfonsa es visto cerca de las estatuas durante su ceremonia de canonización en la Plaza de San Pedro en 2008
mildad en aceptar el sufrimiento no era más que una farsa para ganar los corazones de los superiores. Finalmente, después de un sufrimiento agonizante, murió a la edad de 36 años el 28 de julio de 1946. La gente que conocía a la Hermana Alfonsa la describió como muy devota, amorosa y piadosa; y que a pesar de los constantes problemas de salud, mantenía una encantadora disposición. Ella creía que su sufrimiento era lo que lo había logrado su acercamiento a Cristo, esto es evidente en una carta que escribió a su director espiritual. “Querido Padre: como mi buen Señor Jesús me ama tanto, sinceramente deseo de permanecer en esta cama y sufrir de enfermedad no sólo esto, sino además de cualquier otra cosa, hasta el fin del mundo. Creo ahora que Dios ha destinado a ser mi vida una ofrenda, un sacrificio de sufrimiento”. Se da fe que la hermana Alfonsa poseía el don de la profecía, siendo capaz de predecir el día y hora en que diferentes personas morirían. Después de la muerte de la hermana Alfonsa, los niños de su escuela, con quien había formado un estrecho vínculo, comenzaron a visitar su tumba y ofrecer oraciones. Muchos de ellos descubrieron que sus oraciones fueron contestadas, y pronto surgieron las historias de personas que fueron curadas de largas y crueles enfermedades después de haber orado a la hermana Alfonsa. Todo empezó a extenderse, lo que llevó a su tumba a convertirse rápidamente en un lugar de peregrinación. Con la presión de la gente, la diócesis local nombró un comité para estudiar la causa de la recomendación de su santidad. Después de realizar un amplio estudio de la vida de la Hermana Alfonsa, la diócesis local elevó el caso de su santidad al Vaticano. El 9 de julio de 1985, el Papa Juan Pablo II aprobó oficialmente un milagro atribuido a la intercesión de la Hermana Alfonsa, la curación de un niño llamado Tomás que nació con una malformación en su pie. El niño con pies deformes y torcidos hacia adentro, lo que le obligó a caminar con una dificultad. Sus padres habían intentado varios tratamientos médicos, pero todo había sido en vano. Finalmente, en enero de 1947, fueron a la tumba de la Hermana Alfonsa y oraron fervientemente, buscando su intercesión. Dos días más tarde, omas comenzó a caminar normalmente. El examen médico no podría ofrecer ninguna explicación para la cura. En 1999 otro joven, Jinil, fue milagrosamente curado de su deformidad después de que los padres lo llevaron a la tumba de la Hermana Alfonsa y oraron por su curación. Quizás resulte sorprendente para algunos, dado que el cristianismo ha estado presente en el suelo de Kerala durante casi dos milenios, que Santa Alfonsa es sólo la segunda hindú canonizada por el Vaticano. Santa Alfonsa fue profundamente influenciada por Santa Teresa de Lisieux, de quien leía a menudo su autobiografía. Existen interesantes similitudes entre las vidas de las dos: ambas eran devotas desde una edad temprana; ambas superaron obstáculos aparentemente insuperables en la vida religiosa; sufrieron mucho, tanto física como emocionalmente, y ambas fueron relativamente desconocidas hasta después de su muerte. A los cristianos de Kerala les gusta hacer hincapié en estas similitudes culturales entre las dos santas, pero Santa Alfonsa tenía sus propias ideas de la santidad y, por tanto, su propio camino trazado.
Sección: Nuestras Escuelas
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Festejo Día de la Bandera El nivel secundario del Colegio Natividad del Señor conmemoró el Día de la Bandera (a 189 años del fallecimiento de nuestro prócer Manuel Belgrano) con un acto muy especial. El salón de actos lució un escenario adornado con banderas celestes y blancas que fueron realizadas por los estudiantes; cada curso volcó en una de ellas una emotiva frase en honor a la insignia patria. Todos entonaron con orgullo y respeto las estrofas del Himno Nacional, mientras disfrutaban de la proyección de bellísimos paisajes de nuestro país. El segmento educativo estuvo a cargo del profesor Esteban Der, quien ofreció un interesante discurso. Además, se proyectó una innovadora reconstrucción (con imágenes y videos) de la biografía de Manuel Belgrano, con la colaboración de alumnos de los cursos: 1º1ª (Antonello Marinelli), 4º2ª (David Cañete y Guido Oprandi) y 5º1ª (María Braida, Mercedes Miñón, Ezequiel Cali y Tomás Raselli). Otro momento significativo fue la proyección de un video sobre el Monumento Nacional a la Bandera que, con su mensaje esperanzador, conmovió a los presentes.
En el Colegio Natividad del Señor se promueve la actividad artística de todos sus actores. En esta oportunidad, los alumnos de 3º2ª (Fabiola Cabrera), 5º2ª (Pablo Gómez) deleitaron al auditorio: ella, con su violín; él, con su voz. Pero los talentos artísticos que brillaron en el escenario no fueron sólo alumnos, sino también docentes: la profesora Laura Pereyra y el profesor Gustavo Gentile cantaron dos bellísimos temas que, al igual que los estudiantes, despertaron los cálidos y fuertes aplausos del público. Ambos fueron acompañados por cuatro alumnos de 4º1ª (Camila Bustos y Franco Batistoni), 5º3ª (Rocío Canteros) y 5º1ª (Ezequiel Cali), que bailaban la chacarera mientras ellos cantaban. Tanto jóvenes como adultos disfrutaron a pleno del acto del Día de la Bandera, en ambos turnos. La organización y conducción del acto patrio estuvo a cargo de los docentes Laura Pereyra, Alejandra Carboné y Esteban Der (profesores de Geografía, Lengua y Literatura e Historia, respectivamente), quienes contaron con la desinteresada colaboración del alumnado.
Integración: Palabra que nos compromete Cada vez es más común en el ámbito escolar escuchar esta palabra: -Tenemos que integrar a este niño. -¡Quiero que mi hijo sea integrado a esta escuela! Es cierto la concepción de educación ha cambiado, y exige a la escuela abrirse a una nueva dimensión. La educación debe ser considerada como instrumento que pretende disminuir las desigualdades de oportunidades que se manifiestan en la sociedad, debe atender a la diversidad. Atender a la diversidad en cuanto a las capacidades, intereses y motivaciones de los alumnos/as, es la manera más adecuada de conseguir una enseñanza de calidad para todos, ya que todos los niños/as presentan necesidades educativas, solo algunos presentan Necesidades Educativas Especiales. Es aquí donde se producen grandes avances en educación. Todos los niños pueden asistir a la escuela “común”. Se realiza la integración de los alumnos con NEE, teniendo un amplio espectro de dichas necesidades especiales las que derivan de las deficiencias intelectuales, sensoriales y motoras. Este proceso de integración plantea hoy el desafío de un trabajo compartido entre la escuela común y la escuela especial, y a la vez es una responsabilidad de todos los involucrados en educación. La razón primera es que todos los niños/as tienen derecho a que se les ofrezcan posibilidades educativas en las condiciones más normalizadoras posibles, que favorezcan el contacto y la socialización con sus compañeros de edad, y que les permitan en el futuro integrarse y participar mejor en sociedad. La “integración” persigue como objetivo, que la diversidad existente entre los miembros de una clase reciba una educación acorde a sus características, a la vez que incrementa las posibilidades de aprendizaje para todos. Este tipo de educación debe
ser entendida como un intento más de atender las dificultades de aprendizaje de cualquier alumno en el sistema educativo y como un medio para asegurar que los niños que presentan alguna capacidad diferente tengan los mismos derechos que el resto de sus compañeros. Es imprescindible que la escuela cree y propicie un clima afectivo, de contención y comprensión para que cada niño se sienta seguro, aceptado e incluido, proporcionando una cultura común a todos los alumnos y alumnas que se encuentran dentro de la institución, evitando la discriminación y la desigualdad de oportunidades y respetando al mismo tiempo sus características y necesidades educativas individuales. …“Dios nos hizo perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos. Hacer o no hacer algo, solo depende de nuestra voluntad y perseverancia”… Albert Einstein
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Sección: Fechas Conmemorativas
La Transfiguración del Señor Marcos 9,2-10, ciclo B: Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”. Jesús había anunciado a los suyos la inminencia de su Pasión y los sufrimientos que había de padecer a manos de los judíos y de los gentiles. Y los exhortó a que le siguieran por el camino de la cruz y del sacrificio (Mt 16, 24 ss). Pocos días después de estos sucesos, que habían tenido lugar en la región de Cesárea de Filipo, quiso confortar su fe, pues, (como enseña Santo Tomás) para que una persona ande rectamente por un camino es preciso que conozca antes, de algún modo el fin al que se dirige: “como el arquero no lanza con acierto la saeta si no mira primero al blanco al que la envía. Y esto es necesario sobre todo cuando la vía es áspera y difícil y el camino laborioso... Y por esto fue conveniente que manifestase a sus discípulos la gloria de su claridad, que es lo mismo que transfigurarse, pues en esta claridad transfigurará a los suyos” (Sto. Tomás, Suma teológica). Nuestra vida es un camino hacia el Cielo. Pero es una vía que pasa a través de la Cruz y del sacrificio. Hasta el último momento habremos de luchar contra la corriente, y es posible que también llegue a nosotros la tentación de querer hacer compatible la entrega que nos pide el Señor con una vida fácil, como la de tantos que viven con el pensamiento puesto exclusivamente en las cosas materiales... “¡Pero no es así! El cristianismo no puede dispensarse de la cruz: la vida cristiana no es posible sin el peso fuerte y grande del deber... si tratásemos de quitarle esto a nuestra vida, nos crearíamos ilusiones y debilitaríamos el cristianismo; lo habríamos transformado en una interpretación muelle y cómoda de la vida” (Pablo VI, Alocución 8-IV1966). No es esa la senda que indicó el Señor. Los discípulos quedarían profundamente desconcertados al presenciar los hechos de la Pasión. Por eso, el Señor condujo a tres de ellos, precisamente a los que debían acompañarle en su agonía de Getsemaní, a la cima del monte Tabor para que contemplaran su gloria. Allí se mostró “en la claridad soberana que quiso fuese visible para estos tres hombres, reflejando lo espiritual de una manera adecuada a la naturaleza humana. Pues, rodeados todavía de la carne mortal, era imposible que pudieran ver ni contemplar aquella inefable e inaccesible visión de la misma divinidad, que está reservada en la vida eterna para los limpios de corazón” (San León Magno, Homilía sobre la transfiguración), la que nos aguarda si procuramos ser fieles cada día. También a nosotros quiere el Señor confortarnos con la esperanza del Cielo que nos aguarda, especialmente si alguna vez el camino se hace costoso y asoma el desaliento. Pensar en lo que nos aguarda nos ayudará a ser fuertes y a perseverar. No dejemos de traer a nuestra memoria el lugar que nuestro Padre Dios nos tiene preparado y al que nos encaminamos. Cada día que pasa nos acerca un poco
más. El paso del tiempo para el cristiano no es, en modo alguno, una tragedia; acorta, por el contrario, el camino que hemos de recorrer para el abrazo definitivo con Dios: el encuentro tanto tiempo esperado. Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a un monte alto, y se transfiguró ante ellos, de modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestidos blancos como la luz. En esto se le aparecieron Moisés y Elías hablando con Él (Mt 17, 13). Esta visión produjo en los Apóstoles una felicidad incontenible. San Marcos, que recoge la catequesis del mismo San Pedro, añade que no sabía lo que decía (Mc 9, 6). Todavía estaba hablando cuando una nube resplandeciente los cubrió con y una voz desde la nube dijo: Éste es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias: escuchadle (Mt 17, 5). El recuerdo de aquellos momentos junto al Señor en el Tabor fue sin duda de gran ayuda en tantas circunstancias difíciles y dolorosas de la vida de los tres discípulos. San Pedro lo recordará hasta el final de sus días. En una de sus Cartas, dirigida a los primeros cristianos para confortarlos en un momento de dura persecución, afirma que ellos, los Apóstoles, no han dado a conocer a Jesucristo siguiendo fábulas llenas de ingenio, sino porque hemos sido testigos oculares de su majestad. En efecto Él fue honrado y glorificado por Dios Padre, cuando la sublime gloria le dirigió esta voz: Éste es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias. Y esta voz, venida del cielo, la oímos nosotros estando con Él en el monte santo (2 Pdr 1, 16-18). El Señor, momentáneamente, dejó entrever su divinidad, y los discípulos quedaron fuera de sí, llenos de una inmensa dicha, que llevarían en su alma toda la vida. “La transfiguración les revela a un Cristo que no se descubría en la vida de cada día. Está ante ellos como Alguien en quien se cumple la Alianza Antigua, y, sobre todo, como el Hijo elegido del Eterno Padre al que es preciso prestar fe absoluta y obediencia total” (Juan Pablo II, Homilía 27-II-1983), al que debemos buscar todos los días de nuestra existencia aquí en la tierra. El misterio que celebramos no sólo fue un signo y anticipo de la glorificación de Cristo, sino también de la nuestra, pues, como nos enseña San Pablo, el Espíritu da testimonio junto con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos también herederos: herederos de Dios, coherederos de Cristo; con tal que padezcamos con Él, para ser con Él también glorificados (Rom 8, 1617). Y añade el Apóstol: Porque estoy convencido de que los padecimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria futura que se ha de manifestar en nosotros (Rom 8, 18). Cualquier pequeño o gran sufrimiento que padezcamos por Cristo nada es si se mide con lo que nos espera. El Señor bendice con la Cruz, y especialmente cuando tiene dispuesto conceder bienes muy grandes. Si en alguna ocasión nos hace gustar con más intensidad su Cruz, es señal de que nos considera hijos predilectos. Pueden llegar el dolor físico, humillaciones, fracasos, contradicciones familiares... No es el momento entonces de quedarnos tristes, sino de acudir al Señor y experimentar su amor paternal y su consuelo. Nunca nos faltará su ayuda para convertir esos aparentes males en grandes bienes para nuestra alma y para toda la Iglesia. Si nos mantenemos siempre cerca de Jesús, nada nos hará verdaderamente daño: ni la ruina económica, ni la cárcel, ni la enfermedad grave... mucho menos las pequeñas contradicciones diarias que tien-
den a quitarnos la paz si no estamos alerta. El mismo San Pedro lo recordaba a los primeros cristianos: ¿quién os hará daño, si no pensáis más que en obrar bien? Pero si sucede que padecéis algo por amor a la justicia, sois bienaventurados (1Pdr 3, 13-14). El Señor llevó consigo a los tres apóstoles que más le demostraban su amor y su fidelidad. Pedro que era el que más trabajaba por Jesús; Juan, el que tenía el alma más pura y más sin pecado; Santiago, el más atrevido y arriesgado en declararse amigo del Señor, y que sería el primer apóstol en derramar su sangre por nuestra religión. Los que viven en pecado no reciben muchos favores que Dios concede a los que le permanecen fieles. Eso sigue sucediendo a las personas que rezan con fervor. La oración les transfigura y embellece el alma y les vuelve mucho más agradables a Dios. Es un elogio hermosísimo hecho por el Padre Dios, acerca de Jesucristo. Es su Hijo Único. Es amadísimo por Dios, y es preferido por Él a todos los demás seres que existen. Verdaderamente merece nuestro amor este Redentor tan amado por su Padre que es Dios.
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Sección: Al Cierre
Con un corazón sincero
Muchas veces, nuestra vida social (la que compartimos todos los días con los demás) se ve influenciada por la moda, por prejuicios, costumbres y tradiciones que nos obligan a actuar y a pensar de manera muy diferente a lo que queremos ser o a lo que debemos ser. En otras palabras: el ambiente, a menudo, consume nuestra conciencia y nuestra vida sin que nos demos cuenta; y tiene tanta influencia sobre nosotros que nos lleva a un camino muy distinto al que queremos transitar. A veces, tomamos conciencia de esto a tiempo; pero otras, no nos damos cuenta porque nuestros criterios de felicidad, de triunfo o alegría, son puramente humanos y no nos llevan hacia la felicidad verdadera. ¿Cuáles deben ser esos criterios y cómo debemos ponerlos en práctica para asegurarnos una vida feliz? Como dije antes, a veces nos damos cuenta pero… ¡tarde!, cuando ya no tenemos la posibilidad de corregir nada. Otras, nunca despertamos ni tomamos real conciencia de cuánto pueden llegar a perjudicarnos nuestras costumbres y tradiciones. Y es que todo depende de cómo se vive. Si la vida es algo superficial, si no se vive “de corazón” y disfrutando, llega el momento en que nos sentimos vacíos, no encontramos nada dentro nuestro y, entonces, tampoco le encontramos sentido a la vida; no contamos con nada que nos haga decir: “¡Quiero seguir luchando!” Las tradiciones “nos comen” sin que nos demos cuenta, nos consumen. No sé si alguna vez leyeron la novela rusa de Aleksandr Pushkin: “Cartas perdidas”. En ella se muestra como la costumbre consume a un hombre. Relata la vida de un cartero y la manera en que desempeñaba sus tareas bajo el régimen comunista. Su trabajo consistía en leer cartas perdidas. Todas aquellas cartas que no habían podido ser entregadas, que no habían llegado a destino, debían ser leídas por él en su oficina. Esta era su tarea, y lo complacía; lo hacía muy feliz porque vivía a través de ellas. A veces, las cartas eran de amor (¡cómo disfrutaba leyéndolas!); otras traían dentro dinero o una herencia, era entonces que pensaba: “¡Qué lástima que no llegó a destino!” Y así, a través del tiempo, su entusiasmo fue en aumento y se dedicó por entero a su tarea. Al principio se permitía tiempo para comer y fumar un cigarrillo, luego volvía a las cartas; sólo se detenía para ir a dormir a su casa. Hasta que esto se transformó en algo imprescindible para él. Llegó el momento en que pensó: “¿Para qué regresar a mi casa? ¡Pierdo tiempo!”. También le pareció una pérdida de tiempo salir a comer por lo que decidió comprar una vez por mes lo necesario y hacerlo en su oficina. Así fue que comenzó a “vivir” en su oficina, dormía en ella y comía mientras leía. Pasó el tiempo… Un día, las personas que trabajaban en el mismo edificio, notaron su ausencia. Su oficina estaba cerrada y las cartas habían comenzado a amontonarse en la puerta. Decidieron derribarla y así fue que lo encontraron… muerto…sobre sus cartas. Su tarea se había transformado en una entusiasta costumbre y, sin que él se diera cuenta, lo había consumido, vaciando su vida. A nosotros puede sucedernos lo mismo si no aprendemos a ubicar los valores sobre las cosas de este mundo, si no empezamos a dar un sentido diferente a nuestra vida. Insisto: ¡Cuesta! Las tradiciones, los prejuicios, las costumbres, a veces nos consumen sin que nos demos cuenta y nos volvemos sus esclavos. Les pido que, por un ratito, piensen en sus vidas. Seguramente ya han encontrado una costumbre que los ha esclavizado y que les cuesta superar ¿eh? ¿Cuántas veces, mientras manejan su auto, insultan a todos (a los que pasan, a los que van, a los que vienen…)? ¡Ni saben lo que están
diciendo… pero igual…insultan! ¡Somos así! Nadie piensa a quien insulta, nadie piensa en lo que dice cuando insulta y, cuando se da cuenta…: “¡Perdón! ¡Yo no quise…! ¡Me equivoqué!” Y seguimos equivocándonos porque la costumbre nos consume. Nos parecemos a aquel quien empieza tomando un vasito de vino y, cuando se da cuenta, termina tomando una damajuana… ¡feliz!... ¡muy feliz!... pero no toma conciencia que es la damajuana quien lo consume a él y no él a la damajuana. Muchas veces, vivimos “aparentemente” felices, cumplimos con “la tradición” al pie de la letra, pero no sentimos “de corazón” lo que vivimos y, el que vive sin sentir… ¡es una máquina! La felicidad no está en “el afuera” sino en lo que sentimos en el fondo de nuestro corazón. Uno puede vivir de dos maneras: con una sonrisa falsa y pensando en lo exterior; o con felicidad interna, con un corazón que sonríe y siente la realidad de la vida. ¿Recuerdan qué contestó Jesús cuando los fariseos y escribas le preguntaron por qué sus discípulos no procedían de acuerdo a la tradición de sus antepasados y comían con las manos impuras (sin lavar)? Él dijo: “Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre”. ¡Lo más importante no es lo exterior! ¡La pureza y la alegría del hombre no están en lo exterior! Lo bueno o lo malo nace de su corazón. Lo externo puede ser muy generoso en apariencia y estar lleno de maldad por dentro. El engaño, el odio, la maldad, nacen del interior (aunque por fuera parezca perfecto). ¡¿Cuántas veces actuamos así?! ¿No? Hablamos mal de un vecino, perjudicamos a otro y después… ¡“santamente”!... nos ponemos de rodillas y rezamos El Padrenuestro. ¡No tiene sentido! ¡Esta oración tiene sentido cuando nuestro interior está dispuesto a vivir en la presencia de Dios, en la conciencia de cada uno de nosotros! Podemos estar llenos de defectos pero es nuestro corazón lo que vale, la intención con que vivimos y luchamos en la vida; la sinceridad, la comprensión y la paciencia con que compartimos ¡eso es lo que vale y lo que define (a corto o largo plazo) nuestra felicidad! Reitero: “Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo…” dijo Jesús. Y nosotros… A veces tenemos que tomar del mismo vaso en donde bebió alguien que no conocemos; entonces lavamos ese vaso con detergente, lo sumergimos cinco días en lavandina… Pero luego, con nuestros actos, destilamos veneno en cantidad suficiente como para matar a unos cuantos ¿no? A veces, nos lavamos las manos de tal manera que corremos el riesgo de gastarnos la piel ¿eh?; pero nuestro corazón está lleno de vanidad, orgullo, maldad… ¡y la repartimos a los demás! Tradiciones… prejuicios… costumbres… No digo que no sea importante cuidar lo exterior pero, siempre y cuando se valore lo interior. Esto es necesario para organizar nuestra vida. Pidamos a Dios, con toda sinceridad, que nos ayude a ver “qué” somos y “cómo” somos realmente. Que nos ayude a que, la misma sonrisa que vemos en el espejo, la tengamos también en nuestro corazón. Pidámosle que nos de la gracia de descubrir nuestro interior para que podamos sonreír eternamente por haber vivido esta vida con una conciencia clara y sana, con verdadera felicidad y con un corazón sincero.
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Staff
Sección: Intenciones del Santo Padre
Nº 206, Agosto de 2009 Propietario de la “Revista Compartiendo”: Parroquia Natividad del Señor. Nº 334289 Contactos: Tel.: (54 341) 4530223/4542340 www.natividad.org.ar STAFF Rev. Padre Ignacio Peries: DIRECTOR GENERAL Hugo Miñón: VICEDIRECTOR Elba Chuda: JEFA DE REDACCIÓN Graciela Cortapello: ASISTENTE DIRECCIÓN Jorge Bertolotti: FOTOGRAFÍAS Verónica Melián: COORDINADORA TÉCNICO-PUBLICITARIA Alberto Isaguirre, R. Zuchetti, Ana Ma. Corte de Durá, M. de Bolaño, R. Pacheco, Cristina Neira, Pamela Benedetti, Marcela Solari, Germán Sutter, Marcela Nobili de Tourn, Susana Garbellino y Nora Martín. COLABORADORES PERMANENTES Impreso en Tinta Roja S.R.L. Santa Fe 2470 - 2000 Rosario Tel.: (54 341) 426 1760 tintaroja@tintarojaimpresos.com.ar Tirada: 4000 ejemplares
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Intenciones del Santo Padre para Agosto de 2009 Intención General: Por los desplazados y refugiados. Para que la opinión pública se ocupe más del problema de los millones de desplazados y refugiados y se encuentren soluciones concretas para su situación frecuentemente trágica. Intención Misionera: Por los cristianos perseguidos. Para que a los cristianos, que en no pocos países son discriminados y perseguidos a causa del nombre de Cristo, se les reconozcan los derechos humanos, la igualdad y la libertad religiosa, de modo que puedan vivir y profesar libremente su fe. Mensajes del Papa Benedicto XVI a todo el pueblo de Dios …“La Iglesia no impone, sino que propone libremente la fe católica, sabiendo que la conversión es el fruto misterioso de la acción del Espíritu Santo"… "La fe es don y obra de Dios. Precisamente por eso está prohibida toda forma de proselitismo que obligue o induzca y atraiga a alguien con inoportunos engaños a abrazar la fe". "Una persona puede abrirse a la fe tras una reflexión madura y responsable, y debe poder realizar libremente esta íntima aspiración. Esto beneficia no solo al individuo, sino a toda la sociedad, porque la observancia fiel de los preceptos divinos ayuda a construir una convivencia más justa y solidaria". Agradezcamos a Dios "porque a pesar de las duras presiones ejercitadas durante años y gracias a la abnegación de sacerdotes, religiosos y laicos llenos de celo, la llama de la fe ha permaneciendo encendida en el corazón de los creyentes". Dejad que el Espíritu Santo os guíe y mantened "viva en el pueblo cristiano la llama de la fe; conservad y valorad las válidas experiencias pastorales y apostólicas del pasado; seguid educando a todos a la escucha de la Palabra de Dios, suscitad especialmente en los jóvenes el amor a la Eucaristía y la devoción mariana, difundid en las familias la práctica del rosario. Buscad con paciencia y valentía nuevas formas y métodos de apostolado, preEn agradecimiento ocupándoos de actualizarlos según las exigencias actuales, tea Natividad del niendo en cuenta la lengua y la cultura de los fieles". Señor y al Padre "Que en la base de todo esté el recurso constante a Dios en la Ignacio por todas oración y la continua búsqueda de la unidad entre vosotros, así las gracias recibidas como en cada una de vuestras respectivas y diversificadas comuy bendiciones nidades". a través de las "La fuerza del derecho nunca debe transformarse en iniquidad, ni benditas manos se puede limitar el libre ejercicio de las religiones, porque profeque Dios le dio. sar la propia fe libremente es uno de los derechos humanos fundamentales y universalmente reconocidos". LQM
Benedicto XVI
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