Libro • Rosa Aragone

Page 1





rosa aragone antología 1952 • 2012 a 50 años de su primera muestra individual en Amigos del Arte • 1963



presentación

¿En realidad qué intenta expresar la forma? Formalizar es definir, fijar, perfilar; pero cuando lo formal ha establecido su régimen, sale a la busca de aquello que parecía haber sacrificado: lo moviente, la vida. Las condiciones de posibilidad de la expresión artística no dependen de ideologismos de la hora ni de estructuras publicitarias ni de maneras a la moda, sino de ese riesgoso ensayo del hacer que el artista desentraña de su peculiar temple de ánimo. ¿Cuánto de temperamento, esa suerte de clivaje carnal que gratuitamente nos ha tocado en vida, hay en el temple de ánimo del artista? Susan Sontag ha expresado que con el paso de los años ha descubierto que las ideas o concepciones con su consiguiente militancia, dependen menos de irrefragables experiencias que del temperamento de quien las sustenta. Y para nada me resulta inadecuado extender este casi biológico criterio al asunto de la perdurable autenticidad de la tarea artística. Porque entre las cosas que valoro en la obra de Rosa Aragone está el haber sido fiel a su manera de sentir el arte, sentimiento constante como un sello, como el indicio identificador de toda su producción. En su expresión artística predomina el dibujo, que es el más abstracto de los modos de representación. Incluso cuando la crítica se ha referido a su pintura, se la ha caracterizado por la incidencia que el dibujo ejerce en sus imágenes pintadas. Parecería paradójico valorar en función de un sentir, que en definitiva es el eco de lo temperamental, una obra que se plasma y manifiesta a través del dibujo. Sucede que hay temperamentos que se transparentan, que parecen fundidos con la sensibilidad intelectual, que gustan de todas aquellas manifestaciones estéticas que demandan delineaciones claras. Por ejemplo, si acuden a la figura humana, el contorno es el motivo para ondulantes trazados; si a aquélla le insuflan movimiento, su expresión no está al servicio del gesto, pasible de infección literaria, sino de la postura, cuyas inflexiones acuerdan compositivamente con otros elementos lineales para que el plano quede melodiosamente configurado en juego rítmico. La bondad de una obra de arte se prueba por la refinada determinación que sobre el contenido alusivo opera la función elusiva de la forma. Seguramente Rosa sueña en su arte con el ámbito claro de las formas, como soñó Platón con su luminoso mundo de formas ideales. Así como otros artistas prefieren permanecer en la vigilia de lo tangible. Porque nacemos aristotélicos o platónicos. JORGE RASIA Rosario - 1989



gráfica

xilografías • apuntes • grafitos • dibujos con color • tintas • textos •



Lector 1962 • 15x15 cm Xilografía


Con una pena 1955 • 15x20 cm Xilografía


Angustia 1953 • 12x15 cm Xilografía


Infancia 1963 • 14,5x30 cm Xilografía


Chica solitaria 1954 • 14,5x20 cm Xilografía


En el campo 1958 • 13x34 cm Xilografía


Figura 1967 • 25x40 cm Xilografía


S/T ca. 1960 • 8,5x9,5 cm Bolígrafo

S/T ca. 1960 • 16x16 cm Bolígrafo


Marilú 1952 • 22x27,5 cm Grafito

Muchacho 1970 • 30x44 cm Bolígrafo


Figura II 1978 • 21x30 cm Marcador

Figura III 1978 • 21x30 cm Marcador

Figura IV 1978 • 22x30 cm Marcador


La mirada ca. 1980 • 14,5x22 cm Bolígrafo

Un juez ca. 1990 • 15,5x23 cm Grafito


Edith 1961 • 23,5x34 cm Grafito


Una muchacha 1973 • 34x47 cm Grafito


Con bufanda blanca 1975 • 20,5x25,5 cm Grafito


La confidencia 1975 • 25x30,5 cm Grafito


De una plaza de Rosario 1977 • 31x23 cm Grafito


Red de รกrboles 1977 โ ข 35,5x24 cm Grafito


Amigas 1975 โ ข 30x25 cm Grafito y lรกpices de color


Dos mujeres 1989 • 31x25 cm Bolígrafo y acrílico


Muchacha 1996 • 23,5x34 cm Marcador y acrílico


Disputas 1997 • 32x23 cm Tintas de color


Mamรก enferma 1953 โ ข 25x33 cm Tinta y pluma


Pasado, presente, futuro 1993 • 27,5x39 cm Tinta y pluma


La tejedora 1953 • 29x36 cm Tinta y pluma


Mirando fotos 1953 • 29x36 cm Tinta y pluma


Fuegos 1993 • 27,5x39 cm Tinta y pluma


Murallas 1993 • 28,5x45 cm Tinta y pluma


Nautilus 2004 • 28,5x45 cm Rotring


Arboleda 2005 • 28,5x45 cm Rotring


El lazo 1995 • 31x41 cm Tinta y Pluma


En esta serie de xilografías de los años 50 aparecen como motivo común la figura humana y la naturaleza muerta; éstos fueron los temas que le permitieron experimentar y explorar las diferentes cualidades de la línea, las variables de texturas visuales y los contrastes de valores dentro de la compleja técnica de la xilografía. Se trata de temáticas que abordó a partir de un minucioso trabajo dedicado a las texturas, en los que se muestra una gran cantidad de tramas, planos de adorno y decoraciones diferentes. También se destaca dentro de este conjunto de obras, la existencia de composiciones resueltas con planos blancos y negros plenos, y otras en las que la construcción es únicamente lineal, donde se enfatiza la cualidad de una “línea pura, lisa y sola”. Los protagonistas de estas estampas son personajes que se encuentran solos en su mundo íntimo o dentro de un paisaje. Esto es, figuras ensimismadas, envueltas en sus propios pensamientos, con la mirada perdida, que parecen estar recordando o imaginando. En todos estos grabados se advierte la impronta de su maestro, ya sea por los temas o por el tratamiento formal de los mismos. Un rasgo notorio de la obra de Rosa Aragone es el carácter intimista que envuelve las escenas, reflejado en la recurrencia a objetos, personas e interiores de un ámbito cotidiano y vinculado con el universo de la mujer. Esto, sumado a una resolución plástica prolija y cuidada, que enfatiza lo delicado y sensible a través de un minucioso tratamiento visual, son aspectos que podrían relacionarse con lo que tradicionalmente ha sido considerado una sensibilidad femenina, que la separaría de su maestro y le daría una particularidad a sus obras. De todos modos y más allá de las características mencionadas, las obras de Rosa Aragone dejan ver que la preocupación primordial de su trabajo radica en las indagaciones de orden plástico. Una preocupación que se confirma observando todo su recorrido artístico, donde las constantes fueron las búsquedas formales y la experimentación permanente con técnicas y materiales. ESTHER FINKELSTEIN Rosario - 2012


Rosa Aragone es una artista consecuente con la práctica del dibujo. Cuarenta y tres años atrás y con motivo de una muestra de “tintas” en Amigos del Arte se dijo: “El encanto que pueda sentir el espectador, es reflejo del deslumbramiento que antes sufrió Rosa Aragone frente a la pequeña fragmentación de naturaleza, que sin lugar a dudas, le complace analizar en todas sus posibilidades rítmicas”. Ante la presencia de esta nutrida retrospectiva de dibujos, aquella antigua aseveración se mantiene en todos sus aspectos: existe una continuidad, un hilo enhebrante, un común expresivo que late sin interrupción en esta verdadera secuencia creativa. No se alcanza a determinar una prioridad: el amor incondicional con el cual se entrega a la línea de su dibujo es el mismo que le permite extraer de la forma su expresividad plena. Si el dibujo, técnicamente, es la anotación del límite entre dos áreas contrastadas cuyo resultado es la línea, en estas obras las distenciones, contracciones y orientaciones de esa línea adquieren vida propia, una autonomía que solamente cede para encontrar correspondencias en los planos nutridos de texturas. El pequeño signo agrupado en asociaciones constituye texturas que cubren planos diferenciados entre sí por sutiles gradaciones del valor lumínico. Impecable muestra de oficio y de una dedicación típica en toda su obra. A las superposiciones y transparencias se agregan también los juegos de planos decorados con agrupamientos de unidades visuales de mayor dimensión, apreciables por la identificación del micro ornamento elegido. Todo este riquísimo manejo de línea, texturas y planos, se une en una organicidad palpitante de vida, a veces determinando algunos niveles de profundidad, a manera de pantallas, sin falsear la bidimensionalidad del soporte. La figura humana, un vegetal, un pájaro o cualquier otra referencia de orden natural, adquieren una personalidad y un grado de tipicidad que los convierten en únicos e irrepetibles. Manos en elevación con una aureola de pájaros; aberturas sucesivas y escalonadas hacia el cielo; desnudo femenino tiernamente afirmado sobre la pierna izquierda; reptiles que libremente se organizan en un arabesco; joven asomado a un entorno de visión onírica; en fin, un generoso muestrario de imágenes que se fijan en la memoria y que son el resultado de las originales ideas de la autora. RUBEN DE LA COLINA Rosario - 2005


tintas planas

tapices • técnica digital • acrílicos • óleos • textos •



Los pájaros 1968 • 95x95 cm Tapiz - Lana s/arpillera de tapicería


Mรกrgenes 1972 โ ข 45x102 cm Tapiz - Lana s/canavรก


Paisaje 1972 โ ข 80x60 cm Tapiz - Lana s/canavรก


Flor mejicana 1978 โ ข 98x77 cm Tapiz - Lana s/canavรก


Intercambio 1978 • 84x44 cm Tapiz - Lana s/arpillera de tapicería


Pรกjaros de la primavera 1975 โ ข 62x44 cm Tapiz - Lana s/canavรก


Pájaros de las montañas 1975 • 112x82 cm Tapiz - Lana s/canavá


S/T 2010 • 25x20 cm Técnica digital


S/T 2010 • 25x20 cm Técnica digital


S/T 2011 • 25x20 cm Técnica digital


S/T 2012 • 25x20 cm Técnica digital


Flores rojas 1973 • 60x44 cm Acrílico s/cartulina


Fitoforma 1978 • 44x60 cm Acrílico s/cartulina


Flor mítica 1975 • 60x80 cm Acrílico s/hardboard


Violeta africana 1986 • 80x60 cm Acrílico s/hardboard


Pájaros y sol 1996 • 80x60 cm Acrílico s/hardboard


1789; Libertad, igualdad, fraternidad 1989 • 80x60 cm Acrílico s/hardboard


Homenaje a Braque 1989 • 50x40 cm Acrílico s/hardboard


Pájaros azules 1976 • 60x40 cm Acrílico s/cartulina


Composición 1976 • 60x44 cm Acrílico s/cartulina


La forma y su sombra 1976 • 60x44 cm Acrílico s/cartulina


Del mar 1976 • 57,5x44 cm Acrílico s/cartulina


Arcos concéntricos 1976 • 47,5x47,5 cm Acrílico s/cartulina


El lago 2012 • 70x60 cm Óleo s/tela


Luna amarilla 2012 • 70x60 cm Óleo s/tela


Picos 2010 • 80x70 cm Óleo s/tela


Si bien ya bastante explotados en Buenos Aires, los tapices, como una resurgida expresión artística, resultan insólitos en Rosario. Si a éstos nos enfrentamos en una muestra que posee plena madurez, nuestra visión se transforma e inunda de belleza. Tal el caso de los tapices presentados en Galería Carrillo por Rosa Aragone. Ya a fines del siglo pasado Maurice Denis lanzaba su tan conocida frase: “acordarse de que un cuadro, antes de ser un caballo de batalla, una mujer desnuda o una anécdota cualquiera, es esencialmente una superficie plana recubierta de colores, reunidos en cierto orden”. Una pintura y un tapiz, en sus elementos específicos, son ciertamente distintos, pero lo enunciado vale para ambos. Casi podríamos decir que, para el tapiz, la organización de la forma y el color sobre una superficie lo es todo, en detrimento del “contenido”. El contenido puede ser sólo una referencia al mundo existencial, una señalización despojada de todo lo ilusorio que tiene la pintura y afirmada en esa trama del “tejido” que conforma visual y “táctilmente” nuestra experiencia sensorial en su contemplación. La autora, con buen criterio, acopló en su muestra ciertos escritos que esclarecen al público el concepto de lo que debe ser un tapiz. Como realizadora, usó como “pretexto” el mundo animal o vegetal para desarrollar y expandir sus formas, muy cuidadas, muy bien planeadas, acertadamente sintéticas y de rigor conceptual. No podía ser de otro modo: la improvisación no tiene lugar. R.A. además de excitarnos con lo que tiene de encantador y específico el tapiz, o sea, su técnica propia, nos atrapa con su urdimbre forma-color en todo su potencial expresivo y autónomo. Pero creemos que su mayor conquista es la de haber logrado (y esto es lo más difícil) no un esquema inerte y estático, sino por el contrario, una movilidad virtual en la tela, producto de un estudio de la forma en su expansión, y de un decidido y contrapuesto cromatismo. En síntesis, una muy adecuada problemática visual referida al tapiz. Arq. MARIO MAREGA Revista “Forma y Color” Rosario - 1968


El auge del tapiz, iniciado hace unos pocos años, sigue sostenido por renovadas expresiones de adeptos que no solamente continúan los procedimientos tradicionales, sino que incorporan a su artesanía innovaciones tanto técnicas como de tipo conceptual. Es también frecuente que se eludan los procedimientos mecánicos y se preste preferente atención a los recursos artesanales, evidentemente más puros y más convincentes desde el punto de vista artístico. Uno de estos casos se repite en la exposición inaugurada en la Galería Arthea de tapices bordados a mano por Rosa Aragone. Artista rosarina, a poco que se enfrentan sus telas, se puede advertir que de ellas emerge no solamente el efecto artesano, sino que se une un efecto de pura orientación plástica. Es que en su ciudad natal estudió inicialmente pintura con Carlos Uriarte, y dibujo y grabado con Juan Grela. Todo lo reúne entonces para que el resultado deseado esté avalado por sus conocimientos completos. Y aun cuando es ésta la primera vez que expone en nuestra capital, ya había exhibido sus tapices y dibujos en diversas salas y en el exterior, en una muestra realizada en Nueva York. No es, pues una recién iniciada y ello puede comprobarse en esta serie de obras. En dos expresiones asienta sus creaciones. Ya en los aportes decorativos que puedan proporcionarle las flores y los soportes de sus ramajes, y en impresiones abstractas que suponen la utilización del motivo como una referencia óptica para el contenido total de la superficie relacionada por el color y las grafías. Así el tapiz, de dimensiones similares a los de los cuadros comunes, participa sin deseos de enfrentamientos, y siendo la total realización de la artista, puesto que a ella pertenecen los diseños, podemos afirmar que nos hallamos ante una de las más auténticas expresiones de este género. EMILIO BALEARI Revista “Caballete” Buenos Aires - 1973


Oriunda de Rosario, la plástica Rosa Aragone efectuó hace algo más de quince años, una capacitación integral, tanto en pintura como en dibujo y grabado, con Uriarte y Grela. Posteriormente, y por esos vuelcos de la imaginación creadora, centró su vocación en el tapiz, género que enmudeciera prácticamente durante dos siglos, y que adquiriera durante éste una nueva vitalidad, a través de la escuela francesa de Lurcat. Por primera vez el público santafesino tiene oportunidad de admirar sus realizaciones. Y, sin duda, los once trabajos que presenta dan motivo de un singular deleite visual. Trabajados con lana sobre la urdimbre de canavá, estos tapices ofrecen un cálido despliegue tanto cromático como formal. Aragone los realiza con gran limpieza en el diseño y un verdadero sentido ornamentalista, logrando obras de tanta calidad como las tituladas “Transparencias” y “Flores Rojas”, que sobresalen de su excelente conjunto. Una muestra, en fin, para recorrerla detenidamente. JORGE TAVERNA IRIGOYEN “El Litoral” de Santa Fe - 1974


Los maestros zen solían decir que “cuando el sabio señala la luna el necio mira el dedo”. Así trataban de enseñar que no hay que confundir el lenguaje discursivo, el concepto -en fin, la palabra-, con “la cosa” concreta a la que uno está haciendo referencia. El comentario viene a cuento porque la denominación de “tintas planas” con que se identifican estos acrílicos de Rosa Aragone, con ser técnicamente correcta, sugiere un clima de uniformidad y hasta de estatismo que las piezas -con su trémula movilidad virtual-, están muy lejos de transmitir. El secreto de ese dinamismo hay que rastrearlo en la cadencia lineal, por más que las líneas de contorno describan trayectos fluidos y sin mayores sobresaltos, aunque también en la vibración cromática, atemperada en algunas ocasiones por una desaturación sosegadora, pero exaltada en otras por la franca yuxtaposición de los colores complementarios, y en este orden de ideas habría que mencionar muy especialmente una obra, en la que siluetas ligeramente desplazadas con respecto a la que habría sido su posición originaria, actúan como si fueran las piezas de un puzzle, luchando por liberarse de la servidumbre a un esquema compositivo inmutable. En cuanto a lo que podría considerarse “la temática” abordada, si es que cabe aplicar este término a un corpus pictórico en el que la constante es una rigurosa depuración geométrica, los planteos de Rosa evocan -e invocan- elementos provenientes del entorno natural: helechos zigzagueantes, troncos anudados, sinuosos y transparentes, pájaros que se entrelazan como cintas, algún vago vestigio fósil de imposible identificación, y víboras que devienen gráfica y ornamental abreviatura, multiplicándose con la regularidad de un “ostinato” o de un paso de danza ensayado una y otra vez. Pero la sistemática supresión del detalle accesorio, y el proceso de síntesis que la artista ejerce sobre el dato real que le sirve de punto de partida, parecieran revelar su intención de horadar la intrincada envoltura material que recubre el mundo, para hacer manifiestas esas ideas primordiales que, según cierta línea de pensamiento filosófico, constituyen el alba y el sostén de todo universo visible. RUBÉN ECHAGÜE Rosario - 2013


óleos

óleos • textos •



Coral 1996 • 40x50 cm Óleo s/hardboard


Rincón de jardín II 2005 • 80x80 cm Óleo s/tela


Planta y naranjas 1997 • 65x50 cm Óleo s/hardboard


Violeta de los Alpes 1998 • 50x70 cm Óleo s/hardboard


Hojas lanceoladas 2010 • 70x80 cm Óleo s/tela


Perfiles 1981 • 70x50 cm Óleo s/hardboard


Montañas y valles 2008 • 70x80 cm Óleo s/tela


Crestas nevadas 2010 • 80x90 cm Óleo s/tela


Friso 2010 • 70x80 cm Óleo s/tela

Campo amarillo 2012 • 100x60 cm Óleo s/tela


La corbata roja 1979 • 35x50 cm Óleo s/cartón


Figura con fondo amarillo 1979 • 35x50 cm Óleo s/cartón


Ítalo con papeles 1983 • 50x70 cm Óleo s/hardboard


Solitario 2000 • 80x60 cm Óleo s/tela


La ventana 2009 • 50x70 cm Óleo s/tela


Valeria adolescente 2004 • 80x80 cm Óleo s/tela


Lectura 2002 • 35x50 cm Óleo s/tela


De la primaria 2002 • 50x60 cm Óleo s/hardboard


Pequeñas durmientes 2003 • 60x50 cm Óleo s/tela


La morenita 2008 • 60x60 cm Óleo s/tela


Desnudo rojo 1990 • 70x50 cm Óleo s/tela


La amante 2009 • 70x70 cm Óleo s/tela


Desnudo frontal 2009 • 70x70 cm Óleo s/tela


El baño 2009 • 50x70 cm Óleo s/tela


Trebejos 1988 • 70x50 cm Óleo s/tela


La partida 1988 • 75x75 cm Óleo s/hardboard


La apuesta 1988 • 60x80 cm Óleo s/hardboard


La movida 1988 • 50x70 cm Óleo s/hardboard


Con una paloma 1997 • 50x70 cm Óleo s/hardboard


Del pasado 1995 • 35x50 cm Óleo s/hardboard


Triunfo de la luz 1996 • 50x60 cm Óleo s/hardboard


Amanecer 1996 • 60x50 cm Óleo s/hardboard


Absortos 1987 • 80x60 cm Óleo s/hardboard


Estatuas arrinconadas 1987 • 80x60 cm Óleo s/hardboard


El tumulto 1987 • 75x75 cm Óleo s/hardboard


Una pareja 2001 • 80x80 cm Óleo s/tela


Hombres con gorra 2007 • 80x70 cm Óleo s/tela


Escena con mujeres 2000 • 90x90 cm Óleo s/tela


Siluetas 2012 • 70x70 cm Óleo s/tela


Al referirnos a la obra de Rosa Aragone, se hace necesario destacar que su trabajo es fruto, no sólo de su talento, de su perseverancia y de su voluntad, sino también de la libertad con que se ha permitido crear. Este particular sentido le ha hecho transitar por diferentes caminos expresivos, todos ellos practicados con la seriedad que le cabe, respondiendo a las inquietudes de búsqueda, entre las múltiples posibilidades de las artes visuales. Veremos que lo suyo tiene un fuerte sustento en el dibujo, que es el eje de sus composiciones, ya sean éstas naturalezas muertas, figuras o paisajes. Pero sobre todo, este dibujo descolla por una pigmentación brillante, que así definida por la delineación de fuertes trazos negros, redactan a modo de escritura, un discurso desde cada delineación o paisaje. Pocas trayectorias son tan ricas en ensayos como la de Rosa Aragone, a quien ninguna de las formas de expresión visual le es desconocida. En esta muestra, demuestra que en la inauguración de cada capítulo suyo, está segura de brindar un nítido perfil de producción, tan delicado y bien conducido, como esta facetada carrera artística que la ha representado dentro y fuera del país. PATRICIA MARTINEZ DUFOUR “La Capital” - Rosario - 1977


Sin lugar a dudas el lenguaje esencial de Rosa Aragone es la pintura, y a ella están sometidos todos los componentes visuales que la sostienen y la enriquecen. Precisamente, es aquí donde surge expectativa en cada encuentro con su obra: su vocación de pintora se muestra siempre con un renovado ímpetu que va más allá de la temática elegida en cada caso. Vivo está el recuerdo de aquellos paisajes donde la pincelada iba acompañando volumétricamente la ondulación del terreno o las masas del follaje o la ondulación del camino. En el tratamiento de la figura humana, recurrencia habitual en su temática, los pliegues del atuendo y los volúmenes se resuelven en cambio, con planos de adorno en íntima concesión de fondo y forma. En cada caso, ese ímpetu pictórico se satisface en resoluciones siempre atractivas y con un grado de originalidad muchas veces insólito. Esa libertad que le permite utilizar una línea azul en un campo naranja, se afirma en un sólido conocimiento del color y en un experimentado afianzamiento de sus interrelaciones dinámicas. La tajante división de las áreas de color responde a una larga y reconocida trayectoria en el campo de la línea y del armado compositivo del cuadro. La “probidad del arte”- según la definición de Ingres – aparece siempre vertebrando su obra con un dibujo seguro y decidido, con la misma calidad expresiva del bisonte de Altamira o de la Reina de Saba de Piero de la Francesca. RUBEN DE LA COLINA Rosario - 2005


textos


“No hay que convertir a la forma en uniforme. Las obras de arte no son soldados. En el mismo artista una única y misma forma puede a veces ser la mejor y otras la peor. En el primer caso la forma procede de la necesidad interior; en el segunda caso, de la necesidad exterior: de la ambición y la codicia”. VASSILY KANDINSKY “Mirada retrospectiva”

Adhiero totalmente a lo expresado por Kandinsky; y esta adhesión no es el producto de una teoría adoptada a priori, sino que es una convicción que se ha ido gestando en mí a lo largo de los años en que, mal o bien, he ido trabajando en este universo infinito de las formas y los colores. ¿Y cómo nace esta necesidad interior de que habla Kandinsky? Nace de un desafío, de una provocación que nos llega del exterior. Allí, frente a mí, hay algo que me invita o me rechaza, que me gusta o me disgusta, que me da alegría o que me da dolor, y quiero expresar ese sentimiento, responder a ese algo (que no siempre es el motivo de la obra) que lo provoca. Es por eso que siento cada obra como el resultado de una relación dialéctica con el mundo y con la vida. Y como el mundo y la vida son infinitamente variados y a menudo ambiguos, y como yo tengo mis facetas y matices, y aún mis contradicciones, de las que no reniego, según sea el punto en que coincidamos, así será la forma que resulte. Algunas veces el encuentro es feliz, de modo


que la forma nace de manera natural, encuentra “su forma” sin mayores dificultades. Otras veces es necesario sobrellevar una larga lucha hasta poder llegar a un planteo satisfactorio, que no siempre es el que yo había previsto al iniciar el trabajo. Entramos allí en una segunda etapa en que la obra empieza a tener sus propias exigencias y a plantear nuevos problemas. Es con ella que se establece ahora el diálogo y la lucha consiguiente. Y esto vale también cuando se trata de obras abstractas, ya que también las formas buscan “su” forma definitiva, y ese color determinado y no otro, que les dará por fin todo su significado. Y si bien se piensa, es lógico que así ocurra, puesto que si se gesta una obra viva, ésta tiene que ser por fuerza imprevisible en un alto porcentaje; sólo si se trata de un ejercicio es posible desarrollarlo en un todo de acuerdo con un plan previo. Muy lejos estoy con esto de decir o de pensar que yo logro en mis obras ese punto de verdad, perfección y equilibrio que todos buscamos. Pero es bien cierto que en algunas de ellas he podido lograr, a fuerza de sinceridad, una pequeñísima parte de lo que quisiera. Pero después de todo, es verdad, como decía Gandhi, que “la alegría está en la lucha, en el sufrimiento que supone la lucha, y no en la victoria misma”. Rosario - 1983 Agrego a lo anterior una tercera etapa, no menos importante que las anteriores, en la que la obra, ya independizada del autor después que éste la ha firmado y la expone, empieza su diálogo con el público, tan diverso en sentimientos y opiniones. Ese último diálogo es el que da al trabajo su verdadero sentido. Yo suelo decir que hasta que no veo el trabajo de un año o dos colgado en una muestra, no me doy bien cuenta de lo que he hecho, si debo alterar algo, no sé bien adónde estoy parada. Es que necesito esa tercera etapa en la que puedo mirar lo hecho como parte del público, y apreciar lo bueno y lo malo desde mi punto de vista. Pero allí ya no hay remedio... Rosario - 2013


ROSA ARAGONE Nació en Rosario, en octubre de 1929. Egresada en 1951 del Profesorado de Dibujo de la U. N. del Litoral, continuó durante 1952 y 53 sus estudios en forma particular, en dibujo y pintura con el maestro Carlos Uriarte, y en dibujo y grabado con el maestro Juan Grela. Completó su formación con diversos viajes realizados a Europa, Estados Unidos y países latinoamericanos, lo que le permitió el contacto directo con las grandes obras de la tradición occidental, con las pujantes tendencias que transformaron la concepción del arte desde las últimas décadas del siglo XIX, y también con el arte precolombino y el muralismo mejicano. Durante casi quince años ejerció la docencia en la Escuela Superior de Comercio y en el Instituto Politécnico. Al principio de su carrera cultivó el grabado en madera, aunque con menos intensidad y durante menos tiempo que las otras disciplinas, y fue miembro de la Agrupación de Grabadores de Rosario. Entre 1967 y 1976 se dedicó con exclusividad al dibujo, y al diseño y ejecución de tapices. En 1976 volvió a la práctica de la pintura. Como es una artista que necesita variar cada tanto las temáticas y los planteos formales, elige en cada caso la técnica que le parece más adecuada para expresarse: por ejemplo, utiliza el grafito para los dibujos de línea, la tinta cuando quiere trabajar con texturas, la carbonilla, el bolígrafo o el marcador para trabajos más rápidos. En pintura escoge el acrílico para los trabajos abstractos o de índole más decorativa, y el óleo para aquellos otros en que la expresividad es más determinante, como en la figura, la naturaleza o el paisaje. Desde su primera muestra en Amigos del Arte en 1963 a la fecha lleva realizadas 78 muestras individuales, alternando las técnicas antedichas, en galerías e instituciones de nuestro medio, de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, San Nicolás, Leones, Venado Tuerto y otras ciudades del interior del país. En 1972 tuvo dos muestras de tapices y grafitos en Nueva York, una de ellas auspiciada por el Consulado Argentino, cuya tarea cultural estaba a cargo del pintor Miguel Ocampo. En 1984 y 1986 llevó a cabo en Siegen y Hamburgo (Alemania) sendas muestras de acrílicos y tintas. En mayo de 2004 expuso sus obras, invitada por la galería Kunshalle T.3 de Dresden. Ha participado en algunos salones hasta 1989 en nuestra ciudad, y obtenido distinciones en las especialidades grabado, dibujo y pintura. Y en 1977 el 2° Premio categoría A, en el Salón Nacional de Tapices del Banco Norte de Tucumán. En 1994 recibió un premio de la Fundación Astengo “por su valiosa contribución a la cultura de la ciudad. Ha colaborado en muchas muestras colectivas y de interés social (como subastas a beneficio del Rotary Club y de CORDIC, muestra de apoyo a los DDHH en el CCBR, adhesión


al Año Internacional de la Juventud de UNICEF, muestras por la Paz, etc.). Ha dictado cursillos y conferencias en varias instituciones de nuestro medio, donde también ha actuado como jurado. Ha exhibido sus obras en forma individual invitada por las siguientes instituciones: 1969 - Centro Argentino de Artesanía y Diseño - Bs. As. (Tapices) 1974 - Museo Municipal de Artes Visuales - Sta. Fe (Tapices) 1976 - Museo de Arte Moderno de Mendoza - (Tapices y acrílicos) 1987 - Museo Estévez de Rosario - (Óleos, con tres colegas) 1988 - Museo de Bellas Artes “Juan B. Castagnino” de Rosario, en una muestra retrospectiva como invitada especial del “XXII Salón de Artistas Rosarinos” - (Dibujos, tapices y pinturas, 120 obras) 1990 - Fondo Nacional de las Artes - Bs. As. (Óleos, con cinco colegas) 1999 - Bienal Arte Córdoba 2001 - Muestra “20 Pintores Contemporáneos” - Museo Castagnino - Rosario - (Óleos) 2004 - Kunsthalle T.3 - Dresden - (Acrílicos) 2009 - Museo Rufinengo, Gálvez - (Óleos, 30 obras) Poseen obras suyas el Museo Castagnino de Rosario, la sede Rosario de la Gobernación, el Rectorado de la UNR, y numerosas instituciones y colecciones particulares de nuestro país, Brasil, Estados Unidos, Alemania, Austria, España e Israel. Rosario, 2013


Este libro libro se termin贸 de imprimir en el mes de Junio de 2013 en los Talleres Gr谩ficos de Tinta Roja S.R.L. Santa Fe 2470 | tintaroja@tintarojaimpresos.com.ar Tel.: 54 341 426 1760 | Rosario, Argentina




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.