Capitulo Muestra: “Trabajando en Equipo: Las 6 C`s de un ministerio saludable� Autor: Daniel Prieto Editorial: Vida
CONTENIDO DEL LIBRO: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.
La iglesia como equipo El equipo y su consagraci贸n El equipo y su compromiso El equipo y su competencia El equipo y su coordinaci贸n El equipo y su cooperaci贸n El equipo y su compa帽erismo Los principios de las seis C Un ministerio saludable
¿Qué es un equipo? Un equipo es un grupo de personas organizadas que trabajan juntas para la realización de una tarea o el logro de un objetivo. En el sentido más amplio de la expresión, es toda la iglesia local. Luego, en mayor o menor escala, dentro de la iglesia, un equipo puede adquirir la forma de una junta de consejeros, una mesa directiva, un comité de trabajo, etc. También se puede referir a un ministerio como tal: ministerio de alabanza; ministerio de jóvenes, ancianos, hombres, mujeres, etc.
Desde la perspectiva de una iglesia local y sus ministerios o 谩reas de servicio, decimos que trabajar en equipo es ser un CUERPO que hace MINISTERIO teniendo PROTAGONISMO en la Gran Comisi贸n mientras operamos bajo la GRACIA de Dios.
Trabajar en equipo es ser un CUERPO La iglesia no es ni más ni menos que el cuerpo de Cristo, vivo y saludable, sobre la tierra. •
Efesios 5.23
•
Romanos 12.4-5
•
1 Corintios 12.12-14
•
1 Corintios 12.26-27
•
Efesios 4.15-16
La iglesia es EL cuerpo de Cristo Como iglesia somos la representación vicaria y visible de Cristo en la tierra. Lo que somos y hacemos como iglesia es lo que finalmente el mundo y la sociedad perciben de la persona y el ministerio de Cristo en relación con ellos. ¿Qué piensan de Cristo nuestros vecinos, compañeros de escuela o de trabajo? Lo que ven en nosotros como creyentes, pero sobre todo lo que ven que la iglesia es y hace.
La iglesia es UN cuerpo en Cristo Hablando de la relaci贸n de la iglesia consigo misma, en un cuerpo tenemos muchos miembros y as铆 nosotros siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo. La iglesia es al mismo tiempo un cuerpo y muchos miembros. Eso habla de la convivencia en la iglesia del individualismo de sus miembros con su 煤nica identidad en Dios y la identidad que los miembros encuentran en el conjunto de la iglesia. Hay una clara distinci贸n entre el sentido de individualismo y el sentido de conjunto.
Todo «cuerpo» y todo «equipo» debe enfrentar dos dimensiones: la del individuo con toda su individualidad, y la del grupo con toda su complejidad. La condición de individualidad del miembro siempre contribuye en mayor o menor proporción, y afecta para bien o para mal, a la realidad del conjunto del equipo. Cuando en el equipo tenemos individuos imponiendo su individualidad, entonces promovemos un equipo fraccionado e incompleto, y por lo tanto, enfermo e incapaz de lograr algo en conjunto. Por el contrario, cuando en el equipo tenemos individuos rindiendo su individualidad al conjunto, encontramos un equipo unido y completo, y en consecuencia, sano y capaz de lograrlo todo como conjunto.
Tambi茅n es cierto que la condici贸n de conjunto del equipo siempre contribuye en mayor o menor proporci贸n, y afecta para bien o para mal, a la realidad individual de cada miembro. Cuando en el equipo se ignora la individualidad e identidad de sus miembros, promovemos miembros resentidos e insatisfechos, y por consiguiente, enfermos e incapaces de dar lo mejor de ellos al equipo. En el caso contrario, cuando en el equipo se presta atenci贸n y se valora la individualidad e identidad de sus miembros, encontramos miembros felices y satisfechos, y en consecuencia, sanos y capaces de dar lo mejor de ellos al equipo.
Por eso el apóstol dice que: “si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”
La iglesia es UN cuerpo que tiene que crecer por la actividad de sus MUCHOS miembros La actividad de los miembros del equipo es saludable para el crecimiento y la edificación del cuerpo cuando hay una correcta fusión entre la identidad individual de sus miembros y la identidad conjunta del cuerpo. La correcta fusión entre la individualidad y el conjunto forman un equipo único, y cuando ese equipo único tiene las condiciones necesarias como un cuerpo, el cuerpo de Cristo. Esta correcta fusión es posible cuando se dan dos condiciones necesarias y elementales: primera, cuando Cristo es la cabeza del equipo; segunda, cuando los miembros del equipo aprenden a estar bien concertados y unidos entre sí, porque esto hace que cada miembro cumpla con su función específica de tal manera que ayuda a que se desarrollen los demás.
Trabajar en equipo es hacer MINISTERIO (1Timoteo 1.12) Un equipo en la iglesia no se ve a sí mismo simplemente como un grupo de música o un comité o una organización que realiza una tarea y por lo tanto persigue ciertos objetivos, sino como algo más que eso, se ve a sí mismo como un ministerio, esto es: un grupo de personas organizadas que trabajan entre sí para servir a Dios. La palabra ministerio en 1 Timoteo 1.12 es una traducción del término griego diakonía, que representa la idea de dar un servicio como sirviente: hacer los mandados, ser un ayudante, realizar los quehaceres domésticos. Hacer ministerio es hacerle los mandados a Dios, es ser el sirviente de Dios en los quehaceres domésticos del día a día. Hacer ministerio tiene dos dimensiones, una vertical y otra horizontal. Vertical porque sirvo a Dios haciendo lo que me pide que haga. Y horizontal porque mi servicio a Dios tiene que ver con ir y servir al prójimo, siendo un instrumento de Él para que obre en otros.
En este sentido, por ejemplo, un grupo de alabanza no solamente hace un trabajo musical cuando la iglesia se congrega, sino que hace ministerio, porque al tocar su música y dirigir la alabanza lo hacen como un medio de Dios para obrar a través de ellos y llevar a quienes se han congregado a la presencia de Dios, donde pueden encontrarse con Él y recibir su toque. La pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué lo que realizamos no es solo trabajo, sino ministerio? La respuesta a esta interrogante es lo que hará la diferencia entre simplemente estar ocupados en algún trabajo necesario en la iglesia o estar colaborando con lo que Dios necesita que hagamos para que Él pueda ministrar a su pueblo y hacer lo que desea en la vida de sus hijos.
Trabajar en equipo es tener PROTAGONISMO (Filipenses 3.12) Un equipo en la iglesia busca estar en el centro de la misión de Dios para toda la iglesia, mientras cumple con la asignación que Él le ha dado para el ministerio, permitiendo que cada uno de sus miembros sirva en plena obediencia al llamado de Dios en sus vidas. Por lo tanto pretende: •
Que la Iglesia cumpla con la Gran Comisión
•
Que el ministerio cumpla con su asignación
•
Que cada miembro cumpla con su llamado
Un equipo en la iglesia es protagonista cuando cumple con este triple objetivo, porque entonces busca realizar la tarea de Dios y no la agenda de un individuo en particular. La tarea primaria de Dios que los ministerios cristianos realizamos y los objetivos que perseguimos se construyen procurando que aquellos que no conocen a Jesucristo lo conozcan como su Salvador y Se単or, y que aquellos que ya lo conocen crezcan hasta alcanzar su estatura y plenitud.
Un equipo en la iglesia es protagonista porque busca la visión de Dios y no la visión de un individuo en particular. Lo que perseguimos en la vida debe ser el llamado de Dios para nuestro ministerio, debe ser lo que Dios quiere que persigamos. Debemos dejar de decir: «Tenemos una visión para el equipo», y comenzar preguntándole a Dios: «¿Qué ves en nosotros como equipo? ¿Qué quieres que logremos o alcancemos como ministerio? ¿Cómo nos necesitas en tu reino y en la Gran Comisión? ¿Cómo el llamado que cada uno tiene nos complementa para que, cumpliendo con la visión, cumplamos con la Gran Comisión?». Recién entonces, teniendo claro el plan de Dios que integra la Gran Comisión, la asignación y el llamado, podremos decir: «Tenemos una visión de Dios para el equipo».
Un equipo en la iglesia puede fracasar en su protagonismo por tres razones fundamentales: 1. Por no conocer la visión de Dios. 2. Por perseguir la visión humana y no la de Dios. 3. Por conocer la visión de Dios y nunca alcanzar el protagonismo de esta. Un equipo en la iglesia es protagonista cuando a través de la tarea que realiza y mediante su influencia alcanza lo que Dios quiere que alcance, posee lo que Dios quiere que posea, trasciende hasta donde Dios quiere que trascienda, y llega tan lejos como Dios quiere que llegue, haciendo lo que Dios le pidió que hiciera, siendo protagonista de la obra de Dios y en la obra de Dios.
Trabajar en equipo es operar bajo la GRACIA (1 Corintios 15.10) Para dejar de ser un equipo con una visión solamente y llegar a ser un equipo de ministerio, protagonista de esa visión de Dios, se necesita reconocer que si somos algo y si algo logramos, es simplemente por la gracia de Dios en nosotros y nuestro ministerio. Un equipo de ministerio va más allá de trabajar simplemente para realizar una tarea o cumplir unos objetivos, sino que trabaja para que la gracia de Dios no sea en vano en ellos. Este es un aspecto relacionado directamente con la soberanía de Dios; es la acción intencional de un Dios todopoderoso que decide actuar a nuestro favor, a favor del ser humano; es Dios actuando aunque no lo merezcamos. La gracia es mas que regalo, es un favor inmerecido de Dios sobre nuestras vidas.
Las seis C en la iglesia como un equipo y en los equipos de la iglesia (Proverbios 13.4) Estos son los seis catalizadores que transforman a un grupo de personas que trabajan juntas en la iglesia en un equipo de ministerio. Son las seis virtudes que reflejan nuestra esencia como cuerpo, son los seis indicadores que revelan quiénes somos como hijos de Dios, y son los seis elementos que además traen salud a la iglesia y sus ministerios. Las seis C son: •
Consagración
•
Compromiso
•
Competencia
•
Coordinación
•
Cooperación
•
Compañerismo
La consagración es donde la salud y el servicio de todo equipo en el ministerio comienzan. Es la entrega a Dios antes que a los demás y antes que al trabajo o la tarea a realizar. Es vivir y obrar en la santidad que con la conducta privada y pública honra a Dios.
El compromiso es donde la salud y el servicio de todo equipo comienzan a expresarse en lo pr谩ctico. Es la entrega a la visi贸n y la tarea asignada, asumiendo la responsabilidad de ambas cosas. Es vivir y obrar con responsabilidad. Es la fidelidad que atiende y multiplica lo recibido de Dios.
La competencia es donde la salud y el servicio de todo equipo comienzan a expresar su capacidad para cumplir con la visi贸n y la tarea asignada. Es la entrega a la visi贸n y la tarea asignada, asumiendo la responsabilidad de hacerlo bien. Es vivir y obrar con capacidad. Es la excelencia que combina coraz贸n y talento para mostrar la gloria de Dios.
La coordinación es donde la salud y el servicio de todo equipo comienzan a expresar su capacidad de trabajar junto a los demás. Es la entrega a la visión y la tarea asignada asumiendo la responsabilidad de hacerlo en armonía. Es vivir y obrar en orden. Es la organización «corporal» (institucional) y espiritual que trae el orden de Dios.
La cooperaciรณn es donde la salud y el servicio de todo equipo comienzan a expresar su disposiciรณn de trabajar para los demรกs. Es la entrega a la visiรณn y la tarea asignada, asumiendo la responsabilidad de toda la visiรณn y la tarea de todos. Es vivir y obrar con ayuda. Es la unidad que trae y manifiesta la ayuda de Dios.
El compaĂąerismo es donde la salud y el servicio de todo equipo comienzan a expresar su disponibilidad de trabajar a favor de otros. Es la entrega a los demĂĄs asumiendo la responsabilidad de velar por su bienestar y desarrollo. Es vivir y obrar en comunidad. Es la amistad que activa el amor protector de Dios.
ยกBendiciones! Juan Carlos Guzmรกn -Consultor de Iglesias(55)2563-9322 jcarlos.guzman@harpercollins.com