11 de Julio 2012
PAYNANI LOS PADRES Y LAS TAREAS Un tema polémico en el campo de la pedagogía es la tarea escolar, que suele ser un tormento cotidiano tanto para los niños como para los padres. Aquí se dan algunas sugerencias que pueden ayudar a hacer más eficaz el tiempo que se dedica a esta actividad. Terminamos un ciclo escolar, hemos recogido los frutos de los aciertos y sufrido los tropiezos. Tenemos que seguir preparándonos para los próximos madrugones, las prisas, el frío y los catarros, nuevos gastos, carreras a la papelería y, sobre todo, la batalla cotidiana por las tareas escolares. Esta lucha tiene varios frentes: por un lado lograr que el niño o la niña adquieran el hábito de copiar la tarea del pizarrón completa y legible, que no olvide los cuadernos, libros y útiles necesarios para hacerla, que recuerde qué mapa, cartulina, plumón, pegamento, tachuela y OII (objeto impredecible e identificable) requiere el pequeño comprar en la tiendita, en horario pertinente, para realizarla. Pero la parte más difícil de esta lucha suele darse en el campo de batalla en el que se convierten muchos hogares, sobre todo cuando se trata de lograr que las criaturas no se conviertan en prófugos escondidos en sus madrigueras o en sacos de lánguida pereza
LOS PADRES Y LAS TAREAS tácticas que nuestros padres emplearon con nosotros, o bien intentamos nuevas que en algunos casos funcionan y en otros sólo son el preámbulo para que, en un grito sonoro y delirante, digamos: “te he dicho un millón de veces que te sientes a hacer la tarea”, “te lo borro si no lo haces bien”, “con esa letra puedes acabar con la autoestima de cualquier maestro”, “siéntate: por enésima vez te digo que te sientes”, “lee con atención”, “estás papando moscas”, “sácale punta al lápiz para que te quede más limpio”, “borra con cuidado”, etcétera, etcétera. que logran romper marcas de lentitud para escribir cada palabra, frase u oración completa. Si bien hay muchos niños y niñas que han comprendido que la batalla está perdida y que hacer los deberes lo más pronto posible es su mejor opción, hay muchos que renuevan sus esperanzas cada día e intentan pasar la tarde lo más campechanamente posible: jugando o viendo la pantalla multicolor de la televisión, para luego tener que hacer la tarea durante la noche sacrificando sueño y descanso. No hay reglas exactas que ofrecernos a los atribulados padres (por lo general son las madres las que más batallan con las tareas): cada uno de nosotros ponemos en práctica las
No son muchas las tácticas que podamos implementar porque el éxito depende del interés que el pequeño tenga en los contenidos escolares, la motivación que el maestro logre imprimir a sus enseñanzas, la cantidad de deberes que tenga cada día y sobre todo del grado de madurez del niño, física y emocional, para que logre niveles de concentración y atención adecuados a su edad. Pero algunas sugerencias que nos pueden ayudar son las siguientes: Establecer reglas precisas y claras con respecto a la disciplina y horarios en que se debe realizar la tarea, y desde luego cumplirlas. La selección del lugar donde se haga la tarea es de suma importancia: tratar de que no haya distracciones: si es necesario, podemos
“La tarea puede no ser tan difícil, lo difícil: es encontrar la estrategia adecuada para que cada niño decida realizarla en el menor tiempo posible, con interés y alegría”
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colocar un pequeño biombo sobre la mesa o escritorio realizado con cartulinas que impida ver fuentes de distracción como la televisión, los hermanos, o la ventana. De preferencia, hacer la tarea siempre a la misma hora y lugar. Es conveniente negociar horarios y acordar con el niño cómo se va a distribuir su tiempo por la tarde, entre juegos activos, ver algún programa favorito de la televisión, clases de idiomas o deportes, juego libre (muy necesario), y la realización de tareas que pueden hacerse en dos tiempos: primero todo lo escrito acompañado de dibujos y en otro momento el estudio directo y las lecturas. A muchos niños puede ayudarles hacer un repaso de las lecciones en la mañana antes de salir a la escuela o en el trayecto a la misma; pero siempre y cuando sea repaso y no una tarea dejada para última hora. Se sugiere tener una caja o lugar específico para guardar y hallar con facilidad los útiles que normalmente se requieren. Los hábitos de orden, cuidado y aprovechamiento de las cosas se aprenden directamente de los padres: así la disciplina que deseemos para nuestros hijos debemos desarrollarla primero nosotros mismos. Recordemos el dicho: “ El que guarda, halla ”. Así, cada vez que el niño utilice algo (tijeras, pegamento, colores, etcétera), debemos enseñarlo a ponerlo nuevamente en su lugar. El niño debe aprender a planear todas las tareas y buscar el material necesario antes de sentarse a hacerla, con la idea de que no tenga que levantarse y distraerse con cada nuevo
deber. Incluso debemos pedirle que vaya al baño y se lave las manos antes de hacer la tarea, para que esté limpia. En la medida de lo posible debemos procurar que el niño tenga un escritorio o una mesa y una silla adecuadas a su tamaño, para que mantenga una buena postura. Es importante, desde luego, que tenga una buena iluminación; ya sea natural o artificial. De preferencia que lo ilumine de izquierda a derecha si es un niño diestro, mientras que los zurdos deben utilizar la luz de derecha a izquierda para impedir que ellos mismos arrojen sombras sobre su cuaderno. De vez en cuando debemos estimular al niño si se esfuerza por hacer pronto y bien sus tareas: una frase, una felicitación o alabanza le indicará que sus esfuerzos son tomados en cuenta y lo alentará a mejorar. Recordemos que alabar o premiar lo que está bien hecho tiene mejores resultados que castigar por lo que se hizo mal. Desde luego que ser un buen ejemplo para los hijos en cuanto a orden, esfuerzo, alegría y voluntad para hacer las cosas, es la tarea más difícil que los padres podemos y debemos realizar.
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