Máxima selectividad y alcance. Mayor . volum en y pureza ’ Conecte ^ p le m e n te a ia cb> rriente y escuche. Ningún acu- 4*^; mulador, elim inador o pila . que cargar, cuidar o cambiar. PIAS DE 2 .0 0 0 .0 0 0 EN USO )
A UT O E L E C T R I C I D A D
Barcelona; Calle de la Diputación, 334 Madrid: San Agustín, 3 Valencia: Conde de Salvatierra, 39 . , , Sevilla: (U. Blanes) Trajano. 30 ' Bilbao: (DeltrAn Casado y C‘) Henag, 9 !
! Ocasión
U nica! Monobloc “BELL" modelo 2004 Cam peón de los R eceptores
Recibe con altoparlante los conciertos de los emisores europeos en ondas desde 250 a 2700. Claridad y pureza de audición. Notable selectividad. Modulación sin igual. Equipado con 4 válvulas - 1 alto p a rla n te - 1 batería R a d io L ot 90 B S - 3 pilas R adio Lot 264 E - M aterial de a n te n a .
O
f e r* "t a-
E) x c e j J c i o n a - 1
Rí i c l i o
L o t
Con motivo de la Exposición de Barcelona concede un 50 °io de descuento sobre el equipo completo de 280 pesetas a todo comprador que proporcione la venta de dos equipos más.
¡N ovedad!
Gran surtido en accesorios para T elevisión RADIO LOT
Paseo de S. loan, 17 Teléfono 51366
BARCELONA
-
0-' ’-.’ 1 V
^wí.Cr>'-j,-;:'
m?} : ■—r!!'
,C«^<'J5;yVÁ')-'''. riTi-''% ;--'^; í.';^7' ©S
cA^t.-
. T . r "“r.^rr
.:'■’
T E L E V IS IÃ&#x201C; N
í ; k ''í V 3
r!% ^'ri';«] 'í
M\
'‘^ -ííai^
A t .j. . ..
^.A‘
m 0 m sm <?i, /, ppas
MiÚM
íffisssiisí ■;ai;;^lií?^ U' < í'ÍSr''’''
■tííí.'v';--í4
m
.'•.i. > ^ r.lá ^ íw .3 ¿ ¿ t» v i,'.;» ji« »
JH O N L. B A IR D
TELEVISION POR
ALFREDO DINSDALE AM. I. R. E. EDITOR DE LA R ^ S T A TELEVISIÓN (t e l e v is ió n m a g a z in e )
PRÓLOGO DEL DOCTOR
J. A. FLEMING M. A. D. Se., F. R. S.
TRADUCCIÓN DEL INGLÉS SÉGUNDA EDICIÓN POR
LUIS AMADOR LÓPEZ je f e del c u e r p o d e t e l é g r a f o s
EDICIÓN EN CASTELLANO DE
EXCLUSIVAS-LOT 19 2 9
iiitunjMiHtfiMiKBiuuiittnimniMiiiimnimKiiiimjiiHtBniiHiutiniHiiii
D erechos reservados en todos los países iKiHiMminomiimitiiiinimiiiinmii
Impreso en la Tipografía Occitania, Mallorca, 410, Barcelona
A
J. E. D
P R O L O G O Puede decirse hoy que la televisión es un hecho patente. El problema ha pasado ya del terreno me ramente experimental, o de curiosidad de laborato rio, que sólo atrae al físico o experimentador pro fesional, al terreno de las demostraciones prácticas o especulativas. De aquí, que haya empezado a interesar al públi co, que no concede gran importancia a las abstrac tas investigaciones científicas, o nuevos fenómenos, sino únicamente a aquellos que tiene, según su mo do de ver, un valor práctico que contribuya a las conveniencias de la vida, a sus placeres o a la di fusión de informaciones o noticias. En la historia de todos los inventos, tal como la telefonía, la telegrafía inámbrica o radiotelegra fía y la televisión, encontramos dos etapas de des envolvimiento. Hay primeramente una idea y el mayor o menor éxito para realizarla. Luego, algún inventor, como Bell, Marconi o Baird, inventa o descubre un nuevo plan o procedimiento, general mente muy sencillo, que de un golpe abre nueva senda para su consecución, y después el avance se hace seguro y rápido: Una vez obtenida la verdade ra senda, un hecho definido es, con frecuencia, mo
PRÓLOGO
tivo de experimentos metódicos y de aportaciones fi nancieras. Es casi indudable que se ha conseguido ya esa orientación para la resolución del problema de trans mitir a distancia, sea por hilos conductores o sin ellos, por rádio, la imagen de objetos animados, con trastando con el ya resuelto problema de la repro ducción de fotografías, películas, etc., a largas dis tancias. La verdadera televisión, permite ver, por procedi mientos de transmisión eléctrica, la reproducción so bre una pantalla, de la imagen de seres animados u objetos, en reposo o en movimiento, que se hallan a gran distancia del observador. Es pues conveniente, en este estado, tener una in formación compilada en un sencillo volumen, que trate de la historia de adversas o previas experien cias, así como de las condiciones qué han conducido al éxito en la resolución del problema. Esta informa ción está esparcida en periódicos, revistas y docu mentos, etc., no muy accesibles al público lector. Por consiguiente, Mr. Dinsdale ha proporcionado un útilísimo servicio recopilándolas en este libro, que es al mismo tiempo interesante, instructivo e histórico. El dedica este volumen a los trabajos de Mr. J. L. B aird; pero no deja de hacer justicia a los trabajos de otros colaboradores, pretéritos o contemporá neos. Los problemas especiales que integran el proble ma general de la televisión, son tratados, capítulo
TELEVISIÓN
II
por capítulo, de forma que el lector que se interesa en esta novísima rama de la ciencia, entenderá sin dificultad, aunque no tenga muchos conocimientos preliminares de física, la naturaleza de los instru mentos empleados y las dificultades inherentes a la televisión. Generalmente hablando, el problema de la tele visión, es como sigue; Cada objeto, iluminado por la luz reflejada irre gularmente, desde cada pequeña área o posición de su superficie, despide rayos luminosos, de una in tensidad particular y frecuencia, o longitud de onda, que depende de la naturaleza de la superficie. Prescindiendo del llamado color de la superficie, que determina la frecuencia de la luz reflejada, te nemos una cierta intensidad de luz reflejada desde cada una de las porciones del objeto. Por medio de un órgano, llamado célula fotoeléc trica, podemos hacer que la luz proyectada sobre ella, produzca una corriente eléctrica, que es pro porcional a la intensidad de la luz, y por consiguien te, al brillo o intensidad luminosa de la pequeña por ción superficial del objeto de donde procede. Esta corriente puede, a su vez, utilizarse para ha cer variar el brillo, o intensidad luminosa, de la incandescencia de la placa de una especie de lám para, llamada Lámpara Neón; la imagen de una pe queña parte de esta placa incandescente, puede a su vez, ser proyectada sobre una pantalla y el problema después se resuelve por si mismo, con exacta pre cisión. Así pues, podemos seleccionar previamente
12
PRÓLOGO
cada pequeño espacio del objeto y reproducir so bre la pantalla receptora otros pequeños puntos lu minosos, que son imitación exacta, en brillantez y posición relativa, de la de los puntos seleccionados en el objeto en cuestión. Al punto luminoso, ya sobre la pantalla receptora, se le hace avanzar y retroceder rápidamente, en vai vén, de modo que cubra sucesivamente, cada punto de la pequeña pantalla, variando el brillo o intensi dad luminosa a medida que se mueve. Si las osci laciones completas de este punto luminoso, se veri fican en menos de una décima de segundo, enton ces, debido a la persistencia de la visión o a la iner cia de nuestra retina para las impresiones rápidas que recibe, vemos la imagen reproducida, en con junto, completa, ora esté el objeto en reposo o ya en movimiento; y de aquí resulta la televisión. De suerte que el resultado será más o menos per fecto; pero desde luego, es la reproducción perfec tamente reconocible de la faz de una persona, por medio de la transmisión de corrientes eléctricas o por la emisión de ondas eléctricas, a distancias de hasta 3.000 millas o cosa así, como describe Mr. Dinsdale. El gran obstáculo de la televisión inalámbrica, consiste, no tanto en los mismos aparatos, como en las perturbaciones causadas por el fading, señales Morse, atmosféricos y otras causas que mutilan, así mismo, la radiación de la palabra o la música. La anulación o remedio de estas perturbaciones.
TELEVISIÓN
13
sin embargo, depende grandemente de la potencia empleada en el transmisor. Lo que el público desea principalmente, es saber si pronto nos será posible recibir y ver en nuestra propia casa, la reproducción de acontecimientos le janos, tales como la ida del Rey, con su séquito, a la apertura del Parlamento, o el emocionante final de la carrera del Derby, tal como podemos actual mente oir, por radio, la descripción, hecha de pala bra, de tales acontecimientos. Puede decirse, desde luego, que no hay en ello dificultad esencial; mas todo invento requiere tiempo para su desarrollo y perfección. La televisión, actualmente, en .1928, está exacta mente en el mismo estado de progreso que la radio telegrafía hacia el año 1900 ó 1901; pero no tardará seguramente tanto tiempo, en alcanzar la perfección práctica, porque muchos de los problemas que la envolvían, han sido ya resueltos. Entre tanto, hay otra serie de invenciones, que parece prometen más inmediatos resultados comer ciales o especulativos. Así como en los modernos dis cos o placas de gramófono, gravadas eléctricamente, la corriente eléctrica, generada por un micrófono, acciona el estilo sobre el blando molde, o disco ma triz, y forma el disco con el que se puede reprodu cir a voluntad la música o el canto. Así mismo Mr. Baird ha hecho que la corriente amplificada procedente de una célula fotoeléctrica, de un trans misor de televisión, mueva este estilo e imprima so
14
PRÓLOGO
bre el disco, la traza de una imagen, en lugar de un sonido. Después, por medio de un televisor adecuado, esta traza puede ser reproducida como una imagen vi sual. También podemos así, al mismo tiempo, im primir un sonido o la palabra. El problema de sincronizar la palabra y la ima gen, ha sido muy facilitado por todo lo hecho, para resolver el problema, semejante, de la llamada pe lícula hablada, en el cinematógrafo, para presentar, no sólo las representaciones teatrales con el movi miento de sus personajes, sino que permite sean oídos sus recitados o parlamentos. No es, en fin, imposible que, dentro de poco, po damos comprar discos que reproduzcan en un gra mófono y sobre una pantalla de televisor, respecti vamente, no sólo el canto, sino la imagen del can tor o su faz y hasta la sonrisa. Hay también, grandes probabilidades, con respec to al invento de Mr. Baird de «Nocto-visión» de que los rayos infra-rojos, invisibles, de una lámpara, sean utilizados para la televisión y para otros ob jetivos. Ha sido, pues, muy conveniente, dar a conocer, como ha hecho muy bien Mr. Dinsdale, el estado ac tual de estos inventos y mostrar, exactamente, dón de estamos con relación a su completo desarrollo y perfección. Por consiguiente, este libro puede ser recomenda do a aquellos que desean hacer un examen general del arte de la Televisión, tal como existe actualmen
TELEVISIÓN
15
te, y de los problemas y dificultades que, aún, han de afrontar los inventores, en este nuevo campo de aventuras. Añadiremos que este prólogo está escrito desde un punto de vista puramente científico, y no debe tomarse como si expresara la opinión de un escri tor, que hiciera la relación anterior para los efectos y prácticas comerciales y especulativas.
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION Guando apareció la primera edición de este libro, hace dos años, tuvo la distinción de ser el primer libro consagi’ado, exclusivamente, a la nueva cien cia de la televisión. Pero desde que fué publicada esta primera edición, se han hecho, no obstante, ta les trabajos sobre televisión y se ha dado tan gigan tesco avance en su desarrollo, lo mismo en Inglate rra que en el extranjero, que ha sido necesario poner el lihro al día. La primera edición, fué escrita en forma sencilla y poco técnica, con el objeto de interesar al público en general y darle una idea, lo más clara posible, de lo que era entonces la televisión, y los métodos y aparatos utilizados por los hombres de ciencia, que se habían interesado seriamente en el problema. Compréndese, pues, que la primera edición ha ter minado su objeto; tanto más, cuanto que actual mente, se está poniendo de manifiesto un gran inte rés por la televisión, y muchos experimentadores han sido atraídos a este campo, virgen de aportacio nes científicas. . En consecuencia, al revisar la primera edición, no sólo hemos procurado incluir una exacta relación de
TELEVISIÓN
17
los trabajos realizados durante los dos últimos años, sino que se ha hecho el libro, en su totalidad, algo más técnicamente y más extenso, con el objeto de ha cerlo útil al investigador aficionado, así como inte resante al lector en general, de escasos conocimien tos científicos.
TELEVISION CAPITULO I INTRODUCCIÓN
Nosotros, los de la presente generación, estamos viviendo en la más maravillosa de las edades, pero ¿cuántos de nosotros se detienen un momento para insistir sobre este hecho? Es de temer que muy pocos; porque, juntamen te con su séquito de maravillas científicas, esta edad, como todas, tiene sus correspondientes desventajas, verdadera arrebatiña para una pobre existencia, que agota nuestras energías y consume nuestro tiem po, con la, casi total, exclusión de todo lo demás. Los últimos treinta años, han visto el aumento y popularización de una infinidad de milagros cien tíficos, de los que son ejemplo palpable, el cinema tógrafo, el teléfono, la radiotelegrafía y radiotele fonía, el aereoplano, dirigibles y submarinos. Nadie más que Julio Verne, pudo tener la visión, cien años ha, de que hoy podríamos, por medio de un sencillo aparato, que se encuentra en cada ofi cina y en un gran número de casas particulares, conversar libremente, con suma facilidad, con los
TELEVISIÓN
19
amigos, corresponsales o socios, a través de los con tinentes y de los océanos. Sí, esto se puede hacer con tal facilidad, que consideramos el hecho como un elemento de nuestra vida cotidiana, y no nos pre ocupamos de ello. Lo mismo puede decirse de todas nuestras maravillosas invenciones modernas. Los recientes descubrimientos, en este campo de las invenciones, despiertan en nosotros escaso inte rés, porque se suceden, diariamente, con tal frecuen cia y sobre una órbita tan extensa de actividades, que no tenemos tiempo, ni para interesarnos ni para seguirlos exactamente. Sin embargo, la última maravilla científica, la televisión, ha conseguido rebasar lo que pudiera lla marse nuestra indigestión científica, despertando vi vo interés en todos los círculos, en los técnicos y en los no técnicos. Como todavía hay muchas personas que tienen aún una idea muy confusa de lo que es la televisión, a pesar de cuanto se ha escrito recientemente, acerca de ello, considero conveniente, a este propósito, de finir la palabra y describir su significado. La palabra «Televisión», es derivada del griego tele, que significa «a distancia» y del verbo latino video «Yo veo». Televisión, literalmente, significa, por consiguiente, «ver a distancia». También se ha denominado «visión sin conductores» o «rádio vi sión», pero como también se puede efectuar me diante conductores, y como su fundamento consiste en una especie de emisiones telegráficas, podemos mejor denominarla «visión a distancia por telegra-
20
ALFREDO DINSDALE
fia». Desde el punto de vista de la pureza del len guaje, filológicamente considerado, puede no gustar la palabra «televisión», porque es derivada de dos diferentes lenguas; pero ha sido así inventada, y es ya de uso corriente, y así nos aventuramos a creer que se continuará usando. La televisión, en el plano de desarrollo, que ha alcanzado en la actualidad, puede ser considerada como una ciencia o como un arte. Estrictamente ha blando, sin embargo, aunque pueda llegar a ser re conocida como a tal, no es una ciencia. Es una com binación de conocimientos prácticos, de varias cien cias y artes. Los mecánicos y ópticos, la química, la electricidad y hasta la rádio; todo ha contribuido con su parte alicuota de conocimientos, que, aplica dos adecuadamente, han dado por resultado el triun fo de la televisión. Esto es una demostración más, como se ve claramente, de que las diferentes ramas de la ciencia no están tan grandemente separadas e independientes entre si, como antiguamente se creía. Guando Graham Bell descubrió su primer teléfo no, sus compañeros de ciencia lo denominaron «un juguete interesante», y en eso quedó. Nadie más que el famoso inventor mismo, pudo prever la utilidad de su descubrimiento, y su enor me potencialidad para el servicio de la humanidad. Tal es, generalmente, la suerte de. los inventores. Con harta frecuencia, su obra, no es apreciada en todo su valor, hasta largo tiempo después de haber desaparecido del mundo de los vivos. En el caso más afortunado, aún han de contender con el escepticis-
'
'^ '
S - t ’^ ’
* '
%
I
■ -'-
s
"/
A
4
'¿I
#íSí^ S'feífl^
^ ' *~W
" '1 ;S lü ' íiíjj í; i«i Ém
íMSi00
Vi " J ,
,'. >-.V ' "'V ' i , 'i «» y
V-'
4
tfi
¿T'?»?'
w7
'
v' T‘
■T '••^•Ví'-’;\.':■■•.; •''' •■•1- . ,,•
^ 7^-f'
íS ií j
■
•' ■-i'-
••-.i i '¿ ^
,9^ ^ i2 | ■ji =f C m .'i Pnh ^ t/¡C <¿ ^ « 3y-s cr. ; J cí •--< *o g Ldíz: Ü OJ
2< S Í/2C:¿ r¿5 WiL/
tí
C
w< IX
«C Oí: 'S s !§P3 o
c/¡0 « <G Cií
G K G
g-
OK r. U
TELEVISIÓN
mo y la apatía del público, y quizá la oposición, en fin, antes de que ese público, en general, no adquie ra un conocimiento suficiente de la última invención y de su importancia para aceptarla y hacer uso de ella. A menos de que esto suceda, durante la vida del inventor, no hay provecho en la explotación del invento; al menos, no para él. Permítasenos, por lo tanto, considerar por un mo mento, la significación y potencial utilizable de la televisión. Convenido que podemos ver lo que está sucediendo a una cierta distancia, instantáneamente, en el momento en que sucede. ¿Cómo podemos ha cer uso práctico de esta posibilidad. Uno de los factores más esenciáles del progreso de la raza humana, han sido las comunicaciones. Es, pues, de la mayor importancia, para nosotros, esta-, blecer comunicaciones con nuestros semejantes, y uno de los métodos más rápidos para hacerlo, y el más efectivo, es por medio de la palabra hablada. No es solo por medio de la palabra hablada, sin embargo, como comunicamos con nuestros semejan tes, esta comunicación no se realiza generalmente por completo, por la acción oral, porque una gran parte es complementada por la expresión facial. Ce rrad los ojos o hablad con alguien en plena oscuri dad, e inmediatamente echaréis de menos ese com plemento, que la expresión facial, los gestos, la mí mica, en fin, comunica a nuestros sentidos. Consideremos el teléfono. Aparte de las deficien cias físicas o materiales del instrumento, es sorpren dente cuan a menudo, malogra la distancia, la con
ALFREDO DINSDALE
secución de un negocio con un corresponsal impor tante, debido a nuestra incapacidad para verle (es decir a que no podemos verle al propio tiempo). Así, cuando intentamos sostener una comunica ción por teléfono, hemos de fiarnos, de uno solo de nuestros sentidos: el del oído. Algo semejante ocurre con los chistes llamados «morcillas» de ciertos cómicos. Las palabras que aña den, cuando están escritas en letras inanimadas, re sultan inexpresivas, y tan insustanciales como el proverbial «buñuelo»; pero cuando las lanzan desde las candilejas, subrayándolas con la expresión fa cial o gestos adecuados, arracan ruidosas carcaja das al auditorio. Tan poderosa es la expresión de los gestos, en efec to, que es perfectamente posible, arrancar estrepi tosas risas, sin decir una palabra. Esto se demuestra diariamente en todos los cinematógrafos, dónde el recreo, el drama y la educación, son transmitidos al público por mediación de un sólo sentido; el de la vista. En la radio broadcasting y en la diversión del fo nógrafo, nos encontramos en condiciones semejan tes a la de una conversación telefónica. Oímos lo que se está ejecutando en el estudio de broadcasting—o lo que se ha impreso sobre el disco o placa, según sea el caso—, pero la visión de les escenas represen tadas en el estudio, ha de dejarse a nuestra imagi nación. Por esta razón, hay un gran número de amantes de la música, que prefieren asistir personalmenta a un aaudición musical, que escuchar una
TELEVISIÓN
23
reproducción de la misma por el más perfecto recep tor de radio o gramófono. Es evidente, por lo tanto, que cuando la humana inteligencia, consigue comu nicar a distancia, la vista es un factor tan importan te como el oído; si no lo es más. En consecuencia, hay realmente una importante aplicación en el campo de la comunicación, para cualquier invento o dispositivo que aumente nuestra percepción receptiva, capacitándonos para utilizar el sentido de la vista, juntamente con el del oído, cuando tratamos de comunicar a gran distancia. Esta es la futura posición de la televisión en el plano de las actividades humanas. Por medio de ella podremos un día, ver, lo mismo que oír, la persona, al lado opuesto de la línea telefónica. Podremos ver y asimismo oír, lo que se ejecuta en el estudio de la estación radioemisora; y en lugar de esperar una descripción literal en los periódicos de acontecimien tos de importancia nacional o escuchar su relación por radio, podremos ver al momento una reproduc ción del acontecimiento o escena, sobre una pantalla, cómo y mientras se está verificando. Durante muchos años y en muchos países, los in ventores han estado luchando para conseguir estos propósitos. En el capítulo siguiente, veremos al gunos de los muchos métodos adoptados y justamen te los éxitos que han sido alcanzados.
CAPITULO II La célula de selenio.—El sistema humano de Tele visión.—Los experimentos de Rinouz, Fournier y Ruhmer Gomo queda explicado en el último capítulo, «Te levisión» significa ver lo que está sucediendo a dis tancia, mientras se está realizando. A corta distancia, no hay que proveerse de instru mento alguno; se ve a simple vista. A una mayor y determinada distancia, es posible ver lo que acon tece con la ayuda de un binóculo o un telescopio; pero la vista humana, aunque sea con la ayuda de un binóculo o del telescopio, no nos permitirá ver a través de los muros, o ver desde casa, sentados en nuestro sillón, al Presidente del Gobierno hablando en el Parlamento. Podemos, por supuesto, ver una fotografía del presidente en el acto de pronuciar un discurso, más tarde, y si esta fotografía se transmitiese por radio o por líneas telegráficas, en lugar de ser enviadas por correo, tendríamos la «fototelegrafía». Esto no es la televisión. Como la palabra indica, pues, «Fototelegrafía» se refiere solamente a la transmisión por telegrafía.
U N A C É L U LA F O T O E L É C T R IC A T IP IC A
TELEVISIÓN
25
«hasta» de fotografías, etc., y puede decirse que tie ne el mismo parentesco con la televisión, que la lin terna mágica con el cinematógrafo. Los escritores no han tenido duda acerca del significado de «tele visión». En innumerables libros, el milagro de ver lo que está sucediendo en cualquier parte, es trata do como un hecho consumado, e incorporado a la historia; realmente el milagro ha sido realizado muy recientemente. La historia de la televisión, forma uno de los ro mances de la moderna ciencia, y puede decirse que data del descubrimiento de las propiedades lumino sas del selenio. Antes de que se conociesen estas propiedades, el selenio era usado cuando se necesitaban elevadas re sistencias, porque el selenio, al revés de la mayoría de los metales ofrece una resistencia enorme a la corriente eléctrica. Por esta cualidad fuó adoptado en la estación receptora de Valentía, del cable tras atlántico, que amarra en la costa de Irlanda. Aconteció que una tarde, aun no hace sesenta años (en 1873 para precisar) el operador Mr. May, obser vó que sus aparatos se comportaban de un modo ex traño y errátil. Era un día radiante de luz. Los rayos solares pe netraban a través de la ventana proyectándose ca sualmente, sobre las resistencias del silenio, y a cada vez que esto ocurría, observaba Mr. May, que la aguja de su galvanómetro se movía. Las propiedades sensitivas, del selenio, a la luz, fueron de este modo descubiertas accidentalmente.
26
ALFREDO DINSDALE
por un oscuro telegrafista y cuando el descubrimien to fué comunicado a los sabios de la época, desper tó grandísimo interés; e hizo concebir grandísimas posibilidades de obtener un medio de convertir la luz en electricidad, y muchos hombres de ciencia, se apresuraron a predecir, que el selenio, proporcio naría un ojo eléctrico, para complementar el oído, que el entonces recién inventado teléfono, les ha bía dado. Sin embargo, hubo que vencer una seria dificul tad y transcurrieron unos cincuenta años antes no fué solventada. He aquí la dificultad. Mientras que el ojo humano ve las escenas en conjunto, de una sola mirada, no es posible para el selenio obtener el mismo resultado. Quizá el medio más sencillo, para aclarar el asun to, es considerar el ojo humano, con su sistema ner vioso coordinado, un perfectísimo aparato de tele visión. la fig. 1.^ muestra una sección del ojo. El ojo, en sí, puede ser considerado como una cá mara oscura. Tiene una lente y una pantalla. La lente proyecta sobre la pantalla una imagen de la escena que se encuentra dentro del campo visual. Esta imagen es transmitida al cerebro y el proceso de la naturaleza para resolver el problema de su te levisión, ha servido de base a muchos de los prime ros proyectos o intentos, para resolver el problema. Guando la pantalla del ojo, llamada retina, es de tenidamente examinada, se observa que su superfi cie está forma por un mosaico de incontable núme ro de células exagonales.
TELEVISIÓN
27
Cada una de estas células, está conectada directa mente al cerebro por una infinidad de filamentos nerviosos a través de los cuales, se transmiten im pulsiones, cuya intensidad depende de la intensidad luminosa proyectada sobre cada una de las células exagonales. Aún no se sabe plenamente como son generadas
Fig. i .‘ .— Una sección del ojo humO^to. - Aparato de televisión natural La lente A. proyecta una imagen de la escena _sobre la re tina R. cuyas células convierten la luz en impulsiones que son transportadas al cerebro por los filamentos nerviosos.
estas impulsiones; pero indefectiblemente son de bidas a la presencia de una substancia sensible a la luz, conocida con el nombre de púrpura visual que, constantemente, fluye entre las células exagonales. Las imágenes que nosotros vemos, son de este modo reconstituidas por un bellísimo mosaico de múlti-
28
ALFREDO DINSDALE
pies y microscópicos exágonos de variantes grados de luz y sombra. El número de estas células, es tan extraordinario, que en el ojo normal humano hay varios millones. Los primeros experimentadores en televisión, tra taron de construir ojos artificiales, sustituyendo la púrpura visual por el selenio, y construyendo una retina artificial formada por un mosaico de células de selenio, conectadas a un obturador. Para cada cé lula de selenio había un obturador y cada uno de es tos estaba dispuesto para poderse abrir cuando los rayos luminosos caían sobre la célula conectada con él. Así cada obturador, al abrirse, permitía el paso de un rayo de luz, que caía sobre una pantalla en el extremo' receptor del circuito. De este modo, cada célula de selenio, provocaba la emisión de un rayo luminoso, siendo así, reconstituida la imagen, en un mosaico, formado por estos puntos luminosos. Varios inventores modelaron aparatos sobre este principio. Rionoux y Pournier, dos hombres de cien cia, franceses, construyeron un aparato semejante en 1906. Con este aparato sólo intentaban demostrar el principio y no tenían pretensiones de que fuese un instrumento que resolviese el problema de la tele visión. El transmisor, consistía en una plancha cubierta de células fotoeléctricas de selenio, en número de sesenta y cuatro grandes células, precisamente Desde cada una de estas células, iban dos conduc tores a la pantalla receptora, que estaba formada por sesenta y cuatro obturadores regidos por sus cé-
C É L U LA FO R M A P A N A L Inventada por Baird durante el curso de sus primeros intentos para perfeccionar la cuadrícula de la imagen obtenida en televisión
Si-ví-;
i^K m
•/
’
''V
p
•
V -'.'
;
^
r
'
■'
': •• " ' . y - . .
:'■ - i
r'’k'H ''''*
TELEVISIÓN
29
lulas de selenio, correspondientes. Así, cuando se ilu minaba fuertemente una célula dada en la estación transmisora, enviaba una fuerte corriente sobre los dos conductores, que le ponían en comunicación con la estación receptora, produciendo la apertura del obturador correspondiente, de modo que la luz se proyectaba sobre el espacio corespondiente en la pan talla receptora. Cubriendo pues, la placa transmiso ra con números estarcidos, fueron transmitidas imá genes de letras del alfabeto, que pudieron ser legi bles en el receptor. Ernesto Ruhmer, cuyo brillante invento sobre ra diotelefonía es tan conocido, también construyó un aparato similar y otros muchos hombres de ciencia, han sido atraídos por este sistema. Sin embargo, los miles de células, obturadores, e hilos necesarios, hi zo completamente impracticable la adaptación de se mejantes sistemas que quedaron enteramente aban donados; haciéndose un esfuerzo para resolver el problema por medios realmente diferentes. La idea sugerida, fué dividir la escena en un gran número de pequeñas secciones y transmitirlas, sec ción por sección, al extremo receptor, donde la es cena fuese reconstituida nuevamente, como si fue ran piezas de un rompecabezas. La operación total, se efectuaba tan rápidamente, que el efecto sobre el observador era el mismo que el de una mirada instantánea por visión directa. Ima ginemos, por ejemplo, que por medio de una lente, la imagen del objeto o escena a transmitir, fuese proyectada sobre una pantalla de cristal deslustra
30
ALFREDO DINSDALE
do, semejante a la pantalla de enfocar de la cá mara oscura. Supongamos esta imagen dividida en millares de pequeños cuadros, como un tablero de ajedrez, estando cada uno de estos cuadros, oscuro o iluminado, según la posición que ocupa en el objeto o escena en cuestión. Ahora bien; hemos de transmitir este objeto o escena, por circuito de conductores eléctricos o por radio y para poner un ejemplo, supongamos que hay 1.000 cuadros numerados del 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, etc., hasta el 1.000; si ahora enviamos una serie de men sajes 1 oscuro, 2 luminoso, 3 luminoso, 4 oscuro, etc. a un observador que se halla en el extremo re ceptor y que tenga ante sí un tablero dividido tam bién en 1.000 cuadros y los haces luminosos u oscu ros, como los dirigidos, reproducirá un mosaico si milar, en todos conceptos, al de la pantalla de vidrio deslustrado del extremo transmisor. Pues bien; en esta operación veíamos en cada cuadrito del transmisor, y nuestra propia vista nos de cía, cual de ellos estaba oscuro o iluminado ;pero si en lugar de utilizar nuestros ojos, colocásemos una célula fotoeléctrica sobre los cuadros, estas emi tirían una serie de impulsiones eléctricas, que serían fuertes o débiles, en concordancia con la mayor o menor intensidad luminosa u oscuridad de los cua dros. Si en la estación receptora tuviésemos, en lugar de un observador, un aparato que dirigiera a su vez automáticamente, un pequeño rayo luminoso, de una lámpara sobre cada uno de los cuadros del ta
TELEVISIÓN
31
blero receptor, en el mismo instante en que la cé lula pasara sobre el cuadro correspondiente en la pantalla de la estación transmisora, y si además, la intensidad de la luz estuviera arreglada para re gistrar las variaciones de las corrientes emitidas por la célula; entonces cada cuadro del tablero receptor, será a su vez, iluminado con una intensidad propor cional a la del mismo cuadro de la pantalla transmi sora. Si esta operación fuese totalmente ejecutada en menos de un octavo de segundo, el observador vería sobre el tablero receptor, no una movible mancha luminosa de intensidad variable, sino toda la imagen a la vez, dando la sensación de una mirada instan tánea. El hecho de que el rayo luminoso en movimiento, no sea visible en tal forma, es debido al fenómeno conocido dn la retentiva visual o persistencia de las imágenes en la retina, por la cual una imagen, una vez impresa sobre la retina, necesita un intervalo de tiempo apreciable para desaparecer. De este modo, lo que vemos en el cinematógrafo, son diez y seis cuadros o escenas elementales completas, por segun do ; pero la inercia o retentiva de nuestra retina, nos hace creer que lo que vemos, es una escena corriente y única. Sobre el principio que acabamos de describir se han fundamentado numerosos dispositivos de tele visión, y en este mismo campo de investigaciones es dónde finalmente se ha encontrado el éxito.
CAPITULO III
Varias tentativas para resolver el problema.—Szezpanik, Rozing Mihaly No es necesario cansar al lector, con la descrip ción de todos los aparatos que, de tiempo en tiempo, se han ido inventando para obtener la televisión. Aquí sólo es necesario dar los detalles de algunos de los ideados por los primeros inventores, con el fin de dar una idea general, de los métodos que han sido ensayados. En los capítulos sucesivos entraremos, además, en los detalles de aparatos de más reciente invención y que han alcanzado éxito en la práctica. Es necesario, no obstante, pagar tributo a los es fuerzos de los primeros investigadores, que si no lo graron el triunfo para sí, echaron los cimientos so bre los que posteriormente edificó la genial inventi va de sus sucesores. La figura 2.'‘ ilustra uno de los más característicos y sugestivos de los primeros esquemas de televisión, debido a Jan van Szezepanik. Refiriéndónos al presente diagrama, la luz refle jada desde el objeto a transmitir X, es enfocada por medio de una lente, en primer término, sobre el
TELEVISIÓN
33
X.— Objeto a transmitir. A .— Primer espejo vibratorio. B.— Segundo espejo vibratorio. C.— Célula de selenio. D.— Electro imán receptor del rayo lumiripgp, emitido por el transmisor. E.— Foco de luz. F.— Eispejo vibratorio. G.— Espejo^ vibratorio. H.— Bobina de sincronismo y alimentación de corriente alter nativa para J y K. J.— Electroimán registrador, B.
ALFREDO DINSDALE
espejo A. que está sometido a rápida y continua vibración, por el electroimán L. Desde A. el rayo lu minoso reflejado, es nuevamente reflejado sobre el espejo B. que está vibrando mucho más lentamente por la acción del electroimán J. Este segundo espejo vibra en ángulo recto con el primero. La acción com binada de estos dos espejos produce el rayo lumino so que, conteniendo la imagen, atraviesa la abertura de la célula fotoeléctrica C. en zigzag. Para aclarar el hecho, consideremos una cámara oscura. Si se abre el obturador, y en lugar de la placa fotográfica, está colocada una pantalla de vidrio deslustrado, aparecerá sobre él la imagen de la escena enfocada. En el transmisor de televisión, una imagen exacta mente igual, de la escena X. aparece sobre el primer espejo A. La acción combinada de los dos espejos vibrato rios, es lo mismo que si nosotros pudiésemos, en cier to modo, tomar la pantalla de enfocar de la cámara, con la imagen, aún, sobre ella, y en rápido movi miento de vaivén lanzásemos la imagen, en zig-zag a través de la abertura de la célula fotoeléctrica. Al hacer esto, es claro que eventualmente, la abertura de la célula fotoeléctrica, comprendería o abarcaría la superficie total de la pantalla, es decir, registraría la imagen completa, visible sobre ella influenciada por el grado de brillantez u oscuridad de las partes correspondientes de la imagen original que la atra viesa. En el receptor, la operación, es exactamente simi-
O TR O M O D E LO DE C É L U LA F O T O E L É C T R IC A
TELEVISIÓN
35
lar a la del transmisor; pero la célula fotoeléctrica es reemplazada por la luz E. Un rayo de luz de esta lámpara es, primeramente, enfocado sobre un espejo vibrante, regido por el electroimán D. que a su vez, se alimenta de las im pulsiones eléctricas enviadas al receptor por la cé lula fotoeléctrica del transmisor. De este modo, la intensidad de la luz reflejada des de este primer espejo, depende de la desviación de la armadura, y esta inclinación depende, -como ya se ha expuesto, de la fuerza de la corriente proce dente del transmisor. Este rayo luminoso variable, es luego reflejado sobre el espejo vibratorio P. y des de éste al tercer espejo vibratorio G. Gomo en el ca so del transmisor, estos dos últimos espejos, vibran en ángulo recto, dando de este modo, un doble mo vimiento al rayo luminoso; uno rápido de vaivén ejecutado por el más rápido de los espejos vibrato rios ; el otro un movimiento gradual de arriba abajo, ejecutado por el espejo que vibra más lentamente. La acción resultante de los aparatos es que el ra yo luminoso es extendido sobre la pantalla. Y, cru zándola de parte a parte, en rápido movimiento de vaivén y lentamente de arriba abajo. Puesto que la intensidad del rayo luminoso va ría por la acción del electroimán D., se sigue que la intensidad de iluminación de las diferentes partes de la pantalla, será diferente, correspondiéndose exactamente con la luz y sombra de la escena, en el transmisor. La ejecución total de todo esto es tan rápida que, para el observador, la pantalla apare
3É
ALFREDO DINSDALE
ce continuamente iluminada con la imagen recibida.. Esta es la característica general del aparato de Szezepanik; pero nunca se obtuvieron con él resultados halagüeños. Había dos obstáculos insuperables; uno de estos fué que no se pudo utilizar un disposi tivo eficazmente sensible a la lu z ; el otro fué la difi cultad de sincronizar, esto es, la dificultad de que los espejos del transmisor y receptor vibrasen exac tamente en sincronismo, o a la misma velocidad uno de otro. A menos que el sistema de espejos, en ambos extremos del circuito, operen exactamente a la mis ma velocidad, no se pueden obtener resultados sa tisfactorios, porque la escena u objeto recibido re sultaba desesperadamente confusa y borrosa. Otro invento de características más interesantes, es el presentado en 1907 por Boris Rosin, un pro fesor ruso. Su sistema transmisor era, similar por muchos conceptos a otros; pero sus sistema receptor era muy original, prescindiéndose en él totalmente, de partes mecánicas, usando en su lugar un tubo de rayos catódicos. Anteriormente a la publicación del sistema de Rosing, Mr. A. A. Campbell Swinton, había indicado el empleo del rayo catódico, para el transmisor y el receptor. El rayo catódico, es una especie de descarga eléc trica, que se produce cuando la electricidad, a muy alto potencial, es forzada a descargar a través de un vacío muy elevado. Los rayos pueden producir se en la forma de una fina corriente o hacecillo, que si se dirigen sobre una pantalla especial fluorescente, pueden hacerse visibles. Los rayos catódicos, tienen
TELEVISIÓN
37
la importante característica (desde el punto de vista de la televisión) de que pueden ser transpoi’tados o desviados de su trayectoria, en cualquier dirección, sea magnética o eléctricamente. Los rayos no tienen peso y por tanto, tampoco tienen inercia y en conse cuencia no hay límite para la velocidad a que pue dan ser impulsados, según se necesite. Cuando los rayos hieren una placa de substancia fluorescente se produce una brillante mancha lumi nosa, de suerte que, utilizando los rayos catódicos en combinación con una pantalla fluorescente, obtenemos un sistema de receptor capaz de responder, prácticamente, a cualquier velocidad. El sistema de Rosing se muestra en la fig. En su transmisor empleaba dos epejos poliédricos, girando en ángulo recto entre sí. Esto se demuestra en el diagrama en D y C. Por medio del movimiento combinado de estos es pejos la imagen del objeto a transmitir A (enfocada sobre C. a través de la lente B.) será lanzada rápi damente a través de la abertura de la célula fotoeléc trica H. El mecanismo para registrar la imagen era en todos sus aspecto semejante al ya descrito en el aparato de Ezezepanik. Las impulsiones de las corrientes variables, pro cedentes de la célula H. eran transmitidas al re ceptor, en donde producían la carga de las dos pla cas de un condensador L. en el tubo de rayos cató dicos. La carga oscilante transmitida a las placas de este condensador, originaba la desviación de los ra yos catódicos fuera de la abertura M. situada en su
38
ALFREDO DINSDALE
TELEVISIÓN
39
trayectoria y la intensidad del rayo luminoso que atravesaba la abertura era en consecuencia, propor cional al potencial de las placas, esto es, al grado de luz y sombra en la escena original. Cuando el rayo pasaba la abertura M. se proyectaba sobre la pan talla fluorescente N. El procedimiento para con seguir que el rayo luminoso adquiriese un movimien to de vaivén, cubriendo de esta forma totalmente la pantalla, era sumamente ingenioso. Los espejos polédricos giratorios, llevaban imanes que giraban con ellos; y estos imanes actuaban sobre grupos de ca rretes fijos, colocados cerca de los poliedros, gene rando en ellos corrientes alternativas. De esta forma eran generadas dos corrientes alternativas. Una por uno de los poliedros giratorios, y la otra por el se gundo poliedro. Las dos corrientes eran enviadas al receptor por pares de conductores separados, donde actuaban so bre dos electroimanes K. y J. uno de los cuales, daba movimiento vertical al rayo catódico, mientras el otro le imprimía el movimiento horizontal. Años después, Denoys von Mihaly, de Viena, hizo experi mentos con un aparato, que, aunque muy complejo, es no obstante interesante. El distintivo principal de este aparato es el meca nismo para reproducir la imagen—que consiste en un sistema de pequeñísimos espejos oscilantes, de un m/m cuadrado o menos de área. El esquema se muestra en detalle en la figura 4 en donde el espe jo P. está fijo en una anilla de finísimo hilo de pla tino S. que le sirve de soporte. El diámetro de este
40
ALFREDO. DINSDALE
hilo soporte, es del orden de las centésimas de m/m. y está extendido entre los polos de dos poderosos
Vj U
ri?
Fig. 4.*— Detalles del Oscilógrafo de Mihaly.
electroimanes N. J . ; este dispositivo es una especie del tan conocido oscilógrafo Siemens. El aparato transmisor se muestra en la figura 5. Las lentes A. y B. reducen el área de la imagen
w
cq ^
W^ Q x^í 0 <u H <! o Ph
p
.
C "* j a w . Q S 1 '«o,j" H <^ m § IC § Z fxí %
«< I g
o
> J3
PJ
^ í:í?v :
'' Wftír,'-: PVv: ■v^'ÁiV',-: ii-i
iH : II sss:?
Í#->;
*• 1« ''' s^x j^‘;íívr«"ílíí¿lkWi'dS^®iá''!yví>7J^
Í^ I
TELEVISIÓN
41
de la escena a transmitir y la proyectan sobre el pequeño espejo oscilógrafo D.^ Este espejo, oscila con una frecuencia de 500 vibraciones por segundo y se pone en oscilación, a esta velocidad, por medio de una corriente alternativa de 500 ciclos, que circu la a través del finísimo hilo de platino que sirve de soporte y marco al espejito. Este mismo espejo vibra también a una frecuencia mucho menor que la an terior y en un plano normal con ella, esto es, en ángulo recto, por la acción de la palanca de escape que le conecta con el disco fónico G. Este disco, o tambor, es movido por el electroimán H. que a su vez es accionado por la corriente alter nativa del diapasón I. Este diapasón vibra con una frecuencia de 100 por segundo y el tambor G. que se corresponde con él ¡aor el rnovimiento, gira a una velocidad de 300 revoluciones por minuto. El tambor giratorio y el diapasón, forman parte del sistema sincronizador, cuyos detaqlles se amplia rán en el capítulo dedicado al sincronismo. La imagen a transmitir se descompone, en sus elementales cuadros componentes,, en la forma si guiente : La imagen reducida proyectada sobre el espejo oscilante, es reflejada de éste a la pantalla E. Esta imagen reflejada, resulta del mismo tamaño aproximadamente que la imagen original, debido a la «inclinación» o divergencia de los rayos lumino sos, resultantes de las oscilaciones del espejo. En el centro de la pantalla o diafrargmaE., hay una abertura de toda su longitud y de un milímetro de ancha, aproximadamente; tras esta abertura es
42
ALFREDO DINSDALE
tá colocada en el aparato Mihaly, una célula de selenio que, por la acción del espejo, es atravesada por todos los elementos de la escena en nna décima de segundo. Como ya se dijo, el tambor girando a 300 revolu ciones por minuto hace oscilar al espejo en uno de los planos a la misma velocidad, esto es, a razón de 5 vibraciones por segundo y en el otro plano, en ángulo recto con el primero, 500 vibraciones por se gundo. Por consiguiente, en una décima de segundo, mientras el espejo hace 50 oscilaciones en un pla no vertical, hace media oscilacin en el horizontal. Esto motiva que la imagen sea lanzada a través de la abertura, llevándola a la cédula de selenio, en 50 líneas horizontales, que atraviesan la pantalla E. una debajo de otra. La abertura longitudinal, de un m/m. asegura el que cada línea luminosa se proyecte sobre la célula de selenio de un extremo al otro, con un milímetro de intérvalo y no todas a la vez. La corriente procedente de la célula de selenio Se. es amplificada y enviada a la estación receptora. El equipo receptor que se muestra en la fig. 6 es en cierto modo semejante, en su disposición, al transmisor; utilizándose un diapasón I, un tambor fónico G. y un espejo oscilógrafo D. iguales. En lugar de una célula de selenio, hay en el re ceptor un llamado «relevador de luz» que es el ór gano que convierte la corriente oscilante que llega
TELEVISIÓN
43
en fluctuaciones luminosas que se extienden so bre la pantalla receptora T. El revelador de luz, consiste en un oscilógrafo bifilar muy sensible de construcción especial. El arco voltaico O. proyecta, a través de un sistema de len-
Fig. 6.*— Aparato receptor de Mihaly
tes un delgado rayo luminoso extremadamente in tenso, sobre el espejo P. del oscilógrafo. La co rriente oscilante procedente del transmisor, es con ducida por el finísimo hilo que sirve de soporte al espejo y como este hilo está en el campo del electroimán Q. el espejo es desviado o inclinado en razón directamente proporcional a la fuerza de la corriente que circula por el citado hilo soporte.
44
ALFREDO DINSDALE
Esta desviación determina que, el rayo luminoso, se proyecte más o menos sobre la abertura E. pa sando a través de ella todo el royo luminoso, cuan do la corriente recibida es fuerte (indicando una sección de la escena en el transmisor brillantemen te iluminada) y sólo una pequeña parte de ella, o ninguna, cuando la corriente recibida es débil o nula. Cuando no circula corriente a través de la anilla del espejo P. el delgado rayo luminoso reflejado del espejo, es proyectado junto a la abei’tura del diafragma E ; pero no pasa luz a través de ella. Tan pronto como circula una córlente producien do una inclinación del espejo, parte del rayo lumi noso pasa a través de la abertura y cae sobre el segundo espejo oscilógrafo D. Este espejo por la acción del diapasón, en combinación con el disco fónico y una corriente alternativa de 500 ciclos, vi bra, exactamente en igual forma y en consonancia con su correspondiente, en la estación transmisora. De este modo, por medio de la luz reflejada, que cae sobre el espejo vibrante, reflejada a su vez sobre la pantalla T. la escena es reproducida. A despecho de la sencillez del dispositivo, descri to, la televisión no se puede conseguir, debido, en parte, a la inadaptabilidad de las células de selenio, para convertir la luz en electricidad; pero prin cipalmente porque el sistema óptico es muy ex puesto a errores. Mihaly describe su espejo osci lógrafo, como un «espejo delgado y plano». Vol viendo a la fig. 4, si el espejo D. tiene una super
TELEVISIÓN
4S
ficie plana no se refleja sobre la pantalla imagen alguna; sino sólo un borrón. La dificultad de ob tener un órgano sensible a la luz, ha sido el obs táculo en que han tropezado hasta hace muy poco tiempo, todos los experimentadores de televisión; En el capítulo próximo dedicaremos algún espacio a la importancia de los dispositivos sensibles a la luz, en general.
CAPITULO IV
Organos y dispositivos sensibles a la luz Sería interesante, en el actual estado de la televi sión, examinar la causa de que tantos inventos y esquemas de televisión no hayan tenido resultados halagüeños. El grandísimo trabajo de investigación realizado, en este campo de la ciencia, solo puede ser apreciado por aquellos que han hecho un pro fundo estudio del asunto; y parece extraño, a pri mera vista, que un problema, que en teoría pare ce relativamente sencillo, haya producido tan in finitos fracasos en la práctica. Hemos visto en los capítulos precedentes, que uno de los factores principales en todos los aparatos de televisión, es la célula fotoeléctrica, cuyo papel, es transformar las impulsiones luminosas en impulciones eléctricas. Todos lo selementos u órganos sensibles a la luz, pertenecen, por su acción, a los fenómenos que se conocen con el nombre de «fenó menos fotoeléctricos», fenómenos que han sido sub divididos en dos distintos tipos: fotoconductividad y fotoemisividad. El primero de éstos, fué originalmente descubier to, como se describió en el capítulo II, por un opera-
MR. BAIRD, e n f r e n t e DE SU Y T E L E V IS O R
RECEPTOR
ísS¿v;-vV ;v/-;pw -vv
i'-' ’‘íS;
'W'J '
■áíí - & > Íía ¿ % ''Íi
TELEVISIÓN
47
dor telegrafista, que observó que cuando la luz solar se proyectaba sobre algunas resistencias he chas con silenio, la aguja de su aparato se movía. Este descubrimiento condujo a una investigación detallada del fenómeno, llevada a cabo por los hom bres de ciencia de entonces, especialmente por Willoughby Smith, quedando, como resultado, esta blecido el hecho de que mientras el selenio per manece en la oscuridad, su resistencia a la electri cidad es extremadamente elevada, y así mismo, tan pronto como es expuesto a la luz, su resistencia disminuye considerablemente. Establecido este hecho, se hicieron inmediatamen te esfuerzos a fin de utilizar el selenio, comomedio para transformar la luz en la electricidad y a este propósito, se construyeron aparatos especiales de nominados «Células de selenio» cuyo sistema gene ral de construcción es el siguiente; Dos conductores, separados entre sí unas 0’5 m/m. son enrollados simultáneamente sobre una placa de materia aisladora; estos hilos no tienen, por su puesto, contacto alguno entre sí, en ningún punto. Luego, sobre ellos y llenando los espacios que de jan entre sí, se extiende una capa de selenio amorfo, que tratada después por el calor, adquiere el grado de cristalización deseado, para obtener la máxima sensibilidad a las variaciones de la luz. En la figura 7.“ se puede ver el método empleado. Por término medio, una célula hecha de este modo, tiene una resistencia eléctrica (entre los extremos de los dos conductores, sobre y entre los cuales.
48
ALFREDO DINSDALE
se extiende el selenio calcinado) de 60.000 a 1000.000 homs. Iluminándola con una lámpara incandes cente de 16 bujías a una distancia de un metro, su resistencia desciende, aproximadamente a 30,000
Fig. 7.*— Que representa la construcción en su forma más sencilla, de una célula de selenio.
40.000 O sea cerca de la mitad de la resistencia de célula cuando está en la oscuridad. La teoría de la acción de una célula de selenio o de alguna otra célula perteneciente a la clase de foto-conductividad, es la de que los electrones son li berados de sus moléculas, dentro de la masa, por la acción de la luz, y estos electrones se reincorporan nuevamente, cuando la célula no está expuesta a la luz. Estos procesos, especialmente el de la reincorpo ración, necesitan un tiempo determinado para reali zarse ; lo que da origen a la conocida «pereza» de la célula de selenio. O
TELEVISIÓN
49
Esta inercia, es la causa de que la célula de selenio sea totalmente inadaptable para todo propó sito de televisión, porque en televisión se requiere un órgano o dispositivo sensible a la luz y que responda instantáneamente a las impulsiones lumi nosas que caigan sobre él. Como se verá más tarde estas impulsiones caen sobre la célula a razón de muchos millares por segundo y semejante velocidad es, evidentemente, superior a la agilidad del selenio, para responder a ella. Aparte del selenio, hay algunos otros metales que poseen la propiedad de foto-conductividad, notable mente, el sulfuro de tallo, que es la substancia emplaeda en la célula «thalofide»; este es semejante en sus propiedades a la célula selenio; pero se dice que es más seguro y constante en la práctica. El fenómeno de foto-emisividad fué descubierto en 1888 por Hertz, el cual observó, que cuando la luz, se proyectaba sobre un entre-chispa, la des carga eléctrica pasaba más rápidamente, esto es, la resistencia ohmica del espacio entre placas o reoforos, disminuía. Este fenómeno, fué objeto de in vestigaciones por otro científico alemán, llamado Hallwach, que descubrió que el efecto estaba loca lizado en el polo negativo del entre-chispa. Investigaciones porteriores, hechas por subsi guientes experimentadores demostraron el hecho de que todos los metales, bajo la influencia de la luz, emiten electrones; pero el efecto es más pronunciado en los metales que pertenecen al denominado grupo alcalino tales como el rubidio potasio y sódico, ha
50
ALFREDO DINSDALE
ciendo uso de esta propiedad, se ha creado un nuevo tipo de célula sensible a la luz, conocido como cé lula foto-eléctrica. Este tipo de célula, consiste, esen cialmente, en una placa de uno de los tres metales antes mencionados, encerrado en un recipiente en el que se ha practicado un vacío elevado y conectada al polo negativo de una batería o a otra fuente de alto potencial negativo. Esta placa forma el cátodo de la célula; el anodo consiste en un anillo de hilo conductor o de tela me tálica que envuelve el cátodo. El potencial utilizado para el funcionamiento de la célula, es de unos 200 voltios; en algunos casos cuando el recipiente de la substancia celular está lleno de un gas a baja presión, el potencial usado no será suficiente para producir una descarga bri llante : en el caso de una célula llena de gas neón este potencial máximo es próximamente de unos 175 voltios. Además del neón, es también utilizado, el helio; y es una combinación muy corriente, una célula de rubidio en una atmósfera de helio. Otra combina ción, muy general también, es la de potasio y helio, que produce uno de los modelos de células de mayor sensibilidad. En la fig. 8, se da el esquema de un circuito sen cillo, que se emplea en combinación con una cólula foto-eléctrica. Estas células son principalmente sensibles para los rayos-luminosos, pertenecientes al extremo vio leta del espectro y son casi totalmente insensibles
í-lii >';ri;<r^^
■"MiW^
íSTÜÉ»
'''f--íiv>^v'-
'M
t '
i,,j
t í i -i i , V i
*
"”r ’,<'^v-'r t.
,
^
\ ■’'-, < .-¿■^>-4' ‘‘ ‘■t‘"i'’'-''
n '" ,
< r
t
>
»
;
V. K. Z W O R Y K IN , DE CO. CON SU C É L U LA (P A R T E SU PE R IO R ) Y TE
L A W E S T IN G H O U S E E LE C T R O F O T O -E L É C T R IC A C O M B IN A D A V Á L V U L A T E R M IÓ N IC A (P A R IN FER IO R)
TELEVISIÓN
SI
a los rojos u otros rayos del extremo inferior del espectro. La célula de selenio, da una córlente eléctrica muchísimo mayor, bajo la acción de la luz, que ninguna otra célula fotoeléctrica. Mientras esta ENVOLTURA SENSIBLE
Fig. 8.*— Diagrama del circuito de una célula fotoeléctrica y circuito exterior combinados. Cuando la luz cae sobre la cé lula, el galvanómetro G. acusa el flujo de corriente que re corre el circuito
Última, cuando se iluniina, da a una corriente sólo de unos cuantos microamperios, la célula ordina ria de selenio, dará una corriente que puede medir se en mil amperios. Actualmente se han constituido células especiales, de grandes dimensiones, que per-
52
ALFREDO DINSDALE
mitirán el paso de una corriente de un amperio; estas células enormes, son utilizadas en el releva dor de selenio de Gox, empleado en el servicio de cables. La acción de las células fotoeléctricas, depende, como ya se ha dicho, de su fotoemisividad; es de cir que bajo la acción de la luz, el cátodo emite electrones. Dado que la velocidad de los electrones, es del mismo orden que el de la luz, esto es, de unas 186000 millas por segundo, se desprende que la acción de la célula fotoeléctrica, será instantánea para todo intento o propósito. Esto explica el caeo de que, a primera vista, pareciese que se había en contrado la célula fotoeléctrica ideal, para la re solución de la Televisión y muchos inventores se agarraron a esta idea con entusiasmo, como una so lución, a las dificultades que se encontraban, para obtener cuerpos sensibles a la luz. Sin embargo, juzgaban erróneamente porque, como ya se ha dicho, el potencial de la célula fotoeléctrica, es del orden de algunos microamperios solamente. Se ha inten tado amplificar el potencial hasta el grado reque rido por medio de válvulas termiónicas amplifica doras ; pero el grado de amplificación necesario para obtener los debidos resultados, en televisión, es tan grande, que los modernos amplificadores no pueden aún alcanzarlo. La válvula de amplificación, se puede forzar has ta un cierto límite, más allá del cual se presentan dificultades en forma de ruidos parásitos, debidos a las irregularidades de las baterías, irregularida
TELEVISIÓN
53
des de las baterías, irregularidades en la emisión de electrones de los filamentos de las válvulas, etc., etc. Estas irregularidades parásitas que pueden ser oídas, como ruidos, si se escucha, toman en televi sión, una forma visible de manchas pálidas, líneas y franjas, sucediéndose con tal frecuencia sobre la pantalla receptora, que desfiguran u oscurecen to talmente la imagen recibida. Esforzándose, V. K. Zworykin, del Depadtamento Experimental de la Westinghouse Electric C.“, para evitar el bajo potencial obtenido de la célula foto eléctrica, inventó un interesante tipjo de célula, a la que incorporaba dentro del mismo recipiente, los elementos de una válvula de tres electrodos. La porción inferior de la ampolla contiene los elementos de la válvula, mientras que la mitad su perior, que está separada de la porción válvula por un delgado tabique opaco, contiene la célula foto eléctrica. La substancia sensible a la luz utilizada en la célula, es hidroxido de potasio que se extien de formando una envoltura sobre la cara interior de la parte superior del tipo tubo. El filamento de la válvula es una envoltura de una de las variantes del oxido, que funciona sin brillo perceptible. Usando este filamento, ninguna luz innecesaria o perturbadora procedente de él, llegará hasta la en voltura sensible de la célula. Con estos elementos, utilizando una válvula grande, Zworykin, pretendía obtener una intensidad de un miliamperio. Para mayores intensidades se usaba un tipo de válvula
54
ALFREDO DINSDALE
de cuatro electrodos — utilizando la primera regi da como un anodo a bajo potencial positivo, de unos 30 voltios. La segunda rejilla se conecta en la forma clásica y sobre la placa, actúa un potencial positivo de unos 150 voltios. Por una apropiada selección del espacio comprendido entre los electrodos y la re jilla de malla, es posible obtener una buena rela ción, entre el grado de iluminación y la intensidad de la corriente, dentro de ciertos límites. Con la combinación de la válvula de cuatro elec trodos se pretende haber obtenido una intensidad de cinco miliamperios, siendo el factor que lo li mita, el calor desarrollado dentro de la célula foto eléctrica. Dado que los metales alcalinos son suma mente volátiles sobrepujando el grado de calor ne cesario para la destilación de la capa metálica de la célula, esta capa, se condensa sobre el vidrio trans parente y sobre las partes aisladoras. Sin embargo, cuando por primera vez se hizo público este descubrimiento, ya se hizo notar que esta dificultad podía ser remediada, en gran parte, por una esmerada construcción. Otros instrumen tos u órganos que pueden ser clasificados como aparatos sensibles a la luz, son «el bolómetro» y «la termopila». Estos no son sensibles a la luz, como tales, sino que registran cualquier elevación de temperatura por la acción de la misma sobre ellos; de forma que la luz artificial, o solar, puede ser registrada por el aumento de temperatura cuando se proyecta so bre ellos.
TELEVISIÓN
55
El «bolómetro» consiste, esencialmente, en una delgadísima cinta metálica, generalmente de pla tino. Cuando esta tira metálica es sometida a la acción del calor, su resistencia aumenta, de suerte que si se le conecta en serie con un galvanómetro, la des viación de este, da una medida de la elevación de temperatura y en consecuencia de la intensidad de la luz que dió origen al aumento de temperatura. La «termopila» o pila termoelóctrica, tiene su origen en el hecho de que si dos metales están en contacto y éste se calienta, se genera una débil co rriente, cuyo voltaje depende de la temperatura del empalme. Este instrumento puede emplearse indirectamen te para medir la intensidad de la luz, en igual forma que el «bolómetro»; pero ninguno de los dos, es su ficientemente sensible para poderlos utilizar en la televisión, y ambos, son demasiado lentos en sus transformaciones o mutaciones. Resumiendo; ve mos que el selenio, aunque bastante sensible para los efectos de la televisión, es demasiado lento en sus mutaciones. La célula fotoeléctrica, por otra parte, es prácticamente instantánea en sus efectos; pero carece de sencibilidad. Utilizando, no obstante, la célula fotoeléctrica, mu chos inventores consiguieron transmitir sombrea dos o siluetas de objetos, colocados delante del trans misor. En este caso, la cuestión de la sensibilidad de la célula, no tiene tal importancia, porque el objeto
s6
ALFREDO DINSDALE
puede ser iluminado, directamente, por un rayo de luz tan potente como sea necesario. Gomo el objeto, la silueta, o lo que se ha de transmitir, se interpone entre el foco luminoso y la célula, todo estriba en distinguir entre una intensa luz directa y el som breado del cuadro u objeto en transmisión Guando se transmiten sobreados o fotograbados, la iluminación de la célula, por el foco de luz, es directa-, en televisión, la iluminación es indirecta. Es decir, para la verdadera televisión, el foco lu minoso, debe disponerse para proyectar directamen te la luz sobre el objeto a transmitir; en este caso el tota.l de luz que alcanza la célula fotoeléctrica, es la reflejada, desde el objeto, sobre la célula. Para los que no están familiarizados con el asun to puede parecerles que no tiene particular signi ficación, lo anteriomente expuesto; pero su impor tancia será comprendida, cuando expliquemos que la cantidad de luz total reflejada, desde un objeto, tal como la cara de una persona, cuando ésta está iluminada por lámparas de un millar de bujías, es menor que la de una sola bujía. Además, debido al proceso de disección de la imagen que ocurre en te levisión, mediante el cual la imagen es subdividida en millaz’es de partes o elementos, solo una fracción infinitesimal de ésta, ya muy pequeña, cantidad de luz, alcanza la célula en determinados instantes.
MR. B A IR D A N T E UNO DE SU S PRIM ERO S A P A R A T O S T R A N SM ISO R E S Nรณtese la poderosa iluminaciรณn que se requiere.
CAPITULO V Experimentos de televisión de M. M. Belin y Holweck en Francia y Jenkins y Moore en América Recientemente el problema de televisión, ha sido tratado seriamente por J. J. Baird en Inglaterra, Be lin y Holweck en Francia, C. Prancis Jenkins en América y más recientemente aún, por la American Telephone and Telegraph Co. En este capítulo, nos proponemos dar una relación de los trabajos realizados por Belin y Jenkins. Belin, (cuyo nombre es bien conocido por sus tra bajos en photo-telegrafia) en colaboración con Hol weck, del Instituto de Radium de París, ha triunfa do recientemente, como está demostrado, en la trans misión de sombreados de simples objetos. En la fi gura 9 se diseña el diagrama del aparato empleado, en el que, como se verá, el dispositivo del transmi sor no se diferencia de otros sistemas. Este transmisor, consta, esencialmente, de dos pe queños espejos oscilantes E. y F. colocados el uno encima del otro. El inferior E. de muy pequeñas dimensiones oscila verticalmente a una frecuencia de 500 ciclos por se gundo. El espejo superior que es algo más grande.
58
ALFREDO DINSDALE
P il ^O üí-J ;3 G c s -gg fe o o o U 0) •r?’ S¿ 2 rt « tfSP . >.& , o
I
^ I Srtg ^ 0 ^ .2 S . ,s OOO - S o So °'rt 'S rt V
_
o C
D-S o o o
i. s
I p íI I. i. I.::
*wrt C id 0 S "^* o 3 G Sj 2 § <ü -M
To^ § V rt „
3
»-H
S o'O
. Wy
i3 cÜ^W (ü e nj
fe '- a “9 ”. S m“¿ o *H 0) .üH'O «• £ üi 5 II. fj fe
gO . o ™ 8 « <S§g 7I.7I. m “-n J<tL,0 O
TELEVISIÓN
59
oscila horizontalmente a unas 10 vibraciones por segundo. Desde el arco voltaico A. pasa un rayo de luz a través del sistema de lentes B. La abertura del dia fragma C. y la lente D. y cae sobre el espejo oscilan te inferior E. Desde este espejo, el rayo luminoso, oscilando a 500 vibraciones por segundo, es refleja do sobre el espejo superior P. que vibra horizontal mente 10 veces por segundo. La acción resultante es que, desde el espejo superior es reflejado un rayo de luz, oscilando a dos diferentes frecuencias, estando los planos de las respectivas oscilaciones en ángulo recto entre sí. Si este rayo luminoso se proyectase ahora sobre una pantalla, la oscilación de 500 ciclos le haría atra vesar esta pantalla continuamente de derecha a iz quierda y volver nuevamente de izquierda a dere cha, pero como el rayo está al mismo tiempo bajo la acción de la otra oscilación de 10 ciclos, las líneas cori’espondientes a la oscilación horizontal de 500 ciclos, en lugar de ser trazadas una sobre otra, serán tiradas una debajo de la otra en la misma propor ción que la oscilación vertical de 10 ciclos mueve constantemente el rayo en dirección descendente. De este modo en una décima de segundo será ilumi nada totalmente la pantalla de suerte que el observa dor, recibirá la sensación de que está total y cons tantemente iluminada. El lector puede darse cuenta de cómo se consigue que, en la pantalla mencionada en la explicación que
6o
ALFREDO DINSDALE
precede, el rayo luminoso cubra su superficie, y de la rapidez con que lo verifica. En el aparato Belin, la pantalla es sustituida por el objeto o diseño sombreado que se desea transmi tir, o por una diapositiva G. El rayo luminoso que atraviesa la pantalla y que resulta más fuerte o más débil, según la transparencia u opacidad de esta placa, es proyectado directamente a través de la lente H., que concentra el rayo oscilante, sobre la célula fotoeléctrica K .; la intensidad producida en esta célula es amplificada y enviada al recep tor, donde actúa sobre la intensidad de un rayo catódico. E¡1 oscilógrafo de rayo catódico em pleado en este aparato, es el ideado por HolviJ-eck, Este oscilatógrafo cuyos detalles se representan en la figura 9.^, es muy semejante en su composición y funcionamiento al tubo de rayos catódicos ya des crito en los experimentos de Boris Rosing; aunque los detalles de construcción del instrumento de Holl'weck son algo diferentes: Estos detalles se muestran en la figura 10. Sobre el filamento E. está colocada una rejilla G. constituida por una placa circular con un agu jero en el centro; sobre ésta, hay un disco de forma similar que actúa como anodo o placa de una vál vula triodo. Esta placa tiene también un orificio, en el centro, y sobre el orificio ajustado un tubito de cobre. Este montaje concentra la corriente eléc trica del filamento, convirtiéndola en una descarga semejante a un fino pincel. El filamento es llevado a la temperatura necesa
TELEVISIÓN
6i
ria para una emisión perfecta de electrones, median te una batería de 2 voltios. El potencial variable (es decir l^i amplificación total de la célula fotoeléc trica del transmisor) es aplicado entre la rejilla y
Fig. 10.— Aparato Hohvech. A-B.— Pantalla fluorescente sobre la cual la corriente electró nica traza una linea de luz. D.— Carrete de concentración. E.;— Filamento. F.— Placa. G.— Regilla. PI.— Terminales del cir cuito de alimentación.
el filamento. El voltaje de placa requerido es de 1.500 voltios, voltaje que es suministrado por una batería especial. Cuando este instrumento funciona, se produce en tre el filamento y la placa, una corriente electrónica que «se canaliza» en el tuvo vertical que está rodea
Ó2
ALFREDO DINSDALE
do por el pequeño carrete de concentración D. La acción de éste es concentrar la corriente de los elec trones en un finísimo rayo que se hace visible cuan do se proyecta sobre la pantalla fluorescente A-B. colocada en la parte superior del oscilógrafo. Todo el aparato representado en la figura 10, se conser va en un elevado vacío, por medio de una bomba molecular de Holwech. La acción de la corriente del transmisor produce a su llegada una perturbación en la emisión normal de los electrones, perturbación que se corresponde exactamente con las variaciones de la corriente mo dulada en el transmisor. Esta perturbación es semejante a la que se obser va en una válvula de tres electrodos, cuando se im prime a la rejilla un voltaje variable. Una carga positiva sobre la parrilla atrae algunos de los elec trones, reduciendo de este modo, el número de los que alcanzan la placa. La rejilla del cátodo del os cilógrafo actúa en la misma forma, aumentado o dis minuyendo el número total de electrones que alcan za la pantalla fluorescente, en concordancia con las variaciones de la corriente recibida de el transmisor. El punto luminoso producido sobre la pantalla del oscilógrafo varía de intensidad en perfecta con cordancia con el rayo luminoso que cae sobre la cé lula fotoeléctrica en la estación emisora. Si el pun to permanece fijo sobre la pantalla, sus variacio nes de intensidad son muy perceptibles. Hemos llegado ya al caso de preguntarnos ¿cómo se consigue que el haz de rayos luminosos oscile
pHí\l L iiP S NEON
UN M OD ELO T IP IC O DE TU B O DE NEÓN, PRO PIO PARA T E L E V ISIÓ N
:* Í..\ ?Í'lv-/-
|í K' í‘
i,- -í
.
■.'fe . . '
^=u\/'^y.' &•;: tóVtó'.^'.'-iV
tey'-'v'A
h
'■'■
1%' *-
fe: ,
¿ l'' ^.1*:
’^M ■íí-^
'■ /¿V'
I
V33«;-
.
lili iav» Á’,.,; J
\'b
TELEVISIÓN
63
a través de la pantalla fluorescente para reproducir la imagen? Como es bien sabido, una corriente electrónica, puede ser desviada fácilmente de su trayectoria, por medio de un campo magnético. Esto queda de mostrado muy claramente, en el oscilógrafo, por vir tud del pequeño carrete D. que «canaliza» la co rriente electrónica. Guando el carrete no está excitado, la corriente electrónica llena el tubo de cobre; pero cuando se desvía una corriente por el carrete, la corriente se contrae y la traza que produce sobre la pantalla, se contrae hasta reducirse a un solo y diminuto punto brillante: Obtener este pequeño punto luminoso, es realmente el objeto del citado carrete D. Si se aproxima al oscilógrafo un imán ordinario, el punto luminoso proyectado sobre la pantalla será repelido; pero si se retira el imán, el citado punto luminoso volverá nuevamente al centro. Así pues, para conseguir que el rayo catódico os cile a través de la pantalla, en relación con la acción de los espejos vibratorios del transmisor, basta dis poner dos electroimanes que estén en ángulo recto entre sí, de modo que el rayo catódico esté dentro del campo electromagnético que entrambos generan. Estos electroimanes son los N-0 de la figura 9. Uno de ellos es alimentado por la misma toma de corriente alternativa que acciona el espejo de 500 ciclos, mientras que el otro es accionado por la mis ma fuente que acciona el espejo de 10 ciclos. De lo que acabamos de decir se desprende que
64
ALFREDO DINSDALE
cada uno de los campos magnéticos efectuará el desplazamiento del rayo catódico, exactamente en la misma dirección en que es desplazado el rayo vi sible por los espejos oscilantes del transmisor. Como este desplazamiento es efectuado por medio de la misma corriente que acciona los espejos, se sigue que se ha obtenido el sincronismo entre el transmi sor y el receptor; pero por otra parte es necesario enviar las dos corrientes alternativas (de 500 ciclos y de 10 ciclos) al receptor, así como también las im pulsiones de la escena en transmisión : son pues ne cesarios tres cauces, es decir, tres conductores. En el oscilógrafo Holweck, en lugar de dejar que el rayo catódico se proyecte directamente sobre la pantalla, es antes desviado por un prisma. Esto se hace para mayor comodidad, pues la pantalla en lu gar de estar en posición horizontal sobre el instrumentofi está colocada en un plano vertical facilitando así las observaciones. El montaje se puede ver en la fig. 9: en P. la línea en zigzag indica el movimiento de oscilación del rayo cotódico para la reproducción de la imagen.—En los Estados Unidos, G. Francis Jenkins, que, como Mr. Belin es conocidísimo por lo que se refiere a la fototelegrafía, ha conseguido también, en colaboración con Mac Taggart Moore transmitir siluetas. El aparato de Jenkins es de un interés considera ble en atención a que el sistema óptico que emplea para explorar la imagen que se ha de transmitir, es completamente original. En los sistemas de televisión hasta aquí descritos.
TELEVISIÓN
65
los rayos luminosos han sido lanzados y dirigidos por medio de espejos: no obstante, un prisma diri girá aquí también un rayo luminoso. A parte de este hecho, Jenkins ideó algunos procedimientos para obtener también la oscilación del rayo luminoso y la solución del problema obtenida por él, conocida por «disco prismático de Jenkins» representa una
Fig.
n .—'Disco prismático de Jenkins.
aportación a la ciencia de la óptica, completamente original. Uno de estos discos está representado en la fi gura 11. Este disco consiste esencialmente, en un disco grueso de vidrio, cuyo borde exterior, tiene la forma de un prisma, cuya sección (de este prisma) que va ría continua y gradualmente, rodea la circunferen
66
ALFREDO DINSDALE
cia, de modo que en un punto, la base del prisma, es saliente, mientras que en la opuesta, este punto de laibase es entrante. Si se dirigiese un rayo de luz a través del borde de este disco, sería desviado en determinada direc ción y el ángulo de desviación del rayo, dependería del ángulo de la sección prismática en aquel punto. Por vía de ejemplo, supongamos que el rayo es des viado hacia arriba, según un ángulo de 45 grados. Si ahora el disco girase lentamente, el rayo empeza ría a moverse y si el giro o movimiento se hace en línea recta, el rayo se moverá lentamente hacia abajo en un plano vertical, y hasta que el disco haya veri ficado una revolución completa, el rayo se verá se ñalando hacia abajo con un ángulo de 45 grados. Superponiendo un segundo disco sobre el primero, (como indica la figura 12), de modo que sus bordes superpuestos giren en direcciones que estén en án gulo recto entre sí, se puede dar al rayo luminoso, un movimiento lateral y otro movimiento vertical. De este modo, Jenkins, consiguió los dos movimien tos oscilatorios necesarios. Por otra parte es necesario que uno de los discos gire relativamente despacio, para espaciar las líneas de la imagen trazadas sobre la célula fotoeléctrica, o sobre la pantalla; mientras que el otro disco, debe girar mucho más rápidamente con objeto de trazar las líneas de la imagen. En algunos modelos de aparatos Jenkins, se em plean cuatro discos; pero este aumento es introdu cido, meramente, con el propósito de dar corrección
TELEVISIÓN
67
a los efectos ópticos sin que altere fundamentalmen te la operación. Eléctricamente hablando, los dos pa res de discos deben considerarse como trabajando en paralelo.
Fig. 12.— Dispositivo de los discos prismáticos de Jenkins. La acción combinada de estos discos giratorios es tal, que el rayo luminoso B. cubre la pantalla S. con líneas paralelas es trechamente unidas.
Con el objeto de proyectar sobre la célula foto eléctrica una imagen del objeto a transmitir, Jen kins empleó un proyector de linterna mágica, den tro del cual, colocó una placa fotográfica con la es cena a transmitir. El rayo luminoso al salir de la lente de la linterna pasa a través de las secciones
68
ALFREDO DINSDALE
prismáticas de los discos giratorios. La acción de es tos discos es lanzar, como se acaba de explicar más arriba, el rayo (conteniendo la imagen) a través de la célula fotoeléctrica. En el receptor, las impulsio nes que llegan de la célula fotoeléctrica actúan so bre la intensidad luminosa de un tubo neón, de un modelo especial debido a Moore. Luego se- enfoca un rayo luminoso de. este tubo a través de un siste ma de discos prismáticos semejantes a los emplea dos en el transmisor. La acción de estos discos en el receptor, es extender el rayo luminoso del tubo neón, sobre la pantalla receptora y reproducir, de este modo, la imagen. Los tubos neón consisten esencialmente, en dos electrodos encerrados en un tubo de cristal, en el que el aire ha sido reemplazado por gas neón a muy baja presión. Cuando una corriente eléctrica es for zada a descargar a través de este tubo por medio de un elevado voltaje, el tubo luce brillantemente de bido al calentamiento de los átomos del gas por el paso de la corriente. Estos tubos se están usando en gran cantidad, ac tualmente, para anuncios, noticias, etc., por proce dimientos luminosos que se distinguen fácilmente por su luz roja y brillante. Hemos visto ya según nuestras consideraciones sobre los cuerpos o dispositivos sensibles a la luz, que en televisión hemos de operar con impulsiones de frecuencias que comprenden muchos millares por segundo; no basta, pues, que un dispositivo sensi ble a la luz, responda a impulsiones de tan enorme
MR. W. S. GIFFO R, P R E S ID E N T E DE L A A M E R IC A N IIE L E P H O N E A N D T E L E G R A P H CO. H A B L A N D O D E S DE N E W -Y O R K CON E L S E C R E T A R IO H O O VE R , EN W A S H IN G T O N , V IE N D O A L P R O PIO T IE M P O L A C A R A DE MR. H O O V E R EN L A P E Q U E Ñ A P A N T A L L A O L E T IE N E D E L A N T E A la derecha está Mr. Ives, que dirigió el experimento
TELEVISIÓN
69
frecuencia, sino que también el foco luminoso en el receptor, debe responder con igual precisión. Las pruebas de laboratorio, han demostrado que la luz de la descarga de las lámparas neón, puede ser encendida o extinguida a razón de más de un millón de Veces por segundo. Otro punto de importancia para los trabajos de televisión es que estas lámparas, producen una intensidad luminosa que es directa mente proporcional al total de la corriente que re ciben. La figura 13, muestra dos tipos de tubo neón, par ticularmente desarrollados por Moore, para tele visión. El electrodo exterior señalado con la B. en la sec ción esquemática, es el electrodo negativo, mientras que el electrodo interior A. es el positivo. Guando se establece una diferencia de potencial entre estos dos electrodos, el gas que contiene el tu bo, luce, e inmediatamente que la corriente se extin gue, la luz cesa instantáneamente. La construcción especial adoptada es tal, que la iluminación emana toda del punto medio del elec trodo del centro. Esto no sólo concentra la luz ha ciéndola parecer más intensa, sino que facilita tam bién el uso de lentes para los efectos del enfocado. En sus primeros experimentos de fototelegrafía, Jenkins aseguró el sincronismo entre el equipo transmisor y receptor, por medio de las impulsiones eléctricas de un diapasón, como se explicará muy pronto; semejante dispositivo no es suficientemen te rápido para televisión, y para sus experimentos,
70
ALFREDO DINSDALE
Jenkins, emplea ahora motores eléctricos sincróni cos para el movimiento de transmisor y receptor. De estos motores se darán detalles en un próximo capítulo. Por el presente, baste decir, que dos o más motores, en marcha, alimentados por la misma
Fig. 13.— Vista de dos tubos neón Moore.
corriente alternativa, deben mantenerse en sincro-' nismo, esto es, marchar exactamente con las mis mas velocidades. Puesto que generalmente los constructores ame ricanos de generadores de corriente alterna, ase guran que en todas sus instalaciones pueden garantizar que la diferencia de frecuencia entre dos estaciones o instalaciones colaterales es menor que el medio por ciento, Jenkins dedujo de ello, que po dría garantizar la exactitud de funcionamiento de
TELEVISIÓN
71
SUS aparatos de televisión, en muchas localidades donde es utilizable la corriente de 110 voltios a 60 ci clos corriente alterna, suministrada por la Standard American, porque el único factor que puede produ cir en un motor sincrónico la variación de veloci dad, es una variación en la frecuencia del generador. A esta baja frecuencia, sin embargo, el fenómeno conocido por «fase oscilante» puede resultar fatal pa ra la reproducción; porque aunque el elemento de velocidad es constante, un motor C. a. aunque sea de baja frecuencia puede variar sus velocidades instantcáneas muy considerablemente y cualquier variación de éstas, comprometería seriamente la recepción. En el último modelo do aparatos de Jenkins, cu yas particularidades son muy apreciables, el discolente, lleva 48 lentes y el objeto de este aparato es claramente el de transmitir y recibir, no televisión, sino películas especiales. Utilizando una onda de 300 metros, Jenkins, ha ra diado recientemente estas películas fotográficas es peciales, desde su laboratorio en Washington. No hay en estas películas detalle, sino solo una simple silueta sombreada en blanco y negro de es cenas sencillas, tales como la de una niña jugando a la pelota. Las películas eran devanadas a través del kansmisor a razón de 15 cuadros por segundo, uno me nos que en el cinematógrafo ordinario, y eran re producidas en el receptor a la misma velocidad y las imágenes recibidas vistas a través de un cristal de
ALFREDO DINSDALE
TELEVISIÓN
73
aumento, se veían de un tamaño aproximado de 6 pulgadas cuadradas. Según la opinión de los testigos presenciales, las fotografías recibidas eran muy claras y la ilusión del movimiento resultaba perfecta. En la figura 14 se ve el dispositivo general del nuevo transmisor de fotografías o cuadros animados de Jenkins. Las ruedas envolventes de la película están mon tadas sobre un simple soporte, una encima de la otra, de tal forma, que la película se desliza hacia abajo arrastrada por un juego de rodillos dentados, que son a su vez movidos por un motor eléctrico. Al extremo del árbol que mueve los rodillos, está engastado un piñón que engrana con otro más pe queño. El piñón pequeño está montado directamen te en el eje del motor eléctrico; este es un motor sin crónico c. a. capaz de una velocidad angular de 1.800 r. p. m. A causa de la acción reductora de velocidad de los piñones, resulta que los cuadros o elementos de película pasan por los cilindros denta dos u otros puntos fijos cercanos a la película, a razón de 900 por minuto o 15 por segundo. En otro extremo del árbol que lleva los ya citados rodillos, está un pesado disco metálico de unas quince pulgadas de diámetro y una de grueso aproximadamente. El borde de este disco está armado con cuai'enta y ocho pequeñas lentes, independientes, cada una de las cuales, tiene un coeficiente óptico de P. 3’5. Estas lentes están des tinadas a concentrar la luz de un poderoso arco vol-
7^
AI.FREDO DINSDALE
laico, convirtiéndola en un intenso, brillante y fino «haz» luminoso que atraviesa la película mientras, ésta, al descender pasa detrás del disco. Inmediata mente detrás de la película está montada una célula fotoeléctrica, la cual está colocada de manera que el afilado rayo luminoso, después de pasar a través de la película, se proyecta sobre ella. La célula está conectada con un amplificador a resistencias, de tres pasos o etapas, cuya salida (de corriente amplificada) está, a su vez, en conexión con un segundo amplificador, semejante al anterior, pero de ocho pasos (de amplificación). Ambos am plificadores están muy cuidadosamente defendidos por una doble protección de cobre. El estudio minucioso de la figura 14 hará perfec tamente comprensible el funcionamiento del aparato. El disco-lente, gira a 900 r. p. m., o sea a quince por segundo. La separación entre los centros de las lentes, es justamente igual al ancho de la película, la cual se desliza de arriba a abajo, a razón de 15 figuras, o elementos, por segundo y su acción no es inter mitente, como en ün proyector cinematográfico. El arco voltaico que está a la izquierda, proyecta un poderoso rayo de luz convergente, a través de una de las lentes del disco, la cual después dirige el rayo a un punto que «explora» o recorre, a través de la película, de un lado al otro, merced al movimiento de rotación del disco. Guando la lente inmediata recoge el rayo del arco voltaico, la película, se ha deslizado hacia abajo li
TELEVISIÓN
75
geramente, de suerte que el segundo rayo, pasa a tra vés de ella sobre una línea paralela; pero ligera mente más elevada. Las lentes sucesivas del disco trazan después lí neas paralelas sucesivas, a través de la película has ta que cada uno de los cuadros, ha sido explorado por las cuarenta y ocho lentes. Tan pronto como el rayo luminoso de una lente atraviesa la película, el rayo de la lente siguiente empieza a penetrar en ella por otra orilla. Este movimiento es continuo du rante el funcionamiento del aparato. Estos cuarenta y ocho rayos luminosos, separados unos de otros, pa san a través de cada cuadro individual en una déci ma quinta parte de segundo. Al empezar cada pe ríodo de una quinceava parte de segundo, un nuevo elemento o cuadro de la película, se desliza en po sición y una nueva serie de cuarenta y ocho rayos lu minosos, comienzan a atravesarla. Mientras se está realizando este movimiento, el rayo luminoso, después de pasar la película, cae sobre la célula fotoeléctrica, con intensidades pro porcionales a la densidad de las partes de la pelí cula a través de la cual pasa la luz. Las corrientes que salen de la célula fotoeléctrica, varían en pro porción a la variación de la intensidad luminosa, y después de la amplificación, esta corriente varia ble modula la emisión del transmisor de broadcasting. El aparato empleado para recibir estas emisio nes tiene muchos puntos diferentes de los otros re ceptores descritos en este libro.
76
ALFREDO DINSDALE
Represéntase en la figura 15 y consta de seis par tes esenciales. La parte más importante es un motor sincrónico de corriente alterna a 3.600 revoluciones por minuto, al eje del cual va fijo un tambor hueco de metal de unas siete pulgadas de diámetro y unos cinco de an cho o generatriz. El centro de este tambor es un eje hueco, de pare'des delgadas, formando en conse cuencia dos tubos concéntricos de igual longitud. En puntos proporcionados y correspondientes de su superficie, hay cuatro hileras de agujeros en es piral, con doce de éstos por cada hilera. Una corta varilla de cuarzo colocada radialmente entre ambos tubos conecta cada par de agujeros correspondientes. La misión de estas cuarenta y ocho pequeñas vari llas de cuarzo, es conducir la luz, desde el tubo in terior a los orificios del tambor exterior, con las me nores pérdidas posibles. Fijo, dentro del eje hueco, (pero sin tocarse) con las pequeñas placas dirigidas hacia afuera, hay un tubo neón especial, con cuatro eléctrodos de des carga. Este tubo, tiene unas cuatro pulgadas de largo, y una de diámetro; los pequeños eléctrodos de descar ga, o placas, tienen un cuarto de pulgada cuadrada aproximadamente. Un hilo recto, corre paralelamen te y cerca de los citados electrodos, actuando de ele mento común a ellos. En la figura 15, este tubo se muestra fuera del eje hueco, con el objeto de que se comprenda bien su
If s Í;í-íi.
TELEVISIÓN
To3 C O
•S ^
a li tj
?i G O s’C c b£ «S
bú E
o o
"O
H
78
ALFREDO DINSDALE
estructura; en situación de funcionamiento, va den tro de éste, sin tocarlo. Al otro extremo del árbol, del motor de transmi sión, va fijo un piñón reductor de 1 :4 que por en granaje con otro, mueve un conmutador giratorio. Este órgano giratorio, es sencillamente un par de escobillas metálicas, en contacto permanente: una de las escobillas, efectúa conexión eléctrica continua con un anillo de latón, fijo en un disco aislante, mientras que con la otra hace un íntimo contacto sobre las secciones del anillo dividido en cuatro seg mentos. Los cuatro segmentos están en comunica ción con los cuatro electrodos de descarga, del tubo neón, mientras que el anillo continuo, está unido con uno de los terminales de salida del radiorecepto r; el elemento común del tubo neón, está unido al otro terminal de la salida del expresado receptor de radio. Todo el aparato antes descrito, va colocado en una caja de madera, que mide unos dos pies de largo, uno de ancho, por uno de fondo. Inmediatamente sobre la superficie del tambor giratorio, hay una abertura cuadrada en la cubierta del estuche y sobre esta abertura, está montado un espejo ordinario for mando un ángulo de 45 grados con la cubierta. Pró ximamente a la distancia de un pie, frente al espe jo y en posición vertical, hay una lente de aumento, que mide unas diez pulgadas de diámetro. Siguiendo la marcha del receptor, veremos que, las señales moduladas de la escena en la estación transmisora, son recogidas por una estación receptora ordinaria
TELEVISIÓN
79
de radio amplificadas y enviadas al receptor de es cenas animadas. Suponiendo que las escobillas hacen contacto jun tamente con el sector superior de la derecha del ani llo, como indica la figura 15, y que una de las vari llas radiales de cuarzo, del primer círculo de la de recha, está en posición exactamente vertical; esta posición corresponde al comienzo de un cuadro en el transmisor, cuando la mancha luminosa está, precisamente, empezando a atravesar la película. Gomo la escobilla ha cerrado, precisamente, el cir cuito del primer electrodo de la derecha del tubo neón ; este electrodo, brilla inmediatamente con fluc tuaciones luminosas, que se corresponden exacta mente con la modulación de la señal. Estas fluctua ciones luminosas, son trasmitidas por las varillas de cuarzo y se proyectan a través de los orificios del tambor exterior sobre el espejo. La luz reflejada, de este modo, en el espejo sigue el sombreado de las imágenes de la película original, de suerte que se reproducirá un cuadro o escena semejante, en el ci tado espejo; escena que luego puede ser observada a través de un cristal de aumento. Un cuadro completo de 48 líneas (correspondien tes a la razón de transmisión) es reproducido sobre el espejo, por cada cuatro revoluciones del tambor. Al principio de la segunda revolución, las escobillas caen sobre el próximo segmento del anillo conmuta dor (por efecto del engranaje) y el segundo electrodo del tubo neón entra en funciones. La tercera y cuar
8o
ALFREDO DINSDALE
ta porción del cuadro, son semejantemente reprodu cidas, por el tercero y cuarto electrodos, empezando luego un nuevo ciclo, por el primer electrodo. Du rante un segundo el tambor gira sesenta veces. Pues to que cuatro revoluciones generan un cuadro, sesen ta generan quince, lo que da una rapidez de quince cuadros, por segundo, como hemos mencionado al describir el transmisor. Es por otra parte necesario, que transmisor y receptor marchen en sincronismo perfecto; pero Jenkins no se procuró ningún método especial para sincronizar. Para los efectos de las pruebas verificadas en Washington, el transmisor y receptor eran movidos por motores sincrónicos c. a. y como todos los motores tomaban la energía de la misma línea, se dice haber experimentado escasa dificultad para sostener constante el movimiento de los cuadros o escenas. Testigos presenciales manifiestan que los cuadros, vistos a distancia de unos diez pies aproximadamen te de la lente de aumento, resultaban siluetas claras y definidas, a pesar del caracerístico color rojizo producido por el tubo neón. Este aparato es interesante y evidentemente nue vo ; pero se comprenderá claramente, que no se ob tiene con él la televisión; transmite y reproduce so lamente siluetas animadas de simples figuras y es cenas que han sido previamente preparadas y re gistradas sobre un modelo tipo de película cinema tográfica ; y como no hay refinamiento de sombras
TELEVISIÓN
8i
y detalles que se hayan de tener en cuenta, el pro blema de idear aparatos apropiados es mucho más sencillo de solucionar que el problema de idear apa ratos que sean capaces de proporcionar la verdadera televisión.
CAPITULO VI Inventos de J. L. Baird Primer abarato En los precedentes capítulos hemos tratado, exclu sivamente, de los trabajos realizados por los sabios extranjeros sobre televisión. De los muchos obreros de la ciencia, que se han interesado en este proble ma, hemos descrito, por razones ya explicadas, solo los aparatos de alguno de ellos; pero estos pueden ser considerados como digna representación de los métodos y procedimientos adoptados por casi todos los demás. Debemos ahora volver sobre la importancia de los trabajos realizados en nuestro país por J. L. Baird, a quien pertenece la honra y la distinción de haber sido el primero eb demostrar, en público, la verdadera televisión. Hará próximamente unos cincuenta años, la genial inventiva de Graham Bell, un escocés, dió al mundo el teléfono, y ahora M*. Baird, otro escocés, resolviendo felizmente el pro blema de la televisión, ha dado un ojo eléctrico pa ra unirlo al oído legado por Bell.
'0‘M 'y-I■ .
■ •;'=3r>jVi '■'■■:■• •.'•r-'-i-':''-'.» '^fH5
J. L. B A IR D A N T E UNO DE SU S PR IM ER O S A P A R A T O S DE E X P E R IM E N T A C IÃ&#x201C; N
TELEVISIÓN
83
Hace ahora unos cinco años, que Mr. Baird, obli gado por su precaria salud, hubo de abandonar el activo negocio de su profesión y comenzó a dedi carse, exclusivamente al estudio del problema de la televisión. Ya, antes de esta época, sin embargo, las investigaciones científicas habían sido su ocu pación favorita, y en los primeros días de sus prác ticas de Ingeniería, ideó un modelo perfeccionado de célula de selenio, que le indujo a desarrollar un rudimentario sistema de televisión. Cuando, como resultado del mal estado de su salud, fué compelido a llevar una vida de recluso, Baird recogió los hilos del problema de la televi sión, donde los dejara años antes. A primera vista, el problema parecía de fácil solución. Brevemente examinadas las condiciones requeridas como hemos visto, pueden ser clasifi cadas como sigue: (1) Medios de registrar una imagen, así como de dividirla en pequeñas porciones o elementos. (2) Medios de transformar los elementos resul tantes de las ecenas o impulsiones luminosas, en impulsiones eléctricas, que puedan ser transmiti das al receptor colateral, sea por conductores o sin ellos, esto es, por radio. (3) Medio de volver a convertir las impulsiones eléctricas en impulsiones luminosas y por medios parecidos obligarlas a cubrir o iluminar una panta lla, reproduciendo de este modo, la imagen en el transmisor. (4) Medios de sincronizar el transmisor y recep-
ALFREDO DINSDALE
tor, es decir, hacerlos marchar exactamente a la misma velocidad. Estas eran las condiciones necesarias, cuando Baird examinaba el asunto, hace cinco años, y en teoría el pi’ohlema parecía sencillo. Muchos métodos ópticos eran ya conocidos, lo cual satisfacía la primera necesidad requerida. La célula de selenio y la célula fotoeléctrica, exis tían ya, y parecía satisfacer la condición 2.^; y para la S.*" había el tubo neón. Para sincronizar se habían desarrollado ya, en alto gradó, varios métodos en relación con otras ramas de la electricidad, notablemente, como au xiliar de grandes velocidades en los aparatos múl tiples de telegrafía; de suerte que parecía estar re suelta también la condición cuarta. Todo parecía muy sencillo, tan sencillo, en efec to, que era un milagro que no hubiese sido ya in ventada la televisión. Baird sacó la conclusión de que debía haber algún impedimento en alguna de las anteriores condiciones. Lo había había, en efec to, y como ya hemos visto, el tropiezo residía en la 2.“ condición «la célula sensible a la luz». Otro inconveniente reside en la cuarta condición; en los métodos usuales de sinci’onizar, aunque sa tisfactorios para el objeto que los motivó, eran completamente inaceptables para televisión. No obstante, después de unos seis meses de tra bajo, Baird alcanzó algunos éxitos y consiguió transmitir sombreados o siluetas. Animado por estos éxitos, esperaba llegar a gran
TELEVISIÓN
8S
altu ra; pero como ha ocurrido a otros inventores, pronto vió que transmitir sombras era una cosa, y transmitir la imagen de los propios objetos, era cosa muy diferente. Mes tras mes, trabajó con aparatos indescripti blemente defectuosos, hasta que en abril de 1925, tuvo la satisfacción de dar la primera demostración pública de televisión, transmitiendo bosquejos por radio, entre dos aparatos distanciados, en los al macenes de la calle Oxford de Selfridge. Gomo que da dicho, sólo bosquejos fueron transmitidos en esta ocasión ;pero lo fueron por la luz reflejada de los objetos originales y ya no fueron sombreados. Con relación a sus esfuerzos paxa pasar de la transmisión de bosquejos, al envío de verdaderas imágenes, completas y detalladas, Baird, se com place en contar la siguiente historia: Para efectuar sus experimentos, tenía la costum bre de colocar ante el transmisor la cabeza de un muñeco de ventrílocuo, y sus esfuerzos fueron di rigidos a transmitir, no meramente un bosquejo, sino una imagen completa y detallada del muñeco, a través de su pantalla receptora; Un día, en octu bre de 1925, después de meses de pacientes esfuer zos, tuvo la satisfacción de ver la cara del muñeco en su pantalla receptora, no como un contorno, sino como una imagen real, con sombra y detalles. Excitadísimo y entusiasmado Baird salió del Laboratorio en busca de «un ser humano» para que posara en lugar del muñeco. El primer ser humano que encontró acertó a ser William Taynton, de
86
ALFREDO DINSDALE
pendiente, por aquel entonces, en un despacho más abajo. Después de algunas dificultades, Baird, per suadió a Taynton para que subiera al Laboratorio y se colocara ante el televisor. Después de colocarlo debidamente, Baird se lan zó al Laboratorio para mirar en la pantalla; para sufrir una gran decepción, sin embargo, pues no había nada que ver. Después de probar vanamen te algunos ajustes, volvió al transmisor, donde com probó que el fracaso del experimento obedecía al hecho de que su objeto humano, asustado de la te rrífica claridad de las luces empleadas para ilumi nar su faz, se había desenfocado. «En la excitación del momento», dice Baird, le di media corona para que ocupara nuevamente su posición y se sostuviese en ella. Esta vez, la imagen de la‘ faz del muchacho, se reprodujo claramente sobre la pantalla receptora. Como dato de interés histórico, es algo extraño y digno de recordar, que el primer ser humano que fué televisado jamás, hubiera de ser sobornado pa ra aceptar semejante distinción. Después de algunos meses más de duro trabajo, Baird, consiguió en 27 de enero de 1926, realizar ante cuarenta miembros de la Real Institución, las pruebas de verdadera televisión, jamás testificada. La imagen de rostros vivientes eran transmiti das entre dos dependencias, no como bosquejos o siluetas, sino completas con sonidos, gradaciones de luz, sombras y detalles. Aunque las imágenes recibidas vacilaban mucho
TELEVISIÓN
87
y adolecían de otros defectos, la persona televisa da, podía ser reconocida. Estas demostraciones y otras que le siguieron des pués, despertaron gran interés; pero como el apa rato de Baird estaba construido con ejes de bicicle tas viejas, discos de tableros de mesas de café, y len tes de cristales de claraboyas, todo ello unido con lacre y cuerdas, no pudo impresionar a aquellos que estaban acostumbrados al brillo del latón y a los primorosos mecanismos de los constructores pro fesionales de aparatos. La importancia de las prue bas fué, sin embargo, real para el mundo científi co y muchos sabios e ingenieros, fueron a inspec cionar el aparato. El aparato transmisor original, empleado en los Almacenes de Selfridge, se exhibe ahora en el Mu seo científico de South de Kesington y su funciona miento será explicado con la ayuda del diagrama esquemático de la figura 16, donde A. representa el objeto o la imagen a transmitir y los discos gi ratorios B. C. y D. los rebuscadores de la imagen o mecanismo explorador. El disco B. con una serie de lentes asimétricas, gira a 800 r. p. m. próximamente y origina el paso de una serie de imágenes, del objeto A. en forma de largas bandas, a través de la célula sensible a la luz E. Antes de alcanzar F., sin embargo, las imá genes producidas por las bandas luminosas son cor tadas por las ranuras del disco C. que gira a unos 4.000 r. p. m. Al pasar por las ranuras de este dis co, las impulsiones luminosas deben también lu-
88
ALFREDO DINSDALE
cir a través de la ranura espiral, del disco D. cuya rotación tiene un efecto equivalente a una vuelta rt o■ j ei
cO
O *3 3O a O 3,£J w o; 3 ocA c CS 8g O ^ .2C o JS 3 rt
U•r'. & jQCA O^N •r O 3 u o— . O
ii
O
U5
1)
rt
bjO I. CTj
0u Q' 3 .52^ Q *3 o C Tj ^l/u'^ B CQ ^ en < 3L> cr tfí Ui
•■Z3 3 ¿ *3 rt
1 h rt ^u
E •■9^ |l T. y un movimiento de avance de la célula sensitiva, E. dividiendo de este modo la imagen, en un gran
TELEVISIÓN
89
número de tiras. Es decir, la acción de D. hace el efecto, como si- hubiese mayor número de lentes en B. El disco D. gira a una velocidad, relativamen te pequeña. La acción analítica de los discos gira torios sobre la imagen puede resumirse como sigue: El disco-lente B. divide la imagen, en este caso, en diez y seis bandas. Este número de bandas es doblado por el disco D. El disco C. corta las bandas individuales de la imagen en series de destellos fu gaces. De este modo la imagen total, queda descompues ta en millares de rayos luminosos o cuadros ele mentales ordenados, que se proyectan, sucesiva y ordenadamente sobre la célula. Por otra parte, la corriente resultante, que sale de la célula, varía en razón directa, a la intensi dad de los rayos luminosos que caen sobre ella y esta corriente de salida, después de su amplifi cación, es transmitida al receptor; sea por hilos conductores o por radio. Superpuestas a estas co rrientes de impulsión de la imagen, hay también una corriente de audiofrecuencia, del generador de corriente alterna, que aparece acoplado, con el mo tor que mueve los discos giratorios. Esta corriente de audiofrecuencia, es transmitida para sincroni zar el receptor con el transmisor. Esta parte del aparato se explicará más extensamente en el ca pítulo dedicado a los métodos empleados para sin cronizar. En el receptor representado en el diagrama de
ge
ALFREDO DINSDALE
la figura 17, la corriente de sincronismo, superpues ta a la corriente de impulsión de los cuadros, es filC-S SóO) o ^
08 I. a ffi N vi,5 -i rt «j P iS ■+T’
O-
ou .2 ES> •r cr ni ni o .b « °5 § 0 .2 T .b Q lo E *c ^ b 1 J9*^ tN•- <ü *0 0.» o Si L- nO S S ni bíi^ ni o H-o .ti
1 Ky
feS trada, actuando después de amplificada sobre el motor sincrónico que regula la velocidad del mo
TELEVISIÓN
91
tor principal D. C. Por el momento, sin embargo, nos referiremos solamente a las corrientes de im pulsión. En el receptor, estas impulsiones actúan sobre un tubo neón K. modelo de tubo, que como ya he mos visto, responde instantáneamente a las corrien tes de impulsión transformándolas en destellos. El mecanismo óptico o dispositivo explorador, es estrictamente igual que el del transmisor, con la excepción en el receptor, de que el disco denta do C. es eliminado dejando el disco estriado H. y el disco-lente G. (Fig. 17). La acción combinada de estos dos discos, es dirigir un rayo de luz del tubo neón K. en vaivén horizontalmente y de arriba abajo, de suer te que la pantalla P. es completamente iluminada, extendiéndose las fluctuaciones de la iluminación del tubo neón K. sobre la pantalla para reproducir exactamente la escena original, que está ante el transmisor. Aunque, como se ha dicho ya, los aparatos que acabamos de describir funcionaban satisfactoria mente y producían la verdadera televisión, el con junto de la imagen recibida era muy tosco, compa rado con el moderno cinematógrafo, era tanto como comparar la reproducción hecha en un diario cual quiera, con la reproducción bella y artística hecha en una gran revista ilustrada. Contenía los detalles, las gradaciones de luz y sombra, la escena o imagen podía ser reconocida; pero la reproducción dejaba mucho que desear. Esforzándose Baird para pei’feccionar el recti-
92
ALFREDO DINSDALE
Guiado de la imagen, hizo experimentos en diferen tes sentidos y orientaciones. Para transmitir una imagen, se conocen tres mé todos en la ciencia de la óptica. Tenemos la lente, el espejo cóncavo y el diafragma o pupila fotográ fica. Otro invento interesante ha sido además descrito en una de las patentes de Baird. Trátase de una especie de panal extraordinario, formado de una infinidad de pequeños tubos, dis puestos en filas paralelas. La acción de este con junto de tubitos, es muy peculiar. Si, por ejemplo, se coloca delante de una lámpara eléctrica, aparecerá una imagen del filamento sobre una pantalla de cristal deslustrado colocada, inme diatamente, detrás del panal de tubos. Una sorpren dente característica de esta imagen, es que su tama ño, se mantiene constante, independietemente de la distancia entre los tubos y la lámpara. Esta es una propiedad que difiere enteramente de la de otros aparatos proyectores de imágenes, en los que el tamaño de la imagen depende de la distancia, entre el objeto y el aparato proyector. Si este aparato excepcional tendrá o no uso definitivo en televisión, es asunto que aún se ha de v e r; pero lo describimos como una interesante novedad cien tífica, que ha sido tratado experimentalmente, co mo un sustituto del disco giratorio. Los dos dis cos interruptores C. y D. figura 16, fueron conser vados y dispuestos para operar juntamente con la estructura celular, tal como se ve en la figura 18.
TELEVISIÓN
93
Como ya se dijo, el aparato original de Baird da ba una imagen en el receptor, que parecía estar formada de finas tiras, estrechamente unidas;
Fig. i8.— Mientras los dos discos giran detrás de la estruc tura celular, la combinación de la abertura^ en espiral de un disco, con las ranuras radiales del otro, exponen la célula sensitiva-luminosa.
usando el sistema de tubos de proyección, antes ex plicado, la imagen recibida tiene la apariencia de estar formada por un gran número de puntos claros.
CAPITULO VII El invento de J. L. Baird [continuación) LA «PALANCA OPTICA». — CANALES MUL TIPLES De los muchos instrumentos exploradoi’es de imá genes descubiertos hasta la fecha, sea por Baird o por otros experimentadores, ninguno tan altamente interesante como el último inventado por Baird, llamada por él «palanca óptica». La posibilidad de aumentar la velocidad en cualquiera otro dispositi vo, está estrictamente limitado por motivos mecá nicos ; pero con la «palanca óptica» no hay límite para la velocidad a que las impulsiones luminosas, hayan de atravesar la célula o el conjunto de vavarias células. Esta invención se describe en la patente de Baird número 265-640 y para describirla aquí, no podemos hacerlo mejor que copiando de la propia especifi cación original y referirla al esquema, también ori ginal, que se reproduce en la figura 19. Copiamos, pues, de la especificación de la pa-
UN RIN CÓ N DE LO S L A B O R A T O R IO S DE B A IR D , D O N DE SE R E P R E S E N T A E L M E C A N ISM O DE UNO DE LO S M AS R E C IE N T E S T R A N S M IS O R E S DE T E L E V IS IÓ N
? 7 -r
■
'f'** SS'-Sf\iíríí^í^ iS;á;íítív:';:
i
7^-
(-> *rg3
'\r\>
?7;7-7.7:'I" ''S'-'í
,,jli|iliÍ|> ^ /, •••. -■•.•'■■•.. ;- ., ,. . ( _, ., ••
«
V -vv..,
’:i ;T'Í
TELEVISIÓN
95
tente; «El transmisor puede consistir en un disco giratorio, en cuyo borde hay un número determi nado de lentes, formando círculo. Frente a este disco, está el objeto que ha de ser transmitido, y detrás del disco y en el plano focal de las lentes hay una pantalla de vidrio deslustrado. Guando gira el disco, pasa una serie de imágenes del ob jeto a través de la pantalla, de arriba abajo». «Detrás de esta pantalla hay un segundo disco giratorio que contiene también un círculo de len tes ; este disco lanza una imagen, de la pantalla, sobre un diafragma que tiene una abertura que conduce a la célula sensible, todo ello dispuesto de tal modo, que, cuando el disco gira, las imágenes proyectadas por su círculo de lentes se mueven de un lado al otro, a través del diafragma».—(Véase fi gura 20). Por consiguiente, la imagen del objeto, cuando alcanza el diafragma, tiene dos movimientos; de arriba abajo, debido al primer disco y lateral el otro, esto es de derecha a izquierda, debido al se gundo disco; moviéndose este segundo disco len tamente con relación al prim ero; y de este modo la imagen atraviesa la célula. Se ha hecho mención de una pantalla, para hacer la acción del mecanismo más comprensible; pero no se necesita, y en la práctica se prescinde de ella. Las lentes, en el disco, pueden colocarse formando espiral o en alguna forma asimétrica y para dar el movimiento lateral a la imagen, puede utilizarse
g6
ALFREDO DINSDALE
un espejo poliédrico giratorio, en lugar del segundo disco. Lo que acabamos de decir, es un resumen gene ral de los principios en que se fundan los métodos empleados. Para obtener un cuadriculado más fino y delicado en la imagen, es necesario que ésta pase muy rápidamente sobre la célula y con el objeto de aumentar la velocidad, sin aumentar la del disco giratorio, o tener que aumentar las lentes, se em plean más de una combinación de discos. Otro método empleado para aumentar la velo cidad, consiste en emplear un conjunto de lentes fijas, por ejemplo, tres, lanzando cada una de es tas lentes, una imagen del objeto, sobre una pan talla de cristal deslustrado. Cuando las lentes es tán contiguas, las tres imágenes serán casi idénti cas. Luego se hace pasar una imagen de esta pan talla a través de la célula, por alguno de los me dios anteriormente descritos; sólo por el uso de es tas tres lentes fijas «lanza-imágenes»; la velocidad es triplicada. Gomo antes, la pantalla de vidrio pue de ser omitida. «Las lentes pueden ser dispuestas para trabajar con más de una célula, por ejemplo, una serie de nueve lentes pueden ser utilizadas para lanzar sobre la pantalla tres imágenes, actuando cada una de estas tres filas, sobre su célula co rrespondiente, accionará a su vez ésta su propio foco luminoso, en la estación receptora, reempla zando aquí, este foco luminoso a la célula colocado detrás de un dispositivo óptico, semejante al que hay en la estación transmisora».
TTKU
.5?
98
ALFREDO DINSDALE
Refiriéndonos ■ahora a los diafragmas; la figu ra 19 es un plano del aparato. La figura 20 una vis ta parcial de un extremo, mirando en la dirección de la flecha A. y la figura 21, es una vista fragmen taria mirando en dirección de la flecha B. En la siguiente descripción, serán mencionadas las pantallas de vidrio en cuanto faciliten la expli cación del funcionamiento del sistema. Actualmen te no son esenciales para el funcionamiento del aparato y son omitidas en la práctica. Refiriéndonos a la figura 19 el mecanismo explo rador de la imagen o transmisor, consiste en un dis co rotatorio 1, en el que están montadas una serie de terminada de lentes 2. Frente al disco está el objeto u objetos (3) cuya reproducción se va a transmitir. La posición de la primera pantalla se muestra en 4, estando debidamente colocada para recibir una imagen, proyectada por una de las lentes 2. La línea 18, indica el eje óptico del aparato a lo largo del cual tiene lugar la proyección de las imá genes y cuando una de las lentes, (2) cruza este eje, se proyecta una imagen sobre la pantalla 4. Detrás de esta pantalla, (4) hay un segundo dis co rotatorio 5, que lleva también un número conve niente de lentes 6, situadas de modo que al gii’ar el expresado disco 5, pasan a través del eje óp tico 18. Los discos 1 y 5, están montados en ejes para lelos separados, 7 y 8, que giran a velocidades con venientes y si se desea pueden ser acoplados.
=».-‘':-:5í::^iVfe':'^í fe*'í íí'feVívga;';fe:fe-*: :■:v-fev;vfev*-. : V .f,.
...
.
.
■•y ■ : •■
Y : . Y ': : Y »
_•,i:-.-. ,j.. ,V:¿v '■ ffe' -' .-■ *■ ' '.•'•> '■ ■ 'Vi,;- ••■•'
'l i l i '" ': ': • '.
■'
fe,>
.•■:
...
' Y’:,^Y'- -'V- v;YYY:; Y' ■Y^Y.YY'-'-' '-■ ’■' 'T.,"■■ ■Yív'YY' YY': V''feísfcíW
y.';:V-y .--^Y'
.fe-' .
.... -
I.
A P A R A T O T R A N S M IS O R DE L A A A IE R IC A N T E L E P I lü N E & T E L E G R A P H CO. El rayo luminoso procedente de) disco explorador, sale de la aber tura central de la caja que está frente a la persona sentada. La luz reflejada de su cara, se proyecta sobre las tres grandes células fo to eléctricas, situadas detrás de la rejilla. El micrófono recoge sus palabras
TELEVISION
99
La imagen proyectada sobre la pantalla 4, cons tituye un objeto, cuya imagen es a su vez proyec tada por cada una de las lentes 6, sobre una pan talla 9, colocada detrás del disco 5; la rotación de los árboles de transmisión 7 y 8, se efectúa de modo que las lentes 2, cruzan el eje óptico 18 en direc ción opuesta a las lentes 6. Con la disposición explicada, este resultado se obtiene, girando los discos en la misma dirección. El árbol 7, lleva aún otras series de discos arma dos de gran número de lentes, como se indica en 10-11 y 16-17, dispuestas de modo conveniente todas ellas para poder atravesar el eje óptico en el mo vimiento giratorio que le comunica el árbol 7 en su rotación. Asi mismo, el árbol 8, lleva también una serie de discos con múltiples lentes, cada uno de ellos, como indican los números 13-14 intercalados estos discos con los montados en el árbol 7. Las lentes que hay en cada uno de los discos, al cruzar el eje óptico 18, proyectan sucesivamente, de izquierda a déi’echa (figura 19), la imagen, lan zada por la lente del disco procedente de las series y como las lentes se mueven sucesivamente, en opuestas direcciones, la velocidad transversal es au mentada. Se puede hacer uso del número de discos que se desee, en cada árbol para obtener cualquier velocidad final transversal de la imagen. El punto más difícil de entender, en esta inven ción, es, precisamente, como se verifica el acre centamiento de la velocidad transversal. A primera vista parecerá que no ha de resultar ventajoso, el
ALFREDO DINSDALE
aumento del número de discos, y que las imágenes lanzadas por discos sucesivos, en todo caso, se amontonarán justamente una sobre otra en la úl tima pantalla de la serie. No sucede, sin embargo, tal cosa, porque todos los movimientos están re lacionados entre sí. Con el objeto de decidir, cual está en movimien to y cuál no lo está y la velocidad a que se mueve un objeto, debemos tomar algún punto fijo como punto de referencia. Supongamos, pues, que, una persona anda a lo largo del pasillo de un tren, a la velocidad de tres millas por hora. Las personas que permanecen sen tadas en el compartimiento, dirán de él, que se mue ve a tres millas por hora, lo que será correcto desde su punto de vista, es decir, tomándose ellos como punto de referencia; pero si el tren estaba mar chando a sesenta millas por hora, y la persona en cuestión ha conseguido recorrerlo de cola a cabeza, la proporción total de su avance, tomando la tierra como punto de referencia, serán sesenta y tres mi llas por hora. Cuando consideremos que la tierra a su vez, se está moviendo a través del espacio, girando alrededor del sol y de su propio eje, enton ces vemos, que la velocidad de avance de la per sona en movimiento a lo largo del tren y la velo cidad del mismo tren, si tomamos el sol como punto de referencia, es algo completamente diferente de lo que suponíamos. Volviendo ahora a la palanca óptica, las lentes 2, del primer disco giratorio, lanzan sobre la pan
TELEVISIÓN
lOI
talla 4, una serie de imágenes del objeto 3, relati vamente fijo. Las lentes 6, del segundo disco, que cruzan el eje óptico en opuesta dirección, recogen una imagen de la pantalla 4 y la lanzan sobre la pantalla 9. Desde el punto de vista del segundo dis co, la imagen proyectada sobre la pantalla 4, es el objeto relativamente fijo, del cual, una serie de imágenes se proyectan a su vez sobre la pantalla 9., pero en virtud de que la imagen de la pantalla 4, no es un objeto fijo, sino una serie de rápidas imá genes que van llegando y en virtud, también, de que las lentes del primero y segundo disco se mue ven en direcciones opuestas, el número total de las imágenes que se proyectarán sobre la pantalla 9, en un tiempo dado, será doble del que en igual período caen sobre la pantalla 4. El segundo disco mueve las imágenes, realmente, a la misma velocidad que lo hace el prim ero; pero mientras que el primero está proyentando imáge nes de un objeto fijo, el segundo, como quiera que sea, las está proyectando de un número de objetos, en rápido movimiento. El tercer disco (10) recoge ahora la imagen de la pantalla (9) (que con relación al tercer disco, es también un objeto fijo relativamente) y la re proyecta sobre la pantalla 12, incrementando de es te modo, aún otra vez, la velocidad ^transversal; y así se van efectuando sucesivos aumentos mediante los discos de la serie. De este modo, la velocidad transversal de las imágenes, es aumentada por lo que puede llamarse
ALFREDO DINSDALE
«efectos de una palanca óptica» y de aquí el nom bre dado al invento. En cada pantalla sucesiva, la velocidad transversal de las imágenes es doble de la que llevaba en la precedente; y el aumento pue de llevarse a cualquier grado, añadiendo discos a la serie, mientras se mantenga la velocidad del pro pio mecanismo, dentro de los límites posibles. Como ya se ha dicho, las pantallas no son ya ne cesarias ; han sido mencionadas en la descripción hecha últimamente y empleadas en la figura 19, simplemente como auxiliar para facilitar el estudio del aparato. Las lentes de cada disco, al atravesar el eje óptico, recogerán las imágenes lanzadas en el período por las lentes del disco precedente. Con el dispositivo que acabamos de indicar, se han proyectado sobre la pantalla (19) una serie de imágenes que se mueven a una gran velocidad hacia arriba, o hacia abajo, según la dirección de la rotación de los árboles 7 y 8 y si fuese sustituida, esta pantalla, por una célula sensible, podría ser movida lentamente a través de la imagen movible para obtener la exploración total de esta. Este mo vimiento relativo lateral, entre la serie de imágenes y la célula, es efectuado, preferentemente por medio de un disco separado (20) que está montado sobre un árbol (22), situado sobre el plano que contiene los árboles de transmisión 7 y 8, de forma que el disco 20, se sobrepone al eje óptico (18) del aparato, como demuestra la fig. 21. Las lentes (21) que lleva el disco (20) se mueven a través del eje éptico ( en virtud de la disposición
TELEVISIÓN
103
de los árboles de transmisión, arriba descritos) en ángulo recto, con relación a la dirección del movi miento de las lentes 14 y 17. Al árbol 22 y en consecuencia a las lentes 21, pue de dárseles un movimiento rotatorio lento, en com paración con el de los árboles 7 y 8, obligando de es te modo a la imagen a moverse lateralmente a tra vés de la célula foto-eléctrica, a fin de obtener una reproducción del cuadro o escena, finamente reticulada y correcta. La célula 23, está situada sobre el eje óptico del aparato. El movimiento lateral de la serie de imágenes, se puede efectuar en cualquiera otra forma deseada. Por ejemplo, las lentes de uno de los discos, pueden colocarse en espiral, como se ve en el disco (1) de la fig. 20, en lugar de estar en círculo, de modo que en la sucesión de imágenes producidas por las lentes, del citado disco, cada una resulta desviada, ligera mente, al lado de la imagen procedente. Copiando nuevamente, de la especificación de la patente, dice: «Para obtener el aumento de la velocidad trans versal de la imagen, se puede hacer uso de un con junto de lentes reunidas, por ejemplo tres, una sobre otra, entre el objeto a transmitir y el primer disco, proyectando cada una de las lentes una ima gen del objeto, o vista a transmitir, sobre una pan talla de vidrio deslustrado a donde las tres imáge nes convergen, una sobre o tra : Como las lentes son adyacentes, las tres imágenes serán casi idén ticas. A una imagen de esta pantalla, se le hace
104
ALFREDO DINSDALE
atravesar luego una célula, por cualquiera de los procedimientos aquí descritos, y por el empleo de las tres lentes, la velocidad resulta triplicada.» «Las lentes pueden ser dispuestas para trabajar con más de una célula. Por ejemplo, se pueden uti lizar tres grupos verticales de tres lentes fijas cada grupo, estos, lanzarán tres hileras verticales de tres imágenes sobre la pantalla, actuando cada una de estas tres hileras sobre su propia célula, la cual, a su vez, regirá su correspondiente foco luminoso, en la estación receptora reemplazando el foco luminoso a la célula colocado detrás de un dispositivo óptico, se mejante al de la estación transmisora.» Fácilmente se comprenderá que con aparatos ade cuados, que hicieran que las impulsiones luminosas se proyectaran sobre la célula a cualquier velocidad, el número total de impulsiones, por segundo, que la célula puede recibir para transformarlas, pronto po dría llegar a ser enorme. No obstante, si la célula es capaz de responder a la velocidad eficaz exigida, aún queda margen para la transmisión. Gomo ve remos en un próximo capítulo, hay limitaciones para la velocidad a que las señales pueden ser emitidas, es decir, para el número de impulsiones por se gundo, que se pueden enviar al circuito, que une el transmisor y receptor. La inercia de la célula (esto es su lentitud para verificar las transformaciones) puede ser vencida, usando más de una célula, y Baird, en su patente núipero 253.957, describe métodos para hacer que cada célula funcione con su correspondiente banda
TELEVISIÓN
IOS
luminosa, de la escena en transmisión, y regule su correspondiente foco luminoso en el receptor, donde cada foco luminoso reproduce la sección, o parte del cuadro, relacionado con el transmisor por la célula que lo acciona. Las señales en este caso, son emitidas a través de líneas separadas o por on-
Fig. 22.— Montaje múltiple de células fotoeléctricas en combi nación con válvulas diodo de circuito abierto.
das también separadas, si la transmisión se hace por radio. Sin embargo, si el procedimiento de transmisión permitiera emitir impulsiones a la velocidad reque rida no hay razón, para que las corrientes de salida de las células, no sean todas transmitidas por el mismo circuito, siendo las impulsiones celulares calculadas eléctricamente para seguir a las de la
io6
ALFREDO DINSDALE
célula precedente en la serie; todas en el orden con veniente. Usando circuitos apropiados de señales convenidas en el receptor, las impulsiones que lle gan pueden ser separadas y aplicadas a sus respec tivos focos luminosos. En los casos en que se emplea más de una célula, cada una de éstas estará proviste de su propio am plificador. Si las células son conectadas en paralelo y además actúan sobre un solo amplificador, pro penderán a influenciarse, una a través de otra, pro duciéndose un corto circuito parcial. Aún después de la amplificación individual, es conveniente, como se explicó en la última patente mencionada, colocar una válvula de dos electrodos en el circuito de salida de cada amplificador, para precaber una realimentación. Inversamente una válvúla de dos electrodos, se puede colocar directa mente en el circuito de salida de cada célula; sobre que los circuitos de salida de las dos válvulas de dos electros, se pueden conectar impunemente, en paralelo con un amplificador único. Este último montaje se ve en la fig. 22 (reproduc ción de la especificación de la patente) donde 43, 44 y 45 son las células sensibles y 56-57 y 58 son las válvulas de dos electrodos; 59 y 60' son los termina les de salida que están conectados al borne de en trada del amplificador.
CAPITULO VIH Pruebas verificadas por la American Telephone Telegraph Co. Sistema de puntos luminosos iCntre los primeros experimentadores dignos de ser admitidos en el estadio de la televisión, hay un grupo de Ingenieros, asociados a la Gran Compa ñía Americana de Teléfonos y Telégrafos, una de las empresas industriales más grandes de América, que cuenta para sus progresos científicos, con una vasta organización de laboratorios, dirigidos por algunos de los Ingenieros de Telégrafos y Teléfonos, mas preclaros del mundo. Un grupo de Ingenieros, afectos a estos laborato rio (The Bell Telephone Laboratories Inc.) tras va rios años de trabajos sobre el problema, consiguió en 7 de abril de 1927, hacer publicas pruebas de te levisión, por circuito alámbrico, entre Wáshington y New York y por circuito inalámbrico — por radio — entre Whippany N. Y. y New York. Estas pruebas fueron hechas en presencia de una reunión de invitados, entre los cuales había hom bres de negocios. Directores de periódicos. Ingenie
io8
ALFREDO DINSDALE
ros y hombres de ciencia. Los invitados, se con gregaron en los Laboratorios de la Compañía Bell Telephon en New York y pudieron hablarse y verse, simultáneamente, con los amigos de Washington, a la distancia de 200 millas, longitud de la línea te lefónica ordinaria, que une las dos capitales. El Presidente de la «American Telephone and Telegraph Go.» Waltes S. Gifford, sostuvo conversa ción con el señor Hoover, Secretario del Departa mento de Comercio de los Estados Unidos, que es taba en Wáshington. Las observaciones de Mr. Hoo ver se hacían audibles a los invitados, en NewYork, por medio de altavoces, mientras la imagen de sus facciones, se hacía visible en dos pantallas, una pequeña para uso individual, que medía pró ximamente dos pulgadas y media cuadradas y la otra, grande que medía aproximadamente, dos pies de ancho por tres de largo. Esta pantalla grande, que fué preparada en honor a los visitantes, aparecía como si estuviese en cier to modo arrugada; esto era debido a que los cua dros que constituían la escana reproducida, estaban formados por cincuenta hileras, unas encima de otras; pero cuando la vista llegaba a acostumbrarse a m irar la pantalla en la oscuridad de la habita ción, la imagen de la cara del locutor colateral era reconocible si bien las facciones que se mostraban claras y definidas en la pequeña pantalla, resultaban considerablemente borrosas en la ampliada y a ve ces desaparecían por completo. Es evidente que ampliada hasta el tamaño de una
TELEVISIÓN
109
pantalla ordinaria, para recibir escenas animadas, los detalles, llegarían a perderse por completo. De todos modos quedó demostrado, en la prueba, que la invención estaba lejos del estado de perfección de las escenas o cuadros corrientes. No obstante, la imagen obtenida, en la pantalla pequeña, era perfectamente clara, y al decir de los testigos presenciales se podía comparar con des colorido daguerreotipo, sostenido temblorosamente en la mano. En estas pequeñas reproducciones, los detalles de la cara aparecían en líneas negras, con un brillo dorado, en último término, que era debido al color anaranjado de la luz del tubo neón, que se empleaba para iluminar la pequeña pantalla. Subsiguientemente a las pruebas verificadas con hilos telefónicos, entre New York y Washington, los concurrentes fueron invitados a la repetición de las mismas que, esta vez, se efectuaron por radio, desdede la estación experimental de la Compañía 3 XN. en Whippany N. I., a unas treinta millas de New York. Un dato importante de estas pruebas, fué la semejanza en sus resultados pues no hubo di ferencia en la calidad de las imágenes reproducidas, ya se verificase la transmisión de un exti’emo al otro del laboratorio, ya fuese, por hilos conductores, des de Wáshington, o ya, en fin, por radio, desde Whippany. Los ingenieros responsables de estas pruebas, jus tificaron claramente, que sus aparatos y métodos no podían aún ser llevados al terreno especulativo y práctico. El equipo necesario, fué extremadamen
ALFREDO DINSDALE
te minucioso y caro, y para llevar a cabo las prue bas, publicamente, fué necesaria la cooperación de unos mil individuos! Además, la transmisión de Televisión ejecutada como lo hizo la A. T. y T. requiere un gran número de frecuencia y la transmisión de estas frecuencias, requiere, a su vez, un número considerable de cir cuitos telefónicos. En el caso de transmisión por radio, se ha de uti lizar una onda para la emisión de las impulsiones del cuadro, otra para sincronizar las impulsiones, y una tercera para h a b la r: como se ve en la figura 23. En vista del estado de saturación o congestión del éter, esta última presenta una formidable difi cultad. Está demostrado que muchos de los conocimientos empleados por los Ingenieros en cuestión, para el desarrollo del sistema de Televisión, antes examina do, fueron adquiridos por ellos, durante el curso de a,ños de investigaciones y trabajos, cuyos resul tados, ha proporcionado a la A. T. & T. la actual explotación sobre una base comercial, de un sistema de transmisión de fotograbados, por conductores eléctricos, que cubren enteramente los Estados Unidos. La Televisión y Fotografía, sea por hilos o sin ellos, tienen muchos puños comunes o al menos estrechamente relacionados, de suerte que los In genieros que desarrollaban el sistema fototelegráfico, pudieron utilizar muchos de los conocimientos que habían adquirido.
V IS T A DE L A G R A N P A N T A L L A lA Ú N NO T E R M IN A DA) E M P L E A D A PO R L A A M E R IC A N T E L E P H O N E & T E L E G R A P P I CO. Esta pantalla consiste en un largo tubo de neón plegado, forman do un serpentín plano; contiene 2500 electrodos
m m m --
III
TELEVISIÓN
Ó «-u4^c3*rt*^ »-. < -^ rt JJ ii3 S J gfg ^.s * J3 Q *3 I3 ctJ üih : a vo.C'"*” ' ba o • 2 g Í ' ^ S | g a & ca 3 P B /(orf qj ^ t g cr c4<£ > ^ iU ni tnjS
lT
«
W
i.
'
«
SȒ iW
5 « 5 o 3 3 2
1 tv
s .o• n>.S i g § S5*üTC ^ ^ __ __
—— ^í
o rt ^*43 2 ‘ & g ' S ^ S ® ’^ 2 o S
- ^ ^. s
*2 o OC¡^n-j. r t ..t=!c2
2
ni jS tíí OJ2‘"B C d)
•4—•
^
ÍG
--
,^C0
05 4J
‘" X 't iCí
l/J -
V.T »»j
O a j nJ
^ c¿
.j_j
“3 c- S? 'S p,"" u H“" " •■ S '2 L g">" c- oo
g~rt .-o rt S 'c r s !?£; " u S j= c " « o .E c cii
u
ü ^ u c -g g -5 p J 3
cj c S Ü 5 a-3W « S Kc4> ^g S. s„n j po n<L-> g05 oOOp - — rt O<L>45 2 cd C ‘ E i8 p S-I-S-S-^s S ^S ■o3i^r t3 - ||'° ’^ o I rt . j;-
05 CT
cd
ni o - i - s . . ; ; ; i P . °
M -i ^
^ ° 0>
p iw _2 «
‘-•’O o „«
2 p g - - s = 5 fe 8 p ::o g .s i 8 £ s ° s ^ : g '§ ^ a a -2 « § 8-tí 8 ^ 1 ^ jg
. a i r s es . 2 § >, <u S - 1; 2 O c2^T 3^ O i¿ r-^ S _ 2 9 « 5 o - O ó R e O e “ ’S hy>piST30-S'jiUíucsS
nS
'“ •o ¡3 2 9
y ^ M-a-p'
C rt 2 S E >nig « 3 « S §■
: S ~ O. ^
b iV
2 E-n h
o _ ti'S 35,*üí3O 2d OSt:w . Ses 2.S - cd tí d>« V- « 0 Í l 4 0 5 ^ . 0 ; 4 5 ' c d 4 r 5 Ó 5 ’^ . ^ S <d«2 f l > !u- 050-Í5 S. 4>5 í= ^''•« - 5^ o -'I? 2 r'O' ■3. C ' O É es'-. c.. | s S g &§'8 g s;s« w §Ei3ges’o!^!S2E>o
o
i->
ALFREDO DINSDALE
Un factor esencial, común a todos los transmiso res, es que la escena a transmitir, debe ser ilumina da ; la intensidad de la iluminación necesaria, depeende en gran parte, de la sensibilidad del órga no sensible a la luz que se emplea para transformar las impulsiones luminosas, en impulsiones eléctri cas. Con todos los sistemas basta aquí desarrollados (a excepción de uno de los más recientes de Baird) ha sido costumbre inundar de luz completamente la escena, y esta luz, en muchos casos, era tan in tensa, que llegaba a producir considerable molestia ala persona que la había de soportar. La intensidad luminosa, debía ser tan grande por que, cuando se utiliza una célula del tipo alcalino, como órgano sensitivo, su respuesta a las impulsio nes luminosas son extremadamente débiles reque riendo las corrientes resultantes, a la salida, una extraordinaria amplificación antes de que puedan rendir el trabajo requerido de ellas. Se ha de tener en cuenta, que la luz que alcanza la célula, es ya luz reflejada, y para formarse una idea de la escasísima intensidad de esta luz refle jada, bastará decir, que si fuese iluminada la cara de una persona con una lámpara de 1,000 bujías, desde una distancia de noventa y cinco centímetros, la intensidad luminosa reflejada de ella, ascendería escasamente a una bujía. En lo que concierne a la utilización de ilumina ción intensa, no es una excepción el aparato de te levisión que estamos describiendo. Para transfor mar las impulsiones luminosas en impulsiones eléc
TELEVISIÓN
II3
tricas, se utilizaban células fotoeléctricas y se em pleaba una intensa iluminación de 40 amperios, su ministrada por un arco Sperry. Interpuesto, entre el arco y la escena a trans mitir, había un disco de acero, con agujero prac ticados cerca de la circunferencia formando una es piral. A través de estos agujeros, brilla, en momen to determinado, un solo y particular destello de luz. El movimiento de rotación del disco, hace que este destello de luz repase la escana o persona a televi sar, de izquierda a derecha, e inmediatamente el próximo agujero, situado en poquito más cerca del centro del disco, deja pasar otro destello de luz, que cruza a través de la escana, sohre un trazo paralelo al anterior; pero un poquito más ahajo que éste. Mientras el disco continúa girando, se repite esta operación,, hasta que la escena ha sido completa mente cubierta o explorada por los destellos lumi nosos.. El disco giraba tan rápidamente, que el total de la escena u objeto era iluminado cada vez, por bre ves y sucesivos destellos, en menos de una décima quinta parte de segundo: en el disco utilizado, ha bía cincuenta agujeros, de suerte que la escena, te nía cincuenta líneas luminosas trazadas a través de ella. Por este procedimiento, y prescindiendo de su condición insoportable, se obtenía una intensa iluminación de la persona sentada ante el televisor y todo lo que podía verse era una lucecilla vacilan te, que cruzaba y recruzaba la cara del televisado, a una velocidad indecible. Siempre que se utilizó este
I I4
ALFREDO DINSDALE
método de iluminación, sin embargo, se hizo notar, que el televisado notaba al cabo de pocos minutos de exposición una sensación de molestia, a causa de la intensidad del rayo luminoso. De paso, es interesante hacer notar, que Mr. J. L. Baird, el inventor inglés, hizo uso de este mé todo del destello luminoso en el curso de algunos de sus experimentos originales, siendo así mismo, descrito el método, por él mismo, en su patente inglesa número 269.658 del 27 de enero de 1926; cerca de diez y ocho meses antes de las pruebas de la A. T. & T. El sistema es ilustrado en el diagrama de la fig. 24. Baird ha perfeccionado, aún posteriormente, el método, añadiéndole muchos refinamientos, pero es te sistema tiene, evidentemente, sus limitaciones, de bido al reducido espacio visible, que se puede cubrir con un rayo luminoso en movimiento. Las líneas, contornos y colores, de la cara de la persona televi sada, producen variaciones en el grado de brillantez de las manchas luminosas o destellos, que se refle jan, y éstas, a su vez, causan un efecto de variación semejante, cuando hieren la célula fotoeléctrica. En el sistema de la A. T. & T. la persona que ha de ser televisada, se sienta ante un aparato semejan te a una caja, que tiene una cavidad, de cuyo centro surge el rayo luminoso, iluminándole la cara. A uno y otro lado de esta cavidad, y encima de ella, esta ban colocadas tres grandes células fotoeléctricas. Es tas células miden unas 16 pulgadas de largo, y son, probablemente, las más grandes que jamás se han
0& • y *
:/‘’v:.;'!.fV
íM
Ü : te®
3í>®Si>í |K f m0iIfilá
w&
ÉÉI
'Ííffó'',:
TELEVISIÓN
115
hecho. La luz reflejada, pues, de la faz de la per sona, en posición, caía sobre estas células, cuya re sultante eléctrica después de amplificada, era en viada al receptor. Como ya hemos explicado en el capítulo anterior, la corriente que sale de la célula, es muy débil; de aquí el uso de células tan grandes
Fig. 24.— Sistema explorador de Baird. Un rayo luminoso del foco C. se proyecta, a través de la len te L. y (}e los agujeros, en espiral del disco B. sobre el obje to A. que se ha de transmitir: La luz reflejada desde A . cae sobre la célula fotoeléctrica D. La rotación del disco hace que, el rayo^ explorador, se mueva continuamente en vaivén, y ^con muchísima rapidez, describiendo líneas paralelas a tra vés de A . En esta forma el objeto es totalmente explorado, y de cada ung de sus partes, son lanzadas ráfagas luminosas, ordenadas y regularmente, sobre la célula D.
y el empleo de tres de ellas, en paralelo, en vez de una sola. No obstante, el anterior montaje, la am plificación de la corriente celular había de ser ex traordinaria. En el caso de las radiotransmisiones de Whippany, por ejemplo, se estima que la corrien te fotoeléctrica, fué amplificada 5.000 millones de mi llones de veces, antes de ser lanzada a la antena
ii6
ALFREDO DINSDALE
transmisora. En esta amplificación, por supuesto, se incluye el coeficiente de amplificación propio de la radiotransmisora. A medida que cada uno de los detalles de la persona u objeto, en transmisión era iluminado, las células fotoeléctricas respondían instantanemante, iniciando una corriente proporcional a la luz reflejada sobre ellas, y en consecuencia, pro porcional a los claro-oscuros, etc., de los detalles particulares de dicho objeto o escena; resultando, en fin, que mientras el rayo explorador flotaba a tra vés de la escena, formando sus líneas de derecha a izquierda y de arriba abajo, las células generaban corrientes que variaban en perfecta consonancia con los detalles de la figura en transmisión. Tan velozmente barría la escena el rayo luminoso, que la variación de la corriente, ei-a amplia y rá pida hasta corresponder, algunas veces, al cambio de un máximo al mínimo en una veintemilésima de se gundo. Estas variaciones llamadas componentes de la corriente alternativa, comprendían las impulsio nes eléctricas que eran transmitidas al receptor co lateral : la velocidad de las señales por consiguiente, era de unas 20.000 por segundo. Gomo ya se mencio nó, fueron utilizados en las pruebas dos modelos de aparatos receptores. En ambos sistemas, el tubo de gas neón fué un elemento principal. Estos tubos, co mo se explicó en un previo capítulo^ son unas am pollas de vidrio en las que el aire, ha sido reempla zado por gas neón a muy baja presión; las descar gas eléctricas al pasar a través de este tubo, lo pone incandescente, siendo la intensidad luminosa diréc-
TELEVISIÓN
n7
lamente proporcional a la energía de la corriente. Se ve, pues, al propio tiempo, que por lo que res pecta a la relación entre la luz y la electricidad, las propiedades del tubo de gas neón, son completamen te opuestas a las de la célula fotoeléctrica. En los aparatos de la A. T. & T. para uso particular, fué empleado un pequeño tubo neón, al que se hacía brillar enteramente en concordancia con la energía de la corriente que se recibía de la estación transmi sora, en un momento determinado. Entre el tubo y el observador, que miraba por una pequeña abertura de unas dos pulgadas y media cua dradas, se interponía un disco, exactamente igual al del transmisor, girando en sincronismo con él. El resultado fué que, el observador veía en íntantes su cesivos, porciones sucesivas de la escena, cada una de las cuales, estaba iluminada por el tubo neón. Tan rápidamente era efectuada la exploración del cam po visual, que el obsevador tenía la sensación de que estaba viendo la escena como un todo, reproducido tal como aparecía ante el transmisor. Si se dejaba el mecanismo parado, quieto repenti namente, lo que entonces vería el obsevador sería una diminuta mancha luminosa, que penetra en su campo visual por uno de los agujeros del disco, cu ya intensidad luminosa, fluctúa constantemente. La acción giratoria del disco, extiende, digámosla así, las vacilantes manchas luminosas por toda la pantalla y cada una de estas manchas, claras u obs curas, en el sitio preciso, que se corresponde con igual punto en la escena que se transmite.
ii8
ALFREDO DINSDALE
Para que observaran la imagen un gran número de personas, fué empleado un nuevo método, a tí tulo de prueba. Este método particular, fué también empleado hace algún tiempo por Mr. Baird y está descrito por él mismo, en su patente núm. 222.604 de Julio de 1924. En lugar de utilizar un sólo y relativamente pe queño tubo de neón, cuyas sucesivas porciones eran vistas por intérvalos sucesivos, fué empleado un tu bo muy largo plegado en zig-zag sobre sí mismo, for mando una espiral plana, tal como representa la fi gura 25. El tubo estaba plegado en cincuenta doble ces que se correspondían con el número de agujeros del disco explorador en el transmisor. En lugar de poner en este largo tubo, dos únicos electrodos, como en el más pequeño, la rejilla for mada por él, estaba equipada con 2.500 electrodos, cincuenta por cada vuelta. Así cada electrodo correspondía a una área elemen tal única, de la escena plana explorada pos las célu las fotoeléctricas en la estación luminosa. Estos electrodos estaban conectados por medio de hilos conductores, a un distribuidor que, a su vez, estaba conectado al circuito de la estación emisora. El distribuidor, que era una especie de conmuta dor, giraba en sincronismo exacto, con el disco ex plorador de la estación transmisora. Cuando se iluminaba un punnto cualquiera del objeto que se televisaba, su posición e intensidad lu minosa, eran transmitidas en forma de una impul sión eléctrica a la estación receptora; tal como he-
C
N
< c I—! '>
Wo o< uu
<f¿ 5< ^w <o :¿íc s s
í5C M< fcPÍ ><c KCQ Pí" O in % ¡Si < Pí H h-1 W
TELEVISIÓN
119
mos descrito ya. En este caso, no obstante, el dis tribuidor, seleccionaba la conexión apropiada en el tubo neón de la parrilla, eiluminaba un punto de ella, que se correspondía con el mismo punto de la escena original, cuya iluminación motivó la impul sión en la estación emisora. Sólo un punto de la rejilla, aparecía iluminado cada vez; pero estos puntos luminosos se seguían el uno al otro, con tal rapidez, que los circunstantes tenían la sensación de que veían la rejilla entera, completamente iluminada, en igual forma que la es cena del transmisor. La parrilla estaba dispuesta de forma que se podía ver directamente, o a través de una pantalla de vidrio deslustrado, para dulcificar un tanto el color «rojo». El distribuidor consistía en una escobilla de con tactos, que giraba sincrónicamente con el disco ex plorador del transmisor. Esta escobilla, al girar ha ce contacto con un conmutador circular, compuesto de 2.500 segmentos conectados por medio de conduc tores, con los electrodos del tubo neón. Cada seg mento, recoge de la escobilla la impulsión eléctrica correspondiente determinada para él, y la conduce al borne del electrodo correspondiente en la parrilla. Para cada uno de los 2.500 electrodos corresponden 15 impulsiones por segundo, de modo que se com prenderá fácilmente que, el más pequeño error estroepará irremediablemente, la imagen de la escena o cuadro transmitido. En el capítulo dedicado al sin cronismo, describiremos cómo se obtenía el acuerdo entre el transmisor y receptor.
120
ALFREDO DINSDALE
Este sistema, de un largo tubo neón y un distribui dor, aunque ha sido utilizado experimentalmente por Baird y por la A. T. & T. es de todos modos irre mediablemente impracticable para un servicio o trá fico comercial ordenado, debido al laberinto de hi los requeridos con sus correspondientes conexiones, y a la delicadeza de ajuste de los aparatos. Todo el sistema es, en efecto, muy semejante al aparato experimental construido por Rignaux y Fournier en 1906. Desde el punto de vista puramente experimental, no obstante, el aparato es altamente interesante y quedan probadas sus buenas cualidades para desem peñar o ejecutar lo que de él se requería. En enero de 1928, la Cia. General Americana de Electricidad, hizo experiencia de Televisión que en líneas generales eran casi idénticas a las que justa mente acabamos de describir. Ellos usaban el mis mo método de rayos exploi’adores, previamente des crito y usado por Baird, y por la A. T. & T. Co. La transmisión, tuvo lugar por radio desde una de las estaciones de onda corta de la Compañía en Schenectady N. Y. con onda de 37’9 metros, mientras la estación ordinaria de Broadcasting y onda media W. G. Y. operando a 378’9 metros, emitía la palabra y la música, producida por aquellos cuya imagen se estaba televisando. En cuatro puntos separados, en el espacio de unas cuantas millas de Schenectady, fueron intalados re ceptores de broadcasting y de televisión, no siendo el objeto de la prueba más que un loable intento, pa-
555
c
b£ cd
z • ui S í} 3 <¿0 “" 5 z
e
f. II i
a
lu o C z -» o o W ut
t
5“^
Oifp ^ ^ < °
, S s
S3 £ •
'** * s.^
l7^
o
C O*
¥
^ Ci ?> ^ni ,\ -8 iO
c
<J
vj cj^
'Q.S niH o
22
C3
Si Q S .Sf
ctee
TELEVISIÓN
I2 I
ra demostrar que el día de la televisión a domicilio no está lejano. En estas pruebas no se hizo ensayo alguno para sincronizar los receptores' de televisión, con el me canismo transmisor siendo el objeto de la omsión de todo mecanismo sincronizador, el de simplificar el sistema. En las estaciones receptoras, se emplearon motores ordinarios de corriente continua para mover los dis cos, y la velocidad de estos motores era regulada a mano, vigilando el observador la imagen y conser vando la velocidad constante por medio de regulado res regidos a mano por el operador. Los motores de corriente continua tienen una dis posición de «penduleo» que se describirá plenamente en el próximo capítulo; pero es posible mantener los en una velocidad constante aceptable, por una experta regulación a mano. La operación, sin embar go, tiene algo de prestidigitación, y reclama simple mente el examen constante del sincronismo. Aun con la manipulación más experta, la escena no se puede mantener constante más que muy breves in tervalos. Ningún aspecto nuevo de interés había en los apa ratos empleados por la General Electric Company, en estas pruebas. Ello ha servido, sin embargo, para poner de relie ve el hecho, muy significativo, de que los únicos sistemas de televisión que han dado resultados has ta el presente, son los fundados sobre principios
ALFREDO DINSDALE
idénticos a los que había descubierto Baird primera mente, y demostrados por él en Inglaterra. Otro dato significativo, es el hecho de que la G. E. G. (Gia. General de Electricidad) haya, al me nos por esta vez, abandonado en favor del tubo neón como foco luminoso, un sistema de proyección, bos quejado por ellos el pasado año. En este sistema, se proponía el empleo de un pro yector de arco voltaico de siete rayos exploradores, cuya intensidad luminosa de los rayos o destellos, fuese verificada antes de la proyección sobre la pan talla receptora, por medio de obturadores verifica dos, a su vez, por siete células fotoeléctricas indepen dientes en el transmisor colateral. Esto, por consi guiente, implicaba el uso de siete conductores inde pendientes para la transmisión, ya fuese por hilos conductores o por radio. Para conseguir que los sie te destellos exploradores oscilaran a un mismo tiem po a través de la pantalla, se propuso utilizar un es pejo poliédrico oscilante.
o >> cSl > rt 5:2 o 55 o og .•= w£3 Q £o tí 2 i ^< rtOO :J tí
"¿1
cctí
Stí 8I |^
^!^ W 5S < t^ wj5 t í ( T 3 Uc pq O t-J O
tí t , tí 0’ Oh K X ■" : W gj
O “ ^ S tí g < .S O /2 < O < ,
h
be
c
CAPITULO IX Métodos para obtener el sincronismo Uno de los grandes problemas de la televisión, es el de asegurar y mantener el sincronismo entre el transmisor y receptor. En fototelegrafía, como cosa distinta de la tele visión, el problema es relativamente de fácil solu ción, porque la velocidad de transmisión es mucho más lenta. Asi mismo, como demostraremos más tarde, el sincronismo en fototelegrafía, necesita sólo ser llevado a cabo en lo que se puede llamar una sola dimensión, en lo que concierne al mecanismo automático, mientras que, en televisión, debe eje cutarse en un sentido, para dos dimensiones. En la mayor parte de los sistemas de fototelegrafía, el pro blema se resuelve por sí mismo por la rotación de dos cilindros que precisamente han de llevar iguales velocidades, uno en el transmisor y otro en el re ceptor. El órgano registrador en el receptor, puede ser colocado a mano, en el punto exacto de partida, y la partida simultánea de los dos cilindros, se pue de efectuar por la emisión de alguna señal previa mente convenida. El sostener a la misma velocidad diferentes meca
124
ALFREDO DINSDALE
nismos, o sincronismo, puede obtenerse por varios procedimientos que se han ido inventando sucesiva mente, con diferentes propósitos. Los métodos empleados pueden dividirse, grosomodo, en dos clases, en una de las cuales son uti lizados en las estaciones transmisoras y receptoras, generadores independientes de una corriente regula dora de frecuencia constante. En la otra clase, una frecuencia constante gene rada en el transmisor, es enviada al receptor y apli cada allí para regular la velocidad del mecanismo, para obtener impulsiones perfectamente acompasa das por el primer método. Se utilizan, generalmen te, diapasones accionados eléctricamente, o péndulos movidos por mecanismos de relojería. Para operaciones que necesitan poca velocidad, es suficiente que un péndulo oscilante cierre un con tacto al final de su oscilación; pero para trabajos de más elevadas velocidades o para mayor seguridad y exactitud, es preferible hacer uso de las impulsio nes más rápidas, producidas por un diapasón. En la figura 26, se ve el montaje general de un diapasón, accionado eléctricamente. La corriente que circula a través de los carretes del electroimán, atrae la horquilla, de modo que el contado interruptor queda abierto cortando de este modo la corriente y permitiendo a la horquilla, por consiguiente, volver a su posición normal, cerrán dose de nuevo el contacto que motiva una nueva atracción de la horquilla. La acción es semejante a la del timbre eléctrico, sino que, en este caso, la os
TELEVISIÓN
125
cilación perfectamente acompasada de la horquilla, genera en el circuito de la batería una corriente in termitente a la frecuencia de las vibraciones de la horquilla. La presente figura, que representa la forma en que se puede utilizar un diapasón, para sincronizar dos aparatos instalados en puntos distantes entre sí, es el sistema sincrónico ideado por el Capitán R. H. Ranger de la Radio Corporation of América, y uti-
Fig. 26.— Sistema de interrupción por medio del diapasón, cuya vibración es accionada y sostenida por un electroimán.
lizado en la transmisión de fotografías, facsímiles, etcétera, etc., entre Londres-New York y New YorkHonolulú por transmisión alámbrica e inalámbrica. Se comprenderá claramente que estas transmisio nes constituyen la fototelegrafía y no televisión. La figura 27 representa el dispositivo del sistema sin crónico de Ranger; la clave del sistema es el diapa són accionado eléctricamente, montado en una caja aislada, que se mantiene a una constante tempera tura por medio de una lámpara.
ii6
ALFREDO DINSDALE
Conservando la temperatura constante, se evitan las variaciones en la frecuencia de vibración de la horquilla, debidas a la dilatación y contracción del metal, por las variaciones de la temperatura. El dia-
Fig. 27.— Este diagrama representa el motor sincrónico y su montaje, ideado por el Capitán R. H. Ranger, de la Radio Corporation of America, para sus aparatos de transmisión de fotografías, facsímiles, etc. El eje de la dinamo de corriente continua, lleva, en uno de sus extremos, un tubo neón giratorio. Cuando los contactos del diapasón están cercados, en determinadas condiciones, la velocidad del motor, es aumentada o disminuida, como se ha explicado en el texto. El cronómetro frena el diapasón una vez por segundo.
pasón vibra a una frecuencia de 70 por segundo, por la acción del electroimán y del interruptor de contactos mencionado, mientras un cronómetro que actúa a través de un revelador, y del electroimán corrector, mantiene constante la frecuencia de la vi bración.
TELEVISIÓN
127
En el ángulo extremo superior, de la derecha, de la figura 27, está el motor de corriente continua y de excitación en derivación, que mueve el mecanis mo fototransmisor, y el diapasón vibrante conserva constante su velocidad de rotación de la manera siguiente: Si en un momento dado, todo el diapasón y los contactos del conmutador están cerrados, la resis tencia variable, en serie con el campo oscilatorio del motor, está corto-circuitada y la velocidad del motor disminuye, debido a la repentina circulación de la corriente, a través del campo oscilatorio. En otro momento puede ocurrir, que el circuito esté cerrado,, a través del diapasón, del conmutador auxiliar de segmentos y de los anillos colectores, que están a la izquierda, en el extremo del árbol del mo tor. En este caso, el campo oscilante del motor que dará coi’tocircuitado, y debido a la gran debilidad que este campo experimenta, la velocidad del motor aum entará: esta acción se sucede repetidamente, de modo que la velocidad media del motor, permanece constante. El motor está dispuesto para un regimen de velo cidad de 2.100 revoluciones por minuto, y con el ob jeto de regular el sincronismo lleva fijo, en el extre mo del eje, un tubo neón que gira con él. Este tubo recibe una impulsión por cada vibración del diapa són, esto es 70*por segundo ó 4.200 por minuto. El tubo, de consiguiente, recibe dos impulsiones por cada revolución del árbol motor. El resultado, para el observador, es un efecto estroboscópico.
128
ALFREDO DINSDALE
Es decir, si el motor está girando en perfecto sin cronismo con el diapasón, el tubo neón, aparece co mo si estuviese estacionado. Si la velocidad es infe rior a la del sincronismo, el tubo neón aparecerá como si girase hacia atrás y si la velocidad del motor está por encima del sincronismo, entonces el tubo neón, aparecerá como si girase hacia adelante. Los motores y los diapasones, son exactamente iguales, en las estaciones transmisoras y receptoras, teniéndose especial cuidado con el tono del diapa són, de modo que el mecanismo transmisor y el receptor marchen a la misma velocidad, es decir, en sincronismo. Este método, aunque eminentemente satisfactorio para fototelegrafía, no es aceptable para Televisión, porque es un poco complicado, y para el gran au mento de velocidad necesario para la televisión, el grado de sincronismo asequible, no es lo suficiente mente exacto. El otro método de sincronizar, en que el sincro nismo del equipo receptor es directamente regido por un generador de frecuencia constante en el trans misor, requiere la emisión al receptor de una co rriente de frecuencia constante y el uso de un meca nismo regulador, en dicho receptor, que sea capaz de responder a una velocidad que depende única y absolutamente de la frecuencia de la corriente reci bida. Poco importa la clase del generador empleado pa ra obtener una frecuencia constante en el transmi sor, con tal que la frecuencia generada sea suficien
TELEVISIÓN
129
temente elevada. Puede ser un diapasón accionado eléctricamente; un oscilador de válvula regido por un diapasón o un cristal de cuerzo; o puede ser tam bién, en fin, una pequeña dinamo de corriente al terna acoplada al árbol del motor principal del equi po transmisor. En la estación receptora, se suele hacer que la co rriente de frecuencia constante que llega de la emi sora, accione un pequeño motor sincrónico, que está acoplado al motor principal del equipo receptor. Los motores sincrónicos consisten, esencialmente, en una armadura, o rotor, alimentado con corriente alterna; y un estator alimentado con corriente con tinua. En forma clara y sencilla, tal como represen ta la figura 28; la corriente alternativa, es suminis trada al estator, y el rotor, puede ser ya un tambor de madera con tiras longitudinales (según sus gene ratrices) de hierro o ya una rueda de hiei’ro, con dientes tallados en su periferia. Cada impulsión de la corriente alterna, acciona los electroimanes del estator y hace girar al rotor, debido a la atracción entre los electroimanes y los dientes o tiras del rotor. La velocidad de rotación de estos motores, depen de enteramente del período o frecuencia de la co rriente alterna de alimentación y del número de po los que haya en el rotor o estator, según el que re ciba la corriente alterna. Síguese, por consiguiente, que si la periodicidad de la corriente alterna alimentadora, es absoluta mente constante, la velocidad de rotación del motor sincrónico, es también constante. Además, si este
130
ALFREDO DINSDALE
motor está acoplado a otro motor que tenga tenden cia (cuando marcha solo), a variar ligeramente la velocidad, el motor sincrónico mantendría al se gundo motor, en constante velocidad también. De esta forma, generando una corriente de fre cuencia constante en el transmisor, utilizando par te de ella, para regular la velocidad de rotación de este mismo equipo transmisor, y enviando otra parte de dicha corriente, por un circuito, al receptor, para
Fig.
28.— Representación esquemática del _motor sincrónico, llamado también tambor-fónico.
accionar allí un motor incrónico, el mecanismo re ceptor, puede conservar exactamente la misma ve locidad, que la del transmisor. Este último método asegura más la acción sobre los dos equipos, que el primer método, de régimen independiente; más la absoluta constancia en la fre cuencia de la corriente correctora, es una condición sine qua non. En el método anterior, la constancia no es un requisito primordial, porque cuando las
TELEVISIÓN
131
variaciones afectan al transmisor, afectan también al receptor, en igual proporción y absolutamente al unísono. El sistema, puede, de este modo, simplificarse por la omisión de un generador de frecuencia cons tante, en lugar del cual se puede acoplar mecánica mente, una pequeiia dinamo de corriente alterna al árbol del motor que mueve el mecanismo transmisor, siendo enviada la corriente generada al receptor, pa ra que accione allí el motor sincrónico. Síguese de aquí, que si en el motor transmisor varía la velocidad, la frecuencia resultante del gene rador de corriente alterna, variará también la que a su vez hará que varíen, la velocidad del motor sincrónico y la del motor que acciona todo el meca nismo acoplado a él en la estación receptora. El he cho de que varíen no importa, porque amhos varían exactamente al unísono y así se conserva aún el sin cronismo.
CAPITULO X Métodos para obtener el sincronismo {continuación) Si el transmisor y receptor de un sistema de fo totelegrafía, no marchasen en sincronismo, resul taría la distorsión de la imagen recibida. Si durante la ti’ansmisión, el receptor marchara constantemen te más ligero o más despacio que el transmisor, la imagen recibida, en lugar de ser de contorno cuadra do, aparecería, en forma romboidal y todos sus de talles, estarán torcidos. Si el receptor marcha, unas veces a mayor velocidad y otras a menor, que el transmisor, la distorsión, será aún más acentuada hasta llegar a hacer el cuadro o fotografía, completa mente inconocible y con ondulaciones semejantes a las que se producen por la presión de los dedos, en una negativa fotográfica cuando, aún húmeda, se le sumerje en agua caliente para ablandar la película. En fototelegrafía, dado el sincronismo entre el transmisor y receptor, ambos equipos, pueden ser parados al final de la transmisión de una fotografía, gráfico, etc., y puestos simultáneamente en marcha para la inmediata transm isión; asegurando de esta manera el que ambos apratos empiecen en el punto
u s
o tí u g in tí
c
Lü
O
'?t',
« i
r. ,
■
•
.
,. •y¿
, i •. ^ - j ■ \
^
Mm i m I
TELEVISIÓN
133
de partida apropiado para la marcha acorde el uno del otro. En televisión, desde luego, ambos equipos, están marchando constantemente, transmitiendo el uno y recibiendo el otro diez y seis imágenes completas por segundo. En estas condiciones es posible para am bos aparatos, marchar a la misma velocidad y no obstante, la imagen puede resultar incorrectamente recibida en el receptor colateral. Esta dificultad ha dado lugar a un error muy co mún que ha prevalecido, hasta en los círculos téc nicos y que además ha sido la causa de que a la di ficultad del sincronismo en televisión se haya conce dido una importancia excesiva. Se ha dicho repetida mente que una diferencia de fase de solo el uno porciento, entre el transmisor y receptor, era suficiente para estropear la definición de la imagen recibida. Si, pues, tal afii-mación fuese verdad, el problema del sincronismo sería en verdad de una inmensa di ficultad. Sin embargo, afortunadamente, un análisis de los hechos muestran que si el receptor y el trans misor están desfasados, la imagen no por ello sale borrosa, sinó meramente desplazada; la figura no ha sido afectada. El efecto es como si, de la imagen de la cara de una persona, en vez de verse encuadrada en el centro de la pantalla receptora, estuviese des plazada a la derecha o a la izquierda, de suerte que su cara aparecería como separada verticalmente, es decir, por la nariz. En el otro lado de la pantalla, será asimismo visible la otra mitad de la cara, sepa
134
ALFREDO DINSDALE
rada también por la nariz, y en el centro se verán las orejas casi tocándose la una con la otra. En fototelegrafía, obtendríamos un efecto seme jante, si al empezar el cilindro transmisor la emi sión de una fotografía, el estilo del receptor, fuese colocado, no en el extremo del cilindro en que debe empezarse, sino poco más o menos en el medio. Si cuando el estilo registrador alcanzara el extremo del cilindro, fuese levantado y colocado en su extre mo—el verdadero punto de partida—el resultado se ría que la mitad izquierda de la cara, estaría al la do derecho del retrato y viceversa. Esta dificultad no puede originarse en fototelegi’afía, como no sea por descuido porque el punto exac to de partida es, primero, puesto a mano antes de empezar. En televisión con mecanismos marchando continuamente a diez y seis figuras completas por segundo, no es posible areglar el punto a mano, correctamente y debe buscarse algún medio eléctri co o mecánico para hacer la operación. Esto fué lo que se intentó cuando se estableció que en televisión el sincronismo debe ser llevado a cabo en un sen tido para dos dimensiones. La distorsión o confusión de una imagen televisa da, es causada únicamente por las diferencias de velocidad que experimentan el transmisor y el re ceptor ; es decir, por falta de isocronismo. Dos apa ratos pueden ser isocrónicos y no estar en sincro nismo : y como la distinción entre las dos expresio nes puede no ser familiar a muchos lectores, nos parece conveniente definirla.
TELEVISIÓN
I3S
Cuando se dice que dos máquinas marchan en isoci’onismo, lo que se quiere significar es que marchan a la misma velocidad; pero sin relación; justamen te, como dos hombres al andar, pueden hacerlo sin relación aunque ambos se estén moviendo a la mis ma velocidad y los pies de ambos pisen el suelo en el mismo instante. Un caso semejante, es el de dos relojes que marquen ambos el tiempo perfectamen te aunque las agujas de uno pueden señalar las 2’30 y el otro las tres. El isocronismo se ha verificado en ambos casos; pero para que hubiese habido sincronismo, los dos hombres tendrían que haber estado en lo que en el ejército se llama «al paso» y las manecillas de ambos relojes debieran marcar exactamente la misma hora. Cuando se hicieron los primeros esfuerzos para conseguir la televisión, se intentó obtener el isocro nismo por los métodos usados en fototelegrafía, bre vemente reseñados en el capítulo IX. Tales métodos no se prestaron, sin embargo, para la televisión, porque, como ya se ha dicho, son demasiado com plicados, o de poca exactitud, o ambas cosas a la vez. Usando motores sincrónicos, en cambio, se puede, fácilmente, obtener un isocronismo exacto—y los dispositivos eléctrico y mecánico requeridos, no son tan complicados. Con la ayuda de estos motores, Baird, consiguió hacer las primeras pruebas con re sultados halagüeños, de la transmisión de siluetas por radio, en Abril de 1925. A primera vista, podía suponerse que el isocronismo entre dos equipos de
136
ALFREDO DINSDALE
televisión se podía obtener empleando dos motores exactamente iguales, regulados por reóstatos y mar chando exactamente a la misma velocidad, como se ha comprobado con u nvelocímetro cualquiera. Esto no se puede hacer con motores eléctricos ordinarios, en los que varía continua, aunque ligeramente, la velocidad, debido a pequeñas variaciones de la co rriente alimentadora y otras causas. Estas variacio nes se producen demasiado repentinamente para po derlas coregir debidamente, con un reóstato de regu lación manual. Esta tendencia a variar es conocida con el nombre de «penduleo» y para que la televi sión pueda obtenerse con éxito, debe ser antes so metida a una regulación exacta, la propensión a va riar, de uno por lo menos de los motores. El motor principal del tranmisor, tiene esta tendencia usual a variar y si el sistema de sincronismo utilizado, re quiere el empleo de un generador de corriente al terna, acoplado a su eje, para producir las impulsio nes isocrónicas, puede tolerarse la variación sin co rrección, porque la periodicidad del generador de co rriente alterna, varía a su vez, en exacta concordan cia con los extravíos de la velocidad del motor. En el otro extremo, al motor principal del recep tor, no le es dable variar independientemente, por que su velocidad está bajo el régimen de la arma dura del motor sincrónico acoplado a su eje, y co mo la velocidad de éste varía, precisamente, en re lación con los cambios de periodicidad del genera dor de corriente alterna de la estación colatetral; síguese, que el motor principal del receptor debe.
TELEVISIÓN
137
en todo momento, marchar exactamente a la mis ma velocidad que el motor de transmisión. El he cho de que amhos varíen ligeramente, no tiene im portancia, porque varían al unísono; por consi guiente, el isocronismo se ha conseguido. Queda aun la cuestión del sincronismo. Es de cir, aunque tenemos ya las dos máquinas mar chando a la misma velocidad, no tenemos aun me dio para ajustar estas velocidades de modo que re volucionen en fase la una con la otra. Como hace muy poco hemos establecido, una di ferencia de fase, no produce el emborramiento de la imagen o la pérdida de precisión. Meramente produce una desviación de la imagen total, y esta desviación es muy fácil de rectificar, haciendo gi rar el mecanismo receptor de impulsión en conjun to alrededor de su eje, hasta que la imagen esté dentro de la visual en la debida posición. Este movimiento giratorio, es muy semejante al método empleado para ajustar el entre-chispa de un antiguo modelo de radio-transmisor de chispa; en este caso, puesto que los electrodos giratorios estaban unidos mecánicamente al eje del generador de corriente alterna, ambos estaban necesariamen te, en isocronismo en todo momento. La chispa, sin embargo, podría fácilmente estar fuera de fase, co mo se observa por una violenta oscilación aparente de atrás-adelante de los electrodos giratorios, vis tos de frente. Para poner la chispa en fase se hacen girar, sen cillamente los electrodos fijos, alrededor de la cir
138
ALFREDO DINSDALE
cunferencia del disco giratorio, hasta que el sincro nismo sea indicado por el mismo disco, cuando pa recen estar en reposo. También se puede comparar la fase de una imagen de televisión a la maniobra de un operador de proyecciones cinematográficas, cuando en la escena reflejada en la pantalla, apa recen los actores con los pies hacia arriba y la ca beza hacia abajo y dividida dicha escena por una línea en dos mitades. Todo lo que se requiere es un simple ajuste para «enfocar» la escena debida mente. En la fig. 29, se presenta un corte transversal de un mecanismo motor de televisión. A la derecha, en el extremo del eje, está el disco explorador. A continuación, a la izquierda, dentro del armazón, está el motor principal, que puede ser alimentado con corriente continua o con corriente alterna, cual quiera de las dos es aplicable. A la izquierda de éste está el motor sincrónico que regula la velo cidad de rotación del expresado motor, produciéndo el isocronismo. El esqueleto o armazón de estos motores, está montado sobre soportes de forma que pueden ser accionados a mano por medio de una manivela, mediante un tornillo sin f in : esto se ve más cla ramente en la fig. 30. Se observará que este mecanismo, tiene el mé rito de ser extremadamente sencillo y parece fun cionar prfectameníe bien en la práctica, por lo que es el método usado, no solamente por Baird, sino también por la «American Telephone & Telegraph
TELEVISIÓN
139
Co., en sus pruebas entre Washington y New York. Baird, en su patente 236.978, de 1924, describe esDISCO ^
explorador .
ENTRADA
CORRIENTE ALTERNA ID.CONTINUA
MOTOR SINCRONICO C. A L T E R N / ^ L ^ / m &NIVELA^^L TOR n Í l UO SIN FIN
\ U t IMPULSION ' C. CONTINUA ' TORNILLO SIN FÍÑ ACCION ARMADURASMOTORS
Eig. 29.— Diseño de los motores de impulsión y regulador, de sincronismo. Represéntase cómo el armazón de estos motores es acciona do a mano, mediante un tornillo sin fin, para obtener el sin cronismo.
te modo de accionar el mecanismo para obtener el sincronismo y a él pertenece la gloria de ser el pri mero que lo aplicó, con éxito, a la televsión.
ALFREDO DINSDALE
140
En la práctica,, cuando el mecanismo transmisor y receptor han alcanzado la velocidad de régimen y se ha obtenido, en consecuencia, el isocronismo
UXC4.
í
i.
v y i J.
U V l l iC l . 1.1WCV
\_l
A \J O
VI w
impulsión y sincronismo.
(por virtud de la acción ejercida por el motor sin crónico) todo lo que ha de hacer el operador, pa ra alcanzar el sincronismo, es observar la imagen recibida sobre la pantalla y girar la manivela del
J. L. B A IR D , F O T O G R A F IA D O A N T E L A P A N T A L L A D E C O M P R O B A C IÓ N Y M A N E JA N D O L O S R E G IS T R O S D E L A P A R A T O , U T IL IZ A D O P A R A L A T R A N S M IS IÓ N D E T E L E V IS IÓ N A T R A V É S D E L A T L A N T IC O , Y CON E L B E R E N G A R IA Esta mátiuina particular reprodujo sobre la pantalla-piloto, una imagen del buSiO de una persona que fue vista en su tamaño na tural sin necesidad de lentes de aumento
TELEVISIÓN
14 1
tomillo sin fin, indicado en las figs. 29 y 30, hasta que la imagen aparece en la pantalla completa mente centrada, en términos cinematográficos, has ta que está debidamente enfocada. Queda la cuestión de la transmisión, al receptor, de la corriente alterna sincrónica, generada en el transmisor. Es por otra parte imposible, actual mente, transmitir energía por radio o por líneas te lefónicas, por consiguiente se ha de buscar algún medio por el cual la corriente alternativa llegue a influenciar el receptor; esto se consigue haciendo que la corriente alternativa module la corriente portadora, cuando se utilizan conductores entre dos puntos, y la onda portadora, en el caso de comu nicación inalámbrica, o radiada. Esta modulación, naturalmente, toma la forma de una nota continua de audio-frecuencia, corres pondiente al período de la corriente que sale del generador. La «American Telephone & Telegraph Co.i), cuando hizo sus pruebas, utilizó un conduc to separado, para la frecuencia del sincronismo. En la estación receptora, la nota de sincronismo, después de amplificada por medio de amplificado res de válvulas, se destina a alimentar el motor sincrónico. Para hacer el asunto completamente claro al lec tor, describiremos detalladamente el aparato y los métodos usados por Baird, en sus primeras prue bas públicas en abril de 1925. En estas pruebas, que fué un esfuerzo prematuro, hecho con apara tos rudimentarios, se obtuvieron contornos, usán-
142
ALFREDO DINSDALE
dose dos conductores independientes, uno para las impulsiones de televisión y otro para las impulsio nes de sincronía. Sin embargo, el método emplea do, fué esencialmente el mismo que acabamos de describir. El transmisor estaba conectado a dos pequeñas antenas de cuadro, una de las cuales emitía las se ñales de televisión, mientras la otra transmitía la nota producida por el generador de corriente al terna; en la estación receptora, instalada en el ex tremo opuesto de la misma habitación, se emplea ban dos antenas semejantes para recoger las dos impulsiones emitidas. La nota de sincronía, des pués de ser recogida por la antena de cuadro y su correspondiente diapasón, era amplificada por tres lámparas amplificadoras «Mark IV», cuya salida estaba conecta a un relevador del Post-Ofice. La corriente alternativa, ya amplificada, imprimía a la armadura del relevador, un movimiento alter nativo contra sus topes de contacto, es decir, un movimiento oscilatorio entre los dos topes fijos del relevador. La corriente que salía de éste era, en consecuencia, una corriente alternativa, en fase, exactamente, con la corriente alternativa genera dora en el transmisor. Para obtener el isocronismo de los dos aparatos, se ponía primero en marcha el motor principal con la inmediata intervención de un reostato. El motor sinci’ónico, por supuesto, seguía su mo vimiento, aunque todavía sin corriente. La entra da de la corriente en el motor sincrónico, estaba
TELEVISIÓN
143
regulada por medio de un conmutador bipolar, que lo conectaba con la salida del relevador. A través de los contactos del conmutador, estaban conecta das dos pequeñas lámparas. Cuando el motor de sincronismo empezaba a marchar, la luz de las lámparas oscilaba, y la oscilación iba disminuyen do (es decir, disminuyendo en frecuencia) a me dida que la velocidad del motor sincrónico (y en consecuencia la del motor principal) se aproxima ban a la del generador en el transmisor. Guando las velocidades llegaban a ser excla mante isocrónicas, las oscilaciones cesaban y las lámparas se apagaban completamente. En este mo mento, el conmutador quedaba cerrado y la co rriente de el relevador alimentaba el motor sincró nico. Esta corriente era suficiente para evitar que el motor sincrónico se saliese de fase, lo cual, a su vez, evitaba que el motor receptor de impulsión variase independientemente del motor transmisor. Conseguido el isocronismo, se obtenía el sincro nismo, en la forma ya expresada, moviendo a ma no el motor receptor, hasta que la imagen recibida aparecía en su debida posición. Por otra parte, se comprenderá que la corriente de sincronismo, aun después de la amplificación, es extremadamente débil; pero con tal de que el mecanismo esté bien equilibrado, basta una corriente de sincronismo muy pequeña para mantenerlos de acuerdo. Durante el curso de sus primeros experimentos, Baird empleó una frecuencia de 500 ciclos, pero cuanto mayor es la frecuencia usada, dentro de
144
ALFREDO DINSDALE
ciertos límites, más precisa y exacta es la acción reguladora, o sincrónica. En el curso de sus pruebas, entre Washington y New York la A. T. & T. utilizó una frecuencia de 2.000, que seguramente es demasiado elevada, y au menta las dificultades de emisión de las dos im pulsiones, la de Televisión y la de sincronismo, por el mismo circuito. A una frecuencia de 2.000, el método de filtra ción, para separar las dos clases de impulsiones, llega a ser en cierto modo peligroso, porque algu nas de las impulsiones de televsión pueden fácil mente descender en frecuencia por debajo de 2.000 y separarse, de este modo, de la parte del circuito de televisión, entrando, en cambio, en la parte del sincronismo de los aparatos, donde quizá podría causar perturbaciones por interferencia. Sabido es que Baird ha desarrollado recientemente otros mé todos para conseguir el sincronismo, mediante el empleo de los cuales ha podido prescindir de un cauce de comunicación, independiente. Aun no disponemos de los detalles de este últi mo dispositivo, al entrar en prensa este lib ro ; pe ro se opina que el nuevo método es extremadamen te sencillo, sin que requiera circuito especial de os cilación ; juzgando por los resultados, que el autor ha tenido el privilegio de ver, el sistema es nota blemente eficaz y aparentemente de acción auto mática.
i
i#
, /'^íií-jVÍSTÍ
íSt&á^éMSMa
c2¿ kJ<C¿
tüCPM P X KP t/oH „ p pS pqc/}'-
,p «^co SodQo ^po5
c c |^ *— ' <^'^ <r PQ P W'^
gSgS
“ z “ "' c/)od <i^;< <>^ bwír^ tí Hp W ^ c/^ C/5 <Q CQ<j-!>• D ^P pSw POH
CAPITULO XI Limitaciones de velocidad impuestas por los medios de transmisión Otro importante factor de la televisión, que antes se ha tratado sólo ligeramente, es el de la posi ble velocidad a que las impulsiones eléctricas pue den transmitirse por un circuito, ya sea alámbrico o inalámbrico. En fototelegrafía han sido empleados dos méto dos de transmisión y ambos aplicables a los dos cir cuitos mencionados, con hilos o sin ellos. En uno de estos métodos, la corriente oscilante, salida de las células, después de la correspondiente amplifi cación, modula una corriente portadora constante en el caso de comunicaciones por conductores; o una onda portadora en el caso de transmisión por radio. En ambos casos el efecto de la modulación es seme jante a la modulación que, de la onda portadora, tie ne lugar en telefonía. El otro método es algo comparable a la telegra fía, tanto más, cuanto que la corriente portadora, u onda portadora, es interrumpida simultáneamen te, siendo las impulsiones de la imagen transfor madas, en corrientes completamente separadas y discontinuas, o i’adio impulsiones. 10
146
ALFREDO DINSDALE
El primero, o método modulador, da al fin los mejores resultados, porque la intensidad de im pulsión se puede transmitir fácilmente, en delica da gradación, variando el grado o omplitud de la modulación. Esto contribuye a dar más delicada di ferencia de claro oscuro, en la imagen recibida. Cuando estas gradaciones delicadas de modula ción, se han de transmitir a gran distancia, no obs tante, las más delicadas alteraciones del valor de las corrientes tienden a igualarse y hasta a desapa recer. En el caso de comunocación por hilos conducto res o cables submarinos a distancia, este defecto de igualación es producido por la capacidad e inductancia distribuida en el circuito de hilo con ductor o en el del cable. Esta ha sido largo tiempo una de las grandísimas dificultades con que las compañías cableras han tenido que luchar, en sus esfuerzos para aumen tar la velocidad de las señales y en el caso de ca bles submarinos largos (donde los efectos son mu cho más grandes) ha impedido, enteramente el es tablecimiento de la telefonía transoceánica, a lar ga distancia. Cuando el método de modulación, en la trans misión de imágenes se efectúa por radio, los efec tos de «fading», tan conocidos, y que se experimen tan en las comunicaciones inalámbricas a largas distancias, borran muchos de los delicados matices de las corrientes de impulsión y, en consecuencia, los de la imagen recibida.
TELEVISIÓN
147
Con el método de señales intermitentes, aunque la imagen, necesariamente, resulta menos delicada de. líneas y desprovista de bellos matices de clarooscuro, a larga distancia se obtienen resultados más seguros. Este método, es el empleado en la trans misión de fotografías, gráficos, etc., entre Londres y New York. Un punto importante, sin embargo, común a am bos sistemas, fototelegráficos, el de modulación y el de intermitencias, es el de que la velocidad no es de tan vital importancia como en televisión. No hay inconveniente en que se interrumpa, du rante media hora, la transmisión de un simple re trato, en fototelegrafía; mientras que en televisión, una escena o cuadro debe ser transmitida y recibi da, en una décima de segundo, a lo sumo. Esto anula enteramente el método de las señales intermitentes, porque la velocidad de transmisión está demasiado lejos de la necesaria, para que este sistema responda debidamente. Un sencillo cálculo, revelará cuán elevada pue de ser la velocidad de las señales. Para conseguir que la imagen recibida sea perfecta, se necesitan, por lo menos, 10.000 valores diferentes de intensi dad luminosa. O lo que es igual: la imagen debe estar formada, por lo menos, de diez mil puntos luminosos de diferente intensidad, o el cuadricula do será extraordinariamente grosero, resultando una imagen imperfecta. Esto puede significar que el punto luminoso, describirá diez líneas paralelas a través de la pantalla y que cada línea o estela lu-
148
ALFREDO DINSDALE
miñosa sea subdivida en cien diferentes valores de intensidad luminosa. Si este proceso se repite constantemente, a la ve locidad cinematográfica de 16 cuadros por segun do, se desprende que se requieren 160.000 cambios en la intensidad luminosa, o impulsiones de la ima gen, por segundo; semejante velocidad parece, en apariencia, inconcebible. Además, una buena imagen requiere realmente una base elemental de más de diez tiras, de modo que, en algún caso, sería más conveniente para las impulsiones luminosas una velocidad de 300.000 por segundo. De suerte que la célula, en el transmisor, el foco luminoso en el receptor, y el medio o pro cedimiento de transmisión, entre ambas estaciones, todo ello debe tener capacidad suficiente para res ponder debidamente, y conducir las impulsiones re sultantes a una frecuencia de 300.000 por segundo. Las dificultades que se derivan de las células y de los focos luminosos, pueden ser vencidas, como ya hemos demostrado en el Capítulo VII, emplean do varias células y varios focos luminosos. Suponiendo que se ha hecho así, y que las co rrientes de salida de todas las células están dispues tas par enviarlas por un solo circuito, aun resta el problema de transmitir 300.000 impulsiones por se gundo, por este circuito. A tan enorme velocidad, el método de intermiten cias queda evidentemente desechado, y cabe pre guntar si un circuito metálico, conductor de la co-
P
i
ü •
j^ - X 'i
'
? ^ ’’
i
f
*r
'•
^
‘
,
’’
"
»
'
í
>
^
\
K
•'■?' ■'
‘v .V -
^.y’í í ’V; ■
: 'V '■■' 'V iv í- ; . ' ¿ ,
'^^‘;■''^;i^:.V>‘; ; ‘^”i■'/:^ 'H:';^
r. ‘V...... ..
•■•■■'i':'.■■•'•.■'-■:,.«.Hi-:
r
J- i' * .y .v '"’i
yy
.
\
V
^ • r > ; W 1J\ f " >?C 1^ {< •'"'t.
í -I >-
/■
a s tí _cS < ra 5 I— I
tí ^
a ■£. LT¡ G cd'O > -1 S’s-3 W < H -B8g 'fí, -^'S. w SS g-2. aX G “ ws o "" a .w «J Q oj O> S u r-*
rr¡
te es B rt
*-l
TELEVISIÓN
149
rriente portadora ordinaria, puede adaptarse para transmitir impulsiones a esta frecuencia. Por lo que concierne a los cables submarinos, la transmisión no se puede efectuar por un solo ca ble, como se realiza actualmente. El cable más rá pido existente, conocido como «cable pantalleado» tiene una capacidad máxima de transmisión dt unas 500 palabras por minuto, por el sistema tele gráfico. A esta velocidad sólo se pueden transmitir 125 impulsiones por segundo. La transmisión por radio tampoco ofrece una completa solución a esta dificultad, porque con el objetto de evitar los efectos «fadings», es necesa rio emplear una onda muy larga del orden de 10.000 metros o más y con una onda tan grande, la rapi dez en la transmisión no es posible, en razón del espacio de tiempo apreciable que se emplea para una impulsión, suministrada por el transmisor pa ra cargar las grandes antenas acordadas, usadas en los modernos transmisores de onda larga, a alto potencial. Si la velocidad de transmisión es aumen tada por encima de cierto límite, que depende de la característica de la antena transmisora, ésta no tendría tiempo para cargarse por completo, lo cual significa que las diferentes o respectivas impulsio nes serán atenuadas o debilitadas antes de aban donar la antena transmisora. En tales condiciones, una recepción perfecta es imposible, y la imagen recibida sufrirá los efectos. Pasando al extremo opuesto, es decir, utilizando ondas extracortas, salvaremos la dificultad de la
ISO
ALFREDO DINSDALE
velocidad de transmisión; pero como los «fadings^> prevalecen más con las ondas cortas, la atenuación o debilitación de las impuliones es únicamente transferida del transmisor al receptor. Sin embar go, usando los métodos ya empleados de grandes velocidades, para radio-telegrafía, la dificultad oca sionada por el «fading», puede ser evitada. De no ser así, no habría más alternativa sino que emplear varios y diferentes cauces conectando cada grupo de varias células a un cauce diferente; y en el re ceptor conectar una luz independiente a cada con ducto. Si se hiciese esto, entonces se puede dispo ner que la transmisión total se distribuya por los varios conductos, tomando cada uno una parte de la imagen, disminuyendo de este modo la veloci dad de transmisión, en cada uno de los cauces in dividuales. Entonces surge inmediatamente la di ficultad de obtener cauces o longitudes de onda adecuadas; porque hay muchas estaciones emiso ras ya instaladas en locales que no disponen de espacio para ulterior ampliación o desarrollo. Sin embargo, si se decidiese el empleo, por ejemplo, de siete circutitos, o longitudes de onda, separadas unas de otras por cien kilociclos, formándose así una banda de ondas de 700 kilociclos de amplitul, esta banda de ondas de televisión se puede limitar entre 20 y 21 metros. En este caso, por supuesto, se necesitan siete transmisores y siete receptores de radio; a menos de que fuese empleado un aparato múltiple del sistema Hammond. En este último ca so, las siete ondas portadoras, pueden ser todas
TELEVISIÓN
151
emitidas por una sola antena y diferenciadas, o se leccionadas, por un sistema receptor conveniente que trabajase con una sola antena receptora. Aun está por ver cual será la solución de este problema; después se han llevado a cabo ulteriores trabajos de investigación. Por lo que se refiere a la transmisión por hilos conductores, es posible que se pueda encontrar una solución empleando «líneas conductoras y radio», es decir, substituyendo una onda portadora de radiofrecuencia, u ondas, por la corriente portadora ordinaria de corriente conti nua.. En lo que conciei'ne a los experimentos de Baird, en los métodos usados por él, no se ha lle vado nunca la velocidad de las señales más allá de la capacidad ordinaria de transmisión de las líneas telefónicas (esto será explicado más ampliamente en el próximo capítulo), las que él ha utilizado en varias ocasiones en pruebas públicas de televisión, a distancias considerables — particularmente las efectuadas entre Londres y Glasgow, en mayo úl timo ; a una distancia aproximada de 430 millas. En cuanto a transmisión sin hilos, o radio-trans misión, está actualmente haciendo experimentos con ondas cortas y ya ha tenido ocasión de expe rimentar las dificultades debidas al «fading». En nuestro próximo capítulo, sin embargo, describire mos cómo estos experimentos culminaron en la in mensidad del Atlántico. Cuando se efectúa la transmisión de televisión por radio, la imagen recibida, está expuesta a la distorsión eléctrica, si todos los apartos empleados
152
ALFREDO DINSDALE
no están perfectamente ajustados y sus defectos son casi tan desastrosos como la distorsión en un alta voz. La diferencia, por supuesto, es que no se tra ta de música, sino de una imagen que sufre los efectos de la distorsión. Afortunadamente, la distorsión en televisión es fácilmente remediable, mucho más que en el caso de un altavoz porque pueden verse los efectos que se producen, y el ojo es un instrumento de medida más perfecto que el oído. La interferencia, tal como la experimentan los radio-ecucha del broadcasting, afecta también a la televisión, cuando se efectúa la transmisión por ra dio. En televisión, la interferencia toma formas muy peculiares. La fritura y silbidos que frecuen temente estropean la radio recepción, aparecen so bre la pantalla de televisión como pequeños copos de nieve; una masa de blancos penachos, pasando en remolinos a través de la pantalla, mientras que la interferencia producida por medio de los con ductores de energía eléctrica intensa, aparece co mo una serie de bandas blancas moviendo la ima gen de arriba abajo y finalmente los atmosféricos, se manifestaban en forma de blancos destellos. Sería muy conveniente, en verdad, que pudiéra mos combinar el broadcasting con televisión, uti lizando la misma longitud de onda, de modo que, por un solo receptor pudiésemos sintonizar con nuestra emisora favorita, y tendríamos la visión y la audición de cuanto se estuviese ejecutando en el estudio; pero esta sugestión debe, así es de te
TELEVISIÓN
153
mer, ser desechada, al menos por el presente. Co mo ya hemos visto, los medios que se requieren pa ra la tranmisión son tan numerosos, que solamen te el problema de enviar las impulsiones de tele visión, por un conducto útnico, es sumamente di fícil, sin contar con las complicaciones que origi na la adición de las frecuencias de la palabra y de la música. La A. T. & T., en sus pruebas, utilizó tres con ductos en total. Uno para las impulsiones de tele visión, otro para la frecuencia del sincronismo, y un tercero para la conversación. Baird, enviando las corrientes de televisión y sincronismo por el mismo cauce, ha conseguido hacer sus pruebas uti lizando dos solos conductores, y por el momento, al menos, aparecerá, que esto es lo mejor que se ha podido conseguir. Subsiguientes investigaciones, como es natural, pueden ahrir un camino a las dificultades; pero por el presente, la situación es la que acabamos de describir.
CAPITULO XII Fonovisión y Noctovisión Aunque la velocidad de las señales, como hemos visto en el anterior capítulo, puede ser, teórica mente, de centenares de miles de impulsiones por segundo, no debe precisamente seguirse de ello que todas las impulsiones en su totalidad hayan, en efecto, de fluir a través del circuito durante un ins tante dado : lejos de ello. Lo que quiere decir es que, si una imagen se di vide en 10.000 cuadros elementales, y se envían diez escenas por segundo, el circuito será capaz para una transmisión de 100.000 impulsiones, si fuese necesario. Con una imagen corriezrte, este caso extremo no se presentará porque hay por lo general grandes áreas, o porciones de un cuadro o escena, que tie nen la misma amplitud de tono, es decir, grandes áreas de la escena reflejaran la misma cantidad de luz sobre el transmisor de televisión. El resultado de esto es que ciertas tiras o bandas de una imagen pue den tener prácticamente la misma densidad por to das partes. Por ejemplo, consideremos una banda de la imagen, en la cual una mitad es completamente
TELEVISIÓN
IS5
oscura, mientras que la otra mitad está brillante mente iluminada. Esta banda particular, al pasar sobre la célula fotoeléctrica, por cincuenta de sus 100 subdivisio nes, nada registrará en la célula. Por las cincuen ta restantes, caerá sobre esta un máxiino de ilumi nación, cincuenta veces consecutivas, que corres ponde a una prolongada y única corriente de im pulsión, en lugar de cincuenta impulsiones cortas, de intensidad variable. De este modo, en vez de dar origen a 100 corientes de impulsión separadas, la zona particular en cuestión produce una sola impulsión, la cual es re petida con la misma intensidad, lo que equivale a una sola impulsión prolongada. Este ejemplo, aunque quizá resulte exagerado, sirve para ilustrar el principio de que, aunque el mecanismo emplea do tenga capacidad para dividir la imagen en 10.000 destellos luminosos consecutivos, muchos de estos destellos, aunque se sucedan consecutivamente, pueden tener exactamente el mismo valor, de mo do que es raro que las 10.000 corrientes de impul sión sean requeridas, precisamente, para reco^istruir la imagen. En la práctica, las impulsiones parecen seguirse unas a otras en grupos o trenes, como los trenes de ondas amortiguadas producidos por las descar gas de una botella de Leyden. Si en un punto con veniente del circuito se intercala un par de teléfo nos, se pueden oir estos trenes de impulsiones, co mo una serie irregular de sonidos, cuyas irregula
IS6
ALFREDO DINSDALE
ridades y características dependen del sujeto colo cado delante del transmisor-televisor y del total de sus movimientos. Con un poco de práctica, en efec to, es posible decir, por los sonidos escuchados, que es lo que se está televisando. Cada faz humana, emite su propio y característico sonido, y después de escucharlo varias veces, hasta es posible llegar a reconocer el televisado, por el sonido de su pro pia faz. Estos sonidos, son los que se emplean para mo dular la corriente portadora, si la transmisión se verifica por radio, y si esta transmisión es escucha da por un radio-receptor ordinario, estos sonidos pueden ser oídos total y distintamente. Por ejemplo, la cara de una persona que mire directamente al transmisor, emite una serie de so^ nidos, algo así como «brump, brump,» etc., etc.; pero cuando se vuelve de lado, el perfil produce una nota semejante a «peraf, peraf», etc. Si se pa sa delante del transmisor una mano con los dedos extendidos, suena como el roce de una línea muy grosera o el de una sierra; y un objeto inanimado, tal como una caja, da una nota única y sostenida. Esto no puede suceder con ios objetos animados, porque el más ligero movimiento de las facciones es transformado en ondas acústicas por la acción del transmisor. Esta facultad de poder oir las impulsiones de la imagen, descubre grandes horizontes, porque si pueden ser oídas las impulsiones, también pueden ser regitradas en un disco de gramófono.
L A P R E S E N T E P L A C A R E P R E S E N T A UN D ISCO D E P R U E B A D E F O N O V ISIĂ&#x201C; N Cuando se ejecuta, utilizando un pick-up electrxo, el grab-ado se convierte en impulsiones elĂŠctricas que, cuando accionan sobre u televisor reproducen la imagen en el registrada, sobre la pantana visible y reconocible
md fe
%i\ ^ / '
B tóaSí St,#=,f';-‘ !?'^í..:
?íí-^' ' ’: i^hdd -^-'íví;vi" ¿'V ^r^'”'-* ,5 V^ '
v'~-v/-;-^.-
TELEVISIÓN
IS7
El mismo Baird se ha interesado considerable mente en este problema, y ha iniciado muchos ex perimentos para registrar los sonidos de las imá genes. Una vez registrados estos sonidos, pueden ser ejecutados en un gramófono ordinario, y de es ta forma se hacen audibles nuevamente. No tiene este hecho gran valor en si mismo, si no es por la novedad de oir una cara o faz, o como demostra ción en trabajos de gabinete, conferencias, etc., et cétera. El valor realmente considerable de este ,des cubrimiento, reside en el hecho de que los graba dos de los discos o registros, pueden ser transfor mados nuevamente en imágenes visibles. Para ha cer esto, el pick-up (o aguja amplificadora) del fo nógrafo corriente, se reemplaza por un pick-up electromagnético, que transforma las estrías del dis co en impulsiones eléctricas, las que después, am plificadas, hacen variar el foco luminoso de un re ceptor de televisión. No hay necesidad de sincroni zar, por cuanto el disco explorador y el registro-visor son accionados por el mismo motor. Esta com binación de gramófono y televisor, cuya existencia no ha salido aún del laboratorio, o del período ex perimental, es llamado por Baird «Fonovisor». Co mo se apreciará pronto, ofrece extraordinarias con diciones como complemento de la cinematografía, y para gravar escenas de modo pei’manente, de for ma que se puedan reproducir a voluntad en fecha posterior. Otros de log descubrimientos de Baird, del cual
158
ALFREDO DINSDALE
se ha escrito mucho en la prensa, es «Noctovisión», que ahora describiremos. Durante las primeras pruebas de la verdadera te levisión, fueron necesarias poderosísimos focos de luz, con el objeto de iluminar adecuadamente a la persona, cuya imagen se iba a transmitir a pun tos distantes. Tan poderosa era, en efecto, esta luz, que la infortunada «víctima» estaba a punto de ce gar y de quemarse por su intensidad, y a Baird le dijeron una vez que, hasta una estrella de MusicHall se eclipsaría ante tan intensa mancha lumi nosa. Los perfeccionamientos de la célula fotoeléctrica le han capacitado para prescindir de tan intensa iluminación, siendo comparable la que se utiliza ahora a la usualmente empleada en un estudio ci nematográfico. En efecto, hasta la luz diurna pue de ser actualmente empleada, como se dijo anterior mente en este libro. Mientras estaba trabajando en el problema de re ducir la cantidad de luz requerida, fué cuando le ocurrió pensar a Baird, ¿por qué no prescindir siempre de la luz visible y no emplear rayos invi sibles? Con el objeto de poder responder plenamente a esta última inspiración y a las derivaciones que di manan de ella, podían también, a este propósito, examinar siquiera fuese sucintamente el espectro. Los lectores que son entusiastas radio-escuchas del broadcasting, sabrán que las ondas hertzianas son vibraciones eléctricas cuya frecuencia depende de la
TELEVISIÓN
159
longitud de onda. A mayor longitud de onda, correspon de la menor o más baja frecuencia. La magnitud de las ondas hertzianas se extiende desde una longitud de algunos centímetros, emplea das sólo en los laboratorios, hasta unos 30.000 me tros, empleadas en las estaciones transoceánicas de gran potencia. La frecuencia de vibración de la on da de un metro, es de 300 millones de ciclos por egundo, y la correspondiente a ondas de treinta mil metro, es de diez mil por segundo. Las ondas hertzianas, sin embargo, no ocupan sino una parte pequeña del Spectrum. La luz vi sible y rarios rayos invisibles, son hoy aceptados, como vibraciones del eter, justamente como ondas radiadas, sólo que las frecuencias a que la luz. y otros rayos vibran, son aún mucho más altas que las más cortas de las ondas radiadas. La fig. 31 es úna representación diagramática del espectro que muestra todas las bandas de frecuencia cono cidas y el empleo que se hace de ellas. De todas las partes componentes o secciones del espectro, la sección más familiar al público, en general, con excepción de los técnicos, es el espec tro visible. Este contine los colores y se extiende desde el violeta en el límite de la alta frecuencia del espectro, al rojo en el extremo inferior. Así, como se van reduciendo las frecuencias de la vi braciones, así vamos pasando a través de los colo res del prisma, violeta, índigo, azul, gris, amari llo, anaranjado y rojo. De la gama total de las frecuencias del espectro.
ai (A w -C ci
N O C T O V IS O R DE B A IR D Los grupos de lรกmparas que estรกn a ambos lados y encima, estรกn cubiertos con filtros de ebonita, los cuales sรณlo permiten el paso de los rayos nfrarojos. Los tubos sรณlo sirven de ventiladores
p í;
*-■* rV'" >.■;■
I
_.W.S^?.‘'.'^.
^
- ^ "^ '
___ ' '
r
f.n.wC. .. _.V /.
.,.
,
I
........f_^t..is
/ Á
........
.
1/Sa
i6i
TELEVISIÓN
los imperfectos sentidos humanos son capaces de percibir, o detectar, sólo los colores situados, o comprendidos entre el violeta y el rojo, es decir, el espectro visible. Para detectar o descubrir las otras frecuencias, son necesario instrumentos es peciales, tales como, por ejemplo, un radio-recep tor, cuando se desea percibir ondas hertzianas, o una pantalla fluorescente, cuando se desea hacer visibles los rayos X, o rayos catódicos. Gomo se explicó en el Capítulo IV, las células fo to-eléctricas son más sensibles a los rayos de luz comprendidos en el extremo superior del espectro; tal sucede, por ejemplo, con los rayos ultravioletas; estos últimos son invisibles para el ojo humano sin ayuda de ningún instrumento apropiado. Las células de selenio, son, por otra parte, más sensibles a los rayos luminosos comprendidos en el extremo inferior del espectro; como, por ejemplo, los rayos infrarojos, que són también invisibles. En sus primeros intentos para aplicar los rayos invisibles a su televisor, volvió al extremo superior del espectro y escogió los rayos ultravioletas, encon trando, sin embargo, que aunque el empleo de es tos rayos daba resultados, también producían se rias molestias en la vista, a las personas que se ha bían de televisar. Además de que los rayos ultra violeta tiene un poder de penetración extremada mente bajo. No penetran el vidrio en ninguna for ma y dimensión, y pronto llegan a ser absorbidos por la atmósfera. Disgustado con estos resultados, Baird volvió al 11
i 62
ALFREDO DINSDALE
extremo del espectro y utilizó los rayos infrarojos. Estos rayos, aunque no producen efectos fotoeléc tricos tan enérgicos, como los rayos ultravioleta, tienen un poder de penetración mucho más grande y no son absorvidos en ninguna proporción apre ciable. Además no producen efectos perjudiciales al televisado. Usando estos rayos, en lugar de la luz visible, pronto fué posible prescindir de ella por completo, con el resultado, algo fantástico, de que ha llegado a ser posible ver en completa oscuridad. Esto es, quizá, la más sorprendente de las mani festaciones o resultados de cuanto se refiere a te levisión y lo que produce efectos más sugestivos e impresionantes, sobre los asistentes a las prue bas. La persona a televisar, entra en el estudio trans misor y queda inmediatamente envuelta en la más completa oscuridad. Nada puede ver y sin embar go, cada uno de sus movimientos son claramente visibles sobre la pantalla receptora del televisor. La imagen resultante acusa poca diferencia en la semejanza, tanto si se utiliza la luz, como si se em plean los rayos infrarojos, para iluminar al televi sado. Huy muchos proyectos respecto al empleo que se puede hacer de la Noctovisión, como ha sido llama da, por su condición de oscuridad. Su valor en la guerra, por ejemplo, puede ser muy bien incalcula ble, porque «iluminando» de noche las posiciones enemigas por medio de una luz exploradora de ra yos infrarojos, que sean invisibles al enemigo, y
TELEVISIÓN
163
empleándolos en combinación con un televisor, los ataques de sorpresa nocturnos se hacen imposibles, porque los movimientos de los atacantes, estarán siempre bajo una observación constante. Es de esperar, si nembargo, que se encuentren otros usos para estos últimos descubrimientos de televisión, en tiempos de paz. El hecho de que los rayos infrarojos (en oposición a los ultravioleta que son rápidamente ahsorvidos por la atmósfera) poseen grandísimo poder de pe netración, sugiere grandes esperanzas, para la na vegación de barcos y aeronaves, durante los tem porales de nieblas. Para que se comprenda, plenamente las posi bilidades que existen a este propósito, basta consi derar lo que sucede con la luz ordinaria, o visible, durante los temporales de niebla. Las luces blan cas más intensas que se conocen, aparecen a través de la niebla como un débil resplandor rojo, y mien tras más densa es la niebla, más sombrío es el rojo que brilla a través de ella. Este fenómeno, no es debido a cambio alguno en las características del foco que produce la luz. El hecho es que cualquier foco de luz emite, no un simple color de luz, sino varios, que se combinan para dar la sensación de un color simple, cuando se mira a simple vista. Esto se puede demostrar fácilmente, si hacemos pasar un rayo de luz solar a través de la cara de un prisma; no sólo será desviado lejos de su primitiva dirección, sino que la reflexión, vista sobre la cara del prisma, no será
164
ALFREDO DINSDALE
una' mancha de luz monocócroma, sino un brillan te haz de todos los colores del arco iris. Todos los colores componentes de un rayo de luz, menos uno, pueden ser eliminados por medio de filtros adecuados; la niebla actúa como un filtro que solamente dejara pasar la luz roja. Un ejemplo diario del fenómeno, puede verse a la puesta del sol de un día sereno; pero ligeramente brumoso. Cuando el sol se hunde en la bruma cerca del hori zonte, se va volviendo cada vez más rojo, hasta pa recer una bola de fuego, justamente antes de la puesta. Realmente nada ha cambiado en la luz brillante del sol; es la bruma la que ha filtrado o absorvido, todos los demás colores, permitiendo únicamente a los componentes rojos llegar al observador. El poder de penetración de la luz en la niebla, varía como la cuarta potencia de la longitud de onda; así que la luz roja penetra la niebla sobre diez y seis veces más que la luz azul, y los rayos infrarojos sobre diez y seis a veinte veces más aún. La luz roja ha llegado a ser ya, adoptada en los areodromos y otros sitios donde se requiere pode rosos medios de penetración de luz, en la niebla. Esta nueva aplicación de la televisión, hace posible el uso de los rayos infía-rojos con su, aún más gran de poder de penetración y no serán, por supuesto, visibles a simple vista, aún a través de la niebla. En el extremo receptor (por ejemplo, a bordo de un barco, en el mar) será necesario hacer uso de
L A SRA. H O O V E R (A L A IZ Q U IE R D A ). L A P R IM E R A M U IER C U Y A nVIAGEN FU É T E L E V IS.A D A A T R A V É S DEL A T L A N T IC O , S E N T A D A A N T E E L T R A N S M IS O R
We-rJ' . IsiW/Sií
H i tteyí-
W. i
i f s
éikiíííi
ifesf: W-1.: S©g pai te"; Ife Síi;fír •■
.'•y;'A;^^;S; '''"S>—L ilvíípS
wm Wm
^ •,i:>» *•-
krV 'í *-
TELEVISION
i6 s
un televisor con el objeto de ver, efectivamente, a través de la niebla. Para genarar rayos infra-rojos, cualquier clase de lámpara podría ser utilizada, con tal que propor cionara la necesaria intensidad luminosa, aunque ciertos modelos de lámparas, son más ricos en ra yos infra-rojos que otros. Hecha la selección de un foco de luz conveniente, para obtener de él rayos infra-rojos, todo lo que se requiere, es un filtío que elirhine todas las frecuencias, excepto las pertene cientes a los rayos rojos. Varias substancias se pueden utilizar como filtros, tales como, por ejem plo, cauchu endurecido o ebonita. Así, para transformar un proyector ordinario (cuyo arco es ya de sí muy rico en rayos infra-rojos) basta cubrirlo con una hoja de una substancia ade cuada para filtrar. Para trabajos o experimento córtente de Noctovisión (es decir, para los trabajos de laboratorio) bas ta con cubrir las luces del estudio con un filtro infrarojo. Si se emplean grupos de lámparas para ilumi nar al televisado, pueden ser metidas en una caja, y tapar la salida o frente co nuna hoja de ebonita. Para los casos corrientes de televisión, por su puesto, no se obtiene particular ventaja en utilizar los rayos infra-rojos, porque ello significa que el objeto o escena a televisar está, a distancia en que el ojo humano pueda ver, en completa obscuridad y Baird no emplea rayos invisibles en sus transmi siones de televisión, sino pl,ena luz, tal como se utiliza en un estudio de fotógrafo.
i66
ALFREDO DINSDALE
Así, es probable que la Noctovisión será desarro llada independientemente de la televisión (usando, para esta luz visible) y aplicada especialmente a los usos particulares que hemos mencionado más arriba.
CAPITULO XIII La visión a través del Atlántico El 9 de febrero de 1928, el mundo fué sorprendido al saber que durante las primeras horas de aquel día, algunas personas situadas en Londres, eran cla ramente vistas en New York. Esto significa que el Atlántico había sido atrave sado, de parte a parte, por televisión, a distancia de 3,500 millas (unos 6,300 ktros). Meses antes de estas pruebas, no obstante, se habían anticipado experimentos secretos empleando, como vehículo ,onda cortas inalámbricas. La noche de las pruebas se congregó en el Labo ratorio de Baird, en Londres, una pequeña reunión, compuesta de representantes de la prensa y de dis tinguidos convidados, entre lo cuales tuvo el honor de contarse el autor. Las transmisiones, empezaron a media noche del día 8, hora de Londre o 7 post meridiano, obre el día 8, hora de New York. Para que los que observaban en New York pudie ran ajustar o sintonizar sus aparatos, fué transmiti da primeramente, la imagen del muñeco de un ven trílocuo, y se empleaba un muñeco, porque con él
i6S
ALFREDO DINSDALE
se obtenía la estabilidad de la imagen, necesaria du rante el ajuste. La imagen de este muñeco, convertida en sonido, que resonaba por todo el mundo, como el zumbido de una enorme abeja, era primeramente enviada por una línea telefónica privada, de Baird, a la. emisora experimental, situada en Coulsdon Surrey. La estación emisora tiene una potencia de dos kilowatios únicamente, y opera con la denominación y llamada 2 KZ. Desde esta estación, la imagen-sonido era lanzada a través del Atlántico, con una longitud de onda de 45 metros. En la orilla Americana, las señales fueron recibi das por la estación receptora de un aficionado, si tuada en Hartsdale, pequeña ciudad a pocas millas de New Yok City. Después de amplificada la señal recibida, era aplicada al receptor televisor, en cuya pantalla de vidrio deslustrado, aparecía la im agen; esta pantalla medía unas dos pulgadas de ancho por tres de largo. Cuatro observadores estaban ansiosamente agru pados alrededor del aparato. Estos e ra n : El repre sentante de la Agencia Reuter, M. H art; el propie tario americano de la Estación receptora, y dos re presentantes de Mr. Baird, que habían ido a New York expreamente a presenciar las pruebas. Cuando la imagen de la cabeza del muñeco estuvo satifactoriamente sintonizada, Mr. Hart conmutó su radio emisora, cuya señal de llamada es 2 C. V. J. y llamó a la estación receptoi’a de Baird situada en Purley. Utilizando el código Morse, Mr. Hart rogó que Baird
TELEVISIÓN
169
se pusiese ante el transmisor, en lugar del muñeco. Este mensaje fué telefoneado desde Purley al La boratorio transmisor en Londres. Durante media hora, Baird estuvo sentado ante el transmisor, moviendo la cabeza a uno y otro lado, hasta que se recibió aviso de New York de que su imagen había sido recibida. Entonces uno de los representantes de la prensa, se sentó en lugar de Baird, y continuó sentado ante el transmisor hasta que se recibió, así mismo, aviso de que su imagen estaba recibiéndose muy bien. Según parece, las facciones de este particular personaje, eran epecialmente impresionables, desde el punto de vista de la televisión, y transmitidas, mejor que las de los de más televisados. Luego se sentó ante el transmior, la esposa de un periodista americano, que estaba presente, y aunque sus facciones no eran reconocibles en el extremo americano se conocía, sin miedo a equivocarse, que la persona que estaba delante del aparato, en Lon dres, era una mujer. Todos los reunidos en la estación de Londres, pu dieron ver, en un receptor derivado, una copia de la imagen, que servía de comprobación a medida que se iba transmitiendo. Esta imagen que era de tamaño natural, mostraba la cabeza y los detalles de las facciones del tel televisado en negros relieves sobre un fondo de color anaranjado. Por medio de esta imagen piloto, o de comproba ción, el operador tranmisor, podía regular la salida
170
ALFREDO DINSDALE
de la transmiión y corregir cualquier irregularidad. Desde su punto de obervación, en frente de la ima gen de comprobación, podía también, el operador, por medio de un micrófono y de un altoparlante, dar instrucciones al televisado acerca de los movimien tos que debía hacer para estar enfocado, ponerse de perfil, etc. ,etc. Los atmosféricos, y otras interferencias y las se ñales de fading, desfiguraban a veces la imagen re cibida en el extremo americano, en New Y ork; pero a despecho de estos inconvenientes, la recepción en conjunto fué muy buena. Las pruebas, demostraron de modo concluyente, que si se hubiese empleado una radio-emisora de mucha más potencia, la ima gen se habría recibido en New York completamen te libre de atmósfóricos y demás perturbaciones. El experimento confirmó también ,las afirmaciones que Baird había hecho ya, de que la distancia era un asunto meramente de potencia en la transmisión, que no tenía relación alguna con la evolución de los aparatos de televisión en si mimos. Contrastando, nuevamente con las pruebas de la Compañía Americana de Telégrafos y Teléfonos, las pruebas de Televisión transatlánticas, efectuadas por Baird, requirieron la cooperación de dos operadores, solamente, para atender a la transmisión de televi sión, uno en cada extremo del circuito. En la noche del 5 al 6 de marzo del mimo año, fueron repetidos estos experimentos a bordo del transatlántico «Berengaria», de la Cunard, en me dio del Atlántico, al transportar de New York a In
TELEVISIÓN
171
glaterra, ya de vuelta, el equipo receptor. La lon gitud de onda fué la misma de 45 metros y las pruebas, se llevaron a cabo dentro del campo de acción de la estación emisora de a bordo, que tra baja con onda larga; y bajo la acción de sus inter ferencias. Un pequeño grupo de personas, entre pasajeros y oficiales de a bordo, se apiñaron en un saloncito de recibir y vieron proyectarse en la pantalla de te levisión la imagen de las personas colocadas ante el aparato, en el Laboratorio de la Compañía Baird en Londres. Lo que ellos presenciaron está quizá mu cho mejor explicado en las palabras de Mr. W. Sutcliffe, primer Ingeniero Jefe del Berengaria, el que en una carta publicada en la revista «Televisión Magazine», correspondiente al mes de Mayo, manifes taba : «Mirando en la pantalla del Televisor, vi en rápido movimiento puntos y líneas de luz de color anaranjado, que gradualmente se combinaban, for mando una faz definida y reconocible. Esta imagen variaba alternativamente en claridad; pero los mo vimientos se distinguían perfectamente y la imagen, cuando salía clara, era inconfundible». Otro testigo de los experimentos, fué Mr. Stanley W. Brown, Jefe operador de la Emisora de la Com pañía, que reconoció en la pantalla la imagen de su novia, la señorita Dora Selvey, a quien la Cia. Baird, había invitado particularmente para que posara an te el transmisor en Londres. Brown reconoció a la se ñorita Selvey, primeramente, por su peinado carac
172
ALFREDO DINSDALE
terístico, y después se convenció de su identidad, fuera de toda duda, cuando se puso de perfil. Este señalado triunfo, demuestra claramente un notable campo de acción para la televisión. Hace al gunos años los pasajeros que verificaban una larga travesía por el mar,, perdían todo contacto con sus amigos de tierra hasta que llegaban a su destino; ahora, gracias a la radiotelegrafía, los pasajeros y sus parientes y amigos, pueden permanecer en con tacto constante, telegráficamente. Con la absoluta evidencia que las pruebas del Berengaria dejaron en nuestro espíritu, no es seguramente un exceso de fantasía prever el tiempo, no muy lejano, en que aquellos que atraviesan el mar a bordo de cualquier navio, puedan permanecer tambión en comunica ción visual con aquellos a quienes dejan tras sí. Hay también indicios de que esta visión del fu turo pueda llegar a ser pronto una realidad; por que ha sido anunciado, por un grupo de financie ros americanos, que han adquirido los derechos de patentes Americanas de Baird, que intentan que el Leviathan (el buque más grande de la línea ame ricana) sea la primera estación móvil de televisión. Ya están en trámite las negociaciones para equipar el Leviathan con un transmisor y receptor de televi sión fundado, se entiende, en el sistema Baird.
tü'_) í) oio Co s? 3S a o Ncn wr
=
C
5 tJ
I£
P2 =
^ o
Pí O-I !/]hJj ><1— 1 Wu<! K-líV¡p rí ^ cr. g rt W<c/} BW rt HcQkT wg’ !^!2 1rt^cc/iW u S 12;hJ pí:z H< tí wo tPí 'H Q < •P rt 2? Qm 'O*o >¡
gS si
CAPITULO XIV Televisión con luz solar y en colores Uno de los últimos avances en televisión, efectua do por Baird en junio de 1928, es la consecución de televisar con luz diurna. En anteriores capítulos, hemos visto, como, la in tensa iluminación artificial, primeramente requeri da, se fué reducüendo gradualmente, hasta la brillan tez que se emplea ordinariamente, en un estudio fo tográfico, por aumento de la sensibilidad del objeto, o dispositivo, sensible a luz. Haciendo uso del sistema de puntos luminosos o destellos, se consigue que baste sólo iluminar la faz de la persona a televisar, por medio de un fino y movible rayo de lu z ; empleando entonces los rayos infra-rojos, Baird, pudo televisar una persona que parecía estar, aparentemente, en completa oscuridad. Como resultado de ulterior perfeccionamiento en su dispositivo fotoeléctrico, Baird pudo trasladar su aparato transmisor de televisión, del laboratorio, e instalarlo en la azotea, de suerte que el sujeto que se ha de televisar, posaba con luz diurna. No es ne cesario una luz solar brillantb; los aparatos fun cionan perfectamente, aunque sea en días nublados
174
ALFREDO DINSDALE
O grises, dando sobre la pantalla receptora una ima gen tan buena, como la que se obtiene cuando se emplea luz artificial. La importancia de este avance reside en el hecho de que por primera vez se pudo emplear el trans misor televisor fuera del laboratorio. Con la utilización de la luz del día, se abre ante nosotros un campo de acción más extenso, marcan do el primer paso hacia el día, en que nos s'erá po sible presenciar a distancia, por televisión, grandes acontecimientos de nacional importancia, ocurridos al aire libre o en campo abierto, taltes como el Derby o las regatas. Mucho hay que hacer antes de que esto sea posible; pero el punto importante es que el primer paso está ya dado. La posibilidad de trans mitir televisión en colores, ha sido por mucho tiem po punto de mira de los que están íntimamente inte sados en el desenvolvimiento de la televisión; pero este avance fué obtenido, única y prácticamente por Baird, en 3 de julio de 1928 en que—empleando un procedimiento tricolor—, pudo demostrar la trans misión de imágenes con sus colores naturales. Este procedimiento es extremadamente interesante, y es fundamentalmente muy semejante al procedimiento empleado en la cinematografía de colores. Consiste en presentar ante el observador, en rápida sucesión, primero una imagen verde, luego una azul y después una roja. Estos tres colores forman los conocidos colores pri marios con cuyas combinaciones puede ser obtenido cualquiera otro color o tinte.
TELEVISIÓN
I7 S
Por ejemplo, la púrpura, es una mezcla del rojo y azu l; el amarillo es una mezcla del verde y rojo y todos los demás colores, exceptuando los tres prima rios ya citados, rojo azul y verde, son de modo seme jante, compuestos dte estos tres colores, variando sus proporciones. Cuando se combinan los tres colores entre sí, dan, a nuestra vista, la sensación del blanco. El mecanismo empleado en los primeros experi-
Pig. 32.— Disco espiral utilizado para la transmisión del Colorido
mentos, consistía en un. disco perforado con tres es pirales formadas de agujeros (treinta y seis agujeros en cada espiral) dispuestas consecutivamente alre dedor del disco, como representa la figura 32. Este disco fué usado, :en combinación con el siste ma de puntos luminosos, ya descrito en anteriores capítulos. Empleando un disco con tres hileras de perforaciones, se puede explorar el objeto en trans misión, primeramente, con una línea de destellos
176
ALFREDO DINSDALE
azules, después por otra de destellos rojos y última mente por una línea de destellos verdes. Al efecto las perforaciones estaban cubiertas con filtros de luz azul, rojo y verde como representa la figura 32 y 33. El resultado de este mecanismo, por consiguiente, es que las células fotoeléctricas transmiten primero, un cuadro que solo muestra las partes azules de la escena, luego otro solo de las partes rojas y última mente otro que muestra las verdes. En la estación repeceptora fué utilizado un disco semejante, estando asimismo cubiertas, las tres es pirales de agujeros, por filtros azules, rojos y verdes respectivamente, en forma similar, a la del disco de la estación emisora. La dificultad en la estación re ceptora, no obstante, estaba en encontrar un foco de luz, capaz de generar estos tres rayos, azul, rojo y verde. El tubo neón, que se ba utilizado hasta aquí, para la recepción, aunque muy rico en rayos rojos, no tie ne, prácticamente, los componentes azul y verde. Con el objeto de solventar el problema, se intentó construir una lámpara de descarga lenta, mendiante la mezcla de gas neón y vapores de helio y de mer curio. Este experimento no dió resultados satisfac torios, porque los componentes rojos, azul y verde, variaban sus proporciones en razón a las variaciones que se verificaban en la lámpara en determinadas condiciones. Ultimamente se consiguió hallar una solución a la dificultad, haciendo uso de dos lámparas indepen dientes. Una era una lámpara de dtescarga lenta con-
TELEVISIÃ&#x201C;N
177
13
178
ALFREDO DINSDALE
teniendo neón y otra conteniendo helio y vapor de mercurio, suministrando el vapor de mercurio, un componente verde muy intenso y parte, tam.bién del azu l; la adición del hélio en esta lámpara, contribu ye a la producción del componente azul. Por medio de un conmutador, se verificaba que, mientras se veían los agujeros rojos, del disco gi ratorio, entile los ojos del observador y las lámparas, sólo estuviese iluminada la lámpara neón y a su vez, cuando los agujeros azules y verdes, girando, habían alcanzado su debida posición, eran las lámparas de hélio y mercurio, las que quedaban conmutadas en circuito. En la página 34 se representa, esquemáticamente, el receptor. Se verá que en este montaje aunque hay tres imá genes separadas, estas imágenes son transmitidas sucesivamente, y que basta un solo cauce para la transmisión. Por otra parte, la proporción de transmisión, debe incrementarse teóricamente, por tres, así como hay tres períodos, en que se transmiten muchas imágenes por segundo. En la práctica, ein embargo, se ha comprobado, que no es necesario aumentar tanto la velocidad, porque las imágenes, tienen muchas partes comu nes y puede, en consecuencia, utilizarse una veloci dad mucho más baja, sin que se produzcan variaciories apreciablemente desagradables. Con este aparato, se realizaron pruebas muy hala güeñas, de transmisión de televisión en colores.
TELEVISIÃ&#x201C;N
179
i 8o
ALFREDO DINSDALE
Guando la espiral roja de agujeros del disco transmisor, está pasando a través del rayo lexplorador, el ojo del observador, en el receptor, estará vien do también a través del receptor, la espiral roja en el tubo neón y cuando las espirales azul y verde es tén pasando a través del rayo explorador, el obser vador verá a través de las respectivas espirales del receptor, el azul y verde, len el hélio y el mercurio combinados. Los colores son reproducidos por los efectos combinados de las diferentes espirales colo radas y objetos, como flores, cestos de fruta y otros artículos colorados, como el casco de un guardia mu nicipal, que resultó muy natural con sus propios co lores. También fueron transmitidos varios matices de color; la cara de una persona fué reproducida so bre la pantalla receptora, en un color rosa-escarlata. La adición a la televisión de la reproducción natu ral de colores, aumenta grandemente su valor, por que se ve claramente, que hay muchos objetos y es cenas, cuyo valor visual estriba enteramente en el color; basta observar lo que ocurre en la cinemato grafía de colores, comparándola con la fotografía or dinaria de blanco-oscuro para poder apreciar la an terior afirmación. El que esto escribe tuvo el honor de presenciar am bas pruebas, la de transmisión de colores y la de te levisión con luz del día. La prueba de transmisión de colores, resultaba maravillosamente natural, y excepcionalmente notables, cuando las imágenes re cibidas eran flores y frutos. El natural efecto de las imágenes cuando se ven
I
. í. . ,
,
,
^
'
' '''
.................
. ''
’ ' í
'■'ii'«a
ías '4 :'-m
m :J-AÍ& ím ■vim^
aV'■»;''
WMñ
I -
' ‘v '^ 'l
' -ií
'■rr''‘ '-----;:>-::::;f
r-é¿-:-yÍk
TELEVISIÓN
i8i
sobre la pantalla receptora, era extraordinariamente mejorado, por la adición de los colores, y no cabe dudar de que el colorido marca un gran avance y abre un nuevo derrotero en las investigaciones sobre televisión. En la televisión de colores, debido a la obsorción de éstos por los filtros, sólo una muy pequeña can tidad de luz, es lanzada sobre las células fotoeléctri cas y para aumentarla, se emplea una combinación de espejos, formando una especie de caja, alrededor del objeto y de las células, de forma que se obtiene una multiplicidad de imágenes y así mismo la luz eficiente, es considerablemente multiplicada. La fi gura 35 representa este dispositivo.
ALFREDO DINSDALE
i 82
tn OO QJ
-»*w
i-
C
W B en
rt o 0> . iU-;^ O
■3.2.§S, E.";§ <u^ 3 S —° B<» w--a^ lU *1-< ce qj 4> tíqj O < n 0( <U-^ -S’c'E « l-SS-a . t í .iü cd eflj n rs rt <üO d)
4
A ^
irfíjwi._
I I ^f l l §^cr
f í l j
.0.5V. « »rt^ oO T«c(OU s g "’ S g ,g cd _ ot , ^^ C ’Hiá^ rs 2c di
v r t -♦-* (*i tn
•'S <ucd'C C3 en C tMg rt w SC gü<y— ^tí _cd.E5 .3-0 g e “"3^0 — d—"O " bo“3 t o ' —<
f
/... "‘■ w / < > <
5*
£ O-
1
ai ai
i i
'c
[ ! 1! 1
g
*<yTÍ H*1^OÍJ r-^ <ü toy.wyo *otítí oud3< ^ cd o .h íG'c g-^'S .5? d>c< en-s O E
■ d>
CAPITULO XV Televisión estereoscópica En- 9 de agosto de 1928 se dió, aún, en este ramo de la ciencia, otro notable avance, en los laboratorios de B aird: la televisión en relive estereoscópico. Antes de proceder a la descripción dje este descu brimiento, es quizás conveniente describir, siquiera sea suscintamente, un fenómeno de visión que es ra ramente apreciado, sobre todo por la última genera ción, que no recuerda el estereóscopo, que fué en otro tiepo, para casi todas las familias, la diversión del hogar. Para todos los que mantenemos intacto el uso de los dos ojos, toda visión es estereoscópica, es decir, cuando miramos un objeto o escena, tenemos una impresión estereoscópica de relieve, de fondo, o de distancia; de ello deducimos la idea de proporción. Una casa lejana vista desde una ventana, puede parecemos, no más grande que la maceta de flores que está en el alféizar de la misma ventana; empe ro nuestros ojos nos dirán que la aparente similitud de tamaño es, enteramente debida al hecho de que la casa está mucho más distante, es decir, está, como dicen los pintores y dibujantes, escorzada. La falsa
i 84
A L F R E D O D IN S D A L E
.........
impreión es, desde luego, corregida notablemente por nuestra experiencia, que nos dice, que una casa ■y una maceta de flores, son dos cosas totalmente di ferentes. Por experiencia, sabemos que una casa es un objeto muchísimo más grande que una maceta; pero mostrad la misma escena o perspectiva a un salvaje, que no haya visto nunca ni una casa ni una maceta de flores, y podrá deciros que la casa, en fin, es una cosa mucho más voluminosa que la maceta de flores. El salvaje puede hacer esta apreciación, porque el uso de sus dos ojos le da una impresión de la distancia. Puede apreciar la distancia a que está la casa, y por comparación saca la consecuencia de que la casa es un objeto mucho más grande, aunque pre cisamente, no haya visto otra antes. Sin lembargo, si tuviese un sólo ojo, hubiera visto la escena plana, como se ve una escena en la pantalla de un cinema tógrafo, y si no tuviese previa experiencia que le sir viera de guía, sería completamente incapaz de dis tinguir entre las dimensiones relativas de los dos objetos, o de formular cualquier juicio sobre la dis tancia que le separa de la casa. Los lectores podrían ensayar el experimento mirando una escena cual quiera con un solo ojo. Si tomamos una fotografía corriente, observaremos que carece de solidez y de fondo, o profundidad. Si en ella se representa una es cena que nos es familiar, entonces nuestra experien cia nos capacita para apreciar la escena en sus jus tas proporciones; pero si la escena, nos es comple tamente desconocida, entonces nos será imposible sa
TELEVISIÓN
185
car de ella una verdadera idea de la escena, u objeto, que representa, y esto se patentiza cuando se miran atentamente sus proporciones. Esta es la razón de que ciertos objetos que no nos son familiares, tal como el áncora de los colosales y modernísimos trasatlánticos de línea, sea fotografia da por lo general juntamente con un objeto conoci do, por ejemplo, el áncora es usualmente fotografia da al lado de un hombre, para poder dar una verda dera impresión (que sin término de comparación se ría imposible) de las grandísimas dimensiones del áncora. La visión normal nos muestra los objetos en relieve, de suerte que podemos juzgar de la distan cia y dimensiones y decir, a la vez, la diferencia en tre una fotografía y un objeto, y del objeto en sí, en cuanto que aquella es meramente un objeto pla no mientras que el otro tiene fondo y espesor. Este efecto de profundidad y relieve es debido, principal mente, al hecho de que nuestra impresión visual es una combinación de las imágenes vistas por nues tros dos ojos. Al mirar, el ojo izquierdo tiene una percepción visual de un objeto, ligeramente diferente de la ob tenida por el ojo derecho; y de estas dos visiones, ligeramente disimilares del mismo objeto, el cere bro nos da la impresión de solidez y profundidad o espesor. Del, en otro tiempo familiar, estereóscopo se saca ba gran ventaja de este principio, en cuanto una fotografía podía ser reproducida como una imagen animada.
i86
ALFREDO DINSDALE
Con dos cámaras (combinadas en una caja) cu yas lentes están separadas por una distancia equi valente a la separación de los ojos, que viene a ser de unas cuatro y media pulgadas, se toman simultá neamente dos fotografías; estas dos cámaras produ cirán, en consecuencia, dos fotografías del mismo objeto, tomadas desde puntos de vista ligeramente diferentes. Las dos fotografías, una vez terminadas, se colo can la una al lado de la otra y vistas a través de una combinación de primas, que tienen por objeto, hacer que el ojo derecho vea sólo la fotografía de la de recha de la cámara, y. el izquierdo sólo la de la izquierda, y de superponer estas dos imágenes, en tonces conseguimos un efecto exactamente igual al obtenido viendo el propio objeto, es decir, vemos, no una fotografía lisa y llana, sino como si fuese el mismo objeto o escena al natural. La gran ventaja de la fotografía estereoscópica vis ta a través de urf estereóscopo, es por consiguiente que obtenemos una impresión de verdadera reali dad, de las escenas que estamos viendo. Añadiendo colorido a la fotografía en cuestión, las escenas vistas en sus colores naturales, toman una fantástica apariencia de realidad. Quizá la más va liosa aplicación del estereóscopo, sin embargo, es la que se relaciona con los procedimientos de puntería, en artillería, u otros propósitos semejantes. Aplicando Mr. Baird estos principios a la televi sión, consiguió, como se ha mencionado al empezar este capítulo, transmitir por televisión imágenes en
TELEVISIÓN
187
relieve estereoscópico. El efecto estereoscópico se ob tiene, enviando dos imágenes, alternativamente; una de estas imágenes correspondiente a la vista natu ralmente por el ojo derecho del observador, y la otra, a la vista por el ojo izquierdo. En el transmisor se utiliza un disco que contiene dos espirales, separadas, de agujeros; una de estas espirales cerca de la periferia y la otra cuatro pul gadas y media más próxima al centro, de suerte que las dos espirales están separadas, rígidamente, por la distancia que hay entre los dos ojos humanos. El dispositivo se muestra en la figura 36, donde B. indica un disco empleado para televisión estereoscó pica monócroma y A. representa un disco con dos se ries de tres espirales, que se requieren para tele visión estereoscópica en colores. En este último caso los agujeros están cubiertos con filtros colorados, como se ha explicado en el capítulo XIV. Dos lentes se emplean para llevar a un foco los rayos de luz de dos lám paras; de suerte que el objeto, cuya imagen se ha de transmitir, es atrave sado, alternativamente, por un punto luminoso pro yectado por la lente de la izquierda y luego por otro punto luminoso proyectado por la lente de la dere cha, la luz reflejada por estos puntos, cae sobre una célula fotoeléctrica o batería de células, que trans forma las impulsiones de luz en impulsiones eléctri cas, que son transmitidos al receptor colateral, des pués de la amplificación, en forma de una corriente eléctrica ondulatoria. En la figura 37 se representa un plano del equipo transmisor.
i88
ALFREDO DINSDALE
Fig. 36.— Represenidción diagrcunática de los discos usados para Id transtnisión estereoscópica de televisión Disco B. dispuesto para la televisión monócroma. - Disco A. provisto de dos series de tres espirales para la televisión este reoscópica en colores
^'V
■-¿‘■ 'S^S
f'^'"
i
S; éü ;;;7!r< Síi®s
m
TELEVISION
189
En el receptor, un disco proporcionalmente seme jante al utilizado en el transmisor, gira en concor dancia con el disco del citado transmisor, de suerte
Fig. 37— Plano del montaje del^ transmisor televisor estereoscó pico
que las dos imágenes aparecen, una al lado de otra, en la pantalla receptora, una de estas imágenes co rrespondiente al objeto visto por el ojo izquierdo, y
igo
ALFREDO DINSDALE
la otra correspondiente al objeto visto por el ojo de recho. Estas dos imágenes ligeramente desiguales, se combinan cuando se mira a través del estereóscopo de forma que, el observador, tiene la impresión de dimenión y relieve estereoscópico. La figura 38 repreenta una vista esquemática del receptor que muestra un operador observando la fluctuación del brillo de un tubo neón, primeramente, a través de un dispositivo estereoscópico, y en segundo término, a través de las dos espirales de agujeros del disco giratorio receptor. En las pruebas de televisión estereoscópica, a que hemos hecho referencia, la imagen de los presentes en el laboratorio, fué transmitida con mucha cla ridad y con relieves perfectos. El autor, que estaba presente, no pudo menos de sorprenderse por la brillantez y natural semejanza de la imagen estereoscópica, cuando se comparaba con la imagen ordinaria de televisión, obtenida a simple vista. En opinión de todos los presentes, in cluyendo algunos hombres de ciencia eminentes, los experimentos prometían gran desarrollo e importan cia en su aplicación práctica. Las enormes perspec tivas para la televisión, especialmente cuando se use en combinación con rayos invisibles, o discos de gra mófono, o cuando se adapten a la transmisión con sus colores naturales de escenas iluminadas por la luz solar, anima la imaginación y abre grandes pers pectivas rebosantes de maravillosas fantasías, hasta superar las de la fábula de la Alfombra Mágica.
TELEVISIÓN
191
Hoy, sentados en nuestra casa, movemos un vernier y oímos la música, la palabra y sonidos originales de lejanas tierras. Mañana podremos, por un procedimiento semejan te, igualmente sencillo, llevar a nuestros hogares, no solo el sonido, sino también la visión de estas tie rras, fácilmente reproducidas en sus colores natura les. Añadamos a esto la posibilidad de presenciar estas escenas en relieve estereoscópico, y frotándo nos los ojos, nos preguntaremos si no habremos sido transportados, por algún procedimiento mágico, di rectamente al verdadero paraje de la escena que es tamos viendo, sobre la pantalla de nuestro televisor estereoscópico, y cuyos sonidos, oímos simultánea mente por medio de nuestro altavoz.
F IN
fe H P wv.m ■
S S lfe S:9mM í5 Í* ■;•-.vvi’' rc^fflíi.*‘l í ^ s
•ri'^'í■Í:'^ í'-‘‘y^
tsifi .
INDICE
Prólogo ...................................... Prefacio a ¡a segunda edición
9
i6
T E L E V IS IÓ N Cap. I.— Introducción .............................................................. Cap. II.— La célula de selenio. - El sistema humano de Televisión. - Los experimentos de Rinouz, Fournier
i8
y Ruhmer ............................................................................ Cap. III.— Varias tentativas para resolver el proble ma. - Szezpanik, RozingMihaly .................................... Cap. IV .— Organos y dispositivos sensibles a la luz ... Cap. V .— Experimentos de televisión de M. M. Belin y Holweck en Francia, y Jenkins y Moore en Amé
24
rica ........................................................................................ Cap. V I.— Inventos de J. L. Baird. - Primer aparato Cap. V IL — El invento de J. L. Baird (continuación). La “ palanca óptica” . -Canalesmúltiples ....................... Cap. V III.— Pruebas verificadas por la American Telephone & Telegraph Co. - Sistema de puntos lumi nosos .....................................................................................
32 46
S7 82
94
107
Cap. IX.— Métodos para obtener el sincronismo .............. Cap. X.— Métodos para obtener el sincronismo (conti nuación) ................................................................................ Cap. X I.— ^Limitaciones de velocidad impuestas por los medios de transmisión ....................................................... Cap. X II.— Fonovisión y Noctovisión ................................. Cap. X III.— La visión a través del Atlántico ............... Cap. X IV .— Televisión con luz solar y en colores ......... Cap. X V .— Televisión estereoscópica ..................................
/i ? 1 1 1»
,1
123 132 145 IS4
167 173 183
V VÍASE A lA -VWEITA
Sobrinos de R. Prado, Ltda. M ADRID:
BARCELONA:
P ríncipe, núm . 12
B alm es, núm . 129 bis
Teléfono 73727
C e n tr a le s te le fó n ic a s , a p a r a to s g m a te r ia l E R I C S S O N , p a r a lín e a s d e a lta g h o ja te n s ió n . — P ila s s e c a s H E L L E S B N S p a r a R a d io , E le c tr ic id a d y T e le fo n ía .—A p a r a to s y m a te r ia l p a r a R a d io - T e le fo n ía , O p tica , F ísica, P a r a r r a y o s . M a te r ia l e lé c tric o .
P id a n
c a t á lo g o s
de
cad a
e s p e c ia lid a d
mP J ^
‘ ^'
... ’
,
::'■ i i
IHSaSsíí® '" " W
t
''^tSillliiííiSP X ^ í*o'-^^ i
* \ í ‘ vVií\^¿í' f
is p i-^ lfc ,\ '‘ \. ,
'í/P .P '
í > " ’i v j '
* \-'
^ '
"-«I
^
',UWi ^
^
%