La Biblia y el don de lenguas
J. Gabriel Piedra Quir贸s
El don de lenguas es uno de los más controvertidos en el ámbito de la “cristiandad moderna”, y mucho se ha debatido al respecto, sin embargo, pocos han sabido concluir con bases escriturales a través de la iluminación del Espíritu Santo, lo que dice nuestro Dios acerca de ese don tan importante para su Iglesia. A continuación, el siguiente conciso estudio sobre el particular, tratará el tema desde la óptica bíblica, aunado a la historia antigua y las evidencias modernas, así como del campo psicológico y mental, los cuales confirman la veracidad de la impostura de dicho don predicha en las Sagradas Escrituras, sin pasar por alto lo que nos dicen éstas acerca de cómo identificar el genuino don de lenguas. ¡Dios les bendiga! Un ejemplo de la falsa presencia divino-espiritual (el falso don de lenguas) Un sinnúmero de manifestaciones de milagros, curaciones, el hablar en “lenguas”, entre otros, no son nada más que ángeles caídos falsificando el don del Espíritu Santo. Es una impostura de lo divino, porque en estas expresiones espiritualistas se desprecian o todo, o mucho de las enseñanzas de las Santas Escrituras, pero de los más notables está el de “lenguas”. Los movimientos carismáticos instituyen varias maneras en que éste “don” se manifiesta: la persona o grupo utilizados como canal para dichas expresiones pueden no comprender el significado de lo que dicen, y citan como base 1 Corintios 14:2, el cual establece que, “el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios”. Por ello aseguran que las lenguas son angélicas (1 Corintios 13:1), y por lo tanto incomprensibles, pero que de igual forma se adora a Dios y se le glorifica. Sin embargo, el problema con estas suposiciones es el hecho de que 1 Corintios 13:1 no declara enfáticamente que se puede hablar en el lenguaje de los ángeles, sino que dice, “si yo hablase lenguas humanas y angélicas…” Si bien las lenguas humanas son naturales, no por ello es verdad que el pasaje declare que se pueda hablar en la lengua de los ángeles. ¿Cómo saber dicho si idioma es el que se exhibe a veces en los movimientos carismáticos por el hecho de no ser comprensible a los demás? Lo primero es que el don de lenguas no es para todos los creyentes (1 Corintios 12:10). El texto de Marcos 16:17 que muestra que las lenguas serían una señal a los que creyesen en el nombre de Jesús, tratando de decir que todo cristiano habría de poseer dicho don, no puede tomarse dogmáticamente por lo ya dicho sobre el significado de ese texto. Por otra parte, las lenguas no son el don cardinal que define a un creyente nacido de nuevo, ya que Pablo dice que es más importante el don de profecía (1 Corintios 14:1), independientemente de que éste último sea mencionado después del don de hacer milagros en 1 Corintios 12:10. En Romanos 12:6 se menciona el de profecía de primero aunque sabemos que no se menciona ni el de milagros ni el de lenguas. Se nos comunica así, que no era la intención de Pablo comunicar un orden estricto de importancia en los dones, pero en 1 Corintios 12:28-31, sí: “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente”. Evidentemente, no todos poseen los mismos dones señalados (cf. 1 Corintios 12:4-11). Cuando se afirma que el don de lenguas es la vía principal por la cual se define a un creyente lleno del Espíritu, no podemos aprobarlo debido a que la Biblia no lo hace. Con relación a Hechos 10:44-48, dicho pasaje no puede invocarse para defender el don de lenguas en cada persona que acepta a Jesucristo cuando se inicia en los caminos del Señor, para luego ser bautizado, ya que lo mismo habría de adjudicársele al etíope que se convirtió y se bautizó (Hechos 8:26-40); ya que él no habló en lenguas. A la luz de todo esto, resulta evidente que Dios decide en
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qué momentos y con quienes Él actuará en formas diferentes. El caso de Hechos 10:44-48 se dio como señal a los testigos incrédulos, por lo cual no es un indicativo de una regla general para todos los conversos (no es una regla dogmática en todo movimiento carismático). El don de lenguas se presentó como una necesidad para predicar el evangelio después de que Dios confundió las lenguas en la torre de Babel (Génesis 11). Mateo 28:19, 20 es de particular atención, ya que en la gran comisión el Señor les dice a los discípulos, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…” ¿Cómo harían discípulos a todas las naciones? El texto continúa: “…bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. ¿Dicho bautismo debía en consecuencia despreciar la enseñanza previa de las verdades de las Santas Escrituras? No, ya que la condición para el bautismo se indica después al afirmarse, “…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. En otras palabras, un cometido que ignore la enseñanza de las sagradas verdades de la Palabra de Dios, no puede cumplir enteramente el mandato de Cristo, y eso sería errar en la predicación del mensaje bíblico. Esto sirvió de base para que el Espíritu Santo se manifestase en Pentecostés, y las lenguas se manifestaran entre los discípulos, porque para predicar a toda nación, ellos debían de comunicarse en los diferentes idiomas. En Hechos 2:4 se lee que cuando los apóstoles recibieron el Espíritu Santo, hablaron en “otras lenguas”; lo que indica que se refiere a otros idiomas, máxime que el texto agrega: “según el Espíritu les daba que hablasen”. En el versículo 5 leemos que, “Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo”. Posteriormente, el versículo 6 adiciona que, “cada uno les oía hablar en su propia lengua”, a lo cual los diferentes visitantes declararon: “¿no son galileos todos estos que hablan?” (v. 7). ¿Acaso no habrían de admirarse de que hablasen en otras lenguas si eran galileos? Por ello la pregunta del versículo 8: “¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?” Los versículos 9-11 nos indican las nacionalidades allí representadas: “Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”. El don de lenguas se manifestó debido a la evidente necesidad: la comisión de Cristo es hacer discípulos a todas las naciones, y Pedro predicó a toda esa gente el mensaje del evangelio (Hechos 2:14-36). En los versículos 37-42, se registran los grandiosos resultados de dicha predicación, convirtiéndose ese día como tres mil personas, perseverando “en la doctrina de los apóstoles” (v. 42, entiéndase aquí a la doctrina que hicieron suya, es decir, a la enseñada por Jesucristo (cf. Mateo 28:19, 20), y no ha tradiciones de hombres). Tales son los misterios a los que alude Pablo (cf. 1 Corintios 14:2), a los misterios revelados por Dios: todo el consejo de Dios en Su Palabra. El término griego para “misterio” es “mustērion” (μυστήριον), vocablo del cual damos referencia en las siguientes citas: “En el NT must'ríon se refiere a algo que Dios desea hacer conocer a aquellos que están dispuestos a recibir su revelación, y no algo que desea mantener en secreto. En los escritos de Pablo tiene el significado de algo que, aunque no se puede entender plenamente sólo mediante la razón, ahora ha sido dado a conocer por medio de la revelación divina (cf. cap. 16:25-26; etc.). En Apoc. 1:20; 17:5, 7 se refiere a un símbolo que debe ser interpretado para que pueda ser bien comprendido […] “Pablo consideraba que tenía la misión de hacer conocer el misterio “que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos” (Rom. 16:25; cf. 1 Cor. 2:7, Efe. 3:3-4). El propósito eterno de Dios de redimir al hombre en Cristo ahora ha sido declarado en el cristianismo. De ese modo Pablo describe toda la revelación cristiana como un misterio (Rom. 16: 25; 1 Cor. 2: 7-10; Efe. 1: 9; 6: 19; Col. 1: 26; 2: 2; 1 Tim. 3: 9). Aplica el término a la encarnación de Cristo (1 Tim. 3: 16), a la unión de Cristo con su iglesia simbolizada mediante el casamiento (Efe. 5: 32), a la transformación de los santos cuando Cristo venga por segunda vez (1 Cor. 15: 51), a la oposición del anticristo (2 Tes. 2:
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7) y, especialmente, a la admisión de los gentiles en el reino de Cristo (Rom. 16:25-26; Efe. 3: 1-6; Col. 1: 26-27). “El misterio que Pablo está declarando ahora es el propósito de Dios de salvar en su reino tanto a los judíos como a los gentiles. El endurecimiento de Israel será usado de alguna manera y en una forma que está más allá de la comprensión humana (Rom. 11: 33), para dar lugar a la culminación de ese plan divino”.1 Pablo, quien habló de los misterios hablados en lenguas en 1 Corintios 14:2, es el mismo Pablo de los textos anteriores, y por lo tanto, los misterios no pueden ser lenguas angelicales en 1 Corintios 14:2. La palabra “lengua” en 1 Corintios 14 viene del griego “glōssa” (γλῶσσα), y se encuentra dieciséis veces en dicho capítulo (1 Corintios 14:2, 4, 5 (2), 6, 9, 13, 14, 18, 19, 21, 22, 23 (3), 26, 27, 39). “ Glōssa” significa “lengua”, “lenguaje” o “idioma”. De allí que la palabra glosolalia provenga también del griego, donde “lalia” significa “hablar”. Dicho vocablo no se encuentra en la Biblia, y fue Frederic William Farrar en 1879, quien lo usó por primera vez. Algunos estudiosos aseveran que las lenguas de Hechos 2 son diferentes de las lenguas de 1 Corintios 14, y la argumentación se basa en que en Hechos 2 se utiliza un vocablo diferente, derivado de la palabra griega “laleō” (λαλέω) para designar “lengua”, que significa “hablar”, “decir”, específicamente en el versículo 6, sin embargo, pasan por alto que en el versículo 8, el griego “ dialektos” (διάλεκτος), traducido como “dialecto”, “idioma”, “lengua”, es claramente un idioma, y se halla contextualmente en sinonimia con “laleō”. Súmese a esto, que “glōssa” también aparece en Hechos 2 destacando las lenguas habladas por los apóstoles. Véase la distribución de los términos griegos indicados (2:4 (glōssa), 6 (λαλέω) ,8 (dialektos), 11 (glōssa). Como resultado, tales vocablos son sinónimos. Por su parte, el adjetivo “extraña” de la frase “lengua extraña” de 1 Corintios 14 (vs. 4, 13, 27), no forma parte del texto original griego, y por lo tanto, es incorrecto establecer una enseñanza a partir de una palabra o frase inexistente. Si bien es cierto las lenguas pueden ser incomprensibles para los hombres (1 Corintios 14:2, 4), este don requiere que al ser utilizado ante los oyentes, halla algún intérprete (v. 5). Sino, la persona debe callar (v. 28). Por ello el auténtico don de lenguas va acompañado de un mensaje edificante para la iglesia, o para quienes no conocen (vs. 6, 10-13, 22, 26). Las expresiones sin sentido, ruidos anormales o estrepitosos, no tienen ninguna aprobación bíblica, y en su lugar, son condenados (vs. 7-9). Ya dijimos que el don de lenguas es aquel por medio del cual se comunica el evangelio para aquellos que lo entienden en su idioma natal, y por ende es para edificación (v. 26). De otra forma, no habrá propósito ni buen uso del don de lenguas (vs. 5, 14-19, 23). Resulta evidente que en 1 Corintios 14, Pablo en lugar de alabar a los corintios por un “correcto uso del don de lenguas”, los reprende por presentar una falsificación de éste, puesto que el apóstol les recomienda no ser niños en el modo de pensar (vs. 20, 21), y por ello las aclaraciones en relación al uso de dicho don. Además, en la epístola, Pablo amonesta a los corintos por otras razones: si bien les denomina iglesia de Dios (1 Corintios 1:2), les habla de las divisiones entre ellos (v. 10), debido a razones de pertenencia a un líder en particular y no a Cristo (vs. 12-17). Les amonestó por darle demasiada importancia a palabras sabias y profesarse sabios, más que al mismo mensaje de salvación a través de Jesucristo (2 Corintios 2:6-16; 3:18), y por ello les habló como a carnales, como a niños, y no como a espirituales (3:1). Gran parte del problema radicaba en el hecho de que no habían estimado ascender en el estudio de la Palabra de Dios: “Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como
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hombres?” (1 Corintios 3:2, 3 (cf. Hebreos 5)); de ahí que cuando el apóstol expone que los administradores de la Palabra de Dios no son Dios, sino servidores suyos, les amoneste: “No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados”. (1 Corintios 14:4). También los amonesta por otros problemas muy serios tales como fornicación (cap. 5). Por llevar a juicio a un hermano con quien se sostiene pleitos ante un tribunal de incrédulos, en lugar de resolver el asunto entre ellos mismos como cristianos (6:1-9). Acontecieron cuestiones matrimoniales que requirieron la atención de Pablo (cap. 7). Los miembros de la iglesia de Corinto también tenían el problema de comer como sacrificado a los ídolos, aún conociendo sobre el tema (cap. 8). El apóstol reprendió la mala apariencia que atraía consigo el descrédito a los cristianos de la ciudad (11:2-16). Además, tomaron lugar graves abusos en la cena del Señor (11:17-34), y un abuso de los dones espirituales, conjuntamente con un sentido de presunción en su uso (cap. 12); por lo cual se les indicó que nada de tales cosas, conjuntamente con el don de lenguas, aún si fuese angelical; y si además se entendiese toda profecía, toda ciencia, etc., pero no hubiese amor, no serviría de nada (cap. 13). Se les señala, por lo tanto, su incorrecto “don de lenguas”, y cómo se reconoce el auténtico (cap. 14); así como una errónea comprensión de la resurrección de los muertos (cap. 15). No es extraño que el apóstol Pablo concluya su consejo a los corintios acerca de las lenguas en el capítulo 14, expresándoles: “…no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden”. (1 Corintios 14:39, 40). La falsificación del don de lenguas se debe a la influencia de los ángeles caídos. Ocurre de hecho cuando la persona o grupo que hablan en “lenguas”, lo hacen sin conocimiento del lenguaje que hablan, y aún así, dan algunos mensajes coherentes, pero en contradicción con los claros parámetros de la Escritura. Varios ejemplos del mal uso del don de lenguas se citan: “Hoy día se repite la historia de Corinto en muchas congregaciones cristianas. El Espíritu Santo ha sido suplantado con una falsificación producida por el Espiritaco. Las lenguas extáticas ocupan el lugar central y no Cristo. Se escuchan frases como: “ABRA SHAMA' LABA”, que según estudios realizados por este investigador, provienen del idioma Hebreo bíblico. La expresión anterior se traduce: “Padre desierto León rugiente”. El Padre en la Biblia es Dios, y a él se dirigen esos insultos. El desierto en la Biblia se asocia con el diablo igual que en la literatura rabínica y el diablo es el león rugiente (1 Pedro 5:8) y no Dios. Otra frase muy escuchada es: “ISHA BAZA' 'ABBA SHATAH” y en Hebreo significa: "Mujer corta en pedazos al Padre y ponlo de lado.” ABBA SHAMA LA YA A significa: “Padre desierto indecente (no decente, no decoroso). Puede corroborar estas palabras en el Léxico Hebreo-Inglés de Gesenio. Andrés Jackson Davis quien nació en el año 1826 en Nueva York, hablaba el idioma Hebreo en trance perfectamente. Él fue uno de los hombres más renombrados en el espiritismo en su época (Pedro A. Barbosa de la Torre. De la sombra del dogma a la luz de la razón, p. 129). Hemos podido constatar que muchas de esas frases extáticas de hoy provienen del idioma Hebreo (aunque los que las dicen las llaman lenguas angélicas) y son insultos contra Dios o frases sin sentido, propias del Espiritaco”.2 “Un ex pastor pentecostal, en su libro “Praise the Lord”, nos cuenta de una experiencia vivida en una de sus iglesias: Una pareja de japoneses visitó su iglesia Él le indicó que su congregación practicaba el “don de lenguas”. Durante el culto, uno de los miembros de la iglesia habló en “lenguas”. Al final, el pastor dijo a la pareja: ¿Vieron ustedes como se manifestó el Espíritu Santo hoy en nuestro medio? Sí, dijo el caballero, ese hermano habló en perfecto idioma japonés. Pero lo que dijo, no me atrevo a traducirlo a usted, pues fueron tremendas blasfemias contra Dios”.3 Las lenguas en la antigüedad Dichas manifestaciones no se originaron de los movimientos carismáticos y/o pentecostales, sino que provienen de una serie de culturas paganas antiguas:
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“La religión mesopotámica del 2000 al 1500 a.C. presenta ejemplos de hablar en lenguas tales como los que se encuentran en los textos de Mari; los casos egipcios de WenAmon y el culto de Osiris e Isis; el culto traciano de Dionisio; el culto sirio de Adonis; el culto frigio de Attis y Cibeles; el culto persa de Mitra; el Caín árabe y los ejemplos derviches; musulmanes en la India citan el Corán en árabe aun cuando no conocen el árabe; magos hablan incoherentemente en China mientras se comunican con los espíritus, el oráculo griego de Delfos y las religiones de misterio; los registros Herodoto; la Envida de Virgilio y el Fedro de Platón, y los chamanes occidentales, por nombrar algunos. “Y entre tales éxtasis, ya fueran mesopotámicos, egipcios, israelitas, cananeos, griegos o musulmanes, estaban quienes, cuando eran poseídos por un espíritu de la deidad, entregaban mensajes en lenguas extrañas”. Por tanto, “ninguna religión, ni antigua ni moderna puede reclamar los derechos exclusivos de semejante acto religioso” […]4 Obsérvese que la forma en que se presentaron tales fenómenos es tan semejante al de los movimientos carismáticos, que sugieren un innegable origen común sobrenatural. De hecho, nótense las siguientes características de dicha manifestación en otras culturas: “[…] La posesión por los espíritus, o las lenguas inducidas, se repiten con frecuencia en el hablar en lenguas entre los no cristianos. Ambos eventos sucedían en el oráculo de Delfos, no lejos de los corintios. “Los oráculos de las sibilas de Delfos se comunican durante un estado de posesión de accesos extáticos. Como tal, los mensajes eran muy enigmáticos y se pronunciaban en un idioma que no era afín con el idioma conocido”. De igual manera, en el contexto del Islam, “un derviche utiliza ciertos agentes condicionantes para alcanzar un estado en el cual llega a ser el portavoz de Alá. La contemplación, la repetición del nombre divino, la recitación de credos, fórmulas religiosas, oraciones y pasajes del Corán se usan con eficacia para inducir un estado de éxtasis. La vocalización de la literatura es, al comienzo, lenta y deliberada, pero después se aumenta el impulso a una velocidad alarmante. De repente se vuelven a acentuar las recitaciones vez tras vez con la sílaba explosiva hu. Al aumentar el ritmo, aumenta también el movimiento corporal, y la culminación es un delirio extático. En este estado se dan las profecías. Se considera que son mensajes del mundo de los espíritus […] Muy a menudo los mensajes se pronuncian en algún idioma no conocido”.5 El autor asocia tales fenómenos de lenguas con el que descansa en los movimientos de índole cristiana donde ocurre, al citar a un especialista: “Como lo señaló correctamente Anthony Hoekema, “la excitación emocional que a menudo motiva las lenguas en los círculos no cristianos también podría ser la causa del hablar en lenguas entre los cristianos”. Creo que la evidencia apoya su preocupación”.6 También se reconoce por ejemplo, que Hildegarda de Bingen, mística católica alemana del siglo XXII, habló y cantó en lenguas. Con respecto a contextos basados en un trasfondo cristiano, leemos: “El don de lenguas continuó manifestándose también en otros contextos cristianos. Fue uno de los signos que afectaron a una famosa estigmatizada, Teresa Neumann, que vivió toda su vida en Baviera. El Viernes Santo de 1926 aparecieron estigmas sobre su cuerpo, y pareció revivir la pasión de Cristo, emitiendo palabras y frases en arameo (algunas de ellas correspondían, al parecer, con toda exactitud a las palabras pronunciadas por Cristo en la Cruz). Algunos observadores creyeron que estaba en comunicación mediúmnica con algún testigo contemporáneo de la crucifixión de Cristo”.7 Con base en lo anterior, el artículo en cuestión termina concluyendo que,
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“Esto enlaza la glosolalia con el mundo del espiritismo. A medida que el espiritismo se desarrollaba durante el siglo pasado, se hacían más frecuentes los estallidos del don de lenguas en médiums. Algunos de estos afirmaban que los espíritus hablaban a través de ellos en lenguas desconocidas para los propios médiums y para todos los presentes, excepto para aquellos a quienes se dirigían los mensajes. Algunas veces ninguno de los asistentes entendía lo que se decía hasta que se pedía la colaboración de un lingüista. Otros médiums eran especialistas en la «voz directa»: palabras del espíritu emanadas del aire que les rodeaba, incluso mientras los médiums estaban conversando con los presentes. Algunos eran también «clarioyentes»: «oían» voces que a menudo hablaban en lenguas que no comprendían, y repetían las palabras lo mejor que podían”.8 Estudios lingüísticos y científicos en el campo de la glosolalia Acerca de la similitud de estas experiencias con las de los grupos carismáticos o pentecostales, la antropóloga psicológica y lingüista Felicitas Goodman, estudió una cantidad de colectivos pentecostales en los Estados Unidos, México y el Caribe, los cuales incluyeron conjuntos de habla inglesa, maya y castellana. Al comparar sus hallazgos con los registros de rituales no cristianos de África, Borneo, Indonesia y Japón, se dio cuenta de que la estructura segmentaria, tales como sonidos, sílabas y frases, y los elementos supra-segmentarios, como ritmo, acento y entonación, no había diferencia entre lo practicado por los grupos pentecostales y los adeptos de otras religiones, es decir, no cristianas. Para el año 2006, durante el escaneo cerebral de un grupo de individuos que hablaban en lenguas, se observó que la actividad en los centros del lenguaje del cerebro se redujo, mientras que los centros emocionales de éste, se incrementaron, lo que llevó a que la actividad en el área de control disminuyera, provocando en consecuencia pérdida de control. Fue evidente que no hubo cambios en las áreas del lenguaje, y por ello la glosolalia no se asocia con la función del lenguaje.9 Se han llevado a cabo otros estudios de onda cerebral donde se ha hallado que la actividad cerebral se ve afectada durante la glosolalia.10 Realmente, no es el Espíritu de Dios el que se manifiesta en tales experiencias, sino más bien, el ángel caído, Satanás, junto con sus ángeles que le siguen en su rebelión contra Dios para engañar a todas las naciones, en directo cumplimiento de la profecía apocalíptica. En el ámbito del pentecostalismo, se cree vigorosamente que las “lenguas y los milagros” que se suceden entre ellos, constituyen el poderoso movimiento de Apocalipsis 18 y la profecía de Joel 2:28-32 del derramamiento del Espíritu Santo con el fin de suscitar un reavivamiento mundial sin parangón antes de la Segunda Venida de Cristo. Tal resulta, de acuerdo a lo estudiado, en la falsificación del poder del Espíritu de Dios predicho en el Apocalipsis, y que comenzó a producirse en los Estados Unidos, al registrarse: “También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres”. (Apocalipsis 13:13). Referencias: 1. Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Tomo 6, p. 606. 2. Rafael Montesinos, Las Lenguas del Espiritaco. 3. Luis G. Cajiga, El don de lenguas. 4. Norman Gulley, ¡Cristo Viene! (Asociación Casa Editora Sudamericana, Buenos Aires,
Argentina, 2003), pp. 155, 156 (Citando a John T. Bunn, “Glossolalia in Historic Perspective”, Speaking in Tongues: Let’s Talk About It, pp. 36-47; William J. Samarin, “Glossolalia as Vocal Phenomenon”, p. 130; Speaking in Tongues: A Guide to Research on Glossolalia, p. 54; L. C. May, “A
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Survey of Glossolalia and Related Phenomena in Non-Christian Religions”; R. M. Anderson, p. 20; Bunn, p. 43). 5. Ibíd., p. 56 (Citando a Bunn, p. 43). 6. Ibíd., (Citando a A. A. Hoekema, p. 130). 7. Glosolalia: El Lenguaje del Éxtasis. 8. Ibíd. 9. Newberg, Andrew B.; Wintering, Nancy A.; Morgan, Donna; Waldman, Mark R. (1 de Mayo
del 2006). “Cerebral blood flow during the complex vocalization task of glossolalia”. The Journal of Nuclear Medicine Meeting Abstracts 47 (Supplement 1): 316P. Carey, Benedict (7 de Noviembre 2006). “A Neuroscientific Look at Speaking in Tongues”. The New York Times. Newberg, Andrew B.; Wintering, Nancy A.; Morgan, Donna; Waldman, Mark R. (22 de Noviembre del 2006). “The measurement of regional cerebral blood flow during glossolalia: A preliminary SPECT study”. Psychiatry Research: Neuroimaging 148 (1): 67–71.). 10. Timothy Arthur Jones (Noviembre de 1981). Electroencephalographic Correlates Of Glossolalic Christian Prayer. Tomado de “Respuestas Sobre Profecía”-libro del autor.
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