John Berger
InterpretacIón de ''ralph y su cIudad'' Judit Cirera Romera, 1A Fotografía Artística
"En las casas de vecinos las ventanas son tan repetitivas como los ladrillos, aunque todas son distintas. A veces hay una persona asomada. Sin embargo, las figuras asomadas a las ventanas son diferentes de las que están por la calle. Estas últimas tienen su propia silueta y carácter. Las figuras que se asoman a las ventanas son meros signos dentro del rectángulo que los enmarca. Las ventanas revelan lo que hay dentro de los edificios. Presentan la vida o las vidas de sus edificios. Presentan sus interiores de una forma que muestra que nunca fueron interiores. Nada tiene interiores. Todo es exterioridad. En este sentido, la ciudad entera es como un animal sin vísceras. Cada ventana enmarca el lugar de una actividad social o privada. Cada marco contiene el signo de una experiencia vivida. La ciudad ha crecido como una colmena; pero, a diferencia de ésta, cada celda, cada ventana, es distinta de las demás. Sin embargo, esas diferencias, que han de expresar recuerdos, esperanzas, opciones, desesperanzas particulares, se anulan entre sí, y siempre se puede sustituir una serie por otra. Cuando muere o desaparece un inquilino, la habitación que deja vuelve a ser alquilada. Lo que continúa día y noche, año tras año, es el marco de la ciudad. El resto es como el periódico que se imprime a diario. Esta es la primera lección. La ciudad ha suprimido todo espacio para lo que está detrás o dentro. El único espacio interior autorizado es el de la caja fuerte. Esta es la segunda lección. La última lección de la ciudad es una ilusión en la que se combinan la negación del tiempo y del espacio."
En las casas de vecinos las ventanas son tan repetitivas como los ladrillos, aunque todas son distintas.
''A veces hay una persona asomada. Sin embargo, las figuras asomadas a las ventanas son diferentes de las que estĂĄn por la calle. Estas Ăşltimas tienen su propia silueta y carĂĄcter.''
Las figuras que se asoman a las ventanas son meros signos dentro del rectĂĄngulo que los enmarca.
Las ventanas revelan lo que hay dentro de los edificios. Presentan la vida o las vidas de sus edificios. Presentan sus interiores de una forma que muestra que nunca fueron interiores. Nada tiene interiores. Todo es exterioridad. En este sentido, la ciudad entera es como un animal sin vĂsceras.'
Cada ventana enmarca el lugar de una actividad social o privada. Cada
marco contiene el signo de una experiencia vivida. La
ciudad ha crecido como una colmena; pero, a diferencia de ĂŠsta, cada celda, cada ventana, es distinta de las demĂĄs.
Sin embargo, esas diferencias, que han de expresar
recuerdos, esperanzas, opciones, desesperanzas particulares, se anulan entre sí, y siempre se puede sustituir una serie por otra. Cuando muere o desaparece un inquilino, la habitación que deja vuelve a ser alquilada. Lo que continúa día y noche, año tras año, es el marco de la ciudad. El resto es como el periódico que se imprime a diario.
Esta es la primera lección.
La ciudad ha suprimido todo espacio para lo que está detrás o dentro. El único espacio interior autorizado es el de la caja fuerte. Esta es la segunda lección.
La 煤ltima lecci贸n de la ciudad es una ilusi贸n en la que se
combinan la negaci贸n del tiempo y del espacio.