Un nuevo Hobbit
Sandra Gonz谩lez-Besada G贸mez
Capítulo 1
Me despierto. Estoy en una cueva. Por la entrada se cuelan unos tímidos rayos de sol. Está amaneciendo. Me levanto y, tumbados a mi lado, distingo a 4 personas. Están durmiendo plácidamente. En la penumbra, una sombra se acerca desde la entrada. Asustada, busco a tientas un arma con que defenderme. Localizo una espada, la cojo y me acerco sigilosamente hacia esa sombra. Alzo la espada frente a mí y apunto al cuello del individuo con ella. De repente, una voz me tranquiliza: - No te asustes, no voy a hacerte daño- La voz me es extrañamente familiar. Al momento, dejo caer la espada y contemplo el rostro del hombre. Sus ojos azules me atraen fijamente hacia la oscuridad. Con un gesto, me indica que le acompañe fuera. Aún sin coger la espada, para protegerme, me guardo en el bolsillo unas lisas y diminutas piedras. Ya fuera, el hombre me mira, y lo que observo me deja sin palabras. Siempre me han gustado las novelas de aventuras, especialmente una: El señor de los anillos, de JRR. Tolkien. Uno de los personajes se llama Aragorn
y es un rey destronado. Su historia me
encanta, y nada más contemplar los ojos azules de ese hombre, lo reconozco - ¡Aragorn!- Exclamo asombrada. - ¿Nos conocemos?- Pregunta él, desconcertado. - Yo sí que te conozco, ¡eres Aragorn, el mejor rey que Gondor ha tenido jamás!- Y le relato todo lo que sé sobre él.
- ¡Vaya!, sí que me conoces, pero te equivocas en un detalle: no soy rey de Gondor todavía- Y en ese preciso momento, vislumbro una imagen del libro, 4 jinetes camino de Édoras cabalgando por unas desconocidas llanuras verdes y solitarias. Son las llanuras de Rohan, las que ahora mismo están invitándonos a recorrerlas. Y recuerdo que forma parte de Las Dos Torres, el segundo libro de la saga, Aragorn no era rey y, por lo tanto, Sauron no había sido derrotado. Para no revelarle a Aragorn que yo ya sabía lo que iba a ocurrir, cambio de tema: - ¿Qué hago aquí? - Hace 3 días que llevamos buscando más comida para el viaje, una de esas noches, no sé con exactitud cual, regresamos a la cueva y, malheridos y sin fuerzas, os encontramos encima de un caballo. Os hemos alimentado y cuidado desde de entonces. Como un rayo un recuerdo atraviesa mi mente: sangre y personas huyendo, 2 niños galopando, malheridos y agotados encima de un caballo. En ese instante todo vuelve a mi mente. Toni; mi amigo ¿Qué le pasaría? Aragorn me lee el pensamiento y me relata cómo nos curaron. Toni mejora pero tiene una herida en el muslo izquierdo que nunca conseguiría sanar del todo. Al oír aquello, palidezco, ¿Y si esa herida algún día pudiera llegar a causarle la muerte? Voy a formularle la pregunta cuando aparece de entre las sombras, una figura que cojea; lanzo un suspiro de alivio: es Toni. Paso a paso, se acerca y cuando está a unos metros de nosotros, le pregunto: - ¿Estás bien?- El alivio desaparece cuando contemplo su cuerpo, ¡No tiene pierna! Alarmada, inquieta, me preocupo- ¿Qué ha pasado?, tu pierna…
- Me amputaron la mitad de la pierna izquierda, la herida era demasiado grave, aunque nunca sanará del todo. - ¿Cómo te la hicieron?, la herida… - Le clavaron una hoja orca- Se oye a lo lejos. De pronto surge un hombre visiblemente cansado, ataviado con una vara que usa como bastón como apoyo, colgado de su cinturón pende su espada reluciente y brillante, dispuesta a entrar en combate. Sin que esté cerca lo reconozco, ¡Es Gandalf, el gran mago Istari! Se sienta al lado de Toni, que se apoya en una roca y pregunta: - ¿Ya estás mejor? - Sí, gracias a usted, por todo, es un honor… que…- Responde Toni, atropelladamente. - ¿Podríais explicarnos lo sucedido antes de que os encontráramos? - Claro, por supuesto- Accedemos, encantados, Toni y yo. De improviso, emergen de la oscuridad, los dos caballeros que faltan: Legolas y Gimli. Con un rápido asentimiento de cabeza, nos indican que comencemos. Me acerco a Toni, apoyado en la roca, y los demás se sientan alrededorde nosotros, como si fuéramos a contarles un cuento infantil. Comienzo yo: -{Nos llamamos Sara y Toni, tenemos 14 años, y venimos de un lugar muy lejano. Allí, en la escuela, un día, organizaron una excursión a un camping, situado en Allariz. Al tercer día desde nuestra llegada, íbamos a acostarnos y a meternos en la cama cuando, por la entrada, apareció un compañero de nuestra clase, llamado Eric. Cojeaba y una herida muy grande y profunda le encharcaba el pecho de sangre. No comprendimos lo que pasaba hasta que llegaron. Una horda de orcos, feroces y sanguinarios invadieron el camping, quemándolo todo a su paso. La sangre inundaba las casas y el suelo, era
horrible. Cerca del camping había un criadero de caballos; entre la confusión general, nos escabullimos por una entrada secreta, y nos llevamos un caballo. Malheridos y maltrechos llegamos hasta aquí, nos trajo a otro mundo.} - ¿Y cómo nos conocíais?, no nos habíamos presentado- Pregunta Aragorn. - En nuestro mundo, muy diferente al vuestro, vosotros sois personajes de una novela. Adoramos esa historia, por esa razón os conocemos- Durante el relato, Toni y yo nos alternamos para hablar y al final, todos lo entienden. Tengo planeado, en cuanto Toni se recupere, volver a casa. Supongo que la puerta que nos condujo hasta aquí podría volver a abrirse y devolvernos a casa. Lo que no sé es que el camino totalmente distinto, es el que yo pienso continuar.
Capítulo 2
Gandalf, Aragorn, Legolas y Gimli han planeado partir al final de la semana. Toni mejora y, al mismo tiempo que él sana, mis ganas de volver a casa, aumentan. Tanto, que el viernes, (faltan 2 días para partir), se lo comunico a los 4 caballeros. Supongo que Toni está de acuerdo, por lo que ni me molesto en comentárselo. Se lo digo a Toni una vez que acaba la reunión, pero su respuesta es totalmente diferente a la que yo esperaba: -¿Cómo te atreves a tomar una decisión tan importante sin mí?- contesta gritándome. -Creí que volveríamos juntos a casa- Respondo asustada. Ellos me dan la razón, pero él insiste. -Aún estoy débil, no puedo hacer el viaje de vuelta. Iré con ellos y cuando me haya recuperado decidiré si regresar o no. -Pero...- Intentamos de todas las maneras posibles razonar con él, pero se opone. Por valentía y por la amistad que me une a él, decido acompañarlos a Édoras. Así, si nos encontrábamos en problemas, podrían ayudarnos. Así se lo propongo a Toni y a los caballeros y, al cabo de 2 días, partimos. El viaje es tranquilo, por el día no nos topamos con orcos, y por las noches, mientras dormimos, Gandalf y Aragorn conversan sobre el futuro. Pero, al llegar a Doras todo se complica, no hay nadie, todo el mundo había huido. Recuerdo el Abismo de Helm y se lo comunico a Gandalf: -Opino que han huido, las tropas de Saruman estarán al llegar al llegar. Se habrán refugiado en el Abismo de Helm, deberíamos ir a ayudarles- Le digo con convicción, aunque no comprendo por qué se habían ido sin nosotros. El
libro no transcurre así. Los demás respaldan mi opinión, aunque yo sabía que partiríamos solos. El gesto de Gandalf me desestabiliza: - Muy bien, al alba partiremos- No se suponía que iría a buscar a los Rohirrim, ¡Qué extraño era! No encuentro respuesta al enigma. En ese momento, se despierta un problema, ¿Y si nuestra llegada a la Tierra Media altera toda la historia? No sé qué hacer por lo que decido consultarlo con Aragorn; el que sepa tanto sobre él ha hecho que estableciéramos un vínculo muy personal. Le cuento todas mis dudas y él me aconseja que consulte el tema con Toni. De pronto, mi collar de la suerte- un corazón amarillo y una S azul- se suelta y los dos nos agachamos a recogerlo. Levanto la vista y ahí está él con sus bellos ojos azules observándome, me acerco, él coloca el collar en mi cuello, suavemente, como si temiera hacerme daño. Me acerco, le tomo de las manos y él acerca su boca a la mía. El beso es dulce, cargado de pasión e inquietud. No está bien, estoy alterando el ritmo natural de las cosas. De repente oímos un ruido fortísimo, nos separamos y lo que sucede luego releva a un segundo plano al beso: Toni cae escaleras abajo. El Castillo Dorado (Meduself) está situado en la ladera de una colina, unas escaleras descienden hasta el suelo, Toni rueda y rueda hasta salir de la muralla. Ver allá abajo a Toni destrozado y malherido debido a mi estupidez me roba el corazón. Sin importarme el daño que pueda causarme, bajo a trompicones las escaleras y salgo de la muralla que rodea al castillo y a las casas de los campesinos, ahora vacías. Es horrible: mi mejor amigo herido, me congela el corazón. Lo llevamos hasta una habitación de color oro. Lo tumbo en una cama y me arrodillo delante de él. Estoy decidida a cuidarlo, sin importarme mi propio sufrimiento. Le aplico un paño frío y le voy dando, poco a poco, pequeños sorbos de agua. Por el día lo
atiendo y cuido mientras que, por la noche no me separo de él. Una semana más tarde, cuando ya he perdido totalmente las esperanzas de que despierte, él abre los ojos. Es un movimiento casi imperceptible, pero me devuelve la vida. 2 horas más tarde, ya mantiene los ojos abiertos y parece triste. Sé el porqué. Seguro que había visto como Aragorn y yo nos habíamos besado. Yo tengo una inquietud: ¿Y si Toni está enamorado de mí y yo soy tan estúpida que ni me he dado cuenta? Y, tras todo lo sucedido en la última semana, me echo a llorar. Los sollozos me traspasan y no puedo más. Me inclino sobre Toni y murmuro: -Te quiero- Haciendo un gran esfuerzo, él responde: -Yo también te quiero- Desde aquel día no me vuelvo a separa de Toni, nos hacemos compañeros de por vida.
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Tras ganar la definitiva Guerra del Anillo y ayudar a los pueblos de Rohan y Gondor, respectivamente, recuerdo nuestro objetivo: volver a casa. Toni accede a marcharse, la cojera ya casi está curada, puede incluso correr; pero antes debemos hablar con Gandalf. Tras la derrota de Sauron, hace ya 2 meses, el mago se pasa la mayor parte del tiempo supervisando los preparativos de la coronación de Aragorn, por lo que tenemos que esperar un rato para poder hablar con él. Cuando se acerca, yo le cuento nuestra misión. Él me aconseja que espere 1 semana para asistir a la ceremonia, pero no me arriesgo. En cualquier momento, si cambio de opinión y decido quedarme, no volveremos a casa, eso lo tengo claro. Muy educadamente rechazamos su
invitación y nos dice que siendo así nos despidamos de Aragorn, Legolas y Gimli por la noche, tras una suculenta cena. Para no parecer descorteses, aceptamos la oferta. Gandalf nos entrega dos trajes: unas calzas y una camisa junto con una capa dorada para Toni y un precioso vestido élfico para mí. Tras vestirnos, bajamos al comedor, donde hay una gran multitud de gente y un delicioso menú, aguardándonos. Cenamos, bailamos y disfrutamos de los que son momentos más emotivos de nuestra estancia aquí, en la Tierra Media. Entrada ya la noche, el Rey (Aragorn), se acerca a nosotros, nos toma de las manos y se despide: - Nunca nos olvidéis- pronuncia mientras cuelga un colgante de un bonito azul zafiro como sus ojos. - Prometido- y le entrega a Toni una mochila con una bota de agua, lembas, un poco de queso y 2 cuchillos afilados, para defendernos. Con lágrimas en los ojos, partimos para volver, por fin, a casa.
Capítulo 3
No noto las heridas hasta que me despierto. Busco algún arma, pero no hay nada. Alguien ha debido de requisarme la mochila con la comida y los cuchillos. Con los ojos registro la habitación en la que me encuentro, intentando encontrar algún modo de escapar… en vano. Estoy atada con unas fuertes cadenas de pies y manos, y tengo una herida en el hombro. Voy a intentar liberarme y en ese momento, entra en la habitación un hombre. Lleva una larga túnica que le cubre de la cabeza a los pies. La túnica verde contrasta con sus ojos rojos que me observan fijamente. Con un simple gesto de su mano, me retuerzo de dolor. Me adormece pero, aún así, distingo la mano que se acerca y me arranca mis colgantes: el azul zafiro, regalo de Aragorn y mi collar de la suerte. Siento como me desvanezco, me desmayo y pierdo el sentido. No eran sólo simples abalorios, contenían esencias especiales, me mantenían con vida, hasta ahora.
Capítulo 4
Jadeando, abro los ojos. Me cuesta respirar y a duras penas, intento recostarme en la pared de piedra, en la que estoy atada. Ya conseguido, respiro despacio para recuperar las fuerzas. Sigilosamente, en el umbral, aparece una sombra. Lleva una capucha que le cubre todo el cuerpo, pero a pesar de ello, lo reconozco, ¡Es Toni! Entra en la habitación y con un susurro me libera. No sé como lo ha hecho, aunque ahora mismo no me importa. Tengo mucho cansancio acumulado pero hago un esfuerzo. Pienso en mi familia, en mi casa y en que debo levantarme. Saco fuerzas del interior, me pongo de pie y, en silencio, nos deslizamos por la puerta. Me cubro con una capa para que no me reconozcan. Aunque al llegar a la puerta del castillo donde me tienen prisionera, el vendaval que azota hace que la capa se suelta. La alarma se dispara: soldados y arqueros que lanzan flechas mientras huimos, caballeros que nos persiguen cegados por la furia... Corremos y corremos pero no sirve de nada, en un descuido, la capa de Toni se enreda en una zarza del bosque que intentamos atravesar. Retrocedo para liberarlo y, en ese instante, una flecha sale disparada y me impacta en el corazón. Un dolor intenso me sacude el hombre. Creo que va a estallar. Con las manos sangrantes, alzo la espada y libero a Toni. Me sostiene en pie mientras con sumo cuidado se arranca la camiseta y la enrolla alrededor del hombro, la zona herida. Cierro los ojos para intentar respirar, pero en vez de eso, me duermo. Lo último que pienso es:{No volví a casa, Toni, ayúdame...}
Capítulo 5
Lo siento antes de despertarme. Un calor electrizante me estremece el cuerpo. Abro los ojos y delante de mí está Toni. Tiene los ojos cerrados y sus labios están posados suavemente en lo míos. Desprenden calor y energía. Lentamente abro los ojos y le acaricio la mejilla, él, despacio, también los abre. -¿Cómo estás?- Pregunta preocupado. -Bien. Pero tengo una inquietud: ¿Cómo me hicieron prisionera?- En un susurro y con toda la tranquilidad del mundo, sin alterarse, me cuenta lo sucedido: -{Tras salir de Gondor, llegamos a Rohan, allí encontramos una cueva. Hicimos demasiado ruido y, sigilosamente se acercaron y te llevaron prisionera. Yo me escondí y así, luego, pude liberarte. Eran hechiceros negros, aún quedan algunos. Lo demás ya lo sabes, la huida, la flecha, todo...}-Remata con un suspiro. -¿Cuántos días llevo inconsciente? -2. -De acuerdo, todo aclarado. En marcha- Decido con convicción y, con un gran esfuerzo, me levanto. -He robado unos cuantos mapas. Estamos aquí- Indica Toni en el mapa el nombre de Émyn Muil. -Vale, saldremos por aquí, fabricaremos (o robaremos) una barca y navegaremos hasta Caras Galadhon, el antiguo hogar de Galadriel y Celeborn. -¿Quién vivirá allí ahora? -No lo sé, pero podemos averiguarlo- Y con paso decidido, salgo de la cueva, escondida entre el laberinto de piedras que forman Émyn Muil.
Capítulo 6
El río me refresca la cara y respiro aliviada. La herida del hombro sana poco a poco. Contemplo el paisaje y los Antiguos Reyes, los Argonath, parientes de Aragorn, me devuelven la mirada. La barca élfica abandonada en la orilla del río, ahora conducida por Toni se desliza suavemente por el agua. Beso a Toni en la mejilla y le pregunto: -Las palabras que susurraste cuando me liberaste. ¿Qué eran? -Magia- Me estremezco. Magia. Sólo los verdaderos magos pueden poseerla. El poder infinito. Algo casi imposible de alcanzar. -¿Cómo...? -Mira- Y de la bolsa de Aragorn, que Toni había recuperado de la prisión, extrae un anillo de color rojo. -Es...- Estoy asombrada. -Nayra, el anillo de Rubí. Antes de que nos fuéramos de Gondor, Gandalf me lo dio. Dijo que sólo los magos más poderosos podrían poseerlo. Por eso me lo entregó- ¡Un mago!, Mi mejor amigo mago. ¡Es impresionante!- ¿Por qué no me lo dijiste?- Estoy tan enfadada que ni siquiera me doy cuenta de cómo le estoy hablando. -No había tiempo... tu rescate, las heridas, no encontré el momento adecuado para decírtelo... -Vale, no importa- Concluyo cortante. Me separo de él. Continúa remando. Unas horas más tarde, desembarcamos en una orilla lejana. Reconozco las piedras, la arena y las hojas de los árboles. Es el tramo del río donde la Comunidad del Anillo se separó. Donde Boromir murió, donde Merry y Pippin
fueron capturados por los Uruk-Hai y donde Frodo se despidió de Aragorn para emprender, junto a Sam, el camino hacia Mordor. Nada más tocar el suelo, voy recorriendo, poco a poco, lugar a lugar, los detalles que verifican que por allí habían pasado. Toni, silenciosamente, va siguiendo mis pisadas. Y, arrodillada delante de la Virgen, con lágrimas en los ojos, recuerdo con dolor a mis amigos. Toni se acerca por detrás, me besa en la mejilla y me abraza. Me giro y con lágrimas rodando por la cara, le doy un beso en los labios. Me separo y me pongo de pie. Secadas las lágrimas, le agarro de la mano y volvemos a la orilla. Regresamos a la barca y ahora soy yo la que rema.
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Llevamos 2 horas remando cuando, de pronto, de entre los árboles, se aparece un monumento con cisnes. Llegamos por fin a Caras Galadhon. Es precioso, pero a la vez muy triste. No hay nadie, ni elfos ni humanos. Hasta que, de improviso, surgen de la nada, una veintena de hombres y mujeres, ataviados con largas capas y túnicas. Son de alta estatura, con alargadas y puntiagudas orejas. ¡Elfos! Uno de ellos, de largos y dorados cabellos, da un paso al frente y se dirige hacia nosotros: -Bienvenidos extranjeros, ¿Quiénes sois?- Pregunta con voz pausada y calmada. -Estamos realizando un gran viaje. Nos llamamos Sara y Toni. ¿Cómo te llamas?- Le indicamos al elfo. -Soy Rahmid, hijo de Haldir, protector de esta ciudad- ¡Haldir el amigo de Aragorn, fallecido en el Abismo de Helm!, ¡Estoy asombrada!
-Encantados. Venimos de Gondor. Estamos cansados y hambrientos. ¿Podríamos pasar la noche aquí? -Por supuesto, acompañadnos- Y nos conduce a la entrada. La ciudad está emplazada en lo alto de una escalera, formada por múltiples peldaños y escalones. Por la noche la iluminan, por lo que resulta fácil llegar hasta allí. Nos ofrecen una habitación dentro, pero la rechazamos porque queremos dormir al aire libre. Nos tumbamos en unos jergones de paja. Duermo. Me despierto, sobresaltada, he tenido una pesadilla: sangre y más sangre. Toni en el suelo, con una herida letal. Me pide ayuda, pero no le respondo, me es indiferente. Me asusto. Abro los ojos y despierto a Toni. Recogemos las cosas y le agradecemos a Rahmid y a demás elfos su hospitalidad. Salimos de allí, en dirección a Moria, nuestra nueva ciudad.
Capítulo 7
{No puede ser}. Es lo único que se me pasa por la cabeza al contemplar la que fuera la antigua ciudad de Moria. Un desierto de ruinas, cenizas y polvo. Un esplendor que se pierde en el tiempo. Los elfos nos han proporcionado un caballo por lo que, mientras pisamos las murallas derruidas, dándonos prisa por salir de aquí lo antes posible, de tan absorta que voy en los destrozados cimientos, vislumbro un libro. Está encuadernado en cuero y contiene mucho polvo. Y un recuerdo me invade por completo: {Han tomado el puente y la 2ª sala. Cerradas las puertas. Tambores. Tambores en lo profundo. No podemos salir. Ya vienen.} Gandalf leyendo las últimas palabras de Balin, el Enano Rey de Moria. Guardo el libro en la bolsa y nos apresuramos a salir del reino perdido, sin llegar a comprender del todo que ha sucedido.
Capítulo 8
Rivendell. Siempre he amado esa ciudad. Elrond, Arwen y los demás elfos vivían aquí, pero ahora, la ciudad está desierta. Recorremos todo la villa, buscando algún indicio, alguna señal de cómo volver a casa. Mas lo que encontramos es totalmente diferente: una libreta con leyendas y fórmulas mágicas. En la 1ª página, descubrimos un sobre con una carta. Está dirigida a Toni. Le relata que debe usar la magia con cuidado, para no causar problemas. Recogemos la libreta y con paso ligero, nos encaminamos a Hobbiton, a La Comarca.
Capítulo 9
Llevamos días caminando y ,por fin, vislumbro las calles y las villas. En Rivendell no había nadie. Y aquí la gente inunda las vías y las plazas. Nos miran raro. Sin dar muestras de que me afecte, bajo del caballo, Toni conmigo y nos encaminamos a la antigua villa, Bolsón Cerrado.
Llamamos
disimuladamente a la puerta y 3 rostros conocidos se asoman por ella: ¡Sam, Merry y Pippin! Nos invitan a entrar y aceptamos gustosamente. Comemos, pues ya es hora. Al terminar, Sam me muestra el relato de Bilbo, que Frodo le había dejado cuando se marchó: ``Historia de un hobbit. Partida y regreso.´´ Ya terminado, Toni se acerca y juntos retomamos la aventura de la Comunidad del Anillo, ``El Señor de los Anillos´´. Toni, nada más rematar, me muestra una cosa: el cuaderno de magia cuenta una leyenda en la que dice que 2 jóvenes irrumpirían en la Tierra Media y que provocarían el aceleramiento de la historia de``El Señor de los Anillos´´. ¡Era eso! Por eso yo no entendía nada. Al final de la leyenda, hay una fórmula que reza:{Vustrau hogari estirae ina vustrai distonia}. Toni la pronuncia con determinación y en ese instante, abro los ojos. Todo ha sido un magnífico sueño, fruto de mi imaginación. Excepto un detalle: despejo las cortinas y saludo a Toni, que también acaba de despertarse. El despertador suena y bajo a desayunar. Eso sí que es real.