Terrible accidente

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Un terrible accidente

Sandra Gonz谩lez-Besada G贸mez


Prólogo

Siempre he pensado que el amor lo curaba todo, que superaba cualquier escollo, pero me equivocaba. No todo es felicidad cuando estás enamorado. Aquí tenéis mi historia para comprobarlo:

Capítulo 1

Quince años antes. Universidad de Salamanca. Clase de biología. -Tendréis que hacer un trabajo por parejas. Deberéis identificar las fases de la mitosis de una cebolla que yo os daré, en cada diapositiva y clasificarlas correctamente.- En medio del típico revuelo de chicos y chicas que luchan por encontrar a la pareja perfecta, en la parte trasera de la clase, pues yo estoy situada delante, diviso a un joven sentado en una silla, con aire aburrido, que dibuja garabatos en su cuaderno. Me acerco: -Hola. -Hola.- Tiene una voz profunda y unos ojos azules, muy turbios, como el mar cuando está picado. -Soy Rebeca González. Estoy sentada en el otro extremo de la clase. ¿Querrías hacer el trabajo conmigo?- Soy directa. Con la mirada fija en el suelo, responde:


-Vale.- Levanta la vista de los sucios baldosines y se presenta- Soy Oliver Gómez, encantado.- Con desgana, respondo: -Lo mismo digo. -¡Rebe, Rebe!- Grita efusivamente mi mejor amiga, Raquel Valverde. -¿Qué pasa? -¡Pablo Montes ha accedido a hacer el trabajo conmigo!- Miro a Oliver, nos mira sorprendido. -Raque, tranquila. Oliver, esta es Raquel Valverde, mi mejor amiga.Y en un susurro, añado- Está colada por Pablo Montes. -Ah...- Cambiando de tema, le pregunto a Oliver: -¿Quedamos en mi casa a las 17:30? -Vale. -¿Sabes dónde está? -No. -Toma mis señas.- Y le entrego un papel de color azul, que dice:

Raquel González. Calle Bilbao. 52. Piso 3ªB. Salamanca.

El timbre suena y recojo mis cosas. Encamino mis pasos hacia mi casa, a tan solo 2 manzanas de aquí.

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-¡Hola papá, hola mamá!- Saludo al entrar en mi casa. -¡Hola cielo!- Saludan al unísono Nerea y Jorge, mi madre y mi padre.


-Hoy he invitado a casa a un compañero, Oliver Gómez, para hacer un trabajo de biología. ¿No hay ningún problema?, ¿verdad? -Por supuesto que no. Pero, ¿A qué hora va a venir? -A las 17:30, ¿Por...? -Nada, tenemos que asistir a una reunión a las 17:00. Os quedaréis solos, ¿Vale?- Responde mi madre. -Vale. -Bueno, a comer, ¡Qué ya está la comida!

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-¡Riiing!- Suena el timbre. -¡Voy!- Respondo mientras cojo el microscopio. -Hola.- Me saluda. -Hola.- Le miro. Tiene los ojos diferentes a los de esta mañana, azules celeste, como el cielo. Su sonrisa ilumina el descansillo.Pasa, pasa. ¿Qué tal? -Bien. Espera, tienes una mota en la pestaña. Cierra los ojos.- Me indica y así lo hago. Un vientecillo me sacude las pestañas.- Bueno, ya está. -Gracias. Ven, vamos a mi habitación.- Subo las escaleras y a la derecha está mi cuarto. Las paredes son de color verde manzana, a juego con el escritorio y los armarios de color rosa. El balcón que comunica con el jardín de los vecinos está abierto. Me acerco y lo cierro. -Vaya, es fantástico, me encanta tu cuarto. -Gracias, bueno… comencemos el trabajo. Toma, una silla. ¿Quieres algo de comer o de beber? -No gracias. Prefiero que comiences tú.


-Vale.- Cojo el microscopio. Para entretenerme, pregunto para iniciar una conversación- ¿Cuántos años tienes? -18 años, ¿Y tú? -19. 1ª diapositiva.- La coloco en el instrumento.- Apunta. Profase. -Vale.- En un folio, bajo nuestros nombres y el título <<Fases de la mitosis de la célula de una cebolla>>, pone <<1ª diapositivaProfase>> con una esmerada caligrafía. - Ahora yo.- le cedo el microscopio.- 2ª diapositiva. Anafase.- Y lo apunto. -Me toca. 3ª diapositiva. Interfase. Terminado. -Sí genial. -¿Podrías traerme un vaso de agua? -Claro.- Y me dirijo a la cocina. Saco un vaso, lo lleno, cojo un paquete de patatas de la despensa y un zumo. Al llegar a la habitación encuentro a Oliver sentado en mi cama, mirando una foto. En ella hay un chico sonriente, que lleva unas bermudas y una camiseta. -¿Quién es? -Era. Darío Rivero. Un gran chico. Falleció hace 2 años. Estaba enamorada de él.- Mi cara es una máscara de tristeza. -¿Cómo ocurrió? -Hace 2 años le encontraron muerto en su habitación. Ese mismo día, horas antes de su fallecimiento, le había contado que nos mudábamos aquí, a Salamanca, pues vivíamos en Madrid por aquel entonces. Creo que se suicidó porque me quería y no íbamos a volver a vernos.- No puedo reprimirlas más. Unas lágrimas diminutas se deslizan por mis mejillas, hasta que estallan en llanto. Los sollozos estremecen mi tembloroso cuerpo.


-Eh, shh, tranquila, ven aquí.- Oliver extiende los brazos y me dejo caer. Me aferro a su cuello, desesperada.- Tranquila, no pasa nada. Eh, ya está, ¿Vale? Mírame.- Fijo mi mirada en sus preciosos ojos, llenos de tristeza y melancolía.- Cierra los ojos.- Obedezco y espero. Con los dedos recorre la comisura de mis labios y un escalofrío me estalla en el pecho. Sus labios se posan en mis labios. Me aferro a su pelo, rubio. Abro los ojos y sus labios besan mi cuello.- Espera, respira, tranquila.- La respiración de Oliver, entrecortada, se mezcla con la mía, agitada. -¡Riiing!- Resuena el timbre a lo lejos. -¡Voy! Ahora vengo.- Aviso a Oliver. Bajo corriendo las escaleras y abro la puerta. -Hola Rebeca. -¿Darío?


Capítulo 2

-¿Qué tal?- Su voz no ha cambiado, dulce, melodiosa. -Da...río, ¿E...r...e...s... tú?- Estoy asustada.- Creí que...- No me salen las palabras...- Habías muerto... -No. ¿Puedo pasar?- De repente, su voz y rostro cambian, se vuelven duros.- Si quieres hablar, déjame pasar, no vamos a mantener una conversación así en el descansillo. -Vale, entra.- Suspiro resignada. Cierro la puerta tras de él, y le indico con un gesto que se siente en el sofá. Subo las escaleras y entro en mi cuarto. -Oliver, es... Darío.-Pronuncio con voz temblorosa. -¿Darío el de la foto?, ¿El que dijiste que había muerto?- Asiento. -Ven, vamos al salón, quiere hablar conmigo. Ven, vamos.Bajamos las escaleras y allí, de pie, nos espera Darío, sonriente. -Hola de nuevo.- Saludo. -Hola.- Sonríe. Pero, nada más ver a Oliver, su expresión cambia.¿Quién es?- Y antes de que yo pueda responder, Oliver interviene: -Hola, soy Oliver Gómez, novio de Rebeca, encantado. -¿Novio?- El desconcierto se perfila en el rostro de Darío. La satisfacción se pinta en el rostro de Oliver, por haberle derrotado. -Bueno, vamos allá. Venga, sentaros los dos.- Zanjo. La tensión que hay en el aire es irrespirable. -Así pasó todo.- Comienza Darío. <<Cuando me dijiste que te ibas, me entristecí. Te quiero y te querré siempre. Pensaba que si fingía suicidarme, querrías salir conmigo. Llamé a mi hermano gemelo, Lucas, para que me suplantara. Juan López es experto en farmacéutica, nos dio un bote de pastillas que muestra los síntomas de una muerte natural; la


policía pensó que había muerto realmente. Todo era perfecto hasta que decidieron hacerle el examen forense antes de tiempo. Por eso el cuerpo no apareció. No podían examinarle, descubrirían que todo era mentira. Huí de allí, con un nombre falso. Me llevó 2 años encontrar tu dirección, pero la localicé, y aquí estoy>>. -Venga, di algo.- Insiste Darío ante mi muda expresión de asombro. Con satisfacción, me observa. -¿Por qué?, ¿Por qué te hiciste pasar por un muerto?, ¿Sabes el disgusto que le diste a tus padres?- La sonrisa de satisfacción ha desaparecido. Parece asustado. -Creí que... si te revelaba la verdad... lo entenderías...- Balbucea, tembloroso, Darío. -¿Qué pretendías que entendiera?, ¿Qué fingiste morir?- Grito, enfadada.- ¡Vete, FUERA! -Pero... -¡FUERA!- En cuanto Darío cierra la puerta del piso, me tumbo y Oliver se acerca y me abraza. Me aferra a él y lloro, desconsolada. Todo en lo que yo creía, se ha perdido, para desaparecer.


Capítulo 3

Ya de nuevo en mi habitación, recojo todos los objetos que tenía guardados, relacionados con Darío y los tiro a la basura. -Se acabó. Me engañaste, se acabó.- Pronuncio mientras cierro la bolsa. -Ven aquí.- Me indica Oliver.- Tranquila. ¿Estás mejor?- Pregunta mientras me acaricia. Asiento.- Túmbate.- Con los ojos cerrados, me siento en la cama. Poco a poco, me tumbo costa arriba. Oliver se acerca y sus labios besan mi cuello, mis labios, mis mejillas. En ese momento, un sonido de llaves se escucha en la lejanía. Como un rayo, me levanto y Oliver se separa. Antes de salir del cuarto, me susurra al oído.- Nos vemos mañana.- Y me besa. -Adiós.- Contemplo con la mirada como se aleja y baja las escaleras. Abre la puerta y se va. Mis padres suben, llegan a mi cuarto. Nerea entra en la habitación de mis padres y Jorge entra en la mía. -¿Qué tal el trabajo de biología?- Pregunta interesado. -Bien.- Contesto con la mirada puesta en la lejanía.


Capítulo 4

-Perdón.- Me disculpo. He chocado contra un joven. Voy tan ensimismada en mis pensamientos que ni me doy cuenta de lo que hago. No he pegado ojo en toda la noche, Oliver ocupa toda mi atención. Me muero por volver a verle. Besar sus suaves labios. Llego a la Universidad. Faltan 5 minutos para entrar. Resoplando, entro en la clase. Aún no ha llegado la profesora. Cuando estoy colocando el material en el pupitre, una nota voladora aterriza en mi mesa. << ¿Quedamos hoy a las 17:00?, ¿En mi casa?>>. Vuelvo la vista hacia atrás y allí está él, con sus ojos llenos de alegría. Le sonrío y asiento. Raquel, desde la mesa de la izquierda, me pregunta en voz baja: -¿Y esa sonrisa? -Hmm. El amor, que te vuelve loca.- Respondo traviesa. El pitido del silbato interrumpe nuestra conversación. Es Alba Pérez, la profesora de Lengua y Literatura. Adora la gimnasia, aunque no sea la asignatura que imparte. Siempre viste en chándal y deportivas.

-¡Buenos días jóvenes!- Saluda eufórica la profesora. Es la más simpática y enrollada de todo el colegio.- Hoy, como deberes, os voy a mandar un trabajo: debéis buscar información y luego hacer un trabajo, sobre escritores y narradores famosos (Bécker, Cervantes, Shakespeare... ) El que haga el mejor trabajo se llevará un sobresaliente.- De entre el típico quejido de voces por la tarea mandada, una mano se eleva y formula una pregunta: -¿Podemos realizar el trabajo por parejas? -Claro. Si gana un trabajo que esté realizado en pareja, las 2 personas se llevarán el sobresaliente. Tenéis hasta el 14 de


diciembre para realizarlo y entregarlo. Puede ser presentado por Internet o por folio, vosotros decidĂ­s.- Me giro y Oliver me lanza un beso. SĂŠ que esta tarde, Oliver y yo lo pasaremos bien.


Capítulo 5

-Bienvenida.- Saluda Oliver. -Gracias.- La puerta tiene un par de adornos navideños, anticipados. Pero al entrar en el piso, la boca se me abre de par en par.

El

pasillo,

con

un

suave

color

anaranjado

ilumina

completamente la casa. A nuestra izquierda, unos escalones en tono crema, conducen a las habitaciones. En la entrada del comedor, 2 mujeres nos sonríen. -¿Qué tal?, Soy Elidia, madre de Oliver, encantada.- Lleva un suéter gris y unos pitillos en un tono más oscuro. Sus brazos descansan en los hombros de una niña de pelo largo, con un hermoso vestido de color rosa.- Esta es Ana, la hermana pequeña de Oliver.- La niña esboza una tímida sonrisa. -Bueno mamá, debemos estudiar. Vamos a mi cuarto.- Subo con él a su habitación, de color azul celeste. Aun conserva recuerdos de su infancia. -Vamos a hacer el trabajo sobre Bécker, ¿Vale? -De acuerdo. Tú busca la información, yo la redactaré. 2 horas más tarde, con el trabajo terminado, me pregunta: -¿Quedamos esta noche a las 21:00? -¿Dónde? -Con unos amigos en la casa de Roger.- Roger es el líder de la banda más peligrosa. Se rumorea que andan mezclados en drogas y alcohol, no son de confianza. No quiero decepcionar a Oliver. -Vale. -Nos vemos esta noche. Yo te recojo en tu casa. -De acuerdo.


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-Vaya, estás preciosa.- Llevo un vestido rojo con tirantes y unos tacones bajos. -Gracias, ¿Entramos? Hay una multitud de personas en el salón de la casa de Roger. Él está en medio de la improvisada pista de baile, rodeado de 5 chicas desvergonzadas. Frente a la barra hay un gran número de personas pidiendo bebidas alcohólicas. Oliver me toma de la mano y nos acercamos. -Yo quiero un gintonic, ¿Y tú?- Pregunta Oliver. -Un zumo.- Contesto tímida. No me gusta el alcohol. -¡Venga, algo más fuerte!- Insiste. -Un chupito.- Cedo. 2 horas más tarde y tras 5 gintonics de más, Oliver se balancea por la pista de baile. Medio mareado, se aproxima a donde estoy sentada, me toma de la mano y paga las bebidas. Salimos a la calle y allí, entre hipidos, me propone: -Conduzco yo. -¡No!, Estás borracho, no vas a conducir.- Insisto, pero él se acerca y, sin poder evitarlo, deposita sus labios mojados en los míos. Mareada por el asqueroso olor, me desmayo y pierdo el sentido.


Capítulo 6

Abro los ojos. Oliver conduce muy rápido por la autopista. Contemplo la aguja cuenta- kilómetros. Permanece en el 150km/h. Habla solo, borracho. -¡Para!- Intento gritar, pero tengo la garganta seca. Unos metros más adelante, una valla anuncia que la carretera está cortada. Mas Oliver la ignora, acelera y continúa. Al otro lado hay un árbol enorme que nos corta el paso. Solo tengo tiempo de dedicar un último pensamiento a mis cantantes favoritos: Malú y Aleks Synteck. Cierro los ojos y una melodía resuena en mi cabeza y siento que esta vez, ellos se equivocaban:

<<Tengo tanto miedo de perderte a ti, Vivir así, desconsolada. Y es que cuando estamos fuera de control, La confusión nos lleva a la nada.

Hay heridas como espinas, Muy difíciles de sanar, Algo entre nosotros dos se está poniendo mal, Pareciera una quimera de la oscuridad Pero...

Solo el amor nos salvará Hacerle frente a nuestra adversidad Yo no quisiera herirte más Yo de ti no me quiero alejar Juntos una eternidad.


Sólo el amor nos salvará, Subir al cielo y nunca regresar, Quiero abrazarte una vez más, Quiero llenarte de felicidad, Y que sea una entrega, entrega total.

Vivo la agonía en desesperación, Con la intención de ganar la batalla. Y aún estando a punto de desfallecer, Debo creer, crecerme al castigo.

Sólo el amor nos salvará Hacerle frente a nuestra adversidad Yo no quisiera herirte más Yo de ti no me quiero alejar Juntos una eternidad.

Solo el amor nos salvará, Subir al cielo y nunca regresar, Quiero abrazarte 1 vez más, Quiero llenarte de felicidad, Y que sea una entrega, entrega total.

Solo el amor nos salvará, Subir al cielo y nunca regresar Quiero abrazarte 1 vez más, Quiero llenarte de felicidad, Y que sea una entrega, entrega total>>.


Capítulo 7

-Mirad, se mueve, respira, está viva.- Una voz profunda habla despacio, como si al pronunciar las palabras, temiera que algo malo ocurriera. La reconozco, es Pablo Montes. -¡Rebe, Rebe, despierta!- Grita Raquel, mientras levanta mi maltrecho y dolorido cuerpo. -Déjenla, debe descansar, ¡Venga, fuera!- Aprovecha que mis amigos se van para dirigirse hacia mí- Hola, soy el Dr. López, Juan López, encantado. ¿Estás bien? -¿Es usted el amigo de Darío, el que le facilitó aquellas pastillas? -Sí, fui yo, no me di cuenta de lo que estaba haciendo; siento lo de tu amigo, de verdad. -Gracias.- Oliver ha muerto, lo sé, es imposible evitarlo. -Rebeca, hay alguien esperándote, quiere verte. -¿Quién es?-Pregunto con aire aburrido; estoy harta de visitas. Cuando me doy cuenta, el doctor ya se ha marchado, y en su lugar está... ¡Darío! Estoy furiosa, pero él intenta calmarme: -Sé que no está bien lo que hice. Quería ver como estabas. Siento lo de Oliver. -No lo sientas, fue él el que decidió provocar su muerte, no fue el destino, fue él. Agradezco que hayas venido. Perdóname por el numerito del otro día, en mi casa, no debí haberme puesto así, en serio... -Estaba pensando... ¿Te apetecería ir un día conmigo a tomar un refresco? Así podrías contarme toda la historia... -Vale, acepto encantada.- Y es verdad. Por primera vez desde hace mucho tiempo, no me sentía tan alegre, tan llena de energía. Quién


sabe, a lo mejor se convierte en algo más. Y citando unos versos de Vanesa Martín, termino:

<<Algo pasará, De eso no cabe duda, Y se sentó a mirar La cara de la luna>>.


Capítulo 8

Estuve un mes ingresada pero, tras 15 años transcurridos desde entonces, las sensaciones son las mismas: los pitidos del hospital, el ir y venir de las enfermeras, la primera cita con Darío, sus besos, sus caricias tras reconciliarme con él y, por último, el bebé que viene en camino.

FIN


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