Chill Art (http://www.chill-art.blogspot.com.ar/) «Entrevista · Leandro Vesco»
«Proyecto Pulpería»
© Leandro Vesco
Acerca de Leandro Vesco Escritor nacido en Paraná, Entre Ríos. Actualmente reside en el barrio porteño de Barracas. Publicó en forma independiente cuatro novelas que presentó viajando por el país y Latinoamérica, autor además de innumerables fanzines. Becado para The Helene Wurlitzer Foundation of New Mexico en el año 2001 para hacer una residencia en Taos. Residió en el taller del artista plástico fueguino José Luis Miralles en la ciudad de Ushuaia. Escribe y produce notas para medios radiales, gráficos y televisivos. Es Jefe de Prensa del Museo Histórico de La Boca. Fundador y presidente de la ONG «Proyecto Pulpería», creada en el año 2007 con la idea de rescatar, revalorizar y defender a los pequeños pueblos, parajes y pulperías de la provincia de Buenos Aires. Actualmente la ONG trabaja intensamente en su Programa Cultural, que tiene como eje la creación de Bibliotecas Comunitarias en dichas localidades.
Entrevista
¿Cómo y cuándo nace «Proyecto Pulpería»? La ONG nace en 2007. El comienzo de esta aventura fueron viajes familiares que luego concluyeron en esta Asociación Civil que tiene como ejes el rescate, la defensa y la revalorización de los pequeños pueblos, parajes, estaciones de trenes, almacenes y pulperías de la provincia de Buenos Aires. Creemos que lo pequeño es mayor y más importante que lo grande. Al hacer estos viajes, que en un principio eran para realizar relevamientos fotográficos, encontramos que en un ejido de 100 km más allá de la ciudad de Buenos Aires, el tejido social, cultural, tecnológico y económico se hallaba roto. Parajes y pueblos que antes habían tenido un millar de habitantes, hoy a duras penas llegaban a cincuenta, y en muchos casos aún menos. Siempre nos posicionamos como un grupo de personas comunes, sin diplomas ni acercamientos al mainstream social o acedémico y desde ese lugar, sin jerarquías, comenzamos a entablar comunicación con los pocos pobladores de estos lugares. La realidad fue que las necesidades que tenían estas personas eran realmente grandes y resultaba imposible seguir limitándonos a sacar fotos, era casi esnob y banal. Por lo tanto, iniciamos los arduos y burocráticos procesos para crear una Asociación Civil. Logramos la Personería Jurídica en 2012 y este marco nos dio la posibilidad para comenzar a trabajar con nuestros programas Cultural y Asistencial. El primero tiene como meta la creación de Bibliotecas Comunitarias más la inclusión de tecnología con contenidos culturales y educativos, y el segundo programa tiene como fin la solución inmediata de un problema concreto y real que tenga la comunidad y que su solución le proporcione a la localidad una mejora sustancial. En el caso de la pequeña localidad de Leubucó, al carecer de Sala Sanitaria, les llevamos elementos de higiene y salud; en el caso de Gascón pondremos en valor su antigua pulpería, que es el eje social del pueblo.
¿Cuál es la dinámica de trabajo de la ONG? Nuestra ONG tiene prioridades en comunidades con muy pocos habitantes que tengan serios riesgos culturales y humanitarios. Aquellos parajes que estén a punto de desaparecer debido a que han sufrido el éxodo masivo de habitantes son nuestra prioridad absoluta. Las Biblitotecas Comunitarias son un espacio rural de contención y de divulgación de la cultura, instalamos estas bibliotecas como si fueran anclas, para «anclar» a esos pocos habitantes a sus pueblos para que no tengan la necesidad de ir a las ciudades cabeceras o capitales. Nuestra idea es que los pueblos no pierdan más habitantes. Que los pequeños puntos en el mapa continuen siendo lugares habitados y habitables. También son prioridad los pueblos que cuentan con un grupo de habitantes que tienen ganas de desarrollar ideas para que el pueblo no desaparezca, entonces intervenimos allí. Es muy importante para nosotros que los pobladores tengan deseos de progresar y mejorar. Sin ese deseo no se puede hacer nada. Luego, cada vez que hacemos una intervención en un pueblo, recibimos mensajes de los cuatro puntos de la provincia para que vayamos a hacer bibliotecas, esto es necesario destacarlo porque nosotros no ofrecemos trabajo ni alimentos ni asesoramiento médico. Ofrecemos libros. Los libros son los protagonistas centrales de nuestro trabajo cultural. Creemos que la sólo presencia de una biblioteca en un pueblo es un motivo de orgullo y posee una enorme importancia. La relación de la gente que vive en la ruralidad con los libros es muy estrecha y respetuosa, muchas veces vemos que hay pobladores que no han agarrado un libro en décadas, pero ante la visión de cientos y cientos de libros reunidos en un solo lugar, esta aparición los reconforta. En relación a las bibliotecas, nuestra experiencia en todos los casos ha sido positiva. En un mundo digitalizado, dominado por la tecnología táctil y sensorial, en el campo –en el interior profundo, en aquellos lugares indómitos de nuestro mapa– aún se conserva el «viejo mundo» del cassette, del disco, del teléfono fijo en el mejor de los casos, y de un sentido humano de la vida. Para concluir, nuestra dinámica se basa fundamentalmente en nuestro diálogo con los pobladores para coordinar junto con ellos el trabajo a realizar en el pueblo. ¿Reciben algún tipo de apoyo estatal o institucional?
La ONG mantiene intacta la condición sine qua non que deberían tener todas estas instituciones, la de jamás recibir apoyo de ningún gobierno para no contaminarse con gestiones ni banderías políticas. Nuestra labor se centra en el trabajo en pequeñas comunidades o en instituciones centenarias como las pulperías, lugares que se hallan abandonados desde hace décadas por todos los gobiernos, en parajes en donde la cantidad de votantes no justifican obras y esto nos juega a favor: todos los habitantes que permanecen en estas localidades no desean entrar en contacto con políticos. Nuestra ONG sí tiene alianzas estratégicas con fundaciones y empresas que apoyan nuestro Programa Cultural y nos donan materiales para poder realizar nuestras acciones. Cada «Campaña» que hacemos para realizar una Biblioteca Comunitaria recibe también el apoyo de un número muy importante de personas que se acercan para donar libros y materiales, atraídas por la idea de ayudar a comunidades en riesgo. El hecho de donar libros es algo que pone a la gente en un lugar muy especial. Es donar cultura, pero también un recuerdo, pues muchos de los donantes al darnos sus libros nos cuentan la experiencia que sintieron al leerlos y quieren que otras personas sientan lo mismo. Cada Campaña tiene un costo monetario que necesitamos cubrir, en ese sentido salimos a la búsqueda de empresas que entiendan que nuestra actividad es una inversión a futuro, sembrando cultura en estas localidades en riesgo. En este sentido, estamos abiertos a personas, particulares y empresas que deseen donar dinero para poder seguir creando estas bibliotecas y asistiendo a las escuelas rurales y las pulperías de la provincia de Buenos Aires. ¿Cuáles son las mayores carencias y las mayores riquezas con las que cuentan tantísimos pueblos de menos de cincuenta habitantes que quedaron desconectados del mundo cuando los trenes dejaron de detenerse en sus estaciones? La vida en las pequeñas comunidades se desarrolla en una escala de tiempo humana, fundamentalmente eso. El día es vivido con eje que es, la tranquilidad, el compromiso por la labor, la paz y el gozo. La contaminación urbana con sus rutinas inhumanas y la esclavitud tecnológica no ha llegado, y esto hace a estas
localidades terrenos vírgenes de urgencias sin razón. Es evidente que la gente allí vive con serenidad, respetando sus tiempos y los tiempos de la naturaleza. El día se divide en el amanecer, la mañanita, media mañana, mediodía, sobremesa, siesta, tarde, tardecita y noche. El día así tiene un sentido más natural y vuelve a las jornadas largas y provechosas. Hay tiempo para todo allí en el interior profundo. No hay apuros, la infancia cobra un especial sentido empírico, al estar los niños en contacto director con la naturaleza. El entorno es una plataforma natural de insospechada belleza e infinitas son las posibilidades que el campo ofrece para las actividades lúdicas. El tiempo acompaña al hombre a paso de hombre y no como en la ciudad, en donde corre mientras el hombre queda atrás, lento. Los pueblos entonces ganan en paz y tranquilidad. Lo negativo es lo mismo que lo vuelve un escenario único: el aislamiento. La falta de caminos en buen estado provoca que si llueve mucho estas poblaciones queden incomunicadas, y si sucede lo contrario, en tiempos de sequía, el camino se vuelve transitable únicamente con vehículos 4x4. La falta de recursos sanitarios vuelve a estos pequeños pueblos muy vulnerables ante una emergencia, por eso, con una mínima presencia estatal, estas localidades serían comarcas en donde se podría hacer una economía comunitaria basada en la agroecología y serían comunidades autosuficientes que generarían sus propios recursos. Pero esto las volevería independientes… y seguramente por esta razón deben padecer este abandonado en el que están sumidos casi todos los pueblos de nuestro interior. La pulpería fue una institución muy relevante en la historia de nuestra pampa en el contexto de la naciente Argentina del siglo XIX… ¿a qué lugar ha quedado relegada y cómo cree que se le puede devolver ese brillo perdido? Según nuestra experiencia podemos establecer dos clases de pulperías, las que están en partidos cercanos a la ciudad de Buenos Aires –contaminadas por el turismo tradicional, relegadas a ser escenografías del tipo «for export»–, y las verdaderas pulperías, muchas de ellas devenidas en almacenes de ramos generales que aún hoy, afortunadamente, continúan siendo el eje social, cultural y económico de la vida rural. Muy por el contrario a lo que se piensa, en estos años las viejas pulperías siguen en pie, son muchas las que resisten en la soledad
de parajes y pueblos y a diario continúan recibiendo a los parroquianos para repetir la criolla de rutina de apurar un trago y charlar de las cosas que pasan, aunque también es muy usual encontrar niños y madres que van a buscar provisiones para llevar a sus casas. En nuestros viajes vemos muchas ruinas de viejas pulperías y almacenes que no han podido sobrevivir al paso del tiempo, ejemplos hay muchos, pero es muy importante destacar que las que aún están en pie siguen siendo mojones incomparables por el imprescindible servicio que prestan. A las que están se les debería dar facilidades para mejorar los techos – que son lo que primero se degrada con el tiempo–, las aberturas y la instalación eléctrica, de esta forma podrían continuar prestado ese inigualable servicio de ser hospitalarias casas en donde se comunica la gente que habita en soledades muy grandes. La impresión es que, al igual que hace dos siglos, en esos pueblos está «todo por hacer», que hay mucho potencial, pero ¿cómo se rompe ese círculo vicioso de desidia para transformarlo en círculo virtuoso en el que se articulen todas las fuerzas vivas de esos pueblos para que recuperen el esplendor, la confianza y el orgullo perdidos desarrollando ese enorme potencial dormido? Luego de sufrir el éxodo producido por el cierre de los ramales ferroviarios y por el progreso de la tecnología agropecuaria y ganadera, hoy en los pueblos ya se han quedado los que finalmente no se irán. Los pobladores de estos parajes tienen en claro que por nada del mundo cambiarían su realidad, a pesar de que el abandonado es muy fuerte, su identidad es más que el deseo de dejar su lugar en el mundo. Hoy, nuevamente, estamos ante un escenario único que podría beneficiar a los pequeños pueblos que a duras penas sobreviven al ritmo del siglo XXI. Las ruinas de lo que fueron se pueden revalorizar y así como en los primeros años del siglo XX estaba todo por hacerse, hoy nuevamente desde la nada que han dejado tantas décadas de desidia puede lograrse una recuperación, que vendrá de las ideas comunitarias (y no de soluciones estatales). Para que los pueblos vuelvan a ser pequeños centros urbanos es necesario que tengan ayuda y capacitación de organismos no gubernamentales, para que usen el suelo y sus recursos de un modo ecológico y sustentable, el
camino está en despegarse de lo estatal. Los pueblos deben apostar a ideas que involucren a todos sus habitantes, deben abrirse a experiencias que produzcan un cambio inmediato, abrir sus casas para recibir visitantes, recuperar los almacenes y viejos hoteles que están en desuso y volverlos a la vida. Cada pueblo debe ser un pequeño punto que se articule con los demás a su alrededor para recrear esa estructura neuronal que existía hasta la primera mitad del siglo XX cuando el tren era el medio ideal de transporte y sus cientos de estaciones crearon a su vez pueblos y parajes con identidad propia, muchos de los cuales hoy subsisten pero muchos otros, demasiados, han desaparecido. Los materiales y el dinero necesarios para esta recuperación deben ser aportados por empresas y particulares y es necesario que el gobierno sólo esté en aquellas áreas en donde es imprescindible su presencia: salud, educación y mejora de los caminos. Hay una figura muy importante en los pequeños pueblos, la del Delegado Municipal, por lo general se trata de personas que no hacen nada, puestas allí «a dedo» o bien por «amiguismo», que cobran un abultado salario en comparación con los sueldos de sus vecinos rurales. De su gestión depende una comunidad. Habría que replantear esta figura, debiendo ser hoy más que nunca una persona proactiva y capacitada que coordine las distintas acciones que puedan otorgar un beneficio real a su comunidad. Son muchos los factores para que la recuperación se materialice… hay que salir de la inercia y pasar a la acción con un sentido responsable y comunitario, afortunadamente son muchos los casos que a lo largo de toda la geografía nacional muestran casos de personas o comunidades que llevan adelante una tarea real de renacimiento de sus pueblos. ¿Han pensado en articular todo esto con la implementación de capacitación para realizar agricultura ecológica y aspirar a lograr poco a poco la fundamental «soberanía alimentaria»? Es fundamental que estas pequeñas comunidades sean independientes, con vínculos básicos con el municipio. La agroecología es la respuesta natural al descontrolado manejo del suelo que se viene llevando a cabo desde hace varias décadas. Es necesario volver a los orígenes, pensar y usar los métodos de los primeros inmigrantes que de la nada hicieron todo, pero siempre respetando la
tierra y sus ciclos. La tecnología sólo puede aportar mejoras en las comunicaciones, la salud y en algunos aspectos educativos y culturales, pero urge un cambio radical en el manejo de la tierra. La agroecología es el camino ideal para una recuperación responsable, económica y comunitaria. No hay otro camino. Que un pueblo pueda autoabastecerse debe ser un proyecto realizable en el mediano plazo. Debemos apuntar a esto, las ONG’s y Fundaciones debemos saber que de nosotros también vendrá la solución para que esta soberanía alimentaria sea posible. Hay que trabajar mucho en la capacitación, pero también acompañar a los distintos pueblos que desean recuperarse. Vuelvo a destacar que hay algo muy positivo que se percibe hoy en la mayoría de los pueblos. Ellos saben lo que no quieren, lo que no quieren son a los políticos. Este escenario es ventajoso para que entre todos podamos construir una nuevo mapa en donde lo pequeño tenga más importancia que lo grande. ¿Cuáles son los proyectos de la ONG para 2014? Para este 2014 nuestros planes son seguir apostando a la cultura y la educación, tratando de implementar en más pueblos nuestro Programa Cultural y Asistencial. En este sentido estamos trabajando en estos momentos en el pueblo de Gascón (Partido de Adolfo Alsina), para crear allí una Biblioteca Comunitaria y también poner en valor la pulpería del pueblo. Un doble desafío para nosotros, pero que tiene el acompañamiento del Estado y el sector privado. Allí en Gascón se han puesto de manifiesto los deseos de muchas personas de trabajar para que el pueblo vuelva a tener movimiento y con nuestra llegada se abren escenarios muy favorables que han despertado deseos de transformar la realidad del pueblo. Tenemos en mente realizar en el Partido de Adolfo Alsina una Red de Bibliotecas Comunitarias que incluya y conecte a todos los pueblos y parajes a traves de los libros, apostar por la cultura y la educación como ejes para que estos lugares tengan una interconexión a través de la cultura. Es necesario recalcar que desde el municipio hemos encontrado la mejor predisposición, es muy bueno cuando eso sucede. En este sentido queremos implementar allí en Adolfo Alsina un programa modelo que sirva como base para llegar a más lugares a traves de estas bibliotecas y ver el mapa provincial como una meta posible, nuestra máxima aspiración es crear una Biblioteca Comunitaria en cada
pueblo y cada paraje de nuestra provincia de Buenos Aires, así como ver las pulperías revalorizadas, que ningún almacén de ramos generales tenga que cerrar sus puertas. Finalmente, y si conseguimos apoyo, poder llegar a tres pueblos que desde hace mucho tiempo tenemos como meta. Todo dependerá, como siempre, del patrocinio que logremos conseguir. ¿Cómo, cuándo y dónde la gente puede realizar donaciones u ofrecerles ayuda? En estos momentos estamos trabajando intensamente en la «Campaña Gascón 2014», que está patrocinada por la Municipalidad de Adolfo Alsina y por Gregorio
Aberasturi
Consignatarios
de
Hacienda.
Pueden
colaborar
fundamentalmente donando libros en buen estado, películas en DVD o con contenidos culturales y educativos, notebooks, fotocopiadoras… necesitamos un televisor y un reproductor de DVD, también materiales para poner en valor a la vieja pulpería. Para continuar haciendo estas acciones en los pueblos de la provincia, básicamente necesitamos contar con el apoyo y el patrocinio económico para llegar a más pueblos y parajes. >>> Entrevista: Julián Chappa Fotografías: © Leandro Vesco Página web de «Proyecto Pulpería»: http://www.proyectopulperia.com.ar/ Contacto para donaciones: (011) 155-1211-664 / info@proyectopulperia.com.ar Facebook: https://www.facebook.com/proyectopulperia Twitter: @proyecpulperia