sin valentĂn
I
ba a escribir una crónica re gede, pero lo que pasó en el parque se quedó ahí. Sobretodo ahora que no debe haber nada después de la lluvia torrencial. Yo quemé un pedazo de plástico y en vez de contaminar la tierra se deshizo en el aire en un humo breve y espeso. Pienso en el próximo amarre que llega sin que una quiera. Estimo que lo mejor sería hacer como Ulises y atarse al mástil del barco para no escuchar el canto de las sirenas por whatsapp. Pero más que el deseo de sumergirse para dejarse morir e iniciar el naufragio emocional, la tarea consistió en esquilarse las cargas que no son abrigos. Para que la próxima vez que la lluvia nos agarre desprevenidos, no quedemos empantanados esperando que nos saquen del lodo. Si la claridad llegara más temprano que tarde, sería más hermoso pasearnos como el vellocino de oro y servir a la causa de ser tributo para lo propio y todo lo otro. Algo que tiene que ver más con un oráculo intuitivo, que con el destino que dice ser dueño de la incertidumbre. Fin. C.C
“
Desamarrar: concepto, ritual, meta imposible del bolero. En plaza Zapiola se decidió transmutar el arma cortopunzante de San Valentín en
el machete desatanudos de Sin Valentín, Santo Patrono de las relaciones rotas. Los partícipes del ritual llevaron los despojos de vínculos sentimentales descontinuados, objetos protagónicos de romances pasados con el objetivo de archivar las causas de emociones que amarran. ¿Qué emociones amarran? Cada cual expresó el concepto, persona o lugar que encarnaba su atadura en un papel que fue sometido al fuego y sus cenizas se mezclaron con un corazón vacuno rebanado entre velas. Los más curiosos fueron los perros de la plaza Zapiola que, no estando de acuerdo con nuestros métodos, nos recordaron que la esencia es la carne y se alimentaron de nuestro corazón partido. Liberados de tanto corazoncentrismo se pudo cantar y beber, hasta que los nudos se vuelvan a apretar.” L.M.B.
E
ra fines del 2014 y visitaba Nueva York con toda mi familia con motivo de los 60 años de mi papá. Siete personas una semana en una ciudad inabarcable tratando de seguir un itinerario imposible. El tercer día resolvimos armar equipos para ir a ver las cosas que nos interesaban y poner puntos de encuentro para compartir otras. Llegamos con mi mamá
al MoMA temprano, antes del horario de apertura, porque veníamos haciendo colas de horas para subir a rascacielos vidriados y cosas por el estilo y queríamos evitarlo. Nunca fui buena planeando viajes, pero siempre me pasan cosas especiales en mi mínima intención de organizar actividades. Sin saberlo, en sala estaba la muestra retrospectiva del entonces desconocido para mi Robert Gober. Los cuerpos fragmentados, los objetos cotidianos inutilizables -atravesados, partidos o en configuraciones extrañas- se distribuían en varias salas empapeladas con bellos y perturbadores paisajes o patrones. La muestra se titulaba nada más y nada menos que “El corazón no es un metáfora”. De regreso en Corrientes dibujé un corazón humano con la frase, en una suerte de block con formato de postales. Lo puse en un portarretrato que formó parte de la muestra que con mi amiga poeta María Rosa hicimos ese febrero de 2015 y que se llamó “Sublimantes”. Se constituía también de objetos cotidianos, cosas rotas o muertas; un video de mi corte pelo a modo de acción expiatoria, dibujos y poesías. El viernes 14 Vale llegó a Plaza Zapiola con un corazón de vaca en un tupper. “Lo tengo
congelado desde junio del año pasado”. Lo bordó y anudó con cariño, lo colocó en el centro de un altar rodeado de artilugios de todo tipo previstos para realizar diversos gestos con el objetivo de que el “desamarre” -idea que nos reunía en este “Sin Valentín”ocurra. Mientras la guitarra criolla pasaba de mano en mano entre los pocos –pero significativos – asistentes, sonando pop / folklore / punk rock alternadamente; mientras circulaba el termolar con vino y jugo de naranja y las latas de birra en esta nuestra reunión semanal de “Alcohólicxs Anónimxs”; Vale nos daba instrucciones para iniciar el desamarre. El corazón se descongelaba en tiempo real, desangrado, y nosotres realizábamos todos los rituales posibles: quemar, desatar, cortar las piezas de nuestro museo público de las relaciones: objetos, cartitas, entradas a recitales, pedazos de cosas, tickets. Todo tenía que destruirse o irse. En la plaza una multitud disfrutaba de un atardecer por fin no tan caluroso. Nadie parecía percatarse del pedazo de carne rebanado con la leyenda “Adiós Amor Cué” rodeado de tijeras, cordones anudados, cadenas, velas y hasta un machete magenta
que sobre una tela negra se extendían en el pasto. Nadie, excepto los perros -nuestro público mayoritario- atraídos por la sangre. Cuando uno se comió un pedazo y varios más estaban merodeando en simultáneo, fue el momento de levantar campamento. Ebrixs, en busca de un baño, seguimos el recital emo tropical en un bar cercano. Una familia numerosa nos aplaudía después de cada canción.Terminaba el día de los enamorados y caminábamos por Villa Urquiza en un estado entre zombies y recién nacidxs. Nos separamos en la intersección de unas calles y yo volví al departamento que estoy cuidando este verano con el termolar vacío y la guitarra a cuestas, queriendo ir a dormir con alguien.
NN o sé.
o sé si funciona, al final, si hay tal cosa como la sublimación. No sé si podemos producir quiebres con las cosas que nos lastiman y quitarnos el peso de lo pasado con símbolos. No sé si el corazón herido realmente sana, o si estamos destinadxs a resaltar con oro las cicatrices y llevarlo en un tupper a medio descongelar
a donde vamos, solo para advertir de nuestra condición.
NA o sé.
hí ya opera el orden del creer o reventar (aunque apreciamos la poesía que todo nuestro despliegue emo-tropi-punk condensa). Sí sé: que creo en el encuentro que habla de la urgencia de construir otros afectos distintos a los chipeados en mi generación. Y que justo es ese paradigma del que nos queremos desamarrar.
C T
reo en la generosidad emocional que por fortuna parezco imantar.
ambién sé que el corazón no es una metáfora, más allá de toda representación y aunque no lo vean, acá está reaccionando y frikeando arritmias. Duele y quema y a veces sólo reposa en un abrazo. L.-
Serie de los corazones
E ccp
n algún sentido mi trabajo busca explorar la literalidad que se puede transitar a través de una línea o un borde, al confrontar distintas fragilidades que se enuncian en acto: uerpo/naturaleza, uerpo/ transformación. alabra/acción
Con los objetos performáticos elegidos y el cuerpo funcionando como reservorio, trato de explorar el lado siniestro de las cosas. La palabra es para mi trabajo un vehículo poderoso. Desde el 2007 estoy desarrollando una serie de trabajos donde investigó la literalidad y la poética entorno a la palabra corazón. La triple frontera, la alegría, el verde y la tristeza a 42°. Compuesta de videos, objetos, performances, archivos, colecciones y “residuos performáticos” que son objetos que surgen después de las performances o que sugieren una acción constante, un objeto para hacer o para accionar. Se presentan como objetos rituales para exteriorizar la tristeza ,angustia o para llorar a modo de acción psicomágica donde estas obras intentan expulsar o hacer visible estos sentimientos.
D
ESamarre. DESatar, soltar, positivo o negativo.
-Pienso en lo científico y en lo ritual como una parte de mi trabajo...aplicó a ambas disciplinas el mismo rigor que ambas exigen, creer. tener rigor científico, fé y no tener fé .
En este ritual para cortar ataduras, se tienen en cuenta distintas cosas, después de indagar hice una separación de elementos simbólicos y reales que poéticamente también se relacionan con cortar, apego. No para destruir vínculos sanos y beneficiosos procedentes del amor. Tampoco sirven para hacer daño a otra persona enviándole energía de rechazo o destrucción. Usaremos todos los elementos que a mi criterio son los indispensables: fuego de fósforos de madera, vela en forma de tijera, tijeras, tres dientes de ajo, ruda, elementos amarrados (corazón de vaca bordado), papeles quemados, deseo profundo de libertad. ADIE SALE ILESO.
N V.A.
en 2017 con jose visitamos el museo de las relaciones rotas en zagreb, croacia. una colección de souvenirs donados por gente que ya no quería conservarlos, junto a los relatos de esos objetos. el viernes hacemos nuestra versión pública, efímera y caú en plaza zapiola, traigan sus porquerías y su escabio. También habrá guitarra abierta para canciones desamoradas y una perfo jevi metal de la vale.
ALCOHÓLICXS ANÓNIMXS III
sin valentín
guitarra abierta & museo público de las relaciones rotas
desamarrex@valeria_anz *
viernes 14 de febrero de 2020 plaza zapiola/villa urquiza