Ser-flor, sí; ser-flor, como condena por un gesto rebelde. Eso fue lo que escribieron. Pero para una oriunda de las orillas y los ríos, ser-flor, ser-ave, ser-piedra, no es castigo. No podría. No deambulo quieta entregada a noches vaporosas para morir marchita en la superficie. Jasy1 reinscribe la Historia con sus halos, y convoca a las nubes para hablar de lluvias que hacen gritar las voces silenciadas por plumas esclavizantes. Si fue Tumé, si fue Noé, si fueron ellos, fuimos nosotras también, y otras especies. Abrazamos la gota para dar luz a la vida, y al ciclo que va más allá de todo inicio y fin.
Jasy agita el ára2 para que otras voces se hagan cuerpo. Y otros cuerpos para voces, no solo dedos ávidos de escritura, sino aquellos que estremecen vida debajo y encima: la vida inaprensible por formas muertas de tablas importadas.
Antes del inicio escrito no hubo castigo. De castigo, Jasy no sabe (Jasy sabe de noches y ciclos) De castigo, Kuarahy3 no sabe (Kuarahy sabe de días y ciclos) Castigo, palabra que no ancla en las profundidades del río donde volamos libres de mandamientos ajenos.
¡Basta! es nuestro aleteo donde el sol nos da el color que nos brilla, mientras surcamos entre otras y otros, liberadas por la lluvia del conjuro del poder de un Dios que jamás fue nuestro. Pues ese Dios no ilumina, sentencia.
Dicen que Japeusa, un hermano, me mató por descuido, dicen que Tupâ me hizo flor porque deseé ser morotî4 como Jasy, que el enojo se hizo muerte, dicen que camino solitaria sobre las aguas del río Paraná, dicen que caí al fondo del río por querer ser quien no soy, y que lloro murmurante como un arroyo triste… dicen que soy flor como me llamo, dicen que soy espíritu como me llamo, dicen que soy Yrupe, dicen que soy Yrasêma,
Pero no dicen que, así como soy/somos Yrupe soy/somos Yrasêma y soy/somos mil seres más: somos el yvytu5 que hizo carne el verbo, somos hijas de Jasy y Kuarahy, para quienes ser yvoty6 o ita7 es un aguije8 divino, y no un castigo por ir más lejos de los territorios delineados por el gua’a9; somos ese jopará10 de ava/pira11 y ava/yvoty12, que desborda la vida hacia afuera de lo que karai13 alambra con sus leyes y su Dios… Somos cuerpos donde el mamangá14 liba para gritar la vida sobre la tierra abierta al sol… Somos un javorái15 eterno que se desliza rumoreando de una forma a otra, río de una especie a otra, un inacabamiento que oscila entre el “y”16 y la “yvy”17. Solo vivimos bajo el reinado del poder de la naturaleza que se impone y se rebela masticando flechas de fuego.
Hoy somos-flor mientras jasy nos mira y se hace en nosotras, somos-río mientras kuarahy brilla en nuestras espaldas. Mañana seremos otras/otros. Y ya no cuerpos castigados, sino ese “â”18 que para poder hablar de nosotras el ñe’ê19 creó el murmullo, el silencio, el sapukái20, el movimiento, la onomatopeya, el purahéi21; hasta mutar-nos en caudal incesante de y porâ22 que derrama vida en el tiempo...
1 Luna 2 Tiempo 3 Sol 4 Blanca 5 Viento 6 Flor
7 Piedra 8 Gracia 9 Papagayo 10 Mezcla/híbrido 11 Humano-pez 12 Humano-flor
13 Colonizador 14 Abejorro 15 Caos/mezcolanza 16 Agua 17 Tierra 18 Espíritu
19 Palabra 20 Grito 21 Canto 22 Bello/sin mal
Y porâ es un sistema gráfico, sonoro y simbólico en el cual se articula, por un lado, la obra intelectual de Ricardo Rojas con la de otros autores sudamericanos contemporáneos suyos ─Narciso R. Colmán (Rosicrán) y Oswald de Andrade─ y, por otro, el lenguaje arquitectónico de la Casa Museo de Ricardo Rojas con relatos fantásticos basados en la apropiación de su iconografía. En este proyecto, ilustraciones diseñadas en cuadrículas similares a las de los motivos de pueblos originarios compilados en los Cuadernos de Viracocha son traducidas al protocolo MIDI (Musical Instrument Digital Interface) a través de un software de sonido, produciendo una extensa "viñeta sonora" en que los dibujos activan loops de grabaciones de campo tomadas en la provincia de Corrientes y gestos musicales relacionados con los timbres del folclore de esa región. El proceso de realización contó con el acompañamiento de Alma Laprida del Centro de Arte Sonoro (CASo), la colaboración y asesoramiento de Lucas Olivares y Liz Haedo (Yaguá Pirú Cine) en el diseño del guión visual y la escritura de un manifiesto/poesía y de Julián Di Pietro en la programación para MIDI y mezcla de sonido. Realizado en el marco de la beca Activar Patrimonio del Ministerio de Cultura de la Nación junto al Museo Casa de Ricardo Rojas y el Centro de Arte Sonoro (CASo). Año 2021.
Julia Rossetti (Corrientes, 1986). Artista de medios múltiples. Lic. en Artes Visuales y Diseñadora Gráfica (UNNE), actualmente culminando la Especialización en Arte Sonoro (UNTREF). Participó en exposiciones individuales y colectivas; salones, festivales y residencias artísticas en Argentina y otros países de Latinoamérica. Becaria del FNA (2013 / 2014 / 2016), Proyecto Yungas (2014) y Programa de Artistas UTDT (2018). En el NEA fundó y co-dirigió el proyecto independiente Limbo (2012-2019) y desde 2016 forma parte del colectivo editorial Melancolía en Saturno. Desde 2018 reside en CABA, donde es parte del staff de la plataforma federal de artistas Intemperie.