ESCLAVOS DE LA MODA

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EstĂŠticas

by Del Zotto Julieta


Este libro es parte de la colección Monarquías Estéticas by Del Zotto Julieta

Esclavos de la Moda Todos los derechos reservados © 2016 Editorial Phaidon Diseño de cubierta e interiores Del Zotto Julieta Impreso en Argentina ISBN OC: 978-950-07-5070-7 ISBN: 978-950-07-5068-4 Queda hecho del depósito que proviene la Ley 11.723 Primera edición: octubre de 2016 Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, u otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.


Estéticas

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Estéticas

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Índice

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EL DISCURSO DE LA MODA

MODA Y SOCIEDAD

modernidad, modernización y modernismo

el objeto de consumo

/p.9

/p.30

¿qué es el fenómeno de la moda?

imagen, vehículo de comunicación

/p.14

/p.35

el imperio de lo efímero

crisis de sentido

/P.20

/p.40

6

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EXISTENCIA O SIMULACIÓN

EL DISEÑADOR COMO DICTADOR COMO DICTADOR

identidad ¿se ha desvirtuado?

modelo y serie

/p.90

/p.105

concepto zombie

el lujo emocional

/p.96

/p.115

nostalgia de no ser

el placer del valor

/p. 100

/p.121


3

4

5

EL ETERNO RETORNO DE LO NUEVO

ESCLAVOS DE LA MODA

BATALLA POR EL PRESTIGIO SOCIAL

muerte, mutación y re-significación

pasión irracional

el remolino moderno

/p.45 el fenómeno kistch

/p.60

/p.74

construcciones sociales

moda, imitación y clase

/p.50

/p.66

el fenómeno de la falsificación

paradojas del soldado

/p.55

8

/p.71

9

/p.80 lo liviano se evapora en el aire

/p.85

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ANARQUÍA

REVOLUCIÓN DE LA MODA

LA CALLE HABLA

(¿auto?) crítica

rei kawakubo, commes des garcons

street style

/p.127

/p.147

/p.180

¿anti-moda?

yojhi yamamoto

sobre tendecias

/p.137

/p.158

/p.185

anti-moda vs. moda

margiela y los seis de amberes

nueva mirada

/p.141

/p.170

/p.190



moda (del fr. mode.) 1. f. Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país. -Valor que aparece en una serie de medidas.2. f. Gusto colectivo y cambiante en lo relativo a prendas de vestir y complementos. -Conjunto de la vestimenta y los adornos de moda.Real Academia Española





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MODERNIDAD, MODERNIZACIÓN y MODERNISMO

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a modernidad parafraseando a Berman es: una experiencia vital o una postura filosófica, que se fundamenta en las ideas impulsadas por la burguesía en el siglo XVII, y que conduce al individuo, a adquirir la nueva conciencia del ser y del estar en el mundo. “Ser moderno, es enfrentarse con todo, tanto perdidas como ganancias, a un entorno que ofrece aventura, peligro, poder, subordinación, alegría, nostalgia, crecimiento, transformación, etc”; es cotejarse con el individuo en el tiempo y en el espacio moderno. Para comprender mejor esta noción, es necesario revisar primero, los conceptos de modernismo y modernización. Modernismo, se define como un movimiento sociocultural de carácter dialéctico que recoge las ideas de la modernidad, para configurar mediante ellas una esencia artística y promociona, simultáneamente, el culto de lo nuevo por lo nuevo. La modernización, se entiende como, aquellos procesos sociales, económicos, culturales y científicos materializados por el modernismo que se derivan del paradigma del pensamiento moderno.

“PARA SER MODERNOS DEBEMOS ESTAR EN UN AMBIENTE QUE NOS PROMETE UNA INNOVACIÓN DE NOSOTROS Y DEL MUNDO QUE NOS RODEA Y QUE TAMBIÉN AMENAZA CON DESTRUIR TODO”.

Lo moderno se alimenta por muchos vértices que se enmarcan en esferas distintas de la sociedad, como ser en lo económico, lo político y lo tecnológico acelerando el ritmo de la vida, generando nuevas formas del poder, de control, de aniquilación y de consumo. Hasta aquí solo hemos diferenciado los tres conceptos, pero, no hemos tratado a fondo el de modernidad. Es por ello que conviene en una segunda instancia examinar la evolución de dicho concepto. La modernidad ha presentado tres fases: la primera fase, se sitúa en los siglos XVII y XVIII, en ella el hombre es consciente que habita un mundo turbulento con continuos y radicales cambios y contradicciones, pero, no existe un público moderno concreto, con el cual, intercambiar las percepciones de su condición. La segunda fase, inicia en la década de 1790 con la Revolución Francesa y se extiende por todo el siglo XIX, en ella surge el gran público moderno, que comparte la sensación de estar viviendo una época de grandes revoluciones en todos los ámbitos de la vida humana. La tercera y ultima fase, abarca todo el siglo XX, donde se han generado procesos sociales que dan origen a la «modernización»; aquí el publico moderno se globaliza, tanto hombres como mujeres (teniendo en cuenta su condición de sujetos modernos) tienen una extraordinaria pluradidad de idea y miradas; éstas se fragmentan y, al mismo tiempo, se da el triunfo de la cultura del modernismo; fenómeno moderno, feómeno total.

capítulo 1_ El dictámen de la Moda

En el debate intelectual sobre los tres conceptos claves : “modernidad”, “modernismo” y “modernización” se generó una controversia de gran escala, tanto a nivel social y cultural que han cambiado el pensamiento y la actitud humana frente al consumo.


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En la primera fase, la voz arquetípica es la de Rousseau. Quien percibe con asombro el torbellino de la sociedad de su época, esto es, la conciencia de la fugacidad de las cosas, por eso nos dice que, lo que se ama hoy no se sabe si se amará mañana, Rousseau llega a esta conclusión producto de las exploraciones que hace al paisaje moderno y en las que encuentra, además, múltiples ambigüedades y contradicciones. En la segunda fase, sobresalen las voces de Marx y Nietzsche. Marx plantea que la atmosfera moderna proviene de causas sociológicas que ocasionan el resquebrajamiento de la sociedad, la condición del ser humano dentro de la sociedad se configura radicalmente paradójica, así el ser humano debe afrontar su devenir en la historia con las ganancias y pérdidas que esto implique, esto lleva a la individualización del ser. Nietzsche al igual que Marx asume la modernidad con alegría, nos dice entonces, los modernos solo hallan bienaventuranza en tanto se encuentren dentro del violento ritmo social, Nietzsche cree en la relatividad de los valores; en contraposición a Marx, quien profesa confianza en una ética colectiva, como vemos ambos coinciden en que el mundo es fugaz, pero desde orillas distintas.

“LA CONDICIÓN DEL SER HUMANO DENTRO DE LA SOCIEDAD SE CONFIGURA RADICALMENTE PARADÓJICA, ASÍ EL SER HUMANO DEBE AFRONTAR SU DEVENIR EN LA HISTORIA CON LAS GANANCIAS Y PÉRDIDAS QUE ESTO IMPLIQUE”.

En la tercera fase, las voces de la modernidad se contraponen. Los hombres futuristas, creen ciegamente en que la evolución de las máquinas llevara al hombre alcanzar el anhelado progreso, pero olvidan, el coste humano que ello acarrea: “al hombre no le queda mas que enchufar la máquina”. En contraste Max Weber, afirma que el ser humano esta preso por los avances tecnológicos que lo vuelven un ser frívolo y unidimensional, sin sentimientos, configurando así una visión escéptica del modernismo, esta fe en las maquinas trajo consigo un efecto de boomerang, ya que, la tecnología se volcó irremediablemente contra el propio hombre, hombre moderno. En suma, el modernismo del siglo XX nos dio una lección que nunca olvidaremos. Este siglo se caracterizó por ser prolífico en el diseño y creación de máquinas que mejorarían la calidad de vida del ser humano, paralelo a esto, las guerras mundiales arrojaron millones de muertos gracias al uso de esta potente y nueva forma de tecnología. Esto hizo que en los años 60´s apareciera un modernismo que tenia tres tendencias una afirmativa, una negativa y una aislada. En la aislada, se concibe el valor del arte por el arte, es decir, este se sustrae de la realidad y queda limitado a la mera técnica; la negativa, apuesta por un arte cuyo objetivo es mostrar las fisuras de la sociedad modernista, dejando por fuera los aspectos positivos de esta sociedad; finalmente, la tendencia afirmativa recoge los productos culturales de la industria y propone crear con ellos un arte que evidencie el rol del hombre dentro de la sociedad consumista, olvidando el criticismo que permite valorar los conflictos de la existencia humana. Como lo afirma Michael Foucault, en esta época los ideales modernos se han diluido, estos le han permitido al hombre fijarse, en su mente, sueños de libertad, pero al no concretarlos ha quedado prisionero de ellos, en otras palabras, las almas humanas se forman y moldean para adaptarse a los barrotes, dentro de este paradigma moderno nunca seremos libres. Todas estas revisiones de la modernidad, comparten la conciencia del ser y del estar en el mundo, no obstante, se radicalizan dejando de lado aquello que caracterizó a las primeras tradiciones modernas – las tradiciones de Rousseau, Marx y Nietzsche – la ambigüedad y la contradicción. Es posible, construir una cultura moderna contemporánea si volvemos a las raíces, a las bases que sentó la modernidad.


DENTRO DE ESTE PARADIGMA

“Nunca seremos libres” Fotografía by Chema Madoz

capítulo 1_ El dictámen de la Moda

NUNCA SEREMOS LIBRES NUNCA SEREMOS LIBRES NUNCA SEREMOS LIBRES NUNCA SEREMOS LIBRES


12 “Alerta Moda” Fotografía by Yung Cheng

La modernidad es un conjunto de experiencias vitales que comparten las mujeres y hombres de todo el mundo. Ser modernos, es encontrarse en un entorno que promete, pero que también amenaza. Esta una unidad paradójica, dialéctica, donde todo tiene su contrario y nada permanece estable. “Todo lo sólido se desvanece en el aire”. El hombre está arrojado en la “vorágine” moderna, que se alimenta de fuentes, de nuevos procesos sociales: nuevos y asombrosos descubrimientos, ciencias físicas, industrialización de la producción, alteraciones demográficas, crecimiento urbano, sistemas de comunicación de masas, estados nacionales más poderosos, movimientos sociales, Capitalismo, entre otros. Estos nuevos procesos sociales, originan la experiencia moderna, “la vorágine”, son lo que se denomina la “modernización”. La modernización busca el orden; y lo busca a través de un conjunto de valores, ideales y aspiraciones acerca de la modernidad, que constituyen “el modernismo”: el hombre que es tanto sujeto, como objeto de la modernización, puede cambiar el mundo, ser partícipe y creador, alcanzar un orden.

LA ILUSIÓN MODERNISTA ES NO HABER PODIDO ENCONTRAR ESE ORDEN: LA DIALÉCTICA ENTRE MODERNIZACIÓN Y MODERNISMO. Berman divide la modernidad en tres fases: 1º FASE: inicios siglo XVI hasta finales del siglo XVIII. No hay plena conciencia de la época en que se vive. Hay una voz “arquetípica” perteneciente a la estapa de pre -revolución francesa: Rousseau. Utiliza palabra “moderniste” para designar a los hombres que viven el “torbellino social”, una sociedad voluble y cambiante, donde las convicciones son pasajeras. En este ambiente, es donde se origina la sensibilidad moderna. Habla de que la sociedad europea está al borde del abismo, del conflicto: se trata, entonces, de la denominada ola revolucionaria.


13 Marx y Freud obsoletos (mueren contradicciones). Los hombres modernos no pueden aspirar a cambiar modernidad, no pueden controlar sus vidas. Dos caminos: uno encontrar vanguardia fuera de la modernidad, para cambiarla (los explotados, oprimidos, marginados.)

NO SE PUEDE PENSAR QUE HAYA PERSONAS FUERA DE LA MODERNIDAD. El otro camino es el que tiene conciencia de esto y que por lo tanto piensa que no hay nada que hacer. Terrible y exasperante desesperación. Modernismo de los sesenta: controversia sobre naturaleza del modernismo. Tendencias en cuanto a la actitud hacia la vida moderna: A) Marginada: Modernismo busca el objeto de arte y es autorreferido. No tiene relación con la vida social moderna, pues pretende liberar a artistas de su vulgaridad. Libertad condenada a muerte. B) Negativa: Visión de modernismo como revolución permanente y sin fin contra la totalidad de la vida moderna. Le critica a la modernidad el hecho de que derriba valores sin reconstruir estos mundos destruidos. Omite el gran romance de la construcción, fuerza crucial del modernismo. Propone ante el problema de la modernidad, una sociedad exenta de los problemas, perturbaciones y agitaciones propios de la vida moderna: fantasía neoconservadora de un mundo purificado de la subversión modernista. C) Afirmativa: Plantea romper barreras de especialidades para crear artes más ricas. Modernismo puro y de la revolución pura: abrirse a la inmensidad de los materiales e ideas que produce el mundo moderno. Recuperó modernismos del siglo XIX, pero sin su fuerza crítica: no puedo clarificar punto en que la apertura al mundo debe detenerse y debe decir que poderes del mundo deben desaparecer: el hombre unidimensional, cuya vida está administrada por el sistema social. Hombre unidemensional, con una mirada ciega por el sistema social.

capítulo 1_ El dictámen de la Moda

2º FASE: inicia con la revolución francesa y durante todo el siglo XIX. El hombre tiene plena conciencia de la época revolucionaria en que vive. El desarrollo de la modernización produce contradicciones. Los avances no son capaces de producir estabilidad. Es entonces cuando se comienza una etapa de crítica a los valores de la modernidad. En esta fase podemos distinguir dos voces críticas importantes: A) Marx: Bajo solidez de instituciones existe un “océano” de contradicciones. La vida moderna es contradictoria en su base. La sociedad está “en el abismo”. Nueva potencia industrial, tecnológico-científica, generadora de mayores riquezas produce mayores privaciones para la mayoría de las personas. Sin embargo, cree que el problema radica en las manos en que están las “herramientas” de la modernidad. Hombres nuevos, modernos (nacidos en la modernidad: los obreros) resolverán las contradicciones apropiándose de las herramientas mediante la revolución, cuyo dinamismo nace de los impulsos de la propia burguesía: la constante renovación, el movimiento constante y dialéctico de la historia. La modernidad se vuelve contra su propia fuerza motriz (burguesía.) En el mismo sentido, la sociedad “comunista” también estaría sujeta a “desvanecerse”. B) Nietzche: Para él la modernidad también es irónica y dialéctica. El individuo se individualiza, pero a la vez requiere de leyes propias, habilidades para su auto-conservación, auto-liberación. En este sentido, la moralidad moderna se transforma en un nuevo peligro, el sentido de sí mismo se traduce en un instinto de probarlo todo, el sinfín de posibilidades, a la vez gloriosas y peligrosas. Plantea aceptar con alegría peligros de la modernidad. Cree en el advenimiento de un hombre que replanteará los valores con que se enfrentará al mundo y a los otros hombres: superhombre, nihilismo. Ambos denuncian a la modernidad en nombre de los valores que ella misma engendró. Son críticos y entusiastas de la modernidad y de sí mismos: las modernidades venideras eliminarán las contradicciones. Son estas las dos visiones y voces críticas de mayor preponderancia e importancia de la época respecto a las discusiones sobre la modernidad.


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EL FENÓMENO DE LA MODA ¿QUÉ ES? “Llevar un traje es un pleno acto de significación. Más allá de los motivos de pudor, adorno y protección… En consecuencia, un acto profundamente social instalado. En pleno corazón de la dialéctica de las sociedades.” Roland Barthes

L

a moda ya no es algo meramente relativo al vestir. La moda es un fenómeno social total. Por eso, esforzarse por comprenderla supone ampliar la reflexión al contexto sociocultural y antropológico. Que la moda sea total quiere decir que se ha convertido en el modo de irrumpir toda realidad en el ámbito social. Constituye el fenómeno mismo de lo social. Ese carácter totalizante de la moda es el resultado de la confluencia de tres características de nuestro mundo: En primer lugar, de la necesidad imperiosa de generar artificialmente un espacio común en un mundo cada vez más amplio y más vacío en virtud de la incomunicación personal de fondo de los individuos que lo habitan. Hoy es necesario establecer la comunicación entre personas muy diversas y muy distanciadas, en la medida en que la sociedad se ha hecho pluricultural y globalizada. Esta situación aumenta la necesidad de tipificar la realidad para poder establecer con cierta precisión los sujetos del diálogo social y los términos del consenso. Los medios técnicos para lograr ese artificio son la imagen y las telecomunicaciones. En un mundo en que la mediación espacio-temporal se ha hecho muy compleja, la imagen se muestra como el vehículo inmediato de la comunicación: aquello que compartimos se hace de imágenes tipificadas repetidas, de lugares y sentidos comunes, que se hacen comunes en virtud justamente de su repetición. Pasado un tiempo, cambian las imágenes y con ellas nuestra existencia común. En el espacio intercontextual generado artificialmente, la moda ha venido a ser el nuevo lenguaje básico. No un “pérfido” lenguaje, sino quizás el único posible en las condiciones actuales de la existencia social. La palabra y el diálogo han sido sustituidos por la imagen y la moda: es ahí fundamentalmente donde nuestros espíritus se expresan, en otras palabras: comunican. La moda genera un lenguaje cuya construcción es sígnica, todo significa, y su finalidad es la de transmitir un mensaje frente a la mirada del otro.

LA MODA EN SU COMBINACIÓN CON LA IMAGEN HA LLEGADO A CONVERTIRSE, POR TANTO, EN EL FENÓMENO DEL RENACER A LA REALIDAD DE CUALQUIERA DE LOS ASPECTOS DE NUESTRA EXISTENCIA. Consideramos algo como real cuando aparece ante nuestros ojos y puede ser contemplado por todos al mismo tiempo y en el mismo sentido, no importando a los efectos de la realidad si proviene de la imaginación o del sueño. En efecto, como bien expresa G. Vattimo, máximo representante de la postmodernidad filosófica: “eso que llamamos la realidad del mundo es algo que se constituye como contexto de las múltiples fabulaciones”. La moda es por tanto, una categoría de la existencia individual y colectiva, que en la misma medida en que se ha hecho total ha venido a ser universal.

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“Identidad Cultural” Fotografía by Mario Cravo Neto

En segundo lugar, el carácter totalizante de la moda se ha hecho posible por el economicismo capitalista, que ha venido a configurar el orden en que tienen lugar todas nuestras acciones. Como sugiere M. Rivière “la moda ha ayudado a construir el paraíso del capitalismo hegemónico”. Sin duda, capitalismo y moda son realidades que se retroalimentan. Ambos son un motor del deseo que se expresa y satisface consumiendo; ambos cuentan de modo especial con emociones y pasiones, con la atracción por el lujo, por el exceso y la seducción. Ninguno de los dos conoce el reposo, avanzan según un movimiento cíclico no-racional, que no supone un progreso. En palabras de J. Baudrillard: “No hay un progreso continuo en esos ámbitos: la moda es arbitraria, pasajera, cíclica y no añade nada a las cualidades intrínsecas del individuo”. Del mismo modo es para él el consumo un proceso social no racional. La voluntad se ejerce –está casi obligada a ejercerse– solamente en forma de deseo, clausurando otras dimensiones que abocan al reposo, como son la creación, la aceptación y la contemplación. Tanto la moda como el capitalismo hegemónico producen un ser humano excitado, deseoso, vanagloriado por el consumo. En tercer lugar, el condicionamiento de toda la realidad por el progreso técnico, que hoy en día es un fin en sí mismo independiente de la vida humana, ha afectado a la moda. Al igual que el arte, la moda sigue las leyes del progreso técnico y se hace autónoma respecto a la belleza, al bien y a la verdad. Para el caso del vestir, por ejemplo, comprobamos en la actualidad la autonomía del vestido respecto al cuerpo –el caso tan conocido del tallaje– y respecto del diseño e incluso respecto del vestir mismo: las últimas tendencias consisten justamente en deconstruir el vestido. Todos estos fenómenos contribuyen a configurar una estética de la frivolidad que lleva aparejada una moral de la frivolidad, tal como la entiende por ejemplo Rorty, las cuales son la expresión misma del pensamiento contemporáneo

postmoderno, para el cual el fenómeno de la moda parece constituirse en la expresión misma del pensamiento, puesto que pone de manifiesto de modo fenoménico su debilidad más contundente y severa.

capítulo 1_ El dictámen de la Moda

ODA

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LA MODA VIENE A SER EL CONCEPTO DE ESA LIBERACIÓN SIN LIBERTAD: POSIBILIDAD, TRANSFORMACIÓN SIN RESISTENCIA SOBREPASANDO TODOS LOS LÍMITES SIN NUNCA DEJAR DE TENER NECESIDAD DE LIBERARSE DE ALGUNO. EL PROCESO DE LIBERACIÓN AL INFINITO SE MUESTRA COMO LA MAYOR ATADURA. DE AHÍ LA NECESIDAD DE VIVIR EN LA FICCIÓN: EN LA FICCIÓN DE LA LIBERACIÓN.

Para darse cuenta de lo que esto quiere decir basta mencionar a Lipovetsky para quien “la mayor lección de la moda es que nos hace comprender, en las antípodas del platonismo, que, actualmente la seducción es lo que reduce el desatino, lo artificial favorece el acceso a lo real, lo superficial permite un mayor uso de la razón, lo espectacular lúdico es trampolín hacia el juicio subjetivo”. Aunque Lipovetsky quizá no lo expresa del todo claramente, lo que parece estar detrás es la tesis nietzscheana, recogida por los filósofos postmodernos, de que lo aparente es lo real, sí, es lo real. Lo característico de la frivolidad es la ausencia de esencia, de peso, en toda la realidad y, por tanto, la reducción de todo lo real a mera apariencia: es una nueva sofística en la que, al igual que aquella con la que combatió Sócrates, la retórica erística prima sobre la verdad. En efecto, la moda es una suerte de retórica-sofística que nos hace sumergirnos en una orgía de la apariencia. J. Baudrillard diría incluso en una post-orgía, en la que toda la realidad se nos presenta como pura exterioridad absolutamente manipulable. Ya la modernidad fue una orgía, un momento explosivo en que se consiguió la liberación en todos los campos. ¿Qué hacer después de la orgía? Fingir –dirá este autor postmoderno–. “Ya sólo podemos simular la orgía y la liberación, fingir que seguimos acelerando en el mismo sentido, pero en realidad aceleramos en el vacío”. Sabemos que no somos libres, pero fingimos la liberación. La moda viene a ser el concepto de esa liberación sin libertad: posibilidad, transformación sin resistencia sobrepasando todos los límites sin nunca dejar de tener necesidad de liberarse de alguno. El proceso de liberación al infinito se muestra como la mayor atadura. De ahí la necesidad de vivir en la ficción: en la ficción de la liberación, sí, en la ficción de la liberación.


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“La utilización masiva de instrumentos para la transformación del cuerpo es una verdadera religión, supone un ritual, requiere unos sacrificios, unos dogmas y normas morales cuyo objetivo es el acceso a un nirvana terreno: la eterna juventud, el desafío de la muerte. La religión del culto al cuerpo promete una nueva vida en sus ritos y en su magia, presentándose como un desafío al reinado del mal, entendiendo por mal lo natural, hasta que esa nueva vida artificial se convierta en la encarnación del nuevo mal. El narcisismo resulta una expresión excesivamente liviana para reflejar la realidad del nuevo hombre artificial. El maquillaje del yo, machacando al cuerpo en el fundamentalismo laico de su culto para adaptarlo a la identidad soñada, no pretende otra cosa que hacer del hombre un dios de la realidad nueva y esplendorosa que ese hombre trata de inventar”. Es decir que, curiosamente la única forma de dominio que se ejerce es aquella del sacrificio para adaptarse a la apariencia cambiante y sin sentido. Y ese sacrificio pertenece a la única forma de culto posible para el mundo de la exterioridad y es el culto de la figura. Las diosas de ese culto, sin duda, son los máximos referentes de la moda, son los y las modelos. Como decíamos, la estética de la frivolidad lleva aparejada una ética de la frivolidad. El fenómeno de la moda total cuestiona el yo, tal como se había entendido en la modernidad: una identidad racional, definida individualmente, subjetivizada al máximo, con un poder ilimitado sobre su entorno. El yo rortyano postmoderno nos aparece, por el contrario, como un yo infinitamente revisable y compatible con una multiplicidad de identidades incoherentes, es caleidoscópico, y puede adquirir en sociedad distintos roles contundentes y confusos entre sí.

“Doble Cara y Atrapada” Fotografía by Luxy Nixon

capítulo 1_ El dictámen de la Moda

LA SOCIEDAD CONSISTE ENTONCES EN UN CONJUNTO DE YOES DESCENTRALIZADOS CONSTITUIDOS POR MÚLTIPLES PIEZAS DE RETAZOS CULTURALES DECONSTRUIDOS.


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En la primera fase, la voz arquetípica es la de un filósofo de gran revuelo: Rousseau. Quien percibe con asombro el torbellino de la sociedad de su época, esto es, la conciencia de la fugacidad de las cosas, por eso nos dice que, lo que se ama hoy no se sabe si se amará mañana, Rousseau llega a esta conclusión producto de las exploraciones que hace al paisaje moderno y en las que encuentra, además, contradicciones muy marcadas. En la segunda fase, sobresalen las voces de Marx y Nietzsche. Marx plantea que la atmosfera moderna proviene de causas sociológicas que ocasionan el resquebrajamiento de la sociedad, la condición del ser humano dentro de la sociedad se configura radicalmente paradójica, así el ser humano debe afrontar su devenir en la historia con las ganancias y pérdidas que esto implique, esto lleva a la individualización del ser. Nietzsche al igual que Marx asume la modernidad con alegría, nos dice entonces, los modernos solo hallan bienaventuranza en tanto se encuentren dentro del violento ritmo social, Nietzsche cree en la relatividad de los valores; en contraposición a Marx, quien profesa confianza en una ética colectiva, como vemos ambos coinciden en que el mundo es fugaz, pero desde orillas distintas. En la tercera fase, las voces de la modernidad se contraponen. Los futuristas, creen ciegamente en que la evolución de las máquinas llevara al hombre alcanzar el anhelado progreso, pero olvidan, el coste humano que ello acarrea: “al hombre no le queda mas que enchufar la máquina”. En contraste Max Weber, afirma que el ser humano esta preso por los avances tecnológicos que lo vuelven un ser frívolo y unidimensional, sin sentimientos, configurando así una visión escéptica del modernismo, esta fe en las maquinas trajo consigo un efecto de boomerang, ya que, la tecnología se volcó irremediablemente contra el propio hombre. En suma, el modernismo del siglo XX nos dio una lección que nunca olvidaremos. Este siglo se caracterizo por ser prolífico en el diseño y creación de máquinas que mejorarían la calidad de vida del ser humano, paralelo a esto, las guerras mundiales arrojaron millones de muertos gracias a ello. Esto hizo que en los años 60´s apareciera un modernismo que tenia tres tendencias una afirmativa, una negativa y una aislada. En la aislada, se concibe el valor del arte por el arte, es decir, este se sustrae de la realidad y queda limitado a la mera técnica; la negativa, apuesta por un arte cuyo objetivo es mostrar las fisuras de la sociedad modernista, dejando por fuera los aspectos positivos de esta sociedad; finalmente, la tendencia afirmativa recoge los productos de la industria y propone crear con ellos un arte que evidencie el rol del hombre dentro de la sociedad consumista, olvidando el criticismo que permite valorar los conflictos de la existencia humana. Como lo afirma Michael Foucault, en esta época los ideales modernos se han diluido, estos le han permitido al hombre fijarse sueños de libertad, pero al no concretarlos ha quedado prisionero de ellos, en otras palabras, las almas humanas se moldean para adaptarse a los barrotes, dentro de este paradigma moderno nunca seremos libres. Todas estas revisiones de la modernidad, comparten la conciencia del ser y del estar en el mundo, no obstante, se radicalizan dejando de lado aquello que caracterizo a las primeras tradiciones modernas – las tradiciones de Rousseau, Marx y Nietzsche – la ambigüedad y la contradicción. Es posible, construir una cultura moderna contemporánea si volvemos a las raíces de la modernidad.


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LA MODA, FENÓMENO PROFUNDAMENTE HUMANO, HA SOBREPASADO EL SENTIDO PLENO QUE TIENE DENTRO DEL MARCO DE LA EXPERIENCIA VERDADERAMENTE HUMANA. SE HA CONVERTIDO EN UNO DE LOS MODOS DE ALIENACIÓN DEL SER HUMANO.

capítulo 1_ El dictámen de la Moda

“Victim of war” Fotografía by John Coplans


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EL IMPERIO DE LO EFÍMERO La moda no es ya un fenómeno más en el sistema social. La moda es hoy el paradigma del sistema mismo y nada escapa a sus dictados.

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unca, en opinión de Lipovetsky, las referencias, los valores, y todas las decisiones para emplazarse en este confuso mundo se vieron tan dependientes de lo voluble, lo contagioso y lo seductor. O, por la serie de atributos que configuran lo característico de la moda. La moda -dice- ha dejado de ser simplemente un placer estético, un accesorio decorativo de la vida colectiva. Ahora es su piedra angular. Estructuralmente la moda ha acabado su carrera histórica y ha alcanzado la cima de su poder. Ha remodelado a la sociedad y ha impuesto sus dictados. Todos somos conscientes de la superficialidad, de la frivolidad, de los devaneos constantes, se trate de literatura, de música o de política. Todos estamos al tanto del tráfico y del transfuguismo, de la brevedad de los convencimientos y de la extrema liquidez de las corrientes, provengan de las fuentes que sean. La idea de que la contemporaneidad es un fluido caprichoso hace tiempo que ha prendido en las consciencias. Nadie se fía de la permanencia ni, en consecuencia, de una parcela de verdad, ética o estética. Cualquiera ha relativizado su forma de sopesar lo mejor y de encarar el futuro. Más aún: el futuro se encuentra tan abierto que es inexistente. El consumo y la comunicación de masas han establecido un presente sucesivo donde los acontecimientos se sustituyen con celeridad y sin secuencia. La escatología ha sido reemplazada por la coyuntura y al pensamiento estructurado ha seguido una clase de pensamiento-spot. Todo parece provisional, a lo que siempre está latente a venir, a lo que podemos esperar.

“CADA UNO DE LOS POBRES MORTALES SE VE AFLIGIDO POR LOS TEMORES CONTRAPUESTOS DE SER ORDINARIO Y DE SER EXCÉNTRICO. LOS HOMBRES, Y ESPECIALMENTE LAS MUJERES, ESTÁN CONTINUAMENTE IMITANDO Y EVITANDO LA IMITACIÓN; TRATANDO DE SER SINGULAR Y A LA VEZ IGUAL QUE LOS DEMÁS”

¿Pero qué concepto tenemos de todo aquello? Por lo general, para nada favorable. Lipovetsky es, en cambio, optimista. En su parecer, cuanto más se despliega lo efímero y lo seductor, más tienden las conciencias a lo real; cuanto más arrebata lo lúdico, cuanto más gana lo provisional, más estables son las democracias (hablando en sentido estético). La moda mientras ha relativizado la fe en algo fundamental ha sembrado las bases de una igualdad y participación colectivas. Como consecuencia, cada cual, uno a uno, es más tolerante. Acaso también más escéptico pero también más permisivo. Los antagonismos sociales continúan, los racismos, las incompatibilidades siguen apareciendo, pero la superficialidad de las posiciones contribuye al diálogo y al compromiso. En general, la violencia cede el paso a una actitud más conciliadora con tal de que en la conclusión la autonomía o la independencia individual queden a salvo. El individualismo. La moda es una invitación a la participación pero a la vez una oportunidad de personalizarse.


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“Es cuestión de tiempo” Fotografía by Luxy Nixon

¿MATERIALISMO, UNIFORMIDAD, CONFUSIÓN DE LA COTIZACIÓN MERCANTIL CON LO MEJOR, DESORIENTACIÓN, IDENTIFICACIÓN ENTRE EL BEST SELLER Y LA OBRA MAESTRA, ENTRE LA POPULARIDAD Y EL ÉXITO?

capítulo 1_ El dictámen de la Moda

Frente al alegato que ha mostrado a los medios de comunicación de masas como embrutecedores y uniformadores de las gentes, Lipovetsky destaca el aporte de su información múltiple, capaz de facilitar al ciudadano los elementos más variados y suficientes para componer con ellos su propio bricolaje de opinión y de deseos. Hay que dar -dice- una nueva interpretación a la era futil del consumo y de la comunicación. La moda, considerada como modelo de los mass media, permite en su variación y contrastes, en su variedad y simultaneidad de opciones, que se extienda la controversia pública, potencia la autononomización de los pensamientos y, en suma, las existencias subjetivas. Favorece, a su juicio, la libertad, y al cabo la experiencia de un proyecto de existencia propio. e individual. He aquí la más vigorosa invitación; una invitación a reconciliarse con la nueva realidad, el nuevo escenario social, caracterizado por el declive ideológico y el ascenso del mercado...


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“El imperio se cae” Ilustración Del Zotto Julieta.

La moda es un sistema original de regulación y de presión sociales. Sus cambios presentan un carácter apremiante, se acompañan del «deber» de adopción y de asimilación, se impone más o menos obligatoriamente a un medio social determinado; tal es el «despotismo» de la moda tan frecuentemente denunciado a través de los siglos. Despotismo por otra parte muy particular ya que no cuenta con mayor sanción que la risa, la burla o la reprobación de los contemporáneos. Pero, por eficaces que hayan podido ser los medios de conformidad social, en particular en los siglos del honor y la jerarquía, no bastan para explicar el fenómeno de la epidemia de la moda. Más fundamentalmente, los decretos de la moda consiguen extenderse gracias al deseo de los individuos de parecerse a aquellos a quienes se juzga superiores, a aquellos que irradian prestigio y rango. En la base misma de la difusión de la moda se halla el mimetismo del deseo y de los comportamientos, mimetismo que, en los siglos de la aristocracia y hasta fechas recientes, se propagó esencialmente de arriba abajo, del superior al inferior, como lo formulaba ya G. de Tarde. De este modo se han movido las ondas de imitación: mientras que la corte tenía la mirada puesta en el rey y los grandes señores, la ciudad tomaba ejemplo de los modelos en vigor entre la corte y la nobleza. La difusión de la moda ha sido menos una forma de coacción social que un instrumento de representación y de afirmación social, menos una forma de control colectivo que un signo de pretensión social, un signo aspiracional de ascenso social. Los medios de conformidad social, buscando honor y jerarquía.

Si bien no hay que sobrestimar el papel de la moda en ese proceso parcial de igualación de las apariencias, contribuyó a ello de forma incontestable. Introduciendo novedades de forma continua, legitimando el hecho de tomar ejemplo de los contemporáneos y ya no del pasado, la moda permitió disolver el orden inmutable de la apariencia tradicional y las distinciones intangibles entre los grupos, favoreció audacias y transgresiones diversas, no solamente entre la nobleza sino también entre la burguesía. La moda considerada como instrumento de igualdad de condiciones descompuso el principio de la desigualdad indumentaria, minó los comportamientos y valores tradicionalistas en beneficio de la sed de novedades y del derecho implícito al «buen aspecto» y a las frivolidades. Pero la moda sólo pudo ser un agente de la revolución democrática porque se acompañó fundamentalmente de un doble proceso, de consecuencias incalculables para la historia de nuestras sociedades: por una parte la ascensión económica de la burguesía, por otra el desarrollo del Estado moderno, que, juntos, proporcionaron una realidad y una legitimidad a los deseos de promoción social de las clases sometidas al trabajo.

“PARADOJA DE LA MODA: LA DEMOSTRACIÓN PREGONADA DE LOS EMBLEMAS DE LA JERARQUÍA HA PARTICIPADO DEL MOVIMIENTO DE IGUALACIÓN DE LA APARIENCIA.”


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capítulo 1_ El dictámen de la Moda

“ORIGINALIDAD Y AMBIGÜEDAD DE LA MODA: DISCRIMINANTE SOCIAL Y SEÑAL MANIFIESTA DE SUPERIORIDAD SOCIAL, LA MODA ES UN AGENTE PARTICULAR DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA. ” LIPOVETSKY


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LA SEDUCCIÓN Y LO EFÍMERO SE HAN CONVERTIDO EN EL PRINCIPIO QUE ORGANIZA LA VIDA COLECTIVA MODERNA; UNA SOCIEDAD DOMINADA POR LA FRIVOLIDAD. Este auge de la seducción ha aniquilado la cultura. La moda se presenta como el agente por excelencia de la espiral individualista y de la consolidación de las sociedades liberales. Los ciudadanos se sienten poco interesados por la cosa pública, en todas partes predomina la desmotivación y la indiferencia hacia la política. Las democracias liberadas de hoy en día, adictas al cambio para bien o para mal, plantean una de las paradojas de nuestra sociedad es que cuanto mas se despliega la seducción, mas tienden las conciencias a lo real, cuanto más gana lo efímero, mas estables son las democracias. En el presente nos encontramos en una era que funciona con la información, con la seducción de lo nuevo, con la tolerancia y la movilidad de opiniones prepara los trofeos del futuro (si la sabemos aprovechar). Encontramos una doble opinión sobre nuestro destino: pesimismo del presente, optimismo del futuro. Expectativa. Suspenso.

La cultura mediática se ha convertido en una máquina destructora de la razón y pensamiento; Se previno que la cultura, publicidad y diversión industrializada manipulan y estandarizan las conciencias. También se previno que la cultura “listo-para-consumir” fue un instrumento que reduciría la capacidad de usar la razón de forma crítica. Dentro del reino de la moda: el ocio, la fugacidad de imágenes, la seducción distraída de los mass media, solo pueden desestructurar el espíritu. El consumo es superficial, vuelve infantiles a las masas, el rock es violento, no verbal, acaba con la razón; Las industrias culturales están estereotipadas, la televisión embrutece a los individuos y fabrica gente “descerebrada”. Lo superficial pasa a ser la verdad histórica de la era de la seducción generalizada. La moda permite que se extienda la controversia pública, la mayor autonomización de los pensamientos y de las existencias subjetivas, es el agente supremo de la dinámica individualista en sus diversas manifestaciones socio-psico-culturales. Se extiende, entonces, la controversia pública. En conjunto, las personas están más informadas aunque más desestructuradas, son más adultas pero más inestables, menos “ideologizadas” pero más tributarias de las modas, y más abiertas pero mas influenciables. La independencia va unida a una mayor frivolidad, la tolerancia se acompaña con más indiferencia y relajamiento en el tema de la reflexión; La moda no encuentra el modelo adecuado ni en las teorías de alienación ni en las de alguna óptima “mano invisible”, no crea ni el reino de la desposesión subjetiva final ni el de la razón clara, firme, severa y contundente. La moda, igual que el ave fénix, siempre renace de sus cenizas. La moda plena vive de paradojas, su inconsciencia favorece la conciencia, sus locuras el espíritu de tolerancia, su mimetismo el individualismo, su frivolidad el respeto por los derechos del hombre.

“Ephémeros” Ilustración Del Zotto Julieta

capítulo 1_ El dictámen de la Moda

La versatilidad de la moda encuentra su lugar y su verdad última en la gran existencia de las rivalidades de clase, en las luchas de competencia por el prestigio que enfrentan a las diferentes capas y fracciones del cuerpo social. La moda se ha convertido en un vacío de todas las pasiones y de compromisos teóricos, el caprichoso reino de la fantasía no ha conseguido provocar más que la pobreza y la monotonía del concepto. La moda, insignificante, furtiva y contradictoria; Se convierte en una institución excepcional, altamente problemática, una realidad socio-histórica característica de la modernidad. La moda es vista como una salida del mundo de la tradición, como la negación del pasado, la fiebre de las novedades, la celebración, -fiesta- del presente social. En la era de la moda los valores y las significaciones culturales modernas, realzan lo nuevo y la expresión de la individualidad humana, y comienzan a desempeñar un papel de gran importancia, preponderante. Se intenta comprender el auge de la moda en las sociedades contemporáneas, el lugar central que ocupa en las democracias comprometidas con la vía del consumo y la comunicación de masas. La moda, este vil fenómeno, se puede ver como un sentido “fashion” o como la moda en sus múltiples elementos, de los objetos industriales a la cultura mediática, de la publicidad a las ideologías, de la información a lo social, etc. y sólo se justifica por el lugar nuevo que ocupa a modo de estructura.


“Ansiedad y alienación humana” Fotografía de Morgan Kaminky


“VIVIMOS INMENSOS EN PROGRAMAS BREVES, EN EL PERPETUO CAMBIO DE LAS NORMAS Y EN EL ESTÍMULO DE VIVIR AL INSTANTE.” - AL INSTANTEENTIENDE LIPOVETSKY QUE “EL ESTADO DE GRACIA DEL MERCADO’, TRANSIDO POR UN ESTILO DE VIDA -DE VIDA- LÚDICO-ESTÉTICO-HEDONISTA-PSICOLOGISTA-MEDIÁTICO’, CONSTITUYE LA SUPERACIÓN DE LA MODA CONTESTATARIA, DONDE SOBREVIVÍAN LOS ÚLTIMOS VESTIGIOS DE LA UTOPÍA REVOLUCIONARIA. YA NO REVOLUCIÓN, SINO ENTUSIASMO DE LOS SENTIDOS. YA NO SOLEMNIDAD IDEOLÓGICA, SINO COMUNICACIÓN PUBLICITARIA. -YA NO- YA NO RIGORISMO, SINO SEDUCCIÓN DEL CONSUMO Y DEL PSICOLOGISMO. ” LA MODA DENTRO DEL MARCO DE LA EXPERIENCIA HUMANA SE HA CONVERTIDO EN UNO DE LOS MODOS DE ALIENACIÓN DEL SER HUMANO. -SI, HAY ALIENACIÓN DEL SER HUMANO-





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EL OBJETO DE CONSUMO Un fantasma recorre el mundo: “el fantasma del consumismo”. Si para los autores del primer Manifiesto la revolución comunista era una cita pendiente, para Bauman, la “Revolución consumista” es una cita ineludible de la que las sociedades avanzadas son dependientes.

“LA NOVEDAD DE HOY HA QUEDADO YA INEVITABLEMENTE ENVEJECIDA POR LA NOVEDAD DE MAÑANA QUE YA SE ESPERA. Y ESA NOVEDAD CON FULGURANTE FECHA DE CADUCIDAD NO ES SÓLO LA DEL OBJETO: ES LA DEL PROPIO SUJETO CONSUMIDOR CONVERTIDO ÉL MISMO EN OBJETO DE CONSUMO, ES LA DE LOS HÁBITOS, LA DE LAS ACCIONES Y LAS PASIONES, O LA DE LAS RELACIONES SOCIALES, AFECTIVAS O LABORALES.” Satisfacción rápida con compromiso cero, relación breve y muy intensa con responsabilidad nula. Esos parecen ser los insistentes mensajes que, a modo de anuncios publicitarios, tienen éxito en la sociedad y cultura consumistas. Todo listo –y todos listos– para usar y tirar. Se impone reciclaje; o se acumula una insoportable cantidad de residuos físicos, sociales, afectivos, sociales, morales. Zygmunt Bauman es convincente: la sociedad consumista es sociedad del deseo; que todavía “deja mucho que desear”. Ésa es su miseria y la clave de su triunfo. capítulo 2_ Moda y Sociedad

E

l paso de “modernidad sólida” a la “modernidad líquida” es observado –y ratificado– esta vez desde el punto de vista que sugiere otro paso: el de una sociedad de productores a una sociedad de consumidores. La mera constatación de ese segundo paso dista de ser novedosa. Muchos son los textos –artículos y libros– que desde la economía o la filosofía, la historia o las ciencias sociales, subrayan la evidencia de que en nuestras sociedades el consumo se ha convertido en la primera fuerza productiva. La novedad de Bauman se basa en las categorías que construye para analizar e interpretar el fenómeno: la diferencia, radical y total, entre consumo y consumismo; y la extensión del segundo hasta dar forma a la sociedad, la vida y la cultura en la modernidad líquida. Y es que, si el consumo (aunque sólo sea el de proteínas en cantidad suficiente) es necesario para el mantenimiento de la vida, el consumismo es un sistema de relaciones que altera todos los parámetros de esa misma vida: tanto la percepción de los espacios como de los tiempos, la valoración de los objetos y de las actividades, la propia subjetividad sostenida en esperanzas que el consumismo induce y que no puede satisfacer sin riesgo de colapso. O el vínculo social, que se sostiene ahora sobre el andamio que el consumismo promueve y promete. Del imparable ascenso del consumismo a la constatación de sus “daños colaterales” pasando por el tipo de sociedad y de cultura que el consumismo produce, el análisis de Bauman extrae conclusiones importantes. Una, creo, puede valer como resumen: el consumismo no es un añadido exterior a las sociedades contemporáneas, o no es la prosecución de la modernidad por otros medios; es, por el contrario, un punto de inflexión, un punto de partida que rechaza cualquier punto de llegada. Pues el consumismo instaura, frente al tiempo del proceso y del proyecto, el mito del comienzo perpetuo rendido al fetichismo de la novedad, lo nuevo, lo sorprendente.


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Desde el punto de vista de la sociología, el consumo queda definido como “el conjunto de procesos socioculturales en que se realiza la apropiación y los usos de los productos o servicios”. Productos o servicios que pueden estar a disposición del consumidor en cualquier parte y que pueden ser consumidos de distintas maneras. El simple hecho de la existencia de los productos o servicios los transforma en potencialmente consumibles y da a todos los consumidores el derecho legítimo de aspirar a tenerlos. Es el dinero el que permite el consumo, pero cada vez es necesario menos dinero, ya que la producción en masa, así como las imitaciones, han hecho posible que personas que no pertenecen a las élites puedan tener acceso a una gran cantidad de productos o servicios similares. El consumo implica relaciones de posesión, de dominación, pero también de imitación, siendo el mimetismo cultural un móvil importante para el consumo aún cuando el consumo es una elección consciente de cada persona y depende de su cultura. Y aunque la persona no pueda comprar los bienes, la ilusión de que puede llegar a hacerlo, el consumo visual, proporciona placer y hacen que la persona se sienta partícipe de este mundo. La sociedad de consumo es un estadio del proceso de industrialización que acorta la vida de los productos, convirtiéndolos en obsoletos; el consecuente desarrollo de la tecnología, los nuevos hechos de la ciencia, los sustituye por otros más avanzados o con más y mejores prestaciones. En este sentido, el modo de vida postindustrial y la adquisición progresiva de bienes de consumo, que otorgan lo que se denomina “confort“, conduce a que los objetos aceleran su ciclo de vida a medida que avanza el siglo. Lo que antes era sinónimo de prestigio, el paradigma de tener objetos que duran toda la vida, dio paso a un sistema donde los objetos son desechables. Esta transición, donde los objetos se hacen cicladores rápidos cuyo valor es el prestigio inmediato, está sustentada en la creación de necesidades, que sostiene el actual nivel de producción de bienes. Para Jean Baudrillard bajo la dimensión económica del consumo subyacen factores intrínsecos del individuo combinados con imperativos sociales, por lo que plantea que éste es un fenómeno que depende cada vez más del deseo que de la necesidad. El deseo es lo que impulsa la vida humana. la clave de su triunfo.

El autor inglés Robert Borock recalca que el consumo es una práctica social que surge con la sociedad moderna y cuya función principal es proporcionar al individuo formas de distinguirse de otros grupos de distinto nivel o escala o jerarquía social. Este planteamiento implica la existencia de una jerarquía social, de unos códigos no verbales y materiales que expresan la posición de un individuo en esta escala y remarca la constante tensión por la promoción social. Así mismo es destacable el nivel de subyacente que implica que el acto de comprar tiene una función identitaria y que se basa en las operaciones de diferenciación del resto. Esta nueva situación es denominada por George Katona la sociedad de consumo de masas y tiene como principales características la afluencia, el poder del consumidor y la psicología del individuo que compra. Este estudioso del fenómeno recalca la importancia del consumidor en la economía y destaca que es este sistema las necesidades son producto de un comportamiento aprendido y que esto es un proceso de intercomunicación entre un sujeto y un estimulo. Son artificialmente formadas.


33 “Movimiento consumidor” Fotografía by Shelly

EL CONSUMO LEGITIMA EL SISTEMA VIGENTE, EL ORDEN SOCIAL Y ORGANIZA LA VIDA DE LOS CONSUMIDORES; ARTICULA UN SISTEMA ORIENTADO A QUE EL INDIVIDUO TRABAJE PARA QUE PUEDA COMPRAR PERO SOBRE TODO SATISFACER LAS CONSTANTES FANTASÍAS IMPUESTAS SOCIALMENTE QUE LLEGAN A ADQUIRIR CONTINUAMENTE BIENES Y EXPERIENCIAS PREFABRICADAS Y CODIFICADAS.

capítulo 2_ Moda y Sociedad

Katona habla de que distinguir necesidades básicas de las supuestamente creadas artificialmente no tiene sentido puesto que en nuestra cultura la socialización se produce en un contexto que condiciona las elecciones de consumo posteriores. Así su planteamiento se puede resumir que todas las necesidades, que trascienden a los imperativos biológicos, son sociales en su naturaleza. Boroch denomina a esta situación el capitalismo de consumo y apunta que se trata de un fenómeno que determina al sistema económico mediante valores culturales. Esta realidad es una ideología activa que otorga sentido a la vida del individuo a través de la adquisición de productos y experiencias extremadamente organizadas.


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Necesitamos lo que compramos en la medida en que cada uno de nosotros Hoy en día el sistema económico pone al alcance de las personas todo tipo nos auto-convencemos (o nos convencen) de que el producto nos va a de productos y bienes para el consumo, desde lo más básico, como alimenayudar a ser más felices. En ese sentido, con la sociedad de consumo el tos o prendas de vestir, hasta lo más extraño, como gorras que pueden suindividuo tiene como principal actividad consumir, es su deber imperante. jetar latas de refrescos, o diversos elementos kitsch. Uno de los rasgos del sistema económico y del consumo actual es que crea El consumo como concepto no hace referencia a nada malo ni perjudinecesidades artificiales. Mediante la constante publicidad y otras técnicas, cial. Podemos definirlo como el simple hecho de consumir para satisfacer llaman la atención, convencen y atrapan a las personas en el círculo vicioso necesidades o deseos. El problema llega cuando esta actividad se vuelve padel consumo, del que es muy complicado salir una vez se ha entrado. tológica. Entonces ya no hablamos de ‘consumo’, sino de ‘consumismo’. La Una vez dentro del ‘circo del consumo’, un sinfín de productos, anuncios, Real Academia Española (RAE) define el consumismo como “la tendencia ofertas y posibilidades se aparecen ante los ojos del individuo, que, abruinmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios ni mado por todas esas luces, sonidos e imágenes, se siente incapaz de evitar indispensables.” Esa es la definición que hay que tener en cuenta. comprar alguno de los productos que tiene ante él. Muchas veces incluso, El modelo de bienestar de la sociedad actual se basa en la posesión y acula falsa necesidad se crea segundos después de mulación de bienes, lo cual sirve de justifiver por primera vez un producto. Es una ilusión, cación para que prolifere el consumismo entre se conviernte en deseo. Verlo en el escaparate las personas y la sociedad. Esto es así ya que si el objetivo de la vida es tener muchas cosas, “AQUÍ, Y EN EL MUNDO, VIVIMOS EN LA de la tienda o el local y darse cuenta que hay la principal actividad que se ve beneficiada es, ERA DEL CIUDADANO- CONSUMIDOR”. algo que es indispensable para poder seguir caminando por la calle. ¡¿Cómo he podido vivir lógicamente, el consumo. La posesión y acumusin esto?! Pocas semanas después, el objeto en lación de bienes suele darse siempre de forma cuestión estará olvidado en algún baúl, o quizás inmoderada, descontrolada. estropeado y tirado a la basura: sí, que quede olvidado para siempre. El término inmoderado parece ser un adjetivo demasiado subjetivo. ¿Qué En definitiva, el fenómeno del consumismo depende cada vez más del es ser un consumidor inmoderado? La RAE define moderar como evitar deseo, del impulso, de la satisfacción que de la necesidad. el exceso, entonces inmoderado es algo que no lo hace. La utilización del Pero el consumo actual no sólo tiene como objetivo cubrir necesidades o calificativo inmoderado encuentra su explicación con la siguiente pregunsatisfacer deseos, además sirve para distinguir a las personas entre sí, evta: ¿Hasta qué punto necesitamos lo que compramos? ¿Es nuestro conidenciando aún más el sistema de clases sociales y jerarquías que forma sumo necesario para nuestras vidas? Todo aquello que se consume sin ser nuestra total sociedad hoy en día. Así pues, una de las funciones del conrealmente una necesidad puede considerarse como un exceso, en tanto sumo es proporcionar al individuo formas de distinguirse de otros grupos en cuanto excede las necesidades básicas para la vida de un individuo. Así de distinto nivel social. Lo curioso es que, en el afán de distinguirse de los pues, decir que el consumo actual es inmoderado ya no es algo subjetivo, demás mediante la compra de objetos y productos aparentemente únicos, sino que se ha convertido en algo objetivamente cierto: todos consumimos las personas, en esta sociedad actual, caen en la paradójica situación de que inmoderadamente, porque consumimos en exceso. No necesitamos todo cada vez son más parecidas entre sí. lo que compramos. La mayor parte son antojos innecesarios.


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capítulo 2_ Moda y Sociedad

“Sale” Fotografía by Nancy Dupot


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CON EL CONSUMO DE MASAS DESENFRENADO SE AVANZA HACIA UNA

PÉRDIDA DE IDENTIDAD PERSONAL,

YA QUE LOS CIUDADANOS (YA NO ‘PERSONAS’, SINO ‘CONSUMIDORES’) RESPONDEN ANTE MODELOS

DE CONSUMO IDEALIZADOS

MEDIANTE LAS EFECTIVAS TÉCNICAS DE MARKETING. HAY UN GRAN NÚMERO DE PERSONAS QUE CONSUMEN SINTIÉNDOSE ESPECIALES Y QUE REALMENTE FORMAN PARTE DE

EN EL QUE TODOS LOS INDIVIDUOS TIENEN UN COMPORTAMIENTO

Y UNA CULTURA SIMILAR.

capítulo 2_ Moda y Sociedad

UN MISMO GRUPO SOCIAL,


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“Soy imagen” Fotografía by Mandon


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IMAGEN, VEHÍCULO DE COMUNICACIÓN “Ser el promotor del producto y el producto mismo que se promueve se convertió en la esencia de la sociedad de consumidores que, a diferencia de la anterior de productores, recicla a sus miembros bajo la forma de bienes de cambio capaces de atraer clientes y generar demanda. ”

soy visible, soy imagen, soy

L

as transformaciones del Estado, basadas en la reconversión laboral a los mercados; es decir, su radical desregularización y privatización y al mismo tiempo (o precisamente como consecuencia de ello) las reglas del mercado que colonizan todas las formas de relaciones personales y vínculos humanos; la construcción de la identidad; el individualismo; la nueva visión de la pobreza y de la criminalidad basadas en el miedo y la incertidumbre; así como la preeminencia de la instantaneidad como precepto que permite el veloz olvido del pasado y la irresponsabilidad por las consecuencias del futuro, esa instantaneidad representada en la gratificación inmediata durante el acto del consumo; son algunos de los aspectos que Bauman refiere del estudio crítico de la sociedad de nuestros días. Al hacer esta reflexión, Zygmunt Bauman introduce conceptos como “fetichismo de la subjetividad” y “tiempo puntillista” (término más bien retomado de Michel Maffesoli) que permiten dar cuenta de la condición del sujeto, al mismo tiempo que caracteriza la cultura de la sociedad de consumo. La idea del “fetichismo de la subjetividad” se basa en la supuesta soberanía del consumidor, la idea del sujeto más libre que nunca para de elegir entre todas las opciones elegibles del mercado. Si Marx hablaba del “fetichismo de la mercancía” al criticar el ocultamiento de la interacción humana, o sea, de la fuerza de trabajo detrás del movimiento de las mercancías; Bauman apela a un fenómeno distinto que se instaura entre los críticos de la sociedad actual: “el fetichismo de la subjetividad”.

ASÍ, LO QUE PERMANECE OCULTO SON LAS RELACIONES DE COMPRAVENTA DETRÁS DE LA CONSTRUCCIÓN DE TAL SUBJETIVIDAD, A PARTIR DEL CONSTANTE INTERCAMBIO DE IDENTIDADES QUE LA CULTURA DEL CONSUMISMO PERMITE: “COMPRO, LUEGO EXISTO… COMO SUJETO”.

Los tipos ideales que el autor propone en este texto son delimitados y muy explicitados. De esta manera define el consumismo, en primer lugar, como un atributo de la sociedad conformada por individuos cuya capacidad de querer, desear o anhelar ha sido separada o “alienada” de ellos mismos. A su vez, esa capacidad se convierte en la principal fuerza que pone en movimiento a toda la sociedad de consumidores. En el consumismo, el consumo ha desplazado al trabajo como principal actividad generadora de la sociedad. La felicidad no está determinada por la gratificación de los deseos ni por la apropiación y el control que aseguren confort, sino más bien por un aumento permanente en el volumen y la intensidad de los deseos, lo que a su vez produce una fila cada vez más larga e interminable de productos creados con la finalidad para el desecho y la sustitución. De esto se desprende, según Bauman, que consumir es invertir en la propia pertenencia a la sociedad. Pertenencia social que depende de la imagen: es ahí fundamentalmente donde nuestros espíritus comunican y empezamos a existir frente a un otro. Algunos de los oráculos de nuestro tiempo lo diagnostican con claridad: así G. Lipovetsky considera la imagen como el artífice máximo de la civilización superior que ha tenido lugar en la historia. Por su parte M. Kundera se refiere a la imagología, es decir, la capacidad de creación de simulacros y sucedáneos, como el milagro materialista de nuestro tiempo. La moda en su combinación con la imagen ha llegado a convertirse, por tanto, en el fenómeno del renacer a la realidad de cualquiera de los aspectos de nuestra existencia. Consideramos algo como real cuando aparece ante nuestros ojos y puede ser contemplado por todos al mismo tiempo y en el mismo sentido, no importando a los efectos de la realidad si proviene de la imaginación o del sueño. En efecto, como bien expresa G. Vattimo, máximo representante de la postmodernidad filosófica: “eso que llamamos la realidad del mundo es algo que se constituye como contexto de las múltiples fabulaciones”.

capítulo 2_ Moda y Sociedad

Zygmunt Bauman


40 Todos estos fenómenos contribuyen a configurar una estética basada en la frivolidad que lleva aparejada una moral de la frivolidad, como la entiende por ejemplo Rorty, las cuales son la expresión misma del pensamiento contemporáneo postmoderno, para el cual la moda parece constituirse en la expresión misma del pensamiento, puesto que pone de manifiesto de modo fenoménico su debilidad. Inherente debilidad humana. Para darse cuenta de lo que esto quiere decir basta mencionar a G. Lipovetsky para quien “la mayor lección de la moda es que nos hace comprender, en las antípodas del platonismo, que, actualmente la seducción es lo que reduce el desatino, lo artificial favorece el acceso a lo real, lo superficial permite un mayor uso de la razón, lo espectacular lúdico es trampolín hacia el juicio subjetivo”. Aunque Lipovetsky quizá no lo expresa del todo claramente, lo que parece estar detrás es la tesis nietzscheana, recogida por los filósofos postmodernos, de que lo aparente es lo real. Lo característico de la frivolidad es la ausencia de esencia, de peso, de centralidad en toda la realidad y, por tanto, la reducción de todo lo real a mera apariencia: es una nueva sofística en la que, la retórica erística prima sobre la verdad.

EN LA ERA DE LA APARIENCIA CADA UNO BUSCA SU LOOK, QUE ES COMO SU IDENTIDAD DE PLÁSTICO. “COMO YA NO ES POSIBLE DEFINIRSE POR LA PROPIA EXISTENCIA –DIRÁ J. BAUDRILLARD–, SÓLO QUEDA POR HACER UN ACTO DE APARIENCIA SIN PREOCUPARSE POR SER, NI SIQUIERA POR SER VISTO. YA NO: EXISTO, ESTOY AQUÍ; SINO: SOY VISIBLE, SOY IMAGEN –LOOK, LOOK! –.

Ni siquiera narcisismo, sino una extroversión sin profundidad, una especie de ingenuidad publicitaria en la cual cada uno se convierte en empresario, dueño y hacedor de su propia apariencia externa. Creo que no se puede describir mejor el actual significado de lo que aquí queremos decir con la expresión “moda total”. En esta situación de apariencia total, se disuelven las diferencias entre bien y mal, verdad y falsedad, lo mismo y lo otro, interioridad y exterioridad. En lo que hace relación al vestir, la forma de indiferencia, de liberación, más básica para entender la moda actual es la homologación del cuerpo a los objetos, en el sentido de que el cuerpo no pasa a primer plano como lo haría en un naturalismo, sino como impregnado de artificiosidad. Como apariencia y pura exterioridad no hay modo de diferenciar el cuerpo humano de los demás objetos. Uno y otros son presa del poder de la técnica, que es lo único que queda de poder y de dominio en el contexto de la debilidad del pensamiento y la voluntad. La reconversión artificial del cuerpo se constituye de hecho en una nueva religión. “La utilización masiva de instrumentos para la transformación del cuerpo es una verdadera religión, supone un ritual, requiere unos sacrificios, unos dogmas y normas morales cuyo objetivo es el acceso a un nirvana terreno: la eterna juventud, el desafío de la muerte. La religión del culto al cuerpo promete una nueva vida en sus ritos y en su magia, presentándose como un desafío al reinado del mal, entendiendo por mal lo natural, hasta que esa nueva vida artificial se convierta en la encarnación del nuevo mal. El narcisismo resulta una expresión excesivamente liviana para reflejar la realidad del nuevo hombre artificial. El maquillaje del yo, machacando al cuerpo en el fundamentalismo laico de su culto para adaptarlo a la identidad soñada, no pretende otra cosa que hacer del hombre un dios de la realidad nueva y esplendorosa que ese hombre trata de inventar.” Quizás la función clave que ejerce la moda al yo en este contexto general es procurarle una oferta de identidades. La moda es una especie de “supermercado del yo”.

“Look Look” Fotografía by Maison


41 La creación de los diferentes looks, no es más que una tecnología de la identidad. Ajusta mis deseos momentáneos proyectados en la imaginación a un tipo social que se me ofrece en el mencionado supermercado: así hoy voy de romántico, mañana de hippie, pasado de mujer fatal, etc. Los constructores del supermercado deciden en su agenda las posibilidades de mi identidad. Lo grave del caso es que además el look supone una identidad definida exclusivamente por la exterioridad, por la apariencia, y reflejada de un modo particular en el vestido, aunque también en los lugares, las costumbres, el lenguaje. Es lo que ocurre hoy con la estética de la delgadez. Se ha impuesto como modelo de identidad contemporánea por antonomasia. Es un componente meramente exterior de la identidad, pero en el que nos reconocemos y fuera del cual, experimentamos un rechazo. Curiosamente por muy alienante que parezca la identidad prefabricada en nuestra decripción, es un valor en alza. “El éxito de la identidad prefabricada –dirá M. Rivière– es que cada uno se la organiza de acuerdo con lo que previsiblemente triunfa”. Permite por eso la moda un uso utilitarista de la propia personalidad. Es la moda hacedora de nuestra personalidad. Todo eso, sin embargo, no tiene generalmente nada que ver con la historia personal, es más, puede llegar a ocultarla, a hacerla imperceptible a mis propios ojos. La identidad se configura desde fuera de nosotros mismos.

CUANTOS MÁS OJOS TIENEN LOS DEMÁS PARA CON NOSOTROS, MENOS CAPACIDAD DE MIRARNOS DESDE NUESTRO INTERIOR NOS QUEDA. Los ojos de los demás nos hacen olvidar que somos también protagonistas de nuestra propia historia, que somos más que una mera función del cambio social. No podemos distinguirnos a nosotros mismos de nuestro disfraz. ¿Cómo es posible entonces la ansiada liberación? La salida de ese disfraz es el camino interior. Consiste en alumbrar el propio nombre, es decir, la verdad del propio ser desde lo profundo de cada uno y contando con la propia historia. También entonces la moda tiene un papel relevante, a saber: expresa la identidad, pero no la constituye.

¿SOS OBJETO?

RELACIÓN ENTRE LA INTERIORIDAD Y LA EXTERIORIDAD;

ENTRE EL OCULTAMIENTO Y EL APARECER.

capítulo 2_ Moda y Sociedad

¿SOS PERSONA?


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CRISIS DE SENTIDO

“Pluralismo moderno” Fotografía by Halle

“¿En este contexto de pluralismo y secularización, hacia dónde se dice que se desplazaron los procesos de legitimación y producción de sentido?” Berger y Luckmann

“EL FACTOR MÁS IMPORTANTE EN LA GENERACIÓN DE CRISIS DE SENTIDO EN LA SOCIEDAD Y EN LA VIDA DE LOS INDIVIDUOS TAL VEZ NO SEA EL SECULARISMO SUPUESTAMENTE MODERNO, SINO EL PLURALISMO MODERNO. LA MODERNIDAD ENTRAÑA UN AUMENTO CUANTITATIVO Y CUALITATIVO DE LA PLURALIZACIÓN”. El pluralismo moderno conduce a la relativización total de los sistemas de valores y esquemas de interpretación. Si las comunidades de vida y de sentido realmente se solapan en el grado exigido por las expectativas sociales, entonces la vida social y la existencia (Dasein) del individuo suelen seguir su curso casi dadas por supuesto. Esto no quiere decir que los individuos no tengan problemas. Con todo, al menos “saben” algo acerca del mundo, cómo comportarse en él, qué es lo que razonablemente puede esperarse, y por último, pero no por eso menos importante, saben quiénes son. No se debe redefinir diariamente el sentido de la existencia. El pluralismo erosiona el conocimiento dado por supuesto. A los individuos les asalta la duda de si no deberían haber vivido una vida distinta a como lo han hecho hasta ahora. Esta posibilidad (siempre abierta) puede ser oxigenante, sí, pero también muy sofocante y paralizadora.“Hay quienes soportan esta presión; hay otros que incluso parecen disfrutarla. Son los que podríamos llamar virtuosos del pluralismo. Pero la mayoría de la gente se siente insegura en un mundo lleno de posibilidades de interpretación, algunas de las cuales están vinculadas con modos de vida alternativos.”

capítulo 2_ Moda y Sociedad

P

luralismo (moderno) no significa que en una misma sociedad viven y coexisten personas con vidas de diferentes maneras. En el pluralismo moderno los principales aspectos estructurales (convivencia de sistede valores y cosmovisiones) han sido elevados a la categoría de valor “ilustrado”, que prevalece sobre los diversos sistemas de valores que coexisten y compiten entro sí. Valor supremo de la tolerancia. Esta forma moderna de pluralismo constituye la condición básica para la proliferación de crisis subjetivas e intersubjetivas de sentido. En países industriales altamente desarrollados los sistemas de valores y las reservas de sentido han dejado de ser patrimonio común de todos los miembros de la sociedad. Ni valores comunes, ni realidad única idéntica para todos. La historia de la religión en Europa nos ilustra bien la dialéctica entre pérdida de sentido y esfuerzos por reconstituirlo, entre pérdida y reconstrucción. Las comunidades de vida (y comunidades de convicción) pueden contrarrestar la crisis de sentido, pero no eliminarla. La modernización [ahora globalización] hace imposible imponer un monopolio de un sistema de sentido y valores. No obstante, aún hay personas que son capaces de establecer una relación dotada de sentido entre las experiencias de su propia vida y las diversas posibilidades interpretativas que se les ofrecen… Este éxito relativo se debe, a parte de las “islas de sentido” (comunidades de vida) a la legalización de las normas de la vida social (es decir, normas abstractas establecidas por escrito) y su “moral anticuada”, como también a la moralización formal de ciertas esferas de acción más o menos profesionalizadas (ética médica o comercial). Esto consigue crear condiciones para manejar la vida cotidiana sin una moral compartida. Acatamos normas sin necesidad de que estén legitimizadas por todos.


38 EN LA SOCIEDAD MODERNA, EL INDIVIDUO CRECE EN UN MUNDO EN EL QUE NO EXISTEN VALORES COMUNES QUE DETERMINE LA ACCIÓN DE LAS DISTINTAS ESFERAS DE LA VIDA. NO EXISTE UNA REALIDAD IDÉNTICA PARA TODOS. AUNQUE EL INDIVIUDO CRECE EN UN SISTEMA DE SENTIDO SUPRAORDINAL, ESAS PERSONAS PUEDEN HABER SIDO MOLDEADAS POR SISTEMAS DE SENTIDO COMPLETAMENTE DISTINTOS DENTRO DE LAS COMUNIDADES DE VIDA EN QUE CRECIERON. TALES CONDICIONES PROMUEVEN LA EXPANSIÓN DE CRISIS SUBJETIVAS DE SENTIDO EN EL INDIVIUO.


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“It’s mine now” Fotografía by Grant Campbell

No obstante, la pérdida de lo dado por supuesto hace que seamos, de un modo, más ignorantes, aunque cada vez tengo más opiniones o creencias. “El conocimiento incuestionado y seguro se diluye en un conjunto de opiniones conectadas libremente que ya no presentan ese carácter apremiante. Las arraigadas interpretaciones de la realidad se transforman en hipótesis. Las convicciones se tornan en una cuestión de gusto. Los preceptos de vuelven sugerencias. Estos cambios en la conciencia crean una impresión de cierta “insipidez”, cierto sin sabor que traduce en no ser. Los efectos de esta situación en la religión son, como es de esperar, mucho más marcados en la esfera de la religión. Incluso en los momentos más difíciles, las crisis de sentido no afectan simultáneamente y con la misma fuerza a todas las áreas de la existencia. La vida cotidiana, las rutinas diarias, en situaciones normales, puede guarecerse más fácilmente de las crisis. No obstante, la pérdida de los ritos de paso que dan coherencia a los cambios biográficos, pueden agravar la situación de crisis, por más que las sociedades modernas intentan suplirlo con nuevas instituciones/profesiones (psicoterapeutas, orientadores, coachings, managers, entre otras.) Esto no deja de ser irónico. La posición monopólica en la producción de sentido que el Estado democrático había conseguido y sometido al imperio del derecho, y que antes tenían las Iglesias, ahora es traspasada por el Estado benefactor democrático a una serie de nuevas instituciones. Berger y Luckman recuperan el termino durkheimiano de “Instituciones intermedias”. Estas permiten al individuo transportar sus valores personales desde la vida privada a distintas esferas sociales, aplicándolos de tal manera que se transforman en una fuerza que modela el resto de la sociedad. Son intermedias en el sentido que median entre el individuo y los patrones de experiencia, realización, intensidad y acción establecidos por la sociedad. Así se conforman las Islas de Sentido: instituciones, subculturas y comunidades de convicción que transmiten valores trascendentes, y que los integran y sustentan en relaciones sociales y comunidades de vida concretas. Aquellas capaces de establecer una relación dotada de sentido entre las experiencias de su propia vida y las distintas posibilidades interpretativas que se les ofrecen. Por lo tanto, pueden conducir sus vidas de una forma que tenga sentido verdadero y realmente sincero. capítulo 2_ Moda y Sociedad

Lo que está en crisis, lo que ha fallado, en una primera instancia, son los “programas institucionales” para el manejo de la interación y ejecución de un currículum vitae determinado. Las instituciones, que debe de ser sustitutas de los instintos (es decir, permitir la acción sin necesidad de considerar todas las alternativas), se han desvanecido. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Y en este desvanecimiento también se resienten las consciencias individuales debido a que estas reflejan las estructuras de la sociedad. El peligro que Berger y Luckmann denuncian en este proceso de liberación es que nos pueda llevar a una libertad opresiva: “Es muy duro vernos forzados a vivir nuestra propia vida sin que seamos capaces de “aferrarnos” a patrones de interpretación y normas de conducta incuestionados. La libertad puede llevarnos a una vida alienada. “Sin embargo, no escasean los caminos que se ofrecen para un retorno interno (religioso, político o terapéutico), que son modos de aliviar el dolor de la alienación. Aquí empiezan nuevos, desafiantes y reales peligros. La modernidad ha implicado una transformación radical de todas las condiciones externas de la existencia humana. El motor de esta transformación ha sido la tecnología científica, que ha expandido, multiplicado y generados nuevas posibilidades de vida (material, social, intelectual, etc.) “Sólo el nacimiento y la muerte siguen siendo determinados por el destino. Paralelamente a la pluralidad de posibles alternativas a nivel material, los procesos de modernización múltiples abren una gama de opciones a nivel social e intelectual: ¿qué empleo debo aceptar?, ¿con quién debo casarme?, ¿cómo debo criar a mis hijos? Incluso los dioses pueden ser escogidos dentro de un abanico de posibilidades. Puedo cambiar mi fe religiosa, mi ciudadanía, mi estilo de vida, mi autoimagen y mis hábitos sexuales, todo lo que hace a mi ser. El pluralismo no sólo nos permite tomar nuestras propias decisiones (sobre trabajo, esposo o esposa, religión, partido), sino que, además, la moderna variedad de bienes de consumo nos obliga a escoger. Ya no podemos abstenernos de elegir: se ha vuelto imposible cerrar los ojos al hecho de que las decisiones que adoptamos podrían haber sido distintas. Dos instituciones centrales de la sociedad moderna impulsan esta transición desde la posibilidad de elección hasta lo obligación de escoger: la economía de mercado y la democracia.


“Política o Ideología” Fotografía by Pedro Honrubia


¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? SOY?


ASHION - XXX F xxx




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MUERTE, MUTACIÓN y RE-SIGNIFICACIÓN

C

omo Muerte, Moda ejerce implacablemente su gran y monumental poder: “Yo persuado y obligo a todos los hombres gentiles a soportar cada día mil esfuerzos e incomodidades y a menudo dolores y sufrimientos, y algunos a morir gloriosamente por el amor que me profesa”. Creo que merece la pena citar este otro paso en que Moda le explica a Muerte, performances comparables: “Digo que nuestra naturaleza y uso común es de renovar continuamente el mundo pero tú desde el principio te lanzaste hacia las personas y la sangre; y me conformo generalmente con la barba, el cabello, los vestidos (...) yo no me privo de realizar numeroso juegos comparables a los tuyos como verbigracia, perforar orejas, labios o narices y dañarlos con las naderías que cuelgo de sus orificios, abrasar las carnes de los hombres a los que obligo a practicarse tatuajes por motivos de belleza, deformar las cabezas de los niños con vendajes y otros ingenios..., deformar a la gente con calzados demasiados estrechos, dejarlos sin respiración y hacer que los ojos se les salten por la estrechez de los corsés y cien cosas más de esta naturaleza”. El Diálogo concluye con un reconocimiento de la hermandad entre Moda y Muerte que aceptarán de buena gana estar juntas y en buena compañía. Benjamin, para quien la moda ha abierto lugar de intercambio dialéctico entre mujer y mercancía -entre placer y cadáver-, lo dirá así: ‘la moda no ha sido otra cosa que la parodia del cadáver colorado, la provocación de la muerte a través de la mujer y un amargo diálogo en voz baja con la putrefacción entre estridentes risotadas mecánicamente repetidas. Esta es la moda. Por eso cambia tan rápidamente en todo momento.

LA MODA PROVOCA A LA MUERTE Y CUANDO ÉSTA SE DA LA VUELTA PARA VENCERLA, YA SE HA CONVERTIDO EN OTRA, NUEVA.

Amén de la explícita invocación a Leopardi, influirán poderosamente en Benjamin, Baudelaire por supuesto, y Simmel. El Baudelaire que define la modernidad como “lo transitorio, lo efímero y lo contingente”, el Baudelaire que se ocupa de ese héroe de la decadencia que es el dandy, de la prostituta, del cadáver, que traduce a E.A. Poe (“El hombre de la masa”), versión maníaca del fláneur y que lleva a decir a Benjamin: “Modernidad: las masas”. Masa metropolitana fundamental para Benjamin como para Simmel. Para aquél el shock, para éste la excitación nerviosa: la moda tiene una obligación, la de cambiar (Simmel dice: “el tiempo de la vida moderna significa no sólo el deseo de un rápido cambio de los contenidos de la vida sino la potencia del atractivo formal del límite, del comienzo y del fin”). Si para Benjamin las modas son una medicina destinada a compensar sobre el plano colectivo, los efectos fatales del olvido, afirma en esa línea sea simmeliana que de Baudelaire “cuanto más efímero es un tiempo, tanto más se orienta según la moda”. En otro paso advierte que en la modernidad -que comparte con moda el étimo modus- “la entera energía onírica de una sociedad se halla refugiada con redoblada vehemencia en aquel reino nebuloso, impenetrable y mudo de la moda.” Se ha dicho muchas veces que las categorías que Benjamin ha privilegiado en su topografía de la Modernidad, han sido la de sexo, mercancía y cadáver. Trasladadas a la moda pueden reconocerse así: “cada generación vive la moda de la generación, apenas transcurrida, como el más potente antifrodisíaco que uno se pueda imaginar. Con tal juicio, ella aprehende en el signo más de cuanto se podría suponer. Toda moda acopla al cuerpo vivo lo inorgánico. Respecto a lo vivo, la moda hace valer los derechos del cadáver. El fetichismo que subyace al sex-appeal de lo inorgánico, es su nervio vital.” Es imposible no relacionar la moda con Muerte, y en general con Tiempo, sobre todo en Benjamin, con el concepto de Tiempo-ahora ( Jetztzeit).

capítulo 3_ El Eterno Retorno de lo Nuevo

“Moda se presenta ante Muerte. Lo hace considerándose hermana suya. Ante la sorpresa de Muerte, Moda le recuerda que ambas, las dos, son hijas de Caducidad…” Giacomo Leopardi


“Wanna go out” Fotografía by Holly Farndell Marzo 2015

En sus “Tesis de la historia”, Benjamin hace una descripción de un cuadro de Klee, “Angelus Novus”, (se puede ver hoy en el Museo Nacional hebreo de Jerusalén) :“Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los Ojos desencajados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel del historiador debe tener ese aspecto. Su cara está vuelta hacia el pasado. En lo que nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que acumula sin cesar ruina sobre ruina, y se las arroja a sus pies (...) El ángel querría detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero una tormenta desciende del Paraíso y se arremolina en sus alas y es tan fuerte que el ángel no pude plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas sube ante él, hacia el cielo. Tal tempestad es lo que llamarnos progreso”. En la famosa Tesis XIV, que comienza con un significativo exergo de Karl Kraus que reza “Origen es la meta” (“Ursprung ist das Ziel”), se refiere a la historia como un objeto de construcción lleno de ahora, de tiempo-ahora ( Jetztzeit). “Así para Robespierre, la antigua Roma era un pasado cargado de ahora que él extraía a fuerza del continuum de la historia. La Revolución francesa pretendía ser una Roma retornada. Citaba la Antigua Roma exactamente como la moda cita un vestido de otro tiempo. La moda tiene un buen olfato para lo que es actual. La moda es el salto del tigre al pasado”. Está en contacto constante con las cosas futuras.

LA MODA ESTÁ EN CONTACTO CONSTANTE Y PRECISO CON LAS COSAS FUTURAS. CADA ESTACIÓN LLEVA EN SUS ÚLTIMAS CREACIONES UNA SEÑAL SECRETA DE LAS COSAS FUTURAS. QUIEN APRENDIERE A LEERLAS NO SÓLO PODRÍA CONOCER ANTICIPADAMENTE ALGO DE LAS NUEVAS CORRIENTES ARTÍSTICAS, SINO TAMBIÉN DE LOS NUEVOS CÓDIGOS, DE LAS GUERRAS, DE LAS REVOLUCIONES.”


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“Trapped” Fotografía by Shelby Hayward Marzo 2015

capítulo 3_ El Eterno Retorno de lo Nuevo

Moda y estilo tienden a confundirse en debates sobre el actual estilo de época, debido a la fugacidad y fragmentariedad de una parte de los textos mediáticos y a la multiplicidad de los revivals y las mezclas y retornos de género. Se intenta en este trabajo diferenciar ambas operatorias, a partir de la discusión de una proposición de Walter Benjamin en la que se reconoce a la moda como expresión de fracturas fundacionales en distintas etapas de la cultura. “La moda es un salto de tigre al pasado”, dijo Walter Benjamin. Obviamente esta frase no podría ser una frase de nuestro tiempo; quién se atrevería, hoy, a reflexionar tan aguerridamente acerca del espacio de prácticas sociales que tantos ensayistas consideran síntoma de la frivolidad, de este estilo de época y correlato de la muerte del pensar, el crear y el creer. Algunos recordarán la frase en su contexto: un libro, Angelus Novus, y en él un artículo, “Tesis de filosofía de la historia”, escrito en tiempos del avance fascista, y donde se buscaban las razones del fracaso de las concepciones de progreso que se le habían opuesto. Concepciones que Benjamin impugnaba, por considerarlas inseparables de la idea dogmática de que el proceso histórico avanza a través de un tiempo homogéneo y vacío. A esas concepciones oponía la de un materialismo reconocedor de la imprevisible complejidad del ahora-tiempo, desde la que se debía partir para “hacer saltar el continuum de la historia” . El sujeto de ese trabajo de reconocimiento y confrontación no podría dejar de mirar atrás, pero tampoco de hacerlo combativamente: “todo el patrimonio cultural que él abarca con la mirada tiene irremisiblemente un origen en el cual no puede pensar sin horror (...) No existe documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie”. La historia, rechazada la homogeneidad del concepto de “historia universal” y la creencia en la fatalidad de la flecha del progreso, sería objeto de una construcción signada por el “tiempo actual”. Y entre lo que puede sorprender, aun hoy, del texto de Benjamin está el lugar que concede a la moda en esos procesos y fracturas de la continuidad histórica. En su exposición la moda empieza por ser sólo término de comparación: “La Revolución Francesa repetía a la antigua Roma tal como la moda a veces resucita una vestimenta de otros tiempos”. Pero después es definida como manifestación de una operatoria que insiste en diferentes tiempos y estadios sociales: “La moda es un salto de tigre al pasado. Pero este salto se produce en un terreno donde manda la clase dominante. El mismo salto, bajo el cielo libre de la historia, es el salto dialéctico, en el sentido en que Marx comprendió la revolución”. Y ese salto no se describe, en el texto de Benjamin, solamente como el resultado de un trabajo de la conciencia, que parece entrar y salir del proceso histórico en todos sus momentos. Benjamin relata “un episodio de la Revolución de Julio en el que se afirmó dicha conciencia”. Pero la relación que surge en su relato entre conciencia y episodio es fascinantemente paradójica: habiendo ocurrido que, al fin de la primera jornada del levantamiento, en muchos lugares de Paris se disparara contra los relojes de las torres, el episodio es recogido por un testigo ocular que, según la insoslayable conjetura benjaminiana, “debe acaso su adivinación a la rima”. El testigo había escrito en verso, y se reproduce en el artículo un vibrante terceto escrito en el metro clásico del soneto de lengua francesa.


54 La recuperación de la antigua Roma por la Revolución Francesa “tal como la moda a veces resucita una vestimenta de otros tiempos” (W.B.) es acompañada, así, por actos inscriptos, también, en una poética clásica, pero configurados en escenas de un antihistoricismo radical. ¿Y si la poética de todo revival uniera un salto al pasado con un conflicto irresoluble centrado en el mismo objeto y, por eso, con la fiera resolución de hacer de su objeto otra cosa? Argan lo propuso al describir el procedimiento revivalista en términos de una articulación entre la recuperación crítica de una construcción del pasado y una rebelión motivada por requerimientos del presente: se convoca un momento del pasado para cerrar su ciclo desde una cita que ocupa la escena con su propio dispositivo artístico, nunca idéntico al que sería su modelo, y siempre contradictorio con él. Tanto en Benjamin, con su indagación de una agónica poética revolucionaria, como en Argan, con su exposición avant la lettre de la angustia de las influencias en un ámbito más amplio que el de la literatura, pueden encontrarse los modos de no caer en la tentación de ver la cita sólo como obediencia a la autoridad de las fuentes, o el revival sólo como fuga del presente, modos, ambos, de cerrarse a la percepción del momento de la negatividad productiva. Tentación que hemos visto enseñorearse de buena parte de las críticas de los componentes de fragmentación, descontextualización, mezcla, cita o parodia de lo que se ha entendido como estilo de la posmodernidad. Benjamin puede ayudarnos, también, a no caer en el extremo, opuesto, de la deificación de la novedad poético-mediática (extremo por otra parte poco transitado, si comparamos su vigencia con la del opuesto). Su recorrido de rupturas y arcaísmos de un período revolucionario no se constituye como el registro de avances unívocos y lucideces armoniosas. Tal vez algunos textos de Dorfles puedan emplazarse en un polo opuesto, o en un espacio conceptual complementario, si se los toma como señalamientos abiertos: en su descripción de las relaciones entre estilo y moda elige centrarse en el surgimiento de “afinidades electivas” entre épocas y períodos históricos. La moda arranca del relato histórico o del olvido la norma estilística recuperada, sin respetar los sentidos generales de su circulación de época.

“Underwater” Fotografía by Corinne Malone Noviembre 2015


55 El carácter fugaz, diverso y fragmentario del presente estilo de época está en el origen de la posibilidad de su confusión con fenómenos de moda. Diferenciar estilo y moda es, en momentos como éste, una empresa más difícil que en otros. Pero en una comparación entre ambos modos de la emergencia de marcas temporales en la producción y la circulación cultural se puede señalar, al menos, la insistencia de algunos rasgos: La moda no sólo es fugaz; es hiper fugaz, además se presenta como tal (del año, de la temporada), mientras que el estilo promete eternidades, además de extenderse en un tiempo que permite la insistencia de modos de hacer complejos, que se configuran por agregación. La extensión de la vigencia temporal del estilo se articula con el aprendizaje social de configuraciones complejas de elementos comunicativos, que en la moda permanecen, durante su momento de vigencia, en la zona inestable de la presuposición o de los secretos de una operatoria individual.

EN EL DECURSO TEMPORAL DE LA MODA SE SUCEDEN CARACTERÍSTICAS POSTERGACIONES DEL CIERRE DEL SENTIDO: LA MODA SE INICIA COMO SIGNO OPACO, SE CONTINÚA COMO CAMPO POLÉMICO Y SE CIERRA COMO SÍNTOMA, OSCURAMENTE ENREDADA EN LAS IMÁGENES DE UNA COYUNTURA DE CONFLICTO.

“Breath” Fotografía by Ale Veloso Junio 2016

capítulo 3_ El Eterno Retorno de lo Nuevo

Para hablar de los sentidos de la moda hace falta, siempre, hablar de otra cosa: detenerse en eso sobre lo que la operatoria de la moda termina proyectándose en cada caso. O reconocerla, cada vez, como herramienta de un estilo, porque, como en la relación motivo/tema, lo singular adquiere un sentido compartible sólo en relación con su estabilización metadiscursiva, cuando opera y se establece como parte de lo general. Tal vez por eso cuesta tanto hablar de la moda que uno mismo practica: al hacerlo, estará dando información sobre quién sabe qué; el estilo circula, en cambio, con dispositivos adosados de argumentación y justificación. Funda el imaginario de su necesidad, y califica como falta de estilo el estilo de los otros. Como se sabe, “el estilo es el Hombre mismo” fue una frase inscripta en esa estrategia, y, en relación con el estilo de los demás, Buffon es todos nosotros.


56 Como el estilo dispone, sí, de esos modos de hacer sentido, es en todas las estrategias de los estilos de época donde los actos de moda se emplazan como blasones, integrando un discurso extenso. La inquietud que provoca el estilo prevaleciente en el arte y los medios de esta época debe seguramente parte de su intensidad al hecho de que aun ese emplazamiento y esa organización -de la moda en el estilo- se muestran ahora como provisorios y, aun, conjeturales. Los actos de moda son decisiones de juego que nos muestran construyendo nuestro propio sintagma vestimentario, escritural, argumentativo. Hace algunas décadas podíamos inocentar nuestra inclusión en la moda; desde una estrategia primordialmente masculina se apelaba a justificaciones funcionales: se podía sostener, con nunca desmentida ingenuidad, que un pantalón menos ancho (casualmente, era el que se había puesto de moda...) evitaba que la botamanga se enganchara en el zapato; que un sobretodo cruzado (de casualmente novedoso corte) resguardaba más del frío. Opuestamente, un modo de justificación tradicionalmente femenino derivaba el origen de la decisión de uso a una instancia social externa y poco definible: la ropa o el accesorio aún bizarros para la mirada general eran usados porque se usaban; cada usuaria parecía creerse la pantalla en blanco de una moda que no la consultaba para convertirla en su soporte. ¿Cuánto de esa provisoriedad de la moda, cuánto de su fragmentación, de sus descontextualizaciones y recontextualizaciones de género, de la multiplicación y entrelazamiento de sus despliegues narrativos, y sobre todo, cuánto de la ocupación de todo eso con imágenes del Museo de la Cultura es característico del estilo posmoderno, o sobremoderno, o neobarroco? Porque es cierto, también, que la aceleración de los cambios estilísticos, y la retorización de la memoria narrativa y mediática, no nació en las últimas décadas, sino que creció a lo largo de todo el último siglo. No hay estilo de época que no tematice y procese fragmentos del pasado de una cultura (salvo los de impronta abstracta y funcionalista de una parte del siglo XX, que de todos modos fueron acompañados -nunca hay un estilo de época- por las obsesiones etnográficas del Déco, los resabios expresionistas de una parte de la ilustración americana...). Pero la explicitación de la elección de esos procedimientos, y la autoironía en su exposición, no recorrieron todos esos cambios de época; esperaron, para generalizarse, a que se produjeran los del último tercio del siglo. Y ahí está, para muchos, la enfermedad. Ahora, la moda se ha vuelto tan explícitamente fugaz, ha llegado a grados tan extremos de desagregación que es difícil adjudicarle la autoría de nuestras acciones, a la vez que se hace cada vez más desconfiable.

La asociación de elementos sustituíbles y siempre en parte heterogéneos pone en evidencia la puesta en discurso. Que, él sí, puede ser síntoma de tantas cosas... La moda, en primer lugar, habla de un presente que no puede ya imaginarse como entendido; que nunca se manifiesta como el esperado, salvo por su condición de espacio de múltiples discursos cotidianos, entre los que se han multiplicado los pequeños y efímeros y reminiscentes; heterogéneos en sus remisiones temáticas, en sus tipos de configuración y en sus modos de apelación a la contemplación, la lectura o la reescritura.

“LA MODA NO HA SIDO OTRA COSA QUE LA PARODIA DEL CADÁVER COLORADO, LA PROVOCACIÓN DE LA MUERTE A TRAVÉS DE LA MUJER Y UN AMARGO DIÁLOGO EN VOZ BAJA CON LA PUTREFACCIÓN ENTRE ESTRIDENTES RISOTADAS MECÁNICAMENTE REPETIDAS. ESTA ES LA MODA. Y POR ESO CAMBIA TAN RÁPIDAMENTE, PROVOCA A LA MUERTE, NOS AHOGA...”

El estilo de época predominante en nuestro tiempo ha despertado los horrores que clásicamente convocó toda retórica cuando es expuesta en la superficie de los textos. En cada opuesto viaje a la sencillez (o en cada impugnación sencillista de los manierismos y los barroquismos) vuelve a creerse (o se dice creer) en la posibilidad de un lenguaje llano, blanco, directo, sin retorización. Las respuestas son tan antiguas como las denuncias: San Agustín cumplió en los comienzos de la Edad Media la tarea (en la antigüedad la había cumplido Cicerón) de demostrar que no había textos sin retórica, exponiendo los artificios retóricos de la misma Biblia.


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capítulo 3_ El Eterno Retorno de lo Nuevo

“Drowned” Fotografía by Indoles Sublime Marzo 2016


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EL FENÓMENO KISTCH Lo kitsch es agradable para los miembros de una sociedad de masas y, a través del placer, les permite obtener un nivel de exigencias más elevadas y pasar de la sentimentalidad a la sensación. La relación entre el arte y el kitsches, por lo tanto, particularmente ambigua, pues el kitsch es esencialmente un sistema estético de comunicación de masas. Moles

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on el fin de comprobar la presencia de la cultura kitsch en elmercado contemporáneo y proponerla como elemento complementario en el sistema de la moda actual, se proveerá una base informativa sobre el tema, en donde se abarcará el surgimiento y el desenlace del kitsch en la sociedad y su presencia en la moda actual. Este ensayo propone una resignificación del kitsch y, al mismo tiempo, incentiva la abolición de connotaciones negativas sobre el término. Este término al igual que la modason expresiones que para muchos artistas conservadores son considerados como insultos al arte. Wilde (1885) expresó que la moda es una expresión de fealdad tan intolerable que se necesita cambiar cada seis meses, como Wilde, muchos han hecho este tipo de comentarios pero, no por esto debe considerarse a la moda ni al kitsch como algo negativo. Mientras que la moda describe los hábitos e intereses de una sociedad, el kitsch describe a una cultura que promueve lo global y es inclusiva. Dicho de esta manera, es posible cambiar la percepción preconcebida bajo la cual ambos terminos han evolucionado. Estos dos términos cumplen un papel de suma importancia en la sociedad actual, una que es flexible y efímera. Para entenderla es necesario comprender estos términos partiendo de conceptos contemporáneos y actualizados, no apegándose a los conservadores que apoyan lo clásico y estructurado. Esta cultura se enfoca en producir lo que es considerado simplemente bello dentro de un marco inclusivo. Lo Kitsch no pretende producir lo que es bueno siguiendo algún tipo normas formales, tradicionales o academicistas ya que estas resultan, en consecuencia, excluyentes.

EL KITSCH SE HA SOLIDIFICADO DE MANERA TAL QUE FUE CATALOGADA COMO CULTURA DE LA MODERNIDAD.

Los textos coinciden en que el kitsch aparece en Europa a en el siglo XIX. Su significado, sin embargo, posee diferentes interpretaciones que han evolucionado con el pasar de los años. Según Kluge y Götze (1973), kitsch es por sketch que significa boceto en inglés y la relación se debe a los bocetos baratos que buscaban los estadounidenses en sus visitas a Múnich. Por otro lado y más popularmente, se asocia al verbo kitsch en que se refiere a la acción de recoger basura de la calle o manipular objetos con la intención de hacerlos ver como antiques. Otra asociación extremadamente común es la conexión que se hace con el verbo verkitschen que quiere decir “vender a bajo precio” (Eco, 2001), así como con la palabra yiddish que significa literalmente “mercancía barata” (Walker, 1992). A pesar de las variaciones, todas estas interpretaciones conducen a un mismo concepto que esta relacionado con todo aquello que sea una copia inferior, en terminos de calidad, de algo ya existente y que es accesible para la mayoría de la sociedad. Con esto, se quiere hacer énfasis en que con inferior y accesible no necesariamente se refiere a algo malo. Y que al mismo tiempo, lo opuesto, o sea, lo superior e inaccesible no siempre será lo mejor. En la actualidad, cuando se trata de objetos de consumo, la idea de qué es superior o qué es inferior es puramente subjetiva. La mayoría del tiempo esta idea se ve condicionada por el valor que se le otorga al mismo en el mercado que no necesariamente esta relacionado con calidad sino más bien con la demanda que tenga el producto. En el caso de los productos dotados de una cualidad kitsch, se puede decir que estos adquieren su valor a través de la afinidad que sientan los consumidores con los productos. Muchas veces empleado como adjetivo calificativo, la palabra kitsch, no nace a partir de y tampoco se limita a representar un movimiento artístico como muchas veces se supone. El kitsch con el tiempo ha solidificado sus características dando la posibilidad de ser catalogada como una cultura.


“Fenómeno Kitsch” Fotografía by Corinne Malone Abril 2015

capítulo 3_ El Eterno Retorno de lo Nuevo

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60 La idea dekitsch se fortaleció aún más con el ascenso de la clase burguesa al poder quienes convirtieron a esta cualidad en la dominante de los bienes de consumo producidos para la sociedad del momento. Esta nueva clase tomo al kitsch para convertirlo la cultura rectora para y por del hombre de masa que pertenecía, principalmente, a la clase media. Desde ese momento se habla del mismo, de manera casi natural para asociarlo con diferentes eventos y objetos. Esta cultura se suele reflejar en todo aquello que despertó en la sociedad moderna una afinidad por lo familiar y que a pesar de ser inauténtico, permite sentir y ser parte de algo. El kitsch, asociado en algunos casos como causa y en otros como consecuencia de la tentación inescapable que empiezan a sentir las personas por lo familiar, está estrechamente relacionado con lo masificado o universal. Esta relación asocia y convierte al kitsch en una cultura inicialmente destinada a las masas. En un principio los consumidores de productos dotados de aires kitsch eran los noveaux riches, nuevos ricos, que formaban parte de la masas y que buscaban copiar aquello que tenían las clases superiores (Mihilescu, 1997). A pesar de que en la actualidad ya no se habla de una copia vertical sino mas bien de una horizontal en donde las distintas clases se entrecruzan. La función pedagógica del kitsch se ha pasado por alto a causa de las innumerablesmalas connotaciones del término y también por la instintiva tendencia de los escritores sobre este tema a exagerar su propio juicio estético.

EN UNA SOCIEDAD BURGUESA, Y, EN GENERAL, EN UNA MERITOCRACIA, EL PASO A TRAVÉS DEL KITSCH ES EL PASO NORMAL PARA LLEGAR A LO GENUINO.

Se recalca que la acción de copia que permanece vigente buscando cumplir con los deseos de los individuos de una dualidad integradora y diferenciadora. Es decir que, a pesar de que se generó un cambio en la forma de imitación, la acción en si continúa existiendo. Con el paso del tiempo y al evidenciarse la aceptación que ha ganado el kitsch en la sociedad, la explicación que acusa al kitsch de ser falso e insensible ha sido reemplazada por otras propuestas más actuales que si apoyan al movimiento. Décadas más tarde y en un contexto más contemporáneo, se habla de un kitsch que, de la mano de la nostalgia es capaz de activar un sentido de perseverancia y ganas de seguir viviendo en el hombre que se halla perdido en el vacío. En casos como este el kitsch llena ese vacío por medio de su encanto; uno que ha sido nublado por la idea mecánica de la vida en donde se suele olvidar que las distracciones son necesarias para solventar el aburrimiento que muchas veces surge en medio de las labores diarias y repetitivas. Antes de ser considerada como copia, resulta necesario reconocer la relación recíproca y no unidireccional que mantienen la cultura kitsch y la vanguardia. Es así como el kitsch esta influenciado por la vanguardia y la vanguardia, de la misma manera, esta influenciada por el kitsch.


“Kiss call” Fotografía by hayward Agosto 2015

capítulo 3_ El Eterno Retorno de lo Nuevo

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EL FENÓMENO DE LA FALSIFICACIÓN “Nos pone más contentos tener falsificaciones que no tenerlas. ¿Acaso no es triste para una marca que nadie quiera copiarla? . Por supuesto que hacemos todo lo posible para proteger nuestros productos pero en la industria de la moda es muy difícil, no es como en el rubro de la tecnología en el que las patentes son más eficaces”. Prada

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a falsificación no es en sí un fenómeno nuevo, y desde que aparece el comercio organizado, se ha tratado de hacer pasar bienes de menor calidad por productos de mayor valor. Pero sin duda es ahora, con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y el desarrollo del comercio electrónico, cuando han aumentado considerablemente las prácticas de consumo, además de facilitar la experiencia de compra. En la actualidad, cualquier individuo puede acceder a un amplio abanico de productos con una gran facilidad, resultando difícil el control y supervisión de los numerosos canales de distribución que existen. Las redes de falsificadores y las organizaciones del crimen organizado acceden sin ninguna dificultad a estos canales con el objetivo de vender productos falsos a consumidores y usuarios cada vez más desprotegidos por la regulación legal de las redes de distribución. Lo que antes era un mercado sumergido que operaba exclusivamente en canales ilegítimos y donde los usuarios podían reconocer fácilmente la falsedad de los productos, se ha transformado en una sofisticada red de falsificadores que operan en todo el comercio internacional, haciéndose pasar en algunas ocasiones por distribuidores autorizados. Existen una serie de factores que actualmente podrían estar afectando a la propensión de compra de falsificaciones. En primer lugar podemos señalar los efectos que la crisis económica internacional está teniendo en la renta y las decisiones de compra de los consumidores. En segundo lugar, destacar la aparición de nuevos competidores en la escena internacional con capacidad de producción masiva, con acceso a los mercados más desarrollados, y en los que existen menores garantías sobre la propiedad industrial. Finalmente, podemos subrayar la aparición de nuevos productos, de nuevos mercados y de nuevas tecnologías que proporcionan nuevas posibilidades de compra y venta de falsificaciones. “A Sabedoría que há demtro de nos” Fotografía by Luiza Franco Marzo 2016

¿ES LA FALSIFICACIÓN UN MAL NECESARIO?


“False Fashion” Fotografía by Connie Blackaller Octubre 2015

La piratería y la falsificación son actividades delictivas y su difusión provoca una cadena de efectos negativos sobre el Estado, la empresa y la sociedad. Pero, ¿es posible que en algunos dominios los efectos no sean tan malos y la falsificación sea un mal necesario? Un caso sugerente es el sector de indumentaria de fútbol. Mediante estrategias publicitarias de seducción, empresas líderes como Nike, Adidas o Puma instalan el deseo sobre productos vinculados con referentes de ciertos grupos sociales, aun sabiendo que en países como la Argentina la mayoría de la gente no podría comprarlos. Nadie imagina al gobierno argentino solicitándole a Nike o Adidas que bajen los precios. Pero con el alcance que tiene el fútbol en el país, ¿no es acaso un problema que traspasa los intereses individuales y se transforma en un problema social? En la industria de las marcas de indumentaria y calzado, la falsificación sería la respuesta a una distorsión sin solución: el mercado crea necesidades artificiales a gran escala, impone patrones de “consumo-signos”, relaciona productos con sentimientos, con ídolos sociales, posiciona la marca dentro de una lógica de identificación social, pero vende esos “productos-signos” a precios que los sectores de ingresos bajos y medios deberían resignar altas raciones de bienestar para acceder. La derivada de ese esquema tramposo es el surgimiento de un mercado paralelo, de menor calidad, que imita al producto original. No es casual que en la en el mundo, la imitación de zapatillas deportivas de marcas líderes o la ropa de las marcas más populares dominen el mercado de la imitación. “La mercadería falsificada no compite con los negocios que venden originales, porque ellos no podrían vender imitación y nuestros clientes no podrían comprarles a ellos”, entiende el vendedor de una de las tantas ferias informales de Buenos Aires que sugiere diferenciar entre la falsificación que busca “engañar” y la falsificación que busca “igualar el consumo”. Para los comercios formales la historia es diferente porque la venta de imitaciones tiene dos colas graves: la evasión fiscal y el empleo precario. Desde hace algunos años, dos profesores de Derecho, Kal Raustiala y Christopher Sprigman, hacen ruido en la comunidad académica mostrando que dejar crecer los mercados de falsificados en el mundo de la moda es una estrategia intencional de las marcas afectadas. En sus trabajos La paradoja de la piratería, Economía de la falsificación y Falsifícalo hasta lograrlo, Raustiala y Sprigman revelan que la imitación no disuade la innovación, al contrario, la promueve, y cuentan cómo en la historia, la producción pirata fue fundamental en la creación de mercados y marcas. Sus estudios sobre la industria de la moda son categóricos: “Es pasiva frente a la imitación porque su éxito hay que buscarlo en las reglas de propiedad intelectual débiles”.

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El argumento es sugestivo: como hay gente que consume productos de marca “caros” como elemento diferenciador de un mayor estatus social, esos productos, que suelen estar asociados a referentes del deporte o el espectáculo, rápidamente comienzan a falsificarse. La imitación de los diseños hace que sean consumidos por las masas, y como la gente no quiere usar lo que usan todos quiere algo propio y original, se genera un ciclo de demanda de nuevos diseños. Los autores llamaron a ese fenómeno “obsolescencia inducida”, donde las falsificaciones se vuelven rentables para las empresas falsificadas. En su libro Gratis, Chris Anderson explica esa paradoja como parte del dilema: a los consumidores deben gustarles los diseños de este año, pero también deben quedar insatisfechos muy rápidamente para comprar los diseños siguientes. El supuesto fuerte es que la gente que compra falsificaciones jamás compraría el producto original.

OBSOLENCIA INDUCIDA LAS FALSIFICACIONES SE VUELVEN RENTABLES COMO ELEMENTO SUPUESTAMENTE DIFERENCIADOR DE UN MAYOR ESTATUS SOCIAL ... La piratería tiene su escuela en el arte, donde la falsificación llegó a considerarse un “arte” en sí misma. En la pintura, auténticos maestros dedicaron su carrera a imitar a grandes artistas y vender sus obras entre quienes jamás podrían comprar una original. Hay anécdotas donde los artistas firmaron como suyas pinturas de sus imitadores y hay casos de museos que exponen obras de imitadores. Como pasa con la moda, son los casos donde la falsificación parecería no usarse para engañar, sino para socializar un producto y ponerlo al alcance de sectores con menos ingresos.

Finalmente, cuando el mercado populariza necesidades pero los diversos desequilibrios entre precios e ingresos impiden satisfacerlas, surgen subequilibrios precarios para achicar las diferencias. Son los “equilibrios negros”, y superarlos exige mucho más que controles y castigos; exige resolver un problema más profundo, que es el dilema distributivo. ¿Y cómo distribuir el ingreso en una sociedad donde nadie quiere resignar porque siempre hay nuevas metas de consumo? La tragedia de la falsificación es torcer la naturaleza misma del lujo y transformar el artículo no en un mensaje, sino en un grito destemplado, algo parecido a una súplica de quien quiere hablar un lenguaje ajeno aprendiéndose de memoria un diccionario de bolsillo, sin conocer la gramática y a contrapelo de la sintaxis. La falsificación es la irrupción de la ansiedad del escalador social de oficio. Aquella criatura que pretende alcanzar el sereno universo de los habitantes de la cima y pasar inadvertido. Ser considerado uno de ellos. La cima es un sitio que por definición tiene espacio para pocos y en donde esos pocos se conocen, se cruzan una y otra vez. El ecosistema de los millonarios y magnates –esa minoría mundial incomprendida para la que el lujo es una necesidad– es pequeño y frágil, y la irrupción de un extraño no sembrará la alarma ni la sospecha, sino algo mucho peor que eso: la lástima. El lujo falsificado es una especie de capitulación social, la derrota de todo argumento de peso para lograr el respeto por sí mismo. Un refugio enclenque para el ego famélico que pretende lucir como un palacio. En ese sentido se emparenta con la ostentación, que en lugar de ser un mensaje de pertenencia entre iguales, es una mueca que se burla del prójimo menos afortunado y les enrostra el éxito propio con fanfarria. Muy parecido a un redoble de tambores en la mitad de un concierto de piano y comparable con un grito de auxilio que nadie querrá correr a atender, porque hacerlo significaría acercarse demasiado al fracaso. El hombre es frágil por naturaleza...


“Detrás de la verdad” Fotografía by Meiro Zaivan Octubre 2015

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“Frágil” Fotografía by Lucía Dao


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Este libro se terminó de imprimir en la ciudad de La Plata en el mes de Octubre de 2016. Fue impreso en papel Constelación White 120 gr. y papeles especiales como ser Cromática Roja y Amarillo 90 gr. , papel Negro Satinado 130gr, Cartulina amarilla flúo y Vegetal 90gr. Tipografía texto base: Garamond Premier Pro Cuerpo 10 Interlínea 12 Tipografía títulos y destacados: Akzidenz-Grotesk BQ Condensed Cuerpo 14 Interlínea 16,8



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