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ABSURDO —Revelarse para rebelarse— NÚMERO 1 A Ñ O 2 014 INVIERNO

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CONTENIDO • Editorial: Absurdo 3 • A diez dedos: Voltear por si acaso 7 • La avispa de mi ombligo: Desde el imaginario 10 • Bioarte: La Physis y el Cosmos 13 • Gabinete de asombros: El coleccionismo y la imaginación poética 16 • El Bunker: Ernest Hemingway 19 • Huella Mnémica: Histeria y feminidad 20 • Alas para elefante: Construirte para deconstruirte 23 • Mierda y muerte: Beyond here lies nothin’. 25 • La vida es otra: Escribir o el silencio frente a la ventana 29 • Iudicium: ¿La poesía en tiempos posmodernos? 32 • Las reseña: Escritos para desocupados 35, La danza de la realidad 38 • Escribe cómo: Henry Miller 40 • Un jardín propio: El Tiempo 43 • Párpado: 20 de Noviembre 46 • Porno eléctrico: ¿Acaso los robots sueñan con follar ovejas eléctricas? 51 • El artificio de escritura: La inspiración 55 • Minificción: Cambio de canal 57, No sé por qué estoy tan gorda 58 • La lírica: Los caminos de la vida 59 • Cuentos: Ataduras 60, Tara 62, Retrato del desconocido 64, A dos cuadras y media 66 • Fanfiction: Hay algo que intento leer en sueños 69 • Poemas: Citation 71, Casa 72, Intermezzo a Krasivaya 73, Tres haikus 74, La impostora 75, Soledad

76, Así sin más se fue 77, Afuera están gritando 78, Retazos 80, Para no sentirse tan mal 82,

Tres

poemas inéditos de Octavio Quintanilla: Autorretrato, Tren de los desconocidos, Hueco que queda en el cuerpo cuando se va la luz 84 • El pajarito 87 • La puerta: Charles Bukowski 88

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Dirección • Javier Tinajero, Julio Medellín y Eduardo Medina • Consejo Editorial • Simus

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Fraud y Carl Junk • Arte y Diseño • Arturo Medellín • Corrección • Karen Martínez • Colaboradores • Fernanda Magallanes, Andrea Reed,

María J. Borja, María Martínez Marentes, Mariana Romero, Sol de María Zamora, Hilda Cecilia Cameros, Deniss Villalobos, Emilio Toledo, Erika Said, Santiago DaydíTolson, Rodolfo Orozco, Amélie Olaiz, Mauricio González, Francisco Rodríguez Acosta, Valeria Mata, Octavio Quintanilla, Valeria Guzmán, Patricio J. Gómez Garcés, Carolina Camarena, Lorelei Danai, Gabriela de Troya, Jorge R. Denegre Vaught, Alfredo Ávalos, Carlos Bortoni, Júpiter Al mediodía, Fernando Rubio, Marco Bellotto, Pep Carrió y @circenefelibata

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ABSURDO E D I TO R I A L

Por Javier Tinajero “Revelar el absurdo de la vida para hallar el asombro”.

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del año 2008, en el desaparecido café Bistro 61 de la colonia Roma, al calor de una conversación que tuve con el filósofo Eduardo Medina, la cual prescindió de ser refrescada con algunas cuantas cervezas; algo que ahora es bastante inusual en nosotros. Esa mañana nos citamos para conocernos, pues llevábamos una amistad de correspondencia por internet, derivada de nuestra mutua fascinación con los libros escritos por Albert Camus. Recuerdo que discutíamos fervientemente en torno a lo que en esencia debe tener cualquier forma conocimiento: la necesidad de un descubrimiento interior que trascienda la identidad. Y reflexionábamos en lo que quizá es más importante que el descubrimiento en sí, lo que antecede a lo descubierto, aquello que hace que la lucidez revele el otro lado de la realidad: la llamada “¡eureka!”. BSURDO NACIÓ EN OTOÑO

Imagen de la portada de nuestra editorial: “But my face I don’t mind for I am behind it” de Pep Carrió www.pepcarrio.com

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Así fueron pasando los años y con frecuencia en nuestras charlas nos seguíamos preguntando cómo compartir ese conocimiento con otros, en este caso, el que se adquiere al conversar, leer y escribir, sin tener que venderlo y al mismo tiempo poder satisfacer nuestra necesidad de crear. Fue cuando pensamos en hacer una revista como una réplica a nuestras inquietudes, que fuera totalmente incluyente y plural, y que reuniera nuestras premisas más importantes: el amor como forma de rebeldía y pensamiento. También nos quebramos la cabeza en encontrar alguna variable que pudiera romper con los círculos solemnes de las revistas de intelectuales, en donde si no has publicado con anterioridad o no eres reconocido no puedes publicar. Ambos sabíamos que la escritura debe ser algo puramente comunitario, con tintes colectivos, como cuando Deleuze y Guattari escribieron juntos Rizoma: “No llegar al extremo en que ya no se dice yo, sino al extremo en el que decir yo no tiene ya importancia alguna”, dejando al descubierto que se puede escribir orgánicamente y sembrar multiplicidades, pues el follaje y la raíz son el mismo árbol. En cambio, nos rehusaríamos a lo contrario: el solipsismo y los estereotipos, que son justo la merma que existe en la literatura mexicana y su medio ambiente: la gran proliferación de egos cerrados y unilaterales. Poco tiempo después, Julio Medellín, escritor metralleta y telescopio para la errata, se unió a nuestros debates diarios, donde insistiríamos en que la cofradía debía tener múltiples voces, diversidad, divergencia, paciencia y autocrítica. Así fue que los tres decidimos conformar una sociedad de exploradores, de onanistas haraganes, de vagabundos lectores, de nudistas pensadores, de amigos subversivos que desearan contrarrestar a través de la escritura los efectos somníferos y nocivos de la ignorancia y la estupidez humana. Nuestro lema sería: revelar el absurdo de la vida para hallar el asombro. Sin embargo, después de largas meditaciones, nos dimos cuenta que una cosa es intentar cambiar el mundo y otra es tratar de modificar la percepción que tenemos de éste, ya que ambas caras de la mone-

Fue muy claro cuando coincidimos en hacer una revista de literatura que fuera totalmente incluyente y plural, y que además reuniera nuestras premisas más importantes: el amor como forma de rebeldía y pensamiento. da se confunden con demasiada facilidad. No obstante, las dos quizá dependan de lo mismo: una motivación despierta y totalmente orientada en ayudar a los demás. Y esto es notable en todas las artes que son honestas: pensar y crear son una forma poderosa de resistencia. Para nosotros, la palabra sería el arma de combate. Por esta razón, traigo a la memoria la ocasión de una entrevista a Juan Gelman, donde le preguntaron si la poesía puede cambiar el mundo. Esa pregunta, tan truculenta, me ronda justo el día de hoy que intento escribir esta editorial y me aguijonea una y otra vez. Es esa misma cuestión que implosiona dentro de mí y fructifica lo que hago ahora mismo: ¿Sirve de algo escribir poesía o escribir cualquier otra cosa? ¿La poesía puede cambiar el mundo? “La poesía no cambia el mundo; eso es definitivo” —respondió tajante Gelman— “la poesía lo que hace, en todo caso, es enriquecer interiormente a los que eventualmente lo cambiarán algún día”. Escribo y reflexiono con detenimiento, Gelman tiene razón, pero en una especie de paradoja inversa —y por ello absurda— a la de Zenón, la tortuga mata a Aquiles: festina lente (apresúrate lentamente). Avanza despacio y llegarás rápido. En este caso, sirve de ejemplo lo que Octavio Paz manifiesta en El Arco y la Lira: “la poesía es conocimiento, salvación, poder […] Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro”. Entiéndase entonces que la poesía no es escribir

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“Hay poesía en cuanto nos damos cuenta de que no poseemos nada”. —John Cage

poemas; es vivir poéticamente. Por un lado, Gelman es realista: los poemas no cambian nada en sí; por el otro, Paz también es realista: la poesía es una actividad que antecede a su escritura. Entonces, ¿podemos cambiar el mundo a través de las palabras? No importa, lo que es relevante para nosotros es cómo puede ayudar a transformarnos y, al final de ese proceso Kafkiano, contagiar esa forma de valentía a los otros, pues es claro que se necesita una enorme cantidad de coraje para dejarse tocar por el cambio. Cambiar, en este sentido, es comenzar de nuevo, regresar las veces que sean necesarias, reparar, desconcertarse, tropezar, fracasar, levantarse, caminar, admirar el paisaje, encontrar nuevos caminos y volver a empezar. Y es que hoy vivimos en una época oscura donde nos quieren quebrar el espíritu combativo. Somos rehenes de nuestra vida “moderna”, y la velocidad y la prisa se confunden fácilmente con precisión y productividad. Estamos alienados por el nuevo gran tirano de nuestros días: el reloj, ese que señalará también la hora de nuestra muerte. Somos, de alguna manera, copias perfectas del empleado del mes y nuestra sociedad valora más estar ocupado trabajando, que el ocio, la pausa y la contemplación; artilugios necesarios para pensar y vivir con claridad. Por eso me remito de nuevo a Gelman que, lo imagino, continúa entre el humo de sus cigarrillos: “en este sentido, la poesía en particular, y el arte en general, tienen más valor que nunca, porque son expresiones que, lo quiera o no el autor, se dirigen, no por voluntad sino de hecho por existir, a la sociedad. Al final son manifestaciones de resistencia en un mundo que, además, está más mercantilizado, y donde cada vez más se nos quiere uniformar el espíritu y convertirnos así en tierra fértil para cualquier autoritarismo…” Bienvenidos, entonces, al primer número de Absurdo. Una publicación que necesita de comprender, de cuestionar, de buscar un nuevo camino, sin abrojos, para el pensamiento y la imaginación, pues, como también se pregunta la escritora Andrea Reed: “¿qué sería el arte o la poesía sin la imaginación? La imaginación es emergencia. Es la más imprudente realidad humana, la más arriesgada, la más, tal vez, abismal”. En esta revista encontrarás 19298 palabras, 89 páginas, 336 párrafos, 16 gráficos, 33 amigos y colaboradores: 18 mujeres y 15 hombres, 66 manos, 330 dedos: literatura, poesía, arte, exabruptos, ventanas, histeria, insomnios, calzones, crítica social, palomitas, charlas entre amigos, grasa, libros, alas para elefantes, denuncia, incendios, pantuflas, espejos, sexo, asombros, amor y resistencia. Porque pensamos que escribir no es educado; es salvaje, es insumiso, es libertario y bello como el pasto que crece libre en el monte.

Javier Tinajero @nuberrante (México Distrito Federal, 1982). Era un monstruo que bostezaba prófugas disertaciones y que, hasta hace poco, hacía disparates en un mundo apartado del sentido. Hoy tan sólo se dedica fervientemente a recuperar la risa y el buen ojo.

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L A C I TA

ALBERT CAMUS “La única manera de lidiar con este mundo sin libertad es volverte tan absolutamente libre que tu mera existencia sea un acto de rebelión”.

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A DIEZ DEDOS

VOLTEAR POR SI ACASO Por María J. Borja “Es tan difícil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse.” ~ Henry David Thoreau

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RA FÁCIL MIRARME AL ESPEJO TODOS LOS DÍAS.

Se siente seguro, como ese lugar a salvo donde uno puede encontrarse a sí mismo hasta el fin de la tan poco valorada eternidad. Los cambios cuando uno se mira a diario al espejo no suelen ser alarmantes, menos con el detenimiento que yo lo hago. Decirme yo y ser siempre acierto. Me conozco de ángulo a ángulo con una ambigua certeza de que si me volteo y regreso, sólo me encontraré a mí. La falsa creencia de que siempre soy la misma, se me confirma día a día. Conozco bien mi rutina y la llevo a cabo igual cada vez, no me enfoco mas que en los detalles mínimos que pueden irse presentando en el proceso, uno a uno se vuelven cómplices de mi presente, el tiempo sin tiempo que se vive actualmente. Me repito constantemente —aunque no tenga mucho sentido— que yo soy ese objeto imposible que me ayudará al entendimiento de lo que me rodea en mí. Ir más allá del tiempo, tan sólo con el placer de permanecer. Confirmo mi gesticulación e intento innovar-

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Hay que ser expertos en el juego de no parpadear. Comprender la extensión y la profundidad de nuestras posibilidades.

la provocando algún nuevo movimiento que me muestre infinitos riesgos de la máscara que voy diseñando al transcurrir de la vida. Me gusta jugar con la idea de disolver esta imagen, irla abreviando poco a poco, volverla fragmentos que no se comuniquen para nada. Me quedo viéndola fijamente a los ojos. La mirada nunca es igual, a veces está fastidiada, a veces melancólica y a veces feliz. No es fácil entretenerse ahí hasta que el estado de trance llegue, ese estado importantísimo que nos permite trascender todas las ideas, acrecentar esta disposición interna de aquí en más. A veces basta con nada para que aparezca pero hay que tener calma para ser receptivo, pues no siempre llega rápido al pasar por el repetitivo proceso de juicios y limitantes nuevos que deben ser confrontados. Hay que ser expertos en el juego de no parpadear. Comprender la extensión y la profundidad de nuestras posibilidades. Aguantar las lágrimas y controlar la mente. Olvidar las necesidades básicas para entender las verdaderas. Uno debe ser valiente para mirarse fijamente. Y mientras reconocemos la necesidad de estar quietos, conscientes y en silencio; la imagen se va tornando grisácea hasta que poco a poco se va distorsionando toda. Podría no acabar nunca. De pronto mi nariz y las nubes de la ventana terminan siendo una misma nueva figura. Hoy tengo siete manos, tres orejas, mis labios hacen los movimientos de mis cejas y dependiendo de la luz que dejo entrar con el ir y venir de mis brazos, se entiende mi cabello como pájaros o no. No me siento fuera de lugar cuando empiezo a llorar al revés, a gritar con los ojos y a escuchar con las manos; me recuerda que no tengo ninguna obligación de permanecer estática, reconozco que mi naturaleza nunca deja de modificarse y que no hay por qué poner resistencia al paso de lo que quiera atravesarnos, al contrario, hay que dejar que nos marque, permitirle empujar lo que nos arraiga y siempre, en caso de que sintamos que se nos olvide: parpadear, avanzar en un solo movimiento hacia atrás y voltear, por si acaso.

María J. Borja. Un día volé que pensaba y escribí que quería. @MarieSklodowska

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L A C I TA

ROSARIO CASTELLANOS “El sentido de la palabra es su destinatario: el otro que escucha, que entiende y que cuando responde, convierte a su interlocutor en el que escucha y el que entiende, estableciendo así la relación del diálogo que sólo es posible entre quienes se consideran y se tratan como iguales, y que sólo es fructífero entre quienes se quieren libres.”

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L A AV I S PA D E M I O M B L I G O

DESDE EL IMAGINARIO Por Andrea Reed

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sobre los cuadros de azúcar, que, húmedos, me dejan la goma de su sabor en mis dedos. Escribo mientras el submarino pasea por la mesa y las avispas se acercan a acampar sobre las flores flotantes de este mar. Me instalo en el vacío, invitación de Clarice Lispector a la escritura, para caer al otro lado de la realidad. ¿Cuál es esta línea que separa lo real de lo irreal? Desde aquí sólo me queda el encuentro fortuito con lo maravilloso. Lo maravilloso, nos dice Alejo Carpentier, “comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una alteración de la realidad (el milagro)(1), de una revelación privilegiada de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un modo de «estado límite»”. El estado límite entre éste y el Otro Mundo. Así, bajo esta consideración, por dos reinos quiebro las cadenas de la realidad objetiva: por el espiritual, con el que ya soy parte del milagro, y otro, el sensorial, con el que siento las olas del mar. Es esta la teoría del universo paralelo: la existencia de un Otro Mundo al lado del nuestro que nos muestra su forma metafórica, la deformación de la literalidad. Gaston Bachelard dice que el acto de deformar imágenes corresponde al psiquismo humano extendido en una aureola imaginaria. Imaginar es, pues, ausentarse: lanzarse hacia el Otro lado. Lo propio de la imagen, nos dice, es contener la ilusión del mundo simbólico; es, también, “experimentar la fantasía en todas las realidades y la realidad básica de la fantasía”(2). ¿O no es que desde 1522 Gonzalo Fernández de Oviedo al escribir un bestiario a Carlos V sobre los animales del nuevo mundo, animales, como el jaguar o el tapir, volcó la cosmovisión fantástica del viejo mundo? El mito, de esta forma, ha formado parte intrínseca de la historia, y las interpretaciones del mundo van acompañadas de la movilidad de las imágenes, de un viaje. Somos invitados, así, a viajar de lo real a lo imaginario(3): el sueño nos lleva al otro lado de la realidad, con él tenemos acceso “cada noche al Otro Mundo”(4). Tradicionalmente IS YEMAS SE RESBALAN

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el mito formaba parte de la historia y su afirmación provenía de esta variante mítica; es así que la historia está “por tanto, sombreada por otras versiones simétricas e invertidas de sí misma, igual que nuestras vidas personales están sombreadas por las otras vidas que vivimos en sueños y en la imaginación”(5). Parece entonces, que la imaginación no puede ser anulada y un mundo literalizado, es a la vez, un mito. Por allí, entonces, nos encontramos en la historia seres perturbadores que han atravesado la mitología, la leyenda, la literatura, trabajos científicos y filosóficos antiguos (y contemporáneos): desde Herodoto y su ave fénix hasta el encuentro de Buddha con el Kapila, monstruo acuático. Los viajes de Gulliver y de Jules Verne nos remiten, también, a un tiempo fantástico inédito; que se muestra como la ventana al Otro

La incertidumbre existencial, de la realidad en la que vivimos, no saber con exactitud la longitud del universo, la distancia exacta entre dos cuerpos físicos, el péndulo de la vida, nos arroja a la inevitable metáfora espacial-temporal y nos permite comenzar a captar el mundo a través de la visión imaginativa(6). ¿Pero qué sucedió con la concepción de un mundo a través de las imágenes y la metáfora? En occidente, la imaginación fue desacreditada por mirar el mundo ‘objetivamente’ a través del telescopio, el primer literalizador cosmológico(7), y renunciamos al sentido

“Imaginar es, precisamente, una resistencia a la costumbre. Por eso estamos siendo constantemente invitados a la búsqueda del imaginario, al viaje del sueño y del mito”. Mundo, abierta al lector. Criaturas y dioses extraños conforman el imaginario de las distintas realidades del mundo. Hadas, dragones y la liebre lunar. La creación de universos propios nos alejan del hábito y del tedio de la cotidianidad. Imaginar es, precisamente, una resistencia a la costumbre. Por eso estamos siendo constantemente invitados a la búsqueda del imaginario, al viaje del sueño y del mito. El cuento y su soñador juntos se ordenan en el mundo; así, los viajes fantásticos nos ayudan a desprendernos de la realidad actual y nos sumergen en el Otro Mundo metafórico. Por tanto, a través de nuestra mirada, nuestra perspectiva imaginadora, la imaginación nos ayuda a comprender la realidad.

cualitativo y simbólico del Otro Mundo. Se le ha llamado a la concepción mágica, bestiaria, fantástica, así, la visión “esotérica” y la “oculta”, olvidando que de ahí han nacido la más extraordinaria vida creativa. Desde los románticos, la naturaleza e imaginación eran como el exterior e interior de una misma cosa(8). Para muchos otros, constituye el fundamento mismo de la realidad ¿Qué es el surrealismo sino la reivindicación de la locura humana, que todos estamos locos —cuerdos, en este sentido— y que todos vemos cosas desde nuestro Otro Mundo? El universo de Leonora Carrington, con personajes maravillosos e insólitos, nos acercan al realismo de la irrealidad de la imaginación. Remedios Varo nos involucra en sus mundos, viveza de contorsiones fantásticas que nos abren a la irrealidad viva y andante. Se trasciende el pensamiento y las imágenes se lanzan y se pierden. El realismo mágico, por otro lado, es otra expresión misma de la visión imaginativa. En literatura, la palabra viene a recibir un significado nuevo. En Historias de cronopios y de famas, Julio Cortázar juega con la realidad

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“¿Qué sería el arte o la poesía sin la imaginación? La imaginación es emergencia”.

y la transforma, deforma, y la enfrenta sobre el campo de la imaginación creadora. Cortázar nos lleva a su mundo y nos permite deslizarnos en él: “si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo.” (9) La imaginación aparece bajo el deseo humano de crear un propio universo y de sentirnos autores autónomos de nuestro devenir. Es la mirada que nos acerca al Otro Mundo, aquel que continuamente remitologiza la realidad. Mientras más se impone la búsqueda de la literalidad del mundo, las cantidades y medidas, la otra mirada fantástica nos penetra. ¿Qué sería el arte o la poesía sin la imaginación? La imaginación es emergencia. Es la más imprudente realidad humana, la más arriesgada, la más, tal vez, abismal. Giorgio Agamben, en El hombre sin contenido, nos enuncia ya el “terror divino”, efecto de la imaginación inspirada. Todo aquí me resulta maravilloso.

(1) Carpentier, Alejo, El reino de este mundo, Alianza Editorial, 2004, p. 2. (2) Harpur, Patrick, Ediciones Atlanta, Op. Cit. 2013, p. 251 (3) Bachelard, Gaston, El aire y los sueños, Fondo de Cultura Económica, 2012, p. 12. (4) Harpur, Patrick, Ediciones Atlanta, Op. Cit., 2013, p. 251. (5) Op. Cit. p.254 (6) Harpur, Patrick, El fuego secreto de los filósofos, Ediciones Atlanta, 2013, p. 251. (7) Harpur, Patrick, Ediciones Atlanta, Op. Cit., 2013, p. 253. (8) Harpur, Patrick, Ediciones Atlanta, Op. Cit., 2013, p.311 (9) Cortázar, Julio, Historia de Cronopios y de famas, Alfaguara, 2009, p. 4.

Andrea Reed tiene una curiosidad extrema por las termitas que se devoran las ideas en la memoria. Es curiosa y le gusta aventurarse en los grandes viajes al Otro Mundo. Por eso escribe. Estudia e indaga por las distintas formas del pensamiento: desde la rígida "ciencia" económica hasta el espiritismo vegano, el simbolismo y la novela clásica.

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LA PHYSIS Y EL COSMOS B I OA R T E

Por Carl Junk

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es una instalación lumínica de bioarte que se exhibió del 07 al 27 de marzo de 2014 en la Academia de San Carlos, durante la Bienal Universitaria de Arte y Diseño de la UNAM. La artista visual, Sol de María Zamora Corona, recreó “un jardín en una noche oscura”, utilizando plantas acuáticas reales. Al entrar a la pieza, el espectador activa un circuito electrónico encendiendo esferas de acrílico suspendidas a manera de estrellas e iluminando la noche. La energía con la que se prenden las estrellas tiene dos fuentes: eléctrica y microbiana. La fuente microbiana proviene de las mismas plantas que se encuentran en el interior de la obra, es decir, las plantas se utilizan como un elemento visual pero también como un generador vivo de energía. La instalación forma parte de una línea de producción artística y de investigación de su autora, llamada La physis y el cosmos. SA ÚNICA NOCHE DE ESTRELLAS PROPIAS

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“Sol de María Zamora explora relaciones espaciales y materiales que las instalaciones convencionales habían dejado de lado. Ante todo destaca el interior concebido como «residuo de un mundo onírico», como lo definiría Walter Benjamin: «el firmamento encerrado como más verdadero que el firmamento exterior, una cámara oscura innegablemente situada en un espacio mnémico, cuya textura es a la vez compleja, evocativa y equívoca». Por otro lado, se trata de una obra con un fundamento material central (cristal, agua, plantas, luz), que habla por sí mismo y de manera compleja y contradictoria: a través de la utilización de la energía microbiana, el elemento vegetal se convierte en alimento del mundo celeste, cumpliendo la paradoja del mundo exterior como sueño latente del mundo orgánico, como su verdad interior. Por último, la obra anima de manera silenciosa al espectador no sólo a contemplar sino a habitar el espacio, de la misma manera casual y misteriosa en que habitamos efímeramente los lugares que nos dan abrigo de forma casual, un acto cuya profundidad puede pasar desapercibida, pero es decisiva. Esa única noche única de estrellas propias es ante todo una aparición interior: un espacio venido de nosotros mismos, como si el mundo se hubiera perdido dentro de nosotros y nuestro único deber fuera ir a su encuentro”.

Esa única noche de estrellas propias

—Alonso Zamora Corona. Ciudad de México, marzo de 2014

Sol de María Zamora Corona, artista visual egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Actualmente estudia Filosofía en la misma casa de estudios. Trabaja en distintos medios, principalmente pintura, dibujo, escultura e instalación, trenzando el quehacer filosófico con la producción artística. Entre sus exposiciones más destacadas se encuentran: This is the night, instalación individual en el bosque de la Haya, Holanda (2013), Gabinete gráfico, colectiva de dibujo en el Museo Carrillo Gil (2013), y la selección en la primera Bienal de Artes y Diseño de la UNAM (2014), en la categoría de instalación, con la pieza Esa única noche de estrellas propias.

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Instalación lumínica/ Bioarte. Plantas acuáticas, circuito electrónico, esferas de acrílico, cristal, tela. 2014

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GA B I N E T E D E A S O M B R O S

EL COLECCIONISMO Y LA IMAGINACIÓN POÉTICA Por Mariana Romero

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personalmente con los objetos que nos rodean se construye con base en una serie de factores culturales, históricos, familiares, económicos y sociales de los que podemos ser o no ser conscientes. Algunas personas guardan “hasta los alfileres” y son incapaces de deshacerse de cualquier cosa, por más insignificante que parezca, mientras que otros ni siquiera se cuestionan en el momento de desechar todo lo que haya dejado de serles útil. En relación a cada una de estas actitudes se pueden elaborar interesantes metáforas si nos adentramos en la hondura psicológica de cada persona, y en medio de los dos extremos descubrimos todos los matices posibles. Hay quienes, movidos por la nostalgia, emplean los objetos como vehículos para transportarse hasta otras épocas y momentos vividos o idealizados, otros ven en los objetos valores establecidos por un círculo social al que pertenecen o aspiran pertenecer y los utilizan como mecanismos de mediación en sus relaciones interpersonales. Un objeto también puede

ser un espacio de unión con lo sagrado o lo trascendente para ciertas personas o grupos, mientras que quienes buscan una experiencia poética se concentran en la belleza que el objeto les representa para ser contemplado (ya sea una belleza convencional o una más subjetiva y exótica); un arqueólogo sabrá leer en cada objeto toda la historia y tradición que contiene, al igual que los coleccionistas, quienes se vuelven expertos en encontrar las mínimas diferencias entre dos cosas aparentemente similares, pues se apasionan y se obsesionan por articular una colección que, de muchas maneras, llena de sentido su existencia. Para conocer la historia que un objeto del pasado, de una cultura remota o de una obra de arte, asistimos a museos y exposiciones donde todas las cosas son organizadas de tal forma que nos detenemos a contemplarlas y leemos ciertas interpretaciones acerca de su historia, usos o significado. Antes de que existieran estos recintos, tal como ahora los conocemos, las primeras grandes colecciones de arte, historia natural o de objetos curiosos,

A RELACIÓN QUE ESTABLECEMOS

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“Desde que era muy pequeña he tenido una afición por recolectar, guardar y atesorar ciertos objetos, pero no por la necesidad de acumularlos, de poseerlos o de conformar una colección. Lo que me seduce en realidad es la elocuencia poética con que se revelan ciertas cosas en el momento de ser encontradas inesperadamente. Estos objetos encontrados son hallazgos de la experiencia cotidiana cuando es alumbrada por el asombro.” eran reguardadas y ocasionalmente exhibidas dentro de las Cámaras de maravillas o Gabinetes de curiosidades, habitaciones que eran especialmente destinadas para albergar una variedad de objetos que llegaban a Europa desde de tierras remotas, principalmente durante los S.XVI y XVII, época de las grandes exploraciones y descubrimientos. Este tipo de colecciones privadas comenzó a proliferar por varias ciudades del continente Europeo como una manifestación de las profundas transformaciones que se estaban gestando en lo político, lo económico y lo religioso, y paulatinamente en la cosmovisión y en la mentalidad de las personas. El espíritu científico emergente, animado por los recientes descubrimientos, el intercambio mercantil y la expansión del colonialismo europeo, se vio reflejado en el interés no sólo por coleccionar objetos exóticos traídos de mundos lejanos, sino también por el estudio metódico de la naturaleza que se entremezclaba con la especulación fantástica debido a la falta de instrumentos y métodos precisos de observación. Con el objetivo de albergar esa gran multiplicidad de curiosidades, se destinaron cuartos enteros y se construyeron muebles a la medida en los que cada pequeño espacio estaba diseñado en función de cierta cosmovisión en que las jerarquías estaban perfectamente establecidas y todas las cosas clasificadas según su tipo: naturalia, artificialia, mineralia, etc. Así cómo nos describe Philiph Bloom el gabinete creado por Philiph Hainofer (un importante coleccionista alemán del S.XVI) en su magnífico libro To have to hold (traducido al castellano por Anagrama como El coleccionista apasionado, una historia íntima): “El Kunstchrank de Hainofer era no sólo un repositorio de rarezas y maravillas, también era una enciclopedia de objetos, un programa del mundo en un mi-

crocosmos, un theatrum memoriae en el que cada parte hacia valer su lugar en el drama de la mente de dios. Manifiesto metafísico más que mueble, hablaba con elocuencia de una visión del mundo dominada por las ideas de la metamorfosis y los significados ocultos. Los artificialia y los naturalia eran, como quedaba demostrado, dos aspectos de lo mismo, igual que la vida y la muerte eran intercambiados ante los ojos del observador”. Ahora que todas estas categorías se han subdivido en campos de conocimiento cada vez más específicos hemos llegado ampliar el universo de lo conocido de una manera inimaginable para la mentalidad de esa época, pero lamentablemente, con ello se ha perdido una noción de interconexión entre todas las cosas que conforman nuestro cosmos. Gracias a esto se ha extraviado también el encanto que tenían estos espacios, en los que se manifestaba no solamente el interés por conocer sino también un mundo mágico y desbordado de imaginación poética, previo al divorcio entre la filosofía, la ciencia, el arte, la espiritualidad y la religión. Afortunadamente, desde principios del S.XX, muchos de los artistas que estuvieron al frente de movimientos de vanguardia lograron reanimar la vida oculta de los objetos, liberándolos de la esfera del utilitarismo y de la pasividad en que se encontraban al extraerlos de la cotidianeidad y llevarlos al espacio simbólico de la obra de arte para lograr así cuestionar la realidad y la percepción que tenemos del mundo. Mientras que los Gabinetes de curiosidades como espacios en los que se reúnen y se expresan una serie de ideas y conceptos que permiten configurar una cosmovisión personal también han sido reinterpretados por muchos artistas modernos y contemporáneos. El artista surrealista checo Jan Svankmajer, gran admirador y

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Gabinete de curiosidades de Ferrante en Palazzo Gravina de Nápoles, publicado en Ferrante Imperatos, Dell’Historia Naturale, Stampería a Porta Reale, Nápoles 1955

Mariana Romero, es artista visual y maestra de arte, egresada de la licenciatura de artes visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Actualmente hace una residencia artística en Madrid. Todo en ella es del mar.

reinventor de estos recintos mágicos, establece una distinción más profunda entre los museos y los gabinetes: “Para la gente en general, los gabinetes de curiosidades, o Kuntskammern, son una especie de prototipo de los museos modernos y de las grandes galerías de arte. Se consideran como un estadio precientífico de estos ‘monumentos al intelecto y las habilidades del ser humano’. Pero, en realidad, nos encontramos ante dos visiones del mundo esencialmente contradictorias. Los gabinetes de curiosidades nos son depositarios de testimonios de la evolución de la especie humana dispuestos cronológicamente, sino que van más allá de la clasificación científica y sistemática del mundo y la naturaleza tal como la presentan los museos modernos”. En este último año, como parte de un proyecto artístico personal, he estado investigando acerca de estas expresiones tan fascinantes del ingenio y la creatividad humana. Es por esa razón que a partir de este momento estaré compartiendo con ustedes en este espacio mi propio Gabinete de asombros, en el que podrán encontrar toda clase de hallazgos de la experiencia cotidiana que se nutren y entremezclan con referencias muy diversas que de una u otra forma están dando respuesta sin saberlo a las preguntas que se hizo Georges Perec con respecto a lo cotidiano: “Cómo hablar de estas cosas comunes, cómo asediarlas, cómo hacerlas salir, arrancarlas del caparazón al que están pegadas, cómo darles un sentido, una lengua: que finalmente hablen de lo que existe, de lo que somos”.

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EL BUNKER

ERNEST HEMINGWAY “Para escribir me retrotraigo a la antigua desolación del cuarto de hotel en el que empecé a escribir. Dile a todo el mundo que vives en un hotel y hospédate en otro. Cuando te localicen, múdate al campo. Cuando te localicen en el campo, múdate a otra parte. Trabaja todo el día hasta que estés tan agotado que todo el ejercicio que puedas enfrentar sea leer los diarios. Entonces come, juega tenis, nada, o realiza alguna labor que te atonte sólo para mantener tu intestino en movimiento, y al día siguiente vuelve a escribir.”

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HUELL A MNÉMICA

HISTERIA Y FEMINIDAD Por Fernanda Magallanes “Huella mnémica (al, Erinnerungsspur o Erinnerungsrest). Término psicoanalítico para denominar la forma bajo la que acontecimientos y percepciones se inscriben en el aparato psíquico. Pueden ser reactivadas en un tiempo posterior retornando como pensamiento, sueño o síntoma”.

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F REUD , genio y maestro de la sospecha —como bien decía Paul Ricoeur—, consideró la feminidad como un enigma y tuvo siempre una pregunta insistente: ¿Qué quiere una mujer? A sus 29 años, el neurólogo austriaco y posteriormente padre del psicoanálisis, pasó un periodo de prácticas en París con Charcot, fundador de la escuela de neurología en el Hospital de La Salpêtrière. Charcot llevaba más de veinte años trabajando en esta institución y para el momento en que Freud llegó, dicho hospital en París era ya considerado un lugar orientado para la enseñanza teórica y clínica, e incluso se promovía el uso de la fotografía para la investigación de patología. Las mujeres histéricas eran el motivo más grande de investigación y los modelos favoritos para ser fotografiados por Charcot y su equipo. Cuerpos paralizados, desparramados, inestables, en estado de ensoñación, fantasiosos, imprevisibles, contorsionados, deli-

rantes, inhibidos, caprichosos, enigmáticos, resbaladizos, inaprensibles, difíciles de explicar. Cuerpos más allá de la biología, erógenos, invadidos de significantes. ¡Pero qué curiosidad despiertan!: cuerpos expuestos a la mirada ávida del saber médico. Es así la histérica portadora de saber. En psicoanálisis, la histeria aparece como un cuadro primordial desde el cual el modelo psicoanalítico se despunta pues llevó a Freud al descubrimiento del inconsciente. ¿Cómo una parte del cuerpo podría paralizarse contrariamente a las reglas de la parálisis orgánica cerebral? Estos cuerpos que no correspondían al cuerpo biológico, llevan a Freud a postular toda una metapsicología, diferenciando así entre el cuerpo orgánico y otro cuerpo: la vida psíquica. Escuchando a sus pacientes, Freud da cuenta que sus pacientes histéricas, tienden a contar sus síntomas a través de ensoñaciones, rememoraciones y fantasías. A la escucha, Freud va transformando su mane-

IGMUND

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Louise Seijen ten Hoorn: Attitudes-Passionelles

ra de proceder. Del método hipnótico que había aprena la limpieza obsesiva del hogar. La madre de Dora no dido de Charcot, cambió a la cura a través del habla se acercaba a su padre al inicio de la enfermedad. (método catártico), el uso de la asociación libre y más La familia Bauer, tenía amistad con una pareja adelante, la escucha de la transferencia como herraque Freud apodó bajó el pseudonimo K. Tenían hijos mienta fundamental y condición necesaria para condupequeños y Dora a menudo iba a cuidarlos. La Sra. K cir el tratamiento psicoanalítico. Cada uno de estos visitaba al padre de Dora por lo que la joven sospechaplanteamientos que se hizo acerca de su método, apaba que la Sra. K y su padre eran amantes. Al mismo reció en el esfuerzo constante de escuchar a sus patiempo, Dora relata un momento de su memoria en cientes histéricas. Los casos emblemáticos en el camque el Sr. K la besó y la abrazó fuerte, sintiendo ella bio de su forma de proceder aparecen documentados repugnancia tuvo que correr hacia otro lugar. Decía en su obra. haber sentido asco ante el brazo del Sr. K sobre su busEntre estas analizandas de quienes escribió, está to. Freud da cuenta de cómo en el relato de Dora, el Ida Bauer a quien Freud le dio el pseudónimo “Dora”. Sr. K estaba en una escalera y el brazo era un desplazaA través de la experiencia miento de su pene erecto. con Dora, Freud habló de la Es en el marco de este enreformación de los síntomas do de amores del discurso de “La ciencia moderna aún no ha histéricos y la estructura inDora que Freud hila el tejido producido un medicamento tranterna de la neurosis, e interde la aparición de sus síntoquilizador tan eficaz como lo son pretando sus sueños apuntó mas, siendo éstos representasu importancia en la labor unas pocas palabras bondadosas”. ciones simbólicas en ese analítica. Esta joven de 18 cuerpo imaginario que le ― Sigmund Freud años acudió a tratamiento aquejaba a la señorita. En durante tres meses. este relato, la aparición de El padre de Dora la llevó con Freud a los 16 años una presión en el pecho, asco y resistencia a acercarse después de unos ataques de tos. La tos desapareció y a individuos en un diálogo amoroso y es que Dora teregresó a los 18 años porque habían reaparecido los nía la idea de que su padre la entregaba al Sr. K a camataques pero acompañados también con síntomas típibio de que él pudiera estar con la Sra. K. cos que eran repetitivos en esa época en las mujeres Freud se preguntaba por qué Dora estaría celosa histéricas: disnea, afonía, jaquecas, excitabilidad y dede la Sra. K si su padre por su enfermedad no podría presión. Dora había escrito una carta de suicidio. mantener relaciones sexuales. Dora sentía los celos La joven victoriana pasaba por momentos difíciles. que habría de sentir su madre por la Sra. K. La cosa Su padre estaba enfermo y su madre fue descrita por no era simple. Es aquí donde comienza a agudizarse la Freud como una mujer con “psicosis de ama de casa”, pregunta de Freud por la sexualidad femenina: ¿Qué esto es, una mujer que había mudado todo su interés quiere una mujer? Enigma que se ha tratado de mane-

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Louise Seijen ten Hoorn: Attitudes-Passionelles

'Attitudes Passionelles', de la artista londinense Louise Seijen ten Hoorn, son esculturas polimorfas que exploran la fascinación por el fenómeno de histeria estudiado por Jean-Martin Charcot en el siglo XIX. Charcot retrató a las mujeres internadas en el hospital francés Salpetriere con la intención de hacer un manual de ilustraciones médicas. Esto dio lugar a una colección de fotografías raras y maravillosas.

ra incansable no solo en textos psicoanalíticos sino en representaciones artísticas, literatura y muchas otras disciplinas. Lacan sugerirá, de manera igualmente enigmática, que una mujer quiere algo más allá del sexo, más allá del hijo, más allá del falo, goza de algo que no sabe de sí misma pero que siente y lo sabe solo cuando ocurre. Terminará por decir que ésto no les ocurre a todas.

Fernanda Magallanes es psicóloga por la Universidad Iberoamericana, Maestra en Psicoterapia General por la Asociación Psicoanalítica Mexicana con Mención Honorífica y Doctoranda en Filosofía, Medios y Comunicación en European Graduate School. Ejerce psicoanálisis en consulta privada en el Distrito Federal. Ha participado en diferentes investigaciones acerca de teoría psicoanalítica, género e inmigrantes, transtornos de personalidad y transtornos alimenticios, y sus trabajos han sido presentados en congresos nacionales e internacionales.

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A L A S D E E L E FA N T E

CONSTRUIRTE PARA DECONSTRUIRTE Por María Martínez Marentes “When others asked the truth of me, I was convinced it was not the truth they wanted, but an illusion they could bear to live with”. ~ Anaïs Nin

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—pienso— es que nos construimos, día a día, palabra por palabra. ¡Podemos ser la persona que queramos ser! Sólo tenemos que saber quién queremos ser desde el principio. Lo que nadie nos dice, es que no tenemos que conformarnos con ser sólo eso que queríamos ser cuando empezamos a construirnos. Podemos destruirnos las veces que queramos para volver a construir algo completamente distinto: podemos ser tantas personas como la imaginación nos dé permiso. Si hay alguna limitante, siempre podemos imaginar lo que queremos ser; imaginar es ser (aunque sea un poquito). La tragedia —pienso— es exactamente la misma. O BUENO DE SER PERSONA

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“Todo cambia, día a día, palabra por palabra. Incluso en el proceso de construcción, algo puede cambiar y tendrás que volver a empezar para evitar volverte loco”.

Todo cambia, día a día, palabra por palabra. Incluso en el proceso de construcción, algo puede cambiar y tendrás que volver a empezar para evitar volverte loco. Yo —en lo personal— soy incapaz de conformarme con ser solamente una, pero hay gente que lo encuentra práctico. Son esas personas las que me miran raro el día que quiero ser astronauta: no entienden cómo alguien pudo haber errado de carrera tan catastróficamente. A lo mejor por eso escribo o por eso decido esconder a la mayor parte de personas que he sido o que voy a ser. El problema es que hay cambios c h i q u i t o s ,
 d i f í c i l e s d e n o t a r
 y que no se quedan en el imaginario. Son estos cambios los que poco a poco, palabra por palabra, salen a la superficie y es cuando la gente te mira distinto. – Cambiaste, dicen.

María Martínez Marentes, 26 años. Le encanta que su nombre esconda tres veces al mar, dice ser una alcachofa y escribe flores moradas. Vive en la Ciudad de México y siempre está por darle la vuelta al mundo.

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M I E R DA Y M U E R T E

BEYOND HERE LIES NOTHIN’ Por Eduardo Medina para Ximena

“I'd come from a long ways off and had started a long ways down. But now destiny was about to manifest itself. I felt like it was looking right at me and nobody else.” ~ Bob Dylan

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UCEDE UNA Y OTRA VEZ EN MI VIDA,

que de pronto el corazón se siente desarraigado, el sentido desubicado, la voluntad algo agotada, pero se redescubre el sendero a uno mismo y el latido certero al mirarse —como se mira uno en el espejo— en la textura, afectos y ritmos de una voz siempre presente en este viaje, presencia constante, como las líneas blancas e intermitentes en medio de la carretera que sólo dicen: seguir, seguir, seguir; cruzando el asombro, en este sueño. Recuerdo no tener más de cinco años cuando mi madre solía poner sus viejos acetatos a girar mientras pintaba frente a su caballete, recuerdo tener catorce años cuando me apropié de algunos de ellos y despreciaba otros, recuerdo hacerlos girar y sonar todos por igual cuando ella se encontraba en su cama con la mirada perdida durante las últimas semanas de su vida, hacerla sonreír así; después el silencio. Hoy en la misma casa de la infancia —tan callada y en la oscu-

ridad— esos viejos acetatos vuelven a sonar (también los nuevos) y es en el recogimiento en una voz característicamente desgarrada que descubro el hilo conductor que mantiene unida mi identidad y una vida que palpita con un corazón roto desde que la memoria es memoria y nace frente a la luz de un atardecer próximo e irremediable. ¿Decepcionarme? Decepcionarme el mundo cuando nací, lo demás es ahora fortuna y un sombrero nuevo de piel de leopardo; muy pronto lo supe, esta carretera irá de escuchar ese viejo cassette de Dylan al ir manejando, de la carretera y no tolerar la mierda que uno tiene que tragarse a diario, levantar el dedo medio, un movimiento de hombros y lanzarse así al prodigio de lo que nos mantiene vivos: inhalar, exhalar, destino manifiesto expresado en palabras que habrán de volverse música; de esto irá esta columna y no hay mayor bienvenida: “…this land

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is your land & this land is my land –sure- but the world is run by those that never listen to music anyway -“enthusiasm is music which needs a flashlight to be heard” so says Plague”. Sí, mi corazón está roto, desde el momento en que nací, irremediablemente roto, humano otra vez navegando en el absurdo. Peripecia, ir a lo impensable, uno se asfixia en la cuartilla, —es lamentable ser objetivo, como cuando la filosofía se limita a comentar puntualmente una obra ajena—, estar vivo es perder la imparcialidad, perder la identidad, multiplicar la voz, un texto que versa sobre el rosDylan, Ginsberg en la tumba Kerouac. tro de otro autor debiese crear un rostro siempre diferente, una tendencia heterodoxa, una pasión divergente; Dylan, do, y agradeciendo el amor —y entonces la aurora: el su música es siempre otra no porque él sea siempre Sol, no estamos solos—. otro, él es siempre otro porque su música es siempre Escribir, incidir sobre la vida, producir afectividaotra —la misma frase nunca sonará igual dos veces—. des antes que significados, crear conceptos, sí, pero De nuevo en la carretera, seguir, seguir, seguir, las para diluir otros, en donde el concepto poético es un manos al volante, todo excede el momento presente, acto del pensamiento, uno que desencadena vibracioel absurdo no era un mar, es un desierto donde todo nes para escucharnos resonar en el campo de la expenos falta, y Zarathustra era un poeta que miente: riencia —un buen texto nos permite escuchar resonan¿Qué es la verdad? Una vieja imagen repetida e imcias inéditas o reconocer con ojos nuevos aquellas puesta por pulsiones que desean conservar su poder que nos llegan desde los bardos de la antigüedad— la al precio de restringir la libertad de crear, crear no es poesía es siempre la misma y siempre otra, siempre asunto de conservar sino de fuga, de la propia transen crisis (afortunadamente), y no necesita de conmiseformación de un sujeto, de abandonar la propia idenraciones ni salvación, no necesita ser refrescada ella tidad hacia una promesa, la de una sino refrescártela a ti, sus resonancias habrán de devevida que sea siempre otra y lar lo inédito por surgir en nosotros: lo real ya no una resplandeciente, y que la piedra superficie por penetrar para descubrir su vermuerte tiemble ante ella; dad —reificar la imagen alucinada—, sino una sinfose que voy a morir sí, nía en proceso y por crear, por experimentar: el coramuy pronto tal vez, sí, zón gira a las distintas velocidades e intensidades de pero antes devenir en dicha música; conocer es hacer música, con cada inhasonido y palabras en el lación y exhalación, con cada latido del corazón, con camino, despedir así una cada beso, con cada angustia, con cada pérdida, con vida, agradeciendo la estucada carcajada, con cada dolor. Con cada acetato, con pidez del mundo, agradeciencada cerveza, con cada libro, con cada amigo. do la soledad, agradecienUn texto se valora por aquello a lo que incita y la do los amigos, bajo intensidad con que lo hace; en el vértigo angustioso un cielo estrellade la rueda de la existencia, algo habrá de incitarnos

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Escribir, ir al encuentro de otros modos de existir, atravesar el horizonte hacia una vida distinta, cruzando umbrales de intensidad en la experiencia, letras nómadas y balbuceantes ante lo cotidiano revivificándolo.

con el peso del dolor del mundo, a amar; que las palabras escritas sean una súplica al amor entre toda descripción de la vorágine de la realidad es la mayor protesta frente a todo aquello que aplasta una vida justa. Algo ocurre, algo pasa, algo se transforma, escribir: un misterio está gestándose en la tormenta que se avecina, alguien lanza una flecha y otro la recoge para lanzarla en otra dirección; escribir es desencadenar, es liberar las formas, asunto ambicioso, pretencioso, lo sé —el sueño de Jean-Louis Lebris de Kérouac, y el de Adeline Viginia Woolf, era que la escritura deviniera en la línea del dibujo-poema chino, mencionaba Deleuze—. Escribir es ir al encuentro de otros modos de existir, es atravesar el horizonte hacia una vida distinta, cruzando umbrales de intensidad en la experiencia, letras nómadas y balbuceantes ante lo cotidiano, revivificándolo: en un mundo de mutismos y ausencias, la soledad se desvanece al escuchar y mirar —oídos, ojos, sabores y tactos nuevos— nuevas ideas y aromas que se descubren seductoras, amor a Sofía no es también sino sobre todo: escuchar y escuchar no tanto el discurso y el argumento, sino el mundo y la vida. Escritura, su conjuro como medio para devenir en ____________ o cualquier otra cosa, menos en escritores. Escritura bruja y Sofía; afirmar la fragilidad, nunca negarla, del lado más frágil de cada quién surge su propio estilo, libre del peso de lo heredado aparece su propio encanto, aquello que lo hace insustituible y único, ahí el balbuceo que arrastra el lenguaje hasta sus límites y lo libera hacia nuevos espacios: despertar, la escritura deviene en vida. Espacio, transitoriedad, y sin embargo hay asuntos que se sostienen permanentes en una vida, la mayoría por hábito —toda la mierda del mundo y nuestros reiterados errores en toda su infamia bastan de ejemplo— pero hay otras cosas que se sostienen por una profunda voluntad frente a dicha inercia circular y su corriente que nos arrastra: la vida, para que sea vida, se debe vivir, y en ese vivir sostener en la voluntad antorchas, como la del amor —la más luminosa— como la de la amistad —luz fraterna— como la del arte y la poesía, como la de la memoria y el sonido. ¡Recuerda, recuerda! Bardo, poesía y transición, cuando muera he de convertirme en un atardecer. La mirada fija en ese gran sol car-

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El arte, la poesía, la música, Sofía, son antorchas, como el amor.

mesí frente a mí. Habré de convertirme en luz de ese mismo sol. Queda atrás la palabra escrita, el horizonte de una promesa cumplida en esta vida, y unas cuantas aves volando en contra de la parvada toman refugio en ella frente a la noche del mundo; sí, escribir es una antorcha, como el amor, como la música. El latido del corazón, seguir, seguir, seguir, la carretera, el flujo de la carne, mi tacto se volverá un golpetear de las teclas de un piano que habrá de sobrevivirme, como sobrevivió a la abuela y a la madre, como sobreviven los acetatos, como sobreviven las voces que estos reproducen. Este mundo de corazones rotos habrá de sobrevivirnos y habremos de volver a él, como el eco de nuestros actos, como el eco de la inflexión de una voz, áspera, ya gastada, entre la tensión de los opuestos, lo que podemos sostener, lo que irremediablemente de las manos se nos va. El arte, la poesía, la música, Sofía, son antorchas, como el amor, y después de una vida juntos atravesando el asombro habremos de morir sí, y qué más da si hubo poesía, fidelidad y un bello amor. “Beyond here lies nothin’, Nothin' we can call our own. Beyond here lies nothin', Nothin' done and nothin' said”.

Eduardo Medina Frías. México D.F . 1980. @Como_si_la_vida. Visite: www.sonidofulgor.bandcamp.com

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L A V I DA E S OT R A

ESCRIBIR O EL SILENCIO FRENTE A LA VENTANA Por Hilda Cecilia Pedraza Cameros

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SCRIBIR ES,

en ocasiones, un intento de búsqueda o de alejamiento; un juego lúdico entre la palabra y la idea. También puede ser una necesidad autoimpuesta o una invención que nace del silencio. El silencio, según George Steiner (1929), “parece, en virtud de la perspicacia de Wittgenstein, no tanto un muro como una ventana”. De esta manera el acto de callar se convierte en otro acto consciente e intencionado que es el de observar. “Recuerdo la luz a través de muchas ventanas” escribe la detective de la novela El mal de la taiga, de la escritora Cristina Rivera Garza (1964). El pensamiento atento a la evocación y a “la nostalgia de todo eso, todo lo que quedaba del otro lado”. ¿Qué es ese todo que está del otro lado? El mundo. La ventana funge como filtro entorno al cual se hace el silencio, mismo que se precisa antes de escribir. El ritual de la observación comienza con el movimiento de los ojos, estos caminan a la vez que contemplan, se trata del recorrido de la mirada. Lo que está ante ellos es la vida, su voz, su olor, su color. Se instaura entonces la dialéctica entre el interior y el exterior, tal como sucede con el poema de Álvaro de Campos (1890), heterónimo de Fernando Pessoa (18881935), Tabaquería. “Ventanas de mi cuarto, (…) /dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente, / a una calle inaccesible a todos los pensamientos”. En el interior de la habitación se genera la reflexión del que observa, sus pensamientos le son asequibles más no aquellos que pertenecen a los transeúntes, a los que permanecen fuera. “Me retiro de la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?” El vaivén de la mirada origina distintos pensamientos, el acercarse y alejarse de la ventana le permiten al observador deshacer el mundo en versos para reconstruirlo en el minuto siguiente, una vez que considera el intento de escribirlos.

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Conocer la vida del otro sólo puede darse a través de una ventana, así lo dice Charles Baudelaire (1821-1867) en su poema Las ventanas: “Lo que la luz del sol “La ventana significa la nos muestra siempre es menos interesante que cuanto acontece tras unos cristaposibilidad de alivio, les. En esa oquedad radiante o sombría, la vida sueña, sufre, vive.” La luz permique la aflicción terminate la “nitidez absoluta”, la transparencia de la mirada; sin embargo, existen espará, aunque pronto recios textuales en los que la oscuridad rodea al individuo creando en ellos la búsnuncia a su propósito al queda de una ventana. Sucede así en el poema homónimo Las ventanas del escriconsiderar que la luz tor griego Constantino Cavafis (1863-1983) “En estas oscuras piezas, donde paso traerá consigo nuevos /días agobiantes, voy y vuelvo arriba abajo/ para hallar las ventanas. —Cuando pesares”. se abra/ una ventana habrá un consuelo—.” La ventana significa la posibilidad de alivio, que la aflicción terminará, aunque pronto renuncia a su propósito al considerar que la luz traerá consigo nuevos pesares. Clarice Lispector (1920-1977) escribe acerca del silencio como una oscuridad opresiva: “Que se espere el resto de la oscuridad frente al silencio, sólo los “Escribir también pies mojados por la espuma de algo que se expande es no hablar, dentro de nosotros. Que se espere. Un insoluble por otro. Uno al lado del otro, dos cosas que no se ven en es callarse. la oscuridad”. En la oscuridad, frente al silencio surEs aullar sin ge la espera. Lo que se espera no es que termine el ruido”. silencio porque es inagotable, sino que haya un momento de tregua una vez que amanezca. El epígrafe ~ Marguerite Duras de Marguerite Duras plantea dos maneras de concebir el silencio. Una como la carencia de palabras para expresar algo; otra, la ausencia de sonido. En ambas la conciencia se mantiene alerta, es ahí cuando inicia la escritura. La palabra está en el límite de la estética del silencio y el espacio frente a la ventana. El silencio no significa vacío y observar no es una actividad inútil. Existe una implicación, ¿una imbricación?, entre el silencio, la mirada y la escritura. Hace un par de días le escribí a un amigo lo siguiente: “Tal vez el silencio es líquido y nos envuelve. ¿Significaría eso que es una forma de regresar al vientre materno?, ¿de percibir el latido del mundo y el propio? Callar es preciso cuando sabemos que llegará el tiempo en que habremos de pronunciarnos de nuevo”. Ahora es el momento de quedar en silencio.

Hilda Cecilia Pedraza Cameros, nació el 20 de julio de 1982. No tiene ojos tapatíos pero ha vivido en Jalisco desde siempre. Egresada de la carrera Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara. Estudió la maestría en Letras de Jalisco de la Secretaría de Cultura, generación 2012-2014. En febrero de 2014 ingresó al taller de poesía “Manuel Maples Arce”, coordinado por Luz Olivares y Mauricio Ramírez.

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Ilustraci贸n de Marco Bellotto, La ba帽era.

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IUDICIUM

¿LA POESÍA EN TIEMPOS POSMODERNOS? Por Erika Said “La poesía debe buscar su profundidad en la realidad, en el lenguaje de todo y hablando no como elegidos de los dioses, sino como ciudadanos que tienen una mirada preocupada, en ese sentido, cuando la poesía se preocupa por la gente, la gente se convierte en lectora de poesía” ~ Luis García Montero

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me he estado preguntando sobre la rentabilidad de la poesía, luego de que en mis días universitarios escuchara por primera vez una discusión pesimista sobre el futuro de ésta (rebatido en aquél momento por David Huerta), donde se decía que la poesía desaparecería, que la misma función para la que nació hace miles de años la desempeñan ahora la música, el cine y los medios de comunicación. No sólo eso, sino que más tarde, la constante invención de hobbies impulsados por las redes sociales o los videojuegos, y el poco tiempo del hombre y la mujer modernos para sentarse a leer un poema —entre empleo, familia y vida social—, paulatinamente iban a acabar con el consumo y la utilidad de la poesía. Bueno, ésto sí que sucedió. Las edi-

toriales hacen tajante el hecho de que no hay mercado para ella: los libros de poemas no se venden y la única poesía que tiene un mercado fiel es la que se escribió hace décadas o siglos. Pero eso sí, aún hay miles de "poetas" que a niveles locales consiguen tener lectores entre sus conocidos y publican libros en auto-ediciones o editoriales independientes, las cuales más bien son "imprentas" porque no logran la función de distribuir exitosamente la obra. Así que es un hecho: la poesía está en crisis. Tiene muchos años en crisis y si no hacemos algo, seguirá en crisis. Habríamos de pensar entonces, que más allá de las circunstancias evolutivas de una sociedad adaptada y dependiente al infinito mar de información y entretenimiento que es el Internet, hemos sido los mismos poetas quienes dejamos morir a nuestra industria.

E UNOS AÑOS PARA ACÁ

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Últimamente leo poetas contemporáneos malos, aburridos, arcaicos y cursis. Últimamente veo "escritores" que no leen, o peor aún, ¡que no escriben! Que han publicado o auto-publicado un mal libro y se conforman con reeditarlo para repartírselo a sus compas en encuentros y congresos que sólo son una excusa para emborracharse o pasear. Pero dejando de lado las acusaciones, mi propuesta para un cambio comenzaría en refrescar la forma en la que hacemos poesía, es decir, hacerla contemporánea, divertida, placentera de leer y, por supuesto, de calidad, aunque nos cueste toda una vida. En el supuesto de que queramos ser leídos (pues aquí no cabría el cliché de "yo escribo para mí mismo"), hay que dejar de escribir solamente para otros poetas y fijarnos en el lector promedio, escribir inteligentemente sobre temas que masajeen sus mentes y a la vez les den el mismo nivel de placer que una canción o que ver fotografías en Facebook. Dijo el poeta Luis García Montero: "La poesía debe buscar su profundidad en la realidad, en el lenguaje de todo y hablando no como elegidos de los dioses, sino como ciudadanos que tienen una mirada preocupada, en ese sentido, cuando la poesía se preocupa por la gente, la gente se convierte en lectora de poesía". Ésa es la clave. Darle color y vitalidad a nuestra poesía —como los gringos, que reviven el ánimo poético con el slam poetry—, reinventar los clichés, hablar del hombre que da el clima en la televisión, de la contaminación en el Atlántico o del rock, pero tal como en la narrativa, hacer que la poesía se venda a sí misma, pues hoy en día le sucede lo que a las religiones, las cuales muchas veces no van acorde a las necesidades de la sociedad. Son anticuadas, incongruentes y caen en desuso. La segunda serie de sugerencias, y sólo después de haber lidiado con la primera, sería ganarle la competencia a todas las distracciones anteriormente enlistadas. Por ejemplo, ganarnos un lugar en Erika Said, nacida en Tampico, Tamaulipas televisión nacional no estaría mal (en tiempos de Juan Rulfo, el naen 1985. Licenciada en Letras Españolas por la rrador tenía apariciones estelares en Televisa, y el público, hasta el Universidad Autónoma de Chihuahua. Fue más reacio para la literatura, le adoraba). Unirnos en colectivo los miembro del taller literario de René Orozco poetas de habla hispana en una organización nacional o internacio(Ibero) en el Instituto Cultural Tampico (2003) nal bien construida para mejorarnos y promovernos, por ejemplo. y del taller de cuento de Humberto Payán en Dejar a un lado nuestros egos, nuestros favoritismos, y permitir Chihuahua (2007). Ha participado en mesas de que sea solamente el talento el que se gane becas, premios o menlectura (Revista Tole 2005; Nueva Lechuza ciones. Echarle ganas y... leer poesía (¿cómo queremos que nos le2006; Feria del Libro Chihuahua 2008) y en los encuentros de artistas Conjugando Musas an si nosotros mismos no somos lectores?). (Chihuahua, 2008) y México Joven (Xalapa, Sé que soy idealista, pero como dice mi maestra 2009). Coordinó el Taller Literario “Sin Musa” de yoga: entre más das, más recibes. Y si el mero en 2007 y 2008 y fue juez en concursos de lite- hecho de escribir poesía es un entregarse al munratura infantil del Estado de Chihuahua. Ha do, también habría que poner todos nuestros publicado en El Diario de Chihuahua (poesía), recursos, fuerzas e ideales para que ésta renazen Mono Magacín (cuento) y en Panorama de ca de sus cenizas. la Poesía Joven Mexicana. Y iPoems, Ediciones el Humo 2013.

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L A C I TA

JOSÉ LEZAMA LIMA “La luz es el primer animal visible de lo invisible”.

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ESCRITOS PARA DESOCUPADOS L A RESEÑA

I Por Eduardo Medina

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se día no fui a la entrevista de trabajo, difícil explicar la razón. ¿Por qué elegí iniciar la lectura del libro Escritos para desocupados en un baño público y luego caminar sin dirección por la ciudad? Demasiados rechazos o la intuición clara de que uno —como muchos otros— no desea ese trabajo, pero pronto uno habrá de aceptar alguno: ¿De los males el menor? Y el entusiasmo de esa mañana se diluirá pronto al descubrir que todo mal y sobre todo el que uno vive, día a día, siempre es el peor. Así Abenshushan nos narra el asco de su incursión

de juventud, en el mundo cultural mexicano, el entusiasmo simulado de todo crío que se lanza al mundo de la gestión lleno de esperanzas ingenuas y ambiciones “críticas” y de “cambio” —esas gastadas palabras en el vocabulario de todo chilango pseudoilustrado— para pronto verse enteramente devorada por la dinámica del capital y frustrada al grado en donde la vida o algo bastante podrido que semeja su huella se limitaba a las horas libres de algún domingo comiendo pollo frito y viendo la liguilla —sí, así de bajo—, para después de ser explotada el resto de la semana por un mundo que supone los

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“Escritos para desocupados nació en 2005 como una bitácora digital donde reflexionaba cotidianamente (y a la vista de todos) sobre mi deserción del mundo laboral, una nueva condición que me llenaba simultáneamente de entusiasmo e incertidumbre”. —Vivian Abenshushan

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más altos valores humanos: aquél del arte y la cultura. Migrar o morir, y así el libro inicia como un viaje o deriva, ahí hacia donde pueda estar la vida, siguiendo el lema de un esténcil: mate a su jefe. Migrar es también volver a la raíz, y la autora nos lleva a repensar el mito de Caín y Abel como punto de partida; Caín como el homo faber, aquél que violenta la naturaleza y la somete a su voluntad, sedentario, él busca gobernar, subyugar, él quiere poder. Abel como el homo ludens, él es aliento, soplo, viento y nada, nómada; su ofrenda a Dios vino del gozo y no del deber. Caín labró la tierra y fundó la civilización, Abel se mantiene lejos de la ciudad y del peso de sus normas y deberes. Negocio, nec-otium, la negación del ocio: Caín lucra con el fruto de la tierra, por ello es despreciado por Dios, e iracundo y celoso asesina a su hermano Abel. El homo faber asesinó al homo ludens: Siglo XXI. En las corporaciones nace el mal de la tumbona —la incapacidad de los trabajadores de librarse del estrés—. El descubrimiento de una insoportable sensación de sinsentido al alejarse de sus deberes laborales: “Nada tan insoportable para un hombre que estar en reposo absoluto —escribió Pascal—. Entonces siente su nada, su insuficiencia, su dependencia, su impotencia”. Y es que había que subrayarlo: el homo faber y el homo ludens son hermanos; Abel pastoreaba, cuidaba de sus animales, fabereaba pues, pero sólo hasta el punto de lo necesario, después a contemplar las nubes. Abel no estaba exento del trabajo, pero él amaba las nubes, las mismas nubes que amaba el extranjero de Baudelaire por encima del oro y la patria, “…las nubes que pasan... allá lejos... las maravillosas nubes!”. Y entonces ahora, muerto Abel, herederos sólo de Caín, mochos detrás del oro y la patria, en un mundo en donde en los rascacielos se colocan rejas para evitar el suicidio de quienes ahí laboran “puntualmente” —un primer acto revolucionario en Francia fue disparar a los relojes de las plazas públicas para acabar con la prisa— ¿en dónde queda el arte, la literatura, la filosofía? Quehaceres desinteresados y del fluir libre de la vida, hijos errantes y exiliados de Abel, alejados en el bosque de Walden a las ori-

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“La aspiración última del freegan, el consumo cero, parece una forma de activismo de la renuncia. Es decir, la abdicación sin ambigüedad a un sistema de producción donde el beneficio ha eclipsado las consideraciones éticas”.

llas de Mississipi o flaneurs en las calles y las tabernas sucias de Paris, ¿en dónde ahora?, ¿en dónde hoy y aquí esos artistas? Escritores y pensadores del ocio en un mundo donde no hay ya lugar para tal cosa y donde el no hacer, no producir, se condena con el hambre. Ahí la pregunta: búsqueda y exhortación de estos Escritos para desocupados.

II Por Julio Medellín Entre una dilucidación acerca de varias circunstancias económicas y sociales –y personajes de actividades divergentes– Vivian Abenshushan describe de manera brillante a quienes buscan su libertad e independencia, fuera de toda hipocresía y sumisión incuestionable de la civilización, como piratas. Piratas, héroes ociosos que han aprendido el arte de la supervivencia después de haber dado todo por el sistema capitalista que en algún momento creyeron era la causa indicada. A pesar de que tales palabras en cierto contexto nos remonten a un grupo de hippies sin un objetivo definido por su renuncia a la productividad, nos hace ver que son seres con movimientos audaces que comparten lo que les ha pertenecido siempre, como el cielo, la tierra, el conocimiento, la belleza, aquello que los demás desechan, pero aún más importante, el simple hecho de estar, de existir y respirar, y de encontrar unidad dentro de sí para con los demás en vez de encerrarse en el panal de cubículos —en la mayoría de los casos— que divide y ahuyenta el espíritu de la vida misma en el ser humano. Son crítica y acción, son piratas, freegans, hackers, activistas y dueños de sí mismos, quienes consideran que el plagio es necesario para la subsistencia de un sistema que despilfarra, daña y menoscaba sistemáticamente todo aquello que en algún momento se pueda llamar vida. Contra el dominio y resguardo de bienes y contra el derecho de propiedad. Porque esas características hacen que se desee lo que no se tiene y sumergido en tal sistema muchos no pueden más que soñar. Algunos podrían pensar que hacen leña del árbol caído o que son sólo aves de rapiña, pero los piratas saben que todo es prestado. No es una mera rebelión, sino ese es el efecto. Es más una crítica activa, de ahí su activismo que les hace parecer disidentes: en el fondo el sentido de su existencia es el de compartir. Y lo que buscan es un renacimiento que se logra no menos que con ocio, cinismo e “ironía feroz”, como dice la autora.

“ Nadie puede ser observador imparcial y sereno de la vida si no se coloca en la ventajosa posición de lo que podríamos llamar pobreza voluntaria”. —Henry David Thoreau

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LA DANZA DE LA REALIDAD PA LO M I TA S

Simus Freud

A

JODOROWSKY es un personaje cuyo trabajo ha dado la vuelta al mundo. Cineasta de lo más profundo, versátil y con gran sentido espiritual, nos ha llevado de la mano por diferentes aventuras e historias, no sólo en pantalla grande sino en libros, historietas, hapennings, teatro y más. Primeramente reconocido por su famosa película “El Topo”, fue y es ícono de una época de artistas. También es conocido por su encuentro con el escritor y chamán Carlos Castaneda, así como haber sido el creador de la Psicomagia. Hombre incansable y con gran sentido del humor y la compasión, hace en su última

película un pequeño viaje a su niñez en Tocopilla, provincia al norte de Chile, y nos invita a conocer su mundo y la visión que le fue compartida del mismo. La cinta va de una infancia dura con la influencia de un padre severo, arquetipo de la persona que no cree en lo divino sino en lo material, contraparte de su madre quien le alimentaba todo tipo de detalles para el alma. En esta coproducción franco-mexicana, Brontis, hijo de Alejandro, es uno de los personajes principales. En una paradoja, hace el papel de padre de Alejandro, su propio abuelo. Siendo su séptima colaboración con su padre desde la película de “El Topo”.

LEJANDRO

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“No me quise vender, no me quise pervertir como muchos directores de talento que los destruye la industria cinematográfica americana. Digo industria porque es un gran negocio que hacen las películas sólo para ganar dinero. Yo no quise hacer eso, considero que el cine es un arte sagrado que debe darle algo al ser humano, una comunicación directa, formidable y que podría cambiar la sociedad si le permitiera al cine expresarse como lo que él es”

Fue un letargo de casi 23 años para que Jodorowsky volviera hacer cine, ya que fiel a sí mismo (y no como muchos otros cineastas considerados de “culto”) no quiso hacer del séptimo arte un negocio que sólo está pensado para el dinero de taquilla y para seguir embruteciendo a las personas, sino que con paciencia esperó el momento justo. Ya hace unos años cuando veíamos por las redes sociales la presentación que hizo de su filme —video que hizo desnudo en la comodidad de su casa y se hizo viral— afirmando que no deseaba hacer cine industrial en el que ganara millones. Para él el cine es sagrado y tendría que perder dinero para poder realizarlo; sería por medio de otros proyectos que lograría seguir haciendo cine, pero así estaría “creando algo que sería funcional para los demás, que sirviera de algo, que tuviera un propósito”, en sus propias palabras. Sus producciones absurdas son la mera genialidad, son la locura, elemento que buscamos y plasmamos aquí, por ello creímos conveniente invitarles a ver este film, como primer recomendación de esta sección. La danza de la realidad, no sólo es una pieza de arte, como a las que acostumbra darnos Jodorowsky, sino también es muestra de la irreverencia que uno debe tener para el buen humor. Llegar al absurdo en circunstancias es indispensable para reconocernos y sanarnos a nosotros mismos, como bien se puede apreciar en representación de metáforas a lo largo del filme.

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ESCRIBE CÓMO

HENRY MILLER

H

enry Miller (1891-1980) es quizá uno de los escritores que, sin proponérselo, más hicieron por el triunfo de la libertad de expresión en literatura y por la distinción entre los juicios morales y los juicios estéticos. Tras su paso por el City College de Nueva York y después de aceptar los empleos más diversos, en 1930 se estableció en París, donde se dedicó de lleno a la creación literaria y llevó una vida independiente y nada convencional que lo convirtió en el ejemplo más conocido de bohemia moderna y en un modelo para la beat generation (Burroughs, Kerouac, Ginsberg...) y para autores como Bukowski o Norman Mailer. A continuación compartimos el plan de trabajo que esbozó Henry Miller cuando empezó a escribir Trópico de Cáncer. Creemos que su eficacia está probada, ya que dio como resultado una de las más grandes obras de la literatura universal.

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1. 2.

Trabaja en algo hasta que termines. No empieces nuevos libros, no agregues material nuevo a Black Spring. 3. No seas nervioso. Trabaja con calma, alegría, imprudencia o lo que sea que tengas a mano. 4. Trabaja de acuerdo al Programa, no a tu estado de ánimo. ¡Detente en el momento señalado! 5. Cuando no puedes crear, no puedes trabajar. 6. Consolida un poco cada día, en vez de agregar nuevos fertilizantes. 7. ¡Mantente humano! Visita personas, ve a lugares, bebe si te apetece. 8. ¡No seas un caballo de tiro! Trabaja únicamente por placer. 9. Descarta el Programa cuando lo desees —pero vuelve a él al día siguiente. Concéntrate. Afina. Excluye. 10. Olvida los libros que quieres escribir. Piensa únicamente en el libro que estás escribiendo. 11. Escribe, antes que nada y siempre. La pintura, la música, los amigos, el cine: todo eso viene después. *El Programa al que se refiere Miller en la lista anterior es el que sigue:

MAÑANA Nota: Deja tiempo suficiente durante el día para hacer una visita ocasional a los museos, un boceto ocasional o una vuelta ocasional en bicicleta. Bosqueja en cafés, trenes y calles. ¡Deja las películas! Ve a la biblioteca para buscar referencias una vez por semana.

• Si estás atontado, escribe algunas notas como estímulo. Si estás en plena forma, escribe.

MEDIODÍA • Trabaja en la sección en curso, siguiendo su plan escrupulosamente. Sin intrusiones, sin desviaciones. Escribe para terminar una sección de cada vez, para bien del conjunto.

TARDE • Ve amigos. Lee en cafés. • Explora zonas poco familiares. A pie si el tiempo es húmedo, en bicicleta si es seco. • Escribe, si estás de ánimo, pero solo sobre el programa menor. Pinta si te encuentras vacío o cansado. Toma notas. Haz esquemas, planes. Corrige.

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Es hora de un buen café y grandes libros. Morelia #76-1, Colonia Roma Norte, México, D.F. Tel. 5207 5121 www.facebook.com/wiserbooksandcoffee www.wiserbooks.coffee 42


U N JA R D Í N P R O P I O

EL TIEMPO Por Deniss Villalobos

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AS COSAS CAMBIAN DEMASIADO RÁPIDO.

da, 43 personas, que seguro estaban escondidos en algún lugar o que sus familias no querían decir que estaban ya en casa, para protegerlos. Y a pesar de que siento que eso pasó solo hace un par de días, la verdad es que han pasado ya dos meses. Y cuánto han cambiado las cosas. Cuántas marchas, cuánta indignación, cuánto horror y cuánto dolor. Todo eso cabe en dos meses, y se siente como si no fuera nada. Qué perro puede ser el tiempo. En los últimos años siento que pasó de ser un cachorro con el que jugaba y pasaba largos ratos tirada en un jardín tomando el sol, a un rabioso dóberman que ataca a cualquiera que pasa cerca de él. Cuántas mordidas nos ha tirado. Cuántas heridas. Pero trato de calmarme un poco, de ver lo positivo, e intento hacer que las personas a mi alrededor hagan lo

Quiero decir que, en estos días, se nota mucho más el paso del tiempo. Recuerdo que cuando era niña los años me parecían larguísimos. Deseaba con todas mis fuerzas que llegara la Navidad o mi cumpleaños, fechas que están casi juntas en el calendario, y me entristecía sentir que siempre faltaba tanto. Ahora me descubro deseando que el tiempo se detenga. Que me espere un poco. Que deje de correr. Tiempo, haz paro, me dan ganas de decirle a veces, pero entonces recuerdo que yo nunca digo haz paro y que el tiempo no es mi amigo. Quizá no es el amigo o enemigo de nadie, pero parece que una de sus principales funciones es arruinarnos la vida, recordándonos que nos hacemos viejos y que no hemos hecho casi nada. Pienso que fue hace un par de días que desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa. Recuerdo perfectamente la primera noticia que leí sobre el tema, y cómo no había casi nada de información. Confieso que ni siquiera le di tanta importancia. Pensé, como muchos, que era imposible que desaparecieran así, de la na-

Qué perro puede ser el tiempo.

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Deniss Villalobos, México, D.F. Estudiante de Relaciones Internacionales. Cuando no estudia, lee, dibuja, baila y escucha música.

mismo. Que el dolor y la indignación no nos cieguen y podamos ver que muchos estamos de pie y no nos cansamos. Que el perro no nos asuste tanto que nos haga dejar de salir de casa. ¿Qué habrían hecho en momentos como éste las personas que admiramos? ¿Qué habría hecho nuestro bisabuelo o tatarabuelo que estuvo en la revolución? ¿Y qué habrían hecho Gandhi o Luther King? Yo no tengo ni idea, solo pienso en eso para consolarme un poco. No buscando soluciones sino esperanza. Pensar que no somos los primeros que luchamos me consuela, porque eso quiere decir que ya se han ganado varias batallas. Faltan muchas, falta mucho, y supongo que ya todos sabemos que hay que seguir, pero el paso del tiempo, con todo lo negativo, también debe servir para recordarnos que el ratito que estamos aquí tiene que valer la pena. Tenemos que dejarle algo bueno al mundo, y definitivamente yo no quiero que la herencia de mi generación a México sean 43 chicos por los que no hubo justicia. Que el tiempo que estemos sirva de algo, que lo usemos sabiamente, porque no podemos detenerlo pero sí aprovecharlo. Que el tiempo se vuelva aliado.

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Ilustraci贸n de Fernando Rubio www.ilustradoresconayotzinapa.tumblr.com #IlustradoresconAyotzinapa

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20 DE NOVIEMBRE PÁ R PA D O

Por Emilio Toledo

C

de la Revolución Mexicana, el pasado 20 de noviembre las calles de México se poblaron de manifestaciones e indignación social por la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa. El 26 de septiembre de 2014 estudiantes de la Normal Isidro Burgos fueron detenidos por la policía municipal de Iguala. Bajo órdenes del presidente municipal, les condujeron a la comandancia de la policía y posteriormente, según la versión oficial, por una carretera y luego un camino que da a un basurero para ahí masacrarlos e incinerarlos. Los crímenes de desaparición forzada y presunto homicidio –no hay evi-

dencia, sólo confesiones- fueron perpetrados por una organización que incluyó a funcionarios públicos y narcotraficantes. Además de los estudiantes, en México hay 22 mil 322 personas que se encuentran en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas. La cifra de homicidios es igualmente alarmante: sólo en 2013 hubo 23 mil asesinatos. La violencia extrema y consecuente inseguridad que se vive en México está alimentada por la impunidad, esto es, la falta de impartición de justicia y la corrupción de las autoridades, que, a decir del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Cossío Villegas, han llega-

IENTO CUATRO AÑOS DESPUÉS

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“Desgraciadamente los casos como el de la desaparición de 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa, Iguala, no son nuevos en México, pues se han presentado otros de igual magnitud en todo el país y lo más grave es que han quedado en la impunidad”.

do a tener una “innegable fusión” con la delincuencia (El Universal). El secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, Emilio Álvarez Icaza, declaró que “desgraciadamente los casos como el de la desaparición de 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa, Iguala, no son nuevos en México, pues se han presentado otros de igual magnitud en todo el país y lo más grave es que han quedado en la impunidad” (El Financiero). La impunidad que, por ejemplo, condujo a la liberación de los policías que asesinaron a dos normalistas el 12 de diciembre de 2011; o la impunidad en la nula investigación sobre una serie de asesinatos cometidos por el expresidente municipal, autor intelectual de la desaparición forzada de los 43 estudiantes, son dos hechos graves que ejemplifican la forma directa en que abona al delito la no persecución de éste. El de México es el problema de un Estado que renuncia a su deber, entre otros, de proporcionar a la

sociedad seguridad pública y procuración de justicia. Y renuncia no sólo por su abierta negligencia e incompetencia sino porque ha abierto sus espacios a quienes cometen los crímenes. En medio ha quedado la ciudadanía desprotegida, cada día más víctimas, y la sociedad vejada en su libertad y sus derechos. La desaparición de 43 estudiantes y el asesinato de 6 personas en los hechos en Iguala ha generado repudio no sólo entre la ciudadanía mexicana sino en el mundo entero. Como ha expresado el presidente de Uruguay, José Mujica, es "un problema de la humanidad. Son cosas que en el mundo de hoy no deberíamos permitir" (Foreign Affairs Latinoamérica). El 20 de noviembre hubo expresiones de inconformidad no sólo en las ciudades del país sino en Estocolmo, Roma, Madrid, Londres, París, Frankfurt y decenas de ciudades a lo largo del planeta. Uno de los reclamos con amplio consenso entre las múltiples manifestaciones que se han suscitado en

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El de México es el problema de un Estado que renuncia a su deber, entre otros, de proporcionar a la sociedad seguridad pública y procuración de justicia.

las últimas semanas (a la del 20 de noviembre le siguió otra igualmente masiva el primero de diciembre) es la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto. Hasta hoy no ha generado algún proyecto que tenga miras de mejorar la realidad. Más bien, está relacionado a crímenes que han quedado impunes de su propio gobierno en el Estado de México contra la comunidad de San Salvador Atenco, donde fueron asesinadas dos personas y violadas 26 mujeres por la policía. También ha sido investigado por conflictos de interés en relación a un contratista beneficiado en sus tareas como gobernador y presidente, a cuyo nombre está una casa del patrimonio de su esposa y otra que usó durante la campaña presidencial. La protección a su padrino político, Arturo Montiel, que tiene órdenes de aprehensión del Gobierno de Francia en su contra por sustracción de menores, la masacre en Tlatlaya por el Ejército o el encarcelamiento de José Manuel Mireles son algunos hechos que, antes que presagiar una conducta responsable del funcionario y su administración, indican la tendencia a una actuación pobre, turbia,

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Cien años después de la entrada de Francisco Villa y Emiliano Zapata a la ciudad de México, la necesidad de un cambio es apremiante como entonces.

ilícita. “Más que una crisis de liderazgo o una crisis de confianza –apunta Jesús Silva-Herzog M.- esto apunta a una crisis de legitimidad. Cuando el poder público olvida su compromiso con la ley, pierde permiso. La desgracia es que la exigencia de legalidad (único basamento del poder legítimo) no tiene eco en las instituciones” (Reforma). El fin de la impunidad pasa necesariamente por el fin de la corrupción, que es el comienzo de la justicia, la legalidad y la paz, principios irrenunciables que deben regir nuestra sociedad para que florezca en sus mejores expresiones. En este punto consiste una necesaria transformación que reduzca considerablemente los niveles intolerables de violencia y depure no sólo las herramientas de seguridad y justicia del Estado, sino a los partidos políticos y funcionarios públicos con el fin de que vuelvan a representar a los ciudadanos, y no a intereses de poderes fácticos, a menudo ilegales, y siempre lejanos u ocultos al escrutinio democrático. Cien años después de la entrada de Francisco Villa y Emiliano Zapata a la ciudad de México, la necesidad de un cambio es apremiante como entonces. Los 43 normalistas desaparecidos, estudiantes de normales pobres fundadas tras la Revolución Mexicana para educar y alfabetizar en las zonas vulnerables del país, su sueño genuino, inspirado en Vázquez Rojas como en Che Guevara, en los estudiantes del 68 como en Lázaro Cárdenas, de transformar el mundo, de mejorarlo, de defender la democracia y la educación pública, gratuita y universal, entre otros derechos, constituyen la reserva moral de México, junto a cientos de miles de personas que han marchado para defenderlos, en reclamo de seguridad, paz y justicia, en reclamo de que se les devuelva con vida “porque vivos se los llevaron y vivos los queremos”. Esta reserva moral pública es necesaria para regenerar las instituciones del Estado, y no volver a permitir que se solapen y cometan crímenes desde los gobiernos, que -antes bien- fueron fundados para servir y proteger las buenas prácticas y conductas honradas, y ayudar al desarrollo saludable de la sociedad y los individuos que la conforman, limitando y persiguiendo toda acción que les perjudique. Estos son mandatos, principios y obligaciones redactados en la Constitución Mexicana, documento que emanó de aquella Revolución Mexicana conmemorada cada 20 de noviembre.

Emilio Toledo M. (1988) es narrador. Ha publicado crónicas, artículos de análisis y cuentos en Arqueología Mexicana, Marvin, Rojo Amate, Opción (ITAM), La Jornada, La Huesuda, Chilango, Canal Persuado, La Voz de Michoacán y Los Hijos de la Malinche, donde es además director de comunicación. Guionista de los largometrajes de cine El Examen y Cementerio Desnudo; ha colaborado para cortometrajes en guión: Nodo, Is/Eucari, Impulso Profundo, 22:42, La biblioteca, Papalote, Repertorio de canciones, premio Adap-T Scrip-T 0 2011 y Bosquejos, premio I.SAT en el 9o Festival de Cine de Morelia y primer lugar de Ficciones Cortas, Argentina; diseño sonoro y música: Color y libertad, primer lugar en concurso "Caminos de la libertad", Días de otoño, Victoria; dirección: Repertorio de canciones, y fotografía: Secreto, For Mimi. Acreedor de dos premios en cuento, otorgados por la Universidad Iberoamericana (Recuerdos de un insurgente que también fue héroe) y la Universidad de Veracruz (Los vagabundos). Participa en el proyecto de música Sonido Fulgor y escribe poesía (Arar, Magnalia). Estudió literatura en la SOGEM, en ciudad de México; medios audiovisuales en el CAAV, en Guadalajara; y fotografía y música en Morelia. Director de Párpado.

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L A C I TA

VLADIMIR NABOKOV “El romper de una ola no puede explicar todo el mar”.

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¿ACASO LOS ROBOTS SUEÑAN CON FOLLAR OVEJAS ELÉCTRICAS? PORNO ELÉCTRICO

Por Julio Medellín

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STIMADOS LECTORES,

les damos la bienvenida a esta sección. Probablemente se preguntarán ¿Qué es el porno eléctrico? A qué me refiero con ello, ¿es acaso una vulgaridad sexualmente textual? Lo es, ciertamente; pero no sólo es un abuso para tus ojos, sino que será un desfloramiento en diferentes emociones y sensaciones, todas combinadas: amor, romance, acción, ilusión, ternura, traición, negación, compasión, terror… sí, hasta terror sexual. Llegaremos a los confines de toda aquella percepción que gira en las situaciones íntimas y recónditas de nuestro cuerpo y psique. El concepto va desde la sensación que atraviesa

nuestro ser, del alma que florece en la piel, hasta la maquinaria más absurda que pueda provocarnos un orgasmo, que para nosotros muchas veces es más una máquina de escribir que la mera idea de un artefacto diseñado para dar placer. No siendo suficiente para mí lo arriba mencionado, pienso que incluir una variedad de armas (conceptos y palabras) en nuestra literatura es indispensable para hacer más real nuestra sociedad “moderna” o si se prefiere: tecnológica. El tiempo, el espacio, la simultaneidad, la consciencia digital, el futuro y pasado que convergen en el presente impregnando en todo momento nuestra humanidad para ser partícipe (vo-

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yeur) de un orgasmo que puede ser eléctrico, por la mera imagen pornográfica vista en internet o por un gran dildo de baterías. Dar la viveza en nuestras cabezas a películas, series, música con sonidos sexuales, narraciones poéticas o novelas eróticas dirigidas a nuestra pelvis para dejar nuestros vellos erizados con esa electricidad, como si fuesen antenas. O encontrarnos identificados en eso que hacemos habitualmente al jugar en mensajes en nuestro chat: el sexteo (texteo (acto de escribir) + sexo = sexteo = escribir sexualmente. Sexting, en inglés) jerga y slag que da un matiz exacto de nuestro ánimo sexual a través de nuestros teléfonos, computadores y tabletas. Es así, pues, como nos sumergiremos en un mundo lleno de erotismo y romance trepidante. Ficción futurística, ficción en la amplitud de la palabra, porque también aparecen fantasmas del pasado, que día a día se van desabotonando para desnudar la ciencia ficción haciéndola palpable; hasta el punto de la singularidad que poseerán las máquinas,

trajarnos, amarnos o darnos atole con el dedo, si bien lo queremos. En el amor sucede todo ello, todo en un tiempo respectivo, con una intensidad específica en medida de la experiencia asimilada. Expresarse en formas romances es toda una paradoja cuando hay una bestia queriendo salir de nuestro cuerpo. Ahí tenemos a Sade queriendo darnos de su propio amor, de su propia consideración pagana y burlesca, llena de verdad y sabor. A Baudelaire matándonos pacientemente con su calvario, con fetiche macabro. Tenemos a Márquez deleitándonos con la inocencia del amor eterno y puro, y Paz dándonos clases de tantra y el Tao del amor en un festín de paisajes y cátedras acerca del funcionamiento del hombre en la sociedad; Jodorowsky platicándonos sus sueños eróticos con mujeres pantera y Coopola haciéndonos ver que los monstruos son monstruos porque aman. Mientras K. Dick y Asimov nos hacen ver que el amor en los robots puede existir. Así, todo cuanto leemos es un banquete contado sexualmente, que rompe

“Nuestro lema es: más humanos que los humanos”. ~ Tyrell, Blade Runner (1982) la inteligencia artificial. Desde luego, nuestro tema dentro de esos saltos cuánticos a pasados y futuros, es el tema del amor, del sexo, de las traiciones, de la fidelidad, de la evolución. Que siempre termina siendo una búsqueda interna para curar todos los males, para llegar a algún lado, para apagar todo y sentirnos en el vientre materno. Para ser nada o todo, porque hay quienes no gustamos de las medias tintas. No es intención hablar acerca del amor, pero tenemos que pasar a través de él para todo tipo de encuentros, porque la vida gira entorno a la cantidad de afecto que uno tenga por tal o cual objeto de deseo. El sentido del amor ha cambiado tanto como la expresión del mismo, como el lenguaje, como la exposición de sí mismo a los demás. Somos víctimas de la manera de cómo nos hablamos a nosotros mismos. Podemos ul-

nuestra virginidad de pensamientos y juicios, de posibilidades en el ser. Y nuestra historia —que puede ser la de cualquier vagabundo excitado mirando revistas pornográficas en los puestos de la esquina— puede estar formada de puro suicidio en el intento de morir una y otra vez en el desflore, en la idea de saberse parte de miles de historias ya antes vividas a través del amor y del sexo: ¿Qué mayor belleza que eso? Perder la virginidad por vez primera con el verdadero amor de una historia que sólo tú reflejas en tu imaginación, con un poema, con el perfecto personaje que describe perfectamente todo cuanto deseas en tu contraparte. En la historia, en la nada del cerebelo, el espacio inmenso de creación, donde sólo hace falta una semilla que tarde o temprano germinará en eyaculación, semilla de la semilla, creación eterna. Lo

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Como escribir es desnudar el alma, nuestro ejercicio mágico será escribir o leer desnudos frente a la computadora, libro, tableta, no teniendo nada por perder.

que proviene de una cosa da nacimiento a otra eternamente. Todo es orgasmo y juguete sexual porque la reproducción –o su intento– es indispensable e inevitable. Las masturbaciones por teléfono cuando lees un poema lujurioso, mientras se dicen te amos y terminar el poema después del orgasmo, es una muestra de mente abierta, de sano juicio y aceptación de realidad en diferentes niveles: es disfrute de la historia. Como escribir es desnudar el alma, nuestro ejercicio mágico será escribir o leer desnudos frente a la computadora, libro, tableta, no teniendo nada por perder. No queremos aburrirles con la definición y etimología de las palabras que conforman tal concepto porque estamos en un acto flexible pero… está bien, pequeños bribonzuelos. Dejaré esto por aquí y me marcharé lentamente: pornografía. (De pornógrafo). 1. f. Carácter obsceno de obras literarias o artísticas. 2. f. Obra literaria o artística de este carácter. 3. f. Tratado acerca de la prostitución. Cuya etimología es muy graciosa ya que viene del griego πόρνη (pórnē = prostituta), femenino del πορνό (porno) como le llamaban a los rufianes en Grecia y cuya raíz viene de πέρvηµ‫( ו‬pernami = vender) porque los “rufianes” solían ser esclavos así como las prostitutas solían ser esclavas. eléctrico, ca. (Del lat. electrum, y este del gr. ἤλεκτρον, ámbar). 1. adj. Que tiene o comunica electricidad. 2. adj. Que funciona mediante ella. 3. adj. Perteneciente o relativo a la electricidad. 4. m. coloq. El Salv. Hueso del codo que, al ser golpeado, produce una sensación de corriente eléctrica.

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Expresarse en formas romances es toda una paradoja cuando hay una bestia queriendo salir de nuestro cuerpo.

Bienvenidos a esta aventura con nosotros. Queremos que dejen la marca de la última lectura en la tableta para irse a dormir con gusto, porque han saciado su mente de imágenes perfectas, de nuevas perspectivas, mismas que elucubrarán para ustedes la mejor de las epopeyas, donde salvan al mundo y se quedan con la doncella o príncipe, o donde son la víctima ultrajada por el tirano, pues hay quienes gustan del dolor.

Julio Medellín, auspiciosamente nacido en el Distrito Federal. Estudió Ciencias y Técnicas de la Comunicación en el Centro de Ciencias de la Comunicación y en la Universidad del Tepeyac. Con su gran talento ha trabajado como guionista y ha sido Proyect Manajer para televisión nacional y productoras independientes. También, ha sido Coordinador, Desarrollador y Administrador de Contenidos en la Sociedad de Autores y Compositores de México. Y, en su gran sapiencia, ha dado a luz a las novelas El toque de la bestia, Ucronía de un amor y el poemario Esclavos del pasado. Algunas revistas como La Pluma del Ganso, 84 mil, palabras que despiertan y Spanish Developers Comunity, han tenido la oportunidad de publicarle. Le gusta el café cargado.

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EL ARTIFICIO DE L A ESCRITURA

LA INSPIRACIÓN Por Santiago Daydí-Tolson

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erá lugar común hablar de la inspiración como de la musa, como de algo procedente de las fuerzas invisibles de alguna divinidad. Todo lo que se dice y repite al respecto —palabrería que mucho tiene de falsa pretensión— no es pura farsa vanidosa de los que se atribuyen poderes sobrenaturales. Porque realmente hay en toda creación —sea artística o no— un chispazo de inspiración, el soplo de una voz que la razón no entiende y que sugiere la inesperada y espontánea producción de algo que el creador no recuerda haber pensado ni soñado. En el caso del escritor es como si las palabras fueran surgiendo solas en la pantalla, dictadas por algún genio escondido en los recovecos milimétricos del computador; o en otros casos, como si la pluma supiera exactamente lo que tiene que escribir y se apresura a hacerlo, obligando a la mano a las gesticulaciones de la caligrafía. Es la inspiración un fenómeno por lo general muy breve, casi como un rayo que ilumina unas pocas palabras por un segundo y deja al escritor medio encandilado y con la tarea de completar por sí solo lo inspirado. Entonces entra en funciones el entusiasmo, esa posesión del espíritu en que se escribe como si se recordara algo escuchado que sólo falta transcribir al papel o la pantalla. Es el susurro, los ecos, la memoria de la voz que habló brevemente lo que perdura, no siempre en términos precisos, en la evocación de la escritura. Parece indisputable que el proceso creativo es en gran medida inconsciente, que el cerebro funciona un poco a escondidas y por su cuenta e informa a

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Es la inspiración un fenómeno por lo general muy breve, casi como un rayo que ilumina unas pocas palabras por un segundo y deja al escritor medio encandilado y con la tarea de completar por sí solo lo inspirado.

la conciencia de tal manera que la razón no llega a percibir del todo lo que el auténtico creador descubre, siente, piensa y comprende. Escribir, el verdadero arte de escribir tal vez esté en la habilidad de barajar debidamente esas ráfagas del inconsciente que de cuando en cuando se le revelan al escritor como inspiración desde la cual avanzar a un entendimiento nuevo, o al menos renovado —ya que no hay mucho nuevo que descubrir en el espíritu humano— de la experiencia personal que es más que nada la de los otros.

Santiago Daydí-Tolson (Chile, 1943), ha vivido en los Estados Unidos desde la década de los sesenta. Recibió en 1973 el Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad de Kansas y actualmente, después de enseñar en las universidades de Fordham, Virginia y Wisconsin-Milwaukee —de la que es profesor emérito—, es catedrático de literaturas hispánicas en la Universidad de Texas en San Antonio. Ha publicado en su campo de especialización, pero a pesar de haber escrito poesía desde que tiene memoria ha publicado poco o casi nada de su obra lírica. La lira de la ira, próximo a aparecer publicado por Bilingual Press, recoge una selección de poemas en español e inglés de varios volúmenes inéditos.

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MINIFICCIÓN

CAMBIO DE CANAL

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saba la televisión como una ventana al abismo. Llegaba después del trabajo con ganas de olvidarlo todo, el papeleo en la oficina y la rutina en ello, el tráfico de regreso a casa y el tedio en él, la falta de esperanza y el hastío en ella. Esa noche, como todas, tomó el control, encendió la televisión pero esta vez saltó.

Rodolfo Orozco E. B., nació en Guadalajara, Jalisco el 17 de febrero de 1971. Autor en el libro colectivo Hecho a breve y de Lo que duden las palabras, de la serie La ronda de los solos del taller literario Al gravitar rotando.

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MINIFICCIÓN

NO SÉ POR QUÉ ESTOY TAN GORDA

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engo orgasmos con la comida. Mmmmm. Siempre hago ese ruidito desagradable. Cuento las calorías de todo. Analizo las raciones del día. No sé por qué estoy gorda. Agarré una manzana, creo que trae un gusano. Nunca me han cogido, pero debe ser tan placentero como cuando como. Supongo. Estoy enamorada de mi jefa. Creo que es asexual. El cabello le brilla, debe ser el sebo. No sé por qué estoy gorda. Me como una toronja en la mañana. A mediodía una manzana y después pescado a la plancha con ensalada verde. No sé por qué estoy gorda. Me como una toronja en la mañana, galletas y un poco de pastel. A mediodía una manzana y un par de papitas. Más tarde encargo pescado a la plancha con ensalada verde, aderezo y pan; de postre un chocolate. Mmmmm. Nunca me han cogido, pero debe ser tan placentero como cuando como. Supongo.

Karen Martínez no tiene semblanza, tampoco es fotogénica. Tal vez en su segunda vida sepa explicar quién realmente es.

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LÍRICA

LOS CAMINOS DE LA VIDA Por Omar Geles (Valledupar, Cesar, 15 de febrero de 1967) Compositor de vallenato colombiano. http://youtu.be/nZdEUuxxp3g

Los caminos de la vida, no son los que yo esperaba, no son los que yo creía, no son los que imaginaba. Los caminos de la vida, son muy difíciles de andarlos, difíciles de caminarlos, y no encuentro la salida. Yo pensaba que la vida era distinta cuando era chiquitito yo creía que las cosas eran fácil como ayer que mi madre preocupada se esmeraba por darme todo lo que necesitaba y me doy cuenta que tanto así no es. Porque a mi madre la veo cansada de trabajar por mi hermano y por mí y ahora con ganas quisiera ayudarla y por ella la peleo hasta el fin por ella lucharé hasta que me muera y por ella no me quiero morir tampoco que se me muera mi vieja pero yo sé que el destino es así. 59


C U E N TO

ATADURAS Por Amélie Olaiz

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ltimamente no llueve por aquí y el polvo se junta sobre los sentimientos entumidos. Ayer bajé a la ciudad. Hace meses que no lo hacía porque el trabajo ha aumentado y el poco tiempo que me queda libre lo uso para escribir. Bajé porque me mandaron llamar de la escuela. La maestra sabe que soy cuenta cuentos y quería que leyera uno durante el festival del libro. Llevaba dos bajo el brazo; uno tuyo y uno mío. Seguro adivinarás cuáles. Caminé por una calle paralela a la principal, mi ánimo no estaba para el barullo propio de la ciudad. Además últimamente se ha llenado de extranjeros y gente rara que usa objetos estrafalarios y máscaras sin chiste. A veces siento que ya no conozco a nadie por aquí. El humor de los nuevos pobladores no me causa gracia, ni encuentro diversión en leer los letreros que cuelgan afuera de sus casas para que sepamos quiénes son. No es lo mismo que cuando iba tomada de tu brazo y comentábamos las locas ideas de uno y otro, o el arribo de algún invasor con nombre novedo-

so, que en el fondo, sabíamos, era una antigüedad de pueblo. Recordé aquellos tiempos y una lágrima rodó marcando una línea en mi cara de polvorón. Supe que te tenías que ir antes de que lo hicieras. Y aunque te extrañaba mucho, sabía que una dosis de lejanía le sentaría bien a nuestros arcones que rebosan de un cariño que pide tocarse. Iba tan ensimismada en tu recuerdo que me tropecé con las evocaciones. Por lo menos eso sentí en aquel momento. Rodé por el terregal un par de metros, pero me levanté rápidamente. No vi nada concreto que me hubiese hecho caer, pero tampoco me detuve a investigar demasiado, cuando uno va de prisa no tiene tiempo para sutilezas. Mi abuela decía que caerse resulta humillante, por eso es mejor reponerse rápido para seguir la marcha, anotar el incidente en la memoria profunda y a otro asunto. Así el cuerpo solito se va a acostumbrando a superar las caídas. Llegué a la escuela tarde, raspada y llena de polvo. La maestra me hizo una mueca de desagrado, pero los niños me recibieron con un escándalo a la medida

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de mi facha, a ellos no les importan esas cosas de la etiqueta y la pulcritud. Al iniciar mi voz temblaba, eso siempre me pasa cuando tengo un público al frente. Elena, que da muchas conferencias, dice que ese nerviosismo genera expectativa en los escuchas y hace el discurso más emocionante. Desde que me lo dijo ese instante tiene otro matiz y hasta lo disfruto. Cuando tomé vuelo leí los cuentos haciendo aspavientos con las manos, me movía con la liviandad de quien acostumbra trabajar sobre nubes y simulando que atrapaba estrellas hice voces diversas. Les gustó mi cuento, pero los hice felices con el tuyo. Al final les dije tu nombre. Uno de los niños se acercó con intención de hablar en privado. Me puse en cuclillas para que nuestras cabezas quedaran a la misma altura. Con el dedo índice señaló algo sobre mi pecho, incliné la cabeza pero de nuevo no vi nada. —¿Puedo?—preguntó sonrojándose un poco.

Asentí con la cabeza. Juntó dedo pulgar e índice y tomo algo del aire, justo a la altura de mi seno izquierdo, y dio un tirón firme y fuerte. Sentí un vuelco en el corazón. Era el hilo invisible. Le di un beso tronado que se limpió de inmediato con la manga de la camisa y me despedí rápido del grupo, no tenía tiempo que perder. Había tomado conciencia de mi situación: estaba unida con un hilo invisible. Salí a la calle y caminé por la avenida central, hasta llegar al final del camino. El trayecto no fue fácil porque al hilo, consciente de que ahora lo notaba, le dio por jalarme con demasiada fuerza, además se había enredado a un montón de objetos que tuve que ir librando hasta llegar a la cima de la hondonada que precede la entrada a la ciudad. Desde ahí te vi venir con la madeja invisible en las manos y el extremo opuesto atado a tu corazón.

Amélie Olaiz, nació en León Guanajuato, México. Es licenciada en Diseño gráfico por la UIA, cursó la maestría de Diseño industrial en la UNAM y un Diplomado de creatividad en la UIA. Ha sido docente de la UIA y de la UIC. Es tallerista de minificción en la Marina de Ficticia.

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C U E N TO

TARA Por Francisco Rodríguez Acosta

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staba tratando de poner en orden mis percepciones y pensamientos. Sentía frío. La luz matinal que entraba por el ventanal de mi habitación no me parecía muy grata. De hecho parecía que sufriera de una resaca. Sin embargo, en ese momento, la confusión era la condición dominante en mi mente. Lo que ocurría es que estaba despertando después de una noche en que el descanso era interrumpido constantemente por las molestias físicas. Despertaba y me volvía a dormir sin lograr relajarme. Ahora parecía que ya era de día. Estaba en eso cuando entró en mi habitación una mujer alta y delgada de largo pelo color paja. Aquella dama parecía escapada de un cuadro de Remedios Varo. Al mismo tiempo que parecía frágil y etérea, se revelaba determinada y firme. Esto último lo acentuaban los “quevedos” montados en su nariz y la chaqueta blanca y austera que vestía. Ante su inesperada e incongruente presencia frente a mi cama, lo primero que se me ocurrió es que soñaba. Bueno, también pensé (quizá fue lo primero) que se trataba de un fantasma. Desde luego en mi condición resultaba más lógico el pensar que estaba alucinando. Lo de estar soñando me convenció porque era muy común en mí el soñar que despertaba y que incluso salía de mi cama, solamente para continuar soñando dormido pero instalado en algo así como un nuevo compartimiento onírico.

La dama de los “quevedos” se acercó hasta el borde de mi cama y mirándome fijamente con sus enormes ojos verdes se inclinó sobre mi rostro y me dijo con voz suave: —Usted no me conoce pero yo sí lo conozco, y mucho. Sorprendido intenté replegarme sobre el limitado espacio del lecho, en tanto que trataba de reducir mi ansiedad y al mismo tiempo me esforzaba en recordar donde había conocido a esa misteriosa visitante. Aquella mujer era interesante, enigmática. Su rostro armonioso, fino y pálido, estaba matizado por un suave color rosado en torno de sus ojos y sobre sus labios. Yo me encontraba confuso. Ese sentimiento no me extrañaba porque siempre que me encontraba ante una mujer bella, en mayor o menor medida sufría de cierta turbación. La primera emoción que arribó a mi desordenada conciencia fue una chispa de libido, sin embargo también un cierto temor se comenzó a engendrar en mi mente. Entonces mi cerebro giró la orden de manifestar esa emoción en mi zona gástrica pulsando sobre mis intestinos como sobre las cuerdas de un violín. De hecho mis entrañas estaban reaccionando con las señales de que me encontraba ante la proximidad de peligro inminente. Traté de situarme en un contexto lógico dentro de la escena que vivía. De darle sentido a lo que estaba ocurriendo, pero mis pensamientos eran como hojas secas arrastradas por una vigorosa corriente de agua. Mi estado no me per-

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mitía recuperar el control del que generalmente hacía gala. Me sentía desganado. Dolores difusos se deslizaban entre mis músculos y huesos como los roedores entre las vigas y entrepaños de las casas viejas. De hecho estaba casi inmovilizado e impedido de incorporarme y dejar el lecho. La bata sin botones que apenas medio me cubría y el montón de tubos de diverso calibre enchufados a mi cuerpo, además de representar una molestia física y un impedimento para un movimiento ágil y seguro, me hacían sentir que mi aspecto era grotesco. Al fin caí en la cuenta de que la inquietante mujer que me escudriñaba con su mirada verde de iridiscencias doradas, no era una cálida y anhelante admiradora esperando meterse entre las sábanas de mi cama. Tomó suavemente mi mano por la muñeca permitiéndome sentir la solidez de su presencia y lo bajo de su temperatura (no estaba excitada). Al terminar de tomarme el pulso me dijo que era médico, ni más ni menos que mi cirujano de corazón. La reina de espadas. Era la figura principal dentro del numeroso grupo de galenos y auxiliares que se encargaron de operarme a corazón abierto: algo así como la matadora dentro de una cuadrilla torera. Esa mujer, que hoy por primera vez conversaba conmigo, cuarenta y cuatro horas antes tomó con sus manos largas y vigorosas mi corazón y le sustituyó la válvula aórtica enferma, por una reluciente prótesis de titanio, plástico y carbono ceramizado. Cuando me platicó su participación en la intervención quirúrgica la visualicé como una grácil y bella costurera que con hilo de seda, aguja de oro y dedal de plata bordaba en mi ventrículo izquierdo sus iniciales para dejar memoria de su íntima presencia. Gisela, la cirujana, sonreía mientras me ofrecía una disculpa por haber estado tan dentro de mí sin antes haberse presentado. Sonriendo me dijo que debi-

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do a que llegó cuando ya me encontraba inconsciente, era imposible que la reconociera. La falta de conciencia era relativa. El estado inducido por la anestesia, apagó algunas funciones de mi mente, pero no impidió a mi cuerpo reconocerla. De hecho parte de la agitación que me inquietó cuando ella llegó a mi cuarto era el resultado del reconocimiento que experimentaba el animal instintivo al margen de mi yo. Mi cuerpo se alteraba en su presencia y surgía la señal de temor, la emoción básica de miedo. Para mí era incomprensible la ambivalencia que me invadía. Así pude constatarlo cuando después acudí para las revisiones de rutina. En su presencia la enfermera me tomaba la presión y resultaba más alta de lo normal. Después, cuando pasaba con el cardiólogo, otra enfermera me tomaba la presión nuevamente y era normal. Se convirtió en experiencia personal lo que ya reportan los neuro-fisiólogos como una indudable verdad: que aprendemos mientras estamos anestesiados en nuestras estancias en el quirófano y que, generalmente, no tenemos conciencia de tales aprendizajes. Toda intervención quirúrgica es una agresión al cuerpo y yo, inconscientemente, aprendí que ella era la autora de una agresión rudísima a mi persona. ¿Cómo está eso de que te abren en canal, te sacan el corazón, lo manipulan; reacomodan tus tripas y cierran la abertura? Y tú, tan tranquilo. Simplemente porque te noquearon con un estacazo de fármacos. Bueno, para los que repartimos nuestra razón entre la ciencia, el arte y la ignorancia, también puede ser como un caso típico de amor a primera vista: la chica te pone nervioso y formalmente no tienes nada que temer, entonces crees que lo que pasa, que tu confusión, es porque aquella ―flaquita— y tú se están gustando. A muchos les pasa y hasta se van a vivir con su enemiga. La ignorancia se paga ¿No?


C U E N TO

RETRATO DEL DESCONOCIDO Por Júpiter Al mediodía

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legan las veintiuna horas y comúnmente lo miro sentarse en ese sofá junto al librero con el torso relajado hacia la derecha, recargando el peso de su cabeza en la mano que sostiene su barbilla. El dedo índice siempre toca la cien. Con la mano izquierda remoja unas cuantas palabras en la taza de café que acomoda en el descanso, las lleva de nuevo a sus labios levemente abiertos, donde las sostiene y las mastica despacio. No deviene nada con la mirada, su gesto altanero es tan incongruente que siempre me provoca quitárselas de la boca, entonces me levanto del sofá de enfrente y me acerco a su rostro. Raspo con mi lengua la comisura de sus labios, puedo percibir ese sabor intenso, abundante y corrosivo como el vinagre; pero tan cambiante, semisólido que me provoca probarlo de nuevo y retenerlo entre el paladar y lo ancho de mi lengua. Lo vuelvo a mirar y permanece apacible, tan relajado como si cada partícula de sabor fuera perfectamente identificable, estudiada y cotidiana en su boca. Si en ocasiones se inmuta, lo hace con las cejas, su gesto se contrae hacia el interior de su cabeza, y una de ellas —la que lleva incrustado un destello metálico— se alza sobre la otra; entonces se acerca de nuevo la taza y escupe dentro de ella. “Cuando era niño solía controlar a los demás con la

fuerza de su mente, era tremendamente persuasivo e incitaba a otros a cometer locuras. Como el Jaibo en esa película de Buñuel, sólo que sin el espíritu fatalista y ni el complejo de Edipo” —pienso en ello mientras lo miro colocar de nuevo la taza sobre el descanso del sofá— yo podría bien ser una de esas mentes manipuladas con su fuerza, por eso prefiero mirarlo del otro lado de la sala, bajo la sombra de las escaleras. Veintitrés horas. Se levanta mecánicamente del sofá y suele caminar —con una rara mueca traviesa— sobre los libros que dibujan un camino hasta su recámara, yo lo sigo y me llevo conmigo su taza para beber de ella. A veces creo que inconscientemente cuenta los pasos antes de llegar a su cama, como quien trajera marcado en el pulso el ritmo adecuado para pisar siempre por el mismo lugar; nunca he tratado de seguir sus huellas, me limito a caminar a un costado y contemplarlas hasta entrar a su cuarto. Esta noche me sentaré sobre el mueble que está en la esquina junto a la ventana, en ese borde donde la oscuridad no se ve tocada por el resplandor de la noche y donde puedo mirar sin ser descubierta. Cuando se sienta en el borde de la cama y permanece en silencio antes de quitarse la camisa, imagino que se prepara para despojarse de todas las poses, como un mimo que se sienta frente al espejo y realiza el ritual de

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convertirse de nuevo en humano, se quita con agilidad la ropa y caen un montón de objetos pesados sobre las sábanas; entonces, los arroja de su cama y se tumba en ella. Ese momento en que se encuentra apacible recostado boca arriba, es por el que cada noche me cuelo entre las sombras para mirar de nuevo, por el que sucumbo cada noche en la curiosidad natural que tengo de él y le miro cada pliegue de su piel, sus ojos como canicas brillantes. Lo deseo. Me quedo dormida un rato para marcharme por la mañana. Cuatro horas. Abro los ojos. Sigue despierto recostado boca arriba con los brazos cruzados detrás de su cabeza, permanece inmóvil aunque ocasionalmente mira de lado la ventana —junto a la que estoy oculta sobre el mueble que tiene la estatuilla del Buda—. Apenas me percato que he derramado el café y se ha inundado la recámara estropeando la duela y las cosas tiradas flotan. Esto no es normal, no puedo mirar más y vuelvo a dormir sentada abrazando mis rodillas. ¿Qué hora es? Pienso mientras entre abro los ojos y un extraño cansancio parece sujetarme fuerte las extremidades. Trato de mirar y sólo veo una enorme pared blanca, hay hormigas de colores trazando curiosos caminos en ella. «Tengo que irme», pienso. Es el impulso en mi mente que me hace sobresaltarme, pero el mundo rota y caigo en cuenta que la gravedad está detrás de mí. Yo he abandonado ese espacio seguro de penumbra. Estoy recostada y siento el frío en el pecho — veo luz en mi pecho— el olor de objetos remojados en café, la sábana fría raspando mi espalda, una corriente tibia adentrándose en la oreja derecha. Giro la cabeza en esa dirección. Le veo mirarme.

Júpiter Al mediodía, tiene en el corazón el anticiclón más grande del sistema solar. Escribe desnuda en la noche, cuando nacen los grillos.

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C U E N TO

A DOS CUADRAS Y MEDIA Por Carlos Bortoni

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ncontró el hoyo una mañana. Diario caminaba por los alrededores del edificio donde vivía. Nunca con un rumbo fijo… y jamás repitiendo el recorrido del día anterior. Caminaba por caminar… el tiempo que le venía en gana. Cuando se cansaba… regresaba a su departamento… desayunaba y se sentaba en la sala para mirar la televisión… e inevitablemente quedarse dormido. Al despertar comía algo más y volvía al televisor para arrullarse. Si… por alguna razón… despertaba en medio de la noche… iba a su cuarto y se acostaba en la cama… ocupando sólo un lado… sin importar que ya nadie durmiera con él. Todos los días lo mismo… no distinguía entre domingo y jueves… entre martes y viernes. El hoyo estaba exactamente a dos cuadras y media de su edificio. Saliendo a la derecha llegaba uno a la tapa rota en una de sus esquinas de un registro de agua… que dejaba al descubierto la rejilla sobre la que se había colado el cemento de la misma y –metros abajo agua. El pie de cualquiera cabe ahí –pensó. Dio media vuelta de inmediato… interrumpiendo su paseo… y regresó al departamento. Después de buscar infructuosamente una bolsa de plástico… terminó tomando el teléfono para llamar a su hija. ¿Dónde dejas las bolsas del supermercado? le preguntó en cuanto la oyó contestar. Desde que se había jubilado… ella hacía las compras por él… y desde luego… ella se encargaba de todo lo que hiciera falta en el departamento. Solía comentarle –en un tono que él sentía como reclamo que dejar de trabajar lo había afectado más que la muerte de su madre. A lo que él contestaba que su madre nunca se hizo indispensable. Cosa que sin remedio alguno la molestaba… y cuando no la hacía llorar… la hacía salir del departamento dejando las cosas a medias y azotando la puerta. ¿Dónde guardas las bolsas del supermercado? volvió a pregun66


tar. ¿Papá? No las tiras ¿o sí? insistió él. Papá ¿Qué necesitas? Lo compro y te lo llevo en la tarde. Después de la clase de inglés de tus nietos le contestó. No… Victoria. No. Sólo quiero una bolsa de plástico. Quizá dos dijo él ¿Qué necesitas Pápa? Yo te lo llevo. Necesito una bolsa de plástico. Por Dios Victoria… eres igual que tu madre… si algún día la extraño basta con llamarte por teléfono para olvidar que lleva quince años muerta. Están debajo del lavadero del lavadero repitió él… molesto por no haber pensado en ello antes. Pero por respuesta escucho el tono de la línea ocupada. Sacó una bolsa. Deshizo el triángulo que con ellas formaban su hija y sus nietos para guardarlas… y sopló dentro para confirmar que no estuviera agujereada. Repitió el procedimiento con otra bolsa y salió del departamento. Antes de llegar al hoyo… metió una bolsa dentro de la otra para darles más fuerza… recogió en una jardinera algunos terrones grandes y un par de piedras y los metió en ellas. Cuando volvió a estar frente a la tapa rota del registro… sacó las piedras y las acomodó en el hueco… deteniéndolas con las varillas que habían quedado expuestas… puso los terrones encima de ellas y luego pisó todo para que la tierra aplastada cubriera el hoyo por completo. Un remedio temporal pensó. Pero no soy yo quien debería estar haciendo estas cosas. A la mañana siguiente… rompiendo con la costumbre de no andar dos días seguidos por el mismo camino… y sospechando que su emplaste de tierra no habría sobrevivido a la noche… tomó las bolsas de plástico y salió en busca del hoyo. En el camino volvió a llenar las bolsas de tierra y piedras… y cuando llegó al registro cubrió con ello el agujero… guardó las bolsas en 67

un bolsillo del pantalón y continuó con su paseo. De regreso… se detuvo frente a la puerta de la cafetería que se encuentra en la plata baja de su edificio… entró y ordenó un café americano y un muffin de chocolate y se sentó tranquilamente a leer el periódico que le pidió a uno de los encargados del lugar. Cuando termino de de revisar hasta los anuncios clasificados… salió del café y subió a su departamento. Todos los días lo mismo. Sin distinguir si era lunes… miércoles o sábado. Salía del edificio… llenaba las bolsas en la jardinera y tapaba el hoyo. Siempre quejándose de tener que hacerlo. Si no lo hace uno... nadie lo hará. Y siempre parando en el café como última escala. Algunas mañanas el emplaste tenía más tierra que piedras. Algunas otras… eran necesarias muchas piedras pequeñas porque no encontraba grandes. Y otras veces tenía que caminar de vuelta a la jardinera para tomar más piedras y terrones porque al aplastarlos… todo había caído por el hoyo. Pero nunca dejaba de presentarse a la cita con la tapa del registro. Hasta que la encontró reparada. Sustituida… mejor dicho… por una nueva. Durante las primeras horas de la mañana… una cuadrilla de obreros del Departamento de Obras y Vialidades del Gobierno… debía haber cambiado la tapa rota por ésta. Lo claro del cemento y el nuevo logotipo que se había plasmado en ella daban muestra de la diferencia de edades entre la tapa y el resto de la banqueta. Hijos de puta dijo al verla. Apretó el puño de la mano con la que cargaba las bolsas… se acercó a otra jardinera… las vació y guardó en su bolsillo y siguió caminando. Dio vuelta a la izquierda al terminar la cuadra negando con la cabeza a cada paso y balbu-


ceando cosas incomprensibles. A la derecha dos calles después. Estacionado en la esquina… encontró un camión del gobierno… y sobre la banqueta a tres hombres trabajando… desazolvando una alcantarilla. Le resultó evidente que esos tres habían cambiado la tapa rota del registro. Pasó a su lado y dijo: Pinches güevones. Ora… ruco hijo de la chingada ¿Qué transa? respondió uno de ellos levantando la mirada pero sin dejar de trabajar. Hija de la chingada tu madre dijo él sin detenerse a averiguar si lo habían escuchado. En la esquina dobló a la derecha y en la siguiente a la izquierda. Volvió a pasar sobre la tapa nueva del registro y regresó al edificio donde vivía. Pasó de largo ante la puerta del café. Subió a su departamento. Desayunó un plato de fruta… se sentó frente al televisor… lo encendió y se quedó dormido.

Carlos Bortoni vive con su mujer y sus dos hijos en una casa con perro. Intenta escribir a diario en cuanto su familia se duerme, pero rara vez lo logra. Cuándo lo hace, escribe poco. Ha colaborado con algunas publicaciones periódicas, participado en dos antologías de cuento y publicado los libros "El imperio soy yo", "Tormentas en vasos de agua" y "Perro viejo y cansado". De nueve a seis de la tarde, casi todos los días de la semana, cumple un horario de oficina.

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FA N F I C T I O N

HAY ALGO QUE INTENTO LEER EN SUEÑOS Por Mauricio Gonzalez “Trelkovsky: If you cut off my head, what would I say... Me and my head, or me and my body? What right has my head to call itself me?” ~ Le locataire-The Tenant, Dir. Roman Polanski (1976).

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ay algo que intento leer en sueños, esos sueños pesados que sellan los ojos desde la frente y te hacen dudar si cuando duermes respiras. Es un texto escrito en pergamino y tengo el presentimiento que es la razón por la que escribo y embebido en ello está también la razón por la que ya no puedo hacerlo. Dentro de ese mismo sueño me he encontrado con conocidos de mi subconsciente, uno de ellos sale de una habitación blanca, su ropa clara manchada de sangre y armado con un garrote me dice recuperando el aliento con voz entrecortada y expresión sonriente: —Atrápalo, sácale el secreto a golpes, no lo dejes que te despierte antes de que tomes el texto, pégale con esto, es un... Y despierto de un brinco, con pesadez en la frente, temiendo que la apnea sea el origen de esto, inhalando profundo y con un saborcito metálico en la boca.

Así que después de lavarme voy a la calle, donde los sonidos apagados; la luz inunda mi párpado inferior, opaca los colores y escala por el centro de mi cráneo hasta hundirse en mi cerebro, congelándolo y me deja mareado. Si, la luz enceguece pero solo el piso, y no siempre de ambos ojos, las más de las veces es el izquierdo y al hundirse en mi frente, vibra, genera ondas que sacuden levemente mi cerebro y llega a mis ojos, la gente se mueve más lento, sus voces se amortiguan, pero no los ruidos de los autos, tampoco la lluvia. Solo la gente se revela como algo ilusorio en esos momentos de vigilia; y me llama el sueño. Y luego un golpe de ansiedad me devuelve el oído y disipa la luz, me hace respirar de nuevo, aleja el mareo y me recuerda que estoy lejos del pergamino con lo que creo que es la respuesta a lo que percibo como deambular entre dos estados de conciencia incompatibles. La última vez que le conté esto a alguien, me recomendó tomar

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vitaminas, antioxidantes y luego antidepresivos, con ellos la sensación de cerebro en hielo creció, ya no hubo golpe de ansiedad que me regresara. Fue entonces que al fin vi al doble. No siempre aparece, pueden pasar días sin su presencia, pero hay ocasiones en que me aqueja algo parecido a la gripa, dificultad para respirar, pesadez en el entrecejo, una leve torpeza. Esos días son de transporte público y agua fría, la comida me da nausea y me es imposible manejar. En esos días recuerdo a mi conocido onírico cubierto en sudor y sangre, gritando triunfal la clave “atrápalo y sácale el secreto a golpes”. Sé que está allí, en la oficina, se levanta de mi escritorio cuando voy llegando y desaparece en el almacén, o sale del baño y corre a la escalera cuando salgo del almacén. Da la vuelta en un pasillo cuando voy de prisa a tomar el otro, en casa está escribiendo en un cuadernillo en el sillón cuando voy al baño, ocupa el estudio cuando yo voy a la cocina, está, siempre está y se desvanece, se va la opresión en el cuello y dejo de respirar por dos. Sé que él sí escribe, también durante la madrugada le escucho teclear en la computadora descompuesta del escritorio, el sonido me paraliza, me aterra y enfurece; cuando me decido a levantarme, la pesadez en el cráneo lo previene, me aplasta y exhalo largo, vaciando totalmente mis pulmones, o al menos eso creo porque no se de mí, no recuerdo los sueños, hasta que vuelvo a estar ante el pergamino con la respuesta que a veces alcanzo a leer y todo queda claro, otras veces los caracteres no tienen sentido, o al intentar tomar el pergamino, mis manos son incapaces de tomarlo y me regresa poco a poco el jalón de gravedad cerebral, la falta de aire, me saca de lo profundo de mi la flotabilidad hacia lo real y recuerdo el consejo del conocido sudoroso “pégale con esto, es un garrote con cabeza de diamante”. El garrote está allí junto a él, y le he hecho creer que sigo tomando los antidepresivos después de 3 meses con la misma planilla de pastillas y sin dejar de estudiar sus movimientos. Es el momento, tomo el garrote, él está frente a la computadora y el estudio se inunda de luz blanca.

Mauricio González Álvarez, abril 1 de 1979. Graduado del Diplomado en Creación Literaria de SOGEM en 2008, autor del programa “Muñeca de cabaret, la música de The Dresden Dolls” transmitido por Radio Educación y autor de “El mercader de rostros” incluido en la antología Después del Azar de Editorial Eón. Colaborador con Fernanda Tapia en Radioactivo de 1999 a 2003 y White Wolf Publishing Inc. de 1999 a 2007. Creyente a pies juntillas de que la fábula “La hormiga y la cigarra” de Esopo es una división veraz de caracteres humanos.

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SEMILL AS DEL MAL

CITATION X-11 Por Mauricio González Te dejo manejar porque no me quiero hacer responsable vas lo más rápido posible sin cinturón de seguridad cambias las velocidades sin clutch, todo de oído te le cierras a los autobuses y rebasas por la derecha yo de copiloto sumido en horror y euforia me quedo callado porque llené el tanque, te abrí la puerta y te di las llaves Ya estás harto y me ordenas manejar después de que el radiador escupe vapor desgarrar la lámina y arrancarle la defensa manejar sobre el pasto de los parques arrollar mascotas de ancianos de atropellar peatones con bebés Me regresas el control y no respingo Aunque el estallido del retrovisor me haya cortado la cara Aunque el choque en el costado me haya dislocado el hombro Aunque me arrepienta de haberte dado el volante para destrozarlo todo Pero no quiero quedarme estacionado.

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SEMILL AS DEL MAL

CASA Por Alfredo Ávalos “No es para quedarnos en casa que hacemos una casa.” ~ Juan Gelman Mi casa se erige sobre el despojo; antes de ser mi casa fue hogar de otros. Mi casa es duda y esperanza, una de cal y otra de arena. Mi casa fue guarida del viento, abrevadero de coyotes, refugio de conejos, nido de serpientes. Mi casa es Pangea, isla al borde del precipicio. A veces noctiluca de asfalto, a veces un hueco en el código postal. Mi casa es vecina de la casa donde se gesta la Revolución. Mi casa es el nudo ciego de la soga. No tiene herida de bala, pero sangra Alfredo Ávalos, nació en Cárdenas y exhibe cicatriz como tatuaje de marinero. A veces, mi casa engulle como boa, otras da a luz. Mi casa se abre al forastero, al paria, al desahuciado del amor. Esta casa quedará yo me habré ido.

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S.L.P México. Ha publicado cuento y poesía en distintas antologías de México y Estados Unidos. Ganador del II Certamen de Cuento “José Arrese” (2007) Es colaborador de la revista electrónica “Labrapalabra”. Es fundador y coordinador del encuentro de escritores “Letras en la Frontera” en San Antonio, TX.


SEMILL AS DEL MAL

INTERMEZZO A KRASIVAYA Por Jorge R. Denegre Vaught Y así apareces en las notas, en el viento, en lo firme y brillante del firmamento, en lo eterno de un poema, de una vena, en mi vaso de poeta, en la hoja que todo lo llena. Suenas a miel, a flores, a fantasía, tú, entera, eres viva, una gran sinfonía, y estás aquí y allá en el lejano cielo, eres todo, eres una estrella en el universo, en el pelo. Las palabras son tú idea, eres tú la tinta, estás en lo eternamente trivial y lo que importa, en el recorrido del piano y el silencio abrumador, de ese intenso negro tan aterrador. Estás lejos y en esa lejanía estás aquí, en lo profundo del corazón, ahí, sólo ahí, en la palabra cariño, o en la ventana, esa ventana que conduce a mi alma. 73

Jorge R. Denegre Vaught nació en la ciudad de México; ha colaborado en el taller de poesía de Saúl Ibargoyen (poeta uruguayo), también ha sido conferencista en el Centro de Estudios para Extranjeros de la UNAM, y ha sido colaborador de la Editorial Academia Literaria. Es director y miembro fundador de la Fundación Nueva a Academia Literaria y es autor de los libros de poesía Lágrimas del alma y Tren de viento.


SEMILL AS DEL MAL

TRES HAIKUS Por Julio Medellín

Noche de otoño no hay hojas sin viento tan sólo tierra. Todo se muere hasta mi tonta sombra sin respiración. No es primavera ni ahora ni mañana siempre es otoño.

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SEMILL AS DEL MAL

LA IMPOSTORA Por Lorelei Danai

Al mirarme
 en aquél reflejo 
 no me vi. No soy yo, no la que habita ese cuerpo, esa presencia del otro lado del espejo, sonriente como si la tristeza infinita hubiese desaparecido de sus ojos.

Lorelei Danai (México D.F. 1988) Escribe para crearle un espacio habitable a su necesidad, a lo que le oprime, a lo que le es difícil y excesivo. Para recuperar la esencia de las personas, los lugares, los tiempos y todo lo que ha vivido. Escribe para ser, escribe sin motivo.

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SEMILL AS DEL MAL

SOLEDAD Por Carolina Camarena Todos hablan de la soledad, los amantes se esconden de la soledad, los poetas le escribimos a la soledad, es ahí, cuando escribimos, que nos damos cuenta que estamos solos. Solos juntos solos apretados, amontonados solos lejos solos solitarios. Te das cuenta que estás solo cuando te llega esa melancolía interminable, negra y retorcida, cuando te llega esa tormenta de vestigios como cuando una ola rompe en el mar, de una y sin avisar recuerdos que no sabes ni cómo ahogar, buscando amantes de día, llenando vacíos de noche, consintiendo al corazón deshabitado y desganado, da vergüenza, la soledad da vergüenza.

Soledad es llegar a casa cansados, prepararte la cena y pretender que hay alguien a tu lado. Soledad es saber que tienes costales de amor derrochados mal repartidos, mal pagados. Soledad es ese segundo de revoltosa ironía cuando ésta se convierte tu mejor compañía.

Carolina Camarena (Culiacán, Sinaloa 1987) Poeta y fotógrafa empedernida, cafeinómana y melómana sin control.

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SEMILL AS DEL MAL

ASÍ SIN MÁS SE FUE Por Gabriela de Troya Un día, así sin más, se fue. Me juró amor cada amanecer que estuvo a mi lado, aún en el último. Anidó en cada rincón de mi cuerpo, iluminó cada ausencia en mi universo. Me endulzó. Un día, así sin más se fue. Cuando mi vida era suya, se la había entregado sin preguntar. Mi ansiedad desaparecía en sus manos. El miedo, el coraje y el dolor se habían desvanecido con cada caricia que me concedía. La vida descansaba en un futuro imaginario, lleno de caminos, todo a la suerte… menos él. Él era lo único de cierto. Un día, así sin más se fue. El sol era dorado, me había besado y me había jurado. Nunca se iría, nunca enfermaría y moriría sólo en mí. Juntos, cómplices. El mundo solo es amargo. Duele. Se muere todos los días. Soy débil y la vida no se soporta. Un día, así sin más, se fue.

Gabriela de Troya, 26 años. Fotógrafa y poeta rayando en lo absurdo

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SEMILL AS DEL MAL

AFUERA ESTÁN GRITANDO Por Valeria Mata Nos levantamos llenos de plumas pegadas a las piernas a los pulmones hablamos sobre el significado de haber nacido en viernes y sobre la desesperanza de aquellos objetos que nunca han sido tocados ni siquiera por los ojos aquellas rocas de Saturno y qué sentirán los huesos más profundos de las frutas Esa interminable duda además de si estuvimos durmiendo sobre la tierra sobre el cemento sobre los cuerpos cuántos cuerpos, amor, enterrados mientras dormíamos. Están tronando los campos y sus gritos ahuyentan a los zorros Tratan de decirnos algo y nosotros pensando en los viernes en las frutas en Saturno Se tocan las piernas los tallos para que escuchemos ¿qué dicen, amor, están llorando de tierra?

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Aquí de este lado de la vida estamos tranquilos que no nos molesten con consignas ¿pero qué tranquilidad es esta? turno matutino en el trabajo no me hables de política ya enciende la tele y vamos a comer no me digas esas cosas desaparece uno y otro y todos ¿dónde están todos? péinate no vaya a ser que te confundan con estudiante ten cuidado con los labios que no se abran tanto que te duermas que no despiertes desaparece otro y otro y ¿qué tranquilidad es esta? todo está despedazado de silencio aquí adentro y afuera siguen gritando que se me tranquilicen los trópicos amor que se me laven las ansias que podamos entender de una vez por todas lo que lloran los cuerpos lo que gritan los campos.

Valeria Mata, nació en Puebla y vive en la Ciudad de México. Es antropóloga, en 2014 editó junto con Andrea Reed El tiempo y sus múltiples, antología de ilustración y poesía. Forma parte del Colectivo Jitanjáfora, que el pasado mes organizó Sembrar versos en temporada de sequía, un encuentro de poesía y crítica social. Colaboró en el taller de poesía para niños “Lleve sus poemas por kilo y calientitos”, impartido en el mercado de La Merced. Le asombra el misterio en la geometría vegetal y actualmente gestiona proyectos de difusión cultural.

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SEMILL AS DEL MAL

RETAZOS Por Patricio J. Gómez Garcés

Hay paisajes poblados de espejos, tumbas que cantan su alquimia de oro a ceniza; zapatos demasiado chicos, y sillas demasiado grandes. Odios y hastíos que son moneda corriente; dientes cansados de roer cadenas. Hay minutos ladrillo, voces de crujía, y esperanza desahuciada. Hay llantos que se hacen polvo, tierra en la mejilla, mapas con cumbres de sangre, y botellas llenas de mar, sin remitente. Yo creo en las celdas vacías de santos, y en quien crispa los puños de alegría. Creo en el cielo, bordado a fuerza de cometas y pañuelos, en la muchacha que camina, gato en la terraza, y en el hombre que se levanta temprano y pinta el mundo. Creo en los que han sobrevivido a la página en blanco, y en los héroes que saltan de charco en charco. Creo en las cruces del tesoro, en el insomnio y en la locura de ser vela.

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Si somos bosque, ¿quién nos bautizó hoja seca? ¿Por qué carne de cañón, si crecimos bala? ¿Por qué nos empeñamos en ser abismo, nosotros que nacimos escalera?

Patricio J. Gómez Garcés. Nefelibata y bohemio. Ha publicado en algunas revistas literarias como La Pluma del Ganso y Danludens. Ganador del Concurso Nacional de Cuento Preuniversitario Juan Rulfo, de la Universidad Iberoamericana. Ama el Jazz, la Literatura y el cine. Fuma porque le gusta suspirar azul y roba libros porque las joyerías y los bancos ya son lugares muy comunes. Escribe y escribe, porque no encuentra otra manera de concebir el mundo.

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SEMILL AS DEL MAL

PARA NO SENTIRSE TAN MAL Por Valeria Guzmán Para Jorge Aníbal Cruz Mendoza

Escoger un desaparecido
 como quien escoge un libro
 o un durazno en el mercado
 casi al azar
 
 Buscar signos fraternos posibles
 rastros de siglos como el árbol genealógico
 del olvido
 la nariz chata de mi abuela Sara
 el mismo cabello oscuro de mi papá
 el ímpetu en la foto me recuerda a un tío lejano, ya fallecido
 
 Escoger un desaparecido
 y aprenderse su nombre
 como se aprende uno de memoria
 el nombre completo de su mejor amigo
 
 Poner su foto en un lugar incómodamente visible
 sacar el pan del tostador y verlo, de reojo, en la alacena
 algo en sus pupilas me recuerda a mi hermano
 de esos labios habrá salido
 la misma saliva con que ahora
 digiero estas migajas
 y esas cejas se habrán fruncido
 cuando niño por caprichos inconscientes
 cuando joven por la violencia injusta
 de los condenados a pobres

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Escoger un desaparecido
 y llevar todos sus rasgos en la mente
 marchar con otros por su nombre
 como gritando "¡vuelve!"
 
 Pensar en sus ideas y entenderlo
 y no entender su ausencia involuntaria
 
 Reír con las bromas pesadas de la vida
 porque estamos aquí y podemos
 tomar un vaso de agua
 sacarle punta a un lápiz
 estrenar calcetines morados
 tener desencantos amorosos
 seguir reclamando la injusticia
 pensar en el futuro y hacer planes
 
 Escoger un desaparecido
 llevarlo como prendedor, un latente piquete en el pecho
 un esporádico nudo en la garganta
 un rostro familiar que nunca vimos
 
 Escoger un desaparecido y decirle:
 Aníbal, yo te recuerdo
 pero eres tú quien habla por adentro
 a la conciencia de los encontrados
 como eco de la sombra
 desde la boca del infierno
 
 Aníbal, pastor de los lugares perdidos.

Valeria Guzmán nació en la ciudad de Puebla en 1990 pero estudia Letras en la UNAM, por eso le gusta el mole de guajolote.

(Crédito de foto: Valeria Bernal)

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SEMILL AS DEL MAL

TRES POEMAS INÉDITOS Por Octavio Quintanilla

AUTORRETRATO Conozco bien la fisonomía del verdugo la he dibujado sueño con ella.
 Me busca en los camiones. Me vigila en la pecera húmeda de cumbia. A veces me le pierdo en el hedor del metro. Por si acaso me quiere robar, siempre ando con los bolsillos vacíos.
 En la cartera,
 sólo tengo una foto de mí mismo
 para no olvidar
 quién fui.

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HUECO QUE QUEDA EN EL CUERPO CUANDO SE VA LA LUZ Imagino a mi padre muerto.
 Días después de enterrarlo, llega
 al pie de mi cama con el cuerpo
 de otro hombre.
 En la oscuridad no puedo verle la cara,
 pero sé que es él,
 sé que es su mano la que toca mi mano,
 su aliento lo que lame mis rodillas
 como ola salada.
 Quiero prender la luz
 pero, ¿para qué?
 ¿Para qué abrir los ojos?
 Me lo imagino vistiendo la piel
 del vecino que murió
 algunos meses antes que él.
 Me lo imagino con el bigote de su padre
 que nunca conoció en persona.
 Nunca fuimos al mar
 aún cuando el mar estaba siempre
 a nuestro alcance.
 Siempre le dolían las muelas.
 Las bolsas de los pantalones siempre repletas de desgracias.
 Cada noche se quitaba el rostro
 y lo dejaba descansar en la mesa de la cocina. Creo que tenía sus razones
 para no ir al mar.
 Allí, de pie en el agua, creemos
 que el tiempo pasa.
 Pero el tiempo nunca pasa.
 Esta noche vino a ofrecerme respuestas. Presiento que me quiere decir algo, confesarme, finalmente,
 lo que se le quedó fuera
 del ataúd.

Le pido que abra la boca.
 Confiesa, le digo.
 Ya estas aquí con los dedos encendidos. Dibuja en el aire negro el trapo
 con el que te limpié
 la sangre de la cara.
 Cuéntame de tu nueva patria. Dime, ¿por qué has cruzado
 la frontera de los vivos?
 ¿A qué le temes?
 Ya has de saber que los nombres de los olvidados están hechos de viento. De viento estás hecho, y llegas desde el mar
 a tocarnos la puerta,
 a recordarnos, a abrirnos la ventana que dejamos, casualmente,
 desatrancada.

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TREN DE LOS DESCONOCIDOS Le cortó un brazo.
 El brazo izquierdo.
 El brazo izquierdo quedó tendido entre la vías.
 Se resbaló.
 Se resbaló y el tren le cortó la pierna. Se resbaló y el tren le cortó
 la pierna derecha.
 Nadie vigila el tren.
 Al tren nadie lo vigila.
 Solo los maleantes y la lluvia
 que no quiere caer.
 La lluvia tiene miedo y los maleantes quieren sangre.
 El tren siempre tiene sed.
 El tren le cortó las dos piernas. Cuatro mil kilómetros de pierna
 para cruzar México.
 El tren siempre tiene hambre.
 Pero la sed tiene más filo.
 El tren le cortó los senos
 con la sed.
 La sed comió machete.
 La sed del tren comió machete
 y le cortó los senos.
 Senos que amamantan la distancia. Distancia como cobija.
 Cobija para los muertos.
 Los muertos que vienen en camino. Octavio Quintanilla, ha publicado poesía en revistas literarias como Salamander, RHINO, Alaska Quarterly Review y Huizache. Su primera colección de poesía, If I Go Missing, fue publicada por Slough Press en el verano del 2014. Es asesor docente de la revista The Thing Itself Literary Journal y trabaja como profesor de Literatura Inglesa en Our Lady of the Lake University de San Antonio.

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E L PA JA R I TO

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L A P U E R TA

¿ASÍ QUE QUIERES SER ESCRITOR? Charles Bukowski Si no te sale ardiendo de dentro, a pesar de todo, no lo hagas. Si tienes que sentarte durante horas con la mirada fija en la pantalla del ordenador o clavado en tu máquina de escribir buscando las palabras, no lo hagas. Si lo haces por dinero o por fama, no lo hagas. Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama, no lo hagas. Si tienes que sentarte y reescribirlo una y otra vez, no lo hagas. Si te cansa sólo pensar en hacerlo, no lo hagas. Si estás intentado escribir como cualquier otro, olvídalo. Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti, espera pacientemente. Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa. Si primero tienes que leerlo a tu esposa, o a tu novia o a tu novio o a tus padres o a cualquiera, no estás preparado.

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No seas como tantos escritores, no seas como tantos miles de personas que se llaman a sí mismos escritores, no seas soso y aburrido y pretencioso. no te consumas en tu amor propio. Las bibliotecas del mundo bostezan hasta dormirse con esa gente. No seas uno de ellos. No lo hagas. A no ser que salga de tu alma como un cohete, a no ser que quedarte quieto pudiera llevarte a la locura, al suicidio o al asesinato, no lo hagas. A no ser que el sol dentro de ti esté quemando tus tripas, no lo hagas. Cuando sea verdaderamente el momento, y si has sido elegido, sucederá por sí solo y seguirá sucediendo hasta que te mueras o hasta que muera en ti. No hay otro camino. Y nunca lo hubo.

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