2018, ELECCIONES: EL FUTURO DEL PUEBLO TRABAJADOR

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2018, ELECCIONES: EL FUTURO DEL PUEBLO TRABAJADOR Un agitador, propagandista y organizador para el pueblo trabajador.

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Marichuy, un paso adelante en la política del CNI y el EZLN.

2018 Las elecciones y el futuro de un pueblo trabajador.

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La génesis del PRI y el PAN. El mito de la democracia burguesa.

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MORENA, Qué es y qué esperar.

Sacar a la derecha del poder, defender el voto y luchar por el Socialismo.

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México CDMX. Junio 2017. - La presente obra se respalda en una licencia de Creative Commons Atribución- Licenciamiento Recíproco 2.5 México. La reproducción de este material está permitida través de cualquier medio y alentada siempre que se respete el 2 crédito Tinta | Enero - Julio 2018 de los Proletaria autores y la organización.


Tinta Proletaria UN AGITADOR, PROPAGANDISTA Y ORGANIZADOR PARA EL PUEBLO TRABAJADOR Tinta Proletaria nace del esfuerzo de las Juntas Defensivas Universitarias (JDU) por materializar un proyecto de prensa, para defender y difundir las ideas del marxismo, luchar contra el capitalismo y ayudar a construir el socialismo. Nuestro proyecto busca ser un espacio de formación y un plan práctico que coadyuve a la organización revolucionaria de las masas. Asimismo, pretende ser un foro para preservar, desarrollar y dar a conocer las ideas del marxismo. En síntesis, la revista busca ser tres cosas: un agitador, un propagandista y un organizador colectivo del pueblo trabajador. Como órgano de propaganda, nuestra publicación busca impulsar la formación política de los elementos más avanzados del proletariado, así como ganar para la causa revolucionaria al resto de sus miembros y a los demás sectores sociales oprimidos por el capitalismo. Como órgano de agitación, nos esforzamos por atizar cada chispa de la lucha de clases y de la indignación popular, para que toda esa energía devenga en lucha organizada. Como organizador colectivo, ocupa las ideas y los principios del marxismo para ayudar a construir un lazo efectivo y regular que una en una misma lucha a la clase trabajadora, el campesinado pobre, las clases medias progresistas, las comunidades indígenas en lucha, las mujeres expoliadas por el patriarcado, así com los demás sectores subsumidos por el régimen capitalista. De este modo, esperamos que con el tiempo, pero sobre todo con trabajo y esfuerzo, Tinta Proletaria se convierta en el agitador, propagandista y organizador colectivo que requieren las masas en México y el mundo para nutrir su consciencia, organizarse y luchar por el socialismo.

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2018, LAS ELECCIONES Y EL FUTURO DEL PUEBLO TRABAJADOR Este primer número de Tinta Proletaria lo hemos dedicado al análisis de las elecciones presidenciales de 2018. El objetivo es ofrecer una visión en conjunto sobre el proceso y descifrar el significado político que tiene para el pueblo trabajador. En los artículos que componen el número discutimos la importancia de la candidatura independiente de María de Jesús Patricio Martínez; la génesis de la bancarrota del PRI y el PAN; lo que significa políticamente Morena; y las tareas que quedan ante el escenario de un inminente triunfo de Andrés Manuel López Obrador. Sostenemos que es necesario organizarse hombro a hombro con todos los afectados por el régimen imperante -las bases de Morena incluidas- para conquistar, mediante la movilización, todo lo que se pueda en un tentativo gobierno de Obrador. Sin embargo, dejamos claro que detenerse ahí sería un error. El pueblo trabajador tiene que lograr construir una organización propia y un programa que defienda claramente sus intereses, con el fin de lograr su independencia política y poder luchar por una verdadera transformación de la realidad.

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MARICHUY, UN PASO ADELANTE EN LA POLÍTICA DEL CNI Y EL EZLN Por Jiroko Nakamura, Mónica Olivares y Patricia Olivares.

María de Jesús Patricio saluda a sus simpatizantes en Oventic, Chiapas. Foto: Eduardo Verdugo (AP) Publicada en El País.

“Ya es tiempo de que los pueblos hablen y se manifiesten” María de Jesús Patricio Martínez

Al postularse como candidata independiente rompió un esquema patriarcal y autoritario que simula la democracia. Ya que abrió la posibilidad de que una mujer indígena por primera vez contendiera hacia la presidencia. Llevó la voz de las El proceso electoral de 2018 se vio marca- y los indígenas, los pueblos y tribus originarias, la do por diversos factores que trascenderán en la clase trabajadora y el campesinado. Dio lugar a la historia de México, como lo es la participación participación de sectores olvidados por la clase de Marichuy (María de Jesús Patricio Martínez), política mexicana. Hizo notar el racismo y clasisla vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) mo que aún perdura en la partidocracia, ya que quien fue delegada por el Congreso Nacional In- su propuesta anticapitalista incomodó a la clase dígena (CNI) y el Ejército Zapatista de Liberación burguesa. Nacional (EZLN) como precandidata independiente. Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018

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Antecedentes Si nos remontamos al proceso de formación del EZLN, encontramos que desde la caída de Porfirio Díaz, el Zapatismo “fue la expresión más concentrada de la irrupción nacional de las masas campesinas”. La resistencia que emprendió tanto el campesinado como el proletariado agrícola tuvo su origen en formas de lucha precedentes de las guerras de la Independencia y la Reforma. Fue lo que dio origen y consumación a la Revolución Mexicana e hizo frente a las direcciones burguesas que intentarían sin éxito erradicarlo.

Una candidata indígena recaba un sorpresivo apoyo en México, Oventic, México (AP). Foto: Associated Press.

La dirigencia de Emiliano Zapata fue independiente de la dirección burguesa; las masas depositaron su plena confianza en diversos actores que encararían la lucha por la tierra y la dignidad de las clases desposeídas históricamente. Fue una lucha que en su inicio no contaba con un programa político, pero empíricamente logró establecer objetivos concretos que cuestionaban al orden capitalista. En pocas palabras, el Ejército Zapatista fue el reflejo de una conciencia nacional del campesinado en México, donde las armas serían una forma de sublevación contundente y un rasgo identitario en su lucha por la dignidad. Aquella tradición de lucha es un antecedente del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que tiene sus orígenes en los primeros años de la década de 1980, cuando un primer grupo de guerrilleros se instaló en la zona montañosa de la Selva Lacandona, con la intención de crear un frente para impulsar la lucha armada en el país. Este grupo pertenecía a un movimiento que se denominó Fuerza de Liberación Nacional (FLN) en la década de 1970, época donde existió un estado de insurgencia social y política mundial. El cual fue reprimido y extinto por las fuerzas de seguridad del Estado.

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El momento de la insurrección estuvo antecedido por un proceso formativo de diez años; periodo en el cual se delinearon, desarrollaron y consolidaron muchos aspectos que hoy caracterizan al EZLN. El 1º de enero de 1994, con la entrada en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), acontece el levantamiento de una insurrección indígena en Chiapas. Para el 16 de febrero de 1996, dicho movimiento materializado en el EZLN firma con el gobierno mexicano los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena, documento que genera la modificación de la Constitución para otorgar derechos y reconocer autonomía a los Pueblos Indígenas de México Ese mismo año el EZLN hace un llamado a todos los pueblos originarios para dar seguimiento a los Acuerdos de San Andrés y se funda, el 12 de octubre de 1996 en la Ciudad de México, el Congreso Nacional Indígena. Han pasado más de veinte años de aquel histórico suceso, mientras el TLCAN se encuentra en crisis y su existencia actualmente está en duda, el EZLN reaparece con una esperanzadora propuesta.

Marichuy, la candidata independiente que encaró al capitalismo En octubre de 2016 se anunció por primera vez la idea de lanzar a una mujer indígena y trabajadora como candidata independiente a la presidencia. Pero, fue hasta octubre de 2017 que el CNI y el EZLN dieron a conocer, en un comunicado, su intención de participar en las elecciones presidenciales de México en 2018. Esta mujer era Marichuy, vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), delegada por el CNI y el EZLN. Ella fue elegida no por azar, sino por su trayectoria de lucha. Muestras públicas de su participación política las encontramos en 1996 cuando leyó la declaración política de fundación del CNI o en 2001 cuando habló junto con la Comandanta Ramona en el Congreso. Además, es un referente en la medicina tradicional en Tuxpan, Jalisco desde el inicio de su labor en 1992. Marichuy, quien se presentó como mujer, madre y trabajadora, proviene de una familia campesina de Jalisco. Su objetivo en el proceso electoral fue representar a diferentes sectores que han sido silenciados en México por la burguesía, tales como: las mujeres, los pueblos originarios y la clase trabajadora. El proyecto que representa Marichuy recuperó las demandas de cientos de comunidades originarias, pero no sólo eso, sino que representó el papel de la mujer en el acontecer político mexicano. Retó frontalmente el machismo, el racismo y el clasismo, fue acompañada por una propuesta colectiva anticapitalista, reflejó la lucha contra la opresión de la mujer y los pueblos originarios. Generó un puente entre las y los campesinos, trabajadores agrícolas y la clase trabajadora; llamando no simplemente a votar o abstenerse, sino a organizarse. Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018

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Una vocera indígena y trabajadora frente al sistema electoral En reiteradas ocasiones el EZLN expuso que, el apoyo a la candidatura independiente de Marichuy no era por un deseo de participar en la farsa electoral, sino para que la voz indígena fuera escuchada. Por ello, no se le presentaba como candidata, sino como vocera legítima del Congreso Nacional Indígena. Por ello, representó para varios sectores del pueblo mexicano una opción digna de elección. La valiosa participación de Marichuy, no sólo se refleja en el arduo recorrido que realizó por las comunidades indígenas a lo largo de la República Mexicana –como lo hizo el 14 de octubre de 2017 en los cinco caracoles zapatistas con indígenas mayas, tzotziles, choles, zoques, tzeltales y mames- en donde generó identificación y esperanza, sino en su discurso unificador que apostaba por la inclusión y unión de todos los grupos -conocidos como “minorías”- que han sido excluidos y gravemente reprimidos, violentados, así como enajenados por este sistema capitalista neoliberal. En su recorrido fue apoyada por 153 concejales de 52 pueblos originarios. Su voz representaba a “los de abajo”, al pueblo trabajador, a los que siguen resistiendo y luchando. En cada una de sus intervenciones públicas denunció la opresión sistemática hacia las mujeres y los pueblos originarios.

“Antes no existía el discurso indígena; nosotros sólo éramos vistos como campesinos […] El levantamiento del EZLN de 1994 y el Congreso Nacional Indígena de 1996 cambió eso por completo”, María de Jesús Patricio Martínez.

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Marichuy en Ciudad Universitaria. Foto: Germán Canseco / Publicada en Proceso.

Lograr una candidatura desde abajo y a la izquierda, en un sistema corrupto era casi imposible, sin embargo, los pueblos originarios se hicieron visibles otra vez, unificados y contra el capitalismo, llamando a la organización a través de una mujer, con una posición feminista y de clase, que representa al campesinado pobre y a los trabajadores del campo.


Reunir las 867 mil firmas que necesitaba para ser reconocida como candidata independiente en al menos 17 estados -en cada uno se debía rebasar el 1% del padrón electoral- fue un gran obstáculo. Los requisitos en sí mismos eran “discriminatorios”. Como señaló Villoro:

“El Instituto Nacional Electoral ha creado una aplicación para recabar firmas que se debe bajar en celulares de gama media, que tienen un costo de 5 mil pesos (más de tres veces el salario mínimo). En un país donde 81.7% de la población gana hasta tres salarios mínimos, el INE exige que se destine el sueldo de un mes para comprar un celular”. Por no mencionar otros aspectos como el acceso a la energía eléctrica o a la conexión a internet, que en muchas partes de nuestro país aún no existe ¡Ésta es la realidad de las y los mexicanos más explotados! Con todo, al final, Marichuy entregó 267,115 firmas, de las cuales 248,115 fueron validadas.

Trabajadores del campo y de la ciudad e indígenas unidos contra el capitalismo El llamado a la organización antes, durante y después de la campaña de la candidatura independiente de María de Jesús Patricio es, sin duda, un acto necesario que existe en México para crear otros espacios fuera de las instituciones y los gobiernos corruptos, asesinos y burgueses, para hacer escuchar la voz de los más oprimidos.

“¿Y qué tenemos que hacer nosotros? Organizarnos. Ésa es nuestra propuesta. Nos tenemos que organizar y darnos la mano entre todos, y acabar con este sistema capitalista, este sistema patriarcal, este sistema racista, clasista”. Palabras de Marichuy sobre su registro en el INE. Gracias a su discurso no sectario más de cincuenta intelectuales manifestaron su apoyo en una carta el 7 de noviembre de 2017. Pero, las muestras de apoyo no quedaron ahí. También le dejaron ver su soporte sectores avanzados de la clase trabajadora, como los jornaleros del Valle de San Quintín o el Sindicato Mexicano de Electricistas, así como diferentes grupos y organizaciones en lucha contra el capitalismo; para quienes significó una alternativa en este proceso electoral.

“Y donde estemos hacemos también movilizaciones, huelgas, juicios y lo que se necesite para que nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras, junto con quienes viven en las ciudades, sean respetados; y entonces somos maestros en resistencia, estamos en el trabajo doméstico, somos obreros y jornaleros en paro, mineros exigiendo mejores condiciones laborales, trabajadores y trabajadoras sexuales exigiendo garantías y respeto, constructores y un largo etcétera”. Palabras de Marichuy en el Encuentro con Trabajadores en el Auditorio del SME, 28 de enero de 2018. Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018

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La candidatura de Marichuy nos muestra que para los pueblos originarios, campesinos y el proletariado no hay opción en ninguno de los partidos políticos burgueses, porque no representan sus necesidades e intereses; por ello, la única vía es organizarse. Además, el discurso de Marichuy plantea la necesidad de unir no sólo a los pueblos indígenas u originarios, sino que plantea una necesaria alianza entre el campesinado y la clase trabajadora para luchar juntos contra el capitalismo. Porque sólo así se puede avanzar y transformar, desde la unión de los oprimidos que luchen hombro a hombro por mejores condiciones de vida: “Por eso esta lucha va para todo el mundo”.

Una salida verdaderamente revolucionaria

El CNI dio un giro a su política con la candidatura de Marichuy; decidió posicionarse y romper el silencio. Salió de una postura abstencionista y al declararse abiertamente anticapitalista, ofreció una candidatura alternativa, con una mujer al frente para las elecciones. Este llamado fue fundamental.

Una candidata indígena recaba un sorpresivo apoyo en México, Oventic, México (AP). Foto: Associated Press.

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Los socialistas creemos firmemente que los derechos de las y los indígenas deben contemplarse en todo movimiento revolucionario. Sin embargo, ahí no se agota la cuestión de construir un mundo nuevo. A pesar de los saltos en el nivel de consciencia y organización que demostraron las y los camaradas del CNI y el EZLN, creemos que su programa debe llamar con mayor contundencia a la unión entre el campesinado, la clase trabajadora y los pueblos originarios. Además, aunque es necesario llamar a la organización, no es suficiente hacerlo en lo abstracto. Es necesario atreverse a proponer el cómo y definir el para qué. El desarrollo acelerado del capitalismo en su fase actual ha acentuado cada vez más la proletarización del campesinado, en la que los procesos de mercantilización de la producción agrícola se da con mayor frecuencia y con una enorme desigualdad, bajo condiciones esclavas y de brutal explotación. El despojo de la tierra, y la fuerza de trabajo pagada muy por debajo de su valor propician dinámicas que someten miles. La opresión que viven en carne propia los miembros del campesinado pobre y las poblaciones indígenas los hermana con la clase trabajadora. Claramente, el movimiento indígena es una punta de lanza dentro de las organizaciones progresistas de nuestro país; por esa misma razón su compromiso debe estar sin titubeos con el pueblo trabajador. La lucha es una misma en el campo, las comunidades y la ciudad. Por ello es necesario que las bases del CNI y el EZLN rebasen por la izquierda a las tendencias pequeñoburguesas y académicas que pretenden desmovilizar y minimizar su capacidad revolucionaria. La alianza entre los pueblos indígenas y la clase trabajadora deberá concretarse, de eso depende el futuro. La única opción posible es caminar hacia el socialismo, construir desde ahí una verdadera alternativa que derrumbe todas las estructuras y formas de dominación y opresión existentes. Sólo el socialismo contempla la supresión de las clases sociales, configura de otra forma las relaciones de producción y pretende la formación de un proyecto social que tenga como resultado condiciones de vida digna para todos. La resistencia desde cualquier trinchera es necesaria para resurgir, para obtener todo aquello que nos ha sido arrebatado. Reivindicar las luchas que pugnan por la transformación revolucionaria de la sociedad es posible. En este sentido, construir un programa político en conjunto es el único camino para derribar las cadenas del capitalismo, que tanta muerte y miseria han causado. Fuentes consultadas: Adolfo Gilly, La Revolución Interrumpida, Ediciones el Caballito, Octava Edición, México, 1977, 415 pp. Al-Dabi Olvera, “Así es la campaña de Marichuy para las elecciones de 2018”, VICE, 23 de enero de 2018: https://www.vice.com/es_mx/article/mbpd3p/viceasi-es-la-campana-de-marichuy-para-las-elecciones-de-2018-v10n5 Congreso Nacional Indígena, “¿Qué es el CNI?”, Congreso Nacional Indígena, 2017: http://www.congresonacionalindigena.org/que-es-el-cni/

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Juan Villoro, “Marichuy, una vocera surgida de la tierra”, Proceso, 11 de noviembre de 2017: https://www.proceso.com.mx/510761/marichuy-una-vocera-surgida-la-tierra Llegó la hora del florecimiento de los pueblos A.C., “Palabras de Marichuy sobre su registro en el INE”, Llegó la hora del florecimiento de los pueblos A.C., 8 de octubre de 2017: https://llegolahoradelflorecimientodelospueblos.org.mx/2017/10/08/palabras-demarichuy-sobre-su-registro-en-el-ine/ Partido de los Comunistas, Marichuy con los Trabajadores, Partido de los Comunistas, 29 de enero de 2018. http://www.deloscomunistas.org/index.php/typography/la-sexta/item/1014-marichuy-con-los-trabajadores

María de Jesús Patricio en su registro ante el INE. Foto: Benjamín Flores / Publicada en Proceso.

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LA GÉNESIS DEL PRI Y EL PAN. EL MITO DE LA DEMOCRACIA BURGUESA Por Camila Pérez y Kalia León. A unos días de las elecciones presidenciales del 2018, las encuestas nos muestran que Ricardo Anaya (candidato por parte del Partido Acción Nacional) y José Antonio Meade (candidato por parte del Partido Revolucionario Institucional) están lejos de alcanzar al primer lugar. Es decir, los únicos dos partidos políticos que han ostentado el poder desde la época posrevolucionaria hasta la fecha, están en clara decadencia.

Ricardo Anaya y José Antonio Meade. Fotos: Eduardo Miranda / Publicada en Proceso.

El PRI, en ese entonces denominado Partido Nacional Revolucionario (PNR), surge en un momento de la historia de México en el que había una burguesía sumamente debilitada. De modo que para que el país se desarrollara como dentro del sistema capitalista era necesario un Estado fuerte que estimulara el desarrollo de la economía y la clase capitalista. Ese momento inaugura el mito de la democracia burguesa que promulga que el derecho a voto es un mecanismo mediante el cual la mayoría de los trabajadores expresan su voluntad, creando la ilusión de que el Estado es un simple mediador entre las clases. Sin embargo, una mirada hacia los orígenes del PRI Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018

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y del PAN ayuda a romper el velo de su aparente neutralidad, mostrando la función histórica que éstos partidos han cumplido para salvaguardar los intereses de la clase capitalista. Este artículo tiene por fin explicar la génesis y la bancarrota de ambos partidos burgueses, que durante décadas fueron los hegemónicos en el país.

¿El Partido de la Revolución? En los años previos a la Revolución Mexicana, las constantes riñas entre caudillos creaban un ambiente de desfase entre Estado y sociedad, ya que la permanencia en el poder se debía casi exclusivamente al uso exacerbado de las armas. Existía falta de legitimidad del Estado ante la sociedad. Además las relaciones sociales en torno a la producción se estaban volviendo obsoletas. Las haciendas latifundistas obstaculizaban el desarrollo de la industria y mantenían a los campesinos en condiciones infrahumanas. El desmantelamiento de esas relaciones productivas sólo fue posible mediante la actividad política de las masas, principalmente campesinas. Al final de la Revolución y una vez implementadas una serie de reformas enfocadas principalmente al campo, había que restablecer el orden. La salida más radical habría sido una alianza entre obreros y campesinos, pero eso no fue posible porque la industrialización en México estaba en sus primeras fases y la clase obrera no estaba suficientemente organizada y cohesionada. En consecuencia, los resultados de la Revolución fueron capitalizados políticamente en favor de la creciente clase capitalista, pese a que fueron las masas quienes lucharon y acabaron con el antiguo orden. El medio para institucionalizar esta posición hegemónica fue el PNR, partido fundado por Plutarco Elías Calles en 1929. En términos reales este partido inició la tarea de allanar el camino para consolidar un Estado lo suficientemente fuerte como para controlar la agitación de las masas, pero en apariencia (debido al uso político que se hacía de la Revolución) aparecía como el fruto del esfuerzo de las masas reflejada en el gobierno. Para hacer eso en un ambiente generalizado de agitación, era necesario reconocer la existencia de una contradicción entre las clases pero, al 12

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mismo tiempo, caracterizando al partido como un órgano neutral que surge de la Revolución. El objetivo era desviar la actividad política de la clase trabajadora hacia las organizaciones controladas por el Estado, manteniéndola en unos márgenes manejables. Una de las organizaciones más importantes creadas para ello fue la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), cuyo líder Luis N. Morones, estaba ligado al gobierno de Calles. La ilusión del gobierno de la Revolución se cimentaba en el hecho de que las organizaciones de trabajadores podían elegir candidatos. Sin embargo, esos representantes, al estar aislados, entraban en una lógica clientelar. Éste es un ejemplo de cómo la única forma de garantizar la actividad política real de la clase trabajadora fue mediante sus propias organizaciones, construidas de forma independiente.

A convocatoria del presidente Carranza, se crea la Confederación Regional Obrera Mexicana CROM en Saltillo, Coahuila. Foto: Memoria Política de México.


Pero, el proceso de transformación del partido único inicia cuando Cárdenas asciende al poder en 1934. El objetivo era continuar el proceso de corporativismo agrupando a los trabajadores sectorialmente bajo la tutela del gobierno, contemplando cuatro sectores: obrero, campesino, popular y militar. Con esto desplazaría las bases de los partidos caudillistas hacia organizaciones controladas por el Estado. Las nuevas organizaciones encargadas de agrupar a dichos sectores serían: el CROM renovado (encabezada por Vicente Lombardo), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Nacional Campesina (CNC), entre otras. Cuando Cárdenas llega al poder, transformando al PRN en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), la organización corporativista ya estaba más acabada. Ahora la tarea era hacer que las masas movilizadas, “terminaran” las tareas de la Revolución. El Plan Sexenal marcaba los límites de la lucha, pues para el Estado era necesario que las masas no fueran más allá de dicho Plan.

1939 Segundo Plan Sexenal 1941-1946. Foto: Memoria Política de México.

Los controles de la misma estaban establecidos en el Pacto Constitutivo que, mientras anunciaba la supuesta autonomía de las agrupaciones sectoriales, las aislaba entre sí. A toda costa se trataba de evitar una alianza entre el campesinado y los obreros que resultara en un movimiento verdaderamente independiente. Por otro lado, el incentivo a la organización creaba un mecanismo de presión para orillar a los empresarios a acatar el programa de reformas sociales y, hasta cierto punto, subordinarse al Estado. La expresión más drástica fue la expropiación petrolera de 1938. Sin embargo, a partir de entonces se procuró que las masas se fueran paralizando. La intención era procurar la consolidación de la burguesía industrial y, al mismo tiempo, dotar al pueblo trabajador de ciertas mejoras sociales. Lo que desde entonces a la fecha se ha hecho evidente, es que tales mejoras pueden ser fácilmente retiradas a conveniencia de la clase capitalista. Sólo la organización y unificación de la clase trabajadora, puede preservarlas. Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018

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La tercera transformación del partido marca también el inicio de su declive. Se gesta a partir de la creación de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), organización que agruparía a las clases medias. Con la presidencia de Miguel Alemán, el PRM se transforma en Partido Revolucionario Institucional (PRI). Es una etapa en la que la política sectorial se ve debilitada para concentrar las decisiones políticas en el partido. En esta etapa el desarrollo del partido se ven afectados por la Guerra Fría. Con las reformas de febrero de 1950, por ejemplo, el reconocimiento de la existencia de la lucha de clases se ve reemplazado por la mención de desigualdades sociales y económicas dentro del sistema capitalista. En esas reformas también se ve reflejada la intención del partido, característica desde su fundación, por mantener el control sobre todo. Es por eso que sostiene la necesidad de que el Estado intervenga en la economía. Dicha tendencia lo llevó en realidad a la conformación de un Estado sumamente autoriLázaro Cárdenas Fuente: Especial / Publicada en El Financiero. tario que develó sus crisis en episodios como la masacre de Tlatelolco de 1968, el halconazo en 1971 y el fraude electoral de 1988. Durante el sexenio de Luis Echeverría se hizo evidente que el PRI había dejado de tener la capacidad para llevar a cabo su función histórica (instaurar un orden en un contexto caótico e inflamable posicionándose como mediador entre clases). Las protestas, tanto de sectores empresariales como de trabajadores fueron frecuentes en este periodo. Así se fue agotando la hegemonía del partido único.

El PAN y la democracia católico-burguesa La historia del Partido Acción Nacional (PAN) está ligada a la formación del PRI, pues se forma en 1939 oposición al PRI. No es que el partido revolucionario presentara una crisis política cuando el PAN nacía, sino que existían grupos católicos en oposición a la postura del Estado marcada por una legislación liberal desde la promulgación de la Constitución de 1917, hasta el fin del sexenio de Lázaro Cárdenas en 1940. La conformación de los grupos que darán vida al PAN tiene sus orígenes en la Guerra Cristera (1926-1929), iniciada por conservadores opositores al Estado laico y liberal, con la Iglesia al frente. Esta última decide tres años más tarde abandonar las armas, y opta por una actitud moderada que evita una crisis interna, impulsando la 14 Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018

conformación de tres principales organizaciones: Acción Católica Mexicana, la Legión y la Base. Cada una de estas organizaciones planteaba su resistencia de distinta manera. Acción Católica Mexicana controlaba y organizaba el trabajo de los laicos católicos y la Legión trabajaba en la clandestinidad; ambas trabajaban a nivel local. De ellas surge la tercera, la Base, que se plantea la lucha por los “principios católicos” a nivel nacional. Creada en 1934, la Base se caracterizó por mantener una organización principalmente militar, trascendiendo los espacios donde la Legión y Acción Católica Mexicana manifestaban su descontento. El movimiento se expandió a varios estados de la república y alcanzó el millón de


miembros. Aún con ello, no pudo evitar el surgimiento de diversas facciones dentro de la misma organización. Una de ellas fue justamente el grupo conformado por Manuel Gómez Morín, Miguel Estrada Iturbide y Luis Calderón Vega, fundadores del PAN. Formalmente, el partido nace el 16 de septiembre de 1939 con Morín como líder. Su conformación se vio caracterizada por incluir a grupos de empresarios y gente de la clase media, además de ser apoyado por personajes a cargo de puestos importantes en el gobierno y sus secretarías. Para las elecciones de 1940, Acción Nacional no logró postular a ningún candidato, pero decidió apoyar a Juan Andrew Almazán, líder del Partido Revolucionario de Unificación Nacional. Este último pertenecía a la derecha moderada, y presentaba también una firme resistencia al gobierno nacionalista de Cárdenas. No es hasta 1952 que el partido logra postular a Efraín González Luna como candidato a la presidencia de la república. Y sólo en 1958 el partido logra un margen considerable de votos (10.20%) en las elecciones para diputados.

En realidad, es hasta 1968 que se presentan cambios sustanciales tanto en el interior del partido, como en la estructura del gobierno. Para empezar, el PAN debía lanzar un mensaje donde reconociera la centralización del capital en México, evidenciara el desgaste del PRI y tomara postura respecto a las desigualdades económicas y sociales que presentaba el país. Así, aún cuando reconoce la necesidad de transformaciones estructurales, manifiesta que la problemática está en la centralización del poder y las riquezas. Su propuesta, entonces, es el solidarismo para reducir la desigualdad económica y la participación de la sociedad civil para mantener el orden y el buen funcionamiento del Estado mexicano. Durante el año de 1975 se presenta un momento de gran relevancia para el partido. Ante la constitución de una nueva forma de generar apoyo militante al partido, bajo la dirección de José Ángel Conchello. Acción Nacional pone de manifiesto uno de los elementos más importantes que lo caracterizan como élite de poder perteneciente a la burguesía democrática: discursos descalificativos. Y así comienza la primera crisis del partido. La dirección de Conchello generó una crisis interna del partido al implementar dos estrategias distintas para combatir al “comunismo”. La primera era de González Morfín, quien buscaba rescatar la recalcitrante ideología conservadora original del partido. La segunda en cambio, definida por Conchello, apelaba al pragmatismo descalificativo. A pesar de los distintos intentos por arreglar dichos conflicto, Morfín termina renunciando al PAN y desmoronado su unidad. Además de esto, otro elemento de la crisis fue el llamado al abstencionismo que implementó como medio de protesta ante el proceso electorero controlado por el PRI, que de democrático sólo tenía el nombre. A pesar de todo, el PAN siguió comprometido ideológicamente con la unidad nacional, así como la defensa de los derechos de la burguesía y la propiedad privada. Tampoco dejó de lado su discurso que apelaba a la “democratización” del sistema político mexicano y proponía la alternancia. Años más tarde, después de reconocidas victorias por candidatos a diputación y de resoTinta Proletaria | Enero - Julio 2018

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Asamblea Constituyente de Acción Nacional en el local del Frontón México, Ciudad de México 1939. Foto: FRPH-CEDISPAN (Fundación Rafael Preciado Hernández-Centro de Documentación e Información sobre el Partido Acción Nacional) de la Dirección de Estudios Históricos, INAH.

lución de conflictos, el PAN llegó al poder con Vicente Fox Quesada (2000-2006). Y logró mantenerlo un sexenio más con Felipe Calderón Hinojosa (20062012). Es decir, el partido logró mantener el control del ejecutivo de 2000 al 2012. Sin embargo, la “alternancia” no significó un cambio real, excepto a la desastrosa utilización del ejército para asegurar el orden social con el pretexto de combatir al narcotráfico. Una estrategia fallida que ha dejado más de 170 mil muertos y miles de desaparecidos.

El mito de la democracia burguesa Los dos principales partidos que hemos reseñado son la viva imagen de la conformación de intereses a favor de la reproducción del capitalismo a partir de mecanismos estatales. Pero, ya sea como instauración institucional de un orden necesitado, o de una “alternativa” persistente, ambos partidos han terminado por colapsar. El auge del PRI fue posible mientras las condiciones permitieron que se escondiera bajo el velo de la neutralidad. El del PAN mientras recibía el apoyo de un sector importante de la burguesía y en tanto podía crear la ilusión de representar una alternancia democrática. Esos son los dos principales rostros de la democracia burguesa en México (a la luz de su propia historia), que revelan el engaño al que han sometido a los trabajadores durante años. El aprendizaje que debe sacar el pueblo trabajador al respecto es que este tipo de democracia no es neutral y, aunque se le pueden arrancar algunas concesiones, tiene como último fin beneficiar a la clase capitalista. El mecanismo más efectivo para verdaderamente defender los intereses del pueblo trabajador es su organización en torno a un partido propio, que se sostenga a partir de su participación activa, evitando así el corporativismo como forma de control estatal. Ya es hora de que los explotados construyamos nuestra propia organización para hacer respetar nuestros derechos, luchar contra el capitalismo y comenzar a construir un futuro justo e igualitario, un futuro socialista. 16

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MORENA, QUÉ ES Y QUÉ ESPERAR Por Sebastián Olvera

Andrés Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia de la República / Foto: Cuartoscuro.

El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) es un partido nacionalista de centro-izquierda. Su proyecto es progresista, ya que busca atender ciertos problemas que aquejan a las masas. Pero ese progresismo tiene límites, pues todas las iniciativas del partido se plantean siempre en los márgenes del capitalismo; esto es, respetando los intereses de las clases dominantes. Morena no busca, entonces, instaurar un orden plenamente justo e igualitario, sino sólo uno menos desigual e injusto dentro de los límites de lo permitido en el capitalismo. Por ello Morena no logra trascender el marco burgués. Morena, sin embargo, no es un partido de derecha liberal como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) o el Partido Acción Nacional (PAN); cuyos integrantes desde hace décadas están alejados de las masas y representan exclusivamente los intereses de la minoría que concentra el poder político y económico en el país. A falta de grandes partidos u organizaciones autónomas de la clase trabajadora y de los campesinos pobres, Morena aparece ante las masas como una opción viable para expresar los deseos de cambio de esos sectores sociales. En propuestas del partido como el aumento al salario mínimo o la promesa de educación para todos los jóvenes, las masas ven representados -aunque sea de forma parcial- algunos de sus intereses. Además, para las masas Morena representa una oportunidad para defender los derechos sociales y democráticos que aún quedan y luchar por un mejor futuro. Y esto es algo que ningún otro partido les ofrece. Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018

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Una persona que trabaja seis días a la semana, ocho o más horas al día, soporta las faenas de transporte, tiene familia, etcétera, no tiene tiempo para sentarse a reflexionar sobre las limitaciones políticas de Morena. Para ellas y ellos el voto es una de las pocas opciones que tienen a la mano para expresar políticamente sus intereses. Y, al no tener otra alternativa a la mano, quieren probar al partido y a su candidato para ver si verdaderamente catapultarán un cambio verdadero. Se puede decir, entonces, que lo que diferencia a Morena de los partidos burgueses reaccionarios son principalmente dos cosas: 1) que su proyecto político es progresista porque contempla medidas para atender ciertas necesidades de las mayorías redistribuyendo la riqueza (educación, empleo, seguridad social, etc.) y 2) que, a consecuencia de ello, cuenta con la simpatía, así como el apoyo de un amplio sector del pueblo trabajador. Pero, señalar esto es apenas comenzar a comprender el significado político de Morena. Para entenderlo completamente, es preciso dilucidar de dónde viene el proyecto que representa y qué es lo que se puede esperar realmente de esta fuerza política.

Los antecedentes de Morena A Morena hay que entenderle como la última expresión de una tendencia política de larga data en la historia moderna del país. Obrador sostiene -con razón- que el proyecto que encabeza tiene como antecedentes tres momentos fundamentales en la vida política del país: la Independencia (18101821), la Reforma (1858-1861) y la Revolución (1910-1920)1. Por suerte Obrador no habla en abstracto de esos tres momentos. Cuando los rememora, no vacila en dejar clara su simpatía y adscripción a una tendencia política que, efectivamente, surgió con la Independencia, se definió con la Reforma, se consolidó con la Revolución, se hizo hegemónica en la década de 1930 y está intentando resurgir desde las elecciones presidenciales de 1988. Es la tendencia del nacionalismo revolucionario, dirigido por un sector nacionalista de la burguesía, pero cuya base de masas reside principalmente en el pueblo trabajador, el campesinado pobre y diversos pueblos indígenas. Si se intentara identificar las expresiones históricas más importantes de esta tendencia, habría que mencionar: al juarismo republicano de mediados del siglo XIX; a la facción constitucionalista de la Revolución fundada por Madero; al cardenismo de la primera mitad del siglo XX; y al cardenismo de finales del siglo XX que dio vida al Partido de la Revolución Democrática (PRD). Aunque estas expresiones políticas guardan entre sí diferencias a veces irreconciliables, todas tienen en común haber recuperado la ideología nacionalista, así como haberse propuesto usar la estructura estatal para apuntalar el desarrollo del capitalismo en el país2 y evitar el surgimiento de movimientos de masas que pongan en peligro el orden establecido. Esta es la 1 Ver: Andrés Manuel López Obrador, 2018, la salida, Planeta, p. 12. 2 Conviene recordar aquí que históricamente en los países dependientes (como México) no surgió una clase burguesa que arrebatara el poder a la vieja oligarquía, fundara una república, erigiera un Estado-Nación, creara un mercado nacional y desarrollara las fuerzas productivas para instaurar un régimen capitalista. Por diversas particularidades históricas, en estos países la tendencia más bien ha sido constituir primero un Estado moderno que, a falta de una clase burguesa plenamente desarrollada, se dedica a apuntalar la formación de dicha clase y a llevar a cabo las tareas históricas (como la creación de un mercado interno, el desarrollo de la industria, etc.) que se supone le correspondería realizar a sus miembros.

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El 5 de mayo de 1989, e izquierda, impulsados po


el PRD nació por la unión entre disidentes del PRI y diversos partidos de or Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez. Foto publicada en Primera Plana.

esencia de la tendencia política a la que pertenece Morena. Veamos. El juarismo en el poder se encargó de desamortizar los medios de producción -la tierra, principalmente- que permanencia improductivos en manos de la Iglesia, para entregarlos a nuevos propietarios que los hicieran productivos bajo un esquema productivo de capitalismo dependiente. Décadas después Madero, al ver que la dictadura de Díaz impedía que surgiera un marco legal efectivo para proteger la propiedad privada e impulsar el desarrollo de una economía capitalista moderna, llamó a la insurrección armada con el fin de tomar el poder y crear dicho marco. Lázaro Cárdenas, por su parte, utilizando una política de masas corporativa y basada en reformas sociales, consolidó un aparato estatal permanente capaz de apoyar la expansión del capitalismo y la inserción del país en la economía mundial. Cuauhtémoc Cárdenas llegó al escenario político en un momento en el que el viejo modelo de capitalismo de Estado se estaba agotando, poniendo en peligro la estabilidad de todo el régimen. De modo que su objetivo fue tratar de salvarlo enfrentándose al partido-gobierno que durante 70 años había procurado su subsistencia. El enfrentamiento terminó con el escandalo-

so fraude electoral de 19883. Entonces, Cárdenas enfrentó una disyuntiva fundamental: a) apelar a las masas para hacer respetar el voto, pero al costo de radicalizarlas y poner en riesgo al Estado capitalista o b) aceptar el fraude, desmovilizar a quienes lo habían apoyado y, así, disipar la tensión social. Optó por lo segundo. Con el capital político que le quedó, congregó y formó el PRD. Pero el costo de su recule ante las masas fue ir perdiendo poco a poco relevancia. Quedó claro que el trabajo para rescatar el proyecto de la burguesía nacionalista, que el PRI había procurado por tantos años, ahora se haría desde otra plataforma que no estuviera cooptada por la burguesía neoliberal y la clase política tecnócrata. Este rol lo jugó marginalmente el PRD – el nuevo defensor de la ideología del nacionalismo revolucionario- durante aproximadamente 20 años. No por nada, de las entrañas de ese partido surgió el grupo que daría vida a Morena; la última expresión que la tendencia democrático-burguesa ha adquirido.

¿Quién es Obrador y qué es Morena? Morena es una expresión política que surgió del enfrentamiento irreconciliable entre el sector liberal del PRD encabezado por Nueva Izquierda y el ala nacionalista con base en las masas del pueblo trabajador. Desde la óptica de sus dirigentes sería un proyecto político que permitiría “retomar el rumbo perdido”, pues son conscientes de que el modelo neoliberal de capitalismo -que intensifica desmedidamente los niveles de explotación y dominación para continuar con la acumulación de capital en tiempos de crisis estructural - está poniendo en peligro el orden social en el que descansa todo el sistema. Los miembros de esta tendencia no creen que sea necesario continuar intensificando el despojo, la explotación y el proceso de concentración exacerbado de la riqueza porque eso está haciendo crecer en sobremanera las contradicciones sociales y dando por suelo a la estabilidad social. Con certero instinto de clase predicen que si esto 3 Ver: Cuahutémoc, Cárdenas, “6 de julio de 1988: el fraude ordenado por Miguel de la Madrid”, La Jornada, 02/04/2004, disponible en: https://bit.ly/2MUzMN6

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sigue así el pueblo trabajador, asediado por el hartazgo y obligado por la desesperación, puede ser orillado a jugarse el todo por el todo, sublevarse y buscar una salida revolucionaria. Lo que sería “catastrófico”. Para ellos todo se puede componer con ajustes. De hecho, creen que es posible regresar al viejo modelo; a lo que para ellos fue la belle époque. Para retornar a la relativa estabilidad del capitalismo de 1950-70, sostienen que sólo hace falta ofrecer unas cuantas concesiones a las masas, recuperar las premisas del nacionalismo revolucionario y restablecer el capitalismo de Estado. Por eso buscan que uno de sus representantes, actualmente Obrador, llegue al poder. Pero esta perspectiva se opone a la del sector más reaccionario de la clase política (PRI-PAN) y a la de la gran burguesía parasitaria, quienes -subordinados a los designios del imperialismo y el capital transnacional- ven en el proyecto que abandera Obrador un peligro para sus intereses. Pues, les parece que el viejo modelo es insuficiente para asegurar que el país se integre adecuadamente al actual régimen mundial de acumulación de capital, al que están vinculados sus intereses. Esto ha dado origen a una pugna -que no una ruptura- entre esos dos sectores de la burguesía: el nacionalista-democrático y el criollo-parasitario. Una disputa sobre el modelo de capitalismo que conviene apoyar. De modo que los últimos capítulos de la pugna se abrieron cuando se formó el proyecto que encabeza Obrador. Aunque es representante de los intereses de la burguesía, López Obrador no pertenece en strictu sensu a esa clase. Él no viene de una familia burguesa, como sí, por ejemplo, su coordinadora de campaña Tatiana Clouthier. Obrador tiene un origen más bien en las clases medias, ya que creció en una familia de pequeños comerciantes. Luego, como miembro de la pequeña burguesía, se encuentra en una situación social oscilante. Por un lado, le causa una genuina indignación el despilfarro, la corrupción y la opulencia de la gran burguesía parasitaria, pero también cree que existe una clase capitalista “buena” que es nacionalista y que puede ayudar a que el país se desarrolle. Por otro lado, le conmueve la situación de miseria en la que viven millones de personas en el país, pero ve con desconfianza a las masas porque piensa que por sí mismas no podrían dar solución a los problemas que les aquejan y, menos aún, plantear alternativas viables para cambiar su situación. Además, presume que -por no pertenecer ni a la clase explotadora, ni a la explotada- se encuentra “por encima” de la lucha de clase y de llegar al poder puede fungir como un “árbitro objetivo” en la contienda. La carrera política de Obrador inició en el PRI de Tabasco, posteriormente, cuando surgió la “Corriente Democrática” se unió a ella y, después, fue uno de los fundadores del PRD. Desde esta última plataforma partidista soportó sus candidaturas a la gubernatura de Tabasco (1994), el gobierno de la Ciudad de México (2000) y a la presidencia de la República (2006). Nutrido de la tradición política del priismo nacionalista y ante el bloque que la gran burguesía conformó en su contra, desde su candidatura de 1994, Obrador ha tenido la necesidad de apoyarse en la movilización de las masas para sostener su proyecto, ofreciéndoles a cambio reformas. Cuando gobernó la Ciudad de México (2000-2005), por ejemplo, instauró programas sociales como las pensiones a personas de más de 69 años, 20 Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018


los apoyos económicos a madres solteras o el programa de edificación, remodelación o expansión de vivienda del INVI, que beneficiaron a miles de familias trabajadoras. Evidentemente sus reformas sólo tocaron tangencialmente los intereses de las masas y tuvieron más un significado propagandístico. Esto se puede comprobar al observar que durante su periodo de gobierno la pobreza alimentaria sólo se redujo 0.5% y la pobreza patrimonial aumentó 3.8%4. Con todo, el hecho mismo de que en su gobierno se pusiera atención en esos sectores fue considerado casi inaudito. La lógica tecnócrata imperante desde la década de 1980 había erradicado ese tipo de políticas sociales de cuño asistencialista porque se oponían a la ortodoxia neoliberal que, entre otras cosas, demandaba la contracción del gasto social. De modo que cuando Obrador reimplementó esas políticas apareció como una opción al neoliberalismo y ganó aún más simpatía entre las masas pobres. De hecho, el capital político que hábilmente generó en ese

período le permitió no sólo frenar en seco el proceso de desafuero que el PRI y el PAN habían fraguado contra él en 2004, sino que también lo posibilitó para presentarse en 2006 por primera vez como candidato a la presidencia. En la carrera por la presidencia de 2006, López Obrador obtuvo un apoyo electoral desbordante. Fue tanto que, una vez más, desde el Estado se tuvo que fraguar un descarado fraude electoral que terminó por declarar a Felipe Calderón como supuesto vencedor por una ventaja espuria de 0.58%5. El frente que las clases dominantes erigieron contra Obrador durante los pasados 24 años (1994-2018) hizo que éste radicalizara en sus posturas. Es por eso que en 2006 clamaba como consigna de campaña “por el bien de todos, primero los pobres”. Y cuando la elección fue robada, apeló al pueblo trabajador para defender el voto mediante un plantón en avenida Reforma que congregó durante 48 días a cientos de miles de simpatizantes de todo el país. Pero esta política tuvo límites objetivos.

4 Consultar: Coneval, “Indicadores de pobreza por ingresos, según entidad federativa (porcentaje), 1990-2014”, disponible en: https://bit.ly/2tygd4o

5 Ver: Mitofsky, “Saldo electoral de 2006”, Mitofsky, p. 14, disponible en: https://bit.ly/2Kj4mhT

2006 Plantón de la Avenida Paseo de la Reforma. / Foto: Cuartoscuro

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Mientras que para la gente que participó en el plantón se trataba de hacer respetar su voluntad y empezar a organizarse para luchar, para la cúpula del PRD se trataba de dos cosas: 1) presionar a los guardianes del Estado para que abrieran los paquetes electorales, se contara voto por voto y se demostrara el fraude y 2) contener el enojo popular (“amarrar al tigre”, diría Obrador) y evitar que la gente hiciera justicia por mano propia6. Al final sólo se consiguió lo segundo. En las siguientes dos elecciones presidenciales Obrador transitó hacia un discurso menos “radical” y más conciliador con las clases dominantes (en este marco se inscribe la “República Amorosa” de 2012). Poco a poco ha dejado atrás las propuestas que representan -aunque sea un poco- los intereses de las masas y las ha sustituido por una especie de filantropía que no ofrece más que dádivas menores. De hecho, hasta en los principios del partido que dirige se asoma esa concepción política filantrópica: No hay nada más noble y más bello que preocuparse por los demás y hacer algo por ellos, por mínimo que sea. La felicidad también se puede hallar cuando se actúa en beneficio de los otros: vecinos, compañeros de estudio o de trabajo, cuando se hace algo por la colonia, la colectividad, el pueblo o el país. Estos actos nos reivindican como género humano, forman comunidad, construyen ciudadanía y hacen de este mundo un lugar un poco mejor.7

Pero ni siquiera rebajar el nivel de sus propuestas y programa le bastó en su segunda candidatura (2012) para conseguir el beneplácito de la burguesía y sus partidos. Por eso, Obrador decidió construir una estructura partidista nueva que lo soportara incondicionalmente. Morena nació en 2011, entonces, como una asociación civil que buscaba apoyarlo en su carrera hacia la presidencial de 2012. Su estructura original se componía de académicos, profesionistas, comerciantes, pequeños empresarios, así como militantes y exmilitantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Pero no fue hasta 2014 que Morena logró acreditar los requisitos básicos para convertirse en partido político. Siguiendo la política de la unidad nacional, la cúpula de Morena se concentró durante los años subsiguientes en dos cosas: buscar el apoyo de las masas y ganarse la confianza de las clases dominantes. Para lo primero, Obrador recorrió el país buscando atraer el apoyo de la clase trabajadora y el campesinado al partido, con miras a consolidar una base de masas. Después, con esta base como respaldo, la cúpula del partido buscó conseguir el aval de algunos sectores de la clase política, así como la burguesía. A los políticos de otros partidos que aceptaron la invitación, la dirección les ha abierto las puertas de Morena para que –a pesar del legítimo enojo las bases- se integren como candidatos, burócratas u operadores políticos sin ningún proceso deliberativo o asambleario de por medio. Por su parte, para lograr el apoyo de los empresarios, el líder del partido se ha reunido con ellos8 y les ha asegurado que su gobierno procurará sus intereses: defenderá la 6 Alma Muñoz, “El plantón de 2006 evitó que hubiera muertos: AMLO”, La Jornada, 20/12/2011, disponible en: https://bit.ly/2I8yECa 7 Morena, “Declaración de principios”, disponible en: https://bit.ly/2ItZh4o. El realce es mío. 8 Ver: Gonzalo Soto, “López Obrador pide a los banqueros tenerle confianza y promete no afectarles”, El Financiero, 09/03/2018, disponible en: https://bit. ly/2N5SKQP y Juan Luis Cruz Paredes, “López Obrador y empresarios pactan crear un plan de desarrollo económico”, La Jornada, 06/06/2018, disponible en: https://bit.ly/2Jn1SOI

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propiedad privada, ofrecerá certeza jurídica a sus inversiones, no realizará ninguna expropiación y no aumentará los impuestos. Aunado a ello, Obrador promete que de ganar el 1 de julio no desatará una “cacería de brujas” contra sus oponentes. Es decir, dejará a la “mafia del poder” sin ningún castigo. Incluso, se ha aliado con el conservador y reaccionario partido Encuentro Social -que se opone abiertamente a puntos de los estatutos de Morena como el de defensa a la diversidad sexual- para demostrar su compromiso con el régimen imperante. De este modo, la cúpula del partido, cada vez más alejada de sus bases y de las masas, ha ido dejando de lado el proyecto original con el que en un primer momento ganó apoyo popular. Esto ha sido un paso atrás porque incluso cuando ese programa no era digno representante de los intereses del pueblo trabajador, al menos giraba en torno a un progresismo más honesto.

¿Qué podemos esperar de un gobierno de Morena? Desde que inició formalmente la campaña presidencial, Obrador ha permanecido arriba en las encuestas con una ventaja considerable. Según la casa encuestadora Mitofsky, en octubre de 2017 Andrés Manuel ostentaba ya una preferencia electoral efectiva de 31.8% y cerró su campaña en junio de 2018 con una de 48.1%9; lo que lo coloca casi 30 puntos por encima de sus adversarios. Aunado a ello, se estima que Morena será mayoría en el Congreso de la Unión, alcanzando hasta 280 curules10. De modo que la victoria de Obrador es muy posible y la consolidación de Morena algo inminente. Las condiciones objetivas del posible triunfo de Morena las está sentando el caótico contexto mundial y nacional. A nivel internacional, el hecho de que el gobierno de Estados Unidos haya desatado una política económica proteccionista y una 9 Ver: Mitofsky, “Preferencia electoral ‘efectiva’ para presidente”, disponible en: https://bit. ly/2MyADSr 10 Ver: Ismael Jiménez, “Rumbo a una legislatura con piel morena”, Forbes, 27/06/2018, disponible en: https://bit.ly/2tEc3b8

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política exterior hostil respecto a México, ha provocado que se desate la indignación social en el país; situación que sólo Morena ha sabido capitalizar adecuadamente con su discurso nacionalista. A nivel nacional, varios son los factores que han jugado a favor de Morena. En primer lugar, está la crisis social que desató la “guerra contra el narco” sostenida por los gobiernos del PRI y el PAN en los últimos 12 años, que ha dejado más de 170 mil muertos y 50 mil desaparecidos11. También, se debe tener en cuenta el incremento de la desigualdad que obliga a más de 50 millones a vivir en la pobreza, mientras que la cúpula de la burguesía (el 10% de la población) se apropia de más del 60% de la riqueza producida por el pueblo trabajador12. La falta de oportunidades es otro factor, pues provoca que el 40% de la población en condiciones para trabajar se encuentre desocupada y que 23% de los jóvenes con edad para estudiar o trabajar no hagan ni lo uno, ni lo otro13. Todo ello al tiempo que la clase política ocupa sus posiciones de poder para fraguar grandes fraudes que les permiten “emprender” negocios multimillonarios o realizar “estafas maestras” de todo tipo. Esto ha desatado un sentimiento de hartazgo y desesperación en la gente, que Morena ha sabido capitalizar muy bien con sus posturas reformistas. Las masas han volteado a ver a Morena porque dentro de lo que existe eso es lo mejor que hay. Y no es que falten organizaciones que en los actos o las palabras se dicen revolucionarias. Las hay de todos los tipos, colores y tendencias. Pero a las masas -por su nivel de consciencia actual 11 Ver: El País, “Año 11 de la guerra contra el narco”, disponible en: https://bit.ly/2yjuDc1 12 Ver: Oxfam, Desigualdad extrema en México, disponible en: https://bit.ly/2FDbeoq 13 Ver: INEGI, “Resultados de la encuesta nacional de ocupación y empleo, cifras durante el cuarto trimestre de 2017”, disponible en: https://bit.ly/2CpUmCW

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y porque viven agobiadas el capitalismo- les tiene sin cuidado las odas al socialismo y los llamados a la revolución que esas organizaciones puedan hacer. El pueblo trabajador únicamente llegará a conclusiones revolucionarias empujadas a regañadientes por la realidad. Esto es así sencillamente porque para las masas la revolución no es un juego. En una revolución uno se juega la vida y el futuro. Por ello es una opción que se toma sólo cuando ya no hay más alternativas; cuando ya se ha probado todo. Y mientras eso pasa, el pueblo trabajador probará todas las “alternativas” posibles. Por eso Morena parece como una opción viable. Esto aunado al hecho de que, por cuestiones coyunturales, los grandes partidos burgueses (PRI y PAN) en este momento se encuentren impedidos a generar una alianza debido a la pugna que actualmente sostienen entre sí sus cúpulas dirigentes, ha sentado las bases objetivas para que Morena pudiera adquirir la preponderancia y el peso electoral necesarios que seguramente permitirán a Obrador llegar a la presidencia. Ahora bien, si esto sucede, no hay que ser ilusos y esperar peras del olmo. Andrés Manuel y su equipo no van a gobernar para librar al pueblo trabajador del flagelo del capital ¡Pero no seamos injustos gritándole traidor! Obrador nunca ha dicho que acabará con el capitalismo, que enfrentará a la clase burguesa o que facilitará las herramientas para que el pueblo se libere de este régimen infame. Él ha sido siempre claro en lo que va a hacer; aquí no habrá ninguna traición. Para usar las palabras de un fiel colaborador de Andrés Manuel: “El mensaje de parte de López Obrador es meridianamente claro. No busca revolución, sino reforma. Quiere fortalecer las instituciones del Estado, no destruirlas. Su objetivo es restablecer el Estado de derecho, no subvertirlo. Él no se dedica a soltar tigres, sino a amarrarlos”14 La tarea histórica de Obrador y compañía no es desatar un cambio verdadero. El peligro de este tipo de política es que podría preparar el camino para que la derecha regrese con más fuerza. Recordemos a los Kirchner en Argentina, a Lula y a Dilma en Brasil o veamos lo que está pasando ya en Bolivia y Ecuador. La única manera de que esto no pase es que su eventual gobierno tuviera asegurados recursos suficientes para poder jugar a estar con dios y con el diablo. Es decir, que pudiera otorgar subvenciones a las masas, al tiempo que permite a la burguesía llenarse los bolsillos a costa del erario nacional. Pero, con una política económica y financiera como la que propone -que no pretende cobrar impuestos al capital, ni renacionalizar la industria petrolera- y en el contexto de una inminente crisis económica mundial, eso no parece viable. En un momento dado tendrá que elegir entre cumplirle a la burguesía o al pueblo trabajador. Eliminar la corrupción del Estado es otro reto. El Estado es una institución de clase con una estructura mucho más grande que el mismo gobierno. Los gobiernos se van, pero los burócratas, militares, policías y funcionarios permanecen. Ellos son la sangre que se encarga de que el cuerpo estatal siga operando para proteger los intereses de los capitalistas y frenar –usando la coerción y el consenso- cualquier forma de subversión. Por eso, por ejemplo, podemos ver a gente como Meade ocupando puestos, lo mismo en el PRI 14 John M. Ackerman, “López Obrador y el tigre”, La Jornada, 12/03/2018, disponible en: https://bit.ly/2KyXltl. El realce es mío.

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que en el PAN, pues no se trata tanto valores o colores, sino de resguardar un orden. Aún más importante, ¿cómo va hacer Andrés Manuel para acabar con los lazos hasta consanguíneos que unen a los burócratas, ediles y delegados de los municipios de estados como Guerrero o Michoacán con el narco? Pero, incluso si lograra quedar bien con dios y el diablo y consiguiera todo lo que se propone, ¿de verdad esto significaría el cambio que necesitamos? Lamentablemente la respuesta es no. Ni siquiera en ese escenario el proyecto que nos ofrece es plenamente conveniente. Veamos sus propuestas ¿Los hijos de las familias trabajadoras necesitamos ser “aprendices” en pequeñas empresas ganando un salario raquítico de $2500 pesos al mes y sin ninguna prestación laboral? No, lo que necesitamos son condiciones laborales justas y estables, con un salario justo, un contrato colectivo, así como con prestaciones dignas. ¿Acaso el país necesita que en el Istmo de Tehuantepec sea entregado a los capitalistas nacionales y extranjeros para que despojen a las comunidades, exploten la mano de obra más barata del mundo e instalen megaproyectos que afectan irreparablemente a los ecosistemas? No, lo que se requiere son oportunidades reales para mejorar la vida, atender el desastre ecológico y frenar la explotación del trabajo. Por donde lo queramos ver, el proyecto que encabeza Andrés Manuel por sí mismo es limitado para representar a los oprimidos y explotados. Sólo las masas pueden romper las cadenas que les atan. Ni la filántropa más honesta podrá hacerlo. Para que las y los campesinos pobres, las clases medias más modestas y la clase trabajadora puedan salir del atolladero en el que están sumidos, tienen que unirse, organizarse, crear estructuras organizativas propias y luchar sin tregua por mejores condiciones de vida. La única forma de hacer que un gobierno como el que podría llegar a concretar Morena sea afable a algunos de los intereses del pueblo trabajador, es que nos organicemos y obliguemos a cumplir sus promesas. Independientemente de que votemos por Morena o no, lo fundamental está en eso. Con la movilización –las bases de Morena, quienes dieron su voto útil, quienes se abstuvieron y quienes estamos organizados- debemos orillar a los representantes del nuevo gobierno a que cumplan todas las propuestas que nos beneficien (empleo, educación, salud, vivienda, etcétera). Sólo así, su gobierno podrá servir, al menos en cierta medida, para ampliar los derechos sociales. Decía Marx que “un paso de experiencia real vale más que mil programas” y eso es muy cierto. La experiencia que el pueblo trabajador puede sacar de un eventual gobierno encabezado por Obrador sería invaluable. Si las masas se saben limpiar pronto las lágrimas de la “traición” y enfrentar la desmoralización, puede haber un salto importante en su consciencia. Las masas aprenderán por el camino más doloroso que no se le puede delegar a nadie la tarea de emanciparse. Serán conscientes, además, de lo urgente que resulta construir una organización fuerte y un programa propio que represente fidedignamente sus intereses. Les mostrará, asimismo, que el capitalismo con cara humana es una farsa. Ese será el verdadero valor histórico de un eventual gobierno de Morena en México. Por lo demás, las tareas urgentes son varias y se deben atender gane quien gane. Como socialistas pensamos que es necesario luchar para acaTinta Proletaria | Enero - Julio 2018 25


bar con las condiciones laborales que permiten la explotación, esto es con los contratos de protección patronal con el sindicalismo corporativo y con la precariedad laboral, todas ellas condiciones que están legalizadas. Si llega un gobierno de izquierda debemos hacerle saber que tiene la obligación de renacionalizar las empresas que fueron rematadas a precios irrisorios a particulares recuperadas bajo el control democrático de los trabajadores. En cuanto a los bienes naturales, es preciso frenar la economía extractivista, la minería a cielo abierto y otorgar mayor poder a los pueblos para el cuidado de bosques, agua y la fauna. Es urgente, por otra parte, la libertad incondicional de los presos políticos del pueblo trabajador y el castigo a los culpables de la represión acometida en muchas décadas de gobiernos del PRI y el PAN. Al mismo tiempo, derechos como el aborto libre y gratuito, el reconocimiento de la diversidad sexual y un programa contra el feminicidio deberían estar en el orden del día. Las y los socialistas pensamos que el programa de Morena y Obrador es muy limitado. Apoyaremos cada medida en favor del pueblo trabajador, pero seremos implacables críticos en cada medida que atente contra sus intereses. Ante todo pensamos que el cambio no puede venir de arriba sino de la organización y lucha de la clase trabajadora en torno a un programa socialista. Fuentes consultadas: Ackerman, John M., “López Obrador y el tigre”, La Jornada, 12/03/2018, disponible en: https://bit.ly/2KyXltl Cárdenas, Cuauhtémoc, “6 de julio de 1988: el fraude ordenado por Miguel de la Madrid”, La Jornada, 02/04/2004, disponible en: https://bit.ly/2MUzMN6 Coneval, “Indicadores de pobreza por ingresos, según entidad federativa (porcentaje), 1990-2014”, disponible en: https://bit.ly/2tygd4o Córdova, Arnaldo, La ideología de la Revolución Mexicana, Era, 508 pp. Cruz, Juan Luis, “López Obrador y empresarios pactan crear un plan de desarrollo económico”, La Jornada, 06/06/2018, disponible en: https://bit.ly/2Jn1SOI El País, “Año 11 de la guerra contra el narco”, disponible en: https://bit.ly/2yjuDc1 INEGI, “Resultados de la encuesta nacional de ocupación y empleo, cifras durante el cuarto trimestre de 2017”, disponible en: https://bit.ly/2CpUmCW Jiménez, Ismael, “Rumbo a una legislatura con piel morena”, Forbes, 27/06/2018, disponible en: https://bit.ly/2tEc3b8 López Obrador, Andrés Manuel, 2018, la salida, Planeta, p. 12. Mitofsky, “Preferencia electoral ‘efectiva’ para presidente”, disponible en: https:// bit.ly/2MyADSr Mitofsky, “Saldo electoral de 2006”, Mitofsky, p. 14, disponible en: https://bit. ly/2Kj4mhT Morena, “Declaración de principios”, disponible en: https://bit.ly/2ItZh4o. El realce es mío. Muñoz, Alma, “El plantón de 2006 evitó que hubiera muertos: AMLO”, La Jornada, 20/12/2011, disponible en: https://bit.ly/2I8yECa Oxfam, Desigualdad extrema en México, disponible en: https://bit.ly/2FDbeoq Revueltas, José, Ensayo de un proletariado sin cabeza, era, 247 pp. Soto, Gonzalo, “López Obrador pide a los banqueros tenerle confianza y promete no afectarles”, El Financiero, 09/03/2018, disponible en: https://bit.ly/2N5SKQP

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SACAR A LA DERECHA DEL PODER, DEFENDER EL VOTO Y LUCHAR POR EL SOCIALISMO Nuestra posición ante las elecciones presidenciales Por Iván Martínez y Nahúm Monroy

La decadencia del régimen Durante los últimos 36 años México ha estado controlado por una casta de políticos neoliberales y empresarios que se han apropiado de las instituciones del Estado, poniendo en venta las principales empresas y recursos estratégicos de la nación. El poder y la riqueza que este grupo ha acumulado es enorme, tan sólo el 1% de la población en México concentra un tercio de la riqueza en el país. Enrique Peña Nieto fue puesto en el poder para acometer las reformas constitucionales que posibilitaron lo que ningún otro presidente desde 1982 había podido hacer: abrir las puertas al saqueo de la renta petrolera,

Enrique Peña Nieto y sus 11 Reformas Políticas. Foto publicada en Comercio Internacional.

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la aprobación de una reforma laboral que hace retroceder los derechos de los trabajadores mexicanos al siglo XIX, una reforma educativa que responsabiliza al magisterio de las deficiencias educativas y justifica su despido. Las reformas estructurales que Peña Nieto impuso fueron un cheque en blanco, principalmente para la burguesía transnacional. La reforma energética se presentó como promesa para mejorar la economía familiar de la clase trabajadora y la clase media, sin embargo, rápidamente vimos cómo en realidad se trataba de la transferencia de la riqueza nacional a manos privadas. Ganaron las transnacionales como la brasileña Odebrecht, que celebró un contrato ventajoso con Pemex, quien se comprometió a suministrar gas etano a un precio 38% menor de su precio real. Este tipo de “alianzas estratégicas” para Pemex son posibles hoy en día gracias a la reforma energética. Perdió, por otro lado, la clase trabajadora que sufrió un descalabro en sus bolsillos con el aumento de más del 40% en el precio del gas LP que se usa para necesidades tan básicas como calentar agua o cocinar alimentos. El de Peña Nieto fue por muchas razones el sexenio de ataques más encarnizados contra la población más pobre y sus derechos. El régimen dirigió una guerra contra el pueblo trabajador, cuya secuela más visible fue el uso de la fuerza pública contra la población. Pero el brutal ejercicio del poder en el sexenio de Peña Nieto, no aminoró la capacidad de lucha e inconformidad de la población, sino que tensó aún más las cuerdas del enfrentamiento social hasta el grado de que una situación de rebelión social no parecía lejana. La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014 desató una jornada de movilizaciones históricas y también paros de labores históricos por Ayotzinapa o la importancia de no dejar solas a las

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su magnitud en número. México estuvo al borde de una insurrección social. Otro de los episodios memorables fue la lucha magisterial contra la Reforma Educativa, primero en 2013 donde miles de maestros fueron desalojados de la plancha del Zócalo con un operativo descomunal; y posteriormente el paro magisterial, cuyo momento más álgido se vivió en Oaxaca, y de manera particular en Nochixtlán. Para nadie fue desconocido que el gobierno de Peña Nieto estuvo a punto de caer. Con las masas en las calles, un escenario como ese habría puesto en el orden del día la situación del poder, sin la garantía de que la población se hubiera detenido.

víctimas. Foto: Carlos Ayala / Publicada en Desinformémonos.

El voto por MORENA A unos días de realizarse las elecciones, Andrés Manuel López Obrador es indudablemente el candidato a la presidencia con mayor respaldo popular y puntero en todas las encuestas. Tan sólo en la última encuesta del diario Reforma, el abanderado de la coalición “Juntos Haremos Historia” se perfila con el 51% de la intención del voto, muy por encima de Ricardo Anaya con un 27% y José Antonio Meade, candidato del PRI, con un 19%. Este respaldo popular se hizo presente en el acto de cierre de campaña, donde la asistencia desbordó por completo el aforo del Estadio Azteca. El triunfo de López Obrador es inminente y es importante preguntarnos cuáles han sido las fuerzas que han llevado al partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) a estar tan cerca de la toma del poder. Una de esas fuerzas es indudablemente el hartazgo y la desesperación de un sector importante de la clase trabajadora y la clase media más golpeada. Las razones están en su anhelo por salir de este mar de sangre y violencia en el que son ya cientos de miles los muertos, los desaparecidos, los feminicidios; esa fuerza es también la desesperación de quienes aún sobreviven a la deriva en el mar de la incertidumbre, entre la precariedad laboral, el desempleo, la falta de escuelas y hospitales. Es esta desesperación y hartazgo y el anhelo por superarlas, lo que ha nutrido a MORENA de una fuerza imparable y que le proporcionará los votos suficientes para llevar a López Obrador al poder. Los marxistas de las JDU pensamos que el voto de amplios sectores de la clase trabajadora, de los jóvenes y de los pobres de la ciudad y el campo hacia López Obrador y Morena, es un voto progresista en tanto que se plantea luchar contra el sector más reaccionario y voraz de la burguesía y sus representantes en el poder. Por eso, apoyamos con todas nuestras fuerzas este objetivo y acompañamos codo a codo al pueblo trabajador en esta lucha. Sin embargo, afirmamos también que este objetivo es insuficiente y que para llegar a un mejor porvenir, la clase trabajadora tendrá que organizarse para luchar ella misma por sus propios intereses y forTinta Proletaria | Enero - Julio 2018 29


Cierre de campaña de AMLO en el Azteca. Foto: Santiago Arau / Publicada en Polemón.

jar el futuro con sus propias manos. Nadie liberará a la clase trabajadora de sus cadenas más que ella misma, y si bien el voto hacia López Obrador expresa este anhelo, tampoco será suficiente. z

Las alianzas de AMLO y su visión del Estado

Hay otra fuerza, además del respaldo popular hacia Andrés Manuel, que lo ha impulsado a estar a un paso de la toma del poder: las alianzas que ha entablado con políticos del viejo régimen y empresarios acaudalados. Es la “mafia del poder”, como la ha llamado López Obrador hace algunos ayeres. Esta fuerza opera, sin embargo, en contradicción con los intereses de la clase trabajadora. El acercamiento de López Obrador con grandes empresarios como Emilio Azcárraga, representa un factor decisivo, pues es sabido que Televisa tiene el poder de favorecer o desfavorecer a un candidato u otro echando a andar su aparato mediático. Basta recordar el papel que jugó Televisa en las elecciones de 2012, cuando por un lado respaldó al entonces candidato Enrique Peña Nieto con una cobertura favorable, mientras que lanzó una campaña de desprestigio al ahora puntero a la presidencia López Obrador. Pero este aparente cambio de preferencia política por parte de Emilio Azcárraga no debe sorprendernos, pues Televisa ha apoyado de igual manera al PAN que al PRI. Los grandes empresarios más que ideales políticos buscan acumular riquezas, apoyarán al partido y a los candidatos que les aseguren seguir acumulando.

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La pregunta es ¿cómo AMLO va a cumplir con los intereses de la burguesía y al mismo tiempo con los intereses de la clase trabajadora cuando se trata de dos clases opuestas? Esto es prácticamente imposible a pesar de que la ideología democrático burguesa hace aparecer a enemigos feroces de la clase trabajadora como aliados, presentándolos como “demócratas” o “nacionalistas”. AMLO quiere reconstruir al Estado capitalista. Es especialmente interesante ver que en su campaña publicitaria de MORENA, muchos de los anuncios hacen un llamado a los empresarios a sumarse a la campaña. Pero ninguno de ellos hace un llamado a los trabajadores. No compartimos esta perspectiva. Pensamos que son los trabajadores y no los empresarios los que deben sacar adelante al país. La burguesía en México ha tenido más de 100 años para hacer avanzar el país, para desarrollar la economía y para sacar a la población del atraso y en todas estas décadas ha conseguido precisamente lo contrario. Pese a las abundantes riquezas con las que cuenta México, las clases explotadoras sólo han conseguido convertir a un país que debería florecer en abundancia en uno de los países más desiguales del mundo y en un gris cementerio. Rechazamos el pragmatismo de López Obrador que para llegar al poder permite alianzas nocivas entre Morena, así como políticos y empresarios burgueses. Este es el caso de la mayoría de los intelectuales de Morena que han guardado un silencio absoluto ante las alianzas que la dirección del partido ha puesto en práctica al abrirle sus puertas a toda una gama de políticos del régimen: ex priistas, panistas y perredistas que en el pasado fueron impulsores de ataques a la economía y a los derechos democráticos de la población más pobre, como Marcelo Ebrard o Miguel Barbosa. La adhesión de militantes de la derecha más fanática y conservadora como la de los panistas Manuel Espino y Germán Martínez o la alianza con el Partido Encuentro Social que resalta por sus posiciones reaccionarias. Estos políticos fueron acogidos por López Obrador sin el menor principio, sólo con el interés pragmático de sumar votos.

Luchemos por el socialismo Las Juntas Defensivas Universitarias (JDU) rechazamos estas alianzas, pues van en oposición con los intereses de la clase trabajadora. Será necesario luchar por el socialismo, una sociedad que rompa de tajo con el carácter esencial de esta sociedad capitalista, que ha lacerado tanto a las clases explotadas y al planeta entero, que se encuentra al borde del colapso total. Ninguna transformación cosmética puede ya detener las formas violentas que adquiere la acumlación de riqueza en el mundo, que cada día requiere de más guerras, invasiones, despojos, exilios y desplazados para seguir explotando a los trabajadores y a los países periféricos. Esta desesperada acumulación de capital requiere de procesos más violentos y acelerados para extraer los bienes de la tierra para transformarlos en mercancía como la minería a cielo abierto que devora cerros y que contamina los ríos, o la deforestación masiva que acaba con bosques enteros a un ritmo acelerado. Tinta Proletaria | Enero - Julio 2018

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El capitalismo se ha presentado en su forma más siniestra y no hay posibilidad de alargar su vida sino es a costa de la vida misma. Es por ello que desde las JDU llamamos a la organización de los trabajadores del campo y la ciudad, voten o no voten en estas elecciones. La victoria que nos hará libres sólo puede ser una que sea forjada por nosotros mismos, como clase oprimida y explotada y que supere a la acumulación del capital como la razón primera del funcionamiento de la sociedad y la sustituya por otra que enarbole la vida, como una vida libre de todo tipo de opresión y explotación. Donde el ser mujer no sea razón para ser dominada, donde el trabajo como la actividad humana más importante busque el bienestar de los pueblos del mundo y no esté subordinado a la acumulación de capital que sólo llena los bolsillos de unos cuantos. Hoy más que nunca se hace indispensable recordar aquella frase: ¡Socialismo o barbarie! ¡Defendamos el voto frente a cualquier intento de fraude electoral! ¡Por la organización de los trabajadores del campo y la ciudad! ¡Luchemos por el socialismo!

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