para tomar Ia
Ursula Wรถlfel Ilustraciones de
Bernasconi
Había una vez un niño que no quería tomarse la sopa. Su madre le dijo: «Yo te la daré». El niño le contestó: «¡Está caliente!». La madre removió la sopa. Ya no estaba caliente, pero el niño volvió la cabeza y dijo: «No tengo hambre. No quiero comer. Quiero jugar». Entonces la madre empezó a contarle un cuento para que tomase la sopa.
•1 • LA HISTORIA DEL ÁRBOL DE LOS NIÑOS
Era una vez una niña que tenía un globo y el viento se lo arrancó de las manos. «¡Para, para!», gritó la niña. Y el globo se le enganchó en un árbol. La niña se subió a un banco, del banco pasó al árbol y cogió el globo con las dos manos. «¡Baja!», le gritaron los otros niños. Pero la niña respondió: «No puedo bajar, porque tengo que agarrar el globo». Un niño se subió al árbol. «¡Baja!», le gritaron los otros niños. Pero él les respondió: «No puedo. Tengo que sujetar a la niña y la niña tiene que sujetar el globo». Después se subió otra niña. «¡Baja!», volvieron a gritar los otros niños. Pero ella les dijo: «No puedo. Tengo que sujetar al niño y el niño tiene que sujetar a la niña y la niña tiene que agarrar el globo». Entonces otro niño se subió al árbol, cogió el globo y todos los niños pudieron bajarse del árbol. 9
•2 • LA HISTORIA DEL PATO NOCTÁMBULO
Una vez un pato quiso saber cómo era la noche, así que decidió no irse al corral con los demás patos. Se sentó en el prado a observar cómo oscurecía. El sol se metió y salieron las estrellas. Era todo tan hermoso que se quedó atontado mirándolo. Pero cada vez estaba más oscuro. El cielo era inmensamente grande y el pato era tan pequeño en medio de aquel prado... De pronto, apareció majestuosamente la luna tras las montañas. El pato estaba asustado. Quería echarse a correr, pero la luna estaba en todas partes. Cerró los ojos y la luna seguía allí. El pato echó a correr hacia el corral gritando: «¡cua, cua, cua!». Entonces llegó una mujer, se echó a reír y lo metió en el corral. 11
C O L E C C I Ó N
Un zorro que no encuentra las escaleras para bajar de la torre, un saltalejos y un saltaalto que siempre discuten, un osito de peluche que consigue que el balancín se mueva, una liebre de grandes orejas que salvará a sus compañeras, un gato al que le encanta el flan, una vaca que se cansó de comer hierba o una mariposa con miedo a volar, son los habitantes de estas ventisiete historias llenas de ternura que consiguen hacernos sonreir.