POENDEMIA VIRAL
MAKAMORO Estaciรณn 1
Esto tiene que ver con aves y lagos, con caminos pedregosos y montañas heladas, esto es un momento de contemplación permanente y obligada…, los humanos han dañado el aire, los humanos han corrompido el suelo, los humanos han intóxicado el agua… Por eso peces y lagartijas, orquídeas y hongos, tortugas y ballenas celebran que las calles vacías y las esquinas inciertas anuncien un nuevo tiempo, los distintos espacios donde la especie exterminadora ha caído en virus. Makamoro
Se detuvo la maquinaria, ya no más humanos, ya no más ruido, ya no más aceite en la nubes. Las avenidas han quedado desiertas, los edificios son torres del olvido, los parques florecen libres y sin espéctadores. Y los animales del mar han podido nadar en descanso, las mariposas encuentran más polen, las arrieras ya no ven impedido su paso, cantos de pájaros alegres, paz y amor en los ríos. Un agente de la vida invisible y poderoso ha conquistado los pulmones de los depredadores racionales. Al parecer el planeta reacciona ante la especie más peligrosa y letal. La naturaleza da lecciones. Makamoro
Estoy bajo los efectos de una Poendemia, algo que altera mi conciencia del tiempo y del lugar, algo que me hace pensar en la edad y en los pasos, un curioso malestar que activa mis dudas existenciales y precipita mis tristezas estancadas. Una poendemia que me vuelve creativo en la somnolencia, que me hace sonĂĄmbulo en la rutina, que me inspira hacia la insurgencia pero que me deja vacĂo de trascendencia. Poendemia para hacer escritos liberados, desesperados, desquiciados; poendemia que me arrebata las ganas de salir, que me impide volar, que me aniquila la verde esperanza germinal. Encerrado, bajo una poendemia, escribo desde la prisiĂłn de mi impotencia sideral. Makamoro
El cuadro viral dio varios síntomas… Mirada detenida en las ramas de un árbol amigo, compulsión crónica por hacer click en una cajita captadora de luz, dedos inquietos queriendo escribir en paredes y lienzos, máxima sensibilidad ante la música de los locos barbados. Varios síntomas abordan huesos y articulaciones, la temperatura baja la sed de alucinantes, el hambre de viajar… Es una poendemia que acelera la experiencia dérmica, aunque han prohibido besos y abrazos es cuando más urgencia se ha sentido de ellos. Este curioso latir vírico me impulsa a averiguar más sobre la ilusión del amor. Parece ser una enfermedad mortal. Makamoro