“Anarcosindicalismo” de Rudolf Rocker
ANARCOSINDICALISMO (TEORÍA Y PRÁCTICA) Rudolf Rocker
PRÓLOGO RUDOLF ROCKER Y EL ANARCOSINDICALISMO
Rudolf Rocker, en los seis capítulos de esta obra, llena de conceptos esclarecedores, desarrolla un amplio abanico de lo que entendió como la auténtica escalera para subir a la cima del muro, aquel muro que Leonidas Andrieff nos describe cuando sublimiza las luchas del proletariado para alcanzar su definitiva liberación de la explotación de que es objeto. Rudolf Rocker, como William Godwin, se dirigen al sentimiento y a la razón de las masas, especialmente el segundo, fuertemente vilipendiado por los metafísicos y por los ilusionistas al dar sus ideas en la monumental obra Justicia Política. Rudolf Rocker, en Anarcosindicalismo, da al lector la posibilidad de penetrar en lo más profundo del alma de la Revolución española de los años 1936-1939 y en lo que hubo de aleccionador y positivo para ser aprovechado por las generaciones futuras. Leyendo a Rocker no hay peligro de un despiste dentro del proceloso mar de las tergiversaciones. Con mano segura, nos conduce hacia una claridad meridiana para que a la hora de la praxis la organización de los hombres y trabajadores al mismo tiempo no se desvíe entre caudales de falsa ciencia socialista o en interpretaciones que escapen a la grandeza de los fines a conseguir. Por nuestra parte decimos que al Anarquismo se le confunde lamentablemente, puesto que el Anarquismo no es una idea estereotipada, que por medio de unos mínimos ingredientes se puede hacer feliz a los hombres de forma automática. El Anarquismo no puede tener programa; cuando se le coloca uno a la espalda, deja de ser Anarquismo. Existe una soberana confusión sobre el particular. De anarquistas militantes hay pocos, pero de anarquistas pasivos hay millones dentro de la Humanidad, con la rara condición de que éstos apenas sí se han enterado. El Anarquismo es el grito de independencia y dirigido a la conciencia de todo ser humano consciente de su yo. Los hay que han abrazado la Idea propagando y enalteciendo el Anarquismo; también los hay que lo propagan, pero no lo entienden en toda su profundidad filosófica y analítica. Entre éstos y los primeros existen enormes fosos que los separan, pero en lo etéreo hay mucho que les une. El Anarquismo es un faro que ilumina al hombre y le recuerda siempre que es un ser libre. Pero convertir al Anarquismo en una doctrina política, con más o menos ribetes de contenido social, es una solemne estupidez. El Anarquismo es el motor que impulsa la maquinaria inmensa del cerebro del hombre, de todos los hombres, pero no en la misma medida a todos ellos con la fuerza arrolladora que produce en aquellos cerebros privilegiados, que en todos los campos del saber y del hacer se manifiesta en miles y miles de formas y condiciones. Tampoco el Anarquismo es una religión, con sus decálogos, sus principios y su liturgia; quienes así interpreten al Anarquismo lo desnaturalizan. En cambio, las ideas ácratas impregnando de sus conceptos de la Libertad y autenticidad al hombre y trabajador al mismo tiempo -el Anarcosindicalismo-, le 5