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Breve estado de la cuestión

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estos rotativos se editó en Nueva York sus temáticas retrataron las vicisitudes del pueblo cubano, su público era, principalmente, trabajadores cubanos asentados en Estados Unidos.

Respecto a México me he valido de diversas publicaciones, mas la base del análisis fue El Socialista (1871-1881); El Hijo del Trabajo (1876) -sólo sus primeros 29 números (a partir del 30 cambió el grupo editor), El Obrero Internacional (1874), La Comuna (1874), La Comuna Mexicana (1874), La Huelga (1875) y La Internacional (1878).

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De los impresos citados se revisaron los artículos de opinión, los teóricos (debates y polémicas), para advertir las rupturas y adecuaciones del “ideal”, cuál su posición ante el momento, qué soluciones propusieron ante los problemas presentados y qué actos emprendieron. Al respecto, la prensa ácrata no debe ser vista como un mero transmisor de ideas doctrinales o de información interpretada desde el prisma ideológico, debe entendérsele como un escenario de conflicto donde se dieron cita diferentes actores, se identificó lo propio y se creó una identidad colectiva: el ser anarquista, y, al mismo tiempo, esa comunidad se subdividió en otras pequeñas identidades libertarias.

La prensa libertaria, por tal, no manejó un discurso inamovible ni defendió posturas estáticas. Al contrario, los cambios gestados dentro del anarquismo en el periodo analizado dan muestra de una gran adaptación y apropiación de conceptos y principios de otras posturas ideológicas, sin por ello perder ‘la rectitud del camino’.

Breve estado de la cuestión

El espacio temporal de este capítulo ha sido el más trabajado en lo concerniente a los estudios del anarquismo latinoamericano. Numerosas obras han abordado el tema desde diferentes ángulos, arribadas a múltiples interpretaciones y valoraciones. En el océano de trabajos aparecidos sobre el anarquismo en México en las últimas décadas del siglo XIX están los trabajos de García Cantú,59 uno de los pioneros en el estudio del socialismo en México. Este autor insertó una gran cantidad de materiales, hasta esa época inéditos, sin embargo,su visión

59 Gastón García Cantú, El socialismo en México: siglo XIX, Era, México, 1969.

sesgada le hace cometer ciertas imprecisiones como ver socialismo y anarquismo donde lo único existente era descontento.

Un autor del que muchos abrevaron es José C Valadés,60 sus trabajos en torno al primer socialismo marcaron en cierta medida la pauta a quienes le siguieron; mas, una porción de sus fuentes no han sido localizadas en ningún sitio. Dos trabajos centrados en el anarquismo mexicano del siglo XIX son los de Hart,61 pese a sus imprecisiones sus estudios rompieron con el silencio sepulcral en torno al anarquismo y su papel en la formación de una conciencia clasista en el proletariado mexicano. Otra serie de trabajos en torno al socialismo en general pero detenidos marginalmente en el anarquismo son los de Carlos Illades.62 Este autor aporta una serie de elementos de gran valía para entender cómo se fue formando la clase obrera mexicana, la recepción de los socialismos y las prácticas político-culturales de la naciente clase obrera mexicana. Su estudio más importante, para nuestro caso, es la biografíaintelectual de Plotino Rhodakanaty.

Para el caso cubano resultan de importancia capital dos autoras: Amparo Sánchez Cobos63 y Susana Sueiro Seoane.64 Los trabajos de estas autoras nos ofrecen una historia bastante

60 José C Valadés, El socialismo libertario en México, Rosa Luxemburg Stiftung/Para Leer en Libertad, México, 2013; Sobre los orígenes del movimiento obrero en México, Hormiga Libertaria, México, 2007. 61 John M Hart, El anarquismo y la clase obrera mexicana, 1860 a 1931, Siglo XXI, México, 1980; Los anarquistas mexicanos (1860-1900), Sepsetentas, México, 1974. 62 Carlos Illades Aguiar, De La Social a Morena, JUS, México, 2014; Estudios sobre el artesanado urbano del siglo XIX, UAM-Iztapalapa/Porrúa, México, 2001; Las otras ideas. El primer socialismo en México 1850-1935, Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa (UAM)/ERA, México, 2008; Pensamiento socialista del siglo XIX, UNAM, 2001; Plotino C Rhodakanaty. Obras, UNAM, México, 1998; Rhodakanaty y la formación del pensamiento socialista en México, UAM-Iztapalapa/Anthropos, 2002; Clara Lida y Carlos Illades, “El anarquismo europeo y sus primeras influencias en México después de la Comuna de París: 1871-1881”, Historia Mexicana, vol. 51, núm. 1, 2001. 63 Amparo Sánchez Cobos, “‘Extranjeros perniciosos’”: el orden público y la expulsión de anarquistas españoles de Cuba (1899-1930)”, Historia Social, núm. 59, 2007; “La reorganización del trabajo libre. Los anarquistas españoles y la difusión del ideal libertario en Cuba”, Millars: Espai i historia, núm. 33, 2010; Sembrando ideales. Anarquistas españoles en Cuba (1902-1925), Consejo Superior de Investigaciones Científicas (en adelante CSIC), Sevilla, 2008. 64 Susana Sueiro, “Anarquismo e independentismo cubano: las figuras olvidadas de Enrique Roig, Enrique Creci y Pedro Esteve”, Espacio, tiempo y forma, núm. 30, 2018; “Prensa y redes anarquistas transnacionales. El olvidado papel de J C Campos y sus crónicas sobre los mártires de Chicago en el anarquismo de lengua hispana”,

pormenorizada del anarquismo en Cuba desde su llegada a esas tierras hasta los 20 del siglo XX. Analizan todas sus vertientes, desde el campo pedagógico a las formas de organización, cómo se involucraron en la independencia y sus redes internacionales, estas últimas no se pueden obviar pues el anarquismo cubano se constituyó merced a sus conexiones continentales y transcontinentales. Otros autores entrados en el acratismo en Cuba son Javier Colodrón Valbuena,65 Joan Casanovas Codina66 y Kirwin Shaffer.67

Vale citar aquí dos textos emanados desde la visión ácrata cubana, al referir la posición militante del historiador no le signo un carácter negativo o con la finalidad de demeritar el trabajo, al contrario, cobra mayor valor por la recuperación histórica, por estar sometida a una revisión y crítica más incisiva, tales son los dos estudios de Frank Fernández.68 El primero es en torno a Michele Angiolillo, el ejecutor de Antonio Cánovas del Castillo, el segundo es una síntesis de la historia del anarquismo cubano.

El campo de los estudios del acratismo argentino es tan amplio como fue la práctica. Aquí menciono los, a mi parecer, más importantes, entre ellos los de Zaragoza,69 Oved,70 Moreno

Cuadernos de Historia Contemporánea, núm. 36, 2014; “Un anarquista en penumbra. Pedro Esteve y la velada red del anarquismo transnacional”, Alcores. Revista de Historia contemporánea, núm. 15, 2013. 65 Javier Colodrón Valbuena, “El Círculo de Trabajadores de la Habana y sus réplicas: la creación de espacios obreros en los aledaños de la capital”, Naveg@mérica, núm. 19, 2017; “El discurso anarquista cubano en el siglo XIX a través de la prensa ácrata”, VIII Simposio Internacional de la Asociación Española de Americanistas, Salamanca, 2015; “La prensa obrera como vehículo divulgador del ideal libertario: el caso de la Cuba decimonónica”, Naveg@mérica, núm. 17, 2016. 66 Joan Casanovas Codina, “Movimiento obrero y lucha anticolonial en Cuba después de la abolición de la esclavitud”, Boletín americanista, vol. núm. 45, 1995; ¡O pan, o plomo! Los trabajadores y el colonialismo español en Cuba, Siglo XXI, México, 2000. 67 Geoffroy de Laforcade y Kirwin Shaffer, eds., In Defiance of Boundaries: Anarchism in Latin American History, University Press of Florida, Florida, 2015; Kirwin Shaffer, “Cuba para todos: Anarchist Internationalism and the Cultural Politics of Cuban Independence, 1898-1925”, Cuban Studies, núm. 31, 2000; “Havana Hub: Cuban anarchism, radical media and transcaribbean anarchist network, 1902-1915”, Caribbean Studies, vol. 37, núm. 2, 2009. 68 Frank Fernández, El anarquismo en Cuba, op. cit.; La sangre de Santa Águeda. Angiolillo, Betances y Cánovas, Ediciones Universal, Miami, 1994. 69 Gonzalo Zaragoza, Anarquismo argentino (1876-1902), Ediciones de la Torre, Madrid, 1996. 70 Iaacov Oved, El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina, Siglo XXI, México, 1978.

Sainz,71 Baer,72 Barrancos,73 Suriano.74 Cada uno de ellos contribuyeron en gran medida a dilucidar el anarquismo argentino a partir de su vínculo con el movimiento obrero o percibiendo al anarquismo como movimiento obrero, sus prácticas y cultura política, sus costumbres, el ocio, sus redes transfronterizas y sus emprendimientos socio-culturales (escuelas, bibliotecas, ateneos, casas del pueblo). Tres trabajos de bastante interés merecedores de ser citados siempre son los orientados a poner en claro el papel de la mujer dentro del anarquismo, como La Voz de la Mujer. 75 Misma valoración merece la obra de Fernández Cordero quien investigó las prácticas y teorías sexo-afectivas del movimiento anarquista.76 Igual importancia merece la memoria-testimonio de Eduardo Gilimón quien ofrece una mirada interna del movimiento ácrata porteño de entresiglos.77

Las obras citadas arriba me permitieron tener un panorama general del anarquismo en los espacios estudiados, las mismas fueron cruzadas con las fuentes primarias para ahondar en los temas aquí tratados. Baste puntualizar que la importancia de este capítulo, se encuentra en dar un cuadro sobre cómo el anarquismo se enraizó en América Latina y el Caribe, el aporte, a su vez, es resaltar algunas vetas pasadas por alto en la mayoría de los estudios y es ver al anarquismo en su especificidad, en sus debates-prácticas y no tomarlo como sinónimo de movimiento obrero.

Antes de iniciar es importante trazar las zonas geográficas desde donde se posicionaron y actuaron los protagonistas del presente. Aun cuando las ciudades capitales de los tres países

71 María Laura Moreno Sainz, “Anarchisme argentin (1890-1930): Contribution à une mythanalyse”, tesis doctoral, Université Grenoble II - Pierre Mendès France, Francia, 2003. 72 James Baer, Anarchist Immigrants in Spain and Argentina, kindle, University of Illinois Press, Illinois, 2015. 73 Dora Barrancos, Anarquismo, educación y costumbres en la Argentina de principios de siglo, Contrapunto, Buenos Aires, 1990. 74 Juan Suriano, Anarquistas, Cultura y política libertaria en Buenos Aires (1890-1910), Manantial, Buenos Aires, 2001 y “Las prácticas políticas del anarquismo argentino”, Revista de Indias, vol. 57, núm. 210, 1997. 75 Maxine Molyneux, ed., La Voz de la Mujer, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1997. 76 Laura Fernández Cordero, Amor y anarquismo, Siglo XXI, Buenos Aires, 2017; “El periódico anarquista Nuestra Tribuna. Un diálogo transnacional en América Latina”, Anuario de Estudios Americanos, vol. 74, núm. 1, junio de 2017; “Un ejercicio de lectura sobre el concierto de la prensa anarquista a partir de Mijail Bajtin (Argentina, 1895-1925)”, AdVersuS, vol. X, núm. 24, junio de 2013. 77 Eduardo Gilimón, Hechos y comentarios, Libros de Anarres/Terramar Ediciones, Buenos Aires, 2011.

fueron los sitios en que se configuró el anarquismo, pues quienes habitaban en las zonas centrales tuvieron mayor posibilidad de editar y encontrar un público receptor de sus ideas y denuncias, por ejemplo, la prensa ácrata u obrera mexicana apareció en la ciudad de México, pero la misma trataba problemáticas de todas las regiones del país, a través de crónicas, cartas, quejas y avisos se articularon los diferentes movimientos. Pese a todo, las secciones más importantes, el editorial y los artículos de ‘análisis’, estaban elaborados desde una visión centrista. El caso de Argentina, sus ciudades-puerto acapararon la atención, el caso cubano se distribuye en varias cartografías, La Habana, Guanabacoa, Key West, New York e incluso el eje Yucatán-Veracruz-Florida-La Habana es importante tenerlo en cuenta.

Para estudiar el caso mexicano seleccioné el periodo 1871-1881. La razón. En 1871 nació el periódico obrero El Socialista e inauguró una década de florecimiento periodístico en el campo proletario. Teniendo su ocaso al iniciar el ‘interregno’ presidencial de Porfirio Díaz (1880), quien tras bambalinas siguió ejerciendo el control político y económico del país e inició una persecución contra sus enemigos, un ataque sistemático contra la prensa y la cooptación del naciente movimiento obrero, aniquilando el proceso iniciado en 1871.

En el caso argentino estudié el periodo 1890 a 1902. En 1890 surgió el periódico El Perseguido, siendo el primer periódico libertario con una tirada regular y vida duradera. Concluí el análisis en 1902, año de inflexión en el movimiento anarquista argentino motivado por la cruenta represión contra la primera huelga general en el país austral. Este hecho trastocó de fondo la organización libertaria, cambiando su fisionomía del ‘extranjero’ pernicioso al criollo rebelde.

En el caso de Cuba, me centré en analizar los sucesos acaecidos entre de 1889 a 1903 tomando como punto el surgimiento de los debates, en el seno del anarquismo, en torno a la independencia de la Isla. Donde los anarquistas jugaron un papel crucial al convocar a los trabajadores a participar en el proceso a través de dos vías, una la recolección de fondos, la otra con las armas y el sabotaje. Al mismo tiempo, cuestionar las nociones de nación-patria, temas presentes en la historia del anarquismo cubano hasta el triunfo de la Revolución de 1959. Concluyo con la declaración formal de la independencia de la Isla.

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