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anarquistas marcaron que el socialismo nunca se concibió en un ambiente totalitario, por lo mismo el socialismo “siempre [ha sido] imposible dentro de los moldes del capitalismo y la desviación autoritaria, con la fórmula engañosa del Estado socialista y de la dictadura del proletariado se ha tenido, si no como única, sí como el peor desenlace la trágica frustración, como la Revolución rusa y el monstruoso despotismo montado en nombre del comunismo”.662

Ligado a lo antes citado, los ácratas cubanos aseveraron que el Estado socialista era un sofisma utilizado por la ‘camarilla’ asida al poder, con el fin de hacer creer que el Estado era el pueblo, asegurando que pasar la industria, el agro y demás riqueza a manos del Estado era pasarlos a propiedad del pueblo, de los trabajadores. Partiendo de esa base, el pueblo como Estado, se exigió a los trabajadores mayores sacrificios so pretexto de servirse a sí mismo.

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A un año del triunfo armado el panorama era, en apreciación de los anarquistas, poco alentador. Si bien no lo expresaron de manera directa ni pública, sí lo hicieron de manera soslayada con notas y textos ‘clásicos’ o análisis de otras latitudes, con ello manifestaron su oposición. También sus medios impresos enaltecían, quizá como forma de evadir la censura, los avances alcanzados por la Revolución: la construcción de casas, la rebaja de alquileres, el combate al analfabetismo y a los vicios, la reforma agraria.

La oposición y crítica, al régimen en construcción, no fueron dirigidas directamente a las nuevas autoridades. Recurrieron a generalizaciones sobre qué entendían por socialismo, ataques al comunismo de Estado, su oposición al imperialismo yanqui y soviético, se acusó a los comunistas de ‘jesuitismo’ y servilismo a Moscú. En todo caso cuando se señaló a Fidel

662 “No se concibe…”, Solidaridad Gastronómica, núm. 10, La Habana, 15 de octubre de 1959. 663 “Con la burda superchería de que la tierra, la industria y el comercio están en poder de los trabajadores, se les rebaja el salario, se les hace trabajar más tiempo y producir más en aras de la Revolución, se hacen desplazamientos ‘voluntarios’, se crean brigadas de trabajo gratis y se exige al trabajador los máximos esfuerzos y sacrificios, sus grandes conquistas logradas en cruentas batallas se caen con el mito del sacrificio por la Revolución y por los trabajadores”, “Prolegómenos”, NPS, núm. 6, La Habana, 18 de julio de 1960.

Castro por sus malas decisiones eran errores fáciles de enmendar. Otra manera de difundir aquello que les empezaba a ser vedado era a través de notas históricas. Por ejemplo, en la disputa con los Estados Unidos se recordó el camino de la Rusia revolucionaria durante las negociaciones que derivaron en el tratado de Brest-Litovsk.664 En una sección de Solidaridad Gastronómica, titulada Entrelíneas, se extractaron textos de reconocidos anarquistas como Bakunin, Kroporkin, Malatesta o Souchy, contra el Estado revolucionario, la revolución desde arriba, la dictadura del proletariado y la centralización económica y política. 665

También desde ALCE se editaron folletos que a buen entendedor eran un sistemático y contundente cuestionamiento al proceso cubano. Como fue la obra de Alexander Berkman, La rebelión de Kronstadt, para recordar la “bandera de los auténticos soviets obreros y campesinos, que fue aplastada a sangre y fuego por la dictadura del proletariado”. La edición del texto tenía claramente una función de denuncia “respecto al carácter terrorista y contrarrevolucionario de la dictadura comunista”. A decir de los editores de La Protesta era

“perfectamente sabido cuáles eran las maneras que se usan, para insinuar las opiniones propias públicamente, cuando los caminos para decirlas con claridad están cerrados, el publicar viejos textos, aplicables a realidades presentes, es uno de los métodos más conocidos. Con respecto al punto de vista que sobre el régimen de Cuba tienen allí nuestros compañeros, tenemos este documento”.666

Asimismo, las críticas se ocultaron al publicar trabajos a tono con la realidad cubana, producidos por plumas del anarquismo latinoamericano o reflexiones de quienes visitaron la

664 El Notario, “Nota histórica…”, El Libertario, núm. 9, La Habana, 25 de noviembre de 1959. 665 “Soy el peor enemigo de todas las revoluciones que se hacen por medio del decreto, que son nada más que el resultado de la aplicación práctica de la idea del Estado revolucionario, es decir de una reacción cubierta por la máscara de la Revolución. Frente al método de los decretos revolucionarios, coloco el método de los factores revolucionarios que es el único eficaz, lógico y real. El método autoritario, al querer imponer a la gente desde arriba, la libertad y la igualdad, estrangulan la libertad y la igualdad. El método libertario de la acción, provoca factores revolucionarios y despierta en la multitud la necesidad de hecho, sin la intervención de toda violencia oficial y autoritaria. El primer método, del Estado revolucionario, conduce necesariamente al triunfo de la reacción franca. El segundo, hace la revolución sobre el fundamento natural y franco de la acción del mismo pueblo”, Bakunin, “Las revoluciones…”, Solidaridad Gastronómica, núm. 1, La Habana, 15 de enero de 1961. 666 “A buen entendedor…”, La Protesta, Buenos Aires, núm. 8070, diciembre de 1960.

Isla. En este caso, son recurrentes, en las páginas de El Libertario y Solidaridad Gastronómica, textos de Jacobo Prince y Augustin Souchy. De este último aparecieron dos trabajos: una entrevista y un saludo. En ambos se deja saber cuáles son los problemas de la Revolución y sus proyecciones.

Souchy llegó a La Habana a principios de 1960, emprendiendo de inmediato un recorrido por toda Cuba con el propósito de estudiar los alcances de la Revolución cubana y hacer sugerencias al gobierno revolucionario sobre su política agraria. Quien acompañó a Souchy en su ‘tour’ por la Isla fue Manuel Gaona, en ese momento secretario de finanzas de la ALC. En su estancia en Cuba Souchy visitó innumerables cooperativas, ciudades, escuelas, espacios de recreación, industrias en construcción. Habló con los obreros, los guajiros, autoridades revolucionarias, militares y, por supuesto, con anarquistas. De su visita nació un texto que vio la luz en la editorial Lex, propiedad del ex abogado de la CNT Mariano Sánchez Roca. La obra de Souchy se tituló “Estudios sobre cooperativismo y colectivización en México, Israel, España y Cuba”, insertada dentro de la serie popular Cooperativismo y Colectivismo. 667

La obra publicada por Sánchez Roca, aseguran Fernández y Dolgoff, fue requisada por las autoridades, pero esto es falso, el propio Souchy le informó a Prince que Sánchez Roca ‘mutiló’ la obra a fin de congraciarse con Fidel Castro, o por lo menos evitar hacerlo su ‘némesis’, con una obra que ponía en tela de juicio su política económica. En ese sentido el ex-ministro de García Oliver, durante la guerra civil española, suprimió todo carácter crítico dándole al folleto un cariz periodístico, esto no agradó a Souchy y envió su original a Argentina para publicarse en la revista Reconstruir. Souchy remarcó que, tal como se editó en Cuba daba la impresión de ser un apoyo a la Revolución, cuando él dejó patentado que “el gobierno de Castro es cien por ciento dictatorial y todas sus medidas son absolutamente estatales. Ha instalado en Cuba un capitalismo estatal que no es mejor, sino peor, bastante

667 Fernández, Frank, op. cit., p. 93. Necesario es reconocer que Souchy era bastante prestigiado en su campo, había analizado la reforma agraria soviética en su viaje a Ucrania en 1920; en España las colectividades las vivió; en su exilio americano radicó en México por 10 años, esto le permitió conocer a fondo el ejido; luego partió a Israel, donde se involucró en la constitución de los Kibutz, que también conoció íntimamente. De ahí el interés por conocer su opinión respecto a la reforma agraria cubana.

peor, que el capitalismo privado”.668 Justo es recalcar que la obra no sólo fue publicada por la editorial Lex, también ALCE editó una parte sustancial bajo el título de Cooperativas libres. 669 Con esto se desmonta otra de las tesis de Fernández.

En síntesis. Souchy apuntó en sus textos que él, como todo el movimiento anarquista, aplaudió la distribución de tierras a los campesinos con la Reforma agraria, la reducción de los alquileres, la construcción de casas modernas, cómodas, higiénicas y con todos los servicios para obreros y campesinos con la reforma urbana, la apertura de nuevas escuelas con la reforma educativa, la instalación de balnearios y lugares recreativos y otras innovaciones del régimen revolucionario. Sin embargo, discrepaba con los modos de emprenderlo. Las transformaciones se efectuaron por la iniciativa de una minoría revolucionaria (Fidel Castro/26 de Julio), acusando que ese modelo era propio de “países culturalmente poco desarrollados”, donde las iniciativas emanan desde arriba, ejemplo de ello eran las cooperativas planeadas y ejecutadas por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), pues se alegaba generalmente que el guajiro no tenía la madurez suficiente para tomar, el mismo, la iniciativa de formar cooperativas. Además, atacó acremente el chauvinismo fomentado, también, desde arriba, proponiendo en su lugar enunciarse como antiimperialista desde el internacionalismo.670 Valdría poner en duda las zonas que visitó Souchy e interrogarse si las mismas no fueron erigidas exprofeso a manera de propaganda, como lo ha historiado David Priestland en el caso de China y la URSS, o como lo dejó patentado Vilkens en el caso de Rusia.

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En su saludo a la Revolución, Souchy adujo que aun cuando la revolución no era un simple cambio de gobernantes eran evidentes las tendencias totalitaristas. Llegó a esa conclusión al comparar la Revolución cubana y la española, juzgando el rasgo diferenciador en que la Revolución cubana era una revolución desde arriba, una revolución de Estado, mientras la española fue profundamente popular y las colectividades se emprendieron por la iniciativa y

668 “Carta de Augustin Souchy a la FLA”, 24 de noviembre de 1960, CDLJP/FLA. 669 Souchy, Augustin, Cooperativas Libres, ALCE, La Habana, 1960. 670 “La interpretación humanista…”, El Libertario, núm. 10, La Habana, 31 de mayo de 1960. 671 Priestland, David, Bandera roja. Historia política y cultural del comunismo, Crítica, Barcelona, 2010.

el arrojo de los campesinos. En Cuba, al contrario, el decreto antecedió al hecho, en España el hecho condicionó al decreto. En Cuba, “la transformación económica social fue iniciada por Fidel Castro y sus compañeros de lucha”; no obstante, agregó que la revolución aun no perdía ni su sentido profundo ni el respaldo popular, por ello era menester impulsar la participación social en todas las esferas, antes que las tendencias centralizadoras, hecho inherente a toda revolución, se afianzaran.672

En respuesta a esas críticas ya directas desde el anarquismo cubano a la Revolución, Manuel Gaona publicó un texto panegírico en defensa de Fidel Castro y a su, a sí misma llamada, ‘vanguardia revolucionaria’. En su artículo, Gaona explicó que los anarquistas siempre lucharon por erigir una sociedad donde el gobierno de los hombres fuera sustituido por la administración de las cosas, por eso al ver cómo la revolución expropiaba miles de caballerías de terreno y las repartía a los campesinos, era para sentir infinita satisfacción. Mismo sentimiento despertó la eliminación de los intermediarios y las cooperativas, creadas para beneficiar a los productores del campo a través de la venta de sus productos al INRA. Gaona enfatizó su confianza en Fidel Castro, calificándolo como un idealista y hombre de “sacrificios, pocas veces igualados”, esa posición le hacía “pensar que no defraudaría la fe del pueblo”.673

La actitud de Gaona evidenció, al mismo tiempo, la ruptura en el seno de la ALC. Donde una fracción, mínima a decir de los propios cubanos, se ciñó a la revolución fidelista mientras una mayoría se opuso. Así se lo expresaron a Jacobo Prince: “estamos procurando mantener una posición clara que salve nuestro prestigio, tenemos también un pequeño problema interno representado por varios viejos compañeros que juzgan ideal todo lo que hace el gobierno revolucionario y han abandonado todo espíritu crítico ante la situación”.674

Esta fractura pesó bastante en cuanto disminuyó sus, de por sí nulas, posibilidades de incidir en un cambio de rumbo. Esta ruptura es importante tenerla en consideración pues será un eje

672 A Souchy, “Saludos a…”, Solidaridad Gastronómica, núm. 5, La Habana, 15 de mayo de 1960. 673 Gaona Sousa, “Como veo la…”, El Libertario, núm. 10, La Habana, 31 de mayo de 1960. 674 “Carta de ALC a Jacobo Prince”, 9 de agosto de 1960, CDLJP/FLA.

articulador del debate que se estaba dando en el continente; más aún, el propio Manuel Gaona se convirtió en ‘la cabeza de turco’ de Frank Fernández, acusándole de orientar la postura del movimiento anarquista internacional ante la Revolución cubana, cosa bastante y verdaderamente dudosa. En ese sentido, y conocedores que la situación se pondría cada vez peor, se trazaron dos escenarios, uno, renunciar a sus principios y colocarse al lado del nuevo Estado; dos, sumarse a la disidencia, integrada en su mayoría por grupos reaccionarios. La valoración les llevó a concluir que no tenían grandes esperanzas de sobrevivir en cuanto su movimiento era mínimo y las fuerzas de lucha enormes

Con el conflicto, ya en su clímax, entre los anarquistas y la Revolución, en gran parte por la detención de un número significativo de anarquistas tras la invasión de Playa Girón, a quienes se acusó de ser agentes del imperialismo yanqui y sostener ideas contrarrevolucionarias, se añadió que Solidaridad Gastronómica debió suspender su publicación ante la falta de recursos económicos. Esta revista salía gracias a la publicidad, un caso verdaderamente excepcional en el mundo ácrata, de industrias monopólicas y de capital norteamericano como General Electric Cubana, Compañía Petrolera Shell de Cuba, de bebidas alcohólicas como la cerveza Polar o Cristal, el ron Bacardí, productos de la casa Domecq, de cigarrillos la Trinidad, Hermanos y La Corona y de sitios de entretención. Estas industrias/empresas cesaron la compra de espacios publicitarios en Solidaridad cuando fueron ‘intervenidas’ y se dio inicio a la campaña contra los vicios, con ello se ahorcó financieramente al órgano de los gastronómicos.675

Puedo concordar con Fernández sobre la supresión de Solidaridad como censura, si partimos del hecho que, los medios impresos, sobreviven gracias a la publicidad y una práctica recurrente, de los gobiernos autoritarios, para someter a las publicaciones es cortarles los recursos económicos. En razón de ello, el testimonio de Casto Moscú, fue bastante puntual:

Pasado el apasionamiento de los primeros días, fueron apareciendo en los diarios y revistas juicios críticos y opiniones individuales condenatorias sobre algunos procedimientos abusivos de los aparatos del poder. A medida que el equipo gubernamental se afianzada iba procediendo con más mano dura, los ciudadanos perseguidos y maltratados, injustamente, se valieron de la

675 “Circular del Grupo Libertario Gastronómico”, 20 de marzo de 1961, CDLJP/FLA.

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