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Órgano de Difusión Anarquista
no. 6, 1 de mayo 2010 Publicación espontánea y atípica
Hoy, como mañana: “Conciencia para ser Libre”
CONTROLADO Qué grande es la libertad y los campos de la tierra, qué hermoso es trabajar sin escuchar las sirenas que cortan la libertad. Pues te llama a combatir al enemigo del hombre que suele ser otro hombre el que te domina a ti. Y se cree con el derecho de ser, del planeta el dueño, de todo lo que aquí existe, de los campos, de las fábricas, de las minas que se excavan los hermosos materiales que ayudan para existir, para ser feliz el hombre, a no ser por la desgracia de que exista a Dios gracias la avaricia del que tuvo el pensamiento ligero y se adueñó del sendero dando su paso seguro. Y todo ya son sirenas y todo marcar el tiempo y todo está controlado a la vez de dominado, hasta las flores y el cielo. Augusto Bagase
“Nuestra misión de hoy, como la de mañana, debe consistir en interesar a las grandes masas de la población en las aspiraciones de libertad y de bienestar para todos, por el camino de la destrucción de los Estados. Si no responden siempre a nuestro llamado, sepamos estar solos, sin arriar la bandera. Llegará el día en que la semilla sembrada dará su fruto. Los anarquistas deben saber esperar en su puesto, no en el Parlamento o en otro pacto con el mundo del privilegio”.
Editorial
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Salud y Anarquía
N
o hay nada que festejar, no hay nada que gozar, mucho que recordar: sin añorar, ni elucubrar; mucho que trabajar, y todo por combatir, resistir y triunfar; y nada con que lograr nuestro fecundo ideal: sin ánimo, sin vislumbrar en el igual, asomo de luz mental, sin nada, nada de todo, pero todo para luchar, para luchar con nuestro triste y cansado cerebro, cuerpo e ideal, solitario sueño de pocos, ideal anarquista, ideal nuestro, porque en esta ocasión el cerebro dice ya no, y el corazón dice adelante; pues, entonces, ¡Adelante! Es por esto que una vez más estamos propagando nuestra idea, la idea de la humanidad: la Anarquía, tan cerca y tan lejos, caminamos un paso hacia ella y parece que ella camina dos, si no es que más. Nos come la muerte, todos dicen que estamos viviendo, cuando en realidad en vez de vivir estamos muriendo, día a día, desilusión tras desilusión, no aminora nuestra tesón. Porque para nosotros como anarquistas esto no es nada, basta echar una mirada a cualquier compañero sincero para ver que los anarquistas no somos de sacrifico, no somos mártires, somos de acción, de convicción; así como tampoco deseamos ni queremos ser ejemplos, ídolos, o voceros de la Libertad. Simplemente somos realistas, mirar a nuestro alrededor se hace por instinto, se siente, se huele, hasta se presiente la oscuridad de la conciencia de la humanidad. Vulgo dormido, pueblo abatido, oprimido, exprimido; esclavo pasivo. Por esto es que La Vorto 6, está ya finalmente elaborada. No es mucho, pero seguimos haciendo lo que está a nuestro alcance. Y aún así sentimos, que no hacemos nada, estamos haciendo todo nuestro esfuerzo. La banal insatisfacción de los pobres de espíritu nos ha ocasionado muchos desasosiegos, no tienen convicción, no
saben lo que son, no saben lo que quieren, y nunca sabrán a dónde quieren llegar; en fin, son parte de la enorme mayoría, parte de la gente que no es ella misma, gente alienada. Lástima, pero la construcción de la Revolución sigue su marcha, no se detendrá no deseamos detenerla, ni podemos si de poder hablamos, no está en nosotros su continuo desarrollo, está con nosotros unidos, no solos, está en nosotros ser parte de ella. Muchos caen, casi nadie se levanta, no hay pausa para voltear atrás, ningún héroe ha caído, ningún héroe caerá y por eso ningún ídolo nacerá. Satisfacción de pocos, reniego de muchos, la Revolución vendrá, el éxito traerá, un mundo nuevo se organizara. Compañeras y compañeros de nueva cuenta divagando con que esperan la edición de éste nuestro sencillo trabajo. Que a pesar de las múltiples dificultades que siempre tenemos para elaborar e imprimir, siempre logramos nuestro cometido publicarlo y distribuirlo, sumándose de nueva cuenta al apoyo de la propaganda anarquista, la publicación La Vorto en su número 6 y con su nuevo formato, ya ha salido a la calle. Por una infinidad de motivos la edición de La Vorto ha cambiado su formato y sus intervalos de publicación establecidos por el kolectivo, a recordar eran: febrero-mayo, junio-septiembre, octubre-enero. También al comienzo, en el número 1, dejamos abierta la posibilidad de que esto sucediera. Entonces desde este número estos intervalos ya no serán seguidos, ahora la publicación de La Vorto, cambiara a cada que podamos, queramos o quizá este sea el último número. Así como si en determinado momento decidimos cambiar o dejar su edición. Sólo resta agradecer a todos los compañeros, colaboradores y amigos que nos ayudan en la distribución de La Vorto. Gracias y seguimos adelante, hasta la próxima, si hay… Kolectivo Conciencia Libertaria Federación Local Libertaria
Índice
En Internet: www.kclibertaria.comyr.com
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El valor de la desobediencia civil... pág. 3 El origen de las ideas... pág. 4 En América del Norte... pág. 5 Historias de terror: “El gran circo”... pág. 7 El trabajo, ¿es una necesidad fisiológica... pág. 8 La fiesta de Mayo... pág. 9 Práxedis G. Guerrero... pág. 10 Dios y la Iglesia... pág. 11 Esperanto: los números... pág. 12 Arcilla Negra: poemas... pág. 13 Caín y Abel: cuento biblico... pág. 14 Notas anarquistas: la importancia de la propaganda... pág. 15 -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
LA VORTO
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por un rabioso
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a democracia es una especie de fusilamiento para el mismo pueblo, un suicidio colectivo, es una complicada maquinaria para satisfacer una idea romántica: el gobierno es un mero recurso falaz por el cual los hombres pretenden vivir en paz, volverse ciudadanos de una nación, de un país. Primero tendremos que ser hombres y después ciudadanos, lo deseable no es cultivar el respeto por la ley sino por la justicia. Una sociedad forjada por hombres con conciencia es una sociedad conciente. Una consecuencia natural y muy frecuente del respeto indebido a la autoridad es que uno puede ver una fila de policías marchando a enfrentar una turba enardecida, contra su voluntad. ¡Sí! contra su conciencia y sentido común, ¿quién por sano juicio tiene como empresa atentar contra su propia existencia?… entonces; ¿qué son: hombres o, por el contrario, una mera sombra un remedo de humanidad? De este modo la masa sirve al Estado no como hombres; sino básicamente como máquinas, con sus cuerpos. Tales individuos no infunden más respeto que los espantapájaros o figuras de barro. Un hombre prudente sólo será útil como hombre y no se someterá a ser “arcilla” y tapar un agujero para detener el viento”. Cualquier hombre reconoce el derecho a la revolución, el derecho a negar su lealtad y oponerse al gobierno. ¡Digo: “hagamos desaparecer esta máquina” ha llegado el momento de que los hombres honrados se revelen y subleven, este pueblo debe dejar de ser esclavo y luchar contra los que están más interesados en el comercio y la industria que en el género humano, poco hacen por la justicia y todo por la injusticia¡ Miles de personas dicen estar, en teoría, en contra de la desigualdad y la miseria, pero de hecho no hacen nada por acabar con ellas, con manos en los bolsillos dicen no saber que más hacer y no hacen más que seguir altruistiando: “hombres honrados” y patriotas que depositan un simple voto y hacen un leve signo de aprobación y una aclamación a la “justicia” al pasar por su lado. Las elecciones son una especie de juego, un monopoly, en el votante, es tan sólo un expresar débil, el deseo de que la justicia debiera prevalecer. Pregunto: ¿no podemos esperar qué también haya votos en blanco?, ¿acaso no son numerosísimos los qué no asisten a las urnas a votar? Sus estadísticas son falsas, la población está inflada. ¡Fíjense qué gran inconsistencia se tolera, así con el pretexto del orden civil el gobierno nos hace honrar y alabar nuestra propia vileza! ¿Cómo puede estar satisfecho alguien por el mero hecho de marcar con una cruz un logo y quedarse tranquilo con ello? La acción que surge de los principios, de la percepción
Soy de estirpe
y la realización de lo justo, cambia las cosas y las relaciones, es esencialmente revolucionaria y no está del todo de acuerdo con el pasado. Las leyes son injustas, ¿nos contentaremos con obedecerlas o intentaremos abolirlas hasta conseguirlo? Y si la injusticia forma parte de la necesaria fricción de la máquina del gobierno, déjenla así, déjenla que su vida sea un freno que detenga la máquina. Un hombre no tiene que hacer todo, sino algo, y debido a que no puede hacerlo todo, no es necesario que sea algo malo. Si las alternativas son encerrar a los justos en prisión o renunciar a la guerra y a la esclavitud el Estado no dudará cuál elegir; se capacita al Estado para cometer actos de violencia y derramar la sangre de los inocentes. Hablando en términos absolutos, a mayor riqueza, menos virtud, el dinero acalla muchas preguntas que de otra manera tendrían que contestar. “Lo mejor que el rico puede hacer a favor de su cultura es procurar llevar a cabo aquellos planes en que pensaba cuando era pobre”. El Estado nunca se enfrenta voluntariamente con la conciencia intelectual o moral de un hombre sino con su cuerpo, con sus sentidos, esto se trata de voluntad, hay una diferencia entre resistir a esto y una mera fuerza animal o natural; al resistir a esto consigo algún efecto, pero no puedo esperar cambiar la naturaleza de las rocas, los árboles y las bestias. Si un hombre piensa con libertad, sueña con libertad e imagina con libertad, nunca le va a parecer que es aquello que no es, y ni los gobiernos ni los reformadores ineptos podrán en realidad coaccionarle. Podrán decirse hombres de cierta experiencia y criterio y sin lugar a dudas pensarán haber inventado soluciones ingeniosas e incluso útiles, suelen olvidar que el mundo no lo gobiernan ni la política ni la conveniencia. La verdad está siempre en armonía consigo misma y no se preocupa. Quienes no conocen otras fuentes de verdad más puras, quienes no han seguido su curso hasta sus orígenes están con razón, del lado de la Biblia y la Constitución y beben de ellas con reverencia y humildad.
Soy de estirpe demasiado elevada Para convertirme en un esclavo En un subalterno sometido, En un servidor dócil, e instrumento De cualquier Estado soberano del mundo.
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... a priori
A
quí está la gran tentación, mejor dicho, la gran conspiración de los filósofos, y aquí tienen su castigo. El principio, tan luminoso como simple, de que para conocer la razón de las cosas es absolutamente necesario haberlas visto, no siempre ha sido admitido en filosofía, por más que parezca increíble. Prescindiendo de los muchos que aspiran a sondear la naturaleza de las cosas, ha habido genios profundos que se han preguntado si el espíritu humano, tan sutil y tan vasto, por una meditación concentrada sobre sí mismo, no podría llegar a esta inteligencia de la razón de las cosas, que, después de todo, no es más que el conocimiento de las leyes del espíritu; si, para instruirse, el hombre que piensa necesita consultar una naturaleza que no piensa; si una alma creada a imagen de Dios, el ordenador soberano, no poseería, en virtud de su origen divino y anteriormente a su comunicación con el mundo, las ideas de las cosas, y si, verdaderamente, precisaba un registro de los fenómenos para encontrar las ideas, es decir, los ejemplares eternos. Pienso, luego conozco, cogito, ergo, cognosco; tal es el principio de esos filósofos archiespiritualistas. Nunca hubiera concebido semejante quimera una inteligencia salida del pueblo. ¡Algunos, interpretando a su manera el dogma hisperfísico de la creación, han llegado a pretender que las realidades exteriores son producto de la idea o del pensamiento en toda su pureza y el mundo una expresión del espíritu, de manera que basta tener la plena posesión de la idea, innata en nuestra alma, aunque más o menos obscurecida, para, sin más extenso informe, alcanzar la razón y comprender hasta la naturaleza del universo!... Semejante manera de filosofar, que dispensaría de toda observación y experiencia, a haberla justificado el más pequeño resultado, menester es confesarlo, sería sobremanera cómoda y atractiva. El filósofo no sería ya ese laborioso esplendor, obligado a ganar el pan de su alma con el sudor de su rostro, expuesto siempre al error por la omisión del menor detalle, sin alcanzar más que una comprensión reducida, con mucha frecuencia probabilidades en lugar de incertidumbre y a engolfarse en la duda después de haber vivido en la aplicación del espíritu. Un ser así sería un profeta, un taumaturgo, un émulo de la divinidad, que dispondría como soberano del pensamiento, por no decir de la potencia creadora, y leería de corrido los misterios del Cielo, de la Tierra y de la Humanidad en el foco del pensamiento divino. La ambición, por lo visto, no se apartó jamás de
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los filósofos. ¿De dónde puede venir esa presunción titánica? Desde un principio se presintió confusamente lo que la filosofía observadora esclareció luego, es decir, que en la formación de las ideas, la sola percepción de los fenómenos no da la razón; que el entendimiento, por la construcción que le es propia, desempeña un papel en ello; que el alma no es exclusivamente pasiva en estas concepciones, sino que, por mitad, si no del todo o en todo, el descubrimiento de la verdad en las cosas o el desenvolvimiento o salida de las ideas pertenece al espíritu. Habrá, o hay, pues, se decía, en el alma patrones o moldes de ideas, ideas archítipos, anteriores a toda observación de los fenómenos. ¿Cuáles eran estas ideas? ¿Se les puede conocer entre la multitud de aquellas más o menos empíricas que el entendimiento marcaba con su estampilla? ¿Cómo distinguir el patrimonio del espíritu de sus adquisiciones? Si alguna cosa o algo, en el saber, le pertenece en propiedad, ¿por qué no todo? ¿No tiene uno el derecho de suponer que si el espíritu, poseyendo los principios innatos de las cosas, no marchara en la ciencia sino a favor de una observación penosa, esto es, el efecto de la unión heteróclita del alma y del cuerpo, unión en la cual la sustancia etérea, ofuscada por la materia, había o ha perdido la mayor parte de su ciencia o de su penetración, no guardando recuerdo más que de los principios fundamentales que formaban su armazón y su propiedad?... Otros atribuían el obscurecimiento de la inteligencia al pecado original. El hombre, por haber querido saborear, contra la orden expresada de Dios, el fruto de la ciencia, quedó, según ellos, ciego. Se persuadieron entonces de que, con una buena disciplina mental y la ayuda del espíritu de la luz, se puede llevar suavemente al alma humana al goce de sus altas e inmortales prerrogativas, hacerla producir la ciencia sin inhibición alguna de la experiencia, por la sola energía de su naturaleza y en virtud del axioma ya citado: «Soy hijo de Dios; pienso, luego conozco». ¿Qué hay en el fondo de todo esto? Un pensamiento diabólico de dominación; porque, precisa no engañarse, el privilegio del saber y el orgullo del genio son los dos más implacables enemigos de la igualdad. Mientras tanto, está averiguado que la ciencia humana no se ha enriquecido con el más pequeño jirón de hecho o de idea por este procedimiento exclusivamente
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neumático. Nada ha servido, ni metafísica, ni dialéctica, ni teoría de lo absoluto, ni revelación, ni posesión, ni éxtasis, ni magnetismo, ni magia, ni teurgia, ni catalepsia, ni ventriloquia, ni piedra filosofal, ni mesas giratorias. Todo lo que sabemos, lo hemos invariablemente aprendido, y los místicos, los iluminados, los sonámbulos, los espíritus mismos que les hablan, lo han aprendido a su vez por los medios conocidos: observación, experiencia, reflexión, cálculo, análisis y síntesis: Dios, sin duda, celoso de su obra, quiso sostener el decreto que había dado, a saber: que no veríamos nada con los ojos del espíritu, sino por mediación de los ojos del cuerpo, y que todo lo que tuviéramos pretensión de percibir por otros medios sería error y mistificación del maligno. No hay ciencia oculta, filosofía trascendental, almas privilegiadas, genios adivinos ni mediums entre la sabiduría infinita y el sentido común de los mortales. Los sortilegios y la magia, en otros tiempos perseguidos por los parlamentos, se han disipado a la luz de la filosofía experimental; la ciencia del cielo no empezó a existir hasta el día en que los Copérnico, los Galileo y los Newton hubieron dado un eterno adiós a la astrología. La metafísica del ideal no enseñó nada a Fichte, a Schelling, a Hegel: cuando estos hombres, de los que la filosofía se envanece con justicia, se imaginaban deducir el a priori, no hacían más, sin saberlo, que sintetizar la experiencia. Filosofando de más alto que sus predecesores, ensancharon los límites de la ciencia: el absoluto, por sí solo, nada ha producido: llevado ante los tribunales, fue silbado como petardista. En la moral, el misticismo, el quietismo y el ascetismo han llegado a las más repugnantes bajezas. El mismo Cristo, Verbo hecho carne, nada nuevo ha ensañado a la conciencia, y la teología entera, pacientemente estudiada, se ha visto, en último resultado, convencida, por su propia confesión, de no ser sino una fantasmagoría del alma humana, de sus operaciones y sus potencias: la libertad, la justicia, el amor, la ciencia, el progreso. De buena o mala gana, precisa atenerse al método vulgar, confesar de corazón y de palabra la democracia de las inteligencias; y, ya que se trata de este momento del origen y la formación de nuestras ideas, buscar la razón de ellas, como de todo lo restante, en la observación y el análisis.
Pierre Joseph Proudhon
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E
n un tiempo aún no muy lejano existían en E. U. tres clases distintas de productores: esclavos a perpetuidad, esclavos por un limitado número de años, y trabajadores “libres”. Todos considerados cómo un simple engranaje del aparato social de la época. Desde muchos años antes, el obrero europeo poseía conciencia de clase y espíritu de lucha; mientras este animalito dócil de América bajaba la cerviz para dejarse uncir mansamente el yugo de la explotación y la esclavitud, esperando llegara el día para establecerse cómo comerciante. A partir de 1806, los procesos judiciales fueron numerosos contra la naciente organización de aquellos trabajadores, que en todos los casos eran declarados culpables. Y logrando así, por mucho tiempo, derrotar las buenas intenciones de los trabajadores de América. Como sucedió después de los conflictos internos más importantes de Norte América, un ejemplo de esto: al finalizar la guerra civil, las actividades revolucionarias de organización y propaganda tuvieron que comenzar de cero, todo se interrumpió debido a la participación en la lucha armada. La sucesión de guerras y revoluciones que entre el siglo XVII, y el XVIII, asolaron el continente europeo, trajeron a las playas de Norte América hombres de diferentes culturas y temperamentos, de gran espíritu y perseverancia que marcaron nuevos derroteros a seguir en la historia y costumbres del pueblo de Norteamérica. Fueron éstos emigrantes y refugiados políticos los que dieron el primer impulso hacia la organización de núcleos obreros y revolucionarios, que a través del tiempo se distinguieron, por decirlo así, en la lucha de clases. Los grupos revolucionarios y las organizaciones obreras, dejaron impresión imborrable en el movimiento norteamericano, sirviendo de guía a otros movimientos sucesivos que fueron desarrollándose al transcurrir del tiempo. Thomas Paine, el inglés que aconsejo que se separan de Inglaterra, fue aún quien sugirió la Declaración de la Independencia del país y quien, escogió el nombre para el país, es decir: Estados Unidos de América. Todo esto no pasó desapercibido para el pensador más prominente del país, Ralph Waldo Emerson, que siguiendo los caminos de la rebeldía impulsó también al joven Henry David Thoreau. Quien a decir verdad tenía mucho de anarquista, como lo han demostrado (aunque no es necesario) muchos escritores, entre otros Rudolf Rocker y Richard Drinnon. Esto nos hace recordar a Thomas Jefferson, que tiene pensamientos de verdadero contenido anarquista: “Sólo el error necesita el apoyo gubernamental, la verdad puede mantenerse por sí misma”, y “Un hombre honesto no puede sentir placer en el ejercicio del poder sobre sus conciudadanos”. Fueron muchos los intentos de organizar comunidades donde se estableciera el comunismo libertario, desde inmigrantes religiosos hasta filósofos de tendencia anarquista. Aunque ninguna de estas comunas sobrevivió mucho tiempo. Ann Lee, los seguidores de George Rapp, y por supuesto Robert Owen, fueron un buen ejemplo para generaciones siguientes, de cualquier forma, como Esteban Cabet y otros. Josiah Warren, quien ha sido considerado el primer anarquista americano, honor, debemos decirlo, no sólo del país, sino de todo el continente, cuando fracasó Robert Owen en Nueva Armonía el entonces joven Warren, meditando este fracasó se orientó por sí solo hacia el anarquismo que, sin pérdida de tiempo empezó a practicarlo. Fundó el primer periódico anarquista del mundo El Revolucionario Pacifico, algunos años después fundó El Heraldo de la Equidad, el segundo periódico anarquista del mundo. La primera colonia libertaria americana, verdaderamente anarquista, fue fundada por Warren en 1835, a la que siguieron
De 1806
algunas otras con más éxito que los primeros intentos. Fue el primer anarquista verdadero en poner sus ideas en la práctica, de él parte lo que en el país se conoce como Philosophical Anarchism, es decir, anarquismo filosófico. El Anarquismo Filosófico defendía al hombre primordialmente e intentaba la regeneración social por medio de la creación de pequeñas comunidades agrícolas o colectividades industriales que, ampliándose, posibilitarían la instauración en vasta escala de la Sociedad Libertaria. Un aspecto de la historia social del país que no debe descartarse cuando como en este caso estudiamos al anarquismo, es el de los abolicionistas, es decir, de quienes trataron de abolir las diferencias raciales, principalmente la discriminación racial contra los negros. La figura prominente de este movimiento abolicionista fue John Brown, quien fue ahorcado. Algo semejante sufrió el valiente luchador William Lloyd Garrison, fue un día arrastrado por las calles de Boston con una soga al cuello, dispuestas las hordas al ahorcamiento. Pero se salvó inesperadamente. Comienza la travesía de anarquistas europeos su caminata por el país. Reclus llegó al lugar con el propósito de combatir la esclavitud negra y al no encontrarla, lo abandonó trasladándose a una parte del territorio atlántico, para seguir su actividad revolucionaria. Antes que Reclus otros franceses libertarios debieron afincarse en el país o atravesarlo hacia otros lugares, cual es el caso del proudhoniano José Ernesto Gibert, que había cooperado con Proudhon en Francia. Refugiados de las revoluciones francesas de la primera mitad del siglo XIX, debieron también llegar al país, entre ellos libertarios. Tal vez se deba a esto la presencia del gran anarquista francés Joseph Dejacques, a quien encuentra la historia en Nueva Orléans en 1857, justo en el tiempo en que Reclus había dejado el lugar. Si bien desconocemos si Reclus escribió algún folleto libertario y logró publicarlo allí, sabemos, por el contrario, que Dejacques, vio publicada en Nueva Orléans, la segunda edición de su libro Les Lazaréennes (fábulas y canciones con poesías sociales). Así como la publicación en su periódico de El Humanisferio. La llegada del anarquista Dejacques al país debió ser en 1856 o tal vez un año después. Sabemos que en 1855 aún estaba en Francia. De todas maneras, conviene hacer saber que, contrariamente a lo que comúnmente se cree, las ideas del comunismo libertario no nacieron en Europa y si en Estados Unidos de Norte América, aunque fuera un europeo francés quien las creara: Joseph Dejacques. Que fundó Le Libertaire, periódico del movimiento social, publicado de 1858-61, 33 años antes que se fundará en París Le Libertaire (1895). Casi todas las colaboraciones son suyas y en ellas se manifiesta como precursor y partidario del comunismo libertario; veinte años antes que Kropotkin y sus compañeros divulgaran esta posición del anarquismo en Ginebra, a través de las páginas de Le Révolté. En la década de 1870 también actuó en Nueva York otro libertario francés que dejó huella histórica: Claude Pelletan, autor de un Diccionario socialista y del libro Les Soirées Socialistes de New York, en donde preconiza su sistema anarquista de la Atercracia, de donde los españoles barceloneses Rafael Farga Pellicer y sus compañeros anarquistas idearon el vocablo Acracia. Miguel Bakunin también pasó por el país cuando se había fugado en carácter de deportado, naturalmente que Bakunin aun no era el famoso anarquista que, como tal, se conocería en Italia y Suiza. Solamente un gran agitador revolucionario. El anarquista filosófico Benjamín R. Tucker es quien daría conocer en el país, al anarquismo posterior de Bakunin; también fue quien hizo conocer a Proudhon.
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Algunos otros anarquistas también tuvieron actividad en el país. Felix Pignal con su excelente libro Filosofía de la Rebeldía o perdón a Caín. Que conllevo el inicio de la publicación de muchos periódicos europeos en diversas partes del país antes y después del establecimiento de la AIT, como lo describe Rocker: «Desde entonces aparecieron en Nueva York y en Chicago un gran número de publicaciones anarquistas que, en su mayoría no disfrutaron de larga vida». Algunos publicaron numerosos folletos de autores como Kropotkin, Reclus, Malatesta y Bakunin. Los judíos libertarios tuvieron también su participación y fundaron el grupo anarquista Pioneros de la Libertad. En 1882 llegó Johann Most al país, y redactó su famoso folleto La Peste Religiosa, en 1886 involucran a Most a causa de los sucesos de Haymarket, encarcelándolo. Most por sí solo representa una notable aportación a la propaganda anarquista de lengua alemana en el país. Pero, naturalmente, hubo otras valiosas aportaciones. El Primero de Mayo de 1886 se declaró una huelga general en el país, que no fue tan general como se había pensado. Los huelguistas el 3 de mayo esperaron afuera de la fábrica Mac Cormick de Chicago, a los esquiroles que iban a salir del trabajo. Se trataba de una protesta pacífica, pues incluso había ancianos, mujeres y niños acompañando a los huelguistas. Las fuerzas represivas a las órdenes de la plutocracia, se lanzaron contra los huelguistas, masacrando a numerosas personas y entre las víctimas también sucumbieron niños y mujeres. Tales circunstancias hicieron que los anarquistas de Chicago organizaran un mitin de protesta, el del 4 de mayo en la plaza Haymarket, donde los discursos fueron moderados y la asistencia numerosa. Pero la plutocracia aprovechó esta reunión para vengarse. Rudolf Rocker ha definido como nadie, sicológicamente, la «modalidad» de los ulteriores anarquistas del país, de lengua inglesa, con el enfoque siguiente. «En general, las ideas anarquistas se difundieron sólo lentamente entre la población americana nativa. La conformación individualista peculiar de los americanos y la ausencia característica del sentido de organización entre los elementos de tendencias libertarias, que impedía una asociación sistemática de las fuerzas existentes, implicaron que el movimiento se limitara casi exclusivamente a la actividad de personalidades individuales; y en las localidades particulares, en la mayoría de los casos el movimiento sucumbió en cuanto la acción de esos compañeros terminó por una razón u otra. Esto, naturalmente, no quiere decir que las personas, convertidas a las ideas arrojaran éstas en seguida por la borda en cuanto faltaba la influencia directa de determinados propagandistas. Al contrario, los americanos se apegan ordinariamente con tenacidad a sus nuevos conocimientos, pero les falta en la mayoría de los casos la necesidad de comunicarlos a los demás y de conquistar nuevos adeptos. El proselitismo no es su parte fuerte, y ese temperamento especial, que en todas las cosas sólo se atiene a lo más cercano, hace comprender por qué las ideas anarquistas no han encontrado hasta aquí una difusión regular entre los verdaderos americanos, no obstante el espíritu de sacrificio y la actividad propagandística de los compañeros». Las autoridades del país empezaron a rechazar inmigrantes: treinta y cinco fueron devueltos a Europa el 15 de enero de 1888, de un barco que acababa de llegar. Iniciaban así su desagrado ante los extranjeros que llegaban, al suponerlos portadores en sus cerebros de ideas anarquistas. Lo que dio lugar a la expansión de las ideas anarquistas por más Estados del país norteamericano. Los Mártires de Chicago fueron la semilla que hizo brotar muchas conciencias anarquistas en el país y, naturalmente, en otros países; especialmente se deben destacar dos extraordinarias figuras femeninas, espléndidos ejemplos de mujeres anarquistas: Voltairine de Cleyre y Emma Goldman, la primera nativa, la segunda emigrada desde Rusia. Sin olvidar a los grandes anarquistas italianos Saverio Merlino, Pietro Gori, y Errico Malatesta; propagandistas de grandes vuelos, que disponían de una elocuencia brillante y arrebatadora. Malatesta fue quien aconsejó al libertario barcelonés Adrián del Valle para que se embarcara hacia Estados Unidos de América del Norte, cosa que hizo en 1892.
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A causa de la represión de 1897 en España, también llegó al país, el anarquista catalán Antonio Pellicer Paraire, quien posteriormente se trasladó a Buenos Aires. Puede decirse que, debido a su experiencia en la organización obrera y campesina, fue el ideólogo de la FOA que posteriormente fue conocida en el mundo entero como la FORA, la más formidable organización anarquista proletaria que ha existido en el continente americano. Los anarquistas españoles en el país se conmovieron mucho por la Tragedia de Chicago y fueron los primeros que divulgaron la inocencia comprobada de los mártires, en nuestro idioma. La prensa libertaria española que se editaba en el país, servía asimismo para extenderse por otros países que en América hablan nuestro mismo idioma y también llegaba a España. Hasta aquí este brevísimo resumen y para concluir algunos otros pasajes interesantes de la actividad anarquista en Estados Unidos de Norte América. «Aquí la Anarquía está representada por los alemanes, los franceses, los italianos y los españoles. Proporcionalmente los nativos son pocos». «La cuestión social de hoy es precisamente la misma de hace treinta o cincuenta años. Es la misma que la Humanidad ha sido llamada siempre a resolver: el progreso, contra la barbarie. Lucha que se continuará mientras haya un hombre o una clase de hombres que por un procedimiento cualquiera se permitan dominar los pensamientos y las acciones de los otros hombres». Dejamos en fin la actividad anarquista del siglo XX en esta que “fue la gran tierra” de las ideas insurreccionales; para los buscadores de la verdadera historia de muchas de las geografías establecidas ahora como naciones. Pues para mencionar a todos los compañeros anarquistas que pasaron por este país se tendría que hacer cientos de páginas. Por último, proponemos a quienes desean saber un poco más sobre este tema consultar el libro “Breve historia del movimiento anarquista en EEUU” por Alberto Martin, Vladimiro Muñoz, Federica Montseny. Libro del cual son los extractos previos.
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La nigraj vizaĝoj
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Mayo 1886
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a carpa comenzaba a ser montada, y el payaso, el gran actor del circo discutía en soliloquio: – Tengo que hacer reír a los del palco, o no, nos van pagar los dueños del circo, debo hacerlos reír, sino me van a quitar como encargado. Empezaba a acaecer la noche y la función estaba apunto de iniciar, el payaso salía a pantalla, entre maromas, arremedo de personajes y vestimentas extrañas trataba de hacer gracia, pero en vez de risas provocan coraje y rabia en los espectadores que indignados no paraban de hacer retumbar la carpa con chiflidos, pero algunos de más arriba, los del palco encantados, entre tanto un tipo medio gordito y con un corte casi a rapa que se hacía llamar así mismo “el malabarista” ataba las manos de los espectadores, con tal rapidez que bien podía hacerla de mago. En sus entrenamientos maniobraba, de ahí su seudónimo, hábilmente con bestias verduscas unas, azules las otras, unas más ataviadas con oro y otras con grandes dientes, era como meter a perros, gatos y ratones en un costal, eso provocaría que a diario saliera destazado un gato, un ratón o un perro. Las bestias horrendas eran amaestradas para servir al payaso quien los días en que se sentía el más las sacaba al terreno del circo, pues decía con orgullo, “el circo no se nos puede ir de las manos”, al ver la decadencia en la que se encontraba. Mientras el payaso hacía lo que mejor sabía hacer: nada, “el malabarista” seguía entrenando a sus bestias, pues se imaginaba que algún día ellas le ayudaría a llegar a ser el “jefe” de jefes. De tal manera las fieras no dejaban de bramar del lado norte de la carpa, pero pronto empezaban a bramar por todo el terreno. Pero eso no era lo más asombroso de tan tétrico circo, ya que de un sucio y pestilente corral se oyó salir el chillido de un puerco: – “Será sólo una lluviecita, no se llevará la lona” -se lograba comprender del estruendoso ruido que salía del despreciable hocico, eso lo decía al ver como la lona se tambaleaba por culpa de un vendaval, en buena parte por los hoyos que tenia la carpa y por la otra que el payaso no hacía gracia a nadie. Los espectadores no paraban de asom-
brarse de tan monstruoso espectáculo, ¡wow! decían y los dueños de las tierras de alrededor se sorprendían al ver a un cerdo hablar y más cuando se enteraron que el payaso, mandamás ahí, había seleccionado al cerdo como administrador, eso sí era una locura. Mientras que una asquerosa sanguijuela, pútrida dueña de las tierras donde se asentaba el circo advertía de la tormenta al desgraciado payaso, que lo único chistoso en él era su aspecto, siempre con la lengua de fuera como sí tuviera un problema mental, no hacía caso, pero ante el presagio, el cerdo quiso defender a quien le había dado el puesto: – ¡Es un catastrofista esa sabandija!, -Decía. Pero unos pequeños payasitos igual de horrendos que el grande, sólo que estos ataviados de amarillo, rojo y naranja lanzaban sus quejas, decían: – ¡Haz caso al dueño de las tierras!, -gritaban encolerizados-: ¡queremos actuar!, ¡queremos actuar! -y bien el payaso les dijo-: – ¡Prepárense!, -y una fría noche del mes de octubre, cuando la luna es más bella, el payaso hizo una broma tenebrosa, a la cual los payasitos, menores, pero igual de desgraciados, en los dos sentidos, gritaban jadeantes-: – ¡Largo payaso!, ¡largo pelele! El malabarista entretanto jugaba, cual faquir con bolas de fuego, amenazando con arrojárlas a un indefenso y pequeño aprendiz, que aunque llevando varias décadas dentro del circo no tenía el privilegio de actuar, mientras desafiaba a la muerte y reclamaba ese derecho desde lo alto de la cuerda floja, veía asomarse a un pobre fenómeno, que servía de recepcionista y de institutriz de los niños diciendo: ¡Ya acábalo o déjalo ir! Cuando “el malabarista” terminaba su labor con las bestias hambrientas de sangre, las ponía a disposición del payaso, y este a su vez, se las daba a un orangután, que todos los días hacía gracias que hacían reventar a carcajadas a los que en el palco se encontraban, pero era de saberse que el orangután, no era orangután, era un hombre tan feo y malencarado que lo hacían aparecer como un mono, muy bien entrenado para servir a los dueños de la carpa, aunque con agujeros decían: – En cuanto veamos que se cae, agarra-
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Una locura mos a nuestros sirvientes, nuestro dinero y nos vamos a otra, donde podamos seguir riendo. Por ello “El malabarista” se imaginaba en su cabecita loca, que había quedado trastornada por haberse criado junto al payaso, quien era el que tocaba la orquesta ahí, pues al payaso desde pequeñito lo insultaban pobrecito imbécil le decían, chaparrito y feo que va hacer; desde esos ayeres el pequeño malabarista, que se las jugaba de todas todas, dijo: – A mi payasito esté no me lo toca nadie, -y desde ahí se entrenó como su cuidador, así el transcurso de los años, se trastocó su cabeza y se imaginaba ganando el premio al mejor malabarista del mundo, al más bueno en ello, ya que se decía para sus adentros: – “Sí al payaso del otro circo le dieron el gran premio por mandar a sus bestias a correr por otros pastos, porque a mí no, sí yo las avente en mi propio pasto y contra mis propios compañeros”, -soñaba y soñaba el pobre con ese deseo diciendo-: – “Ya me vi, ya me vi”. Pero no era todo, los trabajadores de más bajo rango del circo soñaban alcanzar el puesto de payaso mayor, todos se pelaban en secreto, se unían unos con otros un día y al otro se peleaban, los asistentes veían todo, pero nada hacían, unos cuantos se ponían de pie y comenzaban ha retirarse, pero no podían, ya que apenas salían eran detenidos y llevados a pequeñas jaulas, pestilentes y apretujadas, en el mejor de los casos permanecían ahí, en el peor, servían de alimento para las bestias recién domadas. Así pasaban los días en aquel circo, peleas y más peleas, animales muertos, espectadores encerrados o desaparecidos por querer salir de tan deplorable espectáculo, cien años han transcurrido desde el cambio de carpa y muchos desean que se vuelva a “cambiar”, pero los espectadores siguen pasivos, y los que no están en jaulas, sacian la sed de las bestias, pero los del palco siguen aplaudiendo y riendo… S. G. S.
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La conclusión
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EL TRABAJO, ¿ES UNA NECESIDAD FISIOLÓGICA?
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o me propongo hacer ahora detenido de esta cuestión. Me limitare a exponer algunos razonamientos que pueden servir de punto de partida para un más profundo análisis del problema. A las objeciones que los autoritarios hacen a la practicabilidad de las ideas anarquistas y, sobre todo, a la afirmación del trabajo voluntario en una sociedad libremente organizada, se replica generalmente que, siendo el trabajo necesidad fisiológica para el individuo, todos trabajarán voluntaria y espontáneamente, supuestas las condiciones de igualdad y solidaridad entre los hombres. La réplica en tales términos hecha contiene una petición de principio: ¿Es el trabajo necesidad fisiológica? Modo de actividad es el trabajo. El individuo, en su estado normal, es necesariamente activo porque el ejercicio se deriva inmediatamente de órganos y de músculos. Es, por tanto, el ejercicio necesidad fisiológica a la que nadie puede escapar. Pero el trabajo no es el ejercicio propiamente dicho, no es el ejercicio en su sentido genérico, sino una determinada y bien definida especie de ejercicio en vista de un fin dado. El trabajo es el ejercicio útil. Útil, entiéndase, no sólo para el sujeto que lo ejecuta, sino también para los semejantes; útil para aquél en lo que afecta a su organismo por la satisfacción de la necesidad de ejercicio, y útil también por lo que atañe a la economía individual y social, a la alimentación, al abrigo, al vestido, etc... Porque el ejercicio, en general, puede carecer de la condición de utilidad fuera del beneficio fisiológico del individuo que lo ejecuta, y en esto precisamente se diferencia del trabajo propiamente dicho. Un individuo cualquiera emplea sus energías, su actividad, en la gimnasia, en ejercicios atléticos, en el deporte hípico o velocipédico, en la caza, etc... Lo hace, al parecer, por recreo y pasatiempo; responde de hecho a necesidades fuertemente sentidas. Para él, pues, útil este ejercicio; pero resulta, bajo el punto de vista social y económico, improductivo para los demás y para sí mismo. En este caso, el sujeto en cuestión hace ejercicio, pero no trabaja. Otro individuo, por el contrario, aun sin necesidad de ello por su posición en la sociedad, dedica su actividad a la producción
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de artefactos cualesquiera, o bien cultiva su huerto, al parecer por pasatiempo también, pero respondiendo de hecho a las mismas necesidades del primero. Pues para este segundo sujeto es útil el ejercicio que ejecuta y lo es asimismo para sus semejantes; útil para él fisiológica y económicamente; productivo para él y para los demás hombres. En este caso hay ejercicio y hay trabajo. Es pues, el trabajo un modo especial de la actividad como ya quedo dicho; es una determinada clase de ejercicio; pero no es toda la actividad ni todo el ejercicio. Se puede hacer ejercicio muscular y mental sin trabajar, en el sentido social y económico de la palabra, y, por consiguiente, se puede asimismo satisfacer la necesidad fisiológica del ejercicio mental y corporal sin trabajar. La conclusión es determinante y precisa. Contestar que en una sociedad libre todo el mundo trabajará, porque el trabajo es necesidad fisiológica de la que nadie se puede excusar, equivale a sustituir una incógnita por otra en el problema, dejando la cuestión en pie y conduciendo los razonamientos del común de las gentes a la negación de la posibilidad del trabajo libre. Cualquiera podrá replicar que muchos satisfarán la incuestionable necesidad de ejercicio en diversiones y pasatiempos inútiles por lo improductivos. En mi opinión, no es la necesidad fisiológica del ejercicio muscular y mental la que hace posible el trabajo voluntario. Es más bien la necesidad poderosísima de alimentarse, de vestirse, de abrigarse; es la necesidad de vivir la que nos induce a trabajar, es decir, la que nos dirige al ejercicio útil, la que nos obliga a emplear nuestra actividad en vista de un común por beneficio propio y ajeno. Sin el acicate de estas necesidades, la actividad humana marcharía sin rumbo y sin objeto positivo en el orden social y económico de la existencia. Tal ocurre a las clases aristocráticas y adineradas. Prevista de antemano la satisfacción de las necesidades primordiales, malgastan su actividad en juegos y vicios que fomenta la holganza. Pero en una sociedad libre, donde todos los individuos se hallaran en condiciones de igualdad económica, donde la riqueza no fuera del patrimonio de unos cuantos, sino de todos, ¿sería de temer que la mayor parte
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de los hombres no quisiera trabajar voluntariamente? Yo digo que no, sin necesidad de afirmar que trabajarían, porque es necesidad fisiológica el trabajo. Trabajarían voluntariamente, porque tendrían necesidad de comer, de vestirse, de leer, de pintar, etc.…, y los medios de satisfacer todas estas necesidades no les serían dados graciosamente por ninguna Providencia de nuevo cuño. Se me dirá que resulta entonces, en fin de cuentas, que el trabajo es necesario para vivir. Si lo es, sin duda alguna; es necesario individual y socialmente, como derivación de las necesidades fundamentales de alimentarse, de vestirse, etc.… Es, no obstante, una necesidad de segundo orden para el organismo, no sentida mecánicamente; una necesidad de la que el individuo se da cuenta después de una operación analítica provocada por el hecho de la convivencia en sociedad; mientras que las otras necesidades son primeras, son las que nos conducen a la sociabilidad, y, por tanto, al trabajo y a la comunidad. Por esto mismo, porque la razón positiva del trabajo voluntario y libre descansa en todas las necesidades fisiológicas, psíquicas y mentales, es de todo punto inconveniente argumentar en falso con la afirmación de que el trabajo es necesidad fisiológica cuando, como hemos visto, esta afirmación se reduce al ejercicio muscular y mental que, sin duda, puede ser ejecutado sin provecho para el individuo y para la comunidad, aun cuando al individual organismo acomode y plazca. La mayor o menor facilidad en resolver un problema depende en gran parte de la forma en que se plantee, de los elementos suministrados para el cálculo. Así, la demostración de la practicabilidad de una doctrina corresponde a la manera más o menos fundada de establecer sus elementos lógicos. Reducida la cuestión a sus verdaderos y más sencillos términos, es siempre fácil resolverla si la razón y la experiencia abonan la solución propuesta. Tal es, en mi concepto, el medio adecuado para demostrar la posibilidad del trabajo voluntario, sin apelaciones a principios no bien fundados. Ricardo Mella Cea
“Quien no se haya emancipado por el mismo quedará rezagado con el movimiento actual y será en vano que busque redentores. Morirá esclavo”.
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i los proletarios del Mundo se congregaran hoy para únicamente celebrar la fiesta del trabajo, merecerían ser llamados ingenuos, infelices y hasta inconscientes, pues no harían más que sancionar su miseria y su esclavitud. Examinando bien los hechos, sin dejarnos alucinar por la fraseología de sociólogos oficiales y oficiosos, ¿qué diferencia hay entre el esclavo antiguo (que era la propiedad o la cosa del amo) y el trabajador moderno que sigue siendo el autómata o la máquina del patrón? Vemos una sola diferencia: en la Antigüedad el vencedor esclavizaba al vencido, francamente, proclamando el derecho de la fuerza, sosteniendo que unos habían nacido para mandar y otros para obedecer, mientras en las sociedades modernas el letrado y el capitalista explotan al ignorante y al obrero, hipócritamente, predicando la evangélica máxima del amor al prójimo, hablando de libertad, igualdad y fraternidad. El trabajo, tal como se halla organizado y tal como desearían conservarle los capitalistas, se reduce a la explotación de muchos por unos pocos, al sometimiento servil de la gran masa bajo la voluntad omnipotente de algunos privilegiados, a la eternización de un verdadero régimen de castas en que los de arriba gozan de luz y bienestar mientras los de abajo vegetan en la ignorancia y las privaciones. Ese trabajo manual (tan encarecido por los traficantes y los ociosos) no siempre dignifica y engrandece. Trabajar para recoger todo el fruto de su labor o hacerlo voluntariamente para transformar el Globo en una morada cómoda y salubre, concediéndose las horas necesarias al solaz, a la instrucción y al sueño, es digno del hombre; pero bregar y esquilmarse para que otros reporten los beneficios o hacerlo obligadamente para sólo dulcificar la vida de los amos, negándose el descanso indispensable, comiendo
mal, durmiendo poco, vistiéndose de guiñapos y no conociendo más placeres que el trago de aguardiente y la procreación, es indigno del hombre. No faltan desgraciados que merced a ese régimen degeneran al punto de transformarse en animales de tracción y de carga, con la circunstancia de tener menos descanso y menos pitanza que el asno y la mula. Pero ¡qué mula ni qué asno! Hombres hay convertidos en algo inferior a las acémilas, en verdaderos aparatos que sólo realizan actos puramente mecánicos. Han perdido todo lo humano y, primero que nada, el instinto de la rebelión. No les hablemos de reclamar sus derechos, de pedir lo suyo, de adquirir la dignidad de hombres: no entenderán nuestras palabras y se volverán contra nosotros para defender a su verdugo y a su Dios: el capitalista. Felizmente la luz va penetrando en el cerebro de los proletarios y muchos comprenden ya que el 1º de mayo, para no ser una fiesta ridícula o pueril, debe significar algo más que la glorificación del trabajo. Se congregan hoy para recordar a los buenos luchadores que señalaron el camino y para reconocerse, estrechar las filas, cambiar ideas y acelerar el advenimiento del gran día rojo. Y decimos rojo, pues no incurriremos en la ingenuidad o simpleza de imaginarnos que la Humanidad ha de redimirse por un acuerdo amigable entre los ricos y los pobres, entre el patrón y el obrero, entre el arma del verdugo y el cuerpo del victimado. Toda iniquidad se funda en la fuerza, y todo derecho ha sido reivindicado con el palo, el hierro o el plomo. Lo demás es teoría, simple teoría. Felizmente, la Humanidad no se compone hoy de una muchedumbre humilde y resignada que de luz a luz se dobla junto a la máquina y sólo levanta la cabeza para besar la mano de sus vigilantes. Un gran ejército de proletarios, esparcido en todo el mundo, comprende ya la ironía de conmemorar la fiesta del trabajo y ve en el 1º de mayo el día simbólico en que los oprimidos y los explotados se juntan para contarse, unificar sus aspiraciones y prepararse a la acción demoledora y definitiva. El obrero consciente celebra hoy la fiesta de la Revolución. Es lo que hoy, 1º de mayo, conviene repetir a los trabajadores ilusos que siguen confiando en la humanidad del capitalista y figurándose que los arduos conflictos de la vida social han de resol-
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Ridícula o púeril
verse por un acuerdo pacífico: el capitalista no da lo que se le pide con ruegos sino lo que se le exige con amenazas. Si consideramos el 1º de mayo como una fiesta mundial, anhelemos que ese día, en vez de sólo pregonar la lucha de clases, se predique la revolución humana para todos. En el largo martirologio de la historia, así como en los actuales dramas de la miseria, los obreros no gozan el triste privilegio de ofrecer las víctimas. La sociedad es una inmensa escala de iniquidades, todos combaten por adquirir el amplio desarrollo de su individualidad. Todos los cerebros piden luz, todos los corazones quieren amor, todos los estómagos exigen pan. Hasta los opresores y explotadores necesitan verse emancipados de sí mismos porque son miserables esclavos sujetos a las preocupaciones de casta y secta. Para el verdadero anarquista no hay, pues, una simple cuestión obrera, sino un vastísimo problema social; no una guerra de antropófagos entre clases y clases, sino un generoso trabajo de emancipación humana.
Estractos de algunos escritos sobre el 1º de Mayo de Manuel González Prada, de diferentes fechas.
“¿No lo ves, trabajador? Tus explotadores y tiranos, sobre su cualidad de hombres se atribuyen títulos y dignidades y te usurpan la parte de riqueza natural y social que te corresponde en el patrimonio universal, y tú, rebajado de tu cualidad de hombre a nivel de la bestia de carga, vives condenado a un trabajo maldito y vil”.
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El revolucionario
por S. G. Santacruz
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ráxedis G. Guerrero no sólo fue un precursor: fue un apóstol de su fe, un guía, un sugestionador para sus contemporáneos, un hombre-antorcha, un Prometeo atado a la roca de su ideal, un héroe ansioso de ofrendar su vida por los que sufren.
“La tiranía es el crimen de las colectividades inconcientes contra ellas mismas y debe atacárseles como una enfermedad social por medio de la revolución social, considerando la muerte de los tiranos como un incidente inevitable en la lucha, un incidente nada más, no un acto de justicia”. Nacido a principios de la década de los 80 del siglo XIX, en cuna de hacendados guanajuatenses vio sus candidos años pasar en armonía, vivió con sus padres hasta la adolescencia cuando por un castigo maternal huye de casa con su hermano, pasa cerca de medio año fuera del terruño, tiempo en el que su mente vislumbró más allá de lo que la gente logra ver, trabajó como obrero y “romanero”1 al llegar al hogar sus familiares notaron la diferencia en Práxedis, era más amable, más cordial en fin más bueno. El trabajo hizo ver en Práxedis las desigualdades del sistema de salario, lo que lo orillaron a hacer suya la idea de que no podría gastar o comer a sabiendas que él no ha producido nada. En 1904 parte con su inseparable amigo Francisco Manrique a los Estados Unidos donde se desenvolverá como minero, allá hizo suyos los ideales del PLM2, haciéndose miembro de la Junta, al lado de otros obreros reunidos en la Junta auxiliar “Obreros Libres”. En 1905 edita un periódico con su suel-
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do de minero, llamado Alba Roja, desde ese momento hasta su muerte nunca dejara las ideas ácratas. En el curso de los años 1906 y 1907 dedicó el fruto de su trabajo a la propaganda de sus ideas, al llegar el año de 1908 se había convertido en uno de los más aguerridos luchadores contra la dictadura porfirista, su peregrinar por la unión Americana lo hizo conocerse entre los obreros y pronto convertirse en blanco de ataques tanto del gobierno mexicano como del norteamericano. En junio de 1908 al dar inició la segunda insurrección patrocinada por el PLM, Práxedis y su amigo Manrique entrarían en combate contra los federales en el pueblo de Palomas. En esta acción revolucionaria, perdió la vida el valeroso y activo Francisco Manrique compañero de infancia, aventuras e ideal de Práxedis. El poeta revolucionario así lo despide: “Éste capítulo de historia libertaria debería llamarse Francisco Manrique; debería llevar el nombre de aquel joven, casi niño, muerto por las balas de la tiranía el 1° de julio de 1908 en el poblado fronterizo de Palomas. Los hechos tranzan su silueta en el fondo borroso de esas jornadas casi desconocidas, que se esfuman en el gris panorama del desierto… ”Las carabinas empuñadas y listas a disparar, los sombreros echados hacia atrás, el paso cauteloso, y a la vez firme, el oído atento a todos los sonidos y el ceño violentado para concentrar el rayo visual que batallaba con la negrura de la noche […] Francisco Manrique, el primero en todos los peligros, se adelantó hasta la puerta del cuartel batiéndose a pecho descubierto y a dos pasos de las traidoras aspilleras, que escupían plomo y acero, cayó […] la lucha continúo; las balas siguieron silbando de arriba a bajo. El horizonte palidecía con la proximidad del sol, y Pancho palidecía también, invadió la muerte que avanza sobre su cuerpo, horas antes altivo, ágil y temerario. El día se levanta confundiendo LA VORTO
sus livideces con las de un astro de la revolución que se eclipsa…”. Un año antes de comenzar la Revolución Mexicana Práxedis logra editar un periódico de nombre Punto Rojo subvencionado por él gracias al trabajo que realizaba en un aserradero pero pronto tuvo que ser suspendido debido a las persecuciones. Después de descargar su pluma contra la dictadura y contra el oportunismo de Madero, Práxedis se lanzó a descargar plomo contra la dictadura, a defender con valentía y fuego su deseo: la libertad del pueblo. A fines de noviembre del año de 1910 grupos liberales de toda la república enarbolaban los principios proclamados por el PLM. La estrategia de Práxedis era abrirse camino en el norte del país, capturar pequeñas pero importantes localidades e irse adentrando hacía la ciudad de Chihuahua y al alcanzarla, irían, poco a poco, tomando sus alrededores e implantando el programa del PLM para así no hacer estéril la lucha iniciada. El joven idealista entró en acción con apenas una veintena de aventureros, tomando un tren por asalto procedente de Ciudad Juárez, en el cual se encontraron armamento; con el tren en sus manos partieron rumbo al poblado de Guzmán, el objetivo de los rebeldes era Casas Grandes y hacia allá se dirigieron. Pero al llegar y verse en inferioridad numérica y de parque los revolucionarios al mando de Práxedis abandonaron Casas Grandes y se dirigieron hacia un poblado llamado Corralitos, luego emprendieron hacia Janos. Al medio día del 29 de diciembre llegaron los Revolucionarios a las puertas de Janos, antes del derramamiento de sangre, Práxedis intentó la rendición de la plaza por vía pacífica, no lo logró, habría lucha. A las 10 de la noche, el grito de “Viva el Partido Liberal” inundaba el silencioso desierto y el eco hacía cimbrar al pequeño pueblo de Janos, que se convertiría en la tumba del más lucido, valiente y entusiasta de los miembros del PLM, los primeros halos
no. 6, 1 de mayo 2010 aquellos mismos desdichados, por un desheredado, por los que con tanta abnegación había luchado, por su libertad.
“Estamos de pie, no doblaremos la rodilla ante ningún poder. Damos frente al enemigo; no volveremos la espalda ante ningún peligro”.
de luz empezaban ha asomarse por el horizonte. Él estratega libertario había vislumbrado un punto donde podía atacar a las huestes adictas a la dictadura, una azotea le servía de fortaleza y cuando había sembrado ya el desconcierto entre los lacayos del anciano, una bala maldita atravesó su cabeza, entró por el ojo derecho y destrozó su masa cerebral. Y aquel hombre, momentos antes vigoroso y palpitante de inmensas rebeldías, cayó en el techo de la casa acariciado ya por la mano siniestra de la muerte. ¡Sólo ella pudo vencer al que fue la palabra y fue la acción! El apóstol, el rebelde, el hombre bueno, había sido sacrificado por uno de
La rabia se apodero de los rebeldes al ver caído, sin vida ya, el cuerpo del hombre más querido y admirado, su deceso infundió bríos sobrehumanos a aquel puñado de valientes que, con ímpetus avasalladores, se lanzaron a desalojar a los defensores de sus últimas posiciones. Ya no eran sólo hombres los que luchaban, sino unos seres transfigurados por un heroico desprecio a la propia vida, la que estaban dispuestos a perder antes que permitir que aquel sacrificio fuera estéril. Al concluir el combate y una vez tomada la población, los rebeldes empezaron a juntar a sus muertos y heridos, el último al que recogerían era el de Práxedis, para sorpresa de los rebeldes al momento de ir por el cuerpo del héroe, ya no estaba, nadie nunca sabe donde terminaron los restos de aquel noble luchador, su muerte se esparció, como el escalofrío en el cuerpo, por todo el territorio. Y su amigo, su camarada, su hermano se rehúso a creer la noticia de que se había perdido a tan noble personaje, en un
... ha muerto principio desmintió la noticia, sin saber que Práxedis ya había dejado de existir, o a sabiendas lo hizo para no desanimar a los combatientes por la libertad. Ricardo Flores Magón rechazaba la noticia, el desgarrado hermano de Práxedis decía: “alguno que otro periódico de estos últimos días han dado la noticia de que nuestro compañero Práxedis había sido fusilado por los rurales en Janos. Nada más falto de veracidad que esa noticia publicada por los agentes del tirano para desmoralizar á los revolucionarios”. La muerte de Práxedis fue un duró golpe al movimiento magonista y en sí para la revolución, ya que él pudo haber sido de gran ayuda tanto militarmente como de inspiración moral e ideológica del anarquismo ante las proezas que estaban a punto de comenzar en el Norte del país, así se despedían del héroe, aún sin saber, cuando se publicaron estas líneas, si en verdad había sucumbido por el Ideal: “Es dolorosa la perdida de un compañero querido por su virtud y su abnegación, y su talento como Práxedis; no debemos desmoralizarnos, sino tomar de las manos del héroe muerto la bandera de los desheredados que con tanta honra ha sabido sostener, y continuar la lucha contra el capitalismo opresor y el odioso despotismo político”. 1
Empleado encargado de vigilar el peso de la carne en el matadero. 2 Partido Liberal Mexicano.
DIOS Y LA IGLESIA Los anarquistas han sido tradicionalmente anticlericales, y también ateístas. Los primeros anarquistas se opusieron a la Iglesia tanto como al Estado, y la mayoría de ellos se opusieron a la religión misma. El lema “Ni Dios ni amo” ha sido utilizado a menudo para sintetizar el mensaje anarquista. Muchas personas comienzan aún su trayectoria en el anarquismo abandonando su fe y transformándose en racionalistas o humanistas; el rechazo de la autoridad divina alienta al rechazo de la autoridad humana. Casi todos los anarquistas de la actualidad probablemente ateístas o por lo menos agnósticos. Pero ha habido anarquistas religiosos, aunque se ubican habitualmente fuera de la corriente principal del movimiento anarquista. Ejemplos obvios los constituyen las sectas heréticas que anticiparon algunas ideas anarquistas antes del siglo XIX, y grupos de pacifistas religiosos de Europa y Estados Unidos durante los siglos XIX y XX, especialmente Tolstoi y sus continuadores a comienzos de este último siglo, y el movimiento del Trabajador Católico en los Estados Unidos desde la década de 1930. El anarquista genérico que odiaba la religión declinó a medida que disminuyó el poder de la Iglesia, y la mayoría de los anarquistas piensan ahora que se trata de una cuestión personal. Se opondrían a la idea de desalentar la religión mediante la fuerza, pero también se opondrían a la resurrección de la religión por el mismo procedimiento. Dejarían que cada uno creyera e hiciera lo que le viniera en gana, en la medida en que sólo se afecte a sí mismo; pero no permitirían que la Iglesia siguiera teniendo poder.
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Saluton!
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Fechas:
Números:
Números básicos: 0 - nul, nulo; 1 - unu; 2 - du; 3 - tri; 4 - kvar; 5 - kvin; 6 - ses; 7 - sep; 8 - ok; 9 - naŭ; 10 - dek; 100 - cent; 1000 - mil; 1000000 - miliono. Otros números se forman juntando números básicos: 11 - dek unu, 12 - dek du, 20 - dudek, 25 - dudek kvin, 237 - ducent tridek sep, 1983 - mil naŭcent okdek tri, 2002 - du mil du. Decenas y centenas se juntan en una palabra: dudek, tridek, ducent, tricent. Los otros números se escriben y se pronuncian en palabras separadas, lo mismo que los miles: dek unu, dek du, du mil. Los números básicos son inflexibles. Mi vidas tri domojn - Veo tres casas. Adjetivos de números: los números ordinales se forman agregando la terminación -a a los números cardinales. Dado que tienen la terminación -a, pueden recibir el plural -j y el acusativo -n: tri - tria (tercer, tercero, tercera), dek - deka (décimo, décima), dek naŭ - deknaŭa (decimonoveno, decimonovena), okdek naŭa - okdek-naŭa (octagésimo noveno). Se puede introducir guión o no entre las palabras cuando se trata de números de varias palabras. Mi skribas la unuan leteron. - escribo la primer carta. Adverbios de números: Agregando la terminación -e a los números se forman adverbios: unu - unue (primeramente), du - due (segundamente, en segundo lugar).
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Para decir la fecha, siga el modelo. Las palabras “día” y “en el año” están implícitas y, normalmente no es necesario mencionarlas. 13 Jan. 1964 - La dektria (tago) de januaro (en la jaro) mil naŭcent sesdek kvar; 4 Dec. 1959 La kvara de decembro mil naŭcent kvindek naŭ; 14 Jul. 1887 - La dekkvara de julio okcent okdek sep. Días de la semana: dimanĉo (domingo), lundo (lunes), mardo (martes), merkredo (miércoles), ĵaŭdo (jueves), vendredo (viernes), sabato (sábado). Meses del año: januaro (enero), februaro (febrero), marto (marzo), aprilo (abril), majo (mayo), junio (junio), julio (julio), aŭgusto (agosto), septembro (septiembre), oktobro (octubre), novembro (noviembre), decembro (diciembre). Palabras importantes: dato (fecha), horo (hora), jaro (año), mateno (mañana, parte del día), minuto (minuto), nokto (noche), semajno (semana), tago (día), monato (mes); hieraŭ (ayer), hodiaŭ (hoy), morgaŭ (mañana, día siguiente).
Algunas frases útiles:
Saluton! - ¡Hola! Bonan tagon! - ¡Buenos días!, ¡buen día! Bonan matenon - ¡Buena mañana! Bonan vesperon! - ¡Buenas tardes! Bonan nokton! - ¡Buenas noches! Dankon! - Gracias. Kiel vi fartas? - ¿Cómo te va?, ¿Cómo estás (de salud)? Bone, dankon. Kaj vi? - Bien, gracias. ¿Y tú? Sufiĉe bone - Bastante bien. Ne tre bone - No muy bien. Bonan apetiton! - ¡Buen provecho!, ¡Buen apetito! Je via sano! - ¡Salud! LA VORTO
Same al vi, dankon! - Igual para ti, ¡gracias! Ĝis revido! - ¡Hasta la vista! Adiaŭ! - ¡Adios!
Oraciones interrogativas:
Todas las preguntas se construyen sobre la afirmación, simplemente colocando la palabra interrogativa “Ĉu” al principio de la oración. Note que el orden de palabras en Esperanto no varía; sólo se coloca la palabra “Ĉu” al inicio. Esto es válido para todas las preguntas cuyas respuestas serán “si” o “no”. Afirmación: La pano estas seka - El pan está seco. Pregunta: Ĉu la pano estas seka? ¿Está seco el pan? Respuesta: Jes, la pano estas seka - Sí, el pan está seco. o bien: Ne, la pano ne estas seka - No, el pan no está seco. Como se aclaró, la elaboración de preguntas anterior es sólo para las que su respuesta es si o no. Pero existen las preguntas que contienen una palabra interrogativa, por ejemplo kio - qué, kiel - cómo, kiam cuándo. Kio estas tio? - ¿Qué es eso?, Kiel vi fartas? - ¿Cómo estás (de salud)?, Kiam vi venos? - ¿Cuándo vendrás? Las palabras con las cuales se forman estas preguntas se llaman correlativos, y son parte de un sistema regular y abierto. Estas palabras son el resultado combinado de su raíz y de su terminación, lo cual veremos en otra ocasión.
EL DINERO Dinero no se gana si no con dinero: sólo se enriquecen los ricos. El mucho dinero infunde al hombre instintos de lobo, y la riqueza se funda en la iniquidad, el llanto y la sangre. La propiedad es hija del crimen. El comercio es la urbanización del robo. Manuel González Prada
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Aires que pasan
YO TE HABLO, HOMBRE…
Si tus dientes se niegan a morder ya tu sonrisa.
no es un gran ataúd, en donde se pasean los muertos.
Yo te hablo, hombre, con la voz que golpean las muletas de la ronquera. La voz herida por el arrastrar de las horas sobre su cuerpo de tiempo.
Yo te hablo, hombre, si tienes esas necesidades, para que te hundas en tu interior. Y ahí, entre tripa y corazón, ya con plena conciencia, comienza a parir tu Revolución.
Gracias… por todo lo que me diste. Gracias… Por lo que quisiste mas no me pudiste dar.
Yo te hablo, hombre, con el tono de la telaraña que ya no tiene morador, pero que resiste el embate del viento, sobre toda posible esperanza, por un férreo pundonor.
AIRES
Yo te hablo, hombre. Y te digo que siento que tu llanto no tiene caso. Llanto que no es rabia, en insípido lamento que se lo lleva el carajo.
Aires que pasan sin ver pasar. Aires que abrazan nuestro penar.
Yo te hablo, hombre. Y hará bien tu razón si se sosiega y escucha. Porque nunca el corazón que se convirtió en lágrima pudo ganar una lucha. Escucha mis palabras que brotan y se reproducen sobre la blanca matriz, imaginativa y fecunda, del papel intemporal que te llama parto. Yo te hablo, hombre, desde ahí, si tiene hambre. Si has caído en la vida sin sentido. Si tienes sed de justicia. Si anhelas paz contigo mismo y con los demás. Si eras lágrima y quieres ser voz. Si tienes blanda mano que desea crisparse en un puño.
Pero… Por sobre todas las cosas, gracias por hacerme entender que también estoy capacitado, para poder recibir, las gracias.
Y se contonean entre las cosas, mientras rastrean perdidas rosas.
GRACIAS Gracias… Por, tenderme la mano en este mundo sin manos. Redondo y encerrado en sí mismo. Gracias… Por trasmitirme tus latidos en este momento de acero. Frío por dentro. Frío por fuera. Gracias… Por recordarme que vivo y hacerme ver que el mundo LA VORTO
Vuelan de pretéritos a presentes, estatuas etéreas cincelando. Bajo todas ellas, nuevas simientes con esperanza van sembrando. Aires que pasan. Venda en los ojos. Aires que amasan, trigales rojos. Me dan vuelta a los dedos. Me toman caricia. Y entre sus enredos, simulan malicia. Pero, en la noche más cerrada, cuando borda su red en el silencio atroz, sobre mi alma atormentada… los aires aquellos se tornan voz.
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Había una vez
CAPÍTULO I La llanura que rodeaba el huerto era triste y árida, a trechos pedregosa, a trechos como manchada de matas de cardos y abrojos. En este páramo asolado, en invierno, por ráfagas heladas y calcinadas, en estío, por los rayos abrasadores del sol, se agrupaban, en la parte frontera a la puerta del Paraíso, unas cuantas cabañas formadas de pedruscos y ramas secas. Aquello era la vivienda de nuestros primeros padres. Desde los agujeros que daban entrada a las miserables chozas, se divisaban las copas de los árboles del Edén, cercado de altos tapiales y de cuya ferrada puerta era custodio un zaguanete de querubines armados con muchas espadas de fuego.
CAPÍTULO II Adán y Eva no conservaban ya ni la sombra de lo que habían sido. Eva, aquel prodigio de perfección femenina, cuya gentileza envidiaron las palmas del Paraíso, cuyo cuerpo, en sus felices días de inocencia hecho de rosas y jazmines, estaba ya, a causa de los años, ajamonada y fondona: los partos le habían desfigurado las caderas; los senos, de tanto criar, no tenían ya la temblorosa turgencia de otro tiempo, y el cutis, maltratado por la intemperie, más que a los pétalos de las rosas, se semejaba a la corteza de las nueces. Tampoco Adán era el guapo mozo de antaño: aquellas barbas hirsutas, aquellas melenas canosas, aquellas espaldas abovedadas y aquellos miembros deformados por el trabajo le daban un aspecto deplorable.
CAPÍTULO III Marido y mujer andaban siempre a la zarpa la greña. – Por tu culpa -solía decir Adán, encarándose furioso con Eva- nos vemos como nos vemos. Allí -continuaba señalando el Edén- vivía yo como el pez en el agua; allí me hartaba de frutas exquisitas; allí me pasaba las horas muertas tumbado a la bartola… En cambio, ahora, si quiero comer he de echar los hígados, para encontrar de qué, y esto sin contar las enfermedades, los dolores y luego… el morir… ¡Maldita sea mi suerte! – ¿Te quejas de la tuya? -replicaba Eva-. ¡Pues a fe que la mía es envidiable! Yo parir, yo criar, yo tener que aguantarte… – Que tú padezcas todo eso justo es. Di ¿deseaba yo ni poco ni mucho, gustar aquella malvada fruta que tú me ofreciste?
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– Yo era entonces -contestaba Eva lloriqueando- una pobre muchacha ignorante. Me engañó la serpiente. – ¡Lagarto! ¡Lagarto! -interrumpía alarmado Adán. – Tú debiste aconsejarme -seguía su costilla. – Eso es, échame a mí la culpa. – ¿Y a quién he de echársela? – Cállate, Eva. – No me da la gana. ¿Quién eres tú para hacerme callar? –Y seguían los dimes y diretes y las palabras gordas y los insultos… y hasta los golpes. –Aquello daba ya una ligera idea de lo que había de ser andado el tiempo la institución del matrimonio.
CAPÍTULO IV A todo esto Caín y Abel eran ya dos hombres hechos y derechos. A Caín le dio -como sabe todo el mundo- por el trabajo agrícola, y aún antes de salir el sol ya andaba por aquellos andurriales, arrancando yerbales, removiendo la tierra con un canto puntiagudo y ensayando simientes para ver cuál de ellas podía dar frutos que sirvieran de sustento a él y a su familia. Gracias a Caín -según datos que tengo por verídicos- disfrutamos los humanos del trigo, el maíz, los garbanzos, el arroz… En lo tocante al origen y desarrollo de la agricultura, la humanidad debe al primogénito de Adán mucho agradecimiento. Abel se hizo pastor y se pasaba el día tumbado a la larga mientras en derredor suyo pacían o triscaban los ganados. Pasaron años. Eva, a pesar de sus reyertas matrimoniales seguía echando chiquillos al mundo en cumplimiento de la recomendación de Jehová: crescite et multiplicamino, y Adán inventaba lazos y trampas para cazar las alimañas que infestaban aquellos campos.
CAPÍTULO V En todo tiempo el modo de congraciarse con Dios -así lo aseguran autoridades respetables- es ofrecerle cuantiosos donativos. Para tener propicio al Ser Supremo hay que mandarle el regalo por delante. Penetradas de esta verdad las personas piadosas de algunos afortunados países, en vez de emplear su dinero en menesteres tan bajamente terrenales, como son la enseñanza, la industria y otras semejantes bagatelas, amontonan tesoros en la casa de Dios y de sus ministros, y allí vengan vasos de plata y
LA VORTO
oro y túnicas de brocado y piedras preciosas y cirios encendidos y nubes de incienso y la mar de ostentación y lujo. A Dios se le cae la baba de gusto con tales obsequios, y recompensa, a los que así le agasajan, con buenas prebendas en la otra vida. Por esto Caín, que sabía de qué pie cojeaba el Señor, en cuanto recogía su cosecha, iba a ofrecer a Jehová parte de los frutos de sus campos. Abel, sabiendo también que dádivas quebranta peñas, regalaba a Dios las mejores cabezas de ganado. Pero el Ser Supremo tiene sus caprichos, y para Él, como para muchos mortales, más vale caer en gracia que ser gracioso, antojo divino que han explicado admirablemente los teólogos, desde San Agustín hasta Jansenio, pasando por Malebranche. Dios, digo, ni miraba siquiera las ofrendas de Caín, y en cambio, consumía, muy complacido, los holocaustos de Abel. El motivo de esta predilección, según San Pablo, estribaba en que las ofrendas de Abel eran mucho más cuantiosas que las de su hermano. De donde se sigue que, tejas arriba como tejas abajo, es más atendido el que hace mayores desembolsos. Piensen sobre esto los que solicitan algo, ya sea de un juez de poco pelo, ya del propio Sumo Pontífice. Zeda Continuará...
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PASA TIEMPOS Crucigrama
Notas...
? Notas anarquistas... Importancia de la propaganda Carta del soldado William Buwalda enviada al gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, por medio de la cual regresó una medalla que le fue otorgada por sus servicios en Filipinas. Hudsonville, Michigan 6 de abril de 1909 Honorable Joseph M. Dickinson. Secretario del Ministerio de la Guerra. Washington, D. F.
Instrucciones: El guión significa que hay un espacio en blanco, para las respuestas compuestas por dos palabras. El número de la pregunta 6 vertical, se colocó invertido para que no se estorbara con el de la pregunta 4 horizontal. Horizontales: 1. Forma política que se asume regulador de la actividad económica y social de un pueblo. 2. (Sustantivo), persona, ser humano. 3. Se le considera como padre del cooperativismo, socialista utópico que procuró convertir en realidad sus teorías fundando comunas, separándose del utopismo teórico. Nombre (en español) y apellido. 4. Del latín societatem. 5. Filósofo alemán que planteaba la lucha del explotado contra explotador, como de clases. Nombre y apellido. 6. Trastorno en el equilibrio, cambio brusco. Situación dificultosa o complicada. Verticales: 1. Sinónimo de entregar, invertido. 2. Sinónimo de hurto, invertido. 3. Sinónimo de igualdad. 4. Pretenciosa suposición de superioridad legítima sobre las personas, invertido. 5. Socialista libertario e innovador en las artes, sus iniciales son W. M. Nombre y apellido. 6. Orden, antónimo, invertido.
Señor: Después de haberlo pensado un buen rato, he decidido enviar de nuevo a su Departamento esta medalla, pues para mí ya nada vale semejante fruslería; de modo a que usted pueda disponer de ella para alguien que pueda apreciarla más que yo. Me habla a mí de fiel servicio, de deber cumplido, de inseparables amistades, que se forjaron en el peligro, las penurias y los sufrimientos compartidos en común, en la vida cuartelaria y en los campos de batalla. Pero, señor, también me habla de mucha sangre derramada -posiblemente mucha de ella inevitablemente inocente- en defensa de los seres queridos, de los hogares; que en muchos casos eran cabañas de paja, pero no por eso menos queridas. Me habla de invasiones e incendios, de muchos prisioneros hechos y, cual si fueran animales salvajes, arrojados a las más inmundas cárceles. ¿Y por qué? Porque luchaban por sus hogares y por sus seres queridos. Me habla de la compañía de soldados número cien, con sus horrores, crueldades y sufrimientos; de un país arrasado por el fuego y los sables; de animales útiles al hombre cobardemente sacrificados; de hombres, mujeres y niños cazados como animales salvajes; y todo esto en nombre de le Libertad, la Humanidad y la Civilización. En resumen, me habla de la guerra -asesinato legalizado- de un débil e indefenso pueblo. Ni siquiera tenemos la excusa de que nos estábamos defendiendo. Sinceramente suyo. William Buwalda. R. R. núm. 3, Hudsonville, Michigan. El valiente William Buwalda, se hizo anarquista. Debido en gran parte a las actividades militares -invasoras como siempre-, en Filipinas; y, a la gran e intensa actividad de propaganda hecha por Emma Goldman en el Estado de California.
LA VORTO
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Ilustraciones:
Portada, tomada del libro Estampas de la Revoluci坦n Espa単ola, publicado por la CNT y la FAI. Contraportada, obra realizada por un compa単ero del KCL, pintor desde muchos a単os, G. T.