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3.1. Las víctimas, su tratamiento y representación

victimización, o a la revictimización, luego de hechos que afectaron su integridad o la de sus familiares, mientras desarrollaban procesos de búsqueda de justicia»172 .

3.1. Las víctimas, su tratamiento y representación

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El periodismo que tomó partido no sólo ha revictimizado, ignorado e irrespetado a muchas víctimas, sino que ha contribuido a crear unas nuevas al estigmatizar, por ejemplo, a sectores como las comunidades campesinas, los defensores de derechos humanos (…), ciertos partidos y movimientos políticos y sociales, especialmente de oposición, y víctimas de desaparición forzada y sus familias173. Sobre estas últimas, una persona que participó en uno de los Espacios de Escucha privados de la Comisión de la Verdad con periodistas afirmó que, de acuerdo con ese estigma, «el desaparecido era un guerrillero, un agitador que tenía menos importancia en los medios de comunicación. En cambio, los secuestros vinculaban a gente de mayor influencia económica, política y social; siempre fueron mucho más relevantes para los medios»174. Crearon víctimas de primera y de segunda categoría. La misma periodista agregó que cuando los hechos de violencia se volvían paisaje es decir, recurrentes y cotidianos-, ya no eran importantes para el periodismo, aunque la violencia fuera la misma o peor. En eso coincide con Jorge Iván Bonilla: «una de las posibles razones por la que no vimos la barbarie fue debido a la banalización del horror por la vía de la rutinización de los hechos de violencia»175. Una víctima más o una víctima menos era, simplemente, una cifra. Se les deshumanizó. Se perdió la dimensión de las pérdidas humanas y se convirtieron, simplemente, en bajas en combate o en efectos colaterales del conflicto. Algunos medios de comunicación y periodistas, como buena parte de la sociedad, han mostrado falta de empatía, de sensibilidad, de respeto con el dolor y han intentado, por el contrario, beneficiarse de él aumentando sus índices de audiencia.

172 Informe 365-CI-01219, Parada Bernal, «Responsabilidad colectiva de los medios», 178. 173 Ibid. 174 Ibid 175 Bonilla, La barbarie que no vimos, 191.

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