ELOGIO ESENCIAL A LAURA ANTILLANO José Carlos De Nóbrega
ELOGIO ESENCIAL A LAURA ANTILLANO José Carlos De Nóbrega
Elogio esencial a Laura Antillano José Carlos De Nóbrega
Colección Claves Ediciones MinCI Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información Final Bulevar Panteón, Torre Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información. Parroquia Altagracia, Caracas-Venezuela. Teléfonos (0212) 802.83.14 / 83.15 Rif: G-20003090-9 Nicolás Maduro Moros Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Jorge Rodríguez Vicepresidente Sectorial de Comunicación y Cultura (E) Estela Ríos Viceministra de Planificación Comunicacional Kelvin Malavé Director de Publicaciones Edición y corrección de textos/ María Aguilar Diseño y diagramación/ Luis Manuel Alfonso
Depósito Legal: DC2018001460 ISBN: 978-980-227-412-3 Edición digital en la República Bolivariana de Venezuela Agosto, 2018
ELOGIO ESENCIAL A LAURA ANTILLANO José Carlos De Nóbrega
Elogio esencial a Laura Antillano
NOTA BIOGRÁFICA
Laura Antillano es caraqueña de nacimiento pero de corazón zuliano y valenciano. Nació el 8 de agosto de 1950, hija de la artista Lourdes Armas y el periodista Sergio Antillano, quienes le transmitieron la sensibilidad creadora que expresa en sus escritos. Sus primeros textos los publicó durante su adolescencia en la página Artes y Letras del diario Panorama.
En 1972 egresó de la Universidad del Zulia como licenciada en Letras mención Letras Hispánicas. En ese mismo año publicó su primera novela La muerte del monstruo come piedra. La versatilidad de su pluma le ha permitido pasearse por diversos géneros literarios como la poesía, el ensayo, la novela y el cuento. Además ha incursionado en la literatura infantil y ha realizado adaptaciones de cuentos a guiones televisivos y películas. También ha trabajado para Papel Literario de El Nacional, Zona Franca, Imagen y otras revistas literarias.
La escritora es magíster en Literatura Venezolana y realizó estudios de especialización en Chile y Estados Unidos. Es profesora jubilada de la Universidad de Carabobo donde también se desempeñó como Directora de Cultura entre los años 1998 y 2000. La promoción del libro y la lectura es otras de las pasiones de esta prolífera escritora, quien preside la Fundación La letra Voladora que difunde el valor de las letras y la escritura entre niños y jóvenes.
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1.- Laura Antillano ha optado desde muy joven por una propuesta escritural poligráfica. No se trata, por supuesto, de una sistematización presuntuosa y totalizadora de su entorno histórico con ribetes egóticos, la cual oculta una campaña publicitaria para apuntalar una personalidad legendaria o acceder a créditos literarios. Por el contrario, géneros menores como la crónica y la literatura infantil y juvenil son ríos caudalosos al igual que la novela, el cuento, la poesía y el ensayo. La poligrafía, en casos como los de Orlando Araujo, Enrique Bernardo Núñez, Ramón Díaz Sánchez, Juan Calzadilla y el suyo propio, se forja vasos comunicantes para la sensible expresión compulsiva de una cosmovisión personal del mundo y el oficio literario. El buen lector apasionado reconoce en la obra de Laura un afán dialógico y correspondido de compartir, abrevar y educar en la sensibilidad estética, social y humanística del otro y de ella misma. Esta polígrafa de nuestros amores como el Fútbol Club Porto, Joaquín Sabina, Luis 8
Buñuel, la poesía del decir, Susan Sontag y Julio Cortázar, se pasea entre lo apolíneo y lo dionisíaco en el tejido de la red aterciopelada con que nos arropa y arrulla su escritura.
2.- Muchos lectores han sido tocados por la novelística ejemplar de Laura Antillano. En especial, la sensibilidad trémula que desdice el lugar común, el compromiso con la escritura y la militancia humanística nos asedian desde su tríptico novelístico histórico: Perfume de gardenia (1982), Solitaria solidaria (1990) y Las aguas tenían reflejos de plata (2002). Paradójicamente, mientras historiadores y biógrafos hacen ficción acometiendo el texto histórico (con fines nobles o inconfesables), narradores como Denzil Romero y Laura construyen sus novelas partiendo de la investigación histórica, antropológica y cultural. Nuestra entrañable novelista comulga con la historia en minúsculas, eso sí, traducida en poderosas crónicas enternecedoras que reivindican a personajes marginales y subalternos. Incluso el juego transgenérico revitaliza a la historia como discurso liberador a contracorriente de la propaganda ideológica esterilizante: ¿No les parece que la novela juvenil Si tú me miras (2007), además de sus virtudes discursivas intrínsecas, constituye una revisita dinámica de Cubagua de Enrique Bernardo Núñez? Se hace añicos, por fortuna, la jerarquización megalómana de géneros mayores y menores, tan del gusto amargo de la crítica literaria encallada en su canon represivo y excluyente. Tanto Perfume de gardenia 9
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como Las aguas tenían reflejos de plata, suponen la revisión y el enriquecimiento de la novela de formación más la epistolar y la de aventuras respectivamente, instrumentos lúdicos que van de lo personal y lo psicológico a la inserción activista de su siglo. Solitaria solidaria es un diálogo asombroso no solo entre dos mujeres separadas en lo cronológico y lo cultural, sino tendiente a la convergencia intrahistórica contingente susceptible a la yuxtaposición de saberes y sensibilidades del devenir femenil latinoamericano, no obstante los obstáculos históricos, ideológicos y machistas que ambas han enfrentado y padecido en su contexto. La novelista cuenta hasta diez y retoma la palabra salvífica y liberadora para un nuevo mundo. 2.1.- Laura Antillano publica Perfume de gardenia (1982), novela que se deriva de uno de sus cuentos más entrañables, “La luna no es pan de horno” de 1977. El cuento es una larga y desgarrada carta que la hija dirige a su madre quien desertó del mundo de los vivos. El inicio confiesa la confrontación inconclusa, silente y amorosa de ambas mujeres en el caldo propicio del desconsuelo y la desesperanza: “Usted, Señora Mía, me dejó como regalo el desgarre, y siempre tuvo la victoria final”. El balbuceo y la enumeración del caos emocional, el resentimiento, la identidad y la empatía cobrarán un desarrollo dialógico e intertextual en el corpus novelístico. Solo que, fiel a un mestizaje carnal, cultural y literario, 10
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el discurso mixtura el género epistolar, los diarios que son un autorretrato carta a carta, la novela histórica y la lírica. Nos complace su fragmentación en episodios breves y contingentes, lo cual vincula a Laura con Machado de Assis y el Cela de Mrs. Caldwell por obra y gracia del ejercicio escritural de raza. El rompecabezas enternecedor de la novela simula, en el auténtico sentido del término, tanto el ensamblaje plástico de materiales diversos como la redacción, improvisación y escenificación lúdicas del texto dramático para títeres. Las perspectivas narrativas de primera y segunda persona, se asimilan a la mano que acaricia las afelpadas entrañas de sus personajes: La abuela, la madre, el padre, Pedro y la niña que otea el mundo de los adultos y demarca una paisajística propia desde debajo de la mesa del comedor (“Debajo de la mesa está la jungla y yo me meto dentro”). La fusión de lo culto y lo popular patente en la poesía de Ana Enriqueta Terán, Neruda y Vallejo además del cancionero latinoamericano (Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui), no se reduce a la cita culterana falsa ni al dato anecdótico. Por el contrario, son factores incidentales en la configuración de las atmósferas emotivas que mueven y perturban al lector enamorado. La sensualidad de las imágenes se desliza en la ausencia de los códigos del escándalo, remitiéndonos a la tersa y erótica imaginería de Lourdes Armas, la afectuosa caligrafía disciplinada del 11
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patriarca e incluso una fotografía que dispone la tensión deliciosa entre un par de tirantes y unos senos turgentes que se abalanzan sobre el espectador. La ruptura temporal no obedece a modas vanguardistas literarias, sino al despliegue esencial de esta novela de formación en tres momentos generacionales (diálogo natural con los tres intentos de casa materna en la poesía de Ana Enriqueta) que van y vienen como en un tiovivo. El compromiso político, no propagandístico, es incontrovertible pues supone conversar vivamente con la historia que va a la par de las crónicas urbanas herederas del nuevo periodismo. Por ejemplo, la sombría incertidumbre del Chile de 1973 y, por supuesto, la apuesta por el reencuentro de varones y mujeres en una sociedad libertaria. A propósito, les recomendamos el breve episodio sobre el museo de cera, acto de afirmación femenino a contracorriente de los tabúes y fetiches ideológicos y sexuales, apaleado su funcionarismo terrorista. Adriana se inventa a sí misma, al punto de transparentar el Ars Narrativa de la mismísima Laura: “La aventura de la novela es la escritura, su poder de seducción como objeto que se integra de la nada”. Mejor aún, la novela deviene en una maravillosa topografía de la venezolanidad que nos contenta mucho.
3.- No sé por qué la cuentística de Laura se puede asimilar y llama a un compendio placentero de canciones, películas y 12
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fotografías con las que nos hemos encariñado. Claro está, sus objetos narrativos establecen una vinculación mestiza de lo culto y lo popular que celebra las preferencias y las revelaciones que aparejan. He aquí las nuestras: De Sabina tenemos Pacto entre caballeros, Así estoy yo sin ti o Calle Melancolía; de Adolfo Aristarain sus filmes Un lugar en el mundo o Lugares Comunes; o el balbuceo estremecedor ante las fotografías de Diane Arbus o Imogen Cunningham que abordan la sensualidad del mundo con una mirada personal e inquisitiva. Sus cuentos nos mueven a la elaboración espontánea de una lista de textos que seducen la memoria. Intento entonces la mía sin mayor protocolo, a la manera de un Hit Parade contando con vuestra paciencia ardiente: a) “La luna no es pan de horno”, este cuento involucra el discurso narrativo y el epistolar en una mixtura caribeña maravillosa. La confrontación inconclusa, silente y amorosa entre la hija remitente y la madre ausente, enclavada en el desconsuelo y la desesperanza, nos arroja a la cara el latigazo confesional: “Usted, Señora Mía, me dejó como regalo el desgarre, y siempre tuvo la victoria final”.
b) Aguas transparentes, no solo es un cuento de tema boxístico que conversa animadamente con textos como Torito y La noche del Mantequilla de 13
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Cortázar o películas como Toro salvaje de Scorsese, sino también realiza la asociación de alta consistencia creativa entre la técnica narrativa y la atmósfera poética que completa la figura en la alfombra. La tragedia en el ring de Kim Duk Koo se llevó para siempre la brillante carrera pugilística de Ray “Boom Boom” Mancini, ahogada en el río de la culpabilidad homicida de Caín. La crónica deportiva, heredera del relato apologista de los paladines antiguos y medievales, se estrella en la sentida nota de sucesos que envenena el primer café o carajillo de la mañana. c) En “El Fauno” se confecciona una munición de boca golosa con el ojo voyerista y cómplice de la fotógrafa Imogen Cunningham. La tensión ética y psicológica del modelo masculino que oculta la vergüenza de la desnudez edénica, se transmuta en pulsión vital, sensual y milagrosa sin par: “Ese acto era el final de una cópula, la esencia que sintetizaba su razón de vida”.
d) “Gol de contrataque para defensa vulnerable” nos resulta jogo bonito equiparable a las gambetas de Garrincha, la arrogancia zurda de Maradona o, mejor aún, el cuarto gol de Carlos Alberto en la Final del Mundial México 1970, obtenida por la mejor 14
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selección brasilera de todos los tiempos. Solo que a la protagonista le sobra un túnel achicándosele la cancha, quedando frustrada su escapatoria hacia el arco contrario de la abulia y la rutina esclavista en la factoría doméstica que la cosifica como un coroto más.
4.- Una adolescente Laura se inició en la poesía y el teatro de títeres en una sola yunta de géneros muy juguetona. La poesía cedería lugar a la narrativa, la crónica y el ensayo como lúcidos sustitutos o invasores de su Casa de Hablas. Años después, la lírica tomó una saludable posesión de sus habitaciones, corredores y patios interiores. Libro de amigo (2007) es una muestra muy hermosa, conmovedora y refrescante. Apuntábamos cinco grandes virtudes: a) Memoria y fijación fotográfica, estética y atemporal del momento (Álbum de fotos así nos lo evidencia con maestría inmediata); b) El decir contraría los hábitos esterilizantes de la mirada (“Cementerio de Naguanagua”); c) Ternura, desencanto y esperanza terca que evidencia la transparencia del discurso poético (“Sala de quimioterapia” se anidó impune en nuestro corazón pelado); d) Riqueza semántica, lírica y emotiva en la desnudez expresiva (“Palabras para Julia” funde la epístola paulina con la conversación difícil y amorosa entre madre e hija); y e) Puente inmediato que se tiende con generosidad al lector. Recordamos con inquietud solidaria el poema profético propalestino “Muñecas”, en el que la crónica periodística 15
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empalma con el poder innegable de la metáfora como instrumentos indoblegables de promoción de la justicia: “Desde el cielo / caen / bombas incendiarias / disfrazadas / de muñecas”. Casi una década más tarde, Isaías Cañizález Ángel escribe en su “Kuaderno palestino” la “Carta de una niña palestina a los Reyes Magos”: “Todavía siento el olor a pólvora en la mirada y me conformaría con una tarde sin matanzas”. Este encuentro auténtico de voces se contrista con el otro adversando el discurso obsceno y autoritario del poder.
5.- Crónicas desde una mirada conmovida (2011), conjunto que entraña tres décadas de interacción con los lectores de diarios y revistas, más allá de la variedad temática, supone un apostolado comprometido con las mejores causas de la humanidad. En este caso, la cronista se declara partícipe fiel de su sociedad, propone una síntesis personal de su siglo en todas las implicaciones posibles y, claro está, ejerce un rol activo crítico respecto a sus despropósitos y desviaciones. La profecía, en este caso, no se inscribe en la denuncia tremendista ni en la simulación ideológica por vía de los códigos del escándalo. Aboga por la educación de la sensibilidad y la estimulación de una verdadera conciencia del entorno, que traigan consigo el desmontaje de la banalización del discurso mediático, político, académico y cultural. Roto el cerco tendido por los aparatos ideológicos del Estado, los ciudadanos se darán a la tarea de forjar un orden de cosas 16
perfectible, solidario y colectivo que se asimile a una Colmena proveedora de poesía tocable y restauradora. Con Ellas (2013), Laura nos obsequia un complejo residencial femenino, en cuatro bloques que profieren discursos y voces variopintos como el Edificio Master de Copacabana filmado por Eduardo Coutinho: La crónica, el ensayo, la reseña bibliográfica y cinematográfica, amén de la entrevista, son las columnas en la que descansa esta aproximación concienzuda y sosegada del papel de la mujer contemporánea en Venezuela y América Latina. 6.- Laura nos complace también como guionista respetuosa pero creativa en la adaptación de cuentos para la televisión y el cine: “La hora menguada” de Rómulo Gallegos y “La composición” de Antonio Skármeta (Pequeña Revancha, 1985, dirigida por Olegario Barrera) respectivamente. Así como la traducción poética se torna más afortunada y pertinente a cargo de otro poeta, la adaptación cinematográfica de un texto narrativo cobra un nivel celebratorio de manos de otro cuentista o novelista. 7.- (Tú dirás, Laura Mercedes, ¿qué páginas interpretarás ahora o más tarde? Permítenos una respuesta posible y grata, esperándote junto a Cortázar en el tierno andén: Queremos tanto a Laura. Seamos amigos y tomémonos un cocuy de penca). En Valencia de San Simeón el estilita, viernes 18 de noviembre de 2016.
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La versatilidad de la pluma de Laura Antillano es reseñada por el ensayista y narrador José Carlos De Nóbrega, quien se pasea por sus cuentos, novelas, poemas y guiones. “El buen lector apasionado reconoce en la obra de Laura un afán dialógico y correspondido de compartir, abrevar y educar en la sensibilidad estética, social y humanística del otro y de ella misma”.
José Carlos De Nóbrega (Caracas, 1964)
Ensayista y narrador. Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, egresado de la Universidad de Carabobo. Fue director de la revista La Tuna de Oro y miembro de la redacción de la revista Poesía, ambas publicaciones editadas por la Universidad de Carabobo. Actualmente se desempeña como colaborador de las páginas culturales de Ciudad VLC. Textos de la prisa (1996), Sucre, una lectura posible (1996), Derivando a Valencia a la deriva (2006), y El Dragón Lucitano y otros relatos (2013) son algunas de sus obras publicadas. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información