"Leer, leer y leer, consigna de todos los días"

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“LEER, LEER Y LEER, CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS ” Ediciones MINCI


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CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS ” Ediciones MINCI


“LEER, LEER Y LEER, CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS

Colección Claves Ediciones MinCI Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información Final Bulevar Panteón, Torre Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información. Parroquia Altagracia, Caracas-Venezuela. Teléfonos (0212) 802.83.14 / 83.15 Rif: G-20003090-9 Nicolás Maduro Moros Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Jorge Rodríguez Vicepresidente Sectorial de Comunicación y Cultura (E) Estela Ríos Viceministra de Planificación Comunicacional Kelvin Malavé Director de Publicaciones Edición y corrección de textos/ María Aguilar, Kelvin Malavé Diseño y diagramación/ Luis Manuel Alfonso

Edición digital en la República Bolivariana de Venezuela Julio, 2018


“LEER, LEER Y LEER,

CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS ” Ediciones MINCI


“LEER, LEER Y LEER,

CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS ”


Hay que aprender a amar a los libros, a quererlos, a cuidarlos y a interpretarlos. Mientras uno mรกs lee, mรกs sabe y mรกs se va liberando y va aprendiendo.


INTRODUCCIÓN BIOGRAFÍA CORTA DE HUGO CHÁVEZ

LINDA BARINAS Del vientre de Elena Frías, aquel 28 de julio del año 1954 nació Hugo Chávez, el niño arañero de Sabaneta de Barinas, pueblito campesino lleno de pájaros y de árboles. Por sus calles caminó en alpargatas ofreciendo las arañas de dulce de lechosa que hacía su abuela Rosa Inés Chávez, la Mama Rosa, quien le enseñó a leer y a escribir, al tiempo que sembró en él y en su hermano Adán, valores, sueños e historia como la de Ezequiel Zamora. A través de la revista Tricolor y de la Enciclopedia autodidáctica Quillet, Hugo realizó sus primeras lecturas y comenzó a descubrir el mundo.

Estudió primaria en el grupo escolar Julián Pino y cuentan que en su primer día de clases no lo dejaron entrar porque 7


llevaba unas alpargaticas rotas y muy viejas. Aquel niñito campesino soñaba, entre árboles de naranja y topochales, con ser cantante de rancheras y pelotero del Magallanes. Por aquel entonces, su ídolo era Isaías “Látigo” Chávez, lanzador magallanero cuyo ejemplo alimentó sus sueños peloteriles. Años después, su pasión por el beisbol lo llevó a un cruce de caminos, a la casa de sueños patrios.

LA CASA DE LOS SUEÑOS AZULES Luego de graduarse en el Liceo Daniel Florencio O’Leary de Barinas, ingresó el 8 de agosto de 1971 en la Academia Militar de Venezuela, con la intención de convertirse en pelotero profesional y tener la oportunidad de jugar en la Liga de Beisbol Profesional de Venezuela. Sin embargo, pronto sería arropado por nuevas pasiones que cambiaron el rumbo de aquel zurdo de Sabaneta: la historia del país, el ideario del padre Bolívar, y por supuesto el amor a la Patria. Con la disciplina y constancia que desde pequeño le inculcaron sus padres y abuela, se graduó el 5 de julio de 1975, con el grado de Subteniente de Artillería, especializado en Ciencias y Artes Militares, en la rama de Ingeniería, mención Terrestre. Especialidad Comunicaciones. Su promoción llevó el nombre de Simón Bolívar. 8


MILITANCIA PATRIOTA En 1982 fundó el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200), en alusión a los doscientos años del natalicio de Simón Bolívar, que se cumplirían un año más tarde. Llegado el día, el 17 de diciembre de 1983, juró bajo el Samán de Güere reformar el Ejército e iniciar una lucha para construir una nueva República, la llama Patria crecía ya en su pecho. Años más tarde será testigo de cómo se utilizó a la Fuerza Armada Nacional para ir contra el pueblo que se levantó contra el paquete hambreador de Carlos Andrés Pérez, el 27 de febrero de 1989; este hecho aceleró la preparación de la insurrección del 4 de febrero de 1992, que aun cuando tuvieron que deponer las armas, con aquel “Por ahora”, nació la esperanza de un pueblo por un país distinto. Desde la prisión de Yare, escribió el manifiesto “Cómo salir del laberinto. Formulación del Proyecto Político Bolivariano Simón Bolívar”, y tras grandes presiones, fue liberado el 26 de marzo de 1994. Entre 1995 y 1997 recorrió toda Venezuela con el Movimiento V República (MVR), promoviendo el desarrollo de una Asamblea Nacional Constituyente para refundar la República. En diciembre de 1998, contra todo pronóstico ganó las elecciones presidenciales. 9


CHÁVEZ LECTOR Descubriendo la historia Patria también desarrolló un amor infinito por la lectura y el conocimiento. Desde muy temprano fue consciente del poder emancipador de saber, es por ello que no pocas veces le escuchamos decir que “Hay que leer y leer, no solo en los libros, sino en la realidad circundante. Es innegable la poderosa incidencia de la lectura en la formación de una nueva subjetividad: la que necesitamos para construir de verdad, verdad nuestro socialismo”. Supo siempre que un revolucionario debe buscar el camino de la liberación en el estudio y la lectura, “la buena lectura —decía— es el camino maravilloso hacia la liberación definitiva”. Fueron innumerables las ocasiones en las cuales, libros en mano, insistió en la idea de “ser cultos para ser libres”, colocando en sus labios aquella frase de José Martí que hoy nos acompaña como un fanal que diluye la oscuridad en los caminos que nos ha tocado transitar.

Chávez fue un lector apasionado, en cada alocución o en su programa Aló, Presidente mencionó o recomendó diversas obras y autores. De hecho, se cuenta que al menos unos 530 títulos fueron referidos por el Comandante. Fue tal su interés por la lectura y la educación como proceso de liberación del pueblo, que entre sus logros se encuentra que nuestro país 10


haya sido declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Territorio libre de analfabetismo en 2005.

A su vez, creó diversas misiones educativas e impulsó la edición masiva y gratuita de libros. Sobre los libros refirió: “Cada libro es un mundo, cada libro es como una piscina en la que uno se zambulle, una piscina de experiencia, de luces, de conocimientos, de sabiduría. Vamos a zambullirnos en las piscinas de la sabiduría, en cada libro, en cada letra, en cada lectura”. Héctor Padrón

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LA BIBLIOTECA VIVA DEL COMANDANTE Juan Antonio Calzadilla Arreaza Uno siempre se ve invitado a volver sobre la metáfora con que Simón Rodríguez escenifica su alto concepto de la lectura:

LEER, es RESUCITAR IDEAS, sepultadas en el PAPEL: cada Palabra es un EPITAFIO y para hacer esa especie de MILAGRO! es menester conocer los ESPÍRITUS de las difuntas, o tener ESPÍRITUS EQUIVALENTES que subrogarles.

Las palabras encierran un espíritu latente. Leer debe devolverles la vida de su espíritu. Ese “espíritu”, sabemos, es la carga afectiva concomitante sin la cual la idea carece de fuerza o de verdadero sentido. Podemos decir que la biblioteca del comandante Chávez, esa que reunió miles de títulos activos, es decir, leídos, y no meros habitantes inánimes de los anaqueles; esa que lo acompañaba en la noctambulia perpetua de Miraflores, o que, parcialmente, en grupos de veinte o treinta libros, lo acompañaba en sus todos sus viajes; que surgía en cada una de sus alocuciones, 13


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hasta convertirse incluso en arma amorosa contra el adversario (fue el caso del libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, depositado como presente en las manos de Obama); esa biblioteca, plural, diversa, rica en variedades y variaciones, renovada y retomada sin cesar como una fiebre recurrente, podemos decir que estaba viva. Era una biblioteca “resurrecta”, pero además insurrecta. Alguna vez se hará el catálogo completo, como hoy hacemos con la biblioteca de Miranda o de Bolívar. En eso el comandante Chávez proseguía apasionadamente la ilustración de los próceres libertarios. Dominaban acaso en ella cuatro grandes materias: historia (y podemos recordar al vuelo a Augusto Mijares, Mario Briceño Iragorry, Federico Brito Figueroa); literatura (desde la poesía, con Pablo Neruda o Alberto Arvelo Torrealba, hasta la novela, de manos de Víctor Hugo o Gabriel García Márquez); política (de Aristóteles a Bolívar o a Gramsci); filosofía (con Simón Rodríguez, Federico Nietzsche, Carlos Marx o István Meszárós); religión (bajo la espada y la cruz de los evangelios con que quiso inspirar un reino de este mundo).

Una biblioteca es la summa de una cultura, y el más profundo ánimo de Hugo Chávez fue siempre el de consolidar un pueblo como el alma y cuerpo vivos de una Patria perdida y recobrada; eso, estaba consciente, solo era posible mediante 14


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una inseminación y una resurrección de cultura, una cultura de pueblo, animada de una herencia portentosa. La biblioteca de Chávez era como el panteón espiritual de una Patria viva. Una cultura y una culturización nacional era resucitar verdaderamente el espíritu de un pueblo, a través, entre otras cosas, de aquellos libros que leyó y que leía constantemente, a través de los libros que lanzaba inesperadamente en sus discursos, como un ataque sorpresivo de artillería del pensamiento. Ese espíritu existe hoy, después de su partida, y tiene a Chávez como efigie entre sus constructores.

Lo más heroico, lo más hermoso, lo más meritorio y “milagroso” de la gesta espiritual chavista ha sido la construcción de un pueblo reagrupado en Patria, con una sólida identidad cultural, bajo el sueño de un país potencia, en un bloque histórico-geográfico de poder afroindoamericano, tributario del equilibrio de un nuevo universo, o de un universo aún posible. Lo más resaltante, histórica y poéticamente, es que esa resurrección espiritual haya sido llevada a cabo por un humilde soldado originario de la más remota Venezuela, cuya idea encendida de Patria lo llevó a concretar, como director de la nación, lo que no hiciera ni hubiera hecho un letrado eminente de las clases cultivadas: ni la hizo el doctor Caldera, ni la hubiese hecho el doctor Uslar Pietri. La diferencia era el amor y la cultura de pueblo que faltaba a los doctos y doctores. 15


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La biblioteca histórica, la biblioteca de papel, corre el riesgo de desaparecer bajo el embrujo y la seducción de la librería digital. Lo vemos con preocupación en el descuido que han sufrido nuestras grandes bibliotecas, públicas o universitarias. La Revolución bolivariana, sin embargo, ha sido, bajo el impulso y acicate permanente de Chávez, una revolución editora. Ningún gobierno venezolano en su particular transcurso había producido tantos libros, en títulos y en números. Nos atreveríamos a apostar que la lista de títulos publicados en la Revolución bolivariana es proporcionalmente muy superior a la de los publicados en los cuarenta años del puntofijismo.

Esa multitud de títulos, números y ejemplares, se haya dispersa, diseminada en el territorio y entre las masas en estado latente de semillas. Pero no sabemos a ciencia cierta cuáles se leen, cuáles haría falta seguir leyendo, cuáles faltan por ser leídos. Una biblioteca bolivariana revolucionaria, creadora y creativa, se ocuparía, como una primera tarea, en consolidar una Colección y una Sala “Hugo Chávez”, que agrupara y compilara esa enorme masa de publicaciones surgida bajo su inspiración como la summa espiritual de un pueblo y una Patria en estado creativo de resurrección. La mayor obra cultural de Hugo Chávez fue la “creación de un pueblo”, como clamaba Simón Rodríguez; la insistente, incansable revitalización, por todos los medios, 16


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de esas dos facetas de un espíritu nacional: un “sentido común” y un “común sentir”. Los componentes de ese espíritu bolivariano revolucionario no tienen sus raíces en una elección personal o arbitraria. Chávez intuyó, sintió y asumió a fondo lo que el mismo llamó “el subconsciente histórico” de una nación (Cf. El libro azul), recuperando para ella su propia memoria e identidad, y su propia conciencia de poder.

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HUGO CHÁVEZ, LA PASIÓN DE UN LECTOR VIAJERO Julio Borromé Hugo Chávez fue un lector de pasión manifiesta, colosal y de implacable coherencia bibliográfica, a pesar de su aparente dispersión temática. Su relación con los libros se rige por la categoría de la comprensión y por la capacidad de relacionar ideas, teorías, intuiciones y contextos con el fin de definir una estrategia de entendimiento de las realidades siempre cambiantes, y no por la posesión o consumo inmediato de los libros, dejando a un lado, por instrumental e insustancial, la opinión. Entonces, dejemos abierta esta pregunta, cosa que no debería causar mayor asombro, ¿cómo el lector se inserta en el mundo a través de la lectura de libros para transformarse, cambiar su relación con los otros y la realidad, y en consecuencia asumir una actitud y conducirse de una determinada manera? Puede alargarse la lista de libros comentados por Hugo Chávez en el programa Aló, Presidente y en otros espacios públicos. Libros reseñados con pasión por comunicar lo estudiado y también es útil la biblioteca viajera para hacerse una idea de los libros que lo acompañaban por aire, mar y tierra, 19


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libros como si tuvieran que conjurar el alma del lector impenitente tras la espera de insospechados hallazgos.

Pero la más promisoria de las lecturas públicas de Hugo, retomada, y aun amplificada en sus divergencias a lo largo de su pedagogía subversiva, entre la política y la poesía, la educación y la economía, la historia y la filosofía, había de iniciarse y revelarse históricamente en el discurso de toma de posesión de la Presidencia de la República, del 2 de febrero de 1999.

Así, el gran lector Hugo Chávez, el hombre del 27 y 28 de febrero de 1989 y del día 4 de febrero de 1992, llevado por las condiciones de injusticia sufrida por el pueblo a cambiar el modo de hacer política en Venezuela, inspirado por el pensamiento bolivariano, es el mismo que tanto en el orden de las ideas como en el de la acción, promociona el libro y hace de la lectura una práctica democrática, dialéctica, poniéndola al servicio del pueblo y de la lucha política, o cuando menos, relacionándola a la cotidianidad de las circunstancias. Esto no fue siempre así, qué reflexiones no habrá dado Hugo desde sus caminatas apureñas o contemplando un amanecer ante el tocamiento de la sombra nietzscheana, desplazamiento y aun ruptura de sus oprobiosas cadenas en la cárcel de Yare. Y aquellas lecturas sobre Hegel y Heidegger, 20


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acaso fragmentos, pero que asomaban meditaciones de cara a sus últimos días de existencia. Sus lecturas fueron cambiando de acuerdo a la propia circunstancia vital, las nuevas realidades históricas, la economía y las políticas imperiales que definían una recolonización política y cultural del mundo. Hugo Chávez en aquel discurso del 2 de febrero de 1999 empeñaba su ardor patrio a exponer un balance de la historia de la República, de sus problemas contemporáneos, y a consolidar el protagonismo y la participación del pueblo con la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente orientada hacia el emergente modelo socialista venezolano. Para afirmarse lector, venezolano, latinoamericano, caribeño y universal, actualizaba el pensamiento de Bolívar, la poesía de Whitman, respirando a todo pulmón la certidumbre al ritmo de las locomotoras de la historia; después Neruda, Asturias y Martí cantores del Padre Libertador y del Destino de Nuestra América; el mito del dios Jano y Clausewitz; el ser útil de Miranda, la modernidad de Rousseau y la herejía de Galileo Galilei.

Las lecturas y los autores nombrados en síntesis orgánica por Hugo en aquel discurso definirían una comprensión y una voluntad creadoras, dichas lecturas atraviesan las fronteras de la subjetividad hacia los horizontes del nosotros. 21


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Un sentirse acompañado en las oscilaciones de la existencia van determinando un paralelismo en la vida de quienes comparten los mismos ideales.

No contento con el discurso fundacional pronunciado el 2 de febrero, procede Hugo a reinventar un modo de escaparse de la repetición cíclica de la cultura libresca como factor condicionante de la repetición de la historia: el lector ya no repite temas y vuelve sobre sus obsesiones, sino viaja, palpa las regiones, escucha al hombre y a la mujer de las voces profundas de la tierra, de los mares nocturnos, de las montañas encantadas y de las ciudades vertiginosas. Hugo, incorpora a la tradición, sabiduría y paisaje del venezolano, las matrices simbólicas y de pensamiento de sus lecturas para redefinir permanentemente el conjunto e ir en un movimiento inverso hacia la comprensión de la realidad y la sensibilidad de la Patria.

Imagino que no fue Hugo un lector sistemático y gregario, aun con su gran capacidad de síntesis, lector rodeado de una gran biblioteca decorada de espejos barrocos, búhos de Minerva, obras de arte y de algún gato-filósofo, no lo pudo ser el viajero nacido de la tierra y adonde el viento llevaba a encarnar la auténtica expresión del venezolano. No lo pudo ser quien recorriendo el país hizo de Venezuela el gran libro de la naturaleza. No lo pudo ser quien encarnaba una estética de la violencia 22


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creadora, entendida como parto, ruptura, belleza, riesgo y verdad que había de predominar sobre el pleno ejercicio de la maldad de aquella otra violencia conquistadora y neocolonizadora.

Hugo fue un lector de intensidades, de relaciones y experiencias directas con la palabra escrita y también fue un intérprete de la diversa musicalidad del hablante venezolano. Fue un lector crítico y dialéctico, de formación permanente y de sincera vocación pedagógica porque creía firmemente que el pensamiento libera a los hombres.

También fue un lector que descifraba los límites y ordenaba los descentramientos del mismo ejercicio hermenéutico del proceso de la lectura. En sus “analíticas” había lugar para el humor y la ironía, formas inteligentes del pensamiento, que en él tenían la virtud de corroer la rigidez y la seriedad de los discursos totalitarios y las ilusiones posmodernas. Queda, entonces, por plantear una propuesta romántica e histórica a la vez, no sé si ya está en marcha: consistiría en hacer una edición crítica (impresa y digitalizada) de lo que pudiera llamarse Los libros de Chávez, los libros que Hugo leía, promocionaba y comentaba en público y en sus lecturas solitarias. (Qué hermosa empresa por delante). 23


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Los libros de Chávez pudieran enmarcar toda una línea editorial, y por qué no, definir un programa de televisión exclusivamente para lecturas, promoción y comentarios de libros. En la medida que podamos releer Los libros de Chávez, estaremos más cerca de nosotros mismos y de los otros. Y como expresa Foucault, por cierto que Chávez lo comentó en una oportunidad, no hay verdad sin alteridad.

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HUGO CHÁVEZ, LECTOR DE NIETZSCHE Juan Antonio Hernández Entre las diversas propuestas para celebrar la vida y el legado de Hugo Chávez una de las más felices ha sido la de crear un centro de altos estudios dedicado a su pensamiento. Se trata de un proyecto de enorme importancia para nuestra Patria y para toda Latinoamérica, particularmente en esta coyuntura histórica en la que resulta crucial iluminar con la presencia de Chávez todo el proceso de consolidación de la unidad de la región y, de manera simultánea, avanzar por el sendero del socialismo bolivariano dentro de nuestro país. Recordemos que el pasado 22 de abril, durante una reunión en la Biblioteca Nacional, con intelectuales y comunicadores populares, el presidente Maduro llamó a la creación del Centro de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Chávez, designando, de manera muy acertada, a Adán Chávez como director de esa institución. En ese mismo encuentro, el presidente Maduro giró instrucciones para comenzar la digitalización de la biblioteca personal del líder supremo de la Revolución, la cual abarca unos catorce mil libros, comenzando 26


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por unos tres mil volúmenes, de uso permanente, en los cuales Chávez nos dejó múltiples anotaciones.

Resulta imposible exagerar el inmenso valor de esa “marginalia”, de esas anotaciones al margen de sus libros, para reconstruir parte de la biografía intelectual de Hugo Chávez. A manera de ejemplo, piénsese solamente en toda la riqueza de sus comentarios, trazados en los márgenes de los grandes clásicos de la filosofía política o de nuestra historia. Imaginemos, por un momento, lo que pudo haber comentado o subrayado sobre las nociones de virtud y fortuna en Maquiavelo, para citar un ejemplo relevante entre muchos otros. Dentro de toda esa vasta constelación de lecturas quisiera recordar una de las últimas y de mayor significación: me refiero a su relectura del Zaratustra de Nietzsche, iniciada en julio de 2011.

Vale acotar que existe una larga tradición de lecturas de Nietzsche desde la izquierda. Incluso antes de su muerte sus ideas resultaron muy atrayentes entre los anarcosindicalistas de Europa y de los Estados Unidos. Citemos, para ilustrar lo anterior, a Emma Goldman o a importantes sectores de la intelectualidad del anarquismo ibérico durante la guerra civil española. Ya dentro del campo socialista, comenzando el siglo xx, la impronta de Nietzsche en la obra de Jack London, para 27


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citar otro ejemplo de relieve, ha sido reconocida ampliamente. Fue a partir de la Primera Guerra Mundial y como resultado de las manipulaciones groseras de su hermana, Elisabeth Förster-Nietzsche, que comenzó la inmerecida fama del filósofo como protofascista. Una caracterización que terminará haciendo canónica, para amplios sectores de la izquierda marxista, Georg Lukács en El asalto a la razón, precisamente para contrarrestar las manipulaciones de Förster-Nietzsche, Georges Bataille publicaría diversos textos (desde 1937 hasta la escritura de su conocido libro, publicado en 1945) contra la apropiación nazi-fascista del filósofo. Paralelamente no podemos dejar de mencionar la huella de Nietzsche en Walter Benjamin y sus muy influyentes Tesis de filosofía de la historia, particularmente en la lectura que hace de la idea de “Eterno retorno” expuesta por Blanqui, tras la derrota de la Comuna de París. Es muy probable, por cierto, que la versión blanquista, haya sido conocida por Nietzsche. Toda esta última vertiente, además, se encuentra íntimamente relacionada con las lecturas que del autor de Zaratustra articularían, en los 60 y 70, dos pensadores asociados a la generación del mayo francés, Gilles Deleuze y Michel Foucault.

Ya en América Latina, recordemos el hondo impacto de Nietzsche en el pensamiento de Mariátegui. En esa misma orientación, de acuerdo con Néstor Kohan, se sabe que el “Che” Guevara estaba trabajando en un texto sobre Nietzsche cuando cayó 28


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en combate en 1967. Finalmente, dentro del contexto venezolano, Pedro Duno, uno de nuestros marxistas más originales, dedicó varios de sus cursos, en la Escuela de Filosofía de la UCV, durante las últimas décadas del siglo xx, al autor de Así habló Zaratustra. Se dice que cuando Duno y Ludovico Silva se conocieron, a principios de los años 1960, el primero le preguntó al segundo: “¿qué puedes decirme?” y Ludovico le habría contestado con una frase de Nietzsche: “Toda la oscuridad del mundo nada puede contra la luz del ser”. Puede decirse, con justicia, que buena parte de todo lo anterior gravitó en torno a aquel momento, de julio del año 2011, cuando Fidel Castro le trajo a Hugo Chávez una copia de Así habló Zaratustra durante la convalecencia del venezolano en La Habana. No es por tanto para nada casual que, un año después, durante uno de sus más importantes discursos de la campaña electoral de 2012, Chávez haya sostenido: “Soy como el Eterno retorno de Nietzsche, porque en realidad yo vengo de varias muertes…” Cabe preguntarse, en este punto, ¿qué es esa noción nietzscheana de Eterno retorno y cuál pudiera ser su significado ético-político en la referencia hecha por Chávez dentro de lo que sería su última campaña electoral?

La idea de Eterno retorno es muy antigua y ha sido evocada, en incontables ocasiones, por filósofos y artistas. Surge, 29


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principalmente, como una especulación de carácter cosmológico: si el número de átomos que componen toda la materia del universo es finito y si, paralelamente, el tiempo es infinito, todas las combinaciones posibles de ese número finito de átomos se repetirán, una y otra vez, a lo largo de la eternidad. De ello, en una versión mecanicista como la de Blanqui, se desprende que todo lo que conocemos como historia, tanto en su sentido colectivo como individual, se repetirá una y otra vez, para siempre.

Pero, en su polémica contra el historicismo y el positivismo dominantes en el siglo xix, Nietzsche articuló una visión particular del Eterno retorno la cual, sin negar sus orígenes en la ya citada especulación cosmológica, articula también una ética de enorme significación política en mi opinión. Deleuze, en su libro más hermoso, la resume de este modo, sin que sea para él, por cierto, lo más importante del Eterno retorno nietzscheano: Como pensamiento ético, el Eterno retorno es la nueva formulación de la síntesis práctica: Lo que quieres, quiérelo de tal manera que quieras también el eterno retorno. «Si, en todo lo que quieres hacer, empiezas por preguntarte: ¿estoy seguro de que quiero hacerlo un número infinito de veces?, esto será para ti el centro de gravedad 30


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más sólido». Una cosa en el mundo le repugna a Nietzsche: las pequeñas compensaciones, los pequeños placeres, las pequeñas alegrías, todo lo que es concedido una vez, sólo una vez…

Lo anterior postula que ante cualquier decisión existencial, ante cualquier encrucijada personal o política, habría que plantearse, desde la perspectiva nietzscheana, si se desea que el curso tomado, lo que se está por hacer, se repita eternamente de acuerdo con la cosmología propuesta por el Eterno retorno. No habría un amor más grande a la vida que desearla, una y otra vez, tal y como ha sido. En este punto Eterno retorno y amor al propio destino se hacen indistinguibles recordando, además, que la política también es destino. Porque, como seguramente supo Chávez mientras cerraba las páginas de su edición de Zaratustra, amar el mundo es quererlo todo de nuevo, una vez más y para siempre.

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HUGO CHÁVEZ: IDEA-FUERZA Y LECTOR DE DUSSEL Nelson Montiel Acosta

UNA FILOSOFÍA POLÍTICA DESCOLONIZADA Hugo Chávez nos metió en la lectura de Enrique Dussel, filósofo argentino, que realiza una revisión histórica filosófica del ejercicio del poder en las culturas occidentales, orientales y latinoamericanas para mostrarnos cómo el poder se ha construido reductivamente en dominación, coerción y obediencia cercenando el poder originario del pueblo. Dussel nos introduce en la visión del poder del pueblo y del mandar obedeciendo al pueblo, como la forma de ejercer el poder más tradicional de la humanidad y que constituye una práctica cotidiana en nuestras sociedades originarias.

El poder constituyente del pueblo ha sido la bandera del comandante Hugo Chávez desde sus inicios, donde no ha transigido, allí han sucumbido los aliados desprevenidos, el funcionariado que se aferra a la institucionalidad reductiva y colonial del mandar mandando, el Comandante y nosotros, nos hemos convencido que allí está la principal palanca dialéctica de las sociedades, el poder constituyente 33


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originario, lo demás son mandatos del pueblo que se convierten en instituciones que deben ser renovadas, cambiadas, transformadas permanentemente. Dussel propone la construcción de una hegemonía alternativa sin mirar para occidente, desde nuestras raíces originarias.

Enrique Dussel, profesor de la Universidad Autónoma de México, premio al Pensamiento Crítico en la República Bolivariana de Venezuela, propone una arquitectónica para la liberación. Con ello no se propone un sistema teórico cerrado —dice Dussel—, por el contrario, se trata de un marco teórico de los temas más urgentes, más pertinentes, exigidos por la experiencia global, planetaria, al comienzo del siglo xxi.

Es una arquitectura abierta a nuevos temas, nueva posibilidad de construcción de conceptos o categorías interpretativas, de acuerdo a la novedad que la historia vaya deparando. Por el momento, pensamos esta arquitectónica localizados en la periferia mundial, desde un giro descolonizador, que exige una nueva descripción de todos los momentos de la filosofía política. (Dussel, 2011).

De la voluminosa obra de Dussel, sobre filosofía política nos produce gran interés las categorías básicas de la potentia (el poder de la comunidad) expresada como potestas (como 34


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la determinación institucional de la primera), disyunción (necesaria, inevitable y ambigua por excelencia de toda política). En su arquetectónica las categorías de potencia (el poder de la comunidad en sí) y la potestas (poder delegado ejercido por las acciones o en las instituciones) expresan la disyunción que se desplegará en toda la política. Potencia (poder constituyente) potestas (el poder constituido). El poder político comienza su despliegue en este nivel.

CHÁVEZ Y LA POTENCIA

Estos dos conceptos van a dominar esta propuesta de Dussel, la potentia (potencia) definida como el ser oculto, el poder de la comunidad misma, es la pluralidad de todas las voluntades (momento material) o de la mayoría hegemónica. Aunada por el consenso o momento formal discursivo, que cuenta con medios instrumentales para ejercer su poder poner mediaciones (momento de las mediaciones-factibilidad), son por ahora las tres determinaciones esenciales del poder como potentia y potestas, el fenómeno, el poder delegado, por representación, ejercido por razones políticas a través de instituciones. En las revoluciones centroamericanas y movimientos sociales siempre se ha oído una consigna: el pueblo unido jamás será vencido. La unidad es el momento discursivo, el pueblo mismo indica la comunidad de vida; la lucha nos habla de los 35


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instrumentos, de la estrategia y el grito expresa la voluntad. La fuerza es poder, desde abajo es potentia, es positivo, es la vida que quiere vivir y se da los medios para sobre-vivir. El poder político como potentia no es dominación, no es determinación negativa, sino que es positivo, es afirmación: es afirmación de la vida de la comunidad para vivir.

El Comandante Hugo Chávez Frías, líder fundamental de la Revolución bolivariana, abrevó en todas estas fuentes del pensamiento y la filosofía política, de allí se nutre y el mismo curso de nuestro proceso político genera una praxis imbuida de una dialéctica acelerada. La columna vertebral de su propuesta de transformación política al llegar al gobierno fue la realización de la Asamblea Constituyente que permitiera la elaboración de una nueva constitución que sustituyera la de 1961, que era en esencia el texto que sostenía la llamada “democracia” representativa y el Estado burgués represivo, coercitivo.

El objetivo se logró con la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 que nos permitió avanzar como potentia o poder constituyente, de acuerdo con Dussel, sin embargo, a nivel de potestas, en el entramado institucional del poder constituido, seguimos atrapados en la racionalidad del Estado burgués burocrático, corrompido, de allí la necesidad de reformar la Constitución que fue impulsada por el comandante Hugo Chávez 36


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Frías en el año 2007. Esta propuesta no fue aprobada en referendo popular por razones que no vamos discutir en este texto, sin embargo se ha constituido en un plan a cumplir hasta concretar la voluntad del pueblo.

En ese contexto el comandante Hugo Chávez reivindicó el poder constituyente del pueblo: inscribamos esta propuesta en la línea de la perspectiva histórica sobre la que nos hemos venido moviendo en estos últimos años, en esta última década sobre todo en cuanto a lo que se activó del poder constituyente. El poder constituyente tuvo una ebullición, una explosión, sin precedentes en muchísimo tiempo, durante aquellas jornadas del 27 y 28 de febrero de 1989, cuando un pueblo dijo basta, y su poder originario se manifestó; no hubo otra manera de que se manifestara, sino a través de aquella rebelión en las calles de Caracas y de las principales ciudades de Venezuela. Rebelión no solo en contra del gobierno de aquel entonces, sino también rebelión contra el imperio, contra las políticas de shock del Fondo Monetario Internacional, contra la corrupción, contra el hambre, contra la élite que explotaba el país de una manera inmisericorde. Allí se activó, desde mi humilde punto de vista, el poder constituyente originario que estaba dormido y continuó con las rebeliones militares del 4 de febrero de 1992 y 27 de noviembre del mismo año, éstas son continuación de aquel poder despierto. 37


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El comandante Chávez, consecuente con la visión de adecuar el poder constituyente y el poder constituido, propuso en esa oportunidad (2007) reformar el artículo 16 de la Constitución de la República Bolivariana de 1999, para permitir el nacimiento del Estado Comunal, el Estado Social. Recordaba a Gramsci y quiero recordárselos de nuevo, en relación a la crisis orgánica. La crisis orgánica, como dice Gramsci, cuando algo está muriendo y no termina de morir y al mismo tiempo algo está naciendo y tampoco ha terminado de nacer. Esta propuesta apunta en la dirección esa, de que siga muriendo y termine de morir la vieja hegemonía oligárquica, conservadora, cuartorrepublicana, el viejo sistema capitalista, expoliador, explotador y que nazca un nuevo sistema humanista, socialista.

Que termine de nacer el nuevo Estado y termine de morir el viejo Estado. Que termine de morir la vieja sociedad y termine de nacer la nueva. Nosotros estamos obligados a continuar debilitando al viejo bloque histórico. Resulta que hemos avanzado unos grandes tramos en la superestructura, que llama Gramsci, hemos avanzado en la sociedad política, en lo que es la ideología; pero más allá, más abajo, más en profundidad, con sus raíces profundas enterradas en el territorio, en la conciencia de las instituciones, en cuanto a lo que llama Gramsci y también Marx ese conjunto de las fuerzas materiales de producción y de los grupos humanos que en ella perviven, conviven esas relaciones de trabajo, muy poco 38


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hemos hecho, por no decir nada, se trata de la estructura. Si no cambiamos la vieja estructura, la vieja estructura se volverá sobre nosotros y nos demolerá, si no cambiamos la estructura se detiene el proceso revolucionario. Esto es necesario entenderlo y llevarlo a la praxis con una fuerza, con una voluntad y sobre todo con muchas luces colectivas e individuales. Para lograr los cambios estructurales debemos cambiar la organización político-territorial, que tiene un peso sumamente grande a la hora de hacer cambios revolucionarios. Una revolución no puede serlo realmente si no enfoca el problema geográfico y de la distribución del poder político, económico, social, militar, sobre su espacio; éste es un tema vital.

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CHÁVEZ EL POETA J. Ángel Téllez Villalón

PRESENTANDO AL POETA CHÁVEZ Solo el elitismo y la repulsa por lo popular, explicaría el desacuerdo que hasta hoy provoca la propuesta del escritor, crítico y periodista venezolano Luis Alberto Crespo de reconocer al eterno comandante, Hugo Rafael Chávez Frías como “el gran poeta de Venezuela”.

Fue en junio de 2012, en el acto de apertura de la edición de ese año del Festival Mundial de Poesía y como fundamentara el Premio Nacional de Literatura, había razones innegables para reconocerlo como tal: Ser poeta no es escribir poemas, ser poeta no es alguien que crea poesía. Un poeta es un lector, un poeta es un funcionario público, un poeta es un hombre que tiene un concepto humanístico del hombre y de la vida. Por lo tanto, el presidente Chávez representa a esos poetas que gobierna. Yo creo que Lincoln es un gran poeta. Es por eso que dije lo que dije, sobre todo porque también un poeta es aquel que promueve la poesía. 41


“LEER, LEER Y LEER, CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS”

Y el Presidente siempre lo ha hecho. Yo le tengo un gran afecto a ese señor. Lo he visto amar a la poesía, la poesía de los pueblos. Un hombre así tiene todo el derecho de ser llamado poeta, por el hecho de haber construido su emoción, su sistema afectivo, con base en lo que la poesía exige del poeta: amar a un pueblo, a un proyecto libertario1.

Son las mismas premisas que hacen creer a Crespo, en estos convulsos días en que arde y sufre Venezuela, que “La cultura debe tener el objetivo claro de imponer la paz por encima del grito, del insulto, del odio”2. Sentimientos y posturas contrarias, de los que con estéticas y miradas imantadas en Nueva York, niegan o minimizan la hermosa relación de Chávez con la poesía. Un enamorarse mutuo evidenciado en su iluminación y “creación heroica”, con metáforas y hechos concretos, discursos y cantos, símbolos y proyección escénica... Pero no con la poesía encartonada, cultivada en torres de marfil; la suya era la de su gente, nacida como él en cuna pobre. La que cruza descalza por los llanos, hecha coplas, décimas, joropo y arropada con el arpa, el cuatro y las maracas. 1 https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Alberto_Cresp 2 http://www.eluniversal.com/que-hay/140622/crespo-poeta-militante 42


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El líder bolivariano fue amigo de los reconocidos copleros Eneas Perdomo y Cristóbal Jiménez. Este último guarda como un gran tesoro, textos de música llanera escritos por Chávez. Inolvidables, aquellas interpretaciones de Lucerito y el Alma llanera junto a Cristóbal. Por igual, su declamación del Corrío de Maisanta, del Por aquí pasó y Juan Parao del popular poeta venezolano Alberto Arvelo Torrealba; creador también de Florentino y el diablo, musicalizado por otro poeta y amigo de Chávez, el trovador cubano, Silvio Rodríguez.

Es la atmósfera llanera, percibida en su poema autobiográfico recogido en el libro Chávez Nuestro de los periodistas cubanos Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez. Un poema estremecedor escrito por el joven soldado en enero 1982, a la luz de una lamparita en su Sabaneta natal. “Me salió de un tirón. Fue una especie de juramento ante Rosa Inés, una memoria que es para mí sagrada”, relató el entrevistado. Quizás algún día,/ mi vieja querida,/ dirija mis pasos/ hacia tu recinto. Con los brazos en alto y con alborozo/ coloque en tu tumba una gran corona/ de verdes laureles./ Sería mi victoria, sería tu victoria, y la de tu pueblo / y la de tu historia. Y entonces,/ por la Madre Vieja/ volverán 43


“LEER, LEER Y LEER, CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS”

las aguas/ del río Boconó, como en otros tiempos tus campos regó,/ y por sus riberas se oirá el canto alegre/ de tu cristofué/ y el suave trinar de tus azulejos y la clara risa/ de tu loro viejo. (…) Y entonces,/ la sonrisa alegre/ de tu rostro ausente, llenará de luces/ este llano caliente y un gran cabalgar/ saldrá de repente. Y vendrán los federales/ con Zamora al frente,/ y el catire Páez con sus mil valientes, las guerrillas de Maisanta/ con toda su gente. O quizá nunca, mi vieja,/ llegue tanta dicha por este lugar/ Y entonces,/ solamente entonces, al fin de mi vida, yo vendría a buscarte,/ Mamá Rosa mía,/ llegaría a la tumba y la regaría con sudor y sangre,/y hallaría consuelo en tu amor de madre/ y te contaría/ de mis desengaños entre los mortales. Entonces,/abrirías tus brazos/ y me abrazarías/ cual tiempo de infante y me arrullarías/ con tu tierno canto/ y me llevarías/ por otros lugares a lanzar un grito/ que nunca se apague. 44


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En un Aló, Presidente, el propio Chávez confesó: “En más de un lío me metí por canciones revolucionarias, arpas y coplas. Lo hacía adrede porque era parte del proceso de creación de un movimiento revolucionario dentro del Ejército. Fue una cosa de lo más difícil. Con la cultura logramos muchísimo. Ya de capitán era conocido por declamador, improvisador y animador de elección de reina y todas esas cosas”3.

Chávez no solo dominaba la cultura popular, fue además un lector extraordinario, que leía —y memorizaba— poemas al mismo tiempo que a grandes filósofos y politólogos. En unos de su discursos, en enero de 2003, recurrió a un fragmento de Libertad, el “hermoso poema del poeta francés Paul Éluard” para trasmitir una idea que recobra hoy plena vigencia: “Será mucho más difícil que un mensaje fascista cale en cada niña, en cada niño de Venezuela, si le proporcionamos las únicas armas que merece: los libros, el conocimiento, la libertad”. El líder del Revolución bolivariana —como continúa haciendo Nicolás Maduro—, apoyó sobremanera el desarrollo inclusivo de la cultura. Fue evidente su voluntad de invertir en la literatura y en la poesía en particular, prueba de ello es la continuidad del Premio Rómulo Gallegos y las ediciones del Festival Mundial de Poesía, encuentros creados bajo el 3 http://bitacorotos.blogspot.com/2013/03/entona-otra-cancion-comandante.html 45


“LEER, LEER Y LEER, CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS”

gobierno de Chávez en el año 2004. Ese mismo año, el gobierno bolivariano creó una nueva cartera ministerial, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Hasta sus detractores celebran “el precio de los libros que publican las editoriales del Estado”, el “acceso de otros sectores de la población a los productos culturales” y la creación y el financiamiento de La Villa del Cine 4.

El ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto, fue “testigo de la alegría de Chávez al saber de las bondades de la Misión Corazón Adentro que desde hace algunos años funciona en las comunidades en aquel país y que lleva acciones culturales a los venezolanos” 5.

Con Salvador Allende no solo compartió su apego a los más humildes y su empeño de revolución pacífica, educativa y cultural, enfrentada a los odios fascistas, oligárquicos e imperiales; sino también su interés por la poesía y su admiración por el poeta chileno, Pablo Neruda. Incontables fueron las veces que declamó poemas del “poeta inmenso”, en especial su verso “Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo” de su favorito Un canto para Bolívar que se aprendió

4 http://leonardopadron.com/al-poder-no-le-queda-otra-estrategia-que-huir-de-cualquierevento-electoral/ 5 http://www.acn.cu/cuba/27347-cuba-seguira-al-lado-de-venezuela-aseguro-abel-prieto 46


completito un “domingo por la tarde, en dos horas, después de Aló, Presidente”, leyendo su Biblioteca Familiar.

Precisamente, en unos de sus discursos6, presentando este proyecto solidario que fue la Biblioteca Familiar, expresó su voluntad de hacer un país de lectores, como una estrategia liberadora cultural. Entre los 25 títulos de la colección, destacó la colección de poemas En el corazón de un poeta de Neruda y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel de Nicolás Guillén, “el cubano, el de los niños, el del canto a los niños, el del amor especial a los niños”. Se incluyeron, además, los poemarios Tierras que me oyeron, de Andrés Eloy Blanco; Poesía, de Rubén Darío y Poesías de amor hispanoamericanas, seleccionadas por Mario Benedetti. Gustaba, además, compartir la aleccionadora anécdota sobre Pablo de América y su enfrentamiento desde la cama de enfermo a las hienas de la dictadura de Pinochet. Contaba que Neruda proclamó ante los soldados la existencia en su casa de un arma muy poderosa contra la que ellos no iban a poder y al preguntarle un esbirro a qué ese refería, Neruda le contestó: “Los libros, la poesía”. “Esa es el arma contra la que ninguna dictadura puede”, recalcaba Chávez.

6 Ver discurso de Hugo R. Chávez Frías “Un pueblo sabio es un instrumento vivo de su propia liberación”, acto de entrega de bibliotecas familiares, Caracas 15 de julio de 2003. Consultar en el libro Chávez habla a la juventud, de la autora Rafaela Valerino Romero, publicado por la Editorial Abril en el año 2005. 47


Hasta el final, fue apasionada su relación con la poesía. Decenas de venezolanos y latinoamericanos respondieron con poemas a su siembra. Hoy continúa siendo fuente de inspiración, como lo ejemplifica el reciente libro Hugo Chávez, labrador de cantos, del poeta y crítico literario Gustavo Pereira, quien fue constituyentista en 1999 y redactor del preámbulo de la actual Constitución.

Si por demás, como en tiempos de Platón la “poiesis” significaba hacer, fabricar, engendrar, dar a luz, obtener, causar, crear; y “poietés” era un creador, autor, fabricante, artesano, hacedor, legislador; indiscutiblemente Chávez, iluminador y creador de una nueva Patria, fue y será “el gran poeta de Venezuela”.

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YO CONOCÍ AL CHÁVEZ LECTOR Mariajosé Escobar A finales de 2011, trabajaba yo en el Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia, inicialmente como editora en la División de Publicaciones de la Dirección General de Gestión Comunicacional (luego pasaría a ser Directora de Archivo y Publicaciones, pero esa es otra historia). A finales de ese año, estaba ya el Comandante enfermo. Una esperanza se crecía en medio de tanto dolor que significaba verlo batallando contra un mal que, no me cabe duda, le fue inoculado por el malevo imperialismo que un día derrotaremos. Por esas fechas fui convocada, junto con un equipo, a la hermosa, titánica e histórica tarea de arreglar y clasificar, nada más y nada menos, que la biblioteca de Chávez.

Tal tarea nos fue encomendada desde septiembre de 2011 y se extendió hasta diciembre del mismo año. Fueron días en los que no dejaba que mi cuerpo sintiera fatiga. Vivía yo entregada, maravillada ante cada hallazgo del Chávez lector.

Tenía más de 15.000 libros, entre los cuales recuerdo especialmente El Manifiesto Comunista, porque tenía una inscripción 50


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en la primera página, en rojo, con la letra que le conocimos a Chávez cuando nos dijo que él no había renunciado. Aquella impresión quedó por siempre grabada en mi retina y en mi corazón, y se me viene a la mente cuando la esperanza flaquea: “Es un río, son muchos ríos, es un gran río invisible” decía en unos versos sencillos, porque el comunismo en nuestro milenio ya no es un fantasma sino un río, como el Orinoco, como el Arauca, como el Caroní, como ese gran río al que se fue Chávez hecho pura energía y desde donde cada mañana nos rocía de amor y de espíritu de lucha.

Recuerdo claramente El libro verde, de Gadaffi dedicado a nuestro Comandante por el líder Libio, dolorosamente asesinado ese mismo año. La noticia del homicidio de Gadaffi la recibí por cierto mientras tenía en mis manos un ejemplar, subrayado y comentado por Chávez del libro Los condenados de la tierra de Franz Fanon, y que minutos antes de la noticia estaba leyendo y curioseando las notas del gigante. Las lágrimas acudieron a mis ojos al ver la grotesca escena que circuló por los medios del momento en el cual las esperanzas de Libia estaban siendo truncadas. Compartí el dolor con mis compañeros, varios de ellos militares, sargentos, tenientes de esa nueva fuerza armada bolivariana que Chávez formó. Seguimos la labor. Porque la lucha es indetenible. 51


“LEER, LEER Y LEER, CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS”

Por cierto que, conforme avanzábamos en el trabajo, del personal civil solo quedé yo y una camarada querida cuya amistad aún conservo, que me vivía regañando porque no hacía altos en la labor y me metía entre los libros de Chávez, como hipnotizada por su fuerza telúrica, como si él mismo me hablara desde sus libros. Ambas compartimos la ardua tarea con un grupo de sargentos y tenientes muy sensibilizados acerca de la gran importancia histórica de lo que estábamos haciendo. Algunos de los libros que recuerdo son varios del filósofo Enrique Dussel y Noam Chomsky, dedicados por los autores, un ejemplar del Popol Vuh, todo viejito él, uno de Cien años de soledad del gran Gabo (por cierto que Chávez tenía toda la bibliografía del escritor colombiano) y otro de Don Quijote de la Mancha del que Chávez tenía varias ediciones y, sin embargo, había un ejemplar subrayado por él que era su favorito, y había que buscarlo siempre que lo pedía. Uno piensa entonces en Chávez como en un atesorador de libros, como uno, y eso lo hace tan noble, tan cercano.

Tenía también, en cuanto a literatura, la amplia bibliografía de poetas como Miguel Hernández, Pablo Neruda y Mario Benedetti, entre muchos otros. Por ello siempre pienso, que tuvimos y tenemos por siempre en nuestros corazones a un Presidente poeta, sensible, noble, alma buena a quien imagino, como nosotros, aprendiéndose versos sencillos, humanos, plenos de ternura. 52


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El Comandante de los sueños leía sobre los temas más variados: ciencia, literatura, política, filosofía, religión. A veces encontraba hallazgos que quedaran siempre haciéndome eco en la memoria, alguna carta a algún amor, alguna carta de sus hijas, alguna que otra foto como marcalibros. Y es que nuestro amado Chávez era tan pueblo, tan nosotros. Sus libros estaban acuciosamente subrayados y trabajados. Era el tipo de lector estudioso, detallista, de cierta manera obsesivo, de los que marcamos cada detalle que nos interese del texto, encerramos en óvalos las palabras que no entendemos, ponemos el clásico simbolito de “ojo” en las ideas resaltantes, hacemos flechitas y establecemos, mediante comentarios marginales un diálogo cercano, casi de tú a tú con el autor, sin importar que el mismo sea Carlitos Marx o Simón Bolívar, Luis Britto García o Gustavo Pereira. Chávez tenía volúmenes y volúmenes sobre Bolívar. Libros contentivos de sus cartas y proclamas y numerosas biografías y estudios sobre su obra y pensamiento. A veces me pregunto en qué momento leía todo lo que vi, todo lo que supe que leía porque estaba trabajado por él. Me gusta imaginarlo como yo. Leyendo mientras desayuna, mientras descansa el almuerzo, al filo de la madrugada en la que una mente en permanente ebullición como la suya no le dejaba dormir, esperando en los aeropuertos, en el avión. Me gusta pensar que alguna manchita que pudieran tener sus libros, era de tanto 53


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que los trajinaba o gotitas de ese café tan Chávez que siempre le caracterizó. Me gusta imaginar llevando sus libros a cada país al que iba a predicar “la buena nueva” del socialismo del siglo xxi, ese que él se inventó, ese que nos legó la apoteósica tarea de terminar, de construir, pensar y formular.

Yo conocí al Chávez lector, a ese que subrayaba y comentaba sus libros en rojo. Yo ordené su biblioteca. Aprendí a utilizar el sistema de cotas DIUU y lo enseñé al resto del equipo que se incorporó después. Fueron cuatro meses de absoluta maravilla. Fueron cuatro meses de resplandores de páginas. A veces salía a las 9, 11, 12 p.m. A veces no salía, y me quedaba a dormir en Miraflores. Digo a dormir por decir algo, pues el trabajo era arduo y las horas de sueño eran dos o tres luego de las cuáles seguíamos entre sus páginas, clasificando sus libros por materia, por país, por año de publicación, por autor, por editorial, por si tenía o no comentarios marginales, por si estaba o no dedicado, por si tenía alguna cosa personal del Comandante dentro, por si era necesario mandarlo a restaurar.

Yo recorrí kilómetros de páginas de los libros de Chávez, que fue casi como recorrer kilómetros con él. Fue conocerlo desde algo tan personal, tan cercano como su biblioteca, como sus tesoros personales ya que son eso los libros para todo amante de ellos. Vi dedicatorias de familiares, amigos, grandes filósofos y políticos y desconocidos, anónimos 54


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amorosos que regalaban libros al Presidente cuando tenían la oportunidad de verlo en un mitin, en un acto, de penetrar los anillos de seguridad, abrazarlo y entregarle fervorosamente un libro “pa’ que lo lea”. Puedo decirle a esos, los sin nombre, los fervorosos, los pueblo, que Chávez sí leyó muchos de los libros que le entregaron en medio de la marea roja y bajo el sol. Que los que no leyó fue porque la vida no le alcanzó, pero que los atesoraba, y los guardaba con la misma devoción con que un niño guarda sus juguetes.

Entre los libros de Chávez conseguí Catalino Bocachica de mi admirado y querido amigo el poeta colombo-venezolano Luis Darío Bernal Pinilla y di la buena nueva a su autor que con su mirada de duende casi saltó de la silla.

Entre los libros de mi Comandante lector, dejé el libro de mi abuelo de 92 años Andrés Escobar Muñoz, Antología de poemas revolucionarios. No sé si Chávez lo encontró. No sé si pudo leerlos, pero ahí están para la historia los versos rebeldes de mi viejito, ese viejito campesino y obrero, que no fue a la escuela, pero que dedicó su vida a la siembra, al trabajo duro y al tejido del verso. Por esas fechas Chávez estaba enfermo e iba de viaje a curarse a Cuba. Por esas fechas se acercaba Navidad, y todos orábamos por su salud. Yo todos los días dedicaba doce horas 55


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o más de jornada laboral a arreglarle su biblioteca. Y lo hacía por amor. Lo hacía elevando de tanto en tanto una plegaria por el primer Presidente lector, poeta, promotor de lectura.

Chávez tenía entre sus libros los más diversos: los de Ho Chi Min, los de Lenin, los de Vo Nguyên Giáp, los del Che. Qué decir de tanto libro que encontré dedicado por Fidel, ese padre de Chávez, ese amigo, ese hermano que recomendaba siempre a Chávez libros que lo nutrían y le hacían crecer dentro la semilla revolucionaria. Libros de Galeano y de Aquiles Nazoa, libros de Juan Calzadilla y Simón Rodríguez, libros de Paulo Freire y de Gramsci, libros de Trotski y de Retamar.

Libros sobre Hostos, San Martín, Pancho Villa, Emiliano Zapata, Allende, el Che, Fidel Castro, Marx, Bolívar, Simón Rodríguez, Antonio José de Sucre, Zamora, sobre los mambises, Martí, sobre el Frente Farabundo Martí, los sandinistas, el subcomandante Marcos, era Chávez un ávido lector y conocedor de todos los movimientos insurgentes de América Latina desde la colonia hasta nuestros días. Y no solo eso: libros sobre Vietnam, la Guerra del Golfo, La I y II Guerras Mundiales, la guerra de Irak, el conflicto entre Israel y Palestina, la Guerra de Angola, La Guerra Fría, La Guerra de los Cien días, La Guerra del Golfo Pérsico, Chávez estaba muy 56


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bien documentado acerca de los conflictos generados por el imperialismo en su afán expansionista y los estudiaba constantemente, junto a las diversas respuestas de resistencia de los pueblos del mundo. Libros sobre agroecología, filosofía, comunas, poder popular, guerra de cuarta generación, economía, informática, guerra mediática, construcción de casas ecológicas —libros de Fruto Vivas—, libros sobre arte, arquitectura, avances científicos, temas indígenas y afros, multiculturalidad, libros sobre la historia de diferentes países del mundo y sus líderes, y muchos otros, Chávez poseía una vasta cultura, manejaba muchos temas diversos.

Ese es nuestro Chávez lector, yo tuve la dicha, el honor, el sueño cumplido de conocerlo, de organizar sus libros. Yo supe de sus desvelos frente a un libro abierto y no una, sino muchas tazas de café. Vivirá siempre en nuestros corazones ese Chávez sencillo, amable, ese Chávez promotor de lectura, que siempre mostraba más de diez libros en sus alocuciones —libros que estaba leyendo y me consta—ese Chávez lector, que tenía sus libros trajinados, y que era poseedor de una biblioteca muy basta y completa, ese Chávez poeta, que en los márgenes de sus libros ensayaba versos como ese hermoso que me aprendí de memoria y que siempre que pienso en él se me viene, caudaloso, desafiante, bravío como el Orinoco 57


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al que se fue Chávez multiplicado, Chávez llovizna nuestra, Chávez tan fuerza Caribe: “Es un río, son muchos ríos, es un gran río invisible”.

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BIBLIOGRAFÍA

Calzadilla, J. (4 de marzo de 2018). La biblioteca viva del comandante. LetrasCCS, p. 2. Borromé, J. (4 de marzo del 2018). Hugo Chávez la pasión de un lector viajero. LetrasCCS, p. 1.

Hernández, J. (20 de julio de 2013). Hugo Chávez, lector de Nietzsche. Venezuela: Rebelión. Recuperado de http://www. rebelion.org/noticia.php?id=171419 Montiel, N. (15 de octubre de 2016). Hugo Chávez: idea-fuerza y lector de Dussel. Venezuela: Misión Verdad. Recuperado de http://misionverdad. com/opinion/hugo-chavez-idea-fuerza-y-lector-de-dussel Tellez, J. (5 de marzo del 2018). Chávez el poeta. Cuba: Cuba debate. Recuperado de http://www.cubarte.cult.cu/ceston-de-sol/chavezel-poeta/

Escobar, M. (30 de abril del 2014). Opinión: Yo conocí al Chávez lector. Venezuela: La Radio del sur. Recuperado de https:// laradiodelsur.com.ve/opinion-yo-conoci-al-chavez-lector/ 60


“LEER, LEER Y LEER, CONSIGNA DE TODOS LOS DÍAS” Juan Antonio Calzadilla Arreaza, Julio Borromé, Juan Antonio Hernández, Nelson Montiel Acosta, J. Ángel Téllez Villalón y Mariajosé Escobar narran, a través de diversos escritos, el amor por la lectura que cultivó el comandante Hugo Chávez. Fueron muchas las horas que pasó el líder venezolano analizando los títulos de su extensa biblioteca y también fueron muchos los discursos en los que compartió con su pueblo las reflexiones y conocimientos que adquirió en sus lecturas. Además, creó un plan nacional de alfabetización y una plataforma para la masificación de la lectura en el país que abarcó la creación de misiones educativas, imprentas, distribuidoras, librerías, editoriales, ferias, fábricas de papel, entre otros, para garantizar que los libros llegaran a las manos de todos los venezolanos. “Un pueblo ilustrado y sabio es instrumento luminoso y hermoso de su propia liberación”, dijo el gran promotor del libro y la lectura en una de sus alocuciones.

Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información


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