Meditación Vedanta

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David Frawley

Meditación vedanta

Enseñanzas para encender la llama de la conciencia

Título original: Vedantic meditation: lighting the flame of awareness © David Frawley, 2000 Publicado por acuerdo con North Atlantic Books. © de la traducción del inglés, Diego Merino Sancho, 2021 © Ediciones Kōan, s.l., 2021 c/ Mar Tirrena, 5, 08912 Badalona www.koanlibros.com • info@koanlibros.com ISBN: 978-84-18223-32-7 • Depósito legal: B-12706-2021 Diseño de cubiertas de colección: Claudia Burbano de Lara Ilustración de la cubierta: Male Ehul / @male.ehul Maquetación: Cuqui Puig

Impresión y encuadernación: Romanyà Valls Impreso en España / Printed in Spain

Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

1.ª edición, septiembre de 2021

Índice

Prólogo a la edición en castellano 11

Prólogo de John Douillard 15 Prefacio 19

primera parte: meditación vedanta 23

Introducción al vedanta 25 La autoindagación y su práctica 39

segunda parte: las complejidades que plantea la conciencia 57

Acción y transformación 59 Adicción y pensamiento 61 La ansiedad y su mensaje 63 El Ser 66

Más allá de la ilusión del yo 69 El consumidor y lo consumido 71

Lo eterno 73 El miedo y lo desconocido 75 El papel del gurú 77

El karma y el tiempo 80

La sabiduría y la ignorancia 83

Lo limitado y lo ilimitado 85

La memoria: una carga a la que nos aferramos 87

Oposición y comprensión 90

Percepción y preconcepción 93

Presencia y momento presente 96

Realidad y apariencia 98

Las relaciones y el Ser 100

La renuncia 102

Seguridad e inseguridad 105

Sensibilidad y sensación 108

Sufrimiento y despertar 111 La religión universal 113

Las aguas de la vida 115 Asombro y fascinación 117

tercera parte: la práctica de la meditación 119

La alquimia de la percepción 121 Canalización y meditación 123

La concentración y cómo desarrollarla 125 Voluntad consciente 128

El estado creativo 131 Devoción y meditación 133 Discriminar entre sujeto y objeto 135

El ego, la respiración y el sonido 138 Potenciar el estado de visión 140

La llama de la conciencia 142

La cuestión fundamental 144 Cómo encontrar la iluminación 147

Kundalini, la energía de la conciencia 149

Los mantras y la mente 151

El pranayama y la meditación 155

Invertir la corriente del pensamiento 157 Servicio y karma yoga 159 El espacio del corazón 161

vía de

yoga y la meditación

cuarta parte: las enseñanzas de ramana maharshi

Upadesha Saram: la esencia de la doctrina de Sri Ramana Maharshi

Una visión integral de las enseñanzas de Ramana Maharshi

El verdadero Yo 165 Visualización 168 La
lo real y la vía de lo ideal 170 El
172
175
177
194 Vocabulario 203 Bibliografía 205

Prólogo a la edición en castellano

Me inicié en el mundo de la meditación buscando calma para mi vida. Una tormenta perfecta de sufrimiento, due lo y demonios mentales me llevó al borde del abismo. Mi práctica de yoga era intensa, disciplinada y diaria. Mi cuerpo se encontraba mejor que nunca. Gracias a la práctica de asanas que un doctor me recomendó debido a mis problemas de columna, había obtenido resultados mila grosos. En pocos meses de práctica, todo el mundo en el trabajo me conocía como «el Yogui». De pronto, la vida hizo lo que mejor hace: transcurrir y despertarte de tus ilusiones y espejismos. Todos aquellos meses de intensas posturas y equilibrios no sirvieron absolutamente para nada. En mi práctica de yoga, como sucede en la mayoría de los casos en el mundo occidental, faltaba algo: la meditación.

Habitualmente las clases de yoga concluían con un breve «Om». Para cuando llegaba ese momento, yo ya es taba (o seguía) pensando en mis cosas. Nunca canté en voz alta. Incluso abría un ojo para ver si alguien se cercioraba de ello. Un día, después de mi «tormenta de experiencias», la profesora nos dejó unos minutos en meditación al fina-

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lizar la clase y nos lanzó una sencilla consigna: «Observa cómo te sientes». Y cerramos con «Om». Experimenté algo inexplicable. Una sensación de calor en el centro de mi pecho y mucha luz. Al coger aire para cantar el mantra «Om», no pude contener mis lágrimas. Lloré por primera vez en público y me dio exactamente igual. Algo había sucedido. Mi práctica no volvería a ser igual. No soportaba la compañía de mi mente. No era mi amiga. Empecé a indagar sobre el mundo de la meditación sin encontrar demasiada información relevante. Así que primero intenté con el mindfulness. Pero lo que buscaba era entender qué me había sucedido. El siguiente paso fue el profesorado de yoga. Pensé que quizá el estudio de la fi losofía y la ciencia detrás de esta práctica milenaria podría ayudarme.

La primera lectura que nos recomendaron fue Yoga y ayurveda, del Dr. David Frawley. El Dr. Frawley conectaba de manera brillante las dos disciplinas, revelando todos sus poderes y convirtiéndome en un apasionado del mundo del ayurveda. Pero fueron las palabras autorrealización y autosanación las que despertaron todo mi interés.

El Dr. Frawley (Acharya Vamadeva Shastri) es el fun dador del Instituto Americano de Estudios Védicos. Reco nocido mundialmente por sus conocimientos de la tradi ción y filosofía hindú, no solo tiene la habilidad de analizar las escrituras en su idioma original, sino que además es capaz de traducirlas y adaptarlas para la mentalidad occidental sin que pierdan vigencia. Con más de cuarenta libros publicados en más de veinte idiomas, es uno de los mayores contribuidores a la enseñanza del yoga, el ayur veda, el hinduismo, la astrología y los Vedas en la actuali dad. A través de sus libros, he conseguido satisfacer todas

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mis necesidades de conocimiento tal y como han ido sur giendo. Pero lo mejor estaba por llegar.

Cuando ya me consideraba conocedor de la materia, de la tradición y la ciencia del yoga, este libro que tienes en tus manos llegó a las mías. Michael King, mi mentor y querido amigo, me recomendó su lectura como parte fun damental de mis estudios de meditación. Nunca pensé que un libro tan breve podría cambiar tanto mi manera de ver las cosas. Me considero una persona pragmática. Siempre me ha costado conectar con libros abstractos, que parecen no ir a ninguna parte. Difícilmente conseguía estar atento cuando se hablaba de escrituras tradicionales y de filosofía antigua. Por eso, entendía la meditación desde un punto de vista más mental, más relacionado con el cerebro y su ciencia, y la mayoría de las meditaciones guiadas me sonaban a cuento. Seguramente esa era la razón que me impedía avanzar en mi práctica.

De una manera deslumbrante, el Dr. Frawley nos cuenta el origen y la razón de ser del yoga y la meditación. La meditación vedanta es la madre de todas las prácticas de meditación. A través de la lectura de este libro, enten demos no solo su función, sino también el camino hacia la conciencia y la autorrealización. La mente nunca fue el objetivo ni el destino de la meditación. Es el espacio que existe más allá de la mente y dentro de nosotros: el espacio del corazón.

Con un tono sincero y humilde, pero al mismo tiempo luminoso, este libro es una perfecta introducción para los curiosos del mundo de la meditación así como una guía extensa para los estudiantes más avanzados. Es como cuando ves una película de Tarantino. Cada vez que vuelves a verla, encuentras más capas y detalles sutiles. Este breve libro

13Prólogo a la edición en castellano

tiene ese poder. Mi parte favorita es la guía conceptual de términos filosóficos y sus contradicciones y antagonismos. Cada pequeño capítulo es una bomba de sabiduría que te deja reflexionando por días. Dos años después de mi primer encuentro con esta obra, me veo revisitando sus capítulos y su relectura inspira mis escritos, clases y medi taciones. Por eso tengo la seguridad que este libro será para ti, como ha sido para mí, una compañía de referencia, tanto en la mesita de noche como en tus viajes. Sin lugar a dudas es el libro que más he citado y recomendado, y que debería formar parte de la educación de cualquier persona que se dedique o quiera dedicarse a cualquier tipo de enseñanza de yoga.

¿Te imaginas un mundo donde las prácticas físicas, las técnicas de respiración, concentración y atención plena no fueran la motivación, el objetivo y el destino final del viaje, sino sencillamente la parte que nos permite alcanzar un equilibrio energético, mental y emocional desde donde pudiéramos hacernos las preguntas más importantes? Solo entonces, entendiendo quiénes somos y, sobre todo, quié nes no somos, podremos despertar la llama inagotable de la conciencia interna, la fuente de todo y la respuesta a todas las preguntas realmente necesarias de nuestra existencia.

Cristian Blanch, mentor, coach y formador de meditación, agosto de 2021

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Prólogo

En la India, David Frawley está reconocido como un ve dacharya, un maestro de los Vedas, y probablemente sea el único occidental al que se le haya otorgado este título. Con esta obra me ha vuelto a dejar asombrado, pues el libro transmite la clase de experiencia auténtica que se siente al escuchar la voz de un maestro. Durante años he considerado al Dr. Frawley, autor de más de veinte libros, como la mayor autoridad del mundo occidental en el campo de la educación védica.

En Meditación vedanta, el Dr. Frawley deja claro que el vedanta y todas sus ramificaciones giran en torno a una sola premisa: la realización de nuestro verdadero Ser por medio de la práctica de la autoindagación.1 Sin esta comprensión, las prácticas del yoga, el ayurveda o el jyotish están incompletas.

Todos hemos experimentado la quietud que impregna la cima de una montaña, un valle o un bosque. A veces,

1. Self-inquiry en el original inglés, término que hace referencia a la bús queda de nuestro auténtico Ser, nuestro verdadero Yo o nuestra Naturaleza original. Otros términos usados en este libro como «autoconocimiento» (Self-knowledge) o «autorrealización» (Self-realization), se han traducido en este mismo sentido. (N. del t.)

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este silencio o esta quietud resultan tan penetrantes que nos llenan el cuerpo y el alma de una profunda sensación de asombro y fascinación. Buscamos refugio en el aire fresco de la montaña, nos regocijamos con las impresionantes vistas que nos ofrece el paisaje y apreciamos enormemente nuestra valiosa vida silvestre. Sin embargo, lo que nos atrae y nos rejuvenece es lo que sentimos en la naturaleza. El silencio que experimentamos en la quietud de la naturaleza es inherente a todo ser humano.

Lamentablemente, el estrés, nuestro ritmo de vida ace lerado y la atracción que sentimos por la realidad externa —en lugar de interesarnos por nuestro propio interior— ahogan el silencio de nuestro corazón, nuestra mente y las células de nuestro cuerpo. Frawley explica que el viaje espiritual empieza por reemplazar el estrés por el silencio, y termina con un primer vislumbre de nuestro mayor potencial, lo que nos permite tener la visión de nuestra verdadera naturaleza.

Un huracán, un átomo o un sistema solar necesitan un centro inmóvil para resultar efectivos. Cuanto mayor es el centro silencioso del ojo de un huracán, más intensos y poderosos son los vendavales que genera. Este silencio es la clave para liberar todo nuestro potencial como seres hu manos. Al combinarlo con la acción dinámica alcanzamos nuestro pleno potencial. Es lo que denominamos «coexistencia de fuerzas opuestas».

Los científicos coinciden en que tan solo alcanzamos el diez por ciento de nuestro potencial humano. En cambio, cuando establecemos el centro de nuestras actividades en el silencio, nuestro potencial se vuelve ilimitado. En el atletis mo, cuando los deportistas rinden al máximo, la experien cia siempre parece no conllevar esfuerzo alguno: se trata de

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una sensación de quietud, de euforia y silencio en la que para el atleta todo transcurre a cámara lenta a la vez que alcanza un nivel de actividad y rendimiento sobrehumanos.

Durante milenios, diversas religiones de todo el mun do se han dedicado a enseñar distintas técnicas con las que restablecer este silencio que yace en el núcleo central de nuestro ser. Estas técnicas se han visto sustentadas por determinadas disciplinas religiosas y códigos de conducta que preparan el camino para que podamos tener una expe riencia directa de nuestro propio silencio, de nuestra pro pia espiritualidad. En los textos védicos y en el estudio del vedanta es donde más intacta se conserva esta comprensión hoy en día. En el vedanta se entiende que el silencio es nues tra propia conciencia humana, la cual reside en el corazón e impregna la totalidad del universo.

Según los Vedas, la sede del pensamiento, las acciones y los deseos no es la mente, sino el corazón humano. Si equi paramos el corazón con el ojo del huracán, la fuente del silencio y la conciencia, entonces la mente, siempre agitada y pensante, sería el equivalente a sus ráfagas de aire. Para la mayoría, la mente determina lo que pensamos, cómo ac tuamos y qué decimos. Estamos separados de la fuente de nuestra conciencia, del poder y la creatividad que residen en nuestro corazón. Al no haber integrado los pensamien tos con el corazón, la mente y los sentidos se dedican sin descanso a tratar de alcanzar la plenitud y la satisfacción por medio de experiencias externas.

Los Vedas nos dicen que esta desconexión de la mente y el corazón es la causa de todo el sufrimiento que vemos hoy en el mundo. Los científicos creen que el estrés provoca el ochenta por ciento de las enfermedades que padecemos, pero lo que hace que el estrés sea tan predominante es la

Prólogo

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falta de silencio. Tal como señala el Dr. Frawley, este es el motivo por el que resulta tan importante que incluyamos la práctica de la meditación en nuestra vida.

Los beneficios para la salud que conlleva la meditación ya son por sí mismos suficiente incentivo para comenzar la práctica, pero más convincente aún es el modo en que cambia nuestra calidad de vida cuando empezamos a experimentar el efecto huracán de la meditación. Hacer menos y lograr más no tarda en convertirse en una forma de vida, y la cólera y la frustración que conlleva el estrés se des prenden de nuestro cuerpo como el agua que resbala por el dorso de un pato. Con el estrés bajo control, es posible que te sientas tentado a adentrarte en la autoindagación. Este es el inicio de tu viaje espiritual.

David Frawley posee un don especial para describir la fuente, el proceso y el objetivo último de la espiritualidad. La fuente de nuestra espiritualidad es nuestra propia con ciencia; el objetivo último es experimentarla en nosotros mismos, realizar nuestra verdadera naturaleza y acceder a todo nuestro potencial. La técnica de la meditación vedan ta es el medio que nos permite alcanzar dicho estado.

Meditación vedanta es una lectura obligada para cual quiera que se halle inmerso en un viaje espiritual, pues constituye una semblanza pura y auténtica del vedanta, la esencia de las escrituras más antiguas del mundo: los Vedas.

John Douillard, director de Desarrollo de Jugadores de los New Jersey Nets, junio de 2000

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Prefacio

La meditación es una práctica importante de espiritualidad y sanación en el mundo de hoy. El papel central que tiene la India en muchas de las tradiciones de meditación del mundo es de sobra conocido, pues es en esta región del planeta donde encontramos el origen de diversas tradiciones de meditación hindúes, budistas, jainistas y sijíes. Sin embar go, el vedanta, la tradición de meditación más antigua de la India, no siempre se comprende ni se le otorga el lugar que en realidad le corresponde, a pesar de que probablemente se trate de la primera tradición de meditación oriental que llegó a Occidente, donde arribó hace más de un siglo a través de Swami Vivekananda.

El propósito de este libro es presentar o reintroducir el vedanta de una manera personal y experimental para que el lector pueda establecer una conexión viva y directa con la enseñanza. No se trata de una presentación académica que examine el tema desde un punto de vista puramente conceptual o histórico. Tampoco pretende ser una presen tación tradicional que aclare términos técnicos de forma sistemática, dirigida a estudiantes que cuenten con una preparación o capacitación especial en la materia.

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Dado que provenimos de un contexto cultural muy distinto, hoy en día a muchos occidentales nos resulta difícil adentrarnos en los textos indios y comprender su precisa pero densa terminología. Tampoco entendemos lenguajes ancestrales como el sánscrito, que son precisamente los más adecuados para explicar estos puntos de vista. Sin embargo, podemos comprender su sabiduría si se nos presenta en un lenguaje contemporáneo y en un estilo que guarde relación con las complicaciones psicológicas de nuestra vida diaria.

Este libro pone de relieve el aspecto práctico del ve danta como forma de meditación, que es la verdadera esencia de la enseñanza. Explica la meditación de una ma nera fluida y muestra una visión multifacética del vedanta y de la comprensión integral de la naturaleza humana que caracteriza a esta filosofía. El procedimiento de indagación meditativa propio del vedanta se lleva a cabo a través de una serie de cuestionamientos y contemplaciones. El libro está dividido en cuatro secciones:

1. La primera examina el contexto del vedanta y la au toindagación, que constituye su principal método.

2. La segunda se ocupa de algunos temas específicos (que, por lo general, no ocupan más de una o dos páginas) relacionados con los principales problemas y consideraciones que surgen en el camino espiritual contemporáneo.

3. La tercera contiene breves reflexiones sobre diversos aspectos y métodos de la práctica meditativa.

4. La cuarta presenta las enseñanzas de Ramana Ma harshi, quien tal vez sea el maestro vedanta moderno

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más conocido y respetado, y el sabio autorrealiza do más famoso de la India moderna.

Es mi deseo que este pequeño volumen nos sirva para conectarnos con los sabios que habitan eternamente en lo más profundo de nuestra conciencia como la llama que da sentido a la vida, al amor y a todos nuestros esfuerzos.

David Frawley (Vamadeva Shastri), Santa Fe, Nuevo México, enero de 2000

Prefacio

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PRIMERA PARTE

Meditación vedanta

Llévanos de las tinieblas a la luz, del no ser al ser, de la muerte a la inmortalidad.

Brihadaranyaka Upanishad I.3.28

Alabo la llama de la conciencia que se halla ante todas las cosas, la deidad del ritual sagrado que se manifiesta en las estaciones, el invocador de los dioses, quien nos otorga el mejor tesoro.

La llama es el invocador, la visión-voluntad, el co nocimiento múltiple de la verdad, que la Divinidad venga a nosotros con todos sus poderes divinos.

Rig Veda I.1.1, 5

No lo que se conoce con la mente, sino aquello con lo que, según declararan los sabios, se conoce la mente. Esa es la realidad que has de conocer, y no lo que la gente considera como objetos de este mundo.

Kena Upanishad I.5

Introducción al vedanta

El mayor tesoro que tenían para compartir con el mundo los primeros maestros que trajeron el yoga a Occidente fue ron las profundas enseñanzas del vedanta. Estos maestros presentaban el vedanta como la filosofía de la autorreali zación y el yoga como la metodología que hay que aplicar para alcanzarla. El primero de estos grandes sabios fue Swami Vivekananda, quien vivió a finales del siglo xix . Le siguieron Swami Rama Tirtha, Paramahansa Yogananda y los muchos discípulos de Swami Shivananda de Rishikesh. Su enseñanza, a la que pusieron el nombre de yoga-vedanta, se entendía como una ciencia que abarcaba todas las facetas del crecimiento espiritual.

Sin embargo, con el paso del tiempo, las asanas o pos turas de yoga fueron ganando una mayor popularidad en la mentalidad occidental —más orientada hacia lo físico—, por lo que el aspecto vedántico de las enseñanzas se ha ido dejando de lado, sobre todo en las dos últimas décadas. El resultado es que hoy en día en Estados Unidos pocos ins tructores de yoga saben qué es el vedanta o son capaces de explicárselo a otras personas. Incluso si se interesan por la meditación, por lo general se fijan en el zen o el vipassana,

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sin ser conscientes de que la meditación es la base misma del yoga clásico y de las tradiciones relacionadas con él.

Hasta los estudiantes de disciplinas afines como el ayurveda o la astrología védica saben bastante poco sobre el vedanta, la vía del autoconocimiento que constituye la base espiritual y el objetivo último de estos sistemas. Al mismo tiempo, quienes estudian a los grandes gurús vedánticos modernos de la India, como Ramana Maharshi o Nisargadatta Maharaj, suelen considerar al maestro en particular como la fuente de las enseñanzas, por lo que es muy probable que no comprendan la tradición de la que forman parte. De esta manera, las enseñanzas centrales de los grandes sabios de la India se han ido perdiendo pro gresivamente en Occidente, incluso para quienes afirman seguir sus enseñanzas.

Todos los grandes sabios de la India moderna fueron vedantines. El más notable es Ramana Maharshi, quien des tacaba el aspecto no dual del vedanta y vivió una vida de autorrealización directa. Ramakrishna, Aurobindo, Anan damayi Ma, Nityananda y Neem Karoli Baba, por mencio nar solo algunos, también eran vedantines que empleaban la terminología vedántica de la autorrealización y la reali zación de Dios. Hoy en día las tradiciones vedánticas si guen gozando de gran popularidad en toda la India y pode mos encontrar a muchos maestros de esta doctrina. Sirvan como ejemplo los diferentes shankaracharyas, que no han llegado a Occidente, por lo que aquí son prácticamente desconocidos.

Los principales maestros actuales de la India, como Ma Amritanandamayi (Ammachi) o Satya Sai Baba, usan de manera similar el lenguaje del vedanta e igualmente le con ceden una especial importancia al Ser. La técnica de la

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meditación trascendental creada por Maharishi Mahesh Yogi también sigue una visión vedántica de la conciencia y la evolución cósmica. Swami Rama, el fundador del Himalayan Institute, fue otro importante maestro vedántico de Estados Unidos. Lo mismo ocurre con los principales maestros de hatha yoga de los últimos tiempos, como Krish namacharya de Madrás o B. K. S. Iyengar, quienes siguen las enseñanzas vedánticas en lo referente a los aspectos más elevados del yoga. Diversos enfoques devocionales, como el movimiento hare krishna, también reflejan las enseñan zas devocionales vedánticas. Como vemos, sin una com prensión del vedanta es difícil entender el mensaje de estos grandes maestros.

La filosofía del vedanta

El vedanta es una filosofía simple: afirma que nuestro verdadero Ser, lo que denomina Atman, es Dios. «Yo soy Dios» (aham brahmasmi) es la verdad suprema. La misma conciencia que reside en el núcleo de nuestro ser impregna por completo el universo entero. Conocernos a nosotros mismos es conocer a Dios y ser uno con todo. El vedanta es una filosofía de autorrealización, y su práctica es una for ma de autorrealización a través del yoga y la meditación. Presenta una vertiente teísta que reconoce a un crea dor cósmico (Ishvara) que gobierna en todo el universo a través de la ley del karma. Dios es el maestro supremo, el gurú más elevado de quien emanan todas las enseñanzas verdaderas por el poder de la palabra divina. El teísmo vedántico adopta muchas formas, como la adoración a Shiva, Vishnu o la Diosa. De hecho, puede acoger en su

Introducción al vedanta

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seno casi cualquier forma de teísmo que acepte el karma y la reencarnación.

Pero en el vedanta no dual (advaita), la realidad última no es el Creador, sino el Absoluto, llamado Brahman, que trasciende el tiempo, el espacio y la causalidad, y está por encima de cualquier creador personal. Nuestro ser indi vidual, nuestra alma (Atman), es una con el Absoluto o Brahman, que es el Yo o el Ser supremo (Paramatman). Así, el alma no es simplemente una parte del Creador, sino que es una con el fundamento mismo del Ser-Conciencia-Feli cidad del que todo emerge, incluso el Creador mismo.

Debido al marcado énfasis que pone en el Ser y a que reconoce muchas formas de teísmo, el vedanta es la razón que explica la tolerancia y la tendencia sincrética que caracterizan a la religión hindú. Los hindúes consideran la reli gión como un vehículo para el autoconocimiento, por lo que no tienen problema en aceptar una gran variedad de sabios, libros sagrados y vías espirituales diferentes, tanto de origen externo como las que forman parte de sus propias tradiciones. El hinduismo siempre se ha definido a sí mismo como sanatana dharma, «el darma universal o eterno» que abarca todos los darmas y todos los caminos espirituales posibles. También existen muchos sistemas de vedanta que presentan diversas diferencias filosóficas entre sí y cubren todos los enfoques principales sobre Dios y la conciencia. Por tanto, el vedanta no es un sistema cerrado, sino abierto, que honra al Ser en todos los seres y no lo reduce a ninguna fórmula, personalidad o dogma en particular.

El vedanta es la enseñanza espiritual más antigua y perdurable de la India. Aparece en toda su plenitud en los Upanishads y en forma sintetizada en el Bhagavad Gita. Pero cuenta con antecedentes más antiguos en la literatura

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védica, la cual, según hallazgos arqueológicos recientes, data del 3500 a. C., cuando la antigua cultura de los valles del Indo y el Saraswati floreció en todo el norte de la India. Los términos y las prácticas principales del vedanta ya es tán presentes en los crípticos mantras de los antiguos Vedas, que se remontan a los albores de la historia registrada.

El vedanta refleja la verdad interna de los antiguos Vedas y, como digo, tal vez se trate de la enseñanza espiri tual más ancestral y duradera del mundo. Al fin y al cabo, la espiritualidad es una búsqueda del autoconocimiento, no simplemente una filosofía o un compendio de rituales religiosos. El vedanta es la filosofía más característica de la India e impregna la gran mayoría de las enseñanzas presentes en su territorio. Incluso movimientos modernos como el sikh dharma reflejan la idea vedántica de que el alma individual es una con Dios.

Vedanta significa literalmente «el fin de los Vedas», pero se refiere más concretamente a la esencia de los Ve das. Según grandes yoguis como Sri Aurobindo, los Vedas presentan la verdad del vedanta en un lenguaje poético basado en mantras, mientras que el vedanta presenta el conocimiento de los mantras védicos en forma de filosofía racional. La sabiduría que subyace en los mantras de los antiguos rishis brilla en todo su esplendor en la claridad de la comprensión profunda del vedanta.

El vedanta en la forma de los primeros Upanishads apareció en la India varios siglos antes que el budismo, puede que incluso más de un milenio antes. Ambas doc trinas son formas de conocimiento espiritual nacidas de la tradición índica, por lo que tienen mucho en común. Numerosos expertos consideran que el budismo es una variante del vedanta, mientras que otros lo ven como un

vedanta

29Introducción al

movimiento surgido como oposición al vedanta. En la In dia, el vedanta acabó absorbiendo al budismo, que ya en el siglo vii había dejado de ser una religión importante en el país. Los maestros vedánticos aceptaron la figura del Buda como una encarnación (avatara) del dios Vishnu (al igual que lo son Rama o Krishna), pero rechazaron ciertos aspectos de la filosofía budista, en particular su negación de la existencia de un creador.

El vedanta y el budismo comparten las ideas del karma, la reencarnación y la liberación del ciclo de renacimientos (samsara). Presentan prácticas similares de meditación y re citado de mantras. Observan las mismas disciplinas éticas de la no violencia (ahimsa) y el vegetarianismo, y ambos sistemas religiosos cuentan con órdenes monásticas bien desarrolladas y establecidas. En lo referente a su forma de considerar la verdad, tanto la variante mahayana del budismo como el vedanta advaita (no dual) conceden una especial importancia al Absoluto y consideran el mundo fenoménico como maya o ilusión.

Al igual que el budismo zen, el vedanta no dual resalta el Ser o la Naturaleza original como la Realidad suprema y honra la presencia de ese Ser en el mundo de la naturaleza. En consecuencia, los grandes swamis vedantines se retiran a los bosques para llevar una vida de meditación. Los maes tros del vedanta veneran la inconmensurable belleza de la naturaleza —revelada en montañas como la cordillera del Himalaya— como reflejo de nuestro verdadero Ser, el cual se encuentra más allá de las ilusiones del mundo.

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Meditación vedanta

Dhyana es el término sánscrito que se emplea para designar la meditación y que hindúes y budistas utilizan por igual. Aparece por primera vez en la literatura védica. Según los Upanishads: «Los sabios, dedicados al yoga de la meditación (dhyana yoga), han comprendido que el divino poder del Ser se esconde en sus propias cualidades» (Shvetasva tara Upanishad I.2). Otro Upanishad refleja la técnica de la meditación con mantras al sugerir: «Medita en el Om como si se tratase del Ser» (Katha Upanishad II.5).

Posiblemente la explicación más elocuente de qué es la meditación la encontramos en el Chandogya, uno de los Upanishads más antiguos. «La meditación (dhyana) es en verdad más elevada que el pensamiento. La tierra parece descansar en meditación silenciosa. La atmósfera parece descansar en meditación silenciosa. Los cielos parecen descansar en meditación silenciosa. Las aguas parecen descan sar en meditación silenciosa. Las montañas parecen des cansar en meditación silenciosa. Tanto los hombres como los dioses parecen descansar en meditación silenciosa. Quien adora a Dios (Brahman) alcanza el poder de actuar como quiera en la medida en que profundice en su práctica meditativa» (Chandogya Upanishad VII.7).

Según el vedanta, la liberación solo se puede alcanzar por medio del conocimiento espiritual, el cual, a su vez, se logra mediante la meditación. Otros factores, como las buenas acciones o los rituales, no son más que ayudas accesorias en el proceso. Pero esa clase de conocimiento liberador no es un mero conocer ordinario o conceptual, sino la percepción directa de nuestra propia naturaleza como pura conciencia.

31Introducción al vedanta

El principal enfoque de vedanta presenta tres aspectos:

1. Escuchar la enseñanza con una mente receptiva (shravana). Esta clase de escucha no consiste simplemente en registrar mentalmente las palabras de las enseñanzas, sino que implica escuchar en profundidad nuestro propio interior con la mente y el corazón abiertos.

2. Reflexionar profundamente en ella (manana). Esta forma de pensar o de reflexionar requiere una con centración total y la firme intención de entenderse a uno mismo.

3. Meditar en ella constantemente (nididhyasana) hasta que emerja la realización completa, que es el esta do de samadhi o conciencia trascendente. Esta clase de meditación conlleva la práctica reiterada del au toexamen y el recuerdo de uno mismo a lo largo del día como estado mental primario.

El vedanta es un yoga del conocimiento o una vía de meditación. No obstante, reconoce que otros caminos y métodos yóguicos también son útiles, cuando no comple mentos indispensables; en particular, la vía de la devoción (bhakti yoga), que nos lleva directamente a la presencia de Dios en el corazón. El vedanta emplea todas las ramas del yoga clásico, desde las asanas hasta el samadhi y, depen diendo de las necesidades particulares de cada estudiante, recurre a todos los métodos de los yogas del conocimiento, la devoción, el servicio y la técnica.

Generalmente, el vedanta no prescribe ninguna forma particular de meditación universal ni ofrece la misma técni ca a todo el mundo. Sin dejar de poner el énfasis en el Ser,

meditación vedanta

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recomienda diferentes métodos en función del nivel y el temperamento de cada persona y según sea su naturaleza única y sus circunstancias vitales. Por esta razón, la meditación vedanta es difícil de caracterizar y escapa a cualquier estereotipo. No responde a una fórmula estándar. Sin embargo, existen una serie de enfoques o abordajes comunes, en especial la práctica de la autoindagación en la que se centra este libro. Como la autoindagación también se apli ca de forma individual, sus métodos pueden variar mucho de una persona a otra.

La meditación vedanta no solo es diversa, sino que se trata mayormente de un trabajo individual. Es por esto que promueve más la práctica individual que grupal. Se podría decir que su modelo no es el del monje que vive en un gran monasterio, sino el del sadhu errante que pasa sus días en retiro solitario. Sin embargo, también se realizan sesiones de meditación como parte de los satsangs o encuentros co lectivos comunes en la tradición. Pueden llegar a alargarse días o incluso semanas. En todo caso, quienes participan en estos encuentros grupales suelen practicar diferentes for mas de meditación basadas en las instrucciones específicas que han recibido de sus maestros.

El objetivo de la meditación budista es conseguir que la mente regrese a su estado natural, el estado iluminado. Esto se logra negando el ego o yo individual y despertando la mente búdica (bodhichitta). El vedanta, en cambio, opta por establecer una clara distinción entre la mente (manas), considerada como un producto de la ignorancia (maya), y el Ser (Atman), que trasciende la mente. La vía del vedanta consiste en disolver la mente en el Ser, que constituye nuestra verdadera naturaleza más allá de la mente y sus condicionamientos.

al vedanta

33Introducción

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