Plan de acompañamiento escolar.

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Acompa帽amiento Escolar: Un programa para mejorar el rendimiento escolar y la integraci贸n social del alumnado


Acompañamiento Escolar

Claves del Programa de Acompañamiento Escolar

Vicente Rivière Gómez Ministerio de Educación y Ciencia A lo largo de los últimos quince años se ha venido insistiendo en la necesidad de atender adecuadamente las diferencias entre el alumnado como elemento esencial para garantizar el derecho de todos a la educación y como elemento básico para lograr la igualdad de oportunidades. La consideración global de este principio de atención a la diversidad, ya compartido de manera general, obliga a considerar las diferencias entre el alumnado, pero también las diferencias entre las aulas de un mismo centro y entre los distintos centros docentes. Así, los centros tienen a veces que enfrentarse a demandas educativas diferentes, condicionadas a menudo por poblaciones escolares también diversas y que a veces presentan dificultades específicas. Del mismo modo que se demanda al profesorado una actuación que permita ajustar la atención educativa a las diferencias entre el alumnado, es necesario también que las administraciones educativas proporcionen a los centros la posibilidad de actuar de manera diferenciada cuando la población escolar a la que atienden tenga determinadas características. De este modo la organización, el funcionamiento y los recursos estándar de los centros docentes están concebidas para responder a las demandas del desarrollo del currículo y, normalmente, pueden atender a la diversidad del alumnado. Para colectivos específicos, como alumnado con necesidades educativas especiales o quienes no tienen compe-

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tencia suficiente en la lengua de uso del centro, se han puesto en marcha programas específicos. En algunos centros, sin embargo, hay una cantidad significativa de alumnos y alumnas que, sin pertenecer a uno de esos colectivos, requieren una dedicación mayor de la ordinaria, lo que puede condicionar las posibilidades de éxito no sólo de este alumnado, sino de otros muchos del centro. El programa de acompañamiento, enmarcado en el Plan PROA (Programas de Refuerzo, Orientación y Apoyo), se dirige a la mejora de la evolución escolar del alumnado con dificultades en los dos últimos cursos de Educación Primaria y de los tres primeros cursos de Educación Secundaria Obligatoria en centros de determinadas características. Se trata de hacer frente a dificultades que responden a menudo a factores diferentes, que alcanzan muy variada intensidad y que requieren, por ello, distintas respuestas. El profesorado, aun cuando disponga de instrumentos y estrategias adecuadas para responder a las necesidades educativas del alumnado, no siempre puede hacer frente a todas ellas. Esta situación es más frecuente en determinados entornos socioculturales, en los que está esencialmente asociada a la pobreza en las experiencias educativas no escolares, previas o simultáneas a la escolarización. El apoyo familiar, en forma de aliento, de ayuda o de ambos, se configura como uno de los elementos clave para la adecuada evolución escolar. Para una parte de la población escolar, las carencias en ese apoyo se traducen en


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una falta de respuesta a las primeras manifestaciones de desajuste entre expectativas y logros. Esta falta de respuesta responde a menudo a dificultades para valorar los problemas en el entorno familiar o bien a la dificultad para poner en marcha acciones de respuesta. La historia personal de fracasos en el ámbito escolar se configura entonces como un factor más que favorece una evolución no deseada, de modo que la falta de expectativas por parte del propio alumnado y, a menudo, de su familia y de su profesorado, genera nuevos fracasos en una situación de la que va siendo cada vez más difícil salir. El alumnado al que se dirige el programa de acompañamiento son, pues, niños, niñas y jóvenes que ya manifiestan un desfase en su nivel de adquisición de los aprendizajes requeridos para el seguimiento en condiciones normales de las actividades ordinarias. Las dificultades y problemas de aprendizaje, en estas edades, se manifiestan por una parte, en un retraso en el proceso de maduración personal, que genera a veces comportamientos que si no llegan a ser disruptivos al menos se van alejando de las formas de actuar esperadas en el alumnado de su edad. Ello lleva además, en muchas ocasiones a una pobre integración en el grupo y en el centro, asociada a un nivel bajo en la sensación de pertenencia. Por otra parte, las dificultades se centran a menudo en un retraso en el proceso de aprendizaje de las áreas instrumentales básicas, asociado también a una ausencia de hábitos de trabajo. Todo ello tiene un efecto multiplicador en la generación de problemas para la evolución escolar y se agrava cuando existen dificultades para superarlo de manera autónoma porque no se recibe aliento en el entorno familiar y, en muchos casos, no se han desarrollado los hábitos y actitudes necesarios: de lectura, de organización del tiempo, de valoración del esfuerzo, etc.

La estructura y funcionamiento de los centros docentes y el trabajo del profesorado de Educación Primaria y de Educación Secundaria Obligatoria permite hacer frente a las diferencias entre el alumnado de un mismo grupo con diferentes estrategias de atención a la diversidad. Es claro, sin embargo, que cuando el número de alumnos y alumnas con dificultades de aprendizaje o con desfase curricular se incrementa, aumentan también las dificultades del profesorado para hacer frente a la situación, a veces hasta el punto de hacer imposible una atención adecuada a todos y cada uno de los alumnos y alumnas. En estos casos es necesario plantear nuevas estrategias de modo que los centros en los que se dan estas circunstancias dispongan de nuevos medios para responder a las demandas educativas de su alumnado y a las exigencias que la sociedad les plantea. Estamos hablando, entonces, de un perfil de alumnado determinado, escolarizado en centros en los que ese perfil se repite lo suficiente como para que los mecanismos ordinarios hagan muy complicada la respuesta educativa a todo el grupo. Indudablemente este perfil, y estos centros, están muy directamente asociados a determinados entornos socioeconómicos y culturales. Todo ello aconseja una acción selectiva, dirigida necesariamente a determinados colegios e institutos y, dentro de ellos, a determinado alumnado. Este perfil no está asociado a dificultades generalizadas o a desfases muy marcados, situaciones que requieren estrategias de diferente naturaleza, sino a situaciones más leves pero que también acaban a menudo en fracaso. Cuando se dan todas estas circunstancias, parece necesario modificar alguno de los parámetros en los que se mueve el apoyo escolar ordinario. Y ello manteniendo algunos criterios básicos que son los que permitirán que la respuesta sea eficaz y que aumenten efectivamente las posibilidades de una

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buena evolución posterior del alumnado. En primer lugar hay que responder efectivamente a esta mayor necesidad de atención, pero evitando que la respuesta suponga una menor atención al resto del alumnado. En segundo lugar hay que normalizar cuanto se pueda la respuesta facilitando que, a medio plazo, deje de ser necesario el apoyo extraordinario. En tercer lugar, es necesario mantener la responsabilidad del profesorado y del centro sobre el progreso educativo global del alumnado para hacer más eficaz el apoyo.

con carácter general o de manera diferenciada como consecuencia de planteamientos didácticos dirigidos a la atención a la diversidad. Junto a esta atención ordinaria, se proporciona un acompañamiento, fuera del horario lectivo, que tienda a favorecer la superación del desfase curricular y a proporcionar los aprendizajes y hábitos necesarios para el adecuado avance. El programa de acompañamiento se plantea entonces como un proceso de apoyo, fuera de la jornada lectiva y centrada en los factores que dificultan el avance.

La necesidad de normalizar la respuesta y mantener el mismo nivel de responsabilidad del profesorado sobre la evolución del alumnado lleva a que la atención añadida a este alumnado se produzca en tiempo no escolar. Se parte de que el tipo de apoyo que necesita no solo, y ni siquiera principalmente, tiene que ver con el desarrollo del currículo y se entiende también que el alumnado al que se dirige no ha tenido suficiente con el horario escolar para avanzar adecuadamente y difícilmente tendrá suficiente para remontar las dificultades.

El apoyo, planteado así, resulta complementario de la labor del profesorado en el aula y debe facilitar la posibilidad de cubrir las carencias detectadas, de apoyar al alumnado participante en la adquisición de los aprendizajes anteriores que son necesarios para proseguir con éxito los nuevos y, especialmente, proporcionar los hábitos de trabajo de los que carecen y que pueden impedir el avance. Y todo ello de modo que la percepción del alumnado permita diferenciar el acompañamiento de la situación ordinaria del aula.

Para hacer frente a esta situación, el Programa de Acompañamiento Escolar presenta una estrategia de actuación basada en el mantenimiento de este alumnado en su grupo ordinario, compartiendo con sus compañeros y compañeras las situaciones de aprendizaje y realizando las actividades que se plantean dentro de ella, bien

El acompañamiento escolar se organiza, así, como un conjunto de sesiones vespertinas semanales, en grupos reducidos, centradas en todo aquello que dificulta la evolución normal de los aprendizajes o que hace que se produzca a un ritmo menor del esperado. Para ello se interviene en la adquisición y desarrollo de hábitos y destrezas que facilitan el trabajo personal y que lo hacen eficaz, hábitos asociados a la lectura, a la organización del tiempo, destrezas relacionadas, por ejemplo, con el uso de los recursos intelectuales como son la memoria o la organización de la información. Y es necesario generar también el desarrollo de valores asociados a todo ello: valoración del trabajo hecho, curiosidad, etc. Este tipo de apoyo puede ser llevado a cabo por personas con diferentes perfiles. El programa plantea la posibilidad de que sea profesorado del centro o bien monitores acompañantes con perfil diferente. La mayor parte de su actuación tiene más que ver con el apoyo, el empuje y el seguimiento que con la enseñanza de contenidos del currículo. En todo caso el acompañante ha de ser alguien a quien el alumnado perciba con proximidad suficiente como para admitir bien la presión que debe ejercer sobre ellos, ante quien puede sin dificultad rendir cuentas con frecuencia y manifestarle abiertamente su percepción de por qué no van bien las cosas. El acompañante debe ser alguien en quien el acompañado confía en que puede aportarle

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algo que favorezca su evolución escolar. Cuando el acompañamiento se realiza por profesorado del centro, la contaminación "escolar" de esta figura, que puede generar algún rechazo en el alumnado destinatario del programa, se compensa con la aportación profesional que permite reforzar la labor de acompañamiento con la posibilidad de tratar aspectos más directamente curriculares. Indudablemente en este caso se consigue, además, facilitar la relación entre las actividades ordinarias del aula y el acompañamiento. La participación en el programa de acompañamiento requiere por parte del centro la adquisición de un compromiso claro de mejorar sus resultados educativos, englobando aquí tanto los resultados estrictamente académicos como otros asociados a la formación global del alumnado, al clima y convivencia en el centro, etc. Este compromiso requiere la incorporación del programa a la actividad ordinaria del centro, de modo que tenga una consideración de prolongación de la acción educativa que se lleva a cabo. Esta consideración está asociada a dos aspectos esenciales: la selección del alumnado destinatario y el flujo de información entre profesorado y tutores por una parte y monitores o profesorado acompañante por otra. Los tutores, en el caso de Secundaria con la información necesaria del profesorado del grupo, han de seleccionar a los alumnos y alumnas de acuerdo con el perfil que se ha descrito, y han de garantizar la coherencia entre la acción de los acompañantes y la del profesorado en el aula. Esta coherencia aconseja, además, que sean los tutores quienes actúen como interlocutores con las familias en relación con el programa. Facilitar la coherencia exige, además, garantizar la coordinación del programa en el centro a través de la figura del coordinador, que necesariamente ha de formar parte del profesorado del colegio o instituto. El coordinador participa directamente en la organización, seguimiento cotidiano y evaluación

del programa, facilita la interlocución entre los acompañantes y el profesorado, favorece los compromisos de padres, madres y alumnado y, en definitiva, asume la responsabilidad inmediata de que el programa funcione. La implicación del propio alumnado y de sus familias es un aspecto esencial para el buen funcionamiento del programa de acompañamiento escolar. Esta implicación supone, por una parte, la manifestación expresa de la voluntad de participar y, por otra, la adquisición de los compromisos necesarios: compromiso de asistencia regular, de aprovechamiento del tiempo y, en el caso de las familias, de seguimiento de la participación en el programa. De este modo, la mayor dedicación de recursos por parte del centro y de la administración, y el mayor esfuerzo para el profesorado y para el centro han de tener la contrapartida de una mayor dedicación por parte del alumnado y una implicación suficiente por parte de las familias, que debería llevar, incluso, a la suscripción de compromisos formales de modo que el mantenimiento en el programa esté asociado al cumplimiento de estos compromisos. El programa de acompañamiento, como el Plan PROA en el que se enmarca, se aplica desde hace tres años, por iniciativa del Ministerio de Educación y Ciencia en un buen número de centros de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria de todas las comunidades autónomas. A lo largo de este tiempo se han realizado evaluaciones anuales que permiten asegurar que se trata de un buen instrumento para lograr que un número significativo de alumnos y alumnas mejoren significativamente sus resultados y un buen número de centros mejoren su capacidad de respuesta educativa y su clima de trabajo. El esfuerzo realizado por todos, profesorado, tutores, coordinadores, equipos directivos y administraciones, parece así dar fruto y contribuir adecuadamente a un mayor éxito de un mayor número de alumnos y alumnas.

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El programa de Acompañamiento Escolar en Andalucía ¿ Qué es el Programa de Acompañamiento Escolar? Con la finalidad de mejorar el índice de éxito escolar del alumnado, en determinados centros educativos, en diciembre de 2005 se suscribió un Convenio de Colaboración, entre el Ministerio de Educación y Ciencia y la Comunidad Autónoma de Andalucía, para la aplicación de diversos programas de apoyo a Centros de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria. Entre dichos programas se incluía el de acompañamiento escolar, destinado a mejorar el rendimiento escolar, la integración social y las expectativas escolares de alumnado con dificultades en el aprendizaje o en situación de desventaja socioeducativa. El programa comenzó a desarrollarse, en el último trimestre del curso 2004-05, en 70 Centros de Educación Infantil y Primaria, ampliándose en el curso 2005-06 a Institutos de Educación Secundaria. Desde entonces, y ante los buenos resultados de las distintas evaluaciones realizadas, el programa no ha dejado de crecer hasta llegar hasta los 800 centros que lo desarrollan en el curso actual. ¿ A quién se dirige ? El programa se dirige al alumnado que se escolariza en el tercer ciclo de Educación Primaria y en los tres primeros cursos de la E.S.O., y que presenta el siguiente perfil de dificultades escolares:

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Presentar dificultades y problemas de aprendizaje en las áreas instrumentales básicas o bien carecer de actitudes y hábitos fundamentales para el progreso escolar. Padecer retrasos en el proceso de maduración personal y social así como dificultades para su integración en el grupo y en el centro. Pertenecer a familias que no pueden proporcionar un adecuado seguimiento y apoyo al proceso educativo de sus hijos e hijas. Presentar dificultades escolares asociadas a la pertenencia a minorías étnicas, condición de inmigrante, o a cualquier otro colectivo que pueda encontrarse en situación de desventaja desde el punto de vista socioeducativo. ¿ Cómo se desarrolla ? El acompañamiento se lleva a cabo durante cuatro horas semanales, distribuidas en dos sesiones de tarde, desde el 1 de octubre hasta el 31 de mayo. Cada grupo participante consta de entre cinco y diez estudiantes que son propuestos por su propio profesorado. El programa puede desarrollarse a través de dos modalidades distintas. En la Modalidad A, el acompañamiento lo realizan mentores acompañantes (estudiantes universitarios, técnicos superiores o titulados universitarios). Los mentores ayudarán al alumnado a planificar y ordenar su trabajo escolar, adquirir hábitos y técnicas de estudio eficaces, ponerse al día en la marcha de


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las clases, mejorar los aprendizajes básicos y ayudarles a resolver conflictos que puedan tener con otros estudiantes o con el profesorado. Asimismo, deberán modelar conductas y actitudes positivas, de forma que el alumnado los vea como adultos que se preocupan por sus necesidades como estudiantes y como personas. En la Modalidad B, el acompañamiento será realizado por profesorado del propio centro, dependiente de la Administración educativa. Además de las funciones desempeñadas por los mentores, el profesorado reforzará aprendizajes, competencias y contenidos no consolidados o insuficientemente aprendidos. Los centros podrán alternar ambas modalidades, de forma que algunos grupos se acojan a la modalidad A y otros a la B. Con independencia de la modalidad elegida, cada grupo de acompañamiento deberá tener una persona responsable. Asimismo, en cada centro existirá un profesor o profesora que coordinará el programa en colaboración con el Equipo Directivo. Dicho profesional vela por la coordinación entre los equipos docentes y tutores de la mañana y el profesorado o los mentores que desarrollen el acompañamiento por las tardes. Además coordina el trabajo realizado por parte de los distintos acompañantes, trabaja por la integración del programa en el funcionamiento ordinario del centro, gestiona los datos del programa a través de la aplicación informática Séneca y colabora en la evaluación de la eficacia del programa. ¿ Qué aspectos trabaja ? Son contenidos y competencias básicas del programa los siguientes: Competencias y aprendizajes instrumentales básicos: comprensión lectora, expresión oral y escrita, animación a la lectura y hábito lector, cálculo y resolución de problemas. Estrategias y hábitos de estudio: planificación y organización del trabajo escolar, técnicas de trabajo intelectual, mejora de la lectura, motivación, constancia y esfuerzo personal. Educación en valores e integración social: habilidades sociales, normas de convivencia, solidaridad, respeto y tolerancia. De forma complementaria a los ámbitos anteriores, también deberían trabajarse las competencias digitales y, especialmente en la Educación Secundaria Obligatoria, el autoconocimiento vinculado a la orientación vocacional.

¿ A qué compromete ? La participación en este programa educativo, exige la asunción de una serie de compromisos entre los distintos agentes intervinientes. Desde la Administración educativa: financiar el programa, ofrecer una estructura de apoyo y formación desde las Delegaciones Provinciales y desde la Consejería de Educación, proporcionar formación a los profesionales responsables, publicar y difundir materiales, evaluar los resultados del programa y hacer propuestas de mejora. Desde los centros: proponer al alumnado y a los profesionales participantes, integrar el programa en el funcionamiento ordinario del centro, aprobar su participación a través del claustro de profesorado y el Consejo Escolar, evaluar su eficacia y realizar propuestas de mejora. Desde las familias: apoyar la asistencia de sus hijos e hijas al programa, mejorar el seguimiento sobre su marcha escolar, mejorar su relación con el centro,

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asumiendo compromisos concretos de colaboración que repercutan en una mejora del proceso educativo y de desarrollo personal del alumnado. ¿ Cómo se evalúa ? Las diferentes evaluaciones llevadas a cabo hasta la fecha, muestran un elevado grado de satisfacción con el programa entre los centros beneficiarios del mismo. Dicha evaluación se desarrolla mediante un doble procedimiento. En primer lugar, a través de cuestionarios proporcionados por la Consejería de Educación y el Ministerio de Educación y Ciencia a través de la aplicación informática Séneca. Van dirigidos al alumnado participante, a sus familias, a los profesionales que desarrollan el programa, a los coordinadores y coordinadoras del mismo y a los tutores y tutoras del alumnado participante. En segundo lugar mediante una valoración final, realizada por cada centro educativo, siguiendo indicadores objetivos como el número de áreas o materias aprobadas por el alumnado participante, la recuperación de áreas o materias pendientes, la asistencia al centro, el comportamiento y la actitud del alumnado, el grado de mejora en las relaciones con los compañeros y compañeras, su integración social y su autoestima o el nivel de mejora en las relaciones y contactos de la familia con el centro. Algunos datos sobre su implantación Durante el curso escolar 2007-08 desarrollan el Programa de Acompañamiento Escolar en Andalucía un total de 800 centros educativos, 533 Centros de Educación Infantil y Primaria y 267 Institutos de Educación Secundaria. La evolución de la implantación de este programa educativo, desde sus inicios hasta la actualidad, es la siguiente:

Para saber más: Instrucciones de 19 de marzo de 2007, de la Dirección General de Participación y Solidaridad en la Educación, por las que se regula la organización del Programa de Acompañamiento Escolar en los centros educativos públicos. www.juntadeandalucia.es/educación. Alumnado. Orientación educativa. El Programa de Acompañamiento Escolar en Andalucía. Orientaciones Pedagógicas para su desarrollo.www.juntadeandalucia.es/educacion. Guías y publicaciones.

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Un programa para mejorar el éxito escolar Manuela Avilés Coronel Directora CEP de Bollullos-V Valverde Antonio Casillas Quirós Coordinador d el Á rea d e C ompensación Educativa del ETPOEP de Huelva La búsqueda de una mayor equidad en la educación debe tener en cuenta las condiciones desfavorables para acceder a la misma en la que se encuentran determinados colectivos, así como los mecanismos que a lo largo de la escolarización podrían actuar manteniendo la situación de desventaja inicial. Compete al sistema educativo establecer los instrumentos que aseguren la compensación de las desigualdades en la educación, de forma que dé cumplimiento efectivo al Derecho a la Educación consagrado en el artículo 27 de la Constitución Española. En esta línea apuntan la Ley Orgánica 2/2006, de Educación (LOE), que establece como principio fundamental la calidad de la educación para todo el alumnado, en condiciones de equidad, y con garantía de igualdad de oportunidades; y la Ley de Educación de Andalucía (LEA), que regula el sistema educativo en nuestra comunidad y que fija, como uno de sus principales objetivos, favorecer el éxito escolar del alumnado y mejorar su rendimiento académico. Para dar una respuesta a los diferentes colectivos que están en una situación de desigualdad en el sistema educativo, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha arbitrado un conjunto de actuaciones, medidas y programas específicos de compensación educativa y social. Uno de estos programas, cofinanciado con el Ministerio de Educación y Ciencia, es el Programa de Acompañamiento Escolar, que se está desarrollando en 800 centros educativos de Andalucía.

El Programa de Acompañamiento Escolar responde a la necesidad de mejorar los índices de éxito escolar en determinados centros de Educación Primaria y de Educación Secundaria Obligatoria. A través de la publicación del libro El Programa de Acompañamiento Escolar en Andalucía Orientaciones Pedagógicas para su desarrollo, se ofrecen a los centros orientaciones pedagógicas y documentos que optimizan su desarrollo y seguimiento. Además de profesorado y/o mentores que son los responsables de impartir el programa, cada uno de los centros en los que se lleva a cabo cuenta con un coordinador o coordinadora, cuyas funciones son las siguientes: Responsabilizarse del funcionamiento del programa. Controlar la asistencia del profesorado o los mentores participantes. Introducir, en Séneca, todos los datos para la gestión del programa. Velar por la coordinación entre los responsables del programa. Integrar el programa en el funcionamiento ordinario del centro y resolver cuantas incidencias puedan producirse.

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La formación planificada para las coordinadoras y coordinadores, profesorado y mentores se centra en el proceso de enseñanza aprendizaje y trata de dar respuesta, desde una línea innovadora, a las dificultades del aprendizaje escolar. Además impulsa, desde la perspectiva global de los centros, la atención a la diversidad: El trabajo por proyectos compartidos como modelo para el desarrollo del currículum. Una metodología investigadora y colaborativa aprender investigando de forma compartida-. El enfoque cooperativo y el aprendizaje significativo. El desarrollo de las competencias básicas. Proyectos digitales para construir experiencias de aprendizaje integrando las TIC. La diversidad cultural y personal como riqueza, la integración social del alumnado. El currículum integrado y el enfoque comunicativo. Las habilidades sociales. La coordinación de los equipos educativos, el profesorado participante y los mentores. La mejora de la convivencia. La integración del entorno en la experiencia escolar. La participación de las familias en el proceso de enseñanza y su seguimiento del proceso educativo. La evaluación continua. El objetivo, lograr la implicación del alumnado, su motivación, su compromiso y progreso, dando sentido y coherencia a todo el proceso de aprendizaje. Formación básica obligatoria Para que las personas responsables del programa puedan ejercer eficazmente sus funciones, desde el Área de Compensación Educativa del Equipo Técnico Provincial de Orientación Educativa y Profesional (E T P O E P ) de la Delegación de Educación, se organizan todos los años, a principio de curso, unas jornadas formativas obligatorias dirigidas a docentes responsables de la coordinación y a directores y directoras (en los centros que lo inician).

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Las jornadas tienen las siguientes finalidades: Informar a los asistentes sobre todos los aspectos relacionados con la organización, funcionamiento, gestión y evaluación del Programa. Analizar la documentación que tienen que cumplimentar los profesionales que imparten el Programa de Acompañamiento Escolar. Favorecer el intercambio de experiencias y de buenas prácticas. Resolver las dudas a la hora de poner en marcha el programa o del registro de los datos en la aplicación informática de Séneca. Cuatro han sido los bloques de contenidos que se han abordado en las jornadas: Organización y funcionamiento del Programa de Acompañamiento Escolar. Documentos prescriptivos. Gestión y evaluación del Programa. Buenas prácticas.


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Primer Encuentro Provincial del Programa de Acompañamiento Escolar Además de la formación inicial a principios de curso, en el mes de mayo de 2008 está prevista la celebración del I Encuentro de coordinadores y coordinadoras del Programa de Acompañamiento Escolar, organizada por el CEP de Bollullos-Valverde y el Área de Compensación Educativa. Los objetivos propuestos para dicho Encuentro son: Conocer las dificultades y necesidades más frecuentes del alumnado en situación de desventaja socioeducativa y con dificultades en el aprendizaje, así como de los modelos pedagógicos que potencian su participación e inclusión educativa y su rendimiento académico. Adquirir estrategias para trabajar las competencias y contenidos básicos del programa en el marco general de las competencias básicas de la educación obligatoria. Adquirir estrategias de colaboración con las familias, entendiendo los cambios operados en las familias españolas durante los últimos años y su repercusión sobre los procesos educativos formales. Conocer metodológicas cooperativo, el y la enseñanza

y dominar alternativas que faciliten el aprendizaje trabajo en pequeños grupos personalizada.

Servir de marco de encuentro e intercambio de conocimiento, mediante la puesta en común, el debate, la difusión de experiencias y de buenas prácticas. El intercambio de buenas prácticas y experiencias innovadoras en competencias y aprendizajes instrumentales básicos (comprensión lectora, expresión oral y escrita, cálculo y resolución de problemas); en estrategias y hábitos de estudio (planificación y organización del trabajo escolar, técnicas de trabajo intelectual, mejora de la lectura, motivación, constancia y esfuerzo personal); en educación en valores e integración social (habilidades sociales, normas de convivencia, solidaridad, respeto y tolerancia); de formación del hábito lector, animación a la lectura y uso de la biblioteca; en competencias digitales (utilización eficaz y crítica de las tecnologías de la información y la comunicación); o en orientación vocacional, serán la base de las jornadas y de la puesta en marcha de un espacio virtual para el trabajo en Red de los centros que desarrollan el Programa de Acompañamiento Escolar. Se trata de impulsar metodologías alternativas que tengan un carácter más activo, que fomenten el trabajo cooperativo y la participación. Una formación ligada a la práctica y a la mejora, basada en la reflexión y el trabajo en equipo, una formación transformadora. En la línea del II Plan Andaluz de Formación Permanente del Profesorado, pretendemos compartir conocimientos y experiencias potenciando un profesorado investigador de su práctica. Formación para la innovación, la investigación y la mejora de la práctica profesional orientada a la mayor calidad del aprendizaje del alumnado y a la construcción de una comunidad de aprendizaje y educación.

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Un modelo de aplicación del Programa de Acompañamiento Escolar Rosario Ruiz Pérez Directora del IES Pintor José María Fernández Antequera (Málaga) Ante el reto de compartir con el resto de la comunidad educativa la experiencia del IES Pintor José María Fernández, en la aplicación del Programa de Acompañamiento Escolar, creo necesario partir de un hecho que sin duda ha marcado dicha experiencia; somos un centro de compensatoria, lo que lleva implícito que nuestro alumnado presenta un perfil sociocultural que venía demandando desde hace tiempo alguna medida eficaz para la atención individualizada a un conjunto de alumnos y alumnas que no encuentran en casa ( por pertenecer a familias en situación compleja o problemática, con padres o madres con horarios de trabajo interminables y con escaso nivel de formación), el apoyo necesario para salvar las deficiencias que impiden su desarrollo formativo. Dentro de las medidas de las que disponemos todos los centros dependientes de la Consejería de Educación, para la ardua tarea de atender las necesidades educativas de nuestro alumnado, el Programa de Acompañamiento Escolar se configura como una herramienta eficaz e innovadora.

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Después de un año de intenso trabajo, en el que hemos intentado asumir la filosofía del programa, el balance que todos los agentes implicados realizamos es excelente. Tanto el alumnado que, tarde a tarde, ha visto como con trabajo y dedicación sus limitaciones decrecían, como el profesorado, que con grupos reducidos con los que trabajar ha podido experimentar la satisfacción personal que


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genera colaborar en la superación de dificultades en el aprendizaje, no dudan en destacar este programa como una gran oportunidad para los verdaderos protagonistas del sistema educativo, los alumnos y las alumnas. Tal y como ellos reconocen, el Programa de Acompañamiento les brinda la oportunidad de recibir una ayuda y un apoyo, en aquellas materias en las que encuentran mayores dificultades. El perfil del alumnado con el que hemos trabajado responde a chicos y chicas que cursan entre Primero y Tercero de ESO, con ciertas dificultades de aprendizaje; un alumnado, en muchos casos desmotivado ante el reto que cada día les supone incorporarse a una clase en la que seguir el ritmo es complicado para ellos, y un alumnado perteneciente a familias socioeconómicamente desfavorecidas. Se trata, por tanto, de un grupo de discentes muy heterogéneo que sin embargo, y a pesar de esa diversidad, tienen algo en común que les caracteriza: la disposición al trabajo y el deseo de superación personal. En el proceso de selección del alumnado participó de forma activa el equipo educativo de los grupos implicados (1º, 2º y 3º ESO), a través de una reunión en la que cada docente aportó un listado con los nombres de los alumnos y alumnas que podrían responder al perfil solicitado. Tras un debate y puesta en común del equipo educativo, se pasó a elaborar un listado con el alumnado al que se le propuso participar en el programa. Paralelamente se convocó una reunión con las familias para informarles de la puesta en marcha del programa, convocatoria que se aprovechó para que los padres y madres interesados solicitaran la participación de sus hijos e hijas.

Una vez obtenidos los posibles candidatos, el equipo educativo de cada grupo se volvió a reunir para confeccionar el listado definitivo del alumnado participante en el programa. El Programa de Acompañamiento Escolar se difundió entre el alumnado como una oportunidad que se ofrecía a quienes así lo merecían, como un derecho que del mismo modo que se podía adquirir, se podía perder por conductas contrarias a las regladas. Sesión tras sesión de evaluación, el equipo docente, junto a la orientadora, dedicaban un espacio a comentar la marcha del alumnado participante, con la intención de analizar la evolución de los mismos. Los datos hablan por sí mismos y se convierten, sin duda, en los mejores indicadores del éxito que el programa ha tenido en nuestro centro, así como en los argumentos que fundamentan la continuidad en el mismo. En definitiva, y más allá de los datos que quedan reflejados en los gráficos que se adjuntan, resaltar que el Programa de Acompañamiento Escolar ha supuesto un importante paso en la atención a las necesidades de nuestro alumnado, así como en la integración del mismo en la dinámica del centro. En este primer año de implantación del programa la comunicación entre todos los agentes del proceso ha sido de vital importancia. Hemos intentado potenciar la relación familias-profesorado acompañante, con la intención de que los logros alcanzados por la tarde con el alumnado tuviesen una continuidad en casa.

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Del mismo modo, los hábitos de estudio que hemos intentado crear en el alumnado, han sido transmitidos puntualmente a sus familias, con la finalidad de que sean testigos directos de su aplicación en casa. Para esta comunicación ha resultado muy interesante el uso de la agenda escolar. La difusión, implantación y aprovechamiento de la misma era uno de los retos marcados por el Departamento de Orientación, objetivo que se ha alcanzado satisfactoriamente entre el alumnado del programa. Por otro lado, no hemos olvidado la importancia de la coordinación constante entre el equipo docente del alumnado participante en el programa y el profesorado acompañante. Para agilizar este proceso comunicativo diseñamos unas fichas de seguimiento de cada alumno y alumna, que periódicamente eran repartidas a los tutores y tutoras de los mismos por parte de la persona coordinadora del programa. En estas fichas, el profesor o profesora titular del área señalaba las principales dificultades del alumnado en la unidad didáctica en la que se encontraba, para así trabajarlas en profundidad en las horas de acompañamiento. Más allá de la labor puramente docente, el profesorado acompañante desarrolló un papel de cotutoría, ya que los lazos que el programa crea entre éste,

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el alumnado y las familias, convierten a los primeros en interlocutores directos entre dichas familias y el centro. El Programa de Acompañamiento Escolar no sólo ha servido para mejorar los resultados académicos de nuestro alumnado, sino que además ha favorecido notablemente el clima de convivencia en el centro. Algunos de los alumnos y alumnas participantes, han recuperado su motivación en clase y han mejorado notablemente su comportamiento, lo que ha repercutido positivamente en la dinámica de los distintos grupos. El conjunto del profesorado que constituye el IES Pintor José María Fernández, coincide en señalar los efectos beneficiosos que la implantación del programa ha generado en el centro. Sin duda, y por encima de los resultados obtenidos y de las valoraci o n e s p e r s o n a l e s , e l éxito del Programa de Acompañamiento Escolar es el éxito de todos y cada uno d e l o s a l u m n o s y a l u m n a s q u e han participado en el mismo, que han conseguido vencer dificultades que les impedían seguir el ritmo de sus compañeros y compañeras. Ése es en definitiva nuestro reto como docentes, y por tanto, el gran éxito de este programa educativo.


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