La frase poética
que hoy llamamos poesía se hallaba estrechamente vinculado al ritual y la liturgia. Los himnos sacros formaban parte del rito y acompañaban a la danza y la música, a la liturgia entera. Esto se percibe con claridad en los textos de la tradición oral mexica, que la paciente labor de algunos grandes investigadores (Ángel María Garibay, Miguel León-Portilla y, en fecha reciente, Patrick Johansson) han rescatado del injusto olvido. Se advierte lo anterior en los Cantares mexicanos, de los que Miguel León-Portilla ha puesto en relieve un hecho decisivo: los textos se acompañaban de la música y la danza; se cantaban. ¿En dónde, quiénes cantaban estos textos? No cabe duda que en rituales en los que participaba el pueblo entero. Allí no existía lo que hoy llamamos teatro y los textos no eran representados por actores para ningún espectador. No había separación entre espectador y actor. EN SUS ORÍGENES, LO
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