2EDITORIAL
Editorial
G
racias a Guy Fawkes se quedó la famosa frase remember remember the fifth of november (recuerda, recuerda el 5 de noviembre). Quizá alguno de ustedes está familiarizado con el término porque vio la película V de Vendetta o leyó el cómic de Alan Moore, si no lo han hecho háganlo es verdaderamente inspirador. Y esa frase es parte de nuestra antología como revista por que la primera edición de la publicación que tienen en sus manos salió a la venta al público un 5 de noviembre de 2007. Aún recuerdo que fuimos Alejandro Rodríguez, Isaac Hernández y un servidor a una imprenta que estaba atrás del CENHCH a recoger el primer impreso que lleva como título los 50 más poderosos de Puebla. Era un listado que hacía una radiografía de quienes ostentaban el poder en la entidad. Desde hace 13 años para acá hemos publicado un sinnúmero de contenidos que tienen que ver con una visión de 360 grados, que no significa que todo inicie para que quede igual. No, para nada, es una visión en el que se trate de llevar todos los puntos de vista posibles, de pluralidad, de información y entretenimiento. Nuestro público es pensante, culto, interesado, que le gusta vivir bien (no confundir con aspiracional, fifí, o mamador). Nuestro público quiere vivir bien no abusando de otros sino que busca información para mejorar como personas, para crecer en todos los aspectos. No quisimos hacer una revista de sociales porque en ese entonces abundaban y no va con el estilo de la revista, no quisimos ser rosas y cursis porque los creativos no les gusta esa visión jodida de las frases de autosuperación. Sabemos que todos los humanos tenemos diferentes puntos de vista, tenemos claro que la información influye en las decisiones, nos hace ser mejores, eso es vivir bien. Fuimos la primera revista a nivel local que buscó recomendar todo tipo de comida y de restaurantes, que le dimos
voz a las minorías, que hemos sacado temas feministas, turismo, gastronomía, economía, política, humor y muchas cosas para conocernos más como poblanos. No todos han entendido este concepto, cuando vivimos en el morenovallismo, ellos sacaron su propia revista y a los competidores nos bloquearon. Esas ediciones desaparecieron con el sexenio que se fue. Abusaron del uso de espectaculares para promocionar candidatos y trataron de imponer a través de la manipulación la perfección de los políticos, nada más falso que eso. Seamos honestos, nadie cree en la política ni en quien la ejerce porque los protagonistas de ese ramo se han dedicado a mentir y a manipular a través de la política. Pero no nos desviemos con esas trivialidades, el 5 de noviembre llegamos a la edad de 13 años. Fuimos pioneros en muchos aspectos, no vale la pena detallar porque nuestros seguidores saben a qué nos referimos. Hemos hecho cosas muy buenas y también nos hemos equivocado. Hemos tenido números gloriosos y otros (ya a toro pasado) no tanto. Sabemos que seguimos aprendiendo, queremos ser mejores porque nos debemos a nuestros lectores, clientes y amigos. También a nuestros críticos porque ellos nos enseñan por dónde llevar el rumbo, quien diga que es perfecto es un perfecto mentiroso. Nuestra misión no es ser perfectos, pero sí los mejores y los más leídos, compartidos y que logremos ser incluso debatidos y refutados porque en eso se basa el mejorar. Hoy Revista 360 Grados está feliz porque es un producto orgullosamente poblano y que lleva las instrucciones para vivir en Puebla. Digamos salud y gracias a todos por leernos. Vamos por más años. Pronto habrá grandes noticias..
Zeus Munive Rivera editor
4CONTENIDO
Directorio Zeus Munive Rivera Director General Uriel Zuloaga Asesor de Recursos Humanos La Aldea. Edición y Diseño Edición, corrección y diseño editorial Camus Altamirano Ilustración de portada
Año 13, noviembre de 2020, Número 135. Revista 360° Instrucciones para vivir en Puebla es una publicación mensual editada y distribuida por Grupo Editorial Revolver S. de R.L. de C.V. Calle 9 Poniente 2519-2, colonia La Paz Puebla, Pue., C.P. 72160. Teléfono (222) 2303239 y (222) 7853800. Editor responsable: Zeus Munive Rivera. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2012-091814274100102 otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Número de Licitud de Título y Contenido 16759 expedido por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa por Pincel Digital, Priv. 37 Norte, col. Amor, CP 72140, Puebla, Puebla. Revista 360° Instrucciones para vivir en Puebla es una marca registrada. Este ejemplar se terminó de imprimir el 30 de octubre de 2020 con un tiraje de 10 mil ejemplares. Las opiniones expresadas en la revista por los autores o columnistas no reflejan la postura del editor. Los listados y demás datos comerciales son solo de carácter informativo y el editor no asume ninguna responsabilidad respecto de la calidad, confiabilidad, veracidad o cualquiera otra característica de los productos o servicios anunciados. Todos los derechos reservados © 2020. Queda estrictamente prohibida la reproducción de los contenidos sin previa autorización del editor. Para quejas, sugerencias, comentarios y felicitaciones: @revista360 Revista360º Instrucciones para vivir en Puebla @revista360grados revista360grados@gmail.com
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En portada
CONTENIDO5
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Que las revistas culturales y la política siempre anden juntas, y a veces revueltas NO FICCIÓN
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La tempestad y el remanso NO FICCION
Bañado en sangre de animal NO FICCION
Olimpia y la batalla contra el ciberacoso sexual NO FICCION
Viviendo en la ficción NO FICCION
Christian Ramos: del deporte a la actuación NO FICCION
¡Felices 13 años a 360º! TENDEDERO
6NO FICCIÓN
Que las revistas culturales y la política siempre anden juntas, y a veces e rev ultas Por Julieta Lomelí / @JulietaLomelí
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as revistas culturales -muy distintas a las publicaciones de orden académico, que son leídas por muy pocos- han sido parte primordial de la fundación de la opinión pública y la defensa de la democracia de nuestro país. En ellas, intelectuales, escritores, académicos, artistas y creadores en un sentido amplio, no sólo opinan sobre distintos tópicos que nos conciernen a al ámbito social, estético y político común a todos, sino que también han sido parte y pioneros de algunos movimientos políticos de izquierda o de derecha, de intereses liberales o de tendencias dogmáticas, de rebeliones anárquicas, e incluso, de tendencias de orden acomodaticio. Una de las revistas más famosas -a la cual siempre nos remitimos con cierta nostalgia-, fue Vuelta (1976-1998), una publicación emblemática, no sólo por la calidad de los escritores que transitaban por sus páginas, sino también por ser fundada y movida por el único nobel de la literatura que tenemos en el país, Octavio Paz. Figura emblemática que sin duda tenía la inteligencia y la habilidad de las relaciones públicas, lo cual ayudaría a Vuelta a ver desfilar entre sus números, a plumas no sólo mexicanas, sino también latinoamericanas y de código postal internacional. Octavio Paz, estaba convencido de que Vuelta era importante para la alfabetización democrática del país, considero que no estaba tan equivocado. A diferencia de aquella época, en la actualidad, encontramos centenares de opiniones desfilando por revistas de toda índole, conocidas, desconocidas, derivadas del régimen, o empoderadas por él, que abonan a la discusión ciudadana de las condiciones sociopolíticas y culturales de México.
En una entrevista que harían al Nobel literario en 1989, le preguntaban si no creía que las “publicaciones creadas por intelectuales en sociedades autoritarias eran ignoradas por el poder”, a lo que él -especialista en medir y convenir las relaciones entre política, pensamiento y cultura- contestaba que al contrario, que las revistas eran de gran utilidad porque construían público, y por lo tanto un criterio. Comentaba Paz: “en revistas como Vuelta hemos contribuido al hacer la defensa de la democracia, hemos contribuido al cambio de la opinión. Los primeros que hablaron de democracia en México no fue el gobierno, ni la izquierda, fuimos nosotros, primero en Plural y luego en Vuelta. En segundo lugar, la izquierda en México ha evolucionado por nosotros, y esto nunca lo van a confesar autores como Monsiváis o Gilly”. Para el fundador de Vuelta, y el círculo de intelectuales que rodeaba a la revista, quedaba muy claro que, según ellos, eran los pioneros de la revolución democrática en México. No sé si eso sea o no del todo cierto, pero en algún sentido, la publicación de Paz y su grupo, se volvió importante porque provocó revuelos en las discusiones políticas de la época, y por supuesto, fomentó el diálogo mexicano, globalizando la discusión de las condiciones del país, que hasta entonces había sido bastante local. Una discusión que no sólo remitía al mero ámbito político, sino que también, como diría Octavio Paz, Vuelta trató de construir “vasos comunicantes entre la política y la cultura, porque todo lo social es cultural, sólo que hay distintos niveles y distintas esferas. Nosotros, y esto lo he dicho en varias ocasiones, en Vuelta hemos tratado de comunicar algunas de estas esferas: la política, la estética y, desde luego, la literaria”.
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Guardando los matices necesarios en comparación con aquella época, sí podemos asegurar hoy la importante función social que cumplen este tipo de revistas de análisis, y divulgación de la cultura, pensadas para un amplio público, que en sus páginas tejen un abanico de posibilidades entre diversos tópicos, siendo conscientes que la raíz común no deja de ser eso que atraviesa a toda comunidad, lo sociopolítico. Las revistas culturales en América Latina, como alguna vez escribió González Torres, “han funcionado como una extensión del ágora, un modelo de vida intelectual y una escuela informal. A diferencia de una revista científica o institucional, una publicación cultural no aspira meramente a difundir o producir conocimiento sino a crear, pensar y debatir en los márgenes del saber certificado”. Existió también una revista cultural más discreta que “la de Paz”, Diálogos. Publicación fundada y editada por el filósofo Ramón Xirau, que a veces ha pasado un tanto desapercibida frente a la nostalgia de las grandes mafias culturales. Diálogos existió de 1964 a 1985. Fue una revista de discusiones cosmopolitas, previa al nacimiento de Plural, Vuelta o Proceso. Llevada por un filósofo discreto, con formación académica sólida que a veces se escondía en algún rincón de la UNAM, llevando en su cabeza esos “Diálogos” de referencia cultural que se consolidarían como un ejercicio intelectual de calibre internacional, para volverse la marca histórica de una época. Los motivos básicos de Diálogos fueron anunciados en la sección de “Epígrafe” del número 50: “ser una revista mexicana que también contara con escritores, sociólogos, poetas, economistas, pintores, psicólogos de Iberoamérica y del mundo; reiterar la unidad de las diversas ramas culturales; profundizar en la especialización; comprender la cultura a partir de sus vasos comunicantes y ser una revista humanista”. Diálogos no era una revista académica, pero no por ello clausuraba sus páginas a los académicos, quienes también fueron invitados a publicar sus pensamientos en un lenguaje claro y construido para un amplio público. La revista abrió sus puertas a textos de opinión, crónicas, críticas de cine, de libros, de música, de artes plásticas, etcétera.
El filósofo Ramón Xirau era una mente cosmopolita, cimentada por amplios andamiajes estéticos, por la apuesta interdisciplinaria, y de diversas motivaciones sociales, al igual que la revista que fundó y dirigió por dos décadas. Un hombre así, que no sólo concilia temas, ediciones, intereses de un amplio público lector, sino también autores y sobre todo sabe administrar con diplomacia egos ajenos; sólo alguien de ese calibre y armonía, fue quien pudo llevar esa majestuosa faena de Diálogos, que a veces se desdibuja frente a los coloridos y estridentes escándalos sentimentales de los grupos de revistas más endogámicas. Con la marea de información que actualmente abre el internet y la tempestad de artículos colmados de fake news, de líneas tendenciosas, de opiniones polarizadas e imposiciones políticas, no estaría mal revalorizar la necesidad de construir nuevas revistas culturales con la calidad, la pluralidad y el libre criterio que en el pasado tuvieron algunas publicaciones sí tuvieron. El esmero en ello será la labor de algún valiente marinero que, alejado de grupúsculos culturales e intereses viles de afán proselitistas, pudiera recobrar esta labor de fundar una revista sin censura, sin autocensura, sin sesgos impuestos por la política y la coyuntura, y por supuesto, de afanes dialógicos con la ciudadanía y la vida democrática del país. Aunque seguramente, ese marinero junto a su nueva revista naufragaría a los pocos meses de existir, porque como alguna vez leí de un libro del crítico literario y académico, Fernando Curiel Defossé, en “México, literatura, cultura y política, nos cuadre o no, siempre andan juntas y a veces juntas y revueltas”.
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13 AÑOS DE REVISTA 360°
La tempestad y el remanso Por La Aldea / Foto Iraís Fernández
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rece años son nada. A Zeus lo conocemos desde hace veinte. Nuestras primeras interacciones fueron —dónde más— en la redacción de un diario. No me cansaré de decir que aquellos fueron años felices. Capitaneada por Mario Alberto Mejía, una redacción compuesta mayoritariamente por jóvenes se adentró en las oscuras aguas del periodismo. Muchos de los que en su momento entramos como polizones, nos convertimos en grumetes y años más tarde en contramaestres. Adquirimos el oficio, pero, es verdad, también un poco el cinismo. Con el tiempo aprendimos a reírnos de Gabriel García Márquez, quien solía decir a sus allegados que el periodismo era el mejor oficio del mundo, y desacralizamos a nuestro admirado Ryszard Kapuscinski, que en un desplante de arrogancia, de esos que te son permitidos cuando has ganado algún premio, se atrevió a asegurar que las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Mientras todo esto sucedía, el barco cambiaba de capitanes y de rumbo. Las aguas turbulentas y agitadas que solíamos recorrer en los primeros años cedieron el paso a la calma chicha, y ya sabemos todos lo que la tripulación suele hacer cuando hay calma chicha. Nuestra deserción del periodismo fue, en un principio, definitiva. Cuando pisamos tierra firme dijimos “nunca más”. Pero ya lo dijo alguna vez Joseph Conrad: “No hay nada más seductor y esclavizante que la vida humana en el mar”. Así que, al poco tiempo, haciendo acopio de lo aprendido en nuestros años mozos, nos lanzamos a la aventura de comandar nuestra propia flota. Así nació La Aldea, un pequeño y privilegiado espacio desde donde editamos, diseñamos y producimos los proyectos editoriales que más nos gustan. Fue en ese momento cuando nos topamos de nueva cuenta con Zeus Munive, convertido en viejo lobo de mar, que tras haber sobrevivido al amotinamiento de sus oficiales en alta mar, buscaba llevar a buen puerto su proyecto editorial. A partir de ese momento nos integramos como diseñadores, correctores y editores de la Revista 360°. No es fácil resumir todo lo que hemos vivido a lo largo de este tiempo. Las horas que hemos pasado en Photoshop pintando canas, reduciendo lonjas o afilando el perfil de algún político de triste memoria; discutiendo la selección de las cabezas o confeccionando portadas para escandalizar a las conciencias progres que tanto abundan. Y aunque también hemos pasado tiempos difíciles, siempre hemos encontrado en Zeus a un amigo, más que a un cliente. Supongo que algo tiene que ver en todo eso la camaradería que se forjó al calor del periodismo durante los primeros años de nuestra relación y el gusto compartido por las revistas impresas, el olor a la tinta y la textura del papel recién salido de una imprenta. Así que ahora que 360° cumple un año más de vida queremos decir: Gracias, Zeus, por la oportunidad que nos diste de ser parte de la revista más longeva de nuestra ciudad, por confiar en el trabajo de La Aldea, por ser siempre un buen capitán.
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Olimpia y la batalla contra el ciberacoso sexual
Una poblana impulsa la Ley contra el Ciberacoso Sexual que está por pasar en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, la cual tipificará un catálogo de delitos sexuales cibernéticos y plantea penas para aquellos que lucren o se diviertan a costa de la dignidad de mujeres y hombres. Por Edmundo Velázquez / @mundovelazquez / Fotos Raúl Bravo / @raulbravocid
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n el 2013 la vida de Olimpia Coral Melo cambió con la desaparición de su celular entre el equipo de su trabajo. Un video donde aparecía teniendo sexo con su novio fue tomado del móvil y difundido. Todo mundo lo sabía. Menos ella. Orgullosa serrana, oriunda de Huauchinango, aprendió de la experiencia y hoy impulsa una ley contra el acoso sexual cibernético con el objetivo de apoyar a las víctimas de este tipo de comercio sexual virtual, y con la cual se generará un catálogo de delitos sexuales cibernéticos. Ello permitirá sancionar a aquellos que lucren, exhiban y se conviertan en depredadores cubiertos por el anonimato de la red. Hoy es una mujer segura de sí misma, de 27 años de edad, politóloga y próxima abogada. Dejó atrás la experiencia amarga de ser acosada
para formar el Frente Nacional por la Sororidad, con el que llama a las mujeres a apoyarse entre sí mismas. En entrevista con Revista 360º admitió relatar la amarga historia que significó ser víctima del ciberacoso sexual. “Yo tenía 80 personas a mi cargo y todos lo habían visto. Se lo rolaron por WhatsApp y yo ni enterada. Una vez me acuerdo que llegué a unas carnes asadas y ellos cuchicheaban. Cuando llegué se quedaron callados. Me sentía muy incómoda porque no sabía qué pasaba.” Para noviembre del 2013 Olimpia acababa de romper con su novio. Estaba a punto de participar en un concurso de debate y recibió la llamada de una amiga: “Acaban de pasarme un link de YouTube donde hay un video tuyo amiga (…) Sales tú y tu ex”. Lo primero que hizo Olimpia fue llamar a su expareja. Él le dio la espalda.
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Pasaron tres meses y a pesar de la forma en que él se portó cuando Olimpia tuvo el primer aviso de que el video se encontraba circulando entre sus conocidos, retomaron su relación. En enero volvieron y en febrero del 2014 comenzaron a circular capturas de pantalla con las imágenes en grupos de Facebook como Rólalas Huauchinango. Hasta su casa llegó un familiar de su pareja con el video en mano. “¿Sabes qué es lo peor? ¡Que no soy yo el del puto video!”, le reclamó. Olimpia sintió su vida acabada. De ahí en adelante todo fue una avalancha de lodo. Su suegra le recomendó que lo negara: ”Hasta Niurka tiene un video. Pero a partir de ahora no eres tú (…) A ver hasta dónde aguantamos la mentira”. “Y yo como Mario Marín, sí soy yo pero no soy yo…”. Pero después poco a poco todos lo encontraron, sus primos, sus hermanos. Todos se enteraron. Pero la gran lección se la dio su mamá. “No, tú no te vas del país. Ni te desapareces. Todos cogemos. Y el único problema es que a ti te vieron. ¿Eso te hace menos mujer? ¿Eso te hace una mala persona?”, le dijo su mamá. El apoyo y la defensa de su familia fue elemental. “Me mandaban fotos de penes. Me escribían diciéndome cosas horribles. Me pedían sexo oral a cambio de bajar el video. Siguió el acoso y la sextorsión. Muchas chicas caen en la desesperación, sientes que vas en la calle y que te ven desnuda, que ven tu cuerpo,
“Todos cogemos. Y el único problema es que a ti te vieron. ¿Eso te hace menos mujer? ¿Eso te hace una mala persona?”, le dijo su mamá. El apoyo y la defensa de su familia fue elemental.
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tu celulitis, se te va la vida. Mi inseguridad era el triple de la que vive una mujer. Llegué en tener un odio infinito a la gente y amanecía preguntándome por qué estaba viva.” Después corrió otro riesgo, intentó denunciar y se encontró con lo peor: la inutilidad del sistema de justicia para atender a una víctima. El agente del ministerio público le demostró la insensibilidad. “¿Y qué quieres que haga? ¿Que le hable a Mark Zuckerberg?”, dijeron. Pero Olimpia recibió la llamada de un amigo que le recordó de lo que estaba hecha: “¿Y ya viste todas las páginas que hay? ¡Ya viste toda la gente que está como tú? Todas las mujeres que lo sufren, porque no eres la única. A ti te dieron un don, el don de la palabra, has ganado concursos de oratoria, de debate y le has mentado la madre a cuanto político. Hoy sabes que no
hay leyes para proteger a las mujeres y que todas las que están sufriendo esto, como tú, son las putas de la ley.” La llamada le devolvió el aliento. Se limpió las lágrimas, abrió la laptop y comenzó a buscar las páginas. La primer imagen que encontró en estas páginas de Facebook fue una joven con Síndrome de Down de quien se burlaban y veían como objeto sexual, un tema terrible de odio contra la mujer. Pero no solamente le daban like a esas páginas los hombres que trataban así a las mujeres. Olimpia descubrió que las mismas mujeres revisaban quién se encontraba en esa página. “Son mercados virtuales de explotación sexual. Se quedan sin contenido y piden a víctimas que se les envíen otros videos para bajar tus propias imágenes. Son grupos para divertirse a costa de la dignidad humana.”
Así que Olimpia comenzó a contactar a todas las mujeres exhibidas ahí para hacer un frente común. Después fue invitada para hacer una propuesta legislativa para el Congreso local de Puebla y ella propuso plantear una iniciativa contra el ciberacoso sexual, armar un catálogo de delitos virtuales sexuales y generar un violentómetro virtual. “Había entendido que la ley debía de voltear a ver a este tipo de violencia del siglo XXI. Porque es un concurso de violencias a la vez. Todo pasa, te acosan, te extorsionan. En esa presentación fueron las chicas a las que busqué y dije que esa propuesta de reforma era por ellas. No por mí. Por ellas (…) Tenía que salir una causa. Nosotras no teníamos la culpa. Vergüenza los que compartieron el video, los que compartían esas imágenes.” Irónicamente, en Puebla, en el pleno del Congreso local, la iniciativa no pasó. Pero Olimpia jamás se rindió. En Tlaxcala está por presentarse nuevamente, en Jalisco también le han solicitado presentarla y está por ser aprobada en la Ciudad de México. Además, próximamente planteará el proyecto de ley en Argentina del 13 al 17 de septiembre del 2017 con distintos grupos que apoyan a víctimas del ciberacoso. Aquellos que quisieron hacerle daño a Olimpia lograron exactamente lo contrario. La volvieron en su peor pesadilla. Hoy, con el Frente Nacional por la Sororidad, organización que fundó para hermanar a las mujeres y crear una comunidad de apoyo mutuo, también ha logrado detener casos de ciberacoso sexual y exhibir incluso a aquellos que se sirven de la dignidad de las mujeres.
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Christian Ramos: del deporte a la actuación Por Gilberto Brenis / @GilbertoBrenis Fotos: Cortesía
H
ace un par de años conocí en el estudio de Tarde Libre a Christian Ramos. La primera vez que lo vi fue conduciendo un evento de mi querido amigo Hanz Meza. Debo decir que a partir de ese momento su nombre empezó a surgir por varios lugares. Su carrera ha ido en franco ascenso y cada uno de sus trabajos va superando al anterior. Christian nació en Guadalajara, deportista desde pequeño pero también consciente de que la actuación le llamaba la atención comenzó una carrera de dualidades en las que pudo obtener lo mejor de ambos mundos. En su trayectoria ha habido entrega, profesionalismo, pasión y respeto… por ello no podía dejar pasar la oportunidad de entrevistarlo para este número de aniversario. La entrevista, ante las circunstancias, sucede vía Zoom. Yo desde Puebla y él desde Cancún donde graba su nuevo proyecto, del cual no se puede revelar aún nada.
Gilberto Brenis: ¿En qué momento te diste cuenta que lo tuyo era la actuación? Christian Ramos: Yo creo que siempre. Siempre lo quise, siempre lo deseé, pero nunca me animé a expresarlo. Fue hasta la universidad y empecé a trabajar haciendo mi servicio social en un canal de televisión poniendo micrófonos, jalando cables porque yo en mi cabeza pensaba que quería estar detrás de cámaras; pero yo en realidad o que quería era estar delante. De momento, algo cambió dentro de mí y supe que tenía que ser sincero conmigo mismo. Hice mi audición al CEA de Televisa a los 22 años, me quedé y me vine a la Ciudad de México.
¿Cuándo vivías en Guadalajara ibas mucho al teatro?
Fíjate que no. Realmente no teníamos la cultura del teatro. Es más, en mi primera obra de teatro a mi mamá le sonó el celular porque no estábamos habituados a todo el protocolo de ir a ver una puesta.
¿Qué te dijeron en tu casa cuando les dijiste sobre tu deseo de ser actor?
Yo creo que porque ya había estudiado la carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, mis papás no se pusieron tan mal. De hecho, mi papá me sorprendió porque fue el primero que me apoyó. Le dije que me habían aceptado en el CEA para un curso intensivo de un año y se ofreció a apoyarme ese año para que pudiera completarlo y hasta que consiguiera mi primer empleo. Gracias a eso fue que pude hacerlo. Es una gran bendición.
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¿Estando en el CEA con quienes compartiste generación?
Con Claudia Martín (quien de hecho está en una producción en la que me voy a integrar de Carlos Moreno), Eva Cedeño, Andrea Portugal, Juan Bertheau y Cristina Dacosta. Creo que los demás ya se dedicaron a otras cosas. Salimos hace 5 años.
¿Qué tal fue ese año en el CEA?
Pasaron muchas cosas, desde estar muy motivado y quererme comer el mundo hasta estar deprimido y quererme regresar a mi casa. Te desarman tanto emocionalmente para conocerte a ti mismo que te llegan muchos pensamientos y muchas emociones. A mí me ayudó muchísimo la disciplina con la que me formaron desde niño. El trabajo mata al talento y eso ha sido lo que más me ha abierto puertas. La escuela es muy exigente yo iba de ocho de la mañana a nueve de la noche, todavía llegaba a hacer tareas y en la mañana a pararse temprano para ir al gym porque te piden tener buen cuerpo. Es desgastante pero también lo mejor que me ha pasado.
Bueno y hemos dejado de lado tu interés por el deporte porque lo practicaste desde niño…
Sí, desde los tres años mi mamá me metió a clases de natación. Yo creo que no me aguantaba en la casa y me metió ahí. Después hice triatlón y cuando empecé la actuación me generaba mucho conflicto el estar entre estos dos mundos. La verdad es que terminé viendo el deporte como mi hobby y la actuación como lo que me mantiene: Tengo la suerte de poder hacer mis dos pasiones, me considero muy bendecido porque yo hago lo que me gusta. Yo prefiero despertarme un domingo a las 4:30 de la mañana para irme a rodar con mi equipo que irme de fiesta el sábado por la noche y terminar crudo.
¿Qué tan disciplinado eres para crear un personaje?
He ido mejorando en eso. Antes no tenía las herramientas específicas, ahora me he metido durante la cuarentena a un par de talleres. Ahora le doy todos los días tiempo a mi personaje, a construirle una historia. Considero que soy muy ñoño en eso, pero le puedo dedicar horas a reforzar mi personaje.
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A mí me ayudó muchísimo la disciplina con la que me formaron desde niño. El trabajo mata al talento y eso ha sido lo que más me ha abierto puertas ¿Hay planes de hacer una segunda temporada de El juego de las llaves?
¿Qué tal fue interpretar a Carlos Reynoso en Hoy voy a cambiar? Hubo varios detalles que le imprimí. La pelvis y el pecho hacia adelante, la mirada fija porque era un hombre muy sexual, muy seguro de sí mismo. Le enorgullecía quien era. El proceso es interesantísimo.
¿Cómo le haces para escoger tus trabajos?
Pues hasta hace año y medio aceptaba casi todo porque me costaba mucho decir que no. Tenía temor de que me viera mal rechazando un personaje. Ahora después de varias experiencias, he decidido ser más selectivo, sin sonar petulante. Pero trato de escoger proyectos que me vibren. En la telenovela de Carlos Moreno, desde que leí el personaje me encantó porque me va a permitir decirle al mundo que las cosas en el mundo de los hombres es muy diferente a lo que los estereotipos nos han marcado.
¿Te preocupa que en algunos de tus trabajos te pidan salir en ropa interior o besando a otros hombres?
Podría decirte que es mi trabajo, que soy actor. Pero si hay ciertas cosas que me intimidan. En esta serie que estoy haciendo en Cancún, por ejemplo, hoy me toca grabar una escena que es muy fuerte y que, al menos para mí, transgrede a lo que estoy acostumbrado. Sé que voy a estar muy cuidado y protegido por el equipo, pero no deja de retarte.
Sí, se va a hacer. Estamos esperando a que den luz verde. Crecieron mucho mi personaje y ahí voy a estar. Los protocolos que ahora está pidiendo Amazon son muy fuertes y caros porque, evidentemente, nos quieren a todos sanos. Sé que la producción está trabajando en eso. Pronto se va a dar a conocer las fechas y todo.
¿Tienes alguno de tus trabajos como consentido?
La verdad hay muchos. La bioserie de Lupita D’Alessio fue importante; también El juego de las llaves. Hice una obra de teatro que se llama Los gallos salvajes que la gocé mucho. También ensayé una obra muchísimo con Odín Dupeyrón y la intención era presentarla en muchos lugares pero no hicimos tantas funciones, se llama Los vecinos de arriba.
Pero con esa obra te presentaste ni más ni menos que en el Auditorio Nacional…
¡Exacto! Trabajar con Odín fue maravilloso, es un director muy detallista y muy exigente. Estar en el Auditorio Nacional fue impresionante y muy de nervios porque había muchos rebotes de sonido, se escuchaba rarísimo. De momento escuchabas tu voz y la de tus compañeros tres veces. Fue todo un reto te prometo que lloré antes de entrar al escenario porque en el pasillo veía las fotos de todos los que se han presentado en ese mismo escenario y lo dimensioné hasta el momento de los aplausos finales… fue increíble.
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Puebla es como mi escape, mi refugio, mi zona de seguridad
¿Recuerdas cuándo te pagaron tu primer cheque por actuar?
Hice un capítulo de Como dice el dicho, pero mi primer sueldo real fue en la telenovela de Lo Imperdonable. Me sentía yo millonario y compartí a mi mamá, a mi papá, mi tía. Me sentí muy feliz. Fue una pequeña gran conquista.
¿Es verdad que fuiste reportero en un canal de televisión?
Sí, justamente en el canal donde jalaba cables les dieron la concesión de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. Ahí encontré grandes maestros y amigos y como sabían que era deportista me invitaron a narrar natación y yo acepté y les gustó. Después me pusieron en clavados y ahí sí no tenía nada de conocimiento y pues tuve que ir aprendiendo literal sobre la marcha. Fue una gran experiencia y traté de documentarme mucho para no regarla.
Hace unos días vi en Amazon la película de José María Pumarino, Angels Inc. y me sorprendió verte ahí…
Fue una gran experiencia muy buena. Un reportero de Televisa me habló y me dijo que le estaba ayudando a hacer el casting a un amigo para una película y que me querían para audicionar. Ese día literal iba yo en shorts y playera y así fui a hacer el casting. Me quedé y estuve como seis semanas en Puebla en la filmación. Me gustó mucho trabajar con Chema.
Además la hicieron en Puebla. Yo sé que es una ciudad especial para ti…
Puebla es como mi escape, mi refugio, mi zona de seguridad después de Guadalajara. Guadalajara me queda muy lejos, así que cuando estoy feliz me voy a Puebla, si estoy triste me voy a Puebla. Ahí vive mi hermano y está mi sobrino quien es mi adoración. Christian continúa con paso firme en este difícil terreno de la actuación. Hace de cada uno de sus trabajos lo más importante de su vida y borda cada uno de sus personajes con minuciosidad y con esa ‘ñoñez’ que él mismo menciona pero que le ha hecho marcar la diferencia. Si de algo podemos estar seguros es que en su carrera lo mejor está por venir.
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PREGUNTAS TONTAS ¿Qué es lo que nunca falta en tu refrigerador? Leche. ¿Tienes alguna superstición? No, pero procuro no pasar debajo de las escaleras. Si pudieras regresar el tiempo, ¿qué consejo le darías a tu yo de 15 años? Que se tome la vida mucho más ligero y que aprenda a amarse mucho más rápido. ¿Qué es lo que no te gusta de ir al súper? Que cuando tengo hambre quiero comprar todo. ¿Con quién te gustaría tomarte un café? Con Johnny Depp. ¿De qué decisión profesional te arrepientes? Cuando terminé la serie de Lupita D’Alessio, los productores me invitaron a Bailando por un Sueño. Mi manager no quiso que lo hiciera y hoy pienso que no hubiera pasado nada malo, y hubiera estado divertido. ¿Cuál es tu disco favorito? Maroon 5, Songs of Jane. ¿Qué platillo no comerías? No soy muy fan del calamar, los ostiones, nunca he comido pulpo y no se me antoja. No pruebo las cosas que visualmente no me atraen. ¿Cuál es tu película favorita? Recientemente, El Hoyo y Nuevo Orden.
Foto de Guillermo Arriaga Jordรกn: Tinseltown / Shutterstock.com
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Bañado en sangre de animal Por Diego González
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a entrevista es un encuentro por Zoom, Arriaga prende su cámara y está riendo, ha enviado un emoticón grosero a uno de sus contactos y entre risas quiere borrar la embarrada. Arriaga a simple vista es un hombre afable, ameno, simpático, eso como persona. Como escritor dice: —Soy un tipo, básicamente, cero torturado. No tengo traumas, eso de que hay que exorcizar los demonios. No tengo demonios de ningún tipo. No tengo nada que arrastre, nada, nada, cero. El escritor de 62 años siente que ha sido privilegiado por hacer lo que desea: poder crear, ser publicado, ser leído y ser traducido y aclara que, para él, su oficio no es un bálsamo: —Porque, realmente, no tengo ningún dolor real que manifestar. ¿Le sirve la cacería para alimentar su escritura? Yo no podría escribir ni una sola página sino cazara. Creo que lo que ha definido siempre ha sido la cacería. Mi personalidad está matizada por el cristal de la cacería. Creo que soy ante todo un cazador. Mi representación del mundo está basada en la cacería. La cacería te acerca a paradojas. Algunas mujeres me preguntaban el otro día —en un club de lectura— de dónde sacaba yo esta sexualidad, en donde los fluidos no importan tanto. Les dije, oigan, he abierto marranos salvajes, se me ha pasado el cuchillo, me ha explotado la caca en la cara, me ha explotado la orina, he estado bañado en sangre de animal, en eses de animal, en orina de animal.
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Las paradojas profundas que te trae la cacería, matar a un animal tan hermoso como un venado o un animal tan hermoso como un marrano — hay gente que los ve feos, yo los veo preciosos—, matar a un animal es un acto muy fuerte, un acto que te acerca a límites entre la vida y la muerte, entre la crueldad y la belleza. Que espero se traduzcan en mi obra. ¿Qué es lo políticamente correcto? “Es la muerte del arte”, y agregó la anécdota de la vez que dio un vistazo a una página de críticas de libros y leyó la opinión descalificadora de un “hater”: —Qué quieren que escriba yo, ¿un manual de Carreño? ¿Qué quieren que haga? Ya todo tiene que ser aséptico e higiénico. Lo pongo en el libro: “la especie humana va a desaparecer por exceso de civilización”, este exceso de civilización va a crear unas tensiones inigualables. Lo políticamente correcto puede crear una guerra feroz. Hay pulsiones que van más allá de la civilización y que, de una manera u otra, van a terminar por explotar. El escritor aclaró dos cosas: una, que se opone al racismo, al feminicidio, al acoso sexual; la segunda, que no va a estar cuidando todo lo que escribe. Arriaga fue premiado en Cannes por el guion de la película Los tres entierros de Melquiades Estrada (2005). La crítica, en su mayoría, lo ha tratado bien y el autor es respetuoso de las opiniones que suscita su trabajo: —Que no les guste mi obra, no puedo hacer nada, pero que haya una burla, que haya una humillación, eso no lo perdono. Esos, sí se merecen que les rompa uno el hocico. La Unidad Modelo es un sector popular de la Ciudad de México, allí, Guillermo Arriaga creció, vivió y sobrevivió. Aquel barrio bravo, lo ha retratado con fidelidad, agilidad y franqueza. Ese lugar le enseñó a escoger qué batallas luchar. —Vengo de la calle, carnal. Tienes que elegir con quién te vas a agarrar a golpes. No puedes estarte peleando con todo mundo. En la calle el que manda es, realmente, el que nunca se pelea. El que sabes que cuando se va a pelear, se va a pelear con todo.
La experiencia de vivir
En Salvar el fuego, Arriaga nos expone ante un México que se contrasta en sus calles. De la opulencia y la belleza de los barrios ricos, de sus calles limpias, en camionetas blindadas transita la ciudad hasta meterse en barrios de casas derruidas y autos destartalados. El escritor nos ubica en el filo del abismo social, en las fauces de la bestia a la que se enfrentan millares de personas.
Vengo de la calle, carnal. Tienes que elegir con quién te vas a agarrar a golpes. No puedes estarte peleando con todo mundo. En la calle el que manda es, realmente, el que nunca se pelea. El que sabes que cuando se va a pelear, se va a pelear con todo El cineasta dice que las clases altas han resguardado a sus hijos, los han sobreprotegido, les han sustituido la experiencia de la calle. —Han hecho que los jóvenes estén en sus casas, muchos de ellos se la pasan horas frente a pantallas, no tienen cicatrices, no salen. Entonces ¿cómo puedes marcar un evento importante? no tienes una cicatriz que te marque el evento. Agregó que muchos jóvenes remplazan las cicatrices por tatuajes y el trabajo por ropa desgastada: —La ropa tiene que demostrar las experiencias de vida fuerte que no has vivido. Me ha tocado ver ropa de 700 dólares, una camisa manchada de aceite con un letrero que dice “painting”. Y culminó: —Se les ha quitado la experiencia vital, se les ha quitado la calle, se les ha quitado la sabiduría que te trae la calle, te quita el sentido de lo humano, te quita el sentido social, porque alguien que viaje en metro o en camión, como fue mi caso, te da una visión social distinta a quien no lo hace. ¿Cómo se conecta la abismal diferencia de clases sociales? —La forma de conectarnos es la justicia social y la igualdad de oportunidades. El hacer de este país [México], un país de clase media. Yo no creo en las posiciones de la iglesia que glorifican la pobreza. Yo creo que la justicia social es la única forma en vamos a poder estar en contacto. Porque, si no, son dos realidades completamente distintas. Los lenguajes son distintos, los temas, las éticas. En sus viajes por México, Arriaga ha visto de frente “la miseria lacerante” que fatiga a muchos campesinos. Ha observado como el hambre los agobia, pero, no les cambia el buen humor. —He conocido gente que come tacos de aceite, donde alguna vez fueron carne de algo, de un venado que se ahogó y comen tacos de aceite o comen la flor de la palma, que le llaman la chocha. Alguna vez, se conmovió cuando una persona le compartió la mitad de su comida: “Les intenté pagar y me dijeron: ‘Los favores no se pagan’”.
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Han hecho que los jóvenes estén en sus casas, muchos de ellos se la pasan horas frente a pantallas, no tienen cicatrices, no salen. Entonces ¿cómo puedes marcar un evento importante? Paradojas mexicanas
—Es un país lleno de gente buena. Nuestros campesinos son gente buenísima, la gente de campo es buenísima, la gente es noble. No entiendo por qué, de ahí ha derivado una clase política tan corrupta y porqué este afán de robar a manos llenas. No de todos los políticos, por supuesto.
Salvar el fuego
La idea de escribir Salvar el fuego, le tomó a Guillermo Arriaga, cuatro años y cuatro meses. —Para mí, que se cocine una idea significa que subsiste. Cuando me senté a escribir tenía un argumento muy escueto: una mujer de clase media alta o alta, va a llevar su arte a la cárcel y va a conocer un preso. Todo lo que sabía. Según Arriaga, la novela —entre otras cosas— retrata varias utilidades del arte: la confrontación, el deseo de expresión y su función balsámica.
Matar bajo ninguna razón
En Salvar el fuego un hombre conserva el amor de una mujer cercenando varias vidas. Dejando la ficción de lado, dijo: —No creo que se deba de matar a nadie por ninguna razón, puede ser que mates por tus personas amadas, eso puede ser. Aunque hay justicia y hay leyes, de eso es lo que trata mi libro El Salvaje, si no hay justicia, ahí está el camino de la venganza. Pero por amor, yo siento que no vale la pena matar a nadie.
Sobre la permanencia
—Los hijos, los libros, los árboles que plantaste, los amigos que te sobreviven, la gente que te quiere. Soy ateo. Sí, creo que la vida reverbera. ¡No estamos ahí leyendo a Shakespeare o a García Márquez o Faulkner! Ahí estamos leyéndolos y discutiéndolos. Sófocles, Eurípides, vienen aun a nuestros tiempos. Esquilo, vienen todavía replicando hasta acá. Entonces, por eso, no se termina de morir uno.
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Viviendo en la ficción Por Diego González
En un buen año, Alejandro Calvo ve 700 películas. Es decir, invierte cerca de 1400 horas, al menos 58 días enteros de un año frente a una pantalla escapando de la realidad, viviendo de ficción. ¿Cuántas películas ve al día un hombre obsesionado con el cine? ¿Cuánto tiempo duerme un profesional del ocio? ¿A qué películas vuelve un hombre condenado a los estrenos? ¿Ser crítico de cine es un oficio? Entre millones de escenas ¿cuál es la imagen más bella en la historia del cine? Entrevista a Alejandro Calvo, crítico de cine y director del canal SensaCine.
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l crítico de cine Alejandro Calvo (Barcelona, 1978). Luce una gorra negra, camiseta del mismo tono, tez blanca y una barba entrecana y espesa de semanas. Conoció el cine de la mano de su tío Enrique, quien lo llevó a ver Los Goonies, E.T, Karate kid, Loca academia de policía e Indiana Jones y el templo maldito. Es hijo único y fue un chico solitario que no practicaba deportes. Pero a los 12 años empezó a frecuentar bibliotecas, a leer y a ver películas asiduamente. Junto a su tío, viendo Hannah y sus hermanas (1986), descubrió la importancia que había cobrado el cine en su vida. “Yo entendí que me quería dedicar era eso: quería ser escritor y quería hablar sobre películas”, recuerda. Escribió mucho, hasta que a los 17 años comenzaron a publicar sus textos, pero pasaron años antes de que le pagaran por lo que escribía en los medios online. “Es muy difícil ganarse la vida así, pero creo que yo tengo mucha suerte”, dice y explica que su éxito radicó en que le gustó a los editores y a los directores culturales. Ha trabajado para medios como La Vanguardia, El Mundo y en las revistas El Cultural y Rockdelux (1984-2020).
Maratones
Ahora, Alejandro tiene menos pelo del que lucía en aquella época en que entraba a los cines a las ocho de la mañana y salía a altas horas de la madrugada: “Luego ya me iba a escribir, dormía tres horas y al día siguiente otra vez. Eso lo he hecho y pues, directamente, desapareces del mundo real, sólo estás viviendo la ficción”, recuerda este hombre que dice dormir cinco horas diarias. Alejandro ve alrededor de 500 películas al año. En un mal año 350, en uno bueno 700. Hace ya mucho tiempo que mezcló su trabajo y su vida personal, no sabe si eso es bueno o malo, pero cree que de cualquier manera lo más “duro” es para los que lo acompañan en su vida. Los estrenos de las películas los ve en horario de trabajo, en pases de prensa o festivales de cine, pero cuando tiene que verse una serie la dinámica cambia: “me tengo que quedar una noche o dos. La de Michael Jordan, The Last Dance, me la vi en tres noches”, comenta y vuelve a quejarse de lo poco que duerme. “Siempre he sido mucho de maratones, porque siempre he entendido que para aprender sobre cine lo mejor que puedes hacer es no picotear sino centrarte”, explica Alejandro, cuyo método es verse al hilo 10 películas de un mismo director: “porque así entiendes mejor al cineasta”. “El cine lo veo un poco raro, porque lo veo como una gran tarta”, un gran pastel del que ha devorado piezas excepcionales y fiascos empalagosos, pero igual sigue tratando de comerse todo lo que puede —y come rápido—, a pesar de entender que siempre le harán falta rebanadas por degustar. Antes de ser padre, Alejandro veía un par de películas en la tarde o en la noche. Cuando llegaron los hijos, bajó a la mitad de las cintas. Ahora sólo las puede ver después de las 10 de la noche, cuando los niños duermen: “Entonces, me tengo que dosificar muchísimo”, aclara este hombre hipocondriaco que dice padecer dolores musculares por todos lados.
Una de vaqueros
“Las sentadas son bestias”, así define Alejandro las jornadas maratónicas en las que se la pasa sentado frente a un televisor, metido en una sala de cine o simplemente concentrado en su portátil. A este crítico de 42 años, le encantan los westerns. Hace poco tiempo, vio 50 películas de vaqueros en un mes. Como una extensión más de su cuerpo, llevaba su portátil a todos lados. En cualquier sitio lo abría y se sumergía en los cielos azules del desierto. Un día antes de entrevistar al actor Joaquin Phoenix, viajó a Londres viendo películas del oeste, analizó Grupo Salvaje encerrado en una habitación de hotel, vio a vaqueros y cazarrecompensas antes de encontrarse con el protagonista del Joker, y al terminar la entrevista, retomó la cinta sentado en un tren con destino a Gatwick. En el avión a Madrid apreció más valles rocosos y nuevos duelos entre pistoleros y comanches; del aeropuerto de Barajas a su morada, disfrutó de pleitos entre forajidos y comisarios y, al llegar a casa: “un beso a la mujer, a los niños; los duermes y sigues viendo westerns. Hay que estar un poco loco, eh…”, reflexiona Alejandro.
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Rebobinando films
Cuando este hombre entra en materia, se sumerge en los detalles, se emociona al redescubrir un personaje, analiza los planos —De Detalle, Americano Largo, Picado, Contrapicado, Primerísimo Primer Plano—, examina las escenas, los diálogos, la fotografía. “La imagen más bonita que tengo en mi cabeza, es en: El hombre que mató a Liberty Valance, de John Ford: la flor de cactus encima del ataúd de Tom Doniphon, esa es una imagen que me emociona sobremanera, en lo positivo y en lo dramático. Puede ser mi momento favorito de la historia del cine”, dice y se cruza de brazos. Cada tanto vuelven a él ciertas obras: Centauros del desierto, El Apartamento, Manhattan, Taxi Driver, Río Bravo —la ha visto, por lo menos, 100 veces—, y El Padrino: “Es precioso volverse a encontrar con las películas”, opina.
Ser crítico de cine es un oficio
“A mí me gusta todo el cine, todo”, precisa Alejandro, quien disfruta igual una peli de terror, un melodrama, un musical o una de superhéroes. Alejandro es ameno es sus críticas, jocoso, no suele desprestigiar los films que analiza. Prefiere ver el lado positivo de las cosas y dice ser un afortunado por hacer lo que le gusta. “La capacidad de no tener que elegir, me hace mejor espectador y crítico”, Alejandro entiende que el arte cinematográfico consiste en enriquecer su ser y no en elegir una película sobre otra. “Hay un actor que ya murió, Pepe Rubianes —yo soy muy fan de Pepe—, decía que cuando pasaba por la calle, le decían: ‘¿Pero tú en verdad a qué te dedicas?’. A mí me ha pasado un poco eso: ‘Te he visto muy bien en los videos de YouTube ¿pero tú cómo te ganas la vida?’ —Llevo 24 años metido en esto”, explica con picardía los detalles de su oficio y después se ríe.
¿Qué es el cine?
Apreciar una película es un viaje solitario, a pesar de hacerlo junto a la esposa, los colegas, los hijos o los amigos: “siempre las vive uno solo”, asegura. Para Alejandro el cine significa evasión e introspección. Es desconectarse de la realidad y mirarse así mismo para entenderse mejor: “Si tú ves un millón de películas en un año, eso no te va a hacer ni mejor persona, ni mejor crítico”, complementa. “Tengo una visión muy de Hemingway, de la vida, o de Orson Welles, realmente creo que merece la pena estar en un bar con amigos, riéndote. Merece la pena enamorarte, aunque sea para que luego te rompan el corazón y merece la pena cuidar a la familia, aunque luego, cuando pierdes a un familiar, te destroza. Porque el cine está ahí, el cine siempre te va a hacer compañía. Siempre vas a poder volver a él”, culmina. Alejandro se emociona al recordar escenas, habla de lo trascendente y lo entretenido y comenta y ríe y explica y recuerda un fotograma que a su vez le hace recordar al director Terrence Malick y así a Resnais, a Antonioni, a Ford y a Peckinpah y luego un clásico del cine de vaqueros trae a la memoria una canción triste que él le ha cantado muchas veces a sus hijos y pasa todo eso en instantes porque Alejandro G. Calvo vive de la ficción.
Alejandro Calvo recomienda: 4 de cine latinoamericano
Le pido que nos recomiende algunas películas latinoamericanas. Inicia con “El pagador de promesas” [O pagador do promessas, 1962] —se le olvida el nombre del director—: “me da mucha rabia no acordarme de directores”, dice y se le viene a la mente el nombre de Anselmo Duarte; luego recomienda Zama, de Lucrecia Martel; Madre Cuba, de Salomón Shang; y cualquier documental del director chileno Patricio Guzmán.
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¡Felices 13 años a 360°!
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Por Gilberto Brenis @GilbertoBrenis
uando pienso en Revista 360° pienso en casa. Debo confesar que yo siempre he sido enemigo de considerar a los lugares donde trabajas de esa manera y suelo hacer burla de quienes dicen “mi casa (y añada aquí el nombre de alguna televisora)”. En mi mente mi casa es mi casa y mi lugar de trabajo es mi lugar de trabajo. Sin embargo, con esta revista es muy diferente. Desde antes de empezar a colaborar me gustaba leerla y disfrutarla. Siempre se me ha hecho vanguardista, atrevida y divertida. Hoy que tengo la posibilidad de ser parte del equipo no puedo sentirme más orgulloso de estos primeros 13 años. ¿Por qué digo que es mi casa? De entrada porque siempre me han valorado y respetado. Mi trabajo es siempre tratado con profesionalismo, han estado conmigo en las buenas, en las malas, en las mejores y en las peores. Zeus ha sido un gran cómplice, colega, confidente y amigo. Nos vemos pocas veces al año, pero siempre le sacamos el mayor provecho. Este año fue particularmente especial. El permitirme estar en la portada y contar mi historia es algo que agradeceré por siempre. Desde febrero de este año me tomé un café con Zeus para contarle mi idea y preguntarle
si estaba de acuerdo. El apoyo fue total, juntos trabajamos en cómo sería y acordamos que sería para junio, pero llegó la pandemia. El proyecto se detuvo hasta que un día un mensaje despertaría de nuevo la idea y se concretaría en menos de un par de semanas. Ese número de 360° me hizo sentir muy orgulloso. No sé cuántas veces he leído el texto y cada vez me gusta más, me llena de satisfacción y me sirve de aliciente en mi continuo proceso de aceptación. A lo largo de los años que he colaborado aquí, he conocido y trabajado con gente muy valiosa. El profesionalismo siempre ha sido la clave. Sé que a veces estiro la liga y entrego mis colaboraciones en el último segundo, pero nunca he quedado mal. No puedo fallarle a mi propia casa. A todo el equipo, ¡muchas felicidades! Ha sido un año difícil, pero estamos de pie. Espero que así sigamos por mucho tiempo más. Querido Zeus, un abrazo de esos que ahorita es pecado dar por la sana distancia. Gracias por la confianza, el apoyo, los adelantos, la franqueza, la atención y el respeto. He aprendido mucho de ti y me siento orgulloso de poderte considerar mi amigo. ¡Felices 13 años 360°! Vamos por más…