Encarnación y Trinidad

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Acompañamiento Pastoral

III. Diciembre 2017

A. Introducción al nombre de Dios Los creyentes del Antiguo Testamento van recibiendo luces sobre cómo es este Dios al que adoran. Y así es un guerrero (Jehová-Sabaot), porque siempre le ha defendido, es también creador todopoderoso (Elohim, El Shaddai) de las estrellas y los montes y de lo que existe, es el Dios de Israel. Poco a poco, la historia hace confesar al Dios de Abraham, Isaac e Israel como el único Señor. No hay otro dios fuera de él, es el Adonai (Señor de los Señores). No se llega a este conocimiento por intuición humana, sino que Dios lo va revelando en su historia. Es “el que es” (Jehová o Yahvé) el que nunca cambia, el fiel aunque todo lo demás sea infiel y cambie. Podéis buscar en internet los 21 nombres de Dios y sus significados.

B. Dios va revelándose Dar a conocer el nombre, es conocer la esencia y la identidad. Se le reconoce como el único y con sus características más repetidas. Dios es el único Señor. Dios es compasivo y fiel. No es la inteligencia del hombre la que descubre la intimidad de Dios sino Él quien toma la iniciativa de abrir su corazón, su misterio. Y no existe ningún nombre que encierre la esencia de Dios, su riqueza absoluta. No se puede manipular con un nombre el misterio inagotable de Dios. Por eso los israelitas no nombran a Yahvé, La búsqueda del rostro de Dios recibe un viraje inimaginable, porque este rostro ahora se puede ver: es el rostro de Jesús, del Hijo de Dios que se hace hombre. En Él halla cumplimiento el camino de revelación de Dios iniciado con la llamada de Abrahán, Él es la plenitud de esta revelación porque es el Hijo de Dios, es a la vez «mediador y plenitud de toda la Revelación» (const. dogm. Dei Verbum, 2), en Él el contenido de la Revelación y el Revelador coinciden. Jesús nos muestra el rostro de Dios y nos da a conocer el nombre de Dios. (Benedicto XVI— 16-I-13)

Por los profetas hemos ido conociendo a Dios, su mensaje y su manifestación. Llamamos profeta a quien habla en lugar de Dios desde Moisés a Zacarías, pasando por el Rey David, o los profetas no escritores como Elías o Samuel y los escritores como Isaías o Jeremías. De muchas maneras y muchas veces ha hablado Dios. Pero donde se ha dado a conocer de manera total no es en palabras dichas en el pasado sino en la actualidad de Jesús, el vivo para siempre. Él es la Palabra eterna del Padre, es el cumplimiento de todas las promesas. Es la plenitud de la revelación. La realización de las esperanzas de los hombres y el que las colma de manera inaudita. Una misma Palabra de Dios se extiende por todas las Escrituras, es un mismo Verbo que no necesita sílabas porque no está sometido al tiempo. Dios se ha revelado definitivamente en el hombre Jesús, porque es el Verbo eterno encarnado.


C. La esperanza mesiánica

D. Jesús interpretado

Tras el reinado de David y Salomón, el reino de Israel se dividió en los reinos de Israel (o del norte) y reino de Judá (o del sur). Y las dinastías distintas de ambos reinos fueron cayendo en decadencia hasta que otros imperios conquistaron esos territorios desterrando de la Tierra prometida al pueblo elegido. El reino del norte fue desterrado en tiempos del imperio Asirio por Senakerib (722 a.C.) y el de Judá en tiempos del imperio Babilónico por Nabucodonosor (587 a.C).

La presentación de Jesús sigue la línea de todo el Antiguo Testamento y no podríamos entender su persona sin la tradición profética: •

Algunos evangelistas ponen en Belén el nacimiento de Jesús reconociéndolo como el renuevo de la casa de David •

Los evangelistas dan a Jesús nombres reservados para Dios en el Antiguo Testamento. Se le llama Emanuel –Dios con nosotros– o Jehová-Rohi – Señor mi pastor– y el evangelista Juan pone hasta 7 “yo soy” en su Evangelio –pan de vida comparado con el maná, o la luz del mundo en la fiesta, o la puerta, o el buen pastor, o la resurrección y la vida, o el camino, verdad y vida…), hasta lo muestran con rasgos propios de Dios (Jesús ve internamente como Dios El-Roi, o basa su vida pública en sanar como el Jehová-Rafa. También se interpreta su actuación y su persona según el sentido pleno de las fiestas judías: la fiesta de los tabernáculos y Cristo como fuente del verdadero gozo… o la Pascua en el contexto liberador de la muerte de Cristo…

La experiencia del destierro, es una experiencia profundamente universal, porque se da una necesaria purificación de las experiencias primeras de elección pasando por la prueba del silencio, de la lejanía de Dios y de su incesante fidelidad. Los profetas antes del destierro denunciaban la falta de cumplimiento de la Ley por parte de los creyentes judíos. Una vez fuera de la Tierra, en el extranjero, los profetas mantienen la esperanza del pueblo del Señor con la promesa de un Ungido como David. Los profetas de Yahvé denuncian una vivencia externa de la Ley de Dios, y una relación infiel de los hombres con Dios, llamando “dios” a cualquier cosa que mueve nuestro corazón alejándonos del Dios verdadero. Anuncian la fidelidad de Dios por encima de las traiciones e infidelidades de su pueblo. Despiertan la existencia de un resto fiel, libre, valiente que siga al Dios de la Alianza

Se identifica con el siervo de Yahvé en su entrega, y también en su vida pública (Mt 12,1421). Su mesianismo no es propio del “rey” sino de siervo. Y él mismo plantea su misión como superior a los reyes y profetas de Israel, incluso superior al Templo (Mt 12,6.41.42)

RESUMIENDO i.

Jesús interpreta su vida como un Mesías siervo y enseña esta interpretación a sus seguidores

ii.

Jesús llama Padre a Dios haciéndose Hijo suyo, y es capaz de defender su identidad hasta morir como blasfemo según sus correligionarios.

iii.

Si sólo existe un único Dios y este Dios tiene un Hijo, se nos revela la Trinidad como un misterio absoluto, al que no accederíamos por nuestra deducción sino por revelación de Dios mismo que nos enseña su ser definitivamente en Cristo.


E. La fe en la Trinidad El Dios de la misericordia, el Dios compasivo y fiel del Antiguo Testamento que se dio a conocer a Abraham, Moisés, David y quiso llegar al corazón de todo su Pueblo no es lejano al dolor de los hombres. En Cristo, Dios se ha revelado como un Padre que crea por amor y que destina a la comunión de vida con él a todos sus hijos. Cristo restaura la relación con el creador después de perdonar el pecado y sacar del aislamiento al que nos tiene sometidos. Desde el principio del mundo Dios ha destinado a los hombres a la comunión de vida con él. Ya en tiempos de Abraham, después de su circuncisión, se hizo cercano y quiso ser hospedado. Abraham acogió a Dios. La Iglesia ha visto en ese gesto a la Trinidad que abre su relación al hombre. Dios, que conoce el dolor de los hombres, ha enviado a su Hijo Jesús para recrear la comunión. Toda la vida de Jesús se resumiría en ser signo de comunión entre Dios y los hombres (carta a los Hebreos), único mediador de la gracia. Así el Padre es el origen de todo y el fin de toda vida. Jesucristo es la Palabra de Dios, el Verbo, la Segunda Persona, el mediador, el camino hacia el Padre, la única verdad que trae esperanza definitiva a los hombres, y la vida divina que nos llega por su humanidad. Es el que abre la mesa de Dios a todos los hombres. Y la puede abrir porque él es verdadero hombre, nacido de María. La Tercera Persona de la comunidad divina es el que santifica, el que llena de vida divina todo lo creado desde la humanidad resucitada de Cristo. Todo lo asemeja a Cristo potenciando el sentido de la creación. Los hombres son santificados, capaces de comunión vital con el Dios del amor. Y la creación entera recupera la semejanza con Cristo, verdadera imagen de Dios invisible. El pan y el vino, tocados por el Espíritu Santo, se transforman en su verdadero ser: la presencia de Cristo. Y la vida de las personas que se dejan tocar por el Espíritu adquieren la santidad de Dios reproduciendo los pensamientos, sentimientos y obras de Cristo.

La Iglesia es la nueva humanidad renacida en el bautismo trinitario que responde a la vida resucitada ofrecida por Cristo desde la cruz gloriosa.

F. Liturgia de la vida La vida cristiana comienza en el bautismo que dispone nuestra vida como alabanza al Padre, por medio del Hijo y en virtud de la obra del Espíritu Santo. No es un acto puntual sino la forma habitual de nuestra existencia. Así todo lo que hacemos ordinariamente tiene ese carácter trinitario de alabanza y ofrenda. El punto culminante lo ofrece la eucaristía dominical. No es un rito aislado, sino lo que resume y expresa la vida de alabanza del cristiano. La petición, acción de gracias, ofrenda y misión de la vida del cristiano es don del Dios trinitario y ofrenda de alabanza al Padre, por el Hijo en el Espíritu. Así todos los sacramentos y sacramentales recuerdan ese movimiento descendente de don de Dios y de ofrenda ascendente de nuestra vida a Dios por la unión con la vida de Cristo sacramentado. Por eso la celebración de la fe para el cristiano no es una repetición externa de ritos.


Esquema de oración propia de un retiro 

Peticiones:

 Dame, Padre, la gracia de poder encontrar en las palabras de Jesús y en sus acciones tu cercanía, tu compasión y tu misericordia.  Envíame tu Espíritu, ilumina mis deseos, mi capacidad de buscarte, mi sensibilidad para acerarme a ti. Que en todo lo que sienta, desee, busque te encuentre a ti, Señor que me amas.  Dame la gracia, Señor, de vivir la eucaristía como comunión contigo, que mi adoración no sea externa, sino que todo en mi vida se disponga para tu servicio, para tu alabanza. 

Citas:  Hb 1,1-4; Mt 11,25-30;  Lc 4, 14-30;  Gn 17-19; Jn 6;

Para un cuarto momento... En los grupos que queráis formar bien porque trabajéis en el mismo sector pastoral, o bien porque os conozcáis y tengáis confianza podéis compartir la experiencia de fe de este día. Estas preguntas pueden facilitar vuestra participación en grupos. Más que entrar en diálogos cerrados, quizá resulte más motivador compartir lo que habéis visto claro sin juzgar lo que otros dicen. Si lo traes escrito quizá te ayude más a expresarlo (y a los demás a no despistarse). a) ¿En qué medida Jesús te supone una novedad para tu fe y para tu vida? ¿Qué te ha ayudado a conocer más a Jesús? ¿Cómo nombras a Dios? ¿Tienes alguna experiencia de Dios que te haya supuesto un antes y un después? ¿La quieres compartir? b) ¿Qué esperas de Dios? ¿Qué experiencia tienes del silencio de Dios, de su abandono? ¿Qué novedad te ha ofrecido el Señor en tu búsqueda de Dios? ¿En que te ha hecho cambiar? c) ¿Qué relación mantienes con Cristo en la eucaristía? ¿Qué te ayuda a adorarle? ¿Cómo haces para que la adoración no sea externa?


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