Ana Arias Cantero Lengua Castellana y Literatura
ACTIVIDADES SOBRE LOS GÉNEROS LITERARIOS Y SUS SUBGÉNEROS IMPUNTUALIDAD Román les despertó como de costumbre, a las nueve. Después de tomar un baño y vestirse, bajaron al comedor. Los señores, que aún no sabían nada, vieron que no estaba puesto el desayuno. Esperaron unos minutos. Llamaron, registraron la casa y el jardín, pero no la encontraron. Entonces hicieron mil siniestras suposiciones. Cuando fue a calentarse el café, la señora de la casa descubrió sobre la mesa de la cocina un papel con letra clara y redonda: “Estoy colgada en la despensa. Suya. Rosa”. José Alberto García Avilés 1.- Lee el texto con atención. ¿Está escrito en prosa o en verso? ¿Es real o imaginario? ¿Es literario? ¿Qué función predomina en él? 2.- ¿Se cuentan unos hechos? ¿Cuáles?¿Quién los relata? Explica quién es el narrador y de qué tipo es . 3.- ¿Hay personajes en la historia? ¿Cómo son? 4.- Señala las partes del texto, es decir, su estructura: Planteamiento Nudo Desenlace 5.- ¿En qué orden se narran los hechos? 6.- ¿Dónde ocurre la historia? 7.- ¿Cuándo? ¿Cuánto dura la historia? 8.- Si es un texto literario indica a qué género pertenece y a qué subgénero. De una torre de palacio se salió por un postigo la Cava con sus doncellas con gran fiesta y regocijo. Metiéronse en un jardín cerca de un espeso ombrío de jazmines y arrayanes, de pámpanos y racimos. Junto a una fuente que vierte por seis caños de oro fino cristal y perlas sonoras entre espadañas y lirios, reposaron las doncellas buscando solaz y alivio al fuego de mocedad y a los ardores de estío. Daban al agua sus brazos, y tentada de su frío fue la Cava la primera que desnudó sus vestidos. En la sombreada alberca su cuerpo brilla tan lindo
que al de todas las demás como sol ha oscurecido. Pensó la Cava estar sola, pero la ventura quiso que entre unas espesas yedras la miraba el rey Rodrigo. Puso la ocasión el fuego en el corazón altivo, y amor, batiendo sus alas, abrasóle de improviso. De la pérdida de España fue aquí funesto principio una mujer sin ventura y un hombre de amor rendido. Florinda perdió su flor, el rey padeció el castigo; ella dice que hubo fuerza, él que gusto consentido. Si dicen quién de los dos la mayor culpa ha tenido, digan los hombres: l a Cava, y las mujeres: Rodrigo.
1.- ¿Es un texto narrativo o lírico?
2.- Rasgos característicos del género.
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Lee los siguientes textos y explica las características teniendo en cuenta su género: A)
Branquias quisiera tener porque me quiero casar. Mi novia vive en el mar y nunca la puedo ver. Rafael Alberti
B) La oveja negra. En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura. Augusto Monterroso C) UNA ESCENA DE LA OBRA EL DICCIONARIO DE MANUEL CALZADA (María joven quema libros en una estufa. Entra Fernando joven.) FERNANDO JOVEN: ¿Qué estás haciendo? MARÍA JOVEN: Estoy quemando libros. FERNANDO JOVEN: (Sacándolos del fuego.) Miguel Hernández, Machado, Lorca. ¿Qué ha pasado, María? MARÍA JOVEN: Tíralos al fuego. FERNANDO JOVEN: No podemos quemar los libros. MARÍA JOVEN: (Se los quita y los tira.) Claro que podemos. FERNANDO JOVEN: Somos gente de bien. Tranquilízate. MANUEL CALZADA: El Diccionario
D) COLINAS PLATEADAS... Colinas plateadas, grises alcores, cárdenas roquedas por donde traza el Duero su curva de ballesta en torno a Soria, oscuros encinares, ariscos pedregales, calvas sierras,
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caminos blancos y álamos del río, tardes de Soria, mística y guerrera, hoy siento por vosotros, en el fondo del corazón, tristeza. Tristeza que es amor! ¡Campos de Soria, donde parece que las rocas sueñan, conmigo vais! ¡Colinas plateadas, grises alcores, cárdenas roquedas Antonio Machado E)
ESCENA SEXTA El calabozo. Sótano mal alumbrado por una candileja. En la sombra, se mueve el bulto de un hombre. -Blusa, tapabocas y alpargatas-. Pasea hablando solo. Repentinamente se abre la puerta. MAX ESTRELLA, empujado y trompicando, rueda al fondo del calabozo. Se cierra de golpe la puerta. MAX. ¡Canallas! ¡Asalariados! ¡Cobardes! VOZ FUERA. ¡Aún vas a llevar mancuerda! MAX. ¡Esbirro! RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN: Luces de bohemia
F) El verano empezaba cuando llegaban los veraneantes. No el 21 de junio, que es cuando dice el horóscopo, ni siquiera la noche de San Juan, la más corta y misteriosa del solsticio, cuando la gente se sanjuanea sumergiéndose en las aguas de los ríos y las fuentes, prendiendo y saltando hogueras o buscando al amanecer el trébol de cuatro hojas, ese que da buena suerte, sino cuando llegaban los afortunados que podían permitirse el lujo de descansar los meses de más calor, al contrario que el resto de la gente. Yo, en cierto modo, era uno de ellos. Aunque descendía del pueblo, vivía lejos de él y mis abuelos ya eran mayores, por lo que habían dejado de trabajar. A falta de algún hijo que se hiciera cargo de ellas, habían arrendado las fincas al llegar a la jubilación. Por lo que yo no tenía nada que hacer en todo el verano, cuando llegaba desde Bilbao para pasar con ellos las vacaciones, al revés que mis amigos, que tenían que ayudar a sus familias en las distintas labores de la labranza. JULIO LLAMAZARES. Las lágrimas de San Lorenzo
G) El viaje Ella sube al autobús en la misma parada, siempre a la misma hora, y una sonrisa mutua, que ya no recuerdo de cuándo procede, nos une en el viaje trivial, en la monotonía de nuestra costumbre. Se baja en la parada anterior a la mía y otra sonrisa furtiva marca la muda despedida hasta el día siguiente. Cuando algunas veces no coincidimos, soy un ser desgraciado que se interna en la rutina de la mañana como en un bosque oscuro. Entonces el día se desploma hecho pedazos y la noche es una larga y nerviosa vigilia hasta que vuelvo a verla.
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Luis Mateo Díez Me persiguen... Me persiguen los teléfonos rotos de Granada, cuando voy a buscarte y las calles enteras están comunicando. Sumergido en tu voz de caracola me gustaría el mar desde una boca prendida con la mía, saber que está tranquilo de distancia, mientras pasan, respiran, se repliegan a su instinto de ausencia los jardines. En ellos nada existe desde que te secuestran los veranos. Sólo yo los habito por descubrir el rostro de los enamorados que se besan, con mis ojos en paro, mi corazón sin tráfico, el insomnio que guardan las ciudades de agosto, y ambulancias secretas como pájaros. Luis García Montero