Sección de @KaladinBendito para “La Biblioteca Perdida” Nº09 13·04·18
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ASTRONOMÍA EN LA GRECIA CLÁSICA II
En la anterior sección vimos los astrónomos más antiguos de la Grecia Clásica y nos centramos sobre todo en la visión geocentrista de algunos de ellos, aunque con el paso del tiempo otros filósofos griegos se percataron de que las concepciones geocentristas no eran lo suficientemente correctas porque no eran capaces de explicar el movimiento errático de los planetas conocidos por entonces.
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Aristarco de Samos (310-230 a. C.) fue el primero en afirmar en el único escrito que ha sobrevivido hasta el presente, “De los tamaños y las distancias del Sol y de la Luna” (curiosamente se basaba en una visión geocéntrica), que la Tierra gira sobre sí misma cada 24 horas, y al mismo tiempo, y junto con los otros planetas, alrededor del Sol. Expuso el primer modelo heliocéntrico, cuya autoría sólo conocemos a través de la cita de uno de los científicos más importantes de aquella época, Arquímedes de Siracusa (287-212 a. C.), que en su obra “El contador de arena”, explica lo siguiente: El universo es el nombre dado por la mayoría de los astrónomos a la esfera cuyo centro es el centro de la Tierra. Pero Aristarco ha sacado un libro en donde se afirma que las estrellas fijas y el Sol permanecen inmóviles, y que la Tierra gira alrededor del Sol en la circunferencia de un círculo.
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La hipótesis de una Tierra esférica fue corroborada por las experiencias de Eratóstenes de Cyrene (276-194 a. C.), matemático, astrónomo y geógrafo, quien aportó los primeros datos empíricos que apoyaban esta concepción. Sabía que en Siena (hoy Asuán), Egipto, el día del solsticio de verano, a mediodía, los objetos no proyectaban sombra alguna, pues recordaba haber observado que la luz se reflejaba completamente en el fondo de los pozos a esa hora; esto significaba que la ciudad estaba situada justamente en perpendicular al Sol en ese momento. Eratóstenes se percató de que eso no ocurría en Alejandría, lo cual sólo podría ser posible si la superficie terrestre fuese curva. Por ello, procedió a medir la sombra de un objeto en Alejandría el mismo día del solsticio de verano al mediodía, pues mediante sencillas relaciones de triángulos podía calcular el ángulo que separaba ambas ciudades. A partir de ahí contrató a un hombre para que midiera la distancia entre ambas ciudades, que resultó ser de unos 4.900 estadios (aproximadamente 800 km), ya que conocidos ambos valores es muy sencillo calcular el radio y la longitud de la circunferencia en que se encuentran.
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El resultado que obtuvo para el radio terrestre fue el equivalente a 6.366 km, cuando hoy sabemos que dicho radio es de 6.371 km, prácticamente el valor obtenido por el griego. Las únicas herramientas de Eratóstenes fueron sus ojos, unos palos, los pies y el cerebro.
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Alrededor del 255 a. C., Eratóstenes construyó la primera esfera armilar (en realidad una especie de astrolabio esférico), cuyo nombre proviene del término latino “armilla” que significa “círculos”, y que es un objeto que representa la esfera celeste en el que se pueden mostrar los movimientos de las estrellas alrededor de la Tierra o del Sol. Este instrumento está construido sobre un esqueleto de círculos graduados que muestran el ecuador, la eclíptica, los meridianos y los paralelos. Eratóstenes fue director de la Biblioteca de Alejandría, y le sucedió en el cargo Hiparco de Nicea (190-120 a. C.), astrónomo, matemático y geógrafo como su predecesor. Sus contribuciones a la astronomía son notables, suyo es un catálogo de estrellas que contenía 1.080 de ellas, y cuya intensidad fue capaz de medir, datos con los que las clasificó en 6 categorías que denominó “magnitudes”. Esta clasificación de magnitudes de estrellas, en líneas generales, ha llegado hasta nuestros días. Hiparco incluso anotó la aparición de una estrella nova, en el 134 a. C. Dividió el día en las 24 horas de la misma duración con las que hoy todavía medimos nuestro tiempo, pues hasta ese momento dicha consideración variaba con las estaciones. Midió con bastante precisión la distancia Tierra-Luna a partir de eclipses lunares totales y fue el primero en fijar los conceptos de longitud y latitud de un lugar, lo que le permitió dividir la Tierra en meridianos y paralelos.
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El último de los grandes astrónomos griegos de la época clásica fue Claudio Ptolomeo (100-170), asimismo alquimista, matemático y geógrafo. A pesar de ser uno de los grandes pensadores y científicos griegos fue, paradójicamente, el responsable del gran atraso de 15 siglos que sufrió el desarrollo de la astronomía, pues su tratado de 13 tomos Mathematike Syntaxis, al que los árabes renombraron como Al Magisté (“La Mayor”), del que derivó el nombre más comúnmente conocido de Almagesto, en el que defendía la teoría geocentrista de Aristóteles, se convirtió en la obra de referencia del mundo Occidental. Consideraba que la Tierra era el centro del universo, y que el Sol, la Luna y los planetas giraban alrededor de ella describiendo, a su vez, pequeñas circunferencias, que llamó epiciclos, cuyo centro giraba también alrededor de la Tierra, pues era la única manera de explicar los movimientos erráticos de los objetos celestes. Esta teoría aunque parte de un supuesto falso al considerar a la Tierra como centro del universo, es coherente con sus cálculos matemáticos del movimiento planetario. Además en dicho tratado se recogen también detallados estudios sobre los eclipses y su predicción, la periodicidad de los equinoccios y la longitud del año, los tamaños del Sol y de la Luna, e incluso un catálogo de estrellas australes.
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Se cree que este sabio fue también responsable indirecto del viaje de Colón hacia las Indias Occidentales pues en su libro Geographia adoptó la estimación hecha por Posidonio (135-55 a. C.) del tamaño de la Tierra, bastante inferior al valor calculado por Eratóstenes, y exageró la extensión del continente euroasiático, lo que llevó al navegante, bajo pabellón castellano, a pensar que el nuevo continente estaba más cerca de lo que sucedía en realidad y le alentó a emprender su viaje del descubrimiento. Ptolomeo también es autor del compendio astrológico más importante de la antigüedad, el Tetrabiblos, en el que recoge todo el saber astrológico de su tiempo, lo organiza y lo sistematiza. La obra consta de cuatro libros, los dos primeros los dedica a la denominada geografía astrológica, y en ellos introduce el Horóscopo con los doce signos del Zodiaco que son los que conocemos actualmente. Los dos últimos libros intentan explicar cómo los astros son capaces de influir en el ser humano y en su destino, que puede predecirse según la posición que estos ocupen en el firmamento en el momento de su nacimiento. Este libro fue la referencia astrológica más importante y hoy, a pesar de tratarse de una práctica obviamente sin ningún rigor científico, la astrología y los horóscopos siguen ocupando una parte muy importante de las creencias místicas de la sociedad.
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NUEVAS LÍNEAS DE NAZCA DESCUBIERTAS
Científicos que se valen de drones para estudiar el desierto Nazca, al sur de Perú, se han topado con más de 50 nuevos dibujos gigantes grabados en el suelo. Los dibujos fueron creados hace más de un milenio por representantes de la cultura Nazca y se cree que tenían objetivos rituales. Sin embargo, muchos de los dibujos recién hallados podrían pertenecer también a culturas anteriores a la de la de Nazca, las conocidas como Paracas y Topará, que se remontan hasta el año 500 a. C.
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Johny Isla, arqueólogo del Ministerio de Cultura de Perú nos comenta: “esto significa que una tradición de más de mil años precede a los famosos geoglifos de la cultura Nazca, lo que abre la puerta a nuevas hipótesis sobre su función y significado”. Estos pueblos antiguos “dibujaban” imágenes de guerreros, animales, así como distintas líneas ornamentales, retirando la capa superior de piedras rojizas del desierto, dejando al descubierto un suelo más claro.
Descubren nuevas líneas más antiguas que las de Nazca VIDEO: Hallan en Perú nuevos dibujos gigantes de Nazca
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VIRGIN GALACTIC, ¡TURISTAS EN EL ESPACIO!
Virgin
Galactic realizó exitosamente el 5 de abril la
primera prueba supersónica de su VSS Unity, una nave espacial diseñada para hacer vuelos turísticos al espacio. Tras liberarse de la nave nodriza sobre el desierto de Mojave en California, el VSS Unity activó su motor cohete 30 segundos, período durante el cual alcanzó la velocidad Mach 1,87. La nave alcanzó una altura de 25 km antes de comenzar el descenso y luego realizar un aterrizaje convencional en pista. Se trata de la primera prueba de una nave de Virgin Galactic con un cohete propulsor activado desde el accidente del VSS Enterprise en 2014, cuando falleció uno de los dos pilotos de la nave.
VSS Unity First Powered Flight VIDEO: La nave turística de Virgin Galactic completa su primer vuelo supersónico
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Y el 27 de abril… Astronomía en la Antigua Roma entre otros temas. #MochueloCósmico (Por @KaladinBendito)
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