FEBRERO DE 2015
¡Bienvendidos nuevos tadeístas!
Ser pilo paga, ¡Bienvenidos nuevos talentos a la Tadeo!
#brujula2015
Fotografía • Laura Vega • Oficina de Comunicación
ED.57 Febrero 2015
60 años de ciencia y arte
6
Echando lápiz. La expedición continúa
24
11
Botánica. La vida desapercibida
26
¿Cómo ser mamá y sobrevivir a una entrega?
14
Carta de un sobreviviente al Ébola
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Creatividad Tadeísta
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Nefazta
32
Chernobyl Train
34
Valentía
Rectora Cecilia María Vélez White Vicerrectora Administrativa Nohemy Arias Otero Vicerrectora Académica Margarita Peña Borrero Jefe Oficina de Comunicaciones Adriana Botero Agradecimientos: Oficina de comunicación Centro de Arte y Cultura Instituto confucio Oficina de Mercadeo
El postconflicto visto desde un contador público
4
Especial
Principal
En detalle
Opinión
Imagen y proyecto
Equipo La Brújula: Dirección Diana María Tosse Muñoz Coordinadora Editorial Paula de la Pava Nieto Coordinadora Gráfica Stephany Villa Lopera Coordinador Ilustración Equipo La Brújula Coordinadora Diagramación Stephany Villa Lopera Micrositio Equipo La Brújula
20
Análisis
Seguimos siendo expedicionarios Infografía
Actualidad
De Bogotápolis a Cartagena
En la Tadeo
Dimensión narrativa
Redactores Julián Bernal, Juliana Gil, Edilson Beltrán, Johanna Galindo, Alejandro Peralta, Isabel Bermúdez, Andrés Torres, Juan Felipe Ramirez, Paula de la Pava, Gabriela Duarte, Manuel Santana. Ilustradores Ángela Peña, Linda Gómez, Johanna Galindo, Brian Molina, Natalia Pedraza, Vivian Melo, Johan Murcia, Diana Tosse. Diagramadores Juan Felipe Rubio, Alejandro Peralta, Sebastián Acevedo, Brian Molina, Carolina Perdomo, Stephany Villa, Juan Manuel Serrato, Erika Betancur. Portada: “Naturaleza y ciencia” por Diana Tosse Impreso por: Legis Colombia
La Brújula es una publicación bimensual de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y no comprometen la posición editorial ni ideológica de esta Universidad. Prohibida la reproducción parcial o total de los contenidos para fines comerciales y/o sin previa autorización, para fines académicos. Todos los derechos reservados ISSN 1909 5201. Copyright © 2013. Oficina de Comunicación. Oficina “La Brújula” Calle 25 Nº 4A - 49, Módulo 18. Tel. 242 70 30, Ext 3155, labrujula@utadeo.edu.co
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NO ESPERES MÁS
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Carta
Editorial
La vida pasa y con ella todos sus rastros imposibles de borrar. Los pasos y caminos que se abrieron ampliaron nuestras sendas. La naturaleza abrió sus brazos a los fundadores de la Tadeo y se mostró de tal manera que llegó a enamorarlos cubriendo el corazón de cada uno de ellos con curiosidad y, sin pensarlo un minuto más, decidieron que la expedición tenía que empezar. La tradición oral y escrita, los mitos y leyendas, las raíces de la historia y la cultura no desaparecerán; pues están talladas en el imaginario colectivo con tinta permanente. Esta pasión fue la que caracterizó a los fundadores de la UTadeo y permanece viva hoy en nosotros como la fuerza y pasión que se toma esta edición en La Brújula y con la que, además, queremos recordar de dónde venimos. Innovar sólo es posible cuando se comprenden las raíces. A innovar se aprende mediante la búsqueda, la exploración y la experimentación con la certeza de que el planeta necesita más humanos que velemos por su cuidado. Sesenta años después, entre las raíces de los grandes árboles, salen de nuevo las tradiciones dando la cara a un futuro lleno de amor por el pasado, que valora la cuna de su hogar. Caminar entre la selva de cemento y sentir que en el aire vuelan las palabras, las fábulas, los cuentos, las historias y todo aquello que ha criado a los pequeños y grandes; los abuelos contando a sus nietos sus anécdotas, la música sacando a flote el sonido de la historia. En esta edición La Brújula quiere invitar a cada uno a conocer su alrededor, colgarse la maleta y continuar con la expedición, porque después de sesenta años de fundación hay un segundo hogar en el que se respira el mismo aire de la naturaleza; la tradición está fluyendo por las venas de cada uno, está en sus raíces, y la bitácora de la vida seguirá guardando cada viaje que se emprende en este lugar donde la ciencia y el arte se encuentran. Para conmemorar los 61 años de la fundación de la UTadeo, estudiantes, profesores y funcionarios de Cartagena, Santa Marta y Bogotá, emprendieron esta expedición, haciendo un recorrido por su cotidianidad para reconocer no sólo las especies vegetales, sino aprender de ellas mediante el dibujo, la fotografía y la reconstrucción de relatos con los habitantes de estos lugares. Este número de La Brújula cuenta y comparte con todos ustedes, los resultados de este recorrido que nos hace sentir en realidad que 61 años después, la expedición continúa.
Paula de la Pava
Estudiante de Artes Plásticas
Especial Seguimos por el camino de investigación con la expedición botánica y cómo esta es la base en la que la universidad fundamenta su pedagogía, hemos mantenido por más de 60 años la unión entre la ciencia y el arte dentro de la comunidad Tadeísta. De esta manera nuestro público serán los estudiantes y aquellas personas externas que leen la revista para que conozcan un poco de todo el desarrollo y evolución que hemos tenido durante más de medio siglo.
n una época antigua, nuestros antepasados atravesaban momentos de violencia y crisis. Muchos de ellos llegaron a pensar que el mundo, su mundo, su ciudad, sus amigos, familiares y vecinos estaban desapareciendo lentamente. Las peleas eran constantes y se amenazaban y mataban entre sí por pequeñas diferencias de pensamientos y costumbres. Eran muy poco tolerantes y el miedo los paralizaba. Por ejemplo, sí conocían alguna persona no podían mencionar su apellido; escasamente daban el nombre porque corrían el riesgo de perder la vida. Era un mecanismo de protección que todos se acostumbraron a utilizar. Salir a la calle vestido de color era impensable, pues el mundo era habitado solamente por el blanco y el negro. La política y la educación se vieron acorraladas y amenazadas a tal punto que casi logran acabarlas. La muerte, la desesperación y la tragedia tocaban diariamente las puertas de nuestra sociedad.
Texto: Alejandro Peralta - alejandro.peraltad@utadeo.edu.co
A pesar de la angustia y el cansancio que reinaba en esa época, unos pocos, aquellos a quienes denominaban locos, lograban conservar la vitalidad, la ilusión y la seguridad. Para ellos la vida significaba oportunidad y en el fondo de su corazón mantenían viva la esperanza del cambio y la prosperidad. Decididos a continuar y luchar por las creencias y valores fundados, se dio paso a la creación de lo que sería un gran viaje: la Expedición Botánica por el sabio Don José Celestino Mutis. Tres mosqueteros criollos, Joaquín Molano Campuzano, Javier Pulgar Vidal y Jaime Forero Valdés emprendieron toda una aventura en búsqueda del honor de las nuevas generaciones para que vivieran, como bien lo dijo Molano, “desprovistas de sectarismo, fanatismo y odio, con una conciencia plena sobre el valor inconmensurable de los recursos humanos y naturales”. Lo maravilloso e ingenioso de estos tres mosqueros fue la manera como pensaron y desarrollaron su estrategia para ganar su lucha. De forma muy creativa, muy distinto a como otros lo intentaban o lo hubiesen pensado, no decidieron responder con violencia a los ataques de su enemigo. Buscaron otras estrategias; comenzaron a usar, por ejemplo, la razón y la fuerza interna más que la fuerza física. De manera muy audaz combatieron los problemas que los asediaban, no por medio de las armas y la violencia sino a través de la educación y el pensamiento crítico. Resultado de ésta agónica y contra-hegemónica batalla, los tres mosqueteros criollos, dieron inicio al magnifico y prestigioso reino al que denominaron Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Cuenta la leyenda que decidieron nombrarlo en honor a la importancia del expedicionario Jorge Tadeo Lozano en épocas de sus descubrimientos como Zoólogo que le dieron varios méritos tanto académicos como científicos. En un principio el reino solo contaba con 5 naciones independientes, cada una con sus reglas y poblaciones muy deslindadas, las cuales no permitían salir fácilmente a sus habitantes para conocer a los de las otras naciones.
Con el tiempo, gracias a que las personas empezaron a crecer e intercambiar productos, la necesidad de expandirse comenzó a gestarse; una maravillosa idea que fue creciendo y recibiendo cada vez más adeptos de otras regiones. De esta manera se fueron creando y construyendo nuevos estados, se ampliaron las rutas de comunicación y crecieron las ofertas de mercados, así como los grandes asentamientos de vivienda, y se fue complejizando un reino que mostraba nuevas circunstancias a las que habría que adaptarse. De esta forma perseverante, aferrados a su lucha y en búsqueda de una fórmula secreta, los tres mosqueteros decidieron fusionar dos ingredientes aparentemente indisolubles e incompatibles: la ciencia y el arte, decisión que les daría gran parte de su éxito y excepcionalidad. Al principio, y como ocurre con la mayoría de las transformaciones, fue criticada y rechazada por algunos, en especial por aquellos que se resistían a lo diferente. No fue fácil tampoco para sus habitantes, pues se cuestionaban por lo establecido y muchos preferían vivir atados a las cadenas que, paradójicamente, los hacían sentir más seguros. Sin embargo, la fórmula resultó ser fuerte, consistente y resistente, a pesar de dichas críticas. La fusión de ingredientes permitió, con el tiempo, vislumbrar nuevas situaciones y maneras de vivir en este increíble reino. Fue así como, impulsada por aquellos dispuestos a cambiar y luchar por esos valores e ideales que sus fundadores les habían inculcado, se propagó y consolidó esta idea a todos los Reinos que ahora fundan nuestro presente. Sólo los denominados locos, es decir aquellos que están dispuestos a cuestionar y a moverse libremente sin cadenas, con un pensamiento crítico y responsable frente a sí mismos y su entorno, y así mismo comprometidos con los seres humanos y sus derechos - como lo hicieron estos tres magníficos mosqueteros criollos fundadores de nuestra nación la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano - serán capaces de forjar su camino y trascender en el futuro.
Echando lápiz, la expedición continúa
Echando Lápiz es un proyecto que ha reunido desde hace 13 años a un grupo de estudiantes, funcionarios y personas de todas la ciudades para compartir junto a viajeros amateurs la experiencia de explorar e ilustrar en una libreta de viajes toda la flora que se encuentran a su paso obteniendo así una vasta colección de miradas estilos, narrativas, planos, texturas e historias de nuestra naturaleza.
Fotografía Angélica Quintero. Estudiantes de Biología Marina. Capítulo Santa Marta. La Expedición Continúa.
Principal
Cada esquina dentro de este ecosistema representa la evolución, una planta, una flor, un árbol o una hoja. Para donde sea que miremos y a pesar de lo invasivo que pueda ser el asfalto debajo de nuestros pies, podemos ver cómo existe una luz verde dentro de un paisaje de color gris. Cada una de estas plantas tiene un mismo desarrollo, pero su perspectiva para el mundo es completamente diferente. Este año Echando lápiz lideró el inicio de una expedición en la Tadeo con el fin de construir memoria colectiva sobre nuestro ADN y avanzar en la continuidad del legado científico y humanista que marca el rumbo de la Universidad. Este proyecto tiene como punto de partida el desarrollo de un reconocimiento de la naturaleza; sus viajeros indagan acerca de los usos medicinales y se intercambian experiencias alrededor de las diferentes maneras de dibujar. Con estos dibujos se señalan las particulares visiones de cada uno de los nómadas y así se crea un diálogo alrededor de las distintas maneras de dibujar llegando a una reflexión en torno a cómo el dibujo es un medio posible para la mirada y la capacidad creativa y sensible que subyace en cada ser humano y artista. Estas perspectivas varían todo el tiempo determinando el lugar de contemplación. Primero se busca cubrir la mayor parte del territorio en donde se encuentra ubicada la universidad; los lugares en donde se dibuja oscilan entre parques, calles, avenidas, plazas, casas, antejardines o cualquier destino donde exista naturaleza. Gran parte de esta colección se obtenía de Bogotá reconociendo plantas de nuestro ecosistema en la zona centro de la ciudad, específicamente en el Barrio las Nieves, Las Aguas y zonas aledañas. En la búsqueda de enriquecer la colección se extendió el proyecto a las ciudades de Cartagena y Santa Marta.
[ 10 ] La Brújula Fotografía John Cabrera. Estudiantes de Biología Marina. Capítulo Santa Marta. La Expedición Continúa.
Texto: Graciela Duarte, Manuel Santana - echandolapiz@gmail.com | Fotografía: Grupo Echando Lápiz
“Para nosotros los viajeros – anota uno de ellos- significa un espacio de encuentro y de reencuentro que permite volver a fijarte en cosas que pasas desapercibidas dentro de la naturaleza. Llega un momento en el que todo eso va desapareciendo y va siendo tapado por la cotidianidad productiva y sin tiempo”.
Echando Lápiz retoma la relevancia de la naturaleza con el pensamiento artístico que se desarrolla con ilustraciones en un estado de quietud, observación y alimentación. Los ejercicios que se desarrollan son necesarios para todos los individuos que se desenvuelven en la ciudad sin percibir el mundo que va creciendo y evolucionando. La naturaleza obtiene una presencia importante dentro de cualquier ámbito de desarrollo social y poco a poco ha venido complementándose con el crecimiento humano. Finalmente, se busca explorar las representaciones culturales de la naturaleza dentro de los terrenos específicos de la Ilustración Botánica, un campo de la representación visual cuyo sustrato está formado históricamente por las interacciones entre naturaleza, ciencia, arte e ideología. A través de la comparación con ejemplos de las láminas de la Expedición Botánica, veremos cómo los naturalistas del siglo XVIII se ocuparon de la recopilación, movilización, clasificación, dibujo y exhibición de los objetos de la naturaleza. Los dibujos cumplen la función de tipos taxonómicos; formas ideales que no sólo parecen corroborar la idea de especies inmutables sino que adquieren el estatus de descubrimientos científicos. El proyecto propone la mirada de cualquier persona que quiera participar y descubrir la otra mirada de nuestro entorno como el paradójico descubrimiento y apropiación de la vida cotidiana.
Fotografía Prof. Nestor Ramos Capítulo Santa Marta. La Expedición Continúa.
[ 11 ] La Brújula
Elecciones Utadeo 2015
VOTANDO haces oir tu
VOZ
En 2014 de 11.854 estudiantes, 10.294 guardaron silencio. Este año puedes hacer lo mismo, o puedes votar. Si estamos juntos, juntos debemos decidir.
Más información en: www.utadeo.edu.co
Botánica. La vida desapercibida Texto: Profesor Luis Alejandro Arias Rodríguez - luis.arias@utadeo.edu.co Ilustración: Johan Murcia - johana.murciab@utadeo.edu.co
En el ingreso matutino a la Tadeo por cualquiera de sus accesos y caminos se ve el cemento y otros materiales fríos de sus pisos y paredes, sin notar la vida que brota en cada espacio en que los vegetales se asoman. Puede que estén en materas adornadas o en jardines cuidadosamente planeados, pero ¿Cuántas veces se notan? Y, más allá, ¿Cuántas veces se observan?, ¿Cuántas veces se aparta la mirada de las pantallas que nos rodean para simplemente percibir aquello que nos da vida? no sólo pasa en la Tadeo, es en lo cotidiano.
en diálogo Son relaciones invisibles pero sensibles entre cada vegetal que, a pesar de nombrarse así por estar inmóvil, parece lejos de nuestra realidad. Cada una de estas especies están llenas de torrentes fisiológicos y metabólicos que son la base misma de la vida; son capaces de consumir fotones para transformarlos en lo que respiramos y en la energía con la que nos movemos, también regulan el clima por medio de la evapotranspiración a través de sus pequeños poros en la epidermis, los estomas. Y cuántas cosas más se podrían nombrar desde la fisiología, bioquímica, anatomía, genética, ecología y funcionalidad de los vegetales; bastaría con decir que es el reino más importante porque sin éste los demás no pueden existir. Pero hay algo más evidente y desapercibido por las miradas desprevenidas: la morfología vegetal. Esa inspiración constante para todas las disciplinas del hombre que marcó el camino de la clasificación taxonómica desde el mismo Teofrasto de Ereso, padre de la botánica, hasta la arquitectura misma del ecosistema y otras arquitecturas, ingenierías y artes, inspiradas en esas formas adaptadas a las condiciones de vida. Siendo un poco más observador, entrando por los arcos de la Universidad se encuentran hojas palmatilobadas con nerviaciones actinodromas desarrolladas en hábitos de crecimiento rastreros – perfectos para esos tallos por analogía con las conversaciones que se tejen a su alrededor-, que acompañan las tertulias del cenicero junto con imponentes monocotiledóneas de acículas dispuestas en el ápice de escapos, papiros acompañados por otros escapos que terminan en inflorescencias moradas, agapantos, y otras inflorescencias con tendencias azules en sus antófilos, las hortensias. Al continuar avanzando, atravesando los arcos siguen macetas en las que se encuentran azaleas con sus tonalidades rosa hasta rojo intenso en sus pétalos, con unas guías de nectarios muy evidentes, como pista de aterrizaje perfecto para las
Son relaciones invisibles pero sensibles entre cada vegetal
[ 14 ] La Brújula
comunidades de polinizadores que de vez en cuando se asoman por allí; muchos las ven sin saber que es una de las especies del reino vegetal que puede llegar a soportar las condiciones más ácidas del suelo. A estas plantas ornamentales las complementan geranios con inflorescencias cimosas, cuyos antófilos tienen formas acorazonadas que bien les confiere el nombre de novios. ¡Cuántas parejas pasan al lado sin notar esos corazones entrelazados! Como si la inspiración no bastara, se continúa hacia la zona verde más grande de la Tadeo, compuesta de Gramíneas como el pasto y Asteráceas como el diente de león; muy pocos se enteran que el éxito de esa pradera se basa en los estolones que reptan sobre la superficie del suelo tejiendo ese colchón natural para las caídas de deportistas y sitio de descanso natural para recostarse por unos minutos, momentos que se pueden complementar haciendo volar de un soplido las cipselas de los frutos maduros del diente de león. Mientras tanto tímidos tréboles rastreros decumbentes fijan nitrógeno en sus nódulos radicales para mantener el verde de ese lugar. Todo ese prado es rodeado por helechos arborescentes y árboles simpodiales de la familia Rutaceae, la misma de los cítricos, que entrelazan sus ramas plagiotropas y ortótropas, de las que se asoman pequeños frutos tipo hesperidio, acompañados de otras plantas como el tilo con sus flores caliandras en las que el androceo, es decir los estambres, son el verticilo más vistoso, junto con cayenos con esas grandes flores rojas características por sus estambres monadelfos. Pero si se continua por los caminos y pasillos tadeistas, se hace evidente la presencia de más especies vegetales, las que vemos y las que no, musgos, algas y líquenes en algunos troncos y laboratorios, otras más llamativas como la lengua de suegra con sus láminas foliares largas, de superficie glabra o lisa, ápices acuminados y disposición verticilada en el tallo, de color verde oscuro y franjas blancas en el medio del limbo, producto de quimeras recesivas allí presentes como ornamento. Otras especies en los descansos de las escaleras
como el ficus con sus hojas palmeadas de foliolos cordados, membranosos y brillantes. En el otro prado junto al gimnasio se evidencian arbustos de melastomatáceas característicos por la nerviación acrodroma de sus hojas y el ritidoma que cae de sus tallos, esa misma estructura presente en otros arbustos de una Mirtácea, la Feijoa, que los acompañan allí y en la terraza del módulo 7A. Además de esta especie frutal que probablemente muchos tampoco han notado, otra de una Solanácea, el tomate de árbol, también se encuentra en ese mismo lugar. Y es en esa terraza donde más plantas se pueden observar; unas llenas de tricomas o pelos dispuestos en hojas pubescentes muy suaves, algunos las llaman orejas de conejo, también plantas dioicas de begonias con sus pétalos rojos turgentes y brillantes como escarcha, y sus estambres y ovarios amarillos que sólo hasta verlos fijamente muestran sus diferencias. También siendo este un lugar de encuentro para reflexionar están los pensamientos, plantas de flores zigomorfas hermosas de la familia Violaceae con sus pétalos multicolores, que incitan a la contemplación. Continuando con ese recorrido de la botánica desapercibida de la Tadeo, en la plazoleta hacia posgrados y junto a la biblioteca, árboles de porte más alto como eucaliptos y sangregados dejan caer sus
pixidios y nomófilos al paso apurado del estudiante, profesor o funcionario tadeista. Al interior del edificio de posgrados especies de hojas megáfilas, de margen pectinado y tallos curvos con raíces caulinares evidentes, acompañan la subida por la escalera; es como retroceder en el tiempo a escenarios jurásicos pero con la paradoja de acompañar esas especies más antiguas con las que van más adelante en el proceso evolutivo: las orquídeas que se encuentran en esas mismas materas con sus flores muy vistosas en las que sus labelos reflejan la majestuosidad del reino vegetal.
la mayoría hablan de las espinas de las rosas, a pesar de que las rosas no tienen espinas sino aguijones
Durante todo el recorrido además suelen sonar melodías a lo lejos, tarareadas y en los salones cantadas o reproducidas, en las que también se mencionan plantas, nuevamente desapercibidas; la mayoría hablan de las espinas de las rosas, a pesar de que las rosas no tienen espinas sino aguijones. Esta es sólo la muestra de cómo la información se tergiversa y se ha perdido esa relevancia de la botánica que, en una Universidad inspirada en la misma, se debe recuperar, y mantener firme con zarcillos de pertenencia el legado de los visionarios que inspiraron esta expedición que hoy llamamos la Tadeo.
[ 15 ] La Brújula
Opini贸n
[ 16 ] La Br煤jula
Texto: Juan Felipe Ramírez Mocetón - juanf.ramirezm@utadeo.edu.co | Ilustración: Vivian Melo - vivian.aleja21@gmail.com
mi mente vienen todas esas historias fantásticas contadas por mi abuelo que incluían héroes salidos de bosques brumosos y llenos de pasado para afrontar una verdadera odisea en el pro de ayudar a pueblos y encontrar una luz al final de cada travesía. Que poco quedó en este mundo de esos héroes. Hoy pienso en todos aquellos sueños que tenía cuando cerraba mis ojos y lograba deslumbrar un millar de posibilidades y realidades entorno a mi vida, cada una igual o mejor que la anterior. Así fue como empezó el sufrimiento. Así empezó la extinción de mi especie… Cuando la organización mundial de la salud (OMS) emitió el fatídico comunicado de una epidemia inminente, la gente armó un gran alboroto y muchos comentarios se hicieron sentir por donde uno pasara, y el tema era solo uno: el virus Ebola. En ese último mes que pasé con mi familia a las afueras de Bogotá, vi en un diario local una noticia de un suero experimental llamado “Zmapp” que iba a ser enviado de Estados Unidos a los países Africanos donde la situación estaba incontrolable. Poco fue lo que pudo hacer el suero contra la epidemia; solo sirvió como un antibiótico que calmaba brevemente el dolor de los infectados pero que, al poco tiempo, perdió efectividad. En las calles se murmuraba sobre el temor que provocaba el virus y que venía acercandose cada día con más rapidez; ese temor hizo que mi familia hubiera decidido alejarse de la ciudad, escojiendo a Fúquene como el que sería nuestro hogar por más de 2 años.
El virus del que hablaban las personas era ese mismo al que le habían puesto “virus E” y que ya había acabado con la mitad del continente africano y estaba devastando poco a poco a Europa y a Asia. Teníamos muchas preguntas e hipótesis de lo que estaba sucediendo, pero desafortunadamente escuchabamos muy poco en las noticias locales. Sin embargo, con mi hermano siempre tratabamos de mantenernos alejados de todo ese entorno y procurabamos seguir viviendo sin preocupaciones, a pesar de que mis padres se tornaran intranquilos y en ocasiones con miedo. Era joven y no entendía muchas de las cosas en las que hoy me he tenido que basar para seguir vivo. Fue un verano frio. Los meses siguientes fueron atormentadores. En Centro América se reportó un nuevo brote que se expandió rápidamente por todo sur América. Antes de lo esperado, una ola de muertes empezaron a suceder por todos los países de la región, atacando violentamente las defensas inmunológicas del cuerpo humano y deteriorándolas hasta desaparecerlas completamente. En las noches la gente procuraba dejar todo bien tapado y cerrado para evitar el contagio por mosquitos o algún otro insecto. Algunas cifras que daba la O.M.S mencionaban la tasa de mortalidad que tenía el virus que llegaba hasta el 85% después de haber contagiado la enfermedad. Las mascotas fueron retenidas en los hogares y muchas otras fueron sacrificadas. Existía el temor que personas y animales pudieran ser infectados por algún murciélago frugívoro, quienes eran potenciales portadores del virus E.
En poco tiempo la gente que comencé a conocer empezó a morir. Un día estaba en la escuela esperando a mi madre para irnos juntos a casa; el viento soplaba suave moviendo cada uno de los cabellos que caían en mi frente, era un día silencioso, los pájaros que acostumbraban cantar en el árbol del parqueadero dejaron de emitir sonido alguno. Cuando vi el carro llegar caminé hacia su dirección para abrazar a mamá, como siempre lo hacía, pero frente a mi salió mi hermano junto con papá; tenían sus ojos vidriosos y venían afligidos hacia mi. Ese día fue cuando entendí que el mundo estaba cambiando, que un nuevo capítulo de la historia se abría y que las personas que hoy podemos contar esto, supimos renacer del fuego y escapar de la oscuridad para empezar a crear un nuevo mundo. Era casi imposible pensar en una cifra alta de sobrevivientes; estas cifras se dispararon en el sur del continente; 75% de muertes fueron reportadas entre recién nacidos, niños y adultos mayores.
N( [ 17 ] La Brújula
Opinión
XXX Qué difíciles fueron esos días. Mi padre, mi hermano y yo, ahora estábamos solos. Mi madre tuvo que dejarnos; sólo recuerdo ver su silueta delgada alejarse de la casa. Siempre que preguntaba, mi padre evadía el tema y nunca tuve una explicación, sólo decía “mamá está enferma, debemos esperarla aquí hasta que sane”.
Tuvimos que vivir con un traje especial el primer mes después que ella se fue, pero al final emigramos a una parte aun más alejada de la ciudad. No sabía donde estabamos, pero conseguimos una casa y tratamos de llevar una vida tranquila; mi padre trabajaba en una represa cercana mientras que mi hermano y yo buscábamos la comida de todos los días y algunos objetos que pudieran servir. Pasaron cerca de dos años en los que mi madre no volvió. En este tiempo logramos establecer una rutina base para sobrevivir, pero también desconocíamos lo que había pasado con el virus y con toda la gente que habíamos dejado atrás. Una mañana recibimos la notificación de que el virus se había detenido. Esa noticia la recibimos con incertidumbre. Teníamos miedo de volver y que los síntomas se presentaran en alguno de nosotros tres; esos sangrados con fiebre alta que se generaban constantemente en los cuerpos nos atormentaban; recordaba la imagen de mi madre con su cuerpo delgado y atacado por el virus E. Una mañana mi hermano regresó, llevaba en sus manos un radio de baterías que aún servía. Lo prendimos para intentar escuchar alguna noticia y sintonizamos una estación que llamaba a la gente a que volviera a la ciudad capital para una evacuación hacia Oceanía. Era el único lugar con un índice de enfermedad bajo.
Mencionaron que en Nigeria las personas se estaban recuperando gracias a un nuevo suero que estaba resultando ser más efectivo y con mejor desempeño en las defensas inmunológicas. Fue en ese momento cuando decidimos volver. Ese sábado hacía un sol especial; un sol que rodeaba todo a mi alrededor y me enceguecía haciéndome cubrir los ojos. Guardamos las maletas, subimos al coche, empacamos algunas provisiones y partimos. El viaje fue tranquilo; veía en el rostro de papá y de mi hermano una paz como hacía mucho no la reflejaban. Pero, más que eso, creo que era una expresión de esperanza por empezar una nueva vida en un lugar donde el virus E no habia llegado. Antes de terminar con este relato, le pedí a mi hermano que paráramos cerca a un pino que llegaba hasta el cielo. Caminé hasta él para disponerme a dejar en ese lugar todos los recuerdos que hay escritos en este pequeño cuaderno que me ha acompañado durante todo este tiempo. Aquí, espero poder dejar esos recuerdos de una época abatida por el pánico y el silencio sepulcral que dejó el virus, dejo mi temor esperando iniciar una vida nueva y olvidando aquello que casi exterminó a la humanidad…Nuevos vientos, nuevos caminos y diferentes hilos que unir para seguir viviendo.
Firma, un sobreviviente del ébola. ---------------------[ 18 ] La Brújula
Hay maneras de encontrarnos
www.utadeo.edu.co/es/micrositio/la-brujula
visita nuestro Micrositio
Imagen y Proyecto
Nefazta
una visión singular del universo expresado
en costura y dibujos Un universo lleno de plantas, animales, espíritus y formas de vida con una personalidad específica y el trabajo manual y cuidadoso en los detalles significativos, son consecuencia de un proceso de introspección que viene en continua evolución desde el 2010.
[ 20 ] La Brújula
como iniciativa responsable el 90% de los productos utilizados en producción son fabricados en Colombia
N
efazta (a.k.a Johana Navajas) dio origen a su proyecto hace más o menos cinco años, haciendo pequeños personajes en tela para sus amigos cercanos; luego, entre amigos de los amigos, la demanda de los objetos fue creciendo y el proceso creativo se fue transformando en algo más exigente. Entre costuras, retazos y botones, el camino se fue definiendo como un estilo de vida completamente hecho a mano. Los dibujos vinieron luego como un complemento de todo el lenguaje que se
estaba explorando, personajes, colores y expresiones. Resultado de éste aprendizaje vinieron series como “Forest” en el 2011, “13 Frutas Podridas” un fanzine para colorear, o “Filofobía” 20 dibujos sobre el desamor, la soledad y la melancolía. Los procesos de calidad y elección de materiales son muy importantes. Como iniciativa responsable, el 90% de los productos utilizados en producción son fabricados en Colombia y en el taller se optimizan todos los residuos para trabajarse nuevamente, tanto en el material textil como en los de dibujo. En cuanto al proceso, la totalidad del trabajo se hace a mano; costura, pintura en tela, incluso los dibujos individuales de cada
prendedor, y todo objeto creado se concibe como pieza única. La mayoría de objetos diseñados en el taller de Nefazta cumplen alguna utilidad, como llaveros, cojines, carteras o cuadernos, aunque también hay espacio para el capricho con dibujos, prendedores o juguetes para el gato. Para saber más sobre el trabajo de Nefazta: -wwweb: nefazta.com -Facebook: facebook.com/nefaztashithappens -Flickr: flickr.com/photos/nefazta/
[ 21 ] La Brújula
Título Sección
EL en la perspectiva
de un Contador
En cuanto a la Responsabilidad Social Empresarial y la Responsabilidad Social Universitaria.
Público “¿Que es la Responsabilidad Social Universitaria?” La verdad es que todos los líderes que hoy gobiernan las instituciones públicas y privadas que dirigen a este Titanic salen de las mejores universidades y aplican a diario ciencias y tecnologías aprendidas ahí, que sin embargo crean y reproducen el mal desarrollo en el cual la mayor parte de la humanidad trata de sobrevivir.( François Vallaeys). Todos y cada uno de nosotros como estudiantes debemos considerar en la academia que las fronteras del conocimiento nos las ponemos nosotros mismos.
[ 22 ] La Brújula
Texto:Edilson L. Beltran Beltran - edilsonl.beltranb@utadeo.edu.co | Ilustración: Brian Molina - brianmol_10@hotmail.com
Buscar espacios que pregonen la investigación para el desarrollo, no sólo de la universidad sino desde la visión como profesionales por el desarrollo del país, con un aprendizaje basado en proyectos de alto impacto social. Quiero compartir, no sólo con la comunidad tadeista sino con todos los apreciados lectores, mi experiencia a atreverme a dar el primer paso y arriesgarme sin temor alguno a escribir algunas reflexiones personales que surgieron del trabajo desarrollado en el acompañamiento de la opción de grado Responsabilidad Social Empresarial desde la Contabilidad de Gestión, orientado por el docente Juan Camilo León Saavedra quien en su cátedra integra una metodología que promueve la investigación y lectoescritura, buscando potencializar las competencias organizacionales más allá de los números. Así, fue realmente interesante desarrollar el escrito “BREVES REFLEXIONES DESDE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL SOBRE EL PAPEL DE LAS ORGANIZACIONES EN EL POSTCONFLICTO EN COLOMBIA”; puesto que considero que el futuro como contador público debe ir más allá de lo puramente cuantitativo y financiero. Mi ponencia tuvo lugar en el
tercer Encuentro de Estudiantes de Contaduría Pública, realizado los días 1, 2 y 3 de octubre de 2014 en la Institución Universitaria los Libertadores en donde orgullosamente tuve el honor de representar a la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano y, en su nombre, a la Facultad de Contaduría. Me gusta bastante el tema que desarrollé ya que no debemos ser ajenos y dar la espalda al tema del postconflicto en Colombia. Hoy por hoy nos encontramos en medio de un proceso de paz en un país polarizado; los negociadores del gobierno trabajan incansablemente para que los diálogos de paz de la Habana (Cuba) arrojen excelentes resultados, y por los colombianos que soñamos con un feliz término a este esfuerzo.
[ 23 ] La Brújula
Análisis
Bajo este proceso muchas personas sienten que están dejando de lado a las víctimas del conflicto armado olvidando los orígenes del conflicto que están enmarcados en los altos índices de pobreza, falta de oportunidades y falta de presencia estatal en varias de las regiones del país. Una estrategia de ayuda de las empresas puede ser creando CELULAS (Centros Estructurados Laboralmente Unidos, Libres Aportando Seguridad)
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Si bien el gobierno tiene la responsabilidad más fuerte en todo este proceso, no cabe duda que las miradas en el posconflicto girarán en torno a los aportes que las empresas puedan dar para la reconciliación en Colombia y, por supuesto, para la ayuda en las oportunidades tanto a víctimas como a victimarios. Ante esta situación, propuse en el escrito que uno de los factores determinantes es atacar el analfabetismo por medio de programas estructurados y con convenios ofrecidos por el SENA y entidades no gubernamentales. Las empresas que impulsen estos programas contarán con una mano de obra calificada y certificada, que ayudará sustancialmente para que éstas logren unos excelentes resultados y permanencia en el tiempo. Una estrategia de ayuda de las empresas puede ser creando CELULAS (Centros Estructurados Laboralmente Unidos, Libres Aportando Seguridad), en donde la empresa previene la agudización del conflicto debido a la incorporación de nuevos sectores de la población (niños, jóvenes, desmovilizados, excombatientes, campesinos empobrecidos, habitantes de regiones excluidas de los procesos de desarrollo económico.)
En Colombia la pobreza está concentrada desproporcionadamente en el campo; existe una limitada disponibilidad de infraestructura, barrera que frena a la población rural para desarrollar su potencial productivo. La hortofruticultura ha sido considerada una de las actividades agrícolas más promisorias para el país en el contexto de la internacionalización de los mercados, pero existen ciertos limitantes (agravados por el conflicto armado, el desplazamiento, el despojo de tierra y los cultivos ilícitos) para que nuestros campesinos puedan exportar sus productos que afectan el desarrollo del sector; entre ellos la baja productividad, los altos costos de producción, la baja capacidad humana para adquirir tecnología, los procesos de comercialización y, ante todo, la escasa experiencia empresarial acumulada. A lo largo de nuestra formación universitaria adquirimos conocimientos y habilidades, pero quizás algunos no dan rienda suelta a una producción de conocimientos. Debemos transmitir saberes responsables y formarnos como profesionales íntegros, ciudadanos participativos, cubriendo aspectos de gestión, docencia, investigación y extensión.
Texto:Edilson L. Beltran Beltran - edilsonl.beltranb@utadeo.edu.co | Ilustración: Brian Molina - brianmol_10@hotmail.com
Tomar conciencia de desarrollar una responsabilidad social que sea global e integral, para contagiar no sólo a los estudiantes de Contaduría sino a toda la comunidad tadeista, basados en una pura voluntad ética en donde se puedan identificar y expandir las conexiones entre los progresos económico, político y social. Muchos se preguntarán ¿por qué un Contador trata estos temas?, la verdad es que estoy convencido que nuestra formación es integral, que tenemos un poder oculto basado en la información organizacional y que podemos utilizarlo no sólo en un análisis financiero sino también para transformar la gestión empresarial y por ende aportar un grano de arena a un mejor país; allí es donde está el papel de la Responsabilidad Social Universitaria que es generar estudiantes que tengan como horizonte, más que el interés particular, el interés colectivo que les permita en su acción empresarial crear programas de Responsabilidad Social Empresarial incluyentes hacia los que más lo requieren, sin perder el horizonte estratégico corporativo.
Actualidad
¿CÓMO SER MAMÁ Y SOBREVIVIR A UNA ENTREGA? Desde mi primer día de clases en la universidad ya sabía que iba a ser mamá; tenía tres meses de gestación y, aunque algo preocupada y con miedo de que me juzgaran, asistía a clases tratando de esconder como podía mi estado. Poco a poco mi embarazo se fue haciendo notorio; mis compañeros y profesores ya sabían la situación pero jamás fui señalada ni juzgada -como alguna vez pensé- y por el contrario recibía mimos en mi panza y sugerencias de nombres para mi bebé, algo que para mí era muy extraño. Mis notas en el primer semestre no fueron las mejores; con tantas cosas en la cabeza no tenía la concentración suficiente. Tan solo tenía 19 años y claramente ser mamá no estaba dentro de mis planes; ya era obvio que tenía que dejar de lado todo tipo de parrandas y algunos viajes que había planeado. No sólo mi cuerpo se veía afectado por los
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cambios sino también mi vida; inclusive dudaba de mi carrera, si yo realmente era capaz de ser mamá y terminar mis estudios. En ese momento de mi vida ya no estaba pensando solamente en mí sino también en otra personita que venía en camino. Finalmente el día llegó. Fue en vacaciones, un 24 de Junio, día que me di cuenta que el amor a primera vista existe. Aunque amaba a mi familia y a mi novio con todo mi corazón, el amor que le tenía a esa cosita tan pequeña era infinito. Desde ahí todo cambió; decidí dedicarme un semestre completo a mi hijo lleno de mucho amor y
Texto: Juliana Gil - jugargil90@gmail.com | Ilustración: Linda Gómez - lindas.gomezs@utadeo.edu.co
noches en vela pero, cuando finalizaron los seis meses y quise continuar estudiando, desafortunadamente las hormonas hicieron de las suyas y entré en depresión postparto lo que significó otro semestre sin estudio. Me recuperé y empecé mi segundo semestre con toda la energía y la actitud del mundo; no podía dejarme derrotar por nada, mi hijo se había convertido en el motor de mi vida y todo lo hacía por él, pero cada vez era más complicado: si alcanzaba a dormir 3 horas era demasiado y se juntaban las entregas, colores, pañales, marcadores, chupos, rotuladores y teteros en un solo instante. En ese entonces contaba con la ayuda de mi mamá que, mientras pudiera, se hacía cargo de él.
Los trasnochos eran constantes, llenos de manchas de ecolines, dibujos y trazos por todas partes, que me incentivaron a luchar por lo que amo y quiero para mi vida. Mi hijo tiene ya 5 años y al final del año pasado recibí mi diploma como diseñadora gráfica, sintiéndome orgullosa de mí y de mi hijo, quien me ayudó a lograr una de mis tantas metas. Ahí aprendí que nunca hubo ningún problema, que no existen inconvenientes cuando eres mamá y que las cosas son más duras pero se logran porque ya no sólo haces cosas por ti sino por alguien que te ama y que amarás toda tu vida.
Paulo fue creciendo, diciendo sus primeras palabras y dando sus primeros pasos; él crecía como persona y yo como profesional. Amigos dentro de la universidad tuve muchos, pero momentos de descanso y parranda, ninguno; a duras penas sé qué es “cuadra picha”. Mis citas los viernes eran con mi hijo, verlo sonreír a mi llegada satisfacía toda necesidad de alegría y juntos nos embriagábamos de amor en una noche de viernes.
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Creatividad tadeĂsta
Texto: Julián David Bernal Ramírez - julian.bernal@utadeo.edu.co | Ilustración: Ángela Peña - appho6@hotmail.com
Bogotápolis
Cartagena
Marianea, joven aprendiz de Bogotápolis, quiere ver y regocijarse por primera vez en las tierras de Cartagena.
Habíase levantado Marianea, una joven aprendiz de comunicación propagandística de la antigua colectividad Tadeus Lozanus, abandonando el hermosísimo hogar paternal de la fortaleza de Bogotápolis hacia el broncíneo cielo de Cartagena para entregarse a los placeres del descanso y revivir a los inmortales y a los mortales caducos sobre la tierra donadora de vida, goce y felicidad, cuando llegó al muro de Guatavita, la bien construida ciudadela de la laguna dorada. Los Guatavitenses, rodeados de pinos, árboles y arbustos que dan sensación de estar lejos de toda civilización, abrieron paso a una tierra mágica, llena de historias que evocan lugares de gentes hechizadas por la belleza del paisaje que escondía el secreto del Dorado.
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Creatividad tadeísta
Cundinamarquea, de ojos brillantes y belleza sin igual, se manifestó y dirigió a Marianea, la viajera, para contarle de un antiguo cacique que cubrió todo su cuerpo en polvo de oro, y en una balsa del mismo material navegó hasta el centro de la laguna para arrojar ofrendas en oro macizo a los dioses. Al final saltó y se bañó en el agua fría. De ahí el origen de Guatavita, de casas de paredes blancas como las nubes, con concienzudos tejados que enaltecen el verdor de la laguna, y de afables mujeres, comerciantes de dulces multicolores hechos de fruta, leche y pan… Así empezaba la búsqueda de la tierra del descanso de Marianea. Estaban haciendo una comida agreste y practicando tareas navales en el pantano del Neusa, lugar a varios días de Guatavita saliendo por el norte, que se caracterizaba por una temperatura helada y unas aguas que se veían verdes al reflejar la luz del cielo en los días soleados. Marianea mientras más se aturdía por lo que percibían sus ojos, más se llenaba de una fuerza sobrenatural para continuar su viaje. La diosa de ojos brillantes, Cundinamarquea, le dijo: “Viajera mía, esto es sólo el umbral de tu ocio, más lugares de ensueño quiero que veas”. Pero Marianea, la viajera, mantuvo distancia ante tal propuesta por causa de su riqueza la cual en Bogotapolis le alcanzaba para mantener su posición de discípula en la antigua colectividad Tadeus Lozanus.
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Por esto, Cundinamarquea, pidió connivencia de sus consanguíneos dioses y la hizo andar lejos de sus tierras para el sueño de Marianea cumplir. El pacto se consumó y a lo lejos surgió un Templo de Sal de la diosa Zipaquirálos: una maravilla tallada durante siglos y siglos en piedras y sales minerales que obliga a todo mortal a recorrerla con una luminosidad de luces multicolores para avanzar hasta los cielos de Cartagena. Superado el multicolor recorrido por las tierras de Zipaquirálos, a la distancia se veía una muralla de firmes y obstinadas cordilleras que, bajo la orden de Antioquéa, una semi diosa, ocultaban celosamente un jardín llamado Medellinceo. Marianea gozaba ya desde su infancia de arcaicas lecturas y relatos fantásticos de aquel lugar lleno de paisanecios quienes complacían el ánimo de propios y extraños. Delante unas puertas decoradas con flores de todos los tonos y perfumes sus heraldos y solícitos paisanecios se afanaban, unos en mezclar jugo de cebada con agua en las ánforas y los otros en limpiar las mesas con agujereadas esponjas, que ponían delante mientras distribuían bandejas paisas en abundancia. El primero en ver a Marianea fue Antioquéa que estaba sentado entre los paisanecios con corazón fogoso y pensaba en su gran feria de flores. Mientras esto pensaba sentado, vió a Marianea. Se fue de inmediato a la puerta y su ánimo rebosaba de felicidad
por mostrarle a nuestra viajera las delicias de su tierra.Era el cuarto día y el viaje continuaba. Y al quinto Marianea marchó de Medellinceo después de las alegrías y de comer inimaginables manjares. Así que la divina Cundinamarquea abrió gozosa sus brazos al viento y sentada gobernó cada parada de Marianea con habilidad. No caía el sueño sobre sus párpados contemplando el camino que se pone en la tarde y al instante aparecieron los luminosos montes del país de los Bolivarcios, más cerca a Cartagena. Cundinamarquea cerró el camino y pidió a Marianea que por un momento imaginara los colores de Cartagena, la bella y romántica Cartagena. Marianea observó un grupo de murallas y baluartes danzando alegres como si la llegada de nuestra viajera fuera el detonante para tan efusivo festejo; los pasos avanzaron y el ardor del clima y del gentío fue más fuerte. Cartagena, de color violeta y dedos de rosa, le dijo a Marianea: “entrad ya en mi bien edificada casa y disfrutad de tus asuetos que por largos años añoraste cuando aprendías en la antigua colectividad Tadeus Lozanus”. Así dijo, y Marianea obedeció y se alegró en su ánimo. Y Cundinamarquea estableció entre dioses un pacto hacía el futuro para acompañar a muchos pueblos que cosecharán sus diversiones.
En la Tadeo
El accidente de Chernóbyl (más exactamente de la central nuclear Vladímir Ilich Lenin el sábado 26 de abril de 1986, a 18 km de la ciudad, actual Ucrania) se conoce como uno de los desastres atómicos más graves en la historia de la raza humana. Estos eventos le han demostrado al planeta entero que las mezclas, sean pequeñas o grandes, pueden dejar una gran huella en la historia. Pero cuando de mezclas hablamos, los accidentes no siempre tocan la puerta con un amargo destino. Hay algunos que pueden traer consigo otro tipo de consecuencias, si los materiales correctos se mezclan. Bajo este concepto cinco músicos tadeistas han creado algo que promete dejar una gran huella. Todo comenzó cuando Joe, un estudiante de artes, salió temprano de clase un viernes a las 4 de la tarde y quiso ir al ensamble de Rock en la Casa Republicana. En la sala de música, dos guitarristas y una bajista intentaban montar el tema musical de Jimi Hendrix, Purple Haze. Joe, motivado por el estilo y destreza de sus casuales colegas, se unió con su voz y su armónica. Este ‘accidente’ tendría como reacción en cadena varios eventos que destilarían en una unión de musicos, amigos y, sobretodo, amantes del rock y el blues clásico. Con el paso de las semanas, los guitarristas Martín Otálvaro y Sergio Arias, junto con la bajista Gabriela Jácome y el nuevo vocalista Joe Torres, bajo la dirección del profesor Juan Carlos “El Chato” Rivas, comenzaron a ensamblar el tema de Hendrix, y otros de clásicos como Deep Purple y Led Zeppelin, dejándose llevar por la magia de la improvisación y de la “chispa”.
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El “Chato”, productor musical e integrante del reconocido grupo La Derecha, logró que cada uno de estos reactores se juntara sin contar aún con un baterista fijo. La banda, que ya se había propuesto la meta de serlo, sin tener aún nombre, probaba percusionistas cada viernes. El “Chato”, convencido de que tenían talento, los motivó a interpretar temas conocidos tanto como algunos propios que reflejaran el estilo de cada uno. Estos chicos, como los llama el “Chato”, llegaron de distintas facultades de la Tadeo y sus formas musicales comprendían distintas etapas de la historia del rock n’ roll. Joe llegó de la facultad de Artes con un puñado de armónicas en el bolsillo y la herencia de grandes cantantes y bandas de Blues como Little Walter, Howlin’ Wolf, Muddy Waters, Bob Dylan y hasta los Rolling Stones, por nombrar algunos. Con su voz trata de emular ese aullido y crujir pulmonar, tal y como los grandes del género solían hacerlo, reforzándolo con el sonido de sus armónicas.
CHERNOBYL TRAIN concilia los elementos del pasado con el presente en una armonía llena de guitarras distorsionadas, baterías que suenan como truenos, bajos que nos hacen vibrar, y voces que despiertan esas ciudades abandonadas del blues y el rock n’ roll
Martin, con su gentil sonrisa siempre puesta, sus chaquetas de equipos de fútbol y su casco de bicicleta,aplica su técnica bajo la influencia de grandes rocanroleros como Chuck Berry, Stevie Ray Vaughan y hasta Jimmy Page de Led Zeppelin, incluyendo un espectro de guitarristas de la primera ola del Rockabilly y el blues norteamericano.
Texto: Andrés Torres - palenquerotorres@gmail.com | Fotografía: Juan Victoria - Centro de Arte y Cultura
Miguel Ángel Espinel, o “Mike” como le dicen en la banda, estudiante de Administración de Empresas y amigo de tiempo atrás de Joe, con quien tocaba en el ya desaparecido ensamble de Blues de la Tadeo, apareció una tarde en la sala de música, acompañando a un grupo de primer semestre en su inducción.
Sergio, con sus crespos enloquecidos, sus gafas circulares y su mirada siempre seria y determinada, se empodera de su técnica basado en guitarristas de la era psicodélica como Jimi Hendrix, Ritchie Blackmore de Deep Purple, David Gilmour de Pink Floyd hasta John Frusciante de los Red Hot Chilli Peppers.
El estilo de la banda estaba decidido, pero era notable la falta de un baterista puntual, humilde, talentoso y, sobretodo, amigo. Cada uno de los miembros de la banda buscó entre sus conocidos sin encontrarlo. Esa premisa energética que se mantenía como banda podría sufrir un colapso nuclear si no hallaba uno que cumpliera con los requisitos. La chispa que mantenía unida a la banda parecía extinguirse, hasta que llegó el día en que alguien encendió la llama. El reencuentro de estos dos amigos dio como resultado la integración de Mike a la banda, siendo el detonante que consolidó el sonido pretendido. Con su forma de ser ayudó a forjar una amistad donde no faltan los chistes y la buena energía pero, sobre todo, un amor por la música que se ve reflejado en cómo se apropia de la batería. Bajo la influencia de John Bonham, único baterista de Led Zeppelin, pasando por grandes como Ian Paice de Deep Purple y Carmine Appice de la banda Cactus, “Mike” abordó el tren. Tal como reza el dicho, “barco sin nombre no puede navegar”, y en este caso la banda
necesitaba uno. Ya fuera porque Joe había crecido entre trenes y carrileras en su barrio, o que Sergio tuviera un sticker en su guitarra que decía “Chernobyl”, o que Gabriela hiciera analogías con energía nuclear refiriéndose al poder de la banda, o que Mike y Martin siempre estuvieran hablando de volver a las raíces del rock n’ roll como una locomotora fuera de control, el nombre de la banda se fue fraguando silenciosamente hasta que quedó escrito y listo para usarse, en medio de comentarios, chistes, largas conversaciones, y hasta críticas: CHERNOBYL TRAIN. Cada uno de los músicos había tocado por separado en varias agrupaciones, y ahora tenían la disposición de entregar su talento como una aleación que dejara una nueva propuesta musical. Los reactores de esta planta nuclear estaban listos para entregar lo mejor de sí en pro de la banda. Luego de tocar en la universidad llevaron su música a nuevos lugares, en bares donde con sus bandas anteriores habían tenido éxito. Era el momento de regresar y esparcir
Gabriela llegó de la facultad de Diseño Industrial, con sus gafas negras, su peculiar peinado por capas, y siempre pintado de rojo. Ella emplea la técnica heredada del estilo del metal y el hard rock ochentero, de bandas que admira como Mötley Crüe, Anthrax, Iron Maiden y Motörhead. Es introvertida pero todo lo que tiene que decir lo hace con su bajo y su energía a la hora de tocar.
la energía rockera y blusera para tomarse la ciudad, y dejarla bajo la estela de estos músicos que semanalmente se reúnen a ensayar, incentivando a la comunidad universitaria a unirse en un ambiente de esparcimiento, tolerancia, respeto y sobretodo melomanía absoluta, para mostrar sus propuestas y escuchar y nutrirse en la retroalimentación. Esta banda, que empezó con el pretexto de aprovechar el espacio que ofrece la universidad, canción por canción se ha convertido en una propuesta con temas propios y covers que demuestran que el “rock clásico” o “música anterior a los 90’s” está más vivo que nunca, y que no se necesita tener más de 30 años para disfrutarlo y enseñarnos cómo se regresa a las raíces de un estilo musical. CHERNOBYL TRAIN concilia los elementos del pasado con el presente en una armonía llena de guitarras distorsionadas, baterías que suenan como truenos, bajos que nos hacen vibrar y voces que despiertan esas ciudades abandonadas del blues y el rock n’ roll.
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Dimensión Narrativa
Valentía
-¿Dónde te puedo encontrar aliviadora agua?, sería capaz de llegar muy lejos para saber si eres verdad, lo daría todo por sentir que es cierto, que puedes llevarte mi carga”
En una mañana empapada de sol una rinoceronte bostezó y llenó sus pulmones con frescor; era un nuevo día, las margaritas bailaban con el viento y el rocío alimentaba sus pestañas; los árboles aplaudían la sinfonía del amanecer; la frescura abrazaba el pequeño cuerno de la rinoceronte Valentía. Ese día ella se levantó con un nuevo entusiasmo; estaba decidida a dejar su pasado gris, a hacer algo al respecto para que, de nuevo, el sol amarillo fuera su motivación para comer verde, respirar arco-iris y vivir sus días envueltos con un rojo listón de atardecer.
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Dio su primer impulso para levantarse pero algo le pesaba; negó con la cabeza cualquier idea que le imposibilitara pararse de su cómoda cama gris. Un impulso más, con pesadez y esfuerzo, y se levantó por fin. Echó una mirada desubicada al piso; aún sentía ese peso que le recordaba a gritos su tristeza de ayer. En medio de contradictorios sentimientos, Valentía se dispuso entre saltos a buscar un apetitoso desayuno; cada huella que dejaba recordaba su pesadez. Sin embargo, siguió su caminata habitual en búsqueda de pastos embebidos con brisa pero, mientras caminaba, sentía en su interior una incesante danza angustiante que le pedía un final. Cuando Valentía encontró un desayuno formidable empezó a oír rumores de los demás animales del terreno; al parecer había una fuente inagotable de agua que saciaría la sed de todo aquel que se sintiera cargado y reprimido por los dolores de su corazón. Todas las fibras del cuerpo de Valentía se estremecieron; la danza de su interior dio un giro esperanzador a su dura y grisácea piel. Definitivamente, ella debía encontrar esa fuente. Retomarse, ser valiente y andar a buscar una solución para su carga.
Texto: Isabel Bermúdez - isabelbermudezd@gmail.com | Ilustración: Natalia Pedraza - www.nataliapedrazaperez.com
Decidió empezar la búsqueda cambiando su ruta habitual; tomó la vía que conducía al valle de las cebras, pasó por el viejo tronco caído, giró por el arrume de hojas secas, caminó sobre lodo naciente y, finalmente, llegó al lago lleno de rayas. Se sumergió con ahínco y esperanza en él, pero no sintió más que consuelo al calor. “-¿Dónde te puedo encontrar aliviadora agua?, sería capaz de llegar muy lejos para saber si eres verdad; lo daría todo por sentir que es cierto, que puedes llevarte mi carga” sollozó Valentía. En ese lago ya se había refrescado pero no había sentido alivianado su corazón, así que siguió sin pistas pero con una meta clara que la motivaba a seguir. Su carga aumentaba pero se negaba a descansar; noche a noche y día a día cruzó territorios desérticos y otros abundantes en riquezas sabrosas. Logró evadir los peligros y consiguió llegar a la aldea de las hienas, hasta que una se le atravesó intempestivamente: “-¡Jajaja!, ¿qué hace una rinoceronte tan gris por este valle?”, le preguntó la hiena burlonamente a Valentía, quién la contempló sorprendida por su altivez. “-No creo que lo entiendasafirmó Valentía. –Estoy buscando el agua que puede aliviar mi corazón.” Le respondió audazmente. “¡Jajajajaja!” se burló la tropa de hienas. “¿Cómo podrías hacer eso?” le preguntaron desafiantes e incrédulas. “-Verán, he oído rumores de una fuente inagotable que saciará la sed de todo aquel que se sienta cargado y reprimido por los dolores de su corazón”, respondió sin dudar Valentía a las hienas. “¡JaJa!, los rinocerontes viven cargados por su piel gris y gruesa, no habría nada que pudieras hacer para liberarte” anunció una hiena mientras todas se alejaban entre risas crueles.
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Dimensión Narrativa
j Valentía no dejó que las burlas
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impidieran que continuara con su búsqueda; sentía que su corazón palpitaba anhelante de la calma que prometía la frescura de aquella agua. Al atardecer estaba agotada; se empezó a acongojar y a decepcionar; había perdido el rastro de los rumores que seguían musicalmente de voz en voz, de viento en viento. El fuerte vacío en su ser seguía clamando. “-¿Dónde te puedo encontrar aliviadora agua? Sería capaz de llegar muy lejos para saber si eres verdad; lo daría todo por sentir que es cierto, que puedes llevarte mi carga” sollozaba Valentía, quien continuó su caminata pero ahora con un cierto desaliento, pues recordaba las burlas de las hienas que comenzaban a hacer una grieta que superaba su corazón. Durante su vida había sido una rinoceronte muy alegre que disfrutaba desde la estrella del oriente hasta el árbol del valle del sur, pero hubo un día del que no quería hablar; un día negro y blanco que la envolvió en pesadez y le cargó su corazón. Valentía siguió caminando y meditando pero, de pronto, se dio cuenta que no podía seguir y tuvo que parar por un momento y respirar; estaba tan cansada que se quedó dormida. Un rayo de sol cayó sobre sus ojos y la despertó. Le costó abrirlos, pero cuando pudo enfocar su mirada vio que estaba bajo la sombra del árbol más hermoso que jamás había podido admirar.
Su tronco se elevaba a los cielos, con fuerza despegaban sus ramas que parecían tocar las nubes, sus hojas aplaudían la belleza del amanecer y su sombra, ¡Ah!, su sombra era reconfortante, vívida y apacible. “¿Qué guarda tu corazón? Pequeña” pronunció con fuerza y seguridad aquél viejo y sabio árbol. Valentía bajó la mirada y con dificultad le contó de su búsqueda y su decepción al no encontrar el agua que saciaría la sed de todo aquel que se sintiera cargado y reprimido por los dolores de su corazón. “-Y… ¿Por qué está tan acongojado y cargado tu ser?” preguntó el viejo árbol a Valentía quien suspiró y empezó a narrarle su tristeza. Y mientras lo hacía, lágrimas se escaparon de la cárcel de sus ojos, los nudos de su garganta se desataron y, como un bálsamo, el llanto empezó a aliviarla. De su cuerno a sus patas, de su corazón a sus riñones, Valentía empezaba a respirar la libertad; las lágrimas seguían cayendo de sus ojos, con sinceridad la refrescaban, con profundidad la sanaban, con amor la saciaban y su carga se aliviaba. Lo entendió: ¡esa fuente estuvo siempre dentro de ella! Y el sabio árbol sonrió y con calma pronunció:
“Más vale el llanto que la risa; entristece tu rostro pero libera tu corazón”. Valentía había sido valiente, enfrentó su miedo, se desahogó, abandonó la idea de creer que llorar era sólo para cobardes. Haber asumido un papel de fortaleza antes de la debilidad, ¡la había debilitado aún más! Entendió que era necesario respirar y sufrir su duelo, para llorar, dejar atrás y empezar de nuevo.”
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