Año i número 2 1944 junio 20

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SĂź

mam S I E M P R E

A G R fi D A


El D O M I N G O E N .MADRID, Lo nota destocado do lo cprrido fué lo obundondo de mansos... Domíníoín dispuesto a éntrala matar, en cuanto tenga ocasión, al toro toduoadoauo so corrió en segundo Jugar


EL LAPIZ EN LOS TOROS Por ANTONIO CASERO

Un lance de frente por de tras, de Dominguín, en un quite al primero

El mismo diestro, caído ante la cara de su segundo toro, se hace el quite a sí propio

Un natural de (Gallito» a su segundo toro

fogueado

El sexto animal Interrumpe u n reunión de monos

2*

Escudero do d plaza


Suplemento

taurino

MARCA

riEiOI DE I M Por

JUAN

L

Modrld, 2 0 de iunio de 1944

EL DOMINGO, EN MADRID.—Rafael Ortega (Gallito), en un muletazo con la derecha. (Foto Baldomero.)

LEON

E S voy a hablar a ustedes con franqueza. Apuesto qu* ya nos tratamos desde ia semana pasada, y esto es suficiente, en los tiempos que corren, para establecer una corriente de confianza. Y les voy a haoar una declaración honrada antes de entrar en materia Pese a más filias, que como aficionad • j&L-^SmF sostengo, no estoy conforme, nada congpWT.v^l forme, con nuestros toreros. Cuando estoy en una plaza de toro?, con l a alegría y la ilusión de esperar cosas sensacionales, me ocurre con frecuencia» con demasiada frecuencia quizá, que me entusiasmo hasta el frenesí por una gran e-toca da; por una extraordinaria serie de naturaks perfectamente cerrada con un emocionante pase de pecho; por un vistos" Uxcio de banderillas, a cargo de un maestro, o por un simple quite a la verónica, de frente por detrás, o lo que es p^or, por chicuelinas—el truco más vistoso y adecuado para arrancar palmas sin riesgo de un alamai—. Pero luego roe ocurre, cuando ¿algo y comienzo a meditar, a recordar .0 que he V7?t:, que me arrepiento de nú impremeditado -entusiasmo de unoá' minutos antes. Poique invariablemente se m.a vienen al nensamknto dos cosas: 3as varas que han tomado los toros y el peso que han tenido los torcs. ¿He dicho toros? Pues dicho está. Pero no crean ustedes que me quedo muy seguro de que lo sean. Me parece más bien que estoy sugestionado aó¡n por los carteles, por esos carteles que dicen invariablemente:: "6 hermosos y escogidos toros, 6, de don fularito de t a l " . Y luego empiezo a realizar el balance y a rascar en la memoria... ¡Y me desilusiono! Perqué resuiita que los seis hermosos y escogidos toros tomaron en junto, en el mejor de los cases, veinticinco varas, que son. poco más o menos, las que tomaban, no ha mucho, sólo dos toros de cualquier corrida, sin llamar demasiado l a atención. Claro que esto podría estar compensado con que en las cuatro varas hubieran caído a tierra caballo y picador; p;ro lo carriente es que caiga el toro, ipohrecito!, aunque algunas veces, por efecto acaso de un extraño factor psicológico, qu¿ no me atrevo a calificar de miedo unánime, tueden por el suelo, en informe y confuso montón, caballo, picador, toro, toreros y mor osabiosOtra coir.iper.sación podría ser el peso de los toros; pero no hay fenma de verlos más allá—también en el mejor de los ea-os—de los 250 kilos de recibo. Vean ustedes si no, mis queridos amigos y pacientes hermanos en la afición—¡todo sea por ella!—, el aproximado resumen de cuatro corridas celebradas el demingo en Madrid, Barcelona, Bilbao y Oviedo, con toros de Teriones, Galache, V i llamarta y Olairac, respectivamente, para los más afamados diestros... Vean, vean: Entre los 24 toros—fueren corridas de a seis—tomaron 72 varas. A tres por barba. Y cuenten ustedes qua hubo dos—un Olairac y un Villamarta—que sólo tomaron una cada uno, y qui sólo tres tomaron a cinco, a trancas y barrancas, y ^ g a n do con la penca en la ajena, cuando no rodando, como becen o en tienta, Y véase otro detalle; el peso promediado de los 24 toros fué justitórnente de 251 kilos... Piensen ahora qiua los de M a drid fueron—no se rían ustedes—unos "elefantas", qUe sacaron un prcmedio de 273. y no fes ¿erá difícil obtener la conclusión de qu" hubo alguno con no más de 200. ¡200 kilos!... Ustedes y yo nos atrevemos a torearlos, por lo msnos en estas páginas, en las que pueden comprobar, leyendo las resenas, que no exagero. Vamos, pues, al toro, y hasta el martes próximo, que ya nos hablaremos de tú.


M A D R I D

Seis toros de Juan Terrones para Gallito Domingo González y Manolo Escudar

Gallito toreando aT natural ai cuarto toro

Dotninguín intenta hacer pasar al toro fogueado

Preside el señor Plaza. Hay na entrada en la sombra y floj en el sol. Seis toros de Terrom para Gallito, Domingo Domingui y Manolo Escudero. Primero. Negro. Gallito bail unos lances. Cuatro varas por di derribos. Se aplaude al Aldean Quite de Gallito por chicuelina de Dominguin capote a la da (ovación) y de Escudero pe verónicas y media. (Ovación.) Tres pares. Gallito mi letea per bajo y en redondo. Intenta el natural y di siste, siguiendo por bajo, aliñando con alivio e intei calando algún adorno. Mata de una estocada delante ra. (Pitos.) Se aplaude al toro. Segundo. Negro y más chico. Dominguin lance apurado. Tres varas saliendo suelto. Huye de los ca bailes y se le condena a fuego. Dos pares y medi( Dominguin comienza en el estribo y remata desde i burladero. El toro es manso, y el matador lo mulé tea por la cara con decoro. Mata de dos pinchazo y una casi entera, (juchas palmas y saludo.) Tercero. Negro. Bien de lámina. CJorta por el lad» izquierdo, y Escudero lancea con precauciones. Cinc varas por tres derribos entre una malísima lidia. Do pares y medio. Escudero hace una faena de aliño po i la cara y mata de un pinchazo hondo, tres más yén dose fuera y tres descabellos. (Pitos.) Cuarto. Negro. Gallito veroniquea sin reposo, in tercalando dos lances con los pies juntos, que alguno jalean. Tres varas con quites de los matadores sü demasiado relieve. Tres pares. Gallito brinda en « centro, y comienza con dos pases sentado en una si lia, que el poco aguante hace pintorescos. Cita al na tural, y logra uno bueno en una serie movida. Pase por alto, cambios por la espald» y molinetes si gjan ajuste. La segunda parte es por la cara, d cualquier manera. Mata de una estocada. (División Quinto. Negro. Se resiente de los cuartos trasero y es sustituido por uno de doña Concepción de Sott de buena lámina, rebajado de cuerna y manso. ^ minguín se estira por verónicas, y en la &e^ax^3'T^ cogido con aparato. Cinco varas y un derribo, pares y dos medios pares. Dominguin muletea por jo con precauciones, y mata de media desprencu descabellando al noveno intento. Se oyen algu»08 p Sexto. Negro y terciado. Escudero lancea vuUJ^ Cuatro varas y lidia llena de barullo. Dos pares medio. Escudero muletea por bajo desconfiado y ^ iatador< de un pinchazo y una corta. Se silba a los mi a la salida. 428 Peso de los toros: 476, 420, 489, 441, 474 y respectivamente.


UNA SILLA ES P O C £j

A m a l a f o r t u n a de algunas afortunadas

podemos

camino l í c vueltaj arrastrado

con

c o r r i d a s des-

eliminarla

en

el

hacerlo m á s lento

de pies. P a r a

y

l a del domingo

no

v a l i ó l a treta, y el cansancio, e l a b u r r i m i e n t o pertinaz bre

sigue

pesando

so-

é l cuerpo adolorido a

la

nes

de

una

contrabarrera

que

asirse

para

hasta

malo

los

l l e v a r o n r— n o s

f u é

toreros. pareció

todo!

Unos

que

como

toreable.

y

para

fnitades.

¡ o s de T e r r o n e s ! desga-

L o s otros

aun

fueron, segundo.

n a d a d i g a m o s d e l s o b r e r o , u n o m á s en

serva

indecorosos

un

sustitutos

la plaza en cuanto salen

cabestros.

Junto

herradero

buen

par.

Ni

Duarte, que brega,

y

tiró

a

la

eso,

puesta

siquiera

iba

bien en

los

palos

una en

que

la

nos

re-

al ruedo

los

pésima

lidia,

varas, y , ni

cadores,

si

de

dejamos

reservado que

se

fuera

un jirón

va

haciende

tristísima. ¿Y

Tos e s p a d a s ?

Mal

en'

El quinto toro, al ser retirado al corral por manso».—(Foto Manzano.)

I

Kafae] Ortega c o m e n z ó l a faena a su secundo sentado en una silla

• 1

parte

alguna.

Entró

rapidísimo,

y

voly

d e s p r e n d i ó u n a m e d i a p a r a descabellar infini-

que

(sirviera d e

Galliio,

balanza en u n a m a n o el m a l

c u d e r o h a c e u n a s e m a n a n o se

v i ó en

parte

alguna, e n u n a tarde de r e t o m o a s u peor m o mento.

Sobre

todo

esto,

lances movidos, ausencia

miedo,

precaveión,

de

l i d i a , m a n t a z o s c o n l a mult~ t a y m a l estilo de m u e r t e en los

tres. A y e r , en l a

no

hubo

Sólo

una

toros süla

ni para

arena^ toreros. hacer

frente a l a m á s pavorosa vasión

i*y

ide aburrimiento. A'p

bastóf claro,

E L

C A C H E T E R O

EsUx ra v i . a, como c filmación y g a . a n í a del prsstiglo que debe rodear siempre a l a Piensa tauzina, dteauteciza cualquier intento da inte'mediorios disccpre. sives dirigido a co"jve.1ir sus pagináis en títulos negociables. EL RUEDO ruega a les p:al slorjcdss del toreo o apoderados que denuncien tedas las proposiciones irregulares de que tengan conocimiento o l a Delegación Nacional de Prensa. Montesquinza, numsco 2.

a l e g r í a y buen estilo e n u n a suerte

Ni

N O T A IMPORTANTE

la de

otra vez al Aldeano, a quijn está

salir del paso deslucidamente.

l a e s p a d a d e D o m i n g u í n , t a n m e n t a d a , se v i ó

un

cualquier m o d o . M a l los p i h

a

pase con la otra. L a lidia que nos e n s e ñ ó E s -

qram, l o t e d e m a n s o s

de

Frente

homeopática,

mejor lote—el sacar u n a silla a l a plaza para

a

vioso, de embestida d u r a , que f u é el Y

dicho.

m a l a lidia de dos horas, sin

desde é l m a m o m a r m o l i l l o 'hasta é l m a n s o n e r -

^erie

está

francamente

por m i n e g a d a de antiguo, d e j e m o s — c o n t r a é l

n a de s u torero, y , c o n a p u r o s , dejemos

Un. lance de Manolo Escudero en el tercer toro

desgama y

todo

buena,

d a n d o las peripecias de u n a

toros

cuarto

aplauso,

labor

tas veces a l sobrero. Y d é l a g r a c i a de

Salvemos a l primero, deslucido por l a al

algún esa

sin respaldo h u m a n o , recor-

s i e m p r e — l a a l e g r í a de l a fiesta p o r ¡Qué

tal

los ojos, e l asiento, los r i ñ o -

¡Qué, se

l a ^espalda; E s c u d e r o , en

viendo l a c a r a ¡por tres veces, a l segundo,

aliviarlo,

otros

capote a

por

detalles

los

guín,

v e r ó n i c a , y G a l l i t o , p n pm, s o l o n a t u r a l , o y e r o n

h o r a de escribir. Duelen a ú n

M

Desde

b l o q u e ¡y e n d e t a l l e . C o n d e c i r q u e s ó l o D o m i n -

e r d o d<>bl


DEL

NIIBEIILL1I! leloego Por A l f r e d o M a r q u e r í e La. bct-lla-anu n o i o qu? reoorr: él nudo a ates de la corrida' peurece un g a l á p a g o pu-tato en pie. " ¡ N o m b r e y s ñ a s de loa toro»!", gritan los víndedor&s d-l programa. ¡ C o m o si tuviéramos que escribir a ios ' bichos'' una carta!

• *•

L a bandera va ei m á s t i l "prueba ta ccartada" de lo» toreros que se disculpan con el aire.

••*

Manolo Escudero charlando con U 9 Í 2 0 «ateo de. la corrida

de caballos

Dominguín se coloca ta sn ra antes .de hacer e! pa

L a s mujeres sub:o las escal r a » d-:<I tendido con la roaj estad d» tas rainas que ataci-nden al trono. A l sonar dos clarines, los "morenou?" dej soü sa a b ^ l í n z a n a las localidades bajas como si huhizran tocado "ataque a la baiyon ta".

•••

Los aUguaciiaios ti n . n siempra aira de picadores o, mejor, d; rejoneador es fracasaidos, obligados a -r.tiraxsí entre bastidores antes da empv z i r el primer acto. • • * * Y a e s t á -n danza Gallito. ¡ Q u é buen bailarín S3 han p-rdido los Iktmadoa e s p e c t á c u l o s folklórico*!

•••

E l peta herido sangra lana.

•••

Si mpre hay un espectador ingenuo que "d:&cub^e" ai Miaño de la voz ronca en el t-ndido 7.

•• *

Cambra de rmri.ta Gallito, y el "gracioso" de tirrao dice ta fra»? d2 ritual: "Abena pide la envsn:ná." « »' •

Can las barderiltais de fuego, la corrida se id rv t i í l c a con las "fallas".

• •*

En el hotel, Gallito charla con unos amigos (Fotos Manzan

Una vista del patio de caballo» al empezar el fe*, tejo taurino

A l barderili'K. q u ' « e tiró de cabsza por la barrera di-l 6, «1 suelo lo cora ó en ta nariz. Bscudiro se paisa la'taro? dando pasos d? chotis.

• • •

DESPUES DE LA CORRIDA

HABLAN LOS TOREROS

GALLITO D A R A no perder tjv'm. po, mientras el mozo le va despojando la ropa da caireles, el diestro celebra una conferencia cele, f ó n i c a con sus f a m i l i a r í e . — U n a vez concluida tan primordial tarea. Gallito, con una sugestiva locua. ciclad de buen meridional, nos ruega transcribamos su disculpa por la a c t ú a , ción de esta tarde. —No v a l e e n g a ñ a m o s —dioe Rafael—con el reEscudero sultado d e m i trabajo; aunque no creo haber c a í do en estridencias, no ha sido halagador para las exigencias y los derechos del público. Y a vieron ustedes que los bichos no embistieron como deseamos los toreros; p a r e c í a como si estuvieran distraídos, y a c u d í a n al e n g a ñ o con extremada, jnoertidumbre. Bi n pudiera ser que m i desentrenamiento-—tno h a b í a visto u n toro desde hace mes y medio—haya i n f l u í , do en mi primero; en cuanto a l otro, me p a r e c i ó reparado de l a vista; a c u d í a por casualidad, y con asta dase de toros se tien? uno que ir para no quedarse en la cara. L A i r r u p c i ó n de varios amigos, entre los que reconocemos le cetrina tez d é Gitanillo d? Triana, pone fin a nuestra visita con el primer diestro de tanda.

DOMINGUIN A q u í el cortejo de visitantes nos habla tomado la delantera, y para U'gar a la cama donde descansaba el p r i m o g é n i t o de l a casa casi tuvimos que guardar turno. Domingo protesta por oí molesto calor que le originan las compresas de agua caliente que le e s t á n colocando paira rebajar la inflamación pro. ducida por el paletazo de su segundo toro. Comenta las malogradas esperanzas que había

concebido para igualar en esta corrida los recien, tes é x i t o s obten dos en otros ruados. Pero el primero suj^o echaba muchos hachazos, y ni aun 1-? c o n s i n t i ó defenderse con el estoque, ya que por la tendencia del bicho a -echar la cara, arriba tuvo que insistir m á s veces de las que hubiera querido. E n el de L ó p e z Plata, si bien de menos peligrosidad, e n . Ü nde que nada pudo hacer, por k> quedado y marmolillo que r e s u l t ó . ¡ Y ahora, a obtener cumplido desquite el p r ó x i m o domingo! Llaman desde Valencia, y todos enmudecen, a n . helantes. Pepe Domingufn, primero en llegar al te. léfono, nos v a transmitiendo el mensaje. Se trata del "benjamín", que acaba de obtener otro ruidoso triunfo con los tres o o r n ú p e t o s pasaportados, uno m á « esta tarde por percance do Cirujeda. Y con esta noticia y a nadie se ocupa on aquella casa de otra cosa que no ssa pronosticar felices augurios al bravo cachorro de la d i n a s t í a D o . minguín

ESCUDERO T a m b i é n el torero de Embajadores parece resen. tiras de una leve "caricia" de su primer enemigo, inferida al lancearlo a 4a v e r ó n i c a . —Suele ocurrir—expone Manolo — cuando surgen toros provistos de los de. fectos de loe de hoy, que gran parte del público se desorienta al verlos em. bestir de vez en cuando, sin fijarse que a los dos o tres lances los "terroncl. tos" estaban ya en pose, s i ó n hasta del sexto sen. tido. ¡ Q u é m á s hubiera qu rido yo, sino que- me hubieran salido con las o o n o i c iones posibles de bravura para cuajar en Madrid esta tarde, que tanto anhelo! Domingo DuniinKuui

Mira si e s t á bi n cuadrado el toro can ojoe de sastre que examina la calda d= ia p r rula.

• *•

Y vacila, ai tirarse- a matar, como el nadaudor temzrcoo al borde d. 1 trampolín,

•••

A l morir 1:4 tercer toro tifie d? sangre una jAlaiJlra. No es la dramática: y fu ite impronta taurina schre la arena. E s una mancha vulgar d3 matadero o oarniceria. £31 picaJdcr y su cabalgadura se drmumban como una - « t a t ú a eou atre "dinamitada". • • * . < S í lta Gallito en el amento de la silla como si tuviíraí muelles. ,

•••

Y luega los mu Has* ^stán en sus zapatillaa.

•••

A l pr.sldenta s? le ngatilla el pafiuekx ¡ C ó m o ta da. en djuparar el tiro v . r d e !

•••

Loa cab stros firman y rubrican en la ar'-na para dar trabajo a tas h o m b r e » de ia esportilla v eH. ¡nastrillo. A un torero con pies juntos sa le d boi de un soplo, susto no» d i ó Domf guin!

•••

"¡La muí e t a ! i t a xnu¡';ta !", gritaban ! i :sp ctadnr£"3 a Esouarro al Sifllr el último toro.,., po. que era cojo. ( E s t á prchibido tli^r almohadillas.)

•••

E l ploa-dor alarga d 'masiado la vara. Y I p ú b 1 i c o le aconseja "Inventa ei arma s c; ta, el arma nueva. Y le picas d:®dí oaaaV'

•••

A l acabar la corrida los n i ñ e s qu cogen co lillas en el tendido dar. a las s - ñ o r a s eusto de ratones.


LOS H E R M A N O S B I E N V E N I D A La t e r c e r a d e feria e n A L G E C I R A S LIDIARON TOROS de la GANADERIA con loros Je PamB hubih inoniarBii meEiiiE DE C L A I R A C , E N O V I E D O

mm

i gicToiiMO

be u se«u

PcPE

hizo una gran faena en el cuarto tero

O V I E D O 16 (Mendheta). — S « lidiaron se4s toros de Leopoldo i Ciak-ac, para Pepe, Antonio y AHÍ. \ gei Luis Bienvenida. Primero, Pepe lo recibe con1 ve rúnicas, que se aplaude*?. Tres v a ¡ r a s y buen quaiUe de Pepe, siendo t ovacionado. Luego coloca tres pa'reg formidaibles, -entre ovaciones. { Et¿ toro se mantiene a l a defe c_ ' siva y Pepe consigue sacar • dos buenos mollee bes y otros pases. En'tra a matar dos veoes y ptncha en hueso, y finaliza de media, ladeada y ««cata, el puntillero. Segundo. Tres varas y nada « n quites. Antonio icloia su labor coni un ayudado, molestado ¡por el • viento. L i g a tres naiturales. H a y Vicente Barrera Idos derecbazos I m p o n e n t í s . ( O v a .

cióc-.) Mata de un pfnobazo y •el d e » oabílto. (Palmas.) A L. G E C I - > ras, la prtmerau con quite d ; More- la izquierda, coR A S 18. (Mengiendo tos* •pitonito, que s aplaude. Tr^e par.s de Tercero. An chela.) T e r. bamci.'rillaa. Morenito erapi za aan- He. ( P a i l m a s . ) ffel Luis ve roñó., c e «> a de feria. do unos natural as, y centi n ú a cas- Sigue cem atrcis quea c e ft i do £ ls toros d . Pa<- tigando aQ bicho,- que £ e >ejcu ntra d- varias m a. r(Palmas.) Tr^s bk> Romi ro para muy difícil. U n a faena u prepa- cas, para termivareas. Anlbnio Vicente Bamr ra, r a c i ó n pama/ cuadrar, y *3 coloca nar con una mey Aagzl torean la* Serna, y Mor;- media, y otra media, y d^scabílla^ dia, y el bicho se rato de T a 1 su al a l i m ó n , y P ¿ _ Cuarto. — B .a r re r a v rentquea entrega al puntivara. (Palmas.) W3n. (Ovación.) Tnsis varafs, te pru lliro. pe m o c Cera en El g&nsudo f u é m3ra de -lias con una c a í d a ai desmano. (Ova Peso de los te^ordo y buemo. cubierto peligrosa, y Barreda, con res e a canal: 298. « i ó o . ) Les tre« Se r-gis t r ó un ¡grata vaScr, hace t i qcdts, quedan- 273.500; 271,500; hermanos ponen lUnazo Imponen- do ski capots plantado ante 'A to- 313.500; 3 08 y banderillas, Ju_ t , Tiempo calu- ro. (Ovación.) L a segunda pica 291,500 feitos.i resgando oon el to_ roso. Preside el q u e d ó clavada en «fl bicho; y ello pectivamente . Inspector d^ Po- dió lugar a) un formidiatali « c á n d a ro. Los tres son licía» saftor . D 4 lo. Tres bU-nios par»^ d» baiui-rv- t Ovac ooad o s y Campo y atseao- liáis. Barrera; en Angel Luis hace ra el ssftor Te- el c'- n t r o del uc.u f a e n a por norio. ruedo, castiga ai ayudados y de AslstiToo ra« boro, qivj s í reautórldadesr e s- yuelv: pelig T ocastigo, pues «stá, «1 toro incierto. pa ñ o 1 a a y del s á m e n t e . D a trea Media estocada, un p i n c h a y un C a m p o d? Gb- foirmidab*;s nadescabsllo. (Silencio.) Victoriano de b r c M l t a r y disti-n- tural es. (Olls,l Cuarto. P£ipe da una seriie de la Serna guidas perscuna- E n les t e m í m o j v e r ó n i c a s impon-tntts. ( O v a c i ó n . ) lidad^s de ta ve- d§l toro da otros Cuatro varas. H a y un buec? quite cina plaza d Giteveltar »o eü palco pases d pecho, de Ptpe. Treg pares de banderillas. del gobemador militar de laí plaza. que sen ovacl-cInicia 'la í a e n a con uno estattua. Se tributa, una. gran ovaxjlóc? a n<ado>3. M á s nario, ( O v . o ó o . ) L i g a tres n a t u r a . Barrera, qu& saluda desde los m';- turales impon ?n! ies con U <U pecho. (Nueva ova_ dios, t:a. Una estoca- Morenito de Tacióc.) Día una mtmem.—Barrera lo recog? con da en lo alto, layera s e r ib e de dere_ «1 capote, le da varias veronicaa que basta. (Pie L* á z os y tres «otr© oles, y a l flfcial oye «una gran tos al toro; o v a c i ó n y isail'da a los .moílneties impo ovación. Anotamos dos varas, la medios paira) Barr.ra.) A e n t «s. (Más prim ra con caidai y quit ? de- B a acHamacio n e s.) Quinto.—iLa, S m a lo iiícog5 con rrer aj ovacionado. Tres pares de E n t r a a matar y la oaipa. Dos varáis la segúrala, con banderillas -4 prknaro ovacionaoto. agarra un pin quite de Barteira, qu;' escucha unai Buena novillada de feria en Granada. I y le colocan dos pares en tres vicies. Barrara empieza la £aí:o» O rodichazo. Repite y liis Junto ag estribo. (Oles.) Conti- gran o v a c t ó n . Dos par^s y m:dio Rosalito cortó oreja, y El Choni fué muy ' Rosalito muletea por bajo y luego er t aloca una €nte_ de b a n d e r i l l i » , o v a c i e n á n d o s el seovacionado. núa por naturaika. ( O v a c i ó n . ) Ocn redondo. (Olés y música.) Se lleva a: ra. A l volver l a tes dos rodillas en tierra tor»ca muy gundo. L a S : m a brinda i£l público, bicho al centre del ruedo y sigue la espalda, a i toro bien. (Ovaclán.) Cambia, de mano, y d : rodillas cita y d i . des pases GRANADA 18 (Menoheta).—Se celebró paira recibir las y a oontiniuacidn a>~. vutlve de es- fotmidatbl^s d o p cho, ¡ a g u i e n d a con la novillada de * feria con buena en- faena muy apretada. Le desalma el ovado n e s del otros naturales y otro m á s de p bicho y continúa muy valiente, dancir. paldas durante unos sjgumdoia por trada. público, el bicho variáis VHce®. (Ovntción.) Ciíadmai y cho. Queda de rodillas ante el toro Presiden sen l itas, asesoradas por el mclinetes y rodillazos. Estocada caíarremete y te vurlfto d& «eroaldas. y la Plazia en oofcca uma entera on todo lo alto, Angel Luis « « g a o c h a , <n pie 1' ovaciona. Los naturales se ex matador de novillos Perete. Se lidian da. (Palmas a la faeno.) d acabellando al primer lrat> nto reses de Hidalgo Hermanos, pora BoQuinto. Saie con mucho gas y sc^. medio de l a e m o c i ó n de tos espec. (Do» orejas, vuelta al ruedo y aa- sue:den y pases de otras marcas, salito. El Choni y Parrita. ta al callejón. Toma tres varos y le tadores; pero &e K van ta sin nove_ continuamente J a l í a d o s y ovaciona"dia a los medica.) Primero. Salta, al callejón. Rcsalito colocan cuatro palos en tres viajes. dad, cayendo el toro desplomado. dos. Dos pinchazos, y ^4 toro cae Srgiuado.—Clon temple y a r t » te) vivo ocmiplebaim ni te m a t á n d o l o el da varias vsrónicas, de ellas dos bue- El Choni realiza una íaena de muleta (Ovación grande, orejas, vuelta y Sema lo torsa de caipa, liámdceelo puntillero. (Parte d:l p ú b l i c o pro- nas. Tres varas y tres buenos pares por ayudados, cambiados, redondos- saludes.) L a fa-ena b a sido m£n»c_ a ja dnttmai. (Palmas.) Tres varas, tíatiai; otro ®:etor p i d í la oreja, de banderillas. Rssalito muletea por molinetes, derechazos, muy vallante. rabie. Ja- primsxa con c a í d a y quit de qui se conced ; pera t<a el p ú b l i c o alto y redondos. (Ovación.) Con la iz- (Olés y música.) Va a oca un pase la S rna. (Paflimais.) E n la segunda si^ue la d i v i s i d ó de opinienes.) Quinto. Antonio torea por v e r ^ quierda da tres naturales, y luego si- cambiado y el bicho le persigue y le a? romp» la ptcai, y <! p ú b l i c o ar.nicas, distanciado. Tres varas. Se S xto.—^Morenito lo recoge con la gue por mslinetes y'manoletinas. Un do un varetazo en í«a axila vtqaibt luce Pepe en u n quite. Tres pares ""ai grain escámdailo al pioiidor. Trea p a r e s de banderillas d ficisntes. capa y oye palmas. T r s buenas va- pinchazo, -más trasteo, y media, que da. El Choni continúa, sin embai-ao, de b a o d í r i l l a s . A r monio da do^ m o t a . (Ovació-í, su faena, muy va- tatuarlos, sober^ ja Sermi empieza, la faena ds rodi- ras. Jai primera con aparatoso) caloreja y vuelta a! liente. Mata a » ur. bios. E l toro no obligando mucho y caistlgatnriio. da, y qufitij d>5 todos lo® matadoruedo.) p i n c h a z o , otro, ayuda nada al r?s. que es ovacionada. Mooremite v>uiadra, para un pinchazo y medra; Segundo. Chot?; tiendo, y descebe, 3 estro, y 6(£é que liquida a l toro, (trran o v a c i ó n coge los palos y coloca 'tres form dablies pares, que' son ovacionado? da cinco lances, lio al primer col- da tres n a t u r a . al itero y pitos a la Serna.) a p r e t ándose en pe. (Algunas rúden k « ligados au de T rcerp. — Tnaie bastante gas y por el p ú b l i c o « n pie. Coge .os trastos, y con ia derecha d a tre® natmellos. (Olés y pal la ore)a, aue no :e pecho Dos der.?_ Morenito vrironi q ui e a, esouchamido mas.) Se repite' concede, y El Cb'- chazos. Antonio una gran oVactón. l>o® buena»3 va- ral£8, y a c o n t i n u a c i ó n , varios cea 1 o a aplausos ü ' s i escucha un a teimina con me h a c e r el pr'm»:c í a n ovación y da d í a estocada y el quite. Cuatro pu )o> v u e l t a o; descabello. yazos y dos rare ruedo.) S « x to. Tam en tres viajes, hSexto. Trss va bién este toro, h\ íaena de mu'rt-: vna y un reiUonc- igual que loe aa de E l C h o n i es Dos p a r e s y t^r l o r e s , e aá muy v a 1 í e n t feRosalito El Choni A L B A C E T E ! (Corresporisiafl). —• L i no complrto. Cuatro novillos de nitraio. Parrita co- huido. Angel Antonio Trastea p>r avr; Antonio Crarcia, para Amadeo' Sarrano y Luis R: dando. mienza l a faenr Lulst da; bu ñ a s .Prefeída ea comisario de P o l i c í a s e ñ o r Panadero, ais.tg&rado por f l dados, molinetes, deraobiarsos y ota- con unos aeiechosos ruuy Dueños, a vsrdnlcais.. E l bicho toma tes v i r a s 6x novillíro Arenillas. rolados. (Ovación), Estocada corta, de- los que liga el de pecho. (Muctoas de r gflam nto. Tries pairea de1 banAmadeo S rrano mostrtósia volumitarlaso en SUB( dos Ictes. A «tu prt- fectuosa. (Palmas.) palmas.) Continúa por naturales y, ol derillas. EU dijsitro brinda, al pti??ero lo p a s a p o r t ó de una estocada, um p i r c h a e » y descab llo. ESn camTercero. Parrita da cuatro veróni- iniciar el tercero, el toro se queda bHcoi y comi nasa con un ayudado. ™<>. «stuvo de^giraciado con el pincho en su otro novillo. P i n c h ó varias cas apretadas. Tres puyazos y cuatro en el viaje, estando a punto de eu- ( O r a c i ó n . ) Lu'??o intemti ei natuv í c s ^ y e s c u c h ó un aviso, írir uu grave percance. Sigue por re- ral, pero «A bicho no s arranca, y Luis Redondo a l c a n z ó un gran triunfo. Com quietud y .t'mplsi pan»- palos en tres, viajes. El muleteo de dondos, manoletin'/, cambiodes. (Pcl- la fa'nai resulta d.silgada y sirij 1^ superiormente. Pairna pinturera y adornad'a ni i l corrido en ar- Parrita es por bajo, pues el bicho tie- moa y olés.) Coloca tres pinchazos y e m o c i ó n . Ml?lta á z des pinchazos y sundo lugar. Dos pinchazos, y una entera. (Ovación, p r t i c l ó n de: c r . j a ne la cabeznr muy alta. Sigue lue<r et desetab lio. ¿escabella. (Palmas.) i ^ J i Ita triunfad.) EJn el q u j c e r r ó IpSaza, Luis Redondo v o l v i ó a entu- por naturales y ayudados. (Palmas. A l retirarse ios itoreroa, el p ú b l i . Si Choni recibió asistencia en la ^^!rna'r al resp;tablf. I n i c i ó la fajina con dos p a s : » por albo con. am- Uii pinchazo hondo. Estoconazo, y d-^ enfermería, al terminar la lidia del co ovaciona con entusiasmo a P e í ¿rf rodillas en tierra. Faent, imtelig'mte al son d la m ú s i c a . Media cabella. (Palmas.) pe Bienvenida. quinto toro, de un puntazo sin imporf o c a d a « n todo, lo attto. (Gran o v a c i ó n , cr.jas, rabo y vueflta ail- ruaCuarta. Rosolito lo salude con cua- tancia, en la axila izquierda. atiA, ^uls R 'dondo h a causado, exc . lente i m p r e s i ó n , Mendo probable su Pesa de los toros: 228, 269, 270, ^ a actuación; 'en el coso a l b a c £ t e ñ o . ) tro verónicas, siendo jaleado en acr Peso del ganado; 214, 219, 190. 180. 212, 234 y 220 kilos, respectiva, imfívte. ^©sos: 140. 164, 148 y 140 kil-cs, respectivalments. de ellas. El bicho toma cuatro vares. 194 y 20X.

En l a n o v i l l a d a de f e r i a de GRANADA cortó una oreja FIDEL R 0 8 A L E M , ROSALITO

EL CHom lúe aplaudido en sos dos toros

Luis Redondo cortó una oreja en Albacete Y Amadeo Serrano escachó un aviso


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E l diestro de San Bernardo eu un mul«tazo por alto Alvaro Domecq, después de la muerte de »u novillo, da'la vuelta al ruedo

i

Ji E l rejoneador jerezano corre al toro

'•'epe Lniz Vázquez toreando de capa

R ES E NA B A R C E I J O N A 18, (De nuestro corresponsal S u v i r á n ) — T rsa tercios de entrada; tarde calurosa, can « n poco de viento. A punto d « hacer el paseo las cuadrilles, aparece en n n palco el laureado general don Gonzalo Quedpo de Ulano, y la Plaza se estremece coa una u n á n i m e y calurosa o v a c i ó n . . . Primero. Tintero; negro, como es natural; a p a ñ a d i t o en. cuerna y en carne. D o n Alvaro sujeta al bidho y luego cambia de Jaca y pone un m a g n í f i c o r e j ó n en todo lo alto. Siguen dos m á s de inmejorable factura. Brinda un par áz banderillas al oamarada Correa, fallando en 3a e j e c u c i ó n . Otro, que brinda a Qu^ipo de taano. lo coloca en lo alto, y seguidamente lo coloca otro, y ai segundo r e j ó n de muerte tumba al bicho. ( O v a c i ó n . ) Seguaido.—Comediante; negro, tirando a chico, pero gordo y precioso de tipo. Trc*» varas, una de ellas quebrada, y sólo un quite por chicuelinas de More ni to de Valencia, (Palrreás y saludos.^ Tres pares, y pasa a manos de Ortega, que intenta el natural, y luego decide abreviar. Media bien puesta; p^ro el "pueblo" queda deoepoionado y hay pita fuerte. Tercero. Mediodía; negro, levantadillo de pitones. L o fija con unos lances toreros P;pe Luis, que son aplaudidos. Tres pinchazos buenos v otros tantee quites valerosos, que se premian con palmas. Pepe Luis b r i n d a , a Queipo de Llano y se encuentra con tin blohejc tardo en la emb stida. Se luce en un trasteo, y hay ayudados por alto, naturales, manoletinas y tocaduras de p i t ó n . Media bien colocada y des. cabella. ( O v a c i ó n y vuelta al círculo,) Cuarto. N a vito; negro, bragado. Chico y bizco del derecho. Cuatro varas y un refilonazo, paira tres quit s pintureros de4 maestro. Mal pareado, Morenito de Valencia se hace cargo de é l , trae de brindar a Queipo de Llano. Pone buena voluntad, y ' a veces e s t á a r t í s t i c o : natura. l;s. manoletinas. porflándole mucho. U n metioasa, un estoconazo delantero basta el p u ñ o y descabello al segundo golpe, ( O v a c i ó n y vuelta a l ruedo,) Quinto. Parrandero; p e q u e ñ o . Tampoco luce muchas carnes en el lomo, pues tiene pinta d ; cabra. T o m a cuatro varas y nada en quites. Pareado con brevedad, pasa a manos de Ortega, que ha brindado al camarada C o . rrea, y se hace con el bicho con unes rod llazos. Surge la faenaza grande, con m ú s i c a , ovaciones y pases de todas las marcas. "Una entera, que basta ( O v a c i ó n , oreja y vuelta.) Ortega se marcha con el visto bueno de l a Presidencia, por tener que coger el 'tren para Bilbao. (Sexto. Guantero; negro, bragado. E l mayor de la tarde, con pree noin de toro. Lances toreríMmos de Pepe Luis. T i e s varas, un quite bonito d? Morenilo de V a l ncia y tres panas, en tres segundos, de los subalternos. Faena de cerca, poniendo mucha voluntad y buscando l a igualada. P i n chazo hondo frente a los chiqueros, y descabello. (Muchas palmas.) S é p t i m o . Ropero; p e q u e ñ o , lucero. Doe varas de castigo y nada « n quitas. M a g n í f i c a m e n t e pareado, pasa, a poder de iMorenito de Valencia, que blinda a don Alvaro Domecq. Faena con naturales, girakUllas, m a n ó l e , tluas, p o n i é n d o l o todo el torero. U n a hasta el p u ñ o , a un tiempo, que es suficiente para tumbar al morlaco, (Ovación, v u i l t a al ruedo, oreja y salida en hombros.) E l peso de los toros f u é el siguiente: 190, 218, 245, 238, 248,. 25« y 201 kilos, itsptctivamente.


Un novillo de TERRONES para A L V A R O D O M E C Q $els toros de G A L A C H E para ORTEGA, P E P E LUIS V A Z Q U E Z y MORENITO D E VALENCIA "

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' 'BCtlM

Mórenito de Valencia en un pase ayudado a »u primer toro

Domingo Ortega toreando al natural a PU segundo toro

J U I C I O

C R I T I C O

u « buen cartel el del dormngo, pero l a Monumental no se llené, ry los pueblerinos pendidos de tablones improvisadas sobre tumos puertas qm ningún arquitecto revisó estu-ban totalmente- desiertos. ^Inconvemenises de tos precios elevados y el primer fallo, mo esperado por la Empresa. Don Alvaro Domecq toreó ¡tt caballotovuchomejor que el pemadm jueves, con su luminoso |y deslumbrante carucoleo campero- Y jno le tocaron las tpalmais con tanto calor mi insistencia, ¡nj reclamaron en « i intermedio gu, preIpBA

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Moda m, el ruedo. Después diremes por qué. .

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Gris Ortega en sru primero y •magistral en su segundo, del que cortó la oreja. Pepe Luis Vázquez, sin Hgar f(tenas ásimbroeas, nos saturó con los c á n o n O s del alegre toreo sevilUmo en, sus dos toro», y Morenito de Valenda, (di modesto Que siempre da todo lo que tiene y que sirve come de "cómod/tn" de los empréñanos necesitados de un tercero para no dejar cojos los carteles, cuajó una tarde triunfal con ovaciones y vuelta v i ruedo en s u primero y oreja, complementada con te saStáda en hombres, en el cierre d/el festejo. ¿Verdad que m estuvo mal? No, no estuvo nmL Fué una tarde wnimoda, de buen pasar, en ta que el aburrimiento na tuvo pUvza^ jpen>,.. La gente no se entusiasmó y salió i m ¡poco frita del coso takvrino. ¡Qué sucedió, pues? SenciUamente que faltó uno a l a cita. Don Mamf^l Rodríguez, natural de Córdoba y "Lieeneiado" en ciencia taurónwea por d recho propio, por ia gracia de Dios y la Constitución legendcuria de Curro Cúcltares. • No escribe un "manoletista** convencido., sino un viejo aficionado o quien le agrada más ver torear conuñenzudamente toros difíciles que no ver toros borregos de mazapán, que hemos dado en llamar "toritos de caaril", ¡Cada hoco con su temai! Pero mi sinceridad profesional nie obliga n proclaanar qtte edita tarde e l gran triunfador m l a Monumental bwroelaneaai fué Manolete, a pesar de estar ausente del "segundo* ruedo de España. No se alegró la inmensa "cazuela" porque la afición quería tener entre sus ídolos a quien hoy faltaba la la cita en jeito. Esta semana; no habrá disou'Áones acaloradas m comparocioms que den lugar u las que se produjeron en tiempos de la inigualable temporada del "indisoluble" duelo Gallito-Belmovte. E l "maestro" t que no pasó de regular en su primero, en su segundo se enmendó y se llevó una oreja en buena ley. Bien Pepe Luis Vázquez con su ausencia torera inconfundible MMade in San Bernardo", aun cuando no ligó el nexo entre capa y estoqué, y esto le privó de un corte auricular. Y mucho me jor esa eminencia 'gris que <se llamóii Mórenito de Valencia en sus dos toros, pero de manera especial en el último de í a tarde. wtega en un pase por alto E l único defecto <í«' Aurelio Pnchol es vi fie no haber nacido en Sevilla.

l i n natural de Mórenito

Domingo Ortega lanceando a su primer toro


BILBAO 18 (Mmcheta).— Con kx pkrra casi llena se c 4 ¿ b r ó la primera corrida de te Liberación. Prssiddó el clcolde, oresarCráo por Martín Agüero. Alternaron El Estudiante, Matoolste y Andaluz, con toros de ViUamdrta. Prim&ro. Estudiante inetrumenta dos verónicas con los pie* {turtos. El bicho salto lo barrera. '£1 diestro cargando la suarte, da das lances Y un r í d o a d o soberbios. (Grandes cplausos y cíes-) E l tero ataca coa alegría a l piquero. E l Estudiante hece buen guite. Otro puyazo agota e l toro. Sa cam-

bia «1 tsxdo y se registran tres pares buenos, luego. El Esta' cüccnla hace una faena a l hilo de las tablas y sigue por alto con otras buenos. E l toro e s t á quedado. Un pinchazo en lo dito. otro, otro, media atravesada y descabello a l segundo golpe. (División de opiniones.) Segundo. Peco d e s p u é s de salir salto la barrera. Manolete d a lances pora fijar a l toro. Treg vearen^' oog y buen remita del córdobas. Tres varas, un marronazo y dos picotazos con rasgamisnto. Tres pa' im de bcfflderillos. El bicho te patea,. Cua!ro p - ' ses por bayo para dominar ol toro. E l bicho es d e mucho ne.vlo. £1 diestro intenta el natural, pero ñ o da resultado. D e s p u é s d© anos derechazos buenos da una estocada' hasta l a bola, un poco ladeada, atracándose de toro y soliendo con l a t^lsguillc rota. Descabella al segundo golpe. (División.) Manolete paso a la eufenneiio. Tercero. Andaluz lancea cupedonneato y remata oolosalmsnte. (Grandes cplcusos.) El bicho toma las varas de reglcmento. y Ei Estud^nla se luca ea la mariposa. Andaluz brinda desde el cmtro del ruedo, y comienza con tres por alto sobeabics. Lusgo saca tres naturales, que taimina con uno de pecho. Ccntinúa con Otros poses tuperiores, Gclam: dísimos por el publico y cmEobados con l a múscoa. Pone el estoque en lo alto, acabando c o ñ el bicho de Un descabello. (Ovación, oreja, vuelta y salude» desde eü tercio.) Cuarto. E l Estudiante lancea con lucimiento y es cplaudido. Destacan verónicas y un remate cargando muy bien. Hav un quite del Estudiante, y el Andaluz se luce « n su turno. Sale Moaoihta de ja énfennEr'a, siendo aplaudido. El Estudianla brinda ol público, y da tres pases por «dio sin mover les pies; dos derechazes estupsndos, que son oveconades. Sigue por manodetmas, y toco la música. Tres nota ales estrechándose enoim: meóte. Ata. ca con rabia y pincha husso. Vuelve a entrer y cobra una corta, un poquito deprendido, que tira al taro. (Ovación, oreja, vuelta y saludos. Se retira a la ©ni e m e r í a . ) Quinto. Sale digo huido. H ; y bus-nos laaces de Manolete y un remate pinturero. Luego h:y un quite colosoí del mismo. Andalas también escucha palmas. Dos puyazos y tres pares. ManoT.: te coge la muleta y d a tres estatuarios c;n los pies devados en la arena, naturales magníficos, m a n o l e ü n a s cjustadísimas y molinetes valentísimos, todo entre d e s y ovaciones de clamor. Toca la música, y a l igualar se tira y agarra un estooonozo hesta la bola, saliendo derribado y pisoteado. E l toro cas sin puntilla. (Ovación grande. "" SK», • *» • J plaza se llena d « prendas.) También aplaude a los otros dos matodoras. que saludan. Sexto. Sin tocarlo los peo nes. Andaluz trota 4? torearle: pero el bicho s- va. Luego do una seria de lances toreros aue entusiasman. Los tres matadores acuden a un quite en una c a í d a cd descubierto. Con un puyazo se cambia el tercio, porque el bicho se c^eTres buenos pares de rehiletes. Brinda Andaluz al director genero! de Seguridad. Comienza con estatuarios y sigue con un naluial. derechazos y mata de media algo ctravesada y descabello al segundo golpe. (Ovación.) Peso de los teres ea canal; 259. 268. 2S2. 279, 269 y 254 kilos, reepectivamante. -

(Jno de les pases estatuarios, con los pies clavados en l a arena, que dió Manolete el domingo en Bilbao, en la primera corrida de las fiestas de l a Liberación

EL DOMINGO, EN B I L B A O

SEIS TOROS DE VILLAMARTA

EL ESTUDIANTE, MANOLETE y EL ANDALUZ cortaron orejas

Un natural de Manolete con ta izquierda durante la lidia del quinto toro, del que cortó la oreja.—Abajo: Momento de la cogida de Manolete en el quito toroy a l tirarse a matar, saliendo con un puntazo leve ~ (Fotos Elorzá.)


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Luig Gómez, E l Estudiante» en el toro que fué cogido, cuarto de !• Urde, en cuya lidia obtuvo un gran éxito, cortando la oreja

Manolete, después de la gran faena realizada' en el qumto toro, saluda ai público, que le ovaciona, con los trofeos conquistados en su segundo toro

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Manolete en un pase por alto al primer toro que lidió de Bilbao.—Abajo: E l Estudiante, en un pase con la derecha

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El Estudiante, con lá oreja que cortó en el cuarto toro, da la vuelta al ruedo y responde a las aclamaciones del público.—Abajo: E l Andaluz se ciñe en un pase con la izquierda del toro que cortó la oreja

Manuel Alvarez, E l Andaluz, después de ser ovacionado, sale a! tercio para saludar con la oreja que cortó en su primer toro,—-Abajo: Andaluz rématando un quite» (Fotos Mofza.) _


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Los cuarenta y cinco años de nda torera de Rafael «El Gallo» " G a l l i t o I " y " G a l l i t o 11", o el t í o J o s é y o l s e ñ o r II

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— ¿ Y usted. Rafael, por q u é se llama " E l Gallo"? Se me q u e d ó mirando, como si no entendiera la pregunta, o, mejor, como si é s t a fuera tan innecesaria que le d jara maravillado mi ingenuidad. —Pues, ¿ c ó m o q u e r í a usted que me llamara? Yo naci ya así. Con ello me quiso decir que él no podía ser m á s que " E l Gallo". Esto i r a un axioma que no necesitaba demostrac i ó n . ¿ E s que se podía llamar de otra manera? " E l Gallo" f u é su padre y, por tanto. " E l Gallo" tenia que ser el hijo de su padre. Y si Rafael hubl'ra tenido u n hijo, é e t e hubiera sido " E l Gallo" t a m b i é n . E L F U N D A D O R D E JLA D I N A S T I A —Yo soy " E l Gallo", aunque, en realidad, mi primer nombre de torero f u é "Gallito", que é s t e es el apodo da la dinastía. Y con mi padre s u c e d i ó lo mismo. Primero f u é "Gallito chico", d e s p u é s "Gallito" y m á s tarde " E l Gallo". Y m á s tarde a ú n , el eefior Fernando, prof:so.r de tauro. tnaquia en nuestra plací ta de Gelves. —•Bien; pero lo que yo q u e r í a saber e>ra el orlg-'n de los "Gallitos". —Eso, ¡ c u a l q u i e r a lo averigua! Y o le puedo decir que eiy el tercero da la -lista, que llega ya hasta "Gallito VII", y que h e r e d é el titulo de mi padre, qua f u é el "Gallito II". E l creador de l a d i n a s t í a . "Gallito I", f u é el hermano de ral padre, mi t í o J o s é G ó m e z Ortega, banderillero da " L a gartijo", y d e s p u é s de mi padr*. — ¿ Y por q u é se puso "Gallito"? —No lo s é . Por a h í oirculan diversas versión eg. A lo mejor, por ponerse algo. Y vea usted q u é coincidencia: mi padre 11 v ó de banderillero a su hermano J o s é , y yo 11^vé de banderillero a mi hermano Fernando. G A L L I T O I". B A N D E R I L L E R O —¿Quiere usted que hablemoe del primer "Gallito"? — E i a bastante mayor que mj padr?. Cuando é s t e era

Fernando

un chaval, ya mi t í o era Un banderillero con cartel. Mi el cambio de rodillas como nadie, y esto f u é lo que e m p e z ó padre q u e r í a ser torero y mi t í o le ayuoo. Y a sabrá usted a darle nombre. F i g u r ó m á s tarde en la cuadrilla de "Bo_ canegra", en la que t a m b i é n estaba el hermano de "Lagar, que antes las carreras se hadan por sus pasos contadas, tijo", Rafael Molina. Cuando se hizo matador de toros era y no como ahora. Pero vamos con mi t í o . ¿Decía?... en los tiempos en que la lucha « n t r e "Frascuelo" y " L a . — D e c í a usted que f u é banderillero ae "J-iagartijo". gartijo" estaba :n toda su efervescencia. Bueno, pues mi — E s o es. Estuvo con él muohas temporadas. L o menos padre tuvo que sostenerse en esa é p o c a , en que la afición quince. Puede que fueran m á s . "Lagartijo" le dejó una no «e inclinaba m á s que del lado de "Frascuelo" o del lado v i z que mi t í o se puco malo y tuvo que atender a su tade "Lagartijo". Y se sostuvo. lud. L e s u s t i t u y ó oou "Tprerito", que era de eu pueblo y —Eso prueba que el s e ñ o r Fernando f u é un torero que m á s tarde se hizo matador de toros. Dicen que entre mi t í o y "Lagartijo" hubo sus mám y sus menos; p"ro yo , grande. cpsb que no hubo n i tanto atíí. L o que pasa es que la gen. —Torero. Usted lo ha dicho. Como que c o n o c í a a los te de toros siempre lia nablado umuuo de los toreros. ¡De toros en cuanto sallan, con un ojo c l í n i c o que no lo ha m í mismo se han dicho unas COMÍA!... tenido nadie m á s que Joselito... Claro que mi hermano José ha sido la c ú s p i d e , el milagro, el " M e s í a s del toreo"... —De usted m á s q u « ue n i n g ú n otro. Pero vayamos por partes. E n aquellos t i e m p o » , "Lagartijo" —Pues no será, porque yo baya oauo motivo. y "Frascuelo" acaparaban el m á x i m o i n t e r é s . P o r eso mi —I Rafael! padre decía que todo lo que hizo tu las plazas f u é soste— ¿ Q u é hay, tocayo? nerse derecho al lado del Prlm y del ODonneU del toreo. —Nada. iSigamós con ¿ u t í o . Oonde m á s cartel tenia « r a en Madrid. T o r e ó m á s df cien —IPoco m á s p u í d o decine ü e "Gallito 1". D e s p u é s entró corridas. a formar parte de la coaarllla de un padre. Y nunca pasó de subalterno, como se dice ahora. ¡Qué palabrita! ¿Eh? —¿Es verdad que era muy amigo del empresario? —Entonces, hablemos de "Gallito ü " , de su padre. , —Mucho. Como que este empresario, don Rafael M e n é n . t o z de la Vega, f u é el que me s a c ó de pila. A mi me p u . — A h í hay q u « hacer punto y aparte, amigo. fWm&k como » mi padrino: Rafael. ¡MI P A D R E F U E L U M E J O R D E L M U N D O "GUBRRITA", B A N D E R I L L E R O D E Y -fs que " E l Gallo" guarda del s e ñ o r Fernando un re. "EL GALLO" P A D R E cuerdo en «I q u « <»> unen v e n e r a c i ó n , admiración, respeto y un c a r i ñ o filial sin limites. Por algo él tlen-i en lo físico ^"^n le d i ó la alternativa al s e ñ o r Fernando? y en lo p s í q u i c o muchos rasgos y d talles calcados de su . . • " ^ antiguo maeetro, "Bocanegra", en Sevilla, el 16 de progenitor. F u é el padre de Rafael un hombre m á s bien will de 1876. Y en 1877. el 7 de octubr?, la v o l v i ó a tomar bajo. Sus frase» ingemusas han pasado a los anecdotanos EÜ6* «n S ® ^ 1 1 . 4e manos de "Jaqueta". taurinos. Y su conocimiento de los toros, que ya se babU Arf0' ¿es qu€' tom^ dos veces Ja alternativa? dado í n "Gallito 1", c r e c i ó en él, como luego en Raíael y d ~ r ¿ i fué. Cosas de los tiempos y... de m i padra, que en el i n c o n m t í u s u r a b l e Josehto. . com . 66 141 l>rlmera alternativa s i g u i ó matando novillos, - H M I padre f u é lo mejor del mundo. ¡ C ó m o he querWO ^w? ? tai cosa- L a c o n f i r m a c i ó n en Madrid f u é el 4 de yo a mi padre' ÜT M , lo" t^ne una memoria para las fechas realmente — A su padre, que, a d e m á s , f u é EU maestro y su primer !ue tf i Su 8<>briI10 J<>8é U m M l o me h a b í a advertido admirador, cuidado, no me fuera a inventar alguna. Pero — Y a mi t í o J o s é lo había dicho: " M I hermano ser^ genjj al son «Pr?ba,rlas *n llbr0s y PortÓdlcoe. he podido ver que en el toreo, pero sin prisas, por sus pasos contados". Com sohiw ' M * conr>Plaj:co en decirlo a q u í , porqu» t í o y era antes, cuando se empezaba por el principio. P01- , »>iister« Se ac"8an continuamente de ser el uno m á s em, que yo he podido saber, de lecturas y conversaciones, "«tiiSJ1"6 el otro' y Porque s é que ahora Rafael podrá padre p a s ó lo suyo. L e quisieron meter a zapatero, r antevi v,. 'con «' certificado Impreso de este periódico él s o ñ a b a con los toros y f u é de cortijo en tentadero y _ —Y « i á? S*™*** M e j í a s . tentadero eu cortijo, h a c i é n d o s e y j u g á n d o s e l a en las ca. de MadHH8 Usted' esa. amistad con la Empresa peas de los pueblos, hasta que e n t r ó en la cuadrilla de Por ai « « ¿no ,nflairla en el n ú m e r o de corridas toreadas Gordo". Ahora, qu? mi padre no se conformaba ^ l l ^tt señor Femando sn la capital de E s p a ñ a ? banderillero, cometido en el que se acreditó pronto. "

•l J

— L a amistad es una cosa muy buena. Pero tenga ustrd en cuenta que mi padre f u é un torero finísimo, un torero con casta, un artista con lo suyo dentro. ¿Usted sabe lo que d e c í a de é l "Guerrita"? Pues "Guerrita", icasi nadl?!, d e c í a que d e s p e d í a un olor a torero que mareaba. Nada m á s que eso. — ¿ " G u e r r i t a " f u é muy amigo d » su padre? —"Guerrita", que e m p e z ó l l a m á n d o s e "Uaverito"* f u é cuatro a ñ o s banderillero de mi padre y f u é discípulo de mi padre, y él mismo no se recataba de áteir que aprendió al lado de mi padre. E L ESTOQUE Y L A S U E R T E

,

—Pues siendo el s e ñ o r Femando, "el Gallo", tan buen torero como dicen... No me da Ja terminar. —Como aseguran. L o que. pasa es que con la espada no tenia suerte. Y eso que é l d e c í a : " A l matador que no hace la cruz, se lo lleva -el diablo". Claro que a él, a pesar de la espada, en la que dicen que estaba flojo, no habla quien se lo llevara, porque era mucho torero mi padre y pro. fesor. —'Usted tampoco ha tenido mucha suerte con el estoque. —5 Hombre, eso puede que sea algo de verdad! Pero cuando yo be estado a gusto con un toro, lo he matacto a placer. — ¿Y c u á n t o s a ñ o s estuvo su padre en activo como matador d» toros? --Desde 1ÍT1 hasta que se retiró en ¡Barcelona, 'al 26 d> octubre de 1896, eche usted la cuenta. —Prefiero que la echen los lectores. D í g a m e , mejor, quién alternaba con é l . —(Mi padre m a t ó el primer toro, que, por cierto, como homenaje a él, f u é banderilleado por "Guerrita". Los otros seis fueron estoqueados por "Guerrita", "Fuentes" y " M i nuto". D e s p u é s se retiró a la huerta de Gelves. Y a ante* habla construido la pladta para que mi hermano Femando y yo a p r e n d i é r a m o s a torear. ¡ C o m o yo me e m p e ñ é en se? torero desde c h i q u i t í n ! — ¿ Y su padre estaba conforme? —(Hasta que se c o n v e n c i ó de que servia, no, señor. Quería que « s t u d i a r a . Pero cuando v i ó que tenia aptitudes, lloró de e m o c i ó n y le dijo a mi madre: "Ya me puedo mo. rir tranquilo, porque aunque yo no he podido reunir un capital para ti, mientras que nuestro hijo Rafael pueda sostener u n capote en la mano, no te faltará q u é comer". R A F A E L MARTINEZ

GANDIA


EL

J U E V E S ,

E N B A R C E L O N A

UNA GRAN TARDE DE TOROS Un n o v i l l o d e SALTILLO p o r o A L V A R O D O M E C Q S e i s t o r o s d e l C O N D E DE L A C O R T E p o r o

ORTEGA, MANOLETE y

DOMINGUIN

lanolete, Dominjíuín y Ortega antes de hacer el aseo en la corrida del jueves pasado en Barcelona

Manolete toreando al natural a su setrundo toro de

l'na

la corrida del jueves, en que corto orejas

manoletina del torero cordobés, en el toro qu obtuvo un brillante triunfo

I)omin<ruín en un derechazo

Domingo Ortega en un pase de pecho con la izquierda a su primer toro.—Abajo: Los tres matadores con el rejoneador Alvaro Domecq, dando la vuelta al ruedo

Domingo Ortega rematando un quite. Abajo: Manolete en una ajustada manoletina

Dominguín en un pase de rodillas pegado a la barrera

Ortega dando un pase de pecho.—Abajo: Manolete en un estatuario. (Fotos Valls.)

1


G E N I O Y FIGURA

E ha dicho que todos aquellos que gustan la popularidad suelen disponer die dos semblantes: uno para el exterior, otro para le intimidad. Parece cerno si al salir de casa dejaran en el vestíbulo su propio estilo paora reempuazaiflopor "su doble", que los lleva a sonreír, hablar y estrechar las manos que les tienden con una rígida uniformidad de "tipo único*. Ebcisten, ¡cómo no!, las naturales excepciones integradas por los rebeldes & las frases y gestos estereotipados, acomodados mejor a manifestarse francos, abiertos y espontáneos en todos los actos de su vida. Y como demostración, hcy traemos aquí a Antonio MárQuez, espíritu insebomab e a cuanto andarse por Jas ramas con viejos sofismas y almibarados juicios. Los vigorosos traasis del '"ex torero rubio" evocarán ¿aempre una serie de finísimos matices plenos de arrogancias y gallardías, que durante más de veinte años aromaron los ruedos de España—Veamos, Antonio amigo, ¿cómo fué el dedicarse al toreo? —No lo sé con verdadera precisión; tengo oído a mis padres que desde pequeño gustaba más que j u gar con aoldaditos de plcmo de recrearme las horas muertas con los toros de cartón. Luego pasé por una agitada adolescencia; ayudé a mis padres en el modestísimo establecimiento que tenían para la venta de carbón y leña, de cuya importancia diré que cuando hacíamos una cif ra de veinte pesetas de venta la considerábamos como muy halagüeña. De aquí data que en mis primeras correrías taurómacas me diera a conocer con el alias de "<&^bonerito,^ Luego fui repartidor de telefonemas y "botines?, de una peluquería, para dar en torerillo y becerrista, teniendo que pasar bastante tiempo hasta percibir más primeros honorarios de los toros: veinticinco pesetas, que me dieron en un pueblo de la Sáerra llamado Fresnedilla. —iBien. ¿Pero no ha de negar que años después había de percibir contratos califioades entonces d« fabulosos? — L a mayor cantidad que he percibido fueron cuarenta mil pe&stas, en la francesa Plaza de Dax, allá por 1930. L a última vez que fui a América estuve conirat&do a razón de los siete mil duros por corrida. — i De cuándo data su más eme donado recuerdo? •—La tarde del 2 de mayo de l»21f que actuaba por primera y última vez de novillero en Madrid. Creo que es l a oreja que mejor he ganado. — ¿ a i recuerdo de mayor amargura? —La cornada que me infirió un toro de la vacada de Trespalacios, toreando una feria de Vitoria. En principio, hasta los mismos médicos creyeron que sus conüecuenciais serían mortales. —¿Qué motivos infliuyeron para que usted no volviera a torear una vez concluida nuestra guerra? —Pues, sin duda, perqué me conformo con lo que tengo. Sustento él criterio de que siempre debe satose a torear y no a cobrar. E l que veitdaderamente safe a los ruedos a torear no lleva el pensamiento puesto en la parte material, aunque no es menos ^^rto que al encontrarse a gusto con el toro, ni los aficionados le regatean las palmas ni las Empresas los contrato?. Evidente. Los calcuüadores dfe c fvio y los que sólo viven obsesionados por el ansia de dinero nada ti«nen qu*» hacer en el toreo. Vamos añora con otra Pregunta. ¿Entiende que esté pasando la fiesta por UTla época de decadtencia? • —No es decadencia; hoy los toreros suelen estar preocupado:.; con el pase hecho, con el lance medita, o d-sde ei Jiote^ en vsz de preocuparse en aprender ei'barfrillerato del toreo. Existe, a má juicio, una excepción: Manolete. L R 5 visto torear varios toros en un terreno inverosíg* y hacerlo con un arte y una precisión que nunca, a ningún 0tr0 induídos los de mi enoca. Valiosa opinión, por venir de quien, como usted, •eíeció el calificativo de "muQetero científico". D i -

Un gran pase ayudado por alto de Antonio Márqu fn su época de matador de toros. La fotografía está hecha en Zaragoza, en corrida de la Asociación dv la Prensa, ganos ahora. ¿Justifica el veto de álgunas numeras figuras contra determinadas \8aniaderias? —Mire, amigo mío, vamos a ser ciaros: cuanoo yo toreaba se hacia también, pues el que podía hacerio procuraba "aliviarse"; no es men: s nuevo afirmar que el tono de los toros era de mucha mayor cuantía. —De las figuras pretéritas, ¿cuál fué, a su juicio, la de mayor competencia? —No fué del tiempo de Joselit>, ya que él muño precisamente el mismo año que yo tomé l a alternativa. No obstante, y a título de espectiador. puedo oecir que en capacidad, conocimiento, facultades v afición no he conocido a ningún otro que se le narezca. —En su calidad de formidable muletero, i omero decirnos &i deben ser considerados como pases naturales los ejecutados con l a mano derecha? —Cuando yo toreaba se llamaba solamente paee natural al que se daba por bajo, con la mano izamerda, aunque a veces el torero lo realizara sin mucha

naturalidad precisamente. Los que se ejecutaban con la mano derecha se denominaban ayudados, por el hecho de llevar la espada en la misma mano. —Vamos, Antonio, con la pregunta "cierre". ¿Se halla satiéifecho con la posición alcanzada en la actualidad^ Sin titubear, el ex torero madrileño concluye la conversación con estas palabras: —En mi gran conformidad procuro hallar siempre los éknentos precisos para acoger con satisfacción Je* destinos que l a vida me depara. E l que fué en los ruedos elegante sin afectación y creador de un fino estilo de bien torear, en el que siempre el capote y l a muleta fueron vivos y persuasivos atributos, bien puede ufanarse de haibsr llegado en el toreo a saciar su apetito de inmortalidad. F . MUNDO


UN

SEÑOR

DE

CASTILLA

Don ANTONIO PEREZ TABERNERO habla de los toros, su cría Y su peso ayer y hoy

Don

f

Antonio Pérez Tabernero, hktalgo casu l!;ino y ganadero esenrpníoso

A afición, está, desorientada « mediatizada, mejor, por e x t r a ñ o s prejuioiOB en lo que ai. toro—eftennento 'fundamental V3e l a fiesta—se refiere. Unos piden el toro g r a n , de porque oreen, saber, a t r a v é s de referencias d e s v i r t ú a , das desde su origen, que antes en las plaasa<s e s p a ñ o l a s s é lidiaban peses del t a m a ñ o kle dromedarios, o poco manos. Otros se conforman con el toro terciado, porque como l a p a s i ó n ha vuelto a encenderse en los tendidos desde el ad_ venimiento de ese excepcional torero que se llama Manolete—estatua viviente del ritmo, valga l a paradoja—, piensan-que a menor t a m a ñ o de las reses, mayor partido y lucimiento p o d r á n sacar a su a c t u a c i ó n los lidiadores <.n quienes depositaron su s i m p a t í a o el sentimiento de una a d m i r a c i ó n sincera, que todo cabe, en esta fiesta de a«pastanante y e x t r a ñ o complejo. Pero lo que importa ea orientad: al público hacia la e n t r a ñ a de este singular e s p e c t á c u l o , calidosoapio refulgente qu ? deslumhra, sin que la m a y o r í a sepa discernir el l a grandeza de l a fiesta taurina se dr.be al toro o as patrimonio exclusivo del torero. A s i , pues, vamos a dar de lado en esta o c a s i ó n al rebrillar de los caireles con el pro-

pósito de parar mientes en lo que consideramos piedra angular de las corridas: el toro. P a r a este p r o p ó s i t o n i n g ú n camino puede llevarme m á s directamente a l a realidad que l a c o n v e t r s a d ó n coa un ganadero de estirpe e n quien concurren todas las cualidades para ser. de verdad, u n buen ganadero de reses bravas: afición, celo, largueza, buen sentido, da._ i n t e r é s , intendencia. . Y he ido a ver a don Antonio P é r e z Tabernero. P é rez Tabernero es a l mismo tiempo cordialidad y gen. tileza a l a antigua úSaocaa. s e ñ o r í o y trato llano, como lo administraban en Castilla loa hombrea de rancio y recio aboiengo: — ¿ Y q u é puedo decirle vo? —Muchas o o s a « interesantes para los aficionados a la fiestk de toros. — ¿ P o r ejemplo? — Q u é razón « x i s t e para que estos d í a s se hallen en Madrid tantos ganaderos... ¡SI es verdad! pero 00 tiene importancia. Todo?. los a ñ o s por esta é p o c a , coincidimos en Madrid cierto n ú m e r o de criadores do toros de lidia. Piense usted que es el momento en que l a temporada taurina en E s p a ñ a pero el lidiador ha desaparecido por completo" e s t á en todo s u apogeo, y claro... "ConsídcTO que hoy se torea mejor que nunca; Se r e ú n e n ustedes pana cambiar impresiones. — E s o es natural. H a blamos de cosas de nuestra, p r o f e s i ó n , y m á s que —Supongo q u e o&odecerá de la* profesión, de esta afia l a suerte; y a q u e lee c i ó n nuestra ai toro d¿ 11. procedimientos de selección que yo sigo en mi ganadería Aia. que es precisamente difieren poco de los que emoor lo q u e subsiste la plean mis c o m p a ñ e r o s en los fiesta eutyoR. —Entonces, velando por esa afición, ¿quiere usted —Y esos procedimientos son... decirme c u á l <:s la actitud de los ganaderos dentro de —-En cuanto a las b e c l a s actuales clrcunstan. rras, el que es frecuente. das? Consiste en que se arran—Mantener en todo lo quen repetidas veces al caoosioie las esencias de la ballo con m á s o menos coU n i ó n de Criadores de Todicia, y ver d e s p u é s el temros de Lidia, que se besaple y la bravura oue tienen ba ea l a c o n s e r v a c i ó n ae en capotes y muletas. E n eslas castas bravas, imoita o p e r a c i ó n suelo desechar d i endo é l intrusismo de un 60 ó 70 por 100. E n los tratantes y c. h a l a ñ e s , maonos, l a o p e r a c i ó n es m á s q u e s o n l o s q u e des. complicada, y a que el .se. v l r t ó a n nuestros p r o p ó mental influye decididamente sitos en « i resultado de las ca. — i Y a ! Y desale su plamadas. P a r a evitar en lo DOno de aoclonado, ¿ c ó m o «lt*e las probabilidades de un v « usted la tiesta en esfracaso, aparto todos los años to* instantes? ocho o diez erales y los lien, —Mejor que nunca, a to oor acoso. E n esta prbntoesar ae la a e s b r l e n t a c i ó n ra «Elección suelo desechar la oue nan pretendido llevar matad, y de esa mitad, a tres a ios aficionados CÍUXOF o cuatro loo retiento y lidio a «TUpos de "taurinos" prolos sejs meses siguientes en fesionales y un p e q u e ñ o Ja olacita de tienta, dándome sector de Prensa, tan des. por satisfecho si puedo conorientado como lesos gru « e r v a r un par de esos erales pos. que hayan llegado al caballo, — ¿ Y «usted se atreve a capote y muleta bravas y Traío llano, a la antigua usanza, romo lo lanzar e s t a a s e v e r a c i ó n «naves. administraban en Castilla los hombres de c u a n d o estamos viendo D e s p u é s , en el cruce con rancio abolengo que en casi todas las coun reducido n ú m e r o de varridas se multa a los. gacas, a espetar e l resultado de »naide roe porque sus reses no dieron el peso l e g l a m n . los productos, y si es satisfactorio, « s o s tores seaán tario? padres die muchas carnadas. — E s que ai antes hubiera existido ese pee» regla— Y el experimento...s mentario, a los ganaderos se les h a b r í a multado en —(Suela ser negativo algunas veces, la misma p r o p o r c i ó n que a h o r a L a s discusiones res— ¿ S u o p i n i ó n sobre el momento actual del toreo. pecto al peso y t r a p í o de los toros las conozco desde —Considero que hoy se torea m jor que nuncav.í1to que tengo uso de razón. Y a a finales da siglo, Gueque el lidiador ha desaparecido por completo. Caí*. " rrita mataba las cemadas enteras de Saltillo con todos los toreros torean muy bien con capote y mul ^ ros de tres a ñ o s , sin que esto fuera o b s t á c u l o para pero se pueden contar con los dedbs de una mano ^ que a l mismo tiempo se lidiaran corridas de Colmeque saben quitar resabios a los toros que salen c nar con slete.% Entonces, como ahora, el público llemal estilo. . naba las plazas donde se lidiaban utreros por diestros —Por ambas cosas. E n mi familia han sido ganade cartel y dejaba desiertas aquellas otras en que haderos cuatro generaciones. , »>ia toros viejos y toreros mediocres. — ¿ E s usted ganadero por afición o por ^ ^ 1 * ^ — Y disuelta l a U n i ó n dt Criadores de Toros de L i Hago punto en esta c o n v e r s a c i ó n , que se me dia, e s t a r á n ustedes e n c u a d r a d o » en el Sindicato d'interesante para estos aficionados de verdadera ón' Ganaderia, ¿verdad? qute en las corridas de toros acaso ponen t " ^ . * , ® , „ . « — H a s t a este momento pertenecemos a l Sindicato en las reses que se Hd a n que en los lances estuisww del B s p c t á c u l o . (j efectismo de muchas faenas. — ¿ Q u i e r e usted decirme q u é r a z ó n hay para que las figuras del toreo tengan predilección por sus toMlGUm* R O D E N A S ros?


MONTERA BLANCA '

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Cómo toreaba RICARDO BOMBITA

RAFAEL

Por A N T O N I O

TORRES DIAZ-CAÑABATE

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S T A M O S en plena fiebre de toreo. Con las notas soliviantadas de los aficionados _ apasionados, q u e no admiten de buen grado que las corridas de toros no excedan con creces a Jas novilladas, y de los que critican c o n acritud que en una Plaza como la de Madrid se prodi. crmn ios premios « n orejas cuando r al y v e r d a d e r a m é a t e el acontecimiento no scu poco menos que digno de pasar a la poste. ridao. Mas como el ambletu te lo permite y da mars e » Para que en la temporada haya de to<io« l>u*IIo y malo, l ü s .

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tórtco> a n e c d ó t i c o , chismeante y gracioso, y hasta sentimental, hoy nos hacemos eco de Un rumor cuyo protagonista se vincula en el torero gitano Rafa;! A l b a i c í n . U hecho se comentaba con regocijo, pero tampoco sin sue visos de que pudo ser un hecho positivo, concebida l a genialidad de los artistas, y, sobre todo, a la de estos gitanos, que saben echar a su procesión un bagaje bien cumplido qe gracia y de personalidad, Y de tendido en tendido c o r r í a l a vos de l a a f i c i ó n asegurando que se aseguraba... Y a h í v a la a n é c d o t a , que recogemos como curiosidad, por no considerarte, en m á s amplio concepto: Rafael A l b a i c í n toreó hace pocos d í a s en la Monumental de las Ventas, la primera Plaza del mundo, como la Uftraan los t é c n i c o s del festejo tínico y e s p a ñ o l . Quien le conoce me dice muy convencido que ATtoaidn, en-su deseo de dar a su personalidad — sin jactancia, pero s í por au genialidad — un mayor relieve, tenia proy>ícta<lo salir al ruedo con su Impecable vestido de torear, bien combdnatdo y lujoso y tocaoo con una montera blanca. Algo revolucionario, algo que ios millares de hinchas de la fiesta nacional hubiemn comentado con la fiebre que el aficionado a toros pone en sus conversac'.ones. tan bravias y rotundas como es el festejo. ¡ U n a montera blanca sobre & tez y cabellera de azabache! ¡ C o s a de comento1 L a afición taurina es tradicional. Los cambios, las posibilidades que pudiera haber de novedades se sopesan tiempo y tiempo. Si de pronto un torero se presenta en el paseíllo con unit monte m de a l * » color, ¡la i m p r e s i ó n hubiese sido p i e tunda. ¿Admitiría la novedad? ¡ Q u i é n lo sabe! L a solera taurina no transige ni con f e n ó m e n o s , m con alardes de efecto; pero t a m b i é n es cierto que alguna vez han de cambiar los detalles que ahora nos parecen inamovibles. L a nota que transcribimos pudiera o no ser tonaginada por el gitano A l b a i c í n , pero nadie ne Kara que el torero que reviste su cuerpo con ©1 ^o o la plata y los caireles negros sobre una rosa, combinado que denota al artista orlS ^ l . es bien capaz de unir a su atuendo eieSa^te la novedad escandalosa de lucir una mont^ra blanca, que, a buen seguro, a r m o n i z a r í a .con seriedad de su vestido de torear. Y «4 í l cronista se ocupa del detalle, ni lo haOe como crítica ni para alentar la extravagancia en la recia fiesta nacional, «ino para recoger 1111 rumor, ingenuo e inofensivo, q u « « n c u a d r a la figura, de este torero que se llama RaXad Atoaicln, prototipo del bien vestir y del saber E8TAT ante los millares de espectadores de la mejor Plaza deí mundo.

Ricardo Torres, Bombita, toreando ai natural

I" ^ AfiaJ estas l í n e a s se

publicó en E L RUEDO, « n <l extraordinario aparecido en el mes de mayo. Efe u n natural de R i cardo Torres, Bombita. E x a m i n é m o s l a , con de ten L miento. Estamos en é p o c a de e x á m e n e s . E n las Univensida. des y en los Institutos, los profesores juzgan a los estudiantes, que, sentados en una. silla, ¡pasan u n rato m a l í s i m o ¡porque les han dicho en casa que de aquello depende su porvenir, üLos padres siempre exageran. Porque a un muchacho le suspendan en Derecho administra, tivo, no pasa nada. Sucede q u e en el verano el estudiante suspenso tiene que leer Derecho administrativo en lugar de una novela policíaca. Comprendo que entre Un texto d » don Antonio Boyo Villa, nova o un relato de Edgar Wallace, es un poco m á s entretenido este ú l t i m o , Pero, bueno, total es un par de horitas al d í a de aburrimiento, y t o d a v í a queda tiemtpo para los solaces veraniegos. Examinemos esta f o t o g r a f í a de Bombita. Aclaro que no me tengo,' n i mucho menos, por un profesor t a u r ó m a c o . E l toreo es un arte y no u n a ciencia, aunque haya tratadistas taurinas p l ú m b e o s que pretenden demostrar que esto de torear por naturales a un toro es algo asi de intrincado y difícil como la tabla de logaritmos, pongo por cosa incomprensible para los profanos en m a t e m á t i c a s N o , nada de eso; vamos a examinar esta, f o t o g r a f í a por las buenas, eu aficionado sin pretensiones doctrinales. No olvide, mos nunca que et toreo es una fiesta. No olvidemos que el toreo es un juego. U n juego, en ocasione*, t r á g i c o ; conformes. Mas no por esto vamos a po. nemes en todo momento t a m b i é n t r á g i c o s al juzgarlo. A los toros se v a a pasar el rato. Vamos a pasar ufl ratito, usted lector y yo escritor, hablando, sin palabras demasiado trascendentales, de c ó m o toreaba Bombita, A h í e s t á un natural suyo. Cuu¿C4> v i ó é s t a fe t o g r a f í a un gran torero actual, dijo: " ¡ Q u é mag. nífico natural! ¡ C ó m o va toreado ese toro!" Y en, toncos, los que le escuchaban, u n tanto sorprendidos reprocharon.: "Pero, ¿y el c o m p á s , . el encorvamlen. to, y lo distanciado que e s t á , y ese brazo despidien. do al toro a u n k i l ó m e t r o ded cjerpo?" " ¡ P u e s , claro, n a t u r a l m e n t e ! — r e a r g ü í a el gran torero actual— Para mandar a un toro, para torear, es preciso afirmarse bien sobre las piernas, despegar el brazo, j u gar la cintura y encorvarse un tanto para, cargar ta suerte. Por todas estas razones, estimo que es^ natural de Bombita es m a g n í f i c o y puede servir ••' ejemplo de U> que debe ser un pase natural." S u i oyentes se quedaron un momento perplejas y sileiv closos. A l fin, uno h a b l ó : "Bueno, eso e s t á muy Cien; pero, ¿y ahora? ¿ E s que ahora no se torea ai natural mucho mejor que en los tiempos de B o v u bita?" Y el gran torero actual resjpondió sin titu, bear- "Ahora se torea m á s bonito y m á s cerca, pen no mejor." Yo he visto torear a Bombita, Y o he llorado en la despedida de Bombita como torero en la Plaza de Toros de Madrid, Y o le vi cortar sus orejas m a drileñas. E r a yo muy jovencito. Pero esto no importa

demasiado, poique yo iba a los toros con un estupendo aficionado que v i ó torear a Bombita y a Frascuelo y que juzgaba tes corridas a mi lado. Y con él aprendí mucho de lo que s é de toros. U n momento. Me adelanto y digo: E s posible que yo no sepa nada de toros. Por lo menos, tsto dicen los que no e s t á n conformes con mis opiniones. M u y bien, de acuerdo; no s é naiáa de toros, a pesar de que no me pierdo corrida desde hace treinta a ñ o s ; pero d e s p u é s de muchas horas d;- pensar en esto en mis ratos de ocio, que afortunadamente—(y teco madera—son bastantes, he llegado a una c o n c l u s i ó n : entender Ue toros, lo que se dice entender de toros, n o entiende de verdad m á s que el toro. Y el toro no opina porque no sab: hablar. Toreros,'ganaderos, aficionados y acomodadores, h a blan, chillan, argumentan, porque saben hahlar; pero el que sabe lo que es torear es el toro,' qu* es el que sufre tas consecuencias. Los* d e m á s hablamos de toros por hablar de algo, que <e precisamente lo que estoy .haciendo yo ahora. De manera que, sin d e s d e ñ a r a mis detractores, cuyas manos b^so, d i r é que Bombita toreaba muy bien los toros muy malos., Vamos a cuentaa. Si hace uno caso a los toreros,' casi ning&a toro Se puede torear, bien. Por una cosa muy sencilla: porque los toros tiran cornadas, i A h , caramba, q u é conirariedad! Pero, ¿qué van a hacer los toros, si tienen los cuernos para eso? Líos t e n í a n hasta l a a p a r i c i ó n , como eriador de res es bravas, de don Antonio P é r e z Tabernero. Estes e ñ o r gran nigromante de la g a n a d e r í a , m o n t ó en su dehesa salmantina de San Fernando un laboratorio y se e n c e r r ó en á un d í a y otro, y e m p e z ó a manipulor combinaciones y experimentos conducentes al fin de que los toros no tirasen cornadas, y a c e r t ó el hombre con la f ó r m u l a : c r i ó el toro de carril, nombre impropio, pues se debería llamar el toro a n toniuo, para l a mayor gloria de todos los Antonios, entre los cuales tergo el honor de encontrarme. Y a partir del descubrimiento del toro antonino, pues todo como una seda Ocmo los toros y a no tiraban cornadas, en cuanto uno cualquiera se d e c i d í a a ser torero, y a todos sus- h jos, poces o muchos, eran t a m b i é n toreros. Y se i n v e n t ó la estatua, y la chi_ cu J i ñ a , y la manoletina y d e m á s y y a ho hay necesidad de cargar la suerte y llevar al toro toreado, .porque el toro se torea serio, s é torea a s í mismo. Todo el i n t r í n g u l i s de torear consiste en ponerse junto a un toro y extenderle la muleta; el toro antoniano h a r á lo d e m á s . Por tanto, ai ahora torease Bombitaf h a r í a el ridículo. ¿ N o les parece a ustedes? ridículo ese su pase natural, comparado con los que se dan hoy?. ¡ A h , pero es una l á s t i m a que la muleta de Bombita tape l a cara del toro! Si p u d i é r a m o s contemplarla v e r í a m o s que era. una cara de toro con sus cinco a ñ o s cumplidos'. Y don A n tonio P é r e z Tabernero sabe muy bien que ios tiros antoninos no pueden 'llegar a esa edad. Y no por nada, sino porque entones tiran cornadas. No furbombista; pero, ¡ q u é quieren ustedes!, estoy conforme con l a o p i n i ó n del gran torero actual. A m í , ese natural me parece perfecto. A s í toreaba Ricardo Torrea, Bombita, Porque si no hubiera toreado a s í los toros de entonces, los pre-antoninos, le hubieran dado m u c h í s i m a s m á s cornadas de las muchas que, aun a s í y todo, le dieron. Y no canso m á s . - i ,


TEMAS

T A U R I N O S

|LA SUERTE INDISPENSABLE, IMPOSIBLE Y ABSURDA Por

FELIPE

SASSONE

M

E refiero a la suerte de varas. A n . t© todo, no p o d r é aderezar un artícsulo . literario a cuenta de ella. Efe el primer kioonveniente grave con que tropiezo. Porqui cuando ge escribe de toros y no se quiere ser digmá.tico y parecer peMante, como ciertos c r í t i c o s <Je a n t a ñ o — recordemos a S á n c h e z <J* Nfyra y a Pascual MiUán y flamémoeles Boche, que t a m b i é n f u é s e u d ó n i m o famoso—, es indispensatole la literatura; ¿a decir, la mala literatura, el pre. c i o s í s m o disparatado, l a r e t ó r i c a retorcida y l a h i p é r b o l e superferolítica. A n i n g ú n poeta exquisito, filósofo profun. do, bailarina o tenor Vie ópera, se le han tejido j a m á s ditirambos tan enre_ vesadamente deslumbradores como a al_ grunos astroe del toreo. Debe de ser por. que el trade d© luces—xiue, Vüoho sea de paso, desde u n punto de vista e s t é t i c o es f e í s i m o — p i d e ser cantado con pala, bras detonantes y luminosas como cohetea. A barroquismo, barroquismo y medio. Pero u n picador es mucho m á s feo que un torero de a pie. y no existen palabras que e m b e l l í a c a n s u v i s i ó n : un hombre tocado con el d sco de u n Velador de m á r m o l sucio; brillante o negro el coselete como «1 de u n c o l e ó p tero; con dos chimeneas forradas de ante en las piernas; tarta gigantesca escarchada por arriba y de yema de huevo por abajo, y montado en. la m á s apretada s í n t e s i s ' e s q u e l é t i c a de algo que f u é caballo,, trotando, cuando trota sin ritmo, con u n ruido indefinible de chatarra macabra — hierros viejos y huesos descoyuntados—, no es motivo de i n s p i r a c i ó n para un poema s i m b ó l i co_decadente o u l t r a - d a d a í s t a . Acaso, en ú l t i m o caso, pudiera ser una a l e g o r í a de l a d e s h u m a n i z a c i ó n del arte. Claro e s t á — a veces surge el milagro—que Zuloaga hizo obra de arte con ello: me refiero a¡I famoso cuadro del pintor famoso, y conste que estos dos famosos seguidos son una epamadiplcsis, y no dos intentos de descabello, como alguien pudiera pensar; me refiero a aquel notable lienzo en que u n picador, moribunda l a tarde, moribundo ¿1 caballo, va por un m o n t é , sobre la tierra parda, bajo el dele violeta del c r e p ú s c u l o , camino de no s é d ó n d e , lleno de m - . lancodía dorada y gris. Pero eso la e x c e p c i ó n . E l caso ú n i c o en que u n picador, que es siempre Sancho, evoca la figura de Don Quijote, , De todo esto pudiera colegir tí iector que voy a manifestarme en contra de la suerte de varas. NaJda de eso, puesto que soy aficionado a toros y de las corridas r m interesa m á s la lidia que l a fiesta. Comoprendo que a un poeta a r i s t o c r á t i c o y a una dama sentimental les moleste el picador. C a b a l l e r o — ¡ c a b a l l e r o « n plaza!—suena m á s alto y mejor, y tiene un aire de nobleza—casaca bordada, botas de charol brillantes, cintas y lazos, p e l u q u í n a l a feíderica, el Abate Des Orieux, centauro dieciochesco—o un aire campesino, gallardo y bravio, netamente a n d a l u z — ¡ o h los "finos andaluces sonoros" del poeta!—, crespa camisa abullonada, m a r s e l l é s como medio fraque, amplios zahones de cuero repujado, garbero ceñido, c o r d o b é s ancho y filigranas en la botonadura de plata. Pero el caballero o mata al toro a caballo o le deja muy Vüfíca pana que lo maten a pie con muleta y estoque. Se entiende-, cuando ge trata de un toro, de u n verdadero toro: con quinientos kfflos, por lo menos, sobre las patas nerviosas; con las anillas de cuatro a ñ o s por lo menos en> las cepos de las astas buidas, renegridas y relucientes; con t r a p í o y con casta. Por. que a « s e toro, si n© lo pican, no hay quien lo mate bien con muleta y estoque. Y peor si le rejonearon sin hacerte gran d a ñ o , y le banderillearon a caballo, y le danzaron en torno, porque entonces l l e g a r á al matafttar desmontado, con l a cabeza por las nubes, p o n i é n d o s e por delante y cortando tí terreno. E l toreo ecuestre es. .en el fondo, m á s caza qutei juego; pero tí tofeo~del infante es m á s juego que caza, y por consdgiulente hay que educar, (preparar y castigar al toro durante la lidia para poder jugar con él. Sato de castigarlo para que juegue parece u n a paradoja, porque el juego que ha de venir d e s p u é s d t í castigo conduce a la muerte; pero así son las cosas del toreo, de las que nadie entiende, n i siquiera el toro, que si entendiese no se d e j a r í a torear P a r a l a lidia ordinaria es. indispensable la suerte de varas; porque los puyazos, cuando « e dan en s u sitio (un) poco delanteros mejor), desangran m á s f á c i l m e n t e al toro, hacen su embestida m á s lenta, sus derrotes y sus hachazos menos violentos, y, itn fin, para que lo entienda quien pueda entenderlo, le terr«pían y ahorman. A ello, a cansarte, e n una palabra, c o n t r i b u í a en ios t+enupos m á s bárbaros; pero m á s t a u r ó m a c o s , en que los caballos no usaoan peto, tí hecho de que los toros pudieran enganchar a l Jaco y e c h á r s e l o sobre los lomos y rbmiperse con tí r o r r u m m . Porque hay que d e s e n g a ñ a r s e : a l toro grande y bravo de verdad, con casta y celo, no 'hay muleta que le ahorme si llega a ella sin castigo del picador A u n toro bien picado se le puede torear de muleta y matar bi-n inmediatamente d e s p u é s de i a ú l t i m a vara, sin que medie entre todo ello la ju.rte de banderillas, que es de mero adorno y no sirve absolutamente para nada. Un d í a diremos por q u é . Pero al toro grande sin picar no hay, quien le mate a ley A paso de banderillas, a media vuelta, ai revuelo de u n cajpote, al revolverse de un pase, hiriéndole, alevosamente en el ffoUete, « s o s í ; pero no hay quien le haga faena. E n muchas ocasiones, ni aun tí toro bien picado, que se h a crecido al casf!.

go y tiene noble codicia, celo y patas, consiente l a faena del poroncito y del ador, no. H a y u n toro, tí poderoso y bravo, sin m á s condiciones que esas, sin ser lo qu* se dice un marrajo, que acaba por traer de cabeza a todos ios toreros. Y a puede el (fiestro, exponiendo mucho y usando de todas sus facultades y de toda s u destreza^ citarle por tí p i t ó n contrario, cruzarse con él y doblarse, que, a pesar de todo ello le s a l d r á toro por todas partes, y se a h o g a r á de toro en l a faena, y cuando crea que lo ha dominado, e interrumpa la fatigosa brega para tomarse descanso, y) se vuelva al tendido para agradecer los aplausos, a la vez que p a r a vanagloriarse de s u hazaña, se e n c o n t r a r á , a l reanudar l a faena, con que tí toro h a descansado también y tiene m á s pujanza y m á s b r í o que al principio. Entonces t e n d r á que matarlo •yero'por no haberlo, podido madurar con l a muleta, y tí p ú b l i c o , que de ciertas dlficuita. des no puede darse cuenta, a p l a u d i r á al toro en tí arrastre y a b u c h e a r á al torerc porque no le o f r e c i ó l a faena que todos esperaban y que no se podía hacer. Por eso he dioho que l a suerte de varas es indispensable. Pero, ¿por q u é resulta imposible? Pues porque n o se ejecuta bien. P a r a te» suert4 de picar, que t a m b i é n se llama de detener, hay que ir derecho a l toro, ¡presentando el pecho del caballo; y largar el palo, y cuando se (ha cogido* tí sitio, recoger al an"'rual c o m ú p e t a , y dar u n paso a t r á s con el equino, y despedir a i a fiera, por dé. dante de la cincha del jaco, mientras tí caballo vuelve hacia la izquierda. Hoy s* pica al r e v é s , cuarteando con tí caballo, a p o y á n d o s e e n l a vara para haoerto y despidiendo a l toro por las ancas, y muchas veces, anteo de deshacer l a r e u n i ó n , «1 Pecador d a vueltas en tomo a l a fiera, barrenando. Mientras el toro no derrote—man. so con apariencias de bravo—para quitarse el palo, y parezca que ¿ e duertn© besana* el vientre del caballo, tí picador, que tiene l a o b l i g a c i ó n de detener, h a de insistir en é l puyazo, y hacer o í d o s de mercader aü g r i t e r í o con que algunos aficionados í piden que deshaga una r e u n i ó n imposible de deshBOer sin (peligro inevitable; pero lo cierto que tí picador hace los mismos o í d o s cuando sha. en tomo a í a fiera, es» lance que hoy llaman ia carioca, e insistiendo e n tí puyazo cuando y a han pasado tí tiempo y la o c a s i ó n de l a suerte verdadera. Todo esto, p o n q u é cuando e» 9 cador no puede picar bien—y no pocas veces Ka culpa es del caballo—, pioa Taf']\ tal de picar, pues le importa herir y castigar al toro, y no por ferocidad d instinto n i odio contra el animal, sino por obediencia al matador, que le paga p » ^ eso. De -ello resulta que hajy muchos picadores con cabeza de chorlito; pero i chos t a m b i é n que son cabeza de turco, y si a buen entendedor con media palao bosta, y a van siendo muchas las que llevo gastadas. „arrTr& la Y a veo que no puedo tastetir en el tema. A m í , que j a m á s pude cotnei" ^ perdiz que m a t é ni el pollo que l l e g ó vivo a m i casa, no se me a l c a m » i r e» de toros llevando «m el á n i m o m i sentimentalismo. P o r q u é , dispuesto a sen ^ compasivo, t e n d r í a que compadecer, ante todo y por encima de todo, a l | es el ú n i c o para quicn las corridas significan u n martirio Inevitable y e 6 » " como soy muy butin amigo de muchos toreros...


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PANDERETA TAURINA DEL

N O V E C I E N T O S Por EMILIO C ARRERE

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L comenzar el siglo aun flotaba en el aura popuiar el romance del Espartero. Lo cantaban los ciegos, a l anochecido, en Antón Martín, la plazuela madrileña, jaranera y luminosa. A l Espartero le había matado un toro el año 1894; pero el ritmo de su elegía torera, con su redoble octosílabo de marcha fúnebre, no se había extinguido todavía. De verde y oro vestía el simpático torero llamado Mantuel Garda..* y do apodo E l Espartero* E l d í a de^ Todos los Santos iba "la Afictón" m a drileña a visitar l a tumba de otro torero muerto en la plaza- E n un patio rcmántico de l a Sacramental de San Lorenzo estaba \a sepultura de Domingaín. Llegaban unos hombres con negro sombrero cordobés y "persianas'* relucientes sobre el rostro moreno, y alguna mujer con .un velo enlutado desde el moño alto hasta l a punta del pie. que se asomaba bajo el volante escarolado de la falda de coila. Eran como versos sueltos dei romance de "Dománguín», que «o escribió ningún poeta, pero que "lo vivió" con el corazón "la Afición" madrileña. La que iba a llevar flores al camposanto romántico, cuyos negros cipreses se reflejan en el Manzanares. ' • ^ _ En el novecientos ya no toreaba Lagartijo na el Guerra. Con la retirada de los Rafaeles, ia pandereta taurina palideció. Acaso la figura m á s interesante era Mazzantáni—don Luis Mazzantíni le llamaban, porque era como un caballero clásico español del X V I I enamorado de la musa torera—. Cuando den Luis se alejó de este amor radiante y trágico que sonríe a Ja gloria y a la fortuna desde «1 anillo, renunció a la leyenda. Se metió en la política, ¿para qué? U a torero debe mantener siempre el airón de su torería. E l romance cel Espartero es "su leyenda"—escrita con sangre y sol—, y por eso perdura en eJ recuerdo: Ocho caballos lUvaba. el coche del Espartero. Ocho caballos llevaba: todos llevaban plumero. La torería no es un oficio. E s una vocación de gloria y tragedia que llena toda una vida Desde la primera vea que se extiende la amapola del capote hay que aceptar l a posibilidad de morir en l a plaza jugándose el corazón al albur del Destino. Pero en un solo encontronazo varonil con la suerte se conquista, en plena juventud, la fama, el dinero y la admiración de les mujeres. Vale la pena. E l Madrid del novecientos aun tenía pintuneria y sabor. E n l a calle de Seviaia. lonija de la tauromaquia y de Talía, se veía a los toreros con. chaquetilla corta y cordobés. Algún veterano banderillero, con el oalanes redondo, «orno una figura del romance de Luis Candelas. Donde hoy está el Banco Hispano-Araericano estaba el despacho de billetes de los toros. Los "espadas" no desdeñaban hacer tertulia con l a gente de su cuadrilla y con sus amigos les aristócratas—campeohanía tradicional desde ei X V m de las duquesas manólas—ante los veladores del Inglés, el café joyante que era una estampa de " L a Lidia". La calle de Alcalá era—como debía seguir siendo—una prolongación de l a vieja plaza, que entonce® era fiábante. Total, una colección de viñetas taurinas de cinco lustros. I r a les toros era una cosa sotemne. Los madrileños barriobajeros iban procesionalmsnte, con mucha anticipaaión. L a tarde fulgía y la calle de A"»1*1 re' verberaba E l café de Pornos multiplicaba en sus esDejos los redondeles de plata de los sombreros cordobeses. E l humo del tabaco habano se mezclaba al denso olor de la achicoria, del que estaba impregnado cualquier madrikño cattizo. Ein la calle, refulgente, se oía el alegre chasquido de l:s látigos de los mayorales y los cascabeles de las colleras: "¡ A l a plaza! i A l a plaza!" E l aire estaba-perfumado de mujeres hermosas envueltas en la mantilla blanca o en los mantones de chinos y cármenes de soda. ¡Quién se hubiera atrevido a vaticinar a "la Afición" de fin del siglo que algún día, por la paradoja del progreso, iría la gente a los toros en el Metro! Los nombres de los toreros famoses tenían relumbrones barrocos de cairel. Los toreros que sentían el org^lo de «u coleta. Machaquito—con el sortilegio de llamarse también Rafael—, Antonio Puentes, Emaho Torres vEl Bomba), Bonarillo, Conejito, L i t r i , Montes y tamos otros machos negros y broncos. L a pechera rizada era un ^lámpago de espuma junto al' cuello oscuro del gladiador. Los que luchaban cara a cara con un tero, que era el símtelQ de una vida dura. "¡Más cornadas da el hambre!", ha dicho E l Espartero. Perfiles de htograJ1» de Perea, cromo de caja de cerillas con un contraste brusco de colorines- Futuros héroes de romance pepucomo el de Manusel García, cuyo nombre repetían las mocitas de barrios bajos que soñaban con ser l a i ^ v i a ^ei matador. Los nombres que encendían de locura y de audacias-como pólvora en la sangre—a los "espontácoííf ' ^ « a p e r a b a n a que llegase el d mingo .para tirarse al ruedo, con la blusa menestrala de Vicente Pastor "io capote. E l romance bárbaro y juncal de la torería, con amapolas de muerte y azucenas del altarito de l a novia ^ei tc>per3. En aquella época de fin de siglo había un "gran nombre de lidiador que resonaba entre un crujido de rotalos y un ritmo de sevillana sandunguera entre lo- azahares del barrio de Santa Cruz: L a novia de 'Reverte tiene un pañuelo, con cuatro picadores y un toro en medio. Pandereta de bronce gitano, de l a que se fuga el picador Badila, con sombrero de copa, para asistir a las fun^ « « s de gala del Real.


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NUMERO 5

«MTJRUVIANA> LA

REGENERACIÓN

DEL TOREO

§é s ía monómanía de actualidad, la de regenerarnos; Q\> y va resultando tan ridicula, como la pretensión de regenerar á un enfermo atacado de una dolencia incurable. Podrá éste tener sus momentos de mayor ó menor expansión, de más ó menos molestias, pero al cabo llegará el fin inevitable, el aniquilamiento de la materia, de antemano previsto; ya que la era de los milagros transcurrió desgraciadamente para no volver, luengos años átiás. Así estamos nosotros, para satisfacción propia y jonjana ajena, al terminar un siglo que comenzamos' con la magnitud de un gigante, y acabamos con la insignificancia de un pigmeo. En nuestra epidermis social se dibujaron algunas manchas violáceas, de las que, como de otras muchas cosas, ni nos preocupamos siquiera; las manchas se extendieron, adquiriendo carácter gangrenoso; invadieron miembros principales, que sufrieron la correspondiente amputación, pero sin extirpar el virus corrompido que sigue avanzando; y después de la amputación, se nos ocurre regenerar un cuerpo viciado y mutilado. Si el remedio tardío no nos arrancase lágrimas de sangre del corazón, nos arrancarla de Iss labios una carcajada homérica la faisa soez y repugnante. Cada vez que intentamos, un pinito en eso de la re. generación (¿quiéiT serla.el ¿ryasón que se acordó en . mal hora de la pálabrejaf1), nos hundimos un poquito más en el pantano'etr-qué'estapios metidos, hasta que el fango nos llegué' ál cuello y nos produzca la asfixia. La frase, indudableiúéhté, es de mala sombra en estas circunstancias, y'cónvenárla'sustitijirla por la antitética de degeneración, á ^er si>'dé*esa manera conseguíamos el efecto contrario. T*. ' ¿Que qué tiene qup v^j el torecftson el estado social del país,.y que por qué no lia de sustraerse á su régimen político? {Bobada! Cuando Dios1 da, da para todos y para todo; y no iba á ser la tauromaquia el sólo y afortunado cabo que saliese fácil y boyante de la enmarañada madeja. Hace algunos años venimos hablando del arte falsificado, de los toros adulterados, de los sueldos exagerados y de los públicos embaucados. Se amputa voluntariamente el miembro que al parecer contiene los gérmenes de la dañosa enfermedad taurina, y empieza la temporada de la verdad y de la famosa regeneración, y ¡oh, dolor!, la amputación no ha servido de nada, el virus maléfico no se ha extirpado, y la gangrena invade mucho más precipitadamente la materia mutilada y paralítica que nos deleitó y entretuvo con sus alegrías y atractivos. ¿Cabrá dudar ahora de la semejanza, más bien de la identidad, de los términos expuestos? ¿No sería más propio en todos estos casos que pavonearnos con la ampulosa y decantada regeneración, achantarnos modestamente en el tonel de Diógenes, y esperar la aparición del ser que arrancándonos la máscara bajo que nos encubrimos, nos dijese: ' levántate y anda?...

Tero por si no fuese bastante lo indicado para de

Numero ordinario.

MADRID:

L u n e s 14 d e M a y o d e 19ojo.

mostrar que el asunto de nuestra competencia está al mismo nivel que los demás asuntos, ofreceremos la prueba con lo ocurrido en la cuarta corrida de abono, verifhada el miércoles 9 de los corrientes, día elegido en prévisión y con antelación á otras corridas anunciadas para el jueves, y suspendidas por el temporal dé indiferencia y aburrimiento que se cerró sobre la villa y corte del emblemático oso y del madroño. Seis toros de la ganadería de D . Anastasio Martín eran los designados para lidiarse en esta fiesta; y aquí empieza todo un idilio de puntas, del que se han hecho cargo los demás periódicos profesionales, y que, por tanto, nos limitamos sólo á reproducir. Los referidos bichos parece que no estaban presentablesi lo cual no nos extraña, pues si para muestra basta un botón, ya vimos por el que mató Bombita chico, que se trataba de una corrida de caracoles menudos; y en su consecuencia pensó el empresario en sustituiría, como compensación sin duda, con otra corrida grande de Aleas, de Colmenar. Consultado el caso con los espadas, parece (y sigue no pareciéndonos mal) que el segundo se encogió de hombros y el primero y tercero se encogieron, no sabemos de qué; pero que motivó el que al empresario se le encogiera á su vez el ombligo, y ante el temor de que los maestros pudieran llegar hasta la rescisión del contrato inclusive, volvió sobre su descabellado acuerdo, quitando del tablero ó del redondel á los Aleas y reemplazándolos con los M u ruves que se aprobaron definitivamente. T a l dicen y tal repito, y por cuenta propia sólo me ocurre preguntar: ¿Pues no habíamos quedado en que sólo Guerrita era el que no quería toros grandes ni de Colmenar?... Luis Mazzantini, Joaquín Navarro (Quinito) y Antonio Fuentes, con sus respectivas servidumbres, fueron, pues, los encargados de entendérselas con las seis rases de D. Joaquín Muruve, de Sevilla. Todas negras, muy finas, bien cuidadas y de excelente tipo, formaron en conjunto una bonita corrida bajo el punto de vista de la presentación; un buen mozo, el primero; un señor toro de respeto, el segundo; un becerrete adelantado, el cuarto, y terciados los demás cuanto á corpulencia, y bien despachados, sin exageración, excepto el cuarto que tendría sus cuatro dedos de pitones, respecto á armadura, completaron las condiciones externas del ganado. Para la lidia, el primero se dolió y creció á la vez al castigo y adelantó en banderillas y muerte; el segundo también se dolió al hierro, se huyó en palos y se reseivó y defendió en mueite; el tercero, topón y sin poder en varas, incierto en banderillas y revolviéndose en muerte; el cuarto muy bravito en el primer tercio, levantadillo en' el segundo y bueno en el último; el quinto cumplió con los caballos, bueno luego y algo quedado al final, y el sexto voluntario en puyas, desarmando en palos é incierto al matar. L a pelea con los picadores se compuso de 43 varas, por 22 caidas y 12 caballos arrastrados, picando con más voluntad J. Carriles y el Formalito y pasando Pino á la enfermería herido en un pie. Los mejores pares de banderillas correspondieron á Zayas, Roura y Antolln; este último por la manera de llegar. L a corrida en conjunto, por parte del ganado, de las mejores que llevamos. Mazzantini. — La faena de muleta fué parca en el primero, á pesar de lo cual estuvo en ella despegado y rodeado de toda la cuadrilla, no aguantando en

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Precio: 15 eéntímos

un solo pase, que es lo que necesitaba el toro. Hiriendo se cuarteó y echó fuera las cuatro veces que pinchó y en todas mal. E n el cuarto, con un solo pase de muleta, entró á matar al volapié, dejando una estocada bien puesta. E n lo demás hizo poco, y en la dirección hubo ocasiones, como el final del segundo tercio del primero, de verdadero lío. E l público se mostró con D. Luis extremadamente hostil. Después de la muerte del primero, que provocó acentuadas manifestaciones de desagrado, continuó la tensión é intransigencia contra el diestro, que como es consiguiente, se molestó y reservó en la lidia. L a salida del cuarto, y su escasa representación y cornamenta, levantó mayores protestas contenidas gracias á la bravura del bicho, pero no atenuadas para el matador, que en su vista se abstuvo de torearlo, limitándose á salir del paso pronto- Mazzantini, haciéndose cargo sin duda de las veleidades del público, aguantó el temporal con una resignación á que no siempre se ha doblegado; y eso es lo que necesitan los artistas que trabajan para el público: mucha resignación. Quinito. — Además de ser un toro difícil y de mucho poder el segundo, el fuerte viento fué un nuevo obstáculo para la faena de muleta, á pesar de 10 cual el espada trabajó confiadb y con muy buena voluntad, si no con entero lucimiento. Entró á matar de largo y con pies, y de ahí quizá que nofijasela puntería y el golletazo que acabó con la res. En el quinto la brega muy aceptable para las condiciones en que se hizo; el diestro, aunque sin ceñirse gran cosa, no perdió un momento la cara del bicho, y entró á matar muy bien y muy en corto con dos volapiés, tendencioso el primero y bueno el último. A este mismo toro le lanceó con dos verónicas regulares, y le quebró dos medios pares de banderillas con tanto arte, precisión y aplomo, que valieron por varios enteros. E n e^ resto cumplió bien. E l trabajo, de Quinito fué acogido con verdadero agrado y premiado con varias ovaciones. Y se comprendé: el público, que está ya harto de aburrirse con diestros de tronío y de exigencias, se encuentra con uno sin pretensiones, que le da tanto ó más que aqué líos, y abrazando la causa del que más le con^ideca, defiende la suya propia. _ Fuentes. — Como de costumbre, la primera parte de la faena en el tercero muy elegante, parada y ceñida; luego embarullándose y hasta saliendo en algunos pases perseguido y" embrocado; en un pinchazo sin soltar, otro en hueso yj una estoda á volapié, entró muy bien, estrechándose tanto en la última, que salió rebotado. E n el último, con el trapo estuvo movido y bastante precipitado, y entró á matar también cor»' buenos deseos, clavando una estocada á volapié, un poco ida. En ambas ocasiones escuchó aplausos y estuvo muy activo en el resto de la lidia. De los demás detalles de la corrida, haremos constar que la Presidencia estuvo muy acertada; que la tarde transcurrió ventosa y fría y que la entrada la constituyeron dos tercios de plaza. ¡Conque, vamos regenerándonos y á otra! MARIANO DEL TODO Y H E R B E R O


LAS

Q U E S E Q U E D A N

R E Z A N D O

Doña Carmen Jiménez, madre de los Bienvenida, no ha visto torear a ninguno de los suyos TODOS LOS A Ñ O S ACUDE ANTE LA V I R G E N DEL P I L A R P A R A R O G A R

P O R SUS HIJOS

Mientras el torero se juega la vida en el ruedo, en su hogar hay quien pasa horas angustiosas. Es siempre una mujer que pide al Altísimo por el ser amado. Hoy contamos lo que la madre de los Bienvenida hace cuando sus hijos torean. T AS quince primaveras de aquella flor andaluza que el señor J i m é n e z trasplantó a Madrid cuando vino de Se» villa, buscando mayor espacio a su artt de tallista excepcional, eran los quince a ñ o s más bonitos que ae vjian por la capital de España. Carmencita no lo sabia, y por ello era auténtica la femenina gracia de aquella flor andaluza, que llenaba de encanto y f:nura el taller del artista andaluz. Por el taller del tallista iba a menudo un mozo que había sido torero. Iba hacia arriba cuando el 10 de julio de 1910 un toro de Trespalacios le cerró el camino. Bienvenida se «encerró» en el ruedo de Madrid con seis bichos para él s ó l o . £1 tercero. Viajero, número 13, cárdeno chorreado, le cogió al pretender dar el primer mu'eJesús del Gran Po- tazo. Manuel Mejías fué el primer torero que dió el pase de la muerte; quiso introducir en tal suerte una variante: der, de la capilla de darla el muletazo sólo con la izquierda. La cogida fué terrible. Pasados los primeros días de extrema gravedad, los Bienvenida los médicos dictaminaron que Manuel Mejias quedaría cojo. No se resignaba el que fué gran torero. En Barcelona le vió el doctor Ra ventos. Luego, los doctores Ortiz de la Torre y Goyanes. No habla esperanza. F u é a Cartagen, aatraido por la fama del doctor Maestre. Las palabras del doctor Maestre le llenaron de tristeza: «Usted sólo podrá vestir el traje de luces para retratarse». Manuel Mejias no tenia m á s consuelo que el que podía proporcionarle su amigo el tallista sevillano. ¿El tallista? Se dió cuenta de que la charla del tallista era un sedante para él, pero que lo que realmente llenaba de luz su vida era la belleza de Carmencita J i m é n e z . Y le dijo que la quena. Y ella respondió con una sonrisa que era la explosión de t^oda la gracia de sus quince años. El que había sido torero quiso volver a los ruedos. Se puso en manos del doctor Decref. Doctor y torero convinieron comenzar la tarea. E l mozo estaría en tratamiento durante cinco meses. Si al cabo de este tiempo no curaba, el doctor no le presentaría factura. Si quedaba útil para el toreo, Manuel Mejías pagana al doctor Decref lo que éste juzgara oportuno. Carmencita J i m é n e z deseaba, en secreto, que su novio no pudiera volver a torear. Carmen tenía aieciséis años cuando casó con Manuel Mejías, que había cumplido veintiséis. Manuel volvió a ser torero. Carmen J i m é n e z no había visto nunca torear a su marido. Una tarde, Manuel Mejias hizo qne su mujer, con sus pequeños Manolo y Pepe, fuera a la placita de Cara-Ancha a pasar un rato. Con e n g a ñ o s , la colocó en un palquito al que se subía por una escalera de madera, y con Carmen subieron Manolo y Pepe. Quitó Bienvenida la escalera y dió suelta a un becerro de Villamarta que había comprado para que su mujer le viera torear. ¡Y c ó m o toreó y m a t ó «el Papa Negro*! Pero Carmen había vuelto la cabeza tan pronto como el becerro apareció en la placita Las camisas de torero de Pepe, Atttonio y y no había visto nada. D o ñ a Carmen Jiménez no ha' Angel Luis Bienvenida. Tres "obras de arte" visto nunca torear a su marido ni a sus hijos. Mienque salen de la3 manos de la madre de í<;s tras su marido se hallaba en la Plaza, ella pasaba las populares diestros horas rezando. E n cierta ocasión salió de su casa «el Papa Negro» para torear una corrida de la Prensa en mmmmmammmmmmmmmmm Sevilla. Ella q u e d ó con sus tres hijos y su angustia, pidiendo a J e s ú s por su marido. Minutos antes de

Doña Carmen Jiménez, c«. posa y madre de torero»

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la hora anunciada para la corrida comenzó a diluviar. Se suspendió el festejo. Bienvenida, de vuelta a su hogar, encontró á su esposa orando. E x t r a ñ ó ella el rápido regreso de su marido, y éste explicó que se habia suspendido la fiesta por lluvia. Tan concentrada estaba ella en aquel momento que, sin darse, cuenta de lo que decía, preguntó: «Pero, ¿es que cuando llueve no embisten los toros?» Ahora don Manuel Mejias apodera a sus hijos. Es corriente adquirir compromisos con empresarios de provincias por teléfono. Siempre que don Manuel tiene alguna conferencia con estos empresarios, doña Carmen pregunta a su marida, con la esperanza de acertar: «No os habéis arreglado, ¿verdad?» Cuando sus hijos torean en Madrid, doña Carmen J i m é n e z , con su hija Carmen Pilar, pasa parte de la mañana preparando los alimentos que aquéllos han de tomar. Antes de que los muchachos se vistan de toreros, la madre y la hermana entran en la capilla de su casa, en la que hay una magnifica i^nagen de Jesús del Gran Poder, otra de la Virgen del Pilar y otras de Nuestra Señora. Los hijos se despiden con un beso. L a madre con otro y este deseo: «Hijo mío: Oue el S e ñ o r y la Virgen te acompañen». Se arrodilla, reza y espera. A medida que van siendo arrastrados los toros, desde la Plaza alguien llama por teléfono a casa de don Manuel Mejias. Carmen Pilar recibe la noticia: «Sin novedad». Y madre e hija siguen pidiendo con todo fervor por los tuyos. Si los muchachos torean futirá, llaman a su madre tan pronto llegan a su punto de destino, le dan pormenores del viaje y le dicen a la hora exacta en que da comienzo la corrida. Ella permanecerá con su hija en el oratorio hasta que sus mismos hijos, sin perder tiempo en quitarse el traje de luces, le digan que todo fué bien. Doña Carmen Jiménez, madre de diez hijos a los que ella crió y cuidó, ha pasado muchas horas de feroz angustia. Tres de sus hijos murieron siendo niños. Dos—Rafaelito y Manolo—, cuando ya la madre los creia para «Ha. Ahora, doña Carmen emplea gran parte de sus horas en cumplir las promesas que hace por sus hijos. No acabará nunca de cumplir esas promesas—dice don Manuel Mejias—. I m a g í n e s e usted que se ha impuesto la obligación de compensar con un mes de privaciones, ca^a dia que pierde, aunque sea por enfermedad, «n el cumplimiento de sus promesas. Todos los años hace un viaje a Zaragoza para orar en el Pilar. Va en ter^fa, sin cruzar la palabra con nadie durante el viaje, y se hospeda en una pensión. Calcula luego lo que le hulera costado el viaje hecho con toda clase de comodidades y la diferencia la da en limosnas. Doña Carmen Jiménez, que no quiso ver torear a su marido, no ha querido tampoco ver torear a sus hijos, año pasado Alvaro Domecq rejoneó tres sobreros en la Plaza de Madrid, a puerta cerrada. Quería ver torear a caballo a Domecq y fué a la Plaza. Domecq rejoneó al primero, y cuando lo creyó oportuno i n v i t ó a Angel Luis que matara. Doña Carmen volvió la cabeza para no ver, y disimuladamente salió sin querer ver m á s . Si alguna vez veis de cerca vestido de torero a alguno de los hermanos Bienvenida'poned atención en la amisa de torear, esa maravillosa camisa de torear, la ha hecho la madre del torero"

' BARICo

Doña Carmen es la que con. fecciona las camisas de torero para sus hijos:

E l matrimonio Bienvenida sonríe feliz ahora, ajeno a preocupaciones. Bien se ve que esa tarde no torean sus hijos


Cogida en valencia

l u / s MIGUEL

de C I R U J E DA DOMINGUfN cortó una

oreja

l'n derechazo de Misruel ( inij«<la

JLuis MIJÍHÍ») UommKuin,

Aguado de Castro y el paseo

Miguel

Cirujeda, antes de hac-^r

V A L E N C I A 18 íMencfaeta). — Novillo* de Taasara para. Cirujeda^ rKnmlnguki. y Aguado de Oaetro. Prisncro.—Cirujeda empiesiai su taetm. con ' tilo, y a la mitad de la su¡erts>t de un paee en. Ti.dondo, es empitonado por la ingle, si ndo retirado a i » enfermertai. Lmminguin. d «paduu al novillo t r a » unos tmjflet&zoa de castigo, muy vaáienta, y maca ds> una eatera algo perpendicular. (Ptótanas.) Segundo.—Donringufa í o r c o g i ó con u n lance da rodtllatfe. Ixtego p r südió dos paree y medio con bui-n estilo. Inicja da faena con t r í a mui ttazos aoberbíc» con las dos rodilla» era té:rra. Sigue muftsteanido con ainte, aj son de la música, dando un natural con ta izquisrda, aguantando mucho. Mató de mtdkai algo calda, pero de ff«estos rápido». (Ovación, orf}a y vuelta.) Tercero.—-Aguado de Caíatro a ' deshizo da su enemigo, qua -estetoa d : cuidado, cou unos muíttajBos de oaé^lgo, int rcaiando, valiente, algunos otros buenos, para un pinchazo y mí-V dta en su sitio. (Ovación.) Cuarto. — Aguado, vnttente. muletaai con " tempt:. sobresaMsndo «ra unos países por «Sito y otros d - rechazo» impecaUea ( M ú s i c a . ) A la honai da matar se d-eoompon-e, y da tres pinchazos sin soltar. S-ftaka Otro» dos, entrando feamente, y d3acabeila Quinto. — V e r ó n i c a s ¿xceitrnte» d? Domiragufn. Cora la muleta, fat^na de cercai y ent ndlda, con despiantes, pero sin. ligar. U n pinchazo y media buftoa a toro parado. (Ovación y saHudoa) S xto. — Aguado (taracea aceptahletnsnte. Aguado de Oaatro trastea con vosuntad, pero sin lucimiento, st:ndo volteado y pateado por el bicho, sin cons cuciicia^ S e ñ a l a dos •pinchazos y remata d i media bu£na. E l peáo ds los novillos es fi siguiente: 162. 167, 167, 102, 196 y 216.

í'n pase por alto de Aguado de ( astro en el cuarto novillo

P A R T E PACULfPATIVO

Luis Miguel DominRuín da la vuelta al ruedo con la oreja qm' cortó a su segimdo toro

"Herida contusa situada sobre f l á n g u l o interno del ojo izquierdo, qua initeressa piít, <»el f ó t i c a y saco lagrimal; ooofcueloraes y cisco, riacionics en diversas partes del cuerpo. Pron ó s t i c o reservado/'

l n momento de la cocida de Cirujeda en el primer toro

l'n pase natural de Dominiíuia al toro i|ue corto la oreja

Cfruieda, después de la cogida, es atendido por sus com paneros

Momento en que el diestro Cirujeda es conducid" a la enfermería


S E V I L L A 18 (De nuestro corresponsal).—Excepto Ja labor de Yoni con Ja capa y la muleta en su segundo toro de Guar diola, que salió en sustitución del cuarto, poco puede decirse de la novillada de esta tarde. Miguel Antonio Roldan, de Córdoba, lidió deslucido bajo la lluvia,'molestado por el viento, mientras la tormenta tronaba. Un aviso, después de varios intentos de descabello, fué ei resultado final de su faena. En su segundo estuvo más adornado y vaüiente con l a muleta, derrochando voluntad, pero tampoco tuvo suerte con el estoque. Manolo Cortés, de Valencia, en su primero escuchó un aviso, después de una regular faena de muleta. E n &u segundo, a pesar de que puso mayor voluntad y se mostró más decididO; tampoco pudo sacarle partido. Lo mató con brevedad al tercer intento de descabello. Bonifacio García (Yoni) fué, como se dice al principio, el ÚIÜCD de los tres neviHfcros que entusiasmó al respetable. E n su primero estovo discreto, pero lo >**tó muy bien, volcándose sobre el morrillo del toro. En su segando, en cambio, le sacó buenas verónicas apretadas, con las manos bajas, que fueron muy aplaudidas. Matando estuvo valiente, acabando con el novillo con una estocada espléndida. Ftié muy aplaudido y di ó l a vuelta aü ruedo. Los novillos de doña. Enriqueta de l a Cova no ofrecieron grandes dificultades. El último era más bravo/pero no dió juego, y fué sustituido por haberse inutilizado en el primer tercio.

Seis novillos de D.* ENRIQUETA DE LA COYA en Sevilla, para el YONI, ROLDAN y CORTES La

l l u v i a d e s l u c i ó e l festejo,

e n e l q u e se o y e r o n tres avisos

L

Yoni, Roidán y Corté» antas de hacer el paseo

«

A .«*;á

[la buen lance del Yoni a uno de sus toro»

Renán entrando a matar en su primar toro

Cortés toreando de capa a su segando novillo

Un muietazo por alto de Roldan a Su segundo toro *


•4 «> 1

EL JUEVES/ E N M A D R I D

Novillos

de

COBALEDA

BONIf LUIS MIGUEL DOMINGUIN, PEPE Y MFAEL MARTIN VAZQUEZ Luis Miguel Domlnguín

Hafaei M a r t i n Vázquez

( meo momentos uráfico? de Ja actuación, el jueves, en Madrid, del ^ ü . M . ^ Domlnguín , Lepe > ^ M - g » ^

el Boni

«•pe Martín Vázquez


ORTO

NAVEGANDO en la "Santa María", Colón descubrió el Nuevo Mundo. Con un aparato " C A R A B E L A " de T E L E F U N K E N Vd. puede conocer el Mundo " C A R A B E L A " O n d a normal y corta para corriente continua y alterna, Ptas. 1556,25

TELE FUN KEN

T E L E F U N K E N PRECURSOR DE LA RADIO EN EL M U N D O TELEFUNKEN RADIOTECNICA IBÉRICA, S- A - GETAFE


DOMINGO ORTEGA

cuce: r.

PARA CALIDAD


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