Cualquiera podría escribir estas notas sobre la basura. Pero uno no es cualquiera. Habitante desde 1991 del Once, me acostumbré a caminar por calles repletas de basuras, restos de una caótica actividad comercial, que invade veredas y calles, día y noche, llenando los espacios públicos de restos, de personas que rebuscan en ellos y también de quienes viven sobre ellos.