EDITORIAL

Tan cerca y tan lejos

Estamos a pocos meses para que salgan los datos del Censo y muy seguramente arrojarán resultados que dejarán pensando a muchos en este país.

Las estimaciones son de 62 millones de hispanos, un 20 % de la población del país. Estos números pueden asustar a algunos, emocionar a otros y dar esperanza a quienes ven que el futuro de este país está en manos de una población vibrante que se integra rápidamente al desarrollo del mismo.

El presidente Joe Biden ha comenzado el camino con la reforma, indudablemente saldrá de la Casa de Representantes rumbo a un Senado dividido en donde seguramente comenzará la negociación.

Tenemos que recordar el error que se cometió en 2001 cuando el presidente George W. Bush comenzó el mismo camino y el canciller mexicano Jorge G. Castañeda habló de la famosa "Enchilada completa" para describir que la reforma debería ser integral o nada, y esa soberbia retrasó su estudio, llegó el 9-11 y la reforma pasó a segundo plano y al final como decía Castañeda, si no era todo, nos quedamos con NADA.

Ya estamos escuchando a organizaciones comunitarias decir que debe ser así o asá, que la ciudadanía debe ser inmediata, que lo uno o lo otro y como en 2001, podemos quedarnos con las manos vacías.

No será fácil la negociación, y más después de conocerse los resultados del Censo, así que lo importante es comenzar a tratar de legalizar de alguna manera a toda la población indocumentada, dar una camino a la ciudadanía a los “Dreamers” y un camino a la residencia a personas que demuestren que no tienen antecedentes, que han pagado sus impuestos y algún otro requisito que deje tranquilos a los preocupados con una "invasión cultural". Y esa sería la primera parte, pero si empezamos a agregarle que la ciudadanía para los padres de los “Dreamers”, para hijos y a hermanos y otras legalizaciones, empezamos a enredar la aprobación.

Es preferible ‘una parte de la enchilada’ pero no tener que esperar otros 20 años para que se vuelva a tocar el tema en el Congreso.

Los líderes hispanos no pueden volverse a equivocar, no estamos en una posición de exigir, así algunos se endilguen que Biden le debe la presidencia a los hispanos. La clave es la negociación, no será fácil, algunas legalizaciones ofrecen menos resistencia que otras, pero del tacto y la inteligencia de los ponentes y del gobierno depende el futuro de 11 o 12 millones de personas que siguen esperando año tras año una solución.

Entre más rápido mejor, este es el año, tiene que ser una reforma bipartidista y si aparecen condiciones como endurecer la entrada de inmigrantes por la frontera o hacer sacrificios, debemos ceder para lograr lo que más se pueda obtener en esta reforma.

Si no aprendemos la lección de 2001 tocará seguir esperando, si de verdad este gobierno quiere lograr la reforma deberá actuar con firmeza pero con tacto para lograr el consenso.

Nunca antes de la era Reagan habíamos estado tan cerca de una solución para millones de personas en este país y esta oportunidad no se nos puede escapar de las manos cuando la tenemos tan cerca.

EDICIÓN Sarasota-Manatee PUBLICACIÓN MENSUAL Año 21 - Número 246/Marzo 2021

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Viene de la página 11

La doctora Morató manifiesta que para obtener la inmunidad de grupo el porcentaje de la población que debe estar vacunado contra una enfermedad concreta varía según el país, el patógeno del que se trate y la efectividad de la vacuna. No obstante, explica que dicho porcentaje siempre suele ser mayor del 80 %.

“Se desconoce la proporción de la población a la que se le debe aplicar la vacuna contra la COVID-19 para comenzar a observar inmunidad colectiva. Determinar esa proporción es un tema de investigación fundamental y es posible que se llegue a distintas conclusiones en función de la comunidad objeto de estudio, la vacuna que se haya utilizado, los grupos demográficos a los que la vacuna se les haya administrado con carácter prioritario y otros factores”, subrayan desde la OMS.

“Para lograr inmunidad colectiva contra la COVID-19 de manera segura, una proporción considerable de la población tendría que vacunarse, lo que reduciría la cantidad total de virus que podría propagarse entre toda la población”, añade.

Profesionales sanitarias preparan y administran la vacuna contra la COVID-19 en el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona. EFE/Enric Fontcuberta. Personal sanitario del Hospital de Sant Pau de Barcelona recibe la vacuna contra la COVID-19. EFE/Quique García.

La doctora Morató recuerda que con el SARS-CoV-2 o con cualquier otro patógeno, “las complicaciones de la enfermedad son siempre mayores que los efectos secundarios o reacciones adversas que pudiera ocasionar la vacuna”.

VACUNAS DE ARN, INSTRUCCIONES PARA EL ORGANISMO

En el caso del SARS-CoV-2, “cada día nos despertamos con la cifra de personas fallecidas el día anterior. Es un precio demasiado elevado vpara esperar a que la circulación del virus entre la población llegue a conseguir un número lo suficientemente elevado de personas inmunes”, afirma la médica.

“Ya llevamos un año expuestos al SARS-CoV-2 y la seroprevalencia de la población no llega al 10 %. Esperar obtener inmunidad de grupo a través de la infección, no solo no es ético, sino que es inalcanzable”, expresa.

Contar con varias vacunas tan solo un año después de que comenzaran a conocerse los primeros casos de la enfermedad es un gran logro científico. La doctora Morató señala que esto ha sido posible “porque se ha usado tecnología que ya estaba en marcha y se ha invertido mucho dinero”.

“Usamos nuestra tecnología de ARN mensajero patentada para desarrollar nuestra vacuna contra la COVID-19. Gracias a esta tecnología, la vacuna puede ser diseñada y manufacturada de manera más rápida y eficiente de lo que permiten los métodos de manufactura de las vacunas convencionales”, manifiestan los especialistas de Biontech, uno de los laboratorios que ha diseñado una vacuna contra la COVID-19, que distribuye la empresa farmacéutica Pfizer.

La vacuna de Pfizer-Biontech y la de Moderna son vacunas de ARN mensajero. Estas vacunas contienen las instrucciones para que el organismo fabrique el antígeno, que es la proteína que activa las defensas frente al virus.

“Las vacunas de ARN mensajero utilizan la secuencia genética del virus, pero no el virus en sí mismo”, subrayan desde

Biontech. En cambio, las vacunas tradicionales emplean el patógeno debilitado o inactivado o bien proteínas del patógeno para estimular la respuesta inmune del cuerpo.

Las campañas de vacunación que se están llevando a cabo en los distintos países tienen el objetivo de proteger a los ciudadanos de la pandemia y obtener la inmunidad colectiva para que el virus no pueda propagarse con tanta facilidad como lo ha hecho hasta ahora.