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¡VAMOS A PASAR UN BUEN RATO!
POR: OMAR EDUARDO BELTRAN
He hablado en artículos anteriores sobre el mundo sonoro que acompaña nuestras vidas, canciones, orquestas y diferentes agrupaciones. Sin embargo, ¿cuántas veces hemos asistido a un concierto en vivo de una agrupación?, ¿hemos tenido la posibilidad de escuchar una orquesta sinfónica?, hemos escuchado alguna vez un concierto de un pianista? ¿O de un guitarrista?, en fin.
Me referiré entonces a lo emocionante que resulta en particular asistir a un concierto de una orquesta sinfónica, un concierto de “música clásica”, aunque el nombre no sea el más adecuado, si es el más popular. El espectáculo empieza desde el ingreso a un gran auditorio, y no me refiero solamente al tamaño del espacio físico y bello en su diseño, sino también a las características acústicas que tiene dicho espacio. Luego de sentarse comodonamente, presenciaremos todo el protocolo que existe previo al inicio del concierto, veremos como ingresan unos cuantos músicos que inician el proceso de afinación de su instrumento, seguido de ellos, entra al escenario el “concertino” (musico principal de la orquesta) quien tienen la responsabilidad de afinar toda la orquesta y dejarla lista para que pueda ingresar el director de la orquesta, si, el señor que con un palito (batuta), dirigirá toda la orquesta sinfónica. Para este momento ya habremos aplaudido al menos dos veces, al concertino y al director, sin que aun la música empiece a sonar.
Finalmente viene lo importante, “la música en vivo”. Nunca, o casi nunca hay un presentador, previo a ello, nos han entregado el “programa de mano”, que es un librito pequeño u una hoja simple, en donde esta reseñado todo el repertorio que interpretara la orquesta, algunas veces, este programa de mano incluye datos biográficos de los compositores y de las obras que se escucharan. A partir de este momento solo resta dejarse emocionar con la música que se escuchara, agudizar el oído y deleitarse con la exquisita combinación sonora que nos presenta la orquesta, que pasa por tempos rápidos o lentos en los ritmos de la música, volúmenes altos y bajos, orquesta “a tutti” o pasajes de solistas, en fin un inmensurable paisaje sonoro que nos regala el asistir a un concierto de música clásica.
La invitación es entonces a que consideren entre sus planes de esparcimiento, asistir a un concierto de música clásica, realmente esto impactara sus vidas.